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El criollo en un contexto de mestizaje: los cambios adoptados desde el Barroco de


Indias hasta la Ilustración.

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Constanza Segura
University of Santiago, Chile
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Universidad de Santiago de Chile
Facultad de Humanidades
Departamento de lingüística y literatura
Pedagogía en Castellano
Literatura latinoamericana y chilena, prehispánica y colonial

EL CRIOLLO EN UN CONTEXTO DE MESTIZAJE:


LOS CAMBIOS ADOPTADOS DESDE EL BARROCO DE
INDIAS HASTA LA ILUSTRACIÓN

NOMBRE: Constanza Segura Puelma


PROFESOR: Marcos Figueroa Zúñiga

Santiago, 7 de diciembre de 2017.

1
INTRODUCCIÓN
Desde 1492 hasta nuestros días, el mundo ha vivido constantes procesos de cambio que dan
cuenta a su vez de un perceptible fenómeno de transculturación. Así como se gestó el primer
viaje de Colón a América, el descubrimiento de nuevas razas y culturas también significó
que una serie de aspectos incentivaran el anhelo de dominio por parte de Europa,
especialmente de España. La llegada de los conquistadores a América fue un suceso que no
solo abrió las puertas para el comercio, sino también, supuso el inicio de una larga historia
marcada por la codicia, el abuso, y la imposición constante de una europeización que influyó
en asuntos tan importantes de la vida como lo son la religión y la educación. Desde esta
perspectiva, es correcto decir entonces que este hecho fue la germinación de una serie de
etapas que se dieron de forma paulatina tanto en Europa como en América, y que
evidenciaron al mismo tiempo la modificación de la jerarquía social, nuevas ideologías y
pensamientos, aparición de tópicos, influencias literarias, estilos arquitectónicos, etc. Lo
anterior llevó inevitablemente a un camino de mezcla entre civilizaciones, proceso conocido
como mestizaje. En De la Conquista a la independencia (1944)1, esto se puede entender de
la siguiente manera: “Las formas de la cultura europea penetran desde el comienzo en los
centros urbanos que se fundan en América en el siglo XVI aunque la originalidad del
ambiente impone, como ya lo veremos, el precoz aparecimiento de las formas mestizas” (p.
55).
Considerando lo antes dicho, buscaré mediante este escrito entender la evolución del sujeto
criollo como reflejo del fenómeno de transculturación y mestizaje, comparando dos etapas
importantes en su desarrollo: el Barroco de Indias y la Ilustración. Además, analizaré la
manera en que la figura del criollo fue cambiando desde su aparición, la postura que adoptó
frente a la Corona, el establecimiento de un pensamiento criollo, la reivindicación, la
emancipación y otros aspectos. Para poder cumplir con lo anterior, me guiaré bajo la idea de
que la aparición del criollo significó un cambio gradual en las estructuras sociales (desde el
Barroco de Indias hasta la Ilustración), lo que al mismo tiempo representó la adquisición de
una conciencia que condujo las aspiraciones independentistas posteriores a la llegada de la
Ilustración.

1
Las siguientes menciones a Picón Salas aludirán a este mismo texto.

2
Finalmente, concluiré mi trabajo con una reflexión personal acerca de los cambios que adoptó
el criollo dentro de dos épocas que ocurrieron tanto en Europa como en América, pero de
distinta forma. Trataré de evidenciar la influencia que tuvo el criollo en el florecimiento de
un anhelo por la emancipación y lo que significó realmente para América en la conformación
de una propia identidad.

