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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y


POLÍTICAS

CRIMINOLOGÍA

Richard Andrade
Vallejos
TEMA n° 3
Primera parte

TEORÍAS BIOLÓGICAS DE LA
CRIMINOLOGÍA
La Biología nunca ha dejado de sorprender, los hombres
siempre han estado fascinados por su propio organismo
y éste ha sido motivo de permanente interés en la
explicación de fenómenos tan complejos como la vida y
la muerte.
La conducta del hombre no ha sido una excepción, las
teorías biológicas, desde el positivismo criminológico del
siglo XIX, han despertado un optimismo exagerado
respecto a haber encontrado el factor desencadenante
del crimen en el atavismo, la locura moral y la epilepsia.
Biología criminal

Las teorías biológicas de la Criminología deben


considerarse todos aquellos pensamientos de
autores que han buscado en los factores
somáticos o fisiológicos, el principal origen de
la criminalidad, que es en buena parte
resultado de las experiencias del positivismo
de Lombroso.
Desde los estudios de Lombroso comienzan a
desarrollarse escuelas y direcciones biológicas episodio
en que la genética tuvo un auge espectacular con el
descubrimiento de las leyes de la reproducción sexual,
promovidas por Gregorio Mendel en 1865, y sus
principios de la transmisión hereditaria de las
características físicas, que fueron compartidas por la
teoría de la selección de las especies de Darwin, y así
se inicia una nueva línea de búsqueda acerca de
explicación del comportamiento criminal.
En realidad se sabe muy poco sobre el modo
como interactúan los distintos factores
biológicos, para producir un comportamiento
antisocial; existe una rigurosa línea ética y
moral, que impide cualquier investigación
experimental que permita probar mediante
resultados creíbles la verdadera función de los
genes y su importancia conductual.
Antropometría criminal.

La antropometría es una palabra que proviene


del griego antropos -humano- y métricos –
medida, que se traduce en el estudio de las
medidas del cuerpo humano con el objeto de
usarlas en la clasificación, la individualización y
la comparación física, estableciendo
diferencias cuantitativas de las medidas de una
persona o grupo de personas.
A finales del siglo XIX cobró notoriedad la
antropometría a raíz de la aparición de los
trabajos de Cesare Lombroso “Antropometría di
400 delinquenti veneti” (1872), en que desarrolló
la teoría del delincuente nato. La referencia
lombrosiana del criminal nato destaca los
siguientes rasgos físicos: “Los criminales tenían
una región occipital anormalmente desarrollada”.
En 1879 aparecen las investigaciones de Alfonso
Bertillón con su obra: El Bertillonage, pionero en
una naciente técnica pericial, que era más bien un
sistema identificativo, un procedimiento de
clasificación de los criminales mediante el cual su
autor podía relacionar los rasgos fisonómicos y
señas particulares de reclusos y reincidentes
como características de su conducta.
Es importante aclarar que el método Bertillonage
creado en 1879 sólo pudo ser entendido como
técnica de identificación del delincuente, y en
función a otras técnicas y siempre en el marco de
la investigación criminal, pero que, de algún
modo, aportó una teoría explicativa del
comportamiento criminal, que es propio de la
Criminología y que no fue tratado con rigor por el
citado autor
Antropología criminal.

La antropología de la época de Lombroso está


inspirada por la antropometría, que busca encontrar la
correlación entre las características antropométricas y
la criminalidad, pero conforme se va desarrollando la
Escuela Positiva el concepto de antropología fue
difundiéndose y abarcando cada vez un mayor
número de temas, principalmente en lo referente al
comportamiento del hombre, hasta llegar a
enriquecerse con los conceptos sociológicos de Ferri.
Césare Lombroso.

A finales del siglo XIX, se produce el momento


culminante de la Criminología, con la publicación de
la obra del italiano Césare Lombroso: L'uomo
delincuente, cuya primera edición es de 1876, en ella
se considera que el delito es un ente natural “un
fenómeno necesario, como el nacimiento, la muerte,
la concepción”, el hombre criminal estaría fatalmente
determinado por causas biológicas y antropológicas
de naturaleza sobre todo hereditaria.
En 1871 un acontecimiento produce un cambio radical en
la vida de Lombroso, al observar el cráneo de un
delincuente famoso llamado Villela, encontró
anormalidades, la característica antropológica más
atávica, a saber, el hoyuelo en medio del occipital que lo
llevó a inducir que el problema de la naturaleza y el
origen del criminal se debe a que las cualidades de los
hombres primitivos y de los animales inferiores estaban
reproduciéndose en su época y esos eran los factores
determinantes que influían en dicha conducta.
Charles Goring.

