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Gerchunoff-Pablo-y-Llach-Lucas-El Ciclo de La Ilusion y El Desencanto
Gerchunoff-Pablo-y-Llach-Lucas-El Ciclo de La Ilusion y El Desencanto
LUCASLLACH
EL CICLO DE LA ILUSIÓN
Y EL DESENCANTO
Ariel
y el desencanto 1 Pablo
338.9 Gerchunoff, Pablo
ISBN 950-9122-79-3
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ADolores.
L. LL.
ISBN 950-9122-79-3
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reprodu
cida, abnacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico,
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CAPÍTULO IV
ASCENSO Y APOGEO PERONISTA
(1940-1949)
un lado, su origen fraudulento lo alejaba irremediablemente de los te •�a,,w,,v era visto como una administración débil, fundada en un siste
de la oposición; pero su tinte todavía aliadófilo lo enemistaba con :orrupto, e insuficientemente nacionalista, más allá de su poco conven
y nacionalistas. Ese complicado equilibrio comenzó a definirse luego netura:uuau. Dentro de esas Fuerzas Armadas tan politizadas tomó fuer
renuncia de Roca y Pineda, y sobre todo con la Conferencia de Río logia que sustentaba las prerrlisas compartidas por muchos oficiales:
neiro en 1942, cuando los Estados Unidos ya habían entrado en la con decisión la neutralidad, impedir la penetración comunista y
La Argentina mantuvo allí su posición neutral a pesar de la presión el peso de los militares como un elemento estabilizador. Era el Gru-
mericana para, al menos, romper relaciones diplomáticas con las :Ofic:ial<'" Unidos (GOU), un nuclearrliento de coroneles y tenientes co
del Eje. Continuaba así consolidándose una política intemacional que pronto se concentró en una acción inmediata, necesaria para
mente autónoma, especialmente en relación al creciente poder no.rte:un¡ con sus más ambiciosos objetivos. Ignorando las presiones milita-
cano: si Estados Unidos era el "gran país del norte" que extendía Ca:;tillo había designado como candidato oficial para las elecciones de
fluencia a toda Latinoamérica, había también un "gran país del Robustiano Patrón Costas, un conservador salteño con importante
podía ignorarla y contrapesada, con una independencia de la que en las provincias. La designación desagradó al GOU --<¡ue no consi
la en todas las conferencias interamerícanas. En este aspecto, el a Patrón Costas un garante seguro de la neutralidad- y se establecie
ideas parecía reflotar aquel ¡le fines de siglo que había llevado a corttac:tos con sectores opositores al gobierno, con la idea de dar un gol
Sáenz Peña a rechazar la iniCiativa de un zollverein continental. n.s'"l"'"''·'u'o de 1943. Los conspiradores tenían a su favor la presencia
El sentimiento nacionalista predominaba entre los militares. Si el pgabin.ete del general Pedro Ramírez como ministro de Guerra, quien no
de 1930 había sido un fracaso desde el punto de vista político, no aculiZ>tba la acción del GOU y mantenía una posición de poder frente a
cirse lo mismo en cuanto a su proyección ideológica. La prédica de La situación se desbordó cuando comenzaron a correr rumores de
oficiales había encontrado en el acentuado germanismo del Ejército un cmJditiatJJra del general Ramírez apoyada por los radicales. El 3 de ju-
no fértil. Las reacciones norteamericanas a la orgullosa ¡¡·Jdependt,ncia prc'8iclente despidió a su ministro, lo que desencadenó la inevocable
criterio argentina no hacían otra cosa que realimentar esa autonomía. desde Campo de Mayo: el gobierno debía ser denocado.
ticular, la exclusión de la Argentina del programa de ayuda militaiT'ii Revolución del '43 resultó así bastante improvisada. Como en
"Préstamo y Arriendo", del que sí fue beneficiario Brasil, contribt¡yéí: única decisión tomada era la de derrocar al presidente, operación
consolidación del neutralismo entre las Fuerzas Armadas, e incluso en aquella opmtunidad, se llevó a cabo sin mayor oposición.
gociaciones con Madlid y las potencias del Eje para aprmrisionarrlieJoto' realidad, esta vez apenas era claro quién reemplazaría a Castillo en la
lico. Cuando la Unión Soviética entró a la guerra, creció el recelo nwouc;a. El nombre del general Arturo Rawson, que no pertenecía al
aliados, ya que la posibilidad de pelear de su lado era sencillamente · pero que ayudó en el aspecto militar de la revolución, surgió pocas
table para la gran mayoría de las Fuerzas Armadas, cuyo anltic<Jmunisnoc antes de la toma del poder, y cayó en desgracia pocas horas después.
sido señalado como el aspecto más estable de su visión del mundo. inconsultos nombramientos ministeriales de Rawson bastaron para de
El candente ánimo militar era notorio en medio de una situación a los miembros del GOU que se habían equivocado en su desig
ca en que la oposición y el gobierno perdían iniciativa. Las mue1tes En definitiva, fue el general Ramírez quien accedió a la presiden
cutivas de Ortiz, Alvear y Justo, entre 1942 y 1943, dejaban sin gnmde.� su gobierno fue dominado por los miembros del GOU y sus
guras al arco liberal de la opinión pública. La causa de Acción el general Farrell y varios coroneles, entre los cuales pronto se
que aglutinaba a los simpatizantes de las naciones democráticas y Juan Domingo Perón.
ba la ruptura de relaciones con las potencias del Eje, parecía pe:rdi:da. La política entre los años 1943 y 1945 giró alrededor de dos temas: el
acontecimientos nacionales iban a contramano de los mundiales: mi,entraS político de Perón y la posición intemacional de la Argentina ante una
neutralismo argentino tomaba mayor arraigo, Hitler fracasaba en la cuyo curso ya parecía definido. El coronel Perón sumaba a la acumu
Soviética. El retomo despreocupado a prácticas fraudulentas terrrlinó de cargos (fue ministro de Guerra, secretario de Trabajo y Previsión y
tanciar a la debilitada oposición de los partidos. Pero tampoco podía ep¡·esi:dertte) una especial habilidad para aprovechar las oportunidades de
el oficialismo con el apoyo de los militares. En círculos castrenses, el que se le presentaban. Desde la Secretaría de Trabajo, estrechó sus
!58 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO AsCENSO Y APOGEO PERONISTA (1940-1949) 159
1939-45 no puede dejar de considerarse buena. Pero el contraste es, el economista Colin Clark publicaba previsiones que, de tan fa
luego, tramposo. En realidad, el estado de la econonúa hacia 1945 excedían a las del más optimista de los argentinos. Suponiendo
óptimo. La agricultura se había estancado en los años de la guerra, y de productos agropecuarios con demanda sostenida, Clark
casez de materias primas y bienes de capital en la industria estaba que para 1960 el producto per cápita de la Argentina sería de 754
diendo la satisfacción de la demanda por productos industriales. de medida, segundo en el mundo detrás de Estados Unidos, con
creció algo menos que las otras econonúas importantes de América por encima de los países europeos (proyectaba para Francia
y mucho menos que Estados Unidos y Canadá, donde la demanda 527). Muchos años después, el economista norteameri
nes militares había estimulado la producción y el empleo. Ju:'g'mdo Pa1u]SamJJel,son recordaría con sorpresa:
luz de esos éxitos, algunos vieron en la evolución económica de
tina durante la guerra poco más que un fracaso. Así, por ejemplo, el arguien hubiese preguntado en 1945 ¿qué parte del mundo espera usted
pansa! del Financia! Times en la Argentina opinaba en 1946 que experimente el más dramático despegue económico en las próximas tres
probablemente yo habría dado una respuesta parecida a la siguien
Los cinco últimos años de la economía argentina pueden describirs� Ar¡;en1'ina es la ola del futuro, tiene clima templado, su densidad de po
años de frustración y de oportunidades tristemente desperdiciadas.I ofrece una dotación favorable de recursos naturales por empleado.
accidente histórico, su población actual constituye la más homogénea
de las naciones de Europa Occidental y la Argentina en 1945 se en
en ese estado intermedio de desarrollo del cual se puede fácilmente
EL DESEMPEÑO ARGENTINO DURANTE LA GUERRA
un rápido crecimiento.2
Tasas anuales de crecimiento de la Argentina
y otros países, 1939-45
si ésa era la opinión de los observadores externos, ¿qué espera
argentinos de su propio futuro económico de posgueJTa? ¿Qué pro
había para consolidar esa posición que envidiaban los analistas eu
Argentina 2,45 En muchos sectores de opinión, la industria era vista como la
de un desarrollo sostenido y autónomo. Si hasta ese momento la
Brasil 2,89
beneficiado las particulares condiciones de la Depresión y la gue
Chile 4,07
hora de consolidarla y darle mayor dinamismo a través de políticas
México 5,25 :mlun<,ntales. La hora del industrialismo había llegado, después de dé-
Australia 3,85 de incubación.
Canadá 8,19
Alemania ·3,50
Francia -10,66 MILITAR-INDUSTRIAL
Italia ·9,07
Reino Unido 2,43 La idea de hacer de la Argentina una nación industrial a través de polí
EE.UU. 1 1 ,35
;'estat<tles tenía antecedentes que se remontaban al siglo diecinueve. Car
cc,:c¡;J.uu· y Vicente López, entre otros, habían atacado la posición libre
Fuente: Maddison (1995). más mtodoxa en los debates por la ley de aduanas en 1875. Ya en
siglo, un grupo ligado a la Revista de Economía Argentina, liderado por
Bunge, había señalado la vulnerabilidad de un desarrollo tan de
La caracterización más sensata parece ser la de un deserrvc1lvimietí del comercio como el argentino. En la década del 30, la Unión In
entre mediocre y razonable durante la guerra. Pero más allá de esa Argentina había resaltado los beneficios que acarreaba la sustitución
ción, muchos opinaban que un porvenir brillante aguardaba a la Argenti1na í'irnp<Jlt:lcion•es por producción manufacturera doméstica.
162 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1 940-1 949) 163
A pesar de las caracterizaciones posteriores, la política ec<mó'lll ,;ur·avllc10 con un impuesto al "excedente de beneficios", que se cobraba
hasta los años 30 no había sido en modo alguno antiindustrialista. Las pr
, <>po,rción a la diferencia entre el precio vigente para los productos de
niones en este sentido varían, pero no faltaron quienes calificaron a 10r1:acJ.vu y un precio promedio del pasado. Ese tipo de medidas prefi
gentina anterior a 1930 como un país fuertemente proteccionista, borrosamente la política económica del peronismo.
ción que es algo exagerada. De acuerdo con cálculos de la :>ocmdad comprutida opinión favorable al apoyo estatal a la industria no es
Naciones, la Argentina de 1 9 1 3 no era más ni menos proteccionista >a·''xema de debates. No resultaba claro, en primer lugar, qué industrias
Australia, Estados Unidos y Canadá, y en 1925 el nivel de pn>teccdón·•, contar con el apoyo oficial. Era tradicional en la discusión públi-
similar al de Canadá, superior al de Estados Unidos e inferior al de distinción entre las industrias "naturales" (aquellas para las que el
tralia. Las medidas de protección fueron en general bastante imnn1visa, más ventajas) y las "artificiales". El Plan Pinedo, por ejemplo,
y, por lo común, el resultado de una combinación en distintas prc>porc nclina1ba por un estímulo limitado a las actividades manufactureras
nes de tres factores: las necesidades de recaudación fiscal por l a '''"'''"''" básicamente aquellas que usaban materias primas nacionales.
puestos a las importaciones, e l deseo d e restringir las compras al SinJ'onne encargado a laArmour Research Foundation por dueños y di
para evitar desequilibrios comerciales y las presiones de algún sector de industrias instaladas en la Argentina clasificó a los distintos
nómico con suficiente poder. Detrás de la moderada protección previa productivos según sus perspectivas de desarrollo futuro, desta
Depresión no hubo, en general, una política consciente y coherente de sobre todo a los que elaboraban alimentos pero también a la fabri
mento a la industria. Esto fue cierto también en la década de la crisis. de cemento, cal, calzados y confecciones, papel y algunos produc-
gunos vieron en medidas como el control de cambios o los ocasionales ¡uúnic:os. Para otras actividades, el aceptable presente del final de la
crementos arancelarios una política deliberada de estímulo industrial. no era visto como el augurio de un gran futuro. Esa postura selec
las motivaciones fueron en realidad más de corto plazo, y su cmte fc<1ntra,;talba, naturalmente, con la de la Unión Industrial Argentina,
trialista, un efecto no buscado. Si a algún sector intentó favorecer la a lo largo de los años 30 había mantenido una posición que no repa-
tica económica de Justo, fue a los productores rurales -golpeados distinciones interindustriales:
caída de sus precios- antes que a los industriales.
Las cosas empezarían a cambiar a partir de 1940, es decir, ,Dejemos que los censores de las "industrias artificiales" olviden que Italia,
peronismo. Más allá de su fracaso político, la mera existencia del Plan sin hierro y sin combustibles, sin lana y sin algodón, haya creado poderosas
nedo fue un primer síntoma de la nueva mentalidad con que se enc;ar:lba
fábricas que serán todo lo artificiales que quieran, pero que dan vida y sostén
a millones de seres y salvan la econorrúa de su pueblo; que Norteamérica, con
cuestión de la industria. En los fundamentos del programa se
la "industria artificial" del caucho, producto que no tiene, consuma el 70% de
creencia de que la Argentina estaba ante una oportunidad histórica
la producción mundial de esa materia prima . . . pese a que algunos argentinos
debía perder: la guerra estaba dando un impulso al desarrollo sigan llamando aquí "industrias artificiales" a casi todas las que, con noble y
que debía ser consolidado desde el estado, como no se había hecho patriótico esfuerzo, han creado los verdaderos pioneers del trabajo naciona1. 3
Primera Guerra Mundial. Entre 1 940 y 1 943, la política de redlesc:ue11t!
del Banco Central favoreció a la industria más que a la agricultura y al Un dilema análogo s e planteaba e n tomo a l destino d e los productos
mercio, se organizó un Comité de Exportación y Estímulo Industrial y uw;u"""''· El relativo éxito de la exportación industrial durante la guerra
mercial, se dictaron alrededor de quince leyes de promoción in<lustrio!l despertado la idea de considerar a los mercados externos como una
nivel municipal y provincial, se creó la Flota Mercante del estado y se »w'u"wude crecimiento de largo plazo. Algunas medidas previstas en el
cionó la ley de Fabricaciones Militares. Un informe del Banco Centr·aJ, Pinedo buscaban afirmar esa posibilidad. En la opinión de la propia
1943 consideraba que el final de la guerra no debía ser también el Industrial comenzó a manifestarse la aprobación a este sesgo expor
los nuevos bríos que tomaba la industrialización. A medida que el y en 1 945 se aseguraba que "de todas partes del mundo se reclama
trialismo sumaba adherentes y medidas a su favor, el sector rural iba rtu•est1·o país el envío de sus productos manufacturados".
diendo el sitial de privilegio que había ocupado por largas décadas. ¿Cuáles eran los fundamentos de esta ola industrialista? ¿Por qué no
moderar la expansión de los primeros años de la guerra, en 1943 el en la reaparición del "método indirecto" de producción (que con-
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sistía en comprar productos manufacturados con las exportaciones que, terminada la guerra, carezcan de razón de existir". Pero las
una vez acabada la guerra? En las declaraciones del presidente Perón sobre la industrialización no tardarían en cambiar. Con la
advierte lo que era uno de los argumentos más fuertes a favor de la · que daba el final de la guerra, en especial al considerar el pro
trialización. Hablando de las industrias extractivas, decía: de la escasez de algunas materias primas, Perón comenzó a ver con
ojos la posibilidad de intensificar la industrialización. No fue ése
esas industrias son la base de la liberación económica y de la auton<,mf motivo detrás de su cambio de posición. Para Perón, la industria
cional. Los países exclusivamente ganaderos y agrícolas están de,,tinado; no era solamente un corolario del nacionalismo. Se trataba, en rea
servidumbre.4 una pieza maestra dentro de una concepción más global de los
que debía enfrentar la economía argentina en la posguerra. En
"Liberación económica", "autonomía nacional": las consignas una de las preocupaciones centrales era el nivel de empleo. El
nalistas estaban en el corazón del pensamiento pro industrial. Las provocado por el conflicto mundial había hecho crecer vigorosa
Armadas, ahora el gran actor polític�, rápidamente hicieron suyo el empleo industrial.
curso. Para algunos militares, la coincidencia industrial-nacionalista
mitaba a l a fabricación local de material bélico, sobre todo en
fracaso de las negociaciones internacionales de armamentos. La Ti EMPOS MODERNOS
de la Dirección de Fabricaciones Militares en 1941 fue una ev.idenc'ia Asalariados industriales en todo el país (miles)
quívoca del cariz que había tornado el pensamiento del Ejército,
poderosa y respetada de las Fuerzas Armadas. Entre sus objetivos
ban los de completar fábricas militares en construcción, iniciar otras Año Número de asalariados industriales
vas y fomentar la producción de materias primas necesarias para
tividades. Pero la simpatía militar por la industria bélica no tardó 1 940 796,7
ampliar el sentido de la frase "defensa nacional" para incluir a todas 1 942 934,2
si todas las industrias en el proyecto militar, ya que la diversificación 1 943 1 .025,5
ductiva del pais era una manera efectiva de reducir su vulnerabilidad 1 944 1 . 1 02,2
terior. Así, la posición de las Fuerzas Armadas fue acercándose a la 1 945 1 '1 85,6
Unión Industrial Argentina venía sosteniendo desde hacía años. Al
el gobierno revolucionario un programa de crédito industrial en Fuente: Llach y Sánchez (1984).
bre de 1943, por ejemplo, se planteaba la necesidad de sustituir
ciones en general, sin discriminar entre industrias naturales y arttifi,cia
Se optaba además por una industrialización cerrada, al darse fin de la guerra, si significaba también el cese de las actividades ex
crediticia a los productos destinados al mercado interno. La rn<Jd<oraci gracias a ella, redundaría en una caída del empleo industrial que
del Plan Pinedo, que había propuesto un apoyo limitado y sellectiv<D. :-u'""J·u Nacional de Posguerra calculaba en !40.000 personas. Para Pe-
así reemplazada por una defensa más enérgica y global de los logros ése .no era solamente un problema económico �ino también político:
canzados durante la guerra. éxito dependía, en gran medida, del apoyo de los trabajadores.
