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Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar MATERIAL DEL

ALUMNADO 1

Curso Superior de
Mediación Civil,
Mercantil y Familiar
Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar

MÓDULO 3
MEDIACIÓN CIVIL Y MERCANTIL
Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar

ÍNDICE
3
1. Aproximación a la mediación civil y mercantil…………………………………………… 4

1.1. Conceptualización de la mediación. ..................................................... 4

1.2. La persona mediadora en el ámbito civil y mercantil ................................. 7

1.3. Las instituciones de mediación ........................................................... 9

1.4. Ámbitos de exclusión..................................................................... 12

2. Desarrollo del procedimiento de mediación ......................................... 15

2.1. Inicio del proceso: sesión informativa o de pre-mediación......................... 15

2.2. Sesión constitutiva y desarrollo del proceso mediador. ........................................... 19

2.3. Acuerdos ............................................................................................................................ 24

2.4. Medios telemáticos .......................................................................................................... 26

3. Resolución del proceso. .................................................................. 28

3.1. Mediación extrajudicial y su resolución. ..................................................................... 28

3.2. Mediación extrajudicial que se eleva y no se cumple. .............................................. 32

3.3. Mediación intrajudicial. .................................................................................................. 34

3.4. El procedimiento simplificado. ...................................................................................... 35

4. Ámbitos en lo civil y mercantil .......................................................... 36

4.1. Mediación civil entre vecinos. ....................................................................................... 36

4.2. Mediación mercantil ........................................................................................................ 37

4.3. Asuntos transfronterizos ................................................................................................. 38

4.4. Mediación en el derecho de competencia................................................................... 39

4.5. Mediación en los contratos de distribución comercial. ............................................. 42

4.6. Mediación en los conflictos empresariales-societarios. ............................................ 44

4.7. Mediación concursal ........................................................................................................ 46


Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar

Introducción al Módulo 3: Mediación Civil y Mercantil


4
En los últimos años la Administración ha dispuesto una serie de leyes y disposiciones,
adaptadas en cada Comunidad Autónoma, para hacerse eco de los beneficios que
supone la mediación como alternativa al proceso judicial. Este proceso contribuye a
desjudicializar conflictos y valorar el juicio como última alternativa, es decir, cuando no
existe la mera voluntad de ambas partes.

En este módulo, recordaremos algunos conceptos básicos de la mediación, para


profundizar en el desarrollo del proceso civil y mercantil. Sin embargo, hemos de matizar
que la legislación no recoge de forma estricta todos los posibles conflictos surgidos, sino
que sienta unas bases mínimas y valora la riqueza de las casuísticas que puedan darse,
y, por lo tanto, concibe este proceso de forma flexible y abierta.

1. Aproximación a la mediación civil y mercantil.

1.1. Conceptualización de la mediación.

Hablar de la mediación como medio de resolución de conflictos, quizás es limitar su


potencial. Como dice Fernández Ballesteros (2013), “su función se contrae de dar una
oportunidad amigable de entendimiento y cumple su misión, aunque no se produzca
ningún resultado”. ¿Por qué? El objetivo del proceso mediador no debe reducirse a
llegar a un acuerdo, sino que la esencia de la misma, es facilitar el diálogo, la
comunicación, el respeto por la otra parte, aunque no se pueda a llegar a un acuerdo
que sea considerado beneficioso para ambas partes. Por eso, Sigüenza (2018), cree que
es más acertado ver la mediación como un instrumento de gestión de conflictos, y no
solo como un medio para su resolución. De hecho, debemos ser conscientes de que, en
un gran número de ocasiones, el proceso mediador no termina con un acuerdo.
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Carretero, define la mediación “como un procedimiento confidencial en la gestión de


conflictos, en el que interviene un tercero profesional, neutral, imparcial, que carece de 5
autoridad para imponer una solución, ayuda a las partes a resolver voluntariamente una
disputa o a negociar una transacción adecuada a sus intereses”.

Es fundamental matizar en este ámbito que es confidencial, es decir, nada de lo utilizado


durante la mediación puede ser utilizado en un proceso contencioso posteriormente,
por lo que siempre es un proceso voluntario para ambas partes donde se fomenta que
se comuniquen, mejoren o mantengan su relación, y a ser posible, lleguen a un acuerdo
satisfactorio.

¿Cuándo una mediación genérica es jurídica? (Puy Muñoz). Se deben dar algunas de las
siguientes cuestiones:
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• La ley define la mediación para ese ámbito. Por ejemplo, en nuestro país, existe
normativa tanto a nivel estatal, como en cada comunidad autónoma. Veremos 6
posteriormente que existen diferentes limitaciones para este proceso.
• Cuando el mediador o mediadora es miembro de un colegio profesional legal.
• Cuando la mediación es requisito de un litigio. Puede plantearse lo que veremos
como una “mediación obligatoria”.
• Cuando los abogados intervienen junto a las partes.
• Cuando viene obligada por un contrato de mediación.

Lo cierto, es que cuando valoramos la mediación como proceso de resolución de


conflictos, ya estamos haciendo una valoración jurídica. Dice Martín Diz, que, en un
sentido amplio, la mediación supone un mecanismo para impartir justicia, equidad o
razón. Aunque, los procedimientos que valoramos a continuación, por supuesto se
expresan desde una alternativa o complemento al proceso judicial.

Esto ocurre gracias al desarrollo legislativo en este ámbito, entendiéndose desde el


Ministerio de Justicia como un recurso más a la disposición de los ciudadanos, pero
garantizando el amparo de dicha entidad.

Se entiende como un mecanismo distinto al proceso judicial, dentro de los ADR, es decir,
las siglas en inglés que hacen referencia a las distintas vías o técnicas utilizadas para
resolver cuestiones fuera de los tribunales (alternative dispute resolutions). Algunos de
los aspectos que se pueden tratar con este proceso:

• Conflictos en las fundaciones y asociaciones.

• Conflictos entre propietarios.

• Problemas de convivencia en la coexistencia de culturas.

• Cuestiones privadas en torno a herencias.


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• Empresas familiares.
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1.2. La persona mediadora en el ámbito civil y mercantil

Un conflicto puede ser una situación tan difícil que el mediador/a es la figura clave del
proceso. El papel que este tenga en el proceso puede llegar a condicionar por completo
el éxito del mismo, por eso, es importante valorar cómo está regulado su participación
en el proceso civil y mercantil.

Un mediador o mediadora tiene el papel de ayudar a los participantes a identificar a las


necesidades que existen, los elementos afectivos/emocionales que puedan intervenir
en la negociación, o sobre cómo la no resolución pacífica del mismo podría conllevar
mayores complicaciones. Por supuesto, se debe valorar las características de cada
situación.

El mediador/mediadora podríamos decir que establece unos canales de comunicación


que variarán en función del tipo de conflicto, como se ha visto en el primer módulo de
este curso.

Ante todo, se debe tener en cuenta que las partes estén informadas en todo momento,
pero el mediador debe entender cuáles son las mejores técnicas para facilitar el diálogo,
dándole voz a ambas partes.

Dice Moore (1986) que esta persona carece siempre de poder de decisión ya que, su
meta debe ser ayudarles a repensar su futuro, intereses, y cómo podrían verse
satisfechas las posturas de ambas partes en equidad.

¿Cuándo es fundamental la presencia del mediador? Su papel es más que interesante


cuando los sentimientos de los implicado/as les impiden tomar una postura objetiva,
existen una comunicación nula o agresiva entre las partes, existen numerosos conflictos
en la problemática… Pero maticemos que, la persona mediadora no es un terapeuta o
un árbitro, tampoco el juez que tenga que tomar la decisión ante el conflicto.

En definitiva, podría decirse que el mediador tendrá que valorar tres principios
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negociadores: no hay ganador ni perdedor, negociar no es imponer, y ceder no es


perder. 8

¿Cómo ser un buen mediador/a? David Ulrich, nos introduce ciertos conceptos que
quizás no se valoren tanto a la hora de transmitir la teoría de la mediación. Y es que,
hablamos de la formación o la preparación de la persona mediadora, pero ¿por qué no
hablar de sus rasgos más personales?

Una persona que ejerza como mediador o mediadora sí que debe ser experta en el tema
claramente, es decir, conocer las consecuencias de los conflictos para ambas partes,
pero también tener una cultura en las que ambas partes ganen, buscar estrategias de
relaciones humanas y que sean algo natural en él/ella, esa tendencia al diálogo, la
negociación, con credibilidad y naturalidad.

