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EXPEDIENTE TUTELA

Estudiante:

Martha Lucia Fernández Carrillo


Carlos Andrés Guzman Rodriguez
Harvey Galeano De La Rosa
María José Navarro Barbosa
Jannin Vanessa Rodriguez Rojas
Karen Dayanna Santamaria Gelves
Ludwing Alberto Vera Rojas

Docente.

Dr. Jaime Raúl Ardila Barrera

Corporación Universitaria de Ciencia y Desarrollo

UNICIENCIA

Derecho Constitucional Colombiano

Facultad de Derecho

Bucaramanga, Colombia

2024
Bogotá, 31 de enero de 2001.

Señores.
JUEZ CONSTITUCIONAL DE TUTELA (REPARTO)
correoet@corteconstitucional.gov.co
S. D.

PROCESO. ACCIÓN TUTELA

ACCIONANTE. MARÍA CONCEPCIÓN OLARTE DE TAMAYO

ACCIONADOS. ESTHER TAMAYO OLARTE Y MARIELA


TAMAYO OLARTE

ACTUACIÓN. TUTELAR DERECHO FUNDAMENTAL,


DERECHO A LA PAZ, INTIMIDAD, LIBRE DESARROLLO DE
LA PERSONALIDAD, PROTECCIÓN A LAS PERSONAS DE
LA TERCERA EDAD Y VIDA.

MARÍA CONCEPCIÓN OLARTE DE TAMAYO, mayor de edad, identificada con


cedula de ciudadanía número 20.121.533 de Bogotá D.C, actuando en nombre
propio y sin ningún impedimento psicológico, físico o legal, por medio del presente
documento, respetuosamente presento ante su despacho ACCIÓN DE TUTELA,
conforme a lo previsto en el articulo 86 de la constitución política y en
concordancia al articulo 10 del decreto ley 2591 de 1991, en contra de las señoras
ESTHER TAMAYO OLARTE Y MARIELA TAMAYO OLARTE con el fin que se
me proteja los derechos fundamentales constitucionales que a continuación
fundamento en los siguientes hechos.

I. HECHOS

PRIMERA. Mi hijo, TAMAYO OLARTE JOSÉ MANUEL identificado con cedula de


ciudadanía número 19.453.931 expedida en Bogotá D.C. adquirió un inmueble
situado en la calle 141 número 15-35 apartamento 302 con matrícula inmobiliaria
número 006319080100403010
SEGUNDA: inmueble fue adquirido por mi descendiente para habitarlo por mi y
tener una vejez tranquila y plácida.
TERCERA. Como consecuencia, permití que mis hijas, María Esther y Mariela
Tamayo Olarte compartieran residencia en el mencionado inmueble referenciado
anteriormente.

CUARTA. A raíz de la instalación de mis hijas en mi residencia, se ha hecho la


vida imposible, con tratos inhumanos tales como restringiéndome las llamadas
telefónicas, prohibiciones de visitas familiares o conocidos, insultos de gran calibre
entre otras agresiones, generando un ambiente hostil, lo que me ha llevado a
resguardarme en mi cuarto por temor a ser agredida tanto física como
psicológicamente.

QUINTA. Con motivo de las constantes agresiones físicas y psicológicas, he


exhortado a mis hijas para que me desocuparán el inmueble, a pesar de que
hicieron caso omiso a mi solicitud, mi hijo, José Manuel Tamayo Olarte, instauro
una querella en la comisaria primera de familia de Bogotá, con el fin de buscar
ayuda para la solución del presente conflicto familiar.

SEXTO. Hasta la presentación de esta tutela los mecanismos emprendidos por la


comisaria primera de familia de Bogotá no han surtido efecto en pro de resolver
este conflicto familiar, en aras de restablecer la armonía en el entorno,
garantizando la efectividad y el cumplimiento de las medidas solicitadas en el
ámbito jurídico.

II. PETICIONES

Solicito de forma respetuosa ampare mis derechos fundamentales protegidos por


la Constitución Política de Colombia, como lo son DERECHO A LA PAZ,
INTIMIDAD, LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD, PROTECCIÓN A
LAS PERSONAS DE LA TERCERA EDAD Y VIDA.

