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La Cosmovisión y el Evangelio

Pablo nos dice que el evangelio es poder de Dios para la salvación y ciertamente las
Buenas Nuevas de Jesús son fundamentales para nuestro ministerio con los niños,
pero ¿cómo comunicamos el evangelio de una manera que tenga sentido para los
niños en la cultura en la que viven?

Cuando pensamos en cultura, a menudo pensamos en los aspectos visibles y obvios


de la cultura. Reconocemos que, como culturas diferentes, hablamos de manera
diferente, hablamos diferentes idiomas, quizá usamos ropa diferente, comemos
alimentos diferentes.

Hay muchas cosas que hacen que nuestras culturas sean diferentes en la super cie,
pero la verdadera prueba de la cultura no es lo que está en la super cie, sino lo que
yace debajo. En muchos sentidos, lo que vemos de la cultura es solo la punta del
iceberg porque debajo de esas cosas obvias que nos hacen diferentes están nuestros
valores subyacentes, nuestras prioridades subyacentes, las cosas que sentimos que
son las más importantes y queridas para nosotros. Nuestros valores culturales
in uyen en la forma en que pensamos sobre el evangelio, ya sea que nos demos
cuenta o no.

Permítame compartir con usted una presentación del evangelio que normalmente
le daríamos a los niños de una cultura occidental. Quizá le suene bastante familiar.
Primero, veamos este papel amarillo. El amarillo me recuerda a Dios. Me recuerda lo
hermoso y maravilloso que es, el hecho de que Dios hizo todo lo que podemos ver,
incluidas las estrellas; me recuerda que el cielo, el hogar de Dios, está mucho más
allá de las estrellas y que es hermoso como Dios. Nuestro Dios es absolutamente
perfecto. Nunca ha hecho nada malo. Permítame dejar esta hoja de papel y veamos
otra. Esta hoja de papel está un poco sucia, como que un poco arrugada. Parece
como si alguien la hubiera pisado. Este papel no se parece en nada al papel amarillo
que representa a un Dios perfecto. Este papel representa algo más. Verá, este papel
nos representa a usted y a mí. Representa a todas las personas del mundo. La Biblia
dice que no somos como Dios, no somos perfectos. De hecho, todos y cada uno de
nosotros hemos pecado. Así le llama la Biblia a las cosas malas que hacemos.
Cuando decimos, pensamos o hacemos cosas que desagradan a Dios o que rompen
sus reglas, la Biblia lo llama pecado. No somos perfectos como Dios. De hecho, la
Biblia dice que nadie en todo el mundo es perfecto, que cada persona ha elegido
alejarse de Dios. Sería terrible si dejáramos la historia así porque tenemos un Dios
hermoso y perfecto que vive en un cielo hermoso y perfecto, y luego estamos
nosotros con nuestro problema de pecado, pero ese no es el nal de la historia.

Esta hoja de papel rosa me recuerda el amor de Dios por nosotros. Ya sabe, el rosa es
el color de los corazones y del día de San Valentín, y Dios nos amó muchísimo. Nos
amó tanto que envió a su hijo a morir en una cruz. Jesús no había hecho nada malo.
De hecho, Jesús era absolutamente perfecto. Pero Jesús murió en una cruz. No para
recibir el castigo por su pecado, sino para recibir el castigo por nuestro pecado,
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murió en nuestro lugar. Y luego resucitó, con lo cual demostró que era Dios. Él era
quien decía ser.

Pero la Biblia no termina la historia allí. Hay otra hoja de papel, y esta me recuerda
lo que Dios nos ofrece. Verá, la Biblia nos dice que tenemos que hacer algo. Es algo
simple, pero muy importante. La Biblia dice que nuestra respuesta a lo que Dios ha
hecho debe ser con ar o creer en él. La Biblia dice que tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo unigénito para que todo el que cree en él no se pierda, sino que
tenga vida eterna.

Cuando ponemos nuestra con anza en Jesús, como el que murió para recibir el
castigo por nuestro pecado, Dios quita nuestro pecado, y cuando nos mira, nos ve
como completamente justos. Esas son buenas noticias. Eso es el evangelio. Pero lo
que le compartí es un enfoque muy occidental del evangelio. Verá, en mi cultura, la
justicia es muy importante para mí. Nuestra cultura cree que se debe seguir lo que
está bien y lo que dicen las reglas; si hacemos lo que está mal, nos metemos en
problemas. Creemos que debemos ser castigados cuando hacemos algo malo.

La justicia de Dios es muy importante para nosotros. Es una buena noticia para
nosotros que Jesús murió en la cruz para recibir el castigo que merecíamos. Pero ¿es
una noticia tan buena para todas las culturas como para la mía? Necesitamos pensar
profundamente sobre lo que valoran nuestras culturas. Jayson Georges escribió un
libro llamado El evangelio en 3D, y en su libro nos desafía a pensar en las cosas que
nuestra cultura valora más. Así que, mi cultura valora mucho la justicia o la
inocencia, y cuando pienso en el evangelio, pienso que las buenas nuevas del
evangelio son que Dios me ha declarado inocente de pecado, ¡y esas son buenas
noticias!