No solo se trata de que mantenga la paz en la conversación, sino que, es un recurso


activo; una persona de confianza para las dos partes, que les permita sentirse cómodos
para trasladar sus inquietudes y sentimientos.

Sin embargo, desde la mediación civil y mercantil no podemos obviar una serie de
requisitos recogidos a nivel legislativo para la práctica de la mediación. Actualmente,
existe un Registro de Mediadores e Instituciones de Mediación, cuya finalidad será la de
facilitar el acceso a la mediación a través de la difusión de instituciones de mediación, o
mediadores y mediadoras. Este registro es público y la misión del mismo es informar de
las opciones al alcance del ciudadano.
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• Los profesionales que se inscriban en la misma tienen el deber aportar sus datos
profesionales, titulación de carácter universitario o formación profesional superior; y 9
formación específica en la mediación. Así mismo, también su experiencia y ámbito
geográfico de actuación.

• También deben aportar la acreditación de una póliza de seguro de responsabilidad


civil profesional. ¿Por qué? Bien, como en todo proceso, pueden reclamarse acciones en
caso de mala praxis. Por lo que, algunas de las reclamaciones que este seguro podría
llegar a cubrir se orientan hacia la falta de imparcialidad, perdida de documentos,
ruptura de la confidencialidad…

¿Cuáles son las condiciones actuales para ejercer de persona mediadora por lo civil y
mercantil? García y Bolaños, citados en Carretero, señalan que es absolutamente
fundamental la formación y calidad del mediador/a en el proceso. Deben estar
adecuadamente cualificados para mantener la profesionalidad en cada uno de los
matices del mismo, promoviéndose la formación desde las propias administraciones y
exigiendo a la vez, por su parte, una garantía de calidad. Es cierto, que no existe un perfil
único de mediador, sino que lo más habitual suele ser un perfil profesional enfocado
desde la psicología, la sociología o el derecho.

En España, se exige un perfil profesional de formación universitaria o superior, además


de la acreditación por parte de instituciones acreditadas para todo el ámbito nacional.

1.3. Las instituciones de mediación

En un contexto en el que se busca la promoción de esta práctica de gestión de conflictos,


se instauran las instituciones de mediación, motor de la divulgación y difusión de esta
práctica en la jurisprudencia española.

Estas instituciones son aquellas entidades públicas o privadas, que buscan su


promoción, y facilitar el acceso a este procedimiento, gracias a las infraestructuras,
personal, medios materiales… necesarios para ello. Las instituciones de mediación
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deben promover este proceso, designando al mediador/a en concreto para cada


circunstancia, no ofrecerse como institución directamente. 10
Dentro de estas, se designan mediadores específicos para cada circunstancia, debiendo
disponer de un registro de ellos, sabiendo seleccionar los asuntos para los que cada uno
de ellos/ellas están especialmente capacitado o experimentado. Los criterios para esta
selección dependerán de cada una de ellas, atendiendo a aspectos como;

• Aptitudes

• Conocimientos

• Sensibilidad cultural

• Integridad

• Diversidad

• Dimensión de género
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Por parte de las instituciones, también será adecuado que la propia institución cuente
con evaluaciones y promover la actualización de los profesionales u orientación para 11
que estos mejoren sus conocimientos y habilidades relacionadas.

Valoremos entonces algunos criterios de calidad, a modo ejemplo, a los que podríamos
atender siguiendo a Martín Diz:

• Nivel de formación inicial y continua, y experiencia de los profesionales


mediadores.

• Nivel de satisfacción/insatisfacción (mediante encuestas, cuestionarios, etc.)


de los mediados que hayan sometido su conflicto a una mediación.

• Existencia y cumplimiento de códigos de conducta y buenas prácticas por parte


de los mediadores y las organizaciones que presten servicios de mediación.

• Registro profesional del mediador, ya sea en su ejercicio a título individual y


singular o compatible con otra profesión colegiada (abogacía, psicólogo, etc.). La
creación de estos registros de mediadores profesionales confirma al ciudadano
que la mediación se realizará por personas que cumplen una serie de requisitos
legales (en cuanto a formación y capacidad), asegurando con ello un nivel
determinado de calidad.

• Mecanismos de control (fundamentalmente formal) del servicio prestado, a


través de seguimiento, evaluación e inspección por parte de las entidades y
organismos públicos designados al efecto y en el ejercicio de sus competencias
o bien, incluso mediante la intervención de analistas u observadores externos.

¿Por qué es esto importante? La supervisión y evaluación de los propios mediadores es


fundamental, no solo por su propio crecimiento profesional; sino también, en cuanto a
la importancia de la difusión de una práctica ética, de calidad y que defienda los
derechos de todas las partes implicadas.
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1.4. Ámbitos de exclusión


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La mediación no sirve para todos los conflictos como se ha valorado. Las discrepancias
entre las partes deben ser maduras y adecuadas para el diálogo. Por ejemplo, con la
perspectiva del abogado, los litigios se plantean con una perspectiva de ganar o perder,
pero la mediación va más allá y debe estar preparado cada implicado para ello. Esto
ocurre especialmente cuando existe una vinculación entre las partes.

En definitiva ¿cuándo se puede dar un proceso de mediación civil?

• Cuando se dispone judicialmente

• Cuando ambas partes deseen resolver el problema lo antes posibles y obtener una
solución rápida y satisfactoria.

• Puede darse antes de la demanda como tal, ahorrando costes y juicios.

• Después de la demanda como visión jurídica.

• Justo antes del juicio, para evitar el desarrollo del mismo.

• O incluso después de la sentencia para evitar recursos.

¿En qué ámbitos se puede dar?

• Sucesiones, herencias, empresas familiares.

• Propiedad horizontal y en la organización de vecinos o urbanizaciones

• Conflictos de convivencia ciudadana

• Cooperativas o asociaciones.

• Conflictos entre empresas del mismo sector.

La mediación civil supone cualquier cuestión de derecho privado que pueda darse
judicialmente, pero que, a pesar de existir una ruptura entre las posturas, se seguirá
manteniendo una vinculación y por ello se busca aproximar posturas. El éxito del
proceso no es cuantitativo, sino cualitativo, como una mejora de calidad en las
relaciones, posturas, o circunstancias futuras entre los implicados.
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La mediación civil y mercantil ha evolucionado en los últimos años, nos permite


muchas veces tratar ampliamente un conflicto. El acuerdo nos permite ampliar el 13
resultado a través del diálogo, de la participación de ambos implicados. Todos se
benefician en la mediación, sin estar limitados por la sentencia, buscando mantener y
preservar, en su medida, las relaciones personales, laborales…

Que nuestra propia administración exponga la mediación como un medio de


resolución de conflictos, transmite un sistema de valores y principios en torno a una
cultura de la paz, el diálogo y la cohesión social. Por no hablar del ahorro que supone
para el estado y la sociedad en general.

Sin embargo, hay tres ámbitos de exclusión claros en la legislación actual en nuestro
país: la mediación penal, con las Administraciones públicas, la mediación laboral y la
mediación en materia de consumo. Una de las razones es que estos aspectos no solo
abarcan elementos mercantiles y civiles, pero quizás el gran problema en ellas es el
desequilibrio de poder.

Es decir, si recordamos, uno de los principios que deben regir la mediación es la


igualdad de las partes. Pensemos en una dicotomía delincuente-víctima, consumidor-
usuario, o empresario-trabajador ¿existe una relación de equidad entre ellos/as? Es
por ello, que la justicia en este sentido no ha legislado sobre la mediación en estos
ámbitos para garantizar un proceso justo para los implicados. Sin embargo, como
pequeño apunte, si se está avanzando en ello, pero valorando las diferencias de cada
uno de ellos:

• En la mediación civil penal: prácticamente no está desarrollada. La mediación penal


en nuestro país, hasta la actualidad, se tiende a valorar en delincuencia relacionada
con menores y como procedimientos extraprocesales, suspendiendo la condena
siempre y cuando se cumpla el acuerdo derivado de un procedimiento de mediación.
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En este sentido, no se busca que ambas partes estén “satisfechas”, sino que, el objetivo
principal es que la víctima si quede conforme con la respuesta de la Justicia. 14

• En el ámbito del consumo: la mediación como tal no tiene sentido en este aspecto,
sino que, está más orientada al arbitraje. Es por ello, que en primer lugar se puede
acercar posturas con una oferta previa y actitud positiva ante el mismo. Si en un primer
momento, ya no se acepta, se tiende al arbitraje, por eso consideramos que no se
desarrolla como tal un proceso mediador.
Bien es cierto que, existen alternativas no judiciales al conflicto en el ámbito de consumo
que busca regular a diferentes entidades que defiendan los derechos del consumidor,
cómo estás funcionan y se deben organizar. Pese a ello, siempre se tendrá en cuenta
que toda la legislación excluye:

▪ La negociación directa del consumidor-empresario

▪ De empresarios contra consumidores.

