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Como escribir Libros de no-ficción

Consejos y trucos prácticos


1. Introducción

La gente suele decir con frecuencia que odia escribir. De hecho, la mayoría de personas cree que posee
muchas limitaciones para redactar correctamente y se siente bastante insegura al respecto. Estamos
hablando de documentos pequeños; memorandos de oficina, solicitudes, cartas poder y otro tipo de
documentos específicos. La cosa se complica más si hablamos de un libro, al parecer, la redacción de
libros es prerrogativa exclusiva de una élite privilegiada, o por lo menos, eso es como lo percibe la
mayoría de la población.

Las personas interesadas en escribir libros de no ficción podrían ser clasificadas dentro de dos grupos.
En el primero, están las personas que poseen un interés, pasión o conocimientos en especial sobre un
tema en concreto y desean escribir un libro para compartir este conocimiento con los demás. En el
segundo grupo, tenemos a personas que desean hacer de la escritura, un medio de vida, convertirse en
escritores profesionales y generar ingresos, sin necesidad de poseer conocimientos avanzados en algún
campo en particular. La buena noticia es que ambos grupos tienen iguales probabilidades de éxito y el
secreto para este éxito lo veremos más adelante.

Muchas personas con habilidades y conocimientos aptos para ser transmitidos, en algún momento han
tenido la idea de escribir un libro y se han visto cohibidos, sencillamente por no saber por dónde
empezar. En este manual práctico, enfocaremos el proceso de creación de libros de no ficción, los cuales
por su particular naturaleza requieren de una esquematización especial pero no particularmente
compleja. Comenzaremos por decir que cualquier persona puede escribir un libro en general, incluyendo
un buen libro de no ficción, es decir que no tenga que ver con la creatividad o imaginación.

El miedo a escribir nos viene inculcado a todos desde nuestra niñez temprana, lo adquirimos en las
escuelas y con particular énfasis en lo que concierne a ciencia, tecnología y cualquier otra rama del
saber humano. A esa temprana edad, se nos enseña que la redacción es una habilidad esotérica que
poseen grandes maestros y gente famosa que gana premios Nobel. Sin embargo, la capacidad de
escribir, y de escribir bien, no es precisamente una habilidad con la cual algunas personas nacen y otras
no, tal como podría suceder con la música o el arte.

Podríamos definir la redacción como hablar con otras personas, pero por escrito. Cualquiera de nosotros
con la capacidad de pensar de forma racional, puede escribir también de forma racional. Partiendo de
este punto básico, te alentamos a no auto limitarte y emprender ese proyecto que tanto tiempo has
estado planeando, las formas y protocolos se aprenden fácilmente y ese es el propósito de esta guía.
2. La personalidad del escritor
No existe un manual o guía que sirva a manera de libro sagrado para redactar un libro de no ficción. De
hecho los estilos y enfoques varían enormemente según la personalidad de cada escritor. Estilos muy
contrapuestos pueden generar obras magníficas, la palabra clave es “adaptación”. Veamos a
continuación algunos puntos de vista contrapuestos y sin embargo totalmente válidos. Emplearemos a
los escritores ficticios: A y B.

A. Escribir es una actividad increíblemente divertida. Sólo tienes que sentarte frente al ordenador y
dejar que las palabras fluyan, es un proceso sencillo y natural.

B. Escribir en serio no es fácil y tampoco es divertido la mayoría de veces. Es una tarea ardua y muchas
veces solitaria, y lo cierto es que las palabras no fluyen por si solas, se necesita concentración y esfuerzo
consciente para estructurar frases coherentes respetando las reglas de la gramática y a la vez haciendo
que luzcan interesantes.

A. Las frases y oraciones deben fluir de manera espontánea y quedar plasmadas en el texto de forma
inalterada, pues son fruto de la inspiración y por lo tanto no se debe tratar de alterarlas o mejorarlas.

B. La reescritura y reestructuración del texto es una parte esencial de la escritura. Absolutamente todos
los escritores profesionales reescriben frases y oraciones y no lo hacen una sola vez, lo hacen muchas
veces, hasta quedar convencidos de lo obtenido.

A. Cuando uno no se siente inspirado, no debe escribir. La redacción es un arte que se debe ejercer
cuando uno se sienta plenamente inspirado y con buen ánimo, de lo contrario sólo se obtendrán textos
mediocres.

B. Los escritores profesionales, tienen horarios de trabajo como cualquier otra persona productiva y se
ciñen estrictamente a dichos horarios. Nadie falta a la oficina cuando no se siente “inspirado”. Los
escritores serios tampoco dejan de escribir cuando tienen un mal día.

