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INSTITUTO DANTE ALIGHIERI

2020

HISTORIA 1º AÑO

Profesor titular: Fernando De Nicotti


Profesor suplente: Leonardo Maggio
www.historiadantecb.blogspot.com.ar

Este cuadernillo fue elaborado por el profesor Fernando De Nicotti


PROGRAMA DE HISTORIA

Asociación Italiana de Socorro Mutuo


“Nueva Italia”
Instituto Dante Alighieri
Incorporado a la Enseñanza Oficial

Instituto Dante Alighieri PROGRAMA: HISTORIA

Curso: 1° Año A y B Año 2020

Profesor titular: Fernando De Nicotti / Profesor suplente: Leonardo Maggio

Unidad 1: Los orígenes del ser humano.


El origen del ser humano. Explicaciones míticas. Explicación científica: Darwin y la
teoría de la evolución. El proceso de hominización: los primeros humanos y sus
aprendizajes. El poblamiento de América: del nomadismo al sedentarismo.

Unidad 2: El Imperio Romano


Orígenes de Roma: leyenda e historia. La Monarquía, la República y el Principado.
El Alto y el Bajo Imperio. La Autocracia. Relaciones con los germanos: el derrumbe
del siglo V. El fin de la Antigüedad.

Unidad 3: El paso del Feudalismo a la Modernidad en Europa


La Edad Media: características generales. Feudalismo: organización social, política,
económica y religiosa. Las transformaciones del siglo XI. La reconstrucción del
poder real. La crisis del siglo XIV y sus consecuencias.
Transición a la Modernidad: Renacimiento, Estados Absolutistas, Reforma
Protestante y Expansión ultramarina.

Unidad 4: América precolombina


Sociedades complejas en América: Mayas, Aztecas e Incas. Organización política,
económica y social. La cosmovisión de las distintas comunidades. Los pueblos
originarios de la Patagonia norte: Tehuelches y Mapuches.

Unidad 5: Conquista y Colonización de América


Conquista de América: Relación con la expansión ultramarina. Causas. Etapas,
resistencia y triunfo español. Explicaciones sobre el triunfo español.
Colonización de América: Dimensión política: Consolidación de la relación metrópoli
– colonia. La organización política del espacio americano. Dimensión religiosa: La
Iglesia en América. Dimensión social: La sociedad colonial. Los sistemas de trabajo
forzados. Dimensión económica: La organización de la economía colonial, el
sistema de monopolio comercial. El contrabando.
Consecuencias de la Conquista y Colonización. Problemáticas y debates actuales.

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PAUTAS DE TRABAJO

Materiales para trabajar en el aula:

- Carpeta
- Cuadernillo de Historia 1°.

Además de estos materiales, durante la cursada pueden ser solicitados otros,


como fotocopias, mapas, etc.

Se dispone de un sitio web www.historiadantecb.blogspot.com.ar en el que


está disponible la versión digital del cuadernillo con mapas e imágenes en
colores (se recomienda tenerlo descargado en casa y si es posible también en el
celular para eventualmente usarlo en clase). Dicho sitio será actualizado
periódicamente por el docente con material que ha sido trabajado en clase:
videos, mapas, imágenes, documentos, etc.

Acuerdos pedagógicos:

- Es muy importante la asistencia a clase. Se espera que el/la alumno/a


tenga una asistencia que supere el 75% de la totalidad de clases.
- Disponer de la carpeta completa y ordenada durante TODA la cursada.
Al comienzo de cada jornada se coloca la fecha. Cada tema debe tener su
respectivo título. La carpeta es el principal material de trabajo.
- Trabajar en clase con responsabilidad y compromiso.
- Participar en clase: en el habla, en la escucha, en el respeto, en la
valoración de la opinión del otro/a promoviendo un buen clima de
trabajo.
- Cumplir con las tareas en tiempo y forma: esto significa entregar los
trabajos en la fecha solicitada, dedicándole el tiempo necesario para que
los mismos expresen de la mejor manera posible, los aprendizajes
logrados. El docente se compromete a devolver los trabajos corregidos
y/o visados en un plazo máximo de 7 días.
- Sólo está permitido el uso del celular o cualquier dispositivo móvil con
autorización del docente. En Historia algunas veces puede resultar
necesario usarlo para la búsqueda de información. Reitero que el uso del
mismo es con previo permiso del docente.
- Habrá diversas instancias de evaluaciones formales. Esto es, pruebas
escritas u orales, individuales o grupales. De todas maneras, es
importante aclarar que en el marco de una evaluación formativa, la
evaluación es diaria, clase por clase y en cada momento, siguiendo el
proceso de aprendizaje de cada alumno/a.
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UNIDAD I
Los orígenes del ser humano
Sin seres humanos no hay Historia. No hay Historia en términos de la Historia como
disciplina o como ciencia. Por supuesto, antes que la especie humana habitara este planeta,
hubo vida, hubo cambios, hubo acontecimientos. Pero de eso se ocupan otras disciplinas,
como pueden ser la Geología o la Paleontología.
La Historia como ciencia empieza con la humanidad. Y con esta primera unidad vamos a
iniciar un largo recorrido por la Historia durante toda la secundaria.

El origen del ser humano


Desde hace muchos, pero muchos años, los seres humanos nos preguntamos cómo
aparecieron en la tierra las primeras mujeres y los primeros hombres. Hasta hace un par de
siglos las únicas respuestas a este gran interrogante eran dadas por las distintas religiones o
creencias mitológicas de los pueblos. A partir del siglo XIX la ciencia ha dado un gran paso
para dar una respuesta aceptada por gran parte del mundo moderno.
De todas maneras, antes de ver la explicación científica sobre el origen de la humanidad
realicemos un breve recorrido por algunas explicaciones míticas1 o religiosas.

Explicaciones míticas o religiosas


Son explicaciones que prácticamente todos los pueblos de la Antigüedad tuvieron. Estas
explicaciones tienen para la Historia como ciencia, un valor simbólico, porque son una
cuestión de fe. A los historiadores les sirven para conocer más sobre las creencias y las
formas de entender el mundo y la vida que tenían o tienen determinados grupos sociales o
religiosos. Este tipo de explicación mítica o religiosa también lleva el nombre de
Creacionismo, ya que sostiene que la vida en la naturaleza es el resultado de una creación.
Veamos algunos ejemplos, que más allá de que seamos personas religiosas o no, siempre
resultan interesantes conocerlos.

Ejemplo 1: La Biblia
En el caso del judaísmo y del cristianismo tenemos a la Biblia como un libro sagrado que
plantea la existencia de un dios único creador del mundo, de la vida en general, y los seres
humanos en particular. Veamos que dice el texto2:

Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo, aún no había ningún arbusto del campo sobre
la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no había hecho llover sobre
la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el suelo, pero un manantial surgía de
la tierra y regaba toda la superficie del suelo. Entonces el Señor Dios modeló al hombre con

1
Un mito (del griego mythos, «relato», «cuento») es un relato tradicional que se refiere a acontecimientos
prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes,
monstruos o personajes fantásticos.
2
La Biblia: Libro del Génesis. Capítulo 2.
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arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser
viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.
Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista
y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal.
De Edén nace un río que riega el jardín, y desde allí se divide en cuatro brazos. (…) El
Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo
cuidara. Y le dio esta orden: «Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín,
exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De él no deberás
comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte». Después dijo el Señor Dios:
«No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a
todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría.
Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre. El hombre puso un
nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del
campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se
durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que
había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
El hombre exclamó: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará
Mujer, porque ha sido sacada del hombre». Por eso el hombre deja a su padre y a su madre
y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
Los dos, el hombre y la mujer estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.

Ejemplo 2: El libro del Popol Vuh


El Popol Vuh es una recopilación de varias leyendas de pueblos mayas ubicados
mayoritariamente en Guatemala. Este libro tiene un gran valor histórico, así como espiritual.
Es una narración que trata de explicar el origen del mundo, las sociedades y los diversos
fenómenos que ocurren en la naturaleza.

Entonces fue la creación y formación. De tierra de barro hicieron la carne del hombre. Pero
vieron que no estaba bien porque se deshacía. Era blanda, no tenía movimiento y dijeron el
Formador y el Creador: “Está claro que no puede andar ni multiplicarse… ¿Cómo haremos
para perfeccionar nuestra obra?” Y al instante fueron hechos los muñecos de madera. Se
parecían al hombre, hablaban como él y poblaron la superficie de la tierra. Tuvieron hijos
los hombres de madera, pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su
Creador, de su Formador; caminaban sin dirección y marchaban a gatas. No tenían sangre,
ni sustancia, ni humedad. Enseguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos y recibieron
la muerte.
Entonces los Formadores, los Procreadores discutieron, meditaron. Encontraron lo que
debía entrar en la carne del hombre: las mazorcas amarillas. Esto se volvió la sangre del
hombre formado.

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Ejemplo 3: Leyenda mapuche del origen del hombre y la mujer

Hasta nuestros días, los ritos y ceremoniales Mapuche incluyen a Antü y Kuyén en sus
ruegos y es de esta forma como los mapuche narran de generación en generación el comienzo
de la humanidad.

Hace infinidad de lluvias, en el mundo no había más que un espíritu que habitaba en el cielo.
Solo él podía hacer la vida. Así decidió comenzar su obra cualquier día.
Aburrido un día de tanta quietud decidió crear a una criatura vivaz e imaginativa, a la cual
llamó “Hijo”, porque mucho le quiso desde el comienzo. Luego muy contento lo lanzó a la
tierra.
Tan entusiasmado estaba que el impulso fue tan fuerte que se golpeó duramente al caer. Su
madre desesperada quiso verlo y abrió una ventana en el cielo. Esa ventana es Kuyén, la
luna, y desde entonces vigila el sueño de los hombres.
El gran espíritu quiso también seguir los primeros pasos de su hijo. Para mirarlo abrió un
gran hueco redondo en el cielo. Esa ventana es Antú, el sol y su misión es desde entonces
calentar a los hombres y alentar la vida cada día.
Así todo ser viviente lo reconoce y saluda con amor y respeto. También es llamado padre sol.
Pero en la tierra el hijo del gran espíritu se sentía terriblemente solo. Nada había, nadie con
quién conversar. Cada vez más triste miró al cielo y dijo: ¿Padre, porqué he de estar solo?
En realidad necesita una compañera -dijo Ngnechén, el espíritu progenitor.
Pronto le enviaron desde lo alto una mujer de suave cuerpo y muy graciosa, la que cayó sin
hacerse daño cerca del primer hombre. Ella estaba desnuda y tuvo mucho frío. Para no
morir helada echó a caminar y sucedió que a cada paso suyo crecía la hierba, y cuando
cantó, de su boca insectos y mariposas salían a raudales y pronto llegó a Lituche el
armónico sonido de la fauna.
Cuando uno estuvo frente al otro, dijo ella: – Qué hermoso eres. ¿Cómo he de llamarte? Yo
soy Lituche el hombre del comienzo. Yo soy Domo la mujer, estaremos juntos y haremos
florecer la vida amándonos -dijo ella-. Así debe ser, juntos llenaremos el vacío de la tierra -
dijo Lituche.
Mientras la primera mujer y el primer hombre construían su hogar, al cual llamaron ruka, el
cielo se llenó de nuevos espíritus. Estos traviesos Cherruves eran torbellinos muy temidos
por la tribu.
Lituche pronto aprendió que los frutos del pewén eran su mejor alimento y con ellos hizo
panes y esperó tranquilo el invierno.
Domo cortó la lana de una oveja, luego con las dos manos, frotando y moviéndolas una
contra otra hizo un hilo grueso. Después en cuatro palos grandes enrolló la hebra y comenzó
a cruzarlas. Desde entonces hacen así sus tejidos en colores naturales, teñidos con raíces.
Cuando los hijos de Domo y Lituche se multiplicaron, ocuparon el territorio de mar a
cordillera. Luego hubo un gran cataclismo, las aguas del mar comenzaron a subir guiadas
por la serpiente Kai-Kai.
La cordillera se elevó más y más porque en ella habitaba Tren-Tren la culebra de la tierra y
así defendía a los hombres de la ira de Kai-Kai. Cuando las aguas se calmaron, comenzaron
a bajar los sobrevivientes de los cerros. Desde entonces se les conoce como “Hombres de
la tierra” o Mapuche.

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La explicación científica
Se basa en la teoría creada por Charles Darwin. Esta teoría sostiene que la vida cambia en
forma lenta y constante. Este cambio se denomina Evolución. La teoría de Darwin dice que
hay una “selección natural”, donde sólo algunos seres vivos sobreviven y se reproducen. Es
decir que es la naturaleza la que selecciona quienes sobreviven y quienes se extinguen. Los
seres vivos se tratan de adaptar al ambiente en que viven, pero no todos lo han logrado. En el
caso de los seres humanos la evolución que va desde los primates hasta los humanos actuales
se denomina Hominización.

Charles Darwin y la evolución por selección natural

EI biólogo inglés Charles Darwin (1809-1882), en su obra El origen de las especies (1859),
propuso la teoría de la evolución de las especies. Darwin llegó a la conclusión que la vida
cambia en forma lenta, constante y gradual; y que este cambio, que llamó evolución, puede
ser explicado a partir del mecanismo de selección natural.
El proceso de selección natural tiene como punto de partida el hecho de que los individuos
de la misma especie no son idénticos. Las variaciones que presentan entre sí pueden influir
en las probabilidades de sobrevivencia. Sólo los individuos más aptos en relación con el
ambiente sobreviven y se reproducen.

Más Información: Algunos animales tienen formas y colores semejantes al ambiente en que viven
(mimetismo). Estas características garantizan su supervivencia y son el resultado del proceso
evolutivo que sufrió la especie a la cual pertenecen.

Una breve biografía de Charles Darwin3

Charles Robert Darwin nació el 12 de febrero de 1809, en la pequeña ciudad mercantil de


Shrewsbury, Inglaterra. Venía de una familia de una larga lista de científicos. Su padre, el Dr.
RW Darwin, era médico, y su abuelo, el doctor Erasmus Darwin, fue un botánico reconocido.
La madre de Darwin, Susanna, murió cuando él tenía sólo 8 años.
En octubre de 1825, a los 16 años, Darwin se inscribió en la Universidad de Edimburgo,
junto con su hermano Erasmus. Dos años más tarde, Charles Darwin se convirtió en un
estudiante de la universidad Christs College Cambridge. Su padre esperaba que siguiera sus
pasos y que estudiara Medicina. Pero Darwin sentía pasión por las Ciencias Naturales y la
historia natural.
El 27 de diciembre de 1831, el bergantín HMS Beagle lanzó su viaje alrededor del mundo
con Darwin a bordo. En el transcurso del viaje, Darwin recogió y observó una gran variedad
de especímenes naturales, incluyendo aves, plantas y fósiles. A través de la práctica en la
investigación y experimentación, tuvo la oportunidad única de observar de cerca los
principios de la botánica, la geología y zoología. Las islas del Pacífico y el archipiélago de
Galápagos eran de su particular interés, al igual que Sudamérica.
A su regreso a Inglaterra en 1836, Darwin comenzó a escribir sus descubrimientos en una
revista de investigaciones; el viaje tuvo un monumental efecto en la visión de Darwin sobre
la historia natural. Comenzó a desarrollar una teoría revolucionaria sobre el origen de los
seres vivos que era contraria a la opinión popular de otros naturalistas de la época.
La experiencia adquirida por Charles Darwin en el viaje le planteó cuestiones importantes.
Otros naturalistas creían que todas las especies o bien fueron hechas al principio del origen
del mundo, o se habían creado a lo largo de la historia natural. En cualquiera de los casos, se

3
Texto extraído y adaptado de: https://historia-biografia.com/charles-darwin.
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creía que las especies permanecían, no cambiaban, a través del tiempo. Sin embargo, Darwin
notando las similitudes entre las especies de todo el mundo, junto con variaciones basadas en
lugares específicos, se dio cuenta que las especies habían evolucionado gradualmente a partir
de ancestros comunes. Llegó a creer que las especies sobrevivieron a través de un proceso
llamado “selección natural”, donde las que se adaptan con éxito para satisfacer las
necesidades cambiantes de su hábitat natural prosperaron, mientras que los que no pudieron
desarrollarse y reproducirse murieron.
En 1858, después de años de investigación científica profunda, Darwin presentó
públicamente su revolucionaria teoría de la evolución en una reunión de la Linnean Society.
El 24 de noviembre de 1859, publicó una explicación detallada de su teoría en su obra más
conocida, El origen de las especies por medio de la selección natural.
Después de una vida dedicada a la investigación, Charles Darwin murió en su casa de
familia, Down House, en Londres, el 19 de abril de 1882, y fue enterrado en la Abadía de
Westminster. Durante el siglo siguiente, los estudios de ADN revelaron evidencia de su
teoría de la evolución, a pesar de la controversia que rodea su conflicto con el Creacionismo,
el punto de vista religioso que sostiene que toda la naturaleza nació de Dios.

De los primates a los seres humanos


La aparición de los mamíferos
Hace 65 millones de años desaparecieron los grandes reptiles dinosaurios y comenzó el
desarrollo de los mamíferos. Estos pequeños animales dejaron el suelo para trepar a los
árboles. El salto a la vida sobre los árboles se debió, posiblemente, a la necesidad de
sobrevivir. Podemos decir que al desaparecer los grandes dinosaurios, los mamíferos
sobrevivientes ocuparon el lugar predominante en la naturaleza y entre ellos se destacaron los
primates que habitaban en las copas de los árboles y que desarrollaron una gran capacidad
para sobrevivir: poseían un cerebro superior, puesto que podían coordinar la vista y el
movimiento de las manos. Éstas eran prensiles4 y la posición de los ojos les permitía una
visión tridimensional.

4
Capacidad que tiene la mano para servir como pinza, para apretar.
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Surgimiento de los primates
Hace 70 millones de años, entre los mamíferos se desarrollaron diferentes tipos de monos
llamados primates. Los primeros primates fueron animales pequeños, de hábitos nocturnos,
que vivían (casi siempre) en los árboles. Con el tiempo, algunos de éstos fueron cambiando
sus hábitos y características físicas: su cráneo fue mayor, creció su cerebro, podían tomar
objetos con las manos, adaptarse al día y alimentarse de frutas y vegetales.

Del tronco común de los primates, surgieron dos tipos de monos:

1) Simios: chimpancé, gorila y orangután


2) Homínidos o protohumanos, dando origen al humano actual

Los homínidos o primeros humanos:

Se llama homínidos a una de las dos familias de monos en que se dividió el grupo de los
primates. Mientras que, en la familia del orangután, del gorila y del chimpancé no hubo
cambios significativos, hace 15 millones de años en la familia de los homínidos comenzó la
evolución hasta el humano actual. Esto fue en África oriental.
Diversas fueron las especies que unieron al humano actual con los primeros homínidos. Por
ejemplo, el Australopithecus: ("monos del sur") fue el primer homínido bípedo (caminaba
en dos patas y podía correr en terreno llano). Poseía mandíbulas poderosas y fuertes
molares. Tenían largos miembros y pasaban gran parte de su vida en los árboles. Su cerebro
tenía un volumen inferior a los 400 centímetros cúbicos. De aquí se deduce que el andar
erguido se produjo mucho antes que la expansión del cerebro. Su talla no superaría el 1,20
m. de altura y los 30 kg. de peso. Está representado por un grupo de fósiles5 prehumanos
hallados en el sur y el oriente del África. Los más antiguos fósiles tienen aproximadamente 4
millones de años y los más recientes, 1 millón de años. El primer Australopithecus fue
encontrado en la década de 1960 en África oriental (Etiopía) y fue llamado Lucy.

5
Restos de seres vivos que se petrificaron enterrados en las capas terrestres.
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Y podríamos seguir nombrando: Homo habilis, Homo erectus, Homo africanus, Homo
georgicus, Homo sapiens neanderthal y un largo etcétera. El Homo sapiens sapiens tiene
características físicas que son las mismas que las del humano actual. Se lo puede ubicar en
Europa desde hace alrededor de 40.000 años. El homo sapiens sapiens protagonizó, a partir
del año 10.000 a.C., cambios muy importantes en la organización económica y social, como
las primeras formas de agricultura y domesticación de animales, y la vida en ciudades.

¿Qué les sugieren estas otras imágenes?

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Andar erguido y manos libres
Decíamos que el primer salto evolutivo en nuestra evolución (hominización) fue el
bipedalismo que permitió el andar erguido o erecto sobre las dos extremidades inferiores.
El Australopithecus Afarensis y el Africanus fueron los primeros que, hace más de tres
millones de años, se mantuvieron erguidos y comenzaron a caminar sobres sus dos piernas,
sin necesidad de apoyarse en las extremidades superiores, posición que les permitió utilizar
las manos para realizar otras tareas.
Imposible saber o conocer con exactitud las causas del bipedalismo, es decir ¿por qué se dio
ese cambio evolutivo?
Algunos investigadores afirman que el bipedalismo fue una respuesta ante la necesidad de
sobrevivir en un ambiente que se estaba modificando. Hace unos seis millones de años, los
bosques que existían en el este de África comenzaron a secarse debido a cambios climáticos.
Este hecho habría obligado a los primates, que, hasta entonces, vivían recolectando frutos en
los árboles, a recorrer el campo abierto para proveerse de otros alimentos, como raíces,
tubérculos e insectos.
Otros científicos suponen, en cambio, que el aprendizaje del andar erecto comenzó antes,
durante la etapa en que los homínidos aún vivían sólo en los árboles. Los investigadores que
sostienen esta hipótesis afirman que, para recolectar frutos, algunos primates habrían
comenzado a caminar erguidos sobre las ramas grandes, al tiempo que, con una mano se
tomaban de una rama superior y, con la otra, arrancaban los frutos que se hallaban por
encima de su cabeza. Este lento entrenamiento en los árboles, a lo largo de cientos de miles
de años, los habría preparado para desplazarse erguidos por las planicies cuando, mucho
tiempo después, los bosques se fueron secando. La posibilidad de sostenerse sobre sus dos
pies también les facilitó la tarea de recolectar frutos en los árboles cuando comenzaron a
adaptarse a las planicies. Les resultaba más sencillo recoger desde el suelo los frutos de los
árboles bajos, antes que trepar hasta la copa para recogerlos.
Sea cual sea la explicación, sabemos que el caminar erguido facilitó a los primeros
homínidos su adaptación a las nuevas condiciones climáticas. El calor en las planicies
abiertas era mucho mayor del que debían soportar los primates y los primeros homínidos que
vivían protegidos por la sombra de los árboles. La postura erguida de los homínidos hacía
que sufrieran los rigores del sol con menos intensidad que los cuadrúpedos que se
desplazaban por las planicies. La cabeza de los homínidos, al estar más alejada del suelo,
recibía brisas más frescas y una menor cantidad de piel del resto del cuerpo quedaba expuesta
a los rayos solares. Como consecuencia de ello, los homínidos necesitaban beber menos agua
y detenerse bajo la sombra con menos frecuencia que otras especies. Esta ventaja también los
ayudó en la lucha por la subsistencia en un medio muy hostil.