▪ Las reclamaciones a servicios no económicos.

▪ Las reclamaciones en el ámbito de la salud.

▪ Las reclamaciones a la enseñanza complementaria o superior.

• En el ámbito administrativo: se está avanzando en el desarrollo de un programa


entre administraciones y particulares, teniendo siempre presente que se dará con el
fin de garantizar el orden público y en conflictos que no atenten contra aspectos
jurídicos.

• En la materia laboral: podríamos decir que sí existe una mediación en este sentido,
pero no en el ámbito particular. La mediación laboral se desarrolla a nivel Estatal entre
los principales sindicatos del país y las organizaciones empresariales más
representativas, tutelada por el Ministerio de Empleo. Por ejemplo, se da ante
conflictos laborales, derivando en los llamados convenios laborales.
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2. Desarrollo del procedimiento de mediación
La mediación es un proceso con escaso recorrido en comparación con otras técnicas
tradicionales en la gestión de conflictos. Si lo sumamos al aspecto jurídico, es normal que surjan
numerosas inquietudes sobre cómo desarrollar el proceso, cuál será nuestro papel como
mediadoras o mediadores, cómo impulsar la vía del diálogo…

Podríamos decir, que es un camino complejo en el que, como guías del mismo, debemos saber
acompañar a cada incertidumbre del proceso: saber cómo acercar posturas, concretar los
acuerdos y desacuerdos, trabajar constructivamente para superar las confrontaciones,
estimular propuestas, consensos… No prefijando una trayectoria, sino saber ir ajustándonos a
la realidad, a los imprevistos y desarrollo de esta negociación.

Se planteó en el primer módulo diferentes modelos teóricos de la mediación, pero, ante todo,
debemos tener claro esta flexibilidad estructural. Es decir, no debemos seleccionar un modo de
actuación de una forma rígida, sino utilizarlo como una pauta orientativa, para tener una cierta
confianza y seguridad en el proceso, pero que se adapten a las necesidades del caso.

2.1. Inicio del proceso: sesión informativa o de pre-mediación.

En un primer momento, las partes acuden a un servicio de mediación o un mediador/a,


por separado o en conjunto. Lo primero es que sean informadas de las ventajas e
inconvenientes, costes, proceso… Podríamos decir que la importancia de la misma
reside en convencer a las partes de los beneficios del procedimiento, que conozcan su
significado y desarrollo; por ello, se explicará con seriedad y rigor, y si se ve dudas en
alguna de las partes, o su compromiso con el proceso, no se iniciará.

También puede darse que hayan sido derivadas a la sesión por un juez o como parte de
una cláusula contractual. Por ejemplo, una persona que prefiere que sus descendientes
tomen las decisiones más adecuadas para cada todos en torno a la herencia y que, para
ello, confía en que la mediación sea el procedimiento más adecuado.
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¿Cómo podría fomentar esto? Por ejemplo, si uno de los implicados se niega a la
negociación, se verá limitado solo a recibir la legítima y, por lo tanto, el resto salen 16
favorecidos.

También puede ocurrir, como en Comunidades Autónomas como Cataluña, dónde antes
de una ejecución hipotecaria se busca que se llegue a un acuerdo previo por arbitraje o
mediación.

Lo que se pretende cómo persona mediadora en esta sesión es escuchar de forma activa,
buscando conocer unas primeras impresiones de las partes, generando un sentimiento
de profesionalidad y empatía hacía su persona. Es importante que se informe de las
características del proceso mediador, así como los principios clave que rigen la misma.

Si se decide iniciar un procedimiento mediador, las partes firmarán un primer formulario


dónde dejen constancia de su voluntad para el mismo.
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Es clave valorar que, en este punto, la firma de este formulario, atendiendo a la 17


legislación vigente, supone la suspensión de las acciones judiciales. Para que esto se
mantenga, en 15 días debe estar firmada el acta constitutiva o volverían a contar los
plazos.

Si se ha derivado judicialmente, es probable que la citación para esta sesión ya sea


determinada por el juez. Si una de las partes no acudiese, el mediador o servicio de
mediadores/as deberá citarla de nuevo para transmitir la información necesaria. Si no
se acude por derivación judicial, el servicio o la persona mediadora se contacta por carta
y teléfono con la otra parte. Obviamente, el servicio de mediación deberá informar al
juzgado de la presentación o no de las partes, y del inicio o no del procedimiento; en
este aspecto, la información se mantendrá hasta el fin del proceso.

Por supuesto, debemos valorar que, en numerosas ocasiones, las partes implicadas
cuentan con abogados, a los que la recomendación insta a invitarles a participar en la
sesión informativa, y aún con más peso en el ámbito civil y mercantil, en el resto de
sesiones.

Como personas mediadoras, ¿cómo preparamos todo este proceso? El mediador o


mediadora acceder a la información del conflicto, una vez contactado por los
participantes.

Su primera actuación será plantearse cómo crear un espacio de comprensión, calma y


diálogo para un acompañamiento respetuoso. En ocasiones, este aspecto es más
factible desde las instituciones de mediación, es decir, aportar espacios y recursos
materiales que acompañen al procedimiento, es más sencillo con una empresa con
mayores recursos detrás. Quizás podría pensarse que el espacio es un aspecto trivial,
pero el entorno también condiciona el proceso de negociación.
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El uso de una mesa, su forma, la distancia en la que se encuentran las partes… son
aspectos a valorar, también, por ejemplo, el empleo de una pizarra o elemento similar 18
que nos permita escribir ideas y aspectos a valorar. La expresión gráfica y escrita
favorece el avance de las sesiones.

Es cierto que, en la mediación familiar, quizás es dónde están más latentes esos
sentimientos y vínculos afectivos que incidan en el proceso, pero también pueden darse
en otras situaciones. En el ámbito económico, uno de los aspectos más cruciales es cómo
se siente la empresa ante el posible fracaso, continuidad, futuro… También el prestigio
o valor social de la misma, por ejemplo, cuando se hereda de su familia o en un entorno
más reducido, como pequeñas ciudades, donde el desprestigio puede suponer un gran
obstáculo en su continuidad. Pero también, el amor propio, el sentimiento de
autoeficacia ante un posible fracaso, son factores que pueden incidir en la negociación;
y por supuesto, los propios factores personales de cada uno de los interlocutores.

Uno de los factores fundamentales a valorar es el lenguaje de la persona mediadora,


que, en cierto modo, puede condicionar cómo estos sentimientos pueden interferir en
el proceso.

Es necesario plantearse qué técnicas, qué herramientas, cómo las va a utilizar para
poder tener diferentes recursos ante las sesiones, sabiendo en todo momento cómo
manejar las situaciones.

Se puede comenzar a pensar en ello desde que dispongamos del caso, y conozcamos
alguna información de sus protagonistas, haciendo un primer diagnóstico; siempre
valorando que se irá adaptando en función del desarrollo.

Cuando tratemos con empresas esta información puede ser mayor, y podemos
orientarla con apoyos gráficos o, por ejemplo, en caso de una organización vecinal, con
la estructura de un edificio. Con esto, lo que facilitamos es conocer a los integrantes del
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conflicto, y organizar sus posturas, opiniones y tener claro desde un primer momento la
información de la que disponemos. 19

2.2. Sesión constitutiva y desarrollo del proceso mediador.

Lo primero es transmitir a las partes el objeto de la mediación y cómo vamos a


implicarnos en el proceso. La actuación del mediador debe basarse en este momento en
cuatro puntos:

• Presentación del profesional mediador/a, donde deje claros las funciones del
mismo, su imparcialidad, la responsabilidad del mismo en facilitar el diálogo,
velando por el equilibrio de todas las partes.
• Generar confianza entre las partes y la persona mediadora, felicitándoles por
haber optado por este proceso, que buscará llegar a una solución adecuada para
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ambos, buscando una comunicación respetuosa y pacífica.