El Consejo Nacional de Posguerra, un organismo nacido bajo el ' CliOnt•os de miles de migrantes que llegaban del campo a la ciudad pa
picio y el comando de Perón para diseñar las políticas que seguirían sus brazos a ]a industria todavía eran políticamente huérfanos, y
normalización de las condiciones mundiales, se aferró en un pnmclP""·· allí disponibles para quien pudiera satisfacer sus demandas.
la versión más moderada. En algunos de sus documentos se proponía
"industrialización razonable" y la necesidad de suprimir "aquellas
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PERÓN AL PODER encabezada por Perón. Los trabajadores nucleados en la Unión Fe
fueron los primeros beneficiarios del cambio de rumbo en las po
La relación de Perón con los sindicatos se inició unos meses laborales. Se aumentaron sus salarios, se otorgaron subsidios para
de la revolución del 4 de junio. El derrocamiento de Castillo había sta<;!OJnes sociales y se laudó en su favor en antiguas disputas contra las
con el apoyo, o al menos con la esperanza, de los más importantes de trenes.
sindicales. El "unicato de uno" castillista había visto reducirse a un conseguía Perón sus primeros adherentes, y antes de comenzar
su popularidad, y la ilusión de un vuelco favorable era compmtida ya había sido bautizado como "el primer trabajador argentino" por
toda la sociedad. A eso contribuían las dudas respecto a la filiación gremialista ferroviario. La acción del secretario de Trabajo y
de los militares golpistas. Por ese entonces, la CGT estaba dividida: pronto fue extendiéndose a otros sectores. A la derogación del
N" 1 agrupaba a gremios menos politizados que la CGT N" 2, dominada deAsociaciones Profesionales apenas iniciada su tarea se agrega
socialistas y comunistas. Ambas recibieron con agrado l a revolución, serie de arbitrios por lo general favorables a los trabajadores, au
que la CGT N" 2, acaso sin percibir el enconado anticomunismo del salariales por decreto, el establecimiento de salarios mínimos para
gobierno militar, aseguró su "adhesión franca y leal". industrias y las extensiones del sistema de previsión social, entre
En pocos meses, este apoyo se había evaporado. Quizás deba otras medidas. Los favores de Perón tenían, desde luego, una in
se, con más rigor, que el gobierno se encargó de enajenar esa ior•aliida.d política: no era tan generoso cuando consideraba que las
cordial. La CGT N" 2 fue disuelta en julio, y en el mismo mes se tce¡;íoJnes no eran capaces de conquistar el favor de algún gremio, y
gó un decreto deAsociaciones Profesionales que imponía res:tricciion"" excluidos a los sectores socialistas. Perón fue hábil para obtener
movimiento obrero. El gobierno intentaba así un mayor control mú<irrto posible de las estructuras gremiales (que habían crecido veloz-
sindicatos, en línea con su concepción jerárquica del poder. La en los años 30), potenciando las organizaciones que apoyaban su
ción de los más importantes gremios ferroviarios en agosto del laboral y debilitando a las que mostraban mayor independencia.
año fue otra de las iniciativas del gobierno que lo enfrentó con las las organizaciones obreras, la repentina generosidad oficial era
nizaciones obreras. Tan sólo cuatro meses después del 4 de junio, un inusitado y sorpresivo. Se instalaba una vez más la cuestión de
mi alista advertía que la presión sobre los sindicatos podía "hacer artici¡>ación política de los sindicatos, que había sido motivo de con-
canalizarse por sendas obscuras". Sin embargo, en la tan resistida durante las décadas anteriores. El dilema tenía ahora un componen
vención a la Fraternidad y a la Unión Ferroviaria estaba el germen rncwn.al: ya no se trataba de decidir si era o no conveniente alinearse
que sería la más decisiva participación sindical en la historia arg:enti1 partido político de la oposición, sino con el propio gobiemo, un go
ya que el coronel Domingo Mercante, amigo de Perón, fue desi¡:na1do que, para peor, había surgido de un golpe de estado. El debate afio
frente de esos gremios. A través de ese contacto iniciaría Perón su a menudo, ante circunstancias muy concretas que obligaban a la CGT
romance con los sectores obreros. ",;, "'"0'"qué punto llegaba su apoyo al gobierno. Poco a poco fue im-
Cuando en octubre de 1943 Perón se hizo cargo del Departmmeí 1iér1dcose la línea más conciliadora, en la que algunos veían una pérdida
Nacional de Trabajo, ya era evidente que la política de control y indep<,nclencia de parte de los gremios. La nueva actitud sindical era
ción que el gobierno estaba ejerciendo sobre los sindicatos no servía mpren.sitole. En palabras del dirigente cervecero Montiel:
quiera a sus propios fines. Las posibilidades de éxito de una evc,ntual
netración comunista crecían si se acentuaba el antagonismo grueso de los trabajadores, lo que desean es que se solucionen sus proble
gobierno y los gremios. Además, la situación de franco enfrentamiento: mas, y quienes pueden hacerlo son precisamente las autoridades del país. 5
particularmente peligrosa para un gobierno que carecía de una sólida
de legitimidad. Estos argumentos, sumados a una indudable pn,teJnSÍ¡ S i para ello debían dejarse parcialmente d e lado "los principios que
personal de poder, convencieron a Perón de que era hora de pasar de ll\ c:an>s a todos", la recompensa bien valía ese sacrificio. A partir de me
política de control a una de concesiones. La nueva estrategia se veía del año 1944, con Perón ya como vicepresidente y ministro de Gue
litada por la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, a fines actos de apoyo al gobierno organizados o auspiciados por los sin-
ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1 940-1949)
169
168 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
den o Pe
través de la eficaz antinomia "Bra
dicatos se multiplicaron, mientras Perón no cedía en sus esfuerzos a la puja electoral, a
ula Peró n-Qu ijano obtu vo 300.000
lar la mayor cantidad posible de gremios. En esta tarea, la ba:ndt,n i d, sorpresa de muchos, la fórm , , . en 1as e1ec
.
. n Dem ocra uca
rdatos de ]a Umo
venlaJ·a sobre los cand
sindicatos, la Igles¡a y os mr ttare
cionalismo servía para acercar el discurso del gobierno al de las . 1 .1. .
s, qul-
febrer o. El apoy o de los
ciones obreras.
dido el triunfo peronista.
Perón aprovechaba además las ambiciones políticas de mismo orden, había deci
gentes sindicales. De éstos partió la propuesta de respaldar su
a partir de la constitución de un Partido Laborista, lo que resporrdi<)'eí
te al éxito electoral del laborismo británico en 1945. Perón era, a NI COMUNISTAS: WSTICIALISTAS"
ra, la figura más importante del país, y las fuerzas políticas se
claves de lo que
relación a él. Algunos radicales de raigambre nacionalista le la alianza peronista daba algunas
:a c:onfig,ur:ación de
de la concepci ón polít ica del peroms
apoyo. La oposición democrática, en tanto, se organizaba para de los elementos centrales
cuida", los sind icato s, el "ejército que
sus aspiraciones. Encabezada por socialistas y radicales, se efectuó militares, el "ejército que
nte los primeros años de gobierno ca
tiembre de 1945 una Marcha por la Libertad y la Constitución, en y la Iglesia, respetada dura
de hech o al Parl ame nto como
se ensalzaba el viejo ideal republicano. Desde la universidad, la del "poder moral", reemplazaban
un estado tutor . El Con gres o mantuvo
un empresariado descontento por las medidas sociales del golJieimo. senttanttes de la sociedad ante stitu
las previsiones form ales de la Con
tían presiones, que pronto se hicieron insostenibles, para forzar el r\cionarrLie:nto de acuerdo con a los
s oficialist as siem pre fiele s
miento de Perón y una rápida normalización institucional. Tomó estuvo dominado por diputado
idea de entregar provisoriamente el gobierno a la Corte Suprema, del presidente. .
tentativas de un nuevo golpe de estado. El 9 de octubre Perón debió orati vista era uno de los poco s rasgos del pensallliento
visión corp
a lo largo de toda su carrera. Una
ciar a sus múltiples cargos, mientras se constituía un gabinete sin que se mantendría inalterable
concep
determinante para moldear esa
leales al saliente coronel. Perón pudo despedirse con un acto en la nstamow fortuita había sido
militar lo habí an desti nado a Italia
taría de Trabajo y un mensaje radial transmitido en cadena, en el poder. Los azares de la carrera
que los enca ntos del Siste ma cor
saltó las medidas sociales que había propiciado, antes de ser deteniido ff
viada a Martín García. La noticia de la renuncia y arresto de
el apogeo de Mussolini, época en
eran difíciles de resistir. En Turí
n, Perón habí a toma do curso s� e
� o del liberalismo ortodoxo y del ro¡>re:sarios a la política prolaboral del gobierno revolucionario, generan
tiv1smo. Este tipo de persuasión era
efectiva en un mundo de po•sg:Jet re:1ccior1es sindicales.Con la recuperación económdca de posguerra, las
aparentemente apresado entre opcio
nes radicales. La Guerra msion,os remitieron.Durante los primeros años del gobierno propiamente
vislumbraba como el nuevo gran confl
icto, y las "terceras posici011es" eronis:ta, el conflicto entre el trabajo y el capital se mantuvo en un estado
dejaban de tener su atractivo.
Mllente. La bonanza alcanzaba para unos y para otros, y hasta para sellar la
.aliam'a entre obreros y empresarios industriales sobre la cual se asentó el
ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1 940-1 949)
172 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO 173
s norteamerica
necesitada sobre todo de producto
para la Orga?ización de Estados Americanos, acaso sin percibir los para la Argentina, el punto de con
las libras bloqueadas pasó a ser
que acarreana el nuevo enfriamiento de las relaciones. Así, el problema de a resolverse
s con Inglaterra, que comenzó
Estados Unidos tampoco vio con agrado la política del gobierno central en las relacione Eady -Miran
con la firma del tratado
.
tmo en relación a la comercialización de sus productos de exportacoióJa: negoci aciones que acabarían
denunciaba un excesivo oportunismo argentino en la fijación de los septiembre de 194 6.
s y opuestas.
argentinos y británicos eran clara
Las posiciones de los
de los alimentos. La acusación no era del todo justa. No está claro entaje posible de
convertibilidad del mayor porc
pretensiones argentinas en las negociaciones comerciales con las ¡At:ge11ti'rra buscaba la medio punto
0 al menos la obtenció
n de un interés mayor al magro
europeas fueran desmedidas, en comparación con la de otros países, iendo, mientras la deuda se
que hasta entonces estaban rind
Estados Umdos. Pero lo cierto es que la opinión internacional co1ndenc , pretendía ir cubriendo la
congelada. Inglaterra, por su parte
col;'portamiento argentin?, y las represalias tardaron poco en llegar. A ientes.
favorable durante los años sigu
Cipms de 1948 se anuncw el Plan Marshall, un sistema de créditos con una balanza comercial ca
nica a desprenderse de los ferro
_ había una predisposición britá a
los pmses europeos devastados por la guerra tuvieran acceso a irntportac ban
os privilegios impositivos esta
nes cruciales. A pesar de repetidas promesas, la Argentina fue exdtlid:a., instalados en la Argentina (cuy tene r la
deuda. Se acordó finalmente man
de caducar) y pagar así la
mo proveedor de alimentos, lo que representó una oportunidad pe:rdi<la as pero asegurar la convertibili
respecto a las libras ya bloquead
un sector rural ya bastante castigado. Era la respuesta de Estados as. También se
eses por exportaciones argentin
de los futuros pagos ingl a
un país que, más allá de acercamientos circunstanciales, no había del mercado inglés. En cuanto
a la carne argentina una cuota i
el papel que se le había asignado en la reconstrucción de posguerra. part
n de una compañía mixta con
La exclusión argentina del Plan Marshall fue, de los eventos lfeJ:roc;arril<:s. se previó la fmmació
. del estado argentino.
tlcos co � repercusiones económicas, el segundo en importancia. to en el
rtantes del tratado cayeron pron
ro fue, Indudablemente, la extensa, polémica y global
· Las disposiciones más impo
ciaciones con las compañías ferro
Gran Bretaña para arreglar las cuentas de guerra. La "especial tras las dificultades en las nego
ión de inconvertibilidad de la libra
británicas y una nueva declarac
comercial con Inglaterra en la preguerra tenía una historia casi
de Inglatena en agosto de 1947 . Finalmente, los dos problemas
c�mo la de la Argentina moderna. El balance de pagos con In;glaterra fue-
carriles y las libras bloqueadas)
ma stendo, desde trempo atrás, reflejo nítido de la configuración del (a te:ral·es más importantes (los ferro ntino
inó la mayor parte del saldo arge
angloargentmo: un superávit comercial en el que las importaciones de resueltos conjuntamente. Se dest
de los ferrocarriles, monto que fue
nnfacturas británicas no alcanzaban a contrapesar las fuertes expo1rtac;ig1 Banco de Inglatena a la compra s co
a pagar con los futuros superávit
agropecuarias argentinas era compensado por una cuenta de servicicts m�'let:adc con un crédito británico s
un complicado problema de pago
nancie;os favorable a Inglaterra, que surgía de las utilidades de los � rc:iales. Se concluía así no sólo con
ión" que había llevado a Julio Ro
cws pubhcos (especialmente los ferrocan·i!es) y de los pagos de también con aquella "especial rdac o
e el punto de vista comercial, com
estado. Durante la guerra la situación cambió. La dedicación de la a considerar a la Argentina, desd
'• ,_,,.," integrante del Imp
erio británico.
tria británica al esfuerzo bélico, la decadencia de los fenocarriles ' de los fenocarriles? Del lado ar
quién convenía la nacionalización
dos por la competencia automotriz y la crisis del comercio, y las operación la ha presentado como
el cuestionamiento tradicional a la
repatnacwnes de deuda pública, generaron un fuerte superávit global el apara
an haberse usado para modemizm
la Argentina. Entre 1940 y 1945 el balance de la Argentina con el !1democl1e de reservas que podí inve rsión.
como estab a por años de baja
to del Imperio británico arrojó un saldo favorable de 1500 millones r,prodtJctivo del país, deteriorado De
eía ese destino para las divis as.
sos. Hacia fines de la guerra, el Reino Unido debía al estado realidad, el gobierno también prev era
al
·
las tierras a los costados de pretendían. Perón se pronunció en contra de la estatización de los
vías que fueron adquiridas junto con los trenes
, fue la Argentina quien ¡orífi<;os y de una empresa cementera de origen norteamericano. Los lí
zo un buen negocio. Pero en este punto no
hay un acuerdo entre los eran impuestos, también aquí, por sus propias convicciones. Antonio
res. En cualquier caso, la compra de los ferroc
aniles es una muestra de quien a partir de 1952 desempeñaría importantes funciones en el
también en las relaciones económicas intern
acionales pudo Perón conc1iliat:• acentuaba el carácter coyuntural del estatismo peronista:
178 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1 940- 1949) 179
::����:�:��;
tributivos seguramente influyeron en el diseño de las políticas fiscalles
ronistas. Así y todo, el gasto del gobierno no fue el único i
do para sostener la demanda agregada y para redistribuir p . El incremento de los salarios reales llevó a una distribución del in
el ingreso. Más aún, cuando al comenzar los años 50 la econorrúa nacional más equitativa. Se ha calculado que el componente sala
ba hacia una recesión, el gasto del estado se redujo, más en línea del ingreso nacional superó, por primera vez en la historia, a la retri-
182 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1940-1949) 1 83
gravamen a los beneficios de las empresas, lo que también coJotrib� una mayor autarquía. El gobierno peronista actuó vigorosa y de
sustitutiv a de importaciones. No fue
mejorar la distribución del ingreso. Con la sanción de un impuesto ira<larnellte en favor de la industria
nto en pro de la industrialización. Perón
"exceso de beneficios" y otro sobre ganancias de capital, también taciorlalisnlo el único argume
posibilid ad de mantener un alto nivel
tó cargar a las empresas y a las personas de altos ingresos con una en el crecimiento industrial la
y de consumo. Según sus propias palabras en ocasión del lan
mayor del peso de los gastos públicos.
Para la hacienda pública, todas estas medidas impositivas del Primer Plan Quinquenal:
una importancia menor al iado de los recursos obtenidos por la
de la seguridad social. El sistema previsional argentino había �:��;��;: producir el doble; multiplicarlo por cuatroónmediante una buena in
por la industria; distri
a funcionar, de manera todavía muy limitada, en 1904, con la
. ,d a� : �� : es decir, emiqueciendo la producci
equitativamente esa riqueza y aumentar el estándar de vida de nuestras
una caja para empleados públicos. Poco a poco se fue exter•di•en<io lá
ma de actividades cubiertas por la seguridad social: en1915 se poblaciones hambrientas [ . ] y habremos solucionado con ello una de las
. .
4% del producto bruto del flamante sistema de seguridad social, plazo estas tendencias, especialmente si son apoyadas por una acción deli
que fue decayendo con el correr de los años a medida que aumenta1b.: berada que promueva esquemas de desarrollo, pueden resultar más
impor
número de beneficiarios. tantes que el actual predomini o de los Estados Unidos en la producción mun
de
El sistema impositivo y previsional fue un factor impmtante, dial, lo que quizás era esperable inmediatamente después de un período
el decisivo, en el esquema distribucionista del peronismo. El elt,menlto ' guerra y devastación en el resto del mundo industrial izado.19
cial era la generosa política salarial. Pero si los aumentos salariales
raron la situación de los trabajadores, ¿quién pagó esa bonanza? Una Los medios elegidos por el gobierno para llevar a cabo este proyec
tesis debe descartar·se de plano: no fueron los empresmios ín<ius:tmll: )f,,enm básicamente dos: la restricción de las importaciones y la gene
favorecidos pór un gobierno que hizo del desarrollo manufacturero política crediticia. Ya en 1944, el "Régimen para la protección y la
sus más apreciadas banderas. ltólDOIOÍÓn de la industria" había mostrado la voluntad oficial de proteger
producción de manufacturas de "interés nacional". Se elevaban los
186 EL CICLO D E LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1 940-1949) 187
La observación del parlamentario inglés daba una de las claves intemacional. Durante el gobiemo de Perón, la influencia del go-
industrialización peronista, que estaba sostenida sobre una transfer,en¡ sobre los precios agrícolas se intensificó, pero con signo cambiado.
intersectorial de ingresos que a su vez era posible por la particular Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) monopoli
tura internacional, excepcionalmente favorable para la Argentina. principios de 1946, la comercialización de los cereales y oleagino-
tos precios mundiales de los productos rurales estaban siendo anJrov·ee> 1946 y 1949, compró las cosechas a los agdcultores para vender
dos por el gobierno para financiar sus políticas expansivas. Jnt<�rnam.enlte y en el exterior, obteniendo un margen muy amplio gracias
favorables términos de intercambio extemos.