Goring (1870 1919), es autor de un valioso estudio estadístico


(“The English Convict: A Statistical Study”), publicado en 1913.
En él respondía a un reto de Lombroso sobre el estudio
comparativo entre delincuentes encarcelados y ciudadanos sin
antecedentes, llegando a la conclusión de que no existen los
llamados tipos criminales con disposición innata para el
crimen. En su lugar, Goring se mostró partidario de un método
estadístico para explicar la conducta criminal, que podría
ofrecer mediciones precisas y fiables, con independencia de
posibles prejuicios del investigador.
Earnest Albert Hooton.

Hooton, estuvo entusiasmado en poder


comprobar una clara correlación entre
determinadas características físicas y las clases
de delincuentes: Así, los individuos altos y
delgados serían proclives a la comisión de
asesinatos y atracos; los altos y corpulentos
cometerían homicidios, falsificaciones y estafas;
los bajos, hurtos; los bajos y gruesos, violaciones
y abusos sexuales, etcétera.
Benigno Di Tullio.

Di Tullio representó lo El método biotipológico


constitucionalista de Di Tullio presta particular atención al
proceso de formación de la personalidad, en oposición al
enfoque lombrosiano, afirmación que posteriormente le
permitió plantear varios postulados que hacen referencia a la
antropología criminal.
“que subraya la importancia del examen clínico y
psicofisiológico del delincuente, a fin de captar la dinámica
motivacional del comportamiento delictivo y trazar la base
integral de los programas terapéuticos”.
Es innegable que el planteamiento de Di Tullio
es más avanzado en relación a los propuestos
por sus predecesores positivistas del siglo XIX
en cuanto a no considerar al factor hereditario
como determinante y siempre presente en el
delincuente, cuando empieza a considerar a la
influencia del medio como factor predisponente
en el comportamiento criminal.
Biotipología criminal.

La biotipología denota la búsqueda de las


relaciones entre las características físicas y
psicológicas de un individuo. El origen de la
biotipología se encuentra en las
investigaciones de Platón e Hipócrates.
Platón

Platón expone su biotipología y a continuación cómo


entiende la génesis de la boca, de la piel, del cráneo,
de las suturas craneales, de los cabellos y las uñas. En
la formación de la boca se aúnan la ley de la necesidad
y la ley de lo mejor; aquélla, en cuanto que la boca es
órgano de la nutrición, porque necesario es que los
alimentos entren en el cuerpo, y esta otra en cuanto
que la cavidad oral es órgano de la fonación, porque “la
fuente que brota hacia afuera para servir a la mente es
la más bella y la mejor de todas las fuentes” (75 e).
Hipócrates para resaltar su teoría biotipológica se
apoya en su experiencia médica, planteando que el
físico humano podía clasificarse en dos grupos
atendiendo a sus caracteres morfológicos:
• Hábitos físicos, físicamente débiles, que
enfermaban con facilidad y de poca resistencia al
esfuerzo físico;
• Hábitos apopléticos, fuertes y físicamente
resistentes.
Para Hipócrates en el cuerpo humano hay cuatro
humores: La bilis negra, la flema, la sangre y la bilis
blanca; su mezcla en el cuerpo humano
condicionarían las cualidades fisiológicas y psíquicas
del individuo.
Existen varias escuelas biotipológicas desarrolladas
desde de finales del siglo XIX hasta el siglo XX, pero
las más conocidas están relacionadas con las teorías
alemanas, francesas, italianas y norteamericanas:
Escuela alemana.

Ernst Kretschmer es el más grande representante


de la biotipología alemana, en su controvertida
obra: Constitución del cuerpo y carácter,
publicada en 1921 elaboró todo un sistema de
caracterología -estudio de los caracteres-, basado
en las correlaciones del biotipo -conformación
corporal-, el temperamento y la tendencia de los
individuos hacia determinadas enfermedades
mentales.
La teoría de Ernst Kretschmer pretendía
establecer una conexión psicosomática entre
determinados tipos constitucionales,
identificando con determinadas características
corporales: Leptosomático o asténico, atlético,
pícnico y un tipo mixto.
Escuela Norteamericana: W. Sheldon.

