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Bloque 2: Rituales, figura humana y res publica en los inicios del arte

Tema 3: El arte griego

1. La arquitectura griega y sus órdenes

La arquitectura griega está en relación con la polis. En los períodos de esplendor de las ciudades-
Estado fue cuando se produjo mayor actividad constructiva, ya que existían más recursos
materiales. Los dirigentes quisieron embellecer las ciudades, construyendo espacios religiosos y
espacios cívicos. Pericles, que gobernó en Atenas desde el 449 a.C. al 429 a.C., propuso en la
reunión de la Liga Panhelénica “emplear las riquezas en obras que, una vez acabadas, darán una
gloria inmortal a la polis”.

Ya en el siglo VII a.C. comenzó a tallarse la piedra y se fueron dejando de lado materiales
perecederos, como el adobe, la madera o la arcilla. Este predominio de la piedra se hizo más
intenso a raíz de los contactos con los talleres de escultura. El templo griego es la unión perfecta
entre arquitectura y escultura. En la época clásica, el mármol blanco fue el material más
empleado.

La arquitectura griega es arquitrabada, es decir, utiliza elementos de cierre horizontales.

La preocupación de los griegos se centraba especialmente en el aspecto exterior del edificio,


principalmente en el caso de los templos. Las proporciones de los mismos estaban en armonía con
el ser humano; ello respondía al concepto de canon o búsqueda de las proporciones ideales. Esta
belleza externa se alcanzaba por medio del orden.

1.1. Los órdenes arquitectónicos

Una de las aportaciones más importantes del arte griego ha sido el concepto de orden
arquitectónico, según el cual las partes verticales del templo, es decir, el estilóbato, la columna y el
entablamento deben tener una organización concreta. En la arquitectura griega se distinguen tres
órdenes: dórico, jónico y corintio.

Orden dórico

Tiene su origen en el área del Peloponeso. Fue el primer estilo en aparecer y tuvo su auge en los
siglos VI y V a.C. Es un estilo sobrio, robusto y el más característico de la arquitectura griega.

• La columna dórica es la única que no tiene basa, se apoya directamente sobre el estilóbato.
El fuste es estriado y está compuesto de varios tambores con un éntasis acusado. El capitel
está formado por un elemento curvo, el equino, rematado por el ábaco, una pieza
rectangular.
• El entablamento se sitúa encima del capitel y está compuesto de arquitrabe, friso y cornisa.
El arquitrabe es liso. El friso estaba decorado con triglifos (estrías verticales) y metopas, que
podían ser lisas, pintadas o esculpidas. Sobre el friso descansaba una cornisa sobresaliente
que formaba la base del frontón triangular, decorado con esculturas en su interior (el
tímpano). El tejado era a doble vertiente, y se decoraba en los laterales con gárgolas.

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Modelos de templo dórico son el templo de Hera en Olimpia (600 a.C. o anterior) y el famoso
templo de Zeus en la misma localidad (470-456 a.C.)

Orden jónico

Procede de las islas del Egeo y de Asia Menor. Su mayor auge se produjo a mediados del siglo V a.C.
y difiere del dórico en la esbeltez y la ornamentación.

• La columna, de fuste más fino y alto, se apoya sobre una basa formada por una pieza
cóncava (la escocia) y otra convexa (el toro). El fuste presenta acanaladuras y carece de
éntasis. El capitel está decorado con volutas rematadas por un ábaco ornamentado que
sostiene el arquitrabe.
• El entablamento presenta un arquitrabe de tres bandas, un friso corrido, generalmente
decorado con relieves escultóricos, y la cornisa.

Un ejemplo del orden jónico lo encontramos en el templo de Apolo en Dídima (hacia el 300 a.C.)

Orden corintio

Es una variante tardía del orden jónico. Se utiliza principalmente en la arquitectura helenística y
romana y solo se diferencia del anterior por su capitel decorado con hojas de acanto y pequeñas
volutas en los ángulos.

El templo de Zeus Olímpico en Atenas (174 a.C.-131 d.C.) es últimos templos de orden corintio
construidos en Grecia.

