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Es el estudio de los fenómenos antisociales, desde una perspectiva biológica y
social. Desde un enfoque criminológico, la antropología se divide en dos grandes
campos: La Antropología Física, que trata la evolución biológica y la adaptación
de los criminales y de los aspectos del desarrollo físico de éstos, y
la Antropología Social o Cultural que se ocupa de las formas en que los
criminales viven en sociedad, la manera en la que se adaptan; es decir, las formas
de evolución de su lengua, cultura y costumbres.
Es la disciplina que se ocupa de la investigación y desenvolvimiento teorético de
los factores primordialmente biológicos, que intervienen en la génesis de la
personalidad antisocial y de la delincuencia, como factores predisponentes y
potencialmente activables, en la interacción sociocultural, sean hereditarios,
constitucionales o adquiridos.
Estudio del hombre delincuente efectuado con los mismos métodos, con los que la antropología general
estudia al hombre normal, es decir, utilizando y desarrollando nociones de anatomía, fisiología, psicología,
etnología, demografía, filología… Es toda la antropología general, aplicada al estudio del hombre, normal o
anormal, en cuanto a su actividad delictiva. Ciencia de las causas y de los efectos auto individuales del
delito.
Antropología forense
Ya a finales del siglo XVI y a principios del siglo XVII aparecieron teorías
acerca de un origen morfológico del comportamiento criminal en los seres
humanos.
A mediados del siglo XIX estas ideas evolucionaron hasta dar lugar a la
antropología criminal. El fundador de esta disciplina fue el italiano Cesare
Lombroso, quien publicó sus ideas en la obra El hombre delincuente (1875).
¿Qué estudia la antropología criminal?
En sus orígenes, esta disciplina estuvo muy influida por la idea de que existía un tipo
de persona menos desarrollada que era responsable de los crímenes. A estos
delincuentes natos se les podía reconocer por las diferencias físicas que
presentaban frente a los individuos no delincuentes.
En el contexto de la época, primera mitad del siglo XIX, era común que la raza
también se tuviera en cuenta a la hora de definir los rasgos físicos y psicológicos
del delincuente nato.