Pero ¿qué dicen otras culturas? Georges nos recuerda que hay muchas culturas en el
mundo donde el honor es más importante que la justicia. Lo recordé al conversar
con una amiga mía. Ella había sido víctima de abuso cuando era niña. Y cuando me
contó su historia, mi pregunta fue muy occidental. Le pregunté qué le había
sucedido al hombre que la había lastimado. Le pregunté si habían ido a la policía, si
habían visto que se hiciera justicia, y ella me dijo: «No, no en mi cultura. En mi
cultura, lo más importante es el honor. Mi familia sabía que me avergonzaría si
acudía a la policía».

Ahora bien, la familia de mi amiga también quería justicia, pero cuando tuvieron
que elegir entre justicia y honor, el honor era más importante. Esa era una diferencia
en los valores culturales. Muchas culturas en nuestro mundo valoran el honor mucho
más que la justicia. ¿Cómo podría eso cambiar la forma en que pensamos sobre el
evangelio? ¿Es el evangelio una buena noticia para una cultura que valora el honor, o
es el evangelio solo una buena noticia para una cultura que valora la justicia?

Y luego, hay otras culturas donde el poder se valora mucho. La gente vive con miedo
al reino espiritual. Hay una comprensión de las maldiciones y las fuerzas espirituales,
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que son muy oscuras. Para ellos, ¿es el evangelio una buena noticia? ¿El evangelio
también ofrece poder sobre el pecado? Creo que el evangelio es una buena noticia
para todas las culturas. El evangelio es una buena noticia para la justicia. El
evangelio es una buena noticia para el honor. El evangelio también es una buena
noticia para el poder. Cuando pensamos en el evangelio, a menudo lo pensamos a
través de una lente occidental, pero cuando Pablo nos escribe sobre el evangelio, usa
muchas imágenes y analogías diferentes para ayudarnos a comprender las Buenas
Nuevas del evangelio.

Permítame leerle algunos versículos que Georges señala en Efesios. Vea si puedes
reconocer el valor subyacente del evangelio en estos versículos. Pablo escribe en
Efesios capítulo 1, versículo 7: «En él tenemos la redención mediante su sangre, el
perdón de nuestros pecados».

El evangelio es una buena noticia porque nos ofrece perdón. Pablo continúa
diciendo en el capítulo 2, versículo 5: «Nos dio vida con Cristo, aun cuando
estábamos muertos en pecados». Dios nos ha rescatado de nuestro pecado. Esas son
buenas noticias. Pero esas no son las únicas palabras o imágenes que comunica
Pablo. En el capítulo 1, versículo 5, Pablo escribe esto: «Nos predestinó para ser
adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo». Recuerde, el evangelio dice
que somos adoptados como hijos de Dios.

Dios no solo nos declara justos. Dios nos da la bienvenida a su familia, dándonos un
lugar de honor, no fuera de la casa, sino como parte de su casa como sus preciados
hijos con importancia. Pablo también dice en el capítulo 2: «Por lo tanto, ustedes ya
no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la
familia de Dios». El evangelio es una buena noticia. Ya no estoy fuera. Dios me ha
recibido en su familia y en su casa. Así que, el evangelio es una buena noticia. Es una
buena noticia para una cultura de justicia. Es una buena noticia para una cultura de
honor, pero Pablo dice más, el evangelio también es una buena noticia para una
cultura que valora el poder.

En el capítulo 1, versículo 19, escucha a qué asemeja Pablo el poder: «Ese poder es la
fuerza grandiosa y e caz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los
muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo
gobierno y autoridad, poder y dominio». Cuando Jesús fue resucitado de entre los
muertos, demostró que había derrotado todo poder: el poder del pecado, el poder
de la muerte, el poder del in erno. Jesús tiene poder sobre aquellas cosas que nos
atemorizan. El evangelio es una buena noticia. Pablo continúa desa ándonos a
tomar el poder que Dios nos ofrece como hijos suyos. Escribe en el capítulo 6:
«Fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para
que puedan hacer frente a las artimañas del diablo». El evangelio es una buena
noticia. El evangelio es una buena noticia para mi cultura, pero también es una
buena noticia a la cultura de todos los niños de nuestro mundo. Necesitamos pensar
más profundamente sobre cómo compartimos el evangelio con los niños. Es el
mismo evangelio. El evangelio no ha cambiado, pero las palabras, las imágenes, el
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tipo de lenguaje cultural que usemos darán forma a la manera en que comunicamos
el evangelio a las necesidades más profundas del corazón de los niños a los que
estamos ministrando.

El evangelio es verdaderamente, como lo llama Georges, un evangelio


tridimensional. Independientemente de dónde provengamos, el evangelio
realmente es una buena noticia. Habla de las necesidades del corazón que tengo, ya
sea que mi corazón necesite inocencia y justicia, ya sea honor o poder sobre el
miedo porque Jesús nació, vivió, murió y resucitó. Todas las cosas serán restauradas.
Puedo pasar de la culpa a la inocencia. Puedo pasar de la vergüenza al honor. Puedo
pasar del miedo a la fuerza porque sirvo a un Dios que es justo, glorioso y fuerte.

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