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g:ux)s EDUCADOR -

* Gilda L. de Romero By, Anna Freud

sis
Introducción al psicoanáli
para educadores

editorial
PAIDOS
Mévicos — Murnes Alres — Masentona
Pu *blicado en ajeman » _8 /7 die p
án po; Veh o
POr Verlag Hany ¡'.…"""'
u Jur

Trad,aducció,1n de Lodovico R Rosenthaj


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Cubierta de Jul
io viy as

2a. Reimpr
Mpreesión en México,
Febrero erdeg o1985 INDICE

O de todas las ediciones en cas


Editorial Paidon, SALOF —
Defensa 599, Buenos Aires
O de edición
Editorial Paidós Mexica SA
Guanajuato No. 202-3 9
06700 México, D.F Prefacio (Editores)
Prologo (Angel Garma) 13
Tel. 564-56-07 - 56-79-08 Capitulo 1. La amnesia infantil y el complejode
Edipo .
ISBN - 968-606-005-7 -
Capitulo I1. La vida instintivadel niño ........... 37
Capitulo III. El periodo de latencia 57
Impreso en México Capitulo IV. Relaciones entre el psicoanalisis y la
Printed in Mexico Jquier mediode pedagogía AP
(o8 y oparciifi, alcadpora. cualen caseluro * Bibliografia especial TA 97
pro hib ida la
a rep rod ucc ión
Queda a t extracta o mod
impresión, en forma idén
vier otro idioma
PREFACIO

Es sabido que también la pedago gía y la educa-


ción contemporáneas hany como recibido la intensa influen-
el Psico-
cia que como doctrina totalidad deltécnica ejerce
saber y en gran
Cmálisis sobre la casi ó
parte del hacer humano s actuales . Freud advirri
Pronto la signifi cacion pedago gica de sus descubr i-
Puientos. No obstante, en sus primeros tiempos aquel
predicamento se cumplió desde el plano de la psico-
Jogía general y de la psicopatología. pues absorbido
por más premiosas ungencias cientificas, el creadonr
de la nueva escuela no pudo darse a la investigació
de ese territorio. Fueron otros quienes no tardaron en
dar lugar a una especialización directamente vincu-
lada con el campo de la educación: el Pedanalisis
(psicoandlisis infantil), que tuvo entre sus iniciado-
res a Aichhorn, Verwahrloste Jugend (Juventud de-
samparada); a Zulliger, La psychanalyse a lécole
(El psicoanalisis en la escuela), Schwierige Schúler
(Escolares dificiles), La psychanalyse ot les écoles
nouvelles (El psicoanálisis y las escuelas nue-
vas); a Pfister, El psicoanalisis y la educacion... Lo
10 ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 1

que para justficarse de esaen desa tencion dijo Freud una ganancia considerable»(E. Huguenin). «Es cien
O o momento, se halla decir el presente plenamen veces más valioso para el educador que la psicología
e legitimado: «Me place —escribia— que mi tradicional» (Pfister). Freud ha demostrado, en esen-
hija Anna Freud ha hechora deha esta tarea el objeto cia, que «el carácter y las neurosis son moldeados
de su vida y de esta mane podido compensar por las experiencias tempranas en un grado hasta
mí descuido de este tema». Anna salie Freud, en efecto, ahora insospechado. Sobra indicar la influencia re-
se distingue entre las figuras más acad ntes de la es volucionaria que ha tenido este descubrimiento, no
cuela y, acaso, como la mas dest a pedanalista, sólo en la psiquiarría, sino también en la educación y
tos en la emología» (K. Horney). No obstante —y pese a
cuya postura ha conquistado numerosos adep
que con ella enfrentan la dirección de Melanie Klein, los libros ya traducidos a nuestro idioma de Pfister,
Esta revolucionaria corriente de la psicologíacon- Schneider, Baudouin, Bovel, etc.—, el educador de
semporánea ha renovado y profundizado el conocí habla española que busca penetrar en este dominio,
miento del niño, del adolescente y del hombre, nor- se ve detenido por el escollo casi insalvable de la
males y no normales, y ha suministrado una técnica Jalta de una guía experta de un manual que no le
de exploración psicológica y una psicoterapia pre demande información previa alguna y que lo con-
ventiva y correctiva de la personalidad. Es incuestio- duzca con sencillez y seguridad hasta el campo de su
nable que su teoría de la evolución psiquica de los verdadero interes. Esa necesidadse ve satisfecha. La
instintos sexuales a partir del nacimiento, así como presente introduccion al psicoanálisis lo es para los
también la teoría de los complejos (Edipo, Electra, educadores. El desarrollo de los concepios funda-
de castración...), ha traido un reconocimiento del mentales del psicoanálisis se hace aquí en directa
significado y trascendencia anímica de lo sexual; relacion con la infancia y con la educación y se lo
que su descripción de los mecanismos psicológicos y destina al educador desprovisto de conocimientos
sus técnicas de interpretación de los sueños, de las psicoanaliticos. Por lo demás, no se sentirá éste ig-
antastas, de los actos fallidos, etc., ha permitido un norado en su función, en su experiencia ni en sus
conocimiento directo de la personalidad viva; ast convencimientos, pues esta obra, de una de las más
como que sus conclusiones han brindado directivas grandes figuras actuales del psicoanálisis, lo es, al
útiles para la profilaxis pedagógica y la reeducación. par, de una psicóloga compenetrada del papel y del
Acerca del valor pedagógico del psicoanálisis se ha valor del ambiente y de la educación en la forma:
dicho: «Aunque el psicoanálisis no hubiera ilumina- ción, deformacion y reforma de la personalidad in
do más que los dos hechos de la represión y de la Janil.
sublimación, ya significaria ello para la educación Preocupada en traer al castellano todo aporte
libresco fundamental para el conocimiento del edu

E
12
ANNA FREU
cando y para orientac
Poailiss conside,
sidera que— Ón del ¢ ducador, la Editoría
su cometido y sirve al con este
pro, de la
; '"Wn…,…,.“"

PROLOGO

de as e
Freud demosiro qu ¿
is
en el origen de las neuros
udicial
Profundi o en el estudio de
y erioresde su vida.
go a la conclusión de que en esla
,
ant
estos traumas y lleg as ambiental
las circunstanci o taras du
infancia es cuando cend
o tras ente, pro vocand
do su «psi coan alis is de un niño de
raderas. Pu blican n el mecanismode la
4 años Freud describi ó tam bié
ente sobre el alma
curación, actuando p ysicologicam
infantil
pricoanalisis como terapéutica infan
(yí surgió el
(il que alcanzó un gran desarrollo ulterior Surgió
asimismo la posibilidad de prevenir la n urosis ha
ciendo obra de higiene mental ¢ en los primeros años
es
de vida, ante todo por la familía, cuya influencia e
antactúa
preponderante. En segundo e importlugar
el pedago al que una formación especial debe
sumini strarl e mayores conocimientos no comunes
en los padres, acerca del desarrollo psiquico infantil
y su influenciabilidad.
El presente libro de Anna Freud se diri e al peda
14 ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 15
#0g0. Más al que cuid
Jardin de infancia, quea alal que niño, por ej 'mplo, en el
graduado de explicaciones que partiendo de los fe-
hacerle asimilar contenidos intelectse uale », . nómenos aparentes llegan a lo psicológico oculto de
diendo a la afectividad s. Porau =aj valor esencial
F pre del niño es p
E situará en condicione: s de cozdesar como se le
rollarse en un
Del alemán se han hecho traducciones de este libro
E frentete a síst m, mismo y a los demásser
¢apaz y placentero Jren al inglés, holandes e italiano, que tuvieron tanto
éxito como la edición original. Confiemos que la
5: La afectividad infantil tiene su base en la vid ins
fintiva, que ha estudiado el psic a traduccion castellana se difunda ampliamente, apre-
3E solamente el conocimiento del psic oaná lisis Por eso
oandlisis permiti
ciándose todos sus méritos, para que contribuya ast
El 1ú a las buenas intenciones del pedagogo el encontrar al desarrollo normal de nuestros niños y al conoci-
miento científico.
intelectualmente la certeza de una precisa actuación
1
8
para liberar a los niños de traumas inutiles y perju
diciales. Percibir lo que es el complejo de Edipo y la
rivalidad fratema, la evolución de la libido, los ins
ANGEL GARMA

tíntos agresivos o el superyó prevendrá la repetición


33 de errores que los padres suelen cometer
s Unicamente quien ha sentido bien el psicoanálisis
g _puede darlo a entender. En este sentido nadie más
H eapacitado que Anna Freud. Su vida siempreal lado
2 de su ilustre padre, recogiendo directamente sus en-
g5 señanzas y colaborando con él, la situó en una posi
ción privilegiada. A ello se añadió su propia intuí
¥ ción psicológica y voluntad de actuar. Apoyándose
5 en todo ello, Anna Freud trabajó psicoanaliticamente.
Desde el primer momento su interes se dirigio ha
cia el psicoanálisis infantil, donde su actuación ha
sido maestra. Por ello este libro de psicoanálisis
cumple magnificamente con su titulo y constituye la
mejor orientación al pedagogo en las profundidades
psicológicas. Sus pocas páginas dan una visión per-
suasiva de lo imprescindible del psicoanálisis en el
enfoque del alma infantil, a través de un desarrollo
CarrtuLo [
LA AMNESIA INFANTIL
Y EL COMPLEJO DE EDIPO

l dm:ada_r 'y el psicoandlisis. Conocimientos especializa-


dos que exige la labor educacional. Medicina y educación.
Reacciones del niño ante el maestro. El maestro de los
inferiores. La llegada a la escuela de los niños de
seis años. Dificultades del maestro. Necesidad de
orar las vivencias correspondientes al periodo preesco-
niño y sus primeros educadores. Significado de las
ivencias en la evolución del carácter individual.
inacion de los años iniciales. El error de reducir el
1 de investigación científica a los contenidos auto-
Los descubrimientos del psicoanálisis. La re-
on psicoanalítica de los años infantiles. Semejan-
ncias entre el niño pequeño y el animalito recién
relación lactante-madre, La constelación fami-
| fraterna porla madre. Los celos infantiles y
uerte. El padre en la vida del niño. Ambiva-
ional con respecto al padre. La conducta esco-
¡tante de la vida y experiencias familiares.
al educador de la actitud frente al padre.
ymienzo temprano de la educación.
Es incuestionable que el educador —maestro o maes-
tra— en ejercicio de su profesion, sea en el jardin de
infancia o en los grados iniciales o superiores de la
escuela, enfrenta aún el psicoanálisis con harta extra-
ñeza y desconfianza. No obstante, si acude a un libro
cuyo titulo vincula esta ciencia con su tarea cotidiana
de educador, sera porque algo ha producido en él la
impresion de que si entra en más profundo conoci-
miento del psicoanalisis probablemente se proveerá
de una base útil para su dificil labor. Luego de haber
recorrido los cuatro capitulos de este volumen, el lec-
tor estará en condiciones de decidir si aquella presun-
ción era demasiado optimista o si cumple, aunque sea
en parte, sus expectativas.
'No menos evidente es que, en cierto sentido, estas
vano
páginas nada nuevo pueden brindarle. En efecto,
seria pretender narrar a un maestro cuestiones relati-
pasa
vas a la conducta del escolar. En su trabajo diario o no
manos tal cúmulo de material que, quiera
por sus la
advertirlo, llega a conocer con la mayor precisión que
gama completa de las variadas manifestaciones
defectuoso,
median desde el niño fisica y mentalmente
intimidado, mentiroso y maltratado, hasta el
hosco,
brutal, agresivo y criminal. Por lo tanto, mejor será
20 ANNA FREUD
renunciar desde
exhaustiva, pues 10ya habrá
a todo ensa; yO de e
un
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 21
riencia no le pe mita reparar soloen lasmaeso gerPe
lagung,UTenció de las habitaciones hasta la enfermedad. Imaginemos
adolecería. e que que otro maestro dirija su atención a los peligros que
Pero esa misma situación amenazan a los hijos de alcohólicos: en tal caso, indu-
maestro tan cabal conocimienprácti ca que le
to en el o, fiere 1 dablemente buscará información en la doctrina bioló-
hechos educacionales, asimismo le prege gica de la herencia. Quien se proponga dilucidar las
nientes, pues, trabaje en el jardín de infanci,nt?? & lo relaciones entre la desocupación, la escasez de vivien-
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lares pequeños o mayores, se encuentra "ra incesainer, ".nt""" das y el desamparo del niño, tratará de atenerse a los
datos de la sociologia. Y, por último, al educador
te sometido a la imperiosa necesid; emen
vida y la actividad de los grupos esadcoladereactuar. |,
deseoso de profundizar su saber acerca de los fundi
s le exige mentos psíquicos de las manifestaciones infantiles men-
constante intervención: debe repren
der, Prohibir y con cionadas; al que procure comprendersus rasgos carac-
servar la disciplina; mantener al niño en acú, terísticos y explicarse el lento desarrollo que siguen en
educarlo e instruirlo. Malamente cumplirá su m, idad, cada caso, le será dable acudir a la nueva ciencia del
pedagósica si de pronto se le ocurriera retirarse isión
y]
psicoanálisis.
posicion de pasivo observador. De ahí que, si bien Dadas las condiciones en que se desenvuelve la
5, enseñanza primaria, tal cimentacion de la práctica
profesión le obliga a reconocer a primera vista un educacional sobre un conocimiento más preciso y pro-
sinnúmero de manifestaciones de la vida infantil, e fundo, asume particular importancia para el educador.
impide disponer de tiempo y de ocasión para ordenar Examinemos, verbigracia, el caso del maestro de los
esos hechos que ve desarrollarse ante sus ojos, o para grados superiores. La casi totalidad de los niños con
remontarse hasta las causas de las reacciones infani los que debe tratar cargan ya con toda una serie de
les, no obstante su misión de influir sobre ellas. vivencias más o menos profundas y graves, y han
Pero acaso le falte al educador algo mas que |: pasado, en el hogar y en la escuela, por las manos de
simple oportunidad de observacion ecuánime a fin de una serie de educadores. De ahí que, al menos en sus
efectuar esa clasificacion y explicación de su matenal primeros contactos con un niño, el maestro no tardará
En efecto, tal labor exige conocimientos especializ en advertir que éste en modo alguno reacciona ante su
personalidad y actitud reales, sino que ya trae consigo
dos. Por ejemplo, supongamos que a un maesto le determinadas posturas o modalidades anteriormente
interesa averiguar por qué ciertos alumnos suyos ‘: fijadas y establecidas, y que le opone la desconfianza,
decen de conjuntivitis o de raquitismo. Esta períecta la terquedad 0 la hostilidad que adquirió en sus expe-
mente al tanto de que sus viviendas son mnen—':vt't riencias previas con otros adultos
Perola situación del maestro de los grados inferio-
-húmedas, pero sólo jalla cienci a médic
que condu podr "o
ce adesde la hu
2 ANNA FREUD INTRODUCCIÓN AL PRICOANALISIS 23