Había dos motivos muy concretos para esta política discdminatoda ha
EN EL CAMPO, LAS ESPINAS sector rural. En pdmer lugar, las ganancias del IAPI sirvieron para sos
aumento en el gasto público. Además, la intervención del IAPI desli
Desde que, en el último cuarto del siglo XIX, la economía prudalmente la evolución de los precios intemos de los alimentos del
se había consagrado a la producción agropecuaria destinada en su oJnlie11to de los mismos que se estaba verificando en el mercado intema
a los mercados externos, las variaciones en los precios de los pnldtJCt<ls Este fenómeno se refleja en las estimaciones sobre la participación de
rales habían determinado en gran medida la situación general del [ctividad<os agropecuadas en el producto bruto total argentino, que es mu
marcada inestabilidad de la economía se debía bastante a la bn1sc¡uedad cuando se la valúa a los precios internos (influidos por políticas ca
las fluctuaciones en esos precios. Perón tuvo la suerte de asumir la del IAPI) que cuando se calcula tomando los precios internacionales.
dencia con los términos de intercambio más altos de todo el siglo:
LA DISCRIMINACIÓN AL CAMPO
AÑOS AFORTUNADOS (Base 1925-1929=100)
Términos de intercambio externos (1960=100)
En los primeros años de la década del 30, el sector agropecuario no haberse esterilizado el aumento intemacional de los precios de
sufrido las consecuencias de unos términos de intercambio imJsualrneJnte, '\lirneJltos, una de dos cosas habría ocurddo: o bien los salarios reales ha
jos. El gobierno conservador del general Justo, en cuyo gabinete se JO �nermaJdo por el encarecimiento de algunos productos básicos de la ca
cinco miembros de la Sociedad Rural Argentina, intentó ayudar a familiar, o bien, en el caso de compensar ese aumento con nuevos in
ductores agrícolas y ganaderos. Estos últimos se vieron favorecidos en los salados nominales, se habría visto afectada la rentabilidad
firma del tratado Roca-Runciman, que garantizaba una proporción A través de la política del IAPI, el gobierno peronista cerraba un
cado inglés a la carne argentina; para ayudar a los agricultores, en de redistribución sectorial de ingresos coherente con la conforma
instauró la Junta Nacional de Granos, con la misión de asegurm· un su apoyo político. En este triángulo redistributivo, los vértices eran
mínimo a los cereales, comprar los excedentes y venderlos a pérdida rural , el sector urbano y el propio estado. El crecimiento salada! fo-
190 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO ASCENSO Y APOGEO PERONISTA (1940-1949) 191
mentado por el gobierno era compensado en el sector industrial con dio al arrendatario el derecho a renovar su contrato a los mismos
beral política crediticia y el estancamiento de los precios de los ""-- · que en el período anterior, lo que perjudicaba al dueño de la tie
su vez, el gobierno financiaba parcialmente la expansión del gasto y a la erosión inflacionaria. El terrateniente perdió el incentivo
sensible
públicos con el margen que obtenía el IAPI gracias a unas inrnd·orable, arren•oar sus campos, y este tipo de contratos disminuyó
diciones internacionales. El mantenimiento de este delicado equil:ibrí de la posguerra. La sujeción de la importación de maqui
a partir
r a¡�ucv•" al
pendía de que esa especial situación se prolongara. Pero, en su mc>mt:n tipo de cambio no preferencial completaba la batería de
•.
sensación predominante era que el peronismo por fin había logrado au vc•ouo al sector rural.
la expausión económica con la justicia social, algo que tenía pocos muchos, la drástica caída del área sembrada con los cultivos más
dentes en el mundo y ninguno en la Argentina. fue una de las consecuencias de esas políticas.
La presión al sector agrícola era reconocida, pero justificada,
gobierno. Así, Antonio Cafiero concedía:
EL DESCENSO DE LOS CULTIVOS TRADICIONALES
. . . los planes de industrialización y desarrollo económico previstos en el Área sembrada con los principales cultivos,
Pian Quinquenal de Gobierno hicieron necesario que ese m<jOI·artzierzto.¡ en miles de hectáreas
torio de la capacidad adquisitiva internacional de nuestros cereales y
ganaderos, se aprovechara en la consolidación de otras actividades
fundamentales que, a su vez, habrían de constituirse en una inestimable
de demanda permanente para la propia producción primaria, cuando
los estímulos transitoriamente presentes en el mercado internacíonaJ.21
"
N
Parece claro, entonces, que en la mediocre evolución exportad¡ consumo era satisfecho con producción doméstica, pero ésta nece
la Argentina las políticas internas -que no estimularon la pnJdtlcc:ió� cada vez más insumos y bienes de capital. Estos rubros pasaron a
pero sí su consumo- fueron determinantes. En el diseño estas alrededor de 90% de las importaciones totales. El creciente
influyó el escepticismo del gobierno respecto a la posibilidad de de importaciones comenzó a ser visto con preocupación cuando
peración del comercio mundial. En 1946, ya se habían cumplido con cambiar el signo de la balanza comercial argentina. En el
����!:�
quince años de decadencia en los mercados internacionales, y el aparecer un déficit de comercio, éste no podría ser compensado
peronista apostó más a una Tercera Guerra Mundial y a a un de capitales, que estaban desalentadas por las políticas pe
todavía mayor del intercambio entre naciones que a la ir���e : ' y limitadas por las circunstancias internacionales. Así, un signo
rrección que finalmente tuvo lugar. Este pesimismo acerca de las ensombrecía el futuro de las cuentas externas argentinas ya
dades de desarrollo que el comercio mundial brindaba a los p��'"�'' p1 y al año siguiente se transformaría en un verdadero problema.
tares de materias primas tendría su mayor expresión intele:ctttal i�•qnilibrio exterior de 1949 coincidiría con l a aparición de otro de
ideas del economista argentino Raúl Prebisch. El hecho de que llamados a dominar el debate económico en las décadas si
miento del ingreso per cápita provocara aumentos en el consumo la inflación de precios.
nes industriales, antes que de bienes agropecuarios, hacía i"JJe\'itab
los países productores de alimentos sufrieran una caída secular de
minos de intercambio externos. De acuerdo con este argumento,
ble situación de los precios de exportación argentinos en la it
" 1media1 Y DESCRÉDITO: NACE LA INFLACIÓN
guerra no podía ser vista sino como un hecho absolutamente
y acaso irrepetible, con el que no se podía contar en el futuro. a partir de la Segunda Guerra Mundial la economía argentina empe
Lo cierto es que esas circunstancias fortuitas hicieron que la síntomas inflacionarios. Eso no era extraño ni demasiado preo
comercial argentina tuviera, entre 1945 y 1948, un signo positivo. . Lo mismo que a fines de la Primera Guerra Mundial, el cuantioso
comercial se reflejaba en entradas de divisas que se convertían en
nacional, lo que a su vez alimentaba el aumento de precios. Duran-
UN BALANCE POSITIVO uno de los años entre 1941 y 1945, la base monetaria creció más de
Exportaciones e importaciones argentinas
aumento elevado para lo que era la tradición argentina desde prin
(millones de dólares corrientes)
siglo. La resistencia de la sociedad argentina a las políticas infla
era bastante fuerte, quizás como reacción a la desagradable expe
Año Exportaciones Importaciones crisis en 1890. Cuando se fundó el Banco Central, en 1935, para
a una Caja de Conversión que ya no tenía razón de ser, la ban
1 945 719 289,6 'ociialista criticó duramente el proyecto por considerar que abría la
1 946 1 .003,6 503,7 al emisionismo y la inflación. De manera idéntica, al conocer los
1 947 1 .587,4 1.319,8
del Plan Pineda, los radicales se mostraron escépticos acerca del
de créditos que contemplaba, denunciando también una amenaza
1 948 1 .604,2 1.567,8
Pero no podía culparse al gobierno por la inflación de los años
Fuente: apéndice estadístico. ya que se trataba de un fenómeno puramente coyuntural que de
con la paz. Eso era, al menos, lo que se creía.
fue así. La Argentina mantuvo, a partir de la posguerra, una infla
Las importaciones se recuperaron rápidamente de su de¡pri1mid :onsisten.terneJlte más alta que la de los países más avanzados. A par
vel durante la guerra, empujadas por la fuerte demanda interna. de los años 40 los caminos de la inflación argentina y la nor
hubo un cambio en su composición. El aumento en la demanda se separaron definitivamente, o al menos por varias décadas.
196 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO ASCENSO Y APOGEO PERONISTA ( 1940-1949) 197
60.00
trmno•ver, orientar y realizar la política económica adecuada para mantener
50.00 grado de actividad que procure el máximo empleo de los recursos hu
y materiales disponibles y la expansión ordenada de la economía, con
40.00
a que el crecimiento de la riqueza nacional permita elevar el nivel de
30.00 de los habitantes de la Nación.Z5
20.00
cJ.vV"'�
reaccionó la sociedad a las inéditas condiciones inflaciona-
Una parte de los créditos volvía al sistema bancario en form esperable, de acuerdo tanto a las teorías económicas como a la ex
, . a
pasitos, que -medidos como porcentaje del producto bruto de los países de alta inflación, habría sido un creciente rechazo
durante los primeros años del peronismo. Sin embargo, el aument por el dinero. Cuanto más alta es la inflación, más poder de
�
cr ditos fue siempre mayor al crecimiento de los depósitos, y
eso
o
está perdiendo quien mantiene billetes en su bolsillo y más rápido
mas m menos que una expansión del dinero circulante, siempre a desprender de ellos. Algo sorprendentemente, durante el primer
generar inflación. Pero la teoría cuantitativa, según la cual los peronista ocurrió al revés. La cantidad de dinero circulante medida
la cantidad de dinero llevan a la larga a aumentos en los precios énrún<JS reales aumentó en lugar de disminuir. Estaba operando lo que
taba con la adhesión de las autoridades económicas argentinas. ' :cono1nü:tas llaman "ilusión monetaria": la gente no sentía la necesi
naba, en cambio, una sue1te de "teoría cualitativa del dinero" según desprenderse de las crecientes cantidades de dinero que recibía por-
las expanswnes monetarias bien dirigidas generaban aumentos sentía que ese dinero estuviera perdiendo valor. ¿Cómo iba a pen
en
de actividad económica más que en los precios. Alfredo Gómez cosa, si la única manera que concebía de medir el valor del dinero
quien a partir de 1949 sería el conductor de la política ·
caotidad de pesos moneda nacional impresa en el billete? Todavía
nía que a través de las políticas crediticias del Banco Central y algún tiempo para que los argentinos se acostumbrasen a distinguir
del
Industrial se estaba manifestando una nueva concepción del dinero. ·�caol:id;•des nominales y cantidades reales, y a usar otras monedas co
del peronismo, decía Gómez Morales, el dinero era considerado uniidades de referencia.
producto cualquiera, que se vendía al mejor postor, ya que los )nflación incipiente, signos de debilidad externa: aunque todavía no
tentaban sa�ar el mayor interés posible de sus préstamos; a partir de obvio, allí estaban los síntomas de que el impulso expansivo y distri
cwnahzacwn del sistema bancario, el dinero había pasado a ser un se había llevado a un extremo peligroso. La bonaoza de los tér-
bhco que se concedía de acuerdo con las necesidades de la soc;iecja de intercambio, la abundancia de recursos fiscales provenientes de la
general. Esa filosofía fue el fundamento de la rápida expansión social, de la propia expansión económica y de la apropiación pú
Antonio Cafiero la exponía a su modo: de la prosperidad exportadora, el incremento de los salarios en propor
mayor al de la productividad, la capacidad para expandir el crédito sin
el Banco Central [ . . . ] estaba en condiciones de dotar de elástica
· · ·
inflación; nada de ello duraría para siempre. Sí tendrían más vida
los medios de pago en circulación y a secundar de una manera harto
�:���:�
los planes de desarrollo. Esta emisión cuantitativa y cualitativa dee
caria se convirtió así en un poderoso instrumento de regulación n
in:str11mentos de política económica que aceitaron la combinación feliz
primeros años del peronismo, como la intervención pública en el ca-
exterior, la protección arancelaria y cambiada, los estímulos mane
A la expansión crediticia provocada por la ayuda a la industria y crediticios, las políticas de ingresos. Perón los había usado en favor
la que recibía el estado nacional para cubrir su creciente déficit pnosutp�< estrategia audaz y hasta inconsistente con la que amalgamó su base
tario. s� iniciaba así una práctica que sobreviviría durante años, y
,
aprovechando para ello las instituciones que con objetivos más
gaba mtimamente a la inflación con el déficit fiscal. Durante los ?de:raclos habían legado los gobiernos de los años 30: el Banco Central,
años del peronismo, ese financiamiento no fue tan grande, porque el controles de cambio, los organismos reguladores del comercio de
bierno tuvo otras maneras de cubdr sus gastos. Hubo en esos ·
r.oe:xp·ortación. Poco a poco, el propio gobierno peronista iría ensayando
tiempos dos fuentes extraordinarias de recursos: las ganancias del pwost;ls a las fragilidades e inte1mgantes que asomaban en el horizonte.
el superávit del recién nacido sistema de seguridad social. Ambas esas reacciones deberían transitar por un equilibrio nada fácil, siendo
transit�rias. En cuanto los precios internacionales de los productos ya no podía desandarse -salvo con un alto costo político-- el camino ha
nos baJaran a un nivel "normal", y a medida que comenzaran a la equidad emprendido en los dulces tiempos de Miranda.
�
tra ajadores afiliados a las nuevas cajas de previsión, esas fuentes
se
tanan, lo que acabaría por avivar Ja inflación.
CAPÍTULO V
DEL PARAÍSO PERONISTA
A LA CRISIS DEL DESARROLLO
(1949-1958)
'Pc>r e:;o digo que no tengo inconveniente en dedicar esos cuatrocientos millo
, de superávit a las actividades culturales del país, si es necesario. Plata,
sobra: lo que hay que hacer es cuidarla y administrarla bien.1
que finalmente pennitió la reelección, el artículo 40 fue el más srgnifíca¡ una desorganizada marcha desde Campo de Mayo, cuyo fracaso
desde el punto de vista económico: entre otras cosas, consagraba la · demasiado esfuerzo de parte del gobierno. Los cabecillas fueron
polización del comercio extetior por parte del estado, declaraba a Tierra del Fuego, y Perón aprovechó la oportunidad para elimi-
Este primer
del estado a los servicios públicos y a las fuentes de energía. las Fuerzas Armadas a los militares que no le eran leales.
resultó ser una bendición para el gobiemo, ya que
El retiro de los radicales de las sesiones de la Convención de golpe de estado
a Perón señalar enemigos peligrosos mientras desarrollaba la
yente, unos días después de iniciadas, fue una muestra del enrar·ec:ido ¡ennibió
ma político que imperaba en el país. La oposición estaba condenada que finalmente culminó en su reelección. Los meses anteriores a
presenciado también el recorda
asfixia que iba más allá de la innegable debilidad electoral. Más cornicws de noviembre de 1951 habían
la
rewnnc:ianniento de Evita a posibilid ad de ser vicepresidenta, los ptime
ciertos elogios iniciales a los partidos opositores, Perón no toleraba
indici<JS de su enfermedad y la designaci ón de Balbín, quien había esta
tionamientos, y pronto dio a su discurso un tono más combativo. En·
como líder de la fórmula radical.
·
o���:::·,
a de hacer participar la La industria, por lejos el sector más dinámico en los primeros años de la
productiva de Latinoamérica en la recuperación
europea.2 sufrió con la intensificación de esos controles. Los empresarios in
O! · se quejaban por las dificultades para importar maquinarias y mate
Pero Estados Unidos no quiso favorecer a una
, Argentina que no se primas, dificultades que también eran reconocidas por el gobiemo. El año
bra almeado con los vencedores sino hasta
el final de la Segunda fue uno de los dos únicos entre 1944 y 1958 en el que la producción in-
1!
206 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO DEL PARAÍSO PERONISTA A LA CRISIS .. ( 1 949-1958)
. 207
!
das uces, con las polítrcas de los primeros años.
que contrastaba, a
En primer lugar p n ,
O también:
habra �onsegmdo u reelección, y tenía suficie
�
mo para t mar decrswnes no del todo popul
nte margen de ma io r � :� Algunos días, cuando me traslado a mi oficina a las seis de la mañana suelo
� �
ale vema preparando algunas de las medidas
�
ares. El equipo de Gómez
desde tiempo atrás pero
detenerme en alguna casa para revisar los residuos que allí se arrojan al ca
jón de la ,basura. Es común encontrar en ellos grandes trozos de carne y va
eron no lo convencía la idea de un cambio
st;r reelecto. Por otro lado, el estancamiento
drástico de política ntes � rios panes . . . ¡Con lo que se arroja diariamente a la basura podría alimentar
económico ya venía pnllow se Buenos Aires !6
g�ndose por tres largos años, tantos como
había durado la expansión ini
cral. Ya no se tiataba de defectos que los ·
críticos señalaban como érme- La idea era así de simple. Había que gastar menos. El plan no se limitó,
nes de problemas futuros: la crisis estaba ahí,
era palpable para do el fa desde luego, a estos llamados voluntatistas a la austeridad popular. El estado
DEL PARAÍSO PERONTSTA A LA CRISIS ... ( 1 949-1958) 211
210 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
moderó la dispendiosa política de los años iniciales. La inversión el plan de 1952, el gobierno desmontó el esquema que había es
ante éxito inicial.
vigente a partir de 1946 y había tenido un impresion
:��:l1�:;:���,�,;�
� ,�
redujo bastante a partir de 1952. Medido en precios constantes, el
fue eliminado o ate
gobierno bajó entre 1950 y 1953 un 23%, y el déficit fi"
rsca uno de los elementos que constituían ese sistema
expansiva política sa
derablemente. Subsistieron como fuente de problemas pr 1 a partir de la segunda presidencia de Perón: la
nes bianuales que
sequilibrios financieros de las empresas recientemente estatizadas, ya de 1946-50 dejó paso a un sistema de negociacio
la liberal política de
intentó retrasar las tarifas para evitar un impacto inflacionario. Los con una drástica caída de los salarios reales;
para la industria fue moderada en nombre de la estabilidad mane-
la seguridad social, mientras tanto, siguieron solventando los déficits
ya que los ingresos por aportes previsionales continuaron superando a y el virtual impuesto a las exportaciones agropecuarias que estaba
gos por ese concepto hasta más allá de la caída del peronismo. en la política del IAPI hasta 1948 no sólo desapareció, sino que
al sector rural. Es
La retracción fiscal se combinó con una política monetaria xe,empla.za,jo por una deliberada política de aliento
La alta inflación y el
más restrictiva que hasta entonces. La tasa de crecimiento de la .cambws fueron dictados por las circunstancias.
de dinero descendió abruptamente a partir de 1952. So,rpr·enderJtemerl(i de los términos de intercambio hacían inviable el viejo esquema.
A juzgar por el movimiento de las principales variables desde
1 952,
inflación había pasado a ser una preocupación gubernamental de
orden. En la publicación oficialista Hechos e Ideas, por ejemplo, un debe considerarse exitoso. Por las buenas o por las malas, la infla
sor del plan de estabilización peronista advertía que "la inflación hasta tocar un mínimo de 3,1% en 1954. La estabilización resul
ce a los que viven de un ingreso fijo (sueldos y salarios)". Con dolorosa de lo esperado, rasgo que sería compartido por mu
tos similares a aquellos con los que antes se defendía la inflación, las estabilizaciones posteriores. Después de descender en 1951 y
exponían las ventajas de la estabilidad de precios. los salarios reales comenzaron una firme recuperación.