La fabricación de herramientas
De todas maneras, la gran ventaja del bipedalismo fue permitirles a los primeros homínidos
tener las manos libres. Esto llevó a que hace alrededor de dos millones y medio de años se
registró otro momento clave en el proceso de hominización: la fabricación de instrumentos
de piedra. Los homínidos comenzaron a utilizar trozos de piedra filosos para cortar la piel y
la carne de los animales muertos que formaban parte de su dieta. Mientras su alimentación
fue exclusivamente herbívora, no necesitaron tales instrumentos. Pero la incorporación de
carne a sus hábitos alimentarios les planteó la necesidad de contar con herramientas
cortantes. Luego, aprendieron a fabricar puntas de flecha y hachas con uno o dos filos.

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El desarrollo del pensamiento
Para numerosos científicos, el desarrollo de la inteligencia estuvo relacionado con la
adaptación a la vida en las planicies y con la necesidad de buscar nuevas fuentes de
alimentos, problema que llevó a los homínidos a recorrer distintos tipos de ambientes, a
enfrentarse con otros animales predadores y, en suma, a tener que resolver nuevos desafíos
cotidianos. Entre los chimpancés, los primeros homínidos y el Homo sapiens sapiens, se
registró un aumento en el tamaño del cerebro. Sin embargo, no es correcto pensar que un
individuo es más inteligente cuanto mayor es el tamaño de su cerebro. La inteligencia es,
sobre todo, la capacidad para resolver problemas.

La capacidad de aprender y el desarrollo del lenguaje


El andar erguido y la utilización de instrumentos de piedra fueron características que
distinguieron a los homínidos y a sus sucesores, de los primates. La gran diferencia fue que
los homínidos desarrollaron la habilidad de aprender. Un simio podía, ocasionalmente,
caminar sobre dos pies y sostenerse de una rama con una mano y recoger frutos con la otra.
También, era capaz de tomar una piedra y golpear. Pero sólo los homínidos se dieron cuenta
de que la repetición de estos actos les traía muchas ventajas. Cuando comprendieron esto,
buscaron la manera de perfeccionar el modo de caminar y de utilizar los instrumentos de
piedra. Esta comprensión, este darse cuenta, los hizo capaces de aprender. La posibilidad de
aprender a hacer cosas nuevas, de imitar el ejemplo de los que innovaban y de transmitir a
otros los aprendizajes, les abrió un camino que, poco a poco, los fue distinguiendo de los
demás animales.
El otro gran paso que dieron los primeros seres humanos fue la invención del lenguaje. La

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necesidad de comunicar a sus semejantes la cercanía de algún peligro podía resolverse
mediante algún sonido o algún gesto. Pero a medida que la vida de los homínidos se iba
haciendo más compleja, el repertorio de sonidos y de gestos resultó insuficiente. Así es como
imaginan los científicos la creación de las primeras palabras. Además, el desarrollo del
lenguaje se fue convirtiendo en una herramienta fundamental para comunicar entre sí los
aprendizajes que iban haciendo.

Las relaciones sociales


Los primeros homínidos formaron hordas o bandas, que eran conjuntos de individuos
agrupados momentáneamente para satisfacer sus necesidades de alimento.
Poco a poco, los descubrimientos y los aprendizajes posibilitaron el desarrollo de nuevas
técnicas y estas fueron mejorando la calidad de las armas de caza y las herramientas de
piedra. A partir de entonces, las relaciones entre los miembros de las bandas se fueron
haciendo más estables. Los grupos comenzaron a no separarse después de haber obtenido los
alimentos y empezaron, además, a organizar y a dividir los trabajos necesarios para
sobrevivir. Así, por ejemplo, mientras los varones se iban a cazar, las mujeres permanecían
todas juntas cuidando a los más pequeños. Sobre la base de estas nuevas relaciones sociales,
los seres humanos organizaron la sociedad.

El poblamiento de América: ¿De dónde venimos?


A través de los años se han creado y discutido distintas teorías sobre el poblamiento de
nuestro continente. El español Benito Arias Montano, en 1570, creía que América había sido
poblada por dos tataranietos del legendario personaje bíblico Noé. El fraile Gregorio García,
por su parte, trataba de demostrar en 1607 que los indígenas americanos tenían su origen en
antiguas inmigraciones judías.
Otros autores creían que los fenicios hicieron viajes remotos, cruzaron el Océano Atlántico y
poblaron América. Se especuló inclusive que fueron pobladores de la mítica Atlántida los que
dieron origen a los antiguos habitantes americanos. Y, en el Virreinato del Perú, un teólogo
erudito llamado Antonio de León Pinelo propuso que el Edén bíblico o “paraíso terrenal” se
ubicó en plena selva peruana y que desde allí los descendientes de Adán y Eva poblaron el
resto del mundo.
El primer estudioso en plantear una hipótesis más razonable fue el cronista español José de
Acosta. En 1590 conjeturó que América fue poblada por inmigrantes que llegaron desde Asia
aprovechando alguna región donde ambos continentes se acercaban por el norte (aún no se
había descubierto el estrecho de Bering).
Recién con la difusión de la obra del naturalista Charles Darwin, en la segunda mitad del
siglo XIX, se dio un nuevo impulso a las investigaciones, esta vez teniendo como base las
ideas evolucionistas y los estudios geológicos, paleontológicos y arqueológicos.
Como vimos los humanos modernos se originaron en África oriental hace unos 150.000 años.
Actualmente es casi indiscutible para la mayoría de los estudiosos que los primeros hombres
que poblaron América eran originarios de Asia y que llegaron atravesando el Estrecho de
Bering.
Una cuestión que no está resuelta es la del momento en que se produjo aquella entrada. Las
posiciones de los científicos están divididas: algunos atribuyen a las emigraciones una
antigüedad de 40.000 años, y otros, 15.000 años o aún menos. Una antigüedad bastante
probable, de acuerdo con los testimonios disponibles, gira en torno a los 25.000 años.
¿Cuáles son los elementos que se toman en cuenta para analizar este problema? Además del
fechado de restos fósiles humanos y de instrumentos por medio de técnicas como el Carbono

13/75
14, es fundamental el estudio de las glaciaciones6.

En aquellos tiempos, el norte de América estaba sometido a la acción de los glaciares. El


retroceso de uno de esos glaciares tuvo como consecuencia que, en la región de Bering, el
nivel del mar bajó, dejando al descubierto una franja de tierra que sirvió de "puente" entre
Siberia y Alaska, es decir, entre Asia y América. Esto habría permitido que algunos grupos
humanos, guiados por la necesidad de obtener alimentos se desplazaran hacia nuevas tierras.
En los periodos interglaciares, cuando el nivel de las aguas volvía a elevarse, el paso se
interrumpía. Por lo tanto, los momentos de retroceso del glaciar son considerados como

6
Los glaciares son grandes capas de hielo que a veces alcanzan un grosor de más de 300 metros. La mayoría de
los glaciares se encuentran en Groenlandia, en la Antártida y en las montañas muy altas. Hace 3 millones de
años los glaciares avanzaron sobre los continentes, especialmente en el hemisferio norte. A este fenómeno se lo
llama glaciación. Los glaciares avanzaron sobre los continentes y retrocedieron hacia el polo norte varias veces.
Fueron resultado de un conjunto de causas: aumento de la lluvia, descenso de la temperatura y la tendencia
general de la Tierra a elevarse formando montañas. Estos cambios obligaron a los hombres a adaptarse a las
nuevas condiciones ambientales.
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posibles para el ingreso de animales y humanos desde Asia.
Otro dato que apoya esta teoría es que los restos humanos más antiguos, de 19.000 años
aproximadamente, fueron hallados en América del Norte; mientras que los encontrados en
Sudamérica son mucho más recientes (6.000 años es la fecha probable de la cultura más
antigua de Tierra del Fuego). Varios miles de años debieron transcurrir para que los hombres
completaran el recorrido desde el estrecho de Bering hasta el canal de Beagle.

Paleolítico y Neolítico

Primeros modos de subsistencia


Caza, pesca y recolección
Las sociedades del Paleolítico tuvieron una economía depredadora o destructiva basada en la
caza de animales, la pesca y la recolección de frutos silvestres, semillas y otros alimentos de
origen vegetal. Se la llama así porque consiste en consumir los recursos de la naturaleza sin
generar producción.
El tipo y el tamaño de los animales que cazaban dependía de las especies de cada región, de
la extinción de especies por cambios ambientales y del grado de desarrollo cultural de los
grupos humanos. Durante el Paleolítico superior (última etapa del Paleolítico) los humanos

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tenían tácticas para cazar en grupo y se habían especializado en la fabricación de utensilios
para la cacería, como arcos y flechas.
Estos avances tecnológicos, además de cambios climáticos de fines del período, habrían sido
la causa de la extinción de algunos grandes mamíferos cuya carne formaba parte de su dieta,
como el mamut, el rinoceronte lanudo, el milodonte, etc.

Forma de vida nómade


El nomadismo fue la forma de vida de las primeras sociedades
humanas. Los grupos de cazadores-recolectores no permanecían
siempre en el mismo lugar, sino que se trasladaban dentro de un
territorio más o menos extenso, a medida que se agotaban los
recursos.
Cuando ya no quedaban alimentos para recolectar o las manadas de
animales se trasladaban buscando pastizales o el frío provocaba
escasez de comida, los grupos nómades desarmaban sus
campamentos temporarios, cargaban sus elementos más valiosos,
como pieles de animales, armas y efectos personales, y se
desplazaban a otro lugar con recursos.

Primeras formas de organización social y familiar


Los investigadores estiman que los cazadores-recolectores del
Paleolítico se organizaron como bandas o clanes, primer nivel de
organización social. Las bandas eran grupos de entre 30 y 150
personas, unidas por lazos familiares. La cantidad de personas era
variable, pero limitada por los recursos disponibles para una
economía depredadora y por la forma de vida nómade.
La comida se distribuía en forma equitativa y no existía división especializada del trabajo,
sino que se repartían las tareas según las posibilidades físicas de cada uno, como el sexo y la
edad. Los hombres generalmente cazaban, mientras que mujeres, niños y ancianos se
ocupaban de la recolección. Cada familia acondicionaba su vivienda y fabricaba sus
utensilios.
Existía un líder sobre quien el grupo depositaba decisiones, tales como cuándo trasladarse de
un lugar a otro. Pero era un líder sin privilegios, que debía realizar las tareas como los demás.
Los miembros de una banda no podían casarse entre sí. Las uniones matrimoniales generaban
alianzas entre bandas.

Del nomadismo al sedentarismo


Los Homo sapiens sapiens del final del Paleolítico —que vivían donde hoy es Europa—
lograron grandes avances tecnológicos, como lo muestra la cantidad, la variedad y la calidad
de los artefactos encontrados, y las manifestaciones artísticas y rituales. Sin embargo, hace
aproximadamente 10.000 años, algunas poblaciones protagonizaron cambios revolucionarios
en la organización económica y social. Dejaron la forma de vida nómade, se volvieron
sedentarias, al practicar las primeras formas de agricultura y domesticación de animales.

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El sedentarismo es la forma de vida que llevan adelante las comunidades humanas que se
establecen en un territorio en forma permanente. Estas tribus levantaron viviendas y crearon
aldeas en lugares donde podían proveerse de alimentos sin necesidad de trasladarse. Así
fueron construyendo un ambiente progresivamente artificial.
Con cada acción relacionada con la
producción de alimentos, los primeros agri-
cultores modificaron el ambiente. Preparar
el terreno y sembrar, cavar canales y alterar
el curso de las aguas, construir corrales y
cabañas, cavar hoyos, domesticar animales,
extraer diversos materiales y fabricar con
ellos objetos, son todas acciones a través de
las cuales los hombres intervinieron sobre
la naturaleza y fueron construyendo un
espacio cada vez más artificial.
Las tribus de los primeros tiempos del
Neolítico, autosuficientes e igualitarias,
instaladas en pequeñas aldeas dispersas,
dieron paso a sociedades más complejas y a
nuevas formas de intercambio entre
comunidades.

Los pueblos sedentarios


Las tribus que habitaban las primeras aldeas neolíticas estaban formadas por familias
emparentadas entre sí y su población era de, aproximadamente 200 personas. Los miembros
de la tribu realizaban todas las tareas, tanto las que tenían que ver con el cultivo y la cría de
los animales como las relacionadas con la construcción de viviendas y trabajos artesanales,
como la fabricación de herramientas, tejido, confección de vestimenta y todo lo que
necesitaban para la vida del grupo. Es decir, que desde el punto de vista económico eran
autosuficientes, producían todo lo necesario para sobrevivir.
La gran cantidad de trabajos agrícolas no permitía, todavía, que hubiese personas que no se
dedicasen a ellos. Las actividades tendían a hacerse en común, para lo cual era necesario
organizarse y planificar. Si bien se repartían las tareas teniendo en cuenta las posibilidades de
cada uno, según su sexo y edad, estaban aún muy poco especializados y todos podían, en
principie hacer de todo. Quizás existía un líder al que el grupo respetara en la toma algunas
decisiones, pero esto no implicaba que tuviera mayor poder o riqueza; era un líder nominal.
De hecho, no había en las tribus diferencias sociales basadas en la riqueza o el poder; eran
sociedades igualitarias en las cuales los alimentos y otros bienes disponibles se repartían en
forma equitativa. Tampoco había propiedad privada.
Esta situación, sin embargo, no parece haber durado mucho. Los especialistas consideran que
los cambios generados por la economía productiva y la vida sedentaria causaron nuevas y
profundas transformaciones en las sociedades humanas y dieron lugar rápidamente al
surgimiento de niveles de organización diferentes de las tribus.

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División del trabajo y jerarquías sociales: las jefaturas
El crecimiento de la población hizo que aumentara el tamaño de las aldeas a la vez que se
formaban otras nuevas. Con más manos para trabajar y los progresos en las técnicas
agrícolas, la productividad fue en aumento, y no fue necesario que todos se dedicaran a
producir alimentos. Algunos comenzaron a ocuparse de trabajos especiales, como la
producción de objetos de cerámica, tejidos y nuevas herramientas o la construcción. Así se
fueron especializando como artesanos. Con el tiempo, mejoraron las técnicas artesanales y
surgieron nuevos elementos y herramientas. Esto provocó, además, que la sociedad
comenzara a dejar de ser igualitaria.
Otros se dedicaron a la organización de la sociedad coordinando los trabajos agrícolas,
preparando la defensa, disponiendo las obras de irrigación y drenaje, y distribuyendo la
producción. Ellos fueron teniendo cada vez mayor prestigio y poder, y se convirtieron en
jefes.
Las jefaturas tienen mayor población y productividad que las tribus. Hay un jefe, la persona
de mayor prestigio y poder, encargado de organizar la producción para obtener excedentes.
Luego se ocupará de redistribuirlos entre los distintos miembros de la sociedad, así como de
emplearlos en intercambios comerciales con otros grupos. El jefe es, pues, el que se apropia
del excedente, tiene distintos derechos y deberes, mayor acceso a bienes y diversiones,
diferente vestimenta y adornos.
Las demás personas del grupo tampoco son iguales entre sí. Su rango dentro de la sociedad
depende de la distancia de parentesco con el jefe y del grado de especialización del trabajo
que realizan. En las jefaturas no hay todavía clases sociales. Tampoco hay propiedad privada
de los recursos y, por supuesto, no tienen un gobierno, aunque sí una autoridad y una
dirección centralizada.

Los pueblos pastores


No todos los grupos humanos se
hicieron agricultores sedentarios.
Algunos no tenían acceso a tierras
fértiles aptas para la agricultura,
pero buscaron otros modos de
subsistencia. Los pueblos pastores,
por ejemplo, continuaron siendo
nómades, pero se dedicaron a
domesticar y a criar animales en
lugar de cazarlos. Aprovechaban la
leche, la sangre, la carne y las pieles,
y podían completar su dieta con la
recolección de plantas y frutos
silvestres.
Los pueblos pastores también
estaban formados por grupos de
familias emparentadas entre sí y su característica era la trashumancia, lo cual significa que
durante un tiempo del año vivían en un lugar, pero cuando escaseaban el agua y los pastos, se
trasladaban junto con sus rebaños para que estos pudieran alimentarse.
Pastores y agricultores se relacionaron entre sí, debido a pacíficos intercambios o a
enfrentamientos por defensa del territorio y de los recursos.

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Intercambios comerciales
Los adelantos en la agricultura hicieron que la producción de alimentos no sólo alcanzara
para satisfacer las necesidades de la gente, sino que además hubiera un excedente económico.
Al principio, la producción sólo alcanzaba-para el consumo, para guardar semillas con las
que se sembraría durante la siguiente temporada y así tener una reserva en caso de malas
cosechas. Pero con el tiempo, la cantidad de excedente de producción fue lo suficientemente
importante para que comenzaran a producirse intercambios comerciales con otros grupos a
través del trueque. Las sociedades humanas iban dejando así de ser autosuficientes. Cuando
no podían producir o disponer de un bien terminado, establecían alguna forma de intercambio
con otros grupos.

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UNIDAD II
El Imperio Romano
El origen de Roma y los etruscos

Por la importancia estratégica de su ubicación, Roma


pronto fue dominada por los etruscos, el pueblo más
poderoso de la región, que se había establecido en la zona
central de lo que actualmente es Italia hacia el 800 a.C.
Sus dominios se extendieron desde la Campania hasta la
llanura del río Po, y en ellos desarrollaron la agricultura y
el comercio. Los etruscos organizaron una liga de
ciudades, de las que Roma formó parte. La ciudad estaba
gobernada por una monarquía en la que el rey solo
desempeñaba funciones religiosas. La autoridad política
la ejercía un consejo integrado por la aristocracia: el
Senado.
La influencia de los etruscos fue predominante hasta
aproximadamente el siglo VI a.C. En esta época un grupo
de pueblos instalados en la región, los latinos y los
sabinos, pusieron límite a su predominio. El
debilitamiento del poder etrusco provocó la desaparición de la monarquía. Desde entonces ya
no hubo más reyes etruscos en Roma y se fortalecieron instituciones como el Senado, que
fueron la base de la futura República romana.

Una cronología

750 a.C.
Fundación de Roma
siglo VIII a.C.
Monarquía
siglos VI y V a.C.
República
siglo I a.C. a III d.C.
Imperio
siglos IV y V d.C.
Crisis del Imperio
476 d.C.
Caída del Imperio Romano de
Occidente

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La economía y la sociedad en los tiempos de la República

La ubicación de Roma entre las montañas y colinas del actual territorio de Italia central, con
numerosos manantiales y a la orilla de un río, permitió que sus habitantes se dedicaran a la
agricultura y a la ganadería desde los primeros tiempos de la ciudad. Hasta el siglo II a.C.
fueron numerosos los campesinos libres propietarios de pequeñas de tierra. Roma contó
también con algunas riquezas minerales: salinas, oro y plata; la cual permitió desde los
primeros tiempos que la actividad comercial fuera importante.
En la ciudad residían los hombres que se dedicaban a las artesanías: carpinteros, herreros,
entre otros; y también los que abastecían a la población de alimentos y de útiles necesarios
para la vida cotidiana: carniceros, panaderos, tenderos.

Conflicto entre patricios y plebeyos


En la antigua sociedad romana no había igualdad entre sus miembros. No existían leyes
escritas y la mayor parte de ellos no participaba en la toma de decisiones. Por esto fueron
muy frecuentes los conflictos entre los distintos grupos de la sociedad.
Las luchas sociales enfrentaron al grupo privilegiado, llamado patricio, con los plebeyos, el
grupo no privilegiado que procuraba obtener mejoras económicas e igualdad ante la ley.
Hacia el siglo IV a.C. las tensiones sociales en Roma se incrementaron. Debido al
crecimiento natural de la población se elevó el número de desposeídos de tierras. Este
problema creó un gran descontento entre la plebe de la ciudad, agravado por el hecho de que
los plebeyos no podían participar de la vida política. El camino de salida de esta situación
podía encontrarse en una revolución o en una profunda reforma.

Las reformas
Las reformas tuvieron éxito, luego de varios años de conflicto, cuando un sector del
patriciado estuvo dispuesto a buscar un acuerdo con los jefes de la plebe. Las reformas se
iniciaron con la Ley de las Doce Tablas (en el 450 a.C.) y la Ley Licina Sextae (en el 376
a.C.)
Con estas leyes se procuró mejorar las condiciones económicas y sociales de los plebeyos.
Por ejemplo, se abolió la servidumbre por deudas y se les permitió participar en algunos
cargos políticos (magistraturas).
Los patricios tuvieron que ceder al menos una parte de las tierras que poseían y repartirlas
entre los plebeyos. Pero esta política de reparto limitado de la tierra pública solo pudo entrar
en vigor a partir del año 340 a.C. y como consecuencia de la expansión territorial.
Las reformas beneficiaron a los plebeyos sobre todo en el plano político. Para la plebe era de
gran importancia tener protección legal frente a los abusos de los funcionarios del Estado
romano y lograr la igualdad por medio de la participación de las magistraturas.

La organización política de la república


Entre los siglos VI y I a.C., Roma se organizó en una república. Este término hace referencia
a que el gobierno era una cosa (en latín res) pública. Como en las polis griegas, los
ciudadanos colaboraban para resolver los problemas comunes de la ciudad. Los ciudadanos
participaban con su voto en la asamblea que elegía a los funcionarios del gobierno, llamados
magistrados.

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En Roma, las magistraturas eran anuales, colegiadas, colectivas y gratuitas. Formaban parte
de una carrera de honores (cursus honorum), que permitía que algunos ciudadanos escalaran
posiciones ordenadamente desde las magistraturas menores hasta las más importante.

Magistraturas Romanas

Cónsules Eran dos, dirigían el ejército y poseían un


poder sin restricciones.
Pretores Los responsables de la administración de la
justicia.
Ediles Se ocupaban del abastecimiento y limpieza de
la ciudad.
Censores Realizaban los censos de población que servía
para el cobro de impuestos y vigilaban el
comportamiento de los senadores.
Cuestores Administraban las cuestiones financieras y
fiscales.
Tribuno Tenía como función principal la defensa de
los intereses de la plebe.
Dictador Tenía poderes absolutos pero limitados a no
más de seis meses. Era elegido en ocasiones
excepcionales cuando las instituciones
republicanas se hallaban en peligro.