• Destacar el papel de las partes como protagonista, que se sienta implicadas al 20
máximo desde un inicio. Recordemos que en esto se haya la clave de la mediación,
en que sus protagonistas adopten un rol activo en la gestión del conflicto.
• Recordar brevemente las reglas y características de la mediación tratadas en la
sesión anterior.
• Valorar unas normas, no como algo impuesto, sino como un consenso, valorando
aspectos como la igualdad de tiempo en los turnos de palabra, no interrumpirse,
evitar los descalificativos, no gritar, buscar escuchar la postura de los demás,
respetar al mediador/a…

Una vez se supera este inicio, se presentará el documento de acta constitutiva para que
sea firmada por el mediador/a y las partes, recogiendo lo que se les ha explicado
previamente. Es fundamental este paso en el ámbito mercantil y civil, pues conjunto al
acta final y el acuerdo, se presente al notario para su elevación a escritura pública,
adquiriendo valor ejecutivo.

En muchas ocasiones, en este primer momento, se inicia con sesiones individuales y


separadas entre las partes, especialmente cuando existe un mal clima entre las mismas.
De esta forma es más factible que las partes cojan confianza con el mediador/a, que
transmitan sus primeras impresiones, expresando su visión de la situación. Con esto, la
persona mediadora lo que puede hacer es llegar a identificar el punto de partida, y
valorar la actuación a seguir en las próximas sesiones.

En el acta de esta sesión se recogerá:

• Identificación de las partes y domicilios a efectos de notificación. Especialmente


importante cuando se trata de representantes de la empresa.
• Identidad del mediador/a, o mediadores, si la complejidad del proceso lo
requiere se puede optar por varias personas de forma coordinada.
• Objeto principal del conflicto
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• Programación aproximada.
• Duración que se estima. 21
• Información sobre los costes
• Lugar
• Idioma. Importante, por ejemplo, en conflictos transfronterizos. Se recogerá
también la implicación de representantes o traductores.
Desarrollo de la mediación

Decimos que la mediación es un proceso donde las partes son los protagonistas. Sin
embargo, en esta primera parte es el mediador/a quién ha tenido un papel más activo.
Ahora, en el desarrollo, es el momento de los intervinientes de tomar la palabra en la
resolución del conflicto. Es la etapa del proceso donde explican sus posturas, aportan
información, malestares, discrepancias… por lo tanto, el primer paso para iniciar esta
fase, es que ellos/ellas sean las que cuenten su visión de la situación.

Después, la persona mediadora hace un resumen de las posturas de forma parafraseada,


dejando claras posturas y emociones. Es importante garantizar que sean escuchadas,
comprendidas, y que se vaya extendiendo y avanzando en ello. Por eso, se pueden
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utilizar técnicas de diálogo y comunicación, orientadas a la escucha activa y la


comprensión, como aquellas trabajadas en el primer módulo de este curso. 22

Se debe buscar adquirir la máxima información necesaria para poder tener una visión
amplia dl conflicto, respetando y entendiendo sus emociones. En esta conversación, el
mediador/a utilizará preguntas abiertas, cerradas, circulares, reflexivas…permitiendo
que los sentimientos o conflictos más arraigados salgan a la luz. Sin embargo, debemos
matizar que no es un interrogatorio de hecho, la información otorgada no puede ser
cedida al juez en caso de que no se llegue a un acuerdo, por lo que se busca que ellos o
ellas mismas sean las que se abran y comuniquen sus experiencias.

Como mencionábamos, en este momento de diálogo, es fundamental velar por los


turnos de palabra y la equidad en la conversación. Por ello, el lenguaje corporal también
es importante, tanto analizándolo en las partes implicadas, como en la suyo propio.
Nuestra postura, gestos, miradas, sonrisas, constituyen un elemento clave en la
comunicación, transmitiendo nuestro grado de atención, recepción, confianza, calma…

Al término de esta sesión, se recogerá un breve resumen, donde podríamos valorar si se


ha llegado a algún pequeño consenso o acuerdo entre posturas. También se debe dar
un turno de posibles preguntas o cuestiones con las que no estén de acuerdo sobre el
proceso.

Ordenar el conflicto y confeccionar la agenda

Podríamos decir que esta etapa, el objetivo de la mediación es ordenar, jerarquizar, la


información necesaria para la gestión del conflicto. ¿Qué nos permite esto? Con ello, lo
que buscamos es valorar qué información es clave para encontrar una solución,
valorando las consecuencias de las mismas, y buscando acuerdos para ello.

De hecho, uno de los recursos de la persona mediadora puede ser una agenda. Una
agenda supone una planificación temporal de la información anteriormente recogida y
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jerarquizada. Con esta, buscamos desarrollar una estrategia de resolución de los


conflictos pendientes, agendando esta información a una temporalización concreta. 23

¿Cómo ordenamos esta información? Vall (2018), nos propone las siguientes
estrategias:

• Desarrollo ad hoc: una parte propone un punto, la otra valora la información y


se negocia hasta a llegar a un acuerdo, y se va avanzando consecutivamente.
• Por turnos: las partes se turnan para plantear turnos, escogiendo un punto, se
desarrolla, y al acabar escoge la otra parte.
• Por dificultad: se comienza, normalmente, por puntos más sencillos de abordar,
aumentando en complejidad. ¿Qué nos permite esto? Reforzar su autoestima y la
confianza entre las partes, haciéndoles sentir protagonistas en su resolución, y
sobre todo, con eficiencia, superando sus diferencias para aumentar a aspectos más
complejos. Por lo tanto, nos permite, no solo avanzar en sus habilidades en la
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gestión del conflicto, sino incluso apelar a su carga emocional.


• Pasos sucesivos: con esta estrategia, se identifican los puntos básicos a tratar y 24
cómo fundamentar posibles situaciones. En ocasiones, un asunto involucra a otro,
por ello, se puede valorar un cierto encadenamiento y aprovecharlo como un nexo
de unión en el diálogo.

Cuando se obtiene un primer acuerdo en el conflicto, las partes se ven reforzadas, son
capaces de lograr mayores acuerdos.

2.3. Acuerdos

Con el desarrollo de la agenda, previamente mencionada, podemos trabajar en una


doble lista: acuerdos que hemos logrado, y aquellos pendientes, a lograr. A partir de
esta lista, podemos reflexionar sobre las sobre las nuevas técnicas a valorar en esta
negociación. El mediador o mediadora debe permitir que las partes puedan comprender
las posturas del otro, y que se sientan, en lugar de adversarios, solucionadores.

Normalmente, una de las estrategias más comunes, es buscar y estimular que las propias
partes valoren propuestas que les convienen a ella, pero también que creen que son
generosas y, por lo tanto, aceptables, por la otra parte. Alguna de las técnicas puede
ser la lluvia de ideas, imaginar objetivos a futuro, aislar y analizar un tema, reforzar las
partes, etc.

Una vez se ha avanzado en el desarrollo de la mediación, se puede comenzar a plantear


un borrador de posibles acuerdos. Recordamos que la voluntariedad, la imparcialidad
son principios clave de la mediación; son las parte las que deben llegar a un acuerdo. Si
somos los mediadores/as las que imponen el acuerdo, se acaba con la esencia del
proceso, no serán vinculantes, ni tendrán efectos en el futuro.

¿Cómo avanzar en este aspecto? Aquí es donde cobran importancia esos “micro-
acuerdos” que se han ido tomando. A partir de ello, podemos ir redactando un primer
borrador, consultando con sus respectivos abogados, e incluso su propia reflexión. Con
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esto, se busca que tengan confianza en unas primeras decisiones y acabar por solucionar
el conflicto si es posible. 25

Una vez ambas partes se encuentren cómodas con estos primeros acuerdos, se propone
la redacción de un acuerdo final, bien sean parciales o se haya podido solucionar todo
el conflicto. También se recogerá por escrito sino se ha podido llegar a un acuerdo final.

Recordemos que, en la mediación, el acuerdo siempre debe ser consensuado, realistas,


conscientes y realistas. Podríamos decir que este procedimiento no busca hacer justicia,
sino llegar a la solución más satisfactoria para las diferentes partes. Es por eso que, la
persona mediadora puede estar más o menos conforme al acuerdo, pero esto no será
un inconveniente para la firma del mismo. El acuerdo es entre las partes, mientras sea
válido para ellas, lo será para el mediador/a.

El acuerdo de mediación debe redactarse, en la medida de lo posible, con las mismas


expresiones o palabras que las partes han transmitido. Sera firmado por los implicados
y el mediador, aunque atendiendo a la legislación vigente, incluso no tendría por qué
firmar el mediador o mediadora, porque los que se comprometen a cumplir los acuerdos
son los implicados. El acta final, como documento oficial, si debe estar firmado por la
persona mediadora.

