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HACÍA UNA ÉTICA

ECOLÓGICA
* La teología moral ha llegado con retraso a la reflexión sobre las
consecuencias éticas de la explotación irracional de nuestro
planeta. Estaba mucho más enfocada hacia cuestiones de moral
individual que social.
* Se ha acusado a las iglesias cristianas de haber presentado la
interpretación de los textos bíblicos de la creación (creced y
multiplicaos”, “dominad la tierra”, Gen 11, 28) fomentando la
sobre explotación de los recursos del mundo. La idea judeo –
cristiana del señorío ilimitado del hombre sobre el mundo.
SAN JUAN XXIII: NOS DICE EN RELACIÓN A LA CONFIANZA EN LA DIVINA PROVIDENCIA Y EN LA BUENA VOLUNTAD Y CAPACIDAD DEL
HOMBRE. CON JUAN XXIII TENEMOS EL PRIMER APUNTE ECOLÓGICO MODERNO EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA: MATER ET
MAGISTRA.
a) Empieza deshaciendo un malentendido. Se ha dicho que un cristiano no puede ser ecologista, ya
que en sus genes religiosos lleva inscrita aquella sentencia bíblica: “Llenad la tierra y
dominadla”. A esta primera objeción responde Juan XXIII aclarando que estos preceptos no se
dieron para destruir los bienes naturales, sino para satisfacer con ellos las necesidades de la vida
humana.
b) También responde a la eterna acusación del egoísmo europeo: la culpa es de los pobres, que se
reproducen sin miramientos. Para el Papa Juan no puede ser un problema la vida humana, que
es sagrada; la cuestión está en “cómo coordinar los sistemas económicos y los medios de
subsistencia con el intenso incremento de la población humana”
c) La solución: “desarrollo económico y social que conserve y aumente los verdaderos bienes del
individuo y de toda la sociedad… colaboración mutua de todos los pueblos… intercambio de
conocimientos, capitales y personas”
d) Argumenta con su Fe, Amor y Esperanza inquebrantables que Dios ha concedido a la naturaleza
una capacidad inagotable; y al hombre una penetrante inteligencia para buscar recursos y
ponerlos a su disposición. Los logros conseguidos dan pie a la esperanza, piensa Juan XXIII.
EL MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ DE 1990, BAJO EL LEMA “PAZ CON DIOS CREADOR, PAZ CON TODA LA CREACIÓN”.
ES LA POSICIÓN OFICIAL DE LA SANTA SEDE SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO; TENIENDO EN CUENTA LOS SIGUIENTES PRINCIPIOS
BÁSICOS: LA INTEGRIDAD DE TODA LA CREACIÓN Y EL RESPETO A LA VIDA Y A LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA.
1) La comunidad internacional no puede ignorar que “la crisis ecológica es
esencialmente una crisis moral”; por tanto la solución requiere una
coherente visión moral del mundo.
2) La persona humana ocupa el lugar central en el mundo. La
contaminación o la destrucción del ambiente son fruto de una visión
reductiva y antinatural, que desprecia al hombre.
3) La persona humana vive en estrecha interdependencia con toda la
creación. Tiene el deber de administrarla bien. Si se viola el orden de la
creación, se provoca un desorden ambiental que repercute en el hombre.
4) Los bienes de la tierra son para todos. Todos los pueblos tienen derecho
a acceder a aquellos bienes naturales, espirituales, intelectuales y
tecnológicos necesarios para sus desarrollo integral.
5) El mantenimiento y la protección del bien común requieren la solidaridad de
todos: aceptación de la corresponsabilidad en las causas y en las soluciones;
aunque la equidad pide que este deber sea cumplido según las necesidades y las
capacidades de cada parte.
6) Los estados tienen la obligación de asegurar una justa y equitativa transferencia
de la tecnología apropiada para el mantenimiento del desarrollo y la protección del
ambiente de todas las regiones.
7) La persona humana no debe ser objeto de experimentos biológicos o químicos en
vista del puro progreso de la biotecnología.
8) Toda guerra no sólo destruye las vidas humanas y las estructuras de la
sociedad, sino que daña el medio: destruye cosechas y vegetación, envenena los
terrenos y las aguas. Obliga a los supervivientes a iniciar una nueva vida en
condiciones muy difíciles.
9) No es solución ecológica una política orientada únicamente a reducir la población, sino
la instauración de un orden justo para todos los pueblos. Las campañas sistemáticas
contra la natalidad dirigida contra las poblaciones más pobres, tienen muchos visos
de racismo.