III. DERECHOS FUNDAMENTALES VULNERADOS


Con la acción de los hechos expuestos anteriormente se ha violentado derechos
fundamentales como DERECHO A LA PAZ, INTIMIDAD, LIBRE DESARROLLO
DE LA PERSONALIDAD, PROTECCIÓN A LAS PERSONAS DE LA TERCERA
EDAD Y VIDA.

IV. FUNDAMENTOS JURÍDICOS

Actuando en nombre propio, acudo ante xxxxxxx, invocando el artículo 86 de la


constitución política de Colombia, mecanismo de que establece la carta magna
que la acción de tutela es el estamento para la defensa que puede acudir
cualquier persona para la protección de sus derechos fundamentales, como lo
manifiesta el legislador nacional en el artículo 1 del decreto 2591 de 1991, cuando
sienta que estos han sido vulnerados o amenazados por las autoridades públicas
o en algunas oportunidades por particulares, en los casos específicos previstos en
la ley.
En concordancia con el artículo 10 del mismo decreto. La acción de tutela podrá
ser ejercida, en todo momento y lugar, por cualquiera persona vulnerada o
amenazada en uno de sus derechos fundamentales, quien actuará por sí misma o
a través de representante. Los poderes se presumirán auténticos.

También se pueden agenciar derechos ajenos cuando el titular de los mismos no


esté en condiciones de promover su propia defensa. Cuando tal circunstancia
ocurra, deberá manifestarse en la solicitud.

También podrá ejercerla el Defensor del Pueblo y los personeros municipales.

