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María, icono luminoso de la belleza de Dios

Decir tu nombre, María, es decir tú que


la pobreza compra los ojos de Dios.
Decir tu nombre, María, es decir que
nuestra carne viste el silencio del Verbo.
Decir tu nombre, María, es decir que el
reino viene caminando con la historia.
Decir tu nombre, María, es decir que
todo nombre puede estar lleno de gracia.
Decir tu nombre, María, es decir que
toda muerte puede ser también su
Pascua.
Decir tu nombre, María, es decirte Toda
Suya, causa de nuestra alegría.
¿Qué frase te ha llamado la atención?

A que te invita esta frase:

Decir tu nombre, María, es decir que el reino


viene caminando con la historia.
Introducción

Para el que está en Cristo lo antiguo ha pasado; hay una nueva creación.
Así de sencillo y atrayente presenta Pablo el mensaje cristiano. Se trata de
experimentar en propia carne que en Él vivimos, nos movemos y existimos.
Nos disponemos a entrar en este retiro dedicado a María, Madre de Dios y
nuestra, y lo hacemos de la mano de este texto paulino porque cuando nos
acercamos a María nos adentramos en el misterio profundo y apasionante
del descubrimiento existencial de que nuestra vida es Cristo, como lo fue
para María de forma privilegiada, pues ella no solamente vivía “en” Cristo
sino que además Cristo vivió físicamente en ella. Ella es la puerta de la
nueva creación.
• La maternidad no es sólo traer fisiológicamente una nueva criatura; implica una serie de
connotaciones que establecen un sistema donde lo fisiológico y hormonal, lo psicológico
y emocional, lo relacional y espiritual se armonizan como en una danza que no
solamente hace surgir un nuevo ser, sino que la madre queda “recreada” en algo nuevo.
• Todas las madres lo experimentan. Cada una venimos de una de una
familia con tantos hermanos. El tiempo en que nacimos ya sea
nosotras o nuestros hermanos. Frecuentemente podríamos
preguntarnos cómo esta cadena de nacimientos sucesivos iría
forjando el nuevo ser de mis padres, especialmente de mi madre. Es
fascinante pensar que como en un antes y un después ellos trajeron
nuevas vidas mientras ellos mismos iban adquiriendo una nueva
identidad.
• En el caso de Miriam de Nazaret pasó algo parecido, pero con
resonancias extraordinarias que, conectaban con una experiencia
divina sin precedentes. En su tierna juventud se ve sorprendida por
una llamada de parte de Dios que le pedía un sí sin condiciones a un
plan desconcertante. Y ella dijo que sí. Naturalmente, como nos lo
enseña nuestra fe, Dios ya le había concedido la gracia suprema para
este fin al concebirla Inmaculada.
• San Pablo nos dice en la carta a los Efesios que todos somos “obras de
arte creadas por Dios en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que
Él mismo había proyectado que hiciéramos antes de que todo fuera
hecho”.
• En María esta obra de arte está totalmente acabada, no por sus
méritos sino por la pura gracia – “Llena eres de gracia”– que le llevó a
decir un sí sin condiciones al plan de Dios sobre ella y sobre toda la
humanidad aunque no veía el camino ni podía entender la mente de
Dios. Pero su sí conectó de manera determinante, ya para siempre, el
cielo con la tierra.
• Señor, si no me atrevo a decirte sí sin condiciones,
• si entro en la vía de la mediocridad, entonces este mundo seguirá siendo lo
mismo.
• Pero si te digo sí sin cálculos ni límites, entonces yo te ayudaré a nacer en el
corazón de todos. Y este mundo será cada día mejor. Así pues, aquí me tienes
para ser tu partero y así te ayudaré a venir y nacer dentro de cada uno. ¡Tú que
eres bondad, belleza y amor!
• Como me siento al iniciar esta experiencia
• Cuales son mis deseos inquietudes o necesidades
• Que estoy dispuesta a dar en este día
• Que necesito pedir

• https://www.youtube.com/watch?v=i9NDr-KEluE&list=RDi9NDr-KEluE
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