A. Los escritores suelen pertenecer a círculos sociales literarios. Es bueno para un escritor asistir a
eventos públicos y estar rodeado de otros escritores. Casi todos los amigos de los escritores, también
son escritores. La vida social es muy importante para un escritor.

B. La mayoría de escritores tienen muy poco tiempo para desarrollar una vida social activa, por lo
general son personas solitarias.

Escribir es una tarea personal, no existe una forma “correcta” de hacer algo personal. Es necesario que
sepas que existen distintos tipos de escritores y distintos métodos. Cualquier método que te ayude a
expresar lo que realmente quieres decir, es el método ideal para ti. Algunas personas escriben durante
el día, otros prefieren las horas nocturnas. Algunos escritores escriben rodeados de un silencio absoluto,
mientras otros lo hacen con la radio e incluso la televisión encendida. Algunos escritores escriben sus
notas a mano, otros emplean el ordenador e incluso algunos prefieren utilizar una grabadora y dictar sus
frases.

Hay sin embargo, una característica que todos los escritores comparten. Es una cierta ansiedad y tensión
por plasmar en texto, las ideas que se aglomeran muchas veces de forma desordenada en su cerebro.
Después de todo, lo que un escritor genera, es en sí, parte de él mismo, parte de su propia personalidad.
Cuando lees sobre un tema que desconoces, muchas veces quedas sorprendido por la implicación y
emoción que te genera, incluso siendo un tema ajeno a los intereses habituales, ha despertado tu
curiosidad. Lo que sucede en estos casos es que sencillamente, el escritor ha logrado transmitirte su
entusiasmo y emociones.

Un buen texto posee vitalidad. Una vitalidad que mantiene al lector enganchado al tema. El secreto
reside en usar el idioma de forma tal que se logre un balance entre claridad y contundencia. ¿Cómo
lograr este equilibrio perfecto? Sencillamente con la práctica. Los primeros textos evolucionarán
gradualmente para convertirse más adelante en textos que revelen un estilo inconfundible y tu marca
personal.
3. Mientras más simple, mejor

En la redacción de los libros de no ficción, mientras más simple sea el esquema, tanto mejor. A
diferencia de los libros creativos, narrativos y de ficción, un libro de no ficción debe transmitir un
cúmulo de conocimientos de la manera más clara y prístina posible. Lamentablemente, la complejidad
es el talón de Aquiles de la redacción en nuestros días. Por alguna razón, los escritores sienten que si
utilizan frases llenas de palabras exóticas, sus textos adquirirán vistosidad y magnificencia. Nada más
lejos de la verdad. Nos hemos convertido en una sociedad habituada a la abundancia innecesaria de
palabras, construcciones idiomáticas circulares, adornos pomposos y jerga inútil.

Seamos francos. ¿Entiendes completamente el contenido de los documentos comerciales y legales con
los que te topas a diario? Memorandos de la oficina, reportes corporativos, cartas comerciales, reportes
bancarios, etcétera. ¿Quién puede decir que ha logrado descifrar al 100%, la carta de su plan de seguro
médico, sus beneficios, costos y limitaciones?

El secreto de una redacción correcta y apropiada en temas de no ficción, consiste simplemente en


desnudar cada párrafo de tal forma que comunique lo que tiene que comunicar, de la forma más simple
posible. Cada palabra que no aporta a la claridad, cada palabra larga que puede ser reemplazada por
una palabra más corta, cada adverbio que tiene el mismo significado ya planteado por el verbo, están
allí solamente para estorbar.

Surge entonces la pregunta: ¿cómo podemos redactar de manera simplificada sin elaborar textos
retorcidamente complejos? La respuesta es simple: pensar de manera simplificada conllevará a redactar
de manera simplificada. Es imposible que un escritor con ideas confusas y revueltas, pueda generar un
texto simple y fácil de leer. Puede que sea capaz de pergeñar una o dos frases coherentes, sin embargo
tarde o temprano, el sufrido lector se verá envuelto en la vorágine de la confusión mental del autor.

Veamos el perfil del lector típico. Un lector típico es una persona con un periodo de atención promedio
de 30 segundos, un sujeto bombardeado con diferentes estímulos, todos ellos compitiendo por su
atención mientras trata de leer. Estos estímulos suelen atacarlo simultáneamente: el diario, la radio, la
esposa, los niños, las mascotas y por si esto fuera poco el ruido vehicular. ¿Cómo puedes transmitirle un
mensaje a una persona bombardeada por ese nivel de estímulos, si redactas de manera compleja?

