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Gustavo E.

Romero

Filosofía
Científica 0
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Filosofía científica
Gustavo E. Romero

Filosofía científica

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Gustavo E. Romero
Instituto Argentino de Radioastronomía
Villa Elisa, Buenos Aires, Argentina

ISBN 978-3-319-97630-3ISBN 978-3-319-97631-0 ( eBook)


https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0

Número de control de la Biblioteca del Congreso: 2018954655

© Springer Nature Switzerland AG 2018


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La maquinaria del mundo es
demasiado compleja para la
simplicidad de los hombres.
-Jorge Luis Borges
Ve tan lejos como puedas ver; cuando llegues,
podrás ver más lejos.
-Thomas Carlyle
A Blumina, otra vez.

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PRÓLOGO

Hasta donde yo sé, éste es el único libro titulado Filosofía científica publicado
desde la anticuada y olvidada obra de Reichenbach de 1961. Además, aunque la
obra de Romero se inscribe en el movimiento iniciado en los años veinte por el
Círculo de Viena, se aparta radicalmente de la tradición empirista, aunque sólo sea
porque se toma en serio la metafísica hasta el punto de pretender actualizarla a la
luz de la ciencia actual.
Este libro es polémico, porque critica una serie de vacas sagradas, como las
creencias de que la ciencia no tiene presupuestos filosóficos, que el espacio y el
tiempo son inmateriales, que la materia no importa y que los valores no son de este
mundo. Pero nadie puede dudar de que el autor se ha esforzado por ofrecer buenas
razones para sus heterodoxias y de que su prosa es cristalina para cualquiera que
se moleste en entender sus términos técnicos. Seguramente, los lectores de la
sobria y sosegada prosa didáctica de Romero echarán de menos l a s ironías de
Bertrand Russell. Pero entonces, el mentor de un grupo de una veintena de
exploradores de enanas blancas, agujeros negros y rayos cósmicos y similares no
encuentra tiempo que perder en una nube de mosquitos empeñados en apagar las
pocas velas que iluminan los oscuros recovecos de la larga caverna posmodernista
en la que nos han abandonado.
La crítica más evidente a esta obra es que identifica la ciencia con la f í s i c a
contemporánea, con lo que deja de lado algunos de los enigmas filosóficos
clásicos, como la naturaleza de la mente y el dilema individualismo-holismo que
ha asolado a las ciencias sociales. El mencionado colapso de la "ciencia" sobre la
"física" también lleva a infravalorar o incluso ignorar las opiniones de que
filosofar es buscar la vida buena, que la justicia es definible y alcanzable, que la
objetividad no implica imparcialidad, y que la buena filosofía es nuestra única
defensa contra la mala ciencia y la mala tecnología. Un título diferente, como "Las
raíces filosóficas de la ciencia", podría ser más fiel, pero también podría disuadir a
quienes temen la intrusión de la superstición. La búsqueda de Romero de
objetividad y comprobabilidad pone en peligro el vasto edificio del bayesianismo,
o la interpretación de la probabilidad como grado de creencia y no como medida de
la posibilidad real. Pero es probable que el enemigo de la arbitrariedad y el lector
en busca de estímulo intelectual acojan con agrado tales ataques a la filosofía
industrias del día.
En suma, leamos, discutamos y tratemos de superar esta reciente reivindicación
y actualización de la concepción aristotélica de la filosofía científica, o ciencia
filosófica, como a la vez herramienta y un ideal de quienes buscan la verdad
dentro o fuera de la jaula de nueve a cinco.

Departamento de Filosofía
Mario Bunge, FRSC Universidad McGill
6

Montreal, QC, Canadá


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PRÓLOGO

Este libro es el resultado de mi largo compromiso con la filosofía como


investigador científico. Durante tres décadas he reflexionado sobre muchos de los
principales problemas filosóficos que plantea la física, he buscado articulaciones
razonables de la amplia visión del mundo que implican nuestras mejores teorías
científicas actuales, he reflexionado sobre la naturaleza de la empresa científica y
me he desesperado ante el trabajo de muchos filósofos profesionales. La filosofía
se ha convertido, al menos en la mayor parte del mundo anglófono, en una
actividad sofisticada y altamente técnica. Este tecnicismo, por desgracia, muchas
veces no sirve para nada, ya que los temas t r a t a d o s e s t á n completamente
reñidos con la ciencia. Me parece que la imagen del mundo que adoptan muchos
filósofos es la del sentido común y las intuiciones cotidianas. La representación
física del mundo en la que se basa gran parte del debate filosófico actual se parece
más a la de los atomistas griegos o a la presentada en la Rerum Natura de Lucrecio
que a la de la física contemporánea. Esto es muy lamentable, ya que la ciencia
actual necesita desesperadamente un trabajo filosófico que aclare el sentido último
de sus teorías y ofrezca una visión coherente del mundo. No es de extrañar que
muchos científicos, cuando se enteran de que los filósofos académicos dedican
largos artículos, intrincados argumentos e incluso extensos tratados a concluir
cosas como que ellos no existen o que no hay más objetos físicos que las personas
y los átomos, abandonen por completo la filosofía. Y esto es lamentable porque
luego algunos de esos mismos científicos sienten la necesidad de expresar algunas
implicaciones filosóficas de su trabajo... y acaban articulando absurdos como que
el universo es una estructura matemática o que los virus informáticos son una
forma de vida. Mientras tanto, la principal perdedora es nuestra civilización, que
depende críticamente de una ciencia cuyo significado profundo se ignora en la
mayoría de los casos.
Este libro es una reacción a esta situación. Como científico en activo, conozco
bien las ventajas de una cierta instrucción filosófica, así como los peligros de una
postura abiertamente antifilosófica. Una cierta visión filosófica ayuda al científico
a comprender mejor el significado completo de conceptos como "ley", "teoría",
"modelo", "verdad", "relevancia", "propiedad", "existencia", "espacio", "estado",
"tiempo", "azar", "probabilidad" y muchos otros que se utilizan en la investigación
cotidiana. Un científico que entiende lo que hace puede, supuestamente, hacer un
trabajo mejor. Un científico, por otro lado, quien desprecia la filosofía corre el
riesgo de caer inadvertidamente en alguna filosofía mala u obsoleta que podría
obstaculizar la investigación posterior

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8
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.
Esta obra presenta una visión clara y directa de las principales cuestiones
filosóficas que, en mi opinión, son relevantes para los científicos. Por supuesto,
algunos filósofos discreparán de mis puntos de vista. He intentado mantenerme lo
más cerca posible de la imagen científica estándar para presentar elucidaciones de
los principales conceptos de importancia filosófica que aparecen en las ciencias
especiales. El enfoque general es epistemológicamente realista y ontológicamente
materialista (muchos preferirían la palabra "naturalista"). El texto surgió de
conferencias sobre filosofía científica dirigidas a científicos de las Universidades
de La Plata, San Martín, México, Karlsruhe y Barcelona. El libro puede utilizarse
como libro de texto para un curso de postgrado corto (un semestre) tanto para
científicos como para filósofos con cierta formación en ciencias. Aquellos lectores
en general interesados en la filosofía, pero cansados de leer jerga incomprensible y
especulaciones descabelladas encontrarán aquí, espero, material estimulante y
directo.
La primera parte del libro ofrece una exposición de los principales temas de la
filosofía científica: semántica, ontología, epistemología, ética y estética. La
segunda parte del libro presenta algunas aplicaciones del método científico en
filosofía. Me centro en tres grandes problemas: la naturaleza de las matemáticas, la
interpretación de la mecánica cuántica y la ontología del espacio-tiempo. Junto
con varios problemas de las neurociencias, creo que éstas son las cuestiones
filosóficas más urgentes de la investigación científica actual. Inevitablemente,
estos capítulos son más exigentes para el lector. Por esta razón, incluyo en ellos
más referencias y más material introductorio. Espero que estimulen a algunos
lectores a seguir investigando sobre estos temas.

Sitges, Cataluña, España


Gustavo E. Romero
11 de enero de 2018
Estoy muy agradecido a Mario Bunge por su inspiración, orientación y revisión
crítica de mi trabajo a lo largo de muchos años. Su amistad ha sido una de las
alegrías de mi vida. No me cabe duda de que desaprobaría muchas de mis
afirmaciones en este libro. No obstante, estoy seguro de que estaría satisfecho con
el espíritu científico general del libro.
Quiero agradecer a los muchos estudiantes que han tomado mis cursos sobre
temas filosóficos a lo largo de los años en las universidades de La Plata, San
Martín, UNAM-Morelia, Karlsruhe (KIT) y Barcelona. Sus preguntas y su interés
han dado forma al material de este libro. También estoy agradecido a mis
entusiastas estudiantes de doctorado Luciano Combi y Federico López Armengol
por muchas discusiones sobre cuestiones fundacionales. He aprendido muchas cosas
en conversaciones sobre los temas de este libro con amigos y colegas. Quiero
mencionar a Santiago Pérez-Bergliaffa, Valenti Bosch-Ramón, Pablo Jacovkis,
Janou Glaeser, Gerardo Primero, Nicolás Pérez, Matías Castro, Federico
Aisenberg, Federico Langer, Carlos Romero, Silvio Sánchez Mújica, Héctor
Vucetich, Sergio Riva de Neyra, Nelson Pinto-Neto, Felipe Tovar Falciano, Rafael
González del Solar y Javier López de Casenave. También he contado con muchos
corresponsales a través de Internet. Gerardo Primero, Nicolás Pérez, Pablo
Jacovkis y Sergio Riva de Neyra hicieron valiosas observaciones a los primeros
borradores de este libro. Agradezco sinceramente sus comentarios.
Un agradecimiento especial a Daniela Pérez y a mi hija Blumina Romero, por
su apoyo, ánimo y observaciones críticas.
También estoy agradecido a Paula Benaglia por sus muchos años de apoyo,
comprensión y ayuda. Gracias, Paula, por todo.

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Parte del material presentado en este libro ha sido adaptado de los artículos que
se enumeran a continuación. Estoy muy agradecido a los editores de las revistas
por el permiso para utilizar este material.
• Perez-Bergliaffa, S.E., Romero, G.E., y Vucetich, H. 1993, Axiomatic founda-
tions of nonrelativistic Quantum Mechanics: A realistic approach, Int. J. Theor.
Phys. 32, 1507-1522.
• Perez-Bergliaffa, S.E., Romero, G.E., y Vucetich, H. 1996, Axiomatic founda-
tions of quantum mechanics revisited: The case for systems, Int. J. Theor. Phys.
35, 1805-1819.
• Perez-Bergliaffa, S.E., Romero, G.E., y Vucetich, H. 1998, Toward an
axiomatic pregeometry of space-time, Int. J. Theor. Phys., 37, 2281-2298.
• Romero, G.E. y Pérez, D. 2012, Nuevas observaciones en el argumento
cosmológico,
Int. J. Philos. Relig., 72, 103-113.
• Romero, G.E. 2012, Parménides reloaded, Fundamentos de la Ciencia, 17, 291-
299.
• Romero, G.E. 2013, Del cambio al espaciotiempo: un viaje eleático,
Fundamentos de la Ciencia, 18, 139-148.
• Romero, G.E. 2013, Adversus singularitates: La ontología de las singularidades
espacio-temporales, Fundamentos de la Ciencia, 18, 297-306.
• Romero, G.E. 2014, El colapso de las supertareas, Fundamentos de la Ciencia,
19, 209- 216.
• Romero, G.E. 2015, Tiempo presente, Fundamentos de la Ciencia, 20, 135-145.
• Romero, G.E. 2016, Razón suficiente y razón bastante, Fundamentos de la
Ciencia, 21, 455-460.
• Romero, G.E. 2016, Una teoría ontológica formal basada en eventos atemporales,
Philosophia, 44, 607-622.
• Romero, G.E. 2017, Sobre la ontología del espaciotiempo: Sustantivalismo,
relacionismo, eternalismo y emergencia, Fundamentos de la Ciencia, 22, 141-
159.
• Romero, G.E. 2017, Verdad y relevancia, Metatheoria, 7, 25-30.
• Romero, G.E. 2018, Esbozo de una teoría de la estética científica, Fundamentos
de la Ciencia, en prensa.
Este trabajo fue apoyado, en parte, por una beca de investigación del
CONICET (PIP 2014- 0338). Partes del texto fueron preparadas durante mi visita
a la Universidad de Barcelona e n e l invierno de 2018. Permanezco agradecido a
Josep M. Paredes y al personal del Instituto de Ciencias del Cosmos (ICCUB) por
su amable hospitalidad.
Contenido
Filosofía científica básica...................................................................................... 24

Introducción................................................................................................ 26
Referencias .................................................................................................... 10

Semántica filosófica .................................................................................... 12


2.1 Introducción: Lenguajes formales ...................................................... 12
2.2 Denotación y designación .................................................................. 15
2.3 Referencia ......................................................................................... 12
2.4 Representación................................................................................... 14
2.5 Intensión y sentido ............................................................................. 15
2.6 Significado ........................................................................................ 18
2.7 Vaguedad .......................................................................................... 20
2.8 Teoría de la verdad ............................................................................ 21
Referencias .................................................................................................... 31

Ontología .................................................................................................... 32
3.1 Cosas y composición ......................................................................... 32
3.2 Propiedades y sustancia ..................................................................... 34
3.3 Existencia .......................................................................................... 38
3.4 Niveles, sistemas, estructura .............................................................. 41
3.5 Causalidad ......................................................................................... 42
3.6 Azar y probabilidad ........................................................................... 43
3.7 Espacio, tiempo y espaciotiempo ....................................................... 44
3.8 Materia .............................................................................................. 45
3.9 Mente ................................................................................................ 45
3.10 Materialismo...................................................................................... 48
3.11 Información ....................................................................................... 49
3.12 Sistemas biológicos ........................................................................... 50
3.13 Sistemas sociales ............................................................................... 50
Referencias .................................................................................................... 51

Epistemología .............................................................................................. 58
4.1 Conocimientos ................................................................................... 58
4.2 Comprender ....................................................................................... 61
4.3 Explicación ........................................................................................ 62
18

4.4 Razón suficiente................................................................................. 63


4.5 Modelo .............................................................................................. 67
Página

4.6 Teorías .............................................................................................. 67


4.7 Ciencia .............................................................................................. 66
4.8 Los límites de la ciencia..................................................................... 67
4.9 Tecnología ......................................................................................... 69
4.10 Pseudociencia y pseudotecnología...................................................... 68
4.11 Filosofía científica.............................................................................. 69
Referencias .................................................................................................... 70

Ética ............................................................................................................ 76
5.1 Valores .............................................................................................. 76
5.2 Axiología ........................................................................................... 78
5.3 Libre albedrío .................................................................................... 80
5.4 El estatuto ontológico de los bienes, los valores y la moral ................ 81
5.5 Ética .................................................................................................. 81
5.6 Metaética ........................................................................................... 79
5.7 Acción ............................................................................................... 79
Referencias .................................................................................................... 80

Estética ........................................................................................................ 82
6.1 Experiencia estética ........................................................................... 82
6.2 Belleza .............................................................................................. 83
6.3 Arte y obras de arte ............................................................................ 84
6.4 Ontología del arte .............................................................................. 87
Referencias .................................................................................................... 89

Temas específicos .................................................................................................. 90

Ficcionalismo matemático ........................................................................ 100


7.1 La naturaleza de las matemáticas ..................................................... 101
7.2 Objetos matemáticos como artefactos conceptuales.......................... 103
7.3 ¿Por qué pueden aplicarse las matemáticas a la realidad ? ................ 105
Referencias .................................................................................................. 106

Problemas filosóficos de la mecánica cuántica ........................................ 108


8.1 Introducción..................................................................................... 108
8.2 Esquema de QM .............................................................................. 109
8.3 Axiomatización de la QM ................................................................ 110
8.4 Cuestiones filosóficas ...................................................................... 123
8.5 Extensión a sistemas de muchos componentes ................................. 124
8.6 EPR y realismo ................................................................................ 126
8.7 Enredo ............................................................................................. 120
Referencias .................................................................................................. 122

Objetos cuánticos ...................................................................................... 124


9.1 Introducción..................................................................................... 124
9.2 Identidad y mundo cuántico ............................................................. 125
9.3 ¿Vaguedad óntica? ........................................................................... 129
9.4 Ontología cuántica realista .................................................................. 130
Referencias .................................................................................................. 132

Problemas ontológicos del espaciotiempo ................................................ 136


10.1 Introducción..................................................................................... 136
10.2 La controversia ................................................................................ 137
10.3 Contra el presentismo ...................................................................... 139
10.4 ¿Cuándo es "ahora"? ........................................................................ 143
10.5 Definir el presente ........................................................................... 143
10.6 Otras objeciones contra el presentismo............................................. 144
10.7 El sustantivismo de los acontecimientos y la aparición de las cosas . 145
10.8 Defender el eternismo ...................................................................... 149
10.9 Relacionismo antes del tiempo ......................................................... 151
10.10 Una ontología acogedora para la ciencia .......................................... 151
10.11 Observaciones finales ...................................................................... 153
Apéndice: Axiomática .................................................................................. 153
Referencias .................................................................................................. 157

Ontología de eventos ................................................................................. 162


A.1 Introducción..................................................................................... 162
A.2 Una teoría de los acontecimientos básicos y los procesos ................. 163
A.3 Causalidad ....................................................................................... 168
A.4 Espaciotiempo ................................................................................. 169
A.5 Discreto Espaciotiempo ................................................................... 171
Referencias .................................................................................................. 175

Álgebra booleana ...................................................................................... 178

Probabilidades........................................................................................... 180
Axiomas....................................................................................................... 180

Lecturas recomendadas............................................................................. 182


Libros de lógica y semántica ........................................................................ 182
Libros sobre ontología .................................................................................. 183
Libros sobre epistemología ........................................................................... 183
Libros sobre ética ......................................................................................... 184
Libros de estética ......................................................................................... 184
Libros sobre filosofía de las matemáticas...................................................... 184
Libros sobre filosofía de la mecánica cuántica .............................................. 184
Libros sobre la filosofía del espacio-tiempo.................................................. 184

Índice ........................................................................................................ 185


20
Página
La siguiente lista describe varios símbolos especiales que se utilizarán más adelante
en el libro.

def
= Definición estipulativa
∅ Conjunto vacío
▶ "Es un teorema" o "está vinculado"
D Designación
R Referencia
=ˆ Representación
I Intensión
M Significado
V Valor verdadero
T Teoría
+˙ Yuxtaposición
×˙ Superposición
◦ Composición
o Cosa nula
x yx se separa de y
Comp(x) Composición de
xU Universo
÷ Conjunto de cosas básicas
① Conjunto de todas las cosas
P Propiedad
SL (X) Estado espacial legal
de X X Y X actúa sobre Y
XY X interactúa con
Y h(X) Historia de X
h(X/Y ) Historia de X en presencia de Y
EL (X) Espacio de sucesos de X
E modei Predicado de existencia
e0 Suceso nulo
W El mundo (composición de todos los acontecimientos)

xvii
22
Página
Fig. 2.1 Lenguaje: ordinario y formal ..................................................................... 8
Fig. 2.2 Relaciones semánticas de designación, denotación y referencia .............. 11
Fig. 2.3 El sentido como concepto bidimensional ................................................ 15
Fig. 2.4 Diferentes relaciones semánticas (referencia R, sentido S, y
significado M) entre constructos y objetos ......................................... 15
Fig. 2.5 Cuerpos de la verdad .............................................................................. 19
Fig. 2.6 Criterios tradicionales de verdad .............................................................. 22
Fig. 10.1 Un espaciotiempo "favorable a los presentistas": superficies
espaciales tridimensionales en evolución en un espaciotiempo con
una preferencia
dirección temporal ........................................................................... 138
Fig. A.1 Representación de la generación de eventos discretos y la transición al
espaciotiempo. Los círculos alrededor de cada suceso representan la
energía, definida como la capacidad de generar nuevos
acontecimientos. Para más detalles, véase el texto principal ............. 174

xix
Parte I
Filosofía científica básica

24
Página
Capítulo 1
Introducción

La ciencia necesita filosofía. Sin semántica no es posible interpretar los sistemas


formales y las teorías. Sin ontología conceptos tan básicos como los de ley, causa,
azar, espacio y tiempo siguen siendo vagos. Sin epistemología no hay una buena
metodología de control adecuado de la observación y el experimento, ni
comprensión del conocimiento ni de la diferencia entre ciencia y charlatanería. Sin
ética no hay regulación de la empresa científica ni valores que guíen el uso de la
tecnología. Estos son sólo algunos ejemplos que apoyan la afirmación general de
que sin filosofía no hay ciencia. La ciencia se basa en supuestos filosóficos
generales y, a su vez, la ciencia informa a la filosofía, en un círculo virtuoso. De
este apoyo mutuo resulta el avance del conocimiento. Si la filosofía fracasa, la
ciencia se ve obstaculizada. Y sin ciencia, la filosofía se degrada rápidamente
hasta convertirse en una especulación domesticada basada en el sentido común...
en el mejor de los casos.
Valgan algunos ejemplos de la utilidad de la filosofía para la ciencia. La falta de
una interpretación adecuada de la mecánica cuántica, por ejemplo, ha
obstaculizado la formulación de una teoría coherente de la gravedad cuántica. El
fracaso a la hora de evaluar la comprobabilidad de los programas científicos ha
supuesto en muchas ocasiones un despilfarro de valiosos recursos. La aceptación
dogmática de ontologías dualistas ha fomentado el desarrollo de pseudociencias de
la mente que producen sufrimiento innecesario a los pacientes psiquiátricos. El
abandono del realismo condujo al colapso de las ciencias sociales bajo el
constructivismo posmoderno y su insoportable verborrea.
Un científico ilustrado filosóficamente estará en mejores condiciones para abordar
problemas científicos concretos con claridad y lucidez. Pero la filosofía no
siempre ha estado bien informada por la ciencia. Más bien al contrario. Filosofías
anticientíficas como el existencialismo, el posmodernismo y el escepticismo
moderno han dañado gravemente la imagen de la empresa filosófica entre los
investigadores científicos. Aunque las formas extremas de relativismo siguen
siendo populares en algunos sectores de las humanidades, una parte significativa
de la filosofía académica actual vuelve a tener una orientación principalmente
científica, sobre todo en relación con los problemas de la física, la neurociencia y
la tecnología. Por desgracia, otra parte parece perderse en la búsqueda de
ocurrencias y pobres intentos de deslumbrar con trucos lógicos (véase, por
ejemplo, el diagnóstico presentado por Ladyman y Ross 2007 en su capítulo 1).
Para este último grupo, una buena receta es reforzar su contacto con la ciencia
actual.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 3


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_1
Este libro ofrece una introducción a las principales ramas de lo que puede
denominarse filosofía científica, es decir, la filosofía informada por la ciencia y
que se ocupa de los aspectos filosóficos de los problemas científicos. La filosofía
científica procede como la ciencia, proponiendo teorías que pueden ponerse a
prueba, y utiliza tantas herramientas exactas como sea posible. La principal forma
de poner a prueba una teoría filosófica es mediante sus interacciones con teorías
más específicas de la ciencia. Una teoría filosófica que permanezca ajena a la
ciencia, que no sirva para mejorar nuestra comprensión de los temas generales que
subyacen a diversas teorías científicas, que no estimule nuevas investigaciones o
que no cambie con el avance de la ciencia, tal teoría, sostengo, debe caer.
Según Russell (1917):
[...] hay dos maneras diferentes en que una filosofía puede tratar de basarse en la ciencia.
Puede hacer hincapié en los resultados más generales de la ciencia, y tratar de dar aún
mayor generalidad y unidad a estos resultados. O puede estudiar los métodos de la ciencia
y tratar de aplicar estos métodos, con las adaptaciones necesarias, a su propio ámbito
peculiar.

En este libro intento seguir ambos caminos.


Las principales ramas de la filosofía científica son la lógica filosófica, la
semántica, la ontología, la epistemología, la ética y la estética. El enfoque que
planteo se basa en el análisis y la discusión de temas y problemas concretos y no
en la exposición de doctrinas alternativas. Tampoco ofrezco una panorámica
histórica. Mi objetivo básico es ofrecer al lector las herramientas para explorar por
sí mismo una amplia variedad de problemas filosóficos y presentar mis puntos de
vista específicos sobre algunos de ellos. En cuestiones de ética y estética no
presento propuestas normativas específicas. Me limito a la elucidación de los
conceptos básicos, ofreciendo las herramientas para la construcción de sistemas
normativos. Cada sistema específico depende en gran medida del contexto
cultural, económico y social particular de su formulación. No puedo desarrollar
tales propuestas aquí sin perder generalidad y centrarme en mi objetivo principal
que es presentar los fundamentos de una forma científica de hacer filosofía. Esta
importante tarea se deja para un trabajo futuro.
La forma científica de hacer filosofía se remonta a pensadores presocráticos
como Anaximandro, Parménides y los atomistas. A partir de ellos, sigue un hilo
conductor que pasa por nombres tan ilustres como Grosseteste, Bacon, Galileo
Galilei, D'Holbach, Helvétius, Frege, Peirce, Boltzmann, Russell, los empiristas
lógicos y pensadores actuales como Nicholas Rescher, Adolf Grünbaum, Mario
Bunge y muchos otros.
Quizá la obra más completa de filosofía científica sea el monumental Tratado de
filosofía básica, en 8 volúmenes, de Bunge (1974-1989). En lo que sigue adoptaré la
clasificación de la filosofía de Bunge, y a menudo, aunque no siempre, sus puntos
de vista. La filosofía resultante puede caracterizarse como naturalista.
En el Cap. 2 presento los fundamentos de la semántica filosófica, la
investigación de la estructura y el contenido de nuestros lenguajes y su relación
con el mundo. Introduzco una teoría bidimensional del significado basada en la
teoría de conjuntos e inspirada en la obra de Frege y desarrollada por Bunge. A
continuación discuto el concepto de verdad, de capital importancia en la ciencia.
Referencias 5

El capítulo 3 está dedicado a la ontología, es decir, a la teoría más amplia sobre


el mundo que emerge de nuestras ciencias particulares. En este capítulo
caracterizo conceptos que impregnan toda nuestra visión científica, como los de
cosa, propiedad, ley, sistema, estructura, causalidad, azar, materia, emergencia,
energía y otros. El planteamiento se basa en la idea de que hay algún tipo de
individuos o cosas permanentes, pero admito que esta ontología puede resultar no
del todo apropiada en algún nivel específico de análisis de la realidad. En un
apéndice ofrezco un enfoque alternativo basado en los "acontecimientos".
El capítulo 4 está dedicado a la epistemología. En él se dilucidan conceptos tan
importantes para la ciencia como los de conocimiento, comprensión, explicación,
modelo y teoría. Las definiciones que propongo deben ser puestas a prueba por el
científico en activo en la experiencia diaria de la investigación científica real.
Seguramente se podrán perfeccionar y ampliar para dar cabida a aspectos que yo
haya pasado por alto. No obstante, espero que en conjunto puedan constituir un
buen punto de partida.
La ética es el tema del Cap. 5. Soy a la vez naturalista y ficcionalista sobre el
bien y el mal: creo que estos conceptos son ficciones que hemos creado para guiar
nuestras acciones en nuestras interacciones sociales. Mi deuda con el pensamiento
de Vaihinger (1923) es grande aquí, como en el Cap. 6, dedicado a la estética. Mis
métodos, en cambio, proceden de Bunge (1974-1989), Beth (1964) y Martin
(1958).
Ficcionalista es también mi interpretación de las matemáticas (Cap. 7). Este
capítulo inicia la parte más específica y polémica del libro. Los dos capítulos
siguientes. 8 y 9, tratan de la interpretación de la mecánica cuántica y algunos de
sus problemas. Estos capítulos son más técnicos y exigen del lector ciertos
conocimientos de la materia. Mi interpretación de la mecánica cuántica es realista
y literal. Podría denominarse "interpretación minimalista". No encuentro en la
mecánica cuántica razones que apoyen la existencia de muchos mundos, muchas
mentes o muchos observadores. Reconozco que la teoría de Bohm es una
alternativa interesante a la teoría estándar, pero creo que hasta ahora no
necesitamos una ontología poblada de partículas y ondas piloto. El mundo, en mi
opinión, es sólo un mundo de campos cuánticos y espaciotiempo. Al menos hasta
donde nos informan nuestros conocimientos científicos actuales.
El espaciotiempo es el tema del Cap. 10. Discuto críticamente el presentismo,
la doctrina de que sólo existe el presente, y defiendo una especie de
substantivalismo emergente que creo que impone una lectura correcta de la
relatividad general. Estas discusiones cierran el libro.

Referencias

Beth, E. W. (1964). The foundations of mathematics. Nueva York: Harper and Row.
Bunge, M. (1974-1989). Tratado de filosofía básica, 8 Vols. Dordrecht: Kluwer.
Ladyman, J., & Ross, D. (2007). Everything must go. Oxford: Oxford University Press.
Martin, R. M. (1958). Truth and denotation. London: Routledge y Kegan Paul.
Russell, B. (1917). Mysticism and logic and other essays. London: George Allen & Unwin Ltd.
Vaihinger, H. (1911). Die Philosophie des Als Ob. Berlín: Verlag von Reuther & Reichard.
Publicado en inglés con el título The Philosophy of 'As If', traducido por C.K. Ogden, Londres:
Kegan Paul, 1923.
Capítulo 2
Semántica filosófica

2.1 Introducción: Lenguajes formales

El supuesto más básico de la ciencia es que existe una realidad que hay que
conocer. Sin el postulado de la existencia independiente de un mundo real el
esfuerzo científico sería en vano. No discuto aquí este supuesto básico. Volveré
sobre esta cuestión en el próximo capítulo, dedicado a la ontología. Ahora quiero
centrarme en cómo representamos el mundo en nuestros intentos de
comprenderlo.1
Para representar algunas características del mundo utilizamos sistemas
conceptuales llamados lenguas. En nuestra vida cotidiana, lenguas naturales como
el inglés, el alemán o el español son, o parecen ser, suficientes para la mayoría de
los propósitos. Por desgracia, las lenguas naturales están plagadas de vaguedad,
falta de precisión y ambigüedad. Si queremos penetrar más profundamente en la
estructura de la realidad debemos adoptar lenguajes formales como los que
proporcionan la lógica y las matemáticas (Fig. 2.1).
Un lenguaje formal es un sistema conceptual dotado de un conjunto de reglas
específicas para generar combinaciones válidas de símbolos. Un símbolo es un
signo artificial. Un signo es cualquier objeto que "representa" a otro objeto. Los
signos naturales suelen denominarse indicadores, como cuando decimos que las
nubes oscuras indican que se avecina una tormenta.
Más concretamente, definimos un lenguaje formal L como la tripleta

L = (Σ, R, O) , (2.1)

donde:
• Σ es el conjunto de términos primitivos del lenguaje.
• R es el conjunto de reglas que proporcionan instrucciones explícitas sobre
cómo formar combinaciones válidas de los elementos de Σ.

1Por "el mundo" entiendo el conjunto de los existentes, cualesquiera que sean.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 7


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_2
• O es un conjunto de objetos extralingüísticos que se denotan y representan
mediante los elementos del lenguaje L.
El conjunto R puede contener tres subconjuntos disjuntos:

R = S y ∪ S e ∪ Pr , (2.2)

donde
• Sy =defconjunto de reglas sintácticas,
• Se =defconjunto de reglas semánticas,
• Pr =defconjunto de reglas pragmáticas.
Si Se = Pr = O = ∅ ⇒ L se denomina sistema o cálculo logístico.
Las reglas Sy determinan cómo construir combinaciones válidas de símbolos
llamados
fórmulas.
La forma más simple de un sistema logístico potente se denomina lógica de
primer orden. Llamaré a este sistema L1 . Las reglas de un lenguaje L1 se expresan
en un segundo lenguaje L2 , llamado metalenguaje. Esto evita la aparición de
ciertas paradojas, como la paradoja de Russell2 y las numerosas paradojas de la
autorreferencia3 (véase Sainsbury 2009). El metalenguaje puede formarse con
elementos de L1 y lenguajes naturales. Los símbolos primitivos de ΣL 1 son:
1. Una serie (finita o infinita) de signos de predicado: 'p1 ', 'p2 ', etc.
2. El símbolo igual '='.
3. El símbolo negativo "¬".
4. Una serie (finita o infinita) de constantes: "a", "b", etc.

2La paradoja de Russell: considera la clase de todas las clases que no son miembros de sí
mismas. Llamemos a esta clase A. Entonces si A ∈ A → A ∈/ A y si A ∈/ A → A ∈ A.
3Las paradojas de la autorreferencia son como la paradoja del mentiroso: considere la afirmación
"miento". Si miento, entonces lo que digo es falso. Entonces "miento" es falso, y digo la verdad.
Entonces no miento, contrariamente a la hipótesis.
2.1 Introducción: Lenguajes formales 9

5. Una serie (finita o infinita) de variables: 'x1 ', 'x2 ', etc.4
6. El conectivo básico "∧".
7. El símbolo existencial "∃".
8. Los paréntesis '(' y ')'.
9. La coma ','.
En esta lista, todos los símbolos entre comillas .......... '' pertenecen a la lengua
vocabulario ΣL1 , mientras que las frases se formulan en el metalenguaje. Llamamos
término de L1 a cualquier constante, variable o predicado valorado como 'p(a,
b, c, .................................................................................................................... )'.
Las combinaciones válidas de símbolos se denominan fórmulas.
Las reglas sintácticas (elementos de R = Sy ) son:
• Sy1 : Si 'p' es un predicado y 'a', 'b', 'c', etc., son términos, entonces 'p(a, b, c,
....................................................................................................................)' es
una fórmula.
• Sy2 : Si 'ϕ ' y 'ξ' son fórmulas, entonces 'ϕ ∧ ξ' es una fórmula.
• Sy3 : Si 'ϕ' es una fórmula, entonces '¬ϕ' es una fórmula.
• Sy4 : Si 'a' y 'b' son términos, entonces 'a = b' es una fórmula.
• Sy5 : Si 'ϕ' es una fórmula y 'x'una variable, entonces '(∃x ϕ x )' es una fórmula.
• Sy6 : No existe ninguna otra secuencia de símbolos primitivos que sea una
fórmula.
Podemos introducir ahora una serie de definiciones útiles.5
• D1 : (A ∨ B) = (¬ (¬A ∧ ¬B)).
• D2 : (A → B) = (¬A ∨ B).
• D3 : (A ≡ B) = (A → B) ∧ (B → A).
• D4 : (∀x ϕ x ) = (¬∃x (¬ϕx)).
En la fórmula '∃x ϕx', 'x' se llama variable ligada. El símbolo '∃' se llama
cuantificador. Los símbolos '∧', '∨', '→' y '≡' se denominan conjunción, disyunción,
implicación e identidad, respectivamente.
Esta formulación de L1 no es única. Por ejemplo, podríamos haber a d o p t a d o
'∀' como cuantificador primitivo. De la definición D4 se desprende claramente que
los cuantificadores no son independientes y que es cuestión de convención cuál se
adopta como primitivo
operador.
La operación de deducción permite obtener fórmulas válidas a partir de
axiomas (es decir, reglas primitivas) o de otras fórmulas válidas. La deducción no
es más que la aplicación sucesiva de las reglas sintácticas. Una fórmula es válida si
se construye de conformidad con las reglas sintácticas. Las fórmulas obtenidas
mediante deducción se denominan teoremas, y
precedido del símbolo "▶" en cualquier presentación formal del sistema.
La deducibilidad (▶) no debe confundirse con la implicación (→). En general,
A ▶ B es más fuerte que A → B. En realidad, si A ▶ B, entonces A → B,
pero lo contrario no es válido.

4Si las variables son pocas, es habitual adoptar "x", "y", etc.
5Se trata de definiciones estipulativas. Para un análisis de los distintos tipos de definiciones, véase
Gupta (2015).
• D5 : ▶ = "es un teorema" o "está vinculado".
Otra definición importante es la de coherencia.
• D6 : Un conjunto de fórmulas ∆ se dice consistente si ¬ (∆ → ϕ ∧ ¬ϕ) para
cualquier ϕ ∈ ∆.
• D7 : Un conjunto ∆ de fórmulas es incoherente o inconsistente si ∆ → ¬ϕ ∧
ϕ para algún
ϕ ∈ ∆.
• D8 : ϕ ∧ ¬ϕ se llama contradicción.
Si queremos aplicar un lenguaje formal al mundo, necesitamos añadir otro
conjunto de reglas para relacionar símbolos y fórmulas con objetos
extralingüísticos. Sea O un conjunto de objetos extralingüísticos. Un lenguaje
formal interpretado L I1 viene dado por:

L I
1 = (Σ, R, O) , (2.3)

donde R = Sy ∪ Se y O /= ∅.
Las reglas de Se relacionan los elementos de Σ y las fórmulas válidas
obtenidas a partir de
Existen tres relaciones semánticas básicas: denotación, referencia y
representación. Una vez introducidas estas relaciones, podemos definir los
conceptos derivados de sentido, significado y verdad. Cuando todas estas relaciones
y conceptos se hacen explícitos para un lenguaje dado, decimos que existe una
interpretación o un modelo para el lenguaje.
Las reglas semánticas se formulan, como las sintácticas, en el metalenguaje L2 .
A continuación definiré y discutiré las relaciones semánticas de la denotación,
referencia y representación, así como los conceptos de sentido, significado y
verdad. Las reglas pragmáticas no se tratarán aquí, ya que se refieren a las
relaciones entre la lengua y los usuarios, y son más pertinentes para la semiótica
de las lenguas naturales que para la filosofía.

2.2 Denotación y designación

La denotación es una relación que asigna símbolos a objetos del universo del
discurso de una lengua:

D : Σ → O. (2.4)

Por ejemplo, un nombre propio designa a una persona concreta: "Gustavo Esteban
Romero" designa al autor de este libro. En general, las constantes a, b, etc.
de Σ denotan
algunos objetos específicos pertenecientes a O.
La relación de denotación no debe confundirse con la de designación.
La designación (D) relaciona los símbolos con los conceptos:

D : Σ → C, (2.5)
2.3 Referencia 11

donde C es un conjunto de construcciones, es decir, entidades conceptuales


construidas por abstracción. La abstracción suele realizarse imponiendo una
relación de equivalencia a un conjunto, operación que da lugar a la partición del
conjunto en subconjuntos disjuntos. Cada subconjunto se identifica con un
constructo o concepto.

2.3 Referencia

La referencia es una relación entre construcciones y objetos de cualquier tipo, ya


sean elementos fácticos del mundo o construcciones formales:

R : C → Ω; Ω = O ∪ C. (2.6)

Si Ω = O decimos que la referencia es factual. Si Ω = C decimos que la referencia


es
formal.
Dada una construcción c ∈ C, la clase de referencia de c es el conjunto de todos
los objetos x
remitido por c:

[c]R = {x ∈ Ω : R(cx)} . (2.7)


Las relaciones entre símbolos (Σ), construcciones (C) y objetos (Ω = O ∪ C) se
representan esquemáticamente en la Fig. 2.2.
La relación de referencia puede especificarse para que se convierta en una
función en el caso de predicados y enunciados.
Un predicado es una función de algún dominio múltiple de objetos A1 ×A2 ×. .×An
a las declaraciones (S):

P : A1 × A2 × . . . × An → S. (2.8)

El valor de P en (a1 , a2 . . . , an ) ∈ A1 × A2 × . . . × An es la sentencia


atómica
.
Pa1a2 .. an
La clase de referencia de un predicado es la colección de sus argumentos:
n
R(P) = Ai , (2.9)
i=1

Fig. 2.2 Relaciones


semánticas de designación,
denotación y referencia

y la clase de referencia de un enunciado s ∈ S es:


R(Pa 1 a2,..., an ) = {a1 , a2 , . . . , an }, (2.10)
es decir, el conjunto de sus argumentos.
En el caso de un enunciado complejo W = W(s1 , s2 , . . . , sn ), con s1 , s2 , . . . sn

S, la clase de referencia es la unión de todos los conjuntos de argumentos:
n
R (W (s1 , s2 , . . . , sn )) = R(s ).i (2.11)
i=1

Si el predicado está cuantificado, la clase de referencia es la clase de referencia


del predicado. La cuantificación no tiene importancia referencial.
Nótese que los individuos no se refieren, aunque sean construcciones; son
referidos por enunciados y predicados.
Definamos, en este punto, una teoría como un conjunto T de enunciados S, que
es cerrado bajo la operación de vinculación (▶): cualquier s ∈ T es o bien un
axioma (un enunciado básico) o bien una consecuencia del conjunto de axiomas
(A = {Ai ; i = 1, . . . , n}).6 Simbólicamente:
T = {s : A ▶ s} . (2.12)
Entonces, la clase de referencia de la teoría es:
n
R(T ) = R(Ai ), (2.13)
i=1

donde n es el número de axiomas Ai ∈ A. Esto significa que la clase de referencia


de cualquier teoría puede determinarse a partir de las referencias de sus axiomas.
Dicho de otro modo:
referencia se conserva bajo la operación de deducción. Se trata de una propiedad
importante: si podemos axiomatizar correctamente una teoría dada, entonces el
análisis semántico de los axiomas determinará completamente la clase de
referencia de toda la teoría. Cuando las teorías se presentan sólo de forma
heurística, no es infrecuente que algunos supuestos referentes resulten
ilegítimamente introducidos en el nivel de los teoremas o incluso a través de
enunciados ad hoc.
Por último, notemos que la referencia es diferente de la extensión. Este último
concepto implica a su vez el concepto de verdad (véase más adelante). La
extensión de un predicado está formada por aquellos objetos que hacen del
predicado un enunciado verdadero. La extensión
de (∀x) (Px ∨ ¬Px) es todo. La extensión de (∀x) (Px ∧ ¬Px), en cambio,
no es nada. Estas fórmulas abstractas no tienen referencia. Por el contrario, el
enunciado
Praga es la ciudad más bonita del mundo y Praga no es la ciudad más bonita del
mundo' no tiene extensión pero su clase de referencia es {Praga}, y la afirmación
se refiere a la ciudad de Praga.

6Nótese que los axiomas son también trivialmente implicados por la base axiomática: Ai ▶ Ai.
2.4 Representación 13

Los sistemas logísticos puros no hacen referencia, ya que no se interpretan. La


lógica no tiene ninguna clase de referencia. Las matemáticas, en cambio, tienen
clases de referencia puramente formales: sólo se refieren a construcciones. Las
ciencias fácticas se refieren a los objetos que pueblan el mundo.

2.4 Representación

Algunas construcciones no sólo se refieren, sino que también representan cosas,


sus propiedades y cambios. En concreto, cualquier enunciado representa un hecho
de sus referentes. Una misma construcción puede referirse a una cosa y representar
alguna de sus propiedades. Designamos la relación de representación por:

=ˆ : C → F, (2.14)

donde C es un conjunto de construcciones y F un conjunto de hechos, entendidos


como estados o cambios de estados de una cosa (un objeto fáctico).
Las reglas básicas que rigen esta relación son:
• Repr1 : Las propiedades de las cosas reales se representan mediante predicados
(en particular, funciones).
• Repr2 : Las cosas reales se representan mediante conjuntos dotados de
relaciones, funciones u operadores.
• Repr3 : Los acontecimientos (cambios) en las cosas se representan mediante
conjuntos de enunciados (singulares o existenciales).
• Repr4 : Las leyes (patrones regulares de sucesos) se representan mediante
conjuntos de enunciados universales.
La relación de representación no es simétrica (los hechos no representan
construcciones), reflexiva (las construcciones no se representan a sí mismas) ni
transitiva (los hechos no representan nada en absoluto).
Si un constructo es una teoría T sobre entidades de algún tipo K, decimos que
T =ˆ K si
existe una función =ˆ : S → 2T desde el conjunto de estados de los elementos de
K hasta el
conjunto de todos los subconjuntos de enunciados de T . Si un subconjunto de
enunciados t representa un hecho concreto s escribiremos ' t = ˆ s'.
Observo que las representaciones no son necesariamente únicas. La misma
característica de
La realidad puede representarse de distintas maneras. Podemos introducir el
siguiente criterio de equivalencia para distintas representaciones de los mismos
hechos:
Criterio Si c y cr son dos constructos y T una teoría factual, entonces c y cr son
representaciones equivalentes del mismo elemento de hecho si y sólo si (en adelante,
iff) son intercambiables en todos los enunciados de la ley de T .
Esto significa que los enunciados de ley de una teoría deben ser invariantes bajo
la sustitución de c y cr si c y cr son representaciones equivalentes.
Podemos extender el concepto de representaciones equivalentes a las teorías
completas:

Sean T y Tr dos teorías con los mismos referentes fácticos. Designemos P y Pr


sus respectivas bases predictivas r(es decir, el conjunto de enunciados predictivos
de las teorías). Entonces, T y T son semánticamente equivalentes si existe un
conjunto de transformaciones para P y Pr que permita convertir T en Tr preservando
el valor de verdad de todos los enunciados. Basta demostrar que existe al menos un
enunciado de T que no puede transformarse en un enunciado de Tr para probar que
ambas teorías no son semánticamente equivalentes.

2.5 Intensión y sentido

La intensión, informalmente, es lo que "dice" un predicado. Es el complemento de la


extensión del predicado: cuanto mayor es la intensión, menor es la extensión.
Formalmente, podemos caracterizar la intensión de la siguiente manera:
Definición Sea C un conjunto de predicados o enunciados. La intensión I es una
función de C sobre el conjunto de todos los subconjuntos de C, P(C) c C, tal
que para todo P y Q de C:
1. I(P ˆ Q) = I(P) ∪ I(Q).
2. I(¬P) = I(P).
3. Si P = Q → I(P) = I(Q).
También introducimos las siguientes convenciones:
• D1 : I(c), con c e C, es intencionalmente vacío si I(c) = ∅.
• D2 : I(c), con c e C, es intencionalmente universal si I(c) = C.
• D3 : Si (P c C)ˆ(Q c C) → P está incluido intencionalmente en Q si I(P)
C I(Q).
• D4 : c y cr son cointensivos si I(c) = I(cr ).
• D5 : c y cr son intencionalmente independientes si I(c) ∩ I(cr ) = ∅.
• D6 : c y cr son intencionalmente dependientes si I(c) ∩ I(cr ) /= ∅.
Se pueden derivar directamente varios teoremas. Entre ellos, que las tautolo- gías
son intencionadamente vacías.
Si un constructo forma parte de una teoría, entonces se puede exactificar el
concepto de intensión, y lo llamamos sentido de c.
Definición el sentido de un constructo es la unión de los ítems del mismo tipo que
conlleva o son conllevados por él:
S(c) = {x : x ▶ c} ∪ {y : c ▶ y} = A(c) ∪ J(c). (2.15)

A(c) es el significado o ascendencia lógica y J(c) es la importación o


descendencia lógica de c.
Si c es una proposición cualquiera de una teoría T , entonces A(c) y J(c) son
conjuntos de proposiciones.
El sentido S(c) es el "contenido" de la proposición c.
A continuación, procederé a formular el significado de un constructo c utilizando
su sentido y su referencia.
2.6 Significado P (c) 15
2.6 Significado

El significado es un atributo7 de las construcciones y los signos que las designan.


Una caracterización completa del significado requiere la especificación tanto de la
referencia como del sentido de una construcción dada. Más concretamente, si c e s
u n a c o n s t r u c c i ó n con referencia R(c) y sentido S(c), definimos el
s i g n i f i c a d o de c, M(c), como el par ordenado:

M(c) = (R(c), S(c)) . (2.16)

Obsérvese que R : C → P(Ω), y S(C) : C → P(C), entonces M : C → P(Ω)


×
P(C).
El significado es un concepto bidimensional que puede representarse en un
plano real (véase la Fig. 2.3).
Las relaciones entre las construcciones C y todo tipo de objetos Ω (nótese que C
c Ω) se ilustran en el diagrama de la Fig. 2.4.
Sean p y q dos proposiciones. Podemos definir un cálculo de significados
mediante las siguientes definiciones:
• M(p) = M(q) @ (R(p) = R(q)) ˆ (S(p) = S(q)) (identidad).
• M(p) + M(q) = (R(p) ∪ R(q), S(p) ∪ S(q)) (suma).

7Llamo "atributo" a las propiedades de las construcciones y otros objetos conceptuales. La


palabra "propiedad" se reserva para los objetos fácticos. Atributo" sugiere que somos nosotros
quienes atribuimos la característica al constructo, es decir, que los constructos son ficciones.
• M(p) × M(q) = (R(p) ∩ R(q), S(p) ∩ S(q)) (multiplication).
• ¬M(p) = R(p), S(p) ( complemento).
Se pueden obtener fácilmente varios teoremas. Por ejemplo, el significado es
idempotente:
M(p) + M(p) = M(p), y la multiplicación de sentido es distributiva:
M(p) × [M(q) + M(r)] = [M(p) × M(q)] + [M(p) × M(r)] . (2.17)

También podemos definir un significado nulo y un


significado universal. Significado nulo:

≡ M(p) × [¬M(p)] =
R(p) ∩ R(p), S(p) ∩ S(p) = (∅, ∅) .
Significado universal:

UM ≡ M(p) × [¬M(p)] = R(p) ∪ R(p), S(p) ∪ S(p) = (P(Ω), P(P)) ,

donde P es el conjunto de todas las proposiciones de la teoría.


Observo que el sentido y la referencia están bien definidos sólo en el caso de
teorías formalizadas que están cerradas bajo la operación de la deducción (▶).
Esto implica que los lenguajes ordinarios con contextos abiertos son
inevitablemente defectuosos. Esta indeterminación semántica se denomina
vaguedad, y es la principal razón para adoptar lenguajes formalizados cuando la
precisión es importante.
Antes de hablar de la vaguedad, quiero subrayar que la concepción del
significado presentada más arriba no está relacionada con el concepto de verdad,
que aún no hemos introducido.
Se dice que dos proposiciones son sinónimas si:

M(p) = M(q). (2.18)

En tal caso, adoptamos la notación "p Syn q" y "q Syn p".
Dos proposiciones p y q son semánticamente disjuntas sif:

M(p) × M(q) = . (2.19)

Decimos entonces que ambas proposiciones no están relacionadas: p c q.


Por último, definimos el significado de un símbolo como la composición de
significado y designación. Un símbolo designa una construcción que tiene algún
significado.
En nuestro diagrama anterior, si Σ son los símbolos de un lenguaje, podemos
representar las distintas relaciones introducidas hasta ahora mediante el esquema
que se muestra en la Fig. 2.4.
Un símbolo adquiere un sentido y una referencia indirectos a través de la
construcción que designa. Si un signo no tiene designación, lo llamamos
sincategoremático.
2.7 Vaguedad 17

La diferencia de significado entre dos construcciones c y cr , puede exactificarse


con la operación de diferencia simétrica entre conjuntos.
La diferencia simétrica entre dos conjuntos A y B es AΔB. Se define como:

AΔB = (A ∪ B) - (A ∩ B)
= {x : (x e A) v (x e B) ˆ x e/ (A ∩ B)} . (2.20)
Entonces, la diferencia de sentido entre c y cr es:

δS (c, cr ) = S(c)ΔS(cr ), (2.21)


y la diferencia de referencia entre c y cr es:
δR (c, cr ) = R(c)ΔR(cr ). (2.22)
The difference in meaning between c and cr results:
δM (c, cr ) = δR (c, cr ), δS (c, cr ) . (2.23)

El concepto de diferencia de significado puede utilizarse para cuantificar el


cambio de significado entre constructos de diferentes teorías históricamente
sucesivas.
Resumiendo Las lenguas son sistemas conceptuales con un vocabulario, unas
reglas de formación y un universo de discurso. Si falta este último, la lengua es
abstracta. Si no, es interpretado. Los símbolos denotan objetos y designan
conceptos. Los conceptos se refieren a individuos de cualquier tipo. Algunos
conceptos pueden utilizarse para representar cosas, propiedades y hechos. Todos
los conceptos tienen un significado, formado por sentido y referencia, cuando
pertenecen a teorías formalizadas. El significado sólo es preciso en el caso de los
lenguajes interpretados con exactitud. De lo contrario, se ve afectado por la
vaguedad.

