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UNA FE RACIONAL Creer es también pensar

LECCION 2 B
¿SE ORIGINÓ LA TIERRA A PARTIR DE UN PROTO-SOL?
Si Génesis enseña que la tierra fue creada antes que el sol, la luna y las estrellas, entonces los cristianos
que creen en el libro de Génesis evidentemente están en serio conflicto con la teoría de la evolución en
este punto. Por esta razón, muchos cristianos piensan que Génesis debe interpretarse de tal modo que se
evite este conflicto. Después de todo, ¿no está perfectamente claro de los estudios astronómicos que la
tierra y los otros planetas surgieron del sol o de un proto-sol y que eso, a su vez, surgió de una gran
explosión?
En los siguientes párrafos nuestro propósito será demostrar que esto no es verdad.
Al principio de este siglo los modelos catastróficos en favor del origen del sistema solar eran muy
populares. T. C. Chamberlain y F. R. Moulton se imaginaron el estrecho acercamiento de otra estrella al sol.
Los efectos de las mareas supuestamente resultaron en la extracción de planetas embriónicos. No obstante,
estas personas no han podido explicar cómo la materia estelar candente pudo condensarse en planetas en vez
de disiparse por el espacio. Asimismo, la teoría de la colisión que ellos proponen perdió su popularidad,
porque los trillones de kilómetros que separan a las estrellas harían que la formación de planetas por este
método fuese extremadamente rara o imposible.
En los recientes años los astrónomos han vuelto a una forma modificada de la antigua "hipótesis nebular".
Proponen el colapso de una nube interestelar en etapas. Primero, los granos de polvo chocaron y se
adhirieron entre sí, formando esferas del tamaño de un puño. Estas aglutinaciones luego continuaron
formando racimos cada vez más grandes, como una bola de nieve que corre cuesta abajo, en un proceso de
"acrecentamiento", que fue aumentando durante miles de millones de años hasta llegar a formar planetas
y lunas separados. Entre los que recientemente han propuesto esta teoría se incluyen a A. G.W. Cameron,
T.Gold, W.Hartmann y P. Goldreich.
Cuán bien esta teoría actualmente popular logra explicar la formación del sistema solar en términos físicos,
químicos y matemáticos sólo puede decidirse después de considerar nueve de los problemas básicos que todavía
deben resolver los cosmogonistas evolucionistas.
1. Antes de que pudiera ocurrir cualquier condensación de gas o polvo, la nebulosa se habría disipado hacia el
espacio exterior. J. A Wood declara:
El acrecentamiento planetario, al igual que todos los demás aspectos del origen del sistema solar,
no es perfectamente entendido. Una vez que los núcleos planetarios (objetos que son, digamos, de
varias decenas de kilómetros de dimensión) lograron dar comienzo, es perfectamente fácil ver cómo
crecerían barriendo y levantando partículas más pequeñas. Pero siempre ha sido difícil ver cómo se
realizó el comienzo; porqué las partículas de polvo, las cóndrulas, y las inclusiones ricas en Ca y Al
escogieron juntarse como racimos.
Además, ¿por qué no vemos que esto sucede en el sistema de anillos de Saturno, de Júpiter y de Urano,
o de la banda de asteroides? Una idea popular hoy día es que la nube de gas original fue comprimida
por una ola de presión proveniente de la explosión de una estrella cercana, una supernova. El problema
es que no se han podido localizar los restos de una supernova cercana.
2. Para la formación de las gigantes de gas (esto es, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno) la teoría exige un
complejo sistema de torbellinos turbulentos de gas y polvo. Pero esto es imposible de lograr, porque dichas
vorágines deben permanecer perfectamente intactas durante esencialmente todo el período del
acrecentamiento planetario. Gerard P. Kuiper confiesa que "es difícil concebir que el hermoso sistema
de vorágines pudiera haber existido el tiempo suficiente - aunque sea 10 o 100 años- como para lograr
que comenzara la condensación del material de acumulación para los planetas". No obstante, la teoría exige
muchos millones de años.