Si el lector se siente perdido luego de unos cuantos párrafos, no debemos adoptar la estrategia facilista
de culpar al ruido ambiental, la culpa es definitivamente del escritor, quien no ha tenido la precaución
necesaria de adelantarse a las necesidades del lector: comprender el texto incluso bajo la presencia de
elementos distractores como los arriba mencionados. El descuido del escritor puede adoptar un sin
número de formas. Puede que una sentencia esté tan recargada que el pobre lector sencillamente es
incapaz de sacar algo limpio de toda esa verborrea. Puede que el escritor haya estructurado mal
gramaticalmente una oración, perdiendo concordancia de género o de número. Existen muchas formas
de perder coherencia y dejar al lector en el limbo.
Como escritor, debes plantearte constantemente la siguiente pregunta: ¿qué es exactamente lo que
estoy tratando de comunicar? Sorprendentemente, muchos escritores no saben cómo responder a esta
pregunta. Basta con que den una lectura a lo que han redactado y se vuelvan a preguntar: ¿podría
alguien encontrar el tema principal, leyendo este texto una sola vez? Un buen escritor debe responder
sinceramente a estas preguntas y reescribir un texto, las veces que sea necesario, en favor de la claridad
y simplicidad. El lector lo agradecerá infinitamente. El mayor agradecimiento que un lector puede darle
a un escritor, es terminar de leer su libro.

No se entienda que algunas personas han nacido con la facultad de pensar y transmitir sus ideas de
manera clara y precisa, mientras que otras personas son por naturaleza, limitadas, pensando y
redactando de manera confusa. El pensar de forma clara, es un acto consciente que los escritores deben
conseguir mediante el esfuerzo, de la misma forma como si estuvieran trabajando en cualquier otro tipo
de proyecto que requiera una estructura lógica; resolver un problema de álgebra, armar un
rompecabezas o ir a la ferretería para comprar repuestos.

La habilidad de escribir de forma correcta, no aparece de forma espontánea como mucha gente parece
creer. El escribir, es un trabajo arduo. Un párrafo correctamente estructurado no es accidental. Muy
pocas oraciones resultan correctas al primer intento. Como escritor debe recordar esto cuando te
sientas un poco descorazonado. Si repentinamente crees que escribir no es tan fácil como habías
pensado, es porque justamente es así. Escribir es difícil, pero con el tiempo se torna cada vez más
sencillo.
4. El estilo

En los párrafos anteriores he tratado de prevenirte contra la práctica común de escribir de manera
complicada y confusa. Básicamente te recomiendo que desnudes tus oraciones, de forma tal que la idea
llegue directamente al cerebro de tu lector sin necesidad de que este tenga que recurrir a inferencias y
supuestos. Sin embargo, y con toda razón, podrías preguntarme: ¿pero si elimino todos aquellos
elementos decorativos y originales de mi texto, no estoy también eliminando mi estilo personal de
ellos?

La anterior es la pregunta muy válida. Comenzaré por decirte que muy pocas personas se percatan de lo
mal que escriben. Nadie les corrigió antes el grave defecto de complicar frases y oraciones con
elementos absolutamente prescindibles. Elementos que en lugar de construir para ellos un estilo
personal, en realidad lo destruyen, con el efecto agregado de oscurecer toda intención de transmitir una
idea o conocimiento.

Las frases complejas y abigarradas son un pecado mortal cuando se trata de escribir un libro de no
ficción, pues como ya hemos mencionado, este tipo de textos tienen como función exclusiva el
transmitir un cúmulo de conocimientos objetivos y reales, muchas veces de aplicación práctica
inmediata. Un libro de ficción o narrativa puede darse el lujo de edulcorar su texto, obviamente sin
exagerar, con la finalidad de recrear un ambiente, universo o entorno fantástico en la mente del lector.
Un libro de no ficción no necesita de esto.

¿Hay lugar para desarrollar un “estilo” cuando se redacta un libro de no ficción? La respuesta corta es sí.
Puedes mantener tu estilo sin necesidad de complicar a tus lectores, sin embargo, debes tener en
cuenta que jamás debes sacrificar la claridad y sencillez de tus textos con la finalidad de hacer patente
tu “estilo personal”. Puedes definir un estilo utilizando algo de humor, quizás algunas frases irónicas o
recurriendo a las anécdotas.
5. ¿A quiénes va dirigido tu libro de no ficción?

Otra pregunta esencial que como escritor debe formularte en la siguiente: ¿para quién estoy
escribiendo este libro? La respuesta es más simple de lo que puedes imaginar: estás escribiéndolo para
ti mismo. No intentes visualizar a cientos o quizá miles de lectores con tu libro en la mano. No existe una
masa de lectores, cada lector es una persona distinta. Tampoco trates de imaginarte qué tipo de libro
tiene más probabilidades de ser publicado por una editorial o qué tipo de libro está de moda en estos
momentos.