Los instrumentos monetarios no fueron los únicos con que se
combatir la inflación. Hubo medidas más directas, como el retraso
do de las tarifas públicas y el aumento de los subsidios a los bienes RECUPERANDO LO PERDIDO
de tal magnitud que tuvieron un costo fiscal de un 20 o un 30% del Inflación y salarios reales, 1 950-55
blico total entre 1952 y 1955. El decidido combate contra "el agio y
peculación" incluyó frecuentes clausuras de los comercios. La política 40
flacionaria fue acompañada, asimismo, por un concertado y prudente
35
de los salarios. Se creó una Comisión Nacional de Precios y Salarios y
tauró un sistema de negociaciones salariales bianuales. Con esta batería 30
o
mismo objetivo, se prohibió el consumo de carne vacuna los días
Después de años de ser pe1judicados por la política del IAPI, los 1 952 1 953 1 954 1 95 5
1 95 1
tares agropecuarios comenzaron a recibir precios más favorables,
res incluso a los vigentes en el exterior. Se intentó además fmnental'.
-- salario real (1 945=1 00), escala izquierda
l!lm'illll!lll' Diferencia
ción del IAPI en la comercialización de los productos del campo
-Precio internacional Precio local
Se ha argumentado que la decadencia de cie1tos cultivos en la -"'!;"'"'"'
--
titución de importaciones por producción nacional. Los dos instmmen evaluación de l a industrialización peronista no puede limitarse a con
tos
ve de esa orientación fueron la política crediticia y la de protección la tasa de crecimiento agregada de la industria. También es impar
a
de mecanismos cambiarios y comerciales. El Banco Industrial,· tener en cuenta los costos del tipo de industrialización que se gene
1944, y el Banco Central, nacionalizado en 1946, fueron los ewcarga<l
o determinar si era viable en el largo plazo. Una vez considerados esos
llevar adelante un programa de créditos marcadamente expansivo. aspectos, el desarrollo de la industria durante la época de Perón sólo
En
lugar, los créditos concedidos a las empresas indust:J.iales no imponía calificarse, en el mejor de los casos, como un éxito parcial.
n
ciones en cuanto al uso que podía hacerse de ellos. Además, las analistas de la política industrial peronista la han criticado por ex
tasas de
rés reales pagadas por los prestatarios resultaron negativas hasta
principio siv,1mente indiscriminada. En efecto, las autoridades bancarias encarga
los años 50. Aun luego de una mayor moderación en los años de la distribución de créditos pocas veces indicaban los criterios con
crisis
52, y de la creciente preocupación por la estabilidad de precios �de:cidlían esa asignación. Si es que de la política crediticia se puede dis
a
plan de 1952, la proporción de créditos expresada como
porcentaje alguna estrategia consistente, ésta no parece haber sido otra que el
creció de 2,8% en 1946 a 6,7% en 1955. En cuanto a la protecció simultáneo de todas las ramas de la industria. Ese espíritu ya ve
n
a la competencia externa, las dificultades que el importad
or encontraba ma1nil.est.ándm;e desde los tiempos de la fundación del Banco Industrial.
obtener divisas se acentuaron en 1 948/49, cuando se limitó aún las expresiones oficiales, el Banco Indust:J.ial vendría a complemen-
más la
cesión de petmisos previos para importar. tarea de los bancos comerciales, que tenían "un incentivo para prefe
No puede resultar demasiado sorprendente que, bajo esas conc<"i•�n<" de créditos a las ramas industriales más lucrativas, dejando
condiciones de protección, el grado de sustitución de impmta a otras con menores beneficios que sin embargo son igualmente in
ciones
t:J.iales que la Argentina alcanzó hacia 1950 se contara entre los
m'tyores pentsal>les para la economía nacional". Nunca fue demasiado claro cuá
mundo semiindustrializado, exceptuando a los países socialistas. esas industrias. En los episodios de restricción crediticia que cada
das 0
que en 1929 se importaba el 45% de las manufacturas consumi
se dieron a partir de 1 948, sólo se aconsejaba contraer los créditos a
tidas en el país, veinte años después la proporción era tan sólo
15%. industrias productoras de bienes "no esenciales", un criterio no menos
vía, los años del peronismo fueron años de vigoroso crecimie Se ha estimado que de las noventa y una industrias favorecidas por
nto ·
que ninguna de las dispares series estadísticas llega a poner Pr<>te<cción, la Argentina sólo tenía ventajas comparativas en aproximada
en duda.
la mitad.
' ''n"'"" los economistas ha habido debate acerca de las ventajas y des
Es ilusorio pensar que estos argumentos, ni siquiera en una ver·<inrr• trabajo argentino, mientras que el empleo industrial avanzaría me
nos refinada, inspiraron las políticas del peronismo, entre otras cosas en otros países. De hecho, a partir de los años 50 casi toda la ex
en los años 50 esas discusiones recién se estaban popularizando entre de la producción industrial surgiría de aumentos en el capital
nomistas. Los hombres prácticos, según dictaminó Keynes, son a
y de mejoras tecnológicas, con un tenue crecimiento de la acu-
· uu<u. J..
clavos de algún economista o un filósofo político, pero de uno uu Esta tendencia se vería favorecida por el patrón sectorial de la ex
dos modos, es más apropiado asociar la política del peronismo a la industrial, concentrado en ramas de mayor complejidad tecnológi
"diversificada" que a la versión "concentrada" de la industrialización, intensivas en trabajo.
fuera una estrategia del todo involuntaria. Si bien la tasa de crecimiento
cuando de ninguna actividad manufacturera puede decirse que
distintas ramas industriales fue despareja, ello no fue el resultado de desprotegida bajo la política industrial del peronismo, para el fi-
ticas, que intentaron favorecer al sector industrial en conjunto. período no todas habían sustituido las importaciones con la misma
La política industrial diversificada que en los hechos eligió el Considerando una clasificación bastante agregada, está claro
mo era particularmente problemática en un país con una población
demanda de bienes de capital, y en menor medida también los bie
mente escasa, como era la Argentina. Muchas de las industrias que •int•ernoecliOl;, seguían abasteciéndose con importaciones en una propor
al amparo de las políticas proteccionistas de los años 40 y 50 no
desdeñable.
una cie1ta escala núnima a partir de la cual pudieran trabajar con un
ble grado de eficiencia, defecto que se habría atenuado con una
zación más selectiva. El resultado fue una producción m2mufac:turerac < UNA SUSTITUCIÓN INCOMPLETA
to costo y con pocas posibilidades de expmtación. Un cuidadoso .n,,.t.,.,innes de bienes de consumo, intermedios y de capital
comparativo entre las industrias metalúrgicas argentina y nortearrterica¡
estimado diferencias de costos de hasta 300% en 1955. Visto de otra
ra, sólo con una devaluación de esa magnitud (una devaluación Importaciones de
pactara sobre los costos industriales, imposible de lograr) se habría Importaciones de maquinaria y
Importaciones de bienes intermedios equipo
bienes de consumo como % de la como % de la
competir en pie de igualdad con la producción estadounidense.
Importaciones como como % del consumo demanda de bienes Inversión en
El proceso de expansión manufacturera también estuvo
por un mercado de trabajo distinto del de otros países que encrucar<>n l % del PBI total manufacturados maquinaria y
dustrialización en la posguerra. Un supuesto tradicional en la teoría equipos
sarrollo es que la expansión inicial de la industria puede contar
gran disponibilidad de trabajadores con salarios bajos, hasta emtonce.!
dicados a actividades rurales de baja productividad. En la ''-rB:emtimt]a. 24,8 13,3 21,0 35,3
sas eran distintas. La ganadería y la agricultura eran esencialmente 14,8 6,8 1 7,4 26,4
nas desde los comienzos de la industrialización, y por lo tanto 9,8 3,2 13,4 19,7
productividad y salarios comparativamente altos. Era inevitable que 7,3 1,2 . 14,1 20,1
pansión de la demanda por trabajadores se reflejara pronto en aument>
lariales, ya que no había en el campo un numeroso "ejército de Mallan y Sorrouille (1973).
capaz de proveer indefinidamente las necesidades de mano de
industria. Desde el punto de vista de los empresarios industriales,
jora en los salarios, sumada a otros costos laborales derivados del
La idea de que durante el peronismo hubo una industrialización basa
de Bienestar peronista, pronto se transformó en una preocupación.
,.ex:chisi·vaJnente en "estufas y lavarropas" mientras se descuidaba la fa
allá de las marchas y contramarchas que se sucederían en el rmurc>, .el
local de maquinaria y equipos no tiene apoyo en estas cifras: la
lativamente alto nivel salarial seguiría siendo una característica del
(PdiJcción de éstos aumentó 102% entre 1946 y 1955, contra un prome-
220 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
DEL PARAÍSO PERONISTA A LA CRISIS ... (1949-1958) 221
sos, en un plazo largo. La producción nacional de aquellos <c<<¡;<IJne:sc ;����:c��� p1an Quinquenal. Aplicado a partir de 1953 (en un principio
más pesaban en la balanza de pagos, por su parte, no era un desafío .a ���: desde 1952, pero el plan de austeridad obligó a retrasarlo),
complicado. Al listar las industrias que más debían ser in<oerlti''"n"' un plan de mediano o largo plazo que complementaba al plan de
CGE ubicaba en primer lugar a los 1j]j¡mción de 1952. Se notaba, en el Segundo Plan Quinquenal, una
bastante marcada de las ideas del gobierno, no ajena al cambio
sectores industriales productores de artículos que reemplazan )on1br,es que se había dado en 1949. Alfredo Gómez Morales, presiden-
esenciales de importación. Hay ciertas importaciones que por su Consejo Económico Nacional (cargo máximo en la conducción eco
son imperiosas y pesan constantemente sobre la balanza comercial. reconocía en 1955:
diante el aprovechamiento de materia prima nacional o bien el empleo
sustituto obtenible en el país se alivia esa carga permanente, no debe
No,sotros mismos hicimos la autocrítica del Primer Plan Quinquenal de go
la atención el hecho de que se dé a la rama de la actividad que lo
y podemos afirmar, sin que nadie pueda seriamente desmentimos, que
ducir, prioridad para su desarrollo.ll
el Segundo Plan Quinquenal, que abarcaba el período 1952-1957, las in
v<:rsion,es previstas y el desarrollo de las distintas actividades fueron reajus
Pero producir localmente acero y más petróleo, por ejemplo, de modo que quedaba asegurada una evolución armónica de los distin
daría grandes inversiones iniciales, y una cuantiosa importación de sectores que componen la economía nacional.12
de capital. La presión sobre ]a balanza de pagos sería mayor, no
hasta que esas inversiones rindieran sus frutos. "evolución armónica" tenía que ver con las nuevas prioridades
La escasez de divisas para importar hizo que muchos se ivei:·sré,n que contemplaba el plan. Un objetivo explícito era el de "sol
por el uso que se había hecho de las reservas acumuladas durante la las necesidades básicas del país en lo concerniente a la producción
Según esta visión, los dos o tres años posteriores a la guerra fueron primas, energía y transportes y bienes de capital". Así es como
ca de "oportunidades perdidas", ya que podría haberse encarado striibuciém de la inversión pública entre 1952 y 1955 fue bastante dis-
sión la capitalización del país en ciertas industrias básicas, lo que en el quinquenio anterior, con aumentos en el porcentaje corres
permitido la provisión local de bienes de capital e insumas que de a transportes (de 27,4 a 29% del total), energía y comunicacio-
do debían importarse. En lugar de ello, la mayoría de las reservas 1 6,7 a 24,4%) y siderurgia (de 0,5 a 2,1 %). Como contrapmtida,
do usada para las nacionalizaciones de activos extranjeros, bá:;ic:nneJJ las inversiones en defensa (de 23,5 a 9,7%) y las "de carácter social"
través de la cancelación de deudas y de la estatización de servicios sprtates, escuelas, que cayeron de 18,3 a 1 2,5%). El énfasis en la cues
cos. Lo que esta crítica olvida es que buena parte de esas reservas di:striibutti,,a de los primeros años del peronismo ahora dejaba paso a
visas inconvertibles, incapaces de ser usadas para compras que :sfu:enoo por poner en orden las bases productivas de la economía. La
mente debían provenir de los Estados Unidos. Por otro lado, no era abara avanzar hacia un estadio superior de la industrializa
imaginar en 1945 los problemas que se manifestarían con claridad uno de los muchos documentos oficiales que explicaban el plan,
ocho o diez años después. Cuando este defecto se hizo patente, el eccmoda sencillamente que
mo esbozó algunas respuestas, aunque siempre vacilantes y poco
El Primer Plan Quinquenal consolidó en el país la industria liviana y corres
ponde a este Segundo Plan arraigar la industria pesada.13
entre un pedido del directorio de la empresa para aumentar su paso de una instancia distribucionista a una etapa más preocupada
aprobación pública de esa petición. Recién en 1955 pudo in<:of]por.áJ' problemas de eficiencia y producción requería también del esfuerzo
alto horno, luego de otro crédito del Banco de Exportación e lmpo1tt> El intento más consistente que llevó a cabo el gobierno para esti
norteamericano. esa respuesta del sector privado llegó recién en 1955.
Las vacilaciones en tomo a SoMISA se repitieron en otras áreas
versión. Pero la principal complicación del Segundo Plan l.!tlmi�U<>n
el problema fiscal que venía acarreando el peronismo. De hecho, la
sión pública fue uno de los rubros sobre los que recayó el ajuste
inevitablemente debía sostener el intento de estabilización ec•on•ómuc
se había iniciado en 1952. Tomando cifras en valores constantes
sión pública total dismdnuyó entre 1948 y 1955 en alrededor d � Jla¡bil:nclo transcurrido dos años de aplicación del Plan Económdco de
parecía haberse logrado el equilibrio estable al que se había apunta
En algunos sectores, el déficit de inversión pública tuvo cons•ecu
el cambio en la política de ingresos. A fines de 1953, el gobierno
bien visibles, como los cortes de energía eléctrica en Buenos Aires.
contento por la marcha de la economía: en los últimos doce me
fuerzas del gobierno, que incluyeron la puesta en marcha de varias
inllación había sido de 4%, y los salarios habían registrado un alza
les hidroeléctricas, no alcanzaron para satisfacer la creciente dema1n1
En marzo de 1 954 el programa económdco debía enfrentar una
rivada de la expansión industrial. Algo simdlar ocurrió con el
de fuego, ya que para esa fecha estaba programada la renegociación
producción nacional pasó de 3,3 mdllones de toneladas en
Algunos gremdos, notoriamente el de los metalúrgicos, organi
llones en 1954. A YPF correspondieron, respectivamente, un
huelgas para dar más entidad a sus reclamos salariales. Las deman
83,3% de esa producción. Pero tampoco fue suficiente para ab:ISt<:c•
bastante exitosas, y llevaron el salario real promedio de 1954 a
industria, lo que se reflejó en la creciente participación de los comb•.Ul
12% superior al de doce meses atrás. Este importante avance de
:t�l>aj¡rdc•res tenía su lado negativo, ya que amenazaba con derrumbar
en las impmtaciones. En estos aspectos, el Segundo Plan QtJin1�mma
de entenderse como una corrección a la despreocupación de los
alcanzado luego de dos años de austeridad. De hecho, si bien
años, corrección que fue de todos modos insuficiente. Evaluando
de 1954 fue la menor de todo el período peronista, hacia el se-
ca económdca del período, Gómez Morales concedía:
semestre empezaron a percibirse aumentos de precios. La carrera
nn:c11Js y salarios daba signos de reaparecer. Perón sabía que para
Es mucho más respetable la ·opinión de aquellos que arguyen que
una economía dinámica, que permitiera un aumento progresivo
berse promovido una menor inversión en industrias manufactureras
todo en obras de beneficio social, atendiendo en mayor grado del
salarial, era necesario incentivar la producción y la inversión
zo, al desarrollo del petróleo y la energía. Aceptan que era in<!is¡>en:sab ntizarrdo de algún modo las ganancias de los empresarios. Así, en un
gente fomentar el desarrollo de industrias destinadas a producír pronunciado en 1954 sostenía. que
consumo durables y no durables [ . . . ] y coinciden en que era ne•oesari<> l
el nivel de vida y el poder de consumo popular, pero sostienen que no es posible que se beneficie un determinado sector de la actividad eco
ceso de proteccionismo y fomento para este tipo de actividades y mediante el aumento de su participación en la distribución de la
bién hubo exceso en la atención de obras y medidas de beneficio nacional en detrimento del resto, sino que la mayor retribución única
tos críticos son los que hacen una cuestión de grado, de pn>porCÍIJne se ha de lograr elevando la cantidad de bienes a repartir. De esa ma
'quántums' .14 nera, el beneficio general y el mejoramiento de la situación se realizan ar-
que sólo existiría un margen para aumentar los salarios reales o las cierta libertad que consiguieron los empleadores para reubicar per
des de las empresas si crecía la productividad. Eso podía conso,grcirs"' y premi ar la eficiencia.
to con un aumento de la inversión (que estaba siendo estimulada prácticas laborales no eran, con todo, la única manera por la que
gundo Plan Quinquenal, por una actitud más receptiva hacia esperar una mejora en la capacidad de producción de la economia
extranjero y por las limitaciones salariales) como con cambios Pero se les prestó bastante atención porque la otra forma básica
zacíón en las empresas, que apuntaran hacia una mayor eficiencia. iuntentar· sustancialmente el producto por hombre ocupado -una fuerte
intención de alentar esas innovaciones, en octubre de 1954 se de inversión en diversas áreas- no era algo que estuviese al al
un Congreso de la Productividad y el Bienestar Social (CNP), que la mano. No es que el gobierno no estuviese haciendo nada al res-
lugar desde comienzos del año siguiente. Formalmente, la ¡¡ · Iiciiativa Desde hacía unos años, había un claro fomento oficial a la inver
de la CGT, pero lo más probable es que el "autor intelectual" haya que recién por entonces estaba dando sus primeros frutos.
propio Perón.