1.2. El templo

El templo representa la máxima expresión del arte griego. Es el alma de la polis, alzado en honor a
la diosa o al dios de la ciudad y situado en la parte más noble de la acrópolis (ciudad en lo alto). La
acrópolis fue al principio la residencia de los reyes, por ello estaba amurallada, como sucedía en
Tirinto o Micenas. Posteriormente se convirtió en la morada de los dioses. La Acrópolis de Atenas
es su máximo exponente.

El templo griego es la casa de la divinidad. El culto se realizaba fuera del templo, de ahí que el
exterior presente el máximo esplendor y grandeza, dándole incluso un carácter más escultórico
que arquitectónico. El interior era más austero, y a él solo tenían acceso los sacerdotes y
sacerdotisas que se encargaban del cuidado de la estatua y del tesoro de la divinidad.

Solo se pintaban determinadas partes del templo. Era el caso del fondo de las metopas, los triglifos,
el friso…, que recibían una policromía en tonos azules, rojos o dorados. De este modo se resaltaban
las diversas partes del templo, dándole mayor armonía y efecto.

Arte y religión

La religión era un elemento cohesionador de la polis, ya que cada ciudad tenía sus dioses
protectores. El culto en los grandes santuarios (Olimpia, Delfos) dio lugar a vínculos nacionales,

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como las celebraciones periódicas festivas consideradas como ofrendas a las divinidades
(competiciones atléticas, teatrales…)

Era una religión antropocéntrica en la que el ser humano es la medida de todas las cosas. Esto se
reflejó en las artes plásticas, puesto que fue un arte con tendencia al realismo. Los dioses se
humanizaron y presentaban vicios y virtudes.

Tipologías

El templo griego proviene del mégaron de los palacios micénicos, que era una sala rectangular
precedida por un pórtico de columnas.

Los templos no se edificaban aislados; formaban parte de un conjunto sagrado llamado témenos,
compuesto por propileos (entrada), altar, templo, tesoros, stoas (columnatas), estatuas votivas…

La planta de los templos griegos es generalmente rectangular, aunque en algunos casos puede ser
circular y entonces recibe el nombre de tholos.

Constaba de las siguientes partes:

• Naos o cella, sala rectangular que alberga la estatua de la divinidad.


• Pronaos o pórtico, conduce a la naos y normalmente tenía dos columnas.
• Opistodomo o pórtico situado en la parte posterior del templo y simétrico al pronaos,
donde seguramente se albergaba el tesoro de la divinidad.

Según la disposición y el número de columnas, el templo recibe distintos nombres:

• In antis cuando tiene uno o dos pórticos de dos columnas.


• Próstilo en el caso de que tenga cuatro o seis columnas en la fachada delantera.
• Anfipróstilo si tiene cuatro o seis columnas en la fachada principal y en el opistodomo.
• Períptero cuando está rodeado por una hilera de columnas.
• Díptero si dos hileras de columnas lo rodean completamente.

También reciben distintos nombres según el número de columnas en el frente:

• Dístilo, si tiene dos.


• Tetrástilo, si tiene cuatro.
• Hexástilo, si tiene seis (es el más común).
• Octástilo, si tiene ocho.

Podemos considerar al Partenón de Atenas, situado en la Acrópolis, como el mejor ejemplo de


templo griego. Fue el primero en construirse en honor a la diosa Atenea Parthenos (Atenea Virgen),
gracias a la labor de Pericles. Fue realizado en mármol del monte Pentélico y sus cimientos son de
caliza. Era el mayor templo dórico de la Grecia continental.

Junto al Partenón, otros dos templos destacan dentro de la Acrópolis de Atenas: el de Niké áptera o
Victoria sin alas y el Erecteion (o Erecteón).

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1.3. El teatro

Una de las creaciones griegas más innovadoras fue el teatro, surgido en honor al dios Dionisos. En
él se representaban las obras de Sófocles, Esquilo o Eurípides, y todas las ciudades griegas, sobre
todo en época helenística, se enorgullecían de tener un teatro.

Los teatros griegos no estaban cubiertos. Al principio, simplemente se escalonaba un lugar y se


colocaban asientos de madera. Habrá que esperar al siglo IV a.C. para ver la aparición de la gradería
de piedra.