Te diré un gran secreto: ni editores, ni lectores, saben exactamente qué es lo que desean leer, hasta que
tienen el libro en las manos. En realidad, ambos grupos siempre están buscando algo nuevo e
interesante. Ten en cuenta que un libro de no ficción como ya hemos repetido, busca informar, enseñar
o ilustrar sobre un tema determinado. Es posible que el libro que pretendas escribir vaya dirigido a una
comunidad en concreto: ingenieros, arquitectos, médicos, artesanos, magos, etcétera. Cada comunidad
posee una personalidad peculiar con sus propios códigos lingüísticos, éticos e incluso su propio humor.
Como escritor de un libro informativo o formativo, debes sumergirte (si aún no lo estás) en esta
personalidad colectiva, esto ayudará poderosamente a comunicar mejor tus ideas.

Incluso si tu libro es educativo o instructivo, implanta esta idea en tu mente: escribes principalmente
para complacerte a ti mismo. Si logras divertirte mientras escribes tu libro, ten por seguro que muchos
de tus lectores también se divertirán a leerlo (aun siendo un libro educativo o instructivo). Puede que lo
que te estoy diciendo te parezca paradójico o irreal. Ya antes te había dicho que el lector promedio está
bombardeado por muchos estímulos y siempre proclive a distraerse (y cerrar tu libro) y resulta que
ahora te estoy diciendo que escribas para ti mismo y no te preocupes por tu público.

En realidad no hay contradicción alguna. Una cosa es la técnica y otra es la actitud. La primera tiene que
ver con el hecho de que desarrolles las habilidades necesarias para comunicarte de forma adecuada, la
segunda tiene que ver con la forma como utilizarás esas habilidades para expresar y comunicar tu
personalidad. Inicialmente, concéntrate en desarrollar y plasmar tu técnica. Simplifica las cosas, purga
tus frases y dales un sentido y orden lógico. Si logras hacer esto, disminuirás considerablemente las
probabilidades de que tus lectores abandonen tu libro o se aburran de este.

Luego de pulir tus habilidades comunicativas, debes trabajar en la parte creativa. Básicamente se trata
de comunicar a tus lectores, quien eres tú. Relájate y di lo que necesites decir. Recuerda que el estilo,
básicamente eres tú, por lo que sólo necesitas ser tú mismo para emerger progresivamente de la
confusión y el enredo y transmitir ideas, conceptos y personalidad.
6. Desarrollando una técnica apropiada

La forma de aprender a escribir apropiadamente es sencilla: escribiendo. Es una verdad universal. La


única forma de aprender a escribir, es comprometiéndote a escribir una cantidad determinada de texto
de forma constante. Imagínate que un diario te contrata como redactor y te solicita entregar tres o
cuatro artículos todos los días. Luego de transcurrido un año, no necesariamente estarás escribiendo
mejor (aunque es muy probable que si lo hagas) pero definitivamente, serás un escritor más seguro, más
prolijo, trabajarás más rápido y te sentirás más hábil que cuando comenzaste.

El escribir, a fin de cuentas es sencillamente, resolver un problema. El problema puede consistir en


conseguir información fidedigna, hechos históricos, fechas, nombres o también en cómo organizar
apropiadamente todo el material. El problema también puede ser el enfoque, la actitud o el estilo. Sin
importar cuál es el problema, es obvio que debes enfrentarlo y resolverlo. Muchas veces te sentirás
incapaz de encontrar una solución. Todo escritor pasa por estos momentos de frustración y
seguramente tú no serás la excepción. Sin embargo finalmente lograrás resolver el problema. Luego de
transcurrido un tiempo te sentirás como el cirujano que está extirpando su apéndice número 400: has
pasado por lo mismo ya muchas veces.

Hablemos un poco más de la técnica. Antes de comenzar a redactar, debes tener en claro si escribirás en
primera persona, es decir como protagonista o en tercera persona, es decir como observador. Otra
alternativa es emplear la segunda persona, luego deberás decidir si te dirigirás a tu lector como “tú” o
“usted”. También deberás elegir entre utilizar el singular o el plural. Algunos escritores gustan migrar,
por ejemplo, pueden comenzar a hablar en primera persona para luego pasar a tercera persona. En
algunas circunstancias es válido, pero no es algo generalmente aconsejable pues suele despistar al
lector.

