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Lombroso y la nueva escuela.

Cesare Lombroso es el mayor representante del positivismo criminológico, llamado


también en su tiempo la nueva escuela (Nuova Scuola). Nació el 6 de noviembre de
1835 en Verona, Italia, y su nombre real era Ezechia Marco Lombroso.

Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la concepción del


delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos
rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales. Sin embargo, no basó toda
su obra en razones estrictamente genéticas -o traducidas en el aspecto físico de los
delincuentes- sino que, amén, estudió factores complementarios para la génesis de la
actividad criminal tales como el clima, la densidad poblacional, el nivel socio-
económico del sujeto, el alcoholismo y la instrucción alcanzada.

Un ejemplo de ello así como de la precariedad científica de muchas de sus conclusiones


es el experimento que realizó comparando la temperatura anual media en las distintas
provincias de Italia con el índice de homicidios en cada una de ellas concluyendo que el
calor favorece este tipo de delitos.

Con todo, lo que más sobrevive de su trabajo es, precisamente, lo que hoy podría
considerarse la parte menos importante, aquella que correlaciona el comportamiento
delictivo con estigmas físicos externos o internos: orejas grandes, en asa; asimetría
craneal; miembros "desproporcionados" y fóvea craneal, entre otros.

Sin embargo, estos pensamientos no son tan originales como se pueda pensar, pues ya
en los siglos XVI y XVII podemos encontrar, en un tratado recopilado por Bonet,
relatos sobre el hallazgo de "corazones velludos" en sujetos muy audaces o "anomalías
musculares" en la mano de ciertos ladrones.

Por otro lado, un rasgo llamativo en la obra de Lombroso es la crudeza con que expone
algunas de sus conclusiones, y así, en una de sus obras, refiriéndose a la terapia del
delito, dice: "En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios:
es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o
suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos"

La aplicación de estas ideas tiene importantes repercusiones en materia penal, pues nos
lleva a pensar que los delitos son producto de esos diversos factores determinantes, con
lo que sería necesario un código penal que los previera y ajustase las condenas a la
existencia de esos mismos factores. La pena tendría un carácter neutralizador del peligro
que para la sociedad representan ciertos individuos que no pueden dominar sus
tendencias criminales. Además tenemos que la imputabilidad de los sujetos es
irrelevante, pues no es más culpable un asesino de serlo, que un enfermo de padecer su
enfermedad; y cuanto menor sea la responsabilidad del sujeto, es decir, cuanto más
afectado se vea por esos factores genéticos y sociales que lo abocan a la delincuencia,
más peligroso será.

La influencia que la obra de Lombroso y el positivismo criminológico tuvieron fue


importantísima, e incluso hoy en día podemos verla en, por ejemplo, la existencia de
medidas de protección provisionales en nuestro código penal.

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