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Reflexión

inicial
sobre el lenguaje y la escritura
Una advertencia

• Antes de iniciar cualquier curso de


redacción, lectura o gramática, quiero
hacer hincapié en una pauta que no
debemos olvidar: la redacción ha de
aprenderse a condición de olvidarse
rápidamente.
No dejar de practicar

• Podemos recibir un sinnúmero de cursos y talleres, o recomendaciones de textos para mejorar


nuestra escritura; sin embargo, es necesario que lo aprendido en cada clase, no sea archivado como
un conocimiento enciclopédico que podemos ocupar en alguna charla ocasional de cultura general,
sino debemos, a partir de ahora, lenta pero constantemente, ponerlo en práctica.
Las primeras veces escribiremos pausado, tratando de recordar
«Mecanizar» la regla aprendida, pero poco a poco, lo iremos haciendo de
forma natural y resuelta.
lo aprendido

Como cuando aprendimos a manejar un automóvil, todo lo


teníamos que pensar: arranco pisando clutch y freno, mis
manos en el volante; suelto el clutch lentamente y al mismo
tiempo acelero a discreción; comienza el auto a avanzar; piso
cluth a fondo y cambio a segunda sin descuidar la
aceleración… etcétera. Con el tiempo, incluso podemos ir
platicando con alguien y hacerlo todo automáticamente. La
práctica hizo su trabajo.
Las reglas son para aplicarse, no para
olvidarse

• La escritura es algo parecido, salvando la enorme distancia entre un acto


mecánico y una hermosa actividad del espíritu humano como la escritura:
primero debemos mentalmente aplicarle la regla que conoceremos en nuestros
cursos, pero después será una actividad tan natural y cotidiana, que nos
desatenderemos de la regla, pues no será necesaria al haberla ya asimilado. Si
no lo hacemos, la regla será únicamente algo anecdótico, y lo aprendido será
abandonado en el trajinar de nuestro salón de clases.
A escribir se aprende
leyendo
• Debemos también tener presente que la buena y
correcta escrituras no son únicamente ejercicios
prácticos; para moldear y darle una personalidad
propia a nuestra manera de expresarnos (no sólo de
manera escrita, sino oralmente también), los buenos
autores deben estar presentes en nuestros escritorios.
Sin ellos no podemos llegar muy lejos.
• A caminar se aprende caminando; a nadar, nadando,
pero a escribir se aprende leyendo. No le tengan
aversión a la lectura, pues es uno de los pocos
placeres de esta vida que aumentan las virtudes del ser
humano.
Cuatro beneficios que aportan la lectura y la
escritura a nuestras vidas

Leer y escribir correctamente nos aportan beneficios espirituales, psicológicos y prácticos. A saber:
1) Denota nuestro orden mental. Quien observa atentamente la forma en que escribimos (o hablamos),
inmediatamente distingue si las ideas expresadas en el texto (o el discurso), tienen un orden, una
secuencia lógica, producto de la actividad de la inteligencia, o si únicamente es efecto de las
ocurrencias derivadas del desconocimiento y la incultura.
2) Otorga carácter profesional a nuestros textos. Nuestra escritura habla por nosotros cuando no estamos
presentes; tal vez nuestro lector no sepa que a diario nos aseamos muy bien y observamos las reglas de
urbanidad aceptablemente; tal vez nunca nos haya visto en la vida, pero podemos asegurar que podrá
conocer nuestro profesionalismo y compromiso con un documento redactado de forma adecuada.
Démosle, pues, a nuestra personalidad, el profesionalismo en una actividad absolutamente
indispensable: la escritura.
Muestra el trato que le damos a los demás. Cuando nos envían un
documento, o no vayamos más lejos, un mensaje de WhatsApp,
escrito sin faltas ortográficas, entonces podemos darnos cuenta de que
Cuatro nuestro interlocutor nos da un valor inestimable, pues se quiere hacer
entender, pero no solo eso, de igual forma nos hace saber que nos
beneficios que respeta. No cabe en él la vana excusa de “pero me entendiste”, que
podemos traducir como “no me importa lo que pienses, solo quiero
aportan la que hagas lo que quiero”. 

lectura y la
escritura a Brinda seguridad. Si nos toca redactar (o, insistimos, hablar) y nos
nuestras vidas sabemos ignorantes, inmediatamente la ansiedad aparece, la
inseguridad nos paraliza y denotamos nuestra perplejidad. Tener las
herramientas necesarias nos brinda seguridad para expresarnos a
través de cualquier medio de comunicación (oral o escrito). En
México improvisamos muchas cosas, pero jamás se podrá improvisar
un buen orador y, mucho menos, un escritor.
Conocer para ser

Decía el filósofo Aristóteles en su Metafísica: el ser humano tiende a conocer. Seamos,


entonces, más humanos, para buscar el conocimiento de la única manera que tenemos de
comunicarnos: escribiendo y hablando, y hagamos uso de lo que nos distingue de los demás
seres existentes.

Los griegos, esos viejos sabios, definían al ser humano como ζοον λόγον έχον zoon lógon éjon,
que, en su acepción más primitiva no significa ‘animal racional’, sino ‘animal provisto de
palabra’. La Palabra es lo que nos da el rango de humanos, lo que nos vuelve depositarios del
cuidado del mundo conocido y nos ayuda en el descubrimiento del mundo por conocer.
La belleza del español

• Carlos I de España o Carlos V del Sacro Imperio Romano


Germánico, decía: «uno debe hablar Español con Dios, Italiano
con la amiga, francés con el amigo, alemán con los soldados,
inglés con los patos, húngaro con los caballos y bohemio
(checo) con el diablo»
• Otra versión de la frase es: «el francés lo uso para la
diplomacia; el italiano, para tratar con las mujeres; el alemán,
para dirigirme al caballo, y, para hablar con Dios, para hablar
con Dios sólo uso el castellano»
«Hábleme en
cristiano»
• El emperador Carlos V era de Flandes (flamenco) y su lengua materna era el
francés. Cuando se entrevistó con el Papa, le habló en español, y más tarde,
cuando recibió al embajador de Francia, el diplomático se sorprendió de que no
usara su lengua materna (francés), a lo que el emperador respondió:
• «No importa que no me entiendas. Que yo estoy hablando en mi lengua española,
que es tan bella y noble que debería ser conocida por toda la Cristiandad»
• Esta frase ha calado bastante en los hispanoparlantes del mundo y, siglos
después, aún se utiliza el dicho «que hable en cristiano» cuando un hispano
quiere que se le traduzca lo dicho.

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