Otra elección que debes hacer es el tiempo. Muchos escritores gustan de escribir en tiempo pasado,
mientras que otros se sienten más cómodos escribiendo en presente. Ambas opciones son buenas y son
agradables de leer, lo que no es agradable es transitar entre ambos. Con esto no se quiere decir que
está prohibido utilizar ambos tiempos, de hecho necesitarás transmitir ideas y nociones ocurridas en el
pasado junto con otras que suceden en el presente. Básicamente lo que quiero decirte es que debes
elegir un tiempo principal, sobre el cual girarán los cambios que requieras hacer dadas las
circunstancias.

El humor también es algo que debes tener en cuenta, a la hora de escribir un libro. Puedes dirigirte a tu
lector de una manera casual o si lo prefieres puedes elegir un estilo formal, por ejemplo, si deseas
perfilar algún evento serio o importante. Cualquier tono de humor es aceptable, lo que no es aceptable
es mezclar aleatoriamente dos o tres tonos. Este tipo de mezclas inapropiadas son comunes en
escritores que recién se inician, quienes aún no han aprendido a tener control, pueden por ejemplo,
comenzar escribiendo una anécdota en tono informal sobre su último viaje, para de improviso
continuar su redacción, detallando los atractivos turísticos de manera formal y casi preventiva. En otras
palabras, transforman de improviso un texto anecdótico en una guía para viajeros. Esto sucede cuando
el escritor en lugar de controlar su texto, se ve más bien, controlado por este, principalmente por un
desborde de emociones.

En concreto y para resumir esta parte, hay algunas preguntas básicas que debes formularte antes de
comenzar a redactar tu libro de no ficción estas preguntas son las siguientes:

 ¿Cómo me presento ante mi lector? (Autoridad en una materia, reportero, hombre promedio o
mujer promedio, etc.)
 ¿Redactaré en primera, segunda o tercera persona? ¿En singular o plural?
 ¿Qué tiempo usaré primordialmente? (Pasado o presente)
 ¿Qué estilo usaré? (Impersonal, personal pero formal, personal y casual, etcétera.)
 ¿Qué actitud tendré con respecto a lo que escribo? (Involucrado, no involucrado, irónico,
denunciante, crítico, etcétera)
 ¿Cuánto del tema debo cubrir?
 ¿A qué conclusión o conclusiones debo llegar?

Las dos últimas preguntas son muy importantes. Muchos escritores de libros de no ficción sienten que
tienen la obligación de escribir algo contundente, algo así como la biblia definitiva sobre un tema
determinado. Es un propósito encomiable, pero imposible de alcanzar. Como escritor de textos sobre un
tema de no ficción, debes saber que lo que hoy por la mañana es cierto, puede que hoy por la noche ya
no lo sea. Tratar de escribir un libro que se convierta en la biblia incontrovertible sobre un tema
determinado, es como salir corriendo detrás de tu propia sombra con la esperanza de alcanzarla.

Debes tratar de pensar de manera circunscrita. Decide qué ángulo del tema adoptará s y que parte del
amplio contenido cubrirás. Con bastante frecuencia, te sentirás en la tentación de verter todos los
conocimientos e ideas que tengas sobre un tema en particular. Debes contenerte. Se trata básicamente
de un asunto de moral y energía, un escritor desbocado termina mentalmente debilitado y
frecuentemente frustrado. Recuerda que el entusiasmo es el motor que te mantendrá escribiendo día
tras día y es algo que no puedes permitirte el lujo de perder.

En lo que respecta a la conclusión o punto de vista final, todo libro de no ficción debería dejar al lector
con alguna idea provocativa, la cual no se había planteado con anterioridad. No estamos hablando de
dos o tres ideas, solamente una. Por lo tanto, te corresponde decidir qué punto de vista final deseas que
permanezca en la mente de tus lectores. Si te planteas esto desde el principio, no solamente tendrás
una mejor perspectiva acerca de cómo desarrollarás tu libro, sino también, podrás elegir un tono y
actitud apropiados.
7. Comenzando y finalizando un libro de no ficción

El párrafo más importante de cualquier libro es el primero. Si este no ha convencido al lector para
continuar con el segundo párrafo, el escritor ha fracasado. En realidad es una cadena de enlaces, si un
párrafo fracasa en mantener la atención del lector, sencillamente la lectura del libro finaliza en ese
punto. Esta es la razón por la cual un escritor debe poner su máximo esfuerzo en tratar de capturar la
atención, imaginación y curiosidad de su lector en los primeros párrafos. Es una especie de “seducción”
del lector. ¿Cuantos párrafos deben estar orientados a seducir al lector? No existe una respuesta
universal. Algunos escritores tienen la habilidad de atrapar al lector con un par de frases, mientras que a
otros esto les lleva algunas cuantas páginas.