rex o &8 más favorable, pues tampoco aquí llegaverbiel educadores de su vida: en otros términos, hasta la
Tiño a sus manos «en blanco». Ello se acusa, epoca anterior a los cinco años y al ambiente fami
gracia, en la dificultad de inculcar una actitud s liar
frente al maestro y al aprendizaje al niño que ant Con ello quizá parezca simplificada nuestra tarea,
respiradola atmósfera bulliciosa y amable deljay pues en lugar de observar en los niños mayores su
de infancia, donde adquirió una conducta que no ar conducta escolar diaria, trataremos de que nos infor
moniza con el nuevo ambiente men acerca de sus impresiones y recuerdos de los
Pero, si nos dirigimos a la maestra jardinera, quien primeros años de su existencia
segun lo dicho—, debería disfrutar la envidiable A primera vista, esta tarea no ofrece dificultades.
situacion de cultivar en terreno todavia virgen, con sus relaciones con los alumnos, el maestro ya
gran asombro la oiremos quejarse de que los pequeño: habrá uatado de establecer vinculos de sincera con-
de tresa seis años a su cargo son ya «verdaderos sere fianza, que podra ahora aprovechar facilmente, de
humanos». Traen consigo un enorme cumulo de cuali suerte que sí lo interroga con inteligencia, el niño
dades personales y reaccionan de una manera particul estara dispuesto a referirle cuanto desee saber.
ante su conducta, al punto de que en cada uno de ell: Todo maestro debena realizar este intento, pero de
s fácil reconocer ciertas prevenciones y temores, pj antemano le prevenimos que será infructuoso. Los
rencias y repulsiones, formas especiales de celos niños no nos revelan su pasado; se hallan prontos a
canño, busqueda de afecto u hostilidad. Ni cabe pen relatamos los sucesos de los últimos dias o semanas,
sar siquiera en la posibilidad de que ella imponga su las novedosas circunstancias de sus vacaciones, de un
sello personal a un ser todavia informe. Muy al con cumpleaños algo distante, quizas, inclusive, de las
traño, se encuentra rodeada de una multitud de com- Navidades del año anterior; pero aquí se agotan sus
plejas personalidades en miniatura, extraordinaria- recuerdos o, por lo menos, su capacidad de comuni-
mente dificiles de modificar. carlos
Cualquiera sea la etapa de la instruccion primaria. Seguramente se aducirá que hemos confiado dema-
el educador tropieza, pues, con idénticas dificultades. siado en la memoria infantil de las vivencias pretéri-
Es evidente que la formación del ser humano concluye tas, que hubiéramos debido tener en cuenta que no
antes de lo que generalmente se sospecha. Por lo discieme lo importante y lo insignificante de su pasa-

a
::‘n:; :.;:[".:;:“:;" hasta sus origenes las pecul do, que, por lo tanto, resultaria mucho más eficaz y
del m o Freciso explora la época previa al ingreso
monire ha abecmicatos de enseñanza y re
o racional formular este interrogatorio acerca de las
vivencias infantiles tempranas, no a un niño, sino a un
adulto igualmente interesado en tal exploración.
s realmente fueron los primeros También aconsejariamos efectuar este intento; pero
" ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 25
<abemos que quien lo realice comprobará, no sin gra,
extrañeza, que aun el amigo mejor dispuesto a 1, sentimiento de verguenza erige en el trance de trasmi-
experiencia a lo sumo comunicará unos pocos datos tir esos recuerdos a los demás.
Con toda seguridad, su relato será bastante compley Sin embargo, al emprender esta tarea, con todo el
y comprensible hasta alcanzarel quinto o sexto añode afán, atención y sinceridad de que somos capaces,
su vida: nos describirá sus años escolares y quiza también verificamos que el resultado obtenido conti-
inclusive pueda informamos de ciertas particulari nua siendo notablemente pobre, que no logramos ilu-
años de nuestra vida ni reunir una
des de las casas en las cuales transcurrieron el tercero minar los primeros
serie ininterrumpida de recuerdos pertenccientes a di-
el cuarto o el quinto año de su existencia; el número , cha época. En todos los casos nos será dable hilvanar
los nombres de sus hermanos, o acaso uno que otro las vivencias hasta determinado momento, que es muy
hecho aislado, como una mudanza o cierto accidente distinto para cada persona: en algunas el quinto año
infortunado. Pero alli —en alusiones a su desarrollo de la vida, en tanto que en otras el límite se fija en el
en aquellos primeros años que plasmaron su modali
dad y sus características peculiares— interrumpirá su cusrto y aun en el tercero. Pero, más allá, todos
narración, antes de que hayamos averiguado lo que
tenemos una inmensa laguna, un periodo de tinieblas
nos interesa en el que sólo pueden distinguirse los contornos de
recuerdos fragmentarios, aislados de su contexto y
Mas tampoco este nuevo fracaso es inexplicable que considerados detenidamente parecen faltos de sen-
Las vivencias que indagamos y que deben haber de tido e importancia. Asi, por ejemplo, de los cuatro
sempeñado tan significativo papel en la evolución
carácter individual, indudablemente pertenecen a della
primeros años de su infancia, un joven no recordará
sino una minúscula escena: a bordo de un barco, el
mis seéreta intimidad; son vivencias que el
guarda como su bien más preciado, que sólo seindividuo capitan, ataviado con vistoso uniforme, le tiende los
brazos y lo alza para sentarlo sobre una barandilla.
44 al mismo y que oculta celosamente hasta confie a sus Como es facil averiguar interrogando a sus familiares,
…UT:;::;¡:::;.&?U En consecuencia, por antici en aquella época el joven sufrió los más tormentosos
haberos d enidopresenteesa circunstancia conflictos y los más rudos golpes del destino. O bien,
I iy d & o Persona que,según o dcho, ey de su primera infancia, agitada y plena de vivencias
. proporcionar conmovedoras, una muchacha unicamente guardará el
%, cada uno a si mismo. Enla buscada informa-
efecto, muy bien nitido recuerdo de su niñera que la pasea en su coche-
podriamos confiar
1 capacidad e en queU8 m HOSCLTS mismos 5 poseamos cito en tanto ella vuelve la cabeza para contemplarla.
Nadie dejará de advertir que enfrentamos una extra-
e desmoronen oy e S por esta investigación, y que ha contradiccion de hechos objetivos. Por una parte,
caso aquellas barreras que el la observación directa del niño pequeño y la descrip-
26 ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 27
ción de la propia infancia que recogemos de nuestro,
familiares, nos han enseñado que el niño se compory, nose olvida nada sin que se tengan buenos —pero casi
de manera inteligente y vivaz; que manifiesta prefe siempre desconocidos— motivos para olvidar. En la
rencias y aversiones, y que en múltiples e importantes investigación de aquella laguna mnémica, el psicoarones
aspectos actún como un ser MUY sensato. Por otro lisis tampocose conformó, pues, con las explicaci
Jado, esa misma época se ha extinguido para la memo. tradicionales, y sostuvo que tan notable fenómeno no
ría, dejando tan sólo rastros escasos ¢ incompletos podría producirse sin que tras €l se ocultase un mouvo
Mas, según el referido testimonio de todo maestro, ¿) poderoso. Precisamente las tinieblas en que se halla
sumido el primer periodo de la vida, y los obstáculos
cabo de este primer periodo, el ser humano ya entra en
la vida como un pequeño individuo plenamente desa que resisten todo intento de iluminacion, hicieron sos-
mollado y provisto de personalidad propia. No obstan
pechar al psicoanálisis que alli debía encubrirse algo
muy importante. Ante un cofre de cerrojo sobremane-
te, nuestra memoria se conduce como si no valiese a ra complejo y dificil de forzar, el ladron deduce que
pena conservar las huellas de esa época particular no habrán de ser vanos, pues nadie se
sus esfuerzos
mente receptiva e impresionable y en la que se llevó a molestaria en proteger tanto una cosa de magro valor.
cabo esa compleja evolución hacia nuestra personali Mas no tenemos el proposito de repasar el camino
dad actual que transito el psicoanalisis para alcanzar su objetivo
Todas las corrientes de la psicología se han dejadc de reconstruir los recuerdos infantiles. Ya la mera
engañar por esta falsa apariencia, pues al aceptar descripción del método psicoanalítico trascenderia los
como único material de su investigación cientifica limites de este capítulo: su estudio detenido, así como
aquella parte del alma humana conocida por uno mis el examen de sus procedimientos cientificos han de
mo, en razón de que el sujeto ignora los primeros años quedar librados a otras obras especializadas. Lo que
infantiles, forzosamente incurrian en grave menospre. más nos interesa aquí son los hechos y vivencias de
cio de su significado. Sólo el psicoanálisis se abocó a los primeros años de la infancia, tal como el psicoaná-
:‘1‘ fll:"r{l!xwmn Precisamente había verificado que lísis ha logrado integrarlos. Solo adelantaremos que
o ::,: :Illts::um!:dllmm —el olvido, las perdidas. cumplió esta tarea mediante la interpretación de los
an ac ls emores de lecturs, tc.— mencionados actos fallidos y de los sueños de sujetos
sanos, así como a traves de la interpretacion y cura-
ÚO — - terminado propósito de quie-
ey ometen, Antes,sín mayor miramiento solia ción de los sintomas psicopáticos.
€310 pequeños La reconstrucción psicoanalitica de los años infan-
tiles alcanza el periodo más temprano de la lactancia,
fenómenos, atribuyen-
a Pero
dolos
e
meramente a distr:
diracció, cansancioi o casuali-
fallidos lua y gación psicoanaltca de esos actos
.
cuando el niño no posee más que los rasgos congenitos
conclusión de que por regla general con que ha venido al mundo; o sea, hasta esa situación
28 ANNA FREUD
29
que erróneamente esperábamos encontr INTRODUCCION AL PSICOANALISIS
que llega a manos de la maestra. Poco es | loenqueel cap,
niñ, erte en una verdadera
informar acerca de esa época. En mulupfcl S respecios rías, de modo que ella se convi desp ués, la relación lac-
necesida d vital. Pero, poco
este pequeño ser que tenemos ante nosotr
tante-madre sobr epas a ese nivel susceptible de expli-
extraordinariamente a un animalito reci¢, N 08nacido,
Se parece
con carse en relación con sus el niño asasim
tend enci de autoconserva-
la única diferencia de que su situacion no ción, pues advertimos que ismo anhela la
rable como la de éste. En efecto, el U st presenci mate ma una vez saci ado y cuan do ya no le
Digitalizado por Fernando de Gott - - facebook comffemandodegoth

la asistencia matema sólo durante cortos e iales pelig ros. Ento nces deci mos que
Pmenazan espec uesta a su cariñoso
que, en general, no van más allá de unas s " ama-a su madre, y que en respido con ella un vincu-
para luego convertirse en un ser independiente y .. cuidado y protección ha esta
do sig'
blec
ía la línea del instinto
de continuar progresando sin mayor amparo, En . lo que, aun cuan ue todav
éste y ha
bio, con la criatura humana no ocurre lo mismo: dura de conservación, ya se ha independizado de
te un año, por lo menos, es tal su dependencia de 1 trascendido sus limite s.
pequeño
madre que sucumbiria en el preciso momento en que Tal vinculación afectiva deberá ofrecer al tranq
desarrollouilo
1a plena y cabal posibilidad de un como en lo animico.
¢sta le retirase su proteccion. Pero aun >npcrandu:“r» y no pertu rbado , tanto en lo fisico
año de lactancia, no alcanza su independencia, pues Si la madre no hicie se otra cosa que alimentarlo,
men-
fodavía no sabe procurarse el alimento, manteners y cuidarlo y quererlo, habría de quedar, pues, total
protegerse o defenderse de los posibles peligros exte te satisfecho.
tales
riores. Es sabido que para alcanzar completa autono Pero aquí se hace sentir por vez primera, enmundo
mia respecto de la proteccion del adulto y llegar & relaciones, la inter vención perturbadora del
serlo, a su vez, requiere casi tres lustros. lactancia y el pri-
exterior. En efecto, sobrepasada la comp
Esta diferencia entre el ser humano y el animal, ests mer año de vida, de pront o el niño rueba que la
madre no le pertenece en modo alguno sólo a él. La
prolongaday completa sujeción infantil del ser huma insig-
no, determina su ulterior destino. Si durante todo el familia, dentro de la cual el niño es un pequeño e miem -
nificante componente, cuenta también con ncia otros
primer año de vida, sólo le libran del aniquilamiento —pad re, herm anos — de cuya prese sólo se
los pródigos cuidados de la madre, no ha de extrañar bros mism a
percata ahora, y que, a su vez, se atrib uyen la
que el mantenimiento de esta protección empiece & preeminencia que el niño pretende arrogarse. En efec-
tener para él muy particular importancia. El niño pe ho a
to, todos ellos igualmente afirman tener un derec
queño se siente resguardado en tanto sabe que l1 la posesión de la madre.
madre se halla junto a él, y en cuanto ella se aléja Naturalmente, el pequeño considera a sus herm
a-
expresa su desvalidez en forma de angustia. Precisa nos como rivale s. Se sient e celos o y anhel a su desap a-
de la madre para satisfacer sus exigencias alimenta-
30 ANNA N FREUDJ
31
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS
rición a fin de restaurar la primitiva situación, y,
y su magnitud es
o puede brindarle su satsfacción exclusiva - "! es completamente natural en el niño,
o más aprec ie la posesión de la
Fácil es convencerse de la actitud celosa del p, fanto mayor cuant contr adicc ión alguna
20 observando su conducta, por ejemplo, al nacer s madre. Además, no expe rime nta
hermanito. Así, una nifita de dos años a quien y, en sus primeros sentimientos hosti les. Sólo surge en él
un conflicto afectivo cuando advie rte que la madre
—l
padre le muestra orgullosamente al hermanito recios
óó
Tución-> pregunta: «¿Y cuándo se va a morir de nue
sigue amando a los
resulta incomprensible—;
moles tos herm
que, por
anos
añadi
—hecho que le
dura, le exige
el aban dono de estos deseo s hostil es; pretende que
vo?». Refiere una madre que cada vez que le da « icame nte la poses ion mate ma con ellos
pecho al pequeño, el mayor, de tres años, acude ar comparta pacif De ahi- arrancan
y que llegue inclusive a amarl os.
mado de un bastón o de algun otro objeto puntiagud, {odas las perturbaciones que sufrendolos a lazos
del amor
y que le cuesta gran esfuerzo evitar su agresión a fraterno. Es proba ble que obse rvan niños mayores
menor. Ejemplos de este tipo podrian multiplicarse comp roba do con cuánt a frecu encia
hasta el cansancio. En efecto, conocemos casos de todo maestro haya fantasia optati-
niños de dos o tres años que han herido de gravedad a el «amor fratemal» no pasa de ser nouna puede aproxi-
va del adulto a la que la realidad s aquí nidescr itas
sus hermanos menores cuando, imprudentemente, sc marse. Por otra parte, las condi cione
los ha dejado a solas con ellos. 4 se ven perfectamente corroboradas por la circu nstan-
Nada permite menospreciar los celos de los peque cia de que los celos fratemos son tanto más leves
ños, pues se originan en idéntica fuente que los de los cuanto meno s estre chos sean los víncu los con la ma-
adultos y les causan el mismo sufrimiento que expe dre. En las familias proletarias, donde las madr es tra-
rimentan éstos cuando la relación con un ser amado se bajadoras no pueden dedicarles a suse hijos tantos cui-
ve perturbada por rivales inoportunos. La única dife dados, es tambi én prop orci onal ment meno r la pérdi-
rencia reside en que el niño se encuentra más coartado da de cariño experimentada al arrib o de un herm anito.
De ahi que los niños prole tario s sean capa ces de un
en su actividad que el adulto, o sea, que la expresion la clase
de sus sentimientos celosos queda totalmente constre afecto fratemal mucho más intenso que los de
;l:::‘:l‘:;f:n de los deseos, al anhelo de que desapa- media, donde cada hermano constituye un rivalivoquey
. aborrecidos; a querer verlos muer disputa a los demás la posesion de un bien objetiesta,
pequeño —que aún no ha llegado a com tangible; de suerte que, en forma oculta o manif
prender la significacion de la muerte—, no existe por
los vinculos fraternos se hallan dominados por el odio
elm;\:mwnw disimilitud alguna entre desaparecer y y los celos.
Pero este conflicto de sentimientos frente a sus
Este deseo de muerte que le inspiran sus hermanos hermanos en que el pequeño se ve apresado, no es sino
ament inofensivo de otro mu- r “maestro son mucho mayores y ya han superado
un * Enefecto, los hermanos no son los dependencia materna, los primeros celos y todas 1:
u—m“ fen con 6l porl possin