1. LOS INCIPIENTES MODOS DE TRANSCULTURACIÓN


Una vez llegados los conquistadores a América, su inevitable asentamiento fue creciendo
conforme el paso de los años y no tardó mucho en nacer el intento por imponer, por ejemplo,
el estilo europeo de las ciudades con el objetivo de que los indios entendieran el poder de los
españoles, el cual merece respeto y admiración. Picón Salas señala:

La vieja tradición latina de la ciudad de perímetro rectangular, revivida por el


sentimiento matemático de la cultura renacentista, continuará en estas primeras
ciudades criollas. El “trazado” de la villa, el formalismo que precede a su
fundación, las estructuras arquitectónicas fundamentales de la ciudad -plaza
mayor, soportales, iglesia, cárcel, plano que recuerda a un damero- constituyen
prescripciones minuciosas de las Leyes de Indias (Libro IV, títulos VII y VIII)
(p. 56).

La idea de instalar una “clase dominadora” con aires de magnificencia, fue uno de los
principales objetivos de los españoles en América. Sin embargo, lo anterior no estuvo exento
de ciertas polémicas que fueron cuestionadas posteriormente por algunos letrados criollos.
La expansión colonial debía ser, para algunos, justificada, pero no fue así para los españoles,
quienes buscaron dicha expansión a través de la esclavitud de los indios, la expropiación de
tierras, la imposición de creencias, etc. Desde esta perspectiva, esta forma híbrida de
encuentro de dos culturas (una forzosamente por sobre la otra) tuvo detractores,
especialmente religiosos misioneros que lucharon por los derechos de los indígenas y
defendieron el poder espiritual por sobre el político. La idea de conciliación entre estos dos
mundos fue un trabajo intensamente realizado por los religiosos, lo cual según Picón Salas:
“De ese contacto directo y ferviente de los primeros frailes y misioneros con la realidad de
la tierra, surgirán las primeras expresiones de criollización, la nueva forma que asume, bajo
el imperativo del medio, la idea conquistadora” (p. 63).

3
Estas primeras formas de transculturación, que dieron paso a las primeras manifestaciones
criollas, también influyeron en diversas áreas de estudio y conocimiento. Así, durante el siglo
XVI fue posible observar la manera en que la lírica y la epopeya, por ejemplo, tomaron
relevancia a la hora de hablar de la “nueva poesía lírica”. Otro género influyente en la vida
criolla fue la crónica, la cual con el tiempo adoptó una función crítica. Estas transformaciones
y “adaptaciones” a lo más aborigen, tuvieron mucha implicancia:

Ocurrirá en ese tránsito de la literatura europea que comienza a impregnarse de


lo criollo o lo mestizo, un fenómeno semejante al que opera desde el comienzo
en arquitectura (…) el motivo europeo se transforma, o bien las necesidades del
ambiente le imponen un imperativo de adaptación. En ese fenómeno de
afloramiento de lo nativo y compenetración con lo indígena se cifra lo más
original de nuestra cultura desde el siglo XVI (p. 68)

Así también, no hay que olvidar otro modo de transculturación clave en la época: la fiesta
religiosa. Es a partir de dichas celebraciones en que se fusiona lo español con lo indígena a
través de festividades católicas que hablan del espíritu indio y en donde se comenzó a
comentar una “nueva fe a través de la escena”. Algo similar ocurrió, dentro de las temáticas
religiosas, con el conocido intento del intelectual mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora
por conciliar la Biblia, la mitología griega y las divinidades aztecas. Como vemos, lo anterior
puede parecer un deseo utópico e imposible de realizar, pero dentro del mundo de la literatura
cortesana, considerando sus formas y misterios, este modo de abarcar dos civilizaciones,
aparentemente irreconciliables, puede ser viable.