3. ¿Qué es lo que detuvo el proceso para que no continuara de manera que toda la masa de la materia no
formara un sólo cuerpo enorme? El sol integra el 99 y 6/7% de la masa del sistema solar, por lo que
nos preguntamos: ¿qué habrá impedido que el 1/7 del 1% cayera dentro del sol?
4. Hay mucho material interestelar en las inmediaciones del sol, pero no se está condensando. Greenstein,
del Observatorio Mount Wilson (Estados Unidos), es de la opinión de que las estrellas giran tan
rápidamente que uno debe llegar a la conclusión de que jamás podrían haberse formado por un proceso de
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condensación. En realidad, muchas estrellas tienen una velocidad de rotación cien veces superiores a la del
sol. Con esta velocidad dichas estrellas no podrían conservar sus capas de superficie. Pero si esto es lo
que está sucediendo, ¿cómo es que dichas estrellas se aplastaron en primer lugar? Las nubes de gas
iniciales deben haber desarrollado un movimiento circular estable sin reducirse para formar estrellas. A
la verdad, alrededor de estrellas cercanas como Vega y Beta Pictoris se ha observado la existencia discos
planos de materia gaseosa, pero se desconoce totalmente si es que este gas se está contrayendo o
disipando.
5. Los planetas contienen menos del 1% de la masa del sistema solar, pero un abrumador 98% de su
momento angular. Júpiter mismo posee el 60% del movimiento angular total del sistema solar. Esta
distribución representó la principal causa del fracaso de la antigua hipótesis nebular. La materia solar, a
medida que se aplastaba hacia dentro, debía haber hecho girar al sol hasta alcanzar una alta velocidad
de rotación. Las explicaciones que se han dado recientemente para el lento movimiento del sol apelan
al "freno magnético". La interacción entre el campo magnético del sol y las partículas nebulares cargadas
que se propone sigue siendo algo muy especulativo.
David Layzer, profesor de astronomía en la Universidad de Harvard (Estados Unidos), no encontró
solución al problema del pequeño momento angular del sol. Si hubiera formado parte de una
protogalaxia gaseosa, su momento angular tendría que haber sido mil millones de veces más que el que
ahora posee. Cómo puede haber perdido todo excepto un diez millonésimo de uno por ciento de su momento
angular original es algo que nunca ha podido explicarse.
6. La teoría evolucionista del acrecentamiento no puede explicar fácilmente por qué siete de los nueve
planetas tienen rotación directa en relación con sus revoluciones alrededor del sol, pero Venus tiene
rotación retrógrada, y Urano gira a un ángulo de 98° de su plano orbital, a pesar de que su órbita se
inclina menos que la de cualquier otro planeta. En general, se piensa que las colisiones catastróficas
entre objetos del sistema solar explican dichas anomalías. Pero se carece de explicaciones detalladas. Y
si las colisiones importantes fueran frecuentes, ¿por qué hay un grado de orden tan elevado en el sistema
solar? Desde la perspectiva de un evolucionista, a pesar de que el Voyager 2 pasó cerca de Urano en
enero de 1986, "el fabuloso conjunto de datos de la nave espacial [no] arrojó ninguna luz clara sobre
por qué un planeta evolucionaría como lo hizo
Urano girando en forma tan insólita. Quizás ...
a pesar de todo lo que se haya descubierto en
enero, nunca sabremos la respuesta".
La gran galaxia en Andrómeda "Hizo también las
estrellas" (Gn. 1:16). Esta gigantesca galaxia
espiral, integrada por miríadas de miles de
millones de estrellas individuales, es la única que
está fuera de nuestra propia Vía Láctea que
puede verse sin telescopio en el hemisferio norte.
Está a dos millones de años luz (dieciséis
quintillones de kilómetros) de distancia de la tierra.
Sin embargo, sus rayos de luz fueron creados por
Dios ya alcanzando la tierra (Gn. 1:15) para que
su función divinamente establecida de servir
como una de las "señales" celestes de la gloria y
obra de la mano de Dios (Gn. 1:14; Sal. 19:1) y
como uno de los testimonios "claramente visibles"
de su eterno poder y deidad (Ro. 1:20), pudiera
lograrse eficazmente. Dios no tuvo que crear esta
galaxia dos millones de años antes a fin de que su
luz tuviera suficiente tiempo para alcanzar los ojos
levantados de nuestros primeros padres humanos.