El teatro griego constaba de tres partes principales:

• Una gran orchestra circular para la danza y el coro con un altar dedica do a Dionisos.
• Un auditorio semicircular o cávea situado sobre la falda de una colina. Era el graderío para
los espectadores y estaba dividido en dos grandes niveles.
• El escenario, donde se ubicaban los decorados.

El teatro griego mejor conservado es el de Epidauro.

1.4. El urbanismo

El proceso por el cual un grupo de poblados llegaba a formar una polis se conocía en la Hélade con
el nombre de synoikismo. Este término significaba el abandono de las aldeas por parte de la
población para establecerse en torno a una ciudadela.

De esta manera, las poblaciones se unían formando ciudades-Estado. La población se dividía en


ciudadanos, los cuales tenían todos los derechos, y en no ciudadanos, es decir, en esclavos y
metecos (extranjeros), que carecían de cualquier derecho.

Las ciudades griegas más antiguas no disponían de una planificación sistemática, pero sí había dos
lugares muy significativos: la acrópolis, donde se con centran los edificios públicos más importantes
y los santuarios; y el ágora, centro público y lugar de reunión donde se llevaban a cabo el comercio
y el intercambio de ideas.

Casi todas las ciudades tenían su acrópolis, aunque quizás el conjunto más importante y
monumental de la Antigüedad era la Acrópolis de Atenas.

A partir de las colonizaciones griegas por el Mediterráneo surgen nuevas ciudades y la necesidad de
planificarlas. La solución consistió en el plano ortogonal, formado por ejes horizontales y verticales
que cuadriculaban el terreno. A este plano se le llamo también hipodámico, ya que el urbanista
griego Hipodamo de Mileto lo utilizó en su ciudad, Mileto, y también en el puerto del Pireo (Atenas)
a mediados del siglo V a.C.

Ciudades como Priene, Mileto o Éfeso presentan planos en los que los edificios se disponen dentro
de un ordenamiento urbanístico.

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En el siglo IV a.C., el mundo griego se amplió gracias a las conquistas de Alejandro Magno. Egipto y
ciudades de Asia Menor, como Antioquía y Pérgamo, asimilaron la cultura griega. El arte no quedó
exento de esta influencia y se renovó el estilo griego clásico. Este periodo es denominado
helenístico, para diferenciarlo del arte puramente griego o helénico.

El altar de Zeus en Pérgamo es un buen ejemplo de la arquitectura de este período.

2. La escultura griega

Para los griegos, la escultura era una de las actividades más importantes de la expresión artística.
Las características más destacadas de la escultura griega son las siguientes:

• Búsqueda de la belleza, que se basa en la proporción y el equilibrio de las partes (canon),


como sucedía en la arquitectura.
• Naturalismo, ya desde el siglo VII a.C. intentan imitar la realidad (mímesis). El realismo
debía alcanzarse por medio de la razón y la experiencia. Como consecuencia, se intenta
reproducir la naturaleza, y en ella está incluida el ser humano. Posteriormente, se intenta
incluso mejorar esta realidad a través de la idealización.
• El estudio del cuerpo humano se convertirá en objetivo prioritario. Todo ello hay que
relacionarlo con el antropocentrismo propio de la cultura griega.
• Los materiales más utilizados fueron la piedra, sobre todo el mármol, y el bronce.
• Las esculturas en piedra estaban policromadas, aunque la mayor parte de los colores se han
perdido.

La escultura evolucionó desde una primera etapa donde predominan las figuras esquemáticas,
pasando por un realismo idealizado típico de la época clásica, hasta llegar al arte realista de la
etapa helenística.

2.1. La escultura arcaica

El período arcaico se extiende desde el siglo VII a.C. hasta el 480 a.C. En esta etapa, las esculturas
presentan unas características que nos recuerdan a la estatuaria oriental y, especialmente, egipcia:

• Las figuras son hieráticas, se presentan de pie con la pierna izquierda adelantada, en
posición de marcha y los brazos pegados al cuerpo.
• La anatomía es estilizada: anchas espaldas, pliegue inguinal muy marcado, pómulos muy
salientes, grandes ojos almendrados, sonrisa arcaica, cabellos largos y rizados.

