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La pareja:

don de
Dios
Wilmore y Lorena de Morales
La pareja: don de Dios
“Los creó macho y hembra”

“Hagamos al hombre a nuestra


imagen y a nuestra semejanza,
para que domine sobre la
tierra… Y creó Dios al hombre a
imagen suya… y los creó macho
y hembra. Y vio Dios ser bueno
todo cuanto había hecho”
Gen 1, 26-27, 31

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, se atraen

La mujer está orientada hacia dentro. Se considera


un templo cerrado (pero apetecido por todos). Su
meta es la dificultad en la apertura. Si se abre, ante
la insistencia prometedora de un varón; vuelve a
cerrarse tras su ingreso.

En cambio el hombre es extrovertido, siempre


conquistador y no cesa en su actitud de búsqueda.
No se obstina en su afán de atravesar la puerta del
misterioso templo femenino.

La mujer busca la intimidad; el hombre la


expansión; la mujer aspira a ser encontrada; el
hombre, a encontrarla; la mujer se detiene en los
detalles; el hombre les pasa por encima ...

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, se atraen

Por desgracia, en nuestra época, el derrumbamiento


de las barreras o tabús, que los siglos pasados
habían erigido entre los sexos, está haciendo
estragos alarmantes.

El hombre corre en el plano inclinado hacia el


afeminamiento; y la mujer está siendo afectada de
masculinidad.

Y, si es denigrante el fenómeno en los hombres;


más denigrante lo es en las mujeres.

Dios los creó macho y hembra; y quiere que se


conserven masculinos y femeninos.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, se gustan

El primer paso para la complementación de los sexos


lo dan los cuerpos. Han sido creados por Dios de tal
manera que se atraen irremediablemente.

Cuando además de esa atracción por el otro sexo, se


da el complemento individual, los dos tienden a la
unión.

Dios facilitó esa unión dándoles unos genitales muy


bien acoplados, además del apetito sexual o libido,
esa fuerza que los empuja a encontrarse y
entregarse hasta formar “una sola carne”.

En los animales la sexualidad viene sólo por el


instinto y por las hormonas sexuales.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, se gustan

En hombres y mujeres, además actúa el cerebro,


que regula y encauza la acción de las hormonas
sexuales. Por eso su actividad sexual es libre,
depende de su voluntad.

Por eso hombre y mujer pueden, y deben, a veces,


provocar, y a veces, controlar el deseo sexual.

Ante el ejercicio sexual es distinta la actitud


masculina y la femenina, cada uno tiene su ritmo,
su lugar, su …

Cuando cada uno es tratado según su conjunto


sexual propio, es cuando se siente de verdad, feliz.

Por eso es necesario que los dos no sólo puedan completarse, sino que,
además quieran completarse.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
“Los dos, en una carne”

La diferencia entre hombre y mujer, no solo en lo


físico, sino también en lo síquico, los impulsa a
completarse en todo lo que es humano, mediante
una entrega mutua y continua que se llama “amor”.

La unión de la pareja debe ser distinta a cualquier


otra asociación primaria: “Los dos serán una sola
carne”.

Dios sabe lo que hace. Ni acabó la obra del hombre,


ni acabó la obra de la mujer. Esa realidad de lo
inacabado, inevitablemente supone un vacío, una
necesidad. Cada uno, por si solo, no agotan el
prototipo perfecto de lo humano. Cada uno es
testigo de un déficit y necesita “unirse” para formar
“una sola carne” (Gen 3,21).

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, iguales haciendo “lo perfecto”

La diferenciación sexual, crea al mismo tiempo, en


cada uno, una aptitud, unas ganas de llenar el vacío
del otro.

No se puede terminar lo ya acabado, pero acabar lo


inacabado es perfeccionar.

En lo sexual, el hombre es lo que le falta a la mujer,


lo necesita para completarse. Y la mujer no es sólo
lo que le falta al hombre, sino también lo que el
hombre desea para perfeccionarse.

El hombre, porque carece de femineidad resulta la


solución para la mujer. Y la mujer, porque carece
de masculinidad, es la solución para el hombre.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, se ven y se oyen

Lo mismo los hombres que las mujeres, tienen un


grabador perfectísimo, que se llama memoria.