Este acuerdo recogerá al menos:

• Identificación de las partes y el domicilio


• Lugar y fecha
• Obligaciones acordadas
• Indicación de que se han seguido las normas del procedimiento mediador
• Datos de la persona mediadora
• Firma de las partes
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En ocasiones, las partes pueden decidir hacer una “prueba” de los acuerdos, antes de
aceptarlo de forma definitiva; por así decirlo, un pre-acuerdo. Si tienen repercusiones 26
judiciales, serán los propios abogados los que valoren la forma jurídica que le
corresponda. Estos son los que posteriormente lo entreguen al juez.

La persona mediadora tiene la labor de velar porque el acuerdo sea factible y realista; y
que tenga el mejor formato posible para que no derive en posibles complicaciones. Claro
que el mediador no debe juzgar los acuerdos, pero si velar que ambas partes estén
seguras del mismo, y tengan toda la información posible.

Cuando acaba el proceso, la documentación recogida se devuelve a las partes. En caso


de alguna documentación no devuelta, se recogerá en un expediente que se deberá
conservar durante al menos 4 meses, y custodiado por el mediador/a.

Atendiendo a la legislación, el acta final recogerá la identidad, domicilio, lugar y fecha


en la que se firma el acuerdo. Cada parte tendrá una copia y el mediador informará de
la posibilidad de elevar a escritura pública este acuerdo.

Posible seguimiento

Las partes implicadas en el proceso, pueden acordar con la persona mediadora, la


posibilidad de revisar el funcionamiento práctico del acuerdo. Con ello, se valoraría el
éxito de los acuerdos en el día a día, valorando posibles cambios o variaciones sobre los
compromisos originales. Es cierto que no suele ser lo más ocasional en lo civil y
mercantil, sin embargo, es una forma exitosa de reforzar los compromisos y
actualizarlos.

2.4. Medios telemáticos

El proceso de mediación podría llevarse a cabo por medios telemáticos. Aunque esto
pueda parecer extraño, lo cierto es que, es interesante en conflictos, por ejemplo,
transfronterizos. Sin embargo, por supuesto, es un proceso delicado y complejo que
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requerirá de la mayor preparación posible, para velar por el buen ejercicio de la


mediación. 27

Uno de los aspectos más controvertidos es la confidencialidad. ¿Cómo intercambiar


información y documentación sin posibilidad de romper este secreto? Lo fundamental
entonces es que las comunicaciones se den siempre por medios acreditados con firma
electrónica, que los archivos se mantengan por soporte informático y sean custodiados
por la persona mediadora, al menos durante 5 años.

Es importante velar porque los elementos de comunicación sean instantáneos y


bidireccionales, véase Skype, Zoom… Estos soportes deben ser aprobados por ambas
partes, por lo que además es fundamental habilitar que estos sean seguros, velar que la
plataforma funcione adecuadamente antes de empezar, y por supuesto dejar siempre
claro lo fundamental de los derechos en materia de protección de datos y
confidencialidad.

En ello, la persona mediadora tiene una difícil labor, garantizando el buen desarrollo del
proceso, pero también condicionado por la pérdida de presencialidad, lo cual se puede
notar, por ejemplo, en la falta de información sobre el lenguaje corporal.
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También se debe garantizar que todos los individuos participantes tengan acceso a esos
medios técnicos, que aceptan las condiciones y el calendario de trabajo a través de un 28
sistema online. Siempre será una comunicación sincrónica, es decir, dónde todos
puedan interactuar a la vez, aunque sea online.

3. Resolución del proceso

3.1. Mediación extrajudicial y su resolución.

El procedimiento de mediación puede iniciarse de diferentes vías en base a la legislación


española. Cuando este procedimiento esta iniciado por las partes, es decir, los
implicados e implicadas de forma voluntaria, lo llamamos extrajudicial. Esto supone que
en una relación en la que existe un conflicto, autónomamente deciden recurrir a la
mediación y no al proceso judicial.

Esto, como hemos visto a lo largo del curso, no exime que en el futuro decidan acudir a
esa vía. Así, acudirán a una institución de mediación o aun mediador/a, y recordemos
que la información transmitida en el proceso no puede ser compartida al tribunal
durante el tiempo de desarrollo de esta.

En cualquier caso, una vez se lleve a cabo, el procedimiento será lo más breve posible,
siguiendo la estructura conocida en los apartados previos. El proceso de mediación
extrajudicial podrá evitar un proceso judicial, o bien una vez recurrido, se puede
transmitir los acuerdos logrados y la intención de finalizar de inmediato el proceso
judicial.

Las razones por las cuales no se llegue a un acuerdo pueden ser numerosas, siempre
teniendo presente ese principio máximo de voluntariedad del proceso. Con esto,
queremos valorar que, por lo tanto, acudir a la mediación no tiene ningún perjuicio; sino
que pueda acabar con el conflicto, y en el caso de que no ocurra, siempre tendremos
abiertas las mismas puertas que al inicio.
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Hemos de matizar que también pueden ocurrir que el propio proceso extrajudicial se
acabe por superar los plazos permitidos legalmente, “tendrá una duración máxima de 29
un mes, a contar desde el inicio del mismo, y será prorrogable con un acuerdo entre las
partes”. Y por supuesto, matizar que la renuncia del mediador/a, no supone la
terminación del proceso, siempre y cuando se nombre a otra persona en su lugar.

Que el acuerdo de mediación no se haga constar en una escritura pública puede deberse
a diferentes motivos que abordaremos en este apartado, valorando las diferentes
casuísticas que debemos de tener en cuenta.

Procedimiento que no se eleva a escritura pública porque ninguno de las


partes lo considera necesario

Existen numerosos conflictos que, en sentido estricto, no tienen contenido jurídico. Esta
puede ser una de las razones para que los implicados decidan no elevarlo a escritura
pública; por ejemplo: discusiones vecinales.

Que no conste en una escritura pública no quiere decir que lo acordado no pueda ser
impugnado. Como todo pacto, se puede solicitar la nulidad. La elevación a este carácter
puede ser dada por una de las partes siempre y cuando se cuente con el consentimiento
explícito de la otra.

Para poder elevar lo convenido se examinarán aspectos esenciales como: la identidad


de los participantes, la capacidad para disponer de lo pactado o si se han cumplido los
requisitos del proceso de mediación.

En este carácter se entiende que ambas partes, no solo se comprometen, sino que, están
dispuestas a cumplir con lo pactado, y por eso, solo se elevará cuando estas acudan ante
notario y reafirman su total voluntad.

¿Qué ocurre si un pacto no se ha elevado a escritura pública y no se cumple? En este


supuesto, la parte afectada deberá recurrir al proceso jurisdiccional para que, en un
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proceso arbitral, se condene a la contraparte a cumplir con las obligaciones pactadas; lo


cual implica una sentencia condenatoria. 30

Procedimiento que no se eleva a escritura pública porque el notario no lo


autoriza

Podría darse la situación de que, los implicados e implicadas en el proceso decidan


elevarlo a escritura pública, y por ello, acudan a un notario y este decida denegarlo. Esto
puede darse, tal y como se recoge en la legislación vigente de lo civil y mercantil, porque
el notario considere que no se han cumplido con los requisitos de la mediación ya
trabajados en este módulo.

Esto supone que el notario no debe solo aceptar, sino que, tiene el deber de constatar
la regularidad del proceso, formal y material de los negocios. Debe dar fe de que, el
consentimiento ha sido prestado libremente y que lo que se otorga sea acorde a la
legalidad; y por supuesto, que ambas partes son conscientes de sus implicaciones.

Además, debe verificar una serie de criterios atendiendo a la normativa civil y mercantil:

• Que se ha desarrollado conforme a lo dispuesto en la ley de mediación. Es decir,


las actas del proceso que hemos compartido previamente.

• Que la persona mediadora dispone de la cualificación y criterios necesarios para


su labor. Recordamos que esto supone que el mediador o mediadora debe contar
con una serie de condiciones, especialmente, un título superior universitario y
cursos de formación impartidos por instituciones acreditadas.

• Si lo pactado se adecua al derecho de cada una de las partes.

• Si se trata de un aspecto mediable. Por ejemplo, no son mediables cuestiones


relativas a la nacionalidad, legítima o alimentos futuros…

• Si en el acuerdo han intervenido activamente ambas partes, especialmente, en


los bienes o derechos de los mismos.
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• Si lo pactado no contraviene al orden público.


31
• Si se adecua a la normativa europea, en el caso de conflictos especialmente
transfronterizos.

¿Cómo actuar ante ello? Los implicados podrían solicitar una reclamación a la Dirección
General de Notariado, solicitarlo a los tribunales, o bien por supuesto, acudir a otro
notario para una segunda opinión.

