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A lo largo de la presente administración nos hemos encontrado con señales inequívocas de

posturas represivas que han tratado insistentemente de obstruir la participación y libre expresión
de estudiantes, funcionarios y docentes. Con convicción e indignación, afirmamos que hay
infinidad de situaciones que ejemplifican lo expuesto, aunque la más paradigmática es la ocurrida
el pasado año 2023 en el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo que tuvo como consecuencia más
escandalosa la separación del cargo y sumario del director-asunto aún no culminado a pesar de
que se encuentran por demás excedidos todos los plazos previstos por la norma- y el vaciamiento
deliberado del establecimiento educativo.

Dos hechos recientes revisten inocultable gravedad. Por un lado, la oposición del Director General
de UTU a la colocación de una placa de memoria en el local de la Escuela de Malvín Norte, -ex
instituto Alvarez Cortés, que albergó en calidad de detenidos a adolescentes que realizaban
actividad gremial o política en tiempos de la dictadura, entre los años 1969 y 1978-, poniendo
públicamente en tela de juicio el contenido de la placa y violando la ley vigente sin recibir la
sanción correspondiente por parte de sus superiores. Por otro lado, la prohibición por parte de la
Dirección General de Educación Secundaria de un Café literario con la temática de Derechos
Humanos y Memoria por parte del gremio de estudiantes del liceo No 1 de Salinas, solicitado
previamente por ellos y autorizado por la Dirección.

No queda duda alguna de que las actuales autoridades exhiben compulsivamente su afán de
impedir el desarrollo de actividades que se sustentan en la libertad de pensamiento, la libre
expresión y el derecho de formar colectivos para pensar y actuar con otros/as. El ataque a los
docentes sindicalizados y a las agremiaciones estudiantiles ha sido constante y cada acción ha
tenido la intención de generar temor y paralizar a aquellos que desean expresarse y que están
legitimados por las declaraciones y convenciones internacionales de Derechos Humanos que
Uruguay suscribió y en función de los que ha adaptado la normativa vigente. El propio cuerpo
normativo de la ANEP resguarda estos derechos. El Estatuto del Estudiante de Educación Media
plantea “Fomentar el respeto de los DDHH” y recoge en el art. No 5 el derecho a la libertad de
expresión del pensamiento así como en el art. No 7 se refiere al derecho a la libertad de asociación
y de celebrar reuniones pacíficas que retoma en el art. 13.

Desde el Colectivo de docentes jubilados de la educación pública reclamamos urgente revisión de


estos modos antidemocáticos de actuación que dañan a la educación, a sus actores y a la sociedad
en su conjunto.

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