1. Derecho a la paz- Naturaleza

La paz, como derecho, supone la relación social, y se manifiesta como la


ordenada convivencia bajo la aplicación de la justicia. Por tanto, jurídicamente
hablando, es impreciso homologar el derecho constitucional a la paz, que es un
derecho social, con el derecho a la tranquilidad de una persona, que es un
derecho subjetivo. En el evento de que se perturbe ésta, existen otros
mecanismos de defensa, distintos a la tutela, salvo el caso en que se ocasione un
perjuicio irremediable. Manifestado por la corte constitucional en sentencia T-
028/94.
En el articulo 22 de la carta magna establece que la paz es un derecho y un deber
de obligatorio cumplimiento
La jurisprudencia constitucional ha concluido en diversas decisiones y de una
manera estable, que la paz es un objetivo de primer orden dentro del modelo de
organización política adoptado por la Constitución. Para ello, se reconoce la triple
condición de la paz como derecho, deber y valor fundante de dicho modelo, lo cual
conlleva a obligaciones directas en, al menos, tres aspectos definidos: (i) un deber
estatal de diseño e implementación de acciones, normativas y de política pública,
en general, el logro de la convivencia pacífica; (ii) un deber social de preferir a la
solución pacífica como mecanismo exclusivo y constitucionalmente admisible de
resolución de las controversias; y (iii) el logro progresivo de la plena vigencia de
los derechos fundamentales, lo cual es un presupuesto tanto para la paz como
para la vigencia del orden democrático, concebido desde una perspectiva material.
Como lo manifiesta la corte en su sentencia C-379/16.
Así como lo ha manifestado la UNESCO el derecho a la paz no es solamente un
valor que deba regir las relaciones internacionales. La paz es también un derecho
humano del que todas las personas, los grupos y los pueblos somos titulares:
todas y todos tenemos derecho a vivir en paz; todas y todos tenemos derecho a
una paz justa, sostenible y duradera. La paz no es sólo ausencia de conflictos
armados, internos o internacionales. La paz es un concepto mucho más amplio y
positivo que engloba el derecho a ser educado en y para la paz; el derecho a la
seguridad humana y a vivir en un entorno seguro y sano; el derecho al desarrollo y
a un medio ambiente sostenible; el derecho a la desobediencia civil y a la objeción
de conciencia frente a actividades que supongan amenazas contra la paz; el
derecho a la resistencia contra la opresión de los regímenes que violan los
derechos humanos; el derecho a exigir a todos los Estados un desarme general y
completo; las libertades de pensamiento, opinión, expresión, conciencia y religión;
el derecho al refugio; el derecho a emigrar y participar en los asuntos públicos del
Estado en que él se resida; y el derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación
efectiva que asiste a las víctimas de violaciones de los derechos humanos.
La universidad de los andes recita en uno de sus apartes sobre el derecho a la
paz La paz, dentro del ordenamiento jurídico colombiano, está consagrada como
un derecho, un deber y un valor. Es decir, se trata de un concepto de naturaleza
jurídica triple. Como valor se encuentra consagrada en el preámbulo de la
Constitución, que enlista el fortalecimiento de la paz como uno de los fines del
Estado y de la Constitución misma. Esta naturaleza se relaciona con la idea de
que la Constitución de 1991 es una “Constitución para la paz”, pues surge en un
contexto de violencia sistémica y con el principal propósito de acabar con ella.
Como derecho constitucional fundamental, la paz no es un derecho de aplicación
inmediata, pero implica una serie de deberes para los particulares y las
autoridades de encaminar sus acciones a lograr su eficacia. La paz es el único
derecho constitucional fundamental que pertenece a la tercera generación de los
derechos humanos. Por último, la faceta de deber implica que todos los
ciudadanos y autoridades deben buscar eliminar y prevenir, por medio de sus
acciones, los actos de agresión y quebrantamiento de la paz.
De igual manera en la constitución nacional en su artículo 42 manifiesta La familia
es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o
jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o
por la voluntad responsable de conformarla. El Estado y la sociedad garantizan la
protección integral de la familia. La ley podrá determinar el patrimonio familiar
inalienable e inembargable. La honra, la dignidad y la intimidad de la familia son
inviolables. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y
deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes.
Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y
unidad, y será sancionada conforme a la ley.
“Es claro que la realización general del derecho a la paz, pasa por el logro de ese
orden armónico en las relaciones hogareñas y, para procurarlo dentro del marco
del ordenamiento vigente, los miembros de toda familia están llamados a participar
en el ejercicio de la autonomía comunitaria reconocida por la Carta Política, es
decir, deben tomar parte en una normalización tal de sus relaciones cara a cara,
que a cada quien se le hagan efectivos sus derechos individuales y, en especial, la
opinión de los niños sea oída, y atendida de manera creciente, hasta que de la
participación política extrafamiliar del adolescente, se pase al pleno ejercicio de la
ciudadanía por parte del joven mayor de edad.”
Pensadores contemporáneos abordan este derecho de la paz desde la
perspectiva amplia, vinculándola con la justicia social y equidad, con la
construcción de estructuras sociales que promueven igualdad, inclusión y
solidaridad.
De esta manera con lo expuesto, resulta obligatorio hacer valer el derecho a una
vida en paz, en consideración que este derecho constituye un factor elemental
para una vida digna, merece destacar que esta noción de paz ha sido objeto de
múltiples reflexiones y valoraciones tanto doctrinales como jurisprudenciales.

2. Derecho a la tranquilidad

La tranquilidad individual es un derecho personalísimo derivado de la vida digna,


es una tendencia inherente al ser personal y un bien jurídicamente protegible que
comprende el derecho al sosiego, que se funda en un deber constitucional, con lo
cual se mira el interés general. De ahí que jurídicamente sea diferente el derecho
constitucional a la paz, que es un derecho social, con el derecho a la tranquilidad
de una persona que es una prerrogativa subjetiva; luego, cuando éste se perturba
existen otras vías judiciales distintas a la acción de tutela, salvo el caso que se
ocasione un perjuicio irremediable. Es evidente que el ser humano tiene derecho a
la tranquilidad y como tal este derecho constituye un bien jurídico protegible por el
Estado y la sociedad.
También la corte en la sentencia T-459 de 1998 ha manifestado (…) El derecho a
la tranquilidad, lo ha dicho esta Sala, asume el carácter de fundamental por su
estrecha relación con la dignidad humana que, necesariamente, conlleva a la paz
individual la cual es necesaria para vivir adecuadamente. Como derecho inherente
a la persona, el derecho a la tranquilidad debe ser protegido por el Estado de tal
forma que permita un ambiente propicio para la convivencia humana, de manera
que los individuos puedan realizar sus actividades en un ambiente sano y exento
de cualquier molestia que tienda a vulnerar la paz y el sosiego.
La Constitución Política de 1991, previó como un derecho propio de todas las
personas, el derecho a la tranquilidad. Aunque éste no fue catalogado como un
derecho fundamental per se, desde el mismo preámbulo y en artículos posteriores
de la Carta, se señalan los elementos esenciales de dicho derecho, e incluso se
indica que podrá ser objeto de protección constitucional por vía de tutela, en el
evento en que su perturbación o violación derive en atentado contra otros
derechos, que sí son fundamentales, como la vida, la integridad física, etc. El
derecho a la tranquilidad implica el derecho del ser humano a desarrollar una vida
digna y serena, que le permita realizar sus actividades en un ambiente sano y
exento de cualquier molestia que afecte a vulnerar la paz y la vida plácidamente;
pero para que pueda ser susceptible de protección mediante la acción de tutela,
como antes se anotó, se debe demostrar que la violación de éste derecho,
comporta la de otros derechos que sí son fundamentales, como por ejemplo, la
vida o la integridad física.
En el artículo 31 del código nacional de policía manifiesta El derecho a la
tranquilidad y a unas relaciones respetuosas es de la esencia de la convivencia.
Por ello, es fundamental prevenir la realización de comportamientos que afecten la
tranquilidad y la privacidad de las personas.