La preparación de este congreso fue una de las últimas
que el gobierno desplegó su imponente aparato de propaganda
toda su dimensión su sustento corporativo. El CNP tendría como
nistas principales a los empresarios, agrupados en la rec:iente:m<,nte � inversión de origen interno, fuera pública o privada, era insuficien
Confederación General Económica, y a los sindicatos, nucJeadc)s aumentar sensiblemente la productividad y para reducir el peso de
CGT. Más allá de las decisiones concretas que se alcanzaran en el importaciones en su balanza de pagos. No era sólo que no se con
gobierno le interesaba crear una conciencia nacional sobre el el ahorro necesario; el problema principal era que faltaban las di
la productividad. comprar en el exterior los bienes de capital necesarios. Preso en
Las reuniones del CNP, en marzo de 1955, fueron pn:sent,cda:s. ncrucij"ad:o, el gobierno se decidió a tomar el único camino viable: re
gobierno como una muestra elocuente de que la annonía la inversión extranjera.
que tanto había insistido era ya una realidad palpable. Ennpr·eSlll"Í<>s en abril de 1950, el ministro de Economía Ramón Cereijo pronun
bajadores se sentaban a discutir acerca de sus problemas comunes. palabras en una reunión con empresarios en Estados Unidos:
realidad estaba bastante lejos de esa concordia. Los debates en el
vieron mucho más de conflicto que de acuerdo. Los empleadores Argentina de hoy, como la de ayer, necesita y desea el ingreso de capita
ban la imposición de medidas contra el ausentisrno (el "lunes extranjeros que, en un pie de igualdad con respecto a los capitales nado
consistía en la deserción masiva de trabajadores, ya era una se sumen a éstos para colaborar en su engrandecinúento.16
lización debía importarse, para lo que se requería financiamiento . la posibilidad de una asociación entre YPF y la Compañía Standard
La forma más adecuada para obtenerlo era la inversión directa de
·
pronto sucumbió ante el encendido nacionalismo del primer pero
sas foráneas. En el Segundo Plan Quinquenal se declaró la i.1np•Drtllllc. Pero, algo paradójicamente, esta postura autárquica chocaba con el
los capitales extranjeros, y se abrió la posibilidad de que pa:rtic:ip•m de abastecerse internamente de petróleo, ya que YPF no tenía ca
servicios públicos (lo que era contrario al polémico artículo 40 de la para explotar todos los yacimientos disponibles. La distancia en-
titución): infraestructura necesaria para aprovechar al máximo las existencias
en suelo argentino y las modestas posibilidades de extracción
En materia de trabajos públicos el Estado auspiciará, estimulará y se amplió con el descubrimiento de los yacimientos de Campo Du
concurrencia de inversiones privadas, nacionales y extranjeras, Madrejones en 1951. Una primera oferta de colaboración fue la de la
condiciones adecuadas y las oportunidades favorables a fin de norteamericana Atlas, en 1954, pero el gobierno no la conside-
participar en forma directa, paralela o complementaria en la re:alhoac.ión
obras.17 acercamientos entre los empresarios petroleros norteamericanos
gobierno de Perón no acabaron allí. En abril de 1955, un funcionario
Fue con una ley de 1953, relacionada a la inversión de
¡ohierrto argentino firmó con la California Argentina de Petróleo (cm
tranjeros, como se plasmó con mayor claridad el nuevo espíritu del
creada ad hoc por su propietaria estadounidense, la Standard Oil de
no. En los considerandos de la norma abundaban pá!rafos sobre
que en el debate público se llamó "la California", a secas) un
ficos efectos de la inversión externa. No es difícil descubrir,
de explotación petrolera, cuya aprobación final quedaba en manos
lectura de esa ley, que el fundamento principal de esta invitación
jarllan1er1to argentino. Esto último respondía a un pedido de los nortea
externo era la necesidad de superar la escasez de divisas. Así, se
ya que la ratificación por ley daría al contrato una protección
ba como el primer criterio que el Poder Ejecutivo debía tener en
que de otro modo era débil en un país cuya constitución conside
el momento de aprobar una inversión extranjera "que la actividad
los yacimientos petrolíferos "propiedad inalienable del Estado".
se destine la inversión contribuya a la realización del desarrollo
magnitudes involucradas en el acuerdo justificaban tales recau-
co previsto en los planes de gobierno, traduciéndose directa o
convenio concedía a la California Argentina de Petróleo los dere
mente en la obtención o econonúa de divisas". En consecuencia,
explotar, por un término de cuarenta años, 50.000 kilómetros
ridades eran la mecanización agrícola y la producción local de
de tierra santacruceña, más de la quinta parte de la superficie de
que hasta entonces se importaban. En relación a lo primero, la
covim;ia. En ese territorio, la empresa podría construir y usar con ex
local de tractores por parte de empresas extranjeras fue un
·
de o temprano la opinión pública dirá quién tiene razón y en ese convenio enajena una llave de nuestra política energética, acepta un
verdad [ . . ] Señores, la solución que propiciamos tiende al logro de
.
rfgim<m de bases estratégicas extranjeras y cruza la parte sur del territorio
tivo concreto: alcanzar con ella la mayor producción posible en la una ancha franja colonial, cuya sola presencia sería como la marca ffsi
Santa Cruz, y unir a esa producción las otras producciones, del vasallaje.21
mas, de todas las demás zonas del país. lB
resistencia al proyecto de la California no era patrimonio exclusi
O la del propio Perón, que en una reunión con sindicalistas partidos opositores. En las filas peronistas no se notaba el menor
ba el hecho de que el petróleo extraído por la California sería por una iniciativa que, según muchos creían, traicionaba el
por YPF: justicialista de independencia económica. Esa oposición interna
.Pr'""'""'d''d a viva voz, pero la escasez de expresiones de apoyo era
Y bueno, si trabajan para YPF no perdemos absolutamente nada, suficiente pm-a que el gobierno comprendiera que en esa empresa
ta les pagamos con el mismo petróleo que sacan. En buena solo. En cualquier caso, está claro que el Poder Ejecutivo tampoco
que vengan para que nos den todo el petróleo que necesitamos. su empeño para llevar adelante la iniciativa. Mientras que en
nía ninguna compañía si no le entregaban el subsuelo y todo el átrtbi,tos el gobierno respondía a las críticas con un contraataque más
producía. Ahora, para que vengan a trabajar, ¡cómo no va a ser
el proyecto de la California no hubo una voluntad similar, acaso
gran negocio, si nosotros estamos gastando anualmente en el
las probabilidades de éxito se consideraban bajas desde un princi
de 350 millones de dólares para comprar el petróleo que ne<:esitmnós
tenemos bajo tierra y que no nos cuesta un centavo! ¡Cómo fue utilizado el aparato oficial de propaganda, y la defensa del con
pagando eso!. . . ¿Que e11os sacan beneficios? Por supuesto que no fue tomada personalmente por Perón sino dejada en mano de fun
nir a trabajar por amor al arte. Ellos sacan su ganancia y nosotros menores.
es lo justo.19 todos modos, al gobierno ya se le había hecho tarde para cumple
de política. Los problemas económicos no eran la preocupa
Pero el contrato con la California fracasó. El proyecto de pritlci¡pal de casi nadie, ya entrado 1955. El desgaste político del go
estancado en una comisión de diputados, sin ser tratado por se estaba acelerando, y cada vez sonaban más fuertes los rumores·
Cámaras del Congreso. Perón era así víctima de las mismas ideas � )evarttarniento militar.
bía contribuido eficazmente a instalar. El antiimperialismo y la
ciencia económica ya no eran banderas exclusivas del peronismo.
radicalismo, por ejemplo, se criticaba a la conducción ec<méimi.ca, MÁS, LA HORA DE LA ESPADA
excesivamente estatista y nacionalista, sino por todo lo contrario.
blicación partidaria afirmaba de la política económica del go.biemo el país oyera por la radio la voz de Frondizi, un político de la
no era cosa de todos los días en 1955. Desde hacía casi diez
además de hallarse plagada de errores y excesos parciales, se adversarios de Perón no tenían cabida en las emisoras, todas esta
el comienzo dentro de la misma esfera que singularizó a la pouuca <oc en los diarios. Por eso la alocución de Frondizi en la que denun
ca de los gobiernos conservadores. Es decir, dentro de la """"' m"mc� otras cosas, la "marca física del vasallaje", resultó ser un récord
el interés de los privilegios nativos y extranjeros.20 ,\"'"'cm. La gente quería escuchar algo distinto de los mensajes afi
las ponderaciones al gobierno dispensadas por el periodismo esta-
Arturo Frondizi, uno de los líderes de la oposición radical, sucesión de eventos cruciales en la lucha entre el peronismo y la
por entonces Petróleo y política, y defendía la tesis de que además, había despertado el interés popular por los hechos po
de abastecer por sí sola las necesidades petroleras del país. En como nunca antes en la historia argentina.
ción radial, Frondizi insistía sobre el carácter imperialista del de ciertos avances en materia económica, la iniciativa y creati
la petrolera norteamericana: el gobierno había mostrado en los primeros tiempos venía ago-
232 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCAN1D DEL PARAÍSO PERONISTA A LA CRISIS... (1949-1958) 233
tándose desde hacía ya varios años. Algunos hechos escandalosos, cambiar la estrategia. Las instrucciones a los peronistas de parte
suicidio de Juan Duarte (hermano de Evita, acusado de manejos líder pasaron a ser bien claras:
tos relacionados con la comercialización de la carne) o la ve1rgtienza:
quimérico proyecto en el área de energía atómica, habían puesto consigna para todo peronista, esté aislado o dentro de una organización,
fiesto los defectos de un gobierno vertical y sin contrapesos en contestar a una acción violenta con otra más violenta. Y cuando uno de los
poderes. De todos modos, hasta fines de 1 954 Perón podía cor¡fiar.' caiga, ¡caerán cinco de los de ellos! [ . . . ] Veremos si con esta �emos
mínimo, en una salida gloriosa del poder cuando cumpliera sus nuestros adversarios y nuestros enemigos comprenden: si no lo hacen
de mandato en 1958. Es que la oposición daba toda la sensación de ellos! 22
vencida: con débil apoyo electoral, sin posibilidades de llegar a
danía a través de los medios de comunicación e incluso debilitada . No lo hicieron. Al contrario, las amenazas de Perón de un enfrenta-
crepancias intemas en algunos partidos, no había allí un adve:rsario más franco eran una invitación a la revolución. El alarde de solidez
dado para el gobierno. En cuanto a las Fuerzas Armadas, la el gobierno fue entendido por muchos corno una declaración de
siguió al levantamiento de. Menéndez en 1951 había apagado y miedo propios. Esa era, al menos, la interpretación del general
chispa revolucionaria que pudiera existir. Eduardo Lonardi, católico y nacionalista, quien consideraba que
Pero el panorama cambió sustancialmente a partir del condiciones vigentes por entonces cualquier levantamiento aislado
casi insólito conflicto de Perón con la Iglesia Católica. Por rn<Jti•,os 1 sutfic:ie11te para que la debilitada estructura peronista tambalease. Así,
do caso menores, el mismo presidente que había restablecido la septiembre un grupo de oficiales encabezado por Lonardi tornó la
de Artillería en Córdoba, mientras toda la Marina se sumaba al
��;:;��!
za religiosa en las escuelas públicas y que había elogiado la
constitucional de apoyo oficial a la Iglesia se lanzó a un e�� imien1to. En el Ejército y la Aeronáutica, las adhesiones a la revolución
a la jerarquía eclesiástica. La escalada de acusaciones y � creciendo a medida que aumentaban las probabilidades de éxito. La
mutuas entre gobierno e Iglesia pronto se salió de control. Mierttntil del gobierno fue, tal corno había predicho Lonardi, mucho menos
bierno provocaba al "obispero revuelto" suprimiendo la em;eñanz que lo que podía esperarse de un gobierno que arriesgaba su su
giosa, permitiendo el divorcio y proyectando una reforma coJostilt La voluutad de poder de Peróu parecía dormida; cuando toda-
que separara más tajantemente a la Iglesia del estado, la op<Jsic:it era claro el resultado militar entre fuerzas leales y rebeldes, decidió
y refugiarse en la embajada de Paraguay, justificándolo corno la
;��;:�:
su oportunidad de resucitar. A mediados de junio de 1955, la
del Corpus Christi atrajo a una multitud que, desde fieles c � forma de evitar un baño de sangre.
militantes comunistas, abarcaba todo el espectro opositor a J Revolución Libertadora tenía objetivos algo más claros y más Ji
sión hizo eclosión el 16 de junio, día en el que no menos de que los golpes de estado anteriores de 1930 y 1943. Lo funda
civiles fueron víctimas de un bombardeo de aviones de la MJuirtá era liberar al país de la "segunda tiranía", de ahí las comparado
la Plaza de Mayo, operación que formaba parte de un plan para la batalla de Caseros, que había acabado con el predominio rosista
al presidente. La rebelión fue sofocada y los grupos que ap<JYJ!ban antes. Se trataba entonces de volver a la normalidad constitu-
bierno reaccionaron además quemando varias iglesias de Bu1eno�·1 en una suerte de "democracia sin Perón". Pero la intensidad del
la misma noche, ante una sospechosa pasividad de la policía y 'P�•v•n>J<uv era diversa entre los jefes militares, lo mismo que entre los
beros. Frente a este cuadro de violencia desbocada, Perón que habían apoyado el golpe. En un principio -mientras Lonar
única salida al enfrentamiento era un relajamiento en el control la presidencia- dominó la tendencia más moderada. La idea del
oposición. En el marco de vehementes llamados a la ua"'l'""'·u"' provisional era que no debería haber "ni vencedores ni venci
convivencia, se concedió a los opositores la posibilidad de usar algo así corno una adaptación de la doctrina Varela a la política in
y fue en esos días de julio cuando Frondizi pudo dar a conocer a La tolerancia lonardista se manifestó en la negativa a tornar medí
tes las ideas del Partido Radical. Pero la conciliación no duró como la remoción de los militares peronistas o la intervención de la
sensación de que un golpe revolucionario se avecinaba conv,en<:ió no menos que en la asistencia a Perón para que abandonara el país.
DEL PARAÍSO PERONISTA A LA CRISIS ... (1949-1958)
235
234 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
���:�;�� :P�1r�:e:b�
en la prensa y en las disposiciones del gobierno. A la manera de nal, de mane
¡ostic:ara la salud económica nacio
berg, se condenó a muchos funcionarios del "régimen depu.ost<J" isch ---quien había tenido una destac ada actuación en
o
Il
suelto el Partido Peronista, se prohibieron los símbolos per011is:tas. de los años 30 y había presid ido el Banco Central has
i
la mención pública del nombre de Perón (salvo para repudiarlo).
( d<,sp•laz:aelo por el golpe militar del
'43- redactó un Informe prelimi
octubre de
la CGT fue intervenida. Las lealtades al alJora exiliado ex pnosHien de la situación económica que se dio a conocer en
' '�"''�" sus primeros pánafos se adivin
tenían lugar en la clandestinidad. Más importante que las fmcue:nte aba que los resultados de su
gas, en junio de 1956 hubo un fracasado levantamiento arnnaclo <le casi lapida rio:
eran decepcionantes. El prólogo era
peronista dirigido por los generales Valle y Tanco. La intentona
llo económico;
el fusilamiento de treinta conspiradores. En el orden ins:tin1cion:1l,:l Argentina atraviesa por la crisis más aguda de su desarro
ta a la Constitución de 1853 tuvo cierto viso legal al convocarse a el preside nte Avella neda hubo de conjur ar 'ahorrando
que aquella que
un cuarto de
ción popular de una convención reformadora. La oportunidad el hambre y la sed' y más que la del '90 y que la de hace
aquello s tiempo s con sus
para que las agrupaciones políticas midieran su caudal electoral. en plena depresión. El país se encontraba en
el caso de hoy: están seriam ente com
to el peronismo, la Unión Cívica Radical era por lejos la fuerza productivas intactas. No es éste
su econom ía y será necesa rio un esfuer-
>prometi,dos los factores dinámi cos de
portante. El seguro predominio electoral, sumado a dis:cn,pancias ií
desarrollo.23
que se hicieron inocultables tras la caída de Perón, desembocó intenso y persistente para restablecer su vigoroso ritmo de
sión del viejo partido. Para las elecciones de constimyentes de 1
la gravedad de dos proble
sentaron la UCR del Pueblo (UCRP), encabezada por Ricardo así llamado biforme Prebisch subrayaba
ión. El principal obs-
UCR Intransigente (UCRI), encolumnada detrás del liderazgo de dificultades de la balanza de pagos y la inflac
ch, la imposibilidad de
ZL Entretanto, Perón ordenaba desde el exilio votar en blanco.
para el desrumllo argentino era, según Prebis
stibles, lo mismo que
línea de Balbín superó a la de Frondizi, el primer puesto corre:;pondi las impmtaciones de materias primas y combu
a las limitadas exportacio
votos blancos, que pasaban a ser un nuevo símbolo del partido fua,quinaria y equipos. Esta dificultad se debía
o anterior: se habían de
A despecho del ensañado antiperonismo de los militares, los :agro¡•ec·uarJas La culpa era casi toda del gobiern
ollo de las industJias
prensa, ciertas lealtades parecían inconmovibles. las exportaciones, se había ignorado el desan
petrolera. Pre
La actuación de la Convención Constituyente no fue más allá y no se había dado estímulo suficiente a la producción
as acumuladas durante
corporación de un artículo sobre los derechos sociales (el 14 bis) a la - sumaba a la crítica sobre el uso de las reserv
s de deuda y des
titución de 1853. Los prutidos ya pensaban en las elecciones dilapidadas en nacionalizaciones, repatriacione
Perón había su
e()cup:ldClS déficits en la balanza de pagos. El gobierno de
que cen·arían el programa de "normalización" y habían sido coJnv<1Cald.
los cuales] el sen-
ra febrero de 1958. El resultado de 1957 había dejado una lección ante "cie1tos sectores de la opinión pública [para
DEL PARAÍSO PERONISTA A LA CRISIS .. ( 1 949-1958) 23 7
236 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
.