Kurós y koré

El kurós (kuroi en plural) es la estatua masculina más característica de la época arcaica. Representa
a jóvenes atletas desnudos. Estas esculturas pueden tener carácter votivo o funerario. Ejemplos son
el kuros de Anavysos, Cleobis y Bitón, el Moscóforo y el Jinete Rampin.

La koré (korai en plural) es una estatua femenina vestida, bien con el peplo (vestido típico de
Atenas) o bien con el jitón (vestimenta interior tanto corta, como larga). En ellas se mantiene la

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actitud rígida, la sonrisa enigmática y el geometrismo en los cabellos, pero algunas insinúan un
cierto movimiento. Presentan rica policromía e incrustaciones.

Ejemplos de korai son la Dama de Auxerre, la koré del Peplo y la koré n° 674.

2.2. La escultura clásica

En la etapa clásica se produce un avance hacia el naturalismo:

• Se abandona la frontalidad. De esta manera se consigue un movimiento más natural, se


elimina la rigidez arcaica y se dota a la figura de mayor equilibrio y armonía.
• Los rostros presentan una expresión más serena y los cabellos y ropajes reciben un
tratamiento más naturalista, dando así una apariencia de vida y libertad.
• La anatomía humana se conoce mejor, llegándose a la máxima perfección, es decir, a la
belleza ideal.

Obras representativas de la transición hacia el clasicismo son el Auriga de Delfos, el Poseidón o


Zeus del Artemision, el Trono Ludovisi y los frontones del templo de Zeus en Olimpia.

Tradicionalmente, el clasicismo se ha subdividido en tres etapas:

• El primer clasicismo o estilo severo (primera mitad del siglo V a.C.), etapa representada
principalmente por los escultores Mirón y Policleto.
• El clasicismo pleno (segunda mitad del siglo v a.C.), del que Fidias es su máximo
representante.
• Siglo IV a.C., momento en que destacan Praxíteles, Scopas y Lisipo.

Mirón

Rompió con las convenciones de la época arcaica y dotó de movimiento a las figuras, aunque no de
expresión ni de estudio psicológico.

Su principal mérito consistió en representar el cuerpo humano en tensión, con posturas forzadas en
un equilibrio inestable, por lo que el tratamiento de la anatomía humana es exquisito.

Fue especialmente conocido como broncista. Entre sus obras destacan el Discóbolo y el grupo de
Atenea y el sátiro Marsias. Ambas obras las conocemos en la actualidad gracias a copias realizadas
en época romana.

Policleto

Nació en Argos hacia el 480 a.C., y ha pasado a la historia del arte por un tratado artístico, al que los
antiguos llamaron Canon y que, desgraciadamente, no se conserva.

Para Policleto la belleza se identifica con la proporción y elaboró una serie de reglas que había que
seguir para representar el cuerpo humano de forma perfecta: el cuerpo humano debía tener una

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altura igual a siete cabezas y 2/3. Dividió el rostro en tres partes iguales: frente, nariz y de la nariz al
mentón.

Otra de las aportaciones de Policleto fue la introducción en sus figuras del contraposto, que
producía un movimiento armónico del cuerpo.

En el Doríforo observamos cómo aplica su canon e introduce el contraposto. Representa la imagen


idealizada de un atleta en actitud de caminar, que sostiene una lanza en una mano, mientras la otra
está en reposo. La belleza del Doríforo reside en la proporción, no así en la expresión del rostro.

El Diadúmeno representa a un atleta que se ciñe la cabeza con la cinta de la victoria. Aquí el autor
ha incorporado también el canon, y el contraposto es más marcado. La elevación de los brazos y la
inclinación de la cabeza dotan a la figura de mayor movimiento. Se trata de una composición
armónica y equilibrada, que constituye el momento culminante en el que se alcanza el naturalismo
idealizado del clasicismo.

Fidias

Se le considera como el artista que encarna de manera más clara el ideal de belleza clásico. Fue
también arquitecto y director de las obras de reconstrucción de la Acrópolis de Atenas, además de
orfebre.

