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Tena fue fundada en 1548 como una encomienda otorgada a Pedro de Orzua. En 1627 la población de Tena contaba con 500 habitantes y era propiedad de Francisco Maldonado de Mendoza. En 1690 la Compañía de Jesús adquirió tierras en el valle de Tena y explotó una mina de diamantes allí. La custodia de la iglesia de los jesuitas contenía 102 diamantes de esta mina. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, las autoridades investigaron el paradero de la
Tena fue fundada en 1548 como una encomienda otorgada a Pedro de Orzua. En 1627 la población de Tena contaba con 500 habitantes y era propiedad de Francisco Maldonado de Mendoza. En 1690 la Compañía de Jesús adquirió tierras en el valle de Tena y explotó una mina de diamantes allí. La custodia de la iglesia de los jesuitas contenía 102 diamantes de esta mina. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, las autoridades investigaron el paradero de la
Tena fue fundada en 1548 como una encomienda otorgada a Pedro de Orzua. En 1627 la población de Tena contaba con 500 habitantes y era propiedad de Francisco Maldonado de Mendoza. En 1690 la Compañía de Jesús adquirió tierras en el valle de Tena y explotó una mina de diamantes allí. La custodia de la iglesia de los jesuitas contenía 102 diamantes de esta mina. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, las autoridades investigaron el paradero de la
Docente • Tena fue fundada hace 448 años a raíz de la encomienda otorgada al general don Pedro de Orzua y Orzua en 1548 por el señor licenciado Miguel Díaz de Armendáriz y la cual fue expedida de puño y letra por Juan Flórez de Ocáriz, escribano mayor del Nuevo Reino de Granada • Ya en 1627 la historia relata que la población de Tena contaba con quinientas almas y la hacienda de ese nombre era de propiedad de Francisco Maldonado de Mendoza, de quien fue heredero el marques de San Jorge, y quien recibió en encomienda la Hacienda de Tena. Estaba casado con Jerónima Correa, descendiente de capitán Anton de Olaya, quien en 1530 pasó a Las Indias y acompañó a Jiménez de Quesada en la fundación de Bogotá. • El mismo Maldonado de Mendoza fue dueño de la dehesa (bosque) de Bogotá del marquesado de San Jorge. Posteriormente, la compañía De Jesús, estimulada por el gobierno de Juan de Borja en 1690, adquirió muchos terrenos en el valle de Tena. • Los Jesuitas, cuentan las crónicas, explotaron allí una mina de diamantes. Hay tradición que los Padres Jesuitas explotaron una mina de diamantes en Tena. • El 12 de mayo de 1709, encontró nuestro Reverendo Padre Maximino Rivero, en la exploración que hizo por las peñas blancas de Tena, para la apertura de un camino entre nuestra hacienda y nuestros apartaderos de Viotá, un criadero de diamantes de la misma calidad, brillo y fineza que los que se encuentran en el Brasil... • El Padre Rivero recogió veinte y dos piedras, que pulidas y pesadas han dado 1523 quilates. Nuestra magnífica Custodia del Templo de la Compañía tiene ciento dos diamantes, pulimentados por el maestro Ignacio Quintero. La rica custodia del Templo de San Ignacio se encuentra guarnecida de diamantes provenientes de la misma mina. A raíz de la expulsión de la Comunidad Jesuita ordenada por la Real Pragmática de Carlos III en 1767, la Real Audiencia de Santa Fe levantó expediente para investigar el paradero de la mina. Pero el tesoro aún sigue escondido. • Esta mina también se relata, que se encontraba en Ciénaga, al otro lado del río Bogotá, hacienda que perteneció a don Mariano Santamaría. Es así como varios hacendados de esa margen izquierda del río Bogotá reclamaron para sus tierras el lugar privilegiado en donde los jesuitas escondieron la legendaria mina. BOLÍVAR Y SANTANDER, DUEÑOS DE TENA. • Tena Abandonada por Clemente Alguacil, quien desapareció con los realistas, Tena quedó en poder y pasó a ser de propiedad del gobierno de la Gran Colombia, el cual hizo donación de la hacienda a los generales Simón Bolívar y Francisco de P. Santander, por partes iguales, quienes cedieron sus sendos derechos a sus hermanas Juana Bolívar y Josefa Santander. • Luego, la primera cedió a la segunda todos sus derechos. El general Santander visitaba la hacienda de su hermana con mucha frecuencia, ponía orden en la región, disfrutando además de la placidez del paisaje de la bonanza y tranquilidad de Tena y de sus gentes e inspiro sus gestas republicanas.