Frondizi llegaría un intento más firme y, en algunos aspectos, más consecuencias de una veda electoral
para la Convención Constitu
)érimemt¡¡do en 1957 con las elecciones
ión Justicialista de 1949 y la
una asamblea que anuló la Constituc
remozada de la vieja Cmta Magna
mp•laz:ó por una versión ligeramente
n de votar en blanco había
En esa oportunidad, la orden de Peró
sin llegar a ser mayoría abso
malas noticias para los "libertadores":
los de cualquier otro pattido
los votos en blanco habían superado a
había sido, adem ás, un aviso para
msideraclo individualmente. El hech o
rar que los votos peronistas
•s eve:otutal<os candidatos a presidente, al most
CAPÍTULO VIII
do al sindi
corporativos con que había conquista
1973 había superado con creces el 30% anual, cifra que a lo largo de nP.rtSaiJa en Jos términos su hderazgo se
bajo
de una armonía de clases unificada
cada del 60 había sido un techo para el aumento de precios. Con éalísmo. Su idea
menor énfasis, se coincidía en que cierta limitación de las dema1ndas en píe el año de su muerte:
riales de los sindicatos era una condición necesaria para cualquier oría fu�damental de la exis�encia
Alguna vez prediqué la atmonía como categ
humana; sigo creyendo en ella como condi�
de estabilización. Ese control podía conseguirse por la fuerza, pero ión inahenable para la configura
más probabilidades de éxito si estaba asentado sobre la colaboralCió s.
ción de la Argentina que todos anhelamo
Iuntaria de los gremios. Ya que esto último era prácticamente
para un gobierno no peronísta, también era muy difícil detener o, Que Perón seguía confiando en
b neg ?ciació� entre los distintos
,
quedo demostrado con la
más no fuera, moderar la espiral inflacionaria. de la "comunidad orgamzada
Jaqueado por males políticos y económicos, Lanusse tuvo la de un Pacto Social entre empresar
ios, trabajadores 7 gob1erno, en
de Peró n no hab1 a n vanado de
ble tarea de preparar la transición hacia una democracia que incluyera de 1973 . En su esencia, las ideas
a los adve rsan os, una
ronismo. Después de varias idas y venidas en la confección del Jos modos y en el trato
¡as¡auu. Pero un cambio en os nue
ficad or eran rasg
las reglas electorales, el l l de marzo de 1973 tuvo lugar la primera onal y un ánimo paci
nsistenci.a en la unidad naci de una
bienvenidos por buen a parte
presidencial en toda una década. Perón no pudo participar por un del veterano caudillo, que eran dos,
go con otro s partJ
gal sobre residencia en el pais, pero el FREIULI, una alianza dominacla ¡ Más dispuesto al diálo
!ocieclad barta de conflictos. pare
justicialismo que llevaba a Héctor Cámpora como candidato, cosechó consistente en su defe nsa de la democracia, el Perón de 1973
de 1946 las leccw nes apre nd1d as en
tad de los votos. El peronismo quedaba así en una posición a la que ya haber agregado a su pensamiento
taba acostumbrado: la de ser gobierno. La nueva responsabilidad '55. Ese tono más legalista de su discu
rso no era de: todo com patJb le
,.
voto por la formula Juan Peron
Detrás de ese 62% del electorado que
s muy diversas. La pacifica
bernar, sin embargo, urgieron las definiciones. La ilusión de un
que sacudiera con sus políticas los cimientos económicos y so<oiales d
Estela de Perón se escondían esperanza
del pais, un retomo a la ortodoxia del
primer peronismo, un aumento e �
nacwnal1smo en el pr?grama econo
Argentina no pareció tan lejana luego de que Perón eligiera a CiimlJOfi salarios, un giro a la izquierda o al
para votar a Pero?. �urante los
dirigente bien relacionado con los sectores más combatí vos del eran todas razones que se esgrimían
como candidato a presidente. Era la coronación -y, al mismo uemp1o, •el ocho meses que duró su gobierno (octu
bre de 1973 a Juho de 1974),
el peso de la m�ensa expectativa
mienzo del fin- de un largo y mutuo acercamiento entre Perón y el líder del justícialismo debió sopm1ar
quierda de su movimiento. da del partido paso de un apoyo re!J
4u·e nau1a creado. El ala más radicaliza
remoción de varios gobernadores
Pero con el correr de los acontecimientos fue haciéndose claro a la oposición franca, después de la
Perón de 1973 no era, después de todo, tan distinto del de 1946.
EL CICLO DE LA ILUSIÓ
N Y EL DESENCANTO
336
VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 337
de esa línea y de la rec
ordada excomunión a los
dio vacía la Plaza de Ma Montoneros qu
yo, en el acto de 1974 por e de acontecimientos que marcan el período, que se trate de apenas
tad llena de la plaza, el Día del
básicamente el ala sin
dical y política del de un año. Para la economía también fue u la�so ri o en eventos,
� ?
tampoco defendió a Per
ón como él había espera .·
la continuidad haya sido mayor que en el ambito mas estnctamen
ces los compromisos do, vulnerando
asumidos en el Pacto
Social. En su ultima lOli:n'tcu. Un signo de ello es una peculiaridad probablemente �?ica en el
pública, un Perón vencid . el de un ministro de Economía (Gelbard) que desempeno sus fun
o confesaba lo mucho
nar, y dejaba entrever que le estaba co•stan
la posibilidad de una ren d• sin interrupciones, bajo cuatro presidentes distintos (Cámpora,
el menor mdrcw que uncia: " . . . si llego
haga inútil ese sacrificio Perón e Isabelita).
gar a quienes lo puedan , no titubearé en
llenar con mejores pro Detrás de la designación del empresario José Ber Gelbard co o �
sarro: dos semanas má babilidades". No
s tarde, moría el presid de Economía de Cámpora estaba la mano visrble de Peron.
ente de la Nación
Si al propio Perón le no existía un conflicto abierto e insalvable que separara a Gel
había sido difícil gob
la cabeza de un partid ernar un paí�
o dividido, rnucho má de las corrientes combativas del peronismo que rodeaban a Cám
da Isabelita, de escasa s hab ría de costarle
s condiciones para con un rasgo esencial del ministro sugería dificultades de convlVen
sionada. Aunque el pod ducir una Arge1atir1a
er formal se mantuvo trataba de un hombre de empresa. Su nombramiento se entrende
siempre en
é
Presidenta (excepto dur
ante un paréntesis for
zado por "n¡zone:s !alrnente evocando una singular costumbre peronista. A l m�c1ar s.u
lud") el poder real est , mandato, Perón también había confiado a un empresano -MI
aba en los grupos que
i fluencia sobre Isabel , alternativamente _
� . Durante todo el año ' Miranda- las riendas del Ministerio de Economía, dando connen
ron, fue creciendo el pes que siguió a la
o político de José López una tradición que Menem prolongaría, con sus propws matlc s, en �
yordomo de palacio" Rega, quien _
en el exilio de Madri En su calidad de líder de l a Confederación General Economrca
del matrimonio Perón. d había ganado la
Desde su puesto de mi agrupaba a los empresarios locales) Gelbard había tenido un pa
López Rega intentaba nistro de Biem'Stllt . .
crear un poder propio r otagón rc sobre el final de la segunda. presrdenc1a de Peron. Co
cia sobre la President , y aprovechaba su _p
a para limitar el peso · . .del c0ambio de rumbo que ensayara a partir de 1952, Perón
rato partidano. Hacia de los gremi alistas y
mediados de 197 5, en convocado en 1955 a un Congreso de la Productividad, d l que �
plena crisis ec•on<lmib
su grupo cayeron en des participado la CGT y la CGE. Las negociacio es no hablan �
gracia, y el gobierno � �
dical. Pero la suerte esta adquirió un tinte
ba echada. Ni el orden muy fructíferas, pero habían mostrado una vez mas la c ncepcron ?
lítico udieron restab económico ni el
p lecerse. La violencia ¡rp•ora:tn'a y la consecuente receta cooperahva co� que Peron enca a �
menzo a conspirarse creció y en los
más abiertamente. El problemas económicos. En 1973 las urgencias no eran las mrs
total" de la guerril la que mandato de ""rrím,;: _
el gobierno impartió que en !955, pero sí fue la misma la respuesta de Peron: sentar a
sirvió para calmar la a las Fuerzas
creciente exasperación ipres¡trHJs y sindicatos en la mesa de negocracrones para acordar po
denunciado por los gol militar. El vacío de
pistas existía. El 24 de Un paso central de esa estrategia fue la frrma de un Acta de
maba lo inevitable. Co marzo de 1976 se ·
ncluía por la fuerza la npr r so Nacional en mayo de 1973 entre l a CGE, la CGT Y el MI
romsmo en el poder, ese seg unda experiencia
extraño caso de un gob (pr l md
ne Economía. Los dos componentes principales del entendr-
clusrvamente por las ierno que cayó
luchas internas en el par -que pronto comenzó a llamarse Pacto Social- eran la puesta
tido oficia l.
nrnm:cha de reformas de fondo y el lanzamiento de un plan concerta
de estabilización.
¿REVOLUCIÓN O RE Aunque el centro de la discusión pública estuvo dominado por el pro
FORMISMO?
de corto plazo, las iniciativas de más largo ali nto s n mteresantes
� �
� pesar del vuelco que significó la caída de Cá tanto definen el proyecto económico con que Peron habra regresado al
economrco se mantuvo mpora, el
sin mayores alteracion Su orientación general ha sido descripta como "fuertemente Interven
se hasta, por lo menos es desde la salida de
, la muerte de Perón. moderadamente nacionalista, y distribucionista". Es que, en todos
Cuesta creer, por ]a
'\'\'"c
Jua
'm
""'pos, las propuestas de gobierno eran una variante remozada (nor-
E L CICLO D E L A ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
338
VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 339
mal mente, más moderada) del prim
er peronismo. El tono del p
formista pero de ningún modo revo n>gram peronismo, y el gobierno no fue demasiado estricto en la aplica
lucionario, era acorde a la
clases (industriales nacionales más de la ley.
trabajadores) que había sido
pnmer JUStiCiahsmo. Para quienes la Una diferencia sustantiva con la primera época de Perón se reflejó
habían apoyado al peronism
do cambws estructurales profundo o énfasis puesto en las exportaciones industriales. La industrializa
s, el plan de Gelbard era una
tanto que afirmaban peronista de los años 40 y 50 había estado fuertemente sesgada ha
el mercado interno. El impulso a las exportaciOnes manufacturadas
[Ya que] las pocas medidas de geritiiias había llegado recién a fines de los años 60 y a comienzos de
70, lo mismo que en otros países latinoamericanos. Se ha dicho de
'largo plazo' que vamos conociend
. o
lecen de l s lllism
';AI·genti' na, Brasil, Colombia y México que a partir de fines de la dé
� as limitaciones y debilidades del
plan de corto
parece posible prever que este
'Plan de Reconstrucción y LilJe
del 60 adoptaron políticas industrial-exp01tadoras. En esos países,
nici<ín'.,
distinto n muchos puntos al proy
� ecto de los sectores hegemónicos
ses dormnantes que era el plan
Krleger Vasena, terminará como de las exportaciones manufacturadas llegaría a por lo
· ·
OTRO GOLPE DE SUERTE donde otro "gobierno popular" había expropiado 64.000 kilómetros
Términos del intercambio externo, 1 960=100
de tierras. Pero la ley agraria nunca pasó de proyecto. Sí se sancio
cambio, una norma que contaba con mucho mayor consenso político
1 60.0
la del impuesto a la renta potencial de la tierra. El viejo ideal de
1 50.0
sobre la producción posible antes que sobre la efectiva, de modo de
140.0
1 30.0
la productividad, se había cristalizado sólo parcialmente con la legis-
1 20.0
1969 de imposición sobre la valuación fiscal de la tierra. Fue sólo a
1973 que el monto de impuestos pagados se independizó
1 1 0.0
de una ley de
100.0
de lo producido. Se introducía así un incentivo a producir más.
90.0
Una tendencia que hacía unos años era apenas promisoria para el sec
so.d
se consolidó hasta convertirse, acaso, en el logro más duradero de
70.0
peronista. Haciendo suya la vocación declaradamente
60.0
del peronismo, Gelbard firmó varios acuerdos comerciales
o
"' N w 00 o países socialistas, inaugurando un acercamiento que se prolong�ría
m
"' :¡: "' "' �
m m m
:" :" el resto del gobierno justicialista. Típicos de la época eran los tltu
de los diarios anunciando negocios con "nuevos socios", normalmen
Fuente: apéndice estadístico. de Europa Oriental pero también naciones del Medio Oriente. En
de cuatro años a partir de 1972, la patticipación de los países so
El alto nivel de los precios de expo en el comercio de exportación argentino pasó del 3 al 1 1%.
rtación no sólo era imno11tm•t•
as, sino también para j¡
' 1te11tar
garantizar la salud de las cuentas extern
petición de las transferencias inter
sectoriales de ingresos típicas
peromsmo. El gobierno justicialist
del LOS SOCIOS SOCIALISTAS
a nacionalizó otra vez el comercio
algo que en los años inmediatament Exportación a países socialistas
e postedores a la Segunda Gue
bía ermitido socializar las ganancias na como % de las exportaciones argentinas
� derivadas de los altos precios
tacwn de los productos del agro a
través de la intermediación del
gentino pal'a la Promoción del Inter
cambio. Dos leyes gemelas
ampliaron las facultades de las junta
s nacionales de granos y de
pasaron a monopolizar la exportaci
ón de esos bienes. La mcionalid,ad
:
misma que treinta años atrás : centl
·alizar el comercio para tener ci<lrtO• D
en los mercados internacionales
. En la práctica, la ausencia de una
administl·ativa adecuada para esas
funciones hizo que la comerdali>mci
fuese muy distinta de la del régim
en anterior.
Este déjií vu del IAPI generó meno
s recelo entre los hombres de
�
que dos inic ativas que, a su mane
ra, restringían la propiedad nriv•cl"
tierr� La mas tellllda era un proy
; ecto de Ley Agraria, que preveía la
piaciOn de tierras consideradas "imp
roductivas", definidas como
en los últimos diez años hubieran
rendido menos del 30% de su
dad normal". De ahí a una reforma
1974 1975 1976
agraria, pensaban los tenatenientes,
bía un gran trecho. Estaba fresco
en su memoria lo que acababa de
Fuente: Di Tella (1983).
342 EL CICLO DE LA ILUSIÓN y
EL DESENCANTO
VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 343
del trabajo y los del capital. De acuerdo con esa óptica, frenar el
El peronismo de 197 3 tam de precios no era exclusivamente un problema monetario o fi
bién rescató de su p . ·
elementos' como e1 de nmera aunque lo incluyera. Quebrar las presiones inflacionarias re-
1a organización monetaria. La
nalt.zacwn ., exptresJión como condición previa una limitación de las demandas sectaria
de los depósitos" no es del
todo con.ecta para
forma fmanct. e a del jus sólo podría tener un éxito duradero si era aceptada por las partes
� ticialismo. Lo que en rea .
lidad ocu. rno
en 1946, una VIrtual mo
nopolización del sistema
pa aron a tomar depósit ban to. asociación entre inflación y conflictos de clase calzaba a medida
,
montos maymes a ¡ os b
ancas que prestaran a acti
provocar una destrucción de valores. Tenemos que lograrlo por un acuerdo
. .
t
=�' .
�
Luru acwnes al capttal .
extranjero, estatización del
comercio
tructivo es el diálogo y el acuerdo; con la lucha y el enfrentamiento destruc
mo e mte rcam
.
tivo no se gana nada. Ese equilibrio, que actualmente está roto, lo impondre
� � io alto s, resistencia del sector
_ rural,
a acttvrd
mos poco a poco, hasta 11egar nuevamente a lo que el Justicialismo aprecia
ad bancarr a: ¿peronismo
de la primera o de la .<�¡�un.
Los dos comctdreron en da·c
que debe ser: un 50% del producto bruto para cada una de las partes.4
esos puntos y se dt" 1· . ctaron
'eren
ni smo de 1os 70 Incorpo . en otros·.
-·
de la fuer
disminuyó, de 6,1% a 4,5 %
dos de Ia política concertada de precios y salarios propuesta por en el Gran Buenos Aires mom entos de
en otro s
lo que había pasado
vo gobierno peronista". Para muchos grernialistas, el Pacto trabajo. Al contrario de and a de Impar
or dem
nza comercial mej oró: la may
flcaba un recorte de poder, porque por un plazo fijo -y prol<mrrad, · actividad, la bala seg uido grac ias a la al
de divisas con
_ por completo su capacidad negociadora. Por otra pesó menos que el aluvión es exp orta
saparecia y producción de los bien
de precios internacionales infl ació n.
recomposición salarial no estaba a la altura de lo que esperaban o el reg istr o de
impresionante com
bierno Jdenuflcado con los trabajadores. El propio ministro d Pero nada de eso era tan esco ndí a dos
cios a lo larg o de
de 60% de aumento de pre
197 3
ía sido
"hablando en su condición de sindicalista" había estimado e
en el seg und o semestre la inflación hab
salario mínimo se establecería en un nivel 100% superior al dispares, ya que rtun idad , el
taba la opo
vez que se le presen
te hasta entonces. Obligado Cárnpora a renunciar y llegado Perón remarcaba, cada hub iese rev alor i
moneda argentin a se
presidencia, muchos sindicalistas esperaron que el re:ali:ne:Irnier¡tc desacostumbrado de que la sign a "inf la
, la con
por dólar. Para fin de año
co también implicaría una corrección del Pacto Social que de 12,5 a 10 pesos ley propaganda- del
o -y un eficaz instrumento de
los tra aJadores. Poco tardó en frustrarse esa expectativa, ya
? cero" ya era un logr
justicialista. . .
ratlf1 o el acuerdo y lo afirmó corno la principal arma para
� ial de las polí tica s de Gelbard llene un mterés
rotundo éxito inic
econonuco de corto plazo. La decisión del presidente no deíaba• de laboratorio para
'" e-vc,e�e lo meramente
histórico. Es casi un caso
las dudas: "Es un loco el que haya dicho que el Pacto n y la estabilizac ión, y la manera en
la dinámica de la inflació
denunciado. El Pacto Social se inscribe dentro de las coínc:iden10¡1 ro influyen sobre el pre sente. Desde
ticas del proceso en curso". expectativas acerca del futu nsa ble que la
manentemente es indi spe
Los empresarios tampoco podían estar del todo swcisiecJno¡<.:c para frenar la inflación per cas o de unos
. Cuando se conside ra el
pr grarna que tenía como propósito explícito y central reducir de dinero sea moderada ític a mane
? o más importante que la pol
cwn del mgreso nacwnal recibida por el capital. Aun así, tanto meses, sin embargo, tanto futu ra de los
gente acerca de la mar cha
Industrial Argentina (que nucleaba a las empresas mayores, son las expectativas de la de que los pre
ra instalar la creenc ia
muchas rnultmacwnales) corno la Sociedad Rural y la Cámara Si, de algún mo do, se log tene r en sus
gente estará dispues ta a man
na de C mercw avalaron el Pacto Social impulsado por se mantendrán estables, la alta infl ació n.