Podemos dividir sus obras en dos grupos:

• Obras exentas. Realizó varias estatuas de la diosa Atenea (Atenea Lemnia, Atenea
Promakhos…), pero es la Atenea Parthenos la más relevante. La estatua criselefantina (de
oro y marfil) se situó en la cella del Partenón. Todas ellas se conocen por copias.

Otra obra de Fidias fue la estatua sedente del Zeus Olímpico, destinado a la cella del templo
que lleva su nombre, en Olimpia, y que tampoco se conserva.

• Relieves del Partenón. El propio Fidias es el responsable de la decoración escultórica del


Partenón de Atenas, que realizó junto a su taller.

En los frontones oriental y occidental representó el nacimiento de Atenea y la lucha entre


Atenea y Poseidón, por ese orden. Introduce la técnica de los «paños mojados» o
transparencias de los ropajes, que se traduce en un mayor estudio de la anatomía femenina
y un mayor naturalismo.

En las metopas de la parte norte del Partenón el tema de los relieves es la destrucción de
Troya; en la sur, la Centauromaquia (lucha entre lapitas y centauros); en la parte oriental, la
Gigantomaquia (lucha entre dioses y gigantes); y en la occidental la Amazonomaquia (lucha
entre atenienses y amazonas). Personajes, todos ellos, que se agitan en variados escorzos
de gran dinamismo.

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En los frisos del interior de la cella se sitúa el famoso relieve que representa la Procesión de
las Panateneas, doncellas que cada cuatro años llevaban en comitiva el peplo tejido en
honor a la diosa.

Praxíteles

Praxíteles se caracteriza por lo refinado de sus formas. Concibe sus obras con sensualidad y
delicadeza en los cuerpos de doncellas y efebos, que tienen una forma sinuosa, la llamada curva
praxiteliana. Las figuras arquean suavemente su cuerpo buscando un punto de apoyo ajeno.

Las figuras tienen expresión en los rostros y giran la cabeza buscando con la mirada objetos u otros
personajes de la escena. Entre sus obras destaca el Hermes con Dionisos. Realizada en mármol, nos
muestra al dios Hermes sosteniendo al dios Dionisos niño con un brazo, mientras con el otro le
ofrece un racimo de uvas, que se ha perdido.

Otras obras importantes son el Apolo Sauróctono y la Venus de Cnido. Las dos nos muestran las
mismas características, con la particularidad que en la Venus es la primera vez que se desnuda a
una diosa.

Scopas

Con Scopas desaparece la serenidad clásica para dar paso a temas trágicos y personajes
atormentados y pasionales, que se acercan a la época helenística. El patetismo lo consigue gracias
al tratamiento de los rostros, con los ojos, profundamente tallados y con las pupilas dirigidas a lo
alto, y las caras, redondas y rotundas.

Entre sus obras destacan la cabeza de Meleagro, copia mutilada; los relieves del frontón del templo
de Atenea Alea, en Tegea, y la decoración del friso este del mausoleo de Halicarnaso. En este último
narra la lucha entre griegos y amazonas y se contemplan figuras agitadas y de gran dramatismo que
dejan al descubierto parte de los cuerpos.

Lisipo

Era el escultor preferido de Alejandro Magno, el único que tenía el honor de esculpir sus retratos.

Para Lisipo la cabeza será ahora la octava parte del cuerpo y, por tanto, sus figuras serán más
esbeltas. Es un autor que esculpe con precisión y detallismo, sin dejar de lado lo violento y agitado.

En el primer clasicismo, aunque las estatuas eran exentas, los artistas las esculpían pensando en ser
contempladas desde una cierta frontalidad. Lisipo va a conseguir que las figuras se independicen,
mostrándole al espectador una visión múltiple, desde varios puntos de vista.

Entre sus obras más importantes, destaca el Apoxiómeno o atleta que se asea, limpiándose el polvo
después del ejercicio.

Otra obra destacada es el Ares Ludovisi, en la que nos muestra al dios guerrero sentado, mientras
un amorcillo juega entre sus piernas. A pesar de ser un dios, muestra cierta melancolía en el rostro.