Ver Paul M. Steidl, The Earth, The Stars, andthe


Bible (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed
Publishing Company, 1979), pp. 219-224.

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7. El evolucionismo cósmico del acrecentamiento no puede explicar el problema de los satélites
retrógrados (lunas cuyas órbitas son inversas). De las cincuenta y dos lunas en nuestro sistema solar,
veintiuna de ellas tienen órbitas en dirección opuesta a la dirección rotacional de los nueve planetas al
rededor del sol. De interés especial es Tritón, el satélite interior de los dos satélites de Neptuno, el cual
tiene casi dos veces la masa de nuestra luna (siendo su diámetro de unos 4.800 km) y su rotación es
retrógrada, cada seis días, en una órbita casi circular a sólo 352.000 km de Neptuno (más cerca que la
distancia de nuestra luna a la tierra).
Isaac Asimov, así como la mayoría de los cosmogonistas evolucionistas, cree que Tritón "fue expelido
de ese planeta por alguna colisión u otro accidente", y que más tarde Neptuno capturó otra vez su luna
perdida en una órbita retrógrada mediante "un accidente similar" Pero, ¿cuántos de los tales "accidentes"
puede uno permitirse invocar para apuntalar una teoría que ya tambalea bajo el peso de sus propias
suposiciones no comprobadas? Además, Asimov dice que los satélites retrógrados son "excepciones
menores" de la regla general de las órbitas de satélites. Sin embargo, que veintiuna de las cincuenta y
dos lunas tengan órbitas retrógradas difícilmente podría descartarse como "excepciones menores".
8. ¿Qué puede realmente ofrecer la evolución como una explicación de los momentos angulares en dichos
sistemas de satélites? Permitamos que el profesor Layzer, de la Universidad de Harvard, explique el
problema:
Excepto, en el sistema tierra-luna (que es excepcional en otros aspectos también), el cuerpo primario
lleva el grueso del momento angular, en vez de los satélites ...Esta circunstancia agrava la dificultad
teórica presentada por la lenta rotación del sol, porque si el sol de alguna forma se las arregló para
deshacerse del momento angular que se esperaría que tuviese, según la teoría nebular, ¿por qué los
planetas no han hecho lo mismo?
9. A pesar de algunas teorías ingeniosas y muy complicadas, jamás se ha demostrado satisfactoriamente
por qué la tierra está compuesta de elementos tan pesados. En las palabras del profesor Fred Hoyle, de la
Universidad de Cambridge (Inglaterra):
Aparte del hidrógeno y el helio, todos los demás elementos son extremadamente raros en todo el
universo. En el sol suman sólo alrededor del 1% de la masa total ... El contraste (con los elementos
pesados que predominan en la tierra) destaca dos puntos importantes. Primero, vemos que la
materia arrancada del sol no sería de ninguna forma adecuada para la formación de planetas como
los que conocemos. Su composición sería irremediablemente equivocada. Y nuestro segundo punto
en este contraste es que el sol es lo normal y la tierra la rareza. El gas interestelar y la mayoría de las
estrellas están compuestos de materia como la que tiene el sol y no como la de la tierra. Debe
entenderse que, cósmicamente hablando, el cuarto en el que usted está sentado en este momento
está hecho de materia equivocada. Usted mismo es una rareza. Usted es una pieza de colección.
A la luz de dichas consideraciones, un prominente astrónomo ha llegado a la siguiente conclusión:
"Pienso que todos los orígenes del sistema solar que se han sugerido están sujetos a serias objeciones.
Esta conclusión en el estado actual del tema sería que el sistema no puede existir."
Whipple concuerda diciendo:
"Todas las hipótesis [con respecto a la formación del sistema solar] que se han presentado hasta
ahora han fracasado o siguen sin aprobación, cuando la teoría física es aplicada adecuadamente."
La abrumadora evidencia de diseño en todo el universo, así como también en el sistema solar y en
nuestro planeta, nunca ha sido más evidente que en la actualidad. La masa perfecta del protón y el factor
exacto de 2 en las ecuaciones de la fuerza de gravedad y la fuerza eléctrica exigen un Proyectista supremo.
