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La Rebelión de Túpac Amaru

La rebelión de Túpac Amaru es el movimiento anticolonialista, reivindicador


y precursor de Justicia social e Independencia política, más importante...
su valor aumenta si lo recordamos como un suceso anterior a la revolución francesa,
acaecido cuando todavía la revolución separatista estadounidense
estaba en plena guerra.
Carlos Daniel Valcárcel, la rebelión de Túpac Amaru.

La tempestad revolucionaria de 1780-81 se expandió a vastas regiones abarcando


todo el sur del virreinato del Perú hasta llegar a Arica (hoy Chile); todo el altiplano
boliviano y considerables extensiones del noroeste de lo que hoy es Argentina, y
entonces era el virreinato del Río de la Plata.
En la región de Potosí, el centro minero y foco de la peor explotación indígena hacia
1780, Tomás Katari y los indígenas de la zona llevan a cabo un esforzado y trágico
combate contra los corregidores1 españoles de su provincia en lo que fueron los
inicios de un estallido insurreccional a más grande escala. Charcas era parte
integrante de la provincia de Potosí cuya explotación minera arrojaba riquezas
inconmensurables para el Imperio español2 y dejaba un balance trágico a los indios
obligados a hacer el servicio de la mita en sus minas: Diecisiete provincias estaban
obligadas a contribuir a la explotación del Cerro de Potosí, un sistema de
construcción que ponía los indígenas a merced de los capitalistas mineros que
recibían en concesión la explotación minera y en cuya servidumbre permanecían
mientras no se presentaran otros para reemplazarlos. Esta cadena de sacrificios y
padecimientos es el turno (mita) que se debía cumplir (en principio de un año de
duración). El balance trágico de la explotación minera para los pueblos
preexistentes, se expresa incluso en el reconocimiento del cruel Visitador general
José Antonio de Areche, que con tanta saña procedió contra los esclavos indígenas
rebelados bajo la dirección de Túpac Amaru, en una carta particular del 17 de
diciembre de 1777: “No hay corazón bastante robusto que pueda ir a ver el cómo se
despiden forzados indios de sus casas para siempre, pues si salen cien, apenas
vuelven veinte”.3

¿Qué papel cumplía Potosí?

Las raíces del mundo moderno están ahí, en la geografía minera de lo que
empezaba a ser América Latina.
Ésta es la gran fuerza biopolítica generadora del nuevo mundo emergente: la nueva
geografía, (mapas, territorios y fronteras); la nueva economía (nuevo concepto de
riqueza, nuevos modos de producción); una nueva ecología (nuevas formas de
concepción, uso y disposición de la naturaleza exterior, los bienes comunes ahora
recursos naturales; y nuevas formas de gestión y administración de la naturaleza

1
El corregidor, haciendo sus repartos arbitrarios y obligatorios de mercancías cuyo uso los indígenas
frecuentemente desconocían, disponía de la fuerza pública para la recaudación de las deudas que a
él pertenecían y era, a la vez, el juez que decidía los pleitos de los indios con respecto a los repartos,
pudiéndolos encarcelar. Por tanto, los corregidores eran autoridades sumamente odiadas por los
indígenas.
2
Ver en este mismo Manual, “La conquista, la caza de brujas y la acumulación originaria”.
3
Boleslao Lewin. La rebelión de Túpac Amaru. SELA, Buenos Aires, 4° ed. 2004, pág.319.
interior: los cuerpos-fuerza-de-trabajo); una nueva política (nuevos medios,
estrategias y recursos de poder; nuevas bases de legitimación y formas de ejercicio
del poder; nuevos sujetos del poder y nuevas estructuras de relaciones de poder). Y
también, por cierto, una nueva religión (nuevas normas, valores y representaciones
configuradoras de la conciencia colectiva de la época).

Al alzamiento de Tomás Katari y su asesinato por el poder español le siguió la lucha


de sus hermanos Dámaso y Nicolás Katari igualmente sofocadas a sangre y fuego
por España.

