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Historia económica del Perú.

Medios del Estado: recursos, sectores


económicos.
La historia económica del Perú tiene sus raíces tradicionales en los
recursos naturales, como la minería, la pesca y la agricultura. En la
época precolonial, durante el dominio del imperio Inca, la
economía era fundamentalmente agrícola, a pesar de que alcanzó
cierto desarrollo la ganadería y la minería. El objetivo primario de
la economía inca era de subsistencia, con un sistema basado en la
reciprocidad y el trueque de productos.
En los últimos años del siglo XXI, ha habido un incremento notable
en las industrias ligeras, servicios y tecnologías de alto. En 2007, la
economía peruana creció un 9%, la tasa de crecimiento más
grande en el mundo.
Periodo prehispánico
Este periodo recoge el lapso que va desde la ocupación del territorio
peruano por el género humano, hace unos veinte mil años, hasta los
inicios del siglo XVI. El elemento común de todo este tiempo fue el
aislamiento de la población respecto del resto del mundo, que aunque
no fue total, porque existen algunas hipótesis sobre contactos con
pueblos mesoamericanos o de la Polinesia; pero no existieron
intercambios comerciales ni de otro tipo con otros pueblos.

En el momento de la conquista o invasión española, el territorio del


actual Perú tenía entre cinco y nueve millones de habitantes, lo que
suponía en un territorio con poca tierra cultivable y sin comercio una
organización económica compleja y eficaz.
El imperio inca (el Tahuantinsuyu) que
ocupa la menor extensión temporal del
periodo prehispánico, entre los años 1470 y
1532, es el mejor conocido, ya que se
cuenta para su conocimiento con restos
arqueológicos y el testimonio escrito de los
primeros testigos europeos que llegaron a
conocerlo personalmente. El desarrollo
político alcanzó su mayor grado de
complejidad que tuvo un correlato en el
ámbito económico.
La economía inca se basó en la agricultura que desarrollaron
mediante técnicas avanzadas, como las terrazas de cultivo
llamados andenes para aprovechar las laderas de los cerros,
así como sistemas de riego heredados de las culturas
preincas. Los incas cultivaron maíz, yuca, papa, frijoles,
algodón, tabaco, coca, etc. Las tierras eran propiedad
comunal y se trabajaban en forma colectiva. Desarrollaron
también una ganadería de camélidos sudamericanos (llama y
alpaca).

La actividad comercial era muy reducida, provocado por la


ausencia de ríos navegables y la dificultad del uso de la rueda
en esos territorios, además de que no existían animales de
gran carga en Europa y Asia. Se contaba únicamente con la
llama, cuya capacidad porteadora era similar a la de un
hombre, por lo que la organización económica era de
autoconsumo, porque debían consumirse básicamente en el
lugar donde eran producidas.
Periodo colonial temprano
Este periodo comienza en 1532, cuando los españoles capturan al Inca Atahualpa, se produce el
derrocamiento del Estado Inca y su sustitución por el gobierno del rey de España. El periodo
termina con la muerte del último rey de la dinastía ausburgo, Carlos II.

Los españoles introdujeron nuevos cultivos, animales y tecnología, pero también instauraron
nuevas instituciones y organizaciones económicas, como la moneda, el trabajo asalariado, las
ciudades y la hacienda o latifundio agropecuario. Dieron inicio a un nuevo sector productivo,
destinado a cumplir un rol muy destacado en Perú, como la minería, y vincularon a la economía
peruana con el resto del mundo, de la mano de este nuevo sector.

El inmenso territorio del virreinato del Perú abarcó gran parte del territorio de Sudamérica,
incluida Panamá. Quedó fuera de él, también como bien realengo, Venezuela y Brasil, que sobre
el océano Atlántico, pertenecía a Portugal. Entre los años 1580 a 1640, Portugal compartió el
mismo monarca que España en una unión dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Habsburgo
siendo, por lo tanto durante ese tiempo, parte del inmenso Imperio español. Brasil, entonces,
integró este imperio.
Sin embargo, durante el transcurso del siglo XVIII su superficie sufrió tres importantes
mermas al crearse -con parte de su territorio- dos nuevos virreinatos de la corona española:
el Virreinato de Nueva Granada y posteriormente el Virreinato del Río de la Plata. Al mismo
tiempo el Brasil lusitano extendía sus fronteras hacia la Amazonia.