2. ESPÍRITU DEL HUMANISMO BARROCO: LA NUEVA CLASE CRIOLLA


En la segunda mitad del siglo XVII, surgió un nuevo humanismo que se caracterizó por la
aparición de un nuevo sujeto histórico nacido desde la clase terrateniente criolla. El Barroco
fue el periodo que acogió la humanidad de este nuevo hombre y que dio paso a la hostilidad
entre americanos y europeos, además de un fuerte impulso por ascenso social. Esta etapa está
muy bien analizada por Arturo Andrés Roig en Humanismo y escolástica; Los tres
humanismos (1984). En este texto, el autor describe los procesos mediante los cuales surgió
una nueva retórica cuya particularidad radicó en poseer un lenguaje indirecto: “El juego
permanente entre el decir y el no decir, condujo a ejercer la voluntad de significación a través

4
de un lujo exacerbado de lo simbólico, generando todas las formas posibles de lenguaje
indirecto y renunciando de modo expreso al literalismo renacentista.” (p. 38). Este
humanismo generó una mentalidad distinta, con sentimiento decorativo que expresó la
realidad de manera dinámica y a la vez mostró los deseos del sujeto religioso de la época. La
aparición de este discurso tuvo sus propios propósitos, así lo señala Roig:

El nuevo discurso tenía como objeto sentar las bases de un autoritarismo político
mediante un acuerdo entre la monarquía y la Iglesia y en favor del fortalecimiento
de las ciudades coloniales americanas, en las que el poder económico se
encontraba en la clase criolla y las comunidades religiosas, integrantes ambos
grupos de la clase terrateniente (p. 41).

En este sentido, el saber escolástico también jugó un rol importante, pues su aparición
fortificó el carácter ambiguo de este humanismo a partir del probabilismo, lo cual favoreció
en cierta parte el poder del grupo criollo.
Esa ambigüedad sirvió para las pretensiones criollas de la época en el sentido de que la
creación de esta nueva clase social se dio gracias a esa expresión del hombre americano como
un juego de contrastes entre conceptos: el ocultamiento y la manifestación, lo temporal y lo
eterno, el pecado y la redención, etc. Creo que este carácter fue esencial para el asentamiento
de la nueva clase criolla, pues desde este humanismo se articuló una ideología que sirvió,
como veremos más adelante, para la emancipación de los peninsulares.

3. BARROCO DE INDIAS Y EL CRIOLLO


Desde una perspectiva histórica, el Barroco de Indias se presentó como un paralelismo al
movimiento europeo que apareció producto un cambio de época. El Barroco en Europa surgió
en contraparte del Renacimiento y se dio fuertemente en España como una forma de
escepticismo. El contexto en el que nació esta etapa estuvo lleno de contrastes y crisis
producto del mal uso de recursos como el oro y la plata, la nula promoción de la industria
campesina y el creciente empobrecimiento, sumado a la expulsión de los árabes y judíos (que
en cierto sentido mantenían estable la economía de la Península). En este ambiente álgido y
difícil, sin olvidar el nacimiento de la Contrarreforma como respuesta al protestantismo y el
Patronato como delegación del poder evangelizador en el Rey, el Barroco llegó a América y
su “vehículo” fue el sujeto criollo. El denominado Barroco de Indias significó un impulso

5
para la reacción de los sectores dominados que comenzaron a engendrar un sentimiento
diferenciador de los peninsulares motivado también por los descendientes de españoles que
tenían sangre pura europea y otros una mezcla con sangre indígena. Esto se produjo a través
de un “discurso oficial”, que no involucró explícitamente temas como el Virreinato o la
alianza con los indígenas, los cuales durante este periodo fueron prácticamente
invisibilizados.
Mabel Moraña en la primera parte de su texto Viaje al silencio: exploraciones del discurso
barroco (1998)2, hace una detallada caracterización sobre el periodo con especial énfasis en
su influencia literaria, y señala que:

La importancia del Barroco reside, principalmente, por un lado, en que la


evaluación de esa producción poética plantea problemas crítico-historiográficos
que se proyectan sobre todo en el desarrollo posterior de la literatura continental,
y que derivan del proceso de imposición cultural y reproducción ideológica (…)
en el contexto de la cultura barroca aparecen las primeras evidencias de una
conciencia social diferenciada en el seno de la sociedad criolla (p. 27).