2.7 Vaguedad

La vaguedad es un atributo de algunos conceptos y, por tanto, de algunas


proposiciones que los contienen (Russell 1923). Un concepto es vago si su sentido
es impreciso y, por tanto, su extensión también lo es.
Para caracterizar el concepto de vaguedad, introduzcamos primero el concepto de
significado nuclear:
Si p es una proposición compartida por todos los miembros T de una familia τ
de teorías, entonces el significado nuclear de p es tal que:
1. SNUCL(p) = T eτST (p),
2. RNUCL (p) T eτ RT (p).
=
Entonces, definimos la vaguedad de p con respecto a T como:

VagT M(p) = (∆T R(p), ∆T S(p)) , (2.24)

con

T ∆R(p) = RT (p) Δ RNUCL (p), (2.25)


T ∆S(p) = ST (p) Δ SNUCL (p), (2.26)

donde Δ es, como antes, la diferencia simétrica entre conjuntos.


Nótese que la vaguedad no es un concepto vago sólo para las proposiciones que
pertenecen a una teoría bien formada T .
Para minimizar la vaguedad, tenemos que maximizar la estructura formal de una
serie de formulaciones alternativas similares de cualquier teoría. Sólo cuando
M(p) → MNUCL (p), Vag M(p) → (∅, ∅) ,
para cada p e T , las teorías T de una familia τ obtienen su forma final exacta.
El ideal de la ciencia es producir sólo proposiciones exactas sobre el mundo.
La vaguedad de un predicado p se propaga a su extensión. La extensión se define
por:

E(p) = {x : (x e D) ˆ(V (Px) = 1)} , (2.27)

donde D es algún dominio de individuos y V designa el valor de verdad del


predicado evaluado para x. Si p es vago, entonces E(P) no será un conjunto bien
definido. Esta vaguedad da lugar a la paradoja de los "sorites". 8 Puede eliminarse
mediante la exactificación de p.

2.8 Teoría de la verdad

"Verdad" es una palabra polisémica. Podemos diferenciar al menos dos tipos de


verdades: ontológica y semántica. La verdad ontológica es la adecuación del
pensamiento a la realidad. Más concretamente, es la adecuación de los procesos
del cerebro de un sujeto que conoce a los procesos del mundo. Estos últimos son
series de cambios que pueden producirse en el entorno físico o en el cuerpo,
incluido el propio cerebro. La verdad ontológica es entonces una correspondencia de
hecho a hecho, y debe ser estudiada por la ciencia, en particular por

8La paradoja de los sorites (a veces traducida como la paradoja del montón porque en griego
antiguo la palabra "sorities" significa "montón") es una paradoja que surge a partir de predicados
vagos. El ejemplo clásico es un montón de arena. Si quitamos un grano de arena del montón,
seguimos teniendo un montón. Por tanto, la operación "montón menos 1 grano = montón" es
válida para cualquier montón. La aplicación de la operación no altera el montón. Repita la
operación un gran número de veces y, sin embargo, el montón desaparecerá. La paradoja reside
en la imposibilidad de determinar cómo o cuándo desaparece el montón.
Fig. 2.5 Tipos de verdad Ontológica

La verdad
Formal (por ejemplo,
matemáticas)
Semántica

Hechos (por ejemplo, física)

las neurociencias. La verdad semántica, por el contrario, es la adecuación de un


objeto conceptual como una proposición a la realidad. Se dice que una proposición
que afirma la ocurrencia de un suceso e es verdadera si e ocurre.
La verdad semántica se atribuye a las proposiciones de acuerdo con alguna
teoría de la verdad. La verdad no es una propiedad de la proposición: no hay
ningún análisis de la proposición por sí solo que pueda revelar si es verdadera o
no. Puesto que podemos separar las proposiciones en formales (es decir, las de la
lógica y las matemáticas) y fácticas (es decir, las que se refieren a hechos), las
verdades semánticas también pueden dividirse en formales y fácticas (véase la Fig.
2.5).
La elucidación del concepto y el criterio de verdad semántica corresponde a la
semántica filosófica. Un criterio de verdad debe especificar una función de
valoración de la verdad que asigne a las proposiciones valores de verdad. Esta
función es una función parcial, ya que no todas las proposiciones tienen valor de
verdad. Hay que recordar que somos nosotros los que atribuimos valores a las
proposiciones por lo que, si no lo hacemos, las proposiciones no siguen siendo ni
verdaderas ni falsas. Ejemplos de proposiciones que carecen de valor de verdad
son las hipótesis no comprobadas, las proposiciones indecidibles en algunos
sistemas formales y las proposiciones no comprobables, como las proposiciones
sobre sucesos singulares dentro de agujeros negros (por ejemplo, "El Dr. Spock
sonrió tras cruzar el horizonte de sucesos"). Obsérvese que la misma proposición
puede tener valor de verdad para algunos individuos y no tenerlo para otros (como
en el caso de la proposición anterior sobre Spock: para las personas que caen junto
con Spock en el agujero negro, si las hay, la proposición tiene un valor de verdad
bien definido; para las que permanecen fuera del horizonte de sucesos, por el
contrario, es imposible asignar un valor de verdad a la proposición).
En resumen: la verdad y la falsedad no son propiedades intrínsecas de las
proposiciones fácticas, sino atributos que se les asignan en función de alguna
evidencia.

2.8.1 Breve repaso a algunas teorías de la verdad

Antes de discutir con cierto detalle una propuesta concreta de teoría de la verdad,
repasaré brevemente algunas teorías populares. Los detalles pueden encontrarse en
cualquiera de los libros habituales sobre el tema (por ejemplo, Kirkham 1995).
Una teoría de la verdad se ha definido como una teoría que puede responder al
siguiente problema:
Si X pertenece a algún lenguaje L1 y P TL2 es un enunciado abierto en
algún metalenguaje L2 tal que
P TL2 : 'X' es verdadero si Y,
entonces proporcionar una teoría de la verdad es especificar la naturaleza del
portador de verdad X en L1 , y determinar las condiciones necesarias y
suficientes en L2 para llamar verdadero a 'X'.
Este es más o menos el planteamiento de Tarski del problema.
Las respuestas más comunes al problema de la verdad pueden clasificarse como
teorías "tradicionales" o "recientes". La palabra "teoría" no debe tomarse aquí en
sentido estricto, ya que varios de estos planteamientos no son verdaderas teorías,
sino más bien vagas sugerencias, hipótesis y conjeturas.
Las teorías tradicionales de la verdad son:
• Teoría de la correspondencia de la verdad.
• Teoría de la coherencia de la verdad.
• Teoría pragmática de la verdad.
Las teorías más "recientes" son:
• Teoría del consenso de la verdad.
• Teoría deflacionista de la verdad.
Haré algunos comentarios sobre cada uno de ellos.
Teoría de la correspondencia
• Esta es la teoría dominante, especialmente popular entre los empiristas.
• En su formulación más básica, la Teoría de Correspondencias propone que una
proposición es verdadera si se corresponde con los hechos. Por ejemplo: "La
manzana está sobre la mesa" sólo es verdadera si la manzana está de hecho
sobre la mesa.
• Esta teoría suele remontarse a la versión de Tomás de Aquino: "Se dice que un
juicio es verdadero cuando se ajusta a la realidad exterior" (Summa Theologica,
Q. 16). En realidad, la idea básica se encuentra ya en Aristóteles y en algunos
pensadores presocráticos (por ejemplo, Parménides).
• La propuesta de la verdad como correspondencia también deja espacio para la
idea de que la palabra "verdadero" puede aplicarse tanto a las personas (un
"amigo verdadero") como a los pensamientos (una "idea verdadera") y a las
representaciones no lingüísticas (una "imagen verdadera").
Los principales puntos fuertes de la idea de la verdad como correspondencia son
(1) la simplicidad, y
(2) apelación al sentido común. Entre los puntos débiles podemos mencionar (1)
dificultades relacionadas con la lingüística y la exactitud de la teoría, (2)
razonamiento circular ('p' es cierto en L1 si p, pero ¿cómo sabemos que p es cierto
en L2 ?), (3) torpeza en la aplicación a las matemáticas, (4) podría llevar al
escepticismo sobre el mundo externo si no se deja clara la conexión con la
evidencia fáctica.
Teoría de la coherencia
• La formulación más sencilla de la verdad como coherencia es "La verdad es
aquello que es máximamente coherente".
• Esta teoría es la preferida por muchos idealistas. Para ellos, la realidad es como
un conjunto de creencias, lo que hace especialmente atractiva la Teoría de la
Coherencia.
• La Teoría de la Coherencia de la verdad afirma que, si una proposición es
coherente con todas las demás proposiciones que se consideran verdaderas,
entonces es verdadera. La verdad de una creencia o de una proposición sólo
puede consistir en su coherencia con otras creencias o proposiciones; la verdad,
pues, se da por grados (cuantas más proposiciones forman el sistema, más
sólido es éste).
• Obsérvese que los teóricos de la coherencia sostienen que la verdad consiste en
la coherencia con un conjunto de creencias o con un conjunto de proposiciones
consideradas verdaderas, no sólo con una colección arbitraria de proposiciones.
El principal punto fuerte de la Teoría de la Coherencia es que da sentido a la
idea de verdades matemáticas. Un ejemplo sencillo: (5 + 5 = 10) es cierto
porque: 10 = 10, 1 × 10 = 10, 10 = (2 × 3) + 4, etc., son todas verdaderas.
Algunos puntos débiles de la Teoría de la Coherencia: (1) Es presa del
razonamiento circular.
Por ejemplo, la proposición A es verdadera porque las proposiciones B y C son
verdaderas. Pero, ¿cómo sabemos que B es verdadera? Porque las proposiciones A
y C son verdaderas. Pero, ¿qué evidencia externa hay que apoye la verdad de
cualquiera de estas proposiciones? (2) Un conjunto de proposiciones puede ser
perfectamente coherente pero totalmente falso. Por ejemplo, una novela puede
tener un argumento autoconsistente y ser completamente ficticia al mismo tiempo.
Pragmatismo
El pragmatismo suele asociarse a Charles S. Peirce y William James.
• "Las ideas (que en sí mismas no son sino partes de nuestra experiencia) se
convierten en verdaderas sólo en la medida en que nos ayudan a establecer
relaciones satisfactorias con otras partes de nuestra experiencia... l a verdad en
nuestras ideas significa su poder de 'funcionar'"-William James.
• La clave para James y el pragmatismo es la idea de "funcionar". Si creer que
hay un agujero enorme en medio de la cafetería evita que te caigas y te rompas
una pierna, o que hagas el ridículo delante de un comité examinador, entonces
esa creencia funciona. Es "cierta".
Estos puntos de vista pragmáticos presentan algunos puntos débiles evidentes:
(1) Lo que es verdadero para una persona puede ser falso para otra (subjetivismo).
(2) Relativismo (la verdad es relativa al éxito). (3) El pragmatismo está prima facie
en desacuerdo con la ciencia: no todas las verdades ayudan a maximizar "nuestro
poder". La mentira puede hacerlo muy bien; por desgracia, en muchas situaciones
la mentira "funciona" perfectamente para muchos fines.
Mencionemos ahora rápidamente algunos puntos de vista más "modernos".
Teoría del consenso
El supuesto básico aquí es que algo es cierto si todo el mundo está de acuerdo
en que es cierto. Esta es, en mi opinión, una postura muy triste. Basta con
considerar los siguientes puntos.
• En el pasado, nos hemos equivocado.
• Rara vez nos ponemos de acuerdo: diferentes religiones, ideologías, etc., todas
ellas coexisten pretendiendo tener conocimiento de lo "verdadero" y a menudo
producen afirmaciones contradictorias.
Fig. 2.6 Criterios Proposiciones formales: coherencia
tradicionales de verdad

Criterio de verdad

Proposiciones de hecho:
correspondencia

• Subjetivismo: la verdad depende de lo que crean los seres humanos.


• El consenso está reñido con la ciencia: las teorías antiguas y erróneas tuvieron
consenso una vez.
Teoría deflacionista
La última propuesta sobre la verdad es que la verdad es irrelevante, si es que es
algo. Para la teoría deflacionista, la "verdad" es un concepto superfluo. No añade
nada. Afirmar que X es verdad es lo mismo que simplemente afirmar X. Más que
'deflacionista' yo diría que esta postura es 'derrotista': se rinde ante la verdad.
Algunas objeciones:
• El deflacionismo evita la respuesta, pero no el problema.
• Relativismo: se pueden afirmar cosas contradictorias.
• El deflacionismo está reñido con la ciencia: buscamos una representación
verdadera, no sólo una representación de la naturaleza.
En realidad, no hay ninguna razón para mantener que sólo hay una teoría de la
verdad que pueda tener éxito. Si la verdad formal y la factual son de naturaleza
diferente, entonces podemos esperar que se apliquen teorías diferentes a las
proposiciones formales y factuales (véase la Fig. 2.6). En lo que sigue, presentaré
con más detalle teorías para la verdad formal y fáctica. La mayor parte de lo que
voy a decir se basa en Bunge (1974a,b, 2010, 2012).

2.8.2 Verdad formal

Sea L un sistema formal y p una proposición de L. Decimos que el valor de verdad


VL (p) en L es 1 si p es un teorema en L (teoremicidad):

L ▶ P.

Una fórmula abstracta ϕ(x) en L tiene valor de verdad 1 en L si existe un modelo9


de ϕ(x)
(Estabilidad).

9Un modelo de una fórmula abstracta es una estructura (por ejemplo, una interpretación) que
satisface la fórmula dentro de una teoría formal.
Si una proposición o fórmula formal tiene valor de verdad 1, decimos que son
verdaderas en
L. Si una proposición formal o una fórmula abstracta no son verdaderas decimos que
son falsas
y les asignamos el valor de verdad 0.
Ejemplos: La proposición "3 + 5 = 8" es verdadera en aritmética de números
enteros.
La fórmula "AB - BC = 0" es cierta en la aritmética de números enteros, pero
no en la aritmética de matrices.
La función VL (p) : B → {0, 1} asigna valores de 0 o 1 al conjunto B c
L de proposiciones decidibles de L. Nótese que las proposiciones indecidibles no
tienen valor de verdad en L, aunque podrían ser verdaderas o falsas en un
sistema diferente Lr .
En resumen, la verdad formal equivale o bien a la satisfabilidad (es decir, a la
existencia de un modelo) o bien a la teoremicidad. Se trata esencialmente de la
teoría de la verdad de Tarski, considerada a veces como una teoría de la
correspondencia (Tarksi 1983). En realidad, es una teoría de la coherencia de la
verdad para proposiciones y fórmulas en lenguajes formales con un metalenguaje
(véase Kirkham 1995 para discusiones).

2.8.3 La verdad de los hechos

La verdad de los hechos es un atributo de las proposiciones relativas a los hechos.


Asignamos un valor de verdad a una proposición p en función de pruebas
empíricas como una serie de observaciones. La asignación se realiza mediante
una nueva proposición en el metalenguaje: p tiene un valor de verdad VE (p) con
respecto a la evidencia E. Los valores de verdad pueden cambiar si cambia la
evidencia. La evidencia E está formada por un conjunto de proposiciones que
expresan determinaciones empíricas de alguna propiedad M cuyo valor según p
es μ. Entonces

EM = e ± β, (2.28)

donde e es el valor medido de M y β es el error correspondiente. Entonces, p es


verdadera con evidencia E si

|μ - e| < β. (2.29)
Si tenemos dos pruebas diferentes E y Er debemos asignar un valor de verdad con la
fuerza correspondiente a la prueba de menor error.
La verdad completa rara vez se conoce en ciencia. De ahí que sea deseable
introducir una función de valoración de la verdad que admita valores de verdad
distintos de 0 y 1. Adoptamos una función de valoración de verdad parcial V : P
→ [0, 1] que aplica un conjunto de proposiciones al intervalo real unitario.
La función V viene determinada por los siguientes postulados (Bunge 2010,
2012):
• A1 : Si p es una proposición cuantitativa que se ha encontrado verdadera con
el error relativo β, entonces V (p) = 1 - β.
Ejemplo: p ="Blumina tiene 9 años". La edad real es, por ejemplo, 10 años.
Entonces β = 1/10 y V (p) = 9/10.
• A2 : Si p /= ¬q para alguna q, V (¬p) = 0 si V (p)
= 1 y V (¬p) = 1 si V (p) < 1.
Si p = ¬q para alguna q → V (¬p) = V (q).
• A3 : Para dos proposiciones cualesquiera p y q, si p ↔ q, entonces V (p) = V (q).
• A4 : Si p /= ¬q, entonces
V (p) + V (q)
V (p ˆ q) = , (2.30)
2
y si p = ¬q, entonces V (p ˆ q) =
0.
Esto puede generalizarse a cualquier número de proposiciones pi , i = 1, 2, . . . .
, n:
n

n
V pi = V (pi ). (2.31)
i=1
n
i=1

Como comentaré más adelante, esto sólo es correcto si todas las proposiciones
tienen la misma relevancia.
• A5 : Para dos proposiciones cualesquiera p y q, como p /= ¬q:

V (p v q) = max {V (¬p), V (q)} . (2.32)

En caso contrario, V (p v q) = V (q ˆ ¬q) = 1


Obsérvese que en el sistema propuesto el significado precede a la verdad, ya
que sólo cuando comprendemos una proposición podemos ponerla a prueba. A su
vez, el resultado de una prueba conduce a la asignación de un valor de verdad. Por
lo tanto, la verdad depende del significado y no al revés.

2.8.4 Relevancia

La teoría de la verdad de los hechos esbozada anteriormente no está exenta de


problemas. Volvamos al ejemplo que utilizamos para ilustrar el axioma A1 : p =
"Blumina tiene 9 años". Si Blumina tiene en realidad 10 años, esta afirmación
sobre la edad de Blumina tiene un valor de verdad 0,9,
es decir, es aproximadamente cierta. Consideremos ahora la siguiente afirmación,
que e s c a s i falsa: "Blumina tiene 1 año". Su valor de verdad es 0,1. Por el
contrario, la afirmación "Blumina es más joven que la edad del sistema solar" es
completamente cierta,
con un valor V = 1. El enunciado es también completamente irrelevante para
resolver la cuestión de la edad de Blumina, a pesar de que se refiere a Blumina
y a su edad. Ahora podemos extraer
en A4 para llegar a algunos resultados incómodos.
Si q = " Blumina tiene 1 año", p1 = "Blumina es más joven que el sistema solar
+1 segundo", p2 = "Blumina es más joven que el sistema solar +1/2 segundos",
...,
pn = "Blumina es más joven que el sistema solar +1/n segundos", entonces
tenemos
V (q) = 0,1, y V (pi ) = 1, i = 1, . . . , n. Por lo tanto:
n Σi=1 V (pi)
V (q) n , (2.33)
V q pi = +
i=1 n+1 n+1

y,
q ∞ Σ
n n
V pi = lim V (q) + lim V (p = 0 + lim = 1. (2.34)
)i
i=1 n→∞ n+ n→ i=1 n+ n→∞ n+ 1

1 1

Por lo tanto, el valor del enunciado molecular es 1, es decir, es verdadero a pesar de q


era falso.
Con un enunciado falso relevante y un gran número de enunciados verdaderos
irrelevantes hemos construido un enunciado verdadero. Todos los enunciados
tienen la misma referencia.
Este resultado sugiere que deberíamos tener en cuenta la relevancia de las distintas
afirmaciones a la hora de evaluar su contribución a un problema específico.
Para ello definimos una función bi-valorada de relevancia Rel: P → {0, 1}.
Dado un problema F, y un enunciado p con la misma referencia que el problema,
la relevancia
asigna un valor 1 (relevante) o 0 (irrelevante) a p según:
1. Si p expresa un valor agudo μ, entonces Rel p = 1.
2. Si Rel p /= 1 entonces Rel p = 0.
Entonces, podemos reformular el postulado A4 como:
n

n
V pF i = Rel pi .V (pi ). (2.35)
n
i=1 i=1

Así que ahora VF es 0 en nuestro ejemplo.


En principio, podemos proponer una función de relevancia generalizada:

RelF : P → [0, 1] . (2.36)

Se trata de una función que asigna a cada enunciado una relevancia entre 0 y 1 con
respecto a un problema F. Su forma explícita no es general, sino que depende de
la problemática concreta y del sentido de los distintos enunciados.

2.8.5 Portadores de la verdad

Al hablar del "problema de la verdad", los filósofos analíticos suelen distinguir


dos problemas diferentes: la naturaleza de los portadores de verdad y las
condiciones de verdad. Más arriba me he explayado sobre las condiciones de
verdad tanto para la verdad formal como para la fáctica. Ahora haré algunas
observaciones sobre los objetos a los que atribuimos valores de verdad.
La verdad ontológica se atribuye a los pensamientos y otros procesos del
cerebro. Los cerebros son objetos físicos complejos que pueden sufrir cambios
correlacionados con cambios en el mundo exterior o en otras partes del cerebro.
La verdad semántica, por el contrario, se atribuye a enunciados y
proposiciones. Hasta ahora he utilizado estas palabras indistintamente, pero ahora
podemos diferenciarlas.
Un enunciado es un acto ilocutivo que expresa una oración asertiva. El
enunciado es un objeto físico, ya sea una frase escrita que expresa algún estado de
cosas o una expresión. Ahora bien, distintos enunciados pueden expresar el mismo
hecho. Por ejemplo, los siguientes enunciados verdaderos comparten el mismo
significado:
'La nieve es blanca'.
'La nieve es blanca'.
'El color de la nieve es blanco'.
Todos estos enunciados se refieren a la nieve y todos dicen lo mismo: que es
blanca. Como tenemos una teoría semántica del significado, podemos formar un
concepto, una clase, con todos los enunciados de idéntico significado. A esta clase
la llamaremos proposición:

p = {x : x Syn s} , (2.37)

donde s es algún enunciado concreto y Syn es la operación que asigna a s todos


sus enunciados sinónimos sr :

s Syn sr ↔ (R(s), S(s)) = R(sr), S(sr) (2.38)

where R and S are, as before, the reference and sense of s.


Una proposición es entonces una clase de equivalencia de enunciados. La
sinonimia es la relación de equivalencia correspondiente.
Nótese que (1) p es un concepto, no un objeto físico, (2) estrictamente, p sólo
puede definirse cuando el sentido y la referencia pueden calcularse
consistentemente, es decir, cuando s pertenece a un lenguaje interpretado
formalizado o a una teoría, y (3) esta definición no es la propuesta por Bunge
(1974a,b), que considera las proposiciones como clases de equivalencia de
pensamientos. No sigo a Bunge en esto porque no tengo nada claro qué es una
clase de pensamientos o cuál es la relación de equivalencia entre pensamientos
(Romero 2017).
Ahora, con nuestra definición de proposición podemos atribuir verdad a
cualquier enunciado, y el valor de verdad será heredado por las proposiciones
correspondientes, ya que los enunciados con el mismo significado tienen el mismo
valor de verdad:

6x(x Syn s) → V (x) = V (s). (2.39)

Las creencias son actitudes psicológicas de adhesión a algunas proposiciones o


sistemas de proposiciones. No existe un vínculo directo entre el valor de verdad de
las proposiciones y el que podríamos atribuir a las creencias: cualquiera puede creer
en afirmaciones falsas y considerar como falsas proposiciones realmente
verdaderas. Los procesos de creenci a deben ser estudiados por
la sociología, la psicología y las neurociencias, pero no por la semántica filosófica.
La creencia no debe tener cabida ni en la ciencia ni en la filosofía.10
Otra cuestión importante es si las teorías pueden ser verdaderas. Las teorías son
sistemas hipotético-deductivos que se construyen para representar algún aspecto
de la realidad. Cualquier teoría implica un número infinito de enunciados, en
forma de teoremas implicados por los axiomas más algunas suposiciones y
condiciones complementarias. Por lo tanto, no es posible establecer el valor de
verdad de una teoría a partir de los valores de verdad de los enunciados implicados.
Sencillamente, no hay forma de probar todos los enunciados de una teoría, ya que
los infinitos reales no existen o, si existen, las supertareas11 son físicamente
imposibles (Romero 2014). Sin embargo, es perfectamente posible determinar
si alguna teoría T es más verdadera que otra teoría Tr que se refiere a los mismos
hechos. Decimos que T es más verdadera que Tr sobre un dominio D si el número
finito de enunciados S de T con referencia en D tiene un valor medio de verdad
más alto y un error medio más bajo que el conjunto correspondiente Sr de Tr . Por
ejemplo, la relatividad especial es más verdadera que
La mecánica newtoniana y la relatividad general son más verdaderas que la
relatividad especial más
La teoría de la gravitación de Newton.

2.8.6 Distinción analítica/sintética de las proposiciones

Se ha escrito mucho sobre la distinción analítico/sintético desde la controversia


iniciada por el famoso artículo de W. v. O. Quine "Two Dogmas of Empiricism"
(Quine 1951). No es mi intención revisar aquí esta controversia. Me limitaré a
ofrecer algunas definiciones que están libres, creo, de los problemas habituales
mencionados en relación con este tema. Se remite al lector a Bunge (1961,
1974a,b) para más detalles.
• Df1: Una expresión es analítica en S si y sólo si es justificable mediante un
examen de sus signos componentes, con la única ayuda de otras expresiones de
S y/o de la lógica L presupuesta por S.
• Df2: Una expresión es sintética en S si y sólo si no es analítica en S.
Aquí, S es un lenguaje formal.
Existen varios tipos de analiticidad, a saber:
1. Tautologías: proposiciones verdaderas en S e n virtud de su forma e
independientemente de su significado.
2. Contradicciones: proposiciones falsas en S en virtud de su forma e
independientemente de su significado.

10 El lector ya puede prever que rechazaré la definición habitual de conocimiento como creencia
verdadera. Véase el capítulo 2.
11 Una supertarea es la ejecución de un número infinito de operaciones físicas ("tareas") en un
tiempo finito.
3. Tautonimias: proposiciones verdaderas en S en virtud de los significados de los
términos que aparecen en ellas.
4. Heteronimias: proposiciones falsas en S e n virtud de los significados de los
términos que entran en ellas.
5. Axiomas verdaderos por convención: proposiciones tanto básicas como
verdaderas en S en virtud de estipulaciones.
Si la analiticidad es contextual (depende de S y de su lógica), entonces la
dicotomía análitico/sintético también es contextual.
La dicotomía analítico/sintético pasa a ser relativa, pero no superflua: es
perfectamente válida en cada contexto y debe mantenerse si no queremos
confundir los problemas y procedimientos empíricos con los lingüísticos.
Resumen Sólo algunos procesos cerebrales y enunciados pueden ser verdaderos,
falsos o algo intermedio. Las proposiciones son construcciones que heredan el
valor de verdad de los enunciados de los que se abstraen. No se puede asignar un
valor de verdad a una teoría ni a una visión del mundo. Sin embargo, una teoría
puede ser más verdadera que otra. Lo mismo ocurre con las visiones del mundo. La
ciencia se esfuerza por encontrar teorías cada vez más verdaderas sobre el mundo.

Referencias

Bunge, M. (1961). La analiticidad redefinida. Mind, LXX, 239-245.


Bunge, M. (1974a). Tratado de filosofía básica. Vol. 1: Sentido y referencia. Dordrecht: Kluwer.
Bunge, M. (1974b). Tratado de filoso fía básica. Vol. 2 : Interpretación y verdad. Dordrecht:
Kluwer.
Bunge, M. (2010). Mente y materia. Heidelberg: Springer.
Bunge, M. (2012). La teoría de la correspondencia de la verdad. Semiotica, 188, 65-76.
Gupta, A. (2015). En E. N. Zalta (Ed.), Definiciones, The Stanford Encyclopedia of philosophy.
(Edición de verano de 2015). https://plato.stanford.edu/archives/sum2015/entries/definitions/
Kirkham, R. L. (1995). Teorías de la verdad. Cambridge, MA: MIT Press.
Quine, W. V. (1951). Dos dogmas del empirismo. Philosophical Review, 60, 20-43.
Romero, G. E. (2014). El colapso de las supertareas. Fundamentos de la ciencia, 19,
209-216. Romero, G. E. (2017). Verdad y relevancia. Metatheoria, 7(2), 24-30.
Russell, B. (1923). Vagueness. Australasian Journal of Philosophy, 1(2), 84-92.
Sainsbury, R. M. (2009). Paradoxes. Cambridge: Cambridge University Press.
Tarksi, A. (1983). Logic, semantics, metamathematics (2ª ed.). Indianápolis: Hackett.
Capítulo 3
Ontología

La ontología es la parte de la filosofía que se ocupa de las características más


generales de la realidad. Su objetivo es proporcionar el marco básico para la
ciencia, aclarando conceptos clave como los de existencia física, cosa, propiedad,
cambio, azar, causalidad, probabilidad, estado, tiempo, espacio, ley, estructura,
sistema, vida, mente, sociedad y muchos más. La ontología no se ocupa de los
individuos y sus propiedades específicas, sino de las categorías más amplias de la
existencia. En lo que sigue presentaré una teoría ontológica que es realista (asume
la existencia de objetos fuera de la mente humana), materialista (sólo admite
entidades materiales), sistémica (los existentes se asocian para formar sistemas),
determinista (todo lo que ocurre está sujeto a leyes) y emergentista (diferentes
niveles de composición proporcionan novedad cualitativa). La fuente básica de
este capítulo es Bunge (1977, 1979, 2010). Véase también Heil (2003) para puntos
de vista similares sobre las propiedades y las cosas. Aune (1985) y Conee y Sider
(2005) ofrecen breves introducciones generales a la ontología.

3.1 Cosas y composición

Podemos caracterizar los elementos básicos de nuestra teoría ontológica mediante


los siguientes postulados. La validación de estos postulados viene dada por su
utilidad como bloques fundacionales de la ciencia. Por lo tanto, no son
incontrovertibles ni inmunes a la crítica. De hecho, es de esperar que algunos de
ellos sean sustituidos o refinados con la profundización del conocimiento
científico. En un apéndice ofrezco una ontología alternativa basada en
acontecimientos básicos, en lugar de cosas básicas. Otros sistemas ontológicos son
revisados, por ejemplo, por Lowe (2002) y Loux y Zimmerman (2010).
• O1 : Existen objetos concretos llamados cosas. El conjunto de todas las cosas se
denota por ①.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 29


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_3
• O2 : Las cosas pueden yuxtaponerse ( + ˙ ) y superponerse ( × ˙ ) para formar
cosas nuevas según las siguientes reglas:
- O D21 : Una cosa x es una suma o yuxtaposición física de todos los
individuos de un conjunto dado {xi }, i = 1, . . . , n si cada parte de x es
parte de al menos uno de los miembros del conjunto {xi }.
Ejemplo L a y u x t a p o s i c i ó n de un electrón y un protón da lugar a un átomo
de hidrógeno. La yuxtaposición de un gran número de átomos da lugar a un gas.
La yuxtaposición de muchos seres humanos produce una sociedad.
- O D22 : Una cosa x es un producto físico o superposición de todos los
miembros de un conjunto {xi }, i = 1, . . . , n si cada parte de x es una parte
de cada miembro del conjunto.
Ejemplo La superposición de dos campos electromagnéticos da lugar a otro campo
electromagnético. La yuxtaposición y la superposición son dos modos de
composición, es decir, la forma en que las cosas se asocian para dar lugar a otras
cosas más complejas. Decimos que la cosa x está compuesta por las cosas y, w,
z,... y designamos la relación de composición por el signo
símbolo '◦':
x = y ◦ w ◦ z ◦ ... (3.1)

Sólo diferenciamos dos modos de composición porque nuestra experiencia del


mundo sugiere que las cosas se comportan así, pero nuevas pruebas pueden
llevarnos a modificar estas suposiciones para explicar mejor cómo es el mundo. La
composición no es el único elemento necesario para la aparición de nuevos
sistemas por asociación (ya sea yuxtaposición o superposición). Como veremos, la
estructura y el entorno también desempeñan un papel fundamental.
• O3 : La cosa nula o es una ficción introducida para dar la estructura del álgebra
de Boole1 a las leyes de composición de las cosas:

x +˙ o = x, (3.2)
x × ˙ o = o. (3.3)

• O4 : Dos cosas están separadas si su superposición es el individuo nulo:

x y @ x × ˙ y = o. (3.4)

Observación Desde que la ciencia moderna admite campos que llenan todo el
Universo, no hay cosas aisladas, es decir, separadas de todas las demás cosas.

¬∃x (6y x y). (3.5)

1Para el concepto de álgebra de Boole, véase el Apéndice B.


3.1 Cosas y composición 31

• O5 : Sea T un conjunto de cosas. La agregación de T (denotada por [T ]) es el


sumo de T con respecto a las operaciones de composición.2
• O6 : El Universo (U) es la agregación de todas las cosas:

U = [①] @ (x и U @ x e ①) , (3.6)

donde el símbolo и significa "es parte de". Representa una relación entre cosas
concretas y no debe confundirse con "e", que es una relación entre elementos y
conjuntos (es decir, entidades o construcciones abstractas).
Subrayo que el Universo es una cosa, lo supremo, y no un conjunto de cosas (un
concepto).
Podemos definir la composición de una cosa como:

Comp(x) = {y/y и x} . (3.7)

• O7 : Todas las cosas se componen de cosas básicas x e ÷ c ① mediante


yuxtaposición o superposición. Las cosas básicas son elementales o primitivas:

x, y e ÷ ˆ (x и y) ⇒ x = y, o y e ÷ → ¬∃x (x и y) . (3.8)

Observación: Se trata de una suposición muy debatida. Ladyman y Ross


(2007), por ejemplo, niegan que pueda haber cosas básicas. Puede que tengan
razón, pero por lo que podemos ver en nuestras teorías físicas actuales siempre
hay algún nivel fundamental de composición. Es cierto que dicho nivel ha
cambiado significativamente a lo largo de la historia de la física, pero hoy en
día los campos cuánticos parecen ser entidades básicas. Por supuesto, esto
podría cambiar a la luz de nuevas evidencias (más sobre esto en el Cap. 9).
• O8 : Todas las cosas tienen propiedades Pi e P. Estas propiedades pueden ser
intrínsecas (si dependen sólo de la cosa) o relacionales (si dependen de la cosa
y de otras cosas).
cosas).
Ejemplos La carga eléctrica es una propiedad intrínseca del electrón. La
velocidad es una propiedad relacional de cualquier partícula masiva y una
propiedad intrínseca de un bosón sin masa como el fotón.
Podemos representar una cosa como un par ordenado formado por un
individuo y el conjunto de sus propiedades P.

X = (x, P(x)) . (3.9)

Sólo hay una propiedad universal que comparten todos los objetos materiales:
la energía.

2El supremum de un
subconjunto S de un conjunto parcialmente ordenado T es el menor elemento de
T q u e es mayor o igual que todos los elementos de S, si tal elemento existe. En consecuencia,
el supremum también se denomina el menor límite superior.
La energía es el potencial de cambio. Sólo las cosas materiales pueden
cambiar. Los conceptos no cambian. Entonces, ser material es tener energía,
poder cambiar. La materialidad no está relacionada con la masa. Las cosas sin
masa, como los fotones, tienen energía, son materiales y pueden cambiar.
La existencia material se identifica con la mutabilidad. La e x i s t e n c i a
conceptual, en cambio, se identifica con formar parte de un sistema conceptual.
Fingimos que los objetos conceptuales tienen existencia autónoma. Pero no la
tienen. Son ficciones convenientes que inventamos para representar el mundo y
simplificar nuestro lenguaje.
Dada una cosa X, se puede construir un modelo conceptual de la misma, Xm ,
mediante un conjunto no vacío M y una secuencia finita F de funciones
matemáticas sobre M, cada una de las cuales representa una propiedad de X:
• - O D81 - Xm ≡ (M, F), donde F = (F1 , . . . , Fn ): M → V i ,1 ≤ i ≤
n, Vi es un espacio vectorial, y F i = ˆ Pi e P(x).
Decimos que Xm representa a X: X m = ˆ X.
• O9 - El estado de una cosa es el conjunto de funciones {Fi : M → R,i = 1, . . . . ,
n} tales que F i = ˆ Pi .
El conjunto de estados accesibles de una cosa X es el espacio de estados
legales de X: SL (X).
El estado de una cosa está representado por un punto en el espacio n-dimensional SL
(X).
Podemos introducir ahora el concepto de ley.
• O10 : Un enunciado de ley es una restricción sobre las funciones de estado de
una clase dada de cosas.
Obsérvese que, dado que los enunciados de las leyes son restricciones sobre
funciones, adoptan la forma de ecuaciones diferenciales si las restricciones son
puramente locales o de ecuaciones diferenciales integradas en caso contrario. En
el caso de que las propiedades estén representadas por operadores, los enunciados
de ley también pueden aparecer como ecuaciones algebraicas o inecuaciones
(como ocurre, por ejemplo, con la no conmutatividad de algunos operadores en
mecánica cuántica).
• O 11 :Una ley natural es una propiedad compartida por una clase de cosas y
representada por un enunciado de ley corroborado empíricamente. Las leyes
son patrones de repetición de sucesos que ocurren a algunas clases de cosas.
• O12 : No hay cosas sin ley, es decir, todas las cosas tienen propiedades
restringidas de forma regular.
Este axioma afirma simplemente que no hay cosas "mágicas".
• O13 : La historia h(X) de una cosa X es la parte de SL (X) definida por:

h(X) = {(t, F(t)) : t e M} , (3.10)


donde t es un elemento de algún conjunto auxiliar M (normalmente R), y F son
las funciones que representan las propiedades de X. Una historia de una cosa
concreta es una curva (n + 1)-dimensional en el espacio de estados legales.
Ejemplo En mecánica clásica las propiedades de una partícula son posición,
momen- tum y masa. Como la masa es constante, se suele ignorar y la historia se
representa por las curvas v→(t) y x→(t) en el espacio de coordenadas de 7
dimensiones
x1 , x2 , x3 , v1 , v2 , v 3 ,t.
• O14 : Dos cosas interactúan si cada una de ellas modifica la historia de la otra:

X Y @ h(X ◦ Y) /= h(X) ∪ h(Y ). (3.11)

Podemos definir que la cosa X actúa sobre una cosa Y si previamente


introducimos el
historia condicional de una cosa:
h(X/Y ): "historia de la cosa Y en presencia de la cosa X".
Entonces X Y: "X actúa sobre Y".
def
X = h(Y/X) /= h(Y ). (3.12)

• O15 : Un suceso es un cambio de una cosa X, es decir, un par ordenado de estados:

e = {s1 , s2 } e EL (X) = SL (X) × SL (X). (3.13)

El espacio EL (X) se denomina espacio de sucesos


de X.
• O16 : Un proceso p es una serie ordenada de
acontecimientos:
}
p = ei , ei+1 , . . . , ef , ≺ ,
donde ≺ es una relación de ordenación. Si los sucesos son continuos p =
e(t), con
t e R un parámetro real.
La ontología básica esbozada hasta ahora es realista, porque supone la
existencia de cosas dotadas de propiedades, y objetiva, porque está libre de toda
referencia a sujetos conocedores.
La base de los conceptos primitivos de esta ontología es

, ×˙ , o}.
B = {①, P, +̇ (3.14)

Como en cualquier sistema axiomático, el significado de los conceptos designados


por estos símbolos viene determinado por el papel que desempeñan en los
axiomas.

3.2 Propiedades y sustancia

En la ontología esbozada anteriormente, las propiedades son características


primitivas de las cosas. La teoría es realista sobre las propiedades en el sentido de
que hay una respuesta trivial a la pregunta "¿existen las propiedades?". Esta
respuesta es sí. Pero las propiedades no existen en sí mismas, existen en re. No
hay propiedades aisladas y autoexistentes. Toda propiedad es una propiedad de
algo. Por supuesto, podemos abstraer un concepto de una propiedad dada de una
clase de cosas y fingir que existe de forma independiente
Entonces podemos hablar de propiedades como la carga eléctrica, el espín y la
masa en reposo como si fueran individuos. En realidad son conceptualizaciones de
rasgos recurrentes de distintos individuos. La abstracción suele hacerse
imponiendo una semejanza o, más estrictamente, una relación de equivalencia a un
conjunto de entidades (véase Küng 1967, y Rodríguez-Pereyra 2002).
Las propiedades pueden representarse mediante funciones o predicados, pero
no deben confundirse con ellas. Las propiedades tienen un estatus ontológico del
que carecen las funciones y los predicados, que son construcciones. En particular,
no todos los predicados corresponden a propiedades materiales. Por ejemplo, si
consideramos el predicado "no es predicable de sí mismo" y suponemos que
representa una propiedad obtenemos una contradicción. Porque si existe tal
propiedad, entonces el predicado se aplica, pero también por el significado del
predicado, no debería aplicarse. La contradicción, una versión de la paradoja de
Russell (véase Lowe 2006), está en la aplicación de nuestro lenguaje a la realidad
y no en el mundo, ya que no existe tal propiedad.
Aun suponiendo que las propiedades sean rasgos primitivos de las cosas en
nuestra ontología, tenemos derecho a preguntarnos: dadas dos propiedades, ¿bajo
qué condiciones podemos decir que son iguales? Un posible criterio de identidad
es el siguiente (basado en Heil 2003):
(PI1 ): Si P1(x) y P2(y) son propiedades de las cosas x e y, entonces P1 = P2 si P1 y P2
contribuyen por igual a la potencia total de x e y.

Por poder total de una cosa x me refiero al número de cambios e interacciones


legales que pueden implicar a esa cosa. Podemos reformular este criterio
utilizando nuestra notación anterior como:
(PI2 ): Dos propiedades, P1 y P2 , de una cosa x son idénticas si la historia h(x) de x es
invariante bajo la sustitución de P1 por P2.3

Las propiedades intrínsecas existen en las cosas independientemente de nuestra


capacidad para representarlas. La ciencia trata de caracterizarlas cada vez mejor.
Por ejemplo, l a carga e de una partícula (digamos un electrón) puede
caracterizarse en la teoría electromagnética como la propiedad tal que cuando la
partícula se expone a un campo magnético B se mueve en un movimiento circular
con frecuencia de ciclotrón dada por

donde m es otra propiedad de la partícula conocida como su masa en reposo. En


mecánica cuántica, sin embargo, es posible una caracterización más sofisticada de
e en términos de invariancia Gauge (véase el Cap. 7). Cuanto más profundo es
nuestro conocimiento de la naturaleza, más completa resulta nuestra
caracterización de las propiedades.
Las propiedades relacionales pueden depender o no del sujeto. Las denominadas
cualidades dependen del sujeto. Cualidades como "estar caliente", "ser rojo" o "ser
suave" sólo existen en relación con un ser sensible. Otras p r o p i e d a d e s
relacionales, como velocidades y ubicaciones, son independientes de la mente y
existen para sistemas de cosas, es decir, individuos interrelacionados.

3Bochenski (1962) ofrece el siguiente criterio, puramente lógico: φ ≡ ψ ↔ 6(x)(φx ≡ ψx).


La investigación científica tiene como objetivo producir conocimiento de las
cosas que encontramos en el mundo; este conocimiento se obtiene mediante la
representación fiel de las propiedades de las cosas. Para representar las propiedades,
éstas se abstraen, conceptualizan y formalizan en la medida de lo posible. Luego,
las predicciones se logran mediante la particularización de estas representaciones
abstractas a través de modelos específicos de cosas materiales concretas (véase el
Cap. 4).
Otra cuestión relacionada con las propiedades es si existen propiedades de
propiedades, es decir, propiedades de segundo orden. Las propiedades son formas
de ser de las cosas materiales: no son partes de las cosas. Del mismo modo que
una propiedad es una característica de una cosa, una propiedad de una propiedad
sería una característica de una propiedad o una forma de ser de una propiedad.
Pero decir esto no añade nada a la propiedad original, salvo, quizá, cierta
complejidad. Las propiedades son como son, complejas o no. Todo lo que
podemos decir sobre las propiedades se puede decir en el mismo predicado, sin
necesidad de tener predicados de predicados. Concluyo, junto con Bunge y Heil,
que no hay propiedades de segundo orden. O al menos no las necesitamos para
representar el mundo.4
Llegados a este punto, el lector podría preguntarse: si las propiedades expresan
todos los poderes de las cosas, y sólo podemos interactuar con ellas a través de sus
p o d e r e s , ¿por qué pensamos que e x i s t e n las cosas? ¿Por qué no aplicar la
navaja de Occam y afirmar que sólo existen las propiedades, dispuestas de
determinadas maneras? ¿Tenemos alguna posibilidad, aunque sólo sea en principio,
de interactuar con una cosa si ésta carece de propiedades? ¿Tiene sentido la idea de
una cosa sin propiedades? ¿Por qué no introducir una teoría ontológica de las
propiedades que prescinda de las cosas? ¿Necesitamos las cosas en nuestra
descripción del mundo? Borges citó célebremente a Swift afirmando que "si
ciertos armiños y pieles se colocan en una determinada posición, les damos el
nombre de juez, y así a una acertada conjunción de césped y raso negro la
titulamos obispo" (Historia de una bañera). Del mismo modo, ¿por qué no
concluir que lo que llamamos cosas no son más que conjuntos de propiedades?
¿Por qué no abandonar la suposición de una sustancia subyacente, ya que parece
no añadir nada en absoluto?
Este es, por supuesto, el camino que han seguido los teóricos de los paquetes
desde Hume. Para ellos, los objetos materiales o las cosas no son más que "haces"
de propiedades o relaciones compresivas. Las cosas son conjuntos de potencias
que afectan y son afectadas por otros conjuntos de potencias. Entre algunos
ilustres defensores de este punto de vista podemos mencionar a Hume, Boscovich,
Russell en sus libros Our Knowledge of the External World y Analysis of Matter
(Russell 1914, 1927), y Holton (1999). Aunque creo que este punto de vista es
defendible y yo mismo ofreceré un esbozo de una ontología

4 Un problema estrechamente relacionado es si existen propiedades de los sucesos. En una ontología en la


que los sucesos se consideran individuos, la energía (la capacidad de generar nuevos sucesos) es una
propiedad de los sucesos básicos. Las agrupaciones de sucesos y procesos pueden tener propiedades como la
longitud, la duración y, en cierto límite, todas las propiedades que asociamos a las cosas. La ontología de
sucesos es un proyecto de investigación, especialmente atractivo para los fundamentos del espaciotiempo
cuántico, pero gran parte del proyecto aún debe ponerse en práctica para evaluar su viabilidad como
alternativa sólida a la ontología basada en las cosas que se suele asumir en las ciencias a nivel
macroscópico. Véase el Apéndice A.
teoría sin sustancia en el Apéndice A, creo que hay razones para resistirse al
aparente encanto de la teoría, al menos a nivel macroscópico. Veamos.
La principal objeción parece estar relacionada con esta pregunta: ¿por qué un
mundo formado por cosas cuya naturaleza se agota en sus propiedades sería más
razonable que un mundo formado sólo por conjuntos de propiedades? Si
aceptamos alguna forma del Principio de Razón Suficiente (véase el Cap. 4) y
tenemos cierta simpatía hacia la economía ontológica, entonces, a falta de una
razón convincente, parece que deberíamos preferir una ontología de paquetes.
Creo, sin embargo, que hay una razón importante para sostener que hay
particulares sustanciales, a pesar de que no existen independientemente de sus
propiedades. La existencia de cosas, o particulares materiales, se asume en una
ontología por nuestras deficiencias epistémicas. Esta suposición expresa la idea de
que se pueden encontrar más potencias para cualquier particular. Si definimos un
electrón por un conjunto de propiedades (o un haz, digamos), entonces debería ser
algo así:
electrón = {me , s = 1/2, e, número leptónico = 1, ...},

donde enumero algunas propiedades como la masa en reposo, el espín, la carga


eléctrica y el número de leptones. Hubo un tiempo en que todas estas eran las
propiedades del electrón. En el lenguaje de la teoría del haz, el electrón era estas
propiedades. Sin embargo, investigaciones posteriores han revelado propiedades
adicionales como el isospín débil y la hipercarga débil. ¿Ha cambiado el electrón?
Por supuesto que no. Lo que cambió fue nuestro conocimiento del electrón. La
hipótesis de una sustancia subyacente pero inobservable nos anima a fomentar
nuevas investigaciones para mejorar nuestro conocimiento de eso que llamamos
"electrón" y cuyas propiedades o formas de ser sólo conocemos
fragmentariamente.
La hipótesis de una sustancia también se apoya en las siguientes
consideraciones: Si una cosa no es más que un conjunto de propiedades concretas,
¿qué es exactamente lo que mantiene unidas esas propiedades? ¿Por qué no
percibimos propiedades aleatorias "flotando por ahí"? ¿Por qué se agrupan en el
tipo de objeto que llamamos "cosas"? Suponer que existe una sustancia con
distintas propiedades intrínsecas y muchas formas de relacionarse con otras
particulares es una solución clásica que ya está presente en el atomismo griego de
Leucipo y Demócrito.
La idea de una sustancia como sustrato subyacente de las propiedades es
desarrollada explícitamente por Aristóteles, para quien la sustancia era lo que
siempre sobrevive al cambio. En la época moderna, el concepto es formulado
claramente por Locke:
La idea que tenemos, a la que damos el nombre general de sustancia, no siendo otra cosa
que el supuesto, pero desconocido apoyo de aquellas cualidades que encontramos
existentes, que imaginamos que no pueden subsistir, sine re substante, sin algo que las
apoye, llamamos a ese apoyo substantia, que, de acuerdo con el verdadero significado de
la palabra, es en castellano, estar debajo o sostener. (Locke 1997, II xxiii 2)

Las propiedades -o, en términos de Locke, las cualidades- deben pertenecer a


algo. Por supuesto, pertenecen a objetos, pero ¿qué son estos objetos más allá de
sus propiedades? Todo lo que parece quedar es un "algo" desnudo, que no tiene
propiedades por sí mismo, excepto la propiedad de ser el soporte de otras
propiedades.
Según Lowe (1998), la identidad de las sustancias no depende de nada más que
de ellas mismas. En concreto, Lowe propone:
x es una sustancia si y sólo si x es un particular y no existe un particular y tal que y no sea
idéntico a x y la identidad de x dependa de la identidad de y.

Más allá de las posibles objeciones a ésta y otras definiciones de sustancia,


parece que no podemos prescindir del concepto mismo de sustancia para dar
sentido al mundo tal y como lo vemos. La mayor controversia no parece estar en la
existencia de s u s t a n c i a s , sino en si las sustancias son básicas o no. Los teóricos
del bundle tratan de reducir el concepto de sustancia a un conjunto subyacente de
entidades no sustanciales. No niegan necesariamente la existencia de sustancias,
sino que las definen como tales:
x es una sustancia si y sólo si x es una colección de un tipo apropiado de entidades no
sustanciales.

Podría darse el caso de que las teorías basadas en la sustancia y algunas teorías
no basadas en la sustancia sean descripciones totalmente equivalentes de la
realidad. Un enfoque basado en la sustancia parece más apropiado para una
descripción en algún nivel macro del mundo, mientras que los objetos no
sustanciales, como las propiedades y los eventos, pueden ser más adecuados para
las escalas micro (Romero 2013, 2016, véase también el Apéndice A).
En cuanto a la teoría ontológica que hemos adoptado aquí (apartado 3.1), un
objeto material no se compone de propiedades y algún ingrediente más, sino que
un objeto es algo que simplemente tiene propiedades. Cualquier rasgo de él puede
considerarse una propiedad, pero eso no convierte al objeto en una simple
colección de propiedades. En nuestra ontología, hemos asumido la existencia de
las cosas como entidades ontológicas básicas: las propiedades y los portadores de
propiedades son inseparables porque las primeras son simplemente como son las
cosas. La propia separación de las cosas en propiedades y portadores de
propiedades no es más que una operación mental de abstracción. No hay
particulares desnudos (Bunge 1977; Heil 2003).