El período colonial presenta tanto signos negativos como positivos para la evolución
económica del actual Perú. Como signos negativos destaca la caída demográfica producida
tras la conquista, la especialización del país como una economía exportadora de materias
primas, que no requería de una mano de obra muy abundante y también la pérdida de
eficiencia provocada por el desmoronamiento del Estado inca y la crisis demográfica. Como
elementos positivos deben destacarse la llegada de nueva tecnología y nuevas instituciones
económicas, que permitieron la mejora de la productividad. No queda claro cual fue el
balance final entre lo que se perdió y lo que se ganó con la conquista española, pero la
impresión actual es hubo un primer largo periodo de ajuste en el que pesaron más los efectos
adversos de la conquista y uno segunda en el que la productividad del trabajo aumentó y los
recursos naturales fueron mejor aprovechados.
La minería
Fue la actividad preferente en el virreinato durante el siglo XVI y gran parte del XVII, para empezar
a decaer en el siglo XVIII. Dentro de la actividad minera se distinguieron un primer periodo, previo
al establecimiento de la organización virreinal, caracterizado por un sistema de extracción
intensiva del metal con base en una febril actividad de la superficie, desmantelamiento,
apropiación, y reparto de las riquezas del antiguo Perú. El segundo correspondería a la existencia
del virreinato con el ordenamiento económico que empieza con las Ordenanzas de 1542.

Las mejores minas, por su calidad y rendimiento fueron de propiedad de la corona española. Las
minas más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por particulares con la obligación de pagar
como impuesto el denominado Quinto Real, o sea, la quinta parte de la riqueza obtenida. Los
principales yacimientos mineros fueron: Castrovirreyna, Huancavelica, Cerro de Pasco,
Cajabamba, Contumaza, Carabaya, Cayllama, Hualgayoc, todas ubicadas en el actual Perú. Pero el
más grande a nivel minero fue el yacimiento de Potosí, cuya producción se sustentó en la mita
minera. El Cerro Rico de Potosí proporcionó las dos terceras partes de la plata que hubo en el Perú
hasta que en 1776 pasó a formar parte del Virreinato del Río de la Plata.
Los centros mineros fueron ciudades que
rápidamente se convirtieron en emporios
comerciales que engranaron todo un
circuito comercial en el que se encontraban
la ciudad de México (para Zacatecas y
Guanajuato) y Lima (para Potosí, Cerro de
Pasco y Huancavelica). Para la extracción de
la plata las técnicas andinas incluían el
método de la huaira, que consistía en el
empleo de un horno al cual se le sometía el
plomo, extrayéndose finalmente la plata.
Pero esta plata era de una impureza
notoria.
Régimen comercial del virreinato
El comercio virreinal estuvo basado en el monopolio debido al carácter exclusivista y mercantilista
que prevaleció en la economía. Hasta el debilitamiento, y luego la derogación del monopolio
universal, sólo los territorios españoles de Europa podían comerciar con la América española. Con
el tal propósito y el de recaudar impuestos, se creó en Sevilla la llamada Casa de Contratación de
Indias en 1503, organismo encargado de velar por el cumplimiento del monopolio. Además, en
cada virreinato funcionaba un Tribunal del Consulado, que controlaba el movimiento comercial e
intervenía en todo lo relacionado a él.
En 1561, Felipe II estableció que los únicos puertos para el tráfico comercial fueran Sevilla en
España, Veracruz, en México y Callao en el Perú, en tanto que Cartagena de Indias y Panamá eran
tenidos como puertos de tránsito.