El cumplimiento de un acuerdo no elevado a escritura pública

La decisión de las partes de no elevar el documento de acuerdo al carácter de escritura


pública, no les exime de su cumplimiento. El carácter de este acuerdo será de un
contrato privado que, por lo tanto, la otra parte puede reclamar en caso de
incumplimiento.

Sin embargo, esto tiene mayores complicaciones que si sí tuviera escritura pública,
porque no supone un proceso de ejecución, sino que tendrá que hacer una reclamación
que llevará a un proceso monitorio, en el que el acuerdo cuenta como prueba de
obligatoriedad de pago, de ser el caso.

Este procedimiento supone una vía de reclamación rápida de cantidades en la que se


debe contar con una serie de requisitos:

• Ha de ser líquida: se puede expresar numéricamente o contiene los elementos


necesarios para obtener la cantidad mediante una sencilla operación aritmética.

• Tiene que estar determinada: se sabe con precisión el montante.

• Ha de estar vencida: ha de ser reclamable desde el momento de presentación


de la solicitud inicial por haberse superado el plazo para su pago.

• Ha de ser exigible: estando el deudor obligado a su pago.


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3.2. Mediación extrajudicial que se eleva y no se cumple.


La mayoría de los acuerdos derivados del proceso de mediación se cumplen, en gran 32

parte por el papel activo de los implicados en un consenso beneficioso para ambas
partes. Pero, ¿qué ocurre si se ha elevado el acuerdo a escritura pública y no se cumple
con lo acordado?

La reclamación, por ejemplo, de bienes o patrimonio de un individuo, solo puede darse


por parte del estado, lo que se da por la acción ejecutiva y el título ejecutivo.

La acción ejecutiva es un derecho público a que se haga efectivo en el patrimonio del


deudor su responsabilidad y que se realiza a través de los tribunales de Justicia. Por otro
lado, el título ejecutivo son los documentos que tienen carácter ejecutivo por precisar
la información y obligación de pago de un sujeto.

En el caso de una responsabilidad derivada de la mediación, la reclamación debe darse


dentro de los siguientes cinco años desde el día de elevación a escritura, de lo contrario
prescribirá. ¿Cuándo se puede reclamar por esta vía? Lo cierto es que se da un plazo de
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veinte días a la firma ante notario del acuerdo, como un período de cortesía al deudor
para la actuación voluntaria. Por supuesto, si se han acordado otros plazos, y se recoge 33
en el propio documento, deberá cumplirse con los mismos.

Hemos de matizar que este sentido, la norma jurídica está un poco desfasada ante el
avance de la mediación. No se contemplan estrictamente situaciones para este proceso,
por lo que no se distingue, por ejemplo, entre el contrato privado o el elevado a escritura
pública. Sin embargo, un aspecto si es importante, y es que la fecha de vencimiento en
uno elevado a escritura, si queda clara y patente para su reclamación.

¿Cómo se realiza por lo tanto la reclamación con un carácter ejecutivo?

En primer lugar, se debe haber cumplido con el proceso de elevación a escritura pública
y haberse sobrepasado los plazos señalados. En la demanda ejecutiva se acompañará
de:

• Título ejecutivo, es decir, la escritura pública.


• Copias de las actas de sesión constitutiva y final del proceso de mediación.
• La reclamación que realiza.
• Los bienes del demandado susceptibles de embargo.
El demandado, por su parte, puede alegar las causas por las que se opone a la ejecución,
bien por su propia oposición o porque considera que lo convenido no se adecúa a los
términos legales.

Así, judicialmente tendrán que atender, por una parte, a lo legalidad del proceso de
mediación y garantizar lo adecuado de lo convenido, atendiendo a los aspectos legales
con los que hemos trabajado en este módulo. Pero también al control de lo exigible, es
decir, no se le puede pedir a nadie más de lo que tiene o que es razonable en torno al
conflicto.

Por lo tanto, le corresponde al juez la declaración final de una sentencia de obligado


cumplimiento, o por el contrario su desestimación.
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3.3. Mediación intrajudicial.


34
La mediación intrajudicial es cada vez más recurrida por razones evidentes. Por un lado,
la saturación de los órganos judiciales que produce procesos más lentos, costosos y
emocionalmente, agotadores para las partes. Pero también por ser un método más
informal, participativo, accesible y rápido, permitiendo que todos y todas tengamos
acceso a la justicia, a ser escuchados y percibir la solución como justa para cada realidad.

No es que suponga un proceso diferente al jurídico, sino que en realidad está controlado
por él, con garantías procesales.

El desarrollo del procedimiento de mediación puede ser planteado por el órgano


jurisdiccional. Esto se suele proponer cuando ya dentro del proceso jurídico, una o
ambas partes, considera beneficioso iniciar la mediación como método para la
resolución del conflicto. Si el letrado considera adecuado el proceso, debe informar a las
partes en una audiencia previa, acerca de cómo se desarrolla este procedimiento.

En la propia comparecencia con el letrado, las partes deben comunicar su decisión y el


porqué de la misma. Con esto, lo que se garantiza es que se cumpla previamente con
ese principio de voluntariedad característico y, por lo tanto, no iniciar un proceso sino
existe intención de aprovechar los beneficios del mismo.

Así, las propias partes pueden solicitar la suspensión del proceso judicial mientras que
se desarrolla esta gestión del conflicto; siempre teniendo en cuenta que no puede
suponer un perjuicio para el interés general o para un tercero.

Por lo tanto, podríamos decir que, en última instancia, es el juez/jueza el que decide si
son adecuados para la derivación.

Actualmente se busca promover el proceso de mediación intrajudicial como fin para el


control de los presupuestos, evitando gastos innecesarios o procesos que se podría
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solucionar por otros medios. También la fijación de unos términos claros, es decir, la
delimitación de los conflictos y la búsqueda de un acuerdo para su resolución. 35

Las partes están obligadas a acudir a una sesión informativa, la audiencia por parte del
letrado en la cual les informen del proceso, su desarrollo, ventajas… en definitiva, los
aspectos tratados en el punto anterior. Esta sesión si es obligatoria, pero no es
obligatorio aceptar la mediación como tal.

A esta sesión se le da tanta importancia por ser la primera toma de contacto para la
gestión de este conflicto, pero también porque permitirá al letrado valorar la
conveniencia del procedimiento.

El legislador prevé que, al término de la mediación, si se da un acuerdo, las partes


puedan solicitar la homologación del mismo. En esta resolución procesal debe incluirse
las soluciones que aprueban el acuerdo.

3.4. El procedimiento simplificado.

Con la legislación vigente en la mano, se valora un procedimiento simplificado de


mediación por medios electrónicos para aquellos asuntos relacionados con cantidades
monetarias.

En la solicitud del procedimiento, y por supuesto, en su respuesta, se reflejarán el interés


de las partes implicadas. Este proceso está limitado a un espacio temporal de tres meses,
cuyo computo se inicia desde el día de la siguiente a la recepción de la solicitud; aunque
podría llegar a prorrogarse con un acuerdo previo.

Es cierto que, precisamente este punto es objeto de controversia; pues este se


contempla como una vía rápida de resolución, y la legislación no ha concretado cuantas
veces se puede solicitar una prórroga, por lo cual, podría convertirse en un largo
procedimiento.
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Por otra parte, este procedimiento está limitado a casos en los cuales la reclamación de
cantidades no exceda los 600 euros. 36

Este procedimiento se iniciará por la parte solicitante, como petición a la persona


mediadora. Esta contactará dentro de la mayor brevedad posible. En esta solicitud, la
parte solicitante indicará la cantidad que reclama a la otra parte implicada. Por parte del
mediador o mediadora, se hará la solicitud a la parte reclamada, con un plazo limitado
en el cual deberá responder; de no ser así se daría por cerrado el procedimiento. La
persona mediadora siempre comentará a la parte solicitante de las respuestas, o falta
de la misma, de la otra parte. No tiene este porqué aceptar directamente la cantidad
reclamada, sino que podrá hacer una contrapropuesta.

Una vez se realicen estas acciones, el mediador o mediadora enviará un certificado, el


cual tendrá la misma validez que un acta de sesión constitutiva.

