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ORFEBRERIA PRECOLOMBINA

COLOMBIANA
La metalurgia se descubrió y desarrolló
independientemente en distintos lugares del mundo y en
distintas épocas. Este saber llegó hace 2.500 años a la
actual Colombia, desde los Andes peruanos donde se
descubrió hace cuatro milenios. Por su dureza o por su
brillo y color, los metales tomaron un lugar importante en
todas las sociedades que los trabajaron y sin duda han
contribuido a forjar nuestra propia sociedad. 
El oro es un elemento químico de símbolo Au y de color
amarillo. Tanto el nombre “oro” como su símbolo se derivan
del latín aurum que se refiere al resplandor, a la luz, a dorar,
dorado, áureo. La palabra “orfebre”, del francés antiguo, se
deriva a su vez del latín auri faber “metalúrgico del oro”, el
que fabrica oro.
La composición en
esta bella pieza
martillada y calada
sigue el principio de
la
complementariedad
de los contrarios,
con dos franjas de
motivos triangulares,
uno escalonado y el
otro recto,
organizados en dos
Nariguera ordenes simétricos,
Tumbaga
1250 d.C. positivo y negativo.
Pupiales, Nariño
13,2 x 15,9 cm
Estas orejeras muy seguramente fueron usadas en bailes y
ceremonias de carácter ritual. La repetición ordenada de
pequeños rostros alrededor de uno mayor, proporciona
ritmo y equilibrio al conjunto, a la vez que da la sensación
de movimiento.
Colgantes de orejera
Oro
600 d.C. - 1700 d.C.
Consacá, Nariño
11,6 cm 11,5 cm
Las formas geométricas se combinan con las zoomorfas en
estos colgantes, donde cuatro monos araña saltan alrededor de
motivos de cruces y espirales.
Colgantes de orejera
Oro
600 d.C. - 1700 d.C.
Consacá, Nariño
8,5 x 10,9 cm 
8,5 x 10,5 cm
Esta bella figura
geométrica evoca un
águila tijereta, ave de
cola bifurcada.
Las formas
escalonadas crean la
ilusión del plumaje
de las alas, mientras
que el triángulo
invertido calado
remite al concepto de
lo positivo y lo
Pectoral negativo.
Oro
600 d.C. - 1700 d.C.
Ipiales, Nariño
15,1 x 16,2 cm
Quizás por ser el principal elemento de transformación del
rostro, las narigueras se hallan entre los objetos más
variados y ricos del arte metalúrgico prehispánico.

En Nariño son ciertamente los más vistosos y complejos,


como en este ejemplo.
Nariguera Tumbaga
845 d.C.
Pupiales, Nariño
8,4 x 23,2 cm
Decorados con áreas
de colores y texturas
contrastantes, estos
discos
presumiblemente se
hacían girar
suspendidos de un
cordel para producir
efectos hipnóticos.

Discos rotatorios
Tumbaga
600 d.C. - 1700 d.C.
Nariño
15,3 cm
En esta pequeña obra maestra
de ornamentación corporal
repujada en una lámina de oro,
la cabeza de un ave de presa
rodeada de serpientes se
proyecta hacia el frente en un
pico de platino. 
Sorprenden tanto la
concepción del motivo, cuyo
simbolismo puede tener que
ver con el dualismo del cielo y
la tierra, como la técnica
Tapa de orejera (con cabeza de ave)
utilizada por el orfebre de
Oro y platino Tumaco.
500 a.C. - 300 d.C.
Valle del Cauca
5 x 8,4 cm
La delicadeza y finura
características del trabajo
de los orfebres de Tumaco
son evidentes no sólo en
los pequeños adornos que
decoraban el cuerpo sino
también en estas bellas
orejeras que resaltaban el
rostro.

Orejeras
Oro
500 a.C. - 300 d.C.
Restrepo, Valle del Cauca
1.4 x 1.7 cm
1.3 x 1.7 cm
Con hilos de oro entorchados
sobre una lámina martillada, el
orfebre logró dar expresión
convincente a esta minúscula
representación de la cabeza
humana, ornamentada con
aplicaciones esféricas.

Máscara miniatura
Oro y platino
500 a.C. - 300 d.C.
Segunvita, Tumaco, Nariño
1,3 x 1,2 cm
En los ríos y aluviones de la
región de Tumaco el oro y el
platino se hallan en
abundancia. Los orfebres
indígenas, que no podían
fundir el platino, descubrieron
la manera de trabajarlo
incluyendo gran cantidad de
limaduras en un poco de oro
fundido.