El Senado romano
Fue una institución de carácter fuertemente conservador. Sus miembros ocupaban el cargo de
por vida. Sus decisiones no tenían fuerza de ley,
pero los cónsules difícilmente tomaban medidas
contrarias a la opinión del Senado.
Estaba formado por los acianos de las familias
patricias más poderosas. Asesoraba a los
magistrados. Declaraba las guerras y recibía a los
embajadores. Ésta fue una institución en la que se
nucleó al verdadero poder de la República y la
que más se resistió a la incorporación de los
plebeyos a las magistraturas romanas.
El proceso de integración de la plebe a la función pública tuvo varios momentos, que
abarcaron desde la creación del tribuno de la plebe, en el año 444 a.C., hasta la culminación
Olgumia del 300 a.C., por la cual quedaron abiertos para los representantes de la plebe los
cargos que se encargaban de la organización del culto romano.

La expansión territorial de Roma


Entre el siglo IV y II a.C., la República romana amplió sus dominios. En este proceso de
expansión se pueden distinguir distintos momentos.

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Las luchas internas entre patricios y plebeyos coincidieron con la primera etapa de expansión
de Roma, época en la que quedaron dominados los pueblos vecinos y, definitivamente, los
etruscos. En los últimos años del siglo IV a.C., los romanos dominaron los pueblos del centro
de la actual Italia y, a la vez, establecieron alianzas con los griegos del sur para hacer frente a
los cartaginenses, quienes controlaban el Mediterráneo occidental. Al comenzar el siglo III
a.C. Roma ya dominó toda la península central.

A mediados del siglo III a.C. Roma entró en guerra con Cartago, la principal potencia
marítima del Mediterráneo. Luego de un largo enfrentamiento, conocido como las guerras
púnicas, en el siglo II a.C., los romanos vencieron a los cartaginenses. Después de ello, Roma
logró el predominio en el occidente de este mar.

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Las guerras púnicas tuvieron consecuencias muy importantes para Roma. La pusieron en
conflicto con las potencias del Mediterráneo oriental, a las que finalmente dominó. Uno a uno
Roma fue conquistando los reinos helenísticos, si bien en algunos casos ni siquiera hubo
necesidad de lucha, ya que algunos reyes se rindieron ante los generales romanos para
obtener alguna ventaja o porque temían perder el trono. Sin embargo, las guerras no
terminaron. La creación de un imperio tan vasto originó frecuentes conflictos con los pueblos
limítrofes.

De la República al Imperio
Desde la expansión territorial de Roma,
cada pueblo conquistado pasó a ser una
provincia a cargo de un magistrado
romano, el pretor, que ejercía su autoridad
apoyado por la presencia de legiones del
ejército romano. Sin embargo, no todos
los pueblos conquistados se incorporaron
en la misma condición, por ejemplo, los
reinos helenísticos conservaron cierta
autonomía política, mientras que otros no.
De todas formas, todos los pueblos
conquistados debieron tributar a Roma.
Esto significó una gran cantidad de
recursos económicos que iban de las provincias a la capital, convirtiéndose en la principal
fuente de ingresos. Por esta razón, el Senado y los magistrados romanos consideraron a las
provincias como “propiedades del pueblo romano” y no se ocuparon de la prosperidad local.
Esto fue motivo de descontento para las provincias.

Cambios sociales y económicos de la expansión


Los triunfos en las guerras de expansión territorial tuvieron algunos efectos no beneficiosos
para Roma y para otras ciudades de la península:

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 Aumentó el número de esclavos, porque fue cada vez mayor el número de prisioneros
de guerra;
 Los pequeños campesinos se empobrecieron, ya que los cereales y alimentos que
llegaban desde las provincias eran mucho más baratos;
 Creció la población de las ciudades, porque allí fueron a vivir agricultores que habían
perdido sus tierras y los campesinos libres desocupados que los terratenientes habían
reemplazados con esclavos como fuerza de trabajo;
 A su vez, esto originó que muchos desocupados y sin tierra dependieran de los
funcionarios para subsistir.

Durante los siglos de la expansión se produjeron enfrentamientos entre diferentes grupos de


la sociedad romana, y también entre Roma y sus aliados, con los pueblos de las provincias.
El motivo de las rebeliones de esclavos, del siglo I a.C., fue el trato brutal que recibían de
parte de sus amos, que no veían la necesidad de cuidar esta fuerza de trabajo.
Otro conflicto se suscitó entre los habitantes de ciertas provincias que pretendían obtener la
ciudadanía, y así adquirir mayores derechos políticos, sociales y económicos. A pesar de que
al principio la ciudadanía se otorgó a varios pueblos itálicos, hacia el siglo III d.C. fueron
muy limitadas.
Un último conflicto para destacar fueron las rebeliones de varias provincias en épocas de
crisis ante el aumento de las exigencias de pagos de mayores impuestos por parte de Roma.

Para investigar: ¿Quién fue Espartaco? ¿Por qué su figura fue retomada en distintos
momentos de la historia?

El ejército y la lucha por el poder


En el proceso de las distintas luchas civiles que se sucedieron entre ciudadanos que residían
en Roma, los romanos en mejor posición económica se dividieron en dos grupos: los
populares, partidarios de realizar cambios en la sociedad, y los optimates. Estos dos grupos
se enfrentaron por el problema de la tierra y por la reforma en el ejército que permitían la
incorporación de plebeyos. Como el
ejército se estaba convirtiendo en la
fuerza de autoridad de los generales
victoriosos que ocupaban las
magistraturas importantes, cada
grupo se proponía incorporar
soldados a sus partidarios.
Mario, un general victorioso en la
península, se convirtió en jefe de los
populares. Durante su gobierno,
entre el 107 y el 100 a.C., incorporó
al ejército a los plebeyos sin
propiedades, quienes además de recibir un importante salario se repartían el botín
conquistado. De este modo, los jefes lograban una fuerza leal, y los pobres un medio de
subsistencia.
Pero los patricios reaccionaron y eligieron jefe de los optimates a Sila, otro general que había
derrotado el levantamiento de los aliados itálicos. Luego de sangrientos enfrentamientos
internos, los populares fueron derrotados, y, durante su gobierno, Sila tomó medidas que
quitaron poder a los tribunos de la plebe y fortalecieron la autoridad del Senado.

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Hacia el poder unipersonal
Durante la primera mitad del siglo I a.C. fue cada vez más evidente que las guerras civiles
enfrentaban a grupos que querían aumentar su poder. Los romanos también advirtieron que el
creciente territorio no podía seguir administrándose bajo instituciones romanas. Las
frecuentes rebeliones internas y las guerras exteriores exigían una mayor concentración del
poder militar. Todos estos factores indicaban al mismo tiempo la vía a una superación de la
crisis: la centralización de la autoridad en una persona.
Un primer paso hacia ese proceso fue la conformación de un triunvirato en el año 60 a.C. Se
trataba de un acuerdo entre los tres varones que mayor poder tenían en ese momento para
evitar los enfrentamientos internos y compartir el gobierno. Ellos fueron Craso, un rico
comerciante; Pompeyo, un general victorioso en África y en Hispania; y Julio César, un
patricio que había recorrido la carrera de los honores.
Sin embargo, las luchas por el poder comenzaron nuevamente. Mientras Julio César luchaba
en la Galia y Craso ocupaba el gobierno de Siria, Pompeyo, en Roma, se proclamó cónsul
único con el apoyo del Senado. Una nueva guerra civil comenzó en el año 50 a.C. cuando
Julio César marchó con sus legiones sobre Roma. En el 48 a.C., en la batalla de Farsalia,
Julio César derrotó finalmente a Pompeyo.
Cuando Julio César regresó a Roma victorioso logró que el Senado le otorgara cargos y
honores que ningún magistrado de la república ejercía simultáneamente, como el cargo de
dictador perpetuo, el de imperator (jefe del ejército), y las atribuciones del tribuno de la
plebe, entre otros.
Para fortalecer su autoridad aumentó el número de senadores, incorporando al Senado a sus
partidarios, incluso italianos y galos. Además, tomó algunas medidas que favorecieron a la
plebe: repartió tierras y cereales baratos. Los principales opositores de Julio César, los
patricios, nucleados en el Senado, resistieron sus reformas sociales y políticas. Finalmente, en
el año 44 a.C. fue asesinado como víctima de una conspiración que lo acusaba de tirano.

El Principado
Luego de la muerte de Julio César se conformó un segundo triunvirato integrado por sus
partidarios y simpatizantes: Octavio, hijo adoptivo de Julio César; Marco Antonio; y Lépido,
jefe de la caballería romana. Pero al poco tiempo el enfrentamiento entre ellos por el poder
central se hizo irremediable.
Octavio derrotó a Marco Antonio en la batalla de Accio, en el año 31 a.C. Con el apoyo de
los sectores más ricos de la sociedad se convirtió en el máximo jefe del Estado romano y se
comprometió a mantener el predominio político de los ciudadanos y a no modificar la
organización de la sociedad.
En primer lugar, Octavio volvió a convertir al Senado en el cuerpo que concentraba a los
representantes de las familias más poderosas de la sociedad romana. Esto le valió el título de
Augustus.
Augusto aparentó restablecer el sistema de gobierno de los tiempos de la República: devolvió
al Senado la administración de casi todas las provincias, pero mantuvo para él el mando
militar y la dirección de la política exterior y administración del Estado. Se inició así un
nuevo sistema de gobierno: el principado. En este se mantenían las formas de las
instituciones de la República, pero la real autoridad residía sobre el príncipe, primer
ciudadano del Senado. A la muerte de Augusto, todos los senadores y principales líderes no
dudaron en jurar lealtad a quien él había designado en vida: Tiberio. Augusto fue divinizado
y el culto imperial se impuso entre los romanos como culto oficial y público.

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Los sucesores de Tiberio heredaron el título de emperador, convertido en un cargo que
reumía la totalidad del poder político, militar, judicial y religioso.

La Pax Romana
Durante los siglos I y II d.C. los emperadores
logaron mantener la paz casi permanente, sin las
continuas guerras exteriores y ni las guerras
civiles del pasado.
En este período el Imperio Romano alcanzó su
máxima expansión territorial. Se integraron las
distintas provincias a través de caminos y rutas,
lo cual dio lugar a la proliferación del comercio y
la generalización de la economía monetaria.
Los romanos adoptaron muchas características
de los griegos, debido a la influencia de las
colonias helenísticas en el sur de la península. La
arquitectura y la escultura, el alfabeto y los
dioses romanos eran, en gran medida, heredados de la cultura griega.
Al expandirse territorialmente, los romanos difundieron una forma de vida, una cultura, que
reunía lo helenístico y lo propio. Las vías que partían desde Roma en todas direcciones
fueron el lugar por el que circularon la lengua romana (el latín), las leyes (el derecho
romano), sus instituciones políticas, la forma de organizar una ciudad, su analfabeto y su
literatura.
De esta manera, el Imperio que Roma dominaba política, militar y económicamente, también
fue adquiriendo cierta unidad cultural. La presencia de la cultura romana fue más intensa y
duradera en el occidente del Imperio, que en los dominios orientales. En oriente, los pueblos
mantuvieron sus tradiciones. Por el contrario, en occidente, todos los pueblos sometidos por
el Imperio se romanizaron.

Crisis del Imperio Romano


A partir del siglo III d.C. el Imperio Romano sufrió una crucial crisis. El Imperio atravesó
cambios profundos en la economía y en la política, en las relaciones entre los diversos grupos
sociales, y también en las ideas predominantes.
Desde el siglo III d.C. Roma fue perdiendo
gradualmente su autoridad como centro del
Imperio y las provincias adquirieron cada vez
mayor poder. A este período se lo llama
anarquía militar, porque los distintos ejércitos
regionales impulsaron a sus jefes hacia el poder,
provocando entre ellos reiterados conflictos que
debilitaron el Imperio.
Entre tanto las primeras olas de pueblos
germánicos, a los cuales los romanos llamaron
bárbaros, comenzaron a cruzar las fronteras y a
ocupar vastas provincias, a las que saquearon sin
encontrar oposición eficaz.
A fines del siglo III, Diocleciano intentó reorganizar el Imperio dándole la forma de una
monarquía oriental, en la que el emperador tenía un carácter divino y la población carecía de

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participación política. Para hacer más fácil su gobierno se dio a la tarea de dividir al Imperio
durante un siglo. El sucesor de Diocleciano, Constantino, trasladó la capital imperial a
Constantinopla. A fines del siglo IV, Teodosio fue el último emperador que logró mantener
unido al Imperio, el cual se dividió en Imperio Romano de Oriente, cuya capital fue
Constantinopla, más tarde llamada Bizancio; e Imperio Romano de Occidente, cuya capital
fue Roma.

El cristianismo y el Imperio Romano

Debido a la tolerancia de los romanos respecto de las creencias privadas se produjo un


fortalecimiento de las religiones orientales. El cristianismo adquirió una gran importancia
para los romanos y, luego, para todo occidente.
Durante el siglo I d.C. los cristianos difundieron las ideas de Jesús por todos los dominios del
Imperio Romano. En muchas regiones, los seguidores del cristianismo se agruparon en
ecclesias, iglesias en latín, que eran pequeñas comunidades cuyos miembros se ayudaban
entre sí.
Esta doctrina tuvo una rápida difusión entre los esclavos y los pobres de la ciudad de Roma.
Mientras que los grupos privilegiados se sintieron amenazados por la prédica y popularidad
del cristianismo. Además, muchos cristianos se negaron a realizar los sacrificios religiosos
del culto romano en público, violando las leyes estatales. La doctrina cristiana resultó
incompatible con el modo de vida romano. Por tal motivo los cristianos comenzaron a ser
perseguidos por el Imperio, llevando adelante persecuciones masivas de fieles.
Las persecuciones no debilitaron a los cristianos; muy por el contrario, hacia fines del siglo
III el cristianismo se había convertido en una religión ampliamente difundida y organizada.
Los obispos, como jefes de Iglesias, fueron adquiriendo cada vez más autoridad, sobre todo a
medida que se debilitaba el poder del Estado.
Cuando Constantino fue nombrado emperador en el 307 d.C. era evidente para los romanos
que el cristianismo se había constituido como un importante factor político. El flamante
emperador utilizó el prestigio de esta religión para consolidar el poder imperial, y así en el
año 313 promulgó el Edicto de Milán, por el cual se otorgó la libertad de culto y el fin de las
persecuciones religiosas.
Finalmente, a través del Edicto de Tesalónica, decretado por el emperador romano en 380, el
cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano.

Caída del Imperio Romano


La crisis del Imperio fue el resultado de la convergencia de múltiples causas: las invasiones
de los pueblos germánicos encontraron al Imperio en un momento en el que sus debilidades
comenzaban a hacerse más agudas. Ante estos constantes ataques desde el exterior, el
Imperio necesitaba cada vez más soldados, más recursos económicos, mayor abastecimiento
y mayor cantidad de mano de obra. Ante esto, su estructura económica y social no pudo hacer
frente a estas necesidades.
En 476, y luego de sucesivas invasiones y derrotas militares, Odoacro derrocó al último
emperador romano de occidente, Rómulo Augústulo. A diferencia de muchos de sus
predecesores, Odoacro reconoció la soberanía del emperador de Oriente sobre Occidente,
devolvió las insignias imperiales de Roma al emperador Zenón en Constantinopla y se
convirtió en dux de Italia.

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UNIDAD III
El paso del Feudalismo a la
Modernidad en Europa
Introducción
En esta unidad seguiremos en Europa, más precisamente en Europa Occidental. ¿A qué se
debe esto? La idea es llegar a la Conquista y Colonización de América por parte de los
europeos a partir de finales del siglo XV. Ya vimos un poco sobre la diversidad de
sociedades que habitaban América antes de ese proceso histórico. Ahora vamos a ver un poco
sobre la Europa antes de la Conquista y la Colonización.
En la siguiente página se presenta una línea de tiempo de las sociedades complejas de Grecia
y Roma, seguramente las más complejas y significativas de la llamada Edad Antigua.
Ustedes saben que los historiadores han dividido la historia de la humanidad en varias
Edades: Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. Esta división resulta muy incompleta y
eurocéntrica, esto es que divide la historia de la humanidad en etapas desde una mirada muy
europea. De poco y nada nos sirven conocer estas etapas si estamos estudiando la sociedad
inca, por ejemplo.
Pero el caso, es que ahora sí estamos en Europa, por ello está división en Edades nos puede
ayudar a ubicarnos. La Edad Antigua abarca desde el invento de la escritura (hace unos 5500
años) en Mesopotamia y Egipto hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el año
476 d.C. Pensar en la Edad Antigua en Europa Occidental significa centrar la mirada en
Grecia y Roma. Veamos, ahora sí, la línea de tiempo.

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Antes de adentrarnos en la Edad Media les proponemos un pequeño cuadro que sería
interesante completar.

LEGADO: ¿Qué aportes a la Historia dejaron Grecia y Roma?


GRECIA ROMA

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La Edad Media en Europa

Características generales de la etapa


Estamos refiriéndonos a un período de 1000 años que básicamente lo ubicamos en Europa
Occidental. El nombre “Edad Media” hace referencia a estar en el medio de… Los que le
pusieron esa denominación consideraban a esa etapa de la Historia como una etapa sin
grandes avances. Estaba en el medio de dos grandes momentos de la historia. El mundo
antiguo (Grecia y Roma) y el mundo moderno (básicamente el Renacimiento).
Veamos algunas características generales de la Edad Media:

Características políticas
- Con la caída del Imperio Romano de Occidente, finaliza una etapa de unidad política
en toda la región del mar Mediterráneo. Esto significa que antes había un único
estado: el Imperio Romano. Con la caída de la parte occidental de éste, en todo ese
territorio se produce una lenta fragmentación del espacio político con el surgimiento
de numerosas y pequeñas monarquías. Basta ver un mapa de Europa de la actualidad
para darse cuenta de que subsiste dicha fragmentación política.

Características sociales
- Grecia y Roma se caracterizaron por ser sociedades esclavistas. Es decir que la base
de su economía estaba dada por el trabajo de los esclavos. Tenemos que comprender
que los esclavos eran el grupo social más número en ambas sociedades, sobre todo en
Grecia. En la Edad Media se produce un lento declive de la esclavitud en Europa
Occidental. Sigue habiendo esclavos, pero cada vez menos.
- El grupo social más poderoso económicamente es, sin lugar a dudas, la Nobleza.
- El grupo social más numeroso era el de los campesinos.

Características económicas
- Hasta el siglo XI predomina en Europa una economía rural, esto significa que la
agricultura y la ganadería (ambas de subsistencia) eran las principales actividades
económicas. Había muy poco comercio y la mayoría de las ciudades contaban con
poca población. La inmensa mayoría de las personas vivían en el campo.
- Sin embargo, a partir del siglo XI hubo un resurgimiento del comercio y la economía
urbana. Resurgen las ciudades y aparecen nuevos oficios (comerciantes, artesanos de
diversos rubros, banqueros). Estamos refiriéndonos a personas que no viven más en el
campo y migran a las ciudades. De todas maneras, la mayoría de la población sigue
siendo campesina.

31/75
Características religiosas
- Durante la Edad Media el cristianismo es la religión hegemónica en Europa
Occidental. Esta religión había surgido a la muerte de Cristo en el año 33 de nuestra
era, esto es a comienzos del Imperio Romano. A pesar de sufrir muchas persecuciones
por parte de los romanos, el cristianismo se fue expandiendo por gran parte del
territorio europeo. La caída del Imperio Romano no frenó el crecimiento del
cristianismo, sino todo lo contrario. Ahora bien, este poder del cristianismo no era
únicamente religioso, sino también económico, social, político y cultural.

ECONÓMICO SOCIAL POLÍTICO CULTURAL

- Sin embargo, a partir del siglo VI en la península arábiga surgió una nueva religión
que le disputaría mucho poder al cristianismo: El Islam.

El Feudalismo
De la Edad Media propiamente dicha, vamos a detenernos en un momento particular y muy
importante: el Feudalismo.
A continuación, un relato imaginario que transcurre en el ámbito rural, en Europa Occidental,
y nos cuenta cómo era el vínculo social entre los señores (los nobles) y los campesinos (los
siervos) durante el Feudalismo.

De señores y campesinos7
La salida y la puesta del sol marcaban el ritmo de las actividades cotidianas de los varones y
las mujeres del señorío de Saint Michael, situado a pocos kilómetros de París. Como cada
mañana, Hervis tomó su arado y su buey, y se dispuso a trabajar. Hacía mucho frío; y sus
manos resistían con dificultad el desmalezamiento del terreno que pronto comenzaría a
cultivar, esta vez, con cebada y trigo. Al mediodía, tenía previsto reparar la cerca del corral
que los lobos habían roto tiempo atrás. Al menos, no habían podido llevarse sus gallinas:
Hervis había advertido su presencia y los había ahuyentado con un madero encendido.
Para Hervis, los únicos días de descanso eran los domingos y los días en que la Iglesia
celebraba sus fiestas. Durante el resto de la semana, tres días trabajaba en su parcela y los
otros tres, junto con otros campesinos de la aldea, debía trabajar en las tierras del señor. En

7
Relato extraído de Historia de las sociedades antiguas y la Europa feudal. Editorial Aique. Págs 72 y 73.
32/75
las largas jornadas en la reserva señorial, los campesinos realizaban innumerables tareas en
los talleres, los establos, los corrales, las huertas y en los graneros. Pero la mayor parte del
trabajo consistía en labrar la tierra, cuyos frutos no siempre eran buenos y abundantes. La
cosecha anterior, por ejemplo, había sido muy mala a causa de una sequía: fue muy difícil
reunir el grano necesario para satisfacer las exigencias del señor y para alimentar a su
familia. Sobrevino entonces el hambre, y los campesinos no pudieron hacer nada cuando la
peste llegó. Las procesiones organizadas por el cura párroco sólo sirvieron para propagar
aún más los efectos de la epidemia, que cambió para siempre la vida de Hervis y su mujer.
Para Hervis, el trabajo era el centro de su actividad cotidiana y siempre lo había sido. Sus
antepasados habían sido campesinos libres que, en tiempos de peligro y de inseguridad, se
habían visto obligados a entregar la tierra al señor a cambio de cuidado y protección. Desde
entonces, cultivaron la tierra que antes les pertenecía con la obligación de entregar al señor
un tributo. A los veintisiete años, Hervis vivía en la misma tierra que su padre y su abuelo
habían cultivado. La misma tierra que, seguramente, trabajarían sus dos hijos quienes, desde
muy pequeños, lo acompañaban en sus actividades diarias. La mujer de Hervis, Hide, se
encargaba de cuidar y mantener la huerta y los corrales, y de tejer paños, con los que
pudiera abrigarse. Parte de su tarea consistía también en reunir aquellos bienes y objetos
que, una vez por mes, debían entregar en la casa del señor: cerdos, gallinas, quesos, aceite,
cera y huevos.
La aldea en la que vivían estaba formada por unas cuarenta casas en las que residían los
campesinos con sus familias. Hervis mismo había construido la suya con maderas y barro.
En dos oportunidades, tuvo que reconstruirla. La primera, porque la humedad había
deteriorado gravemente la madera; la segunda, a causa de uno de los tantos incendios que
se desataban en la aldea. La casa de Hide y Hervis tenía un solo cuarto, el piso era de tierra
y, en el centro, había un hogar. En él, cocinaban el pan y calentaban la casa encendiendo el
fuego con piñas y maderas que recogían en los bosques cercanos. El fuego les daba también
un poco de luz con la que iluminaban, apenas, las noches oscuras. La vivienda de Hervis
estaba ubicada en uno de los extremos de la aldea, cerca del foso y de la empalizada que
habían construido entre todos para protegerse de los robos y los ataques de los jabalíes y los
lobos.
Lejos de su vivienda, justo en el centro de la aldea, estaba la iglesia y, al lado de ella, el
cementerio. Hide y Hervis asistían a las ceremonias que se hacían en la iglesia y a las
reuniones a las que se los convocaba, con el tañer8 de las campanas, cuando era necesario
tratar alguna cuestión importante para los aldeanos.
Hide y Hervis habían conocido en la iglesia los principios de la religión cristiana, sus
oraciones y sus ritos, pero conservaban muchas de las creencias de las antiguas tradiciones
del lugar. Después de la última siembra, habían ido al bosque cercano a rogar a los buenos
espíritus que, según creían, se escondían en los animales y en los árboles. A ellos les habían
rogado por su salud, la de su familia y hasta la de los animales de su corral y por la
fertilidad de sus campos. Tenían miedo. Miedo de que una nueva hambruna o una nueva
peste se llevara a otro de sus hijos.

