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IDENTIFICACION DE LA ASIGNATURA
Nombre: Introducción a la Biblia
Código: BTD-01
II. OBJETIVOS
Objetivo General
Conocer el valor histórico y literario de las Sagradas Escrituras para el cristianismo de hoy.
Objetivos Específicos
1. Identificar las características de la Biblia como libro Sagrado
2. Explicar el desarrollo histórico que tuvo la Biblia hasta llegar al lector actual
3. Analizar las diferentes divisiones literarias que contiene la Biblia
V. EVALUACION
Ensayos, mapas mentales, exámenes escritos, trabajos.
VI. BIBLIOGRAFIA
DEMARAY, D. E. (1996). INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA. Miami: UNILIT.
LLOYD, T. H. (1994). LA BIBLIA Cómo se convirtío en libro . México: Las Americas A.C.
Puigvert, P. (1999). ¿Cómo llegó la Biblia hasta nosotros, Hermenéutica y Exégesis. (Barcelona) España: CLIE.
La importancia de la Biblia en la vida del líder resalta de inmediato cuando hacemos un análisis de
los diferentes aspectos de la vida y del ministerio del siervo del Señor.
La Biblia juega un papel muy importante en la vida del cristiano porque en ella se encuentran
diversos temas que ayudan en su formación integral, algunos temas que encontramos son los
siguientes:
La Biblia en el llamamiento del líder cristiano: al inicio de su Epístola a los Romanos, el apóstol Pablo
afirma: El evangelio es poder de Dios para la salvación (Ro. 1:16). Todo líder cristiano, desde su
conversión debe reconocer que el primer efecto poderoso, es la Palabra de Dios en su vida y está
tiene que ver con su conversión. El encuentro con Cristo vivo es, sin lugar a dudas, un encuentro con
la Palabra de Dios. Así como dice el apostos Pablo: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra
de Dios” (Ro. 10:17 RV 1960).
La Biblia en la preparación del pastor y del líder cristiano: cuando las Sagradas Escrituras definen el
ministerio del sacerdote Esdras como maestro de la Palabra de Dios como su móvil: “Esdras tenía el
firme propósito de estudiar y de poner en practica la ley del Señor, y de enseñar a los israelitas sus
leyes y decretos” (Esd. 7:10 DHH3). Todos los pasos de la formación del líder: su estudio, su conducta
y su enseñanza, están impregnados de la Palabra de Dios.
La Biblia en la vida devocional del pastor y del líder cristiano: la Biblia, como Palabra de Dios, nos
nutre espiritualmente para poder vivir la vida cristiana y realizar la tarea ministerial. El encuentro
con la Palabra de Dios, no como estudiante de ella, sino como hijo de Dios, además asegura una vida
edificada y un ministerio bendecido.
La Biblia en el ministerio del pastor y del líder cristiano: sin la Biblia no sería posible tener misiones
cristianas, ni iglesias, ni creyentes en Jesucristo. Por lo tanto, la Biblia es y debe ser la herramienta
indispensable y primordial en el ministerio del pastor y líder cristiano.
LO QUE ES LA BIBLIA
Hay varias maneras de responder a esta pregunta. Una de ellas consiste en explicar el significado de
la palabra Biblia. La Biblia es el Libro por excelencia. Con este término se designa ahora a la colección
de escritos reconocidos como sagrados por el pueblo judío y por la iglesia cristiana.
La Biblia está dividida en dos partes, llamadas generalmente como Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento. La palabra “testamento” está vinculada a la palabra en latín testamentum con el
hebreo berit, “pacto” o “alianza”.
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Berit es uno de los términos fundamentales de la teología bíblica. Con él se designa el lazo de unión
que el Señor estableció con su pueblo en el monte Sinaí. A este pacto, alianza o lazo de unión
establecido por intermedio de Moisés, los profetas determinaron una “nueva alianza”, que no
estaría escrita, como la antigua, sobre tablas de piedra, sino en el corazón de las personas por el
Espíritu del Señor (Jer. 31:31‐34). De ahí la distinción entre la “nueva” y la “antigua alianza”: la
primera sellada en el Sinaí, fue autenticada con sacrificios de animales; la segunda,
incomparablemente superior, fue establecida con la sangre de Cristo. Ahora bien, el termino hebreo
berit se tradujo al griego con la palabra diatheke, que significa “disposición”, “arreglo”, y de ahí
“ultima disposición” o “última voluntad”, es decir, “testamento”. La palabra griega diatheke fue
luego traducida al latín por testamentum, y de allí paso a las lenguas modernas. Por eso se habla
frecuentemente del Antiguo Testamento.