Tan extraordinarias son estas proporciones matemáticas universales que el término "principio antrópico
[humano]" se está usando ampliamente entre los astrónomos para describir las fórmulas matemáticas
cósmicas "nítidas y ordenadas" que son independientes de la mente humana y aun así parecen estar en
hermosa armonía con la forma en que pensamos." Cuanto más aprendemos del universo astronómico, tanto
más nos damos cuenta de que el evolucionismo, aun el "evolucionismo teísta", no ofrece respuestas
racionales.
Por lo tanto, en nuestra generación, aún más que en tiempos antiguos, el "eterno poder y la naturaleza divina [de
Dios] se han visto claramente". Estos atributos deberían ser obvios a la raza humana por cuanto son "entendidas
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por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa" (Ro. 1:20). Pero los hombres, en su estado de rebelión
contra el Dios de la creación, siempre están por todas partes suprimiendo esta verdad a pesar del hecho de
que "lo que de Dios se conoce, les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó" (Ro. 1:18-19). Los astrónomos,
aparentemente, a sus propias maneras, hallan consuelo en el hecho de que para explicar el origen del
universo por casualidad tienen muchas teorías a su disposición, y piensan que la respuesta final debe estar
en alguna parte en estas teorías. La profunda fe filosófico-religiosa de ellos en el materialismo cósmico los
ciega totalmente para que no vean la extrema insuficiencia de todas y cada una de las teorías que se han
propuesto. En este sentido, el cientificismo secular "siempre está aprendiendo, y nunca puede llegar al
conocimiento de la verdad" (2Ti. 3.7).
La luna
"...y la lumbrera
menor para que
señorease en la
noche..." (Gn. 1:16)
continúa siendo "un
testigo fiel en el
cielo" (Sal. 89:37) del
poder creador de
Dios. Este hecho fue
un factor
abrumadoramente
evidente para
David: "Cuando veo
... la luna y las
estrellas que tu
formaste, Digo: •
¿Qué es el
hombre...?" (Sal. 8:3).

Al mismo tiempo, la
luna sigue siendo un
enigma irremediable
para los
evolucionistas, aun
después de varias
sondas lunares
fantásticamente
costosas (la Misión
Apolo), y un
minucioso y
prolongado
escrutinio de los 382
kg de rocas lunares.
¿De dónde vino la
luna? La mecánica espacial y la química lunar nos muestra que no podría haberse condensado a partir
del polvo interestelar, ni haber salido de la tierra, ni haber sido capturada por este planeta. Además, la
falta de polvo en su superficie no se ha explicado todavía en vista de la escala cronológica de 4.000
millones requerida por el cientificismo uniformitario (verJohn C. Whitcomb y Donald B. DeYoung, The
Moon, pp. 35-51; 94-95).
Michael J.Drake ha observado: "A pesar de que han pasado cincuenta y cinco años desde que las
primeras muestras lunares fueron traídas a la tierra por ta Misión Apolo II, et origen de la luna continúa
irresuelto" ("Geomechanical Constraints on the Origin of the Moon", en Geochimica et Cosmochimica
Acta, tomo 47 [1983], p. 1759). Nati Toksoz, geofísico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, concede
que, "es mucho más fácil explicar por qué la luna no debería estar allí que explicar su existencia" (citado
por Ben Patrusky, "Where Did the Moon Come From?" en Science 81

No es debido a semejantes fracasos evolucionistas que los cristianos afirman la creación sobrenatural de
la luna. Dicha posición sería un enfoque débil del tipo "Dios de las brechas" a la teología. La base
fundamental para creer que Dios creó la luna directamente a partir de la nada mediante su Palabra
omnipotente es la revelación proposicional divina, "E hizo Dios ... la lumbrera menor para que señorease
en la noche ... Y vio Dios que era bueno" (Gn. 1:16,18).