8
Tocar un instrumento musical, en especial algunos existentes desde épocas antiguas (como las campanas, la
flauta, el laúd, el arpa o la lira).
33/75
El Feudalismo es una etapa de la Edad Media que implicó una organización política, social,
económica y religiosa bastante particular. Se dio con fuerza entre los siglos IX y XI, y luego
de una manera más debilitada perduró hasta el siglo XV.

34/75
Las transformaciones en Europa entre los siglos XI y XII
A mediados del siglo XI, se inició una época de
intensos cambios en la organización de la
economía y la sociedad de Europa occidental.
Estos cambios se manifestaron en importantes
crecimientos de la población, de la producción
agrícola y de la superficie de los territorios
ocupados. Poco a poco, se restablecieron las
comunicaciones; y hubo un mayor movimiento de
personas y de bienes. En muchos lugares, se
construyeron iglesias; y se restauraron antiguos
edificios. Las ciudades resurgieron, y en ellas
comenzó a desarrollarse una activa vida
económica. Finalizados los ataques externos y las
invasiones, la sociedad europea inició su primera
expansión.

De la fragmentación política a la
reconstrucción del poder real
Durante la Edad Media, la autoridad de los reyes
estuvo limitada por el poder de los señores
feudales. Sin embargo, el debilitamiento de las relaciones de Servidumbre dio lugar, a partir
del siglo XIII, que los reyes lentamente reasumieran la administración de la justicia en todo el
territorio y la organización de los ejércitos, facultades que antes habían delegado en los
señores.

La crisis del siglo XIV


A principios del siglo XIV, la organización de la sociedad y la economía de Europa
occidental comenzó a mostrar signos de crisis, es decir, de debilitamiento y retroceso. El
proceso de expansión que había tenido lugar entre los siglos XI y XIII se detuvo. El
agotamiento de los suelos hizo que las tierras no pudieran producir lo necesario para
alimentar a toda la población europea. Por este motivo, los productos básicos para la
alimentación —sobre todo, los cereales— escasearon, y los precios aumentaron. Estas
condiciones hicieron que el hambre se generalizara y las enfermedades se expandieran. En
consecuencia, el crecimiento demográfico cesó. Hacia mediados de siglo, en 1347, la
epidemia de peste negra o peste bubónica provocó la muerte de alrededor de 25 millones de
personas, casi la tercera parte de la población de Europa.
A las hambrunas y las epidemias, se sumaron los efectos provocados por las numerosas
guerras que los reyes y los señores feudales sostuvieron para asegurar sus posesiones y
establecer los límites de sus territorios. Las guerras fueron causa, también, del debilitamiento
de la producción agraria, ya que las víctimas de los enfrentamientos entre los señores y la
monarquía eran, sobre todo, los campesinos.

La desorganización de las relaciones de servidumbre


Durante la crisis del siglo XIV, se produjeron profundos cambios en las relaciones que
habían mantenido los señores y los campesinos durante siglos. Como consecuencia de la
caída de la producción agrícola, los campesinos no pudieron entregar los tributos, y los
35/75
señores acentuaron sus exigencias. Muchos campesinos, acosados por el hambre y la peste,
huyeron de sus tierras y buscaron refugio en las ciudades. Los señores se encontraron,
entonces, con nuevos problemas: la huida de los siervos los privó de la mano de obra
necesaria para el trabajo agrícola. En esta situación, se vieron obligados a establecer con los
campesinos nuevos acuerdos de trabajo e, incluso, a contratar trabajadores a cambio de un
salario. Estos cambios en la organización del trabajo provocaron el debilitamiento del poder
señorial.
La crisis agraria provocó fuertes conflictos sociales que se extendieron hasta la primera mitad
del siglo XV. En varias zonas rurales y en algunas ciudades, se produjeron levantamientos de
trabajadores. Los más importantes fueron los que tuvieron lugar entre los campesinos
franceses en 1358, la rebelión de los trabajadores textiles florentinos en 1378 y las revueltas
campesinas y urbanas en la Inglaterra de 1381.

Transición a la Europa moderna


Introducción
A lo largo de un complejo y dinámico proceso que se extendió entre los siglos XV y XVIII,
la sociedad feudal europea se fue desintegrando y, lentamente, se fue gestando un nuevo
modo de organización del trabajo y de la sociedad. Las personas de Europa Occidental de
entonces sintieron que estaban comenzando una nueva época y se consideraron constructores
del que llamaron “Mundo Moderno”, un mundo en el que muchos elementos del antiguo
orden feudal coexistieron con otros que promovían su transformación. Además, el
descubrimiento de nuevos territorios más allá de Europa y la actividad mercantil puso en
contacto zonas hasta el momento desconocidas.
La razón y la experiencia fueron reconocidas como fuentes legítimas de nuevos
conocimientos. Las monarquías se fortalecieron frente al poder de los señores y los reyes
comenzaron a ejercer su autoridad de manera absoluta.
El poder que la Iglesia de Roma había mantenido durante los siglos medievales fue
abiertamente cuestionado y la unidad cristiana se fracturó.

Una nueva concepción del mundo: el Renacimiento


Entre mediados del siglo XIV y finales del siglo XVI, en las ciudades del norte y centro de
Italia, se produjeron cambios muy importantes en el ámbito de las ideas: se fue gestando una
nueva manera de pensar y de entender a los seres humanos, sus actividades, sus relaciones
con la naturaleza y con el mundo, muy distinta de la que se había consolidado durante los
tiempos medievales. Este movimiento, que se expresó en la literatura, la filosofía y las artes
de la época, tuvo como centro de sus preocupaciones y reflexiones a los hombres, sus
valores, sus posibilidades, su dignidad. Los filósofos, escritores y artistas que participaron en
este movimiento sintieron que renacían a una nueva vida. Por esta razón, este período de la
historia de Europa Occidental es conocido como el Renacimiento.

Una nueva forma de Estado: el Estado absolutista


Desde finales del siglo XV, en las sociedades de Europa Occidental se registraron profundas
transformaciones en la organización del ejercicio de la autoridad política. Hasta ese
momento, cada señor feudal ejercía el gobierno y aplicaba la justicia en forma directa sobre
las personas que vivían en las tierras que cada uno controlaba. En las sociedades de la Europa

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feudal, los reyes fueron considerados como uno más entre los señores.
Pero, luego de la crisis del siglo XIV, los cambios en las relaciones entre los señores y los
siervos provocaron la necesidad de reorganizar la forma de ejercer la autoridad política. Los
señores consideraron que las revueltas de campesinos y artesanos eran amenazas muy graves
al orden social y al poder que, como grupo, ejercían sobre la sociedad. Los ejércitos feudales
no podían asegurar el trabajo de los campesinos y restablecer el orden. Frente a esta
situación, los señores decidieron unir sus fuerzas con las del rey y, lentamente, los monarcas
comenzaron a ejercer su autoridad sobre todos los habitantes del reino (sobre los campesinos
y los burgueses) y también sobre los señores.
Los reyes intentaron, al mismo tiempo, poner fin a las numerosas y cruentas guerras que
libraban entre sí grupos de nobles de un mismo reino o de distintos reinos, y que debilitaban
el poder de la nobleza.
La concentración del poder político en la persona del rey dio origen a un nuevo tipo de
Estado, llamado Estado Absolutista. Este nuevo Estado garantizó el control sobre los
campesinos y aseguró a los nobles la percepción de las rentas producidas por los trabajadores
rurales.
Sin embargo, la organización de los Estados Absolutistas también generó conflictos entre el
rey y los nobles. Algunos señores no estuvieron dispuestos a devolver a los monarcas la
autoridad que les habían delegado y que ellos ejercían desde hacía siglos. En numerosos
casos, estos señores tuvieron que ser sometidos por la fuerza. Al mismo tiempo, para
compensar la pérdida de autoridad que sufrió la nobleza feudal, los reyes garantizaron a los
señores la propiedad de gran parte de las tierras que habían recibido como feudos. A partir de
entonces, los señores se transformaron en terratenientes.
Por otra parte, los monarcas buscaron el apoyo de los burgueses más poderosos; algunos de
ellos se integraron como funcionarios del gobierno y constituyeron un importante respaldo
económico para la monarquía.

Reyes soberanos y monarquías hereditarias


Como jefes de los nuevos Estados Absolutistas, los reyes ejercieron su autoridad sobre todas
las personas que vivían en los límites del reino, quienes comenzaron a ser llamados súbditos.
El rey, además, fue considerado soberano: no existía ninguna autoridad por encima de él, y
era el único que podía sancionar las leyes o derogarlas. Sus disposiciones debían ser
obedecidas por los habitantes de los señoríos y de las ciudades, hasta entonces libres del
dominio señorial.
A partir del siglo XV, en la mayoría de los reinos europeos, la monarquía se transformó en
una institución hereditaria y dinástica. A la muerte del rey, el trono era ocupado por alguno
de sus hijos, u otros miembros de la familia real, considerados los herederos del poder
delegado por Dios al monarca.

Las nuevas instituciones del Estado Absolutista


Para asegurar la obediencia de todos los súbditos y para estar en condiciones de enfrentar a
los Estados rivales, las monarquías absolutistas reorganizaron algunas de las instituciones de
gobierno existentes y crearon otras nuevas.
Los Estados Absolutistas organizaron ejércitos permanentes, sometidos exclusivamente a
las órdenes del rey. Estos fueron los primeros ejércitos profesionales, integrados por
extranjeros, que cobraban por sus servicios, llamados mercenarios. Además de asegurar el
control sobre los campesinos y el pago de los nuevos impuestos, los nuevos ejércitos fueron
utilizados para llevar adelante la expansión territorial y para defender el reino de ataques
extranjeros.
Con el fin de obtener los recursos necesarios para solventar los gastos del Estado, los reyes

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establecieron nuevos impuestos regulares y obligatorios. Uno de ellos era el que debían
pagar todas las personas por ser habitantes del país. Otros eran impuestos sobre las
transacciones comerciales que realizaban los burgueses y los campesinos. En la práctica, la
gran mayoría de los impuestos era pagada por la población campesina. Los nobles, aunque
eran habitantes del reino, estaban eximidos del pago de impuestos.
Para atender los problemas del gobierno, los monarcas absolutistas organizaron una nueva
burocracia administrativa. La burocracia era el conjunto de funcionarios de gobierno,
especializados en la administración del reino, que trabajaban bajo las órdenes del rey. El
número de los administradores fue creciendo a medida que el poder real centralizaba la
resolución de todos los asuntos económicos, sociales, judiciales y políticos, con el objetivo de
someter el país a una voluntad única.
Los cargos de mayor jerarquía y más cercanos al soberano generalmente estaban ocupados
por los miembros más poderosos de la nobleza. Pero, rápidamente, se generalizó la venta de
cargos. Los burgueses más ricos compraban un cargo de la administración real y
consideraban como retribución del trabajo los beneficios que se podían obtener a través del
ejercicio de ese cargo.
A partir del siglo XV, las monarquías de Europa Occidental comenzaron a organizar nuevos
sistemas de leyes. Desde entonces, todos los habitantes sometidos a la autoridad de un
mismo soberano conocieron qué acciones estaban permitidas y cuáles estaban prohibidas en
el territorio de cada reino. Muchos principios del antiguo Derecho romano fueron
incorporados a los nuevos sistemas legales. El Derecho romano resultó útil porque contenía
dos principios que las sociedades de la Europa moderna necesitaban: la propiedad privada y
la soberanía absoluta de los reyes.
Con el objetivo de evitar las frecuentes guerras entre los distintos reinos, provocadas por la
intención de cada monarca de expandir los territorios que controlaba y de fijar los límites de
sus dominios, los reyes nombraron embajadores encargados de mantener relaciones
diplomáticas. El objetivo más importante de la diplomacia era obtener territorios a través de
alianzas matrimoniales entre dinastías de diferentes reinos. Estas alianzas eran una forma
pacífica de expansión territorial, menos costosa que las guerras, pero también menos segura.

El final de la unidad religiosa: la Reforma Protestante


La crisis del siglo XIV provocó profundos cambios en la religiosidad de los europeos: las
enfermedades, el hambre y la muerte abatieron a la mayoría de la población, que empezó a
considerar estos males como una consecuencia de los pecados de las personas. Frente a esta
situación, las máximas autoridades de la Iglesia, enfrentadas entre ellas por conflictos
internos y preocupadas por acumular poder y bienes materiales, no dieron respuesta a la
crítica situación de los fieles cristianos. Los sacerdotes, en general, tenían escasa formación o
estaban ausentes de las parroquias; además, muchos de ellos ocupaban cargos eclesiásticos
no por vocación, sino porque los habían alcanzado por medio de una compra o en retribución
de algún servicio.
La creciente y desesperada demanda de protección por parte de los fieles, por un lado, y el
interés de la jerarquía eclesiástica de aumentar la riqueza material de la Iglesia, por otro,
crearon las condiciones para que se generalizara la llamada venta de indulgencias, un
procedimiento a través del cual los fieles obtenían de la Iglesia el perdón de los pecados a
cambio del pago de una suma de dinero.
A principios del siglo XVI, muchos cristianos, entre ellos los humanistas y numerosos
miembros del clero, manifestaron su desacuerdo con estas prácticas y plantearon la necesidad
de una renovación religiosa. Los disidentes criticaron la fuerte organización jerárquica de la
Iglesia, su preocupación por cumplir ritos formales y su excesiva participación en los

38/75
problemas políticos de los reinos europeos.

Las tesis de Martín Lutero y el inicio de la Reforma


En 1517, en Alemania, el monje Martín Lutero presentó públicamente sus tesis contra las
indulgencias. Lutero criticó abiertamente la venta del perdón de los pecados y atacó la
actuación de las autoridades eclesiásticas, fundamentalmente del Papa. Las críticas del monje
fueron profundizándose hasta convertirse en fuertes cuestionamientos a los dogmas
cristianos. Lutero negó la necesidad de realizar buenas obras para obtener la salvación eterna;
él consideraba que en los seres humanos existía una natural inclinación al pecado producto
del pecado original, por lo cual sólo la fe y la misericordia de Dios podían salvar las almas de
los hombres. También postuló que los fieles debían mantener una relación personal y directa
con Dios, que se revelaba a los hombres a través de los textos sagrados. Por esta razón,
Lutero desestimó la intermediación del clero y propuso la libre interpretación de la Biblia. Su
cuestionamiento del orden sacerdotal lo llevó a afirmar el sacerdocio universal, es decir, la
igualdad de todos los fieles en la relación con Dios. De acuerdo con estas ideas, finalmente,
negó la autoridad del Papa como representante de Cristo en la Tierra.
Luego de años de discusiones teológicas, el Papa y los obispos de Roma no llegaron a un
acuerdo con Lutero, que fue excomulgado, es decir, fue excluido como miembro de la
Iglesia.

La reforma de la Iglesia católica y la profundización del cisma9 religioso


El fortalecimiento de la disidencia protestante y la expansión de su prédica obligó a la Iglesia
católica a proponer una fuerte reestructuración interna, en un proceso que fue conocido como
Reforma católica o Contrarreforma. La reorganización eclesiástica y la discusión dogmática
tuvieron lugar en el Concilio de Trento, una asamblea de obispos que funcionó entre 1545 y
1563. Este concilio condenó los postulados reformistas profundizando así la división del
cristianismo.
El Tribunal de la Inquisición fue la institución encargada de vigilar la correcta interpretación
de los textos sagrados y condenar cualquier tipo de desviación.

Más Información: La persecución de las creencias populares


La expansión de la Reforma protestante agudizó la intolerancia frente a cualquier práctica religiosa
que se apartara de los principios establecidos por los dogmas católicos. Durante los siglos XVI y
XVII se generalizó la represión de las consideradas prácticas de brujería, tanto en el interior de la
Iglesia católica como de las iglesias reformadas. La supervivencia de elementos de cultos
precristianos en las prácticas religiosas de la población campesina, sobre todo las relacionadas con
la práctica de la magia, fue interpretada por los teólogos y juristas de la época como una expresión
de culto al demonio.

La expansión ultramarina

La expansión territorial europea: en busca de nuevas tierras y mercados


La expansión demográfica que se registró en Europa Occidental desde mediados del siglo
XV llevó a los señores, mercaderes, campesinos y reyes a buscar nuevos territorios. Los
reinos europeos necesitaban más cereales para alimentar a una población en constante
crecimiento. También requerían madera para la construcción de casas, barcos e instrumentos
de labranza, y para usarla como combustible. Por otra parte, los mercaderes comenzaron a
buscar rutas terrestres y marítimas que les permitieran llegar a nuevos mercados donde

9
Cisma significa división, discordia o desavenencia entre los individuos de una misma comunidad.
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comprar y vender productos. Su objetivo era alcanzar los mercados de Oriente, donde
obtenían bienes destinados al consumo de la nobleza -sedas y porcelanas- y especias, como la
pimienta, entre otras, que servían no sólo para condimentar los alimentos, sino también para
conservarlos. El desarrollo de los intercambios, además, obligó a los reyes y a los señores a
buscar nuevas fuentes de metales preciosos, necesarios para sostener el comercio y solventar
los gastos de las monarquías, sus ejércitos y de sus funcionarios. La expansión territorial fue
impulsada, también, por un sector de la nobleza sin tierras que deseaba encontrar nuevos
territorios y aumentar su poder y sus ingresos.

El inicio de la expansión ultramarina


El reino de Portugal inició el proceso de la expansión ultramarina europea. Portugal está
situado sobre el océano Atlántico y en una posición favorecida por la orientación de los
vientos y las corrientes marítimas. Esta situación geográfica le daba ventajas sobre los otros
Estados europeos. Los portugueses tenían una larga tradición en navegación a gran escala;
además, estas empresas de exploración fueron apoyadas no sólo por la monarquía, sino
también por la importante colonia de comerciantes genoveses residentes en Portugal, quienes
tenían una gran experiencia en el comercio de larga distancia. El control de las antiguas rutas
terrestres por parte de los turcos, a partir de 1453, llevó a los portugueses a buscar una vía
hacia Oriente bordeando las costas de África. Sus intentos resultaron exitosos: en el año
1498, el navegante portugués Vasco da Gama llegó a Calicut, en India. A partir de entonces,
los portugueses construyeron una vasta red comercial que se expandió por los principales
reinos de Oriente, a través de la cual circularon sedas, oro y, sobre todo, especias. También
fue cada vez más importante el comercio de nativos africanos capturados y vendidos como
esclavos, costumbre que comenzó a cobrar una nueva importancia en esta época.
Casi simultáneamente, los reyes de Castilla y Aragón impulsaron la expansión de España. La
monarquía española también estaba interesada en encontrar oro y metales preciosos, y en
hallar nuevas rutas comerciales a Oriente. En 1492, estos intentos culminaron con el
descubrimiento de un continente desconocido por los europeos al que, más tarde, llamaron
América.

Un mercado mundial
La expansión ultramarina europea, el descubrimiento de nuevas tierras y los adelantos en las
técnicas de navegación pusieron en contacto distintos continentes y provocaron que las
economías de las diversas regiones fueran vinculándose lentamente, en forma cada vez más
estrecha. Así, poco a poco, el mercado disponible para los intercambios mercantiles se
expandió por todo el globo terrestre.
En este mercado mundial, cada zona se especializó en la producción de algunos bienes que
eran intercambiados por los comerciantes europeos. América, por ejemplo, se dedicó a la
producción de metales preciosos, que eran utilizados por los europeos como moneda. En el
interior de Europa, la zona oriental se especializó en la producción de ganado y,
fundamentalmente, de cereales que, trasladados desde el mar Báltico hasta los puertos del
Atlántico, eran consumidos por la población de las ciudades de Europa Occidental. Estas
últimas, por su parte, se fueron especializando en la producción de manufacturas, sobre todo
textiles, y en las actividades mercantiles y financieras. La zona del Mediterráneo, que hasta
ese momento constituía el núcleo más dinámico del comercio europeo, continuó produciendo
vinos, cereales, aceites, sal, manufacturas textiles de lujo; pero lentamente fue perdiendo
importancia como centro de intercambios frente a los países europeos del norte.
Fuera de Europa, el impacto de la expansión europea fue diferente en cada zona. En Oriente,
el contacto con los mercaderes europeos no afectó la organización económica ni política de
los Estados existentes. Por el contrario, en América, la extracción de metales preciosos y el

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desarrollo de la actividad comercial provocaron la destrucción de las culturas originarias. En
África, la extracción de oro y la captura de nativos que luego eran vendidos como esclavos
tuvieron un fuerte impacto negativo entre los pueblos aborígenes.
Hacia fines del siglo XVI, holandeses, ingleses, franceses, daneses, suecos y alemanes se
instalaron en distintas regiones de América, África y Asia. Los nuevos colonizadores crearon
compañías comerciales que contaron con el apoyo de los respectivos Estados europeos; y a
través de ellas organizaron y explotaron los mercados coloniales. Cada Estado europeo buscó
explotar una zona determinada y las rutas que conducían hasta allí. Los territorios
controlados fueron denominados colonias, y el país que los controlaba fue considerado su
metrópoli. En los primeros tiempos, las colonias sólo podían comerciar con sus respectivas
metrópolis.

