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“Te he llamado por tu

nombre”

A Dios debo mi identidad


“Antes de darte la vida, ya te habría yo
escogido”
(Jer.1,5)

La llamada de Dios es personal y directa


Elección providencial antes de nacer

Antes que mis padres escogieran mi nombre,


Dios ya lo tenía en su pensamiento.
Dios me llama a
ponerme en
marcha y a estar
en continúo
crecimiento.

Lc.2,40
Dios llama
y nos cambia la vida

La llamada de Dios determinó la vida de


Abraham y de su gente.
María dijo sí, y no pregunto por qué

La llamada de Dios determinó la vida


de María de Nazareth
La llamada de Dios
determinó sobre todo
la vida de Jesús el Mesías
La cruz del
Señor
Es el sello final de
toda llamada
Dar la vida y morir sin nada
Es el precio santo de la fidelidad a la llamada
El camino en el seguimiento a
Jesús siempre será:

Solitario y solidario
Orando y trabajando
Sufriendo y sonriendo
La historia de Abraham es uno de los
numerosos ejemplos de ese cumplimiento
en Cristo
La vocación religiosa

Es un misterio de amor entre un Dios que llama


y un ser humano que le responde libremente y
por amor
La vocación religiosa
Es un misterio de elección divina
No me habéis elegido vosotros a Mí, sino que
yo os he elegido a vosotros y os he destinado
para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto
dure (Jn. 15,16).

Antes de haberte formado en el seno materno, te


conocía y, antes que nacieses, te tenía
consagrado (Jer. 1, 5).
La vocación religiosa
Es una llamada atractiva

Entre no pocos cristianos cunde un pesimismo


enorme respecto a la escasez de vocaciones para el
sacerdocio y la vida religiosa consagrada
Con las vocaciones consagradas
¿Qué es lo que ocurre?
Hoy hacen falta sacerdotes y religiosas que
muestren experiencias de Dios,
particularmente cercanas a los jóvenes
religiosos de hoy, aunque deben
comprender las condiciones diarias de la
relación de los consagrados con el Padre a
la luz del acontecimiento de la
Encarnación, liberándose de la fascinación
momentánea de lo extraordinario.
Hay que emplear los medios de
comunicación con modelos ejemplares por
su entrega y su alegría con Dios.

Al joven de hoy - no a todos –


No le fascina la vocación religiosa
La vocación es una llamada y una gracia; está fuera de
nuestras posibilidades el inspirarla y hacerla nacer.

La iniciativa es de Dios. Es una constante en la vocaciones


bíblicas y lo repite Jesús: “No sois vosotros los que me habéis
elegido, soy yo quien os ha elegido”.
Es necesario orar y trabajar, acoger y dar gracias, aún sólo por
una vocación, observar y descubrir.
No hay que lamentarse. Hay vocaciones.

Necesitan a personas que les hablen y que les fascine su estilo


de vida.
La vocación es un camino estrechamente unido a la
maduración en la fe, en un diálogo con Dios que dura toda la
vida.

La condición fundamental para que surja, es desarrollar la vida


cristiana en todos sus aspectos: verdad, costumbres, oración.
Han desaparecido casi las vocaciones de carácter sociológico.

Una fuerte personalización de la fe y una vida interiormente


unida a Cristo son indispensables para que maduren
propuestas según la palabra del Señor.¿ Recordáis el diálogo
del joven rico con Jesús? Pues bien, no basta ser honestos. Se
trata de captar dimensiones misteriosas de nuestra existencia.
Jesús sigue llamando
en medio de jóvenes sin respuestas.

Cada uno experimenta esta llamada , porque Dios tiene un


proyecto para cada persona.

Es necesario que todos se hagan conscientes de ello.

A nosotros nos toca ayudar a cada uno a desarrollar su


vocación con un programa apropiado: para la vida laical, para
el sacerdocio, la vida consagrada, la secularidad consagrada.
Con este “expo carisma”

Yá Jesús tocó a la puerta de tu


corazón, ahora tú decides…
Caminata más cercana con
Jesucristo
La antigua tradición cristiana con el
nombre latino de

Lectio Divina
Es una herramienta para el desarrollo de
una caminata más cercana con Cristo.
Es un muy antiguo método de estudio de la
Sagrada Escritura diseñado para crear un
cambio espiritual duradero en las vidas de
los seguidores auténticos de

Jesucristo
Este es el objetivo que todos
deberíamos tener cuando leemos la
Sagrada Escritura, leer no sólo para
informarnos sino experimentar una
transformación de vida.
CONVERSIÓN
La lectura de la Sagrada Escritura
¡

No es para la acumulación de
conocimientos.
Ni para cultura religiosa.
Ni mera acción de culto.
Ni para recibir sacramentos.

¡Es para la generación de un


cambio duradero!

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