Luego de estos párrafos iniciales, comienza el verdadero desarrollo temático del libro. Debes comenzar
por ofrecerle a tu lector, detalles concretos que le ofrezcan una pista acerca del propósito de tu libro y
por qué debería continuar leyendo. Sin embargo no exageres en tratar de justificarte, recuerda que no
estas vendiendo un automóvil. Mantener la atención y el interés de tu lector es un arte sutil. Puedes
lograr despertar la curiosidad de tu público, sembrando algunas dudas con la promesa de responderlas
más adelante.

A continuación, debes seguir desarrollando la idea. Cada párrafo debe amplificar, esclarecer o resolver
el párrafo precedente. Debes ofrecerles a tus lectores detalles adicionales que los mantengan atentos.
En este sentido, debes tener especial cuidado con la última oración de cada párrafo, ya que es un
conector importante con el siguiente párrafo. En la medida de lo posible, trata de otorgarle a esta
oración, algo de misterio o humor. Si haces que tu lector sonría o se sorprenda, estas logrando tu
cometido.

Comenzar a escribir y desarrollar la trama es un reto, pero también lo es el finalizar. El saber en qué
momento uno debe terminar, es una habilidad que francamente muy pocos escritores dominan.
Algunos se ven presionados por la necesidad de extender sus textos, entonces apelan al recurso poco
recomendable de “rellenar” el libro con contenido insulso y redundante, para finalizarlo de forma
abrupta dejando al lector entre aburrido y estupefacto por el final imperfecto.

Ten en cuenta que si tus lectores se han sentido comprometidos con el tema desde el comienzo, han
quedado enganchados con tus ideas y que han seguido a lo largo de todo el libro, las posibilidades de
que abandone la lectura antes del final son muy pobres. Aun así, merecen todo tu respeto y merecen un
buen final. Tus lectores están en la capacidad de darse cuenta rápidamente, en qué momento
comenzaste a aburrirte y a escribir de forma descuidada. Pueden darse cuenta de tu apuro por terminar
un libro del cual ya te sientes harto, o de tu necesidad por alargar tu libro de forma innecesaria.

El final perfecto de un libro de no ficción, debe tomar a los lectores por sorpresa, pero de una forma
muy sutil. No hay una fórmula compleja para esto. Cuando hay que finalizar, se finaliza. Un escritor de
libros de no ficción que haya presentado todos los hechos, haya expuesto algunas conclusiones y puntos
de vista y haya planteado algunas recomendaciones, ha hecho su trabajo. Puede finalizarlo retando al
lector a poner en práctica lo expuesto, a meditarlo, a cuestionarlo e incluso a investigar más al respecto.
8. Eligiendo un tema

Si el libro que piensas escribir versa acerca de alguna especialidad o habilidad tuya, el tema cae dentro
del campo o ámbito de tu experticia y no deberías tener mayor problema en elegirlo. Sin embargo, si
estas ingresando al mundo de los escritores para ganarte la vida, generar algunos ingresos extra o
edificar algo de prestigio y fama, seguramente vas a querer elegir un tema que te permita entrar por la
puerta grande al apasionante mundo de la escritura de libros de no ficción.

Cualquiera que sea el tema elegido, hay algunos mitos que deben ser erradicados de tus creencias: el
mejor tema no necesariamente es el que parezca el más redituable, ni tampoco lo es (necesariamente)
aquel que más te apasione. En realidad, la clave para elegir un buen tema, está en establecer una buena
conexión con el público, ofreciéndole exactamente lo que está buscando.

Si tu propósito no es generar ingresos o fama, puedes elegir el tema que más te complazca. Por ejemplo,
puedes escribir la biografía de algún antepasado tuyo, seguramente te dará una gran satisfacción
personal. Incluso, puedes imprimir algunas copias de tu libro para repartir entre tus amigos y familiares.
Hoy en día, es muy fácil imprimir libros de calidad y no cuesta una fortuna como sucedía antaño. Incluso
en internet puedes encontrar algunos editores que pueden imprimir una cantidad reducida de libros a
precios razonables.

Por otro lado, si piensas escribir libros de no ficción para ganarte la vida o generar algo de dinero extra,
es necesario que sepas que el número de temas que te pueden permitir conseguir algo de dinero y
fama, es virtualmente ilimitado. Si tienes una idea acerca de lo que piensas escribir, basta con que hagas
una pequeña investigación y estimes el tamaño de tu público potencial.

Puedes comenzar por preguntarte a ti mismo, cuantas personas conoces que podrían estar interesadas
en un libro de dicha temática. Si el tema del libro tiene que ver con algún pasatiempo tuyo, es más que
seguro que conozcas a otros aficionados al mismo pasatiempo. Date el trabajo de averiguar si existen
asociaciones y clubes sobre esa actividad. Si resulta que existieran dichas asociaciones, ¿están presentes
a nivel nacional? ¿Cuantos miembros pertenecen a estas? ¿Existen publicaciones periódicas como
revistas o boletines? Los expertos recomiendan que tus potenciales lectores no debieran ser menos de
200,000 para que valga la pena escribir un libro sobre el tema elegido.