En cumplimiento de esta disposición, anualmente salían de Sevilla dos grupos de barcos cargados
de mercaderías y escoltados por otros barcos de la marina de guerra española. El grupo de
barcos que iba a México tomaba el nombre de flota y arribaba a Veracruz. Los que venían al Perú
tomaban el nombre de galeones y llegaban, primero, al puerto de Cartagena de Indias y, de allí,
pasaban al puerto de Portobelo. Allí en Portobelo, se realizaba una gran feria, a la que asistían los
comerciantes limeños que hacían su arribo a este lugar, mediante la llamada Armada del Mar del
Sur, hasta Panamá, y, luego, por tierra, atravesaban el istmo para llegar a Portobelo. Efectuadas
las compras y ventas en Portobelo, los comerciantes de Lima se embarcaban, nuevamente, en la
Armada del Mar del Sur y arribaban al Callao, desde donde enviaban las mercaderías por tierra a
los pueblos y ciudades del interior del virreinato como Arequipa, Cuzco, Charcas, Buenos Aires,
Santiago y Montevideo. De esta manera, el Virreinato del Perú se convierte en eje del
movimiento comercial. El Callao, como puerto autorizado, mantuvo su preeminencia sobre otros
puertos menores, tanto de la costa del Pacífico, como del Atlántico.
El monopolio no dio resultado para el Imperio español; en cambio, fomentó el comercio
ilícito, de contrabando, a cargo de ingleses, franceses y holandeses. Los barcos de los países
contrabandistas arribaban a puertos menores, así como también a caletas y embarcaderos,
desde donde se introducía la mercadería a los poblados aledaños y ciudades del interior del
Virreinato, lugares éstos en los que se daba el caso de mayor aceptación de estos productos
que se expandían a un precio sumamente bajo en relación a los mismos artículos traídos por
los mercaderes españoles. La mayor intensidad de este comercio ilícito se manifestó en los
puertos del Atlántico, llámese Montevideo y Buenos Aires; ello debido a la lejanía en que se
encontraban con respecto a la capital virreinal, Lima, y al puerto de entrada autorizado que
era el Callao. Se ha llegado a estimar que por cada dos mil toneladas de comercio lícito
entraban al Virreinato del Perú trece mil toneladas ilícitas, es decir, de contrabando.
Rompieron también el monopolio comercial los
corsarios (que robaban para beneficiar a sus
propios países o determinada nación europea) y
los feroces piratas (que lo hacían para su propio
provecho). El más famoso de los corsarios fue
Francis Drake que, bajo la insignia de la corona
inglesa en tiempos de Isabel I, atacó los puertos de
América meridional, saqueó el Callao y Paita, luego
se dirigió a Panamá donde logró acumular un gran
botín, regresando a Inglaterra por la vía de
Oceanía, en la época del virrey Francisco Álvarez
de Toledo.

Todo ello determinó, que precisamente, Lima,


fuera circundada de murallas y que, asimismo, se
construyese la Fortaleza del Real Felipe, o los
Reales Castillos, del Callao.
Impuestos del Virreinato

La llamada Real hacienda o Caja fiscal del Rey


obtenía recursos directos con el cobro de una
serie de impuestos, que afectaban a las
actividades económicas. Había cajas
repartidas en todo el virreinato que
recolectaban los fondos, cubrían los gastos
de la administración y remitían el sobrante a
la caja principal situada en Lima (Caja Real de
Lima), la misma que, saldando los gastos del
propio virreinato, luego las remitía a España.
Entre los impuestos, que el virreinato pagaba a la corona figuraban:

• EL Quinto Real (Quinto del Rey). O sea, la quinta parte de los metales extraídos o de los
tesoros encontrados.
• El Tributo Personal del Indio. Que obligaba al habitante andino, entre los dieciocho y
cincuenta años, a pagar una suma anual.
• El Alcabala. O sea, el pago que se hacía por concepto de la compra o venta de
propiedades
• El Almojarifazgo. Que era el impuesto que se pagaba por la entrada y salida de
mercaderías (hoy aranceles o derechos de aduana).
• La Media Anata. O sea, el impuesto que gravaba anualmente los sueldos de los
funcionarios públicos y burócratas.
• La Derrama. Que eran los donativos extraordinarios que se obligaba a hacer a los
habitantes del virreinato cuando España sostenía guerras con sus rivales europeos.
• Los Estancos. De la sal, del tabaco, del papel sellado, de los naipes, etc., es decir, el
impuesto que gravaba a tales productos, los mismos que tenían que ser pagados por los
colonos.
La moneda
En un comienzo, durante la conquista, no hubo moneda
para el comercio, después aparece la primera expresión de
la moneda en el Perú, la callana, que era una pieza
rudimentaria fundida con especificación de peso y ley que
funcionó en Cajamarca, Lima, Cuzco y Piura. Después se
confeccionó el peso, que fue un disco burdamente labrado
a cincel, llevando una cruz a cada lado; su valor marcaba
450 maravedíes.

Posteriormente aparecieron los ducados, los escudos y los


doblones, que hicieron más expeditiva la transacción
comercial. Estas monedas eran acuñadas en las llamadas
Casas de Moneda, que empezaron a funcionar alrededor
del siglo XVI, especialmente en Lima y Potosí.
La agricultura y ganadería
La agricultura no tuvo un desarrollo importante en el virreinato. Al igual que en otros lugares
conquistados por los españoles, la tenencia de la tierra se trastocó, así como el usufructo que se
hacía de ella. Con la llegada de los españoles llegaron también productos vegetales, animales de
granja y aves de corral. Desde un inicio los indígenas fueron empleados en las faenas agrícolas y
fue a través de esta práctica que pudieron pagar sus tributos. Nuevas técnicas como el barbecho,
la rosa y quema así como diferentes instrumentos les fueron dados a los nativos para que
explotaran al máximo la agricultura.
Las tierras destinadas a la agricultura se
encontraban relativamente cercanas a las ciudades
debido a que muchos de los alimentos no
aguantaban más de cinco días de camino sin
malograrse. Alrededor de Lima y Potosí, por
ejemplo, hubo grandes hectáreas destinadas
solamente a la producción local. Dentro de esta
producción no se descuidaron los productos locales
como el olluco y la coca. Hacia 1600 la producción
local fue lo suficientemente estable como para
sustituir las importaciones que se hacían desde la
España europea causando gran molestia a los
comerciantes españoles. Es desde entonces que el
comercio intraamericano empezó a tener auge,
principalmente entre las regiones del Perú, Chile y
Centroamérica.
Productos traídos por los españoles
• Ganado: vacuno, lanar, caprino, porcino, equino.
• Cereales: trigo, cebada, centeno
• Otros vegetales: caña de azúcar, lentejas, garbanzos, frijoles, lechugas, col, espinaca,
apio, espárrago, zanahoria, nabo, betarraga, rábanos, bananas, naranja, limón, etc.
Los obrajes
Fueron centros laborales de gran importancia en el
Virreinato dedicados a la manufactura de textiles e
hilos de lana, algodón y cabuya. El primer obraje fue
instituido por Antonio de Ribera en 1545. Su número
creció rápidamente debido a que las vestimentas
tenían gran demanda entre los indígenas mineros
(de diferentes calidades: bayetas, jergas, frazadas,
alforjas, medias, sombreros, costales). Su
producción no pudo superar lo artesanal porque el
monopolio peninsular no dejaba que se expandiera
o elaborara productos de mejor calidad dentro de
sus territorios de ultramar.
Periodo colonial tardío - desde 1700 hasta la independencia
La producción minera tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a 1 400 000
pesos anuales; pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII y ya en el siglo
XVIII, su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y forma empírica como se
trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de caminos para agilizar el
transporte y la despoblación indígena.