4. Ámbitos en lo civil y mercantil

4.1. Mediación civil entre vecinos/as.

En este sentido, debemos matizar que el proceso de mediación no tiene ninguna


modificación en cuanto a los conflictos vecinales; por lo que, lo estudiado previamente
es totalmente aplicable a los mismos.
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¿Por qué son tan numerosos los conflictos vecinales? Uno de los principales factores es
que lo más común actualmente, es vivir en un edificio, con numerosas viviendas, lo que 37
constituye una comunidad. A más número de geste habitando en el espacio, mayor
probabilidad de conflictos o rivalidades, siendo las más comunes: disputas por obras o
reformas, tanto individuales como de la propia comunidad, uso de zonas comunes,
olores, ruidos, morosidad…

En este último aspecto, el de la morosidad, se estableció que el moroso o morosa pierde


su derecho a voto en las juntas, pero ello no ha sido suficiente para acabar con esta
problemática en las comunidades de vecinos. De hecho, las propias comunidades no
tienen poder sancionador, por lo que al final es poco lo que pueden hacer en este
sentido.

En cuanto a las obras, uno de los principales focos de conflicto es la falta de solvencia
para poder hacer frente a pagos extraordinarios como estos; por ejemplo, instalar un
ascensor o modificar la entrada para hacerla más accesible.

Para estos conflictos, supone muy útil la figura de un administrador o administradora de


fincas, un profesional que conozca toda la legislación y que actúe de forma imparcial
entre los vecinos.

4.2. Mediación mercantil

La mediación mercantil implica diferentes ámbitos que abordaremos en este apartado,


relacionado con las relaciones privadas patrimoniales. Con ello, buscaremos agilizar y
dar respuesta al conflicto, especialmente en lo derivado a formas de contratación y
negocios.

Ateniendo a autores como Cabrera, la mediación en el ámbito empresarial puede ser de


gran interés dentro de una estructura organizativa, como puede ser una empresa. Uno
de los motivos de ello, es que muchas veces la relación continua, por lo que es una forma
de mantener un clima adecuado sin perder tus derechos. También la confidencialidad
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del proceso, que les permitirá mantener su “reputación” como empresa.

En este caso, sí que es más que recomendable la presencia de los abogados de las partes 38

por la complejidad de los asuntos a tratar. De hecho, en este caso debemos recordar la
delicadeza de los aspectos a tratar, por lo que, aunque se promueva la mediación, esta
no debe contradecir al derecho fundamental a la tutela judicial efectiva. Por eso, aunque
en ocasiones, se insta a las partes a una sesión informativa, en este ámbito la propia
Unión Europea limita esta opción a diferentes requisitos:

• Que el procedimiento de mediación no conduzca a una decisión vinculante para las


partes.

• No implique un retraso grave del proceso judicial.

• La realización interrumpa la prescripción de los derechos.

• No ocasione gastos significativos.

• La mediación electrónica no debe ser la única vía de desarrollo del procedimiento.

• Contemplar la necesidad de medidas urgentes.


4.3. Asuntos transfronterizos

En la sociedad actual, con un carácter tan globalizado, no es de extrañar que las


relaciones personales y comerciales, entre otras, superen las barreras del Estado. Es por
ello, que la mediación continúa siendo un recurso clave en la gestión de conflictos, pese
a que debe superar las limitaciones en torno a las diferentes legislaciones;
especialmente, cuando se trata de países fuera de la Unión Europea.

En la legislación actual, a diferencia de otros Estados, no contamos con una normativa


legal específica para asuntos internacionales. Sí que es cierto, que el proceso de
mediación anteriormente explicado, es el aplicable a estos conflictos. De hecho, la
propia legislación alega que, mientras que no se haya pactado otra cosa, será la ley de
mediación vigente la que atienda a conflictos transfronterizos siempre que una de las
partes tenga domicilio en nuestro país y que el desarrollo del proceso sea en el mismo.
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Sin embargo, se debe valorar, por ejemplo, el momento en el que ocurre la controversia
y cuándo se recurre a la mediación para valorar este conflicto como transfronterizo; a 39
no ser que, una de las partes interesadas se haya trasladado al otro país posteriormente.

Al igual que hemos comentado previamente, en esta tipología también se paralizan la


prescripción de los plazos durante la mediación extrajudicial; todo ello, valorando los
plazos señalados para la entrega de las actas de inicio y constitutivas, con el fin de no
alargar innecesariamente el proceso.

Un aspecto crucial a valorar es la legislación existente en el otro país, no tanto por el


desarrollo del proceso, sino en cómo afecta al acuerdo o contrato que pueda referirse
al final del procedimiento. Por ejemplo, la formación del mediador o mediadora puede
variar en torno al país con el que compartamos las diferencias. Esta labor le refiere
especialmente al notario, que deberá constatarlo con la normativa vigente.

Si el pacto tiene fuerza ejecutiva, como hemos contemplado previamente, se atenderá


a lo dispuesto en torno a la normativa europea:

• Si se logró dentro de un estado de la Unión Europea se atenderá a los reglamentos


comunitarios.

• Si es fuera de la Unión Europea, se atenderá al régimen jurídico multilateral (entre


Estados). Si tiene carácter público en uno de los países, no tiene porqué someterse a
un nuevo reconocimiento de validez. Eso sí, es posible que el juez que atienda a la
ejecución del acuerdo valore si cumple las exigencias previstas en la normativa.

Cuando un sujeto manifieste su deseo de que este acuerdo sea ejecutado en otro país, deberá
acreditar ante el juez la valía del mismo en torno a aquel territorio.

4.4. Mediación en el derecho de competencia.

Otros de los ámbitos de aplicación del derecho mercantil, es el de la competencia. El


derecho de la competencia es la ordenación que tiene por objeto perseguir y sancionar
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aquellas prácticas contrarias a la regulación. También, en el establecimiento de


mecanismos de control y supervisión para que, conductas no directamente en contra de 40
la norma, pero sí que puedan ser lesivas en la competencia y producir efectos negativos
en el mercado. Implica, además, el derecho de la propiedad industrial, que está regulado
a nivel de Unión Europea, y que atiende a aspectos como las patentes, dibujos, modelos
industriales, marcas, nombres comerciales, etc.

Si entendemos la competencia como el valor básico del sistema económico actual, el fin
de la mediación es prevenir y sancionar las conductas limitadoras de la competencia en
los mercados, la mala praxis.

El lado positivo de la mediación en este ámbito supone la existencia de una resolución


administrativa, es decir, que el acuerdo final tiene un carácter vinculante para el juez y,
por lo tanto, beneficia a los participantes en el acuerdo de mediación desde lo civil; pues
si se llevase al juzgado de lo mercantil, podría derivar en mayores costes y complejidades
del proceso. De hecho, acudir al acuerdo mediador se recoge como un efecto atenuante,
siempre que se atienda a “la realización de actuaciones tendentes a reparar el daño, y
se considerará atenuante cuando se reparen antes de una resolución judicial”.

Matizar también que la mediación es perfectamente aplicable a los conflictos de


competencia desleal especialmente en ámbitos de publicidad.
Curso Superior de Mediación Civil, Mercantil y Familiar

Propiedad industrial
41
Dentro del ámbito de la competencia, también debemos referirnos a la propiedad
industrial. Esta supone la obtención de derechos de exclusividad sobre creaciones
inmateriales, véase el packaging de los productos, marcas comerciales, logos o
combinaciones gráficas… y por supuesto, todo lo relativo a derechos de patente

En este caso, no solo se ampara en la ley de mediación, sino también en cuanto o a la


legislación específica, que atiende a procedimientos como la conciliación, el arbitraje, o
la mediación.

De hecho, se insta a que antes de iniciar un proceso judicial, siempre que se de en el


ámbito del empleo o servicios, se tienda a un acto de conciliación; por supuesto, siempre
velando por la buena fe de las partes.

En la legislación vigente, el acuerdo derivado del proceso mediador, una vez elevado a
escritura pública, también tendrá carácter ejecutivo. Además, debe señalarse que, de
producirse alguna modificación entorno a las patentes o marcas, se debe informar al
registro estatal de las mismas.

Los conflictos que pueden ser tratados a través de la mediación son, por ejemplo,
infracciones de derechos, autorías, licencias de uso, titularidades de la patente,
confidencialidad, protección de datos… Es cierto, que la mediación en este ámbito es
compleja, debido a los derechos de exclusividad, la cantidad de conflictos
transfronterizos o la complejidad técnica en sí misma. Sin embargo, pese a su
complejidad, numerosas organizaciones internacionales como la Cámara de Comercio
Internacional o la Asociación internacional de marcas, optan por promover este método
de gestión de conflictos en pro de mantener la reputación de las marcas implicadas.
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4.5. Mediación en los contratos de distribución comercial.


42
Un empresario ante un negocio comercial, necesita un conjunto de sistemas y
organizaciones para su distribución. Con esto, valoramos que una empresa implica la
puesta en práctica de una cadena de producción, y en ello, por supuesto, pueden surgir
conflictos a lo largo de las mismas.