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Es extraño que los evolucionistas teístas, que dicen ser cristianos mientras que al mismo tiempo aceptan la
evolución como la expresión de la "estrategia" divina de "crear" el mundo, a menudo son los más tardos en
darse cuenta de las contradicciones y absurdos de las teorías evolucionistas sobre el origen del universo y
del sistema tierra-luna, y de sus planetas y lunas circundantes. Al tiempo que algunos científicos no
cristianos, como Sir Fred Hoyle de Inglaterra, están reconociendo abiertamente las serias contradicciones
inherentes en la teoría de la gran explosión [Big Bang], varios científicos y filósofos cristianos (incluyendo
el actual liderato de los 2100 miembros de la American Scientific Affiliation) están promoviendo el
evolucionismo cósmico con mucha elocuencia. Por ejemplo, Charles E. Hummel, Director de Ministerios
del Profesorado del InterVarsity Christian Fellowship, no ve pautas astronómicas-geológicas-biológicas en
Génesis 1, porque "el relato de Génesis 1 no tenía la intención de enseñar cómo o cuándo Dios creó el
universo" En la mente de Hummel, una justificación bíblica para este enfoque a los capítulos de apertura
de Génesis es la supuesta contradicción entre los relatos de creación en Génesis 1 y 2 (una importante
presuposición de la hermenéutica liberal y neoortodoxa). Por lo tanto, "al poner los dos relatos lado a lado,
el autor debe haber tenido un propósito en mente aparte de describir exactamente cómo Dios creó el cielo
y la tierra con sus habitantes, incluyendo los seres humanos. Por consiguiente, es tanto futil como engañoso
que nosotros tratemos de determinar un método de creación exacto a partir de estos relatos"
Al colocar a Génesis 2 en conflicto con Génesis 1, Charles Hummel no sólo demuestra su incompetencia
teológica, sino que también da ejemplo del fracaso del evolucionismo teísta en general en llegar a
comprenderlas realidades bíblicas. Génesis 2 está en perfecta armonía con el capítulo de apertura porque
enfoca la atención del lector sobre detalles específicos que no habrían sido apropiados en el amplio espectro
de los acontecimientos de la creación que se describen en Génesis1 (tal como Gn. 11:1-9 explica en detalle
cómo es que llegaron a existir los idiomas que se mencionan en Gn. 10:5,20 y 31). Además, los detalles en
Génesis 2 preparan el escenario para la tragedia de la caída. Por lo tanto, es una retrospección histórica o
"escena retrospectiva" que era comúnmente usada en los documentos del Cercano Oriente.
K. A. Kitchen, reconocido internacionalmente como experto en Antiguo Testamento, de la Universidad de
Liverpool (Inglaterra), hace el siguiente comentario sobre Gn. 1 y 2:
El fracaso en reconocer la naturaleza complementaría de la distinción del tema entre el bosquejo
esquelético de toda la creación por una parte, y la concentración en detalle sobre el hombre y su
medio ambiente inmediato por la otra, raya en oscurantismo.... Lo que es absurdo cuando se lo
aplica a textos monumentales del Cercano Oriente que no tenían prehistoria de manos y redactores
no debe imponerse a Génesis 1 y 2, como se hace mediante la perpetuación no crítica de una
sistematización de especulaciones del siglo XIX por diletantes del siglo XX que carecen, como es
sabido, de todo conocimiento sobre las formas y usos de la literatura oriental antigua.
Otro ejemplo de la candidez teológica de los evolucionistas cristianos es Howard J. Van Till, profesor de
física y astronomía en el Calvin College (Estados Unidos). Para Van Till, los primeros capítulos de Génesis
"... nunca tuvieron la intención de contestar preguntas acerca de lo que precisamente sucedió". Entonces,
¿qué hace el lector con los intrincados detalles históricos y cronológicos que saturan el relato de los seis días
de creación? "En la historia, a Dios se lo describe claramente realizando sus obras creativas dentro de un
período de seis días y descansando el séptimo. ¿Qué debemos entender de esta cronología? ... El principio
está cubierto de niebla hasta más allá de la memoria humana, y el fin vendrá 'como ladrón en la noche'. La
cronología de los siete días que encontramos en Génesis 1 no tiene conexión con la cronología real de la
acción continua del Creador en el cosmo. El tema semana de creación es una invención [que contiene]
ilustraciones imaginativas de la forma en que Dios y la creación están relacionados."