Entre 1790 y 1795, según las memorias del virrey Francisco Gil de Taboada, se hallaban en
explotación en su territorio (actual Perú), 728 minas de plata, 69 de oro, 4 de mercurio, 12
de plomo y 4 de cobre. Pese a que la minería era en la época una actividad desorganizada y
riesgosa, su auge fue tal que no menos del 40 % de los yacimientos que actualmente están
en operación en el Perú, ya habían sido descubiertos y trabajados en tiempos del virreinato.
Comercio
Por diversas circunstancias el sistema del monopolio fue
quebrantándose. Así, a la firma del tratado de Utrecht,
en 1713, España concedió a Inglaterra el derecho de
enviar cada año a puertos del atlántico, un barco o
“navío de permiso”, con quinientas toneladas de
mercaderías. En 1735 la misma España concedió el
“navío de registro“ que, previa inscripción en los puertos
españoles, llegaba a los puertos del Pacífico con
mercaderías para su comercialización, hasta que el rey
Carlos III, en 1778, decretó el libre comercio, por el cual
otros puertos españoles y sudamericanos podían
efectuar esta actividad. En virtud de esto, surgieron
Valparaíso, Arica, Guayaquil, Montevideo y Buenos Aires,
que disputaron la supremacía del Callao.
Periodo Republicano
La economía del Perú salió debilitada de la guerra de
independencia. La larga duración del enfrentamiento
y la característica de guerra civil que cobró,
multiplicaron el encono entre ambos bandos. La
derrota de los realistas supuso ejecuciones,
destierros y en otros casos expropiación de bienes y
caudales y fuga de capitales. La independencia se
logró, así, a costa de la descapitalización del país y de
la pérdida de su élite económica, que supusieron un
retraso en los sectores del comercio ultramarino, la
agricultura de costa y la minería de la sierra. El clima
bélico que continuó después de la independencia
desalentó la actividad empresarial.
La cuestión fiscal fue complicada después de la independencia, puesto
que esta se había basado en buena manera en una rebelión antifiscal
contra la Corona española, que se consideraba excesiva e injusta. La
población esperaba un alivio en la tributación después de la
independencia. Después de 1821, los impuestos tendieron a atenuarse
o desaparecer. Solo el paso del tiempo fue creando una mayor
autoridad y credibilidad para el nuevo Estado, de forma paulatina y
trabajosa.
El guano fue una gran impulso para el Estado peruano, que le permitió
financiarse a partir de 1845 sin recurrir a los impuestos y que permitió
un crecimiento de la economía pública basada en las rentas derivadas
de la exportación de este producto y no en impuestos. Durante los
años del guano se incrementaron muchos los presupuestos públicos
pero a la vez se recurrió al endeudamiento. En 1876, antes de la
suspensión de pagos que se produjo, la deuda pública ascendía al
500% del presupuesto de país. La guerra del Pacífico contra Chile,
supuso el final de la denominada era del Guano, por cuanto los
chilenos se quedaron con los recursos que producían estas rentas, el
guano y el salitre.
A partir de esta guerra, Perú vivió un momento de reconstrucción , en la que jugaron un
papel importante los siguientes elementos:

• A diferencia de la guerra de independencia, en esta segunda coyuntura no desapareció la


élite económica que sucedió en la primera.
• Durante los años de la era del guano el país había atraído una inmigración cualificada que
jugaría un papel importante en relativamente rápida reconstrucción de la economía en los
años finales del siglo XIX.