Más información: Los instrumentos y las técnicas que facilitaron la expansión

Los cambios en las técnicas y en los instrumentos de navegación que se produjeron a partir del siglo
XV tuvieron gran incidencia en la expansión ultramarina europea. La confección de mapas y cartas
de navegación mucho más precisas hizo los viajes más seguros. El empleo de la brújula facilitó la
orientación de los barcos; también fue de gran ayuda el astrolabio, instrumento que permitía
calcular la latitud en la que se hallaba una nave. Además, se realizaron importantes mejoras en las
embarcaciones. Las carabelas eran naves más pequeñas que las utilizadas hasta el momento, poseían
mayor capacidad de carga y su maniobra era más sencilla gracias a la incorporación de las velas
triangulares. El timón de popa o de codaste, manejado por medio de una rueda ubicada en la
cubierta del barco, permitió asegurar una mayor capacidad de giro y mejorar las condiciones de
navegación con viento en contra.

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UNIDAD IV
América precolombina
La agricultura en América
Durante miles de años, las primeras comunidades americanas se dedicaron a la recolección y
se familiarizaron con los ciclos naturales de una gran variedad de especies vegetales.
Posteriormente, esta experiencia permitió cultivar diversas plantas. Hace 5.000 años,
aproximadamente, se produjeron las primeras prácticas agrícolas en América. Se
distinguieron dos áreas de invención: Mesoamérica y la Región Andina. En ambos casos, las
técnicas de cultivo resultaron extremadamente eficientes, ya que permitieron alimentar a
poblaciones cada vez más numerosas.
Mesoamérica comprende los actuales territorios del centro y sur de México, Guatemala,
Belice, El Salvador y Honduras. El maíz fue la base de la alimentación, y la dieta se
complementó con legumbres, ají, zapallo, frijol (poroto) y cacao.
La Región Andina incluye Ecuador, el Perú, Bolivia, el norte de Chile y el norte de la
Argentina. Al igual que en Mesoamérica, el maíz fue un producto muy importante. Además,
se destacaron la producción y el consumo de papa, quínoa y tomate.
El progresivo crecimiento de las comunidades agrícolas permitió el desarrollo de
asentamientos urbanos cada vez más complejos. De esta manera, se desarrollaron los
primeros centros urbanos con organización estatal.

¿Civilizaciones o sociedades complejas?


Este es un buen momento para frenar un poco y reflexionar en el uso de ciertas palabras o
conceptos. Mayas, Aztecas, Incas, Roma y Grecia serán nombres de “civilizaciones” que
empezarán a mencionarse en este cuadernillo.
El término civilización comenzó a ser usado como sinónimo de progreso en Francia a
mediados del siglo XVIII. Desde entonces, algunos europeos clasificaron a los pueblos en
civilizados o superiores y no civilizados o inferiores. En aquella época se consideraba
superiores únicamente a los pueblos que tenían la misma forma de vida que los europeos.
Es por ello que para evitar confusiones o valoraciones sobre distintos tipos de sociedades,
muchos historiadores en los últimos años prefieren utilizar el término o concepto de
Sociedad Compleja en lugar de Civilización. Nosotros adherimos a esta idea, por eso a partir
de ahora nos referiremos a sociedades más o menos complejas.

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Las sociedades complejas de Mesoamérica

Los mayas
Los mayas constituyeron una de las culturas más desarrolladas de América antes de la
conquista española. Construyeron un sistema de ciudades-Estado, practicaron una agricultura
intensiva, tuvieron importantes conocimientos de matemática y astronomía y elaboraron una
compleja escritura.

Organización territorial a través del tiempo


El territorio que ocuparon los mayas comprendía tres regiones con diferentes características
geográficas:

- Las tierras altas: zona montañosa con actividad volcánica; en los actuales países de
Guatemala, Honduras y El Salvador.
- Las tierras bajas: lugar de bosques y selvas; en Guatemala, Belice y el sur de la
península de Yucatán.
- Las tierras bajas del norte: territorio de bosques, montes y una llanura pocos ríos, en
la península de Yucatán.

En las tierras altas, los primeros antepasados de los mayas desarrollaron una cultura agrícola
desde el 2000 a. C., es decir, que adoptaron formas sedentarias y produjeron excedentes de
alimentos mediante los cultivos.
Fue mucho después, en el período llamado del Imperio Antiguo10, entre los años 320 y 900
de la era actual, cuando los mayas fundaron importantes centros urbanos, como Tikal,
Palenque, Bonampak y Copan. Al final de ese periodo, los pobladores abandonaron las
ciudades y emigraron hacia la península de Yucatán. Los investigadores creen que las causas
de estas migraciones fueron el agotamiento del suelo cultivable y las invasiones de otros
pueblos.
A fines del siglo X se inició el denominado Imperio Nuevo, durante el cual las ciudades de
Chichén Itzá, Mayapán y Uxmal se unieron en la liga de Mayapán, una alianza defensiva en
la que cada ciudad conservaba su independencia. Este fue un período de gran esplendor de la

10
El nombre de la etapa puede llevar a confusión. Los mayas no formaron un Imperio si entendemos por éste
una forma de organización política centralizada con una única capital. Los mayas configuraron Ciudades-
Estado.
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cultura maya, pero los conflictos entre las ciudades llevaron a la disolución de esta alianza de
ciudades en 1441.

Organización política
Los mayas organizaron un sistema de ciudades-Estado, en el cual cada ciudad tenía sus
propias autoridades políticas y religiosas, y solo mantenía vínculos comerciales y culturales
con las otras.
El gobierno maya era una teocracia, es decir, un sistema en el que el poder político y el
religioso se hallaban asociados de manera inseparable. Cada ciudad era dirigida por un jefe
supremo, el halach huinic, con poderes civiles, religiosos y militares. Lo asesoraban el sumo
sacerdote, que era la máxima autoridad religiosa, y un consejo de nobles y sacerdotes.
En cada región dominada por una ciudad había un jefe local o batab y un jefe militar o
nacom.

La organización social
Los mayas vivían en una sociedad estratificada, es decir que estaba dividida en grupos
diferenciados por su origen, sus actividades y su importancia dentro de la comunidad. En una
organización de esas características es muy difícil cambiar de condición social.
Los grupos que constituían la sociedad maya eran:
- La nobleza: integrada por los funcionarios, los sacerdotes, los grandes comerciantes y
los jefes militares. Este sector privilegiado controlaba el gobierno, la religión y el
ejército.
- Los campesinos y los artesanos: se ocupaban de la producción de alimentos y
artesanías. También debían construir los templos y los edificios públicos, y prestar
servicio militar.
- Los esclavos: eran prisioneros de guerra o personas que cumplían un castigo por robo.
Trabajaban como sirvientes en la construcción, o llevando cargas para los
comerciantes.

La organización económica
La base de la economía maya era la agricultura. Utilizaban diversas técnicas agrícolas que les
permitían obtener grandes cantidades de alimentos.
Para cultivar en los territorios selváticos, los mayas utilizaban el método de la roza o milpa.
Consistía en cortar los árboles y la maleza con hachas de piedra, quemar luego los restos para
limpiar el terreno y, a la vez, abonarlo con las cenizas. Finalmente, sembraban cavando hoyos
con la ayuda de un palo puntiagudo. Obtenían maíz, al que consideraban su principal
alimento, calabazas, ajíes, frijoles (porotos), tomate, mandioca, batata y cacao. Esta técnica
permitía utilizar los terrenos por un tiempo limitado, ya que, al cabo de seis o siete años, el
suelo se agotaba y debían preparar nuevos terrenos en otros lugares de la selva.
En las tierras altas utilizaron una forma de cultivo llamada sistema de terrazas. En las laderas
de las montañas construían escalones de varios metros de profundidad y cientos de metros de
ancho, sostenidos por piedras que servían para contener la tierra fértil.
Los mayas, además, recolectaban frutos, como la papaya, la guayaba y el aguacate (palta), y
utilizaban el maguey, una planta que los proveía de fibras para hacer sogas y bolsas. La dieta
de los mayas se completaba con la carne de los animales que cazaban, como venados, monos,
tortugas y aves.
Las zonas de cultivo se dividían en dos: tierras de las comunidades campesinas, organizadas
en parcelas para cada familia, y tierras de los nobles, que eran trabajadas por los campesinos
o los esclavos en beneficio de la nobleza. En esta sociedad existía el trabajo comunitario:

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todos los campesinos se ayudaban entre sí en las tareas agrícolas de la siembra y la
recolección.
Otra importante actividad económica era el comercio, practicado entre las comunidades en el
mercado o por comerciantes que se trasladaban a regiones distantes para realizar el trueque
de los productos necesarios, sin usar dinero.

Cosmovisión de los mayas


Como vimos a principios de esta unidad, El Popol Vuh ("códice de la estera") es el libro
sagrado de los mayas. En él se narra el origen del hombre y del universo. Allí cuentan los
mayas, que los dioses crearon y destruyeron el mundo varias veces y que en la tercera
creación hicieron al hombre de maíz y lo dotaron de sabiduría. En agradecimiento, los
hombres debían demostrar a diario su obediencia a los dioses y hacerles ofrendas y
ceremonias para no despertar su ira. Las ofrendas solían ser joyas, flores, alimentos, bebidas
o sacrificios de animales y personas. Los principales dioses mayas eran: Itzam Ná, el creador,
dios del cielo, la noche y el día y también del fuego y la medicina; Kin, el dios del Sol, que
tenía la dualidad de ser el protector de la salud y a la vez, el que traía las sequías y con ellas,
el hambre; Ixchel, la diosa de la Luna, que propiciaba la fertilidad y protegía a las
parturientas; Kukulkán, dios del conocimiento, los vientos, la guerra, la muerte repentina y
los sacrificios humanos; Ah Puch, dios de la muerte; y Chac, el proveedor de las lluvias.
El sumo sacerdote, los encargados de los cálculos para los calendarios y de la adivinación,
los sacrificadores y los agoreros cumplían funciones clave en el ritual maya.

Los aztecas
Los aztecas fueron un pueblo primordialmente guerrero. Dominaron el valle de México
durante unos 200 años hasta la llegada de los españoles. Organizaron un imperio mediante la
conquista de los pueblos vecinos, a los que les cobraban tributo.

La organización territorial
Antes de la llegada de los aztecas, el valle central de México estuvo habitado por otras
culturas, como los olmecas y los toltecas, que precedieron a los aztecas en la construcción de
ciudades, la práctica de la agricultura y el desarrollo de la arquitectura en piedra.
Los aztecas migraron a partir del siglo XII desde el norte de México hacia el valle central. En
1325 fundaron su capital, Tenochtitlán, en una isla dentro del lago Texcoco; desde allí
iniciaron la guerra a los pueblos vecinos hasta dominarlos. Así, formaron una confederación
integrada por más de trescientas ciudades, que si bien mantenían sus autoridades y cierta
independencia en sus decisiones, debían pagar tributo a los aztecas y entregarles hombres
para trabajar en las construcciones o para servirlos como esclavos. A comienzos del siglo
XV, el dominio de los aztecas sobre los otros pueblos de la región se afianzó hasta conformar
un imperio.

La organización política
El Estado azteca era una teocracia encabezada por el tlatoani, especie de monarca elegido por
un consejo integrado por representantes de los veinte grupos de personas emparentadas o
clanes en que se dividía la sociedad azteca. El tlatoani gobernaba de por vida y era el jefe del
Estado, del ejército y de la religión.
Cuando el tlatoani debía tomar decisiones fundamentales, por ejemplo, la declaración de la
guerra, deliberaba con algunos asesores. El más importante era el cihuacóatl, quien
colaboraba con él en el gobierno y lo reemplazaba en caso de ausencia. En los niveles

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inferiores había muchos funcionarios; entre ellos, los jueces encargados de vigilar el
cumplimiento de las normas y los guardianes de los depósitos de armas.

La organización social
La sociedad azteca estaba dividida en veinte clanes llamados calpullis, constituidos por
grupos de personas vinculadas por parentesco. Cada clan poseía un templo, tierras para la
agricultura y un jefe o calpullec. La sociedad, fuertemente estratificada, se dividía en:

- Los nobles o pipiltin: constituían el grupo dirigente, que controlaba el gobierno y la


religión. No pagaban tributo y tenían tierras propias trabajadas por los campesinos.
Vestían ropas y adornos que estaban prohibidos para la gente común: hermosas telas
de algodón, joyas de oro y piedras preciosas y mantos de plumas. Podían ser juzgados
por tribunales especiales.
- La gente común o macehualtin: a este grupo pertenecían los artesanos, los
comerciantes y los campesinos. Pagaban tributo y debían trabajar en la construcción
de puentes, templos y palacios, y transportar las mercancías de los comerciantes.
Algunos hombres comunes lograban acceder a la nobleza si sobresalían en el arte, el
comercio o la guerra.
- Los esclavos: eran prisioneros de guerra o personas que habían cometido un delito.
Debían trabajar para sus amos y, en algunos casos, se convertían en víctimas de los
sacrificios rituales.

La organización económica
La economía azteca era próspera, debido a diversos factores. En primer lugar, su control
sobre los pueblos vecinos les permitió contar con abundante mano de obra para distintos
trabajos. Por otra parte, el cobro de tributo hizo que los pipiltin tuviesen abundancia de
materias primas y productos.
Otro factor que posibilitó la prosperidad de los
aztecas fue la utilización de avanzadas técnicas
agrícolas. Tenochtitlán, capital de los aztecas, estaba
construida en una isla en el centro del lago Texcoco,
que por entonces existía en el valle de México. Los
aztecas crearon una técnica que les permitió cultivar
sobre el agua: las chinampas. Se trataba de balsas de
tierra, ramas y plantas que flotaban en los lagos; las
anclaban con palos, las cubrían con tierra y sobre
ellas cultivaban. También construyeron terrazas de
cultivo en las zonas montañosas. Usaban abonos
vegetales y animales.
Los principales cultivos eran maíz, poroto, calabaza, tomate, ají, vainilla y cacao. También
producían tabaco y algodón y recolectaban frutas, como el cayote, la guayaba, el higo de tuna
y el ananá. Aprovechaban el maguey, una planta similar a la pita, de manera integral: sus
espinas como agujas, sus raíces como alimento, sus fibras para hacer sogas e hilos y su jugo
para elaborar una bebida alcohólica, el pulque. Además, criaban pavos y perros y comían
carne de aves acuáticas y de pescado.
Los alimentos y las artesanías se intercambiaban tanto en los mercados locales como
mediante el comercio con regiones alejadas. Algunos comerciantes llegaban a regiones
apartadas donde se desempeñaban como espías, llevando información a los gobernantes
aztecas acerca de la organización militar y las riquezas de los pueblos que visitaban. Se los
conocía como los pochteceas.

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La cosmovisión de los aztecas
Para los aztecas, el universo había sido creado por fuerzas divinas. Esa creación divina estaba
regida por una dualidad principal: la dualidad entre el bien y el mal. Otra dualidad, la de lo
femenino y lo masculino, se expresaba en los dioses Ometecuhtli y Omecihuatl, creadores de
todo lo que existe.
Su imagen del universo era la de un espacio formado por los cuatro puntos cardinales y un
centro. Creían en el mito de los cinco soles, según el cual el mundo y el ser humano habían
sido creados y destruidos cuatro veces. Durante la última creación, considerada el "Quinto
Sol" o "Sol del movimiento", los dioses hicieron la Tierra y la separaron del cielo. Después,
el dios Quetzalcóatl creó a los hombres y les dio las plantas y los animales que los alimentan.
Su religión era el resultado de la fusión de elementos de diverso origen. En ella se
conservaron cultos muy antiguos, como el del dios del fuego, y se integraron deidades
posteriores. Los dioses principales estaban asociados con la creación de la vida y eran:
Tezcatlipoca, el dios de la juventud y la oscuridad, y Ehécatl-Quetzalcóatl, divinidad del
viento y del comercio, descubridor del maíz e inventor de la cultura.
El Sol era llamado Tonatiuh; la Luna, Meztli. La tierra era concebida como una mujer vieja,
Coatlicue, madre de todos los dioses y de todos los hombres, o como Tlatecuhtli, un ser
monstruoso, siempre dispuesto a devorar todo aquello que moría.
Huitzilopochtli, el dios de la guerra y protector de Tenochtitlán, fue el dios tribal de los
aztecas y estaba relacionado con el joven Sol, triunfante en la lucha diaria contra las estrellas
y la Luna.
La religión tenía una fuerte influencia en las leyes y en las costumbres. La vida de las
personas era considerada sagrada, por lo que el asesinato se penaba con la muerte, aun
cuando la víctima fuese un esclavo.
Esa idea sobre el valor de la vida humana, sin embargo, no impidió que un rasgo
característico de los ritos aztecas fuese el sacrificio de personas al dios Huitzilopochtli. Por lo
general, las víctimas eran prisioneros de guerra.
Estos sacrificios estaban relacionados con la idea de mantener el Sol y la vida del universo,
aplacando el enojo de los dioses mediante la sangre y los corazones de las víctimas. También
cumplían una importante función como símbolo del poderío del Imperio Azteca sobre los
pueblos dominados. Periódicamente se hacía una declaración de guerra contra alguno de los
Estados vecinos, a la que se conoce como "guerra florida". Su único objetivo era tomar
prisioneros para los sacrificios.

Los conocimientos de los aztecas


Los aztecas desarrollaron una escritura que combinaba
elementos pictográficos, ideográficos y fonéticos. Al igual
que los mayas, los especialistas aztecas escribían códices en
un papel hecho de la corteza de un árbol llamado amate o en
piel de venado. En esas obras incluían narraciones sobre la
historia, la geografía, la genealogía, la economía y la religión
de su pueblo.
De la arquitectura azteca se conocen importantes
construcciones de carácter religioso. Predominaban las
pirámides de piedra, formadas por plataformas escalonadas
con una escalera central y un templo en la parte superior.
También realizaron esculturas, algunas colosales, que representaban en enormes bloques de
piedra a sus dioses y sus reyes. Otras, más pequeñas, en piedras semipreciosas, mostraban
objetos cotidianos y animales. Combinaban piedras preciosas, como la turquesa, la amatista y

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el jade, con oro y plata para hacer joyas. Entre ellos existieron numerosos artesanos
dedicados a la plumería, la cestería y el tejido de algodón y de pelo de conejo.
Realizaron observaciones muy precisas del Sol, la Luna, el planeta Venus y las estrellas.
También conocieron los cometas y los eclipses. Tenían dos calendarios: uno ritual, de 260
días, y otro solar, de 360 más 5 días adicionales.

Las sociedades complejas en la región andina


Los incas
Los incas formaron el imperio más extenso y poderoso de América del Sur. Dominaron
diversas regiones geográficas, que les ofrecieron recursos económicos variados.
Desarrollaron avanzadas técnicas agrícolas y construyeron edificios en piedra, caminos y
puentes.

Organización territorial
Antes de la formación del Imperio Inca, en los
territorios actuales del Perú y Bolivia se
desarrollaron importantes culturas como la de
chavín en la zona serrana, la mochica y la
chimú en la costa norte, la de Nazca en la costa
sur y la de Tiahuanaco sobre la orilla sur del
lago Titicaca.
Según las investigaciones arqueológicas, los
incas tienen su origen en un pueblo que partió
del lago Titicaca, actual Bolivia, y se instaló en
el valle de Cuzco (Perú) en el siglo XII. Allí
lucharon con otros pueblos por el control de las
tierras fértiles. Se cree que alrededor de 1250,
Manco Cápac fundó la capital de los incas,
llamada Cuzco. Desde allí, a partir del reinado
de Pachacuti (1438-1471), se estableció la
hegemonía inca en la región. En etapas
sucesivas se fue conformando un imperio que
en los tiempos de su mayor extensión abarcó
desde Ecuador hasta los territorios que más tarde formaron parte del norte de Chile y el
noroeste de la Argentina, y desde las costas del Pacífico hasta la selva amazónica

La organización política
La administración del imperio estaba estrictamente centralizada. A su frente se hallaba el
Inca, soberano absoluto cuyo mandato se transmitía por herencia; su voluntad era única guía
y norma de gobierno. Dictaba leyes, ejercía justicia, comandaba los ejércitos y era el supremo
sacerdote. Lo consideraban descendiente del Sol, a través de Manco Cápac, el fundador de la
monarquía. Era la persona con mayor poder en todo el imperio.
El imperio se dividía en cuatro grandes regiones. Cada una de ellas era un suyu o "porción",
por eso el conjunto del imperio Inca recibe el nombre de Tahuantinsuyu, que significa
"cuatro partes o porciones". Al frente de cada suyu estaba un gobernante llamado apo, que
vivía en Cuzco, ciudad considerada por los incas como el "ombligo del mundo". A su vez, las
regiones se dividían en provincias, cada una bajo el mando de un jefe.

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La organización social
En la sociedad incaica era muy importante la idea
de comunidad, no así la de individuo. La base de
su organización social era el ayllu. Se trataba de
una familia extensa o grupo de personas que se
consideraban descendientes de los mismos
antepasados. Cada ayllu guardaba en algún lugar
sagrado, por ejemplo en una cueva, las momias
de sus ancestros. Varios ayllus formaban una
comunidad gobernada por un jefe local o curaca.
Era una sociedad estratificada conformada por:
 Nobleza real: representantes del Estado y del
culto. Gozaban de privilegios, como tener
muchas esposas. Estudiaban con los amautas o
sabios que los formaban como los futuros
gobernantes, guerreros o sacerdotes del imperio,
y vestían ropas especiales que estaban prohibidas
para los demás integrantes de la sociedad. Como símbolo de distinción y autoridad, los
nobles llevaban grandes aros de oro que les estiraban los lóbulos de las orejas, por eso los
españoles los llamaron "orejones".
 Nobleza de provincia: a este grupo pertenecían los curacas, que eran considerados nobles
de segunda categoría. Eran los encargados de recaudar el tributo y de reclutar la mano de
obra para los trabajos.
 Artesanos y campesinos: realizaban todas las actividades relacionadas con la producción
de alimentos y manufacturas. Además, debían contribuir en la construcción de obras
públicas y prestar servicio militar. A este grupo pertenecía la mayoría de la población.
 Yanaconas: personas separadas de su comunidad de origen, que perdían todo vínculo con
sus familias y prestaban servicios a los nobles.