“Lucho porque no quiero que nos roben más las mieles de nuestros panales”
Túpac Amaru

El 4 de noviembre de 1780 se manifiesta el alzamiento Revolucionario de Túpac


Amaru y Micaela Bastidas contra el colonialismo español. Túpac Amaru avanza con
sus tropas rebeldes decretando la libertad de indios y negros esclavizados
aboliendo los repartimientos y las mitas de Potosí y destruyendo a su paso los
obrajes, símbolo de la opresión española. El trabajo forzado en los obrajes, especie
de primitivas fábricas textiles, fue no menos odiado por los indígenas que la labor en
las minas. Cuando estalló la sublevación de Túpac Amaru, figuró entre las primeras
tareas de la rebelión, la destrucción de esas cárceles inmundas. Recordemos que
los repartimientos y las mitas consistían en la asignación de la fuerza de trabajo
indígena a empresarios privados para ser usada en minas, obrajes, etc. Esa
apropiación y reparto de la fuerza de trabajo indígena resultaba fundamental para la
economía colonial. Y esto, por cuanto la acumulación de capital resultaba imposible
sin la acumulación de seres humanos reducidos a la condición de sub-humanidad.

Después de la destrucción de los obrajes se fueron uniendo a las tropas deTúpac


Amaru, además de indios, mestizos, zambos, mulatos y criollos, muchos negros
esclavos, y hasta algunos españoles descontentos. En Oruro, por caso, sus
habitantes criollos jugaron un importante papel a favor de la rebelión.

Tupac katari y Bartolina Sisa

“Volveré y seré como las semillas de la quinua, millones”


Túpac katari

Cuentan las crónicas que Julián Apaza no era cacique sino un indio del común y fue
sólo después de la muerte de los hermanos Katari que cambió su nombre por el de
Túpac katari. Prosiguiendo con la tarea de Túpac Amaru, fue el encargado de poner
sitio a La Paz (actual capital boliviana) durante 109 días obligando a las autoridades
españolas al igual que había sucedido unos meses atrás con Túpac Amaru a
recurrir a tropas llegadas desde Buenos Aires para vencer el alzamiento indígena.
Túpac katari y su compañera Bartolina Sisa serán apresados por el poder español y
correrán la misma suerte de Túpac Amaru y Micaela Bastidas: tortura, muerte y
desmembramiento de sus cuerpos buscando significar que el Tawantinsuyu ha sido
roto.
El programa social de la rebelión
El programa social de la rebelión entonces, consistía en quitar los repartimientos,
terminar con los obrajes y las mitas de Potosí, recuperar la libertad de los pueblos
preexistentes y otorgar la libertad a los esclavos, devolver condiciones materiales de
existencia dignas a la población. Todo lo cual hubiese incluido recuperar las tierras
apropiadas por el capital español. Y claro está, un nuevo reordenamiento político en
un vasto territorio americano. Cabe preguntarse el por qué, ninguno de los nuevos
Estados latinoamericanos surgidos de las guerras de independencia política, han
querido asentar su troncalidad histórica en los levantamientos de Túpac Amaru y
Túpac Katari. Véase este contraste:
“Muera el rey de España” se podía leer en un pasquín4 de 1780 para dimensionar el
alcance políticamente subversivo del movimiento tupamarista si lo contrastamos, por
ejemplo, con lo que sucedería en 1810 en Buenos Aires donde la Primera Junta de
gobierno todavía juraba en nombre de Fernando VII.

Los alcances de la rebelión


“Son días de Indescriptible emoción, en que los indios creen por un instante que van
a remozarse, a reverdecer los árboles del ayllu para que bajo su sombra protectora
otra vez se congregue el pueblo de los incas en un cordial y humanitario
comunismo. En quechua se corren voces que hacen el milagro de un renacimiento.
Hasta el lenguaje de los quipus que ya parecía olvidado, surge de nuevo”5.
Y es que los sublevados llamaban a esta rebelión pachacutiy, revolver, y pacha,
tiempo o tierra. El término significaba entonces “revolver la tierra o el tiempo”.

