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DIODORO DE TARSO

PATROLOGÍA II
• La escuela exegética de Antioquía produjo en la persona de
Diodoro de Tarso a uno de sus mayores sabios y maestros.

• Muy estimado en vida como columna de la ortodoxia, un siglo


después de su muerte fue acusado de herejía y condenado como
causante del nestorianismo. (Doctrina propugnada por Nestóreo,
patriarca de Constantinopla en el siglo V que defendía la división
de Jesucristo en dos naturalezas, la humana y la divina).

• Natural de Antioquía, recibió en esta ciudad su educación


teológica como alumno de Silvano, más tarde obispo de Tarso
(Basilio Magno, Ep. 244,3) y de Eusebio de Emesa (Jerónimo, De
vir. ill. 119). No fueron menores sus éxitos en los estudios clásicos
que cursó en Atenas.
• Sócrates (Hist. eccl. 6,3) y Sozomeno (Hist. eccl. 8,2) nos
informan que, más tarde, estuvo al frente de una comunidad
monástica cerca de Antioquía.

• Como profesor de la famosa escuela exegética de Antioquia


defendió contra los paganos y herejes la fe nicena y contó entre
sus discípulos a hombres como San Juan Crisóstomo y Teodoro de
Mopsuestia.
• Frente al desafío del emperador Juliano el Apóstata, autor de la
obra Contra los Galileos, Diodoro se levantó como “una roca
fuerte” defendiendo la divinidad de Cristo. Esto no sirvió más que
para encender aún más la ira del emperador, hasta el punto de que
Juliano le llama “sacerdote hechicero de los galileos” y “astuto
defensor de una religión propia de aldeanos,” cuya figura desvaída
y semblante pálido, así como su mala salud, son otras tantas
pruebas de la ira de los dioses. Afirma, Juliano, que la divinidad de
Cristo es una invención de Diodoro y afirma que éste funda la
eternidad de Cristo en una leyenda, siendo así que en realidad
Cristo murió una muerte ignominiosa.
• El sucesor de Juliano, Valente, desterró a Diodoro, el año 372, a
Armenia, donde entró en relaciones con Basilio Magno (Ep. 135). A la
muerte del emperador volvió a Antioquía y fue nombrado obispo de
Tarso y Cilicia el 378. En calidad de tal tomó parte en el concilio
ecuménico segundo de Constantinopla el año 381.

• En el decreto imperial del 30 de julio del 381 con que confirmó sus
decisiones, Teodosio I le llama uno de los árbitros seguros de la
ortodoxia (Cod. Theodos. XVI 1,3). Debió de morir antes del año 394.

• Ya para el año 438 Cirilo de Alejandría, en su obra Contra Diodorum


et Theodorum, acusó a Diodoro de ser el responsable de la doctrina de
Nestorio. Fue esa misma acusación la que condujo a su condena final
en un sínodo de Constantinopla el año 499.
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• La herencia literaria de Diodoro fue muy cuantiosa.
Comprendía gran número de obras de exégesis, apologética,
dogma, cosmología, astronomía y cronología. El sirio Ebedjesu
(muerto el año 1318) habla de sesenta tratados.
Desgraciadamente, sólo quedan fragmentos.

• La mayor parte nos ha llegado a nosotros en florilegios siro-


jacobitas, y unos poquísimos en textos nestorianos.

• El escaso número de fragmentos conservados se debe a que sus


enemigos destruyeron completamente sus escritos.
1. Comentarios Bíblicos
• En su exéresis, Diodoro sigue fielmente el método histórico y
gramatical, y se opone tenazmente a la interpretación alegórica
propia de la escuela alejandrina. No trata de buscar en el texto un
sentido oculto, sino el sentido que le dio el escritor inspirado.

• Suidas (Lex. I,I,1379) informa que Teodoro el Lector conocía


comentarios suyos a todos los libros del Antiguo Testamento, a los
cuatro Evangelios, a los Hechos y a la primera de Juan. Ni siquiera
esta lista parece completa: Staab ha descubierto fragmentos de
considerable extensión de una obra sobre la Epístola a los
Romanos; San Jerónimo menciona (Ep. 48,3) un comentario a la
primera a los Corintios y (Ep. 119,4) a la primera a los
Tesalonicenses, del cual copia un pasaje de considerable extensión.
• En su lista de escritos exegéticos, Suidas menciona un tratado
Sobre la diferencia entre teoría y alegoría. La obra se ha
perdido totalmente, pero el título da a entender que en ella
Diodoro explanaba sus principios hermenéuticos.
2. Tratados dogmáticos, polémicos y apologéticos.

