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SEMINARIO MAYOR SAN JOSÉ – SANTA MARTA 2021

NOVENA EN HONOR A SAN JOSÉ


Glorioso Patriarca y Esposo de la Bienaventurada Virgen María,
Patrono de la Iglesia

«Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el


Evangelio, han subrayado que San José, al igual que cuidó amorosamente de
María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también
custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es
figura y modelo» (RC, 1). Animados con esta seguridad, queremos estos días
recurrir a San José con profunda devoción para invocar confiados su
intercesión por nuestras necesidades espirituales y materiales, para crecer
en las virtudes que él nos enseña y para que nos ayude en nuestro camino
vocacional.

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1. FÓRMULA INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

Rito inicial: + En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
Porque fue varón justo, le amó el Señor,
y dio el ciento por uno su labor.

1. ‐ Humilde magisterio ¡Qué asombroso, hacer memoria,


bajó el que Dios aprende: y hallarle a tu ascensión
¡Que diga, si lo entiende, tu hogar, tu oficio y Dios como razón!
quien sepa de misterio!
Si Dios es cautiverio 3. ‐ Y, pues que el mundo entero
se queda en aprendiz, te mira y se pregunta,
¡aprende aquí la casa de David! di tú como se junta
ser santo y carpintero,
2. ‐ Sencillo, sin historia, la gloria y el madero,
de espalda a los laureles, la gracia y el afán,
escalas los niveles tener propicio a Dios y escaso el pan.
más altos de la gloria.

Jaculatoria inicial:
V. San José, casto esposo de la Virgen María,
R. Ruega por nosotros.

Oración inicial para todos los días:


San José, casto esposo de la Virgen María, animados por la confianza
que nos da el saber que tú velas por las necesidades de nuestra Iglesia y
de nuestro Seminario, acudimos a ti, suplicándote de corazón, que
atiendas a los ruegos que en esta novena te dirigimos. Intercede ante tu
Hijo, nuestro amigo y Señor Jesús, que nos conceda el don de ser siempre
fieles. Consíguenos los bienes espirituales y materiales necesarios para
la buena marcha y mejora de nuestra comunidad vocacional del
Seminario Mayor San José.
Lectura y meditación para todos los días primera (un lector hace la lectura,
el rezo que se indica y termina la meditación con un breve responsorio)
***

2
2. FÓRMULA FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oración final:
José de Nazaret, justo custodio del Señor Jesús: tú nos enseñas y nos
alientas con tu ejemplo a colaborar intensamente con la gracia de
Dios, dándonos en todo al cumplimiento del plan divino, acogiendo al
Señor Jesús en el hogar de nuestra interioridad, brindándole el lugar
central de nuestra mente, ofreciéndole el abrigo de nuestro corazón y el
alimento de nuestras acciones.

Te pedimos intercedas por nosotros ante el Señor y nos obtengas la


gracia abundante para poder responder con máxima fidelidad a nuestra
vocación.
También, te pedimos que veles por nuestras necesidades actuales y nos
ayudes a obtener los bienes materiales necesarios para… (Hacemos unos
momentos de silencio)
Amén.
Jaculatoria final:
V. Haced, oh San José, que llevemos una vida inocente,
R. Y siempre sea protegida por vuestro patrocinio.

O bien…
V. José, con Jesús y María,
R. Viva siempre en el alma mía.
V. José, con Jesús y María,
R. Asistidme en mi última agonía.
V. José, con Jesús y María,
R. Llevad al cielo el alma mía.

Canto

3
3. LECTURA Y MEDITACIÓN PARA CADA DÍA

DÍA PRIMERO: SAN JOSÉ, EL SANTO DEL SILENCIO

«Y Jacob engendró a José, el esposo de la Virgen María, de la cual nació Jesús,


llamado el Mesías» (Mt 1,16)

Lector: De San José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús la verdad es


que no sabemos mucho más que lo que nos relatan los breves pasajes del
Evangelio en donde es mencionado. De hecho, por algunos autores y bajo
algunas piedades es llamado “el santo del silencio”, pues no conocemos
palabras pronunciadas por él, más solo sabemos de sus acciones.

