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Grandes Doctrinas de la Biblia

¿QUÉ ES LA BIBLIA?

“La Biblia, en esencia, es la gran historia de redención. Es la


historia de lo que Dios ha hecho con los hombres y las mujeres
como resultado de su pecado; y todo lo demás que hallamos en la
Biblia es, en realidad, accesorio a eso. La Biblia está preocupada en
presentarnos el mensaje de redención propio de Dios y proveniente
de Él, de una manera en la que podamos entenderlo, verlo y
creerlo.”
- Martyn Lloyd-Jones: Grandes Doctrinas de la Biblia
GRANDES DOCTRINAS DE LA BIBLIA

Doctrina de la Revelación Doctrina de la Salvación


(Bibliología) (Soteriología)
Doctrina de Dios Doctrina de la Iglesia
(Teología propia) (Eclesiología)
Doctrina del hombre (Antropología Doctrina de las Últimas Cosas
bíblica) (Escatología)
Doctrina de Cristo
(Cristología)
LO QUE LAS DOCTRINAS DE LA
BIBLIA NO SON
Las Doctrinas de la Biblia no son, en
sentido estricto, Teología

Las Doctrinas Bíblicas, valga la redundancia, se extraen directamente de


la Biblia. Son asuntos que los desarrolla la Biblia, y solo ella.
La Teología incluye más de lo que la Biblia contiene. Digámoslo de esta
forma: el Teólogo va a la Biblia y la estudia; localiza y extrae sus
doctrinas, piensa en ellas y las analiza, y trata de esquematizarlas; trae a la
filosofía – es decir, pensamiento humano –, junta todo y reflexiona sobre
eso; y, al final del proceso, lo que se obtiene es llamado Teología.
La Apologética no expone las
Doctrinas de la Biblia

Las Doctrinas Bíblicas, valga la redundancia, se extraen directamente de


la Biblia. Son asuntos que los desarrolla la Biblia, y solo ella.
La Apologética se ocupa de la defensa de las Doctrinas Bíblicas, no las
expone exhaustivamente. Para cumplir con su propósito acude a muchas
fuentes diferentes de la Biblia, como la teología, la filosofía, la ciencia,
etc.
¿POR QUÉ ESTUDIAR Y PREDICAR
LAS DOCTRINAS DE LA BIBLIA?
Porque la Biblia lo hace

La Biblia lo demanda, ella misma lo hace, y nos exhorta a hacerlo.


Los Profetas del Antiguo Testamento lo hicieron, Jesús mismo lo hizo, y,
por supuesto, los Apóstoles también lo hicieron.
Digámoslo así: para leer mi Biblia apropiadamente, debo considerar la
doctrina. La Biblia quiere que entienda su doctrina. En otras palabras,
puedo conocer mi Biblia bastante bien, pero a menos que me de cuenta de
la importancia de entender sus doctrinas, mi conocimiento de la Biblia
puede ser bastante inútil para mi.
Porque es peligroso no hacerlo

El verdadero problema con los judíos, en el tiempo de nuestro Señor, fue


que ellos se detuvieron en la letra y nunca llegaron al espíritu. Es decir,
ellos nunca llegaron a la doctrina.
Esto es algo que debemos reconocer como posibilidad terriblemente
peligrosa para nosotros, porque si nos detenemos solo en la letra no nos
sirve de nada; incluso, puede extraviarnos. Puede ser la causa de la
condenación de nuestras almas.
Porque la Iglesia lo ha reconocido
como esencial a lo largo de la historia
Decir que “Jesús es el Señor” es hacer una declaración doctrinal. Era sobre
esta base que se recibía a alguien como miembro de la Iglesia.
Luego, fue necesario introducir lo que se conocía como “la fórmula
bautismal”, por la que los candidatos al bautismo eran catequizados. Más
adelante, cuando empezaron a aparecer herejías, llevaron a la Iglesia a
redactar lo que conocemos como los “Credos.” En tiempos de la Reforma,
la vuelta de la Iglesia hacia las Escrituras, produjo el surgimiento de las
denominaciones evangélicas que resumieron sus creencias doctrinales en lo
que conocemos como las “Confesiones.”
Porque es la única forma verdadera
de conocer a Dios
Estudiar las doctrinas de la Biblia es la única forma verdadera de conocer a
Dios, para venir a su gloriosa presencia y para aprender algo de las maravillas
de sus caminos con respecto a nosotros.
Sin duda, debemos leer nuestras Biblias y estudiarlas, pero no nos dejemos
perder en los detalles. Tomemos estas grandes y ponderosas doctrinas, y
démonos cuenta quién es Dios en ellas, y lo que ha hecho por nosotros en la
persona de su amado Hijo, no obstante nuestro pecado.
El entender y conocer estas grandes doctrinas llevan al creyente a la
adoración del Dios verdadero.

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