3.3 Existencia

El concepto de existencia es esencial para la ontología. Desde los filósofos


presocráticos, las cuestiones sobre la existencia han constituido el núcleo de la
metafísica occidental. Sin embargo, hay poco acuerdo sobre el significado mismo
de "existencia". Los debates en el marco de la filosofía científica se basan sobre
todo en el concepto de existencia introducido por Whitehead y Russell (1910,
1912, 1913) en Principia
Mathematica. Los lenguajes formales actuales adoptan un operador de existencia
'∃' que actúa como particularizador de variables. Si tenemos alguna función
predicada 'f (x)', entonces ∃x f (x) puede interpretarse como 'para al menos
un x, f (x)'. Los lenguajes formales de primer orden también contienen un
generalizador "6", de modo que "6x f (x)" significa "para todo x, f (x)". Es
evidente que ambos operadores están relacionados: ∃xf (x) ≡ ¬6x¬f (x).
Desde Quine (1948, véase también Quine 1939, 1943 y 1930) ha sido popular
pensar que el cuantificador existencial '∃' de la lógica de primer orden agota el
concepto de existencia en tales
de manera que los únicos objetos cuya existencia debe admitirse en nuestra
ontología son los aceptados en el dominio de '∃'. En la jerga de Quine, "ser es ser
el valor de una variable", es decir, de una variable cuantificada. Para Quine y sus
seguidores, no hay
Las propiedades no existen, ya que están representadas por predicados, y los
predicados no son valores de variables, al menos en la lógica de primer orden. Al
mismo tiempo, parece imposible no cuantificar sobre objetos matemáticos, o al
menos sobre clases y conjuntos, si queremos utilizar las matemáticas modernas
para describir el mundo.
No es extraño que muchos autores hayan protestado contra la inter- pretación
restringida de Quine de la existencia; se ha afirmado que la combinación de un
cuantificador con un predicado y la respectiva función proposicional no expresa
plenamente el significado de 'existencia' (véanse, entre muchos otros, Church
1958; Bunge 1977; Menne 1982). Menne (1962), en particular, señala que existe
una correspondencia entre la cuantificación lógica y la coherencia formal:

∃xf (x) ↔ {x/ f (x)} /= ∅,


donde ∅ = {x/ x /= x} es la clase vacía.5 La existencia formal, por tanto, no
significa otra cosa que la ausencia de contradicción. En el cálculo lógico de la
Principia y formulaciones posteriores la existencia aparece sólo en este sentido.
La ciencia empírica y el lenguaje natural, sin embargo, adoptan otros sentidos de
"existencia". Podemos cuantificar sobre variables en cuyo dominio puede haber
números, unicornios, electrones, planetas, funciones de onda, el Quijote y muchos
otros objetos que requieren una especificación intensional adicional. Podemos
conseguirlo introduciendo un predicado que indique un modo de existencia.
El predicado, sin el cual no puede aplicarse con sentido el operador de
existencia, se revela a través del modo de existencia, expresado por un predicado
intensional. La existencia formal indica coherencia; la existencia ontológica, en
cambio, se construye a partir de la primera y de una determinación intensional;
esto significa que los problemas ontológicos de la existencia sólo pueden decidirse
intensionalmente y no de un modo puramente lógico-formal. La expresión de la
existencia ontológica requiere tanto la existencia formal como un predicado que
exprese el modo de existencia.
Cuántos modos de existencia hay es una c u e s t i ó n de hecho. Yo propongo
sólo tres modos: existencia material, formal y ficticia. Algo existe materialmente si
tiene energía (es decir, si es capaz de cambiar). Algo existe formalmente si forma
parte de un sistema formal bien definido. Por último, algo existe ficcionalmente si

5Menne (1962) escribe: "La existencia de una clase es de forma puramente lógica; debe
distinguirse ciertamente de la existencia de sus elementos. Resulta en consecuencia: un objeto
existe lógicamente si la extensión perteneciente a los predicados no está vacía; en otras palabras,
si no posee propiedades contradictorias. De manera totalmente análoga, una clase existe
precisamente si sus propiedades (¡que no deben confundirse con las propiedades de sus
elementos!) no son contradictorias. Por supuesto, no existe ningún objeto que pueda ser el
elemento de una clase nula, ya que tal objeto sería contradictorio en sí mismo. Pero la clase nula
existe si la propiedad "no posee ningún elemento" no es contradictoria en sí misma. Sin perjuicio
de la teoría de tipos, por tanto, la existencia como existencia formal, lógica, pertenece a las
clases."
se caracteriza en algún contexto que no es formal, por ejemplo, mediante una
definición o descripción aislada. Así, podemos decir que un electrón dado existe
materialmente, los espacios de Hilbert existen conceptualmente y Don Quijote
existe ficcionalmente en la novela de Cervantes. Podemos formalizar estas ideas
de la siguiente manera.
Sea E modei un predicado que especifica el modo de existencia. Entonces, si
queremos afirmar la existencia del número 3, podemos escribir:

∃x(Eformalmente x ˆ x = 3),

∃x(Eformalmente x ˆ x e N ˆ 2 < x < 4),

donde N es el conjunto de los números naturales.


Del mismo modo,

∃x(Eficcionalmente x ˆ x = Zeus),

∃x(Ematerialmente x ˆ x = Marte).

En estas dos últimas fórmulas, los nombres propios "Zeus" y "Marte" pueden
sustituirse por descripciones adecuadas. Dado que nuestra partición del conjunto de
los existentes en cosas materiales, conceptos formales y ficciones depende de
nuestro conocimiento del mundo y de nuestros lenguajes (ya sean naturales o
formales), los objetos a los que atribuimos existencia material podrían
considerarse, tras un análisis más detallado, meramente conceptuales (por ejemplo,
el éter mecánico) o incluso ficticios (por ejemplo, Zeus). Tanto los conceptos
formales como las entidades ficticias no interactúan con entidades materiales y no
cambian. Pueden sustituirse por otros conceptos o podemos fingir que existen
materialmente por razones pragmáticas, pero todos ellos son artefactos
conceptuales: invenciones de la mente humana. En sentido amplio, todas son
ficciones.
Resumiendo: La existencia formal es un concepto superior y, en este sentido,
un presupuesto de la existencia ontológica; esta última se compone de la primera y
es una determinación de modo. Las cuestiones ontológicas de la existencia, por
tanto, sólo pueden resolverse empíricamente y no sobre la mera base de la lógica
formal.
¿Qué pasa con las propiedades? En la sección anterior he afirmado que las
propiedades existen en algún sentido. ¿De qué sentido se trata? Como señala
Church (1958), cuando afirmamos que '∃x f (x)', no sólo estamos afirmando la
existencia de x, sino de x tal que
f (x). Las propiedades siempre están asociadas a individuos en la ontología
presentada en la Secc. 3.1. Entonces, el criterio de existencia de una propiedad es
simplemente ser la propiedad de un objeto. El modo de existencia de la propiedad es
el mismo que el modo de existencia del objeto. La longitud de un triángulo es tan
conceptual como el propio triángulo, y la longitud de una mesa tan material como la
propia mesa. El conjunto de los existentes no contiene cosas y propiedades, sino
cosas con propiedades.
3.4 Niveles, sistemas, estructura

Puesto que las cosas se componen con otras para formar cosas nuevas y más
complejas, parece existir una jerarquía de cosas. La realidad parece tener niveles
de organización. Un nivel es un conjunto de cosas que comparten ciertas
propiedades y sufren cambios según unas leyes comunes que se aplican a todas
ellas. Por ejemplo, todos los objetos químicos comparten algunas propiedades y
obedecen a leyes químicas, pero no tienen propiedades biológicas ni están
limitados por leyes sociales.
La realidad (el conjunto de todos los objetos reales) parece estar compuesta por
cinco grandes niveles: físico, químico, biológico, social y técnico. Los objetos de
cualquier nivel superior al físico están compuestos por entidades pertenecientes a
niveles inferiores. Los niveles superiores (los individuos que los forman) han
surgido en el transcurso del tiempo mediante la asociación de individuos de niveles
inferiores.
No existe un nivel mental. Esto es así porque la ontología adoptada aquí es
materialista: la mente se concibe como un sistema de funciones de un organismo o
un sistema complejo. Si el sistema es biológico la mente es el resultado de una
actividad específica del cerebro en conexión con el resto de los diferentes
subsistemas del organismo en interacción con el entorno. La mente no es una
entidad emergente, sino una actividad compleja de un organismo altamente
evolucionado. Por lo tanto, la mente pertenece por completo al nivel biológico.
The structure of the level system is L = (L, <) where L is the set of levels
and < is an ordering (precedence) relation upon the elements of L. For any level
Ln, Ln < Ln+1 iff 6σ σ e Ln+1 ⇒ Comp(σ ) e Ln , where as before Comp(σ) is
the composition of σ . According to this we have the following hierarchy of levels:
físico < químico < biológico < social < técnico.
Dentro de cada nivel, las cosas se componen para formar cosas más complejas.
Una cosa compuesta es un sistema. Todo, excepto las entidades básicas, es un
sistema. Un sistema se caracteriza por su composición, entorno, estructura y
mecanismo.
La composición de un sistema es el conjunto de sus partes.
El entorno del sistema es el conjunto de cosas que interactúan con él.
La estructura es el conjunto de relaciones (límites o enlaces) entre los
componentes del sistema, así como con los objetos del entorno. La primera es la
endoestructura y la segunda la exoestructura. La estructura total es la unión de
ambas.
Por último, el mecanismo es el conjunto de todos los procesos internos que se
producen en el sistema.
Un subsistema es un sistema tal que su composición y estructura forman parte de
otro sistema. Ejemplo: el aparato digestivo es un subsistema del cuerpo humano.
El sistema máximo es el Universo, e s d e c i r , el sistema de todos los
subsistemas; l o estudia la cosmología, la forma más extrema de la megafísica.
Cualquier sistema puede modelarse mediante un cuádruple ordenado:

μ(σ ) = (C(σ ), E(σ), S(σ ), M(σ)) , (3.15)


3.5 Causalidad 41

donde los componentes son conjuntos que representan cada una de las cuatro
colecciones que caracterizan el sistema. Todos los elementos del sistema pueden
cambiar con el tiempo.
La composición en el nivel L es Comp|L (σ) = Comp(σ ) ∩ L. En general, sólo
modelamos un sistema en algún nivel fijo de composición.

3.5 Causalidad

La causalidad es una relación entre acontecimientos, es decir, una relación entre


cambios de estado de cosas materiales. No es una relación entre cosas. Definimos
(Romero y Pérez 2012):

C(x): "un suceso en una cosa x es causado por algún suceso


xi
ex ".

def
C(x) = (∃exi )x x exi @ (∃xi )(xi D
eE L(x)
x).
C(x, y): "un suceso en una cosa x es causado por un suceso en una cosa y".

def xx
C(x, y) = (∃ey ) ey e E L(x) @ y D x.

x
En estas definiciones, la notación 'ey ' indica con el superíndice la cosa a cuyo
espacio de sucesos pertenece el suceso e, mientras que el subíndice denota la cosa
que actuó desencadenando el suceso. Los argumentos implícitos tanto de C como
de C son sucesos, no cosas. Por simplicidad en la notación nos referimos a las
cosas que sufren los sucesos con minúsculas.
La causalidad es una forma de generación de sucesos: un suceso dado en el
espacio de sucesos lícitos EL (x) es causado por una acción de una cosa y si el
suceso ocurre sólo condicionalmente a la acción,yes decir, no sería el caso de ex sin
una acción de y sobre x. Nótese que el tiempo no aparece en esta definición, lo que
permite la causalidad hacia atrás y los efectos no locales.
Una definición alternativa y equivalente es la siguiente:
Dos sucesos e1 y e2 están relacionados causalmente si existe al menos un
proceso6 p tal que e1 y e2 son componentes de p y e1 , y nunca se da el caso de que
e1 no sea un componente de p. Entonces, decimos que e1 es una causa de e2 . El
suceso e2 es un efecto de e1 . En símbolos:

e1 D e2 . (3.16)

El proceso p en el que participa e2 nunca puede producirse sin la existencia de e1 .

6Una serie de acontecimientos.


El mundo es legal y determinado, pero no estrictamente causal. Hay sucesos
que no están relacionados causalmente y procesos que no se originan causalmente.
Algunos ejemplos son las transiciones espontáneas atómicas y las desintegraciones
de muones.

3.6 Azar y probabilidad

En epistemología, la palabra azar se utiliza para designar el carácter imprevisible


de algunos acontecimientos en algún marco teórico. Por ejemplo, un accidente de
coche o el resultado de una tirada de dados. El concepto epistemológico de azar no
es más que un nombre para la ignorancia. En cambio, el sentido ontológico del
azar es que algunos acontecimientos pertenecen a una secuencia aleatoria. Un
acontecimiento aleatorio tiene una propensión estocástica objetiva que puede
cuantificarse mediante una probabilidad. La propensión, a su vez, es la propiedad
de un sistema de cambiar de un estado a otro.
Propensión causal: si un sistema se encuentra en un estado A, evolucionará hacia
un estado B.
Propensión estocástica: si un sistema se encuentra en un estado A, existe una
probabilidad P de que cambie a un estado B.
La propensión estocástica se representa mediante la función de probabilidad
P : E → [0, 1], que se define mediante los siguientes axiomas:
• A1 : Si F es un conjunto y Ei c F ⇒ todas las uniones e intersecciones de
Ei están en F.
E = {Ei } es el conjunto de todos los subconjuntos de F.
• A2 : P : E → [0, 1].
• A3 : Para cualquier A c E, 0 ≤ P(A) ≤ 1.
• A4 : Si (A e E) ˆ(B e E) ˆ (A ∩ B /= 0) ⇒ P(A ∪ B) = P(A) + P(B).
• A5 : P(F) = 1.
Estos son los axiomas de Kolmogorov para la probabilidad (véase el Apéndice
C para una caracterización completa del concepto de probabilidad). Subrayo que la
probabilidad es la medida cuantitativa de la propensión estocástica y, por tanto,
una medida de una propiedad física. Es incorrecto asignar probabilidades a
hipótesis o proposiciones porque las hipótesis y las proposiciones son objetos
conceptuales, no físicos.
Un concepto ontológico parental es el de disposición. Tradicionalmente, las
características de las cosas concretas, y los predicados que las representan, se han
dividido en manifiestas (como masa, carga y edad) y disposicionales (como
solubilidad, sociabilidad e inestabilidad). Una propiedad de una cosa es real o
manifiesta si la cosa la posee, y potencial o disposicional si surge en condiciones
adecuadas.
En general, decimos que una disposición o una propiedad disposicional es una
propiedad que posee realmente una cosa y que, en condiciones ambientales
adecuadas, genera otra propiedad. Esta última propiedad se manifiesta entonces,
mientras que la primera no.
En concreto, una cosa x tiene la disposición Dx si x tiene la propiedad real A y x
interactúa con otra cosa y de tal manera que x adquiere la propiedad relacional R:
Dx @ Ax ˆ ∃y ∃R (y /= x ˆ x y ˆ R xy) . (3.17)
3.7 Espacio, tiempo y espaciotiempo 43

Veamos un ejemplo: la longevidad. Se trata de una propiedad disposicional de


algunos individuos. En cambio, la esperanza de vida al nacer es una propiedad
estadística o colectiva de una población. En general, la probabilidad real cuantifica
p r o p i e d a d e s d i s p o s i c i o n a l e s de los individuos, mientras que los
parámetros estadísticos como la media, la varianza, etc., son propiedades
manifiestas de colecciones de individuos.

3.7 Espacio, tiempo y espaciotiempo

El espacio y el tiempo suelen considerarse categorías ontológicas básicas, es decir,


conceptos muy amplios y generales necesarios para cualquier debate significativo
sobre el mundo. Se ha hablado mucho sobre si estas categorías representan algún
tipo de entidades. La idea de que el espacio y el tiempo son cosas con existencia
independiente se denomina substantivalismo. Esta postura fue defendida por
Newton, quien escribió lo siguiente:
El espacio absoluto, en su propia naturaleza, sin relación con nada exterior, permanece
semejante e inmóvil
El tiempo absoluto, y el tiempo matemático, por sí mismo, y a partir de su propia
naturaleza, fluye igualmente sin relación con nada externo.

Según este punto de vista, el espacio y el tiempo no interactúan con otras cosas.
El espacio es una especie de escenario donde ocurren los acontecimientos y el
tiempo una especie de flujo que llena todo el espacio. Este tipo de sustantivismo
ha sido criticado por Leibniz y otros. Para Leibniz "el espacio no es otra cosa que
un orden o una relación" y los instantes, considerados sin las cosas, no son nada en
absoluto Consisten "sólo en el orden sucesivo de las cosas". Este punto de vista,
que sostiene que el espacio y el tiempo no son cosas, sino relaciones entre cosas
cambiantes, se conoce como relacionismo. Según el relacionismo, la existencia del
espacio y el tiempo no es autónoma, sino subsidiaria de la existencia de las cosas.
La introducción del concepto de espaciotiempo por Hermann Minkowski en
1908 y el desarrollo de la teoría de la Relatividad General aportaron nuevos
elementos a la controversia ontológica. Ahora está claro que el espacio y el tiempo
no son independientes entre sí, sino aspectos diferentes del espaciotiempo. Las
propiedades métricas específicas del espaciotiempo están determinadas por los
cuerpos materiales, por lo que parece depender de ellos. Por otro lado, la curvatura
del espaciotiempo parece afectar al movimiento y a otras propiedades de los
objetos físicos. La controversia entre substantivalistas y relacionistas ha
continuado: ¿Es el espaciotiempo una entidad física que puede existir sin otros
objetos? ¿Es una propiedad relacional emergente de todos los existentes? ¿O es
una cosa física emergente? Se han propuesto argumentos a favor y en contra de
estas posiciones y el problema sigue abierto (véase Pooley (2013) para una
revisión y Romero (2017) para más detalles). Volveré sobre esta cuestión en la
segunda parte del libro.
3.8 Materia

Ofrezco ahora una aclaración del importante concepto de materia. Decimos que un
objeto es material si su estado espacial legal tiene más de un punto, es decir, si el
objeto puede cambiar. La materialidad, por tanto, es coextensiva con la capacidad
de cambio. A su vez, la capacidad de cambiar se denomina energía (véase Bunge
1981, 2000). Como ya he mencionado, ésta es la única propiedad universal de
todos los existentes: esencialmente es la capacidad de interactuar. Los conceptos y
las ficciones no cambian ni interactúan, sólo lo hacen las cosas materiales. Tener
una masa no es una condición necesaria para la materialidad: los fotones y otras
partículas sin masa tienen energía e interactúan, de ahí que sean materiales.
La materia en sí no es material, ya que es un concepto, no una cosa con energía.
La materia es sólo la clase de todas las cosas materiales:

M = {x : x es material} . (3.18)

Del mismo modo, la realidad es el conjunto de todas las cosas reales (es decir, que
existen independientemente de la mente). Al ser un concepto, la realidad no es
real.

3.9 Mente

La mente es un conjunto de actividades de un organismo con una participación


importante de los procesos cerebrales que permite la conciencia, la percepción, el
pensamiento, el juicio y la memoria. En palabras de Bunge (1980): el conjunto de
eventos mentales es un subconjunto del conjunto de los eventos en los sistemas
neuronales plásticos del cerebro de un organismo complejo. Por lo tanto, todos los
procesos llamados mentales son procesos neurales o procesos en el organismo en
estrecha conexión con eventos neurales. Más concretamente, para cada proceso
mental M
existe una serie de procesos N = {N1 , N2 , . . . , Nn } en un organismo dotado de
un sistema nervioso, tal que M = N. Por ejemplo, ver es la función específica
del sistema visual; sentir miedo, una función específica del sistema centrado en la
amígdala7 ; deliberar y tomar decisiones son funciones principalmente (pero no
únicamente) del córtex prefrontal, etc. En el presente contexto, una función se
entiende como un proceso en una cosa concreta, como la circulación de la sangre
en el sistema cardiovascular, el flujo de aire en los pulmones y la formación de
una decisión en el córtex prefrontal. Y una función específica de un sistema S es
aquella que sólo S puede realizar. Por ejemplo, de todos los órganos del cuerpo
humano, sólo el cerebro puede pensar, aunque no de forma aislada, sino como
parte de un organismo en un entorno.

7Investigaciones recientes indican que sentir miedo implica a muchas áreas del cerebro además de
la amígdala, así como a sensores y efectores internos y externos fuera del cerebro. Hay estudios
que han descubierto que las personas sin amígdala pueden seguir sintiendo miedo, con lo cual la
amígdala no puede considerarse condición necesaria ni suficiente para sentir miedo. Todo esto
sugiere que algunos procesos mentales son mucho más complejos de lo que suelen suponer las
formas simples de la teoría de la identidad cerebro-mente. Véase, por ejemplo, Barrett (2017).
3.10 Materialismo 45

Algunas consecuencias son inmediatas. Si la mente es un conjunto de funciones


de un organismo con un sistema neural, entonces no es una cosa sino una actividad
de una cosa. Por tanto, al igual que la respiración no puede existir sin pulmones,
no hay mente sin organismo y cerebro. A medida que el cerebro y el organismo
envejecen o se deterioran, sus funciones también disminuyen, y finalmente
desaparecen. El cerebro puede enfermar y, en consecuencia, nuestras funciones
mentales disminuirán. Ninguna mente sobrevive a la destrucción del cerebro,
porque no hay función sin órgano. No hay digestión sin órganos digestivos, no hay
respiración sin sistema respiratorio, no hay sonrisas sin labios, no hay mente sin
cerebro.
Hay máquinas que reproducen funciones del organismo vivo: corazones,
pulmones, riñones artificiales. ¿Es posible que una máquina tenga mente? Para
tener ment e, un ordenador o una máquina compleja debería ser capaz de realizar
todo el conjunto de funciones cognitivas del cerebro: percibir, pensar, juzgar,
memorizar, recordar y tener autoconciencia. Hay máquinas que pueden percibir,
memorizar y recordar. Algunas pueden incluso tomar decisiones. Pero hasta ahora
dependen de la programación humana. No sé si en el futuro la tecnología permitirá
crear máquinas capaces de todas las funciones mentales cognitivas superiores y de
autoprogramarse.8

3.10 Materialismo

El materialismo es la hipótesis ontológica de que todas las cosas reales son


materiales. Dado que el criterio de materialidad es la mutabilidad, según el
materialismo todo lo que existe puede cambiar y, por tanto, tiene energía. Los
conceptos, al ser abstracciones, no son reales sino ficticios. No obstante, pueden
ser muy útiles para representar objetos reales.
El materialismo puede convertirse en una teoría ontológica completa. Las
formas más populares de materialismo son el fisicalismo (todo lo que existe es un
objeto físico), el mecanicismo (todo lo que existe es un sistema mecánico), el
naturalismo (los seres existentes son objetos naturales) y el emergentismo o
materialismo emergentista (los seres existentes son materiales pero no pertenecen
a un único nivel ontológico). El fisicalismo no puede explicar la existencia de
propiedades suprafísicas como las de los sistemas biológicos o sociales. Estos
sistemas tienen propiedades emergentes que no se encuentran en los objetos
estudiados por la física. El mecanicismo también falla, ya que hay muchas formas
de relación entre los objetos que no son mecánicas. Esto es válido incluso dentro
de la física (piénsese, por ejemplo, en las transiciones atómicas, las
superposiciones de campos y muchos otros ejemplos de la física moderna). El
naturalismo no puede explicar la existencia de sistemas artificiales, en particular
los que estudia la sociología, como las sociedades, o la tecnología, como los
instrumentos, los métodos o las normas. El naturalismo tampoco puede dar cuenta
de las ciencias formales, ya que no son naturales, sino producto de la actividad
humana.

8Para una visión optimista sobre este tema, véase Minky (1982); para las críticas, Bunge (1956).
Una defensa actualizada de la inteligencia artificial en Shanahan (2015).

El materialismo emergente (Sellars 1922, 1932; Bunge 1981, 2000) sostiene la


existencia de distintos niveles de organización de los sistemas materiales. Los
miembros de cualquier nivel por encima del nivel físico tienen algunas
propiedades que surgieron de las interacciones de los componentes de los sistemas
o entre la relación del sistema con el medio ambiente. Una propiedad se denomina
emergente si no la posee ninguno de los componentes d e l s i s t e m a (Bunge
2003). El principal objetivo de la investigación científica de los sistemas
materiales consiste en la búsqueda de explicaciones adecuadas de sus propiedades
emergentes en términos de las básicas.

3.11 Información

Otro concepto muy mal utilizado es el de información. La información es un


concepto asociado a la transmisión de señales que codifican algunos enunciados
en algún lenguaje.
La información se define en el conjunto de pares señal-receptor, donde un
receptor es un sistema (biológico o no) competente para descodificar la señal. En
concreto,
Definición Si una señal (marca, signo, inscripción, sonido, etc.) es una frase o
representa una frase de alguna lengua L, entonces la información transmitida por la
señal es la proposición designada por la frase.
Si S y Sr son conjuntos de señales que representan los conjuntos de proposiciones
P y P r respectivamente, entonces
1. la información transmitida por S es mayor o igual que la transmitida por Sr
si P r es un subconjunto adecuado de P;
2. la ganancia de información que acompaña a la sustitución de S por Sr es igual a P -
Pr =
P ∩ Pr .
Estas proposiciones definen lo que puede denominarse el concepto semántico
de información.
Al no ser una cosa, la información semántica no tiene energía ni existencia
independiente. Su estatuto ontológico es el de una ficción. En particular, no existe
una "ley de conservación de la información" como afirman algunos autores.
En resumen, la información semántica o mensaje transmitido por una señal
consiste en la proposición o proposiciones que la señal representa. Así pues
(a) que las señales no proposicionales no transmiten información,
(b) que cuanto mayor es el contenido de una proposición, más rica es la
información que transmite la señal que la representa, y
(c) que cuanto más cierta es una proposición, más precisa es la información que
transmite la señal que la representa.
Cerraré este capítulo con la caracterización de las entidades que forman los
niveles superiores de composición ontológica: los sistemas biológicos y sociales.

El tratamiento de este tema queda fuera del alcance de este libro. Se remite al
lector a Bunge (1979, 2003) y sus referencias.
3.12 Sistemas biológicos

Un organismo biológico es un sistema tal que


1. su composición incluye proteínas (tanto estructurales como funcionales, en
particular enzimáticas), así como ácidos nucleicos (que permiten su
reproducibilidad y la semejanza de su descendencia);
2. su entorno incluye los precursores de todos sus componentes (y, por tanto,
permite al sistema autoensamblar la mayoría de sus biomoléculas, si no todas);
3. su estructura incluye las capacidades de metabolizar, autorrepararse y
reproducirse.
¿Existen organismos no biológicos? Se pueden imaginar sistemas artificiales
muy complejos capaces de realizar los procesos descritos en el tercer punto
anterior. Pero la composición exacta de tales organismos no biológicos está abierta
a discusión. Hasta ahora, ninguna máquina sintética puede evolucionar sin ayuda
humana.

3.13 Sistemas sociales

Una sociedad es un sistema de individuos interrelacionados que muestran cierto


nivel de actividad coordinada y comparten un entorno. Esta idea se formaliza de la
siguiente manera:
Una sociedad σ es representable como un cuádruplo ordenado S =<
Composición de σ , Entorno de σ , Estructura de σ , Mecanismo de σ >, donde la
estructura de σ es la conjunto de relaciones (en particular, conexiones) entre los
componentes de σ . En la estructura de σ podrían incluirse las relaciones de trabajo
y de gestión que se consideran típicas de la sociedad humana en contraste con las
sociedades animales. Los mecanismos que operan en una sociedad son en su
mayoría desconocidos para nuestras ciencias sociales actuales.
La sociedad humana tiene cuatro subsistemas: biológico, político, económico y
social.
cultural (véase Bunge 1979, y 2003, para más detalles).
Resumiendo Propongo una ontología basada en las cosas, entidades cambiantes
dotadas de propiedades. Las cosas se combinan con otras cosas y forman sistemas.
Los sistemas se agrupan en niveles según sus propiedades compartidas: físicos,
químicos, biológicos, sociales y artificiales. Los sistemas que pueblan cada nivel
surgen del nivel anterior cuando aparecen nuevas funciones de complejidad
creciente. Los cambios de las cosas están restringidos por leyes naturales. No hay
cambios sin ley. Algunos cambios son causales (desencadenados por
acontecimientos previos) y otros son probabilísticos (estocásticos pero lícitos). La
propiedad común de todas las cosas es la energía, la capacidad de cambiar. Los
objetos dotados de energía se llaman materiales. De lo contrario, son conceptos y
ficciones. La información no es una propiedad física ni una cosa. La información
es el contenido proposicional de las señales codificadas y, por tanto, es un
concepto

.
Referencias

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Capítulo 4
Epistemología

Episteme, a diferencia de techne, deriva etimológicamente de la palabra griega


antigua `π ισ τ η'μη para conocimiento o ciencia, que procede del verbo
'`π ι'σ ταμαι, "conocer". En la terminología de Platón episteme significa
conocimiento, como en
"creencia verdadera justificada", en contraste con doxa, creencia u opinión común.
La palabra
epistemología, que significa estudio del conocimiento, deriva de episteme.
La epistemología es el estudio general de los procesos cognitivos y sus resultados,
es decir, el conocimiento. Los mecanismos específicos de adquisición del
conocimiento son investigados por las neurociencias y la psicología. La
epistemología filosófica, en cambio, tiene una problemática general que incluye la
naturaleza del conocimiento y la comprensión, la caracterización de la ciencia, las
teorías y los modelos, las vías de explicación, los problemas de interpretación de
ciencias y teorías específicas, etcétera.
A continuación expondré algunos puntos de vista sobre estos temas. Las
referencias generales son Bunge (1983a,b, 1998a,b). Véase también Niiniluoto
(1999), Rescher (2000) y Williams (2001).

4.1 Conocimientos

El conocimiento es el producto de las operaciones cognitivas realizadas por un


sujeto inquisitivo. No es una cosa ni una sustancia, sino una serie de cambios en el
cerebro del conocedor. El resultado del aprendizaje es un conjunto de procesos
cerebrales que no pueden existir fuera del cerebro. El conocimiento no es
independiente del sujeto que conoce, aunque a menudo lo finjamos por razones
prácticas. El conocimiento es diferente de la creencia: Puedo conocer una historia,
por ejemplo, pero no creerla. Creer implica una adhesión psicológica a ciertas
proposiciones. Es posible creer algo sin comprenderlo, por lo que la creencia no
está necesariamente asociada ni a la verdad ni a la justificación, a pesar de ser una
opinión muy extendida.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 51


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_4
La adquisición de conocimientos requiere una modificación del cerebro del
conocedor. Esto puede hacerse de distintas maneras, de ahí que haya distintos
tipos de conocimiento. A saber:
1. Conocimiento sensoriomotor: el resultado de aprender de las acciones.
2. Conocimiento perceptivo: el resultado de percibir acontecimientos, ya sean
internos o externos al sujeto.
3. Conocimiento conceptual o proposicional: el resultado de idear, conjeturar,
probar y corregir.
Insisto en que no hay conocimiento sin un cerebro plástico, ya que los
conjuntos neuronales fijos no pueden modificarse y, por tanto, el aprendizaje no es
posible. Una máquina puede aprender en la medida en que cambia en respuesta a
algún estímulo y entonces puede comportarse de forma diferente a como lo hacía
antes. No todo aprendizaje es beneficioso: podemos aprender trivialidades,
falsedades o hábitos muy perjudiciales.
Los tres tipos de conocimiento están interrelacionados: el conocimiento
conceptual puede mejorar las habilidades motrices y la percepción; la percepción
se utiliza para evaluar conjeturas; las habilidades motrices pueden ayudar a
mejorar la percepción y construir instrumentos como libros, que mejoran la
capacidad de aprender.
Dado que el conocimiento depende de los cambios en el cerebro del
conocedor, el conocimiento evoluciona con el sujeto: K = K(t, s), donde t es el
tiempo y s el sujeto que conoce. El conjunto de procesos neuronales de s cambia
con el tiempo. El conocimiento, al ser un
colección de procesos físicos y no un conjunto, es físico, no conceptual. De ahí
que el conocimiento pueda destruirse: basta con destruir el cerebro de s para
acabar con los procesos cognitivos asociados.
Desde un punto de vista metodológico es conveniente fingir que los procesos
cognitivos tienen un contenido transferible, de modo que podamos pensar en este
contenido independientemente de cualquier sujeto conocedor. Se trata de una
ficción cómoda que nos permite hablar de ideas sin referencia alguna al
mecanismo de ideación en individuos concretos. Sin embargo, las ideas no existen
por sí mismas: sólo actuamos como si existieran. Por lo tanto, no hay
conocimiento en una biblioteca o en Internet; el conocimiento sólo está en los
cerebros de los lectores. Cuando éstos interactúan con los libros o la pantalla de un
ordenador, experimentan procesos cognitivos que se asemejan a los de los autores
de los textos.
Insisto: los libros y los artículos no tienen conocimiento. Son instrumentos
diseñados para crear conocimiento.
Neuroplasticidad No hay conocimiento sin cambios en el cerebro. Si un cerebro
puede cambiar en respuesta a algún estímulo o de forma espontánea se dice que
tiene neuroplasticidad. El cerebro actúa como una densa red de vías fibrosas
compuestas por
aproximadamente 100.000 millones (∼1010 ) de neuronas. Consta de tres partes
principales: tronco, cerebelo y cerebro. De las tres, el cerebro es la más importante
para el aprendizaje,
ya que es donde se producen las funciones de alto nivel, como la memoria y el
razonamiento. Cada área del cerebro está especializada en una o varias funciones:
vista, oído, habla, tacto, memoria a corto plazo, memoria a largo plazo, lenguaje y
razonamiento.
4.1 Conocimientos 53

Algunas investigaciones recientes sobre el cerebro indican:


• La frecuencia y la recencia de las sinapsis neuronales aumentan la memoria.
• Las emociones refuerzan la memoria.
• El aprendizaje provoca cambios en la estructura física del cerebro.
• Los recuerdos se almacenan en múltiples partes del cerebro.
• Nuestro cerebro está programado para centrarse en información nueva e inusual.
Quizá la propiedad más importante del cerebro en relación con el aprendizaje
sea su neuroplasticidad. La neuroplasticidad, también llamada plasticidad cerebral,
es el proceso en el que las sinapsis neuronales del cerebro y las distintas vías se
alteran como efecto de cambios ambientales, conductuales y neuronales. El
cerebro realiza cambios cuando se expone a nuevas entradas externas, de modo
que puede retener la información asociada.
Los procesos relacionados con la neuroplasticidad no son rápidos ni sencillos,
sino que tienen lugar a lo largo de toda la vida del individuo y pueden implicar
muchos aspectos diferentes. Además de alterar las sinapsis y las vías neuronales, se
producen cambios en las neuronas, las células vasculares y las células gliales. La
neuroplasticidad también va de la mano de la poda sináptica, que es la forma que
tiene el cerebro de eliminar las conexiones neuronales que ya no son necesarias o
útiles y reforzar las necesarias. La forma en que el cerebro decide qué conexiones
eliminar depende de las experiencias vitales y de lo poco que se hayan utilizado
las conexiones. Del mismo modo, las neuronas que se debilitan por falta de uso
mueren mediante el proceso de apoptosis. En general, la neuroplasticidad es una
forma de que el cerebro se ajuste a sí mismo para ser más eficiente.
La neuroplasticidad se produce continuamente a medida que el individuo
aprende y memoriza nuevos datos, y a medida que el cerebro se desarrolla; sin
embargo, también puede verse estimulada por un traumatismo físico. En estos
casos, la neuroplasticidad sirve como mecanismo de adaptación que permite
compensar la pérdida de funciones tras sufrir una lesión corporal. Por ejemplo, si
alguien sufre una lesión cerebral, la neuroplasticidad permite al cerebro
"recablearse" para restaurar o maximizar el funcionamiento cerebral
reconstruyendo los circuitos neuronales y permitiendo que una parte no lesionada
del cerebro se haga cargo de la parte dañada.
La investigación ha demostrado que el cerebro nunca deja de cambiar a través
del aprendizaje. Los cambios asociados al aprendizaje se producen sobre todo a
nivel de las conexiones entre neuronas. Pueden formarse nuevas conexiones y
cambiar la estructura interna de las sinapsis existentes.
Como ejemplo de neuroplasticidad, consideremos a los taxistas londinenses. Los
taxistas londinenses tienen el hipocampo (en la región posterior) más grande que
los conductores de autobús londinenses (Maguire et al. 2006). Esto se debe a que
esta región del hipocampo está especializada en adquirir y utilizar información
espacial compleja para navegar de forma eficiente. Los taxistas tienen que
desplazarse por todo Londres, mientras que los conductores de autobús siguen un
conjunto limitado de rutas.
También puede observarse plasticidad en el cerebro de los bilingües (Mechelli
et al. 2004). Parece que el aprendizaje de una segunda lengua es posible a través de
cambios funcionales en el cerebro: el córtex parietal inferior izquierdo es mayor en
los cerebros bilingües que en los monolingües.
También se producen cambios plásticos en los cerebros de los músicos en
comparación con los de los no músicos. Gaser y Schlaug (2003) compararon
músicos profesionales (que practican al menos 1 h por día) a músicos aficionados
y no músicos. Descubrieron que el volumen de materia gris (córtex) era mayor en
los músicos profesionales, intermedio en los músicos aficionados y menor en los
no músicos en varias zonas cerebrales implicadas en la interpretación musical:
regiones motoras, áreas parietales anterosuperiores y áreas temporales inferiores.
Por último, Draganski et al. (2006) demostraron que el aprendizaje extensivo de
información abstracta también puede desencadenar algunos cambios plásticos en
el cerebro. Tomaron imágenes de los cerebros de estudiantes de medicina
alemanes 3 meses antes de su examen de medicina y justo después del examen y
los compararon con los cerebros de estudiantes que no estaban estudiando para el
examen en ese momento. Los cerebros de los estudiantes de medicina mostraron
cambios inducidos por el aprendizaje en regiones del córtex parietal, así como en
el hipocampo posterior. Se sabe que estas regiones del cerebro intervienen en la
recuperación de la memoria y el aprendizaje. En conjunto, podemos concluir que
existe una enorme base empírica para la hipótesis filosófica de que el
conocimiento es una reacción del cerebro al aprendizaje (para más referencias,
véase LeDoux 2003).

4.2 Comprender
La comprensión es una operación cognitiva que se aplica a hechos, símbolos y
construcciones. Consiste en encajar un elemento en la red cognitiva o epistémica
de conocimiento preexistente, o en transformar esta red para dar cabida al nuevo
elemento de forma coherente. Se trata de una operación compleja que procede de
distintas maneras y en distintos grados. Las principales operaciones que conducen a
la comprensión son la descripción, la subsunción y la explicación. Me ocuparé
ahora de las dos primeras y de la última en la sección siguiente. Una descripción
es una caracterización de un hecho o un concepto. Desde un punto de vista lógico,
una descripción es un conjunto ordenado de enunciados. Las descripciones
matemáticas pueden ser completas, pero nunca fácticas. Una descripción puede
revelar algunas características de un hecho, pero como ninguna descripción es
exhaustiva, nunca entendemos completamente a partir de la descripción. La
subsunción también es un conjunto ordenado de enunciados, pero en el que el
último enunciado se deduce de los anteriores. Un hecho singular puede subsumirse
en un patrón general:

6xPx ▶ Pa, (4.1)

6x(Px ⇒ Gx) ˆ P a ▶ Ga. (4.2)

A veces, el patrón que aparece en una subsunción es meramente un enunciado


clasificatorio y no un enunciado de derecho. En tal caso:
1. S = {x : P(x)}.
2. a e S.
Entonces, P(a).

La subsunción proporciona una mayor comprensión que la mera descripción,


ya que permite tratar con un número arbitrario de enunciados. No obstante, la
subsunción sigue siendo inadecuada si nuestro objetivo es comprender por qué
ocurren los hechos.

4.3 Explicación

La diferencia entre subsunción y explicación no es lógica: ambas son casos de


deducción a partir de regularidades y circunstancias, en particular enunciados de
leyes y datos. Mientras que la subsunción sólo responde a "preguntas de cómo", la
explicación se ocupa de "preguntas de cómo o por qué". La forma lógica de la
explicación es (Bunge 1983a, 2006):

6x [(Fx ⇒ Mx) ˆ (Mx ⇒ Gx) ˆ Fa] ▶ Ga, (4.3)

donde M representa algún mecanismo. Un mecanismo es un conjunto de procesos


en un sistema material que permite al sistema realizar algunas funciones. Las
funciones son las actividades específicas del sistema. Por consiguiente, explicar es
exponer o conjeturar un mecanismo legal que hace que el sistema funcione como
lo hace.
Los mecanismos, y por tanto las explicaciones, pueden clasificarse en función
de la clase de proceso subyacente: causal, aleatorio o mixto. Por supuesto, un
mecanismo no es necesariamente mecánico. Puede ser físico pero no mecánico,
químico, biológico, social o incluso una combinación de procesos de distintos
niveles ontológicos. Todos los mecanismos reales son legales, pero la relación ley-
mecanismo es de uno a muchos, no de uno a uno: las mismas leyes pueden dar
lugar a mecanismos diferentes en circunstancias diversas. No existen mecanismos
universales, ya que todos los mecanismos dependen de la materia y son
específicos del sistema.
La explicación subsume la subsunción, lógica, epistemológica y
ontológicamente. Lógicamente porque dada una explicación podemos separar la
subsunción correspondiente:

6x [(Fx → Mx) ˆ (Mx → Gx)] ▶ (Fx → Gx) . (4.4)

Epistemológicamente, porque la explicación requiere más conocimientos que la


subsunción. Y ontológicamente porque la explicación profundiza más en la
estructura de la realidad que la subsunción.
Una explicación es un proceso epistémico en el que intervienen tres
componentes: (1) un explicador (por ejemplo, un ser humano), (2) el objeto de la
explicación (por ejemplo, la luminosidad de una estrella), (3) las premisas
explicativas (por ejemplo, las reacciones de fusión nuclear se producen a tales o
cuales presiones, la radiación se transporta en el interior estelar según tales o
cuales procesos, etc.).
Los objetos de explicación pueden ser cosas, propiedades o estados de cosas y
sucesos. No todo puede explicarse (ya que nuestro conocimiento es limitado) y no
todo lo explicable merece ser explicado. El valor de una explicación concreta
dependerá de nuestra axiología (véase el capítulo siguiente).
Las reglas metodológicas básicas de la explicación son las siguientes:
• E1 . Comprobar la existencia del elemento a explicar (hecho, cosa,
acontecimiento).
• E2 . Trata de explicar los existentes por los existentes, y sólo excepcionalmente
por los existentes conjeturales (nunca por las ficciones).
• E3 . Explicar lo observable por lo no observable o l o no observable por lo
observado.
• E4 . Evite las explicaciones ad hoc, es decir, las que requieren hipótesis que sólo
abarcan el elemento que hay que explicar.
• E5 . Desconfía de las hipótesis y teorías que pretenden explicarlo todo.

4.4 Razón suficiente

El Principio de Razón Suficiente (PRS) tiene una ilustre historia que impregna
todo el pensamiento occidental (véase Schopenhauer 2012). Spinoza enunció el
principio en su famosa obra principal, la Ética (Spinoza 1985). En E1p11d2,
leemos:
A cada cosa debe asignársele una causa o razón, tanto de su existencia como de su
inexistencia.

Para Spinoza no sólo debe haber una razón para lo que hay, sino también para lo
que no hay. Esta parece ser una versión particularmente fuerte del principio.
Leibniz introdujo la expresión "Principio de razón suficiente" y es su exponente
y defensor más conocido. En la Monadología, sec. 32, escribió:
No puede haber ningún hecho real o existente, ninguna afirmación verdadera, a menos
que exista una razón suficiente por la que deba ser así y no de otro modo, aunque estas
razones normalmente no pueden ser conocidas por nosotros.

Y en su segunda carta a Samuel Clarke, simplifica:


El principio de razón suficiente, es decir, que nada ocurre sin una razón.

No está lejos del único fragmento existente de Leucipo:


Nada sucede en vano, sino todo por razón y necesidad.

La RSP fue atacada en el siglo XVIII por los empiristas, especialmente David
Hume. La crítica de Hume a la causalidad puede extenderse fácilmente a la razón
suficiente. Los positivistas lógicos y los filósofos analíticos modernos también han
desconfiado de la RSP, en parte por sus supuestas implicaciones teológicas y en
parte por su dudoso estatus nomológico.
Quiero aclarar ahora el estatus epistemológico del PSR. Sostengo que este
principio, bien entendido, desempeña un papel importante en la investigación
científica. Lejos de ser un tinte oscuro de un racionalismo anticuado en busca de
justificaciones teológicas, sostengo que el PSR es una hipótesis de trabajo
fundamental en la caja de herramientas de cualquier científico investigador.
Distingo cuatro formas principales del principio (Pruss 2010)1 :
• PSR 1. Todo lo que es el caso debe tener una razón de ser.
• PSR 2. Necesariamente toda proposición verdadera tiene una explicación.
• PRS 3. Todo acontecimiento tiene una causa.
• PSR 4. Ex nihilo nihil fit (nada viene de la nada).
Desde luego, estas afirmaciones no son equivalentes. Tienen una fuerza y un
significado presumiblemente diferentes. Pero para poder compararlas y conocer su
significado, conviene eliminar la vaguedad de algunos términos que aparecen en
las declaraciones.
La palabra "razón" es polisémica. Distingo dos significados principales: (1) una
facultad mental consistente en pensar de forma convincente, y (2) una justificación
ontológica de la ocurrencia de un suceso o un estado de cosas. La RPS 1 no se
refiere a propiedades del cerebro, así que será mejor que intentemos refinar (2)
para que la RPS 1 tenga sentido.
afirmación. Una justificación ontológica de sucesos y estados de cosas podría ser
la especificación de un sistema suficiente de causas. En tal caso PSR 1 → PSR 3.
Pero hay otro significado posible de "justificación ontológica": la especificación
de un sistema de leyes y hechos tal que, dadas una serie de condiciones A, se
produce el suceso o estado de cosas B. Por ejemplo, la especificación de la ley de
la gravitación y las masas de todos los objetos del sistema solar, más unas
condiciones iniciales adecuadas, justifican el estado de movimiento de la Tierra
con respecto al Sol. En este sentido, podemos decir que existe una "razón" para el
movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Llamo a este tipo de justificación
"justificación nomológica". Bajo esta i n t e r pr e t ac i ó n, l a RSP 1 no es una ley,
sino un enunciado metanomológico (Bunge 1961, 1967). Puesto que las leyes
pueden entenderse como relaciones constantes entre las propiedades de las cosas,
la RSP 1 equivaldría a
• PSR 1a. Todos los eventos son legales.
Pasemos ahora a la PSR 2. Esta versión se refiere a proposiciones, es decir, a
clases de enunciados, y no al mundo. Tal como se ha enunciado, es una afirmación
sobre nuestros usos del lenguaje. Puesto que la explicación es una operación
epistémica y no semántica, en su forma actual la PSR 2 carece de sentido. No
obstante, puede modificarse mínimamente para convertirla en una afirmación con
sentido, a saber:
• PSR 2a. Necesariamente toda proposición verdadera satisface condiciones de
verdad.
Esto es trivialmente cierto, pero no dice nada sobre el mundo. Puesto que los
defensores de la RSP piensan que están diciendo algo sobre cómo es el mundo en
realidad, podemos intentar un enfoque diferente sustituyendo las proposiciones por
lo que representan: hechos. Obtenemos:
• PSR 2b. Necesariamente todo hecho tiene una explicación.

1Estas formas
no agotan, por supuesto, todas las afirmaciones que se han propuesto como posibles
enunciados de la RSP, pero son, en mi opinión, las más comúnmente adoptadas en la literatura
filosófica.
Teniendo en cuenta nuestro concepto de "explicación", la RSP 2b puede
traducirse en:
• RSP 2c. Todo hecho es el resultado de procesos lícitos.
No hay necesidad de la palabra "necesario" dada la cuantificación universal no
restringida, así que la he eliminado en esta reformulación. PSR 2c es muy similar a
PSR 1a. Si definimos los hechos como sucesos (cambios en el estado de las cosas)
o estados, y admitimos que los sucesos están relacionados con estados anteriores o
con otros sucesos, entonces ambas afirmaciones tienen el mismo significado.
Paso ahora a la RPS 4. En la formulación dada anteriormente, la RPS 4 es
defectuosa puesto que "nada" no es una cosa sino un concepto: un dominio vacío
de cuantificación. Propongo las siguientes reformulaciones de la RSP 4:
• PSR 4a. No hay hechos desnudos.
PSR 4a significa que todos los hechos forman parte de un sistema de hechos, el
mundo, en el que ningún hecho ocurre aislado. Aunque esto implica un
determinismo nómico, ciertamente no es un determinismo causal, como el que
requiere la PSR 3. Utilizando la cuantificación no restringida2 podemos reescribir
la PSR 4a como:
• RPS 4b. Todo hecho resulta lícitamente de hechos
anteriores. Esta forma es bastante similar a la RSP 2c.
El mundo es legal y determinado, pero no estrictamente causal. Hay
acontecimientos que
no están relacionados causalmente y procesos que no tienen un origen causal. Si
esto es correcto, entonces PSR 3 es una afirmación falsa.
De nuestro análisis de diferentes propuestas para la formulación de la RSP
concluyo que, una vez definidos convenientemente todos los términos, los
diferentes enunciados colapsan en el siguiente (Romero 2016):
• PSR∗ . Todo hecho resulta lícitamente de hechos anteriores.
Propongo PSR∗ como la única versión de la PSR compatible con la ciencia
moderna.
Antes de discutir el estatus ontológico y epistemológico del PSR∗ , comentaré
brevemente el sistema de todas las cosas, al que se aplica el principio.
La RSP se equipara a veces a la afirmación, probablemente inspirada en Hegel,
de que "la realidad es racional". Esto puede adoptar ocasionalmente la forma (1) "el
Mundo es racional" o (2) "el Universo es razonable". Sostengo que todas estas
frases carecen de sentido. La realidad es un concepto: el conjunto de todas las
entidades reales. Como todos los conjuntos, carece de existencia independiente, es
una ficción, aunque conveniente. La palabra "racional", por el contrario, califica un
tipo de comportamiento: el que se guía por la razón, es decir, por el pensamiento
convincente. Los conjuntos no piensan, por lo que la realidad no puede ser
racional, de ahí que (1) no tenga sentido. El mundo, en cambio, puede entenderse
como el sistema de todos los acontecimientos; el Universo, como el sistema de
todas las cosas. Tanto el mundo como el Universo son entidades concretas, pero la
facultad de pensar, y de pensar razonable y racionalmente, no se encuentra entre
sus facultades conocidas propiedades.

26x P x ↔ ¬∃x ¬Px.