Las características físicas o componentes estáticos como las


llama Sheldon son:
• Endomorfo: Vísceras digestivas pesadas y desarrolladas, con
estructuras somáticas relativamente débiles. Bajo peso
específico, gordura.
• Mesomorfo: Desarrollo de estructuras somáticas -huesos,
músculos y tejido conjuntivo- alto peso específico, duro,
erecto, fuerte y resistente.
• Ectomorfo: Frágil, lineal, chato de tórax y delicado;
extremidades largas y delgadas, músculos pobres.
6. Herencia y criminalidad.

La idea de que la herencia es conductora de la


criminalidad resulta intrigante y no sorprende que, desde
Grecia antigua pasando por el positivismo criminológico,
haya gozado de amplia popularidad como método para
explicar los comportamientos criminales; si a esto unimos
los recientes avances científicos realizados en genética,
por el Proyecto Genoma Humano de las investigaciones
del ADN, no es extraño el entusiasmo que haya
despertado en el pasado y en el presente.
La relación de la Criminología con la herencia comienza
en el siglo XVIII en la que se destacan principalmente
los trabajos del zoólogo francés Jean Baptiste de
Lamarck, que en 1783 propuso una teoría sobre la
herencia, creía que estas nuevas estructuras, llamadas
características adquiridas, podían transmitirse a las
generaciones sucesivas y por lo tanto ser heredadas y
suponía que los resultados de dicha herencia se
acumulaban de generación en generación, dando en
ocasiones lugar a la aparición de especies nuevas.
Gregor Mendel, que también llevó a cabo su importante
trabajo sobre la herencia en las plantas del guisante (o
arveja), se había propuesto cientos de teorías relativas a
la fecundación y la hibridación en plantas. Pero fue
Charles Darwin uno de los primeros en reconocer el
impacto de la herencia sobre características psicológicas
en la inteligencia, la personalidad y la enfermedad
mental y Francis Galton fue el primero en tratar de
demostrar cómo se pueden transmitir genéticamente las
características conductuales en los hombres.
Francis Galton primo de Charles Darwin, se interesó por
la transmisión de las cualidades mentales. En un esfuerzo
por demostrar que la capacidad mental elevada se
hereda, identificó a cerca de 1.000 hombres eminentes de
la Gran Bretaña -principalmente intelectuales, líderes
políticos, científicos, artistas, etcétera- y descubrió que
pertenecían sólo a 300 familias. Dado que solamente 1 en
4.000 personas de la población británica fue eminente,
Galton concluyó a partir de esta observación que la
eminencia tendría que ser una cualidad heredada.
Otros destacados estudios de las familias criminales y
su influencia sobre la herencia fueron propuestos por
Mezger, Exner y Gemelli a comienzos del siglo XX,
tendencia que se encargaría de proporcionar las
primeras bases de la genética moderna, basado en el
análisis de la genealogía del delincuente, la estadística
y la investigación de gemelos; a este grupo podemos
añadir las referidas a los cromosomas, las hormonas,
las neuronas y los genes conductuales que son sin duda
las tendencias más recientes de la genealogía criminal.
Genealogía criminal.

ADN es la abreviatura del ácido


desoxirribonucleico, para indicar una espiral de
dos metros de longitud que se oculta en el
interior del núcleo de las células, su estructura
es de una molécula en forma de doble hélice
que conforman los genes, con tres mil millones
de peldaños constituidos por pares de productos
orgánicos, que los científicos denominan bases.
Desde la genealogía se afirma que si nuestros
rasgos fisiológicos, tales como el color de la piel,
la estatura, el color de los ojos, el cabello y otros
rasgos personalísimos están condicionados por la
genealogía, también lo estaría el comportamiento
al menos de algún modo y entonces las
desviaciones de aquél también lo están, al menos
en algún grado (Iván Marín Argüello)
La conducta maternal en los roedores también fue
sometida a experimentación mediante la manipulación
genética de género de un solo gen61. Las hembras
cuidan instintivamente de sus crías, pero Jennifer
Brown y Mike Greenberg encontraron la forma de
impedir este sentimiento innato eliminando la función
de un gen llamado fos-B. Un ratón hembra modificado
de este modo, simplemente abandona a su prole,
perdiendo su instinto maternal.
Pero los experimentos en animales son muy limitados y no
nos sugieren de forma certera cómo se produce en vida el
proceso del desarrollo del comportamiento, y menos aún la
inclinación delictiva, que puede llevar cada persona; no es
lo mismo conocer cuál es la función de ese gen, que
conocer cómo activa ese gen la conducta de un sujeto,
inclinándolo hacia una desviación. Hasta el momento,
ningún genetista puede decirnos con claridad cuál será el
aspecto conductual de una persona, cómo se comportará
examinando únicamente su secuencia de su ADN.

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