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LA METODOLOGÍA EN LA CATEQUESIS

•Puede definirse la metodología como el estudio o elección de un método pertinente

para un determinado objetivo.

•Este término es un concepto que en la gran mayoría de los casos resulta demasiado

amplio, muchos prefieren usar el vocablo método. Ciertamente para muchos trabajos

necesitamos un método, unas técnicas y unos materiales. Un método es bueno cuando

LA contribuye a conseguir el fin que nos proponemos, ayuda a responder a los objetivos.

METODOLO •Por eso, podemos hablar de método como un camino para llegar hacia algo…

GÍA EN LA •El método no es un fin en sí mismo, sino un medio, y como tal, debe estar al servicio

CATEQUESIS
del mensaje que se transmite y de las personas a quienes se dirige, a la acción del

Espíritu que actúa en ellas y a la finalidad propia de la catequesis.

•Lo que verdaderamente importa es que, a lo largo del proceso catequético, vaya

madurando la fe del catequizando en la línea de una confesión de la fe cada vez más

adulta, más arraigada en la Palabra de Dios y más significativa para la vida.


“La catequesis implica la metodología como elemento
constitutivo para que ésta logre su objetivo: la
educación y maduración de la fe, sin perder el sentido
último de la existencia: la vida eterna y el llamado a la
santidad” (Directorio Nacional de Catequesis, pag. 79).
En todo caso, un buen método en la catequesis debe
abarcar a toda la persona. Es decir, debe lograr que
cada destinatario se introduzca en los encuentros con
mucho interés y dispuesto a poner de su parte todo lo
que sea necesario para un mayor y mejor
conocimiento. Por tanto el mejor método será el que
active todas las facultades del ser humano: la
imaginación, la voluntad, los sentimientos, la
inteligencia, la memoria, etc.
No olvidemos que el método es sólo un medio, que nos
ayudará a transmitir de forma cercana y sencilla el
mensaje que Dios y la iglesia nos confía. Lo importante
es que la Palabra de Dios sea conocida, acogida y
vivida por los destinatarios de la catequesis.
Otro elemento importante es el lenguaje, con sus significados
EL LENGUAJE relacionales, el mismo que es constitutivo de la experiencia
humana. Hay que considerar que la catequesis se mide por la
diversidad de las personas, su cultura, su historia o
entorno, su manera y capacidad de entender la realidad.
Por lo tanto, la catequesis se expresa en un lenguaje que es
expresión de la fe de la Iglesia: “En su historia, la Iglesia ha
comunicado la fe a través de la Sagrada Escritura (lenguaje
bíblico), símbolos y ritos litúrgicos (lenguaje simbólico-
litúrgico), los escritos de los Padres, profesiones de fe,
formulaciones del Magisterio (lenguaje doctrinal) y el
testimonio de santos y mártires (lenguaje performativo)”
(Nuevo Directorio para la Catequesis, 205).
Así mismo respecto a la inculturación de la fe el documento
resalta: “Al mismo tiempo, la catequesis asume creativamente
los lenguajes de las culturas de los pueblos, a través de los
cuales la fe se expresa de manera propia, y ayuda a las
comunidades eclesiales a encontrar nuevas maneras,
adecuadas a los interlocutores. Así pues, la catequesis es un
lugar de inculturación de la fe” (Nuevo Directorio para la
Catequesis, 206).
EL ESPACIO
Respecto al espacio se resalta que la Iglesia: “a lo largo de los siglos, ha creado

espacios adecuados para acoger a la gente y llevar a cabo sus actividades:

celebración de los misterios divinos, compartir fraternalmente y enseñar… junto al

espacio dedicado a la liturgia, también son importantes los lugares para el

apostolado y la formación cristiana, para la socialización y la caridad” (Nuevo

Directorio para la Catequesis, 221).

“es necesario que estos lugares sean acogedores, bien cuidados, para que se

perciba un clima de familiaridad que fomente una participación alegre en las

actividades comunitarias. Los ambientes comunes, que recuerdan las estructuras

escolares no son los mejores lugares para llevar a cabo actividades catequísticas.

Así pues, es bueno que estos espacios se adapten al significado real de la

catequesis” (Nuevo Directorio para la Catequesis, 222)

“Sin embargo, es cierto que la dinámica de la Iglesia en salida, que identifica a la

catequesis, tiene sin duda implicaciones para los espacios. Hay que buscar otros

espacios para la catequesis: la casa, el apartamento, los ambientes educativos,

culturales y recreativos, las cárceles, etc.” (Nuevo Directorio para la Catequesis,