Y efectivamente, la sublevación de Túpac Amaru fue la reunión política y social más


grande en la historia colonial de América que llegó a conmover el edificio español
colonial de más de tres siglos. Ello se ve reflejado en las memorias del estadista
español Manuel Godoy y el sacerdote porteño Baltazar Maciel:
Escribe Godoy en sus Memorias6 ”Nadie ignora cuánto se halló cerca de ser
perdido, por los años 1781 a 1782, todo el virreinato del Perú y una parte del de la
Plata, cuando alzó el estandarte de la insurrección el famoso Condorcanqui, más
conocido por el nombre de Túpac Amaru, correspondido y ayudado en la provincia
de La Paz por el sanguinario Túpac katari. El oleaje de esta borrasca se hizo sentir
con más o menos fuerza en la Nueva Granada y hasta Nueva España. Los ejércitos
Rebeldes llegaron a contar hasta con 80.000 indígenas, 20.000 bien armados, con
no pocos criollos y mestizos que se unieron a su causa. Dos años largos fueron
necesarios para superar la rebelión peruana, y aún después de quebrantado, no se
logró domarla enteramente hasta después de otros dos años”.

Y agrega el cura Baltazar Maciel en sus Reflexiones:


“Ninguna cosa, a la verdad, es más digna de la general abominación de este nuevo
mundo que el origen o causa de la sublevación del Perú. Por mucho que ésta se
quiere rebajar, es preciso confesar que el reino más rico del Universo, aquel de
quién dependían vastas provincias, no sólo se vio a dos dedos de su pérdida, sino
que, aún después de reprimido el movimiento con que se precipitaba a su total

4
Escrito anónimo de carácter crítico que se pegaba en algún lugar público.
5
Fernando Mires. La Rebelión Permanente: Las revoluciones sociales en América Latina. Siglo XXI,
México, 1988, pág. 47, citado de Germán Arciniegas. Los comuneros. México, pág. 249.
6
Citado en Boleslao Lewin La rebelión de Túpac Amaru.(cuarta edición) SELA, Buenos Aires,2004,
pág. 413.
ruina, ha quedado en un estado tan deplorable, que apenas el espacio de un siglo
será capaz de restablecerlo”7
Claro, “el reino más rico del Universo” como decía el representante de la iglesia
católica hacía caso omiso de que “Las piedras de Potosí y sus minerales están
bañados con sangre de indios, y si se exprimiera el dinero que de ellas se saca
habría de brotar más sangre que plata” como reconocía uno de los virreyes
peruanos del siglo XVII, el conde de Alba.

El principio Potosí
Aquella minería aplicaba una política de tierra arrasada: el saqueo duraba lo que
aguantaban las poblaciones indígenas en esas terroríficas condiciones. El
descubrimiento del oro del Cerro Rico de Potosí constituyó la gran bisagra histórica
para el capitalismo mercantil europeo. El cerro está ubicado a más de cuatro mil
metros de altura; la extracción y refinamiento de sus entrañas de plata requieren
una empresa mucho más vasta y más compleja que la ejecutada hasta entonces.
Requiere de infraestructura, sistemas de aprovisionamiento, desarrollo tecnológico,
apoyo político-militar, capacidad burocrático-administrativa y gerencial, justificación
moral y religiosa, y, fundamentalmente, mucha mano de obra disponible.
Tras el descubrimiento del Potosí (1540), se funda la ciudad de Potosí en 1545; el
descubrimiento de Huancavelica da lugar a la fundación de la ciudad de Villa Rica
de Oropesa (1571); luego, la mina de Castrovirreina a la ciudad del mismo nombre
(1594); y más tarde, el descubrimiento del Cerro de Pasco (1630) daría lugar a un
asentamiento minero y a la posterior fundación de la Villa Minera de Cerro de Pasco
(1770).
El hallazgo del Potosí y de todos los yacimientos que vinieron después,
desencadenaron una revolución geográfica y demográfica ya que, con ello, se
alteraron los patrones de organización territorial de la vida social, las formas y
matrices de ocupación, el uso y la valoración de los territorios, la distribución de la
población y la geometría de flujos, circuitos y jerarquías de las relaciones sociales
en general.

Y la explotación minera vino acompañada también … del ecocidio.


