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Antropología filosófica Ernst Cassirer

Capitulo 2
Johannes von Uexküll dice que la vida es algo especial y diferente de la física y la química. Él
cree que cada ser vivo experimenta el mundo de manera única y tiene su propia realidad. Por
ejemplo, lo que una mosca percibe y experimenta no es lo mismo que lo que un erizo de mar
percibe y experimenta. Cada organismo vive en su propio mundo, con sus propias cosas y
formas de entender el mundo.

Von Uexküll tiene una idea interesante sobre cómo entender la vida de los animales. Él piensa
que si miramos cómo están construidos sus cuerpos y cómo funcionan sus sentidos y cerebros,
podemos entender cómo experimentan el mundo a su alrededor. No cree que haya animales
"mejores" o "peores", porque cada uno está bien adaptado a su forma de vida. Cada animal,
incluso los más pequeños, tiene sus propios sistemas para percibir lo que les rodea y
reaccionar a ello. Von Uexküll llama a esto un "círculo funcional", donde los sentidos y las
acciones están conectados para ayudar al animal a sobrevivir.
El autor se pregunta si podemos usar las ideas de Uexküll sobre cómo los animales
experimentan el mundo para entender mejor a los humanos. La gran diferencia es que los
humanos tienen algo especial: el pensamiento y el lenguaje. Esto significa que nuestras
respuestas a lo que nos sucede son más complejas y pueden tomar más tiempo. Algunas
personas piensan que esta diferencia no es necesariamente buena, ya que nos aleja de
nuestra naturaleza más primitiva.

El autor dice que los humanos han creado un mundo simbólico usando el lenguaje, los mitos, el
arte y la religión. Estos son como herramientas que usamos para entender el mundo. Ya no
vemos las cosas directamente, sino a través de estas herramientas. Esto se aplica tanto en lo
que hacemos en la vida diaria como en lo que pensamos. Vivimos inmersos en nuestras
emociones, sueños e ideas sobre las cosas, y a veces esto nos causa más preocupación que
las propias cosas.
El autor cuestiona la idea de que los humanos son simplemente "animales racionales".
Reconoce que la racionalidad es importante, pero señala que no es la única parte de nuestra
naturaleza. También tenemos emociones, imaginación, y nos expresamos a través del arte, la
religión y la poesía. Por lo tanto, el autor propone que sería más preciso decir que somos
"animales simbólicos", ya que utilizamos símbolos en todas nuestras actividades culturales.
Esto nos ayuda a entender mejor cómo nos desarrollamos como sociedad.

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