Por lo que sabemos actualmente, sólo los seres dotados de cerebros de notable
plasticidad son capaces de pensar. Es difícil comprender lo que significaría para el
Universo pensar, y aún más difícil para el mundo. En el mejor de los casos, las
frases (1) y (2) son afirmaciones falsas. En el peor de los casos, ni siquiera son afirmaciones.
Quizá lo que se quiere decir con este tipo de discurso es que el mundo es
comprensible para nosotros, los humanos. Esto, a su vez, significa que podemos
elaborar representaciones conceptuales de todos los aspectos del mundo. Aunque
podemos suponer que podemos hacerlo como principio metodológico rector de
nuestra investigación ("no hay temas prohibidos"), no hay certeza, creo, de que
alguna vez podamos desarrollar las herramientas conceptuales para una
representación completa del mundo y los medios para poner a prueba tales
representaciones (véase Rescher 1999). Esto no debería ser un obstáculo para
nuestros intentos de profundizar en nuestra comprensión de la realidad. Es en esta
empresa donde el PSR adquiere protagonismo.
Propongo que el enunciado correcto de la RSP sea RSP∗ : todo hecho resulta
lícitamente de hechos anteriores. Se trata de una afirmación general sobre hechos
y leyes. Es una afirmación ni necesaria ni evidentemente verdadera. Puesto que
afirma que las leyes abarcan toda la gama de hechos, es una afirmación
metanomológica. Es una condición de los enunciados de las leyes: deben abarcar
todo el ámbito de la realidad. El estatus epistemológico de una afirmación de este
tipo es metodológico: es un principio rector para generar conocimiento.
En toda situación en la que parezcan aparecer hechos brutos aparentes, el PSR∗
recomienda la búsqueda de leyes más profundas. Cualquier científico en activo
adopta este principio cuando un
Aparece una incoherencia aparente en los datos de que se dispone. En lugar de
limitarse a asumir hechos brutos, el científico responsable propone una revisión de
los datos o, como último recurso, una modificación de la ontología aceptada. Por
ejemplo, la no conservación de la energía, el momento y el espín en algunas
desintegraciones de partículas llevó al físico Wolfgang Pauli a postular la
existencia del neutrino en 1930. Recientemente, la aparente violación de la
relatividad especial en experimentos con neutrinos llevó a algunos científicos a
especular sobre algunas explicaciones exóticas y, en última instancia, a encontrar
un error en la interpretación de los datos experimentales debido a cierta
sistemática no tenida en cuenta originalmente. En estos y otros muchos casos de
investigación científica, los investigadores se guían por el supuesto no explícito de
la RSP∗: debe existir una explicación lícita de cada situación experimental u observacional.
Al no ser el PSR una verdad necesaria, los escrúpulos teológicos de algunos
filósofos carecen de fundamento. El principio refleja nuestra disposición a resolver
problemas en la ciencia, pero no puede utilizarse para hacer predicciones directas.
Es una afirmación demasiado general para ello. Las predicciones pueden hacerse a
partir de enunciados de leyes más un conjunto de condiciones obtenidas a partir de
información sobre estados de cosas particulares. No podemos inferir la existencia
de algo, por ejemplo el neutrino, a partir de la PSR por sí sola. El proceso real es
que proponemos la existencia del neutrino para satisfacer una ley bien probada
(por ejemplo, la conservación del momento). Estamos motivados por la PSR para
exigir una situación completamente legal. En última instancia, es el experimento el
que confirma la existencia del neutrino. Es importante tener en cuenta que las
transiciones cuánticas y otros fenómenos intrínsecamente prob-
Los fenómenos abilísticos no son violaciones de la PSR∗ y no requieren
ninguna interpretación especial de la mecánica cuántica. Las transiciones y las
desintegraciones se producen en perfecta concordancia.
con los enunciados de las leyes de la mecánica cuántica. En realidad, las
predicciones probabilísticas de la mecánica cuántica están extraordinariamente
bien corroboradas, hasta el punto de que la mayor parte de nuestra tecnología
moderna se basa en ellos. No se me ocurre peor intento de refutar la RPS∗ que
invocar la mecánica cuántica. Sorprendentemente, algunos filósofos lo han
intentado... en artículos escritos con ordenadores que funcionan en ….de acuerdo
con las leyes de la mecánica cuántica.

4.5 Modelo

Un modelo factual es la representación conceptual de un mecanismo (conjunto de


procesos). Puede caracterizarse por un cuádruple:
M = (D, F, I, A) , (4.5)

donde:
• D es un dominio o clase de referencia de M. Es un conjunto de elementos
fácticos: cosas o procesos que les ocurren.
• F es el formalismo de M, el conjunto formado por las expresiones matemáticas
utilizadas para representar los elementos de D.
• I es la interpretación de M. Es un conjunto de funciones parciales para F al
conjunto de potencias de D, que asigna fórmulas en F a elementos factuales
en D.
• A es un conjunto de suposiciones y datos sobre los objetos de D.
Un modelo no es una aplicación de las matemáticas a la realidad: es una
matematización de nuestras ideas sobre la realidad. En ocasiones conocemos
suficientes matemáticas como para construir modelos alternativos pero
empíricamente equivalentes de un determinado proceso o mecanismo. Todo
modelo es simbólico y, como tal, tiene algunos elementos convencionales.
Dado que la matematización implica idealización, los modelos siempre son
defectuosos en algún aspecto u otro. En el mejor de los casos, son buenas
aproximaciones, pero no deben confundirse con la realidad.
Podemos modelizar todo tipo de cosas y procesos: el flujo de tráfico en una
ciudad, la implosión de una estrella, la formación de una galaxia, una colisión de
partículas subatómicas, el desarrollo de una población determinada, el
funcionamiento de un músculo, la expansión del Universo, etcétera. Cuando
concebimos estos modelos recurrimos a una serie de teorías científicas sobre la
naturaleza. Veamos ahora qué es una teoría científica.

4.6 Teorías

Una teoría es un conjunto lógicamente organizado de enunciados relativos a


objetos de algún tipo. Si introducimos un conjunto de enunciados P, un conjunto
de predicados Q y un dominio (clase de referencia) R, una teoría queda definida
por el cuádruplo:

T = (P, Q, R, ▶) , (4.6)
4.6 Teorías 61

donde ▶ es la relación de vinculación. Una teoría es entonces un contexto cerrado


a la deducción: cada enunciado de la teoría es una premisa o una consecuencia
deductiva de un conjunto de premisas. Las premisas se denominan axiomas y las
consecuencias teoremas.
Las teorías científicas pueden clasificarse en puramente formales y factuales.
Si R está formada exclusivamente por objetos conceptuales, la teoría es
puramente formal. Si la clase de referencia incluye algunos elementos fácticos
(sistemas materiales), la teoría es fáctica.
Los axiomas de una teoría fáctica se clasifican, a su vez, según sus funciones en
la organización del sistema de enunciados, en (1) formales, (2) semánticos y
(3) nomológicos. Los axiomas formales establecen las relaciones entre algunos
términos primitivos: símbolos indefinidos en algunos lenguajes que suelen incluir la
lógica de primer orden y las matemáticas. Los axiomas semánticos relacionan
algunos términos de la teoría con objetos extralingüísticos, fijando la clase de
referencia y proporcionando significados a los distintos términos abstractos. Y, por
último, los enunciados nomológicos expresan patrones regulares de
acontecimientos asociados a los objetos de la clase de referencia. Estos axiomas
constituyen el núcleo de la teoría y representan leyes fácticas y objetivas. Toda
teoría adecuada, al contrario que los modelos, debe contener enunciados de leyes.
La presentación de una teoría dada puede contener también muchas
definiciones para facilitar la comunicación, la base explícita de los términos
primitivos (es decir, indefinidos) y una lista de las teorías fundamentales
presupuestas. Cualquier teoría no fundamental se basa en otras teorías que se dan
por válidas. Incluso las teorías fundamentales tienen un trasfondo de teorías
formales (normalmente varias teorías matemáticas diferentes).
Una subteoría es una parte de una teoría que es en sí misma una teoría y no un
fragmento arbitrario de ella. En general: T1 es una subteoría de T2 si T1 es una
teoría y T2 ▶ T1 .
La subteoría puede o no tener una clase de referencia más pequeña que la teoría
de la que forma parte (T1 C T2 ): todas las afirmaciones de la primera pertenecen a
la teoría mayor, pero no a la inversa. Ejemplo: la mecánica de partículas es una
subteoría del continuo mecánica.
No hay que confundir las subteorías con modelos específicos de cosas o procesos
de un determinado tipo. Un modelo contiene supuestos específicos que no se dan
en una teoría general, por lo que no puede formar parte de esta última. Por
ejemplo, un modelo del sol incluye no sólo suposiciones generales y aplicaciones
de las leyes de la termodinámica, el electromagnetismo, la teoría nuclear, la teoría
del transporte, la gravitación, etc., sino también suposiciones muy específicas
sobre las características del sol que son únicas. Estos supuestos suelen entrar en el
modelo como condiciones de contorno de las ecuaciones del modelo.
En general, obtenemos modelos a través de una serie de teorías (T1 , T2 , , Tn ) y
conjuntos de supuestos específicos (A1 , A2 , , Am ):

(T1 ˆ T2 ˆ . . . ˆ Tn ) ∪ (A1 ˆ A2 ˆ . . . ˆA m ) ▶ M.
(4.7)

Cuando pasamos de las teorías generales a los modelos, la clase de referencia se


reduce.
No se espera que las teorías generales, al contrario que los modelos, hagan
predicciones a menos que se enriquezcan considerablemente con supuestos y datos
especiales. Ponemos a prueba las teorías mediante análisis de coherencia (tanto
interna como con la red total de teorías)

y mediante la evaluación empírica de los modelos obtenidos a partir de las teorías


con supuestos específicos y datos sobre aplicaciones a casos particulares.
Además, las teorías se componen de conceptos y proposiciones, no de
percepciones y sentimientos. Por lo tanto, las teorías científicas carecen de
términos emocionales y observacionales, en particular de términos que denoten
qualia.
Las teorías se ponen a prueba mediante la comparación de las predicciones
(afirmaciones) del modelo con los datos. Un dato empírico no es un hecho, sino
una proposición que informa de un hecho. Siempre comparamos proposiciones
con proposiciones. Dado que las proposiciones son objetos conceptuales, están
"cargadas de teoría". Los hechos en sí, por supuesto, son independientes de la
teoría.
Más concretamente, podemos definir:
Un dato empírico es una proposición simple que se refiere a un estado de hecho
adquirido con la ayuda de operaciones empíricas.
Un dato empírico e constituye una prueba empírica a favor o en contra de una
proposición p si: (1) e se ha adquirido con la ayuda de operaciones empíricas
accesibles al escrutinio público, (2) e y p comparten referentes, (3) e se ha
interpretado en algún marco teórico, y (4) se presupone alguna asociación regular
entre las propiedades representadas por los predicados en e y p.
Las operaciones empíricas mencionadas suelen implicar varias teorías y la
manipulación de datos para evaluar los errores.
Ya he mencionado que la verdad no puede atribuirse a las teorías, sino a las
proposiciones. Cualquier teoría contiene un número infinito de proposiciones y no
es posible evaluarlas todas. Sin embargo, podemos comparar teorías con referentes
idénticos para establecer cuál es más verdadera que las demás en algún dominio
finito de hechos.
Otras relaciones interteóricas son:
Equivalencia Dos teorías son equivalentes si tienen el mismo poder predictivo
pero estructuras diferentes. Están organizadas de forma diferente. Ejemplos: una
noción indefinida en una teoría se define en la otra, o un axioma en una se
demuestra como teorema en otra.
Mejora de la teoría Una teoría es una revisión de otra si adopta un formalismo
más potente que mejore su precisión y alcance.
Reducción de teorías Una teoría explica o reduce otra. Por ejemplo, una teoría
"negra
-box" se explica mediante una teoría mecanicista, como cuando la mecánica
estadística explica la termodinámica.
Rivalidad de teorías Dos teorías sobre el mismo dominio no son equivalentes
porque explican de forma diferente y conducen a predicciones distintas. Con el
tiempo, las pruebas observacionales o experimentales y la coherencia interteórica
harán que una de las teorías rivales sea más adecuada para comprender y explicar el
dominio compartido.
La red de todas nuestras teorías científicas forma nuestra cosmovisión
científica. Pasemos ahora al concepto mismo de ciencia.
4.7 Ciencia 63

4.7 Ciencia

La ciencia es el resultado de una actividad humana cuyo objetivo es adquirir


conocimientos verdaderos sobre el mundo. Es una actividad compleja y, por tanto,
difícil de caracterizar. No es la única forma de obtener conocimiento humano:
podemos aprender a través de la experiencia, la práctica, las actividades de prueba
y error, o por contraejemplo. También podemos aprender leyendo libros, yendo a la
escuela, etc. La ciencia se diferencia de éstas y otras actividades en que es
sistemática y sus resultados se someten a diversos controles. Además, es una
actividad progresiva en el sentido de que el conocimiento científico aumenta con
la investigación científica. Hay varios indicadores de progreso científico, como la
mejora de la previsibilidad y el aumento de la capacidad humana para manipular el
entorno (tecnología basada en la ciencia). A diferencia de otras formas de
adquisición de conocimientos, la ciencia produce representaciones conceptuales de
distintos aspectos de la realidad. Estas representaciones se dan en forma de teorías
y modelos científicos.
Esta caracterización informal de la ciencia puede precisarse, aunque siempre de
forma provisional y perfectible. Proponemos definir la ciencia como el conjunto de
los distintos campos de la investigación científica.
Cada campo de investigación, a su vez, se caracteriza por los siguientes elementos:
• C: una comunidad de investigadores. Los investigadores son personas con
formación en investigación y con conocimientos específicos.
• S: una sociedad que acoge, o al menos tolera, la actividad de los individuos de C.
• D: un dominio o colección de elementos que son estudiados e investigados por
los individuos de C.
• G: una filosofía general que comparten los miembros de C. Por ejemplo, la idea
de que existe algo que hay que investigar.
• F: conjunto de lenguajes formales (incluida la lógica de primer orden y las
matemáticas) utilizados por los investigadores para representar los elementos
de D.
• B: un bagaje de conocimientos científicos previos que comparten los miembros
de C y que es necesario para llevar a cabo su proyecto de investigación.
• P: una colección de problemas que los miembros de C intentan resolver.
• A: conjunto de objetivos de los miembros de C con respecto a D.
• M: una metodología específica que utilizan los miembros de C para garantizar
un control de calidad de las respuestas propuestas a los problemas de P.
• E: una ética común a todos los miembros de C.
El campo de investigación R, por tanto, puede representarse por sus 10
componentes:

R = (C, S, D, G, F, B, P, A, M, E) . (4.8)

Los elementos de cada componente cambian con el tiempo, de ahí que estos
componentes sean colecciones de elementos, no conjuntos. El campo de
investigación evoluciona en función de los cambios de sus componentes.
La ciencia, por tanto, puede definirse como el conjunto de todos los campos de
investigación:

Sci = {R1 , R2 , . . . , Rn } , (4.9)


donde Ri , i = 1, 2, . . . , n son los distintos campos de investigación con dominios
diferentes Di , diferentes comunidades de investigadores Ci , diferentes
problemáticas Pi , etc.
La ciencia, obviamente, no tiene sistema nervioso, ya que es un concepto. Por lo
tanto, la ciencia no puede ser moralmente responsable de ningún acto. Sólo los
individuos con un sistema nervioso evolucionado pueden considerarse responsables
de algo. Es decir, los miembros de C p u e d e n s e r
r e s p o n s a b l e s d e algunas actividades, no la ciencia. Por una razón
similar, la ciencia no puede causar nada. Sólo los acontecimientos pueden causar
acontecimientos. Por supuesto, las acciones de los científicos son acontecimientos,
y estos acontecimientos dan lugar a la evolución de la ciencia.
Nótese que ciencia no equivale a conocimiento científico. El conocimiento
científico es el conocimiento total de los miembros de C. Este conocimiento puede
ser aprendido por otros individuos de diferentes maneras.

4.8 Los límites de la ciencia

¿Existen límites al conocimiento de la naturaleza que puede lograrse mediante la


c i e n c i a ? La ciencia es una actividad sistemática y autocorrectiva destinada
a reunir conocimientos verdaderos, y es sin duda el mejor método que tenemos
para ello. Pero, ¿hay cuestiones que escapan a su alcance? ¿Existen problemas
insolubles? ¿Aumenta la ciencia nuestro conocimiento del mundo de tal modo que
tiende a una representación final y completa de la naturaleza?
Para responder a preguntas sobre la naturaleza utilizando la ciencia, primero
tenemos que plantear esas preguntas. Pero las preguntas siempre tienen
presuposiciones que están arraigadas en un estado de conocimiento preexistente.
El progreso de la ciencia no sólo da respuesta a esas preguntas, sino que a veces
(en realidad muy a menudo) modifica nuestro conocimiento previo de tal manera
que las viejas preguntas pierden sentido y surgen otras nuevas. La dinámica de la
investigación científica es tal que no se p r o d u c e u n aumento acumulativo
lineal del conocimiento (Bunge 1998a,b; Rescher 1999). Más bien, el
conocimiento puede colapsarse y volver a expandirse en nuevas direcciones.
Conjuntos enteros de preguntas, en otro tiempo bastante significativos, se
disuelven de repente (a nadie le importa ahora, por ejemplo, la estructura del
flogisto o las propiedades del éter electromagnético). No debemos preguntarnos,
por tanto, si la empresa científica puede responder a todas las preguntas sobre la
naturaleza que puedan plantearse en un mom ento dado, ya que es muy posible
que muchas de esas preguntas sean indagaciones ilegítimas con respecto a un
futuro cuerpo de conocimientos bien establecido. Las nuevas respuestas y soluciones
a nuevos problemas modifican los supuestos para la formulación de nuevas
preguntas. A medida que profundizamos en nuestra comprensión del mundo,
surgen nuevos problemas y preguntas que antes no se vislumbraban. Cada estado
sucesivo del conocimiento lleva asociado un nuevo conjunto de preguntas válidas.
No hay ninguna razón para pensar que se trata de un proceso convergente.
4.8 Los límites de la ciencia 65

Debido a la metodología autocorrectiva arraigada en la investigación científica,


el conocimiento científico es siempre derrotable y transitorio. No existe una teoría
científica definitiva mientras el método científico siga siendo válido. Sólo
podemos aspirar a obtener representaciones parciales y provisionales cada vez
mejores de la realidad. La imagen científica del mundo es siempre provisional y
tentativa. No existe una "verdad final" a la que tiendan nuestras teorías. La razón
es sencilla: somos nosotros quienes atribuimos verdad a nuestras afirmaciones
sobre la naturaleza. La certeza no está entre las opciones cuando asignamos valor
de verdad a partir de pruebas limitadas (véase el Cap. 2).
Además de la consideración anterior, quiero señalar que la expansión del
conocimiento científico va en una dirección de creciente complejidad. Esto se
puede observar no sólo en el enorme crecimiento de la literatura científica y la
diversificación de las revistas especializadas, sino también en el abrumador
tecnicismo de los nuevos enfoques, formalismos y marcos teóricos. La naturaleza
no es sencilla. La simplicidad ontológica no es más que un mito conveniente para
pensar más allá de los detalles, pero no existe el menor apoyo para tal tesis. La
ciencia natural no está vinculada a ningún principio de simplicidad (Bunge 1963).
Por último, podemos preguntarnos si es posible, dentro de un marco teórico
dado, plantear preguntas que en principio son imposibles de responder. En otras
palabras, ¿existen, como las llamaban los escolásticos, insolubilidades? ¿Existen
preguntas que la ciencia, en principio, no puede responder? En el ámbito de la
investigación empírica no hay nada que pueda plantearse legítimamente y no
investigarse. Por ejemplo, si preguntamos por la posición y el momento
simultáneos de un electrón, estamos formulando una pregunta ilegítima, ya que
según la mejor teoría sobre los electrones, la mecánica cuántica, estas partículas no
tienen simultáneamente estas propiedades. Si preguntamos, en cambio, qué hay en
el interior de un agujero negro, estamos formulando una pregunta válida. Aunque
el interior del agujero negro es inaccesible a experimentos u observaciones desde el
exterior, las preguntas sobre el interior pueden responderse utilizando
herramientas teóricas como la relatividad general o las teorías de la gravedad
cuántica. Si hubiera preguntas cuya resolución escapara a la ciencia, entonces
difícilmente podrían considerarse preguntas científicas. A la inversa, las preguntas
científicas tienen en principio (aunque no necesariamente en la práctica) respuesta.
Algunos científicos, sobre todo físicos de partículas, suelen hablar de "teorías
del todo" o "teorías finales". Con ello parecen referirse a un marco teórico único a
partir del cual podrían responderse en principio todas las preguntas. Dudo que
semejante empresa tenga algún sentido. Si algo hemos aprendido sobre la
naturaleza es que existen distintos niveles de composición y organización, y que
hay propiedades emergentes en cada nivel (véase el Cap. 3). De ahí que, aunque
pudiera formularse una teoría unificada de todas las interacciones físicas, ello no
implicaría que pudiera utilizarse para obtener respuestas a todas las preguntas.
Incluso a nivel físico de sistemas complejos, desde estrellas o galaxias hasta
líquidos y sólidos criogénicos, la realidad seguiría ofreciendo una fuente
inagotable de enigmas. Por no hablar de los problemas para explicar y comprender
todos los niveles superiores y las entidades que los pueblan: químicas, biológicas,
sociales Por otra parte, una supuesta "teoría del todo", aunque fuera correcta en su
formulación de las leyes físicas básicas, no diría nada sobre las condiciones
iniciales y de contorno necesarias para resolver las ecuaciones que expresan dichas
leyes. Final
Las teorías, por utilizar una expresión debida a Steven Weinberg, pertenecen al reino
de los sueños (Weinberg 1992).

4.9 Tecnología

La tecnología está relacionada con nuestra capacidad para manipular el entorno. No


necesariamente toda la tecnología se basa en la ciencia. La tecnología es más
antigua que la ciencia. Por ejemplo, algunos simios y comunidades humanas
primitivas ignoran la ciencia, pero utilizan algunas herramientas sencillas. Los
delfines y las ballenas han desarrollado lenguajes, es decir, herramientas
conceptuales para comunicarse. Las civilizaciones anteriores a la ciencia han
logrado importantes avances tecnológicos, como ciudades urbanizadas, carreteras,
armas, etc. Está claro que no basta con caracterizar la tecnología como la
capacidad de cambiar y producir bienes de forma planificada. La tradición, la
transmisión oral y el conocimiento práctico no bastan para crear reactores de
fusión, teléfonos móviles, enviar robots a Marte, crear vacunas o construir
aviones. Falta un elemento científico.
La tecnología basada en el conocimiento científico es una actividad humana
dirigida a diseñar, desarrollar y construir artefactos, es decir, cosas que pueden
controlarse y utilizarse para objetivos específicos. La tecnología también se ocupa
de la planificación de las actividades humanas con el objetivo de controlar
diversos procesos, siempre sobre la base de los conocimientos científicos
disponibles.
En concreto, podemos definir el concepto de tecnología científica como un
conjunto formado por todas las tecnologías específicas Ti :

Ti = (Ci , S, Di ,F, E,P, A,O, Mi ,V ) , (4.10)

donde:
• Ci es una comunidad de tecnólogos. Se trata de personas formadas para diseñar,
construir y controlar sistemas artificiales a partir de conocimientos científicos.
• S es una sociedad que acoge (o al menos no es hostil con) los miembros de Ci .
• Di es el dominio de Ti , es decir, el conjunto de cosas de las que se ocupa Ti .
• F es el conjunto de teorías formales que pueden ser utilizadas por en Ci .
• E es el conjunto de teorías científicas junto con los datos relevantes utilizados
por los miembros de Ci para alcanzar sus objetivos.
• Pi es la problemática específica que deben resolver los de Ci .
• A es el conocimiento tecnológico total de que disponen los individuos en Ci .
• Oi es el conjunto de objetivos finales de los tecnólogos en Ci .
• Mi es el conjunto de normas e instrucciones metodológicas adoptadas por los
miembros de Ci . Mi evoluciona con el tiempo; sus normas deben ser siempre
verificables y justificables.
• V es el sistema de valores (axiología) adoptado por las personas de Ci , que se
basa en la ética compartida por la sociedad S.
4.10 Pseudociencia y pseudotecnología 67

La tecnología científica incluye no sólo las numerosas ingenierías, sino también


la medicina, la didáctica, la epidemiología normativa, la economía regulativa, el
derecho y todas las disciplinas de la planificación social. Dado que la tecnología
científica se basa en la ciencia, puede perfeccionarse con ayuda de la
investigación.

4.10 Pseudociencia y pseudotecnología

Como la mayoría de los productos humanos, la ciencia y la tecnología pueden ser


falsas: hay actividades y artefactos presentados u ofrecidos como científicos o
tecnológicos que en realidad no lo son. Dado que la ciencia y la tecnología
modernas son bastante complejas, no es una tarea sencilla identificar las
imposturas (para diferentes intentos recientes de criterios de demarcación, véanse
Mahner 2007 y Pigliucci y Boudry 2013). En general, un criterio de demarcación
simple fracasa porque una regla simple no puede tener en cuenta la complejidad y
el carácter sistémico de la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, la propuesta
positivista de considerar que el discurso científico es significativo mientras que la
pseudociencia no lo es, falla porque muchas afirmaciones pseudocientíficas son
perfectamente significativas, pero totalmente falsas. Además, sabemos que son
falsas porque las entendemos y sabemos cómo ponerlas a prueba. La astrología,
por ejemplo, hace muchas predicciones con sentido que son sistemáticamente
falsas. Pseudociencias como
La astrología, el psicoanálisis y la parapsicología son comprobables y falsables;
satisfacen el criterio de demarcación de Popper para la ciencia (Popper 1959), y
sin embargo son pseudociencia pura y dura. La astrología y la parapsicología
incluso utilizan, ocasionalmente, herramientas matemáticas en la formulación de
sus predicciones. Sin embargo, estas actividades son pseudociencias porque chocan
con el grueso del conocimiento científico. En el caso de la parapsicología, existen
además problemas metodológicos, como la tendencia a sobrestimar los casos
positivos, la falta de un control experimental eficiente y la ausencia de un dominio
corroborado de los sucesos que se pretenden explicar.
Las pseudociencias son una amenaza para la cultura de una sociedad. Las
pseudotecnologías son aún peores, ya que pueden ser una amenaza directa para la
vida humana. La homeopatía y el psicoanálisis se ofrecen como tecnologías
sanitarias. La homeopatía en el mejor de los casos es inocua, y en el peor puede
retrasar un diagnóstico correcto y permitir el avance de enfermedades mortales y
facilitar la propagación de epidemias. El psicoanálisis puede ser catastrófico para
pacientes con enfermedades mentales graves, como depresión o psicosis. Al no
basarse en ningún conocimiento del sistema nervioso humano ni en datos
científicos sobre el comportamiento humano, el psicoanálisis opera en un reino de
fantasía en el que toda posibilidad de curación está ausente, salvo por casualidad.
El dominio Di del psicoanálisis está lleno de entidades inexistentes y
pseudoconceptos, F es el conjunto vacío, Ei no incluye las neurociencias ni la
psicología experimental, Mi incluye métodos que o bien nunca se probaron o bien
son delirantes. El aspecto más chocante de esta pseudociencia es su total desprecio
por poner a prueba sus propios supuestos y su falta de preocupación por cualquier
tipo de validación científica mediante experimentos controlados.
Aún más peligrosas son las pseudotecnologías económicas. La aplicación de
medidas económicas arbitrarias puede llevar a millones de personas a la miseria e
incluso a la muerte. Las ciencias sociales están aún en pañales, y precisamente por
ello la aplicación de políticas basadas en ellas debe ser cuidadosa y racional.

4.11 Filosofía científica

Por último, cabe preguntarse por el lugar de la filosofía en nuestra visión científica
del mundo. Tradicionalmente, la filosofía se ha ocupado de los problemas más
generales relacionados con la naturaleza del mundo y nuestra comprensión del
mismo. El tipo de filosofía por el que abogo aquí es la filosofía científica. Es
científica porque considera que la ciencia es la forma más importante de obtener
conocimientos sobre el mundo. Es científica porque se basa en teorías y modelos.
Es científica porque incorpora los últimos resultados de la ciencia. Y lo que es más
importante, es científica porque su criterio de verdad se encuentra en la coherencia,
tanto interna como con los resultados de la ciencia. Propongo la siguiente
definición, más bien informal.
La filosofía científica es la filosofía informada por la ciencia que se ocupa de
problemas relevantes para la ciencia. Procede, como la ciencia, utilizando teorías
que se expresan como sistemas hipotético-deductivos. Estas teorías se contrastan
por su coherencia interna y su compatibilidad con la totalidad del conocimiento
científico. Por tanto, las teorías de la filosofía científica evolucionan con la ciencia.
Pueden y deben ser refutadas y sustituidas por teorías mejores. Además, la filosofía
científica utiliza herramientas formales precisas para minimizar la vaguedad. Sus
principales ramas son: la lógica filosófica, la semántica filosófica, la ontología, la
epistemología, la ética y la estética. El objetivo último de la filosofía científica es
articular la mejor visión del mundo que emerja de las ciencias específicas (véase
Reichenbach 1951 para una discusión adicional y Stadler 2001 para los aspectos
históricos).
La filosofía científica no debe confundirse con la filosofía de la ciencia. Esta
última es una rama de la epistemología. Se ocupa del estudio metacientífico de las
distintas ciencias especiales. Así, existe una filosofía de las matemáticas, de la
física, de la química, de las neurociencias, etc. Ciertamente, dado que el mejor
método de conocimiento es el método de la ciencia, las filosofías de las ciencias
especiales y la filosofía general de la ciencia ocupan un lugar destacado dentro de
la epistemología científica.
Resumiendo El conocimiento es el resultado del proceso de aprendizaje de algún
sistema biológico. No está relacionado con la creencia y no es necesariamente
verdadero. En realidad, no todo el conocimiento es proposicional: existe el
conocimiento sensitivo-motor y el conocimiento perceptivo, además del
conceptual. La comprensión es una operación cognitiva que consiste en la
acomodación de datos sobre el mundo a nuestra visión conceptual. Hay tres
formas de comprensión: descripción, subsunción y explicación. Esta última es la
más profunda, y consiste en exponer los mecanismos que producen la actividad
que se quiere explicar. La representación conceptual de un mecanismo es una
Referencias 69

modelo. Las teorías son sistemas hipotéticos deductivos de proposiciones cerradas


bajo deducción que incluyen enunciados de ley. Con la ayuda de condiciones
específicas, las teorías se utilizan para construir modelos, y éstos para validar las
teorías. Nuestra red de teorías es el resultado de la ciencia, una compleja actividad
humana diseñada para aumentar sistemáticamente nuestros conocimientos. La
tecnología basada en la ciencia permite manipular y controlar nuestro entorno y
crear artefactos.
El Principio de Razón Suficiente es un enunciado metanomológico que
proporciona una guía útil en la búsqueda del conocimiento científico. No es una ley
de la naturaleza ni una afirmación necesaria. No obstante, los científicos lo utilizan
en su trabajo cotidiano y ha sido asumido en muchos de los descubrimientos más
importantes de la ciencia. Esta es razón suficiente para que el principio de razón
suficiente sea bien codiciado en la caja de herramientas de cualquier investigador
serio.

Referencias

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Oxford: Oxford University Press.
Capítulo 5
Ética

Todos los animales evalúan algunas cosas y algunos procesos. Algunos pueden
aprender pautas de comportamiento social y comportarse de acuerdo con ellas al
menos una parte del tiempo. Un animal incapaz de evaluar nada duraría muy poco;
y un animal social que no observara el comportamiento social aceptado
probablemente sería segregado o castigado por otros miembros del grupo social.
Estos son algunos hechos sobre los valores, la moral y los patrones de
comportamiento. Son el punto de partida de la ética: la filosofía del
comportamiento moral.
Los animales normales se esfuerzan por alcanzar o conservar un estado de
bienestar. Este estado, sin embargo, no es igual para todos. En consecuencia, los
animales normales valoran positivamente, es decir, consideran bueno, todo aquello
que necesitan para su bienestar y, en primer lugar, para su supervivencia.
Postulo, siguiendo a Bunge (1989), que las necesidades y los deseos -
biológicos, psicológicos o sociales- son las raíces mismas de los valores. La
función de las normas es proteger dichos valores, es decir, facilitar la satisfacción
de las necesidades asociadas. También postulo que estamos impulsados por
nuestros valores y limitados por nuestras normas, no sólo por factores externos.
No todos los valores están en pie de igualdad. Los hay primarios, secundarios e
incluso valores de orden superior, según el nivel de necesidades o deseos en que
se originan.
En consecuencia, existen derechos y deberes básicos para los animales que
viven en sociedad, a saber, los derechos y deberes asociados a los valores básicos.
Del mismo modo, existen derechos y deberes de orden superior -es decir, menos
importantes-, es decir, los que corresponden a valores de orden superior.

5.1 Valores

En el mundo real no hay valores en sí mismos, como tampoco hay formas,


movimientos o funciones matemáticas en sí mismos. En su lugar, hay organismos
que evalúan ciertas cosas (entre ellas a sí mismos) cuando ellos, al igual que las
cosas valorados, se encuentran en determinados estados o experimentan
determinados cambios. En otras palabras, todo lo que es valioso lo es para algunos
organismos en determinados estados, en particular estados de privación que
originan pulsiones que motivan la acción.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 71


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_5
Los valores no son cosas, estados de cosas o procesos en las cosas: éstos sólo
pueden ser portadores de valores u objetos de valoración. Los valores son
ficciones atribuidas a objetos y procesos de determinados tipos por organismos de
determinados tipos y en determinados estados. Más concretamente,
Definición U n elemento a es valioso en su aspecto b para el organismo c con
objetivo e, en la circunstancia d, y a la luz del conjunto de conocimientos f si a
satisface una necesidad de c.
En resumen, los juicios de valor implican al menos relaciones binarias: son de
la forma V ab, V abc, . . . , V abcd . . . n. Si conseguimos cuantificar los valores, la
relación se convierte en una función de n-tuplas de objetos a números. Por
ejemplo:
V (a, b, c, d, u) = v, donde u es una unidad adecuada y v el valor numérico c
atributos a en su aspecto b y postura d.
La forma general de una función real que representa valores es V : A × B × . . .
N × U → R, donde A es una colección de portadores de valores, B una
colección de organismos, y los restantes factores del producto cartesiano, hasta
N, pueden ser colecciones de cosas, propiedades, estados o procesos, mientras que
U es un conjunto de unidades, y R es el conjunto
de números reales. Los valores cuantificables son excepcionales: rara vez los
animales pueden o desean
se esfuerzan por cuantificar su asignación de valores.
Distingo dos niveles o grados de necesidad: primaria y secundaria, y definiré
los conceptos correspondientes en términos de la noción de déficit o carencia, es
decir, lo que falta para lograr una supervivencia óptima.
Definición Sea x un déficit biológico, psicológico o social de un ser b en una
circunstancia c. Llamamos a x
1. una necesidad primaria de b en c si satisfacer x es necesario para que b siga vivo
en c;
2. una necesidad secundaria de b bajo c si satisfacer x es necesario para que b
conserve o recupere la salud bajo c;
3. una necesidad básica si x es una necesidad primaria o secundaria.
Definición Sea x una cosa, una propiedad de una cosa o un proceso en una cosa.
Atribuimos x
1. un valor primario para los seres humanos en la circunstancia c si x contribuye a
satisfacer al menos una necesidad primaria de cualquier ser humano, en
cualquier sociedad, cuando se encuentra en la circunstancia c;
2. un valor secundario para los seres humanos en la circunstancia c si x contribuye
a satisfacer al menos una de las necesidades secundarias de los seres humanos
en la circunstancia c en su sociedad particular;
3. un valor terciario para los seres humanos en la circunstancia c si x contribuye a
satisfacer al menos uno de los deseos (o anhelos o aspiraciones) legítimos de
los seres humanos en la circunstancia c;
4. un valor cuaternario para el ser humano en la circunstancia c si x contribuye a
satisfacer un antojo;
5. un valor básico si x tiene un valor primario o secundario.
5.2 Axiología 73
Definición Un objeto x es bueno para un ser humano b en una circunstancia c si x
tiene un valor primario, secundario, terciario o cuaternario para b.
Definición Un objeto x es malo para un ser humano b en una circunstancia c si x
evita la realización de valores primarios, secundarios, terciarios o cuaternarios
para b.
Los valores terciarios y cuaternarios no son universales, por lo que algo bueno
para alguien (por satisfacer necesidades ternarias o cuaternarias) puede ser malo
para otra persona (con necesidades diferentes).
Observo que nada es bueno en sí mismo, es decir, independientemente de
cualquier sujeto evaluador y en cualquier circunstancia. Por ejemplo, no había
nada bueno ni malo en el universo antes de que surgieran los primeros animales.
La siguiente cadena de implicación resume la situación:
No hay necesidades → no hay valores → no hay bien ni mal.
Tampoco existe el mal. Sólo hay algunas cosas, estados y procesos considerados
el mal por parte de algunas personas en determinadas circunstancias. El mal no es
una fuerza contra la que luchar ni una entidad que evitar. Es sólo una forma de
nombrar algunas acciones. Luchar contra el mal es inútil. Sólo podemos actuar
sobre las cosas y sólo podemos influir en procesos concretos. La única manera de
erradicar el mal es actuar sobre personas o acontecimientos que consideramos
malos por alguna razón.
Según las necesidades que motivan las valoraciones, podemos diferenciar entre
biovalores (básicos) y psicovalores (meros deseos).
La discrepancia entre biovalores y psicovalores puede ser una fuente de
conflicto interno y sufrimiento para el individuo que evalúa.
Obsérvese que, por ejemplo, la comida no es un valor. Es un objeto que
valoramos, es decir, la valoración es una operación mental por la que atribuimos
valor a objetos necesarios o deseados. El valor en sí es una ficción, como la
verdad. Podemos valorar cosas extremadamente nocivas, como los narcóticos, por
ignorancia o condicionamiento.
Los juicios de valor pueden justificarse o criticarse, en lugar de aceptarse o
rechazarse dogmáticamente, cuando están enraizados en necesidades básicas o
deseos legítimos. En este caso, puede demostrarse que son verdaderos o falsos con
respecto a algún sistema de valoración. Consideremos las siguientes
proposiciones.
1. La libertad es buena para permitirnos ejercer nuestros derechos.
2. La honradez es buena para fomentar la cooperación.
Estas afirmaciones pueden justificarse o criticarse en el contexto de las ciencias
sociales y para sociedades concretas.

5.2 Axiología

La axiología es la teoría de los valores y las valoraciones.


La axiología que propongo es materialista porque considera la valoración
consciente como un proceso cerebral parcialmente condicionado por las
circunstancias sociales y las necesidades biológicas y psicológicas internas.
Entonces, en esta axiología la afirmación 'V es valioso" debería traducirse por
"existe al menos un individuo para el que los objetos con la propiedad V satisfacen
algunas necesidades o deseos".
Está claro que cuanto más sabemos, mejor evaluamos.
El comportamiento social humano requiere unas reglas o normas que se
denominan moral. El objetivo de la moral es ayudar a realizar (o inhibir) la
adhesión a algunos valores humanos. La moral, por tanto, depende de lo que es
valioso en una sociedad para los individuos que viven en ella.
Cuando una norma está escrita y es aplicada por una autoridad se denomina
deber legal. Si es de libre aceptación, es una moral. Lo que no es un deber legal es
un derecho moral. Un derecho moral es el derecho a satisfacer una necesidad
básica.
Todas las personas que viven en una sociedad tienen unos deberes y unos derechos.
Se dice que una acción es moralmente incorrecta si impide a algún individuo
ejercer un derecho moral. Por el contrario, es moralmente correcta si ayuda a un
individuo a ejercer un derecho moral. Los casos especiales, como cuando una
acción impide a un individuo alcanzar un derecho moral pero al mismo tiempo
permite a otros individuos alcanzar un derecho moral mayor, merecen un análisis
especial en el contexto de la optimización de los derechos de todo el grupo social
(véase Bunge 1989).
Solemos decir que una persona es moralmente responsable de una acción b o
de las consecuencias de no actuar en alguna circunstancia si conoce lo que está
bien y lo que está mal, es plenamente consciente de las intenciones que
desencadenaron la acción (o la bloquearon) y no se encuentra bajo coacción
externa.
Somos moralmente responsables no sólo de nuestras acciones intencionadas o
deliberadas, sino también de las faltas por omisión, como la negligencia o el no
haber actuado en el momento oportuno. Quien está a cargo o controla un
acontecimiento cuyo resultado es beneficioso o perjudicial para los demás, es
responsable de ese acontecimiento o de no haberlo provocado.
Sólo los individuos pueden ser moralmente responsables, por la sencilla razón
de que sólo los individuos son conscientes. En otras palabras: no existe la
responsabilidad m o r a l colectiva. Lo único que puede existir es el reparto entre
todos los miembros de un grupo de una determinada responsabilidad. Por lo tanto,
las represalias colectivas son inmorales. Es un error trasladar la responsabilidad
del individuo a la sociedad ("el sistema", "el establishment"). La sociedad no tiene
cerebro, condición necesaria para el pensamiento y la conciencia.
Un código moral es un sistema ordenado de normas que especifican lo que está
bien y lo que está mal para un grupo de individuos. Algunas de estas normas
regulan las actividades interpersonales, mientras que otras guían el comportamiento
de los individuos. Todo código moral se complementa con normas metamorales (o
éticas) que establecen que tales o cuales normas son superiores a tales o cuales
otras.
Un código moral probado racional y empíricamente será superior a o t r o
irracional, basado en la superstición e impuesto por la propaganda. Una moral
orientada científicamente tiene en cuenta los descubrimientos de la ciencia para
proponer códigos morales diseñados para sociedades específicas en las que los
individuos tienen necesidades y deseos específicos. A medida que la sociedad
evoluciona, también deben evolucionar los códigos morales. Ninguna moral es para
siempre.
5.3 Libre Albedrío 75

5.3 Libre albedrío

El libre albedrío es un concepto muy difuso. A veces se define como un


comportamiento no causado o un comportamiento que no está relacionado con el
estado previo del universo o del organismo. Esto apenas tiene sentido. Aunque hay
sucesos que no son causados, todos los sucesos ocurren de acuerdo con leyes. Un
suceso probabilístico no es indeterminado: está determinado por una ley
probabilística. La desintegración de un neutrón, por ejemplo, no es un caso de libre
albedrío. Es sólo un acontecimiento natural que sigue un patrón regular de la
naturaleza. Dado que, según nuestra visión científica actual, todo lo que ocurre,
ocurre legalmente, el libre albedrío, si es que existe, no puede estar fuera del
alcance de las leyes naturales (véase Wegner 2003; Harris 2012).
A veces se asocia el libre albedrío con la responsabilidad moral. Si la persona x
comete libremente un acto b, entonces x es responsable de las consecuencias de b.
Esto suena razonable, pero... ¿cuál es la diferencia con la causalidad pura? Si x
causa b, entonces x forma parte de las causas de todas las consecuencias de b.
Normalmente, algunas personas piensan que x es responsable si el comportamiento
de x no tiene causa en sí mismo. Ésta es una visión completamente acientífica del
comportamiento humano. Las acciones humanas (animales, en general) son el
resultado de procesos complejos en los que intervienen miles de millones de
neuronas y otras células del organismo, así como sofisticadas moléculas,
neurotransmisores, hormonas, entradas externas y mucho más. Todos estos
elementos contribuyen a generar procesos extremadamente complejos, muchos de
ellos en el cerebro, muchos inconscientes, que dan lugar a las acciones específicas
de un individuo. Dado que el sistema nervioso es plástico, las interacciones
previas del organismo con el entorno, las experiencias internas pasadas, el estado
de conocimiento y el condicionamiento pueden ser sumamente relevantes para el
comportamiento final. Cualquier definición del libre albedrío basada en la ciencia
no puede ignorar estos hechos.
En concreto, el libre albedrío no puede estar libre de las leyes de la naturaleza.
Los actos volitivos no son incausados: simplemente no somos conscientes de los
complejos procesos que ocurren en nosotros cuando aparece una volición. En
palabras de Schopenhauer, aunque podemos hacer lo que queremos, no podemos
querer lo que queremos. Si fuéramos diferentes, con un cerebro diferente y una
historia diferente, nuestras voliciones seguramente también serían diferentes. Hay
muchos experimentos que demuestran (por ejemplo, Libet et al. 1983) que nuestro
cerebro toma decisiones antes de que seamos conscientes de ellas. Si pensamos
que es nuestra conciencia la que toma las decisiones, nos equivocamos. No somos
conscientes de la mayor parte de lo que ocurre en nuestro cerebro. La conciencia
parece ser muy útil para algunas actividades, pero es perjudicial para otras, que
requieren un alto nivel de automatización (por ejemplo, Eagleman 2011).
Entonces, ¿cómo podemos definir el libre albedrío de forma significativa? Ésta es
una propuesta provisional:
Definición Una acción a de un organismo x en el estado s es libre si
1. a es el resultado de una volición de x.
2. x no se ve obligado a realizar una por condiciones externas o internas
incontroladas.
Definición Una volición de un organismo x es un proceso cerebral que da lugar a l a
formación de un objetivo para x.
Entonces, el libre albedrío es la capacidad de un organismo de actuar
intencionadamente sin coacción ni coerción. Esto no significa que el
comportamiento no tenga causa. Sólo significa implica que el organismo actúa
según su propia constitución y no impulsado por acontecimientos ajenos. En
realidad, cuando esperamos que alguien actúe por libre albedrío, esperamos un
comportamiento acorde con lo que sabemos de la persona, su pasado, sus
conocimientos y su estado actual. Cuando alguien empieza a comportarse de
forma totalmente impredecible, sospechamos que puede estar afectado por causas
ajenas o por algún problema cerebral. Por supuesto, la gente nos sorprende todo el
tiempo, pero esto no se debe a que su comportamiento no tenga causas. Nos
sorprenden porque desconocemos las causas de su comportamiento.
El libre albedrío, en esta interpretación, no es una entidad, sino una disposición
a actuar de alguna manera específica.

5.4 El estatuto ontológico de los bienes, los valores y la moral


En la sección 5.1 mencioné que valoramos los objetos y procesos si pensamos o
sentimos que son buenos para nosotros. Y son buenos si satisfacen alguna
necesidad. Cuando valoramos una cosa x, le atribuimos una ficción que llamamos
el valor de x. El valor no está en la cosa, sino en nuestro cerebro. Es una forma
cómoda de expresar nuestra necesidad de x. No hay valores en sí mismos. Sólo hay
cosas valiosas para algunos organismos en algunas condiciones específicas. Una
misma cosa puede ser muy valiosa para un individuo A y completamente
indiferente para otro B. Esta diferencia no está en un fallo de B para apreciar x,
sino en las diferentes necesidades de B. Evidentemente, el valor fue atribuido por
A a x. Puesto que es común que en una sociedad determinada muchos individuos
tengan necesidades similares, tienden a valorar cosas similares de forma parecida,
y de ahí puede surgir la ilusión de que los valores existen por sí mismos. La
educación, el conocimiento, el adoctrinamiento y todo lo que pueda afectar a
nuestro cerebro y a nuestro cuerpo puede influir en nuestra forma de valorar. De
ahí la importancia de la educación para aprender a valorar de un modo acorde con
nuestros objetivos. El condicionamiento, la manipulación, la propaganda y la
presión social o emocional pueden obligar a algunos de nosotros a valorar
positivamente cosas extremadamente perjudiciales (véase Winn 2012).
Del mismo modo, la moral no existe independientemente de los seres humanos
que la codifican y la siguen. La moral no viene dada por Dios, ni se descubre
mediante la investigación, ni se recibe por iluminación repentina. La moral se
inventa como artefacto social para coordinar y guiar el comportamiento social. Por
ello, la moral debe adaptarse a cada sociedad y evolucionar con ella. En las
sociedades avanzadas, esta evolución debe planificarse para adaptarse a la
evolución de las necesidades de los individuos.

5.5 Ética
La ética es metamoral, e s d e c i r , el estudio y diseño de la moral para satisfacer
las necesidades y deseos de los individuos de una sociedad. Las teorías éticas (es
decir, los sistemas hipotético-deductivos sobre la naturaleza, las raíces y las
funciones de las normas morales) deben evaluarse a la luz de la ciencia: es decir,
mediante la coherencia interna y la experiencia.
5.5 Ética 77

La experiencia provendrá de estudios empíricos sobre los efectos de determinadas


morales en grupos bien definidos de individuos y sociedades. La comprobación de
las teorías éticas requiere, pues, un trabajo multidisciplinar en el que deben
participar científicos sociales y psicólogos científicos.
Además de una ética científica, existe una ética de la investigación científica.
Esta ética fija normas morales para hacer ciencia. Cualquier definición adecuada
del concepto de ciencia debe incluir una referencia a su código moral, diseñado
para fomentar y proteger la búsqueda de la verdad, es decir, la búsqueda de
representaciones y modelos adecuados de la realidad. El éxito de la investigación
científica depende crucialmente de la obtención de datos verdaderos, la
formulación de hipótesis verdaderas y el diseño de métodos eficaces para poner a
prueba teorías y modelos. De ahí que la verdad sea un valor para cualquier código
moral de la investigación científica. Esto implicará reglas morales como
• Sea lo más claro posible.
• No oculte datos relevantes.
• No altere los datos a su conveniencia.
• Comprueba la veracidad de tus resultados.
• Dar el debido crédito a otros investigadores.
• No plagie.
• Busque críticas y consejos de expertos.
• No infle sus resultados.
• No ocultes información.
• ...
Hay muchas más normas específicas que deberían desarrollarse para las
ciencias especiales, como "no hacer sufrir a los animales de experimentación",
"tratar con justicia a sus ayudantes", y muchas más. Toda institución de
investigación debe hacer explícito el código moral que adopta, así como la ética en
la que se basa dicho código.
Los científicos de base son responsables con respecto a los deberes morales que
implican los códigos adoptados en sus organizaciones, por lo que se les puede
culpar si hacen trampas, mienten y maltratan a sus alumnos, entre otras cosas. Pero
no son responsables de los usos de la tecnología basados en los conocimientos que
generan. La responsabilidad recae sobre los tecnólogos que desarrollan los
artefactos, los burócratas, empresarios y políticos que ordenan la construcción de
los artefactos y los que deciden su uso. Si un político decide utilizar un artefacto
(desde una bomba atómica hasta un plan social) que provoca un daño moralmente
reprobable, la responsabilidad recae en el político, en quienes instrumentaron la
acción y (en un Estado democrático) en quienes votaron al político.
No se puede culpar a la ciencia de los malos usos de la tecnología que hacen los
políticos y otros individuos que disponen cómo utilizar el conocimiento para crear
herramientas tecnológicas de las que se hace un mal uso. Las herramientas en sí
son moralmente neutras, ya que sólo las acciones (y sus agentes) y los hechos
pueden considerarse morales con respecto a algún código moral. Un misil puede
utilizarse para matar o para desviar un asteroide. Lo que hace que una acción sea
buena o mala es el uso que alguien hace del artefacto, no el artefacto en sí. La
tecnología es un medio, no un fin en sí misma (para la ética de la tecnología, véase
Bunge 1989).
5.6 Metaética

Los hechos morales son hechos considerados de importancia moral en algún


sistema moral. Más concretamente, son hechos que pertenecen a la clase de
referencia de un código moral. Hay hechos morales, pues, no en términos absolutos,
sino con respecto a un código moral determinado. El código moral en sí es un
sistema de normas morales. Una teoría ética es una teoría sobre un código moral.
Trata de su justificación, significado, coherencia, etc. Por último, la metaética es
el estudio de los conceptos utilizados en las teorías éticas. Se ocupa de aclarar
conceptos como los de norma, código, teoría ética, responsabilidad moral, bien y
mal, libre albedrío y muchos otros. Asimismo, la metaética estudia las relaciones
entre la ética y la moral, y las de ésta con las acciones. Para una introducción a la
metaética, véase Fisher (2014).