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2.3. La escultura helenística

La escultura helenística se caracteriza por un naturalismo pleno. Se representa la realidad en


estado puro: pasión, dolor, violencia, fealdad, patetismo, cuerpos decrépitos… Este tipo de
representaciones darán lugar a nuevos temas como el retrato. El interés de los artistas se sigue
centrando en la anatomía, con representaciones de fuerte claroscuro y gran dramatismo y belleza.

En la escultura helenística podemos distinguir dos tendencias:

• La que sigue un realismo idealista: continúa el ideal de belleza, pero con mayor patetismo o
complejidad de la figura. Ejemplo de esta tendencia es la Victoria de Samotracia. La figura se
representa con las alas desplegadas; la fuerza del viento pega las telas al cuerpo y deja ver
una anatomía extraordinaria gracias a la técnica de los «paños mojados».

La Venus de Milo (Afrodita de la manzana) sigue también la tendencia idealista.

• La otra tendencia sigue un realismo naturalista, donde niños, ancianos y mujeres son
captados en su realidad y en su entorno. Dos buenos ejemplos son el Niño de la oca y el
Espinario.

Antioquía, Atenas, Alejandría, Rodas y Pérgamo fueron grandes centros escultóricos que acogieron
a los diversos talleres.

La escuela de Rodas: Agesandro, Polidoro y Atenodoro

Agesandro de Rodas fue un discípulo de Lisipo. Trabajó junto a sus dos hijos, Polidoro y Atenodoro,
en el dramático grupo escultórico del Laocoonte y sus hijos. Los tres cuerpos aparecen contraídos
en un último intento de librarse de las serpientes. Comprobamos en los rostros de los hijos cierta
influencia clasicista, que contrasta con el rostro violentado de Laocoonte.

En el Toro Farnesio, obra de los mismos autores, crean una gigantesca composición, de estructura
piramidal. Los escultores incluyen elementos paisajísticos, como son las rocas, el perro y el pastor,
que ven cómo los hijos de Antíope arrastran a Dirce hacia el toro que acabará con su vida.

La escuela de Pérgamo

Las contiendas de la ciudad de Pérgamo contra los celtas y los galos fueron tema principal en la
escultura de esta escuela. Los vencedores, orgullosos de su ejército, mandaron esculpir grupos de
galos vencidos en forma de exvotos. El Galo moribundo y el Gálata suicida son ejemplos.

La temática es típicamente helenística: dolor y sufrimiento, agonía y muerte, que se expresan no


solo físicamente, sino también psicológicamente. Pero la muerte se trata con honor y nobleza.

El arte de Pérgamo culminó con el espectacular altar de Zeus.

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3. Otras obras: la cerámica

Son pocos los restos que nos han llegado de pintura griega y escasas las noticias sobre los pintores.
Gracias a la cerámica nos podemos hacer una idea de cómo fueron las representaciones pictóricas.

La cerámica era un arte practicado en Grecia desde el Neolítico. Alrededor del 1800 a.C. los talleres
minoicos y micénicos decoraban con motivos de fauna y flora marina.

En los siglos X y IX a.C., la decoración naturalista dará paso al diseño geométrico. El semicírculo, los
triángulos, las formas en zigzag, la línea ondulante, la esvástica…

En el siglo VI a.C., empiezan a introducirse la figura humana y los animales. Son figuras muy
estilizadas, de contornos rectilíneos y vistas de frente. Se pintarán en un solo tono negro sobre
fondo claro. Es la conocida como cerámica de figuras negras.

Con el paso del tiempo, las escenas se complicaron y aparecieron temas cotidianos y mitológicos,
que se decoraban con motivos tomados de la naturaleza. Las figuras fueron perdiendo su
frontalidad y las vestimentas adquirieron formas más naturalistas.

A finales del siglo V a.C., los ceramistas sustituyeron la técnica de figuras negras por la de figuras
rojas. Las figuras se pintaban en rojo, sobre un fondo oscuro. En la cerámica de figuras rojas
destaca la mayor profusión de temas, así como un gran naturalismo en las escenas.

Los griegos realizaron muchos tipos distintos de vasijas: ánforas, cráteras, hidrias, oinócoes,
lécitos… Cada una de ellas se utilizaba para un uso particular.

Templo de Zeus en Olimpia. Recreación de Jean Claude Golvin

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