!
tas de los años tempranos, que acabamos de
únicos que ellos es la figur:
importante — describir. Nada más erróneo, empero, que esta conclu-
m-:;“ de que en la vida de — sión, pues todo cuanto el maestro observa en la escue-
del padre, un doble papel. El niño lo la no es sino resultante de aquella época de la vida.
…"'¡º d de rival,es decir, en tanto que se crige - Los alumnos que el considera discolos, asociales e
de 1a
poseedor legal n madre; cuando le insatisfechos no han hecho sino sustítuir a los herma-
2:;::-: cuan do lo W irse con ella; nos por sus compañeros de escuela, dirimiendo con
quita
d
a ésta: una suya e insiste en éstos aquellos conflictos que no llegaron a resolver en
demás respectos, el el seno de la familia. Y los adolescentes, prestos a
W:Io‘:e;rhm en los
su apoyo, eree en su reaccionar con violenta rebeldía al menor esbozo de
wh.uy.ún¡n.bum
……yum…y no tiene deseo mayor autoridad, o que se encuentran tan intimidados que ni
Asi, surge plrl_el varón la siquiera se atreven a sostener la mirada del maestro o
.P.ddelmaiwnhflo. dificultad de a levantar la voz en clase, continuan siendo los mis-
tremenda y; por el momento, insoluble que la odia y mos niños pequeños, con la única diferencia de que
l tiem po
_ryminumlpum.u han transferido al educador los deseos de muerte con-
ciones con sus hermanos
desea su muerte: En las rela tra el padre o la severa supresión de esos deseos, junto
deseos mdgsnos a fin de
se trata sólo de dominar los por primera vez un con la consiguiente angustia y sumisión. He aquí,
agradar a la madre; pero aquí,
y facil es de imaginar las cabalmente explicado, un fenómeno que al principio
sentimiento enfrenta a otro, mos parecia asombroso. En efecto, es cierto que el
dificultades que prov oca este conflicto en que se halla
niño de seis años trae ya formadas y conclusas sus
o que le inspira la
preso el pequeño varón: el mied r a la ven- reacciones, que no hace sino repetir frente al maestro.
ia de sus deseos hostiles; el temo Lo que éste ve desarrollarse ante sus ojos, no es, en
ño; la desapa-
del padre y a la pérdida de su cari rigor, sino la reedición y recurrencia de antiquisimos
tran quil idad en la relación
rición de toda inocencia y
la mort al angusua. conflictos, apenas accesibles a la influencia pedagógica.
con la madre; la mala conc ienc ia y
dad de referimos 1 Mas cabe esperar aún otro reparo del lector. Proba-
Más adelante tendremos opor tuni blemente el educador argúirá que la familia descrita
estas cuestiones. da
no existe en la realidad o, por lo menos, que no se
mará interesante los cuales trabaja. Sin
Llegado aquí, acaso el lector esti en la mayoria de los niños con
afectivo, pero
recorrer estos caminos del desa rrol lo duda, no son numerosas las madres que conceden a
arse con su
sin atinar a ver como pued e ello rela cion sus hijos atenciones y cuidados tan amorosos y, al par,
que llegan a manos del
trabajo educacional. Los niños
ANNA FREUD
34
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 35
¿an justamente distribuidos, ni tampoco los padr.,
tan buenas relaciones con sus esposa, s * resentirá a causa de la conmoción que en su confianza
al propio tiempo son aptos para convertirse en ¿ Obietos provoca una postura crítica prematuramente desper-
Jel amor y de la admiración filiales. Por lo o mún, la tada. He aquí las palabras de un niño de oeho años
cituación real es muy diferente. que infructuosamente se esforzaba para que sus pa-
Pero al delinear tal familia ideal hemos perse,.“. dres volvieran a reunirse: «Si papá no la quiere a
un propósito bien definido: demostrar en que dj mamá, mamá tampoco lo quiere a papá, y entonces
situación se encuentra el niño con sus contradictor,. ninguno de los dos puede quererme a mi. y entonces
sentimientos, inclusive bajo las más favorables yo tampoco los quiero a ellos, y entonces toda la
cunstancias exteriores que sea dable imaginar. Toy, familia no sirve para nada». Por lo general, la conclu-
empeoramientoen las condiciones ambientales, es ¿, sión que un niño extrae de una situación semejante es
cir, toda perturbación que trastorne esa imagen de yn peligrosa: se conducira como el empleado de una em-
familia ejemplar, aguzará aún más el conflicto que ,e presa en bancarrota, que ha perdido la confianza en
desenvuelve en la intimidad del niño. sus patronos y a quien por consiguiente, el trabajo ya
Supongamos que no sea criado por su propia ma
no le procura satisfaccion alguna, En tales casos asi-
dre, sino que, en este primero y más importante año de mismo el niño suele abandonar su tarea, es decir, su
su vida, mientras la madre trabaja, pase sus días ¢, evolución normal, y reaccionar de forma anomala a
estas condiciones anormales
diversas y sucesivas familias adoptivas, o bien en la Con esto, nuestro tema ha tocado a su fin. Hemos
manos de las nodrizas transitorias, más o menos ind
iniciado su indagación con la esperanza de que el
ferentes, de un hogar infantil. ¿No corresponde pensar lector se enterase de los hechos relacionados con los
que, en este caso, la ausencia de aquellos primeros primerisimos años de la infancia, tal como es posible
vinculos afectivos reales tendrá repercusión profunds reconstruirlos con ayuda del método psicoanalitico.
en su vida ulterior? Supongamos otro caso: que el Ignoramos en qué medida los detalles de esa evolu-
padre —a quien el niño por lo regular toma como ción pareceran fidedignos o inverosimiles a los ojos
modelo y al cual procura imitar— sea un alcohólico, del lector. Con todo, estas comprobaciones del psico-
un demente o un criminal: en tales condiciones, el afan análisis han contribuido, en términos generales, a orien-
de llegar a parecerse al padre —uno de los recursos tar la atención hacia la trascendencia de las mas tem-
::lfa;;:n:ztllu n:rmllmenle más importantes— se o pranas vivencias infantiles. La anécdota que para con-
ción Si Insp¡': 0 fll un motivo directo de condena cluir referiremos, tal vez sirva como ilustración de las
Srpene m::s viven separados y cada uno de ellos consecuencias practicas de este nuevo punto de vista
m l.q….:;fí al niño atribuyendo al otro tods teórico.

$u entero desarrollo afectivo st No hace mucho, una corte alemana pronunció sen-
CAPITULO n