3. Derecho a la protección a las personas de la tercera edad

Respecto señaló la corte en la sentencia T-066 de 2020 lo siguiente: Los artículos


13 y 46 de la Constitución Política reconocen como elemento fundamental del
Estado Social de Derecho, la necesidad de otorgar una especial protección a
ciertos sujetos que, por sus condiciones de manifiesta vulnerabilidad, pueden ver
restringidas sus posibilidades en la consecución de una igualdad material ante la
Ley. En ese orden, ha considerado la propia jurisprudencia constitucional que los
adultos mayores deben ser considerados como sujetos de especial protección
constitucional en tanto integran un grupo vulnerable de la sociedad dadas las
condiciones físicas, económicas o sociológicas que los diferencian de los otros
tipos de colectivo.
También en la sentencia T-655 de 2008 “(…) si bien, no puede confundirse vejez con
enfermedad o con pérdida de las capacidades para aportar a la sociedad elementos
valiosos de convivencia, tampoco puede perderse de vista que muchas de las personas
adultas mayores se enfrentan con el correr de los años a circunstancias de debilidad por
causa del deterioro de su salud, motivo por el cual merecen estas personas una protección
especial de parte del Estado, de la sociedad y de la familia, tal como lo establece el artículo
46 de la Constitución Nacional”.
En la sentencia T-066 de 2020 de igual manera la corte ha manifestado “(…) la
tercera edad apareja ciertos riesgos de carácter especial que se ciernen sobre la salud de
las personas y que deben ser considerados por el Estado Social de Derecho con el fin de
brindar una protección integral del derecho a la salud, que en tal contexto constituye un
derecho fundamental autónomo”.
Por tales razones, la Corte reitera que los adultos mayores no pueden ser discriminados ni
marginados en razón de su edad, pues además de transgredir sus derechos
fundamentales, se priva a la sociedad de contar con su experiencia de manera
enriquecedora”
La Constitución consagra en su artículo 46 la obligación del Estado, la sociedad
y la familia de proteger y asistir a las personas de la tercera edad. En algunos
casos la familia es quien mayor contacto tiene con el adulto mayor en virtud de
que este vive con alguno de sus hijos bien porque lo reciben en el núcleo de una
familia ya constituida por uno de estos o porque los hijos no han iniciado una vida
fuera del hogar paterno. En uno u otro caso es obligación de los miembros de la
familia con los que convive la persona de la tercera edad brindar los medios para
que esta persona tenga unas condiciones de vida digna. Por ejemplo, dándoles
alimentación, acceso a los servicios de salud y recreación. Además de las
obligaciones que implican erogaciones de tipo pecuniario, es fundamental que a
esta persona se le dé un trato respetuoso, cordial y afectuoso dentro del núcleo
familiar. La interacción con una persona de la tercera edad implica tener en
consideración la especial vulnerabilidad de carácter que estos presentan algunas
veces por el simple paso del tiempo o por problemas de salud como puede ser la
demencia senil.
Estudios realizados han demostrado que el maltrato a las personas mayores es un
tema de interés creciente, tanto así que se considera un problema de salud
pública. Hay particularidades que hacen del entorno colombiano un ambiente
propicio para generar situaciones de maltrato: la exposición a la “violencia a gran
escala”, la diferencia de género y el cambio de la pirámide poblacional. Según el
estudio SABE Colombia, el 12,9% de las personas mayores informó haber sufrido
maltrato, del cual el más común es el psicológico, seguido por el físico, el
financiero y el sexual. A pesar de que el Estado reconoce al adulto mayor como
“sujeto de especial protección”.
En un estudio realizado en la ciudad de Medellín. De acuerdo con características
de salud mental, se identificó que el 6,5% tenían riesgo de de presión y el 7,6%
había pensado en algún momento atentar contra su vida. En cuanto a salud física,
el 16,8% manifestaron sentirse insatisfechos con su salud y el 9,7% presentaba
dependencia para realizar las actividades básicas de la vida diaria (ABVD).
En cuanto a sus relaciones familiares y personales, se identificó disfuncionalidad
familiar en un 31,3% de las personas mayores, además el 15,7% manifestaron
haber percibido en algún momento, malos tratos entre los miembros de su familia.
El 6,7% de las personas tenían escasez de apoyo social.
Se encontró que el 4,1% de las personas encuestadas, indicaron haber sido
víctimas de maltrato físico por lo menos una vez durante los últimos cinco años.
En los hombres, la prevalencia de maltrato físico fue del 3,4% mientras que en las
mujeres fue del 9,5%.
4. Derecho libre desarrollo de la personalidad