Orejera
Oro, platino y piedra
500 a.C. - 300 d.C.
Río Inguapí, Tumaco, Nariño
2,7 x 2,8 cm
Casi todas las
representaciones de la figura
femenina en la región de
Urabá, tanto las de cerámica
como las de oro, presentan
abultados muslos y anchos
hombros, en una simbología
quizás relacionada con la
fertilidad o la maternidad.

Colgante
Oro
c.a. 500 d.C.
Turbo, Antioquia
5,8 x 2,7 x 1,2 cm
El busto de un ser humano de
rasgos "quimbayoides" se
funde en esta pieza con el
cuerpo de un ave.

Colgante
Tumbaga
c.a. 500 d.C.
San Pedro de Urabá, Antioquia
4,7 x 3,9 cm
Por su forma y tamaño, este
poporo copia de manera
idéntica a los del fruto seco y
endurecido del calabazo que
utilizan hoy con el mismo fin
los indígenas de la Sierra
Nevada de Santa Marta. La
diferencia está en el material y
sus connotaciones simbólicas
y sociales.

Poporo (recipiente para cal)


Tumbaga
c.a. 500 d.C.
San Pedro de Urabá, Antioquia
14,3 x 6 cm
La cabeza de un pato
cuchara, abundante en
los medios acuáticos de
gran parte de Colombia
hasta el siglo XX,
emerge perpendicular a
las alas y la cola en este
colgante fundido a la
cera perdida.

Colgante
Tumbaga
200 d.C.
San Pedro de Urabá, Antioquia
11,4 x 3,4 cm
Un conjunto de placas
martilladas suspendidas
mediante argollas de barras
horizontales, permite apenas
ver el magnífico diseño de un
ave con las alas y cola
desplegadas.

Pectoral
Oro
c.a. 500 d.C.
San Pedro de Urabá, Antioquia
11,9 x 9 cm
La imagen de este colgante
representa de un modo casi
abstracto una figura humana con
parafernalia ritual, tal vez un
chamán ataviado con adornos de
plumería, máscara, tocado y
bastones transformado en un
murciélago. Imágenes similares
se encuentran presentes en otros
estilos orfebres de Colombia,
Panamá y Costa Rica con
características y atavío
particulares en cada uno de
Colgante ellos.
Oro
1,6 X 9,5 cm
Esta trompeta decorada
con espirales dobles fue
inicialmente tallada en dos
huesos probablemente
humanos y luego
enchapada en dos
secciones con finas
láminas de oro, en las
cuales quedaron repujadas
las figuras.

Trompeta
Oro
200 a.C. - 200 d.C.
Palmira, Valle del Cauca
40 x 5,6 cm
Al adherir a un
caracol marino
láminas de oro tan
delgadas como el
papel, el orfebre
consiguió crear una
entidad
completamente nueva
y mágica. Con el
tiempo el caracol
desapareció, pero
quedaron sus formas,
Cubierta de caracol
representadas de
Oro manera
100 a.C. - 1000 d.C.
Restrepo, Valle del Cauca perfectamente fiel.
14,8 x 30 cm
En una doble combinación de
rasgos antropomorfos y
zoomorfos, la mitad superior
del poporo presenta un ser con
características humanas y
animales, mientras que la
inferior muestra con gran
fidelidad parte de un caimán.
En su elaboración se utilizaron
tres láminas martilladas y
repujadas sobre un molde.
Poporo (recipiente para cal)
Oro
200 a.C. - 200 d.C.
Palmira, Valle del Cauca
9,7 x 5,2 cm
El cáliz de estas orejeras, parte
que se introducía en el lóbulo
de la oreja, tiene cuatro
pequeños agujeros en los que
tal vez se insertaban plumas.

Orejeras
Oro
200 a.C. - 200 d.C.
Palmira, Valle del Cauca
2 x 6 cm
2 x 6 cm
En el cementerio de
Malagana máscaras
como ésta fueron
utilizadas como ajuar
funerario. En ellas, la
representación del
rostro sin vida o con
aspecto cadavérico,
recuerdan la idea de la
transformación después
de la muerte.
Máscara
Oro
200 a.C. – 200 d.C.
Palmira, Valle del Cauca
26,30 x 41,40 cm
Obras maestras de la
miniatura en oro, los palillos
utilizados para extraer de los
poporos la cal que facilita la
extracción del alcaloide de la
coca muestran en sus remates
una variedad de personajes
con indumentaria y atributos
minuciosamente
representados.