10) Debe respetarse también la unidad familiar, que es el grupo unitario natural y
fundamental de la sociedad. La ayuda económica para el desarrollo no debe estar
condicionada a la aceptación de programas de anticonceptivos, esterilización o
aborto, que no respetan las conciencias, los derechos de las personas ni las culturas
étnicas y religiosas.
EL CAMINO DEL HOMBRE
Como vemos la Iglesia defiende la naturaleza como creación de Dios, pero pone su
énfasis en la protección de la persona.
*Nos dice la encíclica Centesimus annus, “el único camino para la solución de los
problemas es el camino del hombre. Cualquier opción personal, decisión política,
etc., debe tener siempre en cuenta que el hombre todo y todo hombre se encuentra en
su principio, su medio y su fin”.
PRINCIPIOS MORALES SOBRE LA ECOLOGÍA
Respecto a la relación de la naturaleza con el hombre, (Gn. 1, 1 – 28) nos enseña que
Dios ha creado el mundo, precisamente, para el hombre. En efecto, finalizada la
creación, Dios le crea y le da el dominio sobre todas las cosas. En consecuencia, el
hombre dispone de todas ellas, incluidos los animales, para su uso: de ellos se sirve
para alimentarse e incluso para el ocio.
Pero ese dominio no es absoluto. Sólo Dios es el dueño de todo lo creado: “De Yaveh es la tierra y
cuanto hay en ella” (salmo 24, 1). Por ello, el hombre puede “usar” de ellas, pero no “abusar”,
no puede violentarlas no destruirlas inútilmente. Además, la Biblia señala que Dios le confió
otros dos encargos sobre el mundo: cuidarlo” y “cultivarlo” (Gn 2, 15). Es decir, puede usar de
todos los demás bienes, pero tiene la misión de “cuidar” de la naturaleza y de “cultivarla”,
tratando de desarrollar todas las potencialidades que en ella se encuentre.
De estos principios bíblicos se derivan los principios morales que deben regir en la ecología:
1) El hombre puede usar para su servicio los demás seres de la creación.
2) Pero los bienes de este mundo han sido entregados a todos los hombres y a todas las épocas.
Por ello, es inmoral que esta generación y solo algunas naciones se empeñen en la explotación
de las riquezas del mundo en prejuicio de las generaciones próximas.
3) Pero el hombre nunca puede abusar del ejercicio de ese uso, de forma que no le es lícito
maltratar a la naturaleza y menos aún a los animales.
4) Es deber del hombre y de la mujer cuidar de toda la creación con el fin de que cada ser alcance
la perfección que le es debida, y no y no debe destruirla inútilmente.
5) Incumbe al hombre el deber de desarrollar todas las potencialidades que se esconden en la
riqueza de la naturaleza. De ahí la importancia de la ciencia y de la técnica.
6) Dado que algunos políticos han instrumentalizado la ecología para fines del partido, es preciso
liberar a la ecología de la política de partido y orientar hacia el campo del bien común.
ENCÍCLICA “LAUDATO SI”
El papa Francisco nos sorprendió el año pasado al publicar su encíclica “Laudato Si”, donde nos dice que
la creación “esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso
de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y
dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado,
también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en
los seres vivientes” (LS 2). Pero no se aboga por un romanticismo ecológico que tuviera la impostura
máxima de querer defender la naturaleza justificando el aborto de los niños, o proteger a los seres débiles
que nos rodean pero prescindiendo del embrión humano como desechable (LS 120). Así mismo continúa
diciendo.
Formamos parte de un sueño de Dios, fuimos eternamente pensados y queridos por Él como criaturas
distintas de una creación bella y bondadosa. Dice Francisco conmovido: “¡Qué maravillosa certeza es que
la vida de cada persona no se pierde en un desesperante caos, en un mundo regido por la pura casualidad o
por ciclos que se repiten sin sentido! El Creador puede decir a cada uno de nosotros: «Antes que te
formaras en el seno de tu madre, yo te conocía» (Jeremías 1,5). Fuimos concebidos en el corazón de Dios,
y por eso «cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido,
cada uno es amado, cada uno es necesario»” (LS 65).
El papa Francisco concluye, invitándonos a una ecología integral: ambiental, económica, social, cultural,
cotidiana (LS 138-162). Todos estamos comprometidos, creyentes y no creyentes, quienes tienen una
responsabilidad política (LS 164-198) y cuantos vivimos la fe con una espiritualidad que se hace educación
y genera una nueva cultura (LS 200-232). Alabado seas, mi Señor, por la vida que nos das, por los ojos para
contemplarla, por el corazón que nos mueve a cuidarla y a compartirla.

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