Busca proteger la potestad del sujeto para autodeterminarse, en la sentencia T-


542 de 1992 ha manifestado la alta corte el concepto de autonomía de la
personalidad comprende toda decisión que incida en la evolución de la persona en
las etapas de la vida en las cuales tiene elementos de juicio suficientes para
tomarla. Su finalidad es comprender aquellos aspectos de la autodeterminación
del individuo, no garantizados en forma especial por otros derechos, de tal manera
que la persona goce de una protección constitucional para tomar, sin intromisiones
ni presiones, las decisiones que estime importantes en su propia vida. Es aquí
donde se manifiesta el derecho de opción y es deber de las personas respetar los
derechos ajenos y no abusar de los propios. Una de las manifestaciones de este
derecho es el derecho de asociación pues toda persona puede optar por asociarse
o no asociarse y en esa medida lograr los fines de su desarrollo en sociedad. La
asociación puede ser permanente o transitoria; que implique renuncia de otras
actividades o sea complemento de éstas. Pero si se asocia tiene que respetar y
acogerse a las reglas que rigen el funcionamiento de la colectividad.
De igual manera algunos doctrinantes ha referido al tema de la autonomía de la
personalidad “El artículo 16 de la Constitución Política de la República de
Colombia (1991) establece: “Todas las personas tienen el derecho al libre
desarrollo de la personalidad sin más limitaciones que las que imponen los
derechos de los demás y el orden jurídico.” Tal disposición se incorpora por
primera vez en la Constitución colombiana formando parte del Capítulo I relativo a
los derechos fundamentales, constituyendo éste el punto inicial para la revisión y
análisis jurisprudencial que se presenta, ello dentro de la consagración
constitucional de Colombia como un Estado social de derecho, democrático,
participativo y pluralista que se funda en el respeto a la dignidad humana (Artículo
1)”.
La Corte colombiana ha confirmado reiteradamente el status de derecho
fundamental del libre desarrollo de la personalidad, en efecto la propia
Constitución estableció que el mismo es un derecho fundamental, pero de
naturaleza compleja. En este sentido la sentencia T-097/94 dictaminó lo siguiente:
Entre las innovaciones de la Constitución política de 1991, tienen especial
relevancia aquellas referidas a la protección del fuero interno de la persona. Es el
caso del derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 16) el derecho a la
intimidad y al buen nombre (art. 15). El Constituyente quiso elevar a la condición
de derecho fundamental la libertad en materia de opciones vitales y creencias
individuales y, en consecuencia, enfatizó el principio liberal de la no injerencia
institucional en materias subjetivas que no atenten contra la convivencia y
organización social.
V. JURAMENTO

Manifiesto señor juez, bajo la gravedad de juramento, que no he interpuesto otra


acción de tutela por los mismos hechos y derechos aquí relacionados, ni con la
misma autoridad competente.