El trabajo en el ayllu campesino


El principio que regía en el ayllu campesino era
el del trabajo comunitario, por eso todos sus
integrantes tenían obligaciones de trabajo en
beneficio común.
Los niños varones debían proteger los
sembrados contra los ladrones y las aves u otros
animales; las niñas tenían que buscar leña, tejer,
cuidar las llamas y colaborar con las tareas
domésticas.
Los hombres casados de entre 18 y 50 años,
dirigidos por un curaca, cumplían
periódicamente con la mita, que era un sistema
de trabajo por turnos, en la construcción de
puentes y caminos y la extracción de minerales.
Los mayores de cincuenta años debían realizar
tareas distintas de las que habían hecho hasta
esa edad; por ejemplo, cuidaban los depósitos
de mercaderías y criaban cuyes (conejillos de Indias), animales que formaban parte de su
alimentación.

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Bajo el control del Estado incaico
Las tierras del Imperio Inca eran distribuidas por el Estado en tres grupos:

- Las tierras del Inca: eran trabajadas por los campesinos para el mantenimiento del
Inca, los nobles y el ejército.
- Las tierras del Sol: también eran trabajadas por los campesinos pero, en este caso,
para el mantenimiento de los sacerdotes y para las ceremonias y rituales.
- Las tierras de los ayllus: estas tierras pertenecían a las comunidades y eran repartidas
anualmente por el curaca. Cuando alguien se casaba, recibía una porción de tierra que
alcanzaba para alimentar a los esposos; se le entregaba más tierra cada vez que nacía
un hijo.

El Estado exigía el trabajo de todos los integrantes del ayllu y el pago de tributo en forma de
alimentos y artesanías. Los productos así obtenidos eran guardados en los tambos o depósitos
reales.

Organización económica
En el Tahuantinsuyu se empleó la técnica del
cultivo en terrazas o andenes. Estas terrazas se
escalonaban sobre las laderas de las montañas y
estaban sostenidas por piedras que retenían la
tierra fértil.
En este sistema de cultivo, el riego era
fundamental. El agua, ya fuera de lluvia, del
deshielo o de riego, se llevaba través de canales e
iba filtrándose lentamente desde los niveles
superiores a los inferiores, para aprovecharla al
máximo. En las áreas más lluviosas o de mayor pendiente, las terrazas evitaban la erosión
porque impedían que el agua arrastrara las partículas del suelo al escurrirse.
Abonaban el suelo de las terrazas con guano, que es excremento de aves marinas traído desde
la costa. Usaban la azada y la taclla, un palo cavador provisto de un apoyo en el que se
afirmaba el pie para hundir más el instrumento en la tierra.
Tanto en la montaña como en la costa practicaban el barbecho, es decir, el descanso
periódico de la tierra, que permitía recuperar la fertilidad del suelo en forma natural.
Los cultivos más importantes eran la papa, el maíz, la quínoa, el tomate, la calabaza, la col,
variedades de ajíes y el algodón.
Criaban llamas, vicuñas y alpacas, que los proveían de lana para sus tejidos. La llama tenía,
además, otros usos: era animal de carga y servía para realizar sacrificios a los dioses.

Los conocimientos incaicos


La lengua oficial del imperio era el quechua. Los incas no desarrollaron una escritura, pero
disponían de un sistema de registro o anotación llamado quipu. Se trataba de largos cordones
cruzados, hechos con lana de llama o fibras vegetales, de los que colgaban otros más anchos
y de varios colores, con nudos de diferentes alturas. A través de ellos registraban los hechos
históricos, la cantidad y el tipo de productos guardados en los depósitos, los censos de
población, la información sobre las mitas y los datos sobre cultivos, tejidos y animales.
Poseían un calendario de trescientos sesenta días, distribuido en doce ciclos de treinta días
cada uno, que regía la organización de las tareas agrícolas.
Los incas concedieron tanta importancia a sus construcciones, que los arquitectos iban con
los ejércitos e imponían una arquitectura oficial a los pueblos vencidos. Se destacaron por sus

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edificios de piedras rectangulares o poligonales, perfectamente cortadas, pulidas y
ensambladas. Las puertas y ventanas eran trapezoidales y los techos estaban hechos con
postes livianos, atados con lianas y cubiertos por ichu, un pasto duro que crece en las tierras
altas.
La ciudad de Cuzco estaba diseñada con calles rectas, estrechas y largas, ordenadas a partir
de dos plazas principales. En la plaza de la Alegría se realizaban las grandes ceremonias
religiosas y civiles, presididas por el Inca. Las calles tenían una o dos aceras, por las que
corría una acequia para asegurar la limpieza de la ciudad. Hicieron también fortificaciones
militares en piedra, llamadas pucarás.
Las regiones del imperio estaban unidas por caminos y puentes. Existían dos caminos
principales: uno que iba por la costa del Pacífico y otro, por las sierras andinas. Varios
caminos transversales se conectaban con ellos. Como no había vehículos, las personas
andaban a pie. Los puentes colgantes eran de fibras vegetales y troncos de árboles.
En tiempos incaicos se producía una cerámica para el uso cotidiano y otra para fines rituales,
en la que se destacan los vasos de madera llamados keros.
La medicina tuvo un desarrollo importante. Usaban plantas para curar diversas enfermedades
y sus cirujanos hacían operaciones del cerebro e injertos y trasplantes de huesos.

La cosmovisión incaica
Los incas creían en la existencia de cuatro edades del mundo, cada una de las cuales se
representaba con un sol diferente. Según la tradición, las tres primeras edades habían acabado
con un cataclismo que puso fin a la humanidad existente. Al iniciarse el cuarto sol, es decir,
la cuarta edad, llegaron los incas para regenerar a la humanidad.
Sus principales dioses eran Inti, el Sol, y Viracocha. Creían que Viracocha había creado la
luz y el primer hombre y había mandado al Sol y la Luna al cielo. Lo consideraban un
civilizador que había traído a la humanidad la palabra, la agricultura y el tejido. Una vez
terminada su obra, se había alejado hacia el Oeste y se había perdido en el mar.
Otros dioses menores eran Illapa, representación del trueno y el rayo, que provocaba las
lluvias; Pachamama, la madre tierra; Quilla, la Luna y esposa del Éol y Mamacocha, a la que
rendían culto los pescadores de la costa.
Existían lugares sagrados, que podían estar en lagos, cerros, volcanes o cimas nevadas de las
montañas, a los que llamaban huacas, donde se rendía culto a los antepasados.
El culto era dirigido por un sumo sacerdote. Las dos fiestas religiosas más importantes tenían
lugar en junio y en diciembre de nuestro calendario, y contaban con la presencia del Inca.
Allí se cantaba, se bailaba y se dedicaban ofrendas a los dioses en forma de hojas de coca,
caracoles, chicha, sangre y corazones de llamas. En la de fiesta de junio, los curacas
renovaban el juramento de fidelidad al Inca.

La región patagónica
En la Patagonia como en varias partes del mundo existen los llamados “pueblos originarios”
que tienen una existencia anterior a la formación de los estados modernos. Con mucha
frecuencia leemos o escuchamos que determinada comunidad o familia reclama la posesión
de una porción de tierra. Tehuelches, mapuches, yámanas, onas y otros pueblos indígenas
poblaron la Patagonia desde mucho antes de que existan las naciones argentina y chilena. La
Cordillera de los Andes no era un límite entre países sino que funcionaba como un puente
que comunicaba distintas culturas. Pero no nos adelantemos. Vamos a remontarnos miles de
años atrás.

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¿Quiénes fueron los primeros en poblar la región? 11
El poblamiento inicial de la Patagonia recoge antecedentes de una antigüedad que ronda los
13.000 años. De diferente origen étnico, distintos grupos habrían llegado desde el norte al
extremo más austral de América, presumiblemente provenientes de Asia, antes de que la
comunicación entre los continentes se cortara al formarse el estrecho de Bering, o arribando
por mar desde las costas del Pacífico o del Atlántico. Se habría tratado de un proceso lento y
gradual, vinculado con el desplazamiento de pequeños grupos humanos que buscaban
campos de caza de grandes mamíferos como el milodón (perezoso gigante que superaba los 3
metros de largo y 1,5 de altura, extinguido hace 10.000 años), el mamut, el caballo americano
y el mastodonte o elefante americano entre otros.
Como decíamos anteriormente, los primeros grupos humanos los podemos ubicar desde los
13.000 años antes del presente (AP), cuando pequeños grupos cazadores y recolectores
habrían usado los refugios rocosos para protegerse de la intemperie, mientras seguían rutas
diversas en busca de agua y alimentos. Posibles instalaciones de permanencia anual se han
encontrado, particularmente el sitio de Monte Verde, a 35 km al sudoeste de Puerto Montt, en
la actual República de Chile, con una antigüedad que podría superar los 13.000 años AP12.
Allí se encontraron restos de estacas y pieles que indican la construcción de viviendas,
utensilios diversos de hueso, madera y piedra, así como muestras varias del aprovechamiento
de los recursos terrestres y marítimos que la ubicación permitía.
Otros lugares con evidencias arqueológicas antiguas en el norte de la Patagonia (entre 10.000
y 9.000 años AP) son las cuevas Epullán Grande, Cuyín Manzano y Traful, cercanas al curso
del río Limay, en la actual provincia de Neuquén. Los estratos antiguos de estos sitios
guardan muestras de la fabricación de artefactos líticos para la caza de animales y del uso de
pigmentos, incluyendo las pinturas en prácticas funerarias. En Traful, además, se encontraron
cuentas confeccionadas con valvas de moluscos de origen oceánico y otros elementos
similares a los que presentan los sitios trasandinos, lo que permite suponer relaciones
tempranas a uno y otro lado de la cordillera. En todos los casos, parece tratarse de grupos
domésticos de exploradores que permanecían durante algún tiempo en estos refugios rocosos.
Más recientemente, en el sitio arqueológico El Trébol (10.000 años AP), abrigo rocoso de 22
metros de frente y 7 de profundidad, ubicado en la base de un cerro de rocas volcánicas
cercano a la laguna El Trébol en San Carlos de Bariloche, se encontraron evidencias de la
actividad humana, como lascas (desechos de la fabricación de elementos de piedra), un
punzón de hueso, espinas de pescado, moluscos del Pacífico y restos óseos de los animales
que fueron parte de la dieta de los habitantes del lugar: aves, un zorro extinto, un ciervo más
grande que el huemul y, lo que es muy importante, fragmentos de huesos y un diente de
milodón, lo cual permite suponer una antigüedad del sitio igual o mayor que ese tiempo. Los
huesos, con visibles huellas de haber sido cortados con una herramienta de piedra, estaban
aprisionados entre los carbones de lo que fue una gran fogata, donde el gigantesco animal
habría sido asado con el cuero.

11
Bandieri, Susana. Historia de la Patagonia. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2005.
12
Se están haciendo estudios que podrían dar una antigüedad en los restos de 14.800 años AP.
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Distintos nomadismos para ambientes diferentes13
Cuando los hielos de los glaciares se terminaron de retirar de la tierra y el clima mejoró, los
humanos comenzaron a habitar extensiones más amplias, y en la Patagonia algunos
comenzaron a dedicarse exclusivamente a la caza de grandes animales, como el guanaco. Sus
herramientas mejoraron mucho y, hace unos 3000 años, ya se habían extendido hacia la
meseta, por ejemplo a las cercanías de Pilcaniyeu, donde se han encontrado restos de su
actividad. Ya no se limitaban a refugiarse en cuevas, sino que en las zonas abiertas utilizaban
paravientos. El conocimiento de las características del paisaje que habitaban, del clima, de los
recursos que podían utilizar, de los vegetales y sus propiedades, de los animales y sus
hábitos, los ayudaron a mejorar su vida y a organizar sus actividades cotidianas. Así, cada
grupo organizó su vida en función del territorio y de los recursos naturales con los que
contaba. Los tehuelches, por ejemplo, desarrollaron un nomadismo "de larga distancia", que
les permitía aprovechar en distintas épocas del año ambientes muy diferentes, como la costa
del mar o la meseta. En Tierra del Fuego hubo grupos que navegaban en canoas y pescaban,
adaptándose perfectamente a ese paisaje de islas y canales. En la zona cordillerana del actual
Neuquén, los primitivos pehuenches (mapuche) se dedicaron a la caza y la recolección de
piñones de araucaria. Al contar con mayor cantidad de recursos en un área reducida,
tendieron a desplazarse distancias menores. Algo más al norte, algunos grupos practicaban,
además, la minería de la sal, y llegaron a cavar túneles de hasta 40 metros de profundidad.
Cerca del lago Nahuel Huapi, además de la caza y la recolección, también navegaban y
pescaban. Construían canoas con tres tablas cosidas, semejantes a las que usaban los
habitantes de la isla de Chiloé, sobre el Océano Pacífico.

Cuando la cordillera no era un límite


Ya vimos que la Patagonia, de ambos lados de la cordillera, era para los pueblos originarios
un mismo territorio donde vivían distintos grupos que aprovechaban, cada uno a su modo, los
recursos que la naturaleza les ofrecía. Los que vivían en la zona cordillerana estaban en
permanente contacto, por vía marítima y terrestre, con los grupos del otro lado, a los que los
españoles llamaron araucanos. Los pasos entre las montañas y los lagos, más que como un
límite entre países, funcionaban como un puente que relacionaba distintas culturas. La
cantidad de habitantes de la Patagonia fue aumentando, y también los intercambios de todo
tipo entre distintos grupos. Aquellos que vivían en las zonas costeras estaban en
comunicación con los de la meseta, y éstos, a su vez, tenían contacto con los de la cordillera.
La cordillera era atravesada en uno y otro sentido sin limitaciones. Eso sí: cada grupo tenía el
control de determinadas zonas, ríos o arroyos, y no todos hablaban el mismo idioma.
Hace unos 1500 años comenzaron a usar vasijas cerámicas para cocinar sus alimentos, arcos
y flechas para cazar sus presas, y se han encontrado restos funerarios, lo que nos habla de
algún tipo de rito sagrado en relación a los muertos. En las paredes de las cuevas se
encontraron gran cantidad de pinturas rupestres. El testimonio más importante del arte de
estos primeros hombres se encuentra en la Cueva de las Manos, en la actual provincia de
Santa Cruz. Allí, a lo largo de 200 metros, se pueden observar imágenes de manos, escenas
de caza de guanacos, dibujos de distinto tipo de animales y figuras geométricas, entre otras
expresiones artísticas.

13
A partir de este momento y hasta el final de la unidad los textos sobre pueblos originarios patagónicos fueron
extraídos y adaptados de: Winderbaum, Silvio: Para pensar y entender Río Negro (Pido la palabra. 2014) y del
mismo autor: Patagonia, temas y problemas. (Pido la palabra. 2015)
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La llegada de los españoles a América
Los pueblos originarios de la Patagonia vivieron tranquilos durante muchos años, hasta que,
alrededor del año 1400, los Incas intentaron, sin éxito, dominarlos. Se trataba de uno de los
grandes imperios que existían en América antes de la llegada de los españoles, y la
experiencia les serviría a los pueblos de la Patagonia para enfrentar lo que vendría poco
después.
Más adelante estudiaremos la llegada de los europeos a América a partir del año 1492. Pero
digamos por ahora que buscaban una ruta para llegar a la India, pero rápidamente se dieron
cuenta de que habían llegado a un lugar desconocido y con una enorme cantidad de riquezas.
Entonces iniciaron la conquista. ¿Para qué? Para controlar el nuevo territorio y extraer de allí
la mayor cantidad posible de cosas valiosas, sobre todo metales como el oro y la plata para
llevar a España. Esta conquista sin duda alteró enormemente la vida de los pueblos
originarios.

Los Tehuelches
¿Cómo habían vivido hasta ese momento los tehuelches? Es difícil distinguir los hábitos
originarios de aquellos que fueron adoptando de los españoles o de otros pueblos, porque la
mayor parte de la información con que contamos proviene de españoles, ingleses y otros
blancos que tomaron contacto con ellos en tiempos en que el proceso de aculturación ya
había comenzado.
Ellos no se reconocían así mismo como tehuelches: quienes habitaban la zona sur de la
Patagonia, entre el Estrecho de Magallanes y el río Chubut, se llamaban a sí mismos
aonikenk, y los del norte, que habitaban por lo menos hasta el río Colorado, günün a küna.
Los que habitaron el actual territorio de la provincia de Río Negro fueron los tehuelches del
norte o günun a küna.

El ciclo de la caza
Cuando dicen que los tehuelches eran nómades, muchos entienden que su vida era
desorganizada, y simplemente vagaban por la meseta patagónica buscando su alimento de
cada día. La realidad era la contraria: sus movimientos y su alimentación estaban
perfectamente organizados. Su nomadismo era estacional: se movían en función de los
lugares donde, en cada época del año, podían encontrar a sus principales presas, el avestruz y
el guanaco. En los meses de setiembre y octubre, en la Patagonia nacen las primeras crías de
guanaco, que ellos comían muchas veces recién nacidos, o incluso antes de nacer. Podían
distinguir perfectamente a gran distancia el sexo del animal y
su gordura: muchas veces cazaban hembras preñadas porque, al
estar pesadas, corrían menos y eran más fáciles de atrapar. En
estos meses de primavera, mientras nacen las crías de los
guanacos, los avestruces concentran sus huevos en grandes
nidadas, que dejan al cuidado de un macho. Los tehuelches
eran muy aficionados al consumo de esos huevos, y cazaban al
avestruz macho por su piel, que utilizaban para hacer bolsas.
Hacia febrero, lasavestruces ya están nuevamente gordas -
porque al poner los huevos se debilitan- y el interés de la caza,
a partir de allí, se trasladaba a ellas, que eran sus presas

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predilectas. La parte de la rabadilla14, por ejemplo, era consumida cruda por los chicos, como
un caramelo. Pocos meses después, al llegar el otoño, el objetivo vuelve a cambiar: las
manadas de guanacos se concentran en las zonas bajas, lo que facilita nuevamente su caza. Y
en invierno, tanto avestruces como guanacos migran hacia el clima más templado de la costa.
Tras ellos iban los tehuelches.

La alimentación
Los tehuelches no se alimentaban sólo con el producto de la caza:
también de la recolección y, algunos grupos, de la pesca.
Encontraban agua dulce en la costa del mar haciendo pozos en los
médanos, donde se acumulaba el agua de lluvia. Si bien el guanaco
y el ñandú eran la base de su dieta, también se alimentaban de aves
como el pingüino, el biguá; mamíferos como ratones, jaguares,
pumas y zorros. La recolección era muy importante para su vida y
su alimentación. Recogían raíces, frutas y bulbos para alimentarse,
algunos de los cuales hacían hervir o los molían previamente para
hacer una especie de torta. Este trabajo de recolección lo hacían
generalmente mujeres y niños, aunque también en algunas
circunstancias participaban los hombres. A veces asaban la comida, o la cocinaban con
piedras calientes. Con las tripas rellenas con sangre preparaban una especie de morcilla. La
grasa sobrante la embolsaban y la guardaban en lugares seguros para utilizarla después.
En general desechaban toda aquella carne que no tuviera grasa, la que quedaba tirada en el
campo. Y los animales flacos directamente no llamaban su atención. ¿Por qué? Porque su
alimentación necesitaba las calorías de las partes gordas, para soportar las inclemencias del
frío patagónico, al que sus cuerpos estaban perfectamente adaptados. Como se ve, en general
estaban muy bien alimentados. Eran muy sanos y podían caminar muchos kilómetros sin
detenerse. Sus cuerpos robustos llamaron tanto la atención de los españoles (para esa época
mucho más pequeños) que los compararon con gigantes.

Las boleadoras, los peines, el jabón, las escobas, los chicles, las pinturas
Conocían perfectamente las propiedades de cada
vegetal, de cada piedra, de cada líquido, de la
madera de cada árbol. Y de allí se proveían para
su vida cotidiana: de las salinas extraían la sal que
les permitía conservar la carne, con la arcilla de
algunas lagunas hacían jabón. Se lavaban el pelo
con su propio orín fermentado. Todas las veces
que el clima lo permitía se bañaban: en general
eran mucho más limpios que los españoles y los
criollos. Las mejores boleadoras las hacían con
piedras de basalto de las mesetas, o con mineral
de hierro de Sierra Grande. También utilizaban
piedras duras para fabricar morteros y para
cocinar los alimentos. La resina del molle15 era usada para pegar la piedra con la madera.
También la mascaban como chicle, y los ayudaba a mantener sus dientes blancos. Con otros
vegetales fabricaban escobas para limpiar el toldo, escobillas que usaban a modo de peines.
Con hojas, flores y cortezas preparaban infusiones (como nuestros tés) y remedios. De

14
Protuberancia movible que tienen las aves al final de la columna vertebral, encima del ano, y de la cual salen
las plumas de la cola.
15
Arbusto espinoso siempre verde de 2 a 7 metros de altura.
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distintos tipos de madera eran los postes con que armaban sus toldos, cunas para sus niños,
lanzas, arcos. Fabricaban pinturas con vegetales y se pintaban el cuerpo para verse bien y,
además, para cuidar su piel.

Los campamentos y los recorridos


Los tehuelches no se detenían ni transitaban por
cualquier parte. Conocían perfectamente las
características y los recursos disponibles en cada
lugar, y por eso tenían distintos tipos de
asentamientos. En algunos lugares se quedaban
durante varios meses, y establecían allí un
"campamento base", desde donde los hombres salían
a realizar sus tareas de caza, o, en épocas
posteriores, de comercio. Las mujeres, los niños y
los ancianos permanecían en el campamento
realizando otras tareas. A veces se detenían en un
lugar determinado sólo por cuatro o cinco días, porque en las cercanías había una gran
concentración de guanacos y se podía obtener una caza importante. Tenían lugares que
funcionaban como paraderos, es decir, sitios donde pasaban sólo una noche durante largas
travesías que, por algún motivo, debían realizar con rapidez. Las rutas por las que transitaban
estaban perfectamente determinadas, y las había tanto en sentido paralelo a los ríos como
transversal a ellos. De hecho, gran parte de estos caminos fueron utilizados con posterioridad
por los blancos. El bajo de Valcheta, Maquinchao, Jacobacci (llamado Wuawul Niyeu),
Pilcaniyeu, por ejemplo, eran importantes nudos de comunicaciones, donde se reunían todas
las travesías del norte de la Patagonia.