• Las infraestructuras , como muelles, almacenes, dársenas en los puertos, así como
ferrocarriles que unían los puertos con las minas y las tierras del interior creados durante el
periodo anterior sirvieron como lanzamiento económico.
• Las instituciones como la Constitución Política del Perú de 1860 y La Escuela de Ingenieros
Civiles y de Minas creadas durante los años del guano resultaron provechosas también para
la economía.
• Se llevó a cabo una reforma tributaria con capacidad recaudatoria basada
fundamentalmente en la imposición indirecta.
• En materia monetaria se optó por la integración en el patrón oro.
• El resultado de estos elementos y reformas fue el relanzamiento de las exportaciones
de materias primas, aunque la industria manufacturera no fue capaz de seguir el ritmos
de aquellas. Otro campo en el que el avance del primer siglo de independencia fue muy
reducido es en materia de igualdad e integración de la población indígena.
La era de las exportaciones
Perú exportaba principalmente a dos países, Gran Bretaña y
Estados Unidos, siendo las exportaciones a Chile el siguiente
destacado en su lista. La exportación peruana fue creciendo
constantemente en los tres países, Gran Bretaña, Chile y
Estados Unidos, siendo en el primer país mayor que en los
otros dos en un principio, que juntos forman más del 70%
de las exportaciones de Perú. La evolución creciente de los
primeros años, cambia radicalmente durante la Primera
Guerra Mundial, siendo su principal socio comercial en este
caso EEUU, con quien tiene su mayor facilidad de comercio
por su situación geográfica. Perú no participó en ninguna de
las guerras mundiales y además sus relaciones con Europa
no eran tan importantes como podría serlo para cualquiera
de sus vecinos, por lo que su capacidad de exportación no se
vio desfavorecida sino todo lo contrario, aumento su
relación con EEUU.
Shocks externos: 1910-1945
Existen tres shocks externos durante esta etapa en Perú. El primero transcurre durante la I
Guerra Mundial (1914-1918) con el aumento tanto de las importaciones como de las
exportaciones y del impuesto aduanero, y eso es a consecuencia de las ventajas que supuso
para Perú este acontecimiento. Su principal socio comercial pasó a ser EEUU, ya que
prácticamente desapareció el comercio con Europa, por lo que sus exportaciones
aumentaron considerablemente hacia el norte del continente americano. También se vieron
afectadas las importaciones.