5.7 Acción

Las acciones pueden ser intencionadas o no intencionadas. Las acciones


intencionadas están motivadas por un objetivo y se ejecutan por algunos medios.
Los medios son tan importantes como el objetivo. No todos los medios son
iguales. Una acción moral debe adoptar medios que minimicen el impacto
moralmente incorrecto sobre cualquier individuo sensato. Esto puede lograrse con
una planificación científica adecuada. Las acciones impulsivas e irreflexivas
suelen ser extremadamente perjudiciales. Deben evitarse en una sociedad
civilizada y en la vida personal.
Dado que puede haber medios alternativos para alcanzar un objetivo dado,
deberíamos elegir el medio que optimice el valor total V (i, m, f ), en lugar de
sólo la diferencia entre los valores de los estados inicial y final. Nótese que
optimización no es lo mismo que maximización. En muchos casos, los óptimos
se sitúan entre los mínimos y los máximos. Para una teoría cuantitativa de la
acción que adopta la optimización, véase Bunge (1989).
Cualquier acción responsable requiere al menos tres componentes:
conocimiento, valor y objetivo. Sin conocimiento no podemos saber cuál es la
mejor manera de proceder. Sin valor, podemos vacilar a la hora de poner en
práctica nuestras acciones. Sin un objetivo o una razón, nuestra acción carece de
sentido.
Resumen Todos los organismos con necesidades valoran algunos objetos. Los
valores son ficciones que los organismos atribuyen a esos objetos. Hay valores
básicos o biovalores, y valores no básicos o valores psicológicos. En algunos
casos, estos últimos pueden estar fuertemente influidos por el contexto social del
individuo, hasta el punto de que también se habla de valores sociales. La moral
son normas impuestas en una sociedad para imponer valores que se consideran
deseables (bienes). Lo bueno y lo malo no existen por sí mismos. Son el resultado
de nuestras valoraciones. La ética es la teoría metamoral: el estudio, la
justificación y el diseño de la moral. La metaética es el estudio y la clarificación
de los conceptos de la ética y las relaciones de la ética y la moral.
Referencias 79

La acción debe estar regulada por la ética dentro de una sociedad. La ética, en una
sociedad racional, debe llevarse a cabo científicamente para conducir a la óptima
normas de comportamiento y, por tanto, establecer lo que está bien y lo que está
mal para los individuos en el contexto de esa sociedad.

Referencias

Bunge, M. (1989). La ética: El bien y el derecho. Tratado de filosofía básica (Vol. 8).
Dordrecht: Kluwer.
Eagleman, D. (2011). Incógnito: Las vidas secretas del cerebro. Nueva York:
Pantheon. Fisher, A. (2014). Metaethics: An introduction. New York: Routledge.
Harris, S. (2012). El libre albedrío. New York: Free Press.
Libet, B., Gleason, C. A., Wright, E. W., & Pearl, D. K. (1983). Tiempo de la intención
consciente de actuar en relación con el inicio de la actividad cerebral (disposición-potencial).
La iniciación inconsciente de un acto libremente voluntario. Brain, 106(3), 623-642.
Wegner, D. M. (2003). La ilusión de la voluntad consciente. Cambridge: MIT Press.
Winn, D. (2012). La mente manipulada: Lavado de cerebro, condicionamiento y adoctrinamiento.
Cambridge: Malor Books.
Capítulo 6
Estética

En el capítulo anterior he dicho que valoramos los objetos y procesos si pensamos


o sentimos que son buenos para nosotros. Y sostengo que son buenos si satisfacen
alguna necesidad. El valor no tiene existencia independiente, no puede encontrarse
en el objeto evaluado porque no está ahí: está en nuestro cerebro. Afirmar que algo
es b u e n o es una forma cómoda de expresar nuestra necesidad de ello. Del mismo
modo, afirmo que no hay cosas bellas, sólo hay cosas consideradas bellas por
algunos individuos en algún contexto en algún instante. Y las cosas se consideran
bellas porque producen una experiencia estética positiva en el individuo. La tarea de
la estética filosófica es dilucidar la naturaleza de esta experiencia, así como los
conceptos relacionados de apreciación estética, arte, obra de arte y otras ideas
metaartísticas.
El arte es el resultado de una actividad humana. Como cualquier producto de lo
que hacen los seres humanos, el arte puede estudiarse utilizando las herramientas
de la ciencia y la filosofía. El resultado es la estética científica. El arte,
ciertamente, no es científico, pero su investigación puede ser científica. A
continuación esbozaré una teoría del arte que podría considerarse una rama más de
la filosofía científica. Empezaré por la experiencia estética, que es la raíz de
nuestra valoración del arte.

6.1 Experiencia estética

Cualquier explicación de las experiencias estéticas debe abordar al menos las dos
cuestiones siguientes: qué significa que x sea una experiencia y qué significa que
una experiencia sea estética.
Como cualquier otra experiencia humana, las experiencias estéticas son
procesos que tienen lugar en el cuerpo humano, especialmente en el cerebro. Estos
procesos se desencadenan al interactuar con un objeto (ya sea una obra de arte o
un elemento natural) y dependen de sus propiedades objetuales, de los
conocimientos relacionados con el arte del individuo, de su estado emocional y
físico, de las condiciones ambientales y de la disposición del sujeto. Otras
investigaciones neurológicas basadas en la magnetofunción podrían revelar otros
factores.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 81


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_6
resonancia magnética, magnetoencefalografía y electroencefalografía realizadas
mientras se expone a un sujeto a distintos tipos de obras de arte y objetos estéticos.
Hasta ahora, parece que la experiencia estética implica la activación de áreas
sensoriomotoras del cerebro junto con centros centrales de la emoción y centros
relacionados con la recompensa (por ejemplo, Di Dio y Gallese 2009; Brattico y
Pearce 2013). La experiencia estética parece ser un proceso multinivel y complejo
que excede el mero análisis y apreciación cognitivo-sensorial de las obras de arte y
se basa en resonancias visceromotoras y somatomotoras en el observador, con la
participación de los principales centros emocionales, como la ínsula y la amígdala.
La naturaleza y la profundidad de la experiencia dependen en gran medida de los
conocimientos, la formación y el estilo de vida del sujeto, así como de las
condiciones físicas externas (entorno, iluminación, temperatura ambiente). La
experiencia estética, por tanto, surge de las relaciones entre un sujeto sensible, un
objeto y el contexto en el que están inmersos (Langer 2016).
Los conceptos de experiencias estéticas y valores estéticos están vinculados
entre sí mediante la siguiente necesidad lógica (Dorsch 2000):
Una experiencia de un objeto es estética si y sólo si atribuye un valor al objeto, y ese valor
es estético.

Toda persona incapaz de tener experiencias estéticas será indiferente a los


juicios estéticos. La belleza no se encuentra, se experimenta.

6.2 Belleza

La apreciación estética de distintos tipos de objetos conduce a juicios estéticos.


Decimos que un objeto, acontecimiento o proceso es bello si produce en nosotros
un determinado tipo de experiencia estética positiva. Se dice que una experiencia
es positiva si, en condiciones ideales, hace que el sujeto se sienta bien y crea el
deseo de continuar o repetir la experiencia. Específicamente,
Definición U n elemento a es estéticamente valioso en su aspecto b para el
organismo c en la circunstancia d, y a la luz del conjunto de conocimientos f si a
produce una experiencia estética positiva en c.
Observo que un individuo puede tener una experiencia estética positiva pero la causa
puede no considerarse bella. Por ejemplo, algunos objetos pueden causar asco o
incluso repulsión, pero sin embargo pueden desencadenar procesos cognitivos y
otros procesos cerebrales considerados estéticamente valiosos y positivos por el
individuo.1 Por tanto, l a r e l a c i ó n e n t r e l a s experiencias estéticas
positivas y la belleza no es unívoca. La belleza es sólo un subconjunto de todas las
posibles experiencias estéticas positivas para un individuo. Las características
distintivas de los elementos del subconjunto es que inducen una experiencia que
no sólo se considera positiva, sino deliciosa para el sujeto.
1Ejemplos de ello son la escultura alejandrina, la literatura francesa realista, naturalista y decadentista, las

novelas antibélicas escritas en los años veinte por algunos destacados escritores franceses, alemanes y
austriacos, cuyo principal objetivo era provocar repulsión, no placer, y gran parte de las artes plásticas
contemporáneas, entre otros muchos ejemplos.
Los juicios estéticos implican relaciones de la forma V abcd . .. n. Si
conseguimos cuantificar los valores estéticos, la relación se convierte en una
función de n-tuplas de objetos a números. Por ejemplo: V (a, b, c, d, u) = v,
donde u es una unidad adecuada, y v el valor numérico que c atribuye a a en su
aspecto b, sobre la base de un conocimiento f y en la postura d.
La forma general de una función real que representa valores es V : A × B × . ..
N × U → R, donde A es una colección de objetos de apreciación estética, B una
colección de individuos, y los restantes factores del producto cartesiano, hasta N,
pueden son colecciones de cosas, propiedades, estados o procesos, mientras que U
es un conjunto de unidades y R es el conjunto de números reales. Como ocurre en
ética, los valores estéticos cuantificables son excepcionales. Normalmente, sólo los
críticos de arte y los esteticistas se preocupan por hacer tales asignación
cuantitativa. Las particiones del conjunto B causadas por distintos conocimientos
previos o diferencias en las condiciones y otras variables explican las diferencias
en la atribución de valor por distintos críticos a los mismos objetos.
La belleza es simplemente el conjunto B de todos los objetos considerados
bellos por un individuo b, en condiciones c, en un instante t dado. La intersección
de Bi para los objetos de la clase x en un grupo G de individuos i = 1, . . . , n
en una s ociedad C es el ideal de belleza de x en una
s o c i e d a d C . , n en una sociedad C es el ideal de belleza de x en ese grupo.
No sólo las obras de arte pueden tener valor estético. Paisajes, rostros humanos,
objetos naturales, animales, artefactos tecnológicos, teorías científicas y muchos
otros elementos pueden considerarse objetos de belleza.

6.3 Arte y obras de arte

Arte" es una palabra polisémica con múltiples referentes. Se utiliza para referirse a
las obras de arte, pero también para describir la actividad de los artistas, la
evaluación de las obras de arte, su distribución, exposición, etcétera. Muchas de
estas actividades están asociadas a instituciones, fundaciones, universidades,
escuelas y organizaciones comerciales. El concepto de arte es claramente
multinivel y complejo. Los intentos de encontrar condiciones necesarias y
suficientes para que cualquier x sea "arte" suelen ser deficientes debido a la
enorme variedad de actividades que se consideran arte (música, danza, fotografía,
escultura, pintura, dibujo, cine, teatro, poesía, etc.). Además, dentro de cada arte
específico pueden identificarse muchos movimientos diferentes, a veces incluso
opuestos tanto en el método como en el contenido. Encontrar elementos comunes
sólo se consigue al precio de simplificaciones excesivas, de tal manera que
siempre se encuentran contraejemplos (véanse, por ejemplo, Meskin 2008 y
Davies 2013).
Creo que el mejor enfoque para una definición de arte consiste en empezar
observando el tipo de actividades que consideramos arte, encontrar sus rasgos más
sobresalientes y, a continuación, proceder a formular una caracterización
provisional. La definición que ofreceré, por tanto, es provisional, descriptiva y
perfectible. Debe mejorarse para ajustarla a los hechos, si necesario. Este es el
mismo enfoque que hemos adoptado con otros productos humanos complejos
como la ciencia y la tecnología. Para opiniones similares, véase Langer (2016).
En primer lugar, permítanme señalar que, sea lo que sea el arte, es el resultado
de la actividad humana. En estas actividades intervienen artistas, es decir, personas
con formación y habilidades especiales que pueden crear artefactos (tanto
materiales como conceptuales) que son juzgados como artísticos por otras
personas, incluidos expertos y al menos parte del público. Una obra de arte puede
no ser reconocida como tal por una parte del público e incluso puede ser rechazada
por algunos expertos. Esto lleva a veces a la formación de diferentes escuelas y
movimientos artísticos. Dado que los movimientos son más homogéneos que el
arte en general, intentaré primero caracterizar los primeros.
Un movimiento artístico específico Uni puede representarse mediante 11
componentes como:

Ai = (Ci , S, Di , Fi , Oi , Bi , Ti , Mi , Ei , Pi ; V ) , (6.1)

donde:
• Ci es una comunidad de artistas. Se trata de individuos que pueden diseñar y
construir objetos artificiales (conceptuales o materiales) denominados obras de
arte o realizar representaciones de obras de arte.
• S es una sociedad que acoge (o al menos no es hostil) a los miembros de Ci .
• Di es el conjunto de obras de arte.
• Fi es el conjunto de recursos materiales accesibles a los miembros de Ci para
crear, exponer y comerciar con sus obras o ejecutar espectáculos (incluye
talleres, teatros, galerías de arte, museos, etc.).
• Oi es el conjunto de objetivos artísticos de los miembros de Ci .
• Bi es el conjunto de conocimientos de que disponen los individuos en Ci para
alcanzar sus objetivos.
• Ti son los medios técnicos específicos de que disponen los de Ci (incluye
instrumentos musicales, equipos de escritura, industria cinematográfica,
tecnología de la pintura, etc.).
• Mi es el conjunto de normas, prescripciones, convenciones e instrucciones
adoptadas por los miembros de Ci en relación con el movimiento Ai .
• Ei es el conjunto de expertos que emiten juicios estéticos sobre objetos en
Di de acuerdo con las normas de Mi .
• Pi es un conjunto de individuos expuestos a los efectos de las obras de arte
creadas por los artistas de Ci (el "público").
• V es el sistema de valores (axiología) adoptado por las personas de Ci , que se
basa en la ética compartida por la sociedad S.
Conviene hacer algunos comentarios. Un movimiento artístico es un sistema
social material según nuestra caracterización. Los movimientos artísticos pueden
interactuar con otros subsistemas de una sociedad y desempeñar un papel activo en
la configuración de los procesos históricos. Artistas, críticos y público en general
están vinculados por relaciones complejas que van más allá de la mera producción
y percepción pasiva de obras de arte. Las ideas artísticas pueden impregnar a
grupos influyentes de una sociedad y contribuir a conformar la visión del mundo
de grandes sistemas sociales en algunos periodos históricos, como fue el caso del
Romanticismo. El Romanticismo fue un movimiento artístico, principalmente
literario y musical, que se originó en Europa hacia finales del siglo XVIII como
reacción a la Ilustración y a la
El clasicismo en las artes. Afectó a la mayoría de los aspectos de la vida
intelectual. Incluso los científicos se vieron influidos por versiones de la
Naturphilosophie de Johann Gottlieb Fichte, que desembocaría en el idealismo
alemán y en Hegel. A su vez, Hegel tuvo un fuerte impacto en Engels y Marx, con
las consiguientes implicaciones sociales e históricas. Otro ejemplo destacado de
movimiento artístico con repercusión mundial es el Renacimiento, que fue un
amplio movimiento cultural que rebasó las artes y afectó a todos los aspectos de la
sociedad humana.
Como cualquier sistema material, los movimientos artísticos evolucionan con el
tiempo. Por lo tanto, estrictamente hablando, los componentes de la representación
propuesta de los sistemas artísticos son conjuntos sólo en un momento fijo t. De lo
contrario, son colecciones de individuos y no conjuntos formales.
La existencia de un grupo de expertos es importante para el surgimiento, la
consolidación, la producción, la distribución y la dinámica general de un
movimiento artístico. Los expertos desempeñan un papel importante en la
legitimación de los artistas y sus obras. Son esenciales para evaluar, distribuir,
exponer y fomentar las obras de arte. Los expertos son (o deberían ser) buenos
conocedores de las convenciones artísticas Mi y, por tanto, contribuyen a la
autorregulación de los movimientos artísticos. Nótese que los expertos pueden ser
instituciones además de individuos. En el caso de artistas extremadamente
innovadores cuyas concepciones y creaciones no son reconocidas como arte por la
mayoría del público, los expertos suelen contribuir decisivamente a la
consolidación o el rechazo de las nuevas tendencias.
El grupo de individuos denominado "público" es el destinatario último de las
obras de arte. Se espera que varios de ellos tengan experiencias estéticas al
enfrentarse a las obras de arte. En el caso límite, el conjunto Pi sólo tiene un
miembro: el artista. Si el público está formado únicamente por el artista y ningún
experto reconoce nunca la naturaleza artística del artefacto, no se podrá afirmar
objetivamente que el artefacto es una obra de arte. Sólo el "artista" podrá afirmar
que es una obra de arte y su afirmación seguirá siendo totalmente subjetiva.
El conjunto de convenciones y normas Mi regulan y guían la producción de
obras de arte. Normalmente estas convenciones no son explícitas, por lo que parte de
la tarea de los expertos consiste en dilucidarlas. Dado que las reglas son
convencionales, los autores excepcionales pueden romperlas con diversos
resultados. Cuando el resultado de estos experimentos provoca nuevas
experiencias estéticas en un grupo significativo de personas, surge un nuevo
movimiento con nuevas convenciones.
Las obras de arte son artefactos, es decir, construcciones humanas (véase la
sección siguiente). Pueden ser materiales, como pinturas y esculturas,
conceptuales, como obras literarias o música escrita, o procesuales, como
representaciones musicales y obras de teatro. Las obras artísticas conceptuales
incluyen obras de ficción como las novelas, y el arte procesual puede abarcar
obras como exposiciones en vivo, representaciones teatrales, etc. Todas las obras
artísticas son creadas con algún objetivo (Oi ) por parte del artista. El objetivo está
relacionado con el tipo de experiencia estética que el artista pretende suscitar en el
público. Estas experiencias no son necesariamente positivas, en el sentido de que
algunos artistas pueden buscar producir ansiedad, preocupación, incluso horror en
su público dentro de un contexto estético válido (por ejemplo, una película).
De nuestra caracterización de un movimiento artístico se desprende que las
afirmaciones y los juicios estéticos pueden ser perfectamente objetivos, pero
siempre son relativos a un determinado sistema de valoración estética, que es
convencional. Es decir, no hay propiedades estéticas de las obras de arte;
asignamos un valor estético a los atributos de un determinado artefacto en relación
con un sistema de valoración a menudo implícito. Por supuesto, sería preferible
que estos sistemas de valoración se formularan de forma clara y coherente y
estuvieran a disposición del escrutinio público. Es tarea de la investigación
estética dotar a cada movimiento artístico de un conjunto bien definido de reglas de
valoración para hacer posibles declaraciones de valor objetivas y contrastables.
Tales reglas pueden ser en parte convencionales y en parte basadas en
disposiciones biológicas y preferencias culturales. Sólo así se puede hablar del
valor literario de un poema o de la importancia cultural de una película. Un mismo
producto cultural puede tener diferentes valores estéticos objetivos según los
distintos sistemas de valoración. Si éstos se declaran explícitamente junto con la
valoración, entonces es posible una comunicación objetiva sobre cuestiones
estéticas. A continuación, debe desarrollarse una metaestética para ofrecer
criterios de selección entre los distintos sistemas estéticos.
Una vez en posesión de una definición provisional de movimiento artístico,
podemos definir el arte como el conjunto de todos los movimientos artísticos.

A = {x/x = A i , i = 1, . . . . , n}.

Entonces, el arte es un concepto, no un sistema material, al menos en la teoría


estética que presento aquí. El estudio del arte es el estudio de los sistemas
artísticos, es decir, de los movimientos artísticos. Cada movimiento tiene sus
características específicas, con sus obras de arte, reglas y convenciones, público,
expertos, etc. Lo que comparten es la estructura básica definida mediante la
expresión (6.1) anterior.

6.4 Ontología del arte

¿Qué tipo de entidades deben existir para poder decir legítimamente que hay arte
en una sociedad determinada? Si la respuesta incluye "obras de arte", entonces
¿qué tipo de entidades son las obras de arte? ¿Son objetos físicos, tipos ideales,
entidades imaginarias u otra cosa? ¿Qué tienen en común objetos tan dispares
como una representación escénica, una novela, una sinfonía y un cuadro?
¿Cuántos tipos ontológicos de obras de arte existen? Éstas son las cuestiones
centrales de la ontología del arte. No son preguntas fáciles, como demuestra el
sorprendente número de opiniones sobre las posibles respuestas (véase Thomasson
2004, para una revisión).
Podemos empezar considerando la clase de referencia de nuestro concepto de
arte dado por la expresión (6.1). La colección de argumentos de los predicados que
aparecen en nuestra caracterización del movimiento artístico (y por tanto en la del
arte) incluye personas (artistas, expertos y críticos), obras de arte, objetos
materiales como instrumentos, cámaras y vestidos, construcciones conceptuales
como reglas, sistemas axiológicos y convenciones, una sociedad y procesos
cerebrales como la ideación, el conocimiento y los actos volitivos. Ya hemos
tratado este tipo de objetos en los capítulos anteriores, así que aquí me centraré en
las obras de arte.
6.4 Ontología del arte 87

Las opiniones tradicionales sobre la naturaleza ontológica de las obras de arte


se dividen en tres grandes grupos. Los que piensan que las obras de arte son
esencialmente objetos físicos (por ejemplo, Wollheim 1980), los que piensan que
las obras de arte son mentales o imaginarias (por ejemplo, Collingwood 1958;
Sartre 1966) y los que las ven como entidades abstractas (por ejemplo, Currie
1989). Como señala Thomasson (1999, 2004), estos puntos de vista contradicen
las creencias de sentido común y las prácticas habituales relacionadas con las
artes. En concreto, contrariamente a la concepción tradicional de los entes
abstractos, las obras de arte nacen e n momentos definidos (podemos decir, por
ejemplo, que la Sonata para piano nº 8 en do menor, Op. 13, de Ludwig van
Beethoven, conocida comúnmente como Sonata Patética, se escribió en 1798) y
sólo existen en el planeta Tierra. Pero, a diferencia de los objetos físicos puros,
podrían existir únicamente como procesos cerebrales (pienso aquí en "El milagro
secreto", un cuento de Jorge Luis Borges2 ). Thomasson (1999) propone, y yo
suscribo, que las obras de arte son artefactos culturales, es decir, construcciones
intencionales (ya sean materiales o conceptuales) creadas por seres humanos con
el objetivo de producir experiencias estéticas. Por lo tanto, las obras de arte no son
independientes de los seres humanos en el sentido de que se crean mediante
actividades intencionadas, y sólo existen mientras los agentes socioculturales son
conscientes de ellas. Las obras de música y literatura, por ejemplo, son creadas por
los autores en un momento y contexto determinados, y luego reproducidas por
diversos medios, como libros impresos, archivos pdf, audiolibros, partituras,
representaciones, recitados, etc. La obra perdurará hasta que se borre o se olvide la
última partitura, grabación, impresión o recuerdo de ella.
En resumen, la existencia del arte sólo es posible si interactúan una serie de
entidades materiales. Entre ellas, podemos mencionar a los artistas que crean obras
de arte, el público y los expertos. Los procesos de creación e interacción también
requieren medios materiales c o m o teatros, pinturas, galerías de arte, libros,
instrumentos musicales y mucho más. Las obras de arte son productos humanos,
artefactos culturales, que una vez creados pueden existir independientemente de su
creador, pero no de todos los seres humanos. El arte necesita tanto la intención del
artista como la sensibilidad del público para existir.
Resumen Las experiencias estéticas son un tipo de procesos biológicos mediados
por los sentidos que se dan en determinados organismos (evolucionados) y en los
que interviene principalmente el cerebro. Estos procesos dependen tanto del
estímulo externo producido por el objeto (natural o artificial) como del estado del
organismo. Si la experiencia es positiva, el organismo considera el objeto estético
como estéticamente valioso (por ejemplo, como bello). Las experiencias estéticas son
las raíces de las valoraciones estéticas.
2El protagonista de la historia es un
dramaturgo llamado Jaromir Hladík, que vive en Praga cuando la ciudad
es ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Hladík es detenido, acusado de ser judío
y de oponerse al Anschluss, y condenado a morir fusilado. Durante su ejecución, Dios le concede un
año entero de tiempo subjetivo mientras todo lo demás, incluido su cuerpo, permanece inmóvil.
Trabajando de memoria, Hladík escribe, amplía y edita mentalmente una obra de teatro, la obra de
arte de su vida, dando forma a cada detalle a su plena satisfacción. Finalmente, tras un año de trabajo,
completa la obra; sólo queda por escribir un único epíteto, que él elige: el tiempo vuelve a empezar y
el fuego de los fusiles del pelotón lo mata. Nadie más sabrá nunca que terminó su trabajo y creó la
obra.

No hay cosas o acontecimientos bellos en sí mismos: los valores estéticos, como todos los
valores, son ficciones atribuidas.a unos objetos por unos organismos en un estado
determinado. Los movimientos artísticos son sistemas socioculturales materiales
que incluyen artistas, expertos, críticos y los numerosos elementos materiales y
conceptuales asociados a sus actividades específicas. El arte es simplemente la
clase de todos los movimientos artísticos. Cada uno de estos movimientos incluye
unas convenciones con respecto a las cuales se emiten juicios artísticos. Las obras
de arte son artefactos culturales, es decir, construcciones humanas producidas en
un contexto cultural dentro de una sociedad, cuyo objetivo es inducir algún tipo de
experiencia estética en quien las contempla. Las obras de arte pueden ser
materiales, como pinturas y esculturas, conceptuales, como obras literarias,
procesuales, como obras musicales, o mixtas, como una representación escénica.
La estética es el estudio filosófico de las experiencias estéticas y el arte. El arte no
es científico, pero la estética puede llegar a serlo.

Referencias

Brattico, E., y Pearce, M. (2013). La neuroestética de la música. Psicología de la estética, la


creatividad y las artes, 7, 48-61.
Collingwood, R. G. (1958). Los principios del arte. New York: Oxford University
Press. Currie, G. (1989). An ontology of art. New York: St Martin's Press.
Davies, S. (2013). Definiciones de arte. En B. Gaut & D. M. Lopes (Eds.), The Routledge
companion to aesthetics (3ª ed., pp. 213-222). London: Routledge.
Di Dio, C., y Gallese, V. (2009). Neuroestética: A review. Current Opinion in Neurobilology, 9,
682-687.
Dorsch, F. (2000). The nature of aesthetic experiences, M. Phil. Thesis, University College London,
Londres.
Langer, F. (2016). Teoría del arte para (neuro)científicos: Salvando las distancias. Poetics Today,
37(4), 497- 516.
Meskin, A. (2008). De definir el arte a definir las artes individuales: El papel de la teoría en las
filosofías del arte. En K. Stock & K. Thomson-Jones (Eds.), New waves in aesthetics (pp.
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Sartre, J.-P. (1966). La psicología de la imaginación (B. Frechtman, Trans.). New York:
Washington Square Press.
Thomasson, A. L. (1999). Fiction and metaphysics. Cambridge: Cambridge University Press.
Thomasson, A. L. (2004). La ontología del arte. En P. Kivy (Ed.), The Blackwell guide to aesthetics
(pp. 78-92). Oxford: Blackwell.
Wollheim, R. (1980). Art and its objects (2ª ed.). Cambridge: Cambridge University Press.
Parte II
Temas
específicos
Capítulo 7
Ficcionalismo matemático

El nominalismo se define a veces como la doctrina según la cual no existen objetos


abstractos (por ejemplo, Field 1980). El punto de vista opuesto se denomina
platonismo. Un objeto es abstracto si y sólo si es no espacial y causalmente
ineficaz. ¿Por qué habría de pensarse que existen tales objetos misteriosos? Se
ofrece una poderosa razón: las matemáticas se refieren a ellos y hay proposiciones
matemáticas verdaderas sobre ellos. Según Quine (1960), si vamos a aceptar las
matemáticas (y nadie en su sano juicio no lo haría), estamos comprometidos con la
existencia de entidades abstractas. Nadie duda de que la siguiente proposición sea
cierta: "Existe un número primo mayor que 3 y menor que 7". Entonces, según el
argumento, hay algo, llamado "5", que existe. Y " 5" es un objeto abstracto: no
está situado en ninguna parte y no tiene ninguna influencia causal sobre nada. Del
mismo modo, los objetos matemáticos como conjuntos, series, funciones,
colectores, vectores, tensores, etc. son objetos abstractos. Los nominalistas
consideran objetable una ontología poblada por infinitas entidades matemáticas. Si
en el mundo existe una entidad llamada "Pablo", ¿debemos aceptar también
la existencia de los infinitos objetos '{{Paul}}', '{{Paul}}', '{{{Paul}}}', etc.? Una
vez aceptado un objeto abstracto, parece inevitable una inflación ontológica.
La respuesta nominalista habitual a esta situación consiste en una reformulación
de las matemáticas para eliminar la cuantificación sobre objetos abstractos
(Goodman y Quine 1947; véanse las revisiones de Burgess y Rosen 1997, y
Balaguer 1998). Pero, como Quine señaló más tarde, al final resulta indispensable
cuantificar sobre clases (Quine 1960). La indispensabilidad de las matemáticas
para la ciencia condujo a un programa de platonismo moderado: el compromiso
ontológico debería restringirse sólo a aquellas entidades que son indispensables
para nuestras mejores teorías del mundo (Quine 1960; Putnam 1971; Colyvan
2001). Estas entidades parecen ser clases, conjuntos o categorías.
Algunos autores (por ejemplo, Field 1980) aceptan el criterio de compromiso
ontológico de Quine, pero se niegan a incluir las clases como entidades abstractas
reales. Han producido diferentes reformulaciones nominalistas de teorías
matemáticas aplicadas por la física. Otros (p. ej. Azzouni 2004) aceptan que la
cuantificación sobre objetos y relaciones matemáticas es indispensable para
nuestras mejores teorías del mundo, pero piensan que este hecho no ofrece
ninguna razón para reconocer la existencia de las entidades correspondientes sobre

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G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_7

en pie de igualdad con los objetos materiales. Estos últimos autores consideran
que la cuantificación existencial no es suficiente para el compromiso ontológico
(véase el Cap. 3, Secc. 3.3).
A continuación presentaré un punto de vista alternativo sobre el estatus de los
conceptos matemáticos. Sostendré que los referentes de las teorías matemáticas
son artefactos conceptuales, es decir, construcciones humanas creadas en el marco
de un contexto matemático. Mi posición podría denominarse ficcionalismo formal
y está estrechamente relacionada con lo que ya he dicho en los Caps. 2 y 3. Antes
de proseguir con mi caracterización de los objetos matemáticos, diré primero
algunas cosas sobre la naturaleza de las propias matemáticas.

7.1 La naturaleza de las matemáticas

Sostengo que las matemáticas son la ciencia de los sistemas formales dotados de
una interpretación puramente conceptual (Curry propuso un punto de vista similar
en 1951; Curry, sin embargo, prescinde de interpretaciones, conceptuales o no).
Las matemáticas, sostengo, consisten en una colección de sistemas formales que
tienen como clase de referencia objetos conceptuales puros. Definiré estos objetos
en la siguiente sección. Los sistemas formales se introdujeron en el Cap. 2. Pueden
caracterizarse como sigue.
Definición Un sistema formal S es la tripleta

S = (Σ, R, O) , (7.1)

donde:
• Σ es el conjunto de términos primitivos del sistema.
• R es el conjunto de reglas que proporciona instrucciones explícitas sobre
cómo formar combinaciones válidas de los elementos de Σ.
• O es un conjunto de objetos denotados y representados por los elementos del
sistema.
El conjunto R puede contener dos subconjuntos disjuntos1 :

R = Sy ∪ Se , (7.2)

donde
• Sy ≡ conjunto de reglas sintácticas,
• Se ≡ conjunto de reglas semánticas.

1En el Cap. 2 hablamos de los sistemas formales como lenguajes, por lo que añadimos un conjunto
de reglas pragmáticas.
7.1 La naturaleza de las matemáticas 93

Las reglas sintácticas especifican cómo pueden obtenerse combinaciones


válidas de elementos de Σ y las reglas semánticas relacionan símbolos con objetos
de algún tipo.2 Las reglas semánticas proporcionan al sistema una interpretación.
Un sistema formal no interpretado es un sistema logístico.
Definición Un sistema matemático M es un sistema formal tal que las reglas
semánticas relacionan símbolos del sistema con artefactos conceptuales (véase en
la sección siguiente la definición de "artefacto conceptual").
En un sistema formal, un enunciado es verdadero si y sólo si es derivable en el
sistema. Por tanto, los enunciados matemáticos son verdaderos en un sistema si
pueden demostrarse en dicho sistema. Obsérvese que un enunciado como AB - BA
= 0 puede ser verdadero en algunos sistemas
(por ejemplo, la aritmética real) y falsas en otros (por ejemplo, en la teoría de
matrices).
A nivel fundamental, todos los sistemas matemáticos están a la par. A lo sumo
puede haber razones pragmáticas para preferir un sistema a otro. Los sistemas
incoherentes pueden demostrar todas las afirmaciones y, por tanto, son inútiles.
Por eso, cuando se descubre que un sistema es incoherente, hay que modificarlo.
De los teoremas de incompletitud de Gödel resulta que un sistema suficientemente
fuerte como para incluir la aritmética no puede demostrar su propia consistencia;
pero en la medida en que no se demuestre que el sistema es inconsistente, puede
utilizarse en matemáticas.
Los sistemas formales, y por tanto las matemáticas, son construcciones
humanas (1) exactas, ya que se explicitan con precisión las reglas de formación de
sus fórmulas, y (2) conceptuales, ya que son independientes de cualquier objeto
material (a excepción de los seres humanos que las crean). Los sistemas formales,
por tanto, sólo existen en la medida en que hay personas capaces de pensarlos.
Esto no significa que sean subjetivos. Son perfectamente impersonales e
intersubjetivos, ya que cualquier persona puede recurrir a las reglas de formación
del sistema y puede comprobar la validez de todos los enunciados.
El significado de los términos matemáticos es bidimensional y consiste en una
clase de referencia (puramente conceptual, formada por objetos matemáticos) y un
sentido bien definido (la clase de todos los términos que están conectados
formalmente con el término en cuestión). La teoría del significado desarrollada en
el Cap. 2 es válida para los lenguajes matemáticos y puede utilizarse para
demostrar que las teorías matemáticas están exentas de vaguedad. Ésta es la
principal razón de la enorme utilidad de las matemáticas en las ciencias fácticas:
proporcionan un marco exacto para expresar nuestras ideas sobre el mundo.
Cuando una teoría física recurre a herramientas matemáticas para representar
algún aspecto de la realidad, se añaden algunas reglas a las de la teoría matemática
de base. Se trata de reglas semánticas que relacionan objetos matemáticos con
objetos extralingüísticos, es decir, entidades materiales. Así, en alguna aplicación
del análisis vectorial, por ejemplo, podría especificarse que un campo vectorial
representa la distribución de velocidades en un fluido, mientras que en otra
aplicación el mismo campo podría representar un campo eléctrico. Existe un
espesor semántico en las teorías físicas que está ausente en las matemáticas puras.

2Las reglas pragmáticas introducidas en el capítulo 2 son necesarias para especificar cómo debe
utilizarse una lengua.

La interpretación propuesta de las matemáticas arroja luz sobre la naturaleza


del conocimiento matemático. Dicho conocimiento no se refiere a entidades
suprafísicas y abstractas a las que sólo algunas personas pueden acceder por
intuición. El conocimiento matemático es el conocimiento de las implicaciones de
nuestros postulados en los sistemas formales. Este conocimiento es a priori en el
sentido limitado de que puede obtenerse sin apelar al mundo exterior más allá del
propio sistema formal. En el caso de las teorías físicas, por el contrario, el criterio
de verdad de las proposiciones factuales es la correspondencia con los hechos
(véase el Cap. 2). Esta dicotomía entre enunciados formales y fácticos es la clave
para comprender el papel de las matemáticas entre las distintas ciencias. Dado que
su clase de referencia es puramente formal, las matemáticas no tienen nada que
decir sobre el mundo. Por la misma razón, las matemáticas pueden aplicarse para
expresar con exactitud nuestros pensamientos sobre el mundo. Pero esto sólo
puede hacerse si las teorías matemáticas se enriquecen con axiomas semánticos
que relacionen los objetos matemáticos con los elementos fácticos (Cap. 4).

7.2 Objetos matemáticos como artefactos conceptuales

¿Cuáles son los objetos a los que se refieren los enunciados de un sistema
matemático? Ya he afirmado que son artefactos conceptuales. Un artefacto es una
construcción humana. Ya hemos hablado de artefactos en nuestras discusiones
sobre tecnología y arte. En tecnología, los artefactos son objetos diseñados con
una finalidad: son herramientas para realizar algunas tareas. Hay artefactos
materiales, como los martillos y las naves espaciales, o sociales, como las leyes o la
moral. En las artes, los artefactos suelen tener un componente material y otro
conceptual. Están diseñados para inducir una experiencia estética en algunos
individuos. He sostenido que las obras de arte son artefactos culturales. Del mismo
modo, los artefactos de las matemáticas son conceptos complejos creados por
definición o por caracterización adecuada dentro de un sistema formal. Son una
especie de ficción, pero, a diferencia de los personajes ficticios de las novelas, se
introducen rigurosamente a través de sistemas formales. Así, las ficciones
matemáticas están plenamente caracterizadas por axiomas constitutivos dentro de
la teoría matemática en la que se inscriben.
Esencialmente, los objetos matemáticos están ontológicamente al mismo nivel
que las creaciones artísticas y mitológicas; la diferencia es contextual: los objetos
matemáticos se presentan a través de teorías que son formales y consistentes (en el
sentido de que no incluyen contradicciones), mientras que las ficciones artísticas y
mitológicas se presentan de manera informal a través de novelas, narraciones,
películas, cuentos, leyendas, etcétera. Podemos definir un objeto matemático de la
siguiente manera (véase Bunge 1985, 1997):
Definición Un objeto x de un sistema formal consistente S es un artefacto
conceptual si existe un conjunto C tal que x e C y C está especificado en S.
La especificación se implementa a través de algunos de los axiomas de S. Esta
definición se presta a una crítica directa: invoca un artefacto conceptual, a saber, el
conjunto C (por ejemplo, Torretti 1982). Pero para cualquier conjunto C habrá otro
formal sistema Sr tal que C e Cr . ¿Qué ocurre con el conjunto de todos los
conjuntos de artefactos conceptuales?
7.2 Los objetos matemáticos como artefactos conceptuales 95
Puesto que tal conjunto no puede formularse de forma coherente, no es un
artefacto conceptual. Entonces, no hay circularidad en nuestra definición. Los
artefactos conceptuales sólo pueden introducirse mediante su caracterización en
teorías formales consistentes.
Los artefactos conceptuales se pueden cuantificar dentro de una teoría
matemática, pero no hay ninguna importancia ontológica asociada a tal
cuantificación. Como hemos visto en el Cap. 3, la inclusión de un objeto en el
dominio de una variable ligada sólo expresa ausencia de contradicción. Para
asumir algún compromiso ontológico con un objeto, necesitamos expresar tal
compromiso mediante un predicado. Por supuesto, somos libres de actuar "como
si" las construcciones matemáticas tuvieran existencia independiente de los seres
humanos (Vaihinger 1911). Esto suele ser algo muy conveniente por la economía
de lenguaje que implica.
A pesar de ser creaciones humanas, los objetos matemáticos no son arbitrarios
ni puramente subjetivos. Los objetos m a t e m á t i c o s , como artefactos
conceptuales, están vinculados por los axiomas de las teorías matemáticas en las
que se introducen. Cualquier persona que domine estas teorías puede alcanzar el
conocimiento de estos objetos conceptuales. En las teorías complejas, no todas las
implicaciones de los axiomas pueden discernirse inicialmente. De ahí que sea
necesaria la investigación de los sistemas matemáticos para dilucidar las
consecuencias relevantes de los postulados fundamentales. El matemático no sólo
inventa nuevos sistemas formales, sino que principalmente busca las implicaciones
de las teorías ya propuestas. Al hacerlo, el investigador apela tanto a la invención
como al descubrimiento. Invención de formas originales de establecer una
demostración y descubrimiento de implicaciones imprevistas de algunos axiomas.
La visión de las matemáticas como un campo de investigación formal que se
refiere a artefactos conceptuales es una forma de ficcionalismo. Esto se debe a que
los artefactos conceptuales son ficciones formales. Hay muchas formas de
ficcionalismo (por ejemplo, Fine 1993; Thomasson 1999; Yablo 2002; Kalderon
2005; Bueno 2009; Sainsbury 2010; Salis 2014). Algunas versiones del
ficcionalismo rechazan de plano la clase de referencia de las matemáticas (por
ejemplo, Field 1980). Creo que esto es erróneo; las matemáticas no son una teoría
sobre ningún tema. Las matemáticas tratan sobre objetos matemáticos, del mismo
modo que una novela trata sobre algunos personajes de ficción. Las matemáticas
no asumen ningún compromiso ontológico con sus referentes.
La verdad de los enunciados matemáticos no se determina por correspondencia
con "hechos" matemáticos, porque no hay hechos matemáticos.3 La verdad en
matemáticas se establece encajando coherentemente un enunciado en un sistema
matemático. El conocimiento matemático es, pues, un conocimiento a priori. Esto
no significa que los enunciados matemáticos sean tautologías, como sostienen
algunos empiristas lógicos. Consideremos, por ejemplo, la siguiente afirmación:
"el problema de Cauchy para cualquier ecuación diferencial parcial cuyos
coeficientes son analíticos en la función desconocida y sus derivadas, tiene una
solución analítica localmente única" (teorema de Cauchy-Kowalevski). Esta
afirmación es cierta en la teoría de las ecuaciones diferenciales parciales, pero no
es una tautología: no es posible establecer su corrección sólo por inspección de la
propia afirmación. Tenemos que investigar toda la teoría para obtener una
demostración del teorema.
3Los objetos conceptuales no cambian.
La demostración no recurre a conocimientos extramatemáticos, pero va mucho
más allá de una mera aclaración semántica o lógica de los términos implicados. En
general, los enunciados matemáticos se refieren a objetos matemáticos y les
atribuyen algunas propiedades. Si el enunciado es correcto o no, debe
determinarse mediante una demostración formal en el contexto de la teoría
matemática correspondiente.

7.3 ¿Por qué pueden aplicarse las matemáticas a la realidad ?

Si los objetos matemáticos son ficciones conceptuales, ¿por qué pueden aplicarse
para describir objetos y procesos reales del mundo? La respuesta es que,
precisamente porque las matemáticas puras son ontológicamente neutras, las ideas
matemáticas pueden trasladarse de un campo de investigación a otro. Los
conceptos matemáticos, al ser formales y exactos, pueden utilizarse con provecho
para representar ciertas características de las cosas reales en nuestras teorías. No es
que apliquemos las matemáticas a la realidad, sino que podemos hacer más exactas
nuestras ideas sobre la realidad mediante su matematización. Un lenguaje exacto
basado en las matemáticas tiene mayor poder expresivo para describir con
precisión el mundo que un mero lenguaje natural, infectado de vaguedad e
imprecisión.
No todas las teorías matemáticas sirven para formular ideas sobre el mundo.
Por ejemplo, la geometría de Riemann tenía poca utilidad en física antes de la
llegada de la relatividad general. El álgebra matricial apenas era conocida por los
científicos antes de la mecánica cuántica. A veces, los físicos incluso tienen que
inventar las herramientas matemáticas que necesitan, como fue el caso de Newton.
Sin embargo, la mayoría de las teorías matemáticas nunca se adoptan en las teorías
de las ciencias fácticas. No hay una forma a priori de determinar si una teoría
matemática dada será útil o no a la ciencia fáctica, porque no sabemos de
antemano cómo es el mundo. Cuanto más ricas sean nuestras teorías matemáticas,
mayor será nuestra capacidad de representar la realidad. Por tanto, hay que
fomentar la investigación básica en matemáticas si queremos ampliar nuestra
comprensión del mundo real.
Las ramas más básicas de las matemáticas, como la aritmética o la geometría
plana, se inspiraron en observaciones del mundo natural que nos rodea. De ahí su
versatilidad. Sin embargo, cuando nos alejamos del ámbito del sentido común,
estas herramientas pueden resultar inadecuadas y se hacen necesarias otras de
mayor complejidad.
La construcción de modelos matemáticos y teorías de elementos fácticos
requiere, además del formalismo matemático, un dominio empírico y reglas
semánticas que proporcionen la interpretación correcta (es decir, que relacionen
las construcciones matemáticas con los hechos). Así, un mismo formalismo puede
aplicarse a la matematización de nuestras ideas en distintos campos y dominios
factuales. Por ejemplo, las mismas ecuaciones diferenciales pueden expresar la
continuidad de la carga, la masa o la energía. Un campo vectorial puede
representar la velocidad de un fluido o un campo electromagnético. La misma
ecuación de onda puede encontrarse en la descripción de la propagación de
perturbaciones en fluidos, cuerpos elásticos o campos. Y así sucesivamente.
Podemos mantener el aparato matemático pero cambiar el dominio fáctico y las
reglas semánticas con el resultado de una teoría física diferente. La dirección

Referencias 97

El compromiso ontológico de una teoría, por tanto, no viene dado por los objetos
matemáticos que aparecen en ella, sino por estas reglas semánticas.
Resumiendo Las matemáticas son la ciencia de los sistemas formales con una
clase de referencia conceptual. Las teorías matemáticas son creaciones de los seres
humanos. Se caracterizan por su exactitud y estructura formal. Los enunciados
matemáticos se refieren a objetos matemáticos que son ficciones conceptuales. Por
tanto, las matemáticas carecen de importancia ontológica. Por ello, las teorías
matemáticas pueden utilizarse para formular teorías exactas sobre distintos
aspectos del mundo real. Las teorías matemáticas ontológicamente neutras están
conectadas con el mundo a través de un conjunto de reglas semánticas. Es a través
de estas reglas como nuestras teorías adquieren su contenido fáctico.

Referencias

Azzouni, J. (2004). Desinflando la consecuencia existencial: A case for nominalism. New York:
Oxford University Press.
Balaguer, M. (1998). Platonismo y antiplatonismo en matemáticas. New York: Oxford University
Press.
Bueno, O. (2009). El ficcionalismo matemático. En O. Bueno & O. Linnebo (Eds.), New waves in
philosophy of mathematics (pp. 59-79). Basingstoke: Palgrave Macmillan.
Bunge, M. (1985). Tratado de filosofía básica: Filosofía de la ciencia y de la técnica. Vol. 7:
Parte I del tratado de filosofía básica. Dordrecht: D. Reidel.
Bunge, M. (1997). Moderate mathematical fictionism. En E. Agazzi & G. Darvas (Eds.),
Philosophy of mathematics today (pp. 51-71). Dordrecht: Kluwer Academic Publishers.
Burgess, J., y Rosen, G. (1997). A subject with no object: Estrategias para la interpretación
nominalista de las matemáticas. Oxford: Clarendon Press.
Colyvan, M. (2001). The indispensability of mathematics. New York: Oxford University Press.
Curry, H. B. (1951). Esbozos de una filosofía formalista de las matemáticas. Amsterdam: North
Holland
Empresa editora.
Field, H. (1980). Ciencia sin números: A defense of nominalism. Princeton, NJ: Princeton
University Press.
Fine, A. (1993). Fictionalism. Midwest Studies in Philosophy, 18, 1-18.
Goodman, N., & Quine, W. V. (1947). Steps toward a constructive nominalism. Journal of Symbolic
Logic, 12, 105-122.
Kalderon, M. (Ed.). (2005). Fictionalism in metaphysics. Oxford: Clarendon Press.
Putnam, H. (1971). Philosophy of logic. Nueva York: Harper Torchbooks.
Quine, W. V. (1960). Word and object. Cambridge, MA: The MIT Press.
Sainsbury, M. (2010). Fiction and fictionalism. London: Routledge.
Salis, F. (2014). Fictionalism. En J. Branquinho & R. Santos (Eds.), Online companion to
problems in analytic philosophy. Lisboa: Centro de Filosofia da Universidade de Lisboa.
Thomasson, A. (1999). Fiction and metaphysics. Cambridge: Universidad de Cambridge.
Torretti, R. (1982). Tres tipos de ficcionalismo matemático. En J. Agassi & R.S. Cohen (Eds.),
Scientific philosophy today: Essays in honor of Mario Bunge (pp. 399-414). Dordrecht: D.
Reidel Press.
Vaihinger, H. (1911). Die Philosophie des Als Ob. Berlin: Verlag von Reuther & Reichard.
Publicado en inglés como The Philosophy of 'As If', traducido por C.K. Ogden, Londres:
Kegan Paul, 1923.
Yablo, S. (2002). Objetos abstractos: Un estudio de caso. Philosophical Issues, 12, 220-40.
Capítulo 8
Problemas filosóficos de la mecánica
cuántica

8.1 Introducción

La Mecánica Cuántica (MC) es una teoría física fundamental sobre los procesos a
escala atómica. Fue formulada en las primeras décadas del siglo XX por muchos
de los físicos más destacados de la época. La concordancia de esta teoría con los
resultados experimentales es notable. Sin embargo, la interpretación física de las
distintas construcciones matemáticas que aparecen en el formalismo de la QM
suscitó controversias sin precedentes. De este conflicto intelectual surgieron
numerosas interpretaciones de la QM. Por nombrar sólo algunas: la interpretación
de Copenhague, la teoría de de Broglie-Bohm, las interpretaciones basadas en la
lógica cuántica, las teorías simétricas en el tiempo, la interpretación de muchos
mundos, las interpretaciones estadísticas y las realistas (para una revisión de las
interpretaciones de la QM y su contexto histórico, véanse Bunge 1956 y Jammer
1974).
La interpretación más aceptada y difundida de la MQ es la de Copenhague,
propuesta por Niels Bohr y Werner Heisenberg en 1927. La popularidad de este
punto de vista es tal que la interpretación se presenta en muchos libros de texto
como parte integrante de la teoría. Sin embargo, la interpretación de Copenhague
está implícitamente influida por la filosofía subjetiva y pragmática y es
extremadamente confusa desde el punto de vista ontológico. En ella abundan las
vaguedades semánticas y epistémicas que han dado lugar a graves malentendidos
que se repiten a menudo en los libros de texto y en otros lugares.
En este capítulo aplicaré muchas de las herramientas formales y filosóficas
presentadas en la primera parte del libro para aclarar varios problemas de
interpretación de la QM. Entre otros temas, discutiré la cuestión del determinismo
en QM, la naturaleza de las llamadas "relaciones de incertidumbre" (desigualdades
de Heisenberg), el supuesto colapso de la función de onda, la paradoja EPR, la
ontología de QM y el entrelazamiento cuántico. En primer lugar, haré una
presentación informal de las principales características de la teoría. A
continuación, se ofrecerá una axiomatización formal completa de la QM (el lector
no interesado en cuestiones técnicas puede saltarse estas secciones). En las
secciones finales del capítulo trataré los problemas filosóficos mencionados
anteriormente.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 99


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_8
8.2 Esquema de QM
Los referentes de la QM son sistemas físicos particulares denominados sistemas
cuánticos. Los estados de un sistema cuántico se representan mediante una función
matemática no única, normalizada ψ(x) e H llamada función de onda, donde x
denota la posición de un punto en un espacio tridimensional euclidiano, y H
representa un espacio de Hilbert.1 La dirección La función de onda es una
herramienta matemática fundamental para calcular los valores de las distintas
propiedades del sistema cuántico.
A diferencia de las teorías clásicas, los estados cuánticos se representan
mediante funciones complejas en el espacio de Hilbert, donde se define una
operación de suma. Este hecho, y la linealidad de las ecuaciones dinámicas de la
QM, implican que se cumple el Principio de Superposición a nivel de estados.
Consideremos, por ejemplo, las funciones de onda ψ+ (x), ψ— (x) que representan
el estado de un electrón con su espín hacia arriba y hacia abajo, respectivamente.
Entonces, la función de onda
3 4
ψ(x) = ψ+ (x) + ψ— (x) (8.1)
5 5

representa un estado plausible del sistema cuántico que es una superposición del
electrón con espín arriba y espín abajo. Para la confirmación empírica de esta
característica contraintuitiva de la QM denominada entrelazamiento cuántico,
véase Schlosshauer (2007), p. 21.
The values of properties of a quantum system can be calculated with self-adjoint
ˆ : H —→ H, acting upon the corresponding wave functions. But,
operators A(t)
unlike classical systems, quantum systems may not have precise or sharp values for
sus propiedades. En cambio, podemos calcular la mediaˆ A de una determinada
propiedad mediante

ˆ .
A = ψ|A|ψ (8.2)
ˆ
El producto interior2 de dos estados se define por:

(ψ|φ) = dx ψ∗ (x) - φ(x). (8.3)

La dispersión ∆ψ A ˆ d e la media es


ψ ∆Aˆ2 = - Aˆ2 . (8.4)
2

Si la dispersión ∆ψ Aˆde una


ˆ determinada propiedad de un estado cuántico ψk (x)
es nula, entonces la propiedad toma un valor agudo λk . El estado
correspondiente ψk (x) se denomina an estado propio del operador A, λk es su valor
propio, y satisfacen:

1Un espacio de Hilbert es un espacio vectorial abstracto que posee la estructura de un producto
interior que permite medir longitudes y ángulos. Los espacios de Hilbert son completos en el
sentido de que existen suficientes límites en el espacio como para poder utilizar las técnicas del
cálculo.
2En esta definición el símbolo ∗ designa el complejo conjugado de la función de onda.
ˆ k (x) = λk ψk (x).
Aψ (8.5)

Bajo ciertas condiciones, los valores λk pueden constituir un conjunto contable,


es decir, los valores de la propiedad pueden estar cuantizados. Esta es otra
característica específica de la QM.
Debido al Principio de Superposición, los estados cuánticos no son excluyentes.
ˆ
Dado un estado propio ψk (x) de cierto operador autoadjunto A(t), la propensión pk
de cualquier sistema cuántico en un estado ψ(x) a tomar el valor λk es

pk = | (ψ|ψk ) |2 , (8.6)

donde 0 < pk < 1.