A la Biblia se le da también el nombre de Sagradas Escrituras. En el judaísmo, en cambio, se le
designa con la palabra TANAK, que en realidad es una sigla formada con las iniciales de Torah,
Nebi´im y Ketubim, es decir de las tres partes o secciones en que se divide la Biblia hebrea: La Ley,
los profetas y los Escritos. Se encuentra otro significado que trata de penetrar más en la realidad
profunda de la Biblia y es que La Biblia es Palabra de Dios.
LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA
La palabra “inspiración” significa “soplo hacia afuera”. Ya que Dios inspiró la Biblia, esta es un
producto divino. Los hombres fueron el medio que Dios usó para dar su mensaje de forma escrita.
La inspiración y la revelación van de la mano. La Biblia es la revelación (sin velo, descubierta) Palabra
de Dios respecto a la salvación del hombre. Este mensaje o revelación Dios lo representó a la vez
que lo expresó con palabras. Nuestra inspirada Biblia es en verdad la revelación escrita, así como las
palabras de Jesús fueron la revelación hablada. Las palabras y hechos de Dios expresados en
historias de la vida real fueron la revelación para los israelitas; pero ahora estas historias son la
revelación para nosotros. La viva historia libertadora de parte de Jesucristo en la cruz del Calvario,
es revelación. La inspiración y la revelación se complementan para el mantenimiento y crecimiento
de la iglesia. La revelación y la inspiración se produjeron cuando los hombres fueron capacitados
para ver y escribir los poderosos actos y las proféticas palabras de Dios. De modo que el ver y el
anotar construyeron dones milagrosos del Espíritu de Dios en hombres y mentes apasionadas e
inspiradas.
Los libros del Antiguo y nuevo Testamento, habiendo sido dados por la inmediata inspiración de
Dios, fueron reconocidos como tales por su pueblo desde el primer momento de su aparición.
¿CÓMO LA BIBLIA FUE ESCRITA?
Muchos cristianos no saben cómo es que la Biblia se convirtió en libro. Saben que Dios inspiró a
algunos hombres para que la redactaran, y que en última instancia Él es el autor de la Escritura.
Tampoco desconocen que esta no cayó del cielo tal como la conocemos hoy o que apareció en una
cueva. Entonces vale la pena hacernos la pregunta: ¿Quién decidió que los libros debían incluirse?
¿Podemos tener seguridad de que los que tenemos son los que Dios quiso que se encontraran en
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ella? ¿Por qué se excluyeron deliberadamente de la colección algunos libros religiosos muy
antiguos?
La verdad es que nadie puede señalar el lugar o la fecha específica en que nacieron las Escrituras
como se encuentran en su forma actual. No se formaron como lo hacen los libros modernos, los
cuales se escriben, corrigen, pasan por el proceso de redacción y finalmente son publicados en su
forma definitiva en un día determinado; no sucedió así con la Biblia.
La Biblia es una colección de 66 libros que llegaron a formar un solo volumen a través de un proceso
que cubrió unos 1,600 años. El primer autor fue el profeta Moisés y el ultimo el apóstol Juan. La
palabra “Biblia” se deriva de un vocablo griego que significa “los libros”.
El conjunto final de los libros sagrados se conoce como el Canon de la Escritura. Los escritos incluidos
se llaman Canónicos, la palabra que se deriva de un término griego que significa “vara de medir”,
refiriéndose a que todos fueron evaluados por una norma establecida y aceptados como inspirados
por Dios. Los requerimientos que se establecieron eran muy elevados para evitar que se aprobaran
los libros que no habían sido inspirados divinamente. Para poder considerar a un libro digno de
incluirse en el Antiguo Testamento, tenía que reunir ciertas condiciones y recibir contestación
afirmativa a las siguientes preguntas:
¿Es divinamente inspirado?
¿Se escribió por un autor reconocido como profeta de Dios?
¿Registra hechos verídicos? (es auténtico)
¿Podemos averiguar si se escribió en el tiempo y lugar en que vivió su autor? (¿Es genuino?)
¿Ha sido aceptado por el pueblo de Dios como inspirado por Él?
Sabemos que los escritos de Moisés, Josué, Samuel y los otros profetas fueron guardados en el
tabernáculo y eran objeto de veneración por ser Palabra de Dios.
Formato de colección
El Nuevo Testamento asegura que solo los libros de profetas reconocidos entraron en el canon.
“Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
los profetas...” (Hebreos 1:1)
Los autores bíblicos no tenían ni idea de que sus escritos iban a permanecer a un libro terminando,
pero en la actualidad es fácil ver que cada pieza del rompecabezas biblico se complementa
perfectamente con todas las demás.