223).
Momentos del método catequístico (Directorio
nacional de catequesis pp. 83-87)
En la realidad concreta de nuestro país, desde la experiencia de los últimos años, el método que mejor ha respondido hasta ahora a las
necesidades y desafíos que vive nuestra gente es el método del Ver, Juzgar, Actuar, Evaluar y Celebrar. Los detallamos en sus cinco
momentos.
• VER: Es un acercamiento a la realidad, presentada como acontecimiento, hecho de vida, experiencia o situación humana. En lo posible
debe elegirse un solo hecho, una sola experiencia. Es necesario que el catequista aprenda a ver la realidad.
Actitues para ver:
• Ver con ojos de fe, con los ojos de Cristo
• Ver lo profundo de la realidad, ir a las causas
• Descubrir la vida como signo y lenguaje
• Ver la realidad tal como se presenta, sin desfigurarla, juzgarla o condenarla
• Partir de situaciones concretas de la vida personal o de la comunidad
• Descubrir los “signos de los tiempos”
• Ver desde los pobres con ojos y corazón de pobre
• Acoger amorosamente la realidad
• Contemplar la realidad como don de Dios y tarea humana
• Ver con amor, lo cual se expresa en la solidaridad
• JUZGAR: Es el momento de escuchar a Dios que habla: qué piensa, qué dice,
cuáles son sus proyectos, qué actitudes tiene, cómo actúa, con qué criterios juzga,
qué pide. Se trata de mirar la realidad desde el proyecto de Dios. Este momento
debe ser considerado como el corazón de la catequesis, ya que implica el anuncio
de la Palabra que ilumina la realidad. La iluminación de la Palabra de Dios debe
cuestionar la realidad personal y comunitaria, debe llevar al compromiso, a la
conversión y a la transformación de la realidad en clara sintonía con el Reino.
Actitudes para juzgar:
• Escucha orante de la Palabra de Dios
• Fidelidad a la Palabra
• Capacidad de diálogo
• Apertura a la presencia del Espíritu
• Conversión continua
• Cuestionamiento frente a la realidad
• Actitud contemplativa y de búsqueda de la sabiduría que da sentido a las
manifestaciones del Dios de la vida.
• ACTUAR: Es el momento de confrontar la vida con la Palabra
anunciada y escuchada. Es urgente tomar decisiones, a fin de que
la realidad se ajuste a las exigencias del proyecto de Dios. Es el
tiempo de la acción, del compromiso, de las respuestas, del
encuentro personal y comunitario con Dios, a través de la oración y
de las opciones asumidas para la transformación de la realidad.
Actitudes para actuar:
• confianza y abandono en Dios; apoyarse en la gracia divina
• valor y fidelidad para mantenerse en camino
• coherencia entre fe y vida
• decisión para emprender los cambios que permitan transformar la
realidad
• actitud de consenso y de búsqueda de la unidad
• respeto por el otro y sus ideas
• testimonio inspirado en el seguimiento de Jesucristo
• búsqueda de la verdad
• EVALUAR: Es el momento para sintetizar las vivencias, los
contenidos del mensaje y hacer que el grupo lo verbalice y
memorice. También es el momento de verificar el camino
recorrido tanto por las personas como por la comunidad.

Actitudes para evaluar:

• Disponibilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo

• Creatividad para asumir los correctivos necesarios dentro del


proceso

• Flexibilidad y adaptación a los ritmos personales y comunitarios

• Escucha atenta y reflexiva a las personas y a la comunidad

• Dinamismo para evocar y provocar


• CELEBRAR: Es el momento del encuentro gozoso y celebrativo con Dios. Momento
privilegiado para dejar que actúe la gracia de Dios, que anima e impulsa el proceso
catequístico. Es un camino para educar a la persona y al grupo en la oración y en la
contemplación, en el diálogo filial y amoroso con el Padre, en el encuentro personal y
comunitario con Él. Habrá que superar las formas de oración puramente rutinaria y
memorística, al inicio o al término del encuentro, para llegar a una oración que nazca
espontánea y libre como respuesta de amor a lo que se ha reflexionado juntos.

Actitudes para celebrar:

• vivir la experiencia personal y de grupo como don de Dios,

• relacionarse con Dios personal y comunitariamente,

• amar a Dios y al prójimo,

• superar el individualismo y la competencia con acciones de perdón y reconciliación,

• Participar a la Eucaristía (acción de gracias de la comunidad) como cumbre de toda


celebración.

• educar para la participación en la liturgia,

• vivir la celebración de cada sacramento como meta del camino recorrido y como
invitación a alimentarse personal y comunitariamente para seguir caminando.
Sugerencias para los 5 momentos del método

• Debe propiciarse la creatividad, tanto del catequista como del grupo.

• Es conveniente partir de la vida personal o comunitaria que estamos viviendo, de


modo que evitemos escaparnos de la realidad que vivimos.

• La proclamación, ya sea de la Palabra de Dios o del Magisterio de la Iglesia, se


puede hacer a través de dramatizaciones, lectura dialogada, mímica, diapositivas,
cartas, dibujos, etc.

• Para que el “actuar” pueda influir positivamente en los catequizando y ayudarlos


como grupo a cambiar, a tomar posturas distintas, debemos escoger de común
acuerdo un compromiso concreto, significativo y evaluable.

• Fomentar la oración personal para provocar un encuentro profundo con Dios


Padre, oración que asuma los símbolos de la vida y de nuestra experiencia
personal.
MUCHAS GRACIAS

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