Palillos para cal


Oro - Tumbaga
100 a.C. - 1000 d.C.
Quindío
22,6 x 2,1 cm
Uno de los objetos más
memorables del área
Calima es esta nariguera,
que representa a un jaguar
visto de frente,
preparándose para saltar.
Es notable la ilusión de
realismo tridimensional,
lograda sin escorzo
alguno en la proyección
de la figura.
Nariguera
Oro
100 a.C. - 1000 d.C.
Restrepo, Valle del Cauca
22,1 x 21,1 cm
Cuchara
Oro
100 a.C. - 1000 d.C.
Restrepo, Valle del Cauca
22,5 x 4,4 cm

Ciertos objetos procedentes de las tumbas prehispánicas son


evidentemente instrumentos que formaron parte de la
parafernalia ritual del chamán. Tal es el caso de esta cuchara
de oro martillada, calada y finamente cortada con
ornamentación aserrada en los bordes de la parte superior del
mango.
Este personaje enmascarado
lleva una diadema y una
nariguera que le cubren el
rostro, un bastón y una piel de
lagarto en las manos. Las
rodillas ligeramente dobladas
sugieren el baile ritual.

Colgante
Oro
100 a.C. - 1000 d.C.
Restrepo, Valle del Cauca
7,1 x 3,2 cm
Este adorno para el pecho
representa una figura
humana en rígida y
artificiosa posición. Su
simetría y el juego de sus
proporciones exactas
capturan la mirada con
extraordinaria fuerza,
convirtiéndolo en una obra
de arte intemporal.

Objeto
Tumbaga
0 - 550 d.C.
El Dragón, Calarcá, Quindío
23,4 x 25,7 cm
Una de las figuras icónicas de mayor
fuerza visual de la metalurgia
prehispánica es la representada por
este pectoral de estilo Tolima, en que
se combinan rasgos humanos y
animales. Formas escalonadas,
vertical y horizontalmente
simétricas, dan la apariencia de
brazos y piernas desplegados hacia
afuera, mientras que la prolongación
inferior puede interpretarse como la
cola enroscada del jaguar, vista
Pectoral
simultáneamente por dos costados.
Oro
0 - 550 d.C.
Campohermoso, Ataco, Tolima
33,8 x 15,5 cm
La compleja relación entre el
mundo de las formas y el
mundo de las ideas encuentra
expresión en la metalurgia
Tolima en fantásticas
creaciones como este
colgante, en el cual se
identifica el cuerpo de un
felino combinado con formas
de aves y quizás de insectos.

Colgante
Oro
0 - 550 d.C.
Campohermoso, Ataco, Tolima
5,7 x 1,7 cm
Esta figura que combina las
orejas y cola de un felino con
las alas de un ave y
posiblemente un rostro
humano y un esqueleto de pez,
reúne en sí misma la
multiplicidad de las facultades
chamánicas.

Pectoral
Oro
0 - 550 d.C.
16 x 8,7 cm
La transformación del chamán
en ave es uno de los temas
más frecuentes en la orfebrería
prehispánica colombiana. El
personaje representado en este
magnífico pectoral, con pico
encorvado que lo transforma
en ave, lleva adheridos a
ambos brazos animales de
cola enroscada, interpretados
como auxiliares del chamán.

Pectoral
Oro
1000 d.C. - 1,600 d.C.
16,5 x 12,2 x 2,1 cm
El gallo de la sierra (Rupícola
rupícola), ave de hermoso
plumaje y vistoso penacho, es
manifestación del dueño de
los animales en algunas
sociedades indígenas actuales

Alfiler
Oro
1000 d.C. - 1600 d.C.
Quindío
7,4 x 1,5 cm
Las orejeras son los
adornos más
abundantes y de más
amplia distribución
en la metalurgia
Zenú. Suelen incluir
en su diseño
diminutas figuras de
animales, en este caso
un par de lagartos
acompañados de aves
que reposan sobre el
Orejera
Oro fino tejido de la
150 a.C. – 1600 d.C
Río Sinú, Córdoba
filigrana.
5,4 x 10,3 cm
Representación de un venado
bicéfalo, fundido a la cera
perdida.

