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Este documento presenta un curso de taller de redacción académica. El objetivo del curso es revisar las convenciones normativas para el uso formal del español en contextos académicos, como la redacción de monografías y trabajos escritos. Se enfatiza que el lenguaje académico requiere corrección ortográfica, léxica y gramatical según la norma culta, y que las reglas de la normativa solo rigen el uso formal y no deben usarse para discriminar.
Este documento presenta un curso de taller de redacción académica. El objetivo del curso es revisar las convenciones normativas para el uso formal del español en contextos académicos, como la redacción de monografías y trabajos escritos. Se enfatiza que el lenguaje académico requiere corrección ortográfica, léxica y gramatical según la norma culta, y que las reglas de la normativa solo rigen el uso formal y no deben usarse para discriminar.
Este documento presenta un curso de taller de redacción académica. El objetivo del curso es revisar las convenciones normativas para el uso formal del español en contextos académicos, como la redacción de monografías y trabajos escritos. Se enfatiza que el lenguaje académico requiere corrección ortográfica, léxica y gramatical según la norma culta, y que las reglas de la normativa solo rigen el uso formal y no deben usarse para discriminar.
DOCENTE: M.Sc. Richard Huamán Flores Arequipa, 2020 Se aprende a redactar textos académicos redactando textos académicos. La frase es ciertamente circular, pero no por ello deja de ser cierta. No hay pasos infalibles ni fórmulas exitosas. Lo único que garantiza la buena redacción es la experiencia de lecturas previas. El desafío del español académico El lenguaje académico tiene por primer e ineludible requisito la corrección, tanto ortográfica como léxica y gramatical, según la norma del español culto. Cualquier falta lingüística, especialmente de ortografía, supone la peor carta de presentación de un escrito académico y le resta automáticamente fiabilidad frente al lector. El curso de taller de redacción está destinado a revisar, de manera práctica, las principales convenciones normativas vigentes para el empleo del castellano formal en contextos académicos, esto es, el código lingüístico que debe emplearse en la vida universitaria para la redacción de monografías, trabajos escritos, artículos y ensayos científicos, controles de lectura, exámenes de desarrollo, etc. Se parte del hecho de que el uso cotidiano de la lengua es muy distinto de su empleo para fines académicos, pues este se rige por un conjunto muy específico de reglas que deben aprenderse y practicarse de manera explícita y consciente. No se abordan aquí los usos correctos propios de la redacción literaria, periodística, publicitaria, los cuales, si bien pueden considerarse también formales, se rigen por convenciones parcialmente distintas de las de la redacción académica. Por otra parte, cabe recordar también que las reglas de la normativa rigen exclusivamente para el uso formal de la lengua; en contextos coloquiales o informales, en cambio, el hablante debe sentirse libérrimo para comunicarse como mejor le parezca. Repárese, además, en el hecho de que la normativa no es una ciencia, pues consiste, centralmente, en obligaciones y prohibiciones fundadas en juicios de valor tales como «correcto» o «incorrecto» (y, por principio, ninguna ciencia es valorativa). Estos juicios se basan, más bien, en acuerdos sociales, los cuales son establecidos por ciertos organismos a los que se les otorga, de modo convencional, la autoridad correspondiente. En el ámbito hispánico, la fuente paradigmática de las normas de uso correcto del castellano es la Real Academia Española (RAE). La normativa debe ser considerada solo como un instrumento que tiene por finalidad exclusiva el asegurar la uniformidad en el uso lingüístico precisamente ahí donde se requiere tal univocidad (para el caso presente, en la redacción académica). Se hace esta advertencia, pues, lamentablemente, en nuestro medio —caracterizado, como es sabido, por enormes diferencias sociales, económicas y culturales—, la normativa es tomada, por ciertas personas, como un medio para la expresión de un pretendido poder sobre otros. En efecto, el conocimiento de las reglas normativas (o su ausencia) termina convertido, a veces, en un mero pretexto para estigmatizar y discriminar a aquellos que, por diversas circunstancias, no han tenido la oportunidad de aprenderla y asimilarla. Más aún, la discriminación lingüística ocurre, con frecuencia, en contextos particulares de uso, en los cuales, como se ha visto, el hablante tendría que sentirse libre de expresarse de manera totalmente espontánea, abierta y creativa. • ¿QUÉ OBRAS FUNDAMENTALES RIGEN POR MÁS DE TRES SIGLOS NUESTRO IDIOMA ESPAÑOL?