• Sus obras apologéticas y polémicas comprenden opúsculos


contra los paganos, contra los judíos y contra los herejes. Según
Heracliano, obispo de Calcedonia, a quien cita Focio (Bibl.
Cod. 85), escribió veinticinco libros Contra los maniqueos; en
los primeros siete libros refutaba la obra del discípulo de Mani
Addas, llamado Modion (“Celemín,” de Mc 4,21), mientras que
“en los restantes libros explicaba y aclaraba el significado de
ciertos pasajes de las Escrituras que los maniqueos
acostumbraban apropiarse en apoyo de sus propios puntos de
vista.”
• Un florilegio siríaco nos ha conservado treinta y tres citas de la
obra de Diodoro Contra los sinusiastas, algunas de ellas
falsificadas por los apolinaristas.

• Teodoreto (Haer. fab. comp. 2,11) menciona unos tratados


“contra Fotino, Malquión, Sabelio y Marcelo de Ancira.”
• La lista de Suidas ofrece los siguientes títulos: De eo, quod sit
unus Deus in Trinitate; Contra Melchisedecitas; Contra
Iudaeos; De resurrectione mortuorum; De anima, contra
diversas de ea haereticorum opiniones; Ad Gratianum capita;
De providentia; Contra Platonem, de Deo et diis; De natura et
materia, in quo opere tractatur de eo quod iustum est; De Deo
et falsa Graecorum materia; Naturas invisibiles non ex
elementis, sed una cum elementis ex nihilo factas esse, ad
Euphronium philosophum, per interrogationem et
responsionem; De eo quomodo opifex quidem sempiternus sit,
opera vero eius non semper exstent; Quomodo velle et nolle sit
in Deo aeterno; Contra Porphyrium, de animalibus et
sacrificiis.
• Finalmente, Focio (Bibl. Cod. 102) llama la atención sobre la
obra de Diodoro Acerca del Espirita Santo, “donde aparece ya
afectado por la mancha de la herejía nestoriana.” De todas estas
obras no queda nada.
3. Obras sobre astronomía y cronología.

• Diodoro debió de ser toda una autoridad en astronomía. Suidas


nos ha conservado los siguientes títulos: Contra astrónomos et
astrólogos et fatum; De sphaera et septem zonis et contrario
astrorum motu; De Hipparchi sphaera; Contra Aristotelem, de
corpore caelesti; Quomodo sol sit calidus, contra eos qui
caelum animal esse dicunt.
• De todas estas obras, la primera, Contra los astrónomos y
astrólogos y contra el destino, es la única de la cual conocemos
más que el título, gracias a la detallada descripción de Focio
(Bibl. Cod. 223), que cita extensos pasajes de la misma.
Comprendía ocho libros y defendía la fe en Dios y en la
Providencia divina contra la creencia en el destino y en el poder
ilimitado de las estrellas. Discutía el origen del mal y refutaba en
particular a Bardesanes y a sus secuaces.

• Entre las obras exegéticas, Suidas menciona un Chronicon que


Diodoro escribió contra Eusebio de Cesarea. Como este título
aparece en la lista de los comentarios bíblicos, es de suponer que
se ocupara de cuestiones cronológicas de la Sagrada Escritura.
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• La escuela de Diodoro de Tarso constituyó un nuevo punto de
arranque; él estuvo unido con la anterior tradición antioquena
sólo por su método y por sus tesis teológicas.

• Sus discípulos más famosos fueron Juan Crisóstomo y Teodoro


de Mopsuestia, en cuya generación la escuela antioquena
alcanzó un período de gran esplendor. Aunque en numerosos
comentarios Diodoro cultiva su exégesis, en oposición
consciente a la interpretación alegórico-mística de los
alejandrinos, sin embargo, con su exégesis histórico-gramatical
él va más allá de «la letra desnuda».
• Esto se pone de manifiesto sobre todo por su distinción entre
allegoría y theoría, a base de la cual él intenta solucionar un
problema importante de la hermenéutica bíblica. La
consideración espiritual de un texto (theoría) hace posible unir
la inteligencia histórica del Antiguo Testamento con una
interpretación referida a Cristo y a su reino. Así se halla un
término medio entre la arbitrariedad alegórica de Filón y la
interpretación literal del judaísmo rabínico.
• Diodoro formula también por primera vez lo que después
recibió el nombre de «cristología antioquena». Así como él
defiende decididamente contra los arrianos la divinidad plena
del Hijo, acentúa igualmente contra Apolinar que en la
encarnación el Logos ha asumido íntegramente la naturaleza
humana. Así se llega en el pensamiento antioqueno a una fuerte
separación en Jesucristo entre el que es Hijo de Dios y el que es
hijo de María y, con ello, de David. Mas, para no renunciar a la
unidad, Diodoro asegura que «no son dos hijos» (Adv.
Synousiastas, fragmento 30s), si bien no consigue exponer esta
unidad en forma conceptualmente satisfactoria.
GRACIAS

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