Por último, QM tiene una ecuación de evolución que describe cómo cambian las
propiedades con el tiempo. La ecuación dice:

dAˆ i ∂A
= ( H ˆ A ˆ - Â
Ĥ) + ˆ, (8.7)
dt h ∂t
¯
donde Hˆdenota un operador particular llamado Hamiltoniano del sistema. Esta
ecuación se denomina ecuación de Heisenberg. Se puede obtener una formulación
alternativa, equivalente, de la teoría adoptando operadores independientes del
tiempo para representar el
y una función de onda dependiente del tiempo ψ(x) = ψ(x, t) que obedece a la
ecuación de Schrödinger:
i ∂|ψ(x) >
Hˆ|ψ(x ) >= . (8.8)
h¯ ∂t
Las dos imágenes sólo difieren por un cambio de base con respecto a la
dependencia temporal, que corresponde a la diferencia entre transformaciones
activas y pasivas. La equivalencia fue demostrada por Schrödinger (1926) y Eckart
(1926), aunque posteriormente se ha cuestionado (véase Muller 1997a,b; véase
también el interesante artículo de de Gosson 2014). En la época del libro de von
Neumann (von Neumann 1955 (1932)) la equivalencia estaba bien establecida.

8.3 Axiomatización de la QM

La presentación informal de algunas ideas básicas de la QM no basta para arrojar


luz sobre las cuestiones controvertidas de la teoría. Como cualquier teoría, la QM
puede presentarse como un sistema hipotético-deductivo. Una formulación
completamente axiomática de la QM tiene muchas ventajas en comparación con
otros enfoques. En primer lugar, en una axiomatización, todas las presuposiciones
de la teoría son explícitas. Esto es muy importante para aclarar los fundamentos de
la teoría. En segundo lugar, en el formato axiomático no hay lugar para las dudas
sobre los argumentos de las funciones que aparecen en los enunciados.
De este modo, se evitan posibles identificaciones erróneas de los referentes físicos.
En tercer lugar, los significados se asignan por axiomas semánticos, y no por el
contexto. Esto excluye los frecuentes errores originados por un abuso de la
analogía. Por último, la formulación axiomática allana el camino a la deducción de
nuevos teoremas y la eliminación de pseudoteoremas, ya que aclara la estructura
de la teoría.
La proliferación de interpretaciones en el caso de QM es en parte el resultado
de confusiones semánticas derivadas de la naturaleza no explícita de las
presuposiciones. La axiomatización estándar de QM (von Neumann 1955) tiene
contra- dicciones semánticas, porque contiene predicados que no están
relacionados con los primitivos que constituyen la base de la teoría (Bunge 1967a,
1973). Bunge ha llevado a cabo una axiomatización realista de la QM, a partir de
la cual es posible deducir los teoremas estándar de la teoría no relativista (Bunge
1967b). A continuación presento una versión actualizada de la axiomática de
Bunge basada en Pérez-Bergliaffa et al. (1993, 1996). Esta axiomática incluye
varias mejoras:
1. La teoría está formulada d e forma abstracta, en el sentido de que no depende
de ninguna representación o imagen particular, y presenta la ecuación de
Schrödinger, la ecuación de Heisenberg y el hamiltoniano de un microsistema
libre como teoremas.
2. El uso de la teoría de grupos realza el papel que desempeñan las simetrías en la
QM.
3. La masa y la carga se eliminan de la base generadora. Ambas propiedades se
introducen mediante operadores.
4. El espín se obtiene directamente de la simetría rotacional del sistema.
5. La teoría de las funciones generalizadas desarrollada por Gel'fand y Shilov
permite tratar a todos los operadores en pie de igualdad mediante el uso del
espacio de Hilbert equipado.
6. Las reglas de superselección de Bargmann se presentan como teoremas.
7. La paradoja EPR puede resolverse en este contexto sin perjuicio para el realismo.
En la siguiente subsección describo algunas herramientas que se utilizarán en la
axiomatización. A continuación, se presenta la axiomatización propiamente dicha:
antecedentes, definiciones, axiomas y teoremas. Sólo después de haber explicitado
la formulación axiomática trataré los aspectos filosóficos.

8.3.1 Herramientas

A continuación expongo algunos conceptos matemáticos y físicos que se utilizarán


en el núcleo axiomático de la teoría.
8.3.1.1 El Grupo Galilei

El grupo Galilei propiamente dicho (Bargmann 1954) contiene las translaciones


temporales y espaciales, las transformaciones puras de Galilei y las rotaciones
espaciales. Un elemento general del grupo tiene la forma

g = (τ, a→, v→, R) (8.9)


donde τ es un número real, a→ y v→ son vectores arbitrarios, y R es una
transformación ortogonal. Si x→ es un vector de posición y t es el tiempo, una
transformación perteneciente al grupo de Galilei es
x→r = Rx→ + v→t + a→

tr = t + τ

La ley de multiplicación viene dada por

g g12 = (τ1 , a→1 , v→1 , R1 )(τ2 , a→2 , v→2 , R )2


= (τ1 + τ2 , a→1 + R1 a→2 + τ2 v→1 , v→1 + R1 v→2 , R R )12

El elemento unitario del grupo es

e = (0, 0, 0, 1) (8.10)

y el elemento inverso de g es

g—1 = (-τ, -R—1 (a → - τ v→), -R—1 v→, R )—1 (8.11)

Inönu y Wigner (1953) demostraron que las funciones de base de las


representaciones del grupo de Galilei no pueden interpretarse como funciones de
onda de microsistemas físicos, porque es imposible construir con ellas estados
bien localizados o estados con una velocidad definida. Además, Hamermesh
(1960) señaló que el operador de posición sólo puede construirse en el caso de
representaciones de rayos no triviales.
Bargmann (1954) demostró que las representaciones físicas del grupo de Galilei
se obtienen a partir de las representaciones de rayo unitarias del grupo de
cobertura universal del grupo de Galilei. Los exponentes de estas representaciones
físicas tienen la forma
1
ξ(g1 , g2 ) = {a→1 - R1 v→2 - v→1 - R1 a→2 + τ2 v→1 - R1 v→ }2 (8.12)
2
donde g1 = (τ1 , a→1 , v→1 , R1 ), g2 = (τ2 , a→2 , v→2 , R2 ) son elementos del
grupo de cobertura universal. A estos elementos corresponden los operadores
unitarios Uˆ (g1 ) y
donde
θe R
Uˆ (g2 ) tal que y G es
el
grupo
Uˆ (g1 )Uˆ (g2 ) = eiξ(g 1,g2)Uˆ (g1 , g )2 univer
(8.13)
sal de
recubr
Es posible construir un grupo local G˜ de la forma imient
o del
G˜ = (θ, G) grupo
(8.14)
de
Galile
i G.
Decimos que G˜ es una extensión central no trivial del grupo universal de es el
recubrimiento G de la
grupo Galilei G por un grupo abeliano unidimensional.
La estructura de G viene determinada localmente por la estructura de
su álgebra de Lie. Las relaciones de conmutación entre los elementos de
la base del álgebra pueden ser
calculada a partir de las leyes de composición de G. Para los generadores
de las traslaciones espaciales (Pî) y los generadores de las transformaciones
puras de Galilei ( K ˆ i ), el conmutador es
idénticamente cero; si calculamos este conmutador para los elementos de la
física
representación (Lèvy-Leblond 1963) obtenemos [ K ˆ i , Pˆj ] = Mˆ δij .
Llevamos a cabo la extensión central de G imponiendo esta última relación,
de tal forma que Mˆ
elemento del álgebra de Lie del subgrupo de un parámetro utilizado en la extensión.
Esta extensión es central porque Mˆ conmuta con todos los demás elementos del
álgebra,
y no es trivial porque Mˆ aparece en el lado derecho de alguna conmutación
relaciones. Las representaciones físicas son entonces las representaciones del
álgebra de la extensión central de G.
En la formulación axiomática que se presentará, las relaciones de conmutación
del álgebra de G˜ se postulan explícitamente, y el generador del álgebra del
subgrupo de un parámetro se identifica con el operador de masa Mˆ .
Pasemos ahora a los espacios de Hilbert equipados y al teorema de Gel'fand.

8.3.1.2 Espacios de Hilbert equipados

Como es bien sabido, no todos los operadores físicamente importantes que


aparecen en QM tienen funciones propias con norma finita. Es el caso del
operador de posición Xˆ y del operador de momento lineal Pˆ. En un marco
axiomático consistente, todas las funciones propias
de operadores asociados a propiedades físicas deben pertenecer a un espacio
común. El espacio de Hilbert H sólo contiene vectores normados. Es necesario
entonces introducir una extensión: el espacio de Hilbert equipado He . No se trata
realmente de un espacio, sino de un triplete, dado por

He =< S, H, Sr > (8.15)

donde S es un espacio de Hilbert nuclear contable (véase Gel'fand y Shilov 1967),


es decir, un espacio de funciones bien comportadas, H es el espacio de Hilbert
ordinario, y Sr es un espacio isomorfo al dual de S (las distribuciones, como la
delta de Dirac, están en Sr ). Estos
tres espacios
satisfacen
S c H c Sr (8.16)

El siguiente teorema, debido a Gel'fand y Shilov (1967), que reproduzco sin


pruebas, establece las condiciones necesarias para operar sobre Sr de la forma
habitual:
Teorema Sea He =< S, H, Sr > un espacio de Hilbert equipado. Si el
operador simétrico y lineal Aˆ que actúa sobre el espacio S admite una
extensión autoadjunta A sobre H, entonces A admite un sistema completo de
eigendistribuciones {er } en Sr con real
valores propios.
Ahora defino la acción de los operadores y Pˆ en S (en el correspondiente
Xˆ representación) de la siguiente manera:

Xˆ φr (x) = xφr (x) (8.17)


Pˆφr (p) = pφr (p) (8.18)
donde {φr } es un conjunto completo. La extensión de los operadores (requerida
por el teorema) puede lograrse siguiendo a Gel'fand y Shilov (1967).
El teorema de Gel'fand permite entonces utilizar funciones propias de norma
infinita dentro de la estructura formal de la teoría.
Toda formulación axiomática debe explicitar sus antecedentes (es decir, el
conjunto de todas las presuposiciones de la teoría), su base de conceptos
primitivos (es decir, el conjunto de conceptos no definidos que componen los
conceptos derivados según las reglas de construcción de los antecedentes), sus
axiomas y sus convenciones.
En una teoría física hay tres tipos de axiomas: axiomas formales, axiomas físicos
(o nomológicos) y axiomas semánticos. Los axiomas formales son de tipo
puramente matemático y se refieren únicamente a objetos conceptuales. Los
axiomas físicos representan leyes físicas objetivas. Los axiomas semánticos
establecen las relaciones entre símbolos, conceptos, objetos físicos y propiedades
de los objetos físicos; de este modo caracterizan el significado de las primitivas y
fijan la clase de referencia de la teoría.
A continuación expongo los antecedentes de una formulación de mecánica
cuántica no relativista para un microsistema (TQM ).

8.3.2 Antecedentes formales

P1 Lógica ordinaria de dos valores.


P2 Semántica formal (Bunge 1974a,b; Cap. 2).
P3 Análisis matemático con sus presupuestos y funciones generalizadas the- ory.
P4 Teoría de la probabilidad.
P5 Teoría de grupos.
8.3.3 Fondo material

P6 Cronología.
P7 Geometría física euclidiana. P8
Teoría física de la probabilidad. P9
Análisis dimensional.
P10 Teoría de sistemas.
P11 Electrodinámica clásica.

8.3.4 Observaciones

Por cronología entiendo el conjunto de teorías del tiempo. Adopto aquí una teoría
para el tiempo local en la que se define una función tal que mapea pares de
acontecimientos relacionados con un sistema de referencia dado en un segmento
de la recta real (Bunge 1967a).
La teoría de sistemas se ocupa de los sistemas físicos y de las relaciones entre
ellos (un sistema físico es "... cualquier cosa existente en el espaciotiempo y tal
que se comporta o se maneja como un todo en al menos un aspecto"). Esta teoría
ha sido axiomatizada por Bunge (1967a) y su base de conceptos primitivos incluye
el
suma física o yuxtaposición ( + ˙ ), y el producto físico o superposición ( × ˙ ),
Para más información, véase el capítulo 3.
Por último, la inclusión de la electrodinámica clásica permitirá, mediante el
axioma A42 , dado a continuación, estudiar un microsistema bajo la influencia de
un campo clásico externo. La supresión de P11 hace que los axiomas A37 , A38 , y
A42 carezcan de sentido.
Pasemos ahora a la base generadora.

8.3.5 Base generadora

El espacio conceptual de la teoría está generado por la base B de conceptos


primitivos, donde

B={Σ, Σ, E3 , T, He , P, A, G, h¯ }

Los elementos de la base se interpretarán semánticamente mediante el sistema


de axiomas de la teoría, con la ayuda de algunas convenciones. 3

3Uso una notación informal (con el riesgo de cometer abusos lingüísticos) en lugar de una notación
lógica exacta que oscurecería la física del problema. Algunos símbolos inusuales y su significado:
=ˆ ("... representa... "), / ("... tal que... "), =˜ ("... isomorfo a... ").
8.3.6 Definiciones

D1 eiv Aˆ= valor propio de A. ˆ


def

D ˆ ˆdef
ˆ ˆ ˆ ˆ
2 [A,defB] = AB - BA.
D
3 W = {α|ψ0 > : (α e C, con |α| = 1) ˆ (|ψ0 > e H es un vector fijo)} es
un
rayo en H.
D4 Si |ψ> e W c H ⇒ |ψ> es un representante de W.
D5 Si el espectro de Aˆ es continuo ⇒
.
ˆ def . ˆ ∗
<ψ|A|φ> da db <ψ|a ><a|A|b ><b|φ da db ψ (a) Aab φ(b).
D6 Si=el espectro de Aˆ >=es discreto ⇒
Σ Σ
<ψ|A|φ>ˆ def
i ˆ j ><b |φ >= i,j ψ i A ij jφ .
i,j <ψ|a i><a |A|b j
D7 W = -defФ = | <ψ|φ>
D defˆ ˆ
|. U = {αU0 : (α e C, con |α| = 1) ˆ (U0 es un operador unitario fijo sobre
8
H)}
es un operador de rayo en H.
D9 Si Uˆ e U ⇒ Uˆ es un representante de U.
D10 Si (|ψ > e W) ˆ (|ψr > e W) ˆ (|ψr >= |ψ >) ⇒ >= def calibre
iθ r
e |ψ
transformada por una transformación gauge del primer tipo de |ψ >.

8.3.7 Bases axiomáticas

TQM es una teoría finito-axiomatizable, cuya base axiomática es:

42
BA (TQM ) = Ai
i=1

donde el índice i recorre los axiomas. En lo que sigue, los axiomas semánticos
se indican mediante "(SA)".

8.3.8 Axiomas

Grupo I: Espacio y tiempo

A1 E3 ≡ espacio euclidiano tridimensional.


A2 E3 =ˆ espacio físico. (SA)
A3 T ≡ intervalo de la recta real R.
A4 T =ˆ intervalo de tiempo. (SA)
A5 La relación ≤ que ordena T significa "anterior a" v "simultáneo con". (SA)
Grupo II: Microsistemas y Estados

A6 Σ, Σ: conjuntos denumerables no vacíos.


A7 6σ e Σ, σ denota un microsistema. En particular, σ0 denota ausencia de
microsistema. (SA)
A8 6 σ e Σ, σ denota entorno de algún sistema. En particular, σ0 denota el
entorno vacío, <σ, σ0 > denota un microsistema libre, y < σ , σ00 > denota el
vacío. (SA)
A9 6 <σ, σ > e Σ × Σ, ∃ He /He =< S, H, Sr > ≡ espacio de Hilbert equipado.
A10 Existe una correspondencia unívoca entre los estados físicos de σ e Σ
y rayos W c H. (SA)

Grupo III: Operadores y Cantidades Físicas

A11 P ≡ familia no vacía de funciones sobre

Σ.
A12 A ≡ anillo de operadores sobre He .
A13 6 A e P, A designa una propiedad de σ e Σ . (SA)
A14 (6 A e P) (∃ Aˆ e A /Aˆ =ˆ A). (SA)
A15 (Hermiticidad y linealidad)
(6 σ e Σ) ˆ (6 t/t = t0 con t0 fijo) ˆ (6Aˆ e A / A ˆ = ˆ A, A e P) si
|ψ1 >, |ψ2 > e He ⇒
1. Aˆ : He → He /Aˆ[λ1 |ψ1 > +λ2 |ψ2 >] = λ1 Aˆ|ψ1 > +λ2 Aˆ|ψ2
> con
λ1 , λ 2 e C
2. Aˆ† = Aˆ en H.
A16 (Densidades de probabilidad)
e A /Aˆ=ˆ A, A e P) ˆ (6 |a> e H /Aˆ|a >=
(6 <σ, σ > e Σ × Σ) ˆ
(6Aˆ
a|a >) ˆ (6 |ψ > e W c H que corresponde al estado de σ cuando está
influido por σ ):
< ψ|a >< a|ψ >≡ densidad de probabilidad para la propiedad A
cuando σ está asociada a σ
a2
a1
.
(es decir, <ψ|a >< a|ψ > da es la probabilidad de que σ
en [a1 , a2 ]). (SA)
A17 (6 σtenga
e Σ) ˆ(6un valor A el rayo W correspondiente a un estado de σ es el rayo
σ e Σ)
nulo en la frontera de la región accesible para el sistema σ +˙ σ .
A18 (6 σ e Σ) ˆ( 6Aˆ e A ) ˆ(6a /eiv Aˆ = a) a es el único valor que toma A.
σ , dado que A ˆ = ˆ A. (SA)
A19 h¯ e R+ .
A20 [h¯ ]= LMT—1 .
Grupo IV: Simetrías y estructura de grupos

A21 (Operadores unitarios)


(6 < σ, σ > e Σ × Σ) ˆ (6Aˆ e A /Aˆ =ˆ A, A e P) si ∃ Uˆ /Uˆ † = Uˆ -1 ⇒
Aˆr = Uˆ †AˆUˆ =ˆ A. (SA)
A22 6 < σ, σ0 > e Σ × Σ ∃ Dˆ ( G ˜ ), representación de rayo unitaria de
alguna extensión central no trivial del grupo de cobertura universal G¯ de un
grupo de Lie G por una
grupo abeliano unidimensional sobre H.
A23 El álgebra de Lie G del grupo G está generada por {Hˆ , Pˆi , Kˆi , Jˆi } c A.
A24 (Estructura del álgebra)
La estructura de G˜ , el álgebra de Lie de G˜ es:
[Jˆi , Jˆj ] = ih¯ 'ijk Jˆk [Jˆi , Kˆj ] = ih¯ 'ijk Kˆk [Jˆi , Pˆj ]= ih¯ 'ijk Pˆk
[Kˆi , Hˆ ]= ih¯ Pˆi [Kˆi , Pˆj ] = ih¯ δij Mˆ
[Jˆi , Hˆ ] = 0 [ Kˆi , Kˆj ]= 0 [Pˆi , Pˆj ] = 0 [Pˆj , Hˆ ]= 0
[Jˆi , Mˆ ]= 0 [ Kˆi , Mˆ ]= 0 [Pˆi , Mˆ ] = 0 [Hˆ , Mˆ ] = 0

donde Mˆ es un elemento del álgebra de Lie de un subgrupo de un parámetro


(que se utiliza para extender G).
A25 G es el grupo Galilei.
A26 Hˆ es el generador de traducciones temporales.
A27 6 <σ, σ > e Σ × Σ, eiv Hˆ = E representa el valor energético de σ cuando
es
influenciado por σ . (SA)
A28 Pˆi es el generador de traslaciones espaciales sobre el eje de coordenadas
cartesianas Xi .
A29 6 < σ, σ > e Σ × Σ, eiv Pˆi = pi representa el componente i de la lineal
momento de σ . (SA)
A30 Jˆi es el generador de rotaciones espaciales alrededor del eje de coordenadas
cartesianas Xi .
A31 6 <σ, σ >e Σ × Σ, eiv Jˆi = ji representa el componente i del angular
momento de σ . (SA)
A32 K ˆ i es el generador de transformaciones puras de Galilei sobre el eje Xi .
A33 Mˆ
tiene un espectro discreto de valores propios reales y positivos.
A34 6 <σ, σ > e Σ × Σ, eiv Mˆdef= 1μ representa la masa de σ . (SA)
ˆ K ˆ i , entonces eiv Xˆ i = xi representa el
i- 35 6 < σ, σ > e Σ × Σ, si i
A
X =μ
componente de la posición de σ . (SA)

Grupo V: Transformaciones Gaussianas y Carga Eléctrica

A36 (6 <σ, σ > e Σ × Σ) ∃ Qˆ e A /( Qˆ /= Iˆ) ˆ ([ Qˆ , Aˆ] = 0 6Aˆ e A).


A37 Q ˆ tiene un espectro discreto de valores propios reales.
A38
Q ˆ es el generador de transformaciones gauge de primer tipo.
A39 6 <σ, σ > e Σ × Σ, eiv Q ˆ = q representa la carga de σ . (SA)
A40 Existe uno y sólo un estado normalizado con eiv Q ˆ = 0, denominada
estado neutro.
A41 Existe uno y sólo un estado normalizable, denominado vacío, que es invariante
bajo Dˆ ( G ˜ ) y bajo transformaciones gauge de primer tipo.
A42 Si σ e Σ, eiv Mˆ = Qˆ
μ /= 0, eiv = e y < A0 , A→ > son los
componentes
de un cuadripotencial electromagnético que representa la acción de σ /= σ0
sobre
σ⇒
Hˆ = 1 →ˆ e 2 e h¯ e→ ˆ

(P - A) + A0 - gl B . σ→
2μ c c mc

donde B→ tiene el significado habitual que se deduce de se especifica en T13


P10,σ→ˆ
y gl es el factor giromagnético del microsistema.

8.3.9 Observaciones

De los axiomas se desprende que el álgebra S del grupo de simetría S de TQM


para < σ, σ0 > e Σ × Σ consta de dos ideales: un ideal de 11 dimensiones
correspondiente a la extensión central del álgebra del recubrimiento universal
del grupo Galilei por un álgebra de Lie unidimensional, y un ideal abeliano
unidimensional correspondiente al álgebra U(1), cuyo generador es Q ˆ . Dicho
matemáticamente, S = G ˜ ⊗U(1).
En el caso de σ /= σ0 , el grupo de simetrías dependerá de la forma explícita de
Hˆ , y su álgebra será alguna subálgebra de S.
Los teoremas mostrarán que la física está contenida principalmente en las
relaciones de conmutación dadas en A24 .

8.3.10 Definiciones

D11 Espectro no degenerado de un operador Aˆ / Aˆ | φ >= a|φ > (con dado


def
condiciones de contorno) eAy |φ > e Ф c H = {a}/(6a e
donde Aˆ
{a}∃ |φ >e {|φ >: Aˆ|φ >= a|φ >}) ˆ ({a} ∼= {|φ >}).
D 12 Componente de |ψ> a lo def
largo de k k k
ˆ def ˆ |φ >=<φ |ψ >= c .
D <A>=<ψ|A|ψ >.
13
D14 ∆Aˆ= A-
def ˆ ˆ
<A>.
D ˆ 2 def ˆ ˆ 2 ˆ2 ˆ 2
15 (∆A) =<(A- <A >) >=<A - <A> >.
def
D16 ||ψ|| 2 =<ψ| ψ >.
D ˆ def h¯
17 Si = 2 σˆi .
D ˆ def ˆˆ
18 Li = 'ij k Xj Pk.
D Operador
temporal def ˆ de evolución ˆ ˆ † ˆ ˆ rˆ
19 = U(t, t0 )/(U(t, t0 )U(t, t = I) ˆ (U(t, t )U
)0
(tr , t0 ) = Uˆ (t, t0 )) ˆ (Uˆ (t0 , t0 ) = Iˆ) ˆ (Â (t ) = Uˆ (t, t )0 † Aˆ(t 0 )Uˆ
(t, t0 )).

8.3.11 Algunos teoremas

En esta sección doy algunos teoremas ilustrativos que pueden deducirse de los
axiomas.
T1 (Amplitudes de probabilidad)
La probabilidad de que la propiedad A representada por un operador no
degenerado Aˆ del sistema compuesto σ +˙ σ en el estado W tome un valor
ak e {ak 1 , ak 2 } viene dada por
Σ
P(ak ) = |c |k2
ke∆k

∆k = {k1 , k2 } donde ck =<φk |ψ > y |φk > es un vector propio de



Prueba Véase Bunge (1967a), p. 252.
T2 En las mismas condiciones de T1 , la media de Aˆ es:
Σ
< Aˆ >= |c | ak2k
k

Prueba A partir de P4 y T1 .
/= Hˆ (t)/Hˆ es el generador de temporal
T3 (6 < σ , σ >e Σ × Σ) ˆ (6Hˆ
traducciones) el operador de evolución temporal es:

Uˆ (t, t0 ) = exp{- i Hˆ (t - t0 )}

Demostración Mediante
A24 y A26 . T4 (ecuación de
Schrödinger)
Si |ψ >t = Uˆ (t, t0 )|ψ >t 0 e W es un representante del estado de σ e Σ
cuando σ
está influenciada por σ e Σ entonces |ψ >t satisface:
Hˆ |ψ> = i h ¯ ∂|ψ >t .
t
∂t
Prueba Desde T3 .
ˆ2
T5 6 <σ, σ 0 >e Σ × Σ, Hˆ =P2μ .
Pruebas en24 .
T6 6 < σ, σ >e Σ × Σ las propiedades A, B e P toman valores definidos al
mismo tiempo si y sólo si los operadores asociados Aˆ y Bˆ tienen los mismos
vectores propios.
Prueba mediante D14 .
T7 Los operadores Aˆ y Bˆ de T6 tienen una base común de vectores propios si y
sólo si conmutan.
Prueba mediante D5 .
T8 (Desigualdades de Heisenberg)
(6 <σ, σ >e Σ×Σ)ˆ(6 |ψ >e H)ˆ(6 {Aˆ, Bˆ , Cˆ } c A / A ˆ = ˆ A, Bˆ =ˆ B,
Cˆ =ˆ C
con {A, B, C}c P) si [Aˆ, Bˆ ] = iCˆ ⇒
(∆Aˆ)2 (∆Bˆ )2 ≥ |Cˆ |2 /4.

Prueba Utilizando D12 , D14 , la desigualdad de Schwartz, y la definición Fˆ = AˆBˆ +


Bˆ Aˆ.
Corolario Si [Xˆ i, Pˆj ] = h¯ δij Iˆ entonces
∆Xˆi∆Pˆj≥ h¯ /2.

T9 (Ecuación de Heisenberg)
(6 <σ, σ >e Σ × Σ) ˆ(6Aˆ e A / A ˆ = ˆ A, A e P):
dAˆ i
= [Hˆ , Aˆ].
dt h¯
Prueba A partir de D18 y
T3 .
Corolario si [Hˆ , Aˆ] = 0 ⇒ Aˆ representa una constante de movimiento.
T10 (6 < σ, σ >e Σ × Σ) ˆ (6 |ψ >e H) ˆ e A / A ˆ = ˆ A con A e P) ˆ
(6Aˆ (6Hˆ /[Hˆ , Aˆ] = iCˆ ):
∆Hˆ τA ≥ h¯
2
con τA = ∆Aˆ/|d < Aˆ > /dt|.
Prueba A partir de D12 , T8 y T9 .
T11 Si Jˆi es el generador de rotaciones espaciales alrededor del
eje xi ⇒ [Jˆ2, Jˆi ] = 0.
Prueba mediante A24 .
T12 Si |j, m> es un estado propio de Jˆ2 y Jˆ3 entonces
Jˆ2|j, m>= h¯ 2j(j + 1)|j, m>
Jˆ3|j, m>= h¯ m|j, m>

con -j ≤ m ≤ -m, j semientero.


Prueba De A24 y T11 , utilizando Jˆ± = Jˆ1 ± iJˆ2.
T13 (Giro)
Si j = 1/2 ⇒ J→ˆ = (Jˆ1, Jˆ2, Jˆ3) =h¯σ→ˆ, conσ→ˆ= (σˆ1 , σˆ2 , σˆ3 ), y
2
01 0 -i 10
σ1 = σ2 = σ3 =
10 i0 0 -1

Prueba A partir de D5 y T12 , utilizando Jˆ±.

T14 6 <σ, σ >e Σ × Σ, J→ˆ = L→ˆ + S→ˆ.


Prueba A partir de D17 , D18 y A24 .
T15 (Reglas de superselección)
6 <σ, σ >e Σ × Σ, H se descompone en subespacios mutuamente ortogonales
cuyos vectores son vectores propios de Mˆ . Lo mismo es válido para el
operador de carga Q ˆ .
Prueba A partir de A24 y A36 .

8.3.12 Observaciones

El teorema T5 da la forma de Hˆ para un microsistema libre; su expresión se


deduce del grupo de simetría (es decir, el grupo de Galilei). El generador de
translaciones temporales Hˆ
caracteriza la ecuación de Schrödinger (T4 ), que a su vez nos permite calcular los
vectores correspondientes a los estados físicos del sistema. Queda claro entonces
que las características físicas fundamentales de la teoría están contenidas en A24 .
El teorema T10 no debe tomarse como la llamada cuarta desigualdad de
Heisenberg: ∆E∆t ≥ h¯ /2, que carece de sentido en esta formulación. De hecho,
al ser t un parámetro y no un operador, esta relación no es una consecuencia lógica
de T8 . En
la expresión dada en T10 sólo aparece el tiempo característico de la evolución
estadística del operador Aˆ (es decir, τA ).
La regla de superselección (T15 ) para el operador de masa Mˆ implica la
conservación de
la masa del microsistema en los procesos que pueden describirse dentro de este
marco axiomático (es decir, aquellos procesos no relativistas que se reducen a un
problema que implica un
microsistema y su entorno). Esta restricción también es válida en las teorías
cuánticas de campos galileanas: prohíbe ciertas reacciones en las que se produce
aniquilación y creación de partículas. Nótese que la regla de superselección para la
masa es una consecuencia directa de la imposición de representaciones físicas al
grupo Galilei. En cambio, la regla correspondiente para la carga debe presentarse
en un axioma separado.

8.4 Cuestiones filosóficas

La estructura semántica de la teoría viene determinada por las reglas semánticas


expresadas en los axi om as (SA). Este conjunto de axiomas fija la interpretación
fáctica del formalismo matemático, confiriendo a la teoría un estatus físico.
Los axiomas semánticos son de dos tipos: reglas de denotación/designación
(como A7 o A8 ) que relacionan símbolos y referentes de manera convencional, y
reglas de representación (como A14 o A21 ) que establecen correspondencias entre
funciones (u otros objetos con- ceptuales) y propiedades de los referentes. Estas
últimas reglas no son convencionales. Además, son hipótesis que se pueden
comprobar empírica y teóricamente. Este hecho permite la discusión de los
fundamentos de la teoría, dando a la variedad de hipótesis, una variedad de
interpretaciones rivales. Sin embargo, en la mayoría de las interpretaciones los
axiomas semánticos no están claramente identificados del resto de los axiomas.
Esto facilita la propagación de errores de interpretación.
Un axioma semántico que suele aparecer en la formulación estándar de la teoría
es el llamado postulado de proyección de von Neumman:
Si la medida de un observable físico A (con el operador asociado Aˆ) sobre un sistema
cuántico en el estado |ψ> da un valor real an, entonces, inmediatamente después de la
medida, el sistema evoluciona desde el estado |n>, donde Aˆ|n>= an|n>.
Este postulado interpreta el colapso de la función de onda como una
consecuencia del acto de medir la propiedad A. En nuestra formulación de TQM
este postulado no juega ningún papel. Además, está en contradicción con el resto
del núcleo axiomático: ni el observador ni el aparato de medida están presentes en
el fondo o en la base generadora de QM. En consecuencia, ninguno de los
enunciados legítimos d e l a t e o r í a puede referirse a ellos. Nuestra
formulación es objetiva, realista y literal. La interacción microsistema-aparato
debe ser estudiada por la teoría cuántica de la medida, y hay razones para pensar
que también en esta teoría el postulado en cuestión puede ser eliminado y
sustituido por una evolución no lineal del sistema.
Si TQM no dice nada sobre observadores y mediciones, ¿cuál es el tipo de
entidades cuya existencia presupone? Preguntar esto es preguntar por la ontología
de la teoría. Entiendo, en lo que sigue, la ontología en el siguiente sentido
restringido: la ontología de la teoría es la restricción fáctica del conjunto formado
por la unión de los dominios de todas las variables relacionadas con
cuantificadores lógicos que aparecen en la base axiomática de la teoría (por
restricción fáctica entiendo una restricción del dominio al subconjunto formado
por todos los elementos no conceptuales). Esto está de acuerdo con lo que vimos
en los Caps. 3 y 7. En los axiomas, cuantificamos
8.5 Extensión a sistemas de muchos componentes 115
on the elements of the generating basis or on conceptual objects generated by it. All
the non-conceptual objects of BA belong to Σ Σ.4 That is why we identify this
set with the ontology of TQM. In our restricted sense, the ontology coincides with
the reference class of the theory:

42
RF (TQM ) = RF (Ai ) = Σ ∪ Σ.
i=1

TQM se refiere entonces sólo a los microsistemas y sus entornos físicos.

8.5 Extensión a sistemas de muchos componentes

El sistema axiomático presentado en el apartado 8.3 puede modificarse fácilmente


para dar cabida a sistemas con un número arbitrario de componentes. Adoptemos
las siguientes definiciones:
D20 ΣN = Σ1 × Σ1 × . . . × Σ1 (N veces) es el conjunto de todos los sistemas
compuestos por elementos de Σ1 .
D21 Σ∗ = {Σ2 , Σ3 , ... , ΣN , .. .}.
A continuación, introduzcamos los siguientes axiomas adicionales (véase Pérez-
Bergliaffa et al.
1996):
A Σr11 , Σ: conjuntos numerables no vacíos.
Ar2 (6σ )Σ 1 (σ significa microsistema simple).
Ar3 (6 σ )Σ=Σ 1 ∪Σ∗ (σ denota un sistema q).
Arr4 (6 σ )Σ (σ denota entorno de algún sistema q).5
A 5 (Product Hilbert Space)
(6 <σ, σ >) Σ×Σ (C(σ) = {σ1 , ... , σ } , σ n } ⇒ Hei=1 Hei ).
=n
Ar6 (6 < σ, σ >) Σ×Σ (6|W >) H e (∃UП )(UП es una representación de una
simétrica
grupo П por operadores unitarios U ˆ П ˆ
UˆП|W> = UˆП{|ψa > ⊗|ψb > ⊗ . .. ⊗ |ψl >}
1 2 n
= |ψa > ⊗ . . . ⊗ |ψl >
α1 αn

donde {α1 , . . . αn } es una permutación P de {1, . . . n}).

4 En aras de la simplicidad, ignoro aquí el espacio y el tiempo. Discutiré en detalle el estatus


ontológico del espacio y el tiempo, y del espaciotiempo, en el próximo capítulo.
5En particular, σ0 denota el entorno vacío, < σ, σ0 > denota un sistema q libre, y < σ0, σ 0 >
denota el vacío.
id
Ar7
(6 <σ, σ >) Σ×Σ (6Aˆ)A (6|W >) He (C(σ) = {σ1 , . . . σ n }ˆ σi ↔ σj ˆ |W
>=
UˆП|Wr > ⇒< W|Aˆ|W >=< Wr |Aˆ|Wr >).
Entonces, además de los teoremas anteriores, obtenemos los siguientes:
Tr1 (Teorema de la aditividad)
(6 <σ, σ >)Σ× Σ (6k)K (C(σ) = {σ1 , ... , σ }ˆ , σ }ˆ n

[Pˆi , Xˆ jr ] = i h ¯ δij , [Jˆi , Xˆ jr ] = ih¯ 'ijk Xˆ kr


[Pˆi , Pˆjr ]= 0, [Jˆi , Pˆjr ] = i h ¯ 'ijk Pˆkr
[ Kˆi , Xˆ jr ] = 0, [ Kˆi , Pˆjr ] = ih¯ δij
mr (i, j = 1, 2, 3; r = 1, 2, . . .
, n)
n n n n
Σ Σ Σ Σ
⇒ Pˆi = Pˆis ˆ Jˆi = Jˆis ˆ Kˆi = Kˆis ˆ Mˆ = Mˆ s ).
s=1 s=1 s=1 s=1

Tr2 HS ⊕ HA c He es un subespacio vectorial de He .


Corolario (Teorema de exclusión de Pauli) (6 <σ, σ >)Σ×Σ (C(σ) = {σ1 , . . . σ }ˆ n
id
σi ↔ σj ⇒ |W(σ ) > e H )PS
Tr3 (6 <σ, σ 0 >)Σ×Σ (C(σ) = {σ1 . . . σn } ⇒
n 2
Σ + Σ[V (r ) + V (→ ˆ s , →ˆs )],
Hˆ = 1 i<j ij i j
pˆi 2 mi
i=1

con
)(→ˆs .n→ )- →ˆs.→ˆs],
V ( → ˆ s , →ˆs) ) + V (r )(→ˆs .→ˆs) + V )[3(→ˆs
= V (r (r .n→
i j 1 ij 2 ij ij 3 ij i ij j ij ij

donde Df
r→ij
def rij
rij
= |x→i - x→j | s→i = 2 h¯
n→ij
τ→i =
y τ→i son las matrices de Pauli).
Para las pruebas, véase Perez-Bergliaffa et al. (1996).
Observación 1 El primer (segundo) grupo de relaciones de conmutación en T1
significa que el comportamiento de cada microsistema simple bajo un movimiento
euclidiano (transformaciones galileanas instantáneas) no se ve afectado por la
presencia de interacciones.
Observación 2 Si σ e Σ tal que C(σ ) = {σ1 , . . . σn }, y σi interactúa débilmente con σj
⇒ Hˆσ = Σi Hˆσi + O(λ), donde λ es alguna constante de acoplamiento.
8.6 EPR y realismo 117

8.6 EPR y realismo

Sea σ e Σ tal que C(σ) = {σ1 , σ2 } ⇒ Pˆ = Pˆ1 + Pˆ2 por T1 . De A28 se


deduce que [Xˆ 1 - Xˆ 2, P̂ ] = 0, y entonces, a partir del Teorema 8 de Pérez-
Bergliaffa et al. (1993), las cantidades asociadas a los operadores Xˆ 1 - Xˆ 2 y Pˆ
son simultáneamente bien definidos y pueden medirse con tanta precisión como
permita el estado de la técnica.
Supongamos ahora que las componentes σ1 y σ2 están alejadas entre sí de tal
manera que, a efectos del experimento, pueden considerarse aisladas. Resolviendo
la ecuación de Schrödinger (T4 de Pérez-Bergliaffa et al. 1993) en el sistema del
centro de masa de σ para un potencial nulo, encontramos (en la representación de
coordenadas)

W(x1 , x2 ) = δ(x - a)eip(x 1+x2)/2h¯ , (8.19)

donde a es la separación relativa entre σ1 y σ2 . Si ahora medimos la posición de σ1


podemos deducir (de la relación x1 - x2 = a) qué valor se encontraría si midiéramos
la posición de σ2 inmediatamente después de la primera medida
se ha llevado a cabo. Suponiendo que no hay acción a distancia en un sentido
cuántico (es decir, que dos subsistemas suficientemente alejados entre sí pueden
considerarse aislados, supuesto conocido como localidad o separabilidad), la
inferencia de x2 se realiza sin perturbar σ2 en modo alguno. Se deduce entonces
que la posición de σ2 tiene un valor predeterminado definitivo no incluido en (4).
Esto implica que la descripción dada por QM es incompleta. Por el mismo
razonamiento, se puede deducir que el momento lineal de σ2 también tiene un
valor definido, en desacuerdo con las desigualdades de Heisenberg. Entonces,
tanto la posición como el momento lineal de σ2 tienen un valor definitivo
predeterminado: no tenemos que calcular ninguna medida adicional para
conocerlos. Esto contradice claramente la interpretación subjetivista de
Copenhague.
El argumento anterior es una breve explicación de la llamada "paradoja EPR"
(Einstein et al. 1935). En pocas palabras, afirma que si se acepta la localidad en
QM entonces la teoría debe ser incompleta. En otras palabras, la teoría debe tener
variables ocultas (Bohm 1953). Además, un teorema debido a Bell (1966) muestra
que las predicciones de las teorías deterministas locales que tienen variables
ocultas pueden compararse, mediante una clase dada de experimentos, con las
predicciones de la MQ. Experimentos de tal c l a s e han si d o
l l e v a d o s a c a b o por Aspect et al. (1981, 1982), y sus resultados
están en completo acuerdo con la MQ.
Estos resultados no afectan a la filosofía realista que subyace a la presente
axiomatización. De hecho, como demostraron Clauser y Shimony (1978),

(Variables ocultas ˆ Separabilidad) ⇒ (Desigualdades de Bell)

De ello se deduce que si las desigualdades de Bell se refutan recurriendo al


experimento, entonces (1) las teorías con variables ocultas son falsas (es decir,
QM es completa) o (2) la teoría es no-local o (3) tanto (1) como (2) son ciertas. La
axiomatización que presento aquí asume la no-localidad y la completitud, por lo
que predice que las desigualdades de Bell son falsas. La no localidad se origina en
el punto de vista sistémico adoptado en la
material de base, mientras que la completitud se introduce a través de los axiomas
que establecen que cada propiedad del sistema físico estudiado tiene su
contrapartida matemática definida de forma única en la teoría.

8.7 Enredo

La mecánica cuántica abarca un tipo de acción a distancia con una propiedad


llamada entrelazamiento, en la que dos partículas se comportan sincrónicamente
sin intermediarios; es una propiedad no local. Por ejemplo, el vapor de calcio
expuesto a un láser emite fluorescencia. Los átomos excitados descienden en
cascada a su estado básico y emiten luz. Cada átomo emite un par de fotones que se
desplazan en direcciones opuestas. La polarización de estos fotones no muestra
ninguna dirección preferida, ya que la fuente no está polarizada. Sin embargo, los
pares muestran una correlación sorprendente: cada miembro del par actúa siempre
como si tuviera la polarización opuesta a la de su pareja. Esta conexión cuántica
tiene distintas propiedades:
• La conexión cuántica no se ve atenuada por la distancia.
• La conexión cuántica es discriminatoria: sólo afecta a las partículas que han
interactuado en el pasado. Ninguna fuerza clásica muestra este
comportamiento.
• La conexión cuántica es más rápida que la luz, y probablemente instantánea.
Esto parece incompatible con la estructura relativista del espaciotiempo.
Todo el mundo sabe que la teoría de la relatividad prohíbe algo. Sin embargo,
no todo el mundo está de acuerdo sobre lo que prohíbe. Hay diferentes posibilidades
discutidas en la literatura, como revisa Maudlin (1994):
1. La relatividad prohíbe que la materia se transporte más rápido que la luz.
2. La relatividad prohíbe enviar señales más rápido que la luz.
3. La relatividad prohíbe que la información se transmita más rápido que la luz.
4. La relatividad prohíbe que los procesos causales se propaguen más rápido que la
luz.
En realidad, la Relatividad sólo establece que los sistemas sublumínicos no
pueden convertirse en superlumínicos y viceversa. Los taquiones superlumínicos
hipotéticos no violan las leyes de la Relatividad. La teoría de los taquiones
muestra que la Relatividad no está restringida a sistemas con velocidad
sublumínica para ser consistente. Por otra parte, la violación de las desigualdades
de Bell no requiere transporte de materia o señalización superlumínica. Mucho
menos de i n f o r m a c i ó n . La información es una propiedad de los lenguajes, no de
los s i s t e m a s físicos, como hemos visto en el Cap. 3. Contrariamente a lo que
afirma Maudlin (1994), la transmisión superlumínica de información no es
requerida por el entrelazamiento cuántico. La información no tiene, ni puede tener,
ningún efecto sobre los sistemas físicos.
En contra de todos estos puntos de vista, he sugerido que la violación de las
desigualdades de Bell es posible si la causalidad puede ser no local.6 Si la
causalidad es no local bajo algunas

6La causalidad no local es analizada, por ejemplo, por Romero y Pérez (2012).
8.7 Enredos 119

circunstancias, por ejemplo cuando un sistema cuántico se prepara en un estado


específico de polarización o espín, el entrelazamiento cuántico no plantea ningún
problema para el realismo y el determinismo. La teoría cuántica describe un
aspecto de una realidad ontológicamente determinada y con relaciones no locales.
En ningún caso se violan los postulados de la Relatividad Especial, ya que ningún
sistema físico cruza jamás la barrera de la velocidad de la luz.
Hay que hacer una advertencia importante. La causalidad es una relación entre
sucesos, no entre cosas. Una acción causal de una cosa A sobre una cosa X no es
más que un suceso en la cosa A que desencadena un suceso en la cosa B. Por
tanto, la causalidad implica un cambio de estado de una entidad concreta. Este no
parece ser el caso del entrelazamiento cuántico: cuando determinamos el estado de
uno de los componentes de los sistemas entrelazados, no se produce ningún
cambio en el estado del otro componente. El estado de este componente no pasa,
digamos, del estado s1 al s2 . Simplemente hay una especificación del estado del
sistema: de los diferentes estados en los que podría estar el sistema, siempre ocurre
que el estado es el correspondiente a la preparación inicial del sistema. Como no
hay trabajo sobre el segundo, no se produce transferencia de energía (la energía
del componente es exactamente la misma antes y después de la especificación de
su estado). El tipo de causalidad implicado, si es que existe, no es el que
conocemos de la física clásica.
Un punto de vista alternativo, también posible, es sostener que en realidad no
existe conexión causal alguna entre los componentes; sólo hay correlaciones no
locales: una vez que se ha formado un estado entrelazado, el sistema permanece
entrelazado independientemente de la separación espacial de los componentes.
¿Esto contradice el sentido común? Sí, lo contradice. Pero desde luego no es lo
único que contradice nuestro sentido común en el mundo cuántico. La teoría
cuántica se ocupa de un ámbito ajeno a nuestra experiencia ordinaria; el sentido
común ha sido moldeado por nuestras interacciones con un mundo diferente,
macroscópico, que llamamos "clásico". Cuando especificamos el estado del primer
fotón de un par enredado no polarizado, se especifica también el estado del
segundo fotón según la preparación inicial del sistema (el segundo fotón se
encontrará en un estado de polarización tal que la polarización total del par será
cero). Una vez que una interacción ha destruido el entrelazamiento, los
componentes se separan y ya no hay correlaciones. Desde este punto de vista, no
hay acción de un componente del sistema sobre el otro, sólo correlación no local.
Una vez formado el sistema, algunas propiedades permanecen hasta que alguna
interacción destruye el entrelazamiento (Bunge 2010; López y Romero 2017).
Si quieres utilizar el entrelazamiento para transmitir información más rápido
que la luz fracasarás: no hay forma de que en el momento en que se mide la
primera polarización se conozca el estado de la polarización del primer fotón en el
segundo polarímetro. Esa información sólo puede transmitirse a la velocidad de la
luz, como siempre. Tampoco existe un "trabajo" instantáneo sobre el segundo fotón
realizado por el primer fotón. Como he mencionado anteriormente, no hay cambio
de estado de este último, sino una especificación de su estado en la segunda
determinación. Si hay trabajo sobre el segundo fotón, lo realiza el segundo
detector, localmente, y no el primer fotón.
Estas consideraciones nos invitan a aceptar el mundo real tal como es: no local,
legal (las leyes de la mecánica cuántica se mantienen) e independiente de los
sujetos cognitivos: no importa si el segundo fotón es registrado por un instrumento
o interactúa de forma natural en ausencia de cualquier observador. Todos estos
procesos estaban ocurriendo de forma natural en las estrellas mucho antes de que
los seres humanos aparecieran en la Tierra, y seguirán ocurriendo mucho después
de que cada uno de nosotros haya desaparecido.
Resumen La mecánica cuántica se refiere a los sistemas cuánticos y su entorno.
La teoría no incluye la conciencia, los sujetos humanos ni los detectores. La
interacción de los sistemas cuánticos con los detectores es objeto de otra teoría: la
teoría cuántica de la medida. Los sistemas cuánticos tienen propiedades que no son
clásicas. A veces se comportan de forma similar a los sistemas clásicos, como
partículas u ondas, pero no son ni lo uno ni lo otro. Otras propiedades, como el
espín, el número de leptones o el color, no tienen análogos clásicos. El
entrelazamiento es una propiedad de los sistemas cuánticos que se preparan en un
estado determinado; esta propiedad se mantiene mientras el sistema no interactúe
con otros sistemas intercambiando energía. La mecánica cuántica es una teoría
realista, no local, determinista y probabilística de los objetos microfísicos. Sus
ecuaciones dinámicas son lineales y, por tanto, las funciones de estado de los
objetos cuánticos obedecen al Principio de Superposición. Esto da lugar a una
fenomenología que a veces difiere mucho de lo que conocemos por la física
clásica y el sentido común.