Alternativamente, también podrías darte el trabajo de buscar libros sobre tu tema elegido en los
catálogos de las librerías o en los catálogos en línea. Si encuentras cientos de libros recientes sobre
dicho tema, puedes dar por hecho que es un tema popular, pero que el mercado está sobresaturado.
Por otro lado, si a duras penas encuentras otros libros sobre ese tópico, significa que existe poco interés
en el tema. Una búsqueda de este tipo, también te dará una idea general acerca de si tu contribución,
será original para el campo de conocimiento elegido.
Si has quedado un poco confundido con lo anterior, hay buenas noticias para ti. Es posible encontrar un
público para una inmensa variedad de temas especializados. Quedarás sorprendido al enterarte de la
cantidad de personas interesadas en temas anacrónicos, exóticos o extremadamente simples. No
pienses de manera localista, puede que tu público objetivo no esté precisamente en tu ciudad, es más,
puede que tampoco lo esté en tu país, quizás logres el éxito a unos cuantos miles de kilómetros de
donde estés. No desistas fácilmente. Si te sientes comprometido con un tema, crees que eres bueno en
él y que tienes la capacidad de transmitir ideas novedosas y conocimientos útiles a los demás, adelante.
9. El dominio del tema

Existe una gran diferencia entre escribir un libro creativo, narrativo o de ficción y uno de no ficción. En el
primer caso como escritor, tienes que hacer acopio de creatividad y despliegue de imaginación. El
escritor de libros de ficción necesita plantearse un tema, informarse medianamente o no informarse de
nada en absoluto y desarrollarlo siguiendo un lineamiento creativo. Es una tarea compleja y un reto
desafiante que no cualquiera puede emprender con éxito.

En el otro extremo, tenemos al escritor de libros de no ficción. El reto de este escritor es muy distinto,
debe transmitir nociones, historias, ideas, técnicas y conocimiento precisos. Para esto, debe ser experto
en el tema o hacer una copiosa investigación acerca del mismo. El escritor de libros de no ficción tiene
una responsabilidad con sus lectores, en realidad ambos escritores lo tiene, sin embargo la
responsabilidad del escritor de libros de no ficción es distinta. No puede darse el lujo de transmitir
información incorrecta o subjetiva, puede aportar un punto de vista personal, sin embargo el núcleo de
su trabajo debe estar basado en cierta evidencia sólida y conocimientos reales.

Existe la creencia de que un libro temático escrito por un experto en dicho tema, debe ser un libro
magnífico. Nada más alejado de la verdad. Un experto en un tema, por ejemplo un médico de talla
mundial, puede ser un profesional excelente y un cirujano asombroso, sin embargo podría no ser muy
bueno comunicando ideas y transmitiendo conocimientos, aun así no tendría por qué cohibirse de
escribir un libro, simplemente tendrá que hacer un esfuerzo adicional para lograr plasmar en texto, lo
que domina bien en su vida profesional.

Hay quienes dominan un tema a medias o lo desconocen en absoluto, sin embargo son magníficos
comunicadores y buenos investigadores. El reto para este tipo de escritores, consiste en recabar
información fidedigna, estructurarla de manera secuencial y lógica y finalmente plasmar sus ideas de
forma interesante y provocativa para el lector.

Como escritor, estas en uno de estos dos grupos. Si eres un experto en la materia, tienes la tarea de
estructurar los conocimientos de forma secuencial y lógica, plasmarlos de manera sencilla y
comprensible y lograr enganchar a tus lectores con el tema. No creas que el escritor experto en un
tema, lo tiene más fácil que el resto. Justamente su experticia lo coloca en una posición en la cual debe
demostrar su dominio del tema, muchas veces es un profesional conocido o un profesor famoso. No
sólo se trata de volcar lo que sabe en un libro, también debe hacerle justicia y honor a su imagen
profesional.

