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Terapia Cognitiva
Terapia Cognitiva
identificar y reemplazar los pensamientos y creencias distorsionadas, en última instancia, cambiar el comportamiento
habitual asociada a ellos. Por lo general se centra en el presente y es un tratamiento orientado a la resolución de
problemas.
Cuando las personas padecen angustia, a menudo no pueden reconocer que sus pensamientos son inexactos. En estos
casos, la Terapia Cognitiva ayuda a identificar estos pensamientos y volver a evaluarlos. Por ejemplo, si una persona
comete un pequeño error puede pensar: «Soy un inútil, no puedo hacer nada bien». Este patrón de pensamiento negativo
puede desencadenar un ciclo peligroso. Un ciclo a través del que se evita la actividad en la que se ha cometido el error y,
de esta forma, se consolida aún más el comportamiento negativo.
El direccionamiento y la reevaluación de este patrón de pensamiento negativo sin embargo, allana el camino para formas
más flexibles de pensamiento, el aumento de la positividad y la voluntad de asumir actividades que pondrán a prueba las
creencias negativas.
La Terapia Cognitiva también asume un enfoque de desarrollo de habilidades, lo que significa que el terapeuta ayudará al
paciente a aprender y practicar estas habilidades de forma independiente para que pueda seguir disfrutando de los
beneficios después de que hayan finalizado sus sesiones.
Identificación de pensamientos automáticos negativos: El terapeuta ayudará al paciente a identificar los pensamientos
negativos o distorsionados que pueden estar contribuyendo a su problema emocional o conductual.
Análisis de los pensamientos: El terapeuta ayudará al paciente a analizar críticamente sus pensamientos, evaluando su
validez y buscando evidencias que los respalden o los refuten.
Generación de alternativas de pensamiento: Una vez que el paciente ha identificado y analizado sus pensamientos
negativos, el terapeuta ayudará al paciente a generar alternativas de pensamiento más adaptativas y realistas.
Practicando el cambio de pensamiento: El terapeuta ayudará al paciente a practicar el cambio de sus patrones de
pensamiento negativo a uno más positivo y realista.
Aplicando lo aprendido a situaciones de la vida real: El terapeuta ayudará al paciente a aplicar lo aprendido en la terapia a
situaciones de la vida real para que pueda ver cómo su forma de pensar ha mejorado y su problema se ha resuelto.
Desarrollo de habilidades para afrontar situaciones difíciles: El terapeuta ayudará al paciente a desarrollar habilidades para
afrontar situaciones difíciles de manera más efectiva.
¿Qué se estimula con la terapia cognitiva?
La terapia cognitiva se enfoca en estimular al paciente para que pueda tomar conciencia de sus pensamientos, emociones y
comportamientos, y como estos están interconectados. Algunas de las formas en las que se estimula a la persona durante la
terapia cognitiva incluyen:
Concientización: A través de la terapia, el paciente se conciente de sus patrones de pensamiento negativos y cómo estos
están relacionados con sus emociones y comportamientos.
Identificar patrones de pensamiento distorsionados: El terapeuta ayuda al paciente a identificar patrones de pensamiento
negativos o distorsionados que pueden estar contribuyendo a su problema emocional o conductual.
Aprender habilidades para manejar pensamientos negativos: El terapeuta ayuda al paciente a aprender habilidades para
manejar sus pensamientos negativos y reemplazarlos con pensamientos más positivos y realistas.
Aprender habilidades para manejar las emociones negativas: El terapeuta ayuda al paciente a aprender habilidades para
manejar sus emociones negativas de una forma más efectiva.
Aprender habilidades para manejar situaciones difíciles: El terapeuta ayuda al paciente a aprender habilidades para
manejar situaciones difíciles de una forma más efectiva.
Aplicar lo aprendido a situaciones de la vida real: El terapeuta ayuda al paciente a aplicar lo aprendido en la terapia a
situaciones de la vida real para que pueda ver cómo su forma de pensar ha mejorado y su problema se ha resuelto.