Y lo grabado en la memoria es tanto más


imborrable, cuanto más cercana y queridas son las
personas interlocutoras.

Ellos Ellas

El hombre, más distraído, menos La mujer, más detallista, graba más y


detallista, graba poco y graba menos graba más profundo.
profundo.
La mujer normalmente, como lo bueno
El hombre, normalmente graba lo lo cree un derecho, solo graba lo malo.
bueno y lo malo.

Ambos, normalmente graban mucho más lo que los hiere en su


masculinidad o en su femineidad.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, se quieren

El encantamiento suele nacer con un chispazo, un


deslumbramiento. Y es tan temporal como el
chispazo, a no ser que de él resulte un
enamoramiento.

El enamoramiento, en cambio, surge de un


conocimiento, de descubrir que el otro me
complementa en todos los sentidos. El
enamoramiento, suele durar hasta la eternidad.

Para alimentarlo, sólo hay 2 caminos:


- Tratar de ver siempre lo bueno del otro.
- Tratar de complementarse mutuamente.
Eso supone un equilibrio entre cabeza y corazón.

Si predomina la cabeza, se vuelven un centro de estudios.


Si predomina el corazón, se vuelven empalagosos.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
¿Cómo completarse?

- Esforzándose ambos por ponerse al mismo nivel en


atenciones, buen trato, cultura, gustos, etc.

- Eliminando en lo posible, todo lo que disguste al


otro.

- Ejercitándose en el autodominio para no contestar


con ira, ni con desprecio, ni con ironía, ni…

- Pidiendo perdón cada vez que sea necesario.

- Viviendo los dos de tal forma, que ambos deseen


verse y oírse constantemente.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Los dos, iguales en sus derechos y en sus deberes.

Las Sagradas Letras nos ofrecen al hombre y a la


mujer en un plano de igualdad, con las mismas
imperfecciones y con los mismos derechos y
deberes.

Por tanto, con el derecho y el deber de la


paternidad y con el derecho y el deber de ordenar
todas las criaturas hacia Dios.

Por tanto, con las mismas responsabilidades entre


ellos y con el mundo que los rodea.

Por tanto, sujetos a las mismas leyes, positivas y


negativas.

Por tanto, con la misma obligación de creer y


esperar en Dios.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Sociedad con nombre

Sociedad: conjunto de personas que se relacionan


entre sí, de acuerdo a unas determinadas reglas…
…en un espacio o un tiempo determinados.

Cada pareja presente, conforma una sociedad (sin


nombre??), probablemente sin contratos, pero con
normas, lo cual supone conocimiento y diálogo, y
libre aceptación de todas ellas. Sin engaños, con
plena voluntad de comprometerse.

La misma naturaleza inacabada, no perfecta, exige


lograr la complementación, lo acabado, lo perfecto;
busca, tiende a una “sociedad con nombre”.

Una sociedad en la que cada uno de los socios aporte por igual; y en la
que cada uno tiene los mismos derechos de palabra y de escucha; y donde
el servicio se hace, por amor, y con amor.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Sociedad con nombre

Desde que nace esa sociedad con nombre, el


hombre y la mujer no se pertenecen, pertenecen a
la sociedad, están consagrados a ella.

Con ello no pierden su personalidad. Al revés los


potencia, los perfecciona. Se termina lo mío y lo
tuyo; y nace lo nuestro.

Desde entonces si es infiel el que se entrega a otra


persona, es también infiel el que dice “gasto de lo
mío”.

Desde entonces, en la sociedad de tres, el Socio


“olvidado” puede y debe tener la “Presidencia”.

Desde entonces el ajustamiento y la armonía no sólo los completa, sino


que los santifican, porque se basan en la Palabra y voluntad del Creador.

Amando en Gracia
La pareja: don de Dios
Pedimos a Dios, que
ablande sus corazones,
para que le permitan
bendecir su unión con el
sacramento, y puedan Uds.
tres formar la verdadera
sociedad con nombre:
“MATRIMONIO”
Muchas gracias.

Amando en Gracia

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