El siguiente shock externo es el periodo de la crisis del 29 y los años posteriores, que sucedió
en EEUU, trasladándose al resto del mundo. Lo sucedido con la bolsa estadounidense ese
año, desembocó en la mayor crisis económica y financiera hasta nuestros días. La actuación
de EEUU y de otros países europeos, fue el cierre de fronteras. Esto afectó a toda
Latinoamérica. Perú fue uno de los grandes perjudicados, pues su actual socio comercial
cerró fronteras, lo que produjo una gran caída del comercio (base de la economía
latinoamericana). Durante estos años, al caer las posibilidades de exportar productos, se
produjo un descenso de las importaciones pues necesitaban más cantidades de cobre, de
azúcar o de lana, para comprar otros mismos productos.
El último shock transcurre durante los años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
aumentaron las exportaciones, pero en menor medida. Ningún país latinoamericano participó
en las guerras mundiales, pero las consecuencias fueron catastróficas para su economía en
general. Perú como el resto de los países sufrió el cierre de las fronteras.
La crisis de la deuda en los años 80
En Perú a principios de los años 70 los inversores extranjeros no invertían capital en este país. A partir
de 1972 y hasta 1983 la inversión extranjera en este país era bastante baja en relación al PIB
(alcanzando casi un 2% sobre el PIB) y era sobre todo inversión orientada a la industria manufacturera.
Durante la crisis de la deuda (años 80) el gráfico muestra cómo los inversores extranjeros se llevan todo
el dinero fuera de este país. A partir de 1991 la inversión extranjera directa comienza a crecer llegando a
alcanzar un 6,92% sobre el PIB, gracias a la estabilidad legal a la inversión extranjera, otorgando
garantías, libertades y derechos. Este período coincide con la nueva Constitución Política del país de
1993 y los sucesivos gobiernos desde 1990 a 2000 del ex-presidente de la república, Alberto Fujimori
Fujimori. A partir de 1991 la inversión extranjera sufrirá altibajos muy marcados debido a las variaciones
en los tipos de interés.
El PIB per cápita del Perú tiene una tendencia creciente que va desde los años 60 hasta
mitad de los 70. En los años 80 la tendencia es muy irregular, sufre caídas de
aproximadamente dos años, se recupera y vuelve a crecer. Esto puede llevarnos a concluir
que la crisis de la deuda sí que pudo afectarle ya que fue una época caracterizada por una
deuda externa en pleno crecimiento, las inversiones extranjeras directas se ven totalmente
aminoradas, las exportaciones sufren una fuerte caída, el campesinado cada vez se
empobrece más, la elevada inflación y además la reducción de los salarios. Sin embargo, en
los años 90 puede verse como el PIB per cápita está en ligero ascenso debido a la llegada de
la inversión extranjera y apertura de la economía, intentado retomar los niveles de los años
sesenta.
Durante el gobierno de Alan García iniciado en 1985 se lanzó el
denominado plan Zero, que generó una mayor inflación,
especialmente en los productos importados. Así, por ejemplo, los
precios de los productos farmacéuticos aumentaron un 600% y la
gasolina un 400%. Desde septiembre de 1988, la inflación se
convirtió en hiperinflación. Ese mes, los precios subieron un 114%
y se agravó la escasez de materias primas y alimentos. La larga
huelga en la industria de la minería contribuyó a que las
exportaciones cayeran, agravar el déficit comercial y las reservas
internacionales estuvieron próximas a agotarse. El aumento del
desempleo y la caída de los ingresos fue el costo social de
económico. 7 El consumo per cápita cayó un 50%, el nivel de
subempleo fue del 73%, un resultado desastroso al final del
gobierno de Alan García, el número de horas perdidas por los
conflictos laborales aumentaron en 6 millones en 1985 a 124
millones en 1990. El número de familias pobres en todo el Perú,
el 70,7% para el período 1985-1986.
Reformas económicas de los años 90
En 1990 ganó las elecciones Alberto Fujimori, quien había
prometido no implementar las medidas de liberalización de
la economía que durante la campaña electoral había
propuesto su rival Mario Vargas Llosa. Sin embargo, una vez
asumido el gobierno, Fujimori se allanó a las
recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, y el 8
de agosto de 1990 el Ministro de Economía Juan Carlos
Hurtado Miller salió en cadena nacional anunciando el fin
de la política de control de precios y que a partir de ese
momento éstos se regirían por la ley de oferta y demanda.
Esta medida, que sería conocida como el "fujishock", si bien
a la larga permitió controlar la hiperinflación, tuvo como
efecto inmediato la drástica devaluación de los salarios de la
mayoría de la población y el incremento vertiginoso de los
precios de los productos básicos.
Así por ejemplo, de un día para el otro el valor de la lata de leche que costaba 120 mil intis
subió a 330 mil; el kilo de azúcar blanca que costaba 150 mil intis se elevó a 300,000; el pan
francés que costaba 9 mil intis subió a 25,000 y la gasolina pasó de costar 21 mil intis el galón
a 675 mil intis.9 10 Era la primera de muchas reformas de tendencia neoliberal que
ocasionaron la eliminación del control de precios y de cambios, con el posterior reemplazo en
1991 de la divisa Inti, que había perdido totalmente su poder adquisitivo, por el Nuevo sol.
En el primer caso, se pasó de una estructura compleja con
promedios altos y amplias dispersiones a otra más simple y con
mínimas excepciones. En el caso tributario, se apuntó a simplificar y
modernizar el sistema y mejorar la administración de los tributos.
Otras reformas apuntaron a flexibilizar mercados iniciándose un
proceso de la liberalización del mercado de trabajo; liberalizándose
y desregulándose el sistema financiero y la cuenta de capitales de
la balanza de pagos. Estas reformas se encontraban principalmente
orientadas a crear mejores condiciones para la inversión privada,
así como al fomento de la competitividad. Simultáneamente se
inició un agresivo proceso de privatización de empresas públicas.
Como se verá, muchas de estas reformas, así como la política fiscal,
se vieron fuertemente influenciadas por el ciclo político, y hacia el
final de la década, en el marco de una grave inestabilidad política y
una prolongada recesión, no quedaba clara cual era la orientación
del modelo económico.
Perú en el contexto internacional
La economía peruana es sostenida por la
minería, la agroindustria, la pesca, las industrias
ligeras y el turismo. Tras superar la crisis
internacional del 2008-2009. A partir de ahí,
comenzó una desaceleración debida a la
prolongación de la crisis en Europa y Estados
Unidos. Según los datos macroeconómicos
presentados en la siguiente tabla, el índice de
competitividad ofrecido por el Foro Económico
Mundial ha disminuido respecto al informe de
2014 en el que en el que obtuvo 4,25 puntos.

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