Dios exhortaba constantemente al pueblo hebreo a que obedeciera a los profetas porque eran sus
portavoces. Usualmente respaldaba sus dichos por medio de señales milagrosas y con el
cumplimiento exacto de sus predicciones. No se les permitía tener la más mínima falla; no existía
margen de error. Si no se realizaba la profecía al pie de la letra, el vocero se consideraba falso y
debía ser ejecutado. La desobediencia deliberada a los videntes acarreaba un castigo severo
(Deuteronomio 13:1‐5,18:17‐22).
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El Antiguo Testamento
Todos los autores del Antiguo Testamento fueron reconocidos como enviados del Señor. Él los
comisionó para proclamar sus palabras haciendo uso de sus labios (palabra hablada) y plumas
(palabra escrita) no todos los que aseguraban ser profetas eran recibidos como tales (2 Pedro 2:1‐
3).
Las Escrituras (Escritos Sagrados) del Antiguo Testamento llegaron a formar la colección final cuando
se escribieron los últimos libros que componen, durante la época de Esdras (cerca de 425 a. C.). La
tradición judía enseña que ese sacerdote se encargó de esto después de que los judíos regresaron
del cautiverio en Babilonia. En la destrucción de Jerusalén, los conquistadores habían destruido
muchos manuscritos y dispersado el resto por todos lados.
Con el fin de restaurar el culto judío, Esdras formo un concilio de 120 varones judíos devotos. Este
grupo llegó a conocerse como la Sinagoga Mayor. La tradición relata que estos líderes espirituales
fueron los que hicieron la colección final de canon del Antiguo Testamento.
El arreglo de los libros en las versiones castellanas se basa en la Septuaginta, de los setenta que
ayudaron en la creación del Antiguo Testamento.
División de libros en el Antiguo Testamento:
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El Nuevo Testamento
Fue escrito entre los años 50 y 100 d. C. El Nuevo Testamento equivale solamente a una cuarta parte
del tamaño del Antiguo Testamento. Para llevar a cabo esta obra Dios usó a los apóstoles en vez de
profetas judíos, entre ellos por lo menos había un gentil, Lucas. El nuevo Testamento solo tiene 9 o
10 autores en contraste con el Antiguo Testamento que tenía por lo menos 41. Jesucristo confirmó
de antemano la autoridad del Nuevo Testamento cuando prometió que el Espíritu Santo se
encargaría de recordarles a los apóstoles exactamente los dichos y hechos de Jesús (San Juan 14:26,
16:12‐14). Además les revelaría las profecías correctas. Los cristianos creemos que el Nuevo
Testamento en su totalidad es el cumplimiento de estas promesas.
División de libros en el Nuevo Testamento:
HISTORIA CARTAS PROFECÍA
Historia de Cristo De Pablo a las Iglesias 27‐ Apocalipsis
Evangelios 6‐ Romanos
1‐ Mateo 7‐ 1 Corintios
2‐ Marcos 8‐ 2 Corintios
3‐ Lucas 9‐ Gálatas
4‐ Juan 10‐ Efesios
11‐ Filipenses
Historia de la Iglesia 12‐ Colosenses
5‐ Hechos 13‐ 1 Tesalonicenses
14‐ 2 Tesalonicenses
De Pablo a Pastores
15‐ 1 Timoteo
16‐ 2 Timoteo
17‐ Tito
18‐ Filemón
De otros
19‐ Hebreos
20‐ Santiago
21‐ 1 Pedro
22‐ 2 Pedro
23‐ 1 Juan
24‐ 2 Juan
25‐ 3 Juan
26‐ Judas
CÓMO LA BIBLIA LLEGÓ A NOSOTROS
“Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en
estos postreros días, no ha hablado por su hijo…” (Hebreos 1:1‐2)
…“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21)
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Un gran estadista Europeo, periodista y escritor dijo lo siguiente:
Una tribu nómada (Israel)… proclamo una idea de la que no fueron capaces todo el genio de Grecia y
todo el poderío de Roma: la de la existencia de un solo Dios, universal y justo, que castigaría en otro
mundo al malvado, por rico y próspero que muriera: un Dios de cuya ayuda dependía el bien del
humilde, del pobre, del débil… podemos estar seguros de que todas esas cosas acontecieron tal como
se refieren en las Sagradas Escrituras. Creemos que les sucedieron a gentes que no diferían mucho de
nosotros y que sus impresiones fueron fielmente conservadas y han sido transmitidas a través de los
siglos, con mayor exactitud que muchos de los relatos telegráficos que leemos acerca de los sucesos
contemporáneos. Según las palabras de Mr. Gladstone, descansamos seguros sobre “la roca
inquebrantable de la Biblia”. (Winston Churchill, Pensamientos y aventuras)
Hacedor y Mantenedor de cuanto existe, Dios nos habló “muchas veces y de muchas maneras”. Así,
desde el Génesis que nos revela el origen de todas las cosas hasta el apocalipsis que nos descubre
el fin, a lo largo de muchos siglos hubo hombres que hablaron y escribieron de parte de Dios. Sus
obras, fielmente transmitidas hasta hoy, forman esa biblioteca divina que llamamos la Biblia. Consta
de dos partes: un Antiguo Pacto (Antiguo Testamento), hecho con el pueblo de Israel, y un Nuevo
Pacto o Testamento (Nuevo Testamento) sellado con la sangre de Jesús‐Mesías, cuya muerte y
resurrección constituye el punto central de la Revelación escrita.