Es importante también entender este Barroco hispanoamericano como un producto de las


pretensiones expansionistas y europeizantes de España. En ese sentido, la producción de “un
arte mestizo” consideró un código conceptual determinado y estético propio del Barroco
europeo.
La idea de “criollismo” propiamente tal apareció en 1620, y marcó a su vez el surgimiento
del “espíritu criollo” de aquellos que se sentían mal recompensados por la Corona y luchaban
por tener las mismas oportunidades de poder que los peninsulares. La búsqueda de una
reivindicación por parte de estos “letrados”, fue parte importante del eje mediante el cual se
basó este movimiento, lo que a su vez provocó que surgiera la denominación “sujeto social
hispanoamericano”. Los Reyes de España usualmente enviaban hombres europeos a ocupar
cargos importantes en América, sin embargo, los criollos poco a poco demostraron su
descontento con ello. Algunas de las profesiones que ejercieron estuvieron generalmente
vinculadas con el clero y la burocracia. Sumado a esto, se generó un fenómeno inédito hasta
esa época: la movilidad social. El poder y prestigio que adquirieron los criollos fue cada vez

2
La primera parte del texto se denomina “Hacia una caracterización del Barroco de Indias” (pp. 25-
65). Las próximas menciones a Moraña referirán a este capítulo.
6
aumentando más, considerando también la creciente acumulación de riquezas y el importante
dominio político.
Todo lo antes dicho produjo inexorablemente el nacimiento de una conciencia social de este
grupo, reflejada generalmente a través de la escritura. Moraña plantea: “A este nivel, y
específicamente en el plano de la literatura, se manifiesta en su propia modulación la
problemática hegemonía/dependencia que hemos visto manifestarse en lo que tiene que ver
con el surgimiento de la conciencia criolla” (p. 36). Se puede deducir entonces, que la
literatura y las artes, apoyadas en universidades, escuelas y conventos, no sólo fueron las
primeras áreas de estudio de interés criollo, sino también los medios por los cuales los tópicos
del Barroco pudieron ser tratados con el fin de conseguir la “integración al sistema
dominante”. Probablemente, esta utilización de la palabra (que los letrados europeos se
negaban a aceptar) no hubiera tenido un sentido de demanda si los criollos la hubieran usado
solo por “placer”. La reflexión, la autoafirmación y la búsqueda e intento por una igualdad
intelectual con los europeos, fueron algunos de los tantos objetivos finales que existieron
durante el florecimiento del mundo colonial.
Esta consolidación de la oligarquía criolla fue la apertura para la conformación de una
ideología que, como veremos más adelante, pudo influir en el deseo de independencia. En
ningún caso hay que dejar de lado la idea de que este periodo articuló una determinada
mentalidad que no estuvo alejada del establecimiento de un estilo, un periodo fundacional,
una noción de barroquismo o neobarroco y una ideología hegemónica3. Creo que es
importante destacar el carácter de ruptura, reivindicación y marginalidad que tuvo el discurso
del Barroco de Indias que finalmente desembocó en un proceso de constitución de una
identidad distinta que peleó por el predominio.
Tomando en cuenta lo anterior, la autora resume este “fenómeno” criollo, señalando que:
“(…) una ideología emergente, que con el tiempo consolidaría un proyecto político-
económico alternativo, comienza a expresarse y a representar su condición social a través de
los mismos modelos expresivos del dominador, pero articulados a conflictos diversos, y
redimensionados estéticamente en textos que hoy reclaman una nueva lectura” (p. 61).