Si resulta que eres un escritor “emprendedor”, es decir, no necesariamente eres un experto en el tema,
tu tarea primordial es la de recabar toda la información necesaria para escribir un libro que aporte algo
a tus lectores. Por lo general el proceso de investigación para este tipo de casos, suele durar algunos
meses. No cometas el error de realizar una investigación superficial y descuidada en tu apuro por
producir un libro. Recuerda que no sólo estas buscando vender un producto, también te estás forjando
una reputación como escritor, y a menos que desees que sea tu primer y último libro, debes ofrecerles a
tus lectores tu mejor esfuerzo.
10. ¿Sobre qué temas escribir? Algunas ideas que te pueden
ayudar

Si has tomado ya la decisión de escribir un libro de no ficción (o varios), en primer lugar felicidades, es
una aventura fascinante y que seguramente te traerá muchas gratificaciones y orgullo. Ahora, si
pretendes que tu libro sea leído por alguien más que tu novia, mamá o hermano, necesitarás encontrar
un tema verdaderamente interesante y que tenga un público potencial, como ya hemos mencionado
párrafos más arriba. Te había dicho que era necesario realizar algo de investigación para dar con un
tema apropiado. La idea básica consiste en conseguir un tema que no se encuentre saturado y que por
otro lado tampoco sea un tema insulso o con poca demanda. Te ahorraré algo de investigación, con
algunos temas que por su naturaleza, tienen grandes probabilidades de tener éxito.

Hay tres temas que los lectores buscan ávidamente a nivel mundial y estos son (sin ningún orden en
particular):

A. Ganar (más) dinero


B. Salud (en especial perder peso y embellecerse)
C. Autoayuda y como ser felices

En ciertas temporadas, aparecen algunos temas “golondrinos” que pueden encabezar la lista de los
libros más vendidos, estos temas pueden incluir tópicos sobre política, personajes famosos,
conspiraciones, etcétera. Sin embargo los temas mencionados arriba son por así decirlo, “endémicos”,
jamás pasarán de moda y si eliges un enfoque original, un título provocativo y consigues mantener la
atención de tu público párrafo tras párrafo, puedes dar por hecho que tu libro no estará relegado a
acumular polvo en los estantes de pequeñas librerías.
11. Consejos finales

Elige un tema.-Puedes elegir el tema basándote en lo que conoces y dominas, en algún tema que te
apasiona o sencillamente haciendo una investigación acerca de temas con un público potencial.
Recuerda que en los libros de no ficción, los lectores esperan encontrarse con hechos verídicos, nacidos
de tu experiencia y conocimientos o tu propia investigación.

Un libro de no ficción, si es bien redactado, puede posicionarte como un experto en tu campo y por lo
tanto abrir puertas en tu carrera convirtiéndote en un líder de opinión.

Escribe sólo lo que es más relevante para tus lectores.-La mayoría de lectores buscan en un libro de no
ficción, consejos, secretos y lecciones para dominar habilidades o solucionar problemas. En un libro de
esta naturaleza debes ofrecerles nueva información o presentar la información existente de una forma
novedosa y didáctica, de preferencia con aplicación práctica inmediata.

Elabora un esquema de capítulos.-Antes de lanzarte a escribir, elabora un esquema que contenga los
capítulos de tu libro. Dentro de dicho esquema, cada capítulo debe contener una breve descripción de
los temas que se tocarán. Puedes elaborar tu esquema empleando distintos estilos, algunos autores
gustan de diagramas de flujo o listas, mientras que otros prefieren mapas mentales. En realidad lo
importante es que puedas seguir una ruta coherente, con sólo mirar una sola vez tu esquema.

Elabora un cronograma.-Debes elaborar un cronograma antes de comenzar a redactar tu libro. Fija un


plazo de tiempo razonable. Mientras menor sea el tiempo, tanto mejor. Muchos autores pasan años
creando un libro, algo que puede resultar aceptable en el caso de los libros de ficción, sin embargo en lo
que nos concierne, es decir libros de no ficción, es impensable elaborar un libro durante más de algunos
cuantos meses. La razón es que en esta era digital, se realizan y difunden descubrimientos a una
velocidad vertiginosa, un libro técnico que comiences este año, probablemente sea obsoleto el año que
viene.

No mires hacia atrás.-Una vez que has diseñado tu esquema de capítulos, debes comenzar a escribir y
no detenerte hasta finalizar tu libro. No cometas el error de muchos escritores de comenzar a leer una y
otra vez lo ya escrito, de lo contrario corres el peligro de caer en un círculo vicioso de nunca acabar. En
lugar de esto, termina de escribir todo lo que has delineado en el esquema de capítulos, una vez
finalizado tu libro, puedes comenzar ya a realizar un proceso de revisión, optimización y mejoramiento.

Consigue un editor profesional.-Si deseas que tu libro se vea profesional y serio, es recomendable que
contrates los servicios de un editor profesional. Puedes encontrar muchas empresas y profesionales en
Internet, con servicios a costos bastante razonables.

Lanza ediciones en papel y en formato e-book.- Dependiendo de tu tema y tu público, en algunos casos
tendrás más éxito con las versiones en papel y en otros, con las versiones digitales.

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