? ba en la época de
a eptacwn era, en parte, una imposición de las circunstancias más dinero del que guarda los pre cios
� ortante, el efecto sob re
la emisión siga siendo imp dine
b1én una reacción de relativo alivio, comprensible si se ·
des esp eración por deshacerse del
'
rá la
ta los escenarios alternativos que podían haberse esperado de un mínimo, ya que no hab pue den , du
. Los controles de pre cios
rodeado de grupos radicalizados, corno era el de Cámpora. La es típica de la inflación alta psic oló gica ",
ese estado de "estab ilid ad
de las empresas quedaba intacta y las firmas transnacionales un cierto tiempo, provocar de Gel bar d. La
ante los primeros me ses
ban su lugar. Al precio de una importante concesión inicial y de que sin dudas ocurrió dur no se trans-
de dinero siguió exp and iéndose, pero el aumento
gelación de precios -que en muchos casos habían sido inflados sus ten ncias de
te prefirió incrementar
�
caciones preventivas- los empresarios conseguían un valioso a los precios porque la gen sub iero n del
cipios y fines de
y depósitos, que entre prin
197 3
de Jimitación salarial. Por otra parte, habían aprendido que
bihdad como la de los dos años anteriores convertía en efí"rne:ra, al 12,1 % del PBI. a demasiado
en el manejo financiero tard
qurer ganancia obtenida, y quizás el poder del nuevo gobierno Claro que si la prudencia ía sido el con
se resiente. Eficaz corno hab
Flllll' '''• el nuevo equilibrio narias, era
fmalmente dobleg r la inflación. ¿Por qué no dar un poco de las previsiones infl acio
�
un mtento que tema vntudes, corno el respaldo popular y l a il�:::�7�� de precios par a quebrar
ativo crecimiento de la demanda,
_ gremial, cuya ausencia había influido en e l fracaso d e otros .S< e en presencia del signific en los sa
cwn ro y
entos en la cantidad de dine
de estabilización? >ausaclo a su vez por los aum nes par a el Pac
los primeros nubarro
Los números con los que cerró el año 1973 fueron fntncarrtente. rea]es. Pero es de notar que inte rna si-
inconsistencia en la polí tica
tadores. El PBI creció 4,5% en el año, mejorando el 3% de 1972. Social aparecieron no por esa
346
SIÓN y EL DESENCANT
EL CICLO DE LA ILU
O VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 347
no como consecuencia
de eventos extemos,
Cosa rara en la Argen ajenos al control
tina de posguerra un del ante todo- la muerte de Perón significó la desaparición de un fac-
. . ' país es pec¡a .
fl
m acwn se vw ob ' ISta en
ligado por una ve . •equilibrante y coordinador, clave en el esquema acuerdista vigente.
z a Importarla. El
r
precios de los insumas autmentc,·, expectativas cambiaban de signo y se revertía el efecto estabiliza
r
� :e��::;: ntes del ext�rior im
tos de las empresa pactaba en que habían tenido en los primeros meses. Para peor, en julio de
s, qu a
incrementos a los pre . �on cterta hbertad para tt·asl1tdl\ ]a Comunidad Económica Europea impuso una prohibición sobre
ctos. La reststencia
sus representantes s '· nd tea
· ¡ no se hizo
. compras de carne, complicación que se sumaba a l a recesión inter
··
dmtposit>1e, siendo más razonable una política indexatoria para los sala-
tipo de cambio y la deuda pública, de manera de, al menos, evitar
2
ción de que "ningún cambio puede ser para peor" era más
fuerte otro tema saliente en el ámbito de la política internacional du
quier argumento legalista; era inútil apelar a la paciencia, a 1981). Hacia fines de
la la presidencia de Jorge Rafael Videla (1976-
una renovación presidencial que, de acuerdo con lo que se extenore s la Ar entma es
había después de más de un siglo sin conflictos :
�
durante la Revolución Argentina, llegaría en 1977. cuestwn lnrutrofe tam
punto de entrar en guerra con Chile por una
El móvil inmediato del autodenominado Proceso de . , no menos que la opor
"eunran centenaria. Los buenos oficiOs de un cardenal
Nacional era, por supuesto, la eliminación de los grupos pacífica de último minuto
· de Videla, permitieron una salida
ticular el ERP y Montoneros. Tanto era así que entre los
ann.,do1;,
pla:ne:s n la cuestión, fmalmente resuelta en 1984. La tensión con Chile
previos al golpe se manejó la alternativa de un gobierno relárr1
pa:
go de esos episodios que de tanto en tanto hacían visible el disenso
seis meses acabara con la guerrilla y llamara a elecciones. polítlca desde
Pero los hombres de armas. Suspendida toda actividad
dario era insuficiente para los objetivos de más largo alcance . Era una disputa
la lucha por el poder tenía lugar entre los militares
ciaron una vez derrocado el gobiemo de Isabel. Sin distinguirse ada, en la que
muchas veces ignorada por una población desinform
los golpistas de diez años atrás, los integrantes de la Junta te oportum stas.
Militar;, zcllab·an conflictos políticos con motivos meramen
Jrie,
hablaban de la necesidad de erradicar ciertos males básicos i ntacto, hasta
que, se pudo llegar a 1981 con el esquema político
,
Y
tendían) eran incompatibles con un funcionamiento ordenado
una curiosa innovación institucional: una suceston prestdenctal
mía y de la sociedad. Pero en su diagnóstico y sus propuestas se había progra-
los e·gob<ern:antes de facto respetando un cronograma que
del Proceso sí pensaban distinto que los de la Revolución
AI·gentiJ en el acta fundacional del Proceso.
bía que evitar a toda costa la tentación corporativa y estatista,
ya desde antes de la asunción del general R berto Viola (marzo
?
mo el verdadero nudo gordiano de los problemas na<oional es.
un desgaste creciente estaba corroyendo al regimen debaJO de la
su proyecto de largo plazo vislumbraba una sociedad de.sp<)lit:i
z1td Era ]a razón misma de ser de todo el Proceso lo que estaba en
un estado menos poderoso. Claro que esos deseos, lo mismo que . sin grupos armados que combatir, y --como se verá- sin resulta
ción de la democracia como forma preferible de gobierno, toda
:econ<Smicc•s respetables que exhibir, el gobierno había perdido
dos en el confín de una larga serie de acciones preliminares que reverde
A medida que el Proceso se marchitaba por sí mismo,
mucho más urgentes, y que nunca se llegarían a concluir. se
entam.enl:e la actividad de los partidos . Hacia mediados de 1981
Una de ellas sí pudo terminarse en los tiempos y en las más votos oh
la Multipartidaria, a partir de las agrupaciones que
había planeado, e incluso con algún adelanto. Hacia 1978, la
en 1983. Radicales, peronistas, intransigentes, desarrolhstas Y de
de las organizaciones guerrilleras era un hecho. Descabezado el
cristianos tenían así al menos un canal común para reclamar por
diados de 1 976 y exiliada la cúpula de Montoneros en 1 977,
institucional. Paralelamente, iba tomando más fuerza y hacién-
lo que uno y otro bando consideraban una "guerra" ya estaba sólo
sistemática la protesta por los "desaparecidos", cuyo asesinato
co más de un año del golpe de marzo. En l a elección de sus elecciOne s de
•'re:conociclo por ]os militares pocos meses antes de las
ya suerte podía ir de la detención y el exilio a la tortura y el el c�rso
En este punto, el Proceso parecía seguir matemáticamente
militares fueron coherentes con lo anunciado: "Nuestros en•emigo•s,
Argentina, sólo que con diez años de diferenc¡a. VIde a �
subversi vos, los amigos de los subversivos, y los indiferentes"
sido, como Onganía, un presidente fueite que con el tiempo hab a
·
:
el gobernador-interventor de Buenos Aires. La en·adicación de la
perdie:ndo los apoyos iniciales. Viola, como Levmgston, la figura de
y todo lo que se asemejara a ella significó para el Proceso una
'.cru·enl:e del capital político de su antecesor, durante cuya presidenc¡a se
lisión entre una de sus fantasías (pertenecer al mundo "o<;ci<derttál
hecho obvia ]a necesidad de un rápido final. Faltaba el Lanusse, el
tiano") y la realidad. La violación sistemática de los derechos
que se decidiera a forzar el ya necesario llamado a elecciones. Pe
conocida y repudiada por la diplomacia norteamericana -irtspiirac
analogía no puede llevarse tan lejos. El tercer presidente el Proceso
?
principismo demócrata de Carter- y por los más importantes
resignarse al pobre papel de preparar una salida lo mas digna po
peos, donde el testimonio de miles de exiliados originaba lo que general Leopoldo F.
para un régimen en franca decadencia. No era el
bierno de facto era una "campaña antiargentina".
hombre de rendirse fácilmente, por lo menos hasta entonces.
EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
352 VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS ( 1 973-1983) 353
.
Independientemente del desempeño estrictamente militar en sí mismos, sino como condiciones necesarias para el tránsito
se entJ·eveía en el discurso
phcado y de todos modos poco relevante dada la evidente
su¡perior la estabilidad de precios. Por otra parte,
adversario), es difícil encontrar un solo acierto político en de Martínez de Hoz una revaloriz ación del comercio internacional
rante o el después de la intervención argentina en Malvinas a tener una importan cia fundame ntal en su política subsiguiente
n las medidas de desalien to a las exportaciones,
1982). Se concibió como una operación de salvataje al Proceso criltic!tban y derogaba
como una verdadera empresa nacional, se especuló con apoyos ojalmente las agrope cuaria s.
no era
nales que nunca llegara ·
?. ;;e
rechazaron propuestas de paz enfoque que subyacía en los anuncios de Martínez de Hoz
.
parec¡a a a una nueva encrucija da de la historia argentina.
haber twmpo (nnswn Haig), considerándoselas cuando una respuest
s de
masiado tarde (propuesta Belaúnde Teny), se retaceó la
¡¡
· 1fo1rrmtc mucho que ver, también, con un clima de época que a principio
sociedad y hasta se ensayaron interpretaciones honrosas de endo. Sorpresiv amente, el consenso intelec
la recién estaba amaneci
de
medio de la frustración popular. Jos años 60, asociado a conceptos como keynesianismo, Estado
lo ace-
rm:at<J 1
Malvinas fue el tiro del final para el Proceso. El año y o pleno empleo pasó en esos años a una fase de crepúscu
.
mdo hasta la elección de Alfonsín en octubre de 1983, bajo la Richard Nixon, un republicano, había declarado a fines de Jos
60 la
nm"aa1a de ese consenso: "todos
de Reynaldo B1gnone, fue un período más de disgregación somos keynesia nos ahora"5. Una dé
de un
de facto, como habían sido, a su manera, 1931, 1963 y 1971-73. tarde, un respetado economi sta argentino auguraba :
los objetivos de esta última experiencia militar habían sido
ambiciosos que los de las anteriores y la desilusión pr<op1)rc:i01aalm¡:J1 Tal ce
keynesianos son buena gente . . . yo tengo un amigo keynesian o'.
yo , Y en tant se había fi·acasado no sólo en el gobierno en que esta frase se empezara a escuchar
� general pintan las cosas no me extrañaría
?
el area especifiCa de las Fuerzas Almadas, la posibilidad de c01aso•. los círculos de los economistas. 6
Jí1
finitivamente un sistema democrático aparecía en 1983 como
ta que en cualquier oportunidad anterior de restablecimiento años no son muchos para la historia del pensamiento. De ello po-
fe el propio Keynes, cuyas ideas habían esperado bastante más que
ser aceptadas. ¿Cómo fue posible, entonces, que se renegara tan
una
EL OCASO DE LORD KEYNES de esa manera de pensar la economía que había hecho feliz a
,,.,,;A,, e El hecho era que el keynesianismo empezó a perder batallas
En el área económica, la declaración de principios del dos campos donde tres décadas atrás las había ganado: en las men
Reorganización Nacional estuvo a cargo del flamante ministro economistas, teóricos y prácticos, y en el más visible mundo de
do Martínez de Hoz, un empresario proveniente de las vertientes :ón1onúa real, de la producción, el empleo y Jos precios. Los primeros
raJes de la democracia cristiana. En su mensaje inaugural de de cambio se dieron de manera paralela, en los dos terrenos, justo
ras Y media ?
o sólo se anunciaban una serie de medidas dirigidas Nixon anunciaba la hegemonía del keynesianismo.
.
pr la s1tuacwn ��:����;�:�:����l
de corto plazo; se sugería, además:,, una · un lado, sobre finales de la década del 60 la inflación mundial
que, de completarse y mantenerse, implicaría una s1 1 a ser un problema. En los años previos a 1965, el aumento de
·
. ,
la política económica. Aunque por un lado Martínez de Hoz aS<,gutali anual en Estados Unidos había estado por debajo del 2%, pero en
"la economía argentina no tiene ningún mal básico o ineooara.h],," ya se acercaba al 6%. En realidad, esto no era incoherente con las
Argentina no es exactamente un país subdesarrollado" por otro ripd<m<'8 y las prescripciones keynesianas. La aceleración de los
;
cribía un diagnóstico según el cual la inflación -el p oblema no era otra cosa que el costo de reducir el desempleo (de 6% a
por entonces- obedecía a falencias profundas en la organización de 4% entre 1963 y 1969), tal como predecía la sencilla curva de
ca. La reivindicación de la iniciativa privada y la eliminación del Menos desempleo exigía más inflación, eso estaba claro, y era
fiscal por la vía de un ordenamiento del estado (temas sobre los estable con la que podían balancearse los objetivos de la polí-
daban mayores precisiones) eran presentados no solamente como
354 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
VÉRTIGO ECONÓMTCO EN TrEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 355
rr:;�v: ����;��
geográfica, el desarrollo político de los 70 emparentaba a de su política económica
externos. Los tres objetivos principales
gentinos. De ambos lados de los Andes, una etapa de la estabilidad de precio s, el
en orden decreciente de irnportmcia,
ca Y social se había cerrado con un golpe militar que no n del ingreso "razonable". Se de
iCitniento económico y una distribució
�
Cuan o la Junta Militar se hizo cargo del poder en la Argentina,
la esencia de la nueva política sería el
paso "de una economía de
dos anos Y mediO que Pinochet gobernaba en Chile. Desde entom;e que sigue es la triste historia de un
�
n an llevando adelante políticas de liberalización, con las que
��Ciotaci<m a una de producción". Lo
que no pudo acercarse, casi por ningún
momento, a los fines que
dia revertir lo que se presentaba corno un prolongado crescendo
propuesto.
venctomsmo: aplicando una estrategia
• La política del equipo económico se inició
que se mante ndría durante todo el pe
íin:na<;ionm·ia gradualista, rasgo
el caos sembrado por el gobierno marxista de Allende solamente gazo estaba demasiado
de Mmtínez de Hoz. La memo ria del Rodri
cambios socializantes graduales que se fueron introduciendo en
. Adem ás, l a config uración de pre
rrumpidamente desde mediados de la década del 30.8 corno para intentar algo del estilo
Js r-el1tti\'OS definida por los niveles de salari os, precio s y tipo de cambio
oficia l de correg ir el défici t externo,
El péndulo de la política económica se movió en Chile con consistente con el objetivo
gobie rno peron ista se había n corre
dez que en la Argentina. En pocos años, la economía chilena había durante los últimos meses del
te existí an entre esas variab les. En lu
a ser una de las menos reguladas y estatizadas de Occidente. Se los desfasajes que anteriormen
libera ron los precio s y se fue a justan-
berado prácticamente todos los precios, unificado el mercado de recurrir a una devaluación, se
198 3) 359
TIEMPOS VIOLENTOS (19 73-
358 EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO VÉRTIGO ECONÓMICO EN
dedor de _7% por mes, y el gobierno parecía no tener claro qué - rasa de interés real a�ual
· s prac ticas
para el prestamista significaban una pérdida de más de la mitad otro lado, debían fm�nciar esa
de interés crecientes. Por es de
n
de la hoja del bala : : e
pita! en un año. A esta motivación dictada por el sentido común adecuada contrapartida del otro lado
quienes tomaban esos cred itos ca
ban otras más elaboradas que resaltaban no ya la imposibilidad ;pr<JSt>mdio también a tasas altas. Pero
os que no conseguí an finan cia
ficiencia de un sistema tan regulado. Por un lado, se SU1Jon1ía justamente las empresas en apur
aparición de tasas de interés reales positivas estimularía el nabl es, y que por el hecho mismo de tener
en condiciones más razo
iento tendían a embarcarse en
más, la existencia de un costo real de los créditos haría que un alto precio por el financiam
rtante
improductivas (entre ellas, comprar cualquier bien y re1rendet1o i bilidad escondía en verdad un rmpo
irac:ioJaes cuya inusual renta de los
los deudores riesgosos -o
cha de maduración del crédito) dejaran de ser rentables, con lo En todo caso la esperanza de
com ún en la
rro se canalizaría a las inversiones de alta productividad real. era que, como había sido práctica
StaL•uu�o oportuní tas-
� ctera
aliviando la carga fman
Algunas de esas expectativas parecieron cumplirse parci:alrn un golpe inflacionario terminaría
número de bancos (aunque no el de otras instituciones finlanci<ora:;) ésta se volviera intolerable .
.
una vida más tranqmla con la
tó de 1 1 9 a 219 entre mayo de 1977 y mayo de 1 980, en un depositantes, en cambio, llevaban
por supervrsar la calidad de los
desde el ámbito oficial fue percibido como un indicador de Sabían que, aunqne poco hiciera
on
competencia. Las tasas reales, si bien tuvieron un com¡Jortarníe ía allí para, en última mstancra, resp
staJmos, el Banco Central sí estar ntía
bancos. El sistema de gara
volátil, pasaron a formarse como era previsible bajo las la defección de los deudores y los
ad de los préstamos dejab a así espaciO
las tasas de interés internacionales se les sumaba el riesgo de lepoósJtos sin regulación de calid
pa�te de ins itucwnes _financieras:
cambiaría, y las tasas domésticas podían resultar positivas múltiples operaciones desleales por
;
suma era mayor a la inflación vigente� o negativas -si era de credrtos hacm empresas
.autolJtéstalilliJS -es decir, la canalizacwn
on una de las más frecuentes.
que de vez en cuando sus expectativas se vieron a�rrauaaa:iS, pa culadas, de dudosa solvencia- fuer
estos �ecanismos imponían se
frecuente que los ahorristas obtuvieran rendimientos reales presión alcista sobre las tasas que
rmpo antes demandantes
en respuesta a ello que los depósitos a plazo pasaron del por l a presencia en el mercado, como
r;
que en 1977 habran pasado a ser au
1976 a 16,5% en 1980. Menos nítido fue el efecto de la reJ'orrna :cr<,an:o. de las empresas públicas,
. El � ister;:ra pudo sobrevrvrr
ra sobre el ahoiTo interno: quizás la reaparición de tasas desde el punto de vista financiero
monellzacwn especulativa, pe
positivas estimulara el ahorro, pero la remonetización cc,ns.ecliertti duró la rueda de la fortuna de una
Banco de Intercambio Region�l
litó la paulatina reconstrucción de un mercado de crédito para crisis a partir de l a liquidación del
binación entre amplra garanlla
bien la tasa de ahorro doméstico tuvo un pico en 1977, lo mi< '"'" una entidad que al amparo de la com
regu lación había llegado a ser la
que ello no se debiera a la reforma financiera sino a políticas libertad de tasas y ausencia de
en un principio acabó con otro�
que deprimieron los salarios reales y el consumo popular. del país. Se desató una corrida que
And es e Intern�tional y termmo
La expansión financiera que siguió a la reforma se inici1:í d importantes (Oddone, de los
�
nte ese falld!CO ano 1980 , el
bastante improvisado, y acabó en un verdadero caos. El es1Jíri.tu lí a todo el sistema financiero. Dura
unas instituciones.