La terapia cognitiva se enfoca en ayudar al paciente a desarrollar habilidades para manejar sus pensamientos, emociones y
comportamientos de una forma más efectiva, con el objetivo de mejorar su bienestar emocional y alcanzar sus metas.
La terapia cognitiva se centra en el presente, y es un enfoque orientado a la resolución de problemas, se realiza de forma
individual o en grupo. Se utiliza para tratar una variedad de problemas emocionales y conductuales, como la depresión, la
ansiedad, el estrés y problemas de adicción, entre otros.
Trabajando con pacientes que sufren de depresión, Beck encontró que comúnmente experimentan una avalancha de
pensamientos negativos que se presentaban espontáneamente. Llamó a estos conocimientos «pensamientos automáticos»,
y descubrió que su contenido clasificándolo en tres categorías:
Hoy en día, la Terapia Cognitiva es más comúnmente conocida como la Terapia Cognitiva Conductual (TCC), debido a
que es casi exclusivamente practicada en tándem con los principios de comportamiento – aunque algunos terapeutas
siguen ofreciendo la Terapia Cognitiva de forma independiente.
Este tipo de terapia se utiliza más comúnmente para el tratamiento de trastornos de ansiedad y depresión, a pesar de que
puede ser adecuada en algunas otras situaciones donde los patrones negativos de pensamiento se han desarrollado.
La TREC emplea un marco sencillo ABC que describe la relación entre acontecimientos, creencias y consecuencias:
El evento y nuestra percepción sobre el mismo. Por ejemplo, un individuo que pasea por la calle pasa cerca de un amigo
que no le reconoce y no le saluda. Esto puede ser percibido por el individuo como que está siendo ignorado.
B) Las creencias
Nuestra evaluación del evento y nuestra creencia racional o irracional en relación con el caso, por ejemplo:
TREC puede ser eficaz para el tratamiento de una serie de trastornos psicológicos. Se pueden influir los trastornos de
ansiedad y fobias, así como comportamientos específicos como la timidez o una necesidad constante de aprobación.
El primer objetivo es educar a las personas acerca de la depresión. Mientras que la atención plena y la meditación se
centran en la sensibilización de los sentimientos y pensamientos para aceptarlos.
Identificación y evaluación de pensamientos automáticos negativos: Esta técnica implica identificar pensamientos
negativos automáticos, como «soy un fracaso» o «nunca podré hacer esto». Luego, el terapeuta ayuda al paciente a
evaluar la evidencia detrás de estos pensamientos y a encontrar pensamientos más realistas y positivos.
Reestructuración cognitiva: Esta técnica implica identificar patrones de pensamiento inexactos o negativos y
reemplazarlos por pensamientos más precisos y positivos. Por ejemplo, si un paciente piensa «siempre fracaso en todo lo
que hago», el terapeuta puede ayudarlo a ver que esto no es cierto y que hay ejemplos de éxito en su vida.
Terapia de exposición: Esta técnica se utiliza para tratar fobias y trastornos de ansiedad. Implica exponer al paciente a su
miedo o ansiedad de manera controlada y gradual para ayudarlos a superarlo.
Técnicas de relajación: Las técnicas de relajación, como la respiración profunda y la meditación, pueden ayudar a los
pacientes a reducir la ansiedad y el estrés.
Tareas para el hogar: El terapeuta puede asignar tareas para el hogar, como llevar un diario de pensamientos y emociones,
para ayudar al paciente a reconocer patrones de pensamiento negativos y trabajar en cambiarlos.
Entrenamiento en habilidades sociales: Esta técnica puede ayudar a las personas que tienen dificultades para relacionarse
con los demás. El terapeuta puede enseñar habilidades de comunicación efectiva, como escuchar activamente y expresar
pensamientos y sentimientos de manera clara.
Desensibilización sistemática: Esta técnica implica que el terapeuta enseñe a la persona a relajarse y visualizar situaciones
que le causan ansiedad o temor, para poder controlar y reducir los síntomas en momentos de estrés.
Estas son solo algunas de las técnicas utilizadas en la terapia cognitiva, y el terapeuta puede adaptarlas a las necesidades
específicas del paciente.