Remate de bastón
Tumbaga
150 a.C. - 1600 d.C
Majagual, Sucre
7,8 x 9,9 cm
Representación de un
felino en estado de alerta
y con todos sus músculos
en tensión, este colgante
sintetiza algunos de los
rasgos característicos del
arte metalúrgico Zenú.
Fue elaborado en oro
vaciado a la cera perdida
y crea cierta sensación de
realismo mediante una
síntesis de elementos
Colgante
naturalistas y
Oro geométricos.
350 d.C.
El Banco, Magdalena
7,5 x 12,2 cm
Los remates de bastón,
aditamentos de oro o
tumbaga que se ajustaban
a uno de los extremos de
una vara de madera,
presentan la más rica
variedad iconográfica en
la región zenú.
Representa este un
caimán de aguja
(Crocodylus acutus) ,
lagartos abundantes en
Remate de bastón
Oro las aguas tropicales.
120 d.C.
Majagual
6.40 cm. x 15.40 cm
Esta orejera circular
en filigrana tiene en el
centro una figura
humana sentada,
posiblemente un
chamán, acompañado
de dos jaguares.

Orejera
Tumbaga
900 d.C. – 1600 d.C.
Colosó, Sucre
5.2 x 5.5 cm
Las láminas circulares que
penden del pico de esta
ave, tan frecuentes en
zenú, sin duda tuvieron
como fin acentuar el
efecto óptico y sonoro de
los objetos.

Remate de bastón
Oro
670 d.C.
4,5 x 2,7 x 10.5 cm
La abundante fauna de la
región del Caribe colombiano
ofreció al orfebre prehispánico
inagotable variedad de formas
y motivos. Este colgante es
una interpretación de un pez
de numerosas aletas conocido
con el nombre de "cucha" o
"coroncoro".

Colgante
Tumbaga
150 a.C. - 1600 d.C.
San Marcos, Sucre
19,2 x 6,5 x 3,3 cm
El pectoral del "Ajuar de
Planeta Rica" tiene forma
semilunar, y en su
decoración sobresalen dos
aplicaciones circulares con
placas colgantes, elaboradas
separadamente y pegadas al
cuerpo principal de la pieza.

Pectoral
Oro
150 a.C. - 1600 d.C.
Planeta Rica, Córdoba
20,8 x 14,9 cm
Los brazaletes, el pectoral, el cubresexo y la nariguera que
componen el llamado "Ajuar funerario de Planeta Rica" fueron
hallados en un túmulo funerario y probablemente
pertenecieron a un solo individuo. Placas circulares colgantes
constituyen el adorno principal de todos estos objetos.

Brazaletes
Oro
150 a.C. - 1600 d.C.
Planeta Rica, Córdoba
6 x 4,1 cm
5,3 x 4,1 cm
En la metalurgia
prehispánica de Colombia
los peces son
extraordinariamente
escasos. Este solitario y
bello pez alado hallado en
una tumba de San Agustín
nació de la conjunción
mítica de dos mundos, el
aire y el agua.

Colgante
Oro
0 - 900 d.C.
San Agustín, Huila
3,1 x 9,7 x 8,8 cm
Diademas similares a esta
fueron talladas en la frente
de algunas estatuas de San
Agustín. La forma de H
esquematiza al felino,
como lo ponen de presente
las manchas de su piel.

Diadema
Oro
0 - 900 d.C.
30,5 x 35,2 cm
Este collar, cuyas cuentas
recuerdan formas de aves,
presenta una figura
masculina de
desmesuradas manos y
casi desprovista de cabeza,
al contrario de lo que es
frecuente en las estatuas.

Collar
Oro
0 - 900 d.C.
San José de Isnos, Huila
1,2 x 0,5 cm
Las célebres estatuas encuentran
eco en varios objetos figurativos
de la región Calima y, desde
luego, de San Agustín, como esta
pequeña pieza de láminas
martilladas sobre molde,
repujadas y ensambladas, que
conserva las características
formales e iconográficas de la
estatuaria de la región.

Figura
Oro
0 - 900 d.C.
San Agustín, Huila
3,5 x 1,5 cm
El personaje de este pectoral,
apoyado en dos barras
horizontales, representa quizás
al universo, tan pesado, según
una versión de la mitología de
los actuales koguis, que
necesita de dos vigas para no
caer al mundo inferior.