La agricultura introducida por el español ha sido también rapaz y de carácter
extractivo, caracterizada por la creación de áreas de monocultivos destinadas a la
producción de excedentes para las minas. Esto terminaba desplazando la diversidad
biológica y productiva de las zonas de asentamiento y generando sistemas
expansivos de tala y ocupación de nuevas tierras a medida que las ya trabajadas se
iban agotando. Los procesos erosivos del suelo se acrecentaron también con la
ocupación de grandes nichos ecológicos por parte de los rumiantes de alta biomasa
(caballos, asnos, mulas y vacunos) introducidos. Los caballares y mulares eran muy
demandados como animales de carga y su cría intensiva en zonas semiáridas y
frágiles llevó al agotamiento de recursos forrajeros, contribuyendo a la degradación
y pérdida de suelos. Muchas áreas boscosas y de pastizales naturales se vieron
afectadas por la introducción de especies exóticas y/o invasivas.
Como se puede dimensionar, la estructura de expolio involucrada por la minería de
la época, excedía en mucho los impactos locales en las zonas de mina. Sistemas
tradicionales y complejos de gestión de los bienes y servicios ambientales basados
en una concepción sagrada de la Tierra fueron drásticamente transformados en

7
Op. cit.
engranajes de una gran maquinaria extractiva estructurada en torno a la explotación
de los metales preciosos. Pero pese al gravoso impacto de los factores ya
mencionados, por lejos, el mayor elemento del daño ecológico provocado en la
época fue la contaminación con mercurio.

El alzamiento popular y la Modernidad capitalista y colonial


Todo lo anterior, señala a un tiempo, la importancia del alzamiento popular de Túpac
Amaru y la respuesta del imperio español. Era evidente que las transformaciones
producidas por la rebelión, colisionaban frontalmente con los intereses
económico-políticos del capitalismo mercantil. Pretender terminar con el
reclutamiento forzado de mano de obra, atacaba el corazón mismo de la
modernidad capitalista que descansaba en la extracción del oro y la plata de Potosí.
El mayor alzamiento indígena de todos los tiempos ponía en jaque los cimientos
mismos de la Modernidad. Una Modernidad que todo lo conquista, todo lo subsume
y lo fagocita. Una Modernidad que encarna la Razón; Dicta la Ley y la Verdad.
Establece el Orden y la medida de lo Justo. Determina la Naturaleza, sus divisiones
y jerarquías ontológicas. Instituye la Historia y la Geografía; es decir, se apropia del
tiempo y del espacio; traza los mapas mentales, las cartografías de los mares, de
los recursos y de las razas. Ese suelo epistemológico fue el que se puso en juego
con la rebelión indígena: el suelo de lo colonial. Lo que está en la superficie, los
modos dados y “normales” de ver, de sentir y de habitar el mundo, caminan por ese
suelo. Todos los edificios institucionales de la Modernidad, (el Estado y el Mercado,
el Capital, la Ciencia, el Individuo y la Sociedad; el Contrato; la Familia, lo masculino
y lo femenino, el patrimonio y el matrimonio; las ideas de lo justo, de lo bello y de lo
bueno; las nociones de riqueza y de pobreza; el Sur y el Norte, el arriba y el abajo),
descansan y reposan insoslayablemente sobre los presupuestos cognitivos e
histórico-políticos de lo colonial. Y eso estuvo en juego en la Rebelión de Túpac
Amaru y Micaela Bastidas, de Túpac Katari y Bartolina Sisa y de miles de indígenas.
Por ello, la preparación y organización de las masas populares por un lado, y la
sangrienta y cruel represión del imperio español, por otro. Y en esa represión ha de
cumplir un papel de primerísimo orden la iglesia católica. Fueron numerosos los
eclesiásticos -desde las categorías más altas hasta las más bajas- que con armas
en mano en muchos casos, y oficiando de presuntos mediadores para traicionar
luego, en muchos otros, enfrentaron a Túpac Amaru, Túpac Katari y demás líderes
indígenas que prosiguieron la lucha aun después de las ejecuciones de aquellos,
sus compañeras e hijos. Así se explica que el obispo de Buenos Aires, Sebastián
Malvar y Pinto, al enterarse de la derrota y prisión de Túpac Amaru, ordenó que
durante tres días consecutivos se celebrara solemnemente este acontecimiento en
todas las iglesias de su diócesis
Una vez más, el poder militar era bendecido por el poder de la iglesia católica, en
una conjunción histórica al servicio del capitalismo mercantil europeo y la
modernidad occidental.
Sin embargo, las experiencias populares de los últimos decenios en buena parte de
lo que en su momento fue el Tawantinsuyu, permiten señalar que aquella sentencia
de Túpac Katari ha cobrado nuevas fuerzas, modos y realidades: “¡Volveré y seré
como las semillas de la quinua, millones!”

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