VI. COMPETENCIA

VII. PRUEBAS Y ANEXOS

1. Registro civil de nacimiento de José Manuel Tamayo Olarte, Mariela


Tamayo Olarte y María Esther Tamayo Olarte expedido por la registraduría
nacional del Estado civil.

2. Acta de compromiso llevada a cabo en la comisaria primera distrital de


familia el 24 de abril de 2000 en la cual María Concepción de Tamayo,
Mariela Tamayo Olarte y María Esther Tamayo Olarte acuerdan no volver a
agredirse de ninguna manera.

3. Petición de medida de protección de mayo 19 de 2000, presentada por el


señor José Manuel Tamayo Olarte a favor de la accionante, por considerar
que se estaba incumpliendo el acuerdo del 24 de abril de 2000.

4. acta de audiencia de conciliación celebrada el 27 de mayo de 2000 en las


instalaciones de la comisaría primera de familia. En esta participación José
Manuel Tamayo Olarte, María Concepción Olarte de Tamayo, Mariela
Tamayo Olarte y María Esther Tamayo Olarte. En la misma consta una
serie de acusaciones de madre a hijas por no permitirle desarrollar una vida
en paz e impedirle desarrollar una vida en paz e impedirle verse con sus
seres queridos, de las hermanas hacia el hermano alegando que a este no
le interesa realmente su mamá, sino la propiedad del inmueble, y del
hermano hacia las hermanas diciendo que estas están perjudicando la
salud de su madre y que lo que pretenden es apoderarse del apartamento.
Finalmente resuelve la comisar continuar con el tratamiento terapéutico,
ordenar que se permite el ingreso de todas las visitas de la accionante al
apartamento y dar un plazo de tres meses en el cual no se deben presentar
actos de violencia y se dejará en suspenso la medida de desalojo de las
accionadas.

5. Escrito presentado el 30 de agosto de 2000 por José Manuel Tamayo


Olarte ante la comisaría primera de familia por considerar que las
accionadas continúan perturbando la paz de su madre y de las personas
que pretenden tener contacto con ella. En el mismo escrito insiste el señor
José Manuel en que lo que pretenden sus hermanas es apoderarse del del
apartamento.

6. Acta de compromiso de octubre 10 de 2000 de la comisaría primera de


familia en la cual consta que en la cual accionante y accionadas acuerdan
no agredirse por ningún mecanismo y no involucrar el proceso jurídico que
se adelanta, con la situación familiar.

7. Copia de la demanda de reivindicación de bien inmueble de José Manuel


Tamayo contra Mariela Tamayo Olarte y María Esther Tamayo Olarte
presentada el 25 de mayo de 2000.

8. Evaluación del caso llevado por la comisaría primera de familia expedida el


25 de septiembre de 2000 donde consta que los malentendidos familiares
han continuado y, en consecuencia.

9. Audiencia pública de interrogatorio de febrero 19 de 2001 llevada a cabo


por el Juzgado Quinto Civil Municipal de Bogotá.

VIII. NOTIFICACIONES

 PARTE ACCIONANTE:
 NOTIFICACIONES FISICA: calle 141 número 15-35 apartamento
302 Barrio Cedritos, Ciudad Bogotá D.C teléfono 3198300
 NOTIFICACIONES ELECTRONICAS: Correo electrónico:
josemanueltamayo1998@hotmail.com

 PARTE ACCIONADA:

 MARIELA TAMAYO OLARTE:


 NOTIFICACIONES FISICA: calle 141 número 15-35 apartamento 302
Barrio Cedritos, Ciudad Bogotá D.C teléfono 3198300
 NOTIFICACIONES ELECTRONICAS: Correo electrónico:
marielato65@hotmail.com

 ESTHER TAMAYO OLARTE:


 NOTIFICACIONES FISICA: calle 141 número 15-35 apartamento 302
Barrio Cedritos, Ciudad Bogotá D.C teléfono 3198300
 NOTIFICACIONES ELECTRONICAS: Correo electrónico:
tamayoolarteesther@gmail.com

Del señor juez.

MARÍA CONCEPCIÓN OLARTE DE TAMAYO


C.C. 20.121.533 Expedida en la ciudad de Bogotá D.C.

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