Pectoral
Oro
200 d.C. - 900 d.C.
Río Palomino, Santa Marta,
Magdalena
13,8 cm
Este magnífico objeto,
portador de una variedad
de complejos elementos
simbólicos, muestra a un
hombre con la máscara de
un murciélago y gran
tocado con abundantes
espirales y figuras de aves.
En sus manos lleva un
bastón terminado en
volutas en ambos
Colgante extremos.
Tumbaga
San Pedro de la Sierra, Ciénaga
Magdalena
900 d.C. – 1600 d.C.
10,6 x 11.3 cm
La compra de este poporo
quimbaya por el Banco de la
República en 1939 fue el primer
esfuerzo institucional realizado
en Colombia por detener la
destrucción de la orfebrería
prehispánica y salvaguardar una
parte esencial del patrimonio
histórico de la nación. Obra
maestra de la metalurgia,
vaciada en dos partes por el
Poporo (recipiente para cal) método de la cera perdida, esta
Tumbaga
0 - 600 d.C.
pieza fue el origen de las
Loma de Pajarito, entre colecciones del Museo del Oro.
Angostura y Yarumal, Antioquia
23,5 x 11,4 cm
Característicos de la
metalurgia Quimbaya "tardía"
-existente cuando llegaron los
españoles- son los objetos
martillados y repujados con
figuras esquemáticas. Aquí
vemos aves y espirales
distribuidas simbólicamente
en cuatro cuadrantes.

Pectoral
Oro
900 d.C. - 1600 d.C.
14,1 cm
El cuerpo del poporo
representa a una mujer de alto
rango que sostiene en sus
manos figuras de animales
pareados. Sus
desproporcionados hombros,
las ligaduras en las piernas, las
nítidas líneas faciales, son
rasgos característicos del
estilo de la orfebrería
Quimbaya.
Poporo (recipiente para cal)
Tumbaga
0 - 600 d.C.
Puerto Nare, Antioquia
27,1 x 11,8 cm
El recipiente con forma de
fruto de totumo, compuesto de
dos partes de las cuales una
sirve de tapa, se llevaba
aparentemente suspendido de
una cuerda.

Recipientes con tapa


Tumbaga
0 - 600 d.C.
Puerto Nare, Antioquia
29,3 x 13,4 cm
Los cascos son quizás los
únicos objetos de
metalurgia prehispánica
colombiana que guardan
una semejanza cercana, en
cuanto a forma y función,
con la armadura del mundo
antiguo occidental. La
protección que brindaban,
sin embargo, era más
simbólica que real.
Casco
Tumbaga
0 - 600 d.C.
Puerto Nare, Antioquia
11,2 x 19,1 cm
Los poporos se utilizaban para
guardar la cal necesaria para
extraer el alcaloide al masticar
la hoja de coca. La elegancia y
simplicidad de sus formas y el
pulimento y brillo de la
superficie de este ejemplar
evocan conceptos de la
escultura universal.

Poporo (recipiente para cal)


Tumbaga
0 - 600 d.C.
Tarazá, Antioquia
24,5 x 7,2 cm
Esta sorprendente botella con
tapa perteneció, a principios
del siglo xx, al antioqueño
Leocadio María Arango, cuyo
espíritu curioso y
coleccionista salvó de la
fundición muchos objetos que
actualmente preserva el
Museo del Oro.

Poporo (recipiente para cal)


Tumbaga
0 - 600 d.C.
Filandia, Quindío
11 x 9,5 cm
La cal que guardan los poporos se
extrae con un largo palillo
humedecido con saliva e
introducido por un orificio abierto
en la parte superior del recipiente.
Este poporo lleva en su parte
inferior adornada con relieves que
simulan una calabaza, dos anillos
para suspenderlo al cuello con
cuerdas o con un collar, como se
observa en algunas figuras
humanas de orfebrería. Los
Poporo o recipiente para cal
Tumbaga
poporos eran símbolos de los
Período Temprano poderes sagrados y la sabiduría de
(0 - 600 d.C.)
Roldanillo, Valle del Cauca los líderes políticos del Período
16,7 x 8,6 cm Temprano.
Los rostros representados en
la metalurgia quimbaya son en
esencia semejantes entre sí, y
presentan ciertos rasgos
estilísticos peculiares: cara
triangular, prominente nariz,
grandes ojos entornados y
labios rectos.

Cuenta
Tumbaga
0 - 600 d.C.
2 x 1,7 cm
Los muiscas celebraban en sus
lagunas una ceremonia a la
que se ha dado el nombre de
El Dorado. En ella el heredero
del cacicazgo, cubierto de oro
en polvo, tomaba posesión de
su mandato con una gran
ofrenda a los dioses. En esta
representación aparece en el
centro de una balsa rodeado
por los caciques principales y
su séquito, todos adornados de
Balsa muisca (figura de ofrenda)
Oro
oro y plumería.
600 d.C. - 1600 d.C.
Pasca, Cundinamarca
10,2 x 19,5 x 10,1 cm
GRACIAS
POR SU
ATENCIÓN

LEO VARGAS

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