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La vida cotidiana
En general, el toldo de los tehuelches estaba formado por una gran cantidad de pieles de
guanaco, cosidas y estiradas sobre filas de estacas con horquetas en su extremo superior. En
la parte más baja -que siempre miraba hacia el oeste-estaban los dormitorios, separados entre
sí por cueros. En la más alta estaba el comedor, con su correspondiente fogón.
Las bolsas con grasa o los utensilios de uso diario colgaban de las horquetas. No ponían su
toldo en cualquier parte: generalmente buscaban lugares donde el suelo fuera blando.
Dormían sobre pastos tiernos o directamente sobre cueros. Al levantarse, se lavaban la boca y
en lo posible, como ya dijimos, se bañaban. Su vestimenta era un manto de cuero de guanaco,
cosido con tendones del mismo animal o de avestruz, conocido como "quillango". Los
hombres se ocupaban de la caza, de las armas y, cuando conocieron el caballo, de las
cabalgaduras. Cocinaban después de la cacería, preparaban la carne disecada -el "charqui"- y
derretían y almacenaban la grasa. Estaqueaban y preparaban los cueros para preparar mantos
o toldos. En el campamento, la comida era preparada por las mujeres en el fogón del toldo.
Ellas se ocupaban por lo general de las tareas de recolección, de la costura de los mantos, de
la preparación de trampas para cazar animales pequeños, de la cestería, de los elementos de
adorno. También transportaban el toldo y los utensilios de uso diario. Hombres y mujeres se
ocupaban de obtener fuego frotando maderas o piedras, de fabricar flotadores -cueros
inflados- para cruzar ríos y arroyos, de preparar las cunas para los niños, de trenzar cueros
para la fabricación de sogas.
Los niños jugaban muchas veces a imitar las actividades que realizaban sus mayores, como la
caza, con boleadoras de juguete que los iban entrenando en la actividad. Jugaban con
muñecos, que confeccionaban con huesos y piel de avestruz.

Una autoridad diferente


Antes de la llegada de los primeros españoles, hacia el año 1500, los grupos tehuelches
estaban conducidos por un cacique que se ocupaba de organizar la caza, los desplazamientos
de la toldería, las relaciones con otros grupos. Era el más respetado y escuchado del grupo.
En ese momento todos vivían más o menos del mismo modo: el jefe no tenía más riqueza que
los demás, como sí ocurriría con los grandes jefes del año 1800, como Yanquetruz o
Calfucurá. Había, además, un hechicero, que oficiaba rituales como la imposición del nombre
de los niños, los funerales, una curación o el comienzo de la pubertad. Cada toldería tenía
dominio sobre los recursos de una determinada zona, pero otros grupos, si respetaban
determinadas normas, podían transitar o ingresar a cazar en su territorio. No existía la
"propiedad" como la conocemos hoy. La muerte de un anciano era tomada con naturalidad:
ellos estaban convencidos de que su sombra se elevaba a lo alto. Pero el fallecimiento de un
niño no era, para ellos, algo natural: por eso, su sombra permanecería, según sus creencias,
durante muchos años sin destino. A los niños se les ponía el nombre de un antepasado, de un
abuelo o de un tío, vivo o muerto. Estaban convencidos de que con el nombre se transmitían
características de las personas. Mientras el familiar de quien se había tomado el nombre
estaba vivo se llamaba al niño con un apodo, y cuando éste fallecía se comenzaba a utilizar el
"nombre verdadero".

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Los mapuche
Mapuche significa “gente de la tierra”, y es el nombre que identifica a uno de los pueblos que
más ha logrado conservar su identidad y su cultura hasta la actualidad, a diferencia de otros
pueblos originarios de la Patagonia.
Sobre su forma de pensar y vivir: “El mapuche no puede ser separado del elemento que le da
vida que es su wajmapu (territorio), porque desde el punto de vista de la cosmovisión
mapuche, no es posible desintegrar la vida de su entorno natural, es decir, de todas las vidas
que conforman el ecosistema. Para el mapuche la montaña tiene vida, el río tiene vida, un
arroyo tiene vida, una piedra tiene vida (…) El mapuche toma contacto con cada uno de esos
poderes y de esas fuerzas. El mapuche vive y se desarrolla gracias a que esos otros
elementos le dan vida. Hay una interdependencia que los mapuche no pueden romper:
cuando el mapuche agrede a cualquiera de esas otras fuerzas está desequilibrando su propia
vida. En ese sentido, el mapuche es un elemento más, no es superior a la montaña, superior
al río, superior al viento: todos los elementos son necesarios, imprescindibles, y ninguno es
superior a otro”16.
Antes de que existieran Chile y Argentina, la cordillera no representaba un límite territorial:
es por ello que, desde hace miles de años, los antecesores del pueblo mapuche habitaron
tierras a ambos lados de los Andes.
Los mapuche hoy se concentran en el norte de la Patagonia argentino-chilena. Antes de la
conquista llevada a cabo por los ejércitos de Argentina y Chile hacia 1880, ocupaban una
amplia zona que se extendía desde el sur de la actual provincia de Buenos Aires, hasta La
Pampa, Río Negro y Neuquén. Estaban agrupados en distintas parcialidades que eran
conocidas por nombres que hacían referencia a la zona que habitaban. Así los picunche eran
la gente del norte, los huillche, la gente del sur y los rankülche (“ranqueles”), la de los
pajonales de la pampa.
Cada grupo tenía hábitos y desarrollaba actividades diferentes. Los de los valles del sur
chileno fueron agricultores. Quienes habitaban las tierras cercanas al lago Nahuel Huapi eran
agricultores, ganaderos y pescadores. Los del norte y centro de la actual provincia de
Neuquén eran recolectores de piñones de araucaria, y después se dedicaron a la cría, engorde
y comercio de ganado con destino a Chile. También hubo salineros, como lo que explotaban
y comercializaban la sal de la mina de Truquico, cerca de la actual ciudad de Chos Malal. Y
el sur de Neuquén, llamado “el país de la manzanas” porque crecían gran cantidad de
manzanos silvestres, fue habitado por grupos que, bajo la jefatura de Valentín Sayhueque, se
dedicaron, sobre todo, a la cría y al comercio de ganado.

La vida cotidiana
Hacia el año 1800, los pehuenche que habitaban los valles de los ríos Curilevú y Reñilevú ya
eran trashumantes, es decir que se trasladaban con su ganado de lo alto de las montañas a
lugares protegidos según la estación del año.
Como su principal actividad era la ganadería, sus tolderías se ubicaban cerca de lugares con
pastos y agua para alimentar a los animales.
En cada toldo vivía una familia grande: el jefe (lonko), sus mujeres (por lo general eran
polígamos) y sus hijos. Los hijos casados y demás parientes se ubicaban a su alrededor.
La ganadería no los hizo abandonar sus antiguas actividades, la caza y la recolección de
vegetales y frutos. Conocían perfectamente las propiedades de cada vegetal, algunos de los
cuales utilizaban como remedios para los enfermos.

16
Testimonio de Jorge Nahuel portavoz de una organización mapuche de Neuquén. Citado en Patagonia. Temas
y problemas. Silvio Winderbaum.
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Se pintaban la cara y el cuerpo de colores. Las mujeres se hacían hermosos collares, trenzas y
adornaban sus cabellos.
Querían muchísimo a sus niños y niñas, y los retaban muy poco. Nos los vestían hasta que
aprendían a caminar. Los bebés eran llevados por las mamás en sus espaldas, en cunas hechas
con pequeñas tablas y acolchadas con piel de oveja.
Además, el lonko, la figura de los machis era, y es, muy importante en su vida cotidiana.
Pueden ser mujeres u hombres, pero deben tener gran sabiduría y coraje. Son la autoridad
espiritual de su pueblo. Su función principal es aconsejar al lonko, pero también son las
principales figuras en la medicina mapuche, al tener el conocimiento exacto del valor
curativo de cada planta o sustancia. En ese carácter, dirigen los ceremoniales de curación,
llamado machitún. En su cultura, se cree que manejan los espíritus y los sueños, que pueden
controlar el clima y predecir el futuro.
Luego con la llegada de los conquistadores, hacia 1550, la vida de los mapuche comenzó a
transformarse.

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UNIDAD V
Conquista y Colonización del
territorio americano
La conquista de las sociedades americanas
Los viajes de exploración
A partir de la llegada de los portugueses a la India, luego de haber circunnavegado África, y
de los viajes de Cristóbal Colón financiados por la Corona española, se inició una nueva
etapa en la expansión ultramarina europea. Las principales potencias marítimas de Europa
promovieron viajes de exploración hacia el continente americano. Atraídos por la posibilidad
de encontrar metales preciosos y otras fuentes de riqueza, españoles, portugueses, franceses,
británicos y holandeses recorrieron las costas de América y se internaron por sus principales
ríos.
Estos viajes permitieron a los europeos conocer, poco a poco, las dimensiones reales del
nuevo continente y del globo terráqueo, las características del territorio americano y de sus
pueblos aborígenes, y las zonas en las que se podían obtener recursos valiosos para la
economía europea.
A partir de la información obtenida en los viajes de exploración, cada Estado decidió hacia
qué región le convenía orientar sus futuras expediciones, según los costos y los beneficios de
cada empresa y los competidores comerciales que debía enfrentar en cada caso.

El reparto del mundo entre España y Portugal: El Tratado de Tordesillas


Dos antecedentes:

 Tratado De Alcacobas (1479)


 Bulas de Alejandro VI (1493)

El 7 de junio de 1494 se firma el Tratado de Tordesillas


que divide el océano Atlántico por medio del trazo de una
línea del polo norte al polo sur, 370 leguas al oeste de las
islas de Cabo Verde, dejando el hemisferio oriental para la
Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la
Corona de Castilla.

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Etapas de la conquista: La ruta española del oro y la plata

Las islas del mar Caribe fueron los primeros territorios americanos explorados por los
españoles. En ellas establecieron los primeros asentamientos, que sirvieron como bases para
organizar nuevas expediciones. Entre 1492 y 1510, el principal centro de actividad de los
navegantes españoles fue la ciudad de Santo Domingo, situada en la isla que Colón llamó La
Española - en el archipiélago de las Antillas-. Posteriormente, el centro de operaciones fue
trasladado a la ciudad de Santiago, fundada en la isla de Cuba. En las islas del Caribe y las

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costas continentales vecinas, los españoles no encontraron especias, ni pueblos17 con quienes
establecer relaciones comerciales ni cantidades importantes de metales preciosos. A pesar de
este resultado adverso, continuaron explorando los territorios otorgados por el Tratado de
Tordesillas en busca de oro y plata.
En 1519, una expedición al mando de Hernán Cortés partió de Cuba en dirección hacia las
costas de México, con el objetivo de encontrar las minas de oro mencionadas por algunos
indígenas caribeños.
Para la Corona española y los conquistadores asociados con ella, el encuentro con los aztecas
y sus riquezas significó el primer éxito económico, ya que el descubrimiento de las minas de
oro mexicanas y la explotación del trabajo de miles de aborígenes les proporcionaron muy
importantes beneficios.
Por otra parte, la exploración del istmo de Panamá y la llegada al océano Pacífico abrió a los
conquistadores nuevas posibilidades. El recorrido por las costas americanas del Pacífico sur
puso en contacto a los españoles con los incas, quienes finalmente fueron vencidos por la
expedición comandada por Francisco Pizarro, en 1532.
La confirmación de la existencia de metales preciosos en los territorios americanos atrajo a
numerosos españoles interesados en un rápido enriquecimiento. El descubrimiento y la
explotación de las minas de plata de Potosí, en el Alto Perú, y de Zacatecas, en México,
transformaron a Perú y a México en los ejes de la ruta española de los metales preciosos y en
los centros organizadores de la conquista metropolitana de los territorios americanos.
Diego de Almagro, primero, y Pedro de Valdivia, en 1541, encabezaron expediciones que
llegaron hasta el centro del actual territorio de Chile. Allí no encontraron tesoros ni riquezas
como los obtenidos en México y Perú. De todos modos, los españoles fundaron ciudades que
les sirvieron para establecer un control estratégico sobre las costas más australes del Pacífico;
aunque tuvieron que enfrentar la resistencia de los mapuches por más de veinte años.
El recorrido que siguieron los españoles en la búsqueda de metales preciosos desplazó el eje
de sus dominios americanos desde el Caribe hacia las costas del océano Pacífico. Los puertos
que los españoles fundaron en esas costas fueron las bases de un importante intercambio
comercial de metales preciosos y materias primas.

La derrota de los aztecas


En 1519, Hernán Cortés llegó a México con una flota de once naves. Aunque contaba con
sólo 600 hombres, los indígenas se atemorizaron ante los caballos y las armas de fuego que
nunca habían visto.
El avance de los españoles se vio favorecido por la colaboración de los tlaxcaltecas, un
pueblo sometido por los aztecas. El emperador Moctezuma envió obsequios de oro y plata al
jefe invasor como muestra de amistad, hecho que confirmó a los españoles que en México
abundaban los metales preciosos y los decidió a continuar el ataque. Ante el desconcierto de
los aztecas, que en un principio interpretaron la llegada de los españoles como enviados de
los dioses, Moctezuma fue tomado prisionero. Recién después de la matanza de numerosos
jefes, realizada en el Templo Mayor de Tenochtitlán por hombres de Hernán Cortés, algunos
grupos de aztecas iniciaron la resistencia contra los recién llegados. Durante un combate
desigual, en el que se enfrentaron las armas de fuego europeas y las flechas aztecas,
Moctezuma murió, y Cortés logró escapar con unos pocos hombres.
Con el apoyo de los tlaxcaltecas, Cortés regresó a Tenochtitlán y aplastó la resistencia de los
aztecas liderados por Cuauhtémoc. En 1521, el rey de España Carlos I otorgó a Cortés el
título de Gobernador y Capitán General de Nueva España -nombre que los conquistadores
dieron a México- y lo recompensó con tierras, oro y sirvientes.
17
Las islas no estaban vacías. Habitaban pueblos cazadores, recolectores y pesqueros como los taínos,
arahuacos, y caribes
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La derrota de los incas
En 1532, Francisco Pizarro llegó a Cajamarca, Perú, al frente de 200 soldados. Allí
acampaban 30.000 incas, al mando del emperador Atahualpa, preparados para luchar contra
los partidarios de su hermano Huáscar, que pretendía ocupar el trono.
Con la excusa de parlamentar, los hombres de Pizarro se acercaron hasta el campamento y
capturaron a Atahualpa. Al ver a su soberano cautivo, muchos incas se sintieron abandonados
por los dioses y se dejaron matar o capturar. Pizarro aprovechó la guerra civil entre las
facciones de los jefes guerreros que apoyaban a uno y otro hermano, y entró en el Cuzco, la
capital del Imperio. Una vez allí, apoyó la coronación de un nuevo Inca y obtuvo el apoyo de
un sector de la sociedad indígena. Atahualpa fue ejecutado, y la situación quedó bajo el
control de los españoles, quienes, como en México, tuvieron la ventaja de disponer de armas
de fuego y caballos.
Un factor decisivo para el éxito militar de la empresa de Pizarro fue la organización
fuertemente centralizada del Imperio Inca: efectivamente, cuando su capital, el Cuzco, cayó
bajo el control de los conquistadores, la sociedad inca quedó sin posibilidades de articular
una resistencia efectiva contra los invasores.

Colonización: La consolidación de la relación colonial

Dimensión política: La organización del Imperio español


Mientras que los conquistadores españoles se adueñaban de los territorios americanos, la
Corona le daba forma a un sistema político administrativo basado en las instituciones que
funcionaban en España y que tenían sus orígenes en la Edad Media. En ocasiones, esas
instituciones debieron modificarse para adaptarse a las realidades americanas. También hubo
que crear una abundante legislación para atender las necesidades de la población colonial.

Dos virreinatos inmensos: Hacia mediados del siglo XVI, la Corona española dividió sus
posesiones americanas en dos grandes áreas administrativas:

 El Virreinato de México o de Nueva España,


cuya capital era la ciudad de México, y que
abarcaba desde Panamá hasta el norte de México.

 El Virreinato del Perú o de Nueva Castilla, con


capital en la ciudad de Lima. Abarcaba toda
América del Sur con excepción del este de Brasil,
que había sido adjudicado a Portugal por el
Tratado de Tordesillas.

Cada virreinato se subdividía en jurisdicciones menores


llamadas gobernaciones. La región sur del Virreinato del
Perú estaba fraccionada en tres gobernaciones: la del
Tucumán, la del Río de la Plata y la de Chile.
La construcción de ciudades fue un aspecto clave en el
proceso de colonización española. Las mismas eran el
centro organizador de la vida política, económica, social,
religiosa y cultural en la colonia.

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Autoridades a cada lado del océano

Una vez concretadas las etapas fundamentales de la Conquista, la Corona española decidió
desplazar a los adelantados para establecer una organización centralizada que le permitiera
manejar eficazmente sus territorios ultramarinos. Esa organización tuvo en cuenta la
existencia de dos tipos de autoridades:

 las metropolitanas, que residían en España. Eran el rey, el Consejo de Indias y la


Casa de Contratación;
 las residentes o locales, que estaban instaladas en América. Podían ser unipersonales
o colegiadas. Eran unipersonales los cargos que correspondían a virreyes,
gobernadores y capitanes generales. Las colegiadas eran la Audiencia, el Cabildo y el
Consulado.

La característica principal de este sistema es que la autoridad estaba dividida entre numerosos
individuos y organismos, que tenían funciones similares. Esto provocaba conflictos,
rivalidades y demoras en la toma de decisiones.

Los que ordenaban desde España: El Consejo de Indias tenía amplías atribuciones:
elaboraba las leyes para los territorios coloniales; creaba divisiones territoriales o
eclesiásticas; atendía las consultas de los funcionarios; organizaba la defensa del territorio;
aprobaba la creación de reducciones o misiones, etcétera. La Casa de Contratación, por su
parte, era la encargada de organizar el comercio entre España y América. Por esa razón,
controlaba el traslado de pasajeros y mercaderías, recaudaba impuestos comerciales y
confeccionaba cartas de navegación. Los miembros del Consejo de Indias y de la Casa de
Contratación eran designados directamente por el rey.

Los que residían en América: El virrey, representante personal del rey, era la principal
autoridad de cada virreinato. Tenía amplios poderes: fundaba ciudades, repartía tierras,
decidía la construcción de obras públicas, mantenía el orden y defendía el territorio. También
supervisaba la salida de metales preciosos rumbo a España y perseguía el contrabando.
Los capitanes generales tenían funciones similares a las de los virreyes. Pero ellos estaban a
cargo de territorios fronterizos o zonas costeras que podían recibir ataques de flotas o
ejércitos europeos, de corsarios o de indígenas. Los gobernadores, en cambio, eran la máxima
autoridad política y militar de las gobernaciones.
La Audiencia era un supremo tribunal de justicia, que se ocupaba de casos criminales, pleitos
que involucraban al Estado y sobre temas eclesiásticos. El Consulado actuaba como tribunal
comercial y promovía el desarrollo de la producción ganadera, agrícola y artesanal en una
jurisdicción determinada.
Los Cabildos estaban al frente del gobierno de las ciudades. Controlaban los precios de las
mercaderías, supervisaban la sanidad y el mantenimiento de las calles, cobraban impuestos y
multas. También contrataban maestros para que se ocuparan de la enseñanza primaria.

Sistemas de control: La Corona española supervisó las actividades de sus funcionarios a


través de sistemas de control durante el desempeño de su mandato o al finalizar éste. En el
primer caso, el Consejo de Indias enviaba un "visitador". En el segundo, un juez
residenciador evaluaba el desempeño del funcionario en el cargo mediante un "juicio de
residencia". Para ello, reunía información (que incluía denuncias de los vecinos) y la
presentaba ante el Consejo de Indias. Si se confirmaban irregularidades, el Consejo podía,
según la gravedad del caso, aplicar multas al funcionario saliente, inhabilitarlo para

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desempeñar cargos públicos, confiscarle sus bienes e incluso desterrarlo.

Dimensión religiosa: La Corona interviene en temas eclesiásticos


La Iglesia intervino activamente en la Conquista de América y, como reconocimiento a la
preocupación de los reyes españoles por evangelizar a los indígenas, el Papado permitió al
Estado hispánico intervenir en temas eclesiásticos.
Ya desde las donaciones de la bula pontificia de 1493, los reyes de España tuvieron el
vicariato real. Un vicario es un delegado del Papa. Como vicarios, los Reyes Católicos debían
encargarse de levantar iglesias, financiar la organización eclesiástica a través del diezmo y las
donaciones de particulares y velar por el bienestar espiritual de la población americana.
El real patronato o regio patronato sobre la Iglesia americana era un derecho que le había sido
otorgado al rey Fernando el católico en 1508. La Corona estaba autorizada por el Papa para
proponer los candidatos que ocuparían cargos eclesiásticos vacantes en 1518. Carlos I recibió
la facultad de fijar y modificar los límites de las diócesis u obispados americanos. Éstos eran
veintiocho (dos de ellos en lo que sería nuestro país: los del Río de la Plata y Tucumán) y
dependían del Arzobispado de Sevilla, en España.
Aunque trataba de aplicar las leyes eclesiásticas sancionadas en Roma, el Estado español, a
través del Consejo de Indias, debió legislar para nuevas situaciones derivadas de la
conversión de los indígenas y la organización de las nuevas iglesias en territorios
ultramarinos.

La evangelización de los indígenas: Evangelizar a los indígenas significaba instruirlos en la


fe católica y proporcionarles los sacramentos. De ello se ocuparon tanto el clero secular como
el clero regular. El clero secular era el que "vivía en el siglo", el que estaba en mayor
contacto con la población. Lo integraban tanto altos dignatarios (como obispos y arzobispos)
como los sacerdotes y párrocos de las iglesias menos importantes. El clero regular era el que
seguía una "regla" dentro de una orden, y vivía en conventos. Las órdenes religiosas que
actuaron en América fueron las de los franciscanos, agustinos, dominicos, mercedarios y,
más tarde, la de los jesuitas. Estas órdenes religiosas instalaban misiones en las zonas
habitadas por aborígenes hostiles, y reducciones en las zonas con indígenas amigables. La
primera reducción americana la crearon los franciscanos cerca de Asunción, en el Paraguay.

El papel de la Iglesia en la vida colonial: Además de las tareas de evangelización, la Iglesia


tuvo una enorme influencia en la vida social de las colonias americanas. Allí creó escuelas
primarias, colegios secundarios y universidades; llevó registros de la población, ya que en los
libros parroquiales se dejaba constancia de nacimientos, casamientos y defunciones; atendió
temas relacionados con la sanidad, al fundar hospitales, y con la asistencia social, a través de
la organización de asilos y orfanatos.
El peso de la religión en la vida cotidiana era profundo, ya que la Iglesia controlaba la moral
y las costumbres. Las demostraciones de piedad no sólo eran privadas (con oraciones en las
casas particulares y concurrencia a la iglesia para participar en misas y otras ceremonias) sino
también públicas: en las festividades se realizaban procesiones, a las que concurrían también
los funcionarios laicos, los gremios, etcétera.