Referencias

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Capítulo 9
Objetos cuánticos

9.1 Introducción

Se ha argumentado que la mecánica cuántica no relativista para sistemas de


muchos componentes plantea profundos desafíos a cualquier metafísica que
pretenda explicar el mundo en términos de individuos autosubsistentes (por
ejemplo, Ladyman y Ross 2007). Se afirma que las partículas cuánticas no son
individuos, ya que los criterios de identidad habituales en ontología parecen fallar
cuando se les aplican. El criterio estándar adoptado por los filósofos en esta
materia es el Principio de Identidad de Indiscernibles (PII) de Leibniz. Este
principio afirma la identidad de dos objetos si tienen exactamente las mismas
propiedades. Dos objetos idénticos en todos los aspectos no son dos individuos
diferentes (para más detalles, véase French y Krause 2006. Véase también Teller
1983, French y Redhead 1988, y Saunders 2003). Las partículas idénticas en
mecánica clásica, por ejemplo, comparten las mismas propiedades intrínsecas,
pero pueden distinguirse por sus trayectorias en el espaciotiempo. Algo parecido
ocurre en la vida cotidiana: en una carrera de varios coches intrínsecamente
idénticos aún podemos individualizarlos si podemos seguir sus trayectorias. Por
tanto, la PII nos permite afirmar que hay coches diferentes en la carrera.
En el mundo cuántico las cosas parecen ser diferentes. En general, no es posible
asignar trayectorias bien definidas en el espaciotiempo a los objetos cuánticos.
Dos fotones o dos electrones en un estado entrelazado no pueden ser
individualizados por características espaciotemporales singulares: sus densidades
de probabilidad de localización son las mismas. Si los fotones se prepararon en un
estado particular de polarización, este estado es característico del par, no de los
componentes. Estas consideraciones también son válidas si las partículas cuánticas
se encuentran en un estado ligado. Si tenemos dos electrones, por ejemplo en un
átomo de helio, tienen exactamente la misma distribución de probabilidades de
posición. También comparten el mismo estado propio de energía. No sólo todas
las propiedades intrínsecas son idénticas, sino que también todas las propiedades
relacionales parecen indistinguibles. La función de estado entrelazado es
completamente simétrica con respecto a ambas partículas, por lo que ni siquiera
las diferentes orientaciones de espín son útiles para individualizar los electrones.
Parece completamente imposible distinguir los dos electrones según cualquier
versión de la PII. ¿Debemos concluir que no son individuos?

© Springer Nature Switzerland AG 2018


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_9
9.2 Identidad y mundo cuántico

Intentemos caracterizar la indiscernibilidad cuántica de manera más formal. Las


partículas cuánticas suelen llamarse "idénticas" si tienen en común todas sus
propiedades constantes, como la masa, la carga, el espín, etc.: es decir, si
coinciden en todas sus propiedades independientes del estado o intrínsecas. Lo
mismo o c u r r e con las partículas clásicas. Además, las partículas cuánticas son
indistinguibles si satisfacen el llamado postulado de indistinguibilidad (PI).

(IP): Todas las propiedades representadas por debe conmutar con todas las
operadores Oˆ permutaciones Pˆ: partículas

[Oˆ , Pˆ] = 0.

El PI expresa el requisito de que ningún valor de expectativa de ninguna


propiedad se vea afectado por permutaciones de partículas. Así, si Ψ12 es un
estado de dos partículas y Pˆ un operador que intercambia las partículas 1 y 2, tal
que PˆΨ12 = Ψ21 , entonces las partículas son indistinguibles si

(PˆΨ12 |Oˆ |PˆΨ12 ) = (Ψ12 |Oˆ |Ψ12 ), 6Oˆ , 6Ψ12.

Los bosones son entonces claramente indistinguibles y los fermiones


entrelazados también. ¿Significa esto que no son individuos? No necesariamente.
Se puede, por ejemplo, adoptar una versión no estándar de la teoría, como la
interpretación de Bohm,1 , en la que se atribuyen trayectorias en el espaciotiempo
a todas las partículas, lo que permite discernirlas e individualizarlas. El precio que
hay que pagar, en tal caso, es la carga de los supuestos adicionales de la teoría de
Bohm y un formalismo más complejo, pero hasta ahora este movimiento no se ve
obstaculizado ni por la lógica ni por la experiencia.
Uno también puede resistirse a la conclusión del PII. Quizá l a
indiscernibilidad no implique identidad y pérdida de individualidad. Después de
todo, aunque las partículas sean indistinguibles, el número de ellas no está en
cuestión. ¿Podría la cardinalidad equivaler a individualidad en el reino cuántico?
En realidad, en algunas ocasiones, incluso en la vida ordinaria, nos enfrentamos a
situaciones en las que adoptamos la cardinalidad como criterio de individualidad.
Imaginemos que tengo una suma de dinero, digamos 300 dólares. Voy al banco y
deposito mis billetes. Seguramente, sigo teniendo exactamente la misma cantidad
de dinero cuando compruebo mi cuenta electrónica, pero no tiene sentido tratar de
identificar algún número en mi ordenador con los billetes originales.

1Seríamás correcto considerar la aproximación de Bohm a la física cuántica como una teoría
diferente de la QM porque se consideran variables dinámicas adicionales y se introducen nuevas
entidades, a saber, la famosa onda piloto.
. Si quiero, puedo convertir mi dinero en efectivo. Si lo hago, el importe seguirá
siendo el mismo que ingresé. Pero los billetes individuales serán diferentes. Por
tanto, podría decir que la continuidad en la cardinalidad ha preservado la identidad
de mi cantidad de dinero, aunque no la de los billetes individuales. Quizá sea posible
decir algo parecido del sistema de partículas cuánticas entrelazadas: el sistema, en
su conjunto, se conserva como individuo, aunque no los componentes específicos.
Otro ejemplo famoso es el problema de las dos esferas de Max Black (Black
1952): dos esferas intrínsecamente indistinguibles en un universo totalmente
simétrico son indiscernibles. ¿Debemos concluir que sólo hay una esfera? No, hay
dos esferas en ese universo, pero son indistinguibles. Muller y Seevinck (2009)
observan: "Las partículas elementales similares son como puntos en una línea, en
un plano o en el espacio euclidiano: absolutamente indiscernibles pero no
idénticos (¡hay más de uno!). Los puntos en una línea son relaciones categóricas,
discernibles débiles categóricas para ser precisos. Las partículas elementales son
exactamente como los puntos en este sentido".
Que las partículas cuánticas sean o no individuos depende de lo que
entendamos por "individuo" y, como muestran estos ejemplos, el PII no es el
único criterio que podemos seguir a este respecto. Quine (1976), por ejemplo,
sugiere los siguientes criterios:
Una sentencia en una variable especifica un objeto si es satisfecha por él de forma única.
Una frase en una variable discrimina fuertemente dos objetos si es satisfecha por uno y no
por el otro. Una frase en dos variables discrimina moderadamente dos objetos si son
satisfechos por ellos en un solo orden. Una frase en dos variables discrimina débilmente
dos objetos si los satisfacen los dos pero no uno de ellos consigo mismo.

Basándose en estas ideas, Muller y Saunders (2008) definen la discernibilidad


absoluta en una determinada lengua L de la siguiente manera:
1. Dos objetos a y b son absolutamente discernibles en L si existe un
predicado monádico M en L tal que Ma ˆ Mb o ¬Ma ˆMb.
Las nociones adicionales de discernibilidad relativa y débil vienen dadas por:
2. Dos objetos a y b son relativamente discernibles si existe una fórmula abierta F
en dos variables en L tal que F(a, b) ˆ ¬F(b, a).
3. Dos objetos a y b son débilmente discernibles si existe una fórmula abierta F en
dos variables en L tal que F(a, b) ˆ¬F(b, b).
Consideremos ahora la siguiente fórmula abierta: ' .. . tiene espín opuesto en
dirección z a...' (Saunders 2006). Los electrones del átomo de helio son
débilmente discernibles en el sentido anterior: podemos decir que no tienen el
mismo estado de espín, aunque no podemos decir qué estado corresponde a cada
uno de ellos. Este tipo de discernibilidad débil es suficiente para la individuación
en mecánica cuántica no relativista (Pérez-Bergliaffa et al. 1996), pero las cosas
empeoran si pasamos a la t e o r í a c u á n t i c a d e campos. La teoría cuántica
de campos (QFT) es la máxima expresión de la mecánica cuántica, por lo que es
importante comprender el estatus ontológico de las partículas en esta teoría si
queremos aclarar si las partículas cuánticas son individuos o no.
Lo que llamamos "partículas" en mecánica cuántica se consideran meras
excitaciones de un campo cuántico en QFT. Estas excitaciones o "cuantos" pueden
agregarse y contarse, pero no enumerarse en el sentido de etiquetarse. El mundo,
desde este punto de vista, es una colección
de campos cuánticos existentes en el espaciotiempo. El estado de vacío |0) de
estos campos puede excitarse para formar una base de Fock del campo cuantizado:

|1 k )= a† |0). (9.1)
k

Cada aplicación del operador a† k añade una excitación cuántica al estado k.


Las sucesivas aplicaciones del operador ak † rinden:

a † |n k )= (n + 1)1/2 |(n + 1)k ). (9.2)


k
Análogamente, el operador ak elimina cuantos:

ak |nk ) = n1/2 |(n - 1)k ). (9.3)


En el espacio de Minkowski, se puede construir una base preferente
utilizando las simetrías específicas de este espacio (el grupo de Poincaré).
Entonces, si Nk = a a† k es el operador k
número de partículas, obtenemos

(0|N k |0)= 0, para todo k. (9.4)

Esto significa que el valor de expectativa para todos los modos cuánticos del vacío
es cero: si no hay partículas asociadas al estado de vacío en un sistema de
referencia, entonces lo mismo es válido en todos ellos. En el espaciotiempo curvo
esto ya no es válido: los espacios generales no comparten las simetrías de
Minkowski y, por tanto, el número de partículas no es un invariante relativista.
Puesto que en los espaciotiempos generales existen diferentes conjuntos completos
de modos para la descomposición del campo, se puede definir un nuevo estado de
vacío:

a¯j |0¯) = |0), 6j, (9.5)

y a partir de aquí se puede construir un nuevo espacio de Fock. El campo φ(x)


puede expandirse en cualquiera de las dos bases2 :
φ(x) = Σ[a uii (x) + a u†∗ (x)], (9.6)
i i
i

2Para simplificar, considero un campo escalar.


y
φ(x) = Σ[a¯j u¯j (x) + a¯† u¯ ∗ (x)]. (9.7)
j
j j

Dado que ambas expansiones son completas, podemos expresar los modos u ¯ j en
términos de los modos ui :
u¯j = Σ(α ujii + β uji∗ ), (9.8)
i i

y a la inversa,
ui = Σ(α+ u¯j - βj i u¯ ∗ ). (9.9)
j
ji i

Los coeficientes αij y βij satisfacen las relaciones


Σ(αik α∗ jk - βik β∗ ) = δij , (9.10)
k jk
Σ
(αik βjk - βik αjk ) = 0. (9.11)
k

Los operadores en el espacio de Fock entonces pueden ser representados por:


ai = Σ(αji a¯j + β∗ a¯† ), (9.12)
ji j
y j

a¯i = Σ(α∗ ai - β∗ a¯† ). (9.13)


ji ji i
i

Una consecuencia inmediata es que


Σ
ai |0¯ ) = β∗
ji | 1¯j ). (9.14)
j

Dado que en general βij /= 0 el valor de la expectativa del operador Nii = a a†i
que
determina el número de cuantos es:
Σ
(0¯|Ni | 0¯ ) = |βij |2
/= 0. (9.15)
j
Este sorprendente resultado significa que el número de cuantos del campo
(partículas) es diferente para distintas descomposiciones. Dado que diferentes
descomposiciones corresponden a diferentes elecciones de sistemas de referencia,
debemos concluir que diferentes observadores detectan un número diferente de
cuantos (partículas). Estas partículas activan los detectores en algunos sistemas de
referencia, pero no en otros. En esencia, son una característica del campo que
depende del marco. Si aceptamos la idea extendida de que lo que existe
objetivamente no puede depender de nuestra elección de un sistema de referencia
concreto, entonces la suposición de que las partículas son individuos
autosubsistentes se desmorona.

9.3 ¿Vaguedad óntica?

En el capítulo 2 caracterizamos la vaguedad como un tipo de indeterminación


semántica. Algunos autores han visto en las peculiaridades de los objetos
cuánticos un indicio de vaguedad óntica. Lowe (1994), por ejemplo, propone
considerar a los electrones como individuos vagos. Señala que si un electrón a es
capturado por un átomo en una cámara ionizante de tal manera que el átomo se
convierte en un ion negativo y luego vuelve a su estado anterior emitiendo un
electrón b, no hay ningún hecho objetivo de la materia en cuanto a si a es o no el
mismo electrón que b. Lowe señala que la imposibilidad
identificar si a = b no es una cuestión epistémica, sino un resultado directo de la
leyes de la mecánica cuántica. Según la mecánica cuántica, los electrones del átomo
entran en un estado entrelazado en el que, aunque su número está determinado, su
identidad no lo está. Por lo tanto, no hay ningún hecho sobre si el electrón emitido es
el mismo electrón que fue capturado: perdió su identidad al entrar en una
superposición cuántica con los otros electrones. La indeterminación de a = b, piensa
Lowe, equivale a un caso de vaguedad óntica.
Existe un conocido argumento contra la existencia de objetos vagos de Gareth
Evans (1978). El argumento es el siguiente: Supongamos, en aras de la reductio,
que es indeterminado si a = b, donde 'a' y 'b' son designadores precisos, en sentido
semántico. Entonces b definitivamente tiene la propiedad de que es indeterminado
si es idéntico a a, pero a definitivamente carece de esta propiedad (ya que a =
a seguramente no es indeterminado), por lo tanto es falso que a = b,
contrariamente a la suposición de que es indeterminado. El resultado es que si
'a = b' es efectivamente indeterminado en valor de verdad, entonces o 'a' o 'b' o
ambos deben ser un designador impreciso. Por lo tanto, sería
un caso de vaguedad semántica, no óntica.
Lowe responde que un paso esencial en el argumento es el paso de la
determinación de la autoidentidad de a, digamos, a la afirmación de que a carece
definitivamente de la propiedad de ser indeterminado si es idéntico a (que posee
b). Sin embargo, esta última propiedad no puede ser determinadamente distinta de
la propiedad de ser indeterminado si el objeto es idéntico a b, ya que las dos
propiedades difieren sólo por una permutación de a y b y es indeterminado si
a = b por suposición. Por lo tanto, la posesión por parte de a o b de una identidad
que implique una propiedad como éstas no puede servir para diferenciarlas de
forma determinante.
9.4 Ontología cuántica realista 129

French y Krause (2003) argumentan que hay otro tipo de vaguedad implicada,
que está asociada a la falta de individualidad de las partículas (algo que no discute
Lowe). Argumentan que, en la mecánica estadística cuántica, las disposiciones de
partículas sobre estados que resultan de permutaciones de las partículas no pueden
contarse como distintas, al contrario que en el caso de la mecánica estadística
clásica. En consecuencia, las propias partículas cuánticas no pueden considerarse
distintas y carecen de individualidad en este sentido. El resultado, afirman, está en
consonancia con la representación Fock de la QFT, en la que las partículas no
están etiquetadas. No obstante, existe una asignación de cardinalidad definida al
estado cuántico del campo, donde el número de excitaciones cuánticas o "cuantos"
corresponde al número de "partículas" no individuales. De ahí que afirmen que
"podemos tener un número determinado de objetos cuánticos en un estado dado sin
que estos objetos posean condiciones de identidad definidas [ ] es debido a esta
falta de autoidentidad que los objetos pueden ser calificado de vago, quizá en el
sentido más fundamental que uno pueda imaginar".
Aunque creo que French y Krause tienen razón en su análisis de la falta de
individualidad de los cuantos en QFT, no estoy de acuerdo con el compromiso con
la vaguedad óntica. Lo que la QFT muestra claramente, como expliqué en la
sección anterior, es que lo que consideramos en QM como "partículas" son en
realidad excitaciones del campo en algún marco de referencia específico. Estas
excitaciones no son entonces "objetos" como afirman French y Krause, sino
propiedades relacionales del campo. Y no son vagas en absoluto, porque la teoría
es completamente clara sobre cómo asignar tales propiedades al campo. El hecho
de que la propiedad en cuestión, el número de excitaciones discretas del campo, no
sea un invariante relativista no es suficiente para afirmar que existe vaguedad
óntica. Tenemos muchas propiedades relacionales en nuestras teorías físicas. Si las
cosificamos, cometiendo un error de categoría, podríamos concluir que las
velocidades son "objetos no individuales". Según la mejor teoría disponible, es
decir, la QFT, las partículas cuánticas no son objetos en absoluto, sino sólo una
característica de una entidad diferente, el campo cuántico. La razón por la que el
argumento de Evans falla cuando se aplica a las partículas cuánticas es que tales
partículas no son entidades u objetos que existan independientemente de una
elección específica de un marco de referencia. La cláusula "'a' y 'b' son
designadores precisos" es falsa, luego el argumento no puede proceder. No
vivimos en un mundo de partículas, vivimos en un mundo de campos, donde las
partículas aparecen como modos de excitaciones en los campos. Puede resultar
extraño y contraintuitivo entender las partículas como propiedades y no como
objetos, pero esto no debería ser un obstáculo si está implícito en una física bien
establecida. La vaguedad en estas cuestiones sigue perteneciendo a nuestro
pensamiento sobre el mundo, y no al mundo en sí.

9.4 Ontología cuántica realista


Si las partículas no son los referentes ontológicos básicos de las teorías físicas
modernas, ¿cuál debería ser considerada por un realista científicamente informado
como la mejor ontología? Ladyman y Ross (2007) piensan que si no podemos
adoptar las partículas porque no son individuos, entonces el siguiente paso es
avanzar hacia las estructuras. Según ellos, una metafísica de individuos
autosubsistentes está en contradicción con la física y debería
en favor de una metafísica de las estructuras. Desde este punto de vista, lo que
llamamos individuos no son más que nodos de la estructura y completamente
dependientes de ella. Se trata del estructuralismo óntico, un punto de vista popular
en el momento de escribir estas líneas.
Confieso que estos argumentos no m e convencen. Parecen ser el resultado de
un compromiso demasiado fuerte con la QM estándar. En QFT las partículas no
s e tratan como individuos sino como características de los campos cuánticos y
relativas a alguna elección específica de descomposición de modos del campo que
depende del marco. Las cuestiones de existencia no deberían resolverse
simplemente contando o individuando con respecto a algún sistema de referencia,
sino considerando las verdaderas propiedades invariantes y sus referentes. En este
sentido es el complejo energía-momento y su representación matemática a través
de un campo tensorial de segundo rango el que proporciona un indicador objetivo de
existencia independiente. A diferencia de las excitaciones del campo, que
dependen de modos globales definidos sobre todo el espaciotiempo, la energía-
momento del campo se define localmente a través de una cantidad tensorial.
Para un estado fijo |ψ) los resultados de diferentes detectores al medir el valor
de expectativa (ψ|Tμν |ψ) pueden relacionarse mediante las leyes de
transformación habituales de los tensores. En particular, si (ψ|Tμν |ψ) = 0 en
un sistema de referencia, la densidad de energía del campo cuántico será cero para
cualquier referencia. Esta situación es muy diferente en el caso de las partículas,
que pueden ser detectables o no en la misma región del espacio por distintos
observadores en estados diferentes. Esto señala claramente que la importancia
ontológica está en el campo cuántico, no en las partículas. Y tampoco está en la
estructura, ya que la estructura surge de las relaciones de los campos.
Se podría objetar que en el caso del espaciotiempo de Minkowski todos los
campos están en el estado de vacío y entonces (0M |Tμν |0M ) = 0. Pero un
observador acelerado en este espaciotiempo en realidad debería detectar radiación
térmica (Davies 1975, Unruh 1976). En el marcoμν acelerado también es válido (0M
|Tacc |0M ) = 0, por lo que la radiación térmica parece violar la conservación de la
energía. Pero esta es una conclusión errónea originada considerando sólo una parte
del sistema. El sistema completo es el detector acelerado más el campo en el
estado de vacío. El campo se acopla con el sistema acelerado produciendo una
resistencia contra la fuerza aceleradora. Es el trabajo de la fuerza externa lo que
produce el baño térmico medido por el detector en el si st ema co movil. La
misma radiación no es medida por un detector en reposo, ya que no está acoplada
con el campo. Recuerdo aquí que un estado de vacío del campo no corresponde a
la ausencia de campo, sino a la ausencia de excitaciones discretas del campo. El
ejemplo sólo muestra la realidad del campo, incluso cuando no hay excitaciones.
Las propias excitaciones, los cuantos, pueden estar presentes en un sistema y no en
otro, según el estado del sistema respecto al campo.
Cuando la curvatura está presente en el espaciotiempo, los marcos inerciales se
asociarán con sistemas en caída libre y, en general, no se puede hacer una elección
única del estado de vacío para expresar el campo. Así, diferentes detectores
situados en diferentes sistemas de referencia detectarán diferentes números de
partículas. La polarización del vacío por los horizontes de sucesos da lugar a la
radiación de Hawking que es detectable en los sistemas asintóticamente planos.
región del espaciotiempo, pero dicha radiación no es vista por un observador que
caiga libremente en el agujero negro. En general, no existe una relación simple
entre (Ni ) y el número de partículas medido por diferentes detectores (Birrell y
Davies 1982). La ontología
Referencias 131

estado de las partículas en QFT en el espaciotiempo curvo es el de una propiedad


relacional compleja entre campos y detectores. El sustrato ontológico, sin
embargo, lo proporcionan los campos. Si se eliminan, no queda nada: ni energía-
momento, ni excitaciones, ni expectativas, ni estructura. Concluyo que los objetos
cuánticos son campos cuánticos sobre el espaciotiempo. En el próximo capítulo
discutiré el estatus del espaciotiempo en sí mismo.
Resumen La MC no relativista para sistemas con muchos componentes
proporciona un argumento sólido contra la individualidad de las partículas cuánticas.
Esto se cumple plenamente en la teoría cuántica de campos, donde las partículas se
interpretan como excitaciones discretas de campos cuánticos que existen sobre el
espaciotiempo. Sin embargo, estos argumentos contra la individualidad de los
cuantos no implican la existencia de objetos cuánticos vagos. La ontología de la
teoría cuántica de campos es una ontología de campos. Estos campos están
dotados de propiedades definidas, aunque algunas de ellas dependen del marco.
Las excitaciones cuánticas son algunas de estas propiedades relacionales, cuando
se permite la curvatura del espaciotiempo. Las características relacionales de
ciertas entidades no implican vaguedad óntica. Como mucho, algunas personas
pueden hablar vagamente de ellas.

Referencias

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University Press.
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respuesta.
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Unruh, W. H. (1976). Notas sobre la evaporación de agujeros negros. Physical Review D, 14, 870-
892.
Capítulo 10
Problemas ontológicos del espaciotiempo

10.1 Introducción

Los debates sobre la naturaleza del espacio y el tiempo en el pensamiento


occidental se remontan a los primeros filósofos presocráticos (Graham 2006;
Jammer 2012; Romero 2012). La posición de Aristóteles, que entendía el tiempo
como una medida del movimiento, y su contraste con la visión platónica,
configuraron la controversia ontológica del periodo helenístico, la Antigüedad tardía
e incluso la Edad Media (véase Sorabji 1983). Sin embargo, no fue hasta el
desarrollo de la física newtoniana y la correspondencia Leibniz-Clarke (Leibniz y
Clarke 2000), cuando surgió claramente lo que hoy se denomina debate
relacionismo-sustantivalismo. Crudamente, el relacionismo es la doctrina
metafísica según la cual el espacio y el tiempo no son entidades materiales que
existan independientemente de los objetos físicos. El espacio y el tiempo surgen,
según este punto de vista, como un complejo de relaciones entre las cosas y sus
cambios (esta postura ha sido defendida a ultranza por Reichenbach 1957,
Grünbaum 1973, Bunge 1977 y Pérez Bergliaffa et al. 1998, entre otros). Según el
relacionismo, existen relaciones espaciales y temporales entre los constituyentes
del mundo, pero el espacio y el tiempo no son cosas en sí mismas. Por el contrario,
el substantivalismo apuesta por la existencia independiente del espacio y el
tiempo, que son considerados sustancias materiales o incluso como cosas o
entidades. El substantivalismo es un realismo ontológico sobre el espacio y el
tiempo. El debate entre ambas partes se prolongó durante más de 300 años (véanse
los libros de Jammer 2012 y Friedman 1983 para argumentos que apoyan ambas
posturas).
Con la llegada del concepto de espaciotiempo (Minkowski 1908) y la Teoría
General de la Relatividad (Einstein 1915), el debate sufrió cambios tan
importantes en el significado de los términos originales de ambas posturas que
algunos autores, como Rynasiewicz (1996), afirmaron que toda la cuestión estaba
superada y mal enfocada. Hoefer (1998) ha argumentado, de forma convincente,
que aunque algunos aspectos del debate clásico podrían disolverse en el contexto
de la ciencia contemporánea, la disputa se basa en un problema ontológico
genuino y el debate continúa. Estoy de acuerdo. Sostengo, sin embargo, que la
discusión ontológica actual no puede ignorar la cuestión conexa del universo
eterno-presentismo-bloque creciente. En este capítulo ofreceré una visión del tema
en la que pueden coexistir una especie de substantivalismo, relacionismo y
eternalismo sobre la base del emergentismo, la doctrina según la cual las
propiedades sistémicas cualitativas surgen de niveles ontológicos más básicos
desprovistos de tales propiedades (véase el Cap. 3).

© Springer Nature Switzerland AG 2018


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0_10
133

Los mecanismos que imponen la emergencia son la composición y la interacción.


Sostengo que existe un nivel para que cada una de las tres posiciones ontológicas
sea considerada como una buena opción para una descripción de cómo es el
mundo.
En lo que sigue, primero doy una caracterización de los principales conceptos
que voy a discutir y luego sitúo el debate en el contexto de la Relatividad General
y la ontología del espaciotiempo. A continuación, presento un nuevo argumento
para rechazar el presentismo, la doctrina según la cual sólo existe el tiempo
presente. En mi opinión, éste es el único de los cuatro puntos de vista ontológicos
que es completamente inconsistente con la ciencia moderna. El resto del capítulo
está dedicado a esbozar una posición ontológica sobre la existencia del
espaciotiempo. Los detalles técnicos van a una última sección en forma de
apéndice del capítulo, por lo que el grueso de la discusión es apto para un público
amplio.

10.2 La controversia

La introducción de la Relatividad General en 1915 reconfiguró el tradicional debate


sustantivismo-relacionismo. Las opiniones cambiantes del propio Einstein sobre
cuestiones ontológicas contribuyeron a generar mucha confusión en las primeras
interpretaciones de la teoría. Al principio, Einstein estaba motivado en parte por un
relacionismo inspirado en Mach (véase su debate con de Sitter sobre la
imposibilidad de un espaciotiempo vacío, Smeenk 2014). Luego, cuando se vio
obligado a admitir que su teoría permitía soluciones sin materia, cambió a una
especie de "substantivalismo del éter" después de 1918 (Einstein 1920; Hoefer
1998) para terminar defendiendo un universo de bloques a la Weyl, después de
principios de la década de 1920. Einstein siguió siendo un realista del
espaciotiempo y un eternalista empedernido hasta el final de su vida. Escribió a
Vero y Bice Besso, refiriéndose a la muerte de su amigo de toda la vida Michele
Besso, sólo 3 semanas antes de su propia muerte (Fölsing 1998):
Ahora me ha precedido un poco al separarse de este mundo extraño. Esto no significa
nada. Para nosotros, físicos creyentes, la distinción entre pasado, presente y futuro sólo
tiene el significado de una obstinada ilusión.

Tras un encuentro con Einstein en 1950, Karl Popper escribió (Popper 2005, p.
148):
Había conocido a Einstein antes de mi charla, primero a través de Paul Oppenheim, en
cuya casa n o s alojábamos. Y aunque yo era muy reacio a ocupar el tiempo de Einstein,
él me hizo venir de nuevo. En total me reuní con él tres veces. El tema principal de
nuestra conversación fue el indeterminismo. Intenté persuadirle de que abandonara su
determinismo, que equivalía a la opinión de que el mundo era un universo de bloques
parmenídeos de cuatro dimensiones en el que el cambio era una ilusión humana, o casi.
(Estuvo de acuerdo en que ése había sido su punto de vista, y mientras discutíamos le
llamé "Parménides").
10.2 La polémica 135

Pero en la época de su debate con de Sitter (es decir, hacia 1917), Einstein
escribió (Einstein 1918a, véase también Smeenk 2014):
Seria insatisfactorio, en mi opinion, que fuera posible un mundo sin materia. Más bien, el
campo gμν debería estar totalmente determinado por la materia y no ser capaz de existir sin
esta última.

Esto fue consecuencia de sus, por entonces, fuertes influencias machianas, que
tan bien le ayudaron en el desarrollo de la Relatividad Especial. Todos estos
cambios de puntos de vista ontológicos del fundador de la teoría contribuyeron a
crear cierta confusión en las trincheras metafísicas.
El desarrollo, a principios de la década de 1920, de visiones filosóficas
dinamicistas del tiempo por parte de Bergson, Whitehead y otros filósofos no
científicos ayudó a resucitar el presentismo, la visión agustiniana de que sólo
existe el tiempo presente y no hay futuro ni pasado. Tal doctrina tiene un profundo
impacto en cuestiones teológicas y ha sido defendida por apologistas cristianos
(véase, por ejemplo, Craig 2008), pero también por pensadores de orientación
científica en años posteriores (véase, por ejemplo, Bunge 1977).
El sustantivismo, el relacionismo, el eternalismo y el presentismo son posturas
onto-lógicas diferentes, aunque algunas de ellas están estrechamente relacionadas.
Ofrezco algunas definiciones provisionales con el fin de hacer algunas
aclaraciones semánticas de importancia para las discusiones posteriores (véase
Romero 2017).
• Sustantivalismo del espaciotiempo1 : El espaciotiempo es una entidad dotada de
propiedades físicas. Esta posición está claramente expresada por Einstein (1920).
La naturaleza exacta de esta entidad está abierta a discusión. Defenderé un
punto de vista que podría denominarse "substantivalismo emergente".
• Relacionismo espaciotemporal: El espaciotiempo no es una entidad que pueda
existir independientemente de los objetos físicos. El espaciotiempo es, en
cambio, un sistema de relaciones entre diferentes elementos ontológicos. La
naturaleza de estos elementos también está abierta a discusión. Propondré que
hay un nivel en el que una forma de relacionismo proporciona un marco
adecuado para la física actual y que esto no está en contracción con el
substantivalismo emergente cuando este último se aplica a un nivel ontológico
diferente.
• Eternalismo [también conocido como Universo de Bloques (BU)]: Los
momentos presentes, pasados y futuros (y, por tanto, los acontecimientos)
existen. Forman un "bloque" de 4 dimensiones de espacio-tiempo. Los
acontecimientos están ordenados por relaciones de anterioridad, posterioridad o
simultaneidad. Las relaciones entre los acontecimientos son inmutables. En
realidad, no pueden cambiar ya que el tiempo es una de las dimensiones del
bloque. He defendido esta posición en Romero (2012, 2013a, 2017). Remito al
lector a estos trabajos, así como a Peterson y Silberstein (2010) y sus
referencias, para más argumentos.
• Presentismo: Sólo son reales los acontecimientos que tienen lugar en el
presente. Esta definición requiere explicaciones sobre los términos "presente" y
"real". Crisp (2003, 2007) ofrece algunas aclaraciones. Véase también el citado
artículo de Craig (2008), y
1Sigo la jerga moderna y adopto la expresión "substantivalismo" en lugar de la más tradicional (y
menos incómoda) "sustancialismo". Por desgracia, la filosofía y la elegancia de estilo no siempre van
de la mano.

Mozersky (2011). El presentismo ha sido objeto de críticas devastadoras desde


los primeros ataques de Smart (1963), Putnam (1967) y Stein (1968). Véanse
Saunders (2002), Petkov (2006), Wüthrich (2010), Peterson y Silberstein
(2010), Romero (2012, 2015) para objeciones actualizadas.
Una postura intermedia entre el eternalismo y el presentismo es la propuesta del
universo en bloque creciente, muy defendida en los últimos años por el cosmólogo
G.R.S. Ellis. Esta postura sostiene que los acontecimientos pasados y presentes
existen, pero los momentos y acontecimientos futuros no son reales. La realidad
sería una especie de bloque cuatridimensional en crecimiento, al que se van
añadiendo acontecimientos que pasan de la inexistencia al presente y luego al
pasado. La motivación última de esta propuesta parece estar en alguna
interpretación de la mecánica cuántica y en un compromiso con el indeterminismo
respecto al futuro (por ejemplo, Ellis y Rothman 2010, véase también Broad
1923). Varias de las objeciones planteadas contra el presentismo se aplican al
universo de bloques en crecimiento, pero no expondré aquí los argumentos en su
contra.

10.3 Contra el presentismo

El inglés John McTaggart Ellis McTaggart presentó una refutación del presen-
tismo en su famoso trabajo Unreality of Time (McTaggart 1908). Su razonamiento
era el siguiente.
1. No hay tiempo sin cambio.
2. Si el tiempo pasa, los acontecimientos deben cambiar con respecto a las
propiedades de pasado, presente y futuro.
3. Por tanto, un acontecimiento determinado debe poder ser, en sentido absoluto,
pasado, presente y futuro.
4. Estas propiedades se excluyen mutuamente.
Entonces: Los acontecimientos no pasan, sólo son.
No hay paso del tiempo. No hay un presente en movimiento. La mera idea de
un tiempo que fluye simplemente no tiene ningún sentido. Un problema adicional
es que si el tiempo fluye, debería moverse con respecto a algo. Si decimos que hay
un supertiempo con respecto al cual fluye el tiempo, entonces necesitaremos un
supersupertiempo para este supertiempo, y tendremos una regresión infinita.
Además, no hay flujo sin velocidad de flujo. ¿A qué velocidad transcurre el
tiempo? La respuesta 1 s por s no tiene sentido. Es como decir que una carretera
recorre una distancia de 1 km por cada km que recorre.
Desde el punto de vista físico, la teoría de la relatividad restringida no parece
muy favorable a la idea de un presente absoluto, al menos en su interpretación
cuatridimensional minkowskiana habitual. La relatividad especial es la teoría de
los cuerpos en movimiento formulada por Albert Einstein en 1905 (Einstein 1905).
Postula la invariancia de Lorentz de todos los enunciados de leyes físicas que se
mantienen en un tipo especial de sistemas de referencia, llamados marcos
inerciales. De ahí el carácter "restringido" o "especial" de la teoría. Las ecuaciones
de la electrodinámica de Maxwell son invariantes de Lorentz, pero las de la
mecánica clásica no lo son. Cuando se revisa la mecánica clásica para adaptarla a la
invariancia bajo transformaciones de Lorentz entre sistemas de referencia
inerciales, aparecen varias modificaciones. La más notoria es la imposibilidad de
definir una relación de simultaneidad absoluta entre sucesos. La simultaneidad
resulta ser dependiente del marco. Entonces, algunos eventos pueden ser eventos
futuros en algún sistema de referencia, y presentes o pasados en otro sistema.
Como lo que existe no puede depender del sistema de referencia adoptado para la
descripción de la naturaleza, se concluye que todos los acontecimientos existen.
En consecuencia, el presentismo, la doctrina según la cual sólo existe lo que está
presente, es falso.
El presentista o teórico A del tiempo podría encontrar una forma de eludir este
argumento adoptando una interpretación diferente (puramente lorentziana) de la
teoría (Crisp 2007; Zimmerman 2011), que renuncia al concepto de
espaciotiempo. Los problemas de este enfoque han sido ampliamente discutidos
por Saunders (2002), y no insisto en el tema aquí. En su lugar, prefiero decir unas
palabras sobre la cuestión, mucho menos discutida, de la compatibilidad del
presentismo con la Relatividad General.
La Relatividad General es la teoría del espacio, el tiempo y la gravitación
propuesta por Einstein en 1915 (Einstein 1915). El espaciotiempo es un
ingrediente indispensable de esta teoría. Se adopta una variedad real y
diferenciable de 4 dimensiones para representar el espaciotiempo, que se considera
una entidad física (Romero 2014a,b). Sobre el colector se define un campo métrico
de rango 2 gab para representar los potenciales del campo gravitatorio (abreviatura
del campo métrico del espaciotiempo). Las distancias sobre la variedad vienen dadas
por

ds2 = g dx dx ab ab , (10.1)

donde dx a es un vector de longitud diferencial de 4 dimensiones. La cuestión clave


para determinar la estructura geométrica del espaciotiempo, y por tanto para
especificar los efectos de marea que llamamos gravedad, es encontrar la ley que
fija la métrica. El campo métrico está relacionado con la materia. El tensor de
energía-momento Tab representa las propiedades físicas de las cosas materiales que
interactúan con el espaciotiempo. La curvatura del espaciotiempo en cualquier punto
está relacionada con el contenido de energía-momento en ese punto mediante un
conjunto de ecuaciones diferenciales. Estas ecuaciones, las ecuaciones de campo
de Einstein, pueden escribirse de forma sencilla:
8πG
Gab = - T ,
c4 ab
(10.2)

donde Gab es el llamado tensor de Einstein, que es lineal en la curvatura2 y no


lineal en la métrica. Contiene toda la información geométrica del espaciotiempo.
Las constantes G y c son la constante gravitatoria y la velocidad de la luz en el
vacío. Las ecuaciones de campo de Einstein son un conjunto de diez ecuaciones
diferenciales parciales no lineales para los coeficientes métricos.

2La curvatura está representada por el tensor de Riemann Rabcd , formado con segundas derivadas
de la métrica (véase, por ejemplo, Hawking y Ellis 1973).
Un punto crucial de la Relatividad General es que el espaciotiempo de 4
dimensiones con curvatura distinta de cero ya no es prescindible. Contrariamente
al caso minkowskiano, la Relatividad General no es susceptible de una
formulación global lorentziana. Esto plantea un problema para el presentismo,
debido a la relatividad de la simultaneidad que implica la constancia de la
velocidad de la luz en el espaciotiempo. Sin embargo, para algunas condiciones
cosmológicas
modelos Mst =< M, gab , Tab > se puede reintroducir una especie de "tiempo
cósmico" en el espaciotiempo, y algunos presentistas han intentado utilizarlo en
su beneficio.
Thomas Crisp (2007) ha propuesto un modelo "presentista" de la Relatividad
General. Sugiere que el mundo está representado por una hipersuperficie espacial
tridimensional que evoluciona en una cuarta dimensión (el tiempo). Esta
interpretación requiere
la introducción de una foliación preferida del espaciotiempo a grandes escalas, y
considerar la descomposición habitual 3 + 1 para la dinámica del espaciotiempo
de tal manera que "el presente" se identifique con la hipersuperficie en evolución.
Esta situación se representa en
Fig. 10.1.
Para establecer un modelo de espaciotiempo de este tipo, deben imponerse
algunas restricciones globales: debe existir una foliación única en superficies de
curvatura media constante. Este es el caso, por ejemplo, de la métrica de Friedmann-
Lemaître-Robertson-Walker. Esta métrica es isótropa y homogénea. Las
condiciones generales para este tipo de métricas requieren la ausencia de
horizontes de Cauchy, el cumplimiento de las llamadas condiciones de energía
(Hawking y Ellis 1973) y restricciones de simetría. En este tipo de métricas, el
parámetro a lo largo del cual evolucionan las hipersuperficies se denomina
"tiempo cósmico".
Confieso que no veo cómo ese "tiempo cósmico" puede ayudar a la causa del
presentista. La foliación de una múltiple no es más que un dispositivo
computacional. La selección de una hipersuperficie dada como "presente" es
completamente arbitraria. Una hipersuperficie no es más que una clase de sucesos
(es decir, un concepto, no una cosa), que decidimos especificar como datos
iniciales para cálculos posteriores. Cualquier hipersuperficie puede utilizarse para
este fin, y puesto que las ecuaciones de Einstein son reversibles en el tiempo,

rejilla t2

t1
límites
t0

x1
x2 hipersuperficies

Fig. 10.1 Un espaciotiempo "presentista": evolución de superficies espaciales tridimensionales en


un espaciotiempo con una dirección temporal preferente
podemos calcular la evolución con respecto tanto a t como a -t. No hay ninguna
razón para pensar que una clase particular de sucesos, aunque sean todos
espaciales, sea la presente". Además, las clases no fluyen, como se supone que
debe hacer el presente.
Una crítica similar es válida para la definición de presente dada por Crisp
(2003), que considera que el presente es la agregación de todas las cosas (yo diría
acontecimientos) con distancia temporal nula. Hay eventos con distancia temporal
nula en el pasado del evento de leer esta línea, que son simultáneos con el
aterrizaje del Apolo 11 en la luna el 20 de julio de 1969. No hay razón para
pensar que la lectura de esta línea es "ahora" y no los acontecimientos simultáneos
con el notable paso de Armstrong: ambos acontecimientos forman parte de
agregados con distancias temporales nulas. ¿Por qué un agregado de
acontecimientos está presente y el otro no?
Existen problemas adicionales relacionados con la estructura real del Universo
si se supone que está representado por un modelo teórico de espaciotiempo
suavemente foliable Mst . En primer lugar, están los agujeros negros. Los agujeros
negros no simétricos esféricamente (es decir, los agujeros negros giratorios o de
Kerr) tienen horizontes de Cauchy. No hay forma de calcular la evolución de
ningún sistema físico dentro de estas regiones, sea cual sea la foliación externa del
espaciotiempo. No hay posibilidad de sincronización entre relojes fuera y dentro
del horizonte interior de un agujero negro de Kerr. Y la evidencia de agujeros
negros rotatorios en el Universo es abrumadora (por ejemplo, Romero y Vila
2014). Este punto no puede ser ignorado por el presentista (para más argumentos
basados en agujeros negros ver Romero y Pérez 2014, y Romero 2014a,b).
Otro problema para el espaciotiempo "amigo de los presentistas" es que los
datos observacionales indican que las supernovas remotas de tipo Ia presentan
desplazamientos al rojo que, o bien sugieren que el Universo se expande de forma
acelerada, o bien que es inhomogéneo. Ambas posibilidades son ruinosas para el
presentista. La primera requiere violaciones masivas de las condiciones
energéticas del Universo. Estas violaciones pueden ser producidas por campos
oscuros con densidades de energía negativas o por gravedad con ecuaciones
dinámicas modificadas. En cualquiera de los dos casos, aparecen en el Universo
horizontes cosmológicos de partículas que desconectan diferentes regiones e
imposibilitan la sincronización temporal global. Por otro lado, si el Universo es
inhomogéneo o anisótropo a escalas medias, entonces el modelo de Friedmann-
Lemaître-Robertson-Walker no es una descripción totalmente correcta del
espaciotiempo y deben considerarse modelos más complejos. No es posible una
foliación de curvatura constante con inhomogeneidad o anisotropía, con el
consiguiente problema para la sincronización.
Zimmerman (2011) ha señalado que en un caso desesperado de conflicto con la
Relatividad General el presentista puede abandonar la teoría de Einstein, ya que se
puede estar seguro de que la relatividad es en última instancia una teoría errónea
porque es incompatible con la mecánica cuántica. Protesto. La Relatividad General
no es incompatible con la mecánica cuántica, como a veces se afirma vagamente.
El espaciotiempo de fondo de la mecánica cuántica es el espaciotiempo plano de
Minkowsk. Incluso en un espaciotiempo con curvatura no nula se pueden realizar
cálculos de mecánica cuántica (Wald 1994). La Relatividad General es una teoría
clásica y, por tanto, no puede tratar las interacciones cuánticas del campo métrico.
Esto es algo muy distinto a decir que existe incompatibilidad con la mecánica
cuántica o la teoría cuántica de campos. Lo que no se sabe es qué es una teoría
cuántica de campos de la gravitación. Lo que sí sabemos
es que a las escalas que son relevantes para el presentista, la Relatividad General
es una teoría bien probada. Pero incluso si se sustituye por otra teoría de campos
para acomodar mejor la fenomenología de la materia oscura y la aparente expansión
universal acelerada, seguirán existiendo los mismos problemas que he mencionado
antes. Para los presentistas, la batalla está perdida desde el principio: el concepto
mismo de espaciotiempo está reñido con el presentismo. Y ello porque el
espaciotiempo es la suma ontológica de todos los acontecimientos. La mera
postulación del espaciotiempo implica un consentimiento a los acontecimientos
que pueden c l a s i f i c ar s e como pasados o futuros con respecto a algunos otros
acontecimientos. El espaciotiempo es incompatible con el presentismo.
Dicho todo esto, sin embargo, todos tenemos una especie de sensación de que
"nuestro tiempo se acaba". ¿De dónde viene esta sensación? Para responder no
debemos mirar al espacio-tiempo, sino a nuestro propio cerebro.

10.4 ¿Cuándo es "ahora"?

Si el presente es un instante de tiempo en lugar de una cosa, entonces se plantea la


pregunta de "¿qué instante es presente?". Una posible respuesta es "ahora". Pero...
¿cuándo es "ahora"?
Ahora", como "aquí", es una palabra indexada. Decir que existo ahora no da
información sobre cuándo existo. Del mismo modo, decir que estoy aquí no da
información sobre dónde estoy. No hay un momento concreto definido como un
ahora absoluto.
Sostengo que la "nowness" y la "hereness" surgen de la existencia de seres
autoconscientes que perciben en un entorno determinado. Lo que estos seres
perciben no es el tiempo, sino los cambios en las cosas, es decir, los
acontecimientos (Bunge 1977). Del mismo modo, no perciben el espacio, sino las
relaciones espaciales entre las cosas. En concreto, nosotros no percibimos el paso
del tiempo. Percibimos cómo cambia nuestro cerebro. Afirmo que no hay presente
per se, del mismo modo que no hay olor, ni dolor, ni alegría, ni belleza, ni ruido,
ni cualidades secundarias en absoluto sin seres sensibles. Lo que llamamos
"presente" no está en el mundo. Surge de nuestra interacción con el mundo.
Agrupamos las distintas experiencias como si estuvieran presentes, y tenemos
la tentación de pensar que es el m u n d o y no nosotros quien las agrupa. Pero esto
no es más que un delirio. Sostengo que las ciencias naturales no necesitan los
tiempos verbales y, de hecho, no los quieren. Esta idea la expresa claramente E.
Poeppel basándose en investigaciones neurológicas (Pöppel 1978):
[...] nuestro cerebro proporciona un mecanismo integrador que da forma unitaria a
secuencias de acontecimientos... lo que se integra es el contenido único de la conciencia
que nos parece presente. La integración, que en sí misma se prolonga objetivamente en el
tiempo, es, por tanto, la base de que experimentemos una cosa como presente.
[...] El ahora, el presente subjetivo, no es nada independiente, sino un atributo del
contenido de la conciencia. Todo objeto de la conciencia es necesariamente siempre
ahora, de ahí el sentimiento de no saber.
10.4 ¿Cuándo es "ahora"? 141

La percepción del movimiento aporta un argumento adicional contra la idea de


que el presente es un instante de tiempo. Según Le Poidevin (2009):
1. Lo que percibimos, lo percibimos como presente.
2. Percibimos el movimiento.
3. El movimiento se produce en un intervalo.
Por lo tanto: Lo que percibimos como presente ocurre en un intervalo.
Las investigaciones recientes en neurociencias apoyan firmemente estas
afirmaciones. La percepción de acontecimientos fuera del cerebro y la
construcción de lo que llamamos tiempo es un complejo conjunto de procesos en
el que intervienen distintas regiones corticales y subcorticales. Los narcóticos, la
manipulación experimental, las emociones fuertes y distintos trastornos cerebrales
como la enfermedad de Alzheimer pueden producir alteraciones en el tiempo, lo
que indica claramente que la experiencia temporal depende de procesos cerebrales.
La implicación de áreas subcorticales en la percepción del cambio externo explica
por qué el miedo extremo y otros estados emocionales anormales pueden
modificar la experiencia subjetiva del tiempo (por ejemplo, Stetson et al. 2007).
Benjamin Libet y sus colaboradores (Libet et al. 1964; Libet 1973) realizaron
un avance muy importante en la investigación neurológica sobre los mecanismos
temporales que operan en el cerebro. En una serie de experimentos ya clásicos,
Libet et a l . demostraron que existe un retraso de aproximadamente 0,5 s entre el
inicio de la estimulación cerebral y la aparición de la conciencia del estímulo. Esto
demuestra que la conciencia de un acontecimiento se produce en el cerebro cuando
el acontecimiento ya ha pasado: aquello de lo que nos damos cuenta ya ha
ocurrido unos 0,5 s antes. En palabras de Libet: "No somos conscientes del
momento real del presente. Siempre llegamos un poco tarde". (Libet 2004). Toda
la batería de estímulos sensoriales es manipulada por el cerebro para crear una
representación coherente del mundo externo de tal manera que no somos
conscientes de ningún retraso temporal. El "presente" subjetivo es en realidad una
construcción hecha con una multitud de informaciones sensoriales de
acontecimientos del pasado.
El sistema motor no espera ∼ 0,5 s antes de tomar sus decisiones. Estas se
toman de forma inconsciente y en lapsos tan cortos como 10 ms en algunos casos.
Conciencia permite nuevas interpretaciones y ajustes basados en información
posterior (Eagleman y Sejnowski 2000). El lapso real necesario para crear una
representación transitoria del entorno puede variar de un individuo a otro, pero
debería llevar más de 100 ms de media. En palabras de Eagelman (Eagleman
2009):
Esta hipótesis, según la cual el sistema espera a recopilar información durante el periodo
de tiempo en el que se transmite, se aplica no sólo a la visión, sino en general a todos los
demás sentidos. Mientras que en la visión hemos medido una ventana de postdicción de
una décima de segundo, la amplitud de esta ventana puede ser diferente para el oído o el
tacto. Si le toco el dedo del pie y la nariz al mismo tiempo, sentirá esos toques como
simultáneos. Es sorprendente, porque la señal de la nariz llega al cerebro mucho antes que
la del dedo del pie. ¿Por qué no sentiste el toque de la nariz cuando llegó? ¿Esperó el
cerebro a ver qué más podía llegar por la tubería de la médula espinal hasta estar seguro
de que había esperado lo suficiente a la señal más lenta del dedo del pie? Por extraño que
parezca, puede ser cierto.
Puede que una percepción polisensorial unificada del mundo tenga que esperar a la
información global más lenta. Teniendo en cuenta los tiempos de conducción a lo largo de
las extremidades, esto lleva a la extraña pero comprobable sugerencia de que las personas
altas pueden vivir más en el pasado que las bajas. El sitio consecuencia de la espera de
señales temporalmente dispersas es que la percepción se convierte en algo parecido a la
emisión de un programa de televisión en directo. Estos programas no son realmente en
directo, sino que se retrasan una pequeña ventana de tiempo por si es necesario editarlos.

Todas las pruebas de la investigación neurocientífica apuntan a la hipótesis de


que "el presente" es una construcción del cerebro; una construcción que no es
instantánea. No percibimos el tiempo; sólo somos conscientes de los
acontecimientos y podemos comparar la tasa de acontecimientos o su agrupación
en el mundo exterior con la tasa de actividad de nuestro propio cerebro (por
ejemplo, Karmarkar y Buonomano 2007).
Cualquier definición provisional de "presente" compatible con la neurobiología
moderna debe tener en cuenta el papel del individuo que percibe y siente. En la
siguiente sección ofrezco algunas definiciones provisionales que cumplen este
requisito y distinguen entre los distintos significados en los que se utiliza la
palabra "presente".

