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La historia de San Judas Tadeo nos confirma que no soporta las injusticias, y
siempre se ha caracterizado por su inmensa nobleza, es por eso, que concede
muchos milagros en casos en dónde se pueda hacer justicia.
San Judas, hijo de Cleofás, hermano de José padre de Jesús, por lo tanto era
primo de Jesús, a quien se parecía mucho tanto física como espiritualmente.
Sta Teresa de Calcuta se dedicó en cuerpo y alma al trabajo por los más
necesitados, descuidando su propia salud y falleció a la edad de 87 años, justo
el año en que renunció a su liderazgo en la compañía, en 1997, debido a un
paro cardiaco en la ciudad de Calcuta.
Juan Diego perteneció a la más numerosa y baja clase del Imperio Azteca;
según el Nican Mopohua, era un "macehualli", o "pobre indio", es decir uno
que no pertenecía a ninguna de las categorías sociales, ni tampoco formaba
parte de la clase de los esclavos. Hablándole a Nuestra Señora él se describe
como "un hombrecillo" o un don nadie, y atribuye a esto su falta de
credibilidad ante el Obispo.
Opción por Jesucristo Juan Diego antes de su conversión era un hombre muy
devoto y religioso, -como lo testifica las Informaciones Guadalupanas de
1666-, esto lo ayudó a poder estar mejor preparado para que, entre los años de
1524 y 1525, realice una opción total por el Señor Jesús, bautizándose junto a
su esposa; él recibió el nombre de Juan Diego y ella el de María Lucía.
Fueron bautizados por el misionero franciscano Fray Toribio de Benavente,
llamado por los indios "Motolinia" o " el pobre", por su extrema gentileza y
piedad y las ropas raídas que vestía. De acuerdo a la primera investigación
formal realizada por la Iglesia sobre los sucesos -las Informaciones
Guadalupanas de 1666-, Juan Diego parece haber sido un hombre muy devoto
y religioso, aún antes de su conversión.
JOSÉ SANCHEZ DEL
Nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, Michoacán. En 1926, cuando las leyes
anticlericales del gobierno de Plutarco Elías Calles llevaron a que la Iglesia
Católica suspendiera el culto público en su país, José tenía apenas 13 años. En
aquel tiempo, como respuesta a la restricción de la libertad religiosa, laicos,
presbíteros y religiosos católicos decidieron levantarse en armas en defensa de la
fe y se les dio el nombre de Cristeros.
“Joselito”, como se le conoce al pequeño cristero, pidió permiso a sus padres para
enlistarse como soldado del general Prudencio Mendoza y defender la causa de
Cristo y de su Iglesia. Su madre trató de disuadirlo pero él le dijo: «Mamá, nunca
había sido tan fácil ganarse el cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión».
San José Sánchez del Río fue torturado y asesinado el 10 de febrero de 1928, a la
edad de 14, por oficiales del gobierno de Calles porque se negó a renunciar a su fe.
Le cortaron la planta de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba.
Mientras caminaba, José Luis rezaba y gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de
Guadalupe!”.
Ante su tumba fue colgado en un árbol y acuchillado. Uno de los verdugos lo bajó
y le preguntó qué mensaje le daba a sus padres. El niño respondió: “Que Viva
Cristo Rey y que en el cielo nos veremos”. Ante esta respuesta, el hombre le dio
un tiro en la sien y lo mató.
San José Sánchez del Río fue declarado beato en Guadalajara (México) el 20 de
noviembre de 2005 por el Cardenal José Saraiva Martins, y canonizado en Roma
(Italia) por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2016.
ANTA ROSA DE LIMA
Isabel Flores de Oliva nació en Lima, en 1586, y fue la primera mujer americana
declarada santa por la iglesia católica. Era una de los trece hijos en el matrimonio
de Gaspar Flores, arcabucero de la guardia virreinal, natural de San Juan de Puerto
Rico y la limeña María de Oliva. Cambió su nombre por el “Rosa de Santa
María”.
Desde muy pequeña Rosita tuvo una gran inclinación por la oración y la
meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María sintió que el niño
Jesús le decía: “Rosa conságrame a mí todo tu amor”. A partir de ese momento
Isabel Flores de Oliva decidió vivir para servir al señor. Debido a su gran belleza
física decidió llevar el cabello recortado y se propuso llevar el rostro cubierto por
un velo para que los hombres no intentasen enamorarla.
Santa Rosa de Lima fue una mujer que hizo mucha penitencia, tal es así que
pasaba los días en ayuno o comiendo lo mínimo para no desfallecer de debilidad y
todo ello lo hacía por amor a Dios incluso dormía sobre duras tablas, con un palo
por almohada, todo ello hacía porque veía el crucifijo de Jesús y pensaba en el
sufrimiento que tuvo pasar Jesús por salvarnos del pecado. Se cuenta que conoció
a San Martín de Porres y San Juan Masías.
Desde muy pequeño Carlo mostró un especial amor a Dios, aunque sus
padres no eran especialmente devotos. Su madre decía que antes de Carlo
solo fue a Misa en su Primera Comunión, su Confirmación y su
Matrimonio. También amaba rezar el Rosario. Tras su Primera Comunión
iba a Misa con frecuencia y se quedaba rezando en Hora Santa luego de la
Eucaristía. Se confesaba una vez a la semana. Su testimonio de fe llevó a
una profunda conversión a su madre porque, de acuerdo al sacerdote que
promueve su causa, él “logró acercar a sus familiares, a sus padres a la
Misa diariamente.