LA VIDA INSTINTIVA DEL NIÑO

ú… hijo-padre. El complejo de Edipo. Deseos hos-


tiles contra los hermanos y el padre. Deseos sensuales hacia
da madre. Puericultura y educación. La educación como
dueha contra la modalidad infantil. La crueldad del niño.
is y los prejuicios acerca de la esencia infan-
— tiL Los viciosde la conducta. Papel de la alimentación en
s primera semanas. El periodo oral. Educación para la
limpieza. Educación esfinteriana. El interés en las propios
aterias fecales. El periodo genital. La prosecución del
o muy distintoen er como finalidad cardinal de la vida infantil. Concep-
ntos del psicoaná- nalitico de sexualidad. Los dos recursos capitales
educación. La renuncia infantil de las experiencias
eras; sus consecuencias en la evolución animica
abilidad de las vivencias infantiles iniciales.
Naturalmente, no es posible ninguna presunción
segura acerca de la impresión que lo antedicho pueda
causado al lector, pero nos atrevemos a supo-
haber
nerla de doble indole. Por un lado, se opinará que no
hemos hecho sino referencia a un cúmulo de cosas
perfectamente conocidas, atribuyéndoles desmedida
importancia, y que erróneamente hemos creido encon-
tramos en la época en que el maestro aun consideraba
a sus educandos como seres aislados y desvinculados
de su familia. Segun esto, habriamos olvidado que, en
el presente, frente a alguna dificultad, hasta el más
inexperto de los educadores piensa ante todo en el
ambiente doméstico del niño, en la posibilidad de una
desfavorable influencia paterna, en su puesto en la
s sobre él puede ejercer
serie fraterna (en los efectoque
su condición de hermano mayor, medio o menor). En
efecto, todos procuramos explicarnos la conducta es-
colar del niño a través del trato recibido en el hogar,
Por consiguiente, es innegable que la reducción del
arácter infantil a las vivencias familiares es cosa
corriente para todo maestro, aun desde antes que no-
sotros llegásemos a establecerla
Por otro lado, acaso parezca exagerada nuestra ma-
nera de exponer hechos tan simples como estos. Pro-
40 ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANAISIs a
bablemente se crea que en todo momento her,
do incorporando y proyectando en los senmo”
en la conducta del pequeño las manifestacioni %)Sa mer día de vida”: ¿qué puede educarse en un ser an
pequeño, apenas distinto de un animalito, y de cuyos
“uales del adulto, describi endo luego la coo0e: P procesos anímicos se conoce aun tan poco”. ¿qué
fant
en términos
il que de ordin ario
sólo se g posibilidades existen entonces para una labor peda.
para calificar las actitudes maduras. De gy ¢ gogica? Basándose en la anterior descripción de la
habriamos convertido las cotidianas rencilla; w vida intima del niño y de sus relaciones con los seres
herenman
peligrosos os
deseos de muerte,
y Iy 1" que lo rodean, podriamos opinar que la respuesta
erelcionaeciv de i con su madre e,4 " es muy sencilla: la-educación del pequeño tendria la
de un hombre que apetece sexualmente 5 u. de coarta
finali ción de los de-
la realizar
dadr e impedi
&d:;dkeu:*pnmen natural que, seos hostiles dirigidos contra los hermanos y contra
superior poder
- dira, el vrónse sometaio dedelmalpad reen la comor”
grado a las p
el padre, asi como de los deseos sexuales hacia'la
nes que le
y restriccione s | Pero un examen más detenido demostrará que esta
manera de caracterizar la primera educacion infantil
es decepcionante y un tanto ridicula. El pequeño se
arlos. Segurame el lecto
ntre encuentra desvalido e inerme en su ambiente de adul-
* que el psicoanálisisse habrá enterado
llega hasta el tos, y sabemos que sólo el cariño de éstos lo protege
da … afectiva del niño pe-
del aniquilamiento. Toda comparación de sus fuerzas
a del rey Edipo —héroe de la mitol con la de su medio debe serle desfavorable. Por consi-
ogia guiente, no tiene la menor perspectiva de imponer sus
'su padre y se apod de su mi-
s consideraciones sólo era le habránpro-
deseos peligrosos. Cierto es que en los juzgados de
menores o en las clinicas pediátricas hallamos ejem-
re s hasta ahora opuestos contra el plosde niños que realmente pudieron desempeñar con
"0 eran infundados, convirtiéndolos por lla madre las funciones del padre, en la medida en que
do en su propia experiencia de se lo permitía su desarrollo corporal; o bien, casos de
or el momento, no pretendemos
argu- miñas sometidas al abuso fisico del padre, Pero en
punto de vista psicoanalítico. llodos estos casos, jamás es la fuyer del niño
energiaza
s a solicitar del lect
un or
aplaza- la que permite tan extraordinaria realización de sus
inion definitiva. tendencias, sino la conducta anormal del adulto, que
sentencia del tribunal alemán para satisfacer su propio apetito aprovecha un deseo
inc de con la posición del psico- infantil propicio. En la vida práctica, generalmente es,
una educación desde el pri- porel contrario, mucho más importante resguardar al
42 ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS “
niño contra la ira del padre, que al padre cony "ra la
agresion del niño. (il Por ende; nuestra contestación al requerimiento d
"De ahí que el intento de definir la primera ey defínir la educación en la temprana infancia tene esta
ción infantil aún no pueda satisfacerse con uny * (actura: la educación lucha contra la modalidad del
puesta categórica, Quizá hallemos para tal soju * niño, 0 sea —según suele decirel adulto-—, contra sus
U nuevo punto de partida en la ya mencionada e? malos modales.
tencia judicia, estableciendo un paranzón entrejo Incurririamos en error sí, 50 pretexto de que todo
conceptos de puericultura y de educación infang muestro y educador las conoce por experiencin pro.
No ofrece dificultades definir la puericultura pia, pasáramos por alto la enumeración de las malns
mos que consiste en la i costumbres infantiles. Lo que de ellas deja traslucir el
niño en los establecimientos educacionales es sólo un
débil reflejo de su primitiva índole. Sólo Ins personas
que están obligadas al trato constante con el niño
desde la lactancia hasta el quínto año de vida podrán
describirlas con fidelidad. Interrogadas al respecto,
responden lo siguiente: el niño es insoportablemente
res. Por consiguiente, le provee de cuanto demands inescrupuloso y egoista: no le preocupa sino imponer
para subsistir sin pedirle retribucion alguna. En cam. su propia voluntad y satisfacer sus deseos; le es en
bio, la educación siempre pretende algo del niño. absoluto indiferente que otros sufran o no por ello. Es
» Rebasariamos ampliamente los límites de este sucio y repugnante; no vacila en tocar y aun en llevara
si quisiéramos dedicarnos a enunciarlos innumerables la boca las cosas más nauseabundas. Es desvergonza-
objetivos perseguidos por la educación en el pasado y do con su propio cuerpo, y todo cuanto los demás
en el presente. El educador, o sea, el ambiente adulto tratan de ocultar a su vista, despierta su curiosidad. Es
al que pertenece el niño, en todos los casos procura voraz y goloso. Es cruel con todos los seres vivos más
convertirlo en un ser parecido a él (es decir, en algo débiles que él, y lo impulsa un afán de destruir todo
siempre distinto según la época, la clase social, la objeto inerte. Tiene multitud de vicios corporales: se
banderia política, etc.). Pero entre la diversidad de los chupa los dedos, se muerde las uñas, se urga la nariz,
I¡nuped-¡úpeou es dable establecer algo común. El juega con los órganos genitales. Se dedica a todas
objetivo
más general de la educación es hacer del niño estas actividades con el mayor apasionamiento,destosexige
y
'un hombre que no se diferencie del mundo adulto que imperiosamente la gratificación de todos sus
lo rodea. De este modo también queda sentado el le resulta intolerabl e la menor demora. En las descrip-
puntode partida de la educacion: obra dondequierael ciones de los padres, dos quejas ocupan invariable-
miño difiere del adulto, es decir, en la modalida mente el plano principal. En primer lugar, su sentt
44 ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 45
mientode absoluta impotencia: apenas se Je ha ,.
do una mala costumbre, cuando ya otra aparec, . entonces incomprensible, se ordenó espontánea y sor-
lugar. Luego, la desolada pregunta acerca dey % prendentemente en un conjunto orgánico. En lugar de
de todo ello, ya que, por supuesto, esos modal:sº" arbitrarias peculiaridades, el análisis-pudo establecer
ha copiadode ¡I:s pad;eos y en lo que una sucesión obligada de fases evolutivas, semejantes
compañías, se ha tratado muy especial hace a las :::::, a las que desde hace mucho tiempo se conocen en l
%
nerlo alejado de ellas. V m e it crecimiento del cuerpo humano. Y de esta suerte tam-
Se nos dirá que esta enumeración de |: bién le fue dable responder a las dos quejas principales
ticas infantiles se asemeja más bien de los padres. Al no juzgárselas como deplorables
a ununc:cr::;:f?
que a una descripción imparcial. Pero pero casuales actitudes anormales del niño, sino como
los adulln:; eslabones naturales y normales de una cadena evolu-
jamás han adoptado una actitud objetiva ante las pe
liaridades del niño. Desde hace siglos, en lo m¡.u…': tiva predeterminada, la rápida suplantación de un mal
hábito por otro cualquiera y su aparición sin mediar
la observación del niño, la educación adopta aproxi.
madamente la actitud del severo mentor que en el
influencia exterior alguna, dejaban de ser enigmas.
La primera guía para este ordenamiento de los fe-
trance de esclarecer cualquier incidente entre sus alum-
nómenos la dio la comprobación de que las zonas del
nos, se ha).la por anticipado dominado por
la cólera y cuerpo en las cuales se cumplen los malos hábitos
la indignación. Si carece de la prudencia suficiente infantiles no son arbitrariamente escogidas, sino que
para d¡fenr su juicio hasta el término de la investiga- se ajustan a una sucesión condicionada por otros fac-
ción, jamás logrará averiguar la verdad de las cosas tores. Se recordará que en el capitulo anterior hemos
Vuu_¡ por los padres, esas «malas costumbres» no derivado la vinculación amorosa del niño hacia la
son sino un confuso y desordenado conjunto de cuali- madre de los primeros cuidados y de la alimentación
dades privativas. Nada puede hacerse con ellas, fuera que ésta le suministra, La primera mala costumbre del
de lamentarsede que existan. Pero tampoco la ciencia niño surge precisamente por iguales motivos y en idén-
ha asumido frente al niño una posición mucho más tico lugar. En las primeras semanas de la vida la
objetiva, pues solia echar mano al expediente de negar alimentación desempeña el principal papel en su exis-
todos aquellos rasgos que no parecian ajustarse a la tencia. En esa época, la boca, así como la zona que la
imagen que, partiendo de otras suposiciones, se habis circunda, constituye para él la parte más importante
formado respecto de la modalidad infantil. Sólo el de su cuerpo. El chupetco del seno matemo y la
Psicoanálisis se desprendió de los j , los supues- entrada de la leche en la boca son experiencias place
teras para el niño, las que desea prolongar y vev“_“’
105 y los prejuicios con que siempre se había abordado aunque esté saciado, y no tarda en aprender z.me‘;‘:
la valoraciónde la esencia infantil. Fue así como est
rárselas independientemente de las comidas y hasta
colección de vicios de la conducta, hast
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 47
— dole tan solo un ml-uvo-commx,mu
mmnmny
a la regularidenadel horariode comida y reposo, Mas
-Al hacerlo, su rostro refleja idén. ahora, poco a poco, empi
E soccicasel pécho muter - muy importante en la vida eza a intervenir un factor
del niño: la educación para
sfaccion TC dudara acerca del movil de csa la limpicza. La madre, o cualquier otra persona a
¡que nunca se Es asi como la -cargo del niño, procura quitarle la costumbre de mojar
de la succion,
que originalmen © ensuciar sus ropas. Inculcarle el dominio de estas
n accesorio de la ingestion
1e no era sino de ella, trocándose en una funciones no resulta fácil, y bien puede decirse que
niño, pero censurada por e|
todoel segundo año de vida transcurre bajo el signo de
-'“-'""“"..‘:.i‘:
» como | infanuil. Además, en esn epe,
placenteras
tales esfuerzos educacionales, que a menudo se impo
nen con la mayor energía.
de la boca no se limitan
en las actividad a la ingestión alimentaria y nl chupe
Podríase aducir que entre las ncusaciones de malos
hábitos no es, en rigor, justo inculpar al niño a cau
nn'l""flm como si a través de la boca
100 undo a 5u alcanco. M
de su resisencia a someterso al imporío
ya que, simplemento, sus esfintores noan
de la higi
en nn
U manos
"“"'…""“'.'..'3'…"" cuepuedo6n consi lo suficiéntemente desarrollados coma para permitir re
mundo adulto no derar enc tener la orina y regular la eliminación de yus deyeccio
“! el eza y, en
.. ser atentatoria contra la limpi la
Nes. Elloes incuestionable en la primera epoca de la odu
constuir un posible pelígro para ención esfimeriana, pero harto distinta e la impre
—l
galud. la por la boca como fuento de xon que se obtieno después, Obvorvandolo detonidamente,
= MMMN::.- aproximadamente durante $6 comprueba que el niño ya no es Incapaz de conser
SI recordamos nuestra varse limpio, sino que, en realidad, deflende su dero-
todo el primer año de vida, » contra el niño, ho Eho a eliminar las materins feca % cuando mejor le
de nlas «acu saci ones
enumeració cos tum bre s que plazca y que, en peneral, no quiere dejarse arrebatar el
mala s
……ulum se mantienen ity derecho de propiedad sobre un producto de su propio
hien se originan durante esta fase, y el golosinco cuerpo. Muestra un notable interes por sus propins
oner ía
muy avanzada edad: la glot fuse siguiente vienc * materias fecales, trata de tocarlas, de jugar con ellas, e
La zona corporal que en la inclusive, si no se lo evita n tiempo, de introducírselas
ree mpl azo de la boca. s
el primer plano, en n la boca. Observando sus expresiones mimicas y el
determinada por vIven-
halla también parcialmente adulto ©elo con que se dedica a tales ocupaciones, asimismo
el mundo
exteriores. Hasta ese momento,actitud muy tolerante aqui podemos colegir con facilidad los moviles de su
frente al niño una actividad, Es evidente que ellas lo procuran una satis
Jimitá por os
casind e a su cuidado y X!
completo
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 49
semejanza en relación con el adulto finca en la
m de los mismos. El perfume de una flor
entusiasma al adudeja ltoindifer,ente al niño si no se
acostumbra durante cierto tiempo a oler flores pro-
al mismo tiempo exclamaciones de agrado.
lo que para nosotros huele mal, tiene buen olor
enel ano. De tal mane- - para él y, si se quiere, puede incluirse en la lista de sus
haci malas costumbres la de que los olores nauseabundos
n importante del cuerpo. Así como por elel le causan satisfacción.
U Idénticas circunstancias hallamos en otras de las
ñ_"¡;r …ú…lwunm
> oralsín cesar, delaa alimen - particularidades infantiles. Desde hace siglos es pro-
placer idéntica finalidad reteniendo las verbial la crueldad del niño, sin que hasta ahora se
……' haya encontrado otra explicación que su pretendida
devec a ) con esta región corporal
con toda irracionalidad. Cuando un niño arrancaba las patas y
— Pero una vez que la educaciónse lo impide las alas a escarabajos y moscas, mataba o martirizaba
i:.: d:d recuer do de ese placer otrora
'nfl, lici " a los pájaros, descargaba su furia destructiva en los
tan …-d¡uuhw más o menos ulte U juguetes o utensilios domésticos, soliase disculparlo
tos con arena, baorr agua, oo aun por medio del
s y lapices de colores
pintura»
E alegando su falta de comprensión hacia los demás
rior «borro con neo " seres vivos 0 su magro sentido económico. También
los adultos señalan que en esa época
— Las quejdeas
propio tiempo, eneste punto la observación enseña algo muy diverso.
el niño es sucio y repugnante: pero, al ‘Creemos que el niño martiriza a los animales, no por
su peque
se tendia siemprea disculparlo aduciendo U suincapacidad de comprender
que les ocasiona dolor,
su sentido estétic o todavía no esta
ñez y tonteria; a U sino precisamente porque quiere producirselo y por-
aguzado al punto de permitirle comprender correct su que los objetos más apropiados y menos peligrosos
mentela diferencia entre limpio y sucio: o bien para él son los minúsculos insectos indefensos. Des-
sentido del olfato se halla insuficientemente desarro truye objetos porque ante el placer que experimenta
llado para que le fuera posible diferenciar cabalmente destruyéndolos, no repara en el valor práctico de los
un perfume de un olor nauseabundo. En nuestra op'
d e j a d o domina r ‘mismos. El motivo de su actitud, empero, como en el
nión, los obs erv niño
ado
del se
reshan E chupeteo y en el gysto por lo sucio, lo adivinamos de
aquí por un error derivado de sus prejuicios.
Quien
nuevo observando su expresión facial y el intenso afán
observe con atención a un pequeño, por ejemplo hacis con que persigue sus designios: también aquí es el
los dos años de edad, advertira que su discernimiento placer, evidentemente, lo que le impulsa.
de los olo correcto, y que en este respecto si
esres -
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS si
ANNA FREUD
higiénica ha alcanzado tos. La curiosidad y las maniobras en el propio
ave In M Te sistencia, y que cuerpo han de eliminarse mediante prohibiciones, la
508 excretorios, inescrupulosidad trocarse en consideracion, el egois-
ión como mo en altruismo. Paso a paso, la educación persigue
región, mienza a jugar justo lo contrario de lo que el niño quiere, y en todo
placer: º":,…. El niño momento conceptia como lo más conveniente lo dia:
concentrándose su anheio metralmente opuesto a los impulsos instintivos del niño.
o u Órganos Reancubrimiento de las diferencia Según hemos visto, la prosecución del placer es, para
s
cuerpo ¥ Yel de sus xohermanos , herma este, la finalidad cardinal de su vida: el adulto, en
entre su propio vos de juego delnes segenitales
opuesto. Siente
ante otros
cambio, pretende habituarlo a conceder mayor impor
nas o comi e o
udando sus exige tancia a las demandas del mundo extemo que a las
e ver las de aquéllos. $ exigencias instintivas internas. El niño es impaciente,
para los adu
- k…nmwrmn
ot —motivo de jorquejas
de estos problemas
notolera dilaciones y sólo se esfuerza por algo presen
e; el adulto quiere enseñarle a diferir la gratificación
de sus instintos y a precaverse con vistas al futuro,
Quizás extrañe que nuestra descripcion no establez
un distingo esencial entre el beneficio placentero
e derivado, por ejemplo, del chupeteo, del que suscitan
muchos sentidos, los órganos genitales, como ocurre durante la mastur
mente En Es ta épo lo como culmina bación. Es que, segun la concepción del psicoanalisis,
vida—, imprto esiona al e ducadorabladult
e en la infancia no existe tal diferencia. Todas 5 actividades placen
den
ción de cuan que haydurante la entera evolución desent
de con
teras descritas tienden por igual a la satisfucción de
Es sabido o 5i para él no exis
tiese nad tendencias instintivas infantiles. El psiconnalisis las
el niño se €0 pnduce com aprove cha r sus fuen tes placent integra todas en el concepto de lo sexual, sin ntender a
más importante que ins tin tiv os Por el contra que tengan lugar en los órganos sexuales propiamente
ras e impone! sus des eos se halla dichos, o en la boca o en el ano. El papel que la región
da por la educ ación genital viene a representar en el cuarto o quínto año de
en la actitud adopta nificativ a l a de impe dir tal
como su finalid: ad másEstsigo sus cit a una a ince sant e gue vida, no es otro que el que desemp ó la boca en el
designios infanti les. Aquél primer año, o el ano durante el segundo, Solo conside
la educación y el niño. la repur rándola retrospectivamente, desde el punto de vista
en miniatura entre :dad por
placi er de la sucic
eldadpor ' dela vida sexual adulta, cuandose ha convertido
en el
quiere sustituir el
r por la vergúenza. 1a cru órgano ejecutivo de la actividad erótica, asume la
pancia, el impudo por ¢! | respeto
h
compasión, el | afán destructivo
oA PRO INTRODUCCION AL PSICOANALESIS s
'Wublnmenh- ma
un entonces las zona, vas que en su viaje hacía una meta bien determinada
Ul conservan debe el niño atravesar, son otras tantas estaciones: Si
una de esas etapas se le presenta con carácter muy
seductor, surge la amenaza de que el niño comience a
a la pret instalarse en clla permanentemente, negándose a pro-
mismas regiones corpora seguir su viaje, su futura evolucion. Ya mucho antes
EEl hecho de aes:"…;
;”-:."'.:".’L-w T lasLo obtiene su mas tempra de que esta concepción obtuviese su fundamento cien-
Jes en las e el L hen asimismo — aunqu ufico, los educadores se conductan como si estuviesen
mo placer las QUE Cr on la vida sexual del ad al tanto de ese peligro y consideraban que su papel
pedagógico residía en impulsar al niño a través de las
subordinada— e zonas razón suficiente para considera
v_”……w:“… y la actividad placente fases de su desarrollo, sin dejarlo reposar ni alcanzar
0 sexvales €L en ellas, equiparandolas 1 satisfaccion en ninguna etapa hasta haber llegado u la
que el niño des e dudos genitales. Pero cl py ultima
órganos y a las En su lucha dirigida a evitar la tan temida consecu-
¢ sta inclusión con otra conside
Viisis puedeExjuissttefincaren fecto,ef cto. casos anormales en ción de placer por el niño, la educación siempre ha
ml o jes instin e tivas
n e infan contado con dos recursos capitales. Por un lado, la
g anas de las satisfacci
meterse a la prima
s se resistenistena sohasta
amenaza expresada más o menos con estas palabras:
«Si sigues chupándote el dedo te lo cortaremos», con-
les eenule
qu l la adultez c
Beun
de la 2008dnm y, compi
te zona
tiendo contiva,la manti minación esta que muchisimos
numerosos cuentos infantiles,
educadores, así como
suelen repetir en toda
ra …… de la vida instin ocasion y con las más diversas variaciones. De este
Mc:.cm exclusivo elque alcan ce del pla modo se logra infundir al niño el temor a una violen
e a-los se denomins p
fiado ee individuos,porqu en una importante
cia real, o a la lesión de una parte necesaria y aprecia-
da del cuerpo, intentando imponerle así la renuncia al
i se caracterizan e
han permanec ido en cl niel d placer. El otro recurso es decirle: «Si haces eso, no te
en censualidad.
vez retomaron a dicho nivel en a querré más», poniéndolo de esta suerte ante la posibi-
::qf¡enn o tal , lidad de perder el amor de sus padres. La fuerza de
u evolución.
ambas amenazas deriva de la descrita situación infan-
ual adulta tal vez nos ofrez ca un primer 2055 Ul su absoluta indefensión e inermidad en medio de
ala educación en yw‘u ‘«‘
un todopoderoso mundo adulto y su exclusiva vineu-
::mouvos que mueven , lación amorosa con las personas de los padres
de lf)do su d:‘:“,‘-:i:\.
impedir que, en ¢l curso -4s * De ordinario, ambos recursos son igualmente efica-
ntivas.
satisfaga sus tendencias insti
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 55