3
Para un mejor análisis de estas formas pertenecientes al Barroco de Indias propuestas por Moraña,
leer el capítulo “Para una relectura del barroco hispanoamericano: problemas críticos e
historiográficos” (pp. 49-61).
7
3.1. PREDOMINIO DE LAS LETRAS: FORMA DE MANIFESTACIÓN CRIOLLA
¿De qué manera fue posible que el discurso criollo tomara tanta relevancia dentro de una
sociedad mayoritariamente analfabeta? Es común hacerse esta pregunta, considerando que el
acceso a la educación durante el siglo XVI, hasta ya varias centurias después, era solo para
algunos. La cercanía de los criollos al mundo de las letras se dio casi por obligación: como
ya hemos visto, los intentos efectuados por tratar de igualar los privilegios de los peninsulares
fueron muchos, y uno de los primeros pasos era acercarse a la literatura. Lo anterior está muy
bien abordado por el uruguayo Ángel Rama en su libro La ciudad letrada (1984)4, allí
plantea:

En territorios americanos, la escritura se constituiría en una suerte de religión


secundaria, por tanto pertrechada para ocupar el lugar de las religiones cuando
estas comenzaran su declinación en el XIX. Aún más que la letra, conjugaron los
símbolos todos, abasteciéndose en el venero tradicional, para fundar así una
escritura crecientemente autónoma (p. 65).

Esta es una de las primeras formas que pudo servir para la organización e intermediación en
el control de la comunicación social que desarrolló finalmente la ideologización del poder
por parte de un grupo aparentemente privilegiado. La simbolización también fue parte
importante de este predominio de las letras, además del signo lingüístico como aspecto
esencial a la hora de comunicar. Rama plantea que: “Ese empeño constituye un sistema
independiente, abstracto y racionalizado, que articula autónomamente sus componentes,
abasteciéndose de la tradición interna del signo y preferentemente de sus fuentes clásicas”
(p. 66).
Personajes representativos de esta época como Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos Sigüenza
y Góngora también fueron parte de estas formas de manifestación: desarrollaron en sus textos
aires políticos mezclados con mensajes artísticos para dar a entender una idea generalmente
motivada por la búsqueda de reconocimiento (aspiraciones comunes de los criollos de la
época).
La idea de protonacionalismo, la exaltación católica y la demostración de conocimiento, son
algunos de los variados rasgos criollos que tuvo el discurso en tiempos de la Colonia y que

4
Las próximas citas a La ciudad letrada corresponderán a la edición del año 2004.

8
se pudieron mantener hasta llegada la Independencia. Lo anterior está fuertemente ligado con
la difícil tarea que significa separarse definitivamente de la influencia europea.
Uno de los textos de José Anadón contiene Ruptura de la conciencia hispanoamericana
(Época colonial)5 de 1993. Allí, el autor recoge varios escritos que tratan sobre temáticas del
periodo colonial y hace una relectura de ellos. Este texto en particular trata sobre lo antes
planteado: Anadón señala que la escritura colonial tiene ciertas fallas que han prolongado
errores en su interpretación. Sumado a ello, postula una crítica que dice que los textos
coloniales no se escapan de los enfoques eurocentristas, lo que los hace, inevitablemente,
poseedores de un fuerte rasgo de “dominado”. Este carácter, según Anadón, puede ser
superado de una forma: establecer un paradigma latinoamericanista desde el cual observar a
las demás culturas e independizarse del enfoque “occidentalocéntrico”. Creo que lo anterior
corresponde sin duda a un desafío complejo que aún no se puede completar en su totalidad,
pero que sí ha tenido avances notorios, lo cual se verá mejor en siglos posteriores.

4. HUMANISMO EMERGENTE: LA CONSOLIDACIÓN DEL CRIOLLO


Durante el siglo XVIII, este humanismo tomó mucha fuerza. El enfrentamiento entre criollos
y españoles fue mucho más intenso, y con ello el establecimiento de la hacienda como modo
de organización sumado a las disputas entre campo y ciudad. El criollo logró consolidarse en
esta nueva sociedad: ejerció profesiones que antes les estaban renegadas (civiles y religiosas).
Así también, se forjó la idea de ciudadano, lo que significó a su vez un cambio en la
concepción de “república”, y se pasó a un plano mucho más concreto (dejando de lado el
ambiguo barroco que vimos anteriormente). Este humanismo se generó en un contexto donde
la Ilustración comenzó a regir las ideologías y formas de llevar a cabo la vida en ese
momento, lo que condujo al nacimiento de las nuevas formas de conciencia burguesa. Roig6
dice: “Surgirían al mismo tiempo las primeras manifestaciones de un pensamiento liberal
dadas dentro de un reformismo que no pretendió quebrar los principios del mercantilismo
imperante” (p. 45). Dicha conciencia es la responsable de la creación de una ideología

5
Selección correspondiente al texto Historiografía literaria latinoamericana colonial-
contemporánea (1973-1993) de Anadón.
6
Las siguientes citas serán extraídas del mismo texto utilizado en las referencias del punto 2.
9
americanista que luchó por derrocar todos aquellos prejuicios que instalaron escritores
españoles años atrás sobre el continente y sus características.
Las formas culturales indígenas fueron relegadas, y con ello el abandono de las misiones
religiosas en zonas aborígenes, lo que incluso provocó la casi completa pérdida de sus
lenguas nativas.
Se reforzó la idea del “letrado” como aquel sujeto perteneciente a una clase terrateniente
criolla que había accedido al poder (tomando una postura contraria a las monarquías y los
gobiernos autoritarios) y que se interesó al mismo tiempo por la literatura y el saber a través
de la enciclopedia. Las universidades encargadas de los jesuitas desaparecieron y tiempo
después fue el Estado quien se encargó de la educación, incentivando, entre muchas otras
cosas, el regreso al trilingüismo. En estos grupos, se forjó una conciencia histórica clara y
concreta que le permitió al criollo reformularse variados temas instalados en esa época (por
ejemplo, la instalación de la duda, Deísmo como nueva religión, la aparición del
conocimiento científico, privilegio por el uso de la razón, etc.). El eclecticismo comenzó a
tomar un importante papel dentro de la escolástica que se acercó sin mayores prejuicios a la
corriente humanista ilustrada. Este último punto es, posiblemente, uno de los más
importantes de esta época, pues permite dejar de lado ese “antiescolasticismo” agresivo y
consigue conciliar ideas que al fin y al cabo fueron los primeros esbozos de un pensamiento
latinoamericano.
Para que todo lo antes dicho ocurriera, uno de los motivos contextuales fue la Revolución
Francesa, momento que propagó los ideales de la Ilustración los cuales no demoraron en
repercutir en el continente americano. El principal lugar en donde se sintió este fenómeno
fue en la ciudad, donde se dejó de lado la grandilocuencia barroca. Por otro lado, el criollo
también fue adoptando las posiciones que se tuvieron durante la etapa Renacentista que
finalmente desembocaron, como se dijo anteriormente, en el surgimiento de la figura del
burgués. El crecimiento económico de las ciudades fue de a poco aumentando, lo cual
benefició de gran manera a la clase terrateniente criolla que estableció su lugar dentro de las
estructuras sociales de la época.
Roig concluye esta parte de su escrito señalando que: “El humanismo ilustrado, dadas las
circunstancias sociales y económicas que comentamos páginas atrás, puede ser considerado

10
como un pensamiento de la decadencia, cosa que se ha dicho del barroco español. Mas de
ninguna manera podría ser entendido como un pensamiento decadente” (p. 48).
Mirar este periodo desde una mirada más optimista puede ser una buena forma de entender
las consecuencias que tuvo este momento ya entrado el siglo XIX, lo cual finalmente
consolidó el deseo criollo, que pasó de ser una figura relegada en la sociedad, a un
componente clave a la hora de generar una identidad Ilustrada que en parte permitiera la
ansiada separación de España.

CONCLUSIÓN
Para captar todas las ideas relevantes antes postuladas en este trabajo, es importante entender
que el mundo en que vivimos y su historia ha sido testigo de una serie de momentos que
permitieron la interconexión de culturas. Ese fenómeno de mezcla, conocido como mestizaje,
tuvo repercusiones tan importantes que incluso se siguen viendo hasta nuestros días. Los
procesos mediante los cuales nuestro continente comenzó a forjar su propia identidad no
fueron fáciles: disputas por el control, el poder y el predominio fueron constantes durante
estos siglos. Pero si bien las dificultades existieron, no hay que negar que las culturas son
dinámicas, y si una desaparece absorbida por otra, inevitablemente puede nacer una nueva.
Y así ocurrió con los criollos, ese grupo tan despreciado por aquellos europeos que veían en
esta nueva clase un estorbo para la consecución de sus pretensiones en América. Entonces,
¿Cómo pudo esta clase estabilizarse dentro de un ambiente tan álgido, en donde incluso la
denominación “criollo” era prácticamente un insulto? A partir de lo estudiado, creo que el
real valor de la clase criolla radica en la capacidad que tuvo para adaptarse a todos los
movimientos que surgieron en Europa (como las diversas clases de humanismo) y de allí
generar las bases para su propia situación en América. Fue una tarea difícil poder
desvincularse completamente de la europeización tan marcada que vivió nuestro continente,
pero al mismo tiempo creo que la voluntad por instalar una nueva realidad que pusiera al
criollo hispanoamericano como un sujeto consciente de su propio estado en el mundo
permitió dar los primeros pasos de emancipación.
Me llama la atención la manera en que etapas tan importantes de la historia como lo fueron
el Barroco y la Ilustración, también se dieron en América, pero de una forma “modificada”
a la europea. Las repercusiones marcaron, según mi visión, de manera más fuerte en nuestro

11
continente, y creo que su trascendencia se percibe al momento de reflexionar acerca de la
manera en que se construyó un propio pensamiento latinoamericano. Este afán por encontrar
rasgos propios y alejarse lo más posible del dominio español, finalmente constituyeron las
bases necesarias para la constitución de independencias, más aún cuando el pensamiento
ilustrado que sirvió como inspiración, caló hondo en todos los aspectos de la vida en aquel
momento.
Probablemente, el desarrollo que la clase criolla forjó desde su aparición en nuestro
continente es uno de los sucesos más llamativos que pudo haber ocurrido en materia social,
política, económica y cultural, cuya proyección alcanzó niveles quizás inesperados.
Finalmente, creo que es importante no olvidar de qué forma se concibió nuestra historia como
habitantes de América Latina y entender los procedimientos causantes de que hoy vivamos
de una manera, no desconociendo el esfuerzo de los responsables que intentaron darle al
continente una propia identidad.

12
BIBLIOGRAFÍA
- Anadón, José (1993). Ruptura de la conciencia hispanoamericana (Época Colonial).
México: Fondo de Cultura Económica.
- Moraña, Mabel (1998). “Barroco y conciencia criolla en Hispanoamérica”; “Para una
relectura del Barroco Hispanoamericano: problemas críticos e historiográficos”. Viaje al
silencio: exploraciones del discurso barroco. México: Universidad Nacional Autónoma de
México, pp. 25-65.
- Rama, Ángel (2004). La ciudad letrada. Santiago: Tajamar Editores.
- Roig, Arturo Andrés (1984). "Humanismo y escolástica"; "Los tres humanismos". El
humanismo ecuatoriano de la segunda mitad del siglo XVIII. Quito: Banco Central del
Ecuador, pp. 15-49.
- Picón-Salas, Mariano (1944). “El barroco de Indias”. De la conquista a la independencia.
Tres siglos de historia hispanoamericana. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 99-
120.

- Picón-Salas, Mariano (1950). “De lo europeo a lo mestizo. Las primeras formas de


transculturación”. De la conquista a la independencia. Tres siglos de historia
hispanoamericana. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 55-83.

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