10.5 Definir el presente


Los acontecimientos físicos se ordenan mediante las relaciones "anterior a" o
"posterior a", y "simultáneo con" (Grünbaum 1973). No hay "ahora" ni "presente"
en la representación matemática de las leyes físicas. Lo que llamamos "presente"
no es una propiedad intrínseca de los acontecimientos ni un instante de tiempo, ni
mucho menos algo en movimiento. Presente" es un concepto abstraído de la
relación entre un cierto número de acontecimientos y un individuo autoconsciente.
Yo propongo:
Clase actual de todos los eventos simultáneos con un estado cerebral dado.
A cada estado cerebral corresponde un presente. El individuo, no obstante, no
necesita ser consciente de todos los acontecimientos que forman el presente. El
presente, al ser una clase de acontecimientos, es un objeto abstracto sin ningún
poder causal.
Presente psicológico Clase de acontecimientos locales que están causalmente3
conectados a un estado cerebral determinado.
Obsérvese que, desde un punto de vista biológico, sólo son relevantes los
acontecimientos locales. Estos acontecimientos son los que desencadenan
directamente reacciones neuroquímicas en el cerebro. Tales acontecimientos se
sitúan en el pasado causal inmediato de los acontecimientos cerebrales que definen
el estado correspondiente. El presente psicológico es una construcción conceptual
del cerebro, basada en la abstracción de acontecimientos pertenecientes a una clase
de equivalencia. El p r e s e n t e , por tanto, no es una cosa ni un cambio en una cosa
(un acontecimiento). E s u n a c o n s t r u c c i ó n d e l c e r e b r o , una ficción muy
útil para la supervivencia. Sin embargo, los individuos no son necesariamente
conscientes de todos los acontecimientos que son causalmente relevantes para la
construcción del presente psicológico.
Kelly (1882) introdujo el concepto de "presente especioso", que William James
elaboró como "la corta duración de la que somos inmediata e incesantemente
sensibles" (James 1893). Propongo actualizar esta definición:

3Para una exposición completa de la causalidad como relación entre acontecimientos, véase Bunge
(1979).
10.6 Otras objeciones contra el presentismo 143

Especioso Presente Duración de la historia temporal de los procesos cerebrales


necesaria para integrar todos los acontecimientos locales relacionados físicamente
(causalmente) con un estado cerebral determinado.
El presente especioso, al estar relacionado con procesos cerebrales, puede ser
diferente para distintos individuos dotados de cerebros diferentes. La integración
del presente especioso puede realizarse de distintas maneras, según la estructura
del cerebro. Incluso es posible imaginar sistemas de integración que puedan
producir más de un presente especioso o incluso sistemas que puedan "recordar" el
futuro (véase Hartle 2005 para ejemplos basados en ordenadores). Si la evolución
biológica no ha producido tales sistemas, parece ser debido a la existencia de
condiciones de contorno asimétricas espaciotemporales que introducen una
dirección preferida para la ocurrencia de procesos (Romero y Pérez 2011).
Por último, introduzco un regalo físico.
Presente físico Clase de sucesos que pertenecen a una hipersuperficie espacial en
una foliación suave y continua de un espaciotiempo orientable en el tiempo.
Dado que en el modelo de colector del espaciotiempo cada acontecimiento está
representado por un elemento del colector, la introducción de esta clase no señala
un tiempo especial identificado con el 'ahora'. Cada hipersuperficie del
espaciotiempo corresponde a un tiempo diferente y ninguna de ellas es un presente
absoluto que "se mueve" hacia el futuro. En realidad, nombrar "futuro" a un
conjunto de superficies en dirección opuesta al llamado Bing Bang es puramente
convencional.

10.6 Otras objeciones contra el presentismo

La mayoría de los argumentos contra el presentismo se basan en la Teoría Especial


de la Relatividad; véanse las referencias citadas en la sección anterior y las
discusiones en Craig y Smith (2008). Los argumentos metafísicos pueden
encontrarse, por ejemplo, en Oaklander (2004) y Mellor (1998). Recientemente, se
han desplegado varios argumentos basados en la Relatividad General contra el
presentismo. Romero y Pérez (2014) han demostrado que la versión estándar de
esta doctrina es incompatible con la existencia de agujeros negros. En la sección
10.3 he enumerado una serie de objeciones adicionales basadas en la Relatividad
General y la cosmología moderna. Wüthrich (2010) discute los problemas y la
inconsistencia del presentismo cuando se enfrenta a la Gravedad Cuántica. Ahora,
ofrezco un nuevo argumento basado en la existencia de ondas gravitacionales.
El argumento es el siguiente:
P1 : Existen ondas gravitacionales.
P2 : Las ondas gravitacionales tienen una curvatura de Weyl distinta de cero.
P3 : La curvatura de Weyl no nula sólo es posible en 4 o más
dimensiones. P4 : El presentismo es incompatible con un mundo de 4
dimensiones.
Entonces, el presentismo es falso.
La lógica es sólida, así que revisemos las premisas del argumento para ver si
hay alguna vía de escape para el presentista. La verdad de P1 es aceptada por el
gran mayoría de los científicos que trabajan en gravitación. Las ondas
gravitacionales son una predicción básica de la Relatividad General (Einstein
1916, 1918b). El Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferómetro Láser
(LIGO) ha detectado directamente ondas gravitacionales procedentes de la fusión
de varios sistemas binarios de agujeros negros e incluso de la fusión de una
estrella de neutrones (por ejemplo, Abbott et al. 2016a,b, 2017). La Agencia
Espacial Europea (ESA) está desarrollando un observatorio espacial, la Antena
Espacial de Interferometría Láser o LISA. Desde hace tiempo se conocen pruebas
indirectas de la existencia de ondas gravitacionales a partir del decaimiento orbital
del púlsar binario PSR B1913+16, descubierto por Hulse y Taylor en 1974. El
decaimiento del período orbital concuerda tanto con las predicciones de la
Relatividad General que ambos científicos fueron galardonados con el Premio
Nobel de Física 1993 (véase, por ejemplo, Taylor y Weisberg 1982). Por tanto, P1
es cierta.
Las premisas P2 y P3 son necesariamente ciertas. Las ondas gravitacionales se
propagan en el espacio vacío, donde las ecuaciones de campo de Einstein se
reducen a:

Rab = 0.

Esta expresión significa que los 10 coeficientes del tensor de Ricci son
idénticamente nulos. Pero el tensor de Riemann completo4 tiene 20 coeficientes
independientes ya que es un tensor de rango 4. Los 10 componentes restantes se
expresan mediante el tensor de Weyl. Entonces, dado que las ondas
gravitacionales son perturbaciones en la curvatura del espaciotiempo, el tensor de
Weyl debe ser distinto de cero en su presencia. Si la dimensionalidad del mundo
fuera 3, como proponen los presentistas, el tensor de Riemann tendría sólo 6
componentes independientes, y como en 3 dimensiones las ecuaciones de Einstein
en el vacío se reducen a 6, el tensor de Weyl debe desaparecer. Sólo en 4 o más
dimensiones la gravedad puede propagarse a través del espaciotiempo vacío (véase
Hobson et al. 2006, p. 184, y Romero y Vila 2014, p. 19).
Entonces, el presentista debería negar que el presentismo es incompatible con
el dimensionalismo 4 o aceptar que el presentismo es falso. Pero el presentismo es
esencialmente la doctrina de que las cosas no tienen partes temporales (Heller
1990). Cualquier admisión de partes temporales o extensión temporal equivale a
renunciar a la afirmación básica del presentismo: no hay sucesos futuros ni
pasados. Concluyo que el presentismo es totalmente falso. Ignoraré esta postura en
lo que queda de este capítulo.

10.7 El sustantivismo de los acontecimientos y la aparición de las


cosas
En Relatividad General, un modelo específico que representa un estado de cosas
viene dado por una tripleta (E, g, T), donde E es una variedad pseudo-
riemannniana de 4 dimensiones, real y diferenciable, g es un campo tensor métrico
de rango 2 definido sobre E, y T es otro campo tensorial de rango 2 que
representa la energía-momento de las entidades materiales aceptadas por la
teoría
4El tensor de Riemann representa la curvatura del espaciotiempo. Véase el apéndice
"Definiciones básicas" al final de este capítulo.
Ambos campos tensoriales están relacionados por las ecuaciones de campo de
Einstein: Gab (gab ) = κTab , donde Gab = Rab - 1/2 gab R es el denominado tensor
de Einstein, una función del campo métrico y sus derivadas de segundo orden.
En el contexto de la relatividad general, el substantivalismo suele presentarse en
uno de los dos tipos siguientes: substantivalismo del múltiple y substantivalismo
métrico (Hoefer 1996). El primero se caracteriza como la opinión de que el
colector desnudo representa el espaciotiempo (Earman y Norton 1987). El
segundo, como la opinión de que el campo métrico g representa el espaciotiempo
substantival (Hoefer 1996).
Los filósofos del espaciotiempo y los defensores del relacionismo han adoptado
dos líneas de ataque contra el sustantivismo de las variedades: el argumento del
agujero y el argumento de la "ausencia de estructura". El primero fue concebido
originalmente por Einstein y resucitado por Earman y Norton (1987). El segundo,
fue presentado por Maudlin (1989) y elaborado por Hoefer (1996). Repasémoslas.
Imaginemos una situación en la que la distribución de la materia se conoce en
todas partes fuera de una región cerrada del espaciotiempo desprovista de materia,
el llamado "agujero". Entonces, las ecuaciones de campo junto con las condiciones
de contorno supuestamente permiten determinar el campo métrico dentro del
agujero. La covarianza general establece que las leyes de la física deben adoptar la
misma forma matemática en todos los sistemas de referencia. En dos sistemas de
referencia diferentes, hay dos soluciones que tienen la misma forma funcional e
imponen geometrías espaciotemporales diferentes. Si los sistemas de coordenadas
en estos marcos5 difieren sólo después de cierto tiempo t = 0, hay entonces dos
soluciones; tienen las mismas condiciones iniciales pero imponen geometrías
diferentes después de t = 0. Esto parece implicar una ruptura del determinismo.
Entonces, el sustantivalista de variedades debería abandonar el determinismo si
quiere seguir siendo realista respecto a los puntos del espaciotiempo representados
por la variedad desnuda (Norton 2014). Sin embargo, el argumento del agujero no
hace indeterminado nada observable, por lo que el relacionista sale indemne.
Como señala Hoefer (1996), el argumento esbozado más arriba no es
concluyente: sin la premisa de que el determinismo es realmente cierto, el
argumento no tiene fuerza más allá de la convicción psicológica de que el
determinismo merece una oportunidad de luchar. Veo un problema adicional: el
substantivalista puede afirmar que hay dos tipos de determinismo, a saber,
ontológico y epistemológico. El argumento del agujero sólo afecta al segundo tipo,
ya que se refiere a las predicciones de la teoría, no a sus supuestos ontológicos (es
decir, que los puntos de la variedad representan sucesos). Pero la existencia de
horizontes de Cauchy en muchas soluciones de la Relatividad General está bien
establecida, por lo que el argumento del agujero no añade esencialmente nada a los
problemas epistémicos de la teoría. En cualquier caso, el argumento del agujero
impide la identificación unívoca de los puntos desnudos del múltiple con el
espaciotiempo, no el sustantivismo del espaciotiempo.
La segunda crítica al sustantivalismo de los manifolds se basa en la observación

de que el manifold, al ser sólo una estructura topológica, no tiene propiedades


geométricas que sean esenciales para cualquier concepto de espaciotiempo
(Maudlin 1989). En particular, sin el campo métrico no es posible distinguir las
direcciones espaciales de las temporales ni establecer relaciones de "anterior a" y
"simultáneo con".
5Ten en cuenta que los marcos, al contrario que los sistemas de coordenadas, son objetos físicos.
Estoy de acuerdo. El múltiple por sí mismo no tiene estructura suficiente como
para proporcionar una representación adecuada del espaciotiempo. Hoefer (1996)
concluye que el campo métrico g es un candidato mucho mejor para representar el
espaciotiempo que el múltiple. Observa que el campo métrico está claramente
definido y se distingue del campo de materia T, que representa el contenido del
espaciotiempo. El campo métrico no puede ser nulo en regiones finitas del
colector, al contrario que otros campos. Si el campo métrico fuera sólo un campo
físico definido sobre el espaciotiempo, el movimiento geodésico no estaría
relacionado con el espaciotiempo, sino sólo con este campo. Hoefer también
señala que Einstein era de la opinión de que si se eliminan los coeficientes
métricos, ningún espaciotiempo sobrevive a la operación, ya que no queda nada, ni
siquiera el espaciotiempo de Minkowski. Todas las propiedades espaciotemporales
desaparecen con la métrica. Basándose en su rechazo de la identidad primitiva
para los puntos del colector, Hoefer procede a identificar el sustantivalismo con la
afirmación de que la métrica representa el espaciotiempo y el colector es una carga
metafísica prescindible.
Coincido con la opi ni ón de que la m étr i ca es indispensable para una
representación d e l espaciotiempo. La métrica proporciona todas las propiedades
asociadas al espaciotiempo. Sin embargo, el colector no m e parece prescindible.
Todo el espaciotiempo es representado por el par ordenado (E, g). Los elementos
del par representan distintos aspectos del espaciotiempo. Los puntos del colector
representan los acontecimientos existentes que forman el mundo, y la métrica
representa sus propiedades relacionales y estructurales. La identificación del
espaciotiempo con un único elemento del par conduce a problemas. En cambio, la
representación del espaciotiempo con (E, g) está en consonancia con la habitual
práctica científica de representar entidades con conjuntos y propiedades con
funciones (Bunge 1974a,b). Se podría argumentar, como hace Hoefer (1996), que
los puntos del espaciotiempo no tienen duración y, por tanto, tampoco trayectorias
en el tiempo, y que no interactúan en modo alguno entre sí ni con objetos o
campos físicos, por lo que sería extraño asignarles algún tipo de existencia
independiente. Mi respuesta a esta q u e j a es que, por supuesto, los puntos no
interactúan: son los elementos del múltiple que representan sucesos. Los sucesos
forman el sustrato ontológico, y no se mueven ni interactúan: el cambio y la
interacción surgen de su ordenación. En el nivel de análisis de la Relatividad
General, los sucesos tampoco necesitan satisfacer la identidad primitiva. Sólo en
un nivel pre-geométrico los sucesos pueden diferenciarse por una única propiedad,
su potencial para generar otros sucesos. En el nivel en el que la Relatividad
General es válida, los sucesos no necesitan diferenciarse y es este mismo hecho el
que nos p e r m i t e representarlos mediante una variedad más la métrica. Por lo
tanto, no hay ningún problema en aplicar el principio de Leibniz (es decir, los
modelos difeomórficos del espaciotiempo representan la métrica).
la misma situación física). En realidad, podemos definir un modelo
espaciotemporal como una clase de equivalencia de pares ordenados {(E, g)}
relacionados por un difeomorfismo. En esta clase, el múltiple proporciona las
propiedades topológicas globales y el continuo sustrato para la definición de la
estructura métrica. La representación del espaciotiempo aparece, por tanto, como
el límite numérico grande de una ontología de acontecimientos básicos
atemporales y sin espacio que sólo pueden identificarse a un nivel ontológico más
básico.
La operación ontológica de composición '◦' de sucesos es una relación binaria
que va de pares de sucesos a sucesos. Si E es un conjunto de sucesos, y ei , i = 1,
... , n e E
representan sucesos individuales, entonces ◦ : E × E → E se caracteriza por los
siguientes postulados:
• P1 : (6e)E (e ◦ e = e).
• P2 : (6e )1E (6e )2E (e1 ◦ e2 e E).
• P3 : (6e )1E (6e )2E (e1 ◦ e2 /= e2 ◦ e1 ).
Podemos introducir algunas definiciones:
• D1 : Un evento e1 e E es compuesto @ (∃e2 , e3 )E (e1 = e2 ◦ e3 ).
• D2 : Un suceso e1 e E es básico @ ¬ (∃e2 , e3 )E (e1 = e2 ◦ e3 ).
• D3 : e1 c e2 @ e1 ◦ e2 = e2 (e1 forma parte de e2 @ e1 ◦ e2 = e2 ).
• D4 : Comp(e) ≡ {ei e E | ei c e} es la composición de e.
La composición conduce a una jerarquía de acontecimientos, con
acontecimientos básicos en el nivel inferior y una complejidad creciente hacia
niveles superiores. La realidad parece estar organizada en niveles, cada uno de
ellos diferenciado por propiedades cualitativas emergentes (véase el Cap. 3). Un
nivel puede definirse como un conjunto de sucesos o cosas que comparten ciertas
propiedades y están sujetos a unas leyes comunes que se aplican a todos ellos.
En algún punto de esta jerarquía de eventos, las cosas pueden ser introducidas
como clases abstraídas de un gran número de eventos (ver Romero 2013a para
definiciones formales; una ontología de eventos completa se presenta en el
Apéndice A al final del libro). Una ontología basada en cosas permite una
simplificación en la descripción de los niveles superiores de organización de lo
que es, esencialmente, una ontología de eventos.
Una vez que los acontecimientos se han multiplicado y compuesto hasta un
punto en el que pueden representarse con un conjunto continuo, puede formularse
la Relatividad General. En el apéndice de este capítulo, presento la Relatividad
General como una teoría física que emerge del nivel ontológico básico. El primer
axioma, de naturaleza ontológica,
postula la existencia de todos los acontecimientos. Desde el principio, por tanto, la
teoría puede etiquetarse como "sustantivismo de sucesos". El espaciotiempo está
representado por el par ordenado (E, g), no por la variedad desnuda E ni por el
campo métrico g. El espaciotiempo es entonces algo emergente.
de la colección de todos los eventos, que puede caracterizarse como un individuo
dotado de propiedades (Romero 2012, 2013a).
Concluyo esta sección ofreciendo un breve argumento nuevo a favor del
substantivalismo del espaciotiempo.
Podría llamarse un argumento "termodinámico":
• P1 : Sólo pueden calentarse las existencias sustanciales.
• P2 : El espaciotiempo puede calentarse.
Entonces, el espaciotiempo tiene existencia sustantiva.
La lógica es claramente sólida, así que discutamos brevemente las premisas. P 1
es una idea fundamental de la física. Calentar algo es excitar sus grados de libertad
internos. Es imposible calentar algo que no existe, porque los no existentes no
tienen microestructura interna. En cuanto a P2 , la teoría cuántica de campos en el
espaciotiempo curvo indica claramente que el espaciotiempo puede calentarse y la
cantidad de radiación producida por él puede aumentarse (por ejemplo, por
aceleración o
colapso gravitatorio, por ejemplo Birrell y Davis 1982). Concluyo que el
espaciotiempo tiene existencia sustantiva.6

10.8 Defender el eternismo

La suposición de que la colección de todos los sucesos existe y está representada


por una variedad real diferenciable de 4 dimensiones, junto con la estructura
métrica de esta variedad dada por el campo g, conduce a la doctrina que hemos
definido como "eternalismo": los sucesos pasados, presentes y futuros existen. De
hecho, la métrica permite definir el
separación de dos sucesos cualesquiera, ds2 (e1 , e2 ) = g dx dx ab ab , siendo dx
la distancia diferencial de 4 dimensiones entre e1 y e2 . En función de si ds2 = 0,
ds2 > 0, o ds2 < 0, los sucesos se consideran "nulos", "temporales" o "espaciales",
respectivamente.
En los dos primeros casos, los sucesos pueden estar relacionados causalmente
(pero no necesariamente) y el orden temporal no puede invertirse con un simple
cambio de coordenadas. En el caso de los sucesos espaciales, por el contrario, no
existe un orden temporal absoluto, dada la invariancia de la teoría con respecto al
grupo de transformaciones generales de coordenadas. Sucesos que son futuros o
pasados en un sistema, pueden ser simultáneos en otro. Si alguien afirma que un
par de sucesos espaciales están presentes, debe aceptar que hay sucesos futuros y
pasados (ya que siempre habrá una transformación de marco que los haga futuros
o pasados) o negar que la existencia sea invariante bajo transformaciones entre
sistemas de referencia. Esto último parece un paso imposible. La existencia de
sucesos futuros y pasados, por tanto, está implícita en el substantivalismo, es decir,
cualquier substantivalista consistente debe ser un eternalista. Lo contrario no es
cierto.
La existencia de sucesos espaciales no puede ser negada por un presentista, ya
que la existencia de todos los sucesos fue asumida desde el principio, cuando se
aceptó la existencia de los referentes de la variedad E en la formulación de la
Relatividad General (Axioma P1 en "Ontología axiomática del espaciotiempo" en
el Apéndice al final del capítulo). El presentista puede intentar ofrecer una
reformulación adecuada de la Relatividad General en la que todos los sucesos
excepto los presentes sean sólo ficciones convenientes, pero es difícil ver cómo
este movimiento le ayudará a escapar del argumento de la covarianza general, ya
que el "presente" se define como una hipersuperficie móvil de sucesos espaciales.
Para el eternalista, en cambio, no hay nada dinámico asociado al "presente": se
trata sólo de una propiedad relacional local; cada acontecimiento de la
hipersuperficie es presente para una persona situada en ese momento y lugar. El
mismo acontecimiento es pasado o futuro para las personas situadas en el futuro o
en el pasado del acontecimiento; no hay ninguna "actualidad" intrínseca asociada a
los acontecimientos individuales. Todos los acontecimientos existen en pie de
igualdad para el eternalista.

6Un argumento similar ha sido presentado por Bunge (2017) basándose en la detección de ondas
gravitacionales.
10.8 La defensa del eternismo 149

El presentista puede objetar que el eternalismo implica fatalismo: el futuro es


fijo e inmutable. Esta objeción parece ser la principal motivación para la
postulación del punto de vista del universo en bloque creciente. Sin embargo, el
universo del presentista puede ser tan fijo con respecto al futuro como el universo
de bloques del eternalista. Esto se debe a que la inevitabilidad de un suceso
depende del carácter de las leyes físicas. Si las leyes son deterministas, el futuro
del presentista sigue siendo inexistente, pero existirá de forma determinada. Así
que el argumento sólo puede funcionar si el presentista puede demostrar que el
determinismo ontológico es falso. Lo normal aquí es recurrir a la mecánica
cuántica. Sin embargo, la teoría cuántica no ofrece ninguna ayuda, ya que no
implica la caída del determinismo ontológico. Dos sucesos cuánticos pueden estar
relacionados por alguna probabilidad estimada a partir de la evolución
determinista de los objetos dinámicos de la teoría (ya sean operadores o funciones
de onda, dependiendo de la formulación). Tal relación, desde el punto de vista del
espaciotiempo, es tan fija como cualquier otra relación entre los sucesos. No hay
ningún cambio repentino de probabilidades: las probabilidades son sólo una
medida matemática de la propensión de algunos sucesos a estar relacionados.
Además, los objetos matemáticos como las probabilidades no cambian. En este
s e n t i d o , las probabilidades cuánticas no son especiales: la probabilidad de que
una tirada de dados dé un 3 es 1/6, tanto antes como después de la tirada (véase
Romero 2015, apéndice). Esto no hace menos determinados ontológicamente los
sucesos de lanzar el dado y obtener el 3. No hay "colapso" de la función de onda.
Las funciones de onda, objetos matemáticos en el espacio de Hilbert, no pueden
'colapsar' en ningún sentido significativo (Bunge 1967, 1973; Pérez Bergliaffa et
al. 1993). Lo que puede cambiar es un sistema físico cuántico, no la probabilidad
atribuida al suceso por la mecánica cuántica. La evolución del sistema, cuando
interactúa, no es unitaria y no puede predecirse mediante la mecánica cuántica.
Debe estudiarse mediante una teoría cuántica de las medidas, en la que cada caso
depende de la configuración instrumental específica (véase el Cap. 8).
También quiero subrayar que la mecánica cuántica no es una teoría
independiente del trasfondo: se formula sobre una teoría del espaciotiempo
previamente asumida (espaciotiempo euclidiano en el caso de la mecánica
cuántica no relativista, espaciostiempos minkowskiano y pseudo-riemanniano en
los casos de la mecánica cuántica relativista y la teoría cuántica de campos en el
espacio de curvas). Al ser una teoría dependiente del trasfondo, la mecánica
cuántica importa los supuestos ontológicos de su trasfondo (Rovelli 2004).
El otro argumento estándar contra el eternalismo planteado por los presentistas
es que no puede explicar la experiencia humana del tiempo y el paso. He abordado
esta cuestión en la sección 10.4 anterior y en Romero (2015), por lo que solo
mencionaré aquí que la neurociencia moderna apoya la idea de que el "paso del
tiempo" es una construcción resultante de la ordenación de los procesos cerebrales
(Pöppel 1988; Le Poidevin 2007; Eagleman 2009).
10.9 Relacionismo antes del tiempo

El sustancialismo de los acontecimientos en relación con el espaciotiempo no


excluye el relacionismo a un nivel más básico. Las relaciones entre
acontecimientos básicos, o "átomos ontológicos",7 pueden ser la base de la que
emerja el espaciotiempo sustancialista.
Las variedades adoptadas en la Relatividad General para representar el
espaciotiempo tienen una métrica pseudo-riemanniana y son compactas. Una
propiedad muy importante de tales variedades es que son compactas si y sólo si
cada subconjunto tiene al menos un punto de acumulación. Estos puntos se
definen como:
Definición Sea E un espacio topológico y A un subconjunto de E. Un punto a
e A se llama punto de acumulación de A si cada vecindad de a contiene
infinitos puntos de A.
Para espacios Hausdorff compactos,8 todo subconjunto infinito A de E tiene
al menos un punto de acumulación en E.
Si queremos representar sucesos a escala muy pequeña, hay que abandonar la
suposición de compacidad. La razón es que cualquier punto de acumulación
implica una densidad de energía infinita, ya que los sucesos tienen una energía finita
(pero no arbitrariamente pequeña), y la energía es una propiedad aditiva. En otras
palabras, el espaciotiempo debe ser discreto a la escala más pequeña. Los
argumentos a favor del espaciotiempo discreto procedentes de consideraciones
físicas pueden encontrarse, por ejemplo, en Oriti (2014) y Dowker (2006).
Además, nótese que el argumento termodinámico para la existencia del
espaciotiempo presentado en la Secc. 10.7 implica que existe una microestructura
del espaciotiempo, a saber:
• P1 : El espaciotiempo tiene entropía.
• P2 : Sólo lo que tiene una microestructura tiene entropía.
Entonces, el espaciotiempo tiene una microestructura.
En el Apéndice A, Secc. A.5.

10.10 Una ontología acogedora para la ciencia

La visión física actual del mundo es una colección de campos cuánticos que

existen en el espaciotiempo. La interacción de estos campos es local. Las


propiedades del espaciotiempo están representadas por lo que suele interpretarse
como otro campo físico, el campo métrico lorentziano definido en el continuo de 4
dimensiones. Este campo representa tanto las propiedades geométricas del
espaciotiempo como el potencial de gravedad. Este carácter dual lo hace único
entre todos los campos físicos.
7Estos sucesos básicos pueden pensarse como una reinterpretación adecuada de las mónadas de
Leibniz (Leibniz 2005).
8Se dice que una variedad E es Hausdorff si para cualesquiera dos elementos distintos x e E e y
e E, existen Ox c E y Oy c E tales que Ox ∩ Oy = ∅.
10.10 Una ontología acogedora para la ciencia 151

El campo tensor métrico, a diferencia de los demás, es un campo clásico con


infinitos grados de libertad e independencia del fondo. La independencia de fondo es
la propiedad de que la métrica del espaciotiempo es la solución de las ecuaciones
dinámicas de la teoría.
Cuando se aplican las técnicas estándar de cuantización a la gravedad, aparecen
infinitos parámetros independientes necesarios para definir correctamente la
teoría. Para una elección dada de esos p a r á m e t r o s , se podría dar sentido a la
t e o r í a ; pero como no es posible llevar a cabo infinitos experimentos para fijar
los valores de cada parámetro, no se puede determinar una teoría física
significativa: la gravedad es perturbativamente no normalizable. La aparición de
singularidades en la Relatividad General, sin embargo, indica que la teoría está
incompleta (por ejemplo, Romero 2013b). Otro indicio de que una teoría cuántica
de la gravedad debería surgir de una discretización del propio espaciotiempo
proviene de los agujeros negros. La teoría cuántica de campos en el espaciotiempo
curvo muestra que el horizonte de un agujero negro tiene entropía. Pero el
horizonte es sólo una región del espaciotiempo. El espaciotiempo, por tanto, tiene
una entropía asociada, como hemos visto. Un espaciotiempo meramente continuo,
con su infinito número de grados de libertad tendría una entropía infinitamente
grande. La finitud de la entropía del agujero negro, por tanto, apunta a la existencia
de un sustrato discreto para el espaciotiempo.
Hay otra diferencia muy importante entre el campo métrico g y los campos del
Modelo Estándar de la física de partículas. Los diez coeficientes de la métrica no
representan un campo físico, sino una clase de propiedades de una entidad sustantiva:
el espaciotiempo. Por tanto, es incorrecto atribuir energía a g. Las propiedades no
tienen energía, sólo la tienen las entidades sustantivas (Bunge 1977). Los intentos
de construir una energía bien definida y conservada para el campo métrico
fracasan, y sólo se puede construir un pseudo-tensor (no único) dentro de la
Relatividad General.9 La razón es que las propiedades geométricas del
espaciotiempo siempre se reducen localmente a las de una variedad plana
minkowskiana. Físicamente, llamamos a esta condición "Principio de
Equivalencia" (Einstein 1907). La energía debe atribuirse no a la métrica, sino al
propio espaciotiempo sustantivo. El contenido energético del espaciotiempo está
relacionado con el número de sucesos básicos por unidad de volumen. Este
número es mínimo para el espaciotiempo casi plano, o cuando el
es muy pequeño (~ l3 ), pero nunca es cero. No es posible eliminar la energía del
espaciotiempo mediante unaP transformación de coordenadas, a la manera de la
campo métrico puede hacerse localmente Minkowskiano; la existencia no puede
suprimirse por un mero cambio de coordenadas. Sugiero que la energía mínima
media del espaciotiempo se mide por la constante cosmológica. Si sólo hay un
suceso básico en un Planck volumen cúbico, la energía de tal evento sería
asombrosamente diminuta: ~ 10—91 eV.
Los puntos de vista ontológicos que defiendo concuerdan bien con estos puntos
de vista físicos.
consideraciones. En primer lugar, el espaciotiempo tiene una existencia sustancial.
Puede representarse formalmente mediante una variedad continua dotada de un
campo tensorial métrico: S T = ˆ (E, g). En segundo lugar, la existencia del
espaciotiempo implica la existencia de sucesos pasados,

9Otras teorías de la gravitación, como la llamada gravedad teleparalela, permiten definir una
energía asociada al espaciotiempo. Sin embargo, esto solo puede hacerse con respecto a un
sistema de referencia bien definido (Combi y Romero 2017).

presente y futuro. Tercero, el campo métrico no es afín a otros campos físicos;


representa las propiedades geométricas del espaciotiempo y no tiene existencia
independiente. Y en cuarto lugar, como todas las entidades a gran escala, el
espaciotiempo surge de la composición de existencias más básicas, que he
denominado "sucesos básicos". Sugiero que estos puntos de vista ontológicos
pueden proporcionar un trasfondo filosófico adecuado para la investigación física
de la gravedad y la cosmología, tanto clásica como cuántica.

10.11 Observaciones finales

Sin duda, la ontología por sí misma no puede ofrecer una solución a los problemas
de la gravedad cuántica. Pero ésta no es la tarea de la ontología. Lo que cabe
esperar de las teorías ontológicas es un marco adecuado para el desarrollo de la
investigación científica, sin supuestos ocultos ni términos confusos; una
clarificación de los conceptos básicos de nuestras teorías más generales sobre el
mundo y su emergencia. En este sentido, creo que una ontología científicamente
informada puede allanar el camino de la investigación mediante la elucidación de
nuestras ideas sobre el espacio, el tiempo y el espaciotiempo.
Resumiendo El presentismo, la doctrina según la cual sólo existen los
acontecimientos y las cosas presentes, es falso. El substantivalismo y el
relacionismo no son puntos de vista incompatibles si se aplican a escalas
diferentes. A escalas grandes comparadas con la longitud de Planck, el
espaciotiempo se comporta como una entidad sustantiva dotada de energía. La
Relatividad General describe correctamente la interacción del espaciotiempo con
otros campos materiales. El espaciotiempo está representado por
una clase equivalente (invariante difeomórfica) de pares ordenados de la forma
{(E, g)}, donde E es una colector diferencial pseudo-riemanniano de 4
dimensiones y g es un campo métrico sobre E. Algunos supuestos ontológicos
básicos que subyacen a la Relatividad General deberían romperse a la longitud de
Planck. A este nivel, podrían existir entidades sin espacio y sin tiempo, y de sus
relaciones surgiría el espaciotiempo.

Apéndice: Axiomática

Definiciones básicas

Doy aquí algunas definiciones básicas utilizadas en las dos axiomatizaciones que
siguen en la siguiente sección.
El tensor de Einstein es:
1
Gab ≡ Rab - Rgab , (10.3)
2
donde Rab es el tensor de Ricci formado a partir de segundas derivadas de la métrica
y
R ≡ g Rabab es el escalar de Ricci. Las ecuaciones geodésicas para una partícula
de prueba libre en un
espaciotiempo curvo
son:
b
d2xa a dx dx c
dλ2
+ Γbc = 0, (10.4)
dλ dλ

con λ un parámetro afín y Γa la conexión


bc afín, dada por:
1
a
Γ= gad (∂ g + ∂g -∂g ). (10.5)
b cd c bd d bc
bc 2
La conexión afín no es un t e n s o r , pero puede utilizarse para construir u n
tensor directamente asociado a la curvatura del espaciotiempo: el tensor de
Riemann. La forma del tensor de Riemann para una variedad con conexión afín
puede obtenerse
mediante una transformación de coordenadas xa → x¯a que hace que la
conexión afín desaparezca en todas partes, es decir.
Γ¯ a (x¯) = 0, 6 x¯, a, b, c. (10.6)
bc
a
El sistema de coordenadas x¯ existe si
a
Γ- Γ a + Γa Γ e — a ΓΓ e =0 (10.7)
bd,c bc,d ec bd de bc

para la conexión afín Γa (x).


bc El lado izquierdo de la Ec. (10.7) es el Riemann
tensor:
Ra =Γa -Γa + Γa Γ e — a ΓΓe . (10.8)
bcd bd,c bc,d ec bd de bc

Cuando Ra = 0 la métrica es plana, ya que sus derivadas son cero. Si


bcd
a Rbcd > 0
K = Rbcd a

la métrica tiene una curvatura positiva. A veces se dice, incorrectamente, que el


tensor de Riemann representa el campo gravitatorio, ya que sólo desaparece en
ausencia de campos. Por el contrario, la conexión afín puede ponerse localmente a
cero mediante una transformación de coordenadas. Este hecho, sin embargo, sólo
refleja el principio de equivalencia: los efectos gravitatorios pueden suprimirse en
cualquier sistema localmente libre. En otras palabras, el espacio tangente a la
variedad que representa el espaciotiempo es siempre minkowskiano.

Ontología axiomática del espaciotiempo

El supuesto básico de la teoría ontológica del espaciotiempo que propongo es:


El espaciotiempo es el sistema emergente de la composición ontológica de todos los
acontecimientos.
Los eventos pueden considerarse primitivos. Se caracterizan por la formulación
axiomática de la teoría. Puesto que la composición no es una operación formal
sino ontológica, el espaciotiempo no es ni un concepto ni una abstracción, sino una
entidad emergente. Lo que presento aquí es, pues, una teoría ontológica
sustantival10 del espaciotiempo. Como cualquier entidad, el espaciotiempo puede
representarse mediante un concepto. La representación habitual del espaciotiempo
viene dada por una variedad real E de 4 dimensiones dotada de un campo métrico
gab :

S T =ˆ (E, gab ) .

Insisto: el espaciotiempo no es un múltiple (es decir, una construcción


matemática), sino la "totalidad" de todos los acontecimientos. Un modelo
específico de espaciotiempo requiere la espe ci f i c aci ó n de aquellos otros
campos que pueden afectar al espaciotiempo. Esta especificación se realiza a
través de otro campo matemático, denominado campo tensorial "energía-momento"
Tab . Por tanto, un modelo de espaciotiempo es:

MST = (E, gab , Tab ) .

La relación entre ambos campos tensoriales viene dada por las ecuaciones de
campo. El campo métrico especifica la geometría del espaciotiempo. El campo
energía-momento representa el potencial de cambio (es decir, la generación de
sucesos y la densidad) en el espaciotiempo.
Podemos resumir todo esto mediante los siguientes axiomas. Los axiomas se
dividen en sintácticos, si se refieren a relaciones puramente formales, ontológicos,
si se refieren a objetos ónticos, y semánticos, si se refieren a las relaciones de los
conceptos formales con los ontológicos. No hay axiomas físicos en este nivel.
La base de los símbolos primitivos11 de la teoría es:

BOnt = (E , E, {g} , {T} , {f} , Λ, κ) .

• P1: Ontológico/Semántico. E es la colección de todos los eventos. Cada


miembro e de
E indica un acontecimiento.
• P2: Sintáctico. E es una C∞ diferenciable, 4-dimensional, real pseudo-
Riemannian manifold.
• P3: Sintáctico. La estructura métrica de E v i e n e dada por un campo
tensorial de rango 2, gab , de tal forma que la distancia diferencial
cuatridimensional ds entre dos sucesos es:

ds2 = g dx dx ab ab .

10Una entidad x tiene existencia sustantiva si x interactúa con alguna y, tal que y /= x.
11Un símbolo primitivo es un símbolo no definido explícitamente en términos de otros símbolos.
• P4: Sintáctico. El espacio tangente de E en cualquier punto es Minkowskiano,
es decir, su métrica viene dada por un tensor simétrico ηab de rango 2 y traza -2,
⎛ ⎞
10 0 0
0 -1 0 0
ηab = ⎜ ⎟.
⎝0 0 -1 0 ⎠
0 00 -1

• P5: Sintáctico. El grupo de simetría de E es el conjunto de todas las


transformaciones {f} de 4 dimensiones entre espacios tangentes.
• P6: Sintáctico. E también está equipado con un conjunto de campos tensoriales
de segundo rango {T}.
• P7: Semántico. Los elementos de {T} representan una medida de la agrupación
de sucesos.
• P8: Estructura ontológica-interna. La métrica de E viene determinada por
las siguientes ecuaciones:

G - gΛ = κT, (10.9)

Gab - gab Λ = κTab , (10.10)

donde Gab es el tensor de Einstein. Tanto Λ como κ son constantes.


• P9: Semántico. Los elementos de E representan eventos físicos.
• P10: Semántica. El espaciotiempo está representado por un par ordenado (E, gab
):
S T =ˆ (E, gab ) .

• P11: Semántico. Un modelo específico del espaciotiempo viene dado por:

MST = (E, gab , Tab ) .

Esta teoría caracteriza una entidad que surge de la composición de sucesos


básicos, atemporales y sin espacio (véase más adelante). Sobre la base de esta
teoría podemos formular una teoría física sobre cómo esta entidad, el
espaciotiempo, interactúa con otros sistemas y las leyes dinámicas
correspondientes. Tal teoría es la Relatividad General. Los axiomas que debemos
añadir para obtener la Relatividad General forma nuestra teoría ontológica son:
• A.1: Semántica. El campo tensorial T representa la energía, el momento y la
tensión de cualquier campo físico definido en E.
• A.2: Física. Λ es una constante que representa la densidad de energía del
espaciotiempo en ausencia de campos no gravitatorios. La constante κ
representa el acoplamiento del campo gravitatorio con los sistemas no
gravitatorios.
• A.3: Semántica. k = -8πGc—4 , siendo G la constante gravitatoria y c la
velocidad de la luz en el vacío.
De 11 Pii=1
ˆ 3 i=1 Ai , todos los teoremas estándar de la Relatividad
General siguen
(véase Bunge 1967, Covarrubias 1993).

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Apéndice A
Ontología de eventos

A.1 Introducción

En su Cratylus, Platón atribuyó a Heráclito la doctrina de que el cambio es básico


y que "todas las cosas están en flujo" (DK 22A6).1 He argumentado en otro lugar
que no hay nada en los fragmentos existentes de Heráclito que pueda obligarnos a
pensar que negaba la sustancia y las cosas materiales (Romero 2012). Una
ontología pura del acontecimiento está más de acuerdo con el espíritu de algunas
escuelas socráticas menores, como los cirenaicos (véase, por ejemplo, el libro de
Ziloli 2013). En cuanto al propio Cratylus, poco se sabe más allá de lo que Platón
incluyó en su diálogo.
La preeminencia de Platón y Aristóteles durante la Antigüedad tardía y la Edad
Media condujo a una pérdida de interés por la metafísica basada en los
acontecimientos en Occidente. No obstante, la idea de que los acontecimientos son
anteriores a las cosas ha tenido influencia en Oriente a través del budismo. Tanto
la tradición budista Theravada como la Mahayana subrayan la importancia del
Paticca-Samuppada ("origen dependiente") y el Anicca ("impermanencia") como
características últimas de la realidad. Para las principales escuelas budistas, el
mundo y el yo son una multitud de procesos y sucesos sin una esencia estable o
naturaleza intrínseca. Para los budistas, estos procesos están condicionados
causalmente y dependen de otros acontecimientos. El mundo entero es una
tormenta interdependiente de acontecimientos que, aquí y allá, se agrupan dando la
ilusión de estabilidad y entregando la ilusión de ser.
En la filosofía occidental moderna, los procesos volvieron a ocupar un lugar
central en la obra de Leibniz: sus mónadas, que él consideraba los constituyentes
básicos del mundo, no son átomos sino "centros de fuerza", es decir, unidades de
cambio o actividad que componen los procesos que forman el m u n do . A
principios del siglo XX, dos destacados filósofos abogaron por una ontología del
acontecimiento: Russell (1914) y Whitehead (1920, 1929).

1Véase también Aristóteles: "[Platón] de joven se familiarizó con Cratylus y las doctrinas
heracliteanas de que todas las cosas sensibles están siempre fluyendo (sufriendo el flujo
heracliteano)" DK 65A3 (La notación se refiere a la doxografía en H. Diels y W. Kranz, Die
Fragmente der Vorsokratiker, 6ª ed., Berlín, 1951).

© Springer Nature Switzerland AG 2018


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0
161

Ambos formularon programas que consideraban los acontecimientos como


individuos básicos. Los filósofos del proceso posteriores han definido las cosas
como "complejos procesuales que poseen una unidad funcional en lugar de
sustancias individuadas por una naturaleza cualitativa de algún tipo" (Rescher
1996). Las cosas, desde este punto de vista, se interpretan como "múltiples de
procesos". Este proyecto, sin embargo, nunca se ha llevado a cabo de forma
rigurosa y acorde con la ciencia moderna.
Ha habido intentos de utilizar el cálculo de individuos de Leonard y Goodman
(1940) para esbozar una ontología formal de los acontecimientos (por ejemplo,
Martin 1978), pero la estructura topológica basada en la relación de precedencia,
atribuida al conjunto de todos los acontecimientos, es demasiado pobre para dar
cuenta de algunas características muy generales del mundo. Se necesita más
estructura, en particular una estructura métrica, para tratar la totalidad de los
acontecimientos. Este hecho ya fue advertido por Russell (1927), pero nunca se
desarrolló una teoría completa.
Las discusiones ontológicas posteriores sobre los sucesos se han centrado en la
caracterización de los sucesos y sus criterios de identidad. Los conocidos puntos
de vista de Kim (1973), Brand (1977) y Davidson (1980) invocan categorías
espaciotemporales y no pueden servir de base para una teoría constructiva del
espaciotiempo sobre los sucesos básicos. La doctrina de Quine del colapso de las
categorías de objetos físicos y sucesos en particulares espaciotemporales (Quine
1960) no es una teoría constitutiva, sino eliminativa. Lombard (1986) y Bunge
(1977) entienden los sucesos como cambios en las cosas y, por tanto, los
consideran derivados de una ontología de los objetos físicos. Tal ontología,
aunque atractiva a cierto nivel de descripción para las ciencias físicas, presenta
problemas relacionados con la violación de la simetría de Lorentz: las cosas
básicas deberían tener u n a l o n g i t u d mínima absoluta. La existencia de
tal longitud es incompatible con la invariancia de Lorentz y requiere un sistema de
referencia absoluto, lo que bloquea el camino hacia una teoría relativista del
espaciotiempo.
En este apéndice quiero ofrecer una ontología de sucesos más elaborada y
discutir brevemente su relevancia para los fundamentos de las teorías
espaciotemporales. En particular, q u i e r o proponer una teoría sobre los sucesos
básicos atemporales y su posible lugar como elementos constitutivos del mundo.
La teoría podría ser útil para los fundamentos de algunos enfoques prometedores
de la gravedad cuántica, como el programa de conjuntos causales. En cualquier
caso, la teoría que presento es un esbozo que puede ampliarse de distintas maneras
para proporcionar un marco ontológico a distintas áreas de la ciencia y la filosofía.

A.2 Una teoría de los acontecimientos básicos y los procesos

Asumo que hay acontecimientos. Mi escritura y tu lectura de estas líneas son


series de acontecimientos o procesos. Por supuesto, hay gente que ha negado la
existencia de los sucesos. Parménides negaba los sucesos o acontecimientos porque
para que algo ocurriera, algo debería dejar de existir, y debería aparecer algo que
antes no existía. Pero nada puede venir de la nada, porque lo que no es no existe, y
lo que no existe no tiene poder causal. He sostenido que esto es un argumento
poderoso (Romero 2012), pero su correcta interpretación requiere un enfoque de 4
dimensiones. Permítanme ahora aceptar los acontecimientos.
Considero aquí los acontecimientos como entidades básicas, elementos primitivos
de una base ontológica. El significado completo de lo que entiendo por
"acontecimiento" vendrá dado por el papel que desempeñe el término en el sistema
axiomático propuesto. La base generadora del sistema es

B =< E, E , e 0 ,٨ >, (A.1)

donde E es un conjunto, E es la colección de todos los sucesos, e0 es una ficción


llamada suceso nulo, y ٨ es una operación binaria sobre E. El significado de todos
estos símbolos se aclarará mediante un conjunto de axiomas. En lo que sigue
asumo como conocimientos previos el cálculo de predicados, la teoría de
conjuntos, la semántica y el análisis real. Adopto la notación lógica estándar. El
símbolo denota la relación semántica de representación (Bunge
1974a, 1974b, Cap. 3). El símbolo ▶ se utiliza para significar "es un teorema".
En la siguiente teoría los eventos son los únicos individuos que pueden ser valores
de límite variables. Los primeros axiomas son:
• P1 : (6e)E (e ٨ e = e).
• P2 : (6e )1E (6e )2E (e1 ٨ e2 e E).
• P3 : (6x)E (∃e)E (e x).
• P4 : (6x)E (e1 x ˆ e2 x) ⇒ (e1 = e2 ).
• P5 : (∃e0 )(6e)E (e0 ٨ e = e ٨ e0 ≡ e).
• P6 : ¬(∃x)E (e0 x).
Conviene hacer algunos comentarios. Los dos primeros axiomas caracterizan la
operación ٨ como una operación binaria (cerrada sobre E), que es idempotente
sobre el mismo individuo. El axioma P2 establece que el conjunto E contiene tanto
sucesos básicos como compuestos (véanse las definiciones D1 - D6 más adelante).
El axioma P3 es de naturaleza semántica: afirma que para cada suceso que ocurre en
el mundo existe un elemento en el conjunto E tal que representa al suceso. Nótese
que E no es un conjunto, como E, sino una colección de individuos. P4 establece
que la representación de los sucesos es única. P5 introduce e0 , que es un elemento
neutro bajo la operación ٨ en E. El siguiente axioma establece que este individuo,
e0 , es sincategoremático, es decir, es una ficción que no representa ningún hecho
real; véanse Bunge (1966) y el capítulo 2 para más detalles. Se introduce con fines
formales, para dotar a E de alguna estructura matemática básica. Insisto: no hay
sucesos nulos en el mundo.
Tras estos axiomas, introduzco algunas definiciones útiles:
• D1 : Un evento e1 e E está compuesto @ (∃e2 , e3 )E (e1 = e2 ٨ e3 ).
• D2 : Un evento e1 e E es básico @ ¬ (∃e2 , e3 )E (e1 = e2 ٨ e3 ).
• D3 : e1 c e2 @ e1 ٨ e2 = e2 (e1 forma parte de e2 @ e1 ٨ e2 = e2 ).
• D4 : Comp(e) ≡ {ei e E | ei c e} es la composición de e.
• D5 : E0 = E ∪ {e0 }.
• D6 : Si e e E está compuesto por sucesos básicos, se denomina proceso y se
denota por p.
Estas definiciones proporcionan el concepto de composición y la relación "ser
parte de", que depende totalmente de la operación básica de composición. Un
proceso es cualquier acontecimiento compuesto. En lo que sigue utilizaré, para
simplificar, la palabra "acontecimiento" como que significa "acontecimiento
básico", y "proceso" para "acontecimiento compuesto". Obsérvese que tanto los
sucesos como los procesos pertenecen a la colección E y que cualquier e y p son
elementos del conjunto E. Obsérvese también que el símbolo "c" no se utiliza en su
sentido estándar de "subconjunto".
sino en el sentido ontológico (en realidad mereológico) de "es parte de".
Los siguientes teoremas son inmediatos:
▶ (6e)E0 (e0 c e).
▶< E 0 , ٨, e0 > es un monoide conmutativo de idempotentes.
La estructura de un monoide es esencialmente la de un semigrupo con elemento
neutro.
Los procesos, considerados como individuos, tienen descripciones, como la
duración y la complejidad, y luego admiten predicados. Utilizo mayúsculas para
denotar predicados unitarios y relaciones. No es necesario, sin embargo, admitir
propiedades como valores de las variables ligadas en la formulación de la
ontología de eventos. Tendré algunos escrúpulos nominalistas sobre este punto.
Introduzco la operación de abstracción a partir de una colección de individuos.
Consideremos una fórmula con una única variable x que se ejecuta sólo sobre
procesos: '(-- x - -)'. Esta fórmula puede ser atómica o compleja (es decir, formadas
por fórmulas atómicas conectadas por functores lógicos estándar). La fórmula
predicados de cada individuo x tal o cual propiedad. Podemos abstraer una clase
virtual (es decir, ficticia) de tal fórmula formando la colección (Martin 1969, p.
125):

P = {y : - - y - -}.

De ahí que las propiedades se presenten como clases de individuos que


comparten descripciones.
El criterio de identidad de las propiedades es inmediato.
• D7 : F = G @ (6p)E (Fp ˆ Gp ⇒ Fp = Gp).
• D8 : R = S @ (6p )1E (6p )2E . . . (6p )nE (Rp1 , . . . , pn ˆ Sp1 , . . . ,
pn ⇒
Rp1 , . . . , pn = Sp1 , .. . , pn ).
La primera definición significa que dos propiedades son idénticas si y sólo si
tienen el mismo valor para cualquier proceso que las satisfaga. La segunda
definición no es más que la extensión de propiedades singulares a relaciones entre
varios procesos. El criterio de identidad de los sucesos viene dado por
• P7 : (6e )1E (6e )2E (e1 = e2 @ 6F : Fe1 = Fe2 ).
Esta es la identidad de los indiscernibles de Leibniz. Es válida para
acontecimientos de cualquier tipo: básicos y procesos.
Dada la definición anterior de F en términos de colecciones de individuos
(sucesos y procesos), la cuantificación universal no requiere lógica de segundo
orden. Se deduce inmediatamente que
▶ (6e)E (e = e),
▶ (6p)E (p = p),
es decir, cada suceso es idéntico a sí mismo. Trivialmente, lo mismo es válido para
los procesos.
Conviene ahora definir dos relaciones importantes entre procesos:
solapamiento y separación. Dos procesos se solapan si y sólo si tienen
acontecimientos comunes. Dos procesos están separados si y sólo si no se solapan.
Formalmente,
• D9 : p1 Op2 @ (∃p )iE (pi c p1 ˆ pi c p2 ).
• D10 : p1 \p2 ≡ ¬(p1 Op2 ).
La composición de todos los acontecimientos y procesos reales es el Mundo (W):

¬(∃e)E ¬(