Ea de an enormes riesgos. el niño Jos sentimientos y las vivencias


= ».po-:' pciar a sus Propósitos on Olvida su pasado, que ahora, a a
imula haber abandonado s,
aprendeo 2 1e amor puede parecerle indigno y repulsivo. Mas — .
al edulto: comienza a instalan precisamente aquellas lagunasde la emonlº ‘:
d ¡g::z…':q…h… le parece descable aquel carácter impenetrable e inaccesible de 1a G
le causa desplacer A
de o lo quea los damentales vivencias infantiles primitivas, .-
adultos, asimism extraheza nos causó cuando lo mc z
aloraciones de éstos en la real primera.
en verdad las ¥ olvidando que elguna vez u
::. a a negar poco a poco cuan
d princimo QU0 Y deseo, de modo que e;
7 antiguas satisfacciones le queda v
rsión diametral de los afectos vinculad
jacer pretérito. Cuanto más completamen estar
conversión, tanto más satisfechos ?
pedagogicos
Jos adultos de suS resultados 1al niño de las experien
La renunciaderivimpue sta insu
as adas de sus tendencias cia s par
ica tiv as con sec uen
infantiles, tie ne dos signif impla
40 evolución anímica. Por uN lado, a suo turnexto,erior la:
nd
contra todo el mu
cablemente dirige
cuy o imp eri o sop ort ó, ¥ se toma para siem
cxigencias quienes 19 cumplan cu
pre inolerante contray sig pla
uen permitiéndoseon el mora
ha debido cum pli r ind ign aci l que
alguna de aquell as fuentes. La nues
nes denuncia —segun
ostenta en tales ocasio uerzo que hubo de impone”
punto de vista— el esf nio sobre su vida inst
mi
para lograr pleno do
infantil. do
aparta de su recuer
Pero, al tiempo que eciadas otrorá. extirpa de
cias placen teras tan apr junto
responde
época que les cor
memoria toda la
Camruro H
EL PERIODO DE LATENCIA

El ser humano y su
inconscient
conversión en

psic
educacional, Dos resersasciddelad del nifo para resístir las
ción educacional. Incapa la espontaneidad in-
X sociales. El sacrificio de

rtod. Las
infancia y la pubeinte
cion de la ligea.nciaEl
ion instintv
iencia moral. El
a
la impresión de que hast
Quizás el lector tenga o del campo de su
mantenido ale jad
ahora lo hemos se ha con-
que nuestra atención
p.niculnr interés, ya en el desa rrol lo ins-
afectiva y
centrado en la actitud el mae str o probable-
tem a que
tintivo del pequeño, de la madre, de la
jurisdicción
mente considerará de era. No
ult ura 0, a lo sum o, de la maestra jardin
pueric str o tem ano como
erpretara nue
querriamos que se int que el maestro debe
los problemas
un menosprecio de niños
los mayores. Lejos de
resolver en su labor con amos el propósito de ilustrar
máb
ello, únicamente ani enta- dam
serie de conceptos fun
con este material una es posi ble exp oner de
que solo
les del psicomflisis. ellos, ejem plifi-
introduciéndose en
una manera vivida nos que sólo po-
inados fenóme
cándolos con determ año s de la vida infantil.
primeros
dremos hallar en los te— €l an
jus tif ica r —aunque tardiamen los proble-
A fin de al mae str o 2
os llevado
rodeo por el que hem mos que ele men tos de la
señale
mas que le incumben, dable extraer de lo dicho.
es
teoría psicoanalítica afirmamos que el ser humano
mer tér min o y
En pri propia vida interior
fragmento de su
sólo conoce un pen sam ier -
de los sentimientos Y
que ignora gran parte r; en otras palabras, que todos
luga
tos que en él tienen
ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 61
60

estos procesos se llevan a cabo inconscienteme meros y tan apreciados deseos y satisfacciones ins-
cuando se
Ce sin nocion consciente de ellos. Ante tal _ {intivos- Se somete a una presión exterior
de los mismos, cuando los rechaza violenta-
P e y ya no quiere saber nada más de ellos Enton
ción, invocamos la modestia, aduciendo que dz:im
Ce cantidad de esumulos que, desde dentge "
desde fuera, se precipitan sobre el ser humano, Tes decimos que los ha reprimido. no se con-
gándole a incorporarlos y a elaborarlos, sera E “También hemos visto que la educación esfuerzo represivo,
al niño este
ble conservalo todo en la conciencia, de Es forma con imponer
que teme que las característ icas tan
deberiamos conformamos con saber sólo lo más la pues es-claro a asomar en cuanto se
arduamente eliminadas vuelvan ahi que no se
portante acerca de nosotros mismos. Pero este a¡mr te una oportunid ad propicia. De
orilo'quedó anulado por el ejemplo de 1a inmensa Té por satisfecha con apartaral niño de ls habitos que
laguna mnémica en la cual se sumen los años — en todos los
juzga malos y procure erigir barreras
Jes de todos nosotros. Ella demuestra que la el {os por donde podria volver a irrumpir lo reprimi-
dF un suceso vivido tampoco garantiza su perpetua- os y rasgos originales
B, De tal modo, los sentimient rasgos diamewalm ente opues
ción en nuestra memoria y que, por el contrario, siem-
e invierten, trocándos e en
en páginas anteriores Supon-
pre son, precisamente, las impresiones más significa-
1os, proceso ya descrito aproximadamente dos años
tivas las que se sustraen al recuerdo. A ello se agregó gamos que un niño de
la experiencia de que esta parte sumergida de la vid tuviese el impulso de introducir se en la boca sus Pre-
lrfum¡ tiene la siniestra propiedad de no perder ascen- Bajo el influjo de la acción educa-
pios excrementos. se de algo aué,
diente al desaparecer de la memoria; que ejerce cierto Tional, no solo aprende a distanciar
suert * renun-
y de esta
efecto sobn_t¡ vida del niño; que determina y configu- segin se le inculca, es sucio,sino que e siente además
ra sus relaciones con los seres que lo rodean, y que, ciar a su primitivo deseo,
En otros térmiee el
dominado por la repugnancia.
&ñn, Se expresa en sus actitudes cotidianas. Esta
le produce ahora náuseas,
. cuc:"l:mulnm de las vivencias infantiles, opues-
juego con los excrementos deseo que- evidentemen-
Es nos hlcll' esperar nuestra experiencia; este ganas de vomitar o escupir; el propósito original de intro-
deuncdumeuw en "f tinieblas aunado a la conservación te, es la reacción contra le
e :lu.::eu c-pa_cnh'd de influencia, seguramente no5 La sensacion de repugnancia
ducir algo en la boca. para tal acto El psicoanálisis
S una sólida idea del significado del concepto impide utilizar la boca reactiva & V"% cualidad secun-
Hm.vnmfm en psicoanálisis. denomina formación y nacida como reacción en la
hwmm lvm :mim por qué caminos se puede dariamente adquirida infantil. Al un
En las impresiones más importantes ¥ lucha contra -un-impul so instintivo
años de su infancia
que en los últimos
Sy di . Por su parte, el niño acaso estuviera comprobar
dispuesto a guardar un buen recuerdo de U
62 ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 63

niño está dominado por un sentimiento particulas pero el material expuesto ha de suministrarnos algo
conceptos psicoanali-
te poderoso de compasión, por excesivo pudorm’m más que la definición de algunos
i reacciones de repugnancia fácilmente pmvocad:spm Tros fundamentales. En efecto, hemos visto que exis-
ver-
licito suponer que en su primer periodo infani ye ten determinados conjuntos de representaciones,
sobremanera cruel, impúdico o sucio. Necesita la fuer Yaderos núeleos imaginativos o complejosafectiva de-dl
, que
za de sus formaciones reactivas para impedir = dempeñan un papel primordial n la vida
recaída en las costumbres anteriores. = iño. Dominan determinados años de su existencia,
La conversión en lo contrario, a la manera de u caer luego bajo la represión, sin poder ya Uno expre-
en la concienci a del adulto. de
f::nulnn reactiva, no es, empero, sino uno de 12: Parse directamente constituy en los
lo
canismos que permiten al niño librarse estos conjuntos de representaciones
de sus cualidades. Otro consiste en ums:):mu:u:u
Sabemos
vinculos del pequeño con los progenitorhaes. descubiert o
actividad inconveniente en otra más tolerable, pm:c“n que tras esta relación el psicoanálisis animan la conducta
del que también hemos presentado ya un ejemplo. ¡-;s: los mismos motivos y deseos que
complejo de
efecto, no es indispensable que, para evitar la condena del rey Edipo, de allí su nombre de
de represent aciones
de sus pl_ecepwm, el pequeñuelo afecto a jugar con Edipo. Otro conjunto semejante
de la educación
sn_u wppmc excrementos renuncie totalmente a esta es el de los efectos de las amenazas nifo a sus
del
mm Puedc buscn.se un placer sustitutivo tro- destinadas a lograr el sometimientode aquéllas —con
'e“k; verbigracia, los juegos con orina y materias designios. Dado que el contenido
el de cortar al niño una
frecuencia sólo aludido —es
* por juegos con arena y agua, de modo que, se-
parte de su cuerpo tan important e como la mano, la
m se lo consientan las circunstancias, construirá cas-
dicho complejo ha sido
de arena en la playa de juegos, cavará la tierra 0 lengua o el miembro viril, como complejo de cas-
¡…hvu Icuuhs en el jardín o, si es niña, aprenderá designado por el psicoanálisis
D la ropade sus muñecas. Como ya hemos seña- tración. de observación com-
ado, ¢l placer de ensuciar puede perpetuarse en la En nuestro primer material en que el niño vive
la manera
probamos tambien que
pintura
= y aeen el dibujo con pincel - de colores.
pincele: eso lápices y. particularmente, su rela
estos primeros complejos deviene
“ ed actividades que dufn!un de plena acep- modelo de todas sus
lI¡Mv¡ulve¡y que a menudo son inclusive útiles, el ción filial con los padres,
él el impulso de repetir
vivencias ulteriores. Existe en
m :::r una pme_ del placer primitivamen- periodos ulteriores
*…¡P'…_ ado. P'ln designar estos refinamientos compulsiva-e incesantemente, en las au experimer-
de su vida, las mismas formas bajo
d:…'º'v“'lºmhmw, su derivación hacia un fin más
primera vez; en la infancia, el amor Y * odio, la
e a scula de ls valores pedagógicos. el ó por repulsión y el aPeto Nodeja
rebeldia y la sumision , la
psicoanalisi legido el término sublimación.
ado por Fernando de Got E l facebook:com femandodegoth —

* Vls…ydoc…mhncu.
entender, es harto satisfactorioel resul-
este pmnerenmen somero ¡lqu: sometimos
o ll'l:ldlmemt i alisis ad-
; más diversas for-
'a él sus sentimientos. es y los terminos que esta ciencia les
o instintivo de la ca comunm ente; investigamos los conceptos de lo
repetida ase- , la represión, la formación reactiva y la
4
;u… el proceso de h transferencia, los com-
0 nde el concepto
y por último, el con-
| mas alá. todoslos limites acepts- HLW y de castrac
la libido y la doctrina del desarrollo infantil
| serie de activida-
das inocentes y s instintos. Tal vez estos conceptos recién elabo-
a
sirvan de gran ayuda en nuestra próxim
reno de lo sexual. Frente a decir, en el estudi o del period o siguien te dela
educador pudo conocer
psicoanálisis afirma que enel la insunto
puber damos, pues, la descripción del niño alli
don-
! ma subito dejamos en el capitulo anterior, o sea,
en el
la vida, sino
años de ya
9 a sexto año de la vida, época en que el niño,
de todo desarro- :ndado a los establecimientos de enseñ
anza,
orma a otra y pro- el derecho al mayor interés por parte de
maes-
| alcanzar en la vida .'oduo¡u A la luz de los conocimien
tos hasta
de una larga sen¢ dos, examinemos las palabras que en el
el instinto sexual stra jardinera
er capitulo hicimos decir a una ma la queja de que
indole, siempre
una y la
o tro de los primeros grados:
ddiversos periodos sol
oe
66
pequeños llegan a sus manos como solía hacerlo, a una incesante busqueda de satis-
inclusive los niños mA* . Basándonos en nues
como seres definidosdeY la intimidad del niño, podemos fucciones, se halla pronto a cumplir lo que se le exige Suy
a límitar los juegos a las horas destinadas al recreo,
tros conocimientos namente esa impresión. En efecto, antiguo interés por ver todo y espiar los secretos más
p ºff,ñ:,"vff primera a la escuela o al jardín de íntimos de su ambiente, sc ha convertido en afán de
sa-