El Antiguo Testamento
Es la parte más antigua de la Biblia. Consta de 39 libros, que nos han sido cuidadosamente
conservados por el pueblo de Israel, guardián de aquella primera revelación escrita (Romanos 3:1‐
2). El Antiguo Testamento fue compuesto a lo largo de nueve siglos por una gran variedad de autores
humanos, movidos por el Espíritu de Dios. Está redactado en hebreo, salvo unas porciones de Daniel
y de Esdras, que fueron escritas en otro idioma.
Copistas y materiales de escribir
En aquellos tiempos, se escribía sobre toda clase de materiales: rocas, tablas de piedra revestidas
con yeso, conchas, láminas de metal, arcilla, etc. Los babilonios y egipcios se valieron de arcilla
blanda y de una púa para fijar sus apuntes y conocimientos. Más tarde, los pueblos del valle del Nilo
escribieron con tinta sobre la corteza seca de una planta acuática: el papiro. Finalmente, muchos
pintaron sus pensamientos sobre anchas tiras de papel, cosidas entre sí, y que luego enrollaban
(Jeremías 36:32). Todos esos materiales sirvieron para transmitirnos la Palabra de Dios.
El cargo de escriba o secretario era muy importante en la antigüedad; pues no sólo sabían descifrar
la escritura, sino que eran los únicos que dominaban ese complicado arte. Siempre llevaban su
escribanía, con sus plumas, tinta y cuchilla para cortar plumas y raspar errores (Ezequiel 9:2‐3;
Jeremías 36:23). Entre los judíos, la principal tarea del escriba consistía en copiar cuidadosamente
“la ley de Moisés, los Profetas y los Salmos”
La transmisión del texto Biblico
Debido a su constante uso, a la fragilidad de muchos de los materiales utilizados y también a las
persecuciones posteriores, no se han conservado los escritos ni del Antiguo, ni del Nuevo
Testamento.
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En cambio, por lo que concierne al primero, disponemos de más de 1,490 manuscritos que han sido
diligentemente comparados entre sí y con numerosas versiones antiguas. Hasta finales del siglo
pasado, la mayoría de ellos eran de los ss. X al XV de nuestra era. Pero en 1896 se descubrieron
miles de fragmentos bíblicos en la Geniza (o depósito de los libros hechos inservibles por su continuo
uso) de la sinagoga del Viejo Cairo. Dotaban de los ss. VI y VII de nuestra era. Luego, entre los años
1932 al 36, varios papiros con fragmentos del Deuteronomio fueron hallados entre las arenas del
desierto egipcio.
El Nuevo Testamento
Está compuesto por 27 escritos, de desigual tamaño, redactados en el griego popular de hace 20
siglos: Evangelios, Hechos de los Apóstoles, Cartas de los enviados del Mesías y Revelación de Juan.
Fueron escritos para afianzar a los cristianos de la primera y segunda generación: “Para que creáis
que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:30‐
31; Lucas 1:1‐4). Y para exhortarles, asimismo, ante cualquier desvió ético o doctrinal.
Las enseñanzas orales de Jesús de Nazaret fueron reunida y copiladas en fecha muy temprana. La
fecha de composición de los tres primeros evangelios puede fijarse entre los años 60‐70. La de los
demás escritos del Nuevo Testamento, entre los años 50 al 95 aproximadamente. En la actualidad,
disponemos de más de 4.685 escritos totales o parciales del Nuevo Testamento.
CONCLUSIÓN
Si, Dios nos ha hablado en tiempos pasados, en muchas partes y de muchas maneras, por medio de
los profetas y finalmente en la persona de su Hijo. Y Dios nos sigue hablando personalmente por
medio de su Palabra escrita en numerosas versiones, hoy día.
Estemos agradecidos al Señor por ese inmenso ejercito de arqueólogos, sabios, traductoras,
copistas, impresores y distribuidores que dieron su tiempo, bienes y energías para que cada cual
pudiera oír, leer y meditar el Mensaje de Salvación en Cristo en forma clara y en un lenguaje actual.
“La hierba se seca, y la flor se cae; más la Palabra del Señor permanecerá para siempre”
(1 Pedro 1:24‐25)
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