La labor de los jesuitas: La Orden de Jesús desarrolló sus actividades de evangelización en


regiones de los actuales países de Bolivia, Chile, Brasil, Paraguay y en las provincias
argentinas de Buenos Aires, Jujuy, Chaco, Río Negro, Misiones y Corrientes. En el Uruguay
y en la provincia argentina de Córdoba establecieron estancias, de las que obtenían recursos
para solventar sus otras actividades. Esta orden se caracterizó por la elevada formación

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intelectual de sus integrantes, y por sus labores de investigación y creación artística. Los
jesuitas crearon la Universidad de Córdoba y colegios en esa ciudad, en Asunción y en
Buenos Aires; fabricaron la primera imprenta e instalaron la primera fundición de hierro en la
región del Río de la Plata. Fueron médicos, farmacéuticos, astrónomos, músicos, botánicos,
zoólogos y arquitectos. También actuaron como etnógrafos, al registrar las costumbres de
diferentes grupos indígenas.

El papel de la Inquisición: El Tribunal de la Inquisición o Tribunal del Santo Oficio existía


en España desde el siglo XV y comenzó a funcionar en América en la segunda mitad del
siglo XVI. Se instaló en las ciudades de México, Lima y Cartagena. Vigilaba "la pureza de la
fe" y por eso investigaba y castigaba a quienes consideraba una amenaza: herejes, conversos
que volvían a sus antiguas prácticas y sospechosos de brujería. Este tribunal aceptaba
denuncias anónimas y admitía la tortura para obtener las confesiones de los sospechosos.

Dimensión social: Las características de la sociedad colonial


La sociedad hispanoamericana fue una compleja mezcla de blancos europeos, blancos
nacidos en América, indígenas y negros traídos de África. En ella se produjo un gran
mestizaje biológico, debido a la ausencia de mujeres blancas en las expediciones de
exploración y conquista, y por las relaciones posteriores que los blancos sostuvieron con los
aborígenes y los negros. También se produjo un intenso mestizaje cultural, producto de la
unión de elementos culturales aportados por los distintos grupos.
En esa sociedad, los grupos dominantes fueron, en primer lugar, los españoles peninsulares,
y en segundo lugar los hijos de españoles nacidos en América o criollos. Los mestizos
(producto de la unión de los blancos con las indígenas) constituían grupos llamados castas y
eran mirados con desprecio por los blancos, muy preocupados por mantener la "pureza de
sangre". Este prejuicio estaba muy arraigado: el mestizaje se asociaba con bastardía y
pertenencia a sectores sociales inferiores, e implicaba pobreza, ignorancia, incapacidad, etc.
Los grupos más privilegiados de la sociedad colonial estaban integrados por los altos
funcionarios (algunos con título de nobleza), las autoridades eclesiásticas, los jefes militares,
los grandes comerciantes y los arrendatarios de minas.

Los sistemas de trabajo forzado para indígenas: A los integrantes de la nobleza aborigen
que sobrevivieron a la Conquista, se les permitió mantener una situación privilegiada: fueron
equiparados a la baja nobleza castellana y sus hijos se educaron en colegios especiales a
cargo de religiosos.
El resto de los pobladores originarios de América quedó legalmente equiparado a los
menores de edad y por lo tanto no podían decidir por sí mismos y necesitaban la tutela de los
españoles. Sólo recibieron educación los que estaban en las reducciones, como las de los
jesuitas.
La idea de que el ocio llevaría a los indígenas a caer en el pecado justificó la creación de
distintos sistemas de trabajo obligatorio. En las zonas en las que los indígenas eran
sedentarios y estaban más concentrados demográficamente fueron empleados en
repartimientos y encomiendas, o en la adaptación de instituciones que ya existían entre los
aborígenes, como la mita y el yanaconazgo. Los repartimientos eran repartos de indígenas
entre los primeros conquistadores, quienes los usaban como sirvientes, agricultores, mineros,
constructores, etc. Fueron reemplazados más tarde por las encomiendas. Éstas consistían en
el otorgamiento de indígenas a los españoles, pero con la obligación de que los iniciaran en la
religión católica a través de un cura doctrinero, pagado por quien recibía a los aborígenes,

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llamado encomendero. Los encomendados fueron utilizados fundamentalmente en tareas
agrícolas y ganaderas.
La mita había sido empleada por los incas. Los españoles adaptaron este sistema de trabajo
por turnos, y sacaron a los indígenas de sus pueblos para emplearlos en el servicio doméstico,
las actividades agropecuarias y la extracción de metales. La mita minera fue especialmente
terrible por la mortandad que causaba, derivada de los abusos que los indígenas sufrían y de
las malas condiciones de trabajo.
El yanaconazgo (que se realizó empleando indígenas que ya estaban sometidos a diversas
tareas en el Imperio incaico) se aplicó especialmente en la agricultura.

Zambos, mulatos y negros: Los negros, que provenían fundamentalmente del centro y sur
del África, fueron empleados en diversas tareas. Inicialmente trabajaron en los lavaderos del
oro que se extraía del fondo de los ríos del Caribe y en las minas de plata, donde eran mano
de obra calificada: jefes de cuadrilla y guardianes. También se los empleó en la agricultura de
subsistencia y en la agricultura tropical de exportación que se desarrolló en el Caribe,
México, Venezuela, Ecuador y Perú.
Los esclavos se desempeñaron además en múltiples labores. En molinos, en arreos de
ganado, transportando mercaderías en barcos y carretas, construyendo obras públicas
(caminos, fortificaciones, etc.) después de ser comprados por oficiales reales. También
trabajaron como artesanos, sirvientes domésticos, sirvientes de órdenes religiosas en iglesias,
conventos, colegios, misiones o haciendas; como pregoneros y porteros de instituciones
públicas (en cabildos, hospitales, etc.); como trabajadores de comunidades indígenas (que los
compraban para enviarlos en reemplazo de su propia gente a la mita minera y a la
construcción de obras públicas).
Frente a esta situación, algunos esclavos optaron por huir de sus dueños, transformándose en
cimarrones, pero el modo legal de obtener la libertad era que sus amos se la otorgaran, o
comprarla. Sucedía que a veces sus dueños los alquilaban a otros para que trabajaran como
jornaleros o vendían las artesanías que ellos sabían fabricar. Si el dueño les permitía quedarse
con parte de ese jornal, podían acumular dinero para pagar su "rescate". Una vez liberados,
estos libertos sufrían las mismas limitaciones que los indígenas. No podían llevar armas,
montar a caballo, concurrir a las escuelas o entrar en la carrera eclesiástica.
Algunos individuos nacidos de blancos y mujeres negras (mulatos) o de negros y mujeres
aborígenes (zambos) consiguieron revertir ocasionalmente su situación. Si conseguían la
ayuda y protección de algún personaje poderoso, el rey les otorgaba un documento llamado
"cédula de gracia", que borraba todas las prohibiciones derivadas del color de su piel, y les
permitía ser parte del clero o educarse en escuelas y colegios.

Dimensión económica: Un sistema económico organizado en beneficio de


España
La economía hispanoamericana se basó en lo que se llama pacto colonial: las posesiones
americanas proveían a España de metales preciosos y materias primas (en especial, cultivos
tropicales, como el tabaco, el cacao, el algodón o el azúcar, que no podían producirse en
Europa) y recibían de su metrópoli diversos productos elaborados. Esto último quedó como
intención en España ya que ésta, tenía una producción artesanal poco desarrollada y debía
adquirir en el exterior las manufacturas que necesitaban sus colonias. Entonces, el oro y la
plata americanos finalmente terminaban en manos de Holanda, Inglaterra y Francia, que
elaboraban esos productos.

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La minería: producción de oro y plata
Los principales centros mineros de la América española eran Zacatecas, en el Virreinato de
Nueva España, y Potosí, en el Virreinato del Perú.
Las minas de Zacatecas estaban ubicadas al norte de la ciudad de México y producían gran
cantidad de oro y plata. Se las explotaba con mano de obra indígena.
Las minas de Potosí producían una enorme cantidad de plata. El mineral, que se extraía de las
vetas del Cerro Rico de Potosí, se mezclaba con mercurio, que se obtenía en las minas de
Huancavelica, en Perú.
La plata era extraída del cerro por indígenas mitayos que morían en gran cantidad debido a
los desmoronamientos de los túneles y a las enfermedades causadas por las bajas
temperaturas, los gases tóxicos, el polvo mineral que aspiraban y la contaminación con el
mercurio.
Al pie del Cerro Rico, se levantó, hacia fines de 1545, la ciudad de Potosí. En 1547, la ciudad
ya tenía 14.000 habitantes, entre indígenas y españoles. En 1573, los habitantes ya eran
120.000, y a mediados del siglo XVII eran unos 160.000.
El clima de Potosí es extremadamente frío, y por eso la tierra casi no producía vegetales. Pero
como la ciudad tenía numerosos habitantes y abundante riqueza para pagar todo lo que se
necesitaba, absorbió enormes cantidades de alimentos, tejidos, materiales de construcción,
medicinas, caballos y miles de mulas, que se usaban para transportar el mineral desde las
bocas de las minas. Esos productos eran provistos por zonas cercanas, y aún por zonas
alejadas, como el litoral de nuestro país. Allí, se criaban mulas que luego eran enviadas al
altiplano.

La agricultura y la ganadería
La producción agrícola se basó, fundamentalmente, en especies introducidas por los
españoles, como el trigo, la avena, la cebada, la caña de azúcar, la vid, el olivo y el algodón.
Pero también se aprovecharon algunas plantas americanas, como el tabaco, cuya
comercialización estaba en manos de la Corona (era un monopolio estatal).
La agricultura para la subsistencia, es decir, la que se basaba en la obtención de recursos sólo
para abastecer las necesidades básicas del grupo familiar, se realizaba en pequeñas parcelas.
La producción de excedentes para vender a otras regiones se realizaba en estancias o
haciendas que estaban asentadas sobre grandes latifundios, y la producción para la
exportación en grandes plantaciones.
Los españoles introdujeron animales de corral como ser vacunos, ovinos, equinos, caprinos,
porcinos y mulares. Los animales que escapaban de las tierras próximas a las ciudades se
volvían cimarrones (salvajes) y, en zonas como la llanura pampeana, encontraban las
condiciones ideales para reproducirse por miles. El Cabildo de Buenos Aires daba a los
particulares, licencias para efectuar vaquerías, o sea, para matar a estos animales (vacunos y
equinos) con el fin de aprovechar sus cueros, que luego se exportaban a España.

El comercio monopolista
Para controlar el tráfico comercial con sus colonias americanas, España organizó el llamado
sistema de "la Flota y los Galeones". Este sistema consistía en organizar grandes
expediciones, en las que las naves comerciales eran custodiadas por naves de guerra (los
galeones) para evitar los ataques de piratas y corsarios18.

18
La diferencia es que los piratas atacaban embarcaciones en aguas internacionales por su propia cuenta, con el
fin de robar el oro y la mercancía e incluso apoderarse del buque, también capturaban a los pasajeros y los
convertían en esclavos y luego cobrar por su rescate. En cambio los corsarios, tenían patente de corso, un
documento que les concedía el derecho de atacar naves y territorios enemigos.
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Un puerto único en España (primero Sevilla y luego Cádiz), donde estaba la Casa de
Contratación, era el punto de entrada y salida de la flota, que partía dos veces al año rumbo a
América. Allí, la flota sólo podía embarcar y desembarcar mercaderías en unos pocos puertos
habilitados para el comercio, relacionados especialmente con zonas productoras de metales
preciosos o cultivos tropicales. Entre
esos puertos, se encontraban el de
Panamá, Cartagena de Indias,
Veracruz y El Callao.
El propósito de España de crear un
área comercial cerrada a otras
potencias fracasó rotundamente. Por
eso, a los españoles no les fue
posible cobrar en exclusividad los
impuestos a las importaciones y las
exportaciones. Los responsables de
este fracaso fueron los piratas, los
corsarios y los contrabandistas, pero
también el propio Estado español, ya que no abastecía regularmente a sus colonias de las
mercaderías necesarias (que los comerciantes españoles vendían a precios excesivamente
altos). Esta situación llevó a que la población americana recurriera al contrabando. Éste era
practicado por portugueses, ingleses, franceses y holandeses, con la complicidad de los
funcionarios españoles, que no lo reprimían a cambio de regalos y sobornos.

Contrabando en la Buenos Aires colonial19


Uno de los primeros contrabandistas seriales porteños fue un lusitano llamado Bernardo
Sánchez, más conocido como Bernardo Pecador o “hermano Pecador”. El hombre era un
auténtico maestro en las artes del enriquecimiento y amasó una considerable fortuna.
“Nadie veía los desembarcos de negros esclavos, ningún oficial revisaba las permisiones ni
inquiría en los costales de harina exportada. Todos sabían que era el Hermano Pecador
quien untaba la mano de los funcionarios, pero nadie, y mucho menos los clérigos, se
atrevían a acusar a un hombre de tan gran religiosidad”.
A su muerte, la banda de contrabandistas portugueses quedó al mando de Diego de la Vega,
que había entrado clandestinamente a Buenos Aires con su mujer, Blanca Vasconcelos.
En su manzana, delimitada por las actuales Alsina, Moreno, Balcarce y Defensa, y en su
chacra de Barracas atracaban directamente los barcos para descargar esclavos y
mercaderías. Para entonces ya dominaba el tráfico con el Brasil y Portugal, y tenía agentes
en Lisboa, Londres, Río de Janeiro, Flandes, Lima, Angola y todo el interior de la región del
Río de la Plata.
Don Diego, en compañía de su pariente Diego de León, Juan de Vergara, el capitán Mateo
Leal de Ayala y el tesorero de la Hacienda Real, Simón de Valdez, idearon una organización
conocida como El Cuadrilátero, que se transformaría en la banda de contrabandistas más
grande de toda la América española, lo que no era poca cosa.
El objeto de esta sociedad era precisamente ejercer este lucrativo tráfico clandestino. En
algo más de tres años introdujeron alrededor de 4.000 “piezas” (como los negreros
llamaban a los hombres, mujeres y niños capturados en África para explotarlos en América),

19
Autor: Felipe Pigna. Texto extraído y adaptado de: https://www.elhistoriador.com.ar/contrabando-en-la-
buenos-aires-colonial/
72/75
obteniendo una ganancia de más de dos millones de ducados20. Sus maniobras se ajustaban
a la norma que disponía que todo contrabando requisado debía ser rematado de inmediato.
Cumpliendo religiosamente con tal requisito, en cuanto llegaba un contrabando, los
miembros de la pandilla se encargaban de denunciarlo, de manera que enseguida los negros
se ponían a la venta pública. Ninguna oferta podía sobrepasar el precio básico de la ley,
unos 100 pesos plata, y el que hacía una oferta que lo sobrepasara, si no era de la banda,
perdía la plata y hasta la vida. Los desdichados negros eran vendidos luego en Potosí por
varias veces la suma que habían pagado los delincuentes. Los confederados no descuidaron
tampoco otros aspectos legales y enviaron a España al brillante abogado Antonio de León
Pinelo, para cerciorarse de que estaban actuando “dentro de la ley”. Pinelo confirmó desde
Madrid que todo era “legal”.
El encargado de organizar estas subastas, a las que Vergara y sus socios comenzaron a
llamar “contrabando ejemplar”, era el tesorero real Simón de Valdez.
El tesorero llegó al puerto de Buenos Aires en febrero de 1606, tomó posesión de su cargo el
13 de marzo y fue aceptado por el Cabildo el 3 de abril. Al día siguiente se presentó en
sociedad: en la casa de los oficiales reales, frente al Fuerte, se enfrentó a puñaladas con el
contador de la Real Hacienda, Hernando de Vargas.
Simón de Valdez no vino solo. Lo acompañaba Lucía González de Guzmán, que, según dicen
los documentos, “no es su esposa legítima”. La Guzmán llegará a ser una activa
participante de la banda y así se convertirá en adelantada de tantas mujeres de funcionarios
por venir. Entre sus actividades, Lucía adoraba ostentar sus riquezas. Después de un tiempo,
sus gustos se habían refinado tanto, que sólo iba a misa si se hacía conducir por sus esclavos
en silla cubierta, con estrado y cojines de ricas telas.
En 1610, don Diego de la Vega logró que el Cabildo porteño le concediese la calidad de
vecino, demostrando que “hacía nueve años que tenía casa poblada y haciendas de mucha
importancia en la ciudad”. Por aquel entonces, su socio Juan de Vergara había comenzado
a ocupar cargos en la administración local y poco a poco fue transformándose en uno de los
mayores terratenientes de la región, exportador de ganado y productor agrícola, utilizando
gran cantidad de esclavos, indios alquilados y encomendados.
En aquel mismo año de 1610 la sociedad del Cuadrilátero decidió diversificar sus negocios:
instaló el casino más importante del Río de la Plata, con juegos, naipes, dados, ajedrez,
“truques” (una especie de billar) y “mujeres enamoradas”, donde también se bebía a
discreción. Esta casa estaba ubicada en la esquina de las actuales calles Alsina y Bolívar y
era propiedad de Simón de Valdez y de su socio Juan de Vergara. El crecimiento y la
impunidad de las actividades de los confederados alarmaron finalmente a Negrón, que
inventó un procedimiento para expulsar a los portugueses, esta vez no como “portugueses
ilegales, sino como judaizantes. Pero el Tribunal de la Inquisición en Buenos Aires tenía
como notario precisamente al mismísimo líder de la banda, Juan de Vergara, así que el
proyecto quedó demorado en el Consejo de Indias.
La apertura parcial del puerto incrementó el contrabando y los de Lima consiguieron que un
oidor de la Audiencia de Charcas, don Francisco de Alfaro, se hiciera presente para evaluar
la situación. Inició su viaje de inspección –una especie de intervención federal– a fines de
1610 y entró por el Tucumán para dirigirse luego a Buenos Aires en 1611. El 26 de junio de
ese año dictó una serie de medidas para combatir el comercio ilícito.
Con este aval, el gobernador Negrón dictó una disposición que le costaría la vida: ordenó
que las subastas de cargas ilegales por “arribadas forzosas” se hiciesen previa tasación del
gobernador y a su “justo precio”. El 26 de julio de 1613 murió repentinamente.

20
Ducado: moneda de oro y/o plata española.
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El comercio triangular
El predominio inglés sobre los mares le permitió el máximo desarrollo del comercio
triangular, así llamado porque las naves se trasladaban entre Inglaterra, las costas de Guinea
en África, Jamaica en América y luego, nuevamente a Inglaterra, trazando una ruta en forma
de triángulo.
En este recorrido las naves viajaban siempre cargadas: partían de Inglaterra con las
manufacturas para las colonias y con las mercaderías destinadas a los príncipes africanos y a
los mercaderes árabes, que a cambio vendían a los europeos una sola mercadería: los
esclavos, que eran deportados a América. Después de una tormentosa travesía sobre naves
sobrecargadas, los africanos eran puestos a la venta para ser empleados sobre todo en las
grandes plantaciones de algodón, tabaco y de caña de azúcar, las cuales se extendían desde
Virginia hasta Brasil. Con lo recaudado los negreros adquirían productos locales para
revender en Inglaterra, y las ganancias eran tan grandes que a veces las naves no lograban ni
siquiera contener todas las mercaderías adquiridas.
A menudo, los propietarios de las plantaciones pagaban con sus productos, de hecho, las
compañías comerciales compraban en América sólo materias primas, para impedir que en las
colonias nacieran industrias que pudieran competir con las de la madre patria.
Los efectos del comercio triangular entre los continentes fueron muy diferentes para
Inglaterra, África y América.
En Inglaterra los propietarios de las manufacturas que trabajaban las materias primas
importadas acumularon grandes riquezas. Este dinero fue utilizado como un capital, porque
era nuevamente invertido en empresas comerciales, manufactureras o mineras: la
consecuencia fue que en Inglaterra el desarrollo del comercio y de la industria se aceleró
siempre más.
En África, el comercio de los esclavos no fue solo causa de horribles sufrimientos para todos
aquellos que eran capturados, sino que tuvo muchas consecuencias negativas sobre las
posibilidades de desarrollo político y económico del continente porque las deportaciones
redujeron sensiblemente la población, además los hombres más sanos y más robustos eran
capturados y así regiones enteras fueron privadas de las mejores fuerzas para el trabajo o se
despoblaron. Además, los comerciantes europeos eran casi exclusivamente interesados en la
compra de esclavos mientras los productos de los artesanos locales eran rechazados como
objetos de cambio. De este modo la economía sobre la costa africana fue destruida desde el
nacimiento y no se desarrollaron la producción y el intercambio de mercaderías. Seguido a
este proceso la distancia entre el desarrollo económico de África y el de Europa no sólo se
redujo, sino que aumentó constantemente.
Los príncipes africanos que violentamente rastrillaban los esclavos para revenderlos a los
negreros acumularon grandes riquezas y aumentaron su poder, por tal motivo la organización
de la sociedad africana se transformó en muchos casos en un predominio despótico de sus
jefes.
En América, la introducción de mucha mano de obra a bajo precio proveniente de África
permitió una rápida difusión de una economía de plantación. De este modo una exigua
minoría de colonos blancos acumulaba altísimas ganancias, al mismo tiempo que les sacaba a
los indígenas los terrenos que tradicionalmente habían cultivado para su subsistencia,
empeorando sus condiciones de vida.
A la esclavitud de los negros se unía la miseria de los indígenas y las fuertes desigualdades
sociales que derivaron en el origen de muchos problemas de la América Latina.
Todo esto transformó las relaciones entre Europa y el resto del mundo. Durante el transcurso
del S. XVI sólo españoles y portugueses habían creado los dominios coloniales, mientras que
los otros países habían apuntado sobre todo a la formación de bases comerciales. Durante los

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dos siglos siguientes, las potencias europeas extendieron siempre más los territorios que
controlaban en varios continentes, reservándose el monopolio del comercio: tomaban las
materias primas (a través de las plantaciones o de las minas) y les vendían los productos
fabricados en la madre patria. Este proceso creció gradualmente, y ya en el transcurso del S.
XVII las naciones europeas habían creado todas las condiciones de la subordinación
económica, militar y política de las poblaciones de los continentes extraeuropeos.

Algunas consecuencias de la Conquista y la Colonización


La conquista y colonización europea de las sociedades americanas fue un proceso histórico
que provocó numerosas discusiones y controversias, en el pasado y en el presente, tanto entre
los contemporáneos de los acontecimientos como entre quienes, posteriormente, conocieron y
estudiaron ese proceso histórico.
Durante el siglo XVI, cuando los españoles y los portugueses iniciaron de manera sistemática
sus empresas de conquista y colonización, hubo distintas posiciones acerca del derecho que
los europeos tenían para someter bajo su dominio a otros pueblos. Juristas y teólogos también
discutieron entonces este proceso se estaba llevando a cabo de acuerdo, o no, con los valores
cristianos. Esta polémica continuó durante mucho tiempo. Siglos después, la discusión siguió
entre quienes consideraban que la llegada de los europeos había significado la expansión de
la civilización sobre pueblos bárbaros, sin cultura y que debían ser evangelizados, y quienes,
por el contrario, sostenían que la Conquista había sido un genocidio, organizado para calmar
la sed de oro de Europa.

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