el pequeño ya tiene tras


serie de
sí una ber y de aprender. En lugar de las revelaciones y expli-
profundas y aitadas vivencias afectivas: «ha debidoel
m!n.n:; caciones que solia perseguír, se muestra dispuesto a
Perar Ia limitacion de supersona: primitivo egoismo por adiestrarse en el empleode las letras y de los numeros.
mor h a c i a determinada ha sentido el impe Algunos maestros, especialmente los habituados a
twoso deseo de poseer en forma exclu siva al adulto trabajar con escolares mayores, opinarán que asi como
amado: ha tratado de defendeder sus derechos mediante en el capitulo anterior hemos descrito con tonos de-
deseos de muerte y accesos sentimie celos En su relación masiado sombrios la perversidad del niño, en éste
con el padre apre ndió los ntos de respeto y hemos pintado con excesivo optimismo su bondad y
admi raci ón, la tort uran te sens ació n de la competencia docilidad. Aducirán no haber tropezado jamás con
de un rival más fuerte, el sentimiento de infe rioridad y niños tan buenos y dóciles como los que acabamos de
1a deprimente impresión que le causaron las decepcio caracterizar, en tanto otros confirmarán totalmente
nes amorosas. Además, ya en esa época ha recorrido nuestra manera de esbozar sus rasgos. Tal circunstan:
el complicado desarrollo instintivo y ha experimenta cia obedece sin duda a la distinta educación recibida
do cuán penoso es tener que enfrentarse hostilmente fuera de la escuela y quizá también a la edad, ya que,
con una parte de la propia persona. Bajo el peso de la por lo común, la maestra de los últimos grados trabaja
educación ha sufrido grave angustia y sc ha sometido con un grupo escolar integrado por niños más o menos
a tremendas modificaciones; asi, pues, gravado por adaptados.
ese pasado, se halla muy lejos de ser una hoja en Pero esa descripción viene a servir de excelente tes-
blanco. Además, su transformación es en verdad asom- timonio de las posibilidades y realizaciones de la labor
brosa: de un ser casi animal, falto de independencia y educacional. Los padres, a quienes por lo general hay
poco menos que insoportable para quienes lo rodean que acreditar el mérito de los resultados obtenidos con
Se ha trocado en un ser humano más o menos sensato la educación más temprana, tienen pleno derecho a
Cuando el escolar pone por vez primera los pies en el sentirse orgullosos por haber logrado convertir al lac-
aula, está dispuesto a aceptar que alli será sólo uno tante ruidoso, molesto y sucio en un escolar obedien-
entre muchos y a no reclamar de antemano una situa- temente sentado ante su pupitre. Pocos son en el
ción de privilegio. Por lo que vemos, ya posee cierta mundo los terrenos en que se logra realizar una trans-
capacidad de adaptacion social. En vez de entregarse. formación semejante.
INTRODUCCION AL PSICOANALISIs 69
68 ANNA FREUD
ica en un segundo
Peroo aún más profundamente admits Tíamos la labor mprtos e ballan & salvotendeemolas erítninguna garantia de
cumplida en este caso por los padre: A , En efecto, no o
sus resultados no surgii esen en nosotros d maminas del niño mayor sea resultad a
que 19 puena conducta
Una de ellas deriva de la observaci e leme nte, la ctap
y no, simp
vo de la educación,
tenido oportunidad de intimaro .. Quien haya final de SU desarrollo.
No disponemos aún de
asidero

a cuatro años, quedará sorprendido E uenospevmius nbuquemun¡nas¡s:d -


dec
lo espontáneo; es pequ
5u fantaía, la amplitud de sus horizoniesde, ls Mo,
m al niño librado aionstesdesaerrolconv erti ria en un eño
L i S ¿n tales con dic
, sin ayuda exterior, con-
tas y de sus conclusiones. Una vez alc el salvaje o si automáticame
nte
ones que aUPunaO in-o
escolar, esos mismos niños — e aaa sere de transformaci
ce sobre el niño
trate con ellos la impresión de ser . ;mm = ejer
evolucion. La educacsiónmuy energica en las más varia-
simples y poco interesantes. Con asombro =Se Muer a todas luce
queda todavia por
resolver el
s donde ha ido a parar su inteliquegencia
e
das direcciones; pero ocurriría si el ambiente adulto
nalidad. E psicoanáliisnos rvela interrogante de lo que toda intervencion acti
va
niño
e
nci as ia
no han podido resistir las exigeigenci que se les de un niño se abs
tuviera de
el
* m_ menos que a extinguirse al
Es
sobre éste. cuestion se ha redealsgizraadcio a,en 00
A fin de dilucilidatircoesunta en
cabo de los cinco primeros años de vida. una
=
sayo que - PE
evidente que el empeño de inculcar al niño . campo psicoana o. En 1921, la analista rusa Vera
llegó a su té rm in il para treinta
eoodu lucta no está desprovisto de riesgos. Las represio- scú un hogar infant
s que demanda, las-formaciones react iva y la Schmidt fundó en Mo años. El nombre de Hogar infan-
niños de uno ioa ,cinccaoracteriza este ¡nstituto como una
en

sublimaciones que han de establecerse, tene:


j con una gran parteo
e En efecto, , junto
cio. de sus ener tiLLaborator ón cientifica experimental. Se Perse
ci
dad del niño especie de esta pequeño grupo de
y nkn¿ tos se sacrifica la espontanei o de rodear a ese 5
e
guiente es acertada nuestra impresión de guía el propósit as cientificamen'® adiestradas y
niños de educadorar con ecuanimidad las distintas *
- consi
edad, el niño mayor
u…eo:;rndo con el de corta t. Las puestas a observectivas e instinivas de los niños inter-
jl inactividad y cortedad de espiri nifestaciones af uda y estim
unienw y las inhibi-
s - ::;l;\flp::;!:s asu p_ens viniendo con su ay pero prese!
vas activ idade s se traducirán mas
eran
…Gn a
dotes intelectuales nes que se produj bidora. De 1
ampobfec' imiento de sus to da ac ci ón in hi
…la de te sí, EN &
y ºEºn coartaci ion de su actividad. vode probar paulatinama,en las diferen tes fases &
este sentido, los padres no tienen, pues, moti
s9 a pedagógica dire ct
estar muy orgullosos de su éxito; pero tampo
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS n
..ufn“uº

de la vida jgualmente aparec


en y en oel quinto o sexto año de vida, sin haberlo
instintiv
» tanea, y sisial al llevado a una conclusion definitiva. Pierde entonces
primeros — forma espon!
:d-º » de ;ausel niño puede abando su interés por aquellas gratificaciones de los instintos
que tanta extrañeza nos causaron al principio, cuando
cabode de can
y sus fuentes placenteras, troobligue¿
no se le obligue a
aun cuando las observamos en el niño pequeño. En realidad, sólo
s < nue ¥ ahora comienza a parecerse a la imagen del niño
dolas por O
. ¡ertas dificultades exteriores forza bondadoso, que antes de este momento no pasaba de
ser una mera representación optativa de los adultos.
te la labor en el Hoy
maturamen
— o que es Pero con ello no se han extinguido las pulsiones
:: de Vera Sehmidt de moden un niñc

to pedagogic o sól o instintivas que hasta entonces movieron al niño a toda
experi men
El problema de
u verdadero término. te a la edc
clase de actos satisfactorios: solo han dejado de mani-

58 e forexc
lv lusivamen niño pequeñ
festarse en forma directa y se encuentran latentes,
adormecidas, para volver a surgir con renovada ener-
maciones del
gia al cabo de una serie de años. Por lo tanto, la
es,
quedará,pues- * — pubertad, a la que durante tanto tiempo se consideró
e
.va experiencia
ibuyan estosfenómenos a la exp época de aparición del instinto sexual, sólo constituye
méstica, ya se los considere un segundo brote de esa evolución que, iniciada en el
d sde U1 aefasercedelsardesaiamrrolentlo,e la conobsdicervionaciaaon
c nacimiento, se detiene al finalizar el primer periodo de
sien la infancia y unicamente ahora alcanza su culmina-
mera « ción. Si seguimos el crecimiento de un niño desde
el quinto O sexto año de
= Nsp:cdemu:su-l que en rme pode n aquel primer periodo infantil, pasando por la fase de
lenmuq el eno
con
m(¡::u se morigera ….m¿— e calma —o periodo de latencia, como se lo denomina
ins tin iva s infantiles. En el en psicoanálisis— hasta llegar a la pubertad, compro-
las tendenci as
do la culm :nl_ ¡: =
quinto año ya se ha sobrepasa tiva s y de …
baremos que reedita todos los antiguos conflictos que
tempestuosas expres
iones afec en el interín se habian apaciguado. Todas aquellas
entrando el n¡nm_;_u: E vinculaciones afectivas que fueron causas particulares
sos deseos instintivos, de calma pm}:
enuna especie de periodo no impetu su evolut€".*
de conflictos para el niño pequeño —como la rivalidad
hubiese iniciado con ple
la madurez, tal como
con el padre o la represión especialmente penosa de
una satisfacción ofensiva, o quiza también la predilec-
jesde el 1a7
desar ininterrumpidamente d aqu $ us pos
Ción por la suciedad— se convierten ahora, al aguzar-
- erminando Se otra vez durante la pubertad, en particulares moti-
— sigue 7 vos de la condenación exterior. De ahi que el primer
n cambio.
su 96557
de pronto detiene
curso diverso, pues
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 73
72 ANNA FREUD

periodo de la infancia suela asemejarse hast: cuyas energias inundarán al niño en la pubet-
beng, !
sexual; o el
Uimdrá rérmino a su educabilidad. El extocasos,
EN Sal laipoca! de la:pu
e
oo aso de esta posteducación será, en muchos
niño se parece ya en muchos sentidos a un ad¡?ln…_ a e instancia que decida la perspeciva de una
el yo del niño por un lado y
y reposado. ._. sensata conciliación entre
También en este respecto la educaci
os con las exigencias socia-
las pulsiones de sus instint
do siempre como si a dirigiese una corlrºeíl:ac: — Jes por el otro.
sión psicológica de las condiciones interiores . Por ultimo, au
n hemos de preguntamos qué relación
pedagógicas del pri-
"En efecto, el periodo de latencia, cuando el mí¡e e guardan entre sí las posibilidadeslas que se nos ofrecen
con
esta d.om.i_nndo exclusivamente por conflictos i:xya a mer periodo de la infancia
do de latencia. ¿Acaso la actitud del
y sus instintos se han apaciguado en forma cons¡edmºs el perio
duran te
distinta a la que adopta
blf. hwmhn la educación para iniciar el mol;:ar pequeño frente a sus padres esy educadores? ¿El educa-
l;n::n;;zuhcm-lnlm maestros de todos los tiemp: más tarde ante sus maest ros
ón paternal? ¿Debe
do como si comprendieran perfectamente . dor hereda simplemente la, efunci
igual que éstos, recut
actuar como padre o madre
la capacidad de aprender es en este periodo m:ut al miedo , & la pérdida
mayor cuanto menos intensos sean los instintos; ó u las amenazas de castración, de afecto? Si recor-
precisamente por ello, han condenado con la i del cariño, y a las demo
es
straciones
que el niño ha debido
afrontar
mre;milo:;::;w sm'n?lnmi:nlos cualquier mani- damos las dific ultad
de su compl ejo de Edipo, la
re iva 0 actividad placentera que mostra- cuando la culminació n
analo gos confli ctos, multi-
perspectiva de enfrentar de todo un grupo € olar
…Snim::¡sí tiene lugar la división de las tareas plicados en las relaciones nar y conjusta razon.
ha de amila
Se S rn l.lesc\wla y a otras organizaciones con su maestro, nos podria una muestra de-
como
de ei l::;::i como _Ius colonias infantiles y No es posible concebir de madre frente a un gran
con éxito el papel
A .º 5 idad pn_mmd.inl de la escuela es sempeñar de cada
faciendo las exigencias arran:
número de niños, satis más fuertes
ea +0 sea, formar la inteligencia y transmitir el resto los
cual, sin provocar en meno
o) :n:ellmcwnex. conocimientos y aptitudes s dificil le resultará & un
ques de celos. No convirtien-
comspond;l a otra labor pedagógica, en cambio, padre de tantos niños,
eoe .:. an:u!ml ‘de_ulvnr los posibles defectos maestro actuar como tia y en planc o de sus
S su angus
O . .l…u" del niño pueda haberle dose en objeto de sin dejar por ello de ser el amigo
tendencias rebeldes,
s la temprana infancia. El maestro ja situación
personal de cada uno.
…fp?ne de un tiempo limitado para o, que también
e o No olvidemos, emper
, ya que la nueva ola del instinto
cia. En tales cir-
de las personas amadas en la infan es de supe-
Cunstancias. el instinto sexual, que despu ias
Tur todas las fases interm ed
ha alcan zado su forma
adulta, deberá aparecer aunado con el amora
un objeto no ya familiar, sino extraño.
de sus prime-
Sin embargo, a este desprendimiento …ah…d
lu
y0s y más imponlnmuhje
Ocurre como sí
niño bajo una determinada condición.
Jos padres le dijeran: «Es cierto que puede s irte, pero
conti go”. En otros térmi nos, la influen-
& esa edad, o si se debes llevamos
aleja-
la de la educación paterna no concluye con el
m/femandodegoth

de las múltiples e ineludibles afectos


miento de aquéllos ni con la debilitación de los yu
Wubm…mmrs
los
que el niño vuelca sobre ellos. Todo se enreduc e a que
jas turbulentas ansia amoro- Es
indirecta.
Como quie influencia, antes directa, se convierte amente obedece
W…u. sabido que el niño muy pequ eño unic
,-d ilh luu n enun periodo madre cuando la inme-
» % las órdenes del padre o de la
menos apasionada y pierde su reproba-
su
a poco el niño ve a sus
Poco diata proximidad de éstos le hace temer Aban donado
direc ta ó su inter venci ón perso nal.
más sobria, y la ción
ion propios deseos.
si mismo, se libra sin reservas a sus año de vida, la
una
con-
del padre, al que hasta entonces terce r
e con arreg lo a las condi- Pero al cabo del segundo o del noción de lo
conducta se modifica: sigue teniendo
se corrig
€ insaciable amor por la educa, ajusta a ello su
….»…
del primer periodo de la permitido de la persona que lo
junto a las fuerzas
conducta. Decimos entonces que,
llegado a tener cariz adulto, lo ior, ha desarrollado otra
exigente, pero no tan que inciden desde el exter
de voz inter ior que juzga su com-
mismo tiempo, el interna, una espec
portamiento.
ie
alorigen de esta
n su No nos cabe duda alguna respecto
Jos cuales volcar tambié voz interior o conciencia, como
suele llamársela. No
Inicia así un proceso de pauls- es-más que la sucesora de
la voz paterna, con la única
o, que continuará durante todo el oir desde fuera,
diferencia de que en lugar de hacerse el niño ha ingeri-
de que
Esto ocurre hasta el punto luir Por asi decir lo,
la actúa desde dentro,
o 4 su término, al conc lidad, una parte del
do, asimilándola a su propia moda
car a su fin la dependencia
76 ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 7