Además, también puede surgir en relación con otras empresas: reducir los costes de la
comercialización, satisfacción a sus clientes, salir antes al mercado…

Los contratos de distribución se refieren a la distribución a comercialización sobre un


producto; bien puede ser con carácter directa o distribución indirecta. Los de
distribución directa se caracterizan porque el propio fabricante es quien realiza todas
las actividades de comercialización, o por terceros que actúan bajo su delegación, pero
los cuales no se hacen cargo de los productos. Sin embargo, en la distribución indirecta,
aparecen unos terceros que son distribuidores que se incorporan autónomamente al
canal de distribución.

Una vez asentados esos conceptos, valoramos lo que supone un contrato de


colaboración o distribución mercantil. Este contrato supone que el distribuidor o
concesionario (es decir, el empresario), se compromete a vender ciertos productos de
otro empresario (el productor); los cuales adquiere por compraventa o depósito.
Normalmente, la acción del mismo está delimitada a un ámbito geográfico concreto.
Este agente suele recibir una comisión proporcional a sus actuaciones: promociones,
contratos de clientes, campañas… que se reflejen en ventas.

Por otro lado, hablamos del contrato de franquicia. Este es aquel contrato que, referido
a una acción comercial, se establece una relación contractual entre la empresa
(franquiciador) y la otra, a la que cede parte de su actividad (la franquiciada). El resultado
del mismo es el derecho de explotación comercial bajo al menos:
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• Denominación común.
43
• Rótulo común.

• Uniformes

• Comunicación del franquiciador al franquiciado sobre las normas de la empresa

• Asistencia comercial por parte del franquiciador

• Prestación del franquiciado al franquiciador

¿Qué conflictos pueden surgir en este sentido? La principal fuente de conflictividad


recae en la ruptura de la colaboración. En muchos casos, estos contratos caen en la firma
rápida, por la búsqueda de agilizar la actividad comercial, dónde no se negocien las
cláusulas y quizás se acepten aspectos de los que más tarde puedan arrepentirse. En
numerosas ocasiones, la colaboración se rompe por incumplir lo acordado, lo que da pie
a reclamaciones monetarias sobre el no pago de productos, perjuicios, daños morales
de la imagen, etc.

En los contratos de franquicia las situaciones conflictivas pueden surgir antes incluso del
contrato, es decir, en la negociación de la clausulas, en cierto modo porque el
franquiciador no comunique adecuadamente la información adecuada en cuanto al
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contrato. Teniendo que aportar al menos 20 días antes de la firma, la siguiente


información: 44

• Datos de identificación del franquiciador.

• Acreditación de tener un título de propiedad y licencia del uso de la marca.

• Descripción del sector de actividad objetivo.

• Experiencia de la empresa y recorrido de la misma.

• Contenido y características de la franquicia.

• Estructura y extensión de la red.

• Elementos esenciales: duración del contrato, condiciones de resolución, de


renovación, contraprestaciones económicas…

También pueden darse durante la relación contractual (es decir, por incumplimientos),
o a su extinción.

Es importante que, en estos aspectos, los mediadores o mediadores estén


especializados en este ámbito por la multitud de circunstancias que pueden darse, y sus
repercusiones legales, con el fin de que puedan informar adecuadamente a las partes
sobre el proceso. Resaltar que, si la confidencialidad es importante en todo el proceso mediador,
para las franquicias, es un aspecto más que positivo para decantarse por el mismo, evitando una
pérdida de reputación.

4.6. Mediación en los conflictos empresariales-societarios.

En relación a la empresa y el derecho de sociedades, la mediación ha tenido un amplio


desarrollo como método de resolución de conflictos. Supone una resolución no
conflictiva, duradera, que permite mantener las relaciones, siempre bajo el amparo del
principio de confidencialidad; que les permite a las sociedades mantener su prestigio y
buena imagen.
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La mediación societaria acaba reflejando un instrumento flexible para encontrar


soluciones lógicas y con sentido, que no solo permiten zanjar la polémica, sino también 45
el conflicto. Es más, se valora como un “aprendizaje societario” (Vallespín, 2022), es
decir, un aprendizaje que permite recuperar las relaciones de los societarios, y
especialmente alcanzar una cultura de ganar-ganar.

En ocasiones, el acuerdo no se hace público, sino que se mantiene como un contrato


privado o incluso se incorpora a los estatutos.

¿Qué conflictos pueden surgir?

• Entre socios

• Entre trabajadores

• Entre empresarios

• Órganos de administración

• Empresas filiales

• Conflictividad fuera de la empresa

• Con la administración publica

• Y especialmente, en la empresa familiar.

De nuevo, es fundamental apelar al sentido común a la hora de escoger a la persona


encargada del proceso mediador. Es decir, es importante que tenga experiencia en el
ámbito, y especialmente, habilidades de comunicación y negociación; y por supuesto,
saber adecuarlas a cada situación, véase las diferencias entre una empresa familiar que
una multinacional.
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4.7. Mediación concursal


En el ámbito de mediación concursal es complejo delimitar la mediación. Por ello, 46

debemos entender que, en este sentido la legislación ha sido reformada numerosas


veces; reformas de lo ya reformado, que hacen que comprender los matices de las
mismas sea una labor compleja y muy específica del sector.

Además, al contrario que en modelos británicos, en nuestro país se ha visto una


tendencia más centrada al cumplimiento de las obligaciones, que a una segunda
oportunidad para la compensación.

El acuerdo de mediación, en este caso, se denomina “acuerdo extrajudicial de pagos”.


La finalidad del mismo consiste en que, el deudor llegue a un pacto con los acreedores,
a partir de una propuesta que hace el mediador concursal. Es decir, en este caso, la
mediación sí que está un poco condicionada por la persona mediadora, que hace la
propuesta en base a la información que se pone sobre la mesa.
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Con ello, se busca dar una alternativa real para superar la insolvencia del deudor, y la
cual, por supuesto, perjudica a la situación económica de los acreedores implicados/as. 47

Podemos, por lo tanto, decir que esta mediación es más una mezcla entre la negociación
del pago, y la mediación prevista para lo civil y mercantil; porque al final, está
condicionada por un tercero o tercera, que es experto en la materia que nos ocupa.
Boldó citado en Vallespín (2022), señala las siguientes diferencias entre los tipos de
mediación:

MEDIACIÓN CIVIL Y MERCANTIL MEDIACIÓN CONCURSAL

El mediador guía a las partes para El mediador/a concursal hace una


alcanzar un acuerdo entre sus propias propuesta de pagos, comprobando los
propuestas. posibles créditos.

El acuerdo extrajudicial es más flexible, El acuerdo extrajudicial tiene unas


siempre que, no se atente contra el limitaciones en cuanto cantidades
derecho de las partes. monetarias.

El procedimiento es flexible, El procedimiento es más reglado y


adecuándose a las necesidades de las dirigido por el mediador o mediadora.
partes.

También, es importante matizar que el mediador o mediadora concursal debe cumplir


con una serie de requisitos legales, como recoge Vallespín (2022):

• No haber sido condenado con sentencia firme por cualquier tipo de delito contra el
patrimonio o la hacienda Pública, Seguridad Social…

• Personas no que hayan sufrido un concurso de acreedores, al menos durante cinco


años.
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• Que no se encuentren actualmente en negociaciones entre acreedores, o en una


solicitud de concurso admitida. 48

Por otra parte, su formación debe ser adecuada a este ámbito, especialmente abogado
o economista, administración de empresas, mediación mercantil en general, o derecho
patrimonial; entre otras.

Para solicitar a la persona mediadora, el propio deudor cubrirá un formulario que


presentará acompañado de la relación de bienes y la lista de acreedores, cuya veracidad
debe comprobar.

Dentro de los diez días siguientes a su aceptación, el mediador o mediadora deberá


convocar al deudor y a los acreedores a una reunión, que se dará al menos dentro de los
próximos dos meses siguientes.

Por otra parte, con la aceptación del deudor, el mediador o mediadora se reunirá con
los acreedores para valorar la propuesta de pago. ¿Qué soluciones pueden plantearse?
Algunas opciones son:

• Conversión de los créditos en acciones

• Cesión de bienes

• Esperas o cesión durante un plazo máximo de 10 años

• Aplazamiento de los créditos en un periodo determinado

Posteriormente, será el deudor el que deberá aceptar la propuesta elaborada conjunto


a los acreedores, en un plazo de diez días. El acuerdo final se elevará inmediatamente a
escritura pública.

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