los cambios introducidos, reflejado entre otras cosas en las Central debió asumir el control de ,
del programa econo
60
fase term inal
ra entrar al mercado financiero, mal se compadecía con un me:carúi Con la crisis financiera comenzó la
rante Mas sera había declar�
poco tenía de liberal. Se mantuvo una amplia garantía a los de Martínez de Hoz. Poco antes, el almi
de una economía de especulacwn
que existiera un adecuado sistema de supervisión, que es su coJatnlp "No es verdad que hayamos pasado
an alcanzado ni ese objetivo
tural. Bajo un régimen de tasas libres, la combinación de garantía;· de producción". En realidad, no se habí
EL CICLO DE LA ILUSIÓN y EL DESENCANTO
362 VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 363
�n:al ni los fines más concretos que se había propuesto lVJ¡tttíné actual situación financiera es típica
de un ajuste transitorio debido, en
los empresarios de la tasa
s los cmmenzos. Cuatro años habían pasad ; medida, a la sobreestimación por parte de
o y la econonua
,
bía crecrdo. Más grave aún --de acuerdo inflación.9
con el orden de
brerno- era que la rnflacrón siguiera siend
o un problema sin sto, insistir con la mode
coherencia monetarista exigía, por supue
las expectativas se adecuaran a
en la creación de dinero hasta que
ndo que estaba fallan
POLÍTICA DE ESTABILIZACIÓN· de desinflación. Pero había algo más profu
econorrúa cerrada al
DEL MONETARISMO A LA TAB ITA L tenía que ver con las diferencias entre una
abierta a esa influencia.
internacional de crédito y una economía
enía en el mercado cambiado,
En el área crucial de la estabilización de los comienzos, el gobierno interv
�n z de Hoz fue, más que gradualista,
precios la pollític:a'{Í
;
ecléctica y ha ta erráti•cá,
y vendiendo dólares de manera de conseg
uir el nivel deseado
,
ón de d'mero. ' a cambiaría. El
en una magmtud que era todo un logro para , ��:;;J.i�[lf¡a cantidad de dinero y renunciar a la polític
�� tre JUma y noviembre del '77, luego de la
un aís
;
pue ta en marcha
,
Central dejó de intervenir activamente en el
mercado de divisas
permitiendo que el ti-
fmancrera, la oferta monetaria aumentó a ocasionalmente siguió comprando dólares),
razón del 2 6%
10
nueva política provocó
�
. el fr caso en materia antiin '
flacionaria fue mayúsculo , ya que cambio alcanzara "su propio equilibrio". La
la Argentina en junio
mo penado los precios aumentaron a una apreciación real. Un turista que viniese a
tasa de casi 1 0o/c r l y quedarse un par de
idea de ver el Campeonato Mundial de Fútbo
_:t
peor, esa política co ó la recuperación en e]
que ya llevaba un ano. Una recesión breve
nivel de activi �I; más de vacaciones comprobaría con asomb
ro, a la hora de pmtir,
pero violenta redujo
más altos que al llegar. Es
_ en los precios medidos en dólares eran un 15%
��;: !:��:�
cwn alrededor de 5% en los doce meses poster .
iores a unio de
,
�
es se ispararon, llegando en ocasiones a! mposi I ble
la inflación se mantenía alta en un nivel que
poco tenía de equilibrio:
tir en una
, en terrnrnos reales . Fue la primera recesión 6 y 9% por mes. ¿Qué sentido tenía para el gobierno persis
de 1a consideraba respon
no provocada por dificultades en la balan que nada le hacía a la inflación y a la que se
za de pagos.
En reahdad, la retracción productiva era una de! estancamiento de l a economía?
implicación timón. S i no funciona
contracción monetari a, segun � 1 as ensena Así que a fin de año se decidió otro golpe de
_ nzas de Friedman era mejor mane
método antiinflacionario el control monetario,
Hasta �ue las expectativas de inflación no
no podía esperarse otra cosa que una recesión.
se ajustaran a la n va u� tipo de cambio de modo de poner una cota a los precio s nacionales.
Martínez de Hoz (la ) especi ficando
tender el punto: de diciembre se anunc ió un cronog rama tablita
pio de 1979. Se pre-
valor del dólar durante 8 meses a partir del princi
198 3) 365
TIEMPOS VIOLENTOS (19 73-
EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO
VÉRTIGO ECONÓMICO EN
364
etido específico. Duran
inflacionario falló en su com
veía una reducción gradual en la tasa de aumento del tipo de Es que el plan anti er sido más desalentad
r ?
lita (1979), no podía hab
5% mensual en enero a 3,7% en agosto. Otras "pautas" com�>let primer año de la tab y 1979, la mfl acw n
a saber: nada. Entre 1978
pasó con la inflación, _
fase de "profundización y ajuste" del programa de Martínez do, de 171 % a 163 %, y la mayonsta no so-
apenas hab ía dism inui
tan" f�s pu
'bl"�cas, los salarios núnimos y el crédito doméstico te, de 146% a 149%.
había aumentado levemen
había caído sino que
propias tabhtas. El propósito de todas esas pautas era dü:ciJ1]i110·�· ma, por supuesto, pe
inflación era mala en sí mis
CJÓn, llevándola a un nivel compatible con el que se hacía n••rvi·verlci"a de la alta al quizás más grave.
ita tenía un efecto adicion
el esquema de la tabl po
esos cronogramas. Se confiaba en que la suave trayectoria la pauta cambiaria era de
precio del dólar estipulado por
ra tarifa� '!
salarios actuaría sobre los costos de las empresas au no ento del
al de los precios . Así se
iba acumulando un
de 60%, mucho menor
la mflacwn. er menos rentable
r las importaciones y hac
carnbiario que, al abarata
Pero la mayor apuesta estaba en la evolución del dólar. nza comercial. El gran
, tendía a deteriorar la bala
que SI, por eJemplo, el precio en dólares de los bienes com,,tei xp<Jrt:!ci<5r en general ación, por qué no se
la infl
ente, por qué seguía alta
mentaba 10% al año en el mercado internacional, y la tablita ,rrc1gant< era, obviam rado entre inflación
las autoridades habían espe
cremento de 60% en el tipo de cambio, el aumento del precio ]a convergencia que ).
al (más tasa de devalua ción
bwnes comerciables no podía estar lejos del 70%. En otras e inflación internacion
;�� i� {�
bres Iban de vacacwnes a ; el chiste era que pero la credibilidad ya parecía estar irreversiblemente minada.
a a ase media a Br
asil, y sólo
U
cos . podían quedarse esperaba con ansiedad la renovación presidencial de marzo de 1981, sin
en el anza de comercw, el futuro jefe de estado se pronunciara sobre hombres o sobre políti
posthva entre 1976 y
chos sectores Indu striales
�
1979' �a b"Io, br scamente
� de signo en en el área económica. Para la tablita, el "silencio de Viola" era más per
, e mc uso qu�enes hab
cionales del ministro, com ían Sido aliados que mil palabras y se descontaba su abandono. Sólo el 5% de los
o la s octedad Rural A
rgentina, pümt<,ab: mq¡ueros consultados para una encuesta en octubre de 1980 confiaban en
p1,Icitamente la necesidad
:
de a rt rse del esquem
a de pautas 'trcmogra1rna cambiatio tal corno estaba previsto hasta marzo de 1981. Se
El gobierno, por su par
polfttca. El cronograma ca
;:
te, no e d 1 todo claro
en su compromiso primero una corrección hacia arriba de la tasa de depreciación, pe
mbiado se stgmó anunctand no fue suficiente para detener lo que hacia fines de 1980 era una corrí
pero en ocasiones de rna o con anticipá,<
.
nera un tanto arnbigua. v ' a en marzo de 1
te la inquietud de un per contra el peso. En febrero, finalmente, una devaluación no programada
t· odtsta que pedía pronun .
tos, Martinez de Hoz ciarmentos más 10% acabó con la tablita, aunque formalmente permanecían en pie pau
respondía:
del dólar hasta agosto. La desconfianza se convirtió en pánico, y a fi
Estamos buscando
tas. No hay necesi
fl
que la gente
dad La m acwn
. . que el
viva sm
." Estado le tenga que
de marzo la pérdida de reservas acumulada desde octubre rozó los
millones de dólares (más de la mitad). Era una economía con pronós-
de
.
mos pautas.IO · segu ua
· ' cayendo sm necesidad reservado, aquejada por una inflación que amenazaba con acelerarse y
en una honda recesión, la que legaban Videla y Martínez de Hoz a
·
CUANDO EL TIPO DE CA MB IO
IMP ORTA
Exportaciones, importacione
s Y tipo de cambio real La evolución sectorial de la producción nacional acusó el impacto de
configuración de precios relativos. En el sexenio 1974-1980 la in-
. redujo entre tres y cuatro puntos su participación en el PBI. En las
12000.0 textil y papelera la combinación de apertura, atraso cambiario y bajo
,cirmento económico fue tan pronunciada que produjo caídas netas de
10000.0
:��·""''" de 15% en el segundo lustro de los 70. Mientras tanto, la contri
8000.0 de las actividades agropecuarias lograba mantenerse (la expansión
6000.0
pampas era compensada par·cialmente por el estancamiento de cul-
industriales) y la proporción de construcción y otros servicios crecía.
4000.0 El final del gobierno de Videla coincidió con el desmoronamiento de
2000.0 habían sido sus principales políticas. La tablita se abandonaba, el
bancario apenas empezaba a revelar sus múltiples fragilidades y la
0.0
se tornaba insostenible en combinación con e1 atraso cambiario.
para los sucesores de Martínez de Hoz una empresa ingrata: de-
c:=:::J Exportaciones
Rillilllil lmportaciones administrar una econonúa inflacionaria, endeudada y recesiva sin
-o-Tipo de cambio real defla
ctado por IPM (197 6,.,1 DO) con el margen de maniobra necesario para dar a esos problemas una
de fondo.
Fuente: Winograd (1984) Y apéndice estad
ístico.
SOBRE CRISIS
:
No es ácil determinar con exa
ctitud cuánto de la expansión
dora se debla a la apertura y cuánto Desde el punto de vista de la política económica, el trienio 1981-
al atraso cambiario, pero está
la apiecracJón monetana fue un fue similar a los años finales de Isabel. Un régimen que empezaba
factor cmcial. Cálculos de prlotecc
ti va para 197 9, que medían cuá Jió sus días contados no podía ofrecer otra cosa que una sucesión de
nto se beneficiaba cada activida
pre:I?s relatlvos vigentes en com cl • tru,;m>s y planes volteados por la crisis política o económica de turno.
paración con una situación
mei CJo, mostraban hasta qué pun presidentes y cuatro ministros se sucedieron a partir de la caída de
to la desprotección que serman,l
sectmes era atnbmble al baj·o y Martínez de Hoz. Lorenzo Sigaut (marzo a diciembre de 1981)
nivel del do'lar- Sólo tres ramas
�an eman una protección
�
. ministro de Viola; Roberto Alemann, el único de Galtieri (di
efectiva mayor a la que existiría
J
I�ua es a cero y con un tipo de
cambio apenas 10% más alto
con de 1981 a junio de 1982), y Dagnino Pastare Gulio-agosto de 1982)
g¡a en ese entonces. La percep Wehbe (agosto de 1982 a diciembre de 1983), los de Bignone.
ción de los empresarios era "Ol
'-" Jerer
esas estlmacwnes: herederos de Martínez de Hoz, como los de Gelbard, tuvieron que
��
cargo de una economía que venía acumulando desequilibrios
�
principal mo vo pot el cual
los sectores productores Wl1ontes. En marzo de 1 9 8 1 , los problemas más urgentes eran el atraso
•u.u;taJuu, la sangría externa -provocada ya no solamente por el déficit
_ � de bienes
lene s que sustituyen Importa
ciones y aun bienes de excom
!
voces de a arma contra la
actual apertura no está tanto
en los
tacciór•\
!lHiorcial sino también por la fuga de capitales-, la enorme deuda exter
�
ta por sl nnsrna produce
sino en el efecto de un supu
esto atraso pública y privada, y la recesión productiva. El déficit fiscal y la in
se den_ va de la aplicación
del Plan de Estabilización
emprendido también eran inaceptablemente altos, pero su eliminación era im
mente con la apertura. I 2
para gobiernos débiles, como resultaron ser los de 1981-83.
además un rechazo generalizado a cualquier cosa que se pareciera
antiinflacionario de Martínez de Hoz -asociado sin más a los pa-
374
N y EL DESENCANTO
EL CICLO DE LA ILUSIÓ
VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 375
decimientos de 198 1- que
hacía impasible 1 a puesta
programa global de estabi en marcha
lización. :on<Jmfa impidió a Alemann ir más allá de un temerario manejo del
Lo que sigue es un breve rep
p aso a las políticas de los plazo en la más pura clave ortodoxa. Se liberó el tipo de cambio,
de1 roces o, todas llas sig a-
nos
� nadas por las urgencias ext cOilg<:lm·on tarifas y salarios públicos (mientras la inflación alcanza
ernas y
-,
s
.
s e ci ales Y enca�·e
�· ...
9 �
ció el servici
Jgacwnes e ternas del paí
��� f ��:�� ::�� �:�
a r de los diarios durante 1982, porque las había en magnitudes enormes
todos contra todos: del sector privado al exterior y a los bancos nacio
i
encima de de �ce ese � s estaban en un nivel .
� s atras. Con ]a econorrúa debatiéndose del sector público al financiero y al exterior, de los bancos al estado
sería la mayor tecesw n desde la crisis del '30
(9<Jl0 de ca1'da del extranjero. No es fácil comprender cómo fne que todos se habían en
198 1-82) se puso en marc
. ha en noviembre un sistem tan por encima de sns capacidades de pago. Es cierto que las con
s as de mte ,.
res para morigerar la retrac a de control
�
��¡ �
ción productiva El ensayo . de fines de los 70 habían sido excepcionalmente favorables para
e, OJ·que al poco tiempo un
a: e o tuvo un sigmficado
p
golpe de palacio acabó c
simbólicamente important
�n la tomando préstamos, y que en ese entonces era imposible prever un
�ta<:lismo como el del '82. Pero hubo también bastante de imprevisión.
acwn e las tasas de inte e. Con
rés se cerraba el círculo el caso del sector privado, quizás influyó la ausencia de una cultura fi
que, en menos de un añ de cont¡·ancefc
o, deJ o, sm· etecto las princ que hiciera notar que las tasas de interés ya no eran la ficción que
tínez de Hoz: la tabli ta cambJaua, la ape
·
ipales políticas
. 1ere, s. rtura comercial y la libeTtad sido durante años.
Sas de m d
El gobierno fue en buena medida responsable del endeudamiento de
C n Alemann a cargo
� del Ministerio de Econo , . de los 70. La prioridad dada a la lucha contra la inflación hizo que se
asuncwn de Galtieri se . . rma a partir
;��-
. farma, m pir
.
� . ada en
· IO, a1 go as¡, como una
IniC
tres principios definidos
por
efímera contr.acá
la negativa.
por un financiamiento crediticio antes que monetario del déficit.
decisión no era descabellada si se mantenía la diferencia entre ingre
Ivos ran a desmflación
� , la desregulación y la y gastos públicos en niveles manejables, pero no fne eso lo que ocu-
econom¡a Apenas pudo
avanza�·se hacia esas metas Despnés de pasar de un desequilibrio de 1 2,4% del PBI en 1975 a uno
Í
en las Ma vinas acabo, con
Gall!en y su equipo. De
porque el
todos modos, 3,7% en 1977, el déficit no sólo no siguió bajando sino que aumentó,
fícil creer ue de no
dado el am � b � �
: aber habido g uerra, los militar
]'I eral programa de Alema
es habrían ileganclo a 5,5% en 1980 y, en los años de disgregación del Proceso, a al
compa�·ables a las de 1975. La mejora en las cuentas del gobierno ha
antes habían ���� � � � e as u apoyo libiO a una
nn, cuando poco
versión más tímida debido mucho al final de la cuasi hiperinflación de 1975, al detenerse
mo la de Martínez d
oz. a brevedad de su pas ello la erosión inflacionaria de los ingresos del estado. Pero se hizo
o por el Minist<:ri<l:
menos por bajar el gasto qne por atumentarlo, y en el quinquenio
376
y EL DESENCANTO
EL CICLO DE LA ILUSIÓN VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 377
(% del PBIJ de 198 1 -82. Más impmtante que la evolución de co1to plazo fue el
ttin1oaclo proceso de socialización de deudas, del que ahora se beneficia
Fuente: base de datos propia.
sobre todo los deudores con el exterior. Claro que el estado, que asu
estas deudas, no podía licuadas, corno se había hecho con las deudas
argentinos. Eran dólares contantes y sonantes los que se adeudaban,
El hecho era que en 198 2 el end monto que en 1983 rondaba los 45 mil millones. De ese total, casi
eudamiento no era sólo
de los que debían sino una ame conespondía al estado, contra cerca de 50% un par de años atrás.
naza para toda la economfa.
mente preocupantes eran las obli \gcrbi<OffiO democrático recibía así un problema con dos caras. Para po-
gaciones con el exterior, en.oareél
la depr�clacwn cambiaría y por curnplir con sus compromisos debería conseguir suficientes recursos
el aumento en las tasas int•ernac
de mteres. Las deudas de empresa y al mismo tiempo obtener un adecuado superávit comercial. He
s con bancos locales, en
eran una pehgrosa amenaza, que además, una economía que se había acostumbrado a vivir con in
ponía en jaque al sistema
Castlgadas por la recesión y después de ocho años en los que el índice de precios nunca había
los pagos de intereses, las errtpnesas.
378
y EL DESENCANTO
EL CICLO DE LA ILUSIÓN
VÉRTIGO ECONÓMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983) 379
variado menos de 100%. No
era poca carga para una democr
se esperaba casi todo. acia de
UN PROCESO NEGATIVO
Crecimiento e inflación en 1 973-83
NUESTRA LARGA DÉCADA
PERDIDA
"déc d
·
CR EC IMI ENTO CE RO
La Argentina y el mu ndo en
1 973-83
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14000 * 2 Fuente: apéndice estadístico.
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>2000
'0000
6
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Cerrado el ciclo del Proceso, era difícil encontrar un aspecto de la
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8000
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cooo 2 " :on<)mfa en el que se hubiera avanzado algo. Puede ubicarse en 1979 un
4000 momento de gloria, con la inflación en baja y el producto crecien
.a una tasa respetable. Cuando en 1983 llegó la primavera democrática,
o embargo, la primavera económica que la Argentina había vivido en los
6 o
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� 60 no era más que el recuerdo lejano de un pasado que había sucum
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allá por 1974.
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[] PBI per c�pit� de 1973
, en dólares de 1990
La posibilidad de reeditar algo por el estilo era en realidad remota en
I:I'PBI percapita de 1983,
en dólares de 1990 condiciones de endeudamiento e inflación que recibía el gobierno de
DPBI per cáprta de 1973,
Pero la percepción de entonces era otra. Se esperaba que la pro
dinámica de la democracia fuera suficiente no sólo para superar el dra
en dólares de 1990
0 PBI per cápita de 1983
, en dólares de 1990