Entonces, para Howard Van Till, como para los pensadores neo-liberales y neoortodoxos en general,
Génesis no nos provee de historia primigenia de ninguna manera, sino simplemente introspecciones
"teológicas" (dependiendo, como es lógico, de las perspectivas de cada "teólogo" individualmente). "El
carácter de la historia cósmica es evolucionista"? no sólo para el origen de la tierra,"" sino también para las
"formas de vida"
Semejante enfoque a los capítulos 1-11 de Génesis, cuando selo aplica de manera consecuente; destruye la
credibilidad teológica e histórica del resto del Antiguo Testamento, que está parado sobre el mismo como
un edificio sobre el fundamento. Esta no es la forma en que nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles
entendieron y usaron los primeros capítulos de Génesis. En contraste con el evolucionismo teísta, que

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supuestamente se ha diseminado bastante entre los científicos protestantes así como católicos romanos, la
forma más racional de explicar el origen de nuestro sumamente complejo sistema solar es en términos de
una creación directa por parte de Dios. Y si esta es una posición razonable dentro del marco de referencia
revelado del teísmo bíblico y en vista de los conspicuos fracasos de las alternativas evolucionistas, ¿acaso el
origen sobrenatural del sistema astronómico que conocemos mejor no puede servir como un modelo para
el origen sobrenatural de los sistemas estelares que están más allá del nuestro propio?
En otras palabras, si Dios creó ex nihilo las dos grandes lumbreras que señorean en el día y la noche, él
podría haber creado ex nihilo "también las estrellas" (Gn. 1:16). En las palabras del Dr. Paul A. Zimmerman:
"El relato bíblico de la creación realizada por Dios Todopoderoso no ha sido refutado por la ciencia. Hasta
el punto de vista de la razón sigue siendo, creo yo, aún hoy el relato más lógico y creíble del principio de la
tierra del resto del universo".
Carl F. H. Henry es un prominente teólogo norteamericano que ha observado cuidadosamente las
tendencias liberalizantes dentro de las instituciones evangélicas de educación superior, tales como las que
están asociadas con el Christian College Consortium. Con respecto a la cuestión creación-evolución, dice:
Una evaluación realizada por Albert J. Smith muestra que no existe una posición institucional bien
definida aun entre las escuelas del Christian College Consortium excepto para recalcar el origen y
la dignidad especiales del hombre y de Dios como Creador...("Creacionismo y evolución
conforme lo ven las universidades del Consorcio". La conclusión de Smith es que paralelo con el
deseo de ellos de evitar el dogmatismo, la mayoría de las universidades evangélicas interpretan "la
creencia de que toda verdad es verdad de Dios" para implicar que "la ciencia es una fuente válida de
revelación ... Los instructores insisten en un Dios personal que es el creador y sustentador en una
forma mayormente desconocida pero de cierta manera revelada en la naturaleza mediante la
ciencia..." Es inevitable el veredicto de que difícilmente podría esperarse que dicha posición o la
falta de ella pueda explicar un punto de vista del mundo de la vida que ilumine significativamente el
debate corriente sobre la teoría evolucionista.
Además, el doctor Henry observa:
Es importante observar que el desafío público al humanismo secular no haya venido desde adentro
de las universidades evangélicas tradicionales, muchas de ellas dadas a una correlación más bien
ambigua y tolerante de la evolución con algunos fundamentos teístas básicos. Ni tampoco surgió
desde adentro de la American Scientific Affiliation, cuyos miembros en su mayoría son
evolucionistas teístas.... Fueron principalmente los científicos creacionistas evangélicos, quienes
insisten en que la creación debe tomarse más en serio que como un mero esfuerzo para correlacionar
a Génesis con la evolución, los que dirigieron la atención del público sobre la forma en que el aula
inculca la evolución como un hecho.... El hecho es que un número de científicos seculares están
ahora formulando preguntas más penetrantes acerca de la evolución darwiniana que las que
formulan las facultades en algunas universidades relacionadas con iglesias.

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