Pero san José es mucho más que un personaje bíblico pintoresco, secundario
y mudo. Algunos de los textos apócrifos, es decir los que no están en el canon
bíblico, lo describen como un hombre mayor, viudo y con más de 90 años al
momento de desposar a la Virgen María. Estas historias no tienen ninguna
validez doctrinal, pero han ayudado a crearnos una imagen del santo, el que
a través del arte siempre ha sido representado como un hombre mayor, un
papá no solo para Jesús, sino también para toda la Iglesia.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Responsorio:
V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

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DÍA SEGUNDO: SAN JOSÉ, PATRÓN DE LOS SEMINARISTAS

«Sus padres iban cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando el
niño cumplió doce años, subieron a celebrar la fiesta, según la costumbre… Al
no hallarlo, volvieron a Jerusalén en su busca… “Tu padre y yo te hemos
buscado angustiados”.» (Lc 2,41‐42.45.48b)

Lector: En virtud de haber sido el custodio del pequeño Niño Dios y de la


Santísima Virgen María, san José también es llamado como el “custodio de la
Iglesia” y al mismo tiempo el “patrono de los seminaristas”, aquellos que han
sido llamados a seguir los pasos de su propio hijo, Jesús. Este patronazgo se
le atribuye ya que podríamos decir que san José fue el primer “rector” de un
seminario, debido a que tuvo bajo su responsabilidad el cuidado de la
formación humana, religiosa, laboral y espiritual de Jesús, dado a que, en la
tradición judía, es rol del padre la educación de su hijo. Y protegerlo de todo
peligro y adversidad.

No podríamos pensar en un mejor “patrón” para nuestro Seminario y


seminaristas, pues san José, quien veló por el cuidado y la formación de su
hijo Jesús, seguirá velando por nosotros que queremos ser formados según
el corazón sacerdotal de Cristo. De aquí podemos intentar desprender
algunas ideas para animar el camino de todos aquellos jóvenes que han sido
llamados a la vida sacerdotal, donde san José es su patrono, su custodio y
protector.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave Marías, Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

5
DÍA TERCERO: SAN JOSÉ, UN PADRE QUE VELA POR TODOS

«Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a


José y le dijo: "Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto;
y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para
matarle". Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto» (Mt 2,13‐14)

Lector: El Papa Francisco en más de alguna ocasión ha contado que tiene una
especial devoción a la advocación de el “san José durmiente”, imagen bajo la
cual él coloca un papel en donde antes ha escrito sus problemas para que el
santo “sueñe” con ellos y de esta forma pueda encontrar solución. Esto lo
realiza haciendo alusión al pasaje en donde san José es advertido en sueños
que debe tomar a su familia y escapar a Egipto para preservar la vida de su
pequeño hijo.

San José es un padre no solo desde una mirada romántica o espiritual, sino
que vela y sueña cuidando a aquellos que siguen los pasos de su hijo y se
hacen uno con él a través de la vocación al sacerdocio. Así como él cuidó de
Jesús, sacerdote eterno, también cuidará de todo aquel que siga su llamada.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

6
DÍA CUARTO: SAN JOSÉ, UN AMANTE VIRGINAL

«Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
casa de David; el nombre de la virgen era María.» (Lc 1,26‐27)
«María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco
varón?"» (Lc 1,34)

Lector: Hoy en día no es difícil establecer una relación entre san José y
cualquier joven que se atreva a abrazar una vida de castidad y celibato. Nadie
podría restarle ni un gramo de masculinidad a san José. Sin embargo, él no
tuvo que demostrar su hombría a través de su sexualidad para alcanzar la
santidad y ser recordado en la historia como un hombre ejemplar. Muchos,
al hablar de san José en relación con Santa María, se refieren a “su castísimo
esposo”. San José, humano y frágil, como todos, probablemente muchas
veces habrá tenido que luchar por mantenerse fiel a los designios de Dios y a
la decisión de María.

Una lucha que seguro frecuentan muchos seminaristas, quienes, tentados,


ven los ideales del Evangelio como algo difícil de alcanzar. San José los inspire
y cuida con su ejemplo de castidad y rectitud, respetando en toda la voluntad
de Dios y siguiendo su vocación.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave Marías, Gloria.


Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

7
DÍA QUINTO: SAN JOSÉ, UN JUSTO VARÓN

«La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba


desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró
encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería
ponerla en evidencia, resolvió separarse en secreto.» (Mt 1,18‐21)

Lector: El evangelio de Mateo nos narra que san José, antes de soñar con el
ángel que le indicaría que debía escapar junto a su familia a Egipto, se
comportaba como un hombre justo, quien sabiendo que Santa María
esperaba un hijo que no era de él, pensaba abandonarla, pero en secreto,
para no exponerla en evidencia. Una actitud que no muchos tomarían si se
ven en una situación similar.

En nosotros Seminaristas, futuros sacerdotes, en nuestros hombros


reposará la confianza de muchos, ya sea en la dirección espiritual, la
confesión, la administración de los sacramentos o la administración de una
parroquia u otra obra eclesial. Ser justos, como san José, es un atributo más
que necesario para poder llevar adelante su misión evangelizadora como
consagrados siguiendo su ejemplo.

Rezamos: Padre Nuestro. Ave María, Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

8
DÍA SEXTO: SAN JOSÉ, UN HOMBRE TRABAJADOR

«¿No es este el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde sacó este todo el
poder?» (Mt 13,55.56)

Lector: Cuando desprecian a Jesús en su pueblo natal, la descripción


inmediata es que es hijo de José, el carpintero. Jesús mismo es conocido
como el carpintero de Nazaret, oficio que heredó de su padre. Por eso san
José es patrono de los trabajadores y obreros. En los seminaristas, san José
nos inspira a contemplar cómo Jesús ha seguido muy de cerca la vocación
de su padre terreno. Y la ha continuado. El Señor es identificado y
relacionado con su padre, así de fuerte es la influencia de san José en Jesús y
de Jesús en san José.

A ejemplo de san José, todos, pero en especial los seminaristas, deberíamos


dejarnos influenciar por su santo ejemplo. El trabajo diario, la abnegación, el
esfuerzo humilde y silencioso, como un camino de santidad que trasciende,
que nos enaltece y que se refleja en todos los que nos rodean. Seminaristas
esforzados, estudiosos, trabajadores, deportistas, alegres y creativos que
gastan su vida siguiendo los pasos de Jesús sirviendo al pueblo de Dios.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave María, y Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

9
DÍA SÉPTIMO: SAN JOSÉ, UN HOMBRE ESPIRITUAL EN LAS DECISIONES
COTIDIANAS

«Levántate, toma contigo al niño y a su madre y ponte en camino a la tierra


de Israel» (Mt 2, 22)

Lector: Todas las acciones que emprende San José en los Evangelios tienen
que ver con haber considerado primero el consejo de Dios, en este caso de
su ángel. Cuando el ángel le dice: «levántate, toma contigo al niño y a su
madre y ponte en camino a la tierra de Israel» (cf Mt 2, 22), San José discierne
junto a Dios. No se queda en la primera ciudad que se cruza en su camino,
sino que mirando el riesgo que había por el reinado de Arquelao, hijo de
Herodes, decide irse a la región de Galilea.

Decisiones necesarias y muchas veces obligadas, pero que siempre pasan por
el corazón de la vida espiritual y la comunión con Dios. Aún en medio de los
quehaceres académicos y comunitarios, un seminarista debe seguir el
ejemplo de san José, siendo un hombre espiritual incluso en las decisiones
que parecen ya resueltas. Los frutos de esta práctica tan sana, seguro se verán
reflejados cuando ese joven seminarista se convierta en un sacerdote que
deba conducir al pueblo de Dios.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave María, y Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

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DÍA OCTAVO: SAN JOSÉ, MAESTRO EN EL SEGUIMIENTO INCONDICIONADO

«José, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que
espera viene del Espíritu Santo. Y le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de los pecados» (Mt 1,20‐21)

Lector: Es maestro en el seguimiento incondicionado. No tiene reparo. Su


vida evidencia la entrega y disponibilidad a los intereses de Jesús a cuyo
servicio estuvo. Decía el papa san Pablo VI hablando de San José en una
homilía el día de su fiesta: “Servir a Jesús fue su vida, con dedicación completa
Sin reparo. Él es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de
Cristo no es preciso cosas grandes, bastan virtudes comunes, humanas,
simples, que sean verdaderas y auténticas”. Es, además, maestro en buscar y
aceptar la voluntad de Dios, dejando de lado sus propios intereses. Hizo de
su vida un don total de sí. Se confió libre y totalmente a Dios.

Parecen suficientes, aunque haya muchos más, estos dos aspectos para que
San José sea, mejor que nadie, el patrón de nuestro Seminario Mayor, cuyo
principal objetivo es formar a los futuros pastores en el seguimiento, en la
consecución de una vida evangélica, en el servicio humilde y consagrado
a nuestras Diócesis y en la confianza absoluta en Aquel que toma la iniciativa
en la llamada.

Bienaventurado San José, hoy te pedimos que cuides, con paterno afecto de
nuestros seminaristas, sus formadores, profesores y acompañantes
espirituales.

Rezamos: Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

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DÍA NOVENO: SAN JOSÉ Y EL DÍA DEL SEMINARIO

«Bendito sea el momento en que nos fue dado tan poderoso protector.
¡Nuestra esperanza no se vio defraudada!» (Mosén Sol)

Lector:
Rezamos: Padre Nuestro, Ave Marías, y Gloria.

Responsorio:

V. San José, ruega por nosotros.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

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OTRAS ORACIONES A SAN JOSÉ

Letanía de San José:


‐Señor, ten piedad de nosotros. (Se repite)
‐Cristo, ten piedad de nosotros. (Se repite)
‐Señor, ten piedad de nosotros. (Se repite)
‐Cristo, óyenos. (Se repite)
‐Cristo, escúchanos. (Se repite)

‐Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros


‐Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros
‐Dios Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros
‐Santa Trinidad, un solo Dios, Ten piedad de nosotros

‐Santa María, Ruega por nosotros


‐San José, Ruega por nosotros (lo mismo para las siguientes)
‐Ilustre descendiente de David
‐Luz de los patriarcas
‐Esposo de la Madre de Dios
‐Custodio purísimo de la Virgen,
‐Nutricio del Hijo de Dios
‐Diligente defensor de Cristo
‐Jefe de la Sagrada Familia
‐José justo
‐José casto
‐José prudente
‐José fuerte
‐José obediente
‐José fiel
‐Espejo de paciencia
‐Amante de la pobreza
‐Modelo de obreros
‐Gloria de la vida doméstica
‐Custodio de vírgenes
‐Sostén de las familias
‐Consuelo de los desdichados
‐Esperanza de los enfermos
‐Patrono de los moribundos

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‐Terror de los demonios
‐Protector de la santa Iglesia

‐Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor
‐Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor
‐Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros

V. Lo nombró administrador de su casa.


R. Y señor de todas sus posesiones.

Oración:

¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para
esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como
intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú,
que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Invocación a San José (de San Juan XXIII):

San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tu empleaste toda tu


vida en el perfecto cumplimiento de tu deber. Tu mantuviste a la Sagrada
Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente
a los que se vuelven confiadamente a ti. Tú conoces sus aspiraciones y sus
esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque saben que tú los comprendes y
proteges. Tú también supiste de pruebas, cansancio y trabajo. Pero, aun
dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de
profunda paz y cantó llena de verdadera alegría debido al íntimo trato que
gozaste con el Hijo de Dios que te fue confiado a ti a la vez a María, su tierna
Madre. Amén.

Consagración a San José:

Oh Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado y de rodillas ante


vuestra presencia, para pediros vuestra protección. Desde ya os elijo como
a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme
de todos los peligros, asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo
momento y ante todo en la hora de mi muerte. Amén.

14
HIMNO A SAN JOSÉ QUE CANTAMOS EN EL SEMINARIO MENOR DE ARAGÓN
Autor: Canto Católico https://www.youtube.com/watch?v=qWxGT7TUZ5g

...................Re.....mim.....Re. ........ La

Hoy a tus pies ponemos nuestra vida;

(Re/Fa#)...Sol.........La. ... Sol. ....Re

hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!

(Re/Fa#)..Sol..........Re/Fa#.La. ........ Re. .... La

Escucha nuestra oración y por tu intercesión

...........Sol............La............... Re

obtendremos la paz del corazón.

2. En Nazaret junto a la Virgen Santa;


en Nazaret, ¡Glorioso San José!
cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud
fuiste digno custodio de la luz.

3. Con sencillez humilde carpintero;


con sencillez, ¡Glorioso San José!
hiciste bien tu labor, obrero del Señor
ofreciendo trabajo y oración.

4. Tuviste Fe en Dios y sus promesas;


tuviste Fe, ¡Glorioso San José!
Maestro de oración alcánzanos el don
de escuchar y seguir la voz de Dios
(2).

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