ncias entre las


padre o de la madre, o mejor dicho, (ra pregunta acerca de las difere
r periodo infantil
interdicciones que éstos le ¡mpaní:l:]osnpzzíuí!,lºs o ibilidades pedagogicas del prime
latenc ia.
EE & r intemalizada de los padres asume. - las del periodo de
vezmás, enel curso del desarrollo, el papel Si niño pequeño se en-
Los primeros educadores y el
prohibitivo que aquéllos desempeñaban en T_ como dos bando s hostiles: los padres quieren
frentan a su vez, quiere lo
desea, y él,
exterior. Ll.educnc¡ón del niño continúa. :h Es del niño algo que él no ue ss objeti-
independencia de los padres. A esta parte de s — quelos padres le prohiben.indiviEl saniñode persig
su pasión ; frente a
gfl.:;zu enimorgen procedia del exterior, Ú e 90 con toda la fuerz a
queda sino recuri r a la
un lugar privilegiado en el seno de su - Yeto, a los padres no les un propósito se opone
Zº¡'..gº…fmaº" como una especie de ideal ; — Smenaza o a la violencia.y elAsí, hecho de que casisiempre
diametralmente al otro,
mu…wm¡:p::;!-o a someterse a ella, con Írecu:;;
sean los padres los quefisica. triunfan sólo se debe a su
e isamente que, otrora, a los padres
superioridad en fuerz a
Muy distintas son las condicione s que imperan en el
Dura nt
el resto de esu vida el pobre yo del niñ ahora se encuentra
::: de:ll‘;)r::m, pues, en cumplir las ex¡…c¡aí"x periodo de latencia. El noniñoes queun ser homogeneo Se
S :s. e;z superyó, como lo ha denominado el frente al educador ya iormente dividido Por más
m¡…mml…ºuil lmr:'on:e;h:ldec:,;ufñú su disconfor- halla, según vimos, inter uir los
su yo todavía suele perseg se
ra ina «disconformidad inte- que ocasionalmente suces or de los padres
antiguos objetivos, el super yo es la
mo;r.ye: eu:m::‘e cuando se somete a la voluntad r::l de los educadores . Aquí
«uti:faéci ¿e enta el beneplácito de éste como una ubica siempre del lado
la que decid e la magni tud de
. interior». Por ende, la antigua relación sensatez de los adultos s. Errado estafía el educa-
. inúmid.yds:: padres se perpetua ahora en la las posibilidades pedagógica
de latencia siguie* tratan
do a
dor que en el perio do pleno Y unáni-
un enemigo
qun niño como si aún fuese
E NA maquél. al punto que el rigor o la
& una
…:Jnd_º¡ºº.ii q:v; los padres lo trataban se renun ciari a de antemano
al actitud que adopta el superyo me, pues en tal caso conocer esa escisión wofluc‘da
gran ventaja. Le basta ella. Si logra colocar al
sando lo antedicho, podemos decir en el niño y adaptarse a e con él S0 dos los que
—Asi mqu conden—
superyo de su parte y aliars dificil influir
i ki h} de pagar para desprender- operen contra uno, y ya no le resultará
- ¡nººfpºm…ión de ll incorporárselos. El éxito de sentido que desee.
sobre el niño en cualquier -
aa el que, al propio tiempo, decide
Tampoco hionay ahora dificu ltad alguna para respor
dor Y
e a los resultados de la educación. de las relac iones entre el educa
der a la cuest
egados aqui, no resultará ya dificil responder 2
78 ANNA FREUD

relaciones edípicas del niño; pues mie


sus manos la conducción de un grupo, as
cada uno de sus integrantes el papel de st
superyó, adquiriendo de tal manera un
niño, éste aún querria desplegar en
persona todos los conflictos irresueltos
período de la infancia, y, además, el g
veria perturbado por los celos. En i Concepción psicoanalitica ¢
tro logra convertirse en el superyo comú vida anímica infantil: lo i -
de todos, la sumisión impuesta se trocará Recursos pedagógicos 1
neo sometimiento, y los niños de su grup afirmación psicoanalítica
entre sí para formar un conjunto aj la educación. Peligros
de lai
neo, entregado a su conducción. no a la intimidad del ser. 1
dad del superyo. Ejemplos.

sentimiento y prohibiciónde l
aportes del psi v
normas pedagógicas existn
del inconsciente y la teoría
tico de análisis infantil. !
dor conozca y domine sus €
u

El autor y sus lectores no deben plante arse mutua-


exige ncias desme surad as. No han de esperar
mente los sea dable expo-
éstos que en cuatr o breve s capítu
iales hecho s bisico s de
nerotra cosa que los más esenc exigin ia otros tantos años.
Una ciencia cuyo estud io
En cuanto al autor, tampoco puede pretender que se
los detall es de su expo-
recuerden exactamente todos la condensada y a veces
<ición. Ello no obsta nte, de
cabe retener
compleja plenitud de este sucinto relato pro-
n tres puntos de vista
como normas de orientació
pios del psicoanálisis. e a la división cronoló-
El primero de ellos se refier
el psicoa nálisis disciere &
gica. Como hemo s visto,
perio dos; la temprana infancit
la vida del niño tres hasta el inal del quinto
que abarca aproximadamedentelatencia, hasta el comienzo
Año de vida el perio do ©
al término de los once, doce
de la pubertad, o sea, desem boca en la adul-
\rece años, y la pubertad, que como
estos periodos hallamos.
tez. En cada uno de terísticos, determinada actitud
carac
rasgos normales
a los seres de st ambien te, ¥
afectiva del niño frentela evolu ción insti nta. Por con-
determinada fase de de una particular cualidad
0
siguiente, la valoración re dependera del pe-
modalidad reactiva del niño siemp
s
ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS
=
riodo en el cual éste se halle. Asi, por ejemplo, cie personales —verbigracia,
cmeldad o impudicia instintivas, que en la um…',: % cada uno de estos duelos eo instintivo inconvenien-
des
infancia y en la pubertad son parte del desarrollo entre el YO infantil y un za relativa de las distintas
de la fuer
normal, habrán de preocupar al observador si los ve u— do 2 disposi-
siones, es decir, de la cantidad de libi
apuntar en el periodo de latencia, y de presentarse en paracióncon la ener-
la edad adulta quizá deban considerarse como perver. del deseo instinivoopu, estena,como sea, de la represión
siones. La fuerte vinculación a los padres, que en la ga de la tendencia :
temprana infancia y en el periodo de latencia es natu. o-
estimulada por el superyemo que T sigu iera etos s
ral y conveniente, indica una detención del desarrollo er mucho nos temy prás cticamente aplicables brin-
si persiste al concluir la pubertad. El afán de rebeldia csitrios simplificados a y asistencia aue para su labor
y de liberación ulterior, que en la pubertad facilita el den al maestro la ayud psicoanálisis. En cfecto, mas
ea aguarda del quizá
Pasqie a la adultez normal, si ocurre en la temprana
de su horizonte teórico,ajustars
que una ampliación prác e.
infancia o en el periodo de latencia, puede devenir un
tica s a las cual es
obstáculo para la adecuada evolución del yo. Jesee indicaciones saber qué recursos pedagógicos
El segundo de estos puntos de vista toca a la estruc- Con seguridad querrá y cuáles deben evitarse
ndables
son los mas recome el
tura interna de la personalidad infantil. El maestro
quie poner en peligrolantodo
re
estrictamente si no se pero do en
acaso haya imaginado al niño sobre el cual debe ac- ante todo , ¥ hab
tuar como un ser unitario y homogéneo, no atinando, desarrollo del niño,, si en, principio convier educar
por consiguiente, a explicarse el carácter antagonico ténminos generales hasta ahora se ha venido
de su conducta, la discrepancia entre su querer y su más o educar menos de lo que
poder y la disparidad entre sus propósitos y sus actos. haciendo.
última pregun! 1a cabe señalars
La concepción psicoanalítica, en cambio, nos presen- A propósito de esta el presente
vez que hasta
el psicoanálisida-
ta el Auricur tripartito de la naturaleza infantil: una que toda ó decidi
vida instintiva, junto al yo y al superyó, heredero este
u.lumo de sus relaciones paterno-filiales. Las contra-
dicciones de su comportamiento se explican con faci-
lidad teniendo en cuenta, tras sus distintas reacciones,
el sector de su naturaleza que precisamente ha asumi-
do la hegemonía. primeras vin
El tercero y último punto de vista se refiere a las mos que supera sus sonas "Cf
adaptándose a las per
relaciones mutuas entre estos sectores de la personali- profundas igualmente que en €1
dad infantil, que no debemos concebir como pacificas das a la vez; sabemos
84 ANNA FREUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 85
desarrollo se libera de esa influencia exte; Tior, mas
sólo para erigir en su interior, reproduciendo A esas de llevas rse a la boca un trozo de chocolate sin enroje-
per
sonas, una instancia que perpetúa su influ: encia en la cer com o la grana. Cuantos lo ven, tienen al punto la
intimidad. Esta incorporación del mundo extemo a la
timidad del ser es, precisamente, el paso peligoga algo adqurido conno dinerorobdo.
M que las interdicciones
d
Venss,
jue está cometiendo un acto vedado, de

se ajustan automática-
Con ella, las prohibiciones y exigencias de los educa. q“:s
P e a las nuevas circunstancias. _
dores adquieren carácter rigido e inmutable. De algo tan inofensivo. Un
ejemplo, no
He aquí un segundo
vivo y animado, se convierten en un sedimento
históri.
niño pequeño ama a su madre con partcular cariño y
co, incapaz de seguir adaptándose a las progresivas e, deseos tienden a ocupar el puesto que en
dificaciones exteriores. En su conducta los padres eran todos sus su
accesibles a los argumentos de la razón y se dejaban realidad corresponde al padre; a ser su confidente, Pero el
protector, la persona más amada por ella.
influir por las condiciones de toda nueva situacion, Na. sin cesar con la terrible experiencia
turalmente, habrían permitido al hombre de treinta pequeño tropieza de la posi-
años lo que prohibieron con rigor al niño de tres. En de que el padre es el legitimo usufructuario la luu;n—
ción que él anhela, y que posee, asimismo,
arbitriode la ma "
dad necesaria para alejarlo a susu infantil
cambio, aquel sector del yo que se formó como sedi-
mento de sus preceptos, es inflexible e inexorable, de este modo ….¡m:d..ín :
demostrándole ocupar la plaza de ::n
Expondremos algunos ejemplos ilustrativos. Cono-
inermidad. La prohibición de
:u)o\ v;:dc i
cemos a un niño que en los primeros años de su
dre queda cimentada con el temor a éste,ya ndg "—
infancia era extraordinariamente goloso. Como su go-
se veobligado a reconocer. Más tarde,
tonería era tan desmesurada que no la podía satisfacer timidez y falta de sns…e
exhibe una atormentadora en ms:¡::mm“
con medios lícitos, urdió innumerables planes y tretas que se exalta hasta convertirse
prohibidas para procurarse los ansiados dulces, gas-
dad,
inhibición cada vez que se encuentra en une D TR
con alguna joven & qm…o“ a
tando en ellos cuanto dinero tenía y no reparando en 0 en una casa a solas
los procedimientos empleados para obtenerlos. Fue Su angustia tiene por contenido la repge‘s‘cw i
preciso entonces hacer valer la autoridad pedagógica, que alguien podria declararle y que el ns:; .
que el d_c “:s:; ei
prohibiéndole la madre las golosinas, con todo el peso que ocupa pertenecen a otro,
mis d;vg “-“nºi W
que esta prohibición debía hallar en el apasionado de sus energías a preparar las
ante Jos
amor filial por aquélla. Con gran satisfaccion de los con las cuales podria justificar
padres, abandonó su afición a los dulces. Sin embar- resencia en ese lugar. , queña
'":ÍJ:ÍÍL :º d
80, todavía hoy, ya casi adulto y disponiendo de dine- WVeuno¡ ahora otro ejemplo. Una P o
ro y libertad suficientes como para comprarse los encuentra sumo placer en la wnl;
así ant
dulces de todas las bombonerias de Viena, es incapaz cuerpo desnudo, exhibiéndose
86 ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 87
sintiendo verdadero deleite en pasea; dujo la presunta buena educacion? ¿N s infnitamen-en
e Ae ur Taa o ::}:rc’:;h _ de más erave la escisión que de tal modo se provoca
fluencia pedagógica interviene con éxito, y la pec - " la personalidad infanul, el encono que se crea entre
dedica extraordinarios esfuerzos a suprimir »y "* una y otra parte del individuo,
la pobreza a que se
nación. Esto origina en la niña un intenso senu…i"º"* reduce la capacidad amorosa del niño, condenándolo
de pudor, que no la abandona en años ulteriom
Mas tarde, al plantearse el problema de su vocaco acaso a convertirse en un ser humano incapaz de todo
profesional, alguien le propone una actividad placer y de todo rendimiento? Nada más natral que,
que y
impondría la obligación de compartir el oy, Advertido de todas estas consecuencias, el analista see
ga no ser cómplice, por lo menos en cuantoa
con sus colegas; sin vacilar, replica que esa profesiós respecta, prefiriendo que sus propios hijos se desarro-
no la complace. Pero, tras sus argumentos iplmu: manera,
¡len libremente y no sean educados de esa
mente racionales, se descubre en definitiva el temorde aun a riesgo de que en última instancia resulten algo
tener que desvestirse ante sus compañeras, En este discolos, pero evitando así condenarlos
de antemano a
caso, 'h cuestión real de sus aptitudes o preferencias semejante mutilación de la personalidad.un maesto se
vocacionales pierde toda significación, frente a la ener- Sin embargo, seguramente más de de nuestro punto de
gía y fuerza de la prohibición perpetuada desde la asustará ante el carácter unilateral
infancia. vista. Es, pues, hora de que lo abandonemos para
en su faz opuesta. En efecto, la
El psicoanalista, cuya misión terapéutica le plantea considerar el problema a
una luz distnta sí
la necesidad de reducir estas inhibiciones y trastomos educación se nos muestra bajo final, por ejemplo,
enfocamos desde otro resultado
del desarrollo, llega realmente a conocer la educación miños dmmpmd:; nn':
bajo su faz menos favorable, convenciéndose de que la desde el que nos ofrecen los $u libro Verwahrlos!
en
pedagogía equivale, poco más o menos, a matar gorrio- August Aichhorn estudió
D
nes a cañonazos. ¿Acaso no hubiera sido mejor redu- abandonado —dice ::':]
cir un tanto las exigencias y pretensiones de la decen- J"E:ln:ix;.o desamparado o intento de ……P;¡'.:ur la
hom— se resiste a todo
cia y la moralidad en la educación de aquellos niños, No logra " p
dejando que el primero gustase sus golosinas, que el ambiente humano que lo rodea.instintivas; 0O
impulsos a las satisfacciones
otro ocupara el lugar del padre en sus fantasias, que la
tercera se regodease con su desnudez, y que otro niño deducir de sus pulsiones ap's exuales
licarla a
u!
otros
ciente de energía para
cualquiera pudiese juguetear con sus órganos genita- n oeo
les? ¿Estas satisfacciones infantiles habrian llegado,
+ Vervahrlot Jugend(uvntd en e
por ventura, a adquirir una importancia siquiera leja- tionaler Psychoanalytischer Verias- 193
namente comparable al daño que en estos casos Pro-
INTRODUCCIÓN AL PSICOANALISIS %
88 ANNA FREUD
apreciados por la sociedad, Por eso se ní por el abandono de sus satisf acciones autocróticas,
POlemás, pudo demostrarse queni ls másvolenos
N o et comnidad eo nteme nte,l ospadrs ha
poránea, sustrayéndose, en consecuencia, a la pa,: a Castigos con los cuales, evide siquiera una remota
pación en toda labor comun en el seno de ella. Q Z bian esperado dominarla, tenían (fue impo-
posibilidad de cumplir tal finalid ad, pues
{enga ocasión de trabajar pedagógica o analiticamente disposción o de
con un desamparado, llegará a tener la clara imy = Pible establecer si a causa deníñasu había desarrollado
sión de que resulta lamentable que en la infancia de la
graves vivencias precoces) que todo nuevo castigo
E
este 1o o inferviniera una potencia exterior que
dejando que estas inhibiciones exteriores se convir-
n masoquismo tan poderoso
corporal solo podia trocarse en muevo
dades sexual es.
esimulo ars a
Coteando ee
excitación y las activi el de inhibición que se des-
tieran poco a poco en int.iores. , Caso de desamparo con
que tampoco esta niña se
Consideremos, por ejemplo, un caso que durante cribió arriba, advertimos
Convir tió en un ser human o libre y completo en í
cierto tiempo concentró la atención de las autoridades tan sólo en un pequeño animalilo int-
vienesas de asistencia infantil. Se trataba de una niña mismo, sino moral, además del intelectual,
de ocho años, inadaptada tanto a la familia comoa la midado cuyo desarr ollo
escuela, que jamás había podido pasar más de tres se habia detenido. om menciona ol desde U
días en una clase o en una colonia de vacaciones sin En su-obra citada, Aichh de un niño * 9
ser devuelta a los padres. Se negaba a aprender 0 a caso de abandono. Se trata , y durante muchis imo
participar en las actividades comunes, y con tal Jos seis años aproximadaómente toda clase de satisfacciones
tiempo, su madre procur
bilidad simulaba ser tonta que varias veces se diag al alcanzar laella;madure z (V0 verda-fue
nosticó en ella un déficit mental. Durante las horas de Sexuales, y que erótic as con de tal modo, le
clase se acostaba en un banco y jugaba con los or- deras relaciones realid ad lo que otros miños sólo
ganos genitales. Frente a todo intento de disuadira posible cumplir en la Pero tampo*o este niño pudo
tasia. ¥ fuerte,
reaccionaba con alaridos tan salvajes que los educa- alcanzan en la fan mpleto, unitario
dores retrocedían asustados. Los padres la maltrata-
ban, pues no veían otra manera de dominarla. La la educació
nes que nos produjalgo o así como un cort
observación psicoanalitica arrojo, ante todo, dos re- o
en su desarroll
sultados. Por una parte, comprobó que las circunstaf. acc
cias a la precoz satisfgo rodeo a raves del yd S
cias exteriores eran particularmente desfavorables al pudo aho rrarse el lar deseo
dfunulb de cualquier vinculación afectiva entre
la ulto».Es decir, del
«convertirse en ad re para poder al jcanzar c
niña y su mundo ambiente. Nadie se mostraba dis- seriigual que el pad
puesto a resarcirla con algún premio de amor y cariño
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 9
90 ANNA FREUD
o el terreno de la pedagogi, y que el educador prc-
posibilidades de gratificacion accesibles a éste. Si bien su tiempo s dedicaracierta alención l
evitó la escisión de su personalidad, abandonó en loo perdería
P s en el presente, en lugar de acudiraesta
cambio, por considerarlo superfluo, todo esfuerzo por
ia dentro de diez 0 veint años,para verenenes
sa alcanzado en lo ainnte a suapicacón re
continuar desarrollandose.
Se aducirá, empero, que el problema no es tan
dificultoso como nos empeñamos en presentarlo. En
efecto, la detención del desarrollo y el desamparo no
cas exis-
a la eriticade las normas pedagogi
serían sino consecuencias extremas, la primera de las
cuales produciria el efecto pernicioso de la falta de toda puve os visto en las páginas
inhibición, y la segunda, la coartación excesiva y des- bien lo hem
º.::w¿;p. como dad de psicologa psicoanalitica,
mesurada. La misiónde una pedagogia fundada
en los precedentes, en cali instintos, del inconsciene ¥
hechos revelados por el psicoanálisis consistina, pre- Pomo doctrina de los amplia el conocimi ento que el
cisamente, en hallar un témino medio entre ambos teoría de la libido, a s_\fenundnmznm
tiene del hombre, y aguz
extremos, o sea, indicar para cada edad la combina- entr aiño y los ……:í
e el
ción óptima entre el consentimiento de las satisfaccio- de las complejas relacionenestanto método uupeuue‘;m
fin,
nes y la prohibición de los impulsos instintivos. que lo educan. Por
remediar A
, procura
Probablemente el objeto fundamental de estas pági- decir, como analisispuedelda niño
habe r sufrido en el curso:
nas debió haber sido el de enunciar en detalle estos los dañ os que éste e
nuevos preceptosde la pedagogia psicoanalitica. Mas,
por desgracia, ésta no ha sido creada aún. Lo único T cominación r
ion.
e ,
to, 0 sea, el escla! nsciene de
que existe hasta ahora son algunos educadores que, "merced al fondo inco
'.'¡?.'..':'¡.Zº.?íff.&“¡'l. tes.
interesados en el problema, se han sometido al ar
lisis y tratan ahora de aplicar a la educación de los itudes conscien ga había iniciado s: ::::K "
ago
miños que se encuentran a su cargo cuanto les ha mU.:: :u:;lem ped
años , u.mº… .
pero a caus* demir
brindado el psicoanálisis para la comprensión de su los diecio cho deja rel m Te
tuvo que
familiares adversas

