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San José: Modelo de silencio y de humildad

San José, el hombre sencillo y humilde, silencioso y pobre en apariencia,


recibió de Dios una misión única y maravillosa. Era de estirpe real, de la familia
de David.
La gloria del humilde José es muy grande. Además de esposo de María, y por
ende, padre legal de Jesús. No es su padre biológico, pero es padre real y
verdadero.
Un momento difícil y clave en la vida de José fue el descubrir la maternidad de
María. Son las llamadas dudas de José. María habría comunicado a José su
nueva situación milagrosa, debida a la acción del Espíritu Santo. Entonces José
no duda de María ni de lo que ella le comunica, sino que está perplejo ante el
misterio y no sabe qué actitud tomar. Lo mejor sería marcharse en secreto,
pues no sabía cómo hacerse pasar por padre de un niño venido de Dios.
Entonces interviene el ángel. Le dice que no debe marcharse, le confirma el
misterio ya desvelado por María, y le da a conocer su misión con respecto al
Mesías. Y cumplió fielmente su misión. Fue digno de custodiar los más ricos
tesoros del cielo y de la tierra, y hoy sigue protegiendo a la Iglesia Católica
como su Patrono Universal.
El Papa Pío IX, atendiendo a las innumerables peticiones que recibió de los
fieles católicos del mundo entero, y, sobre todo, al ruego de los obispos
reunidos en el Concilio Vaticano I, declaró y constituyó a San José como
Patrono Universal de la Iglesia, el 8 de diciembre de 1870. Por eso al cumplirse
150 años de este acontecimiento, el Papa Francisco nos entregó la Carta
Apostólica Patris Corde, que significa Corazón de Padre, y además declaró el
inicio de un año dedicado a este santo, iniciando el 8 de diciembre de 2020 y
terminando el 8 de diciembre de 2021.
Desde la Catedral de Maturín invocamos la protección paternal de San José
para que nos brinde su constante patrocinio, y que, a ejemplo suyo, y
sostenidos por su auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en el
cielo la eterna bienaventuranza. Amén

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