C
vida instintiva. Es evidente que transcurrirá algún
tiempo antes que el edificio teórico y los preceptos el e tmido,
prácticos se hayan estructurado en un grado de per- de éstos era un caso de :ción, mostrán
su inst ruc
fección que permita aconsejar que se lo aplique en muy atrasado en o: dentro de
escala general. reservado y poco despiert era constaerntean
luga r sub ord ina do y que pref
paba un es.
nospreciado por los padr
Mas tampoco cabe afirmar que, excepto promesas
para el futuro, el psicoanálisis nada ha cumplido aun
INTRODUCCIÓN AL PSICOANALISIS 9
92 ANNA FREUD
servian para
je habia brindado solo le
hermanos, inteligentes y simpáticos. La solicitud que
Sorvesar una idea dominante: «Así deberanhaberne
dedicó todos sus afanes e inquietudes a An ido hacer algo de mi». Al
Cabo de un tiempo relativamente breve obtuvo res 7 hubi esen quer
sc rompió esie lazo depaaideniell-
iratado, si
tados espléndidos. El niño se encariñó con ella, s Uruafar sus esfuerzosel edue ando se convirió
Gac ión y, con ello,
ECEN kst del quérbarta ot
Ctun ser inde pend ient e que ya nada tenia que ver con
ea ukcasa en pirona algino; desperiaroa tura? < propia vida . Las tend enci as hosties contra l lo
pacidades y se tornó amable: aumentó su interés . dia, pues no se resolvía a reco-
EO mc oe c n enaban de su envi
et el éxito que conv ella jamá s habi a podido alcanz
E o Mumiriojenbiekro"de: dorañolas ia se juzgue eniente que esta educadora 10
salvando
dsiguaturas correspondientes a dos grados,operado a en la época del suceso ante referido,
asi su retraso pedagógico. Ante el cambio , los haya estado analizadhabr grado n brill exito
a quien ante
padres se sintieron orgullosos del hijoconsa ya que entonces se iaempemalo que esa suert de éxi-
Te blan: descermado'afectvemente;- grindole Tedagógico. Creemos,caros; ro, su precio son los frac
asos
ahora mayor atención: mejoraron así los vinculos de 10s son
ped
dem:
ago go
iado
sufr e con todo s los demá s "T que
niño con ellos y, al mismo tiempo, con sus hermanos: que el de ostentar sintomas enfe rmizos
por fin, el pequeño s convirtio en verdadero miembro 1o tienen la fortuna rdar le su propi a infa ci facili-
usceptibles de reco
de la familis.Pero entonces se presentó una dificultad tindote asi la comprenspieniónso que de las condiciones cho del
inesperada. La educadora, a la que en verdad cores- miño, Por el contrari o, nos asist e e dere
pondía este éxito, comenzó, a su vez, a tener conflic- de exigir que el maestro o peda gogo haya aprendido a
tos con el niño; le retiró todo su amor, ya no supo conflictos personalesskantessus
tratar con él y terminó abandonando la casa del niño a. De no ser 0 me-
u principio le había atraido con la mayor inten- n material más S*
ble par a des car gar en ello s sus Propis
boanllim al que, casi quinqui ce años después, o favora
Ull.p!o
co, le permitió conocer del educador muy pocas
se sometió por interés pedagógi r razón, en su gar la conductas que-
el fondo de las cosas. Con mayor o meno las nota
94 ANNA FREUD INTRODUCCION AL PSICOANALISIS 95
Lo que los adultos hacen mal
un niño peligroso al que ha de vigilar de cerca, pre.
«y Oigan todos los adultos, sí es que quieren saberlo) y, cisando sus informaciones, averiguaría cosas aún más
se hagan ilusiones: es cierto que los niños no pueden hac aves respecto a este niño: que blasfema contra Dios,
todo lo que los adultos pueden hacer, pero pueden hacey la que insulta al sacerdote con palabras incómodas para
mayoría de lo que ustedes pueden. Pero los niños jamg. reproducir, que incita enérgicamente a sus compañe-
van a obedecerles, í ustedes les dan órdenes como ésta. ¡y {05 a no tolerar nada de los adultos y que inclusiveen
desvestirse, vamos, rápido, en seguida! Es claro que ¿,. iene el propósito de asaltar el zoológico para poner
tonces nunca van a desvestirse: no se hagan ilusiones. Pery libertad a los animales injustamente aprisionados
en
sise lo dicen decentemente, seguro que lo harán en seguida las jaulas. Un maestro conservador, de la vieja es-
Ustedes creen que pueden hacer lo que quieran, pero están
muy equivocados. Y no anden diciendo siempre: ¡Tiene, cuela, opinará que la resistencia de este niño deberá
que hacer esto y tienes que hacer aquello y lo de más alla; quebrarse por todos los medios antes de que sea de-
Nadie tiene que hacer nada, y por eso los niños tampoco masiado tarde, evitando así que se convierta en un
tienen que hacer nada. Ustedes creen que uno tiene peligroso enemigo del orden social. En cambio, un
lavarse. Pero no. Y entonces vienen y nos dicen: Si noque¡e pedagogo moderno depositará las mayores esperanzas
lavas, todos dirán: Pud, qué chico sucio. ¡Y por eso uno en el porvenir de este niño, viendo en él a un futuro
tiene que lavarse! No es cierto, uno no tiene que lavarse conductor y libertador de las masas.
pero cuando oye eso, lo hace. A nuestro juicio, ambos educadores estarían ¡gual-
Con que les digan a los niños simplemente lo que deben mente equivocados, y cuantas medidas pedagógicas se
hacer, basta, y no tienen que venir a decirles y mandarles adoptasen sobre esta base, serian erróneas y perni-
cómo y cuándo tienen que hacerlo, sino que ellos hacen ciosas. En realidad, este niño de ocho años no es más
que les parece bien, igual que ustedes. Y no vengan siemprelo que un pequeño cobarde inofensivo, que se estremece
diciéndoles: No se compren esto y lo de más allá. Porque si
ellos mismos gastan su plata, entonces pueden comprarse de terror cuando le ladra un perro, que teme pasar node
noche por un corredor oscuro y que, seguramente,
sería capaz de matar una mosca. El origen de sus
lo que quieran. No les digan siemprea los niños: iEs0
¡ no se
debe hacer! No es cierto, pues hay cosas que pueden hacer
mucho y mejor que ustedes, pero como ustedes no quieren expresiones rebeldes es el siguiente: el precoz apt-
acompt-
creerlo, después van y se asombran y no comprenden qué ha sionamiento de sus vinculaciones afectivas,
pasado. Lo que pasa es que los grandes hablan demasiado ñado por intensas actividades con sus órganos ¡º;':"¡h
¥ no dejan hablar a los chicos.» les, ha quedado aniquilado bajo la mñuznc¡¡le E
que le p!
educación y de una intervención médica
Supongamos que la hoja que lleva escritas estas dujo el efecto de un verdadero cl -hoque.
ha
Como salva-
conservado un
palabras hubiera sido encontrada en clase y presen- guardia contra nuevas tentaciones,
ja actuar sobre
tada a la directora. Esta diría al punto que su autores enorme temor a todo castigo que pued
—————
BIBLIOGRAFIA ESPECIAL+
%6 ANNA FREUD
sobre la primera fase pre-
an, KARL: Investigaciones . i,
esa parte del cuerpo tan inculpada, temor que
ml de la libido. Revista de Psic: oanálisi,vol
psicoanálisis designamos con el nombre de angu e" A 3, Buenos Aires, 1945hoan .
res, Hogarth
de castración. Mas esta angustia lo impulsa ahor; a
3 Papers on Psyc . alysis. Lond
negar toda autoridad. Si hay alguien en el mundo ,* edic. , 1949
tenga autoridad, se dice el niño, tiene el poderye EBross, vol. 1. rs and essays on Psychoanalysi Londes,
4
castigarme, y.??fcons¡gulcnle. es preciso excluir ha:
Prenical PaPrepess, 1955.
ta la mera posibilidad de todo poderío, ya sea celestia| Hogarth P e hrloste Jugend (Juventud desampara-
o terreno. Cuanto más intensa sea su angustia ma Int. Psychoanalytischer Verlag, 1931. Hay
cualquier tentación que surge en él, con tanta ma: Wayward Youth Londres, Putnam, 1936
, Fra vz: Desarrollo de la psicología sde Bue yo En
fuerza la acallará mediante ataques a la autoridad AcxanD ER es y otro nos
enteramente inofensivos por otra parte. Además, no Yl psicoanál isi s de hoy , de E. Jon
dispone únicamente de esta defensa tan mid¿s¡ Aires, Paidos, 195 2
chotherapy.
pues aunque aparente ser impio y blasfemo, de noche = p¡y..—hoann!ysí: and Psy
Auranr er , E-; Br u, A. A. y otros: Neurosis,secualidad
se arrodilla en secreto para rezar bajo el imperio de su . Bue nos Aires, Paidés, 1963
angustia, pensando: «Es claro que Dios no existe; y psicoanálisis de hoy blema sexual en la es-
pero, por si existiera, me convendria estar en buenos ALenDy, R; Loustew, H.: El pro
cuela.
términos con El». Creemos, pues, que este niño jamás de las enfermedades men-
Awes, THADDEUS H-: Prevención
se convertirá en una amenaza para el orden social ni psicoanálisis de hoy, de E.
1ales en la infancia. En El 1952. .
en un libertador de las masas. Lo que necesita, pues, Jones y otros, Buenos Aires, Paidós,
en el niño Buenos
no es admiración por sus anhelos, ni tampoco castigos Axziev, D.: El psicodrama analítico
O prohibiciones; sólo es preciso aligerar a cualquier Aires, Paidos, 1961.
niño. Buenos Aires, Ed.
Costo su angusti librándolo así de su naturaleza neu- Baunt, A.: La vida íntima de | e
rotica y permitiéndole alcanzar alguna vez plena ca- Orientación Integral Humana, 1939 Technidue. Londres,
pacidad de placer y de trabajo. — Primary Love and Psychoanalytic
_El método del tratamiento analítico, capaz de cum- Hogarth Press, 1952. es,
adolescente. Buenos Air
plir esta finalidad, sería entonces el tercer beneficio Bavser, B. H.: Psicoterapia del
id
psicoanálisis. Madr
Hormé, 1960.
que el p¡.ieo_lnilisis puede aportar a la pedagogia. Mas el
Baupouin, Cu.: El alma infantil y
ll. descripción de este método del psicoanálisis del Beltrán, 1934.
niño sobrepasa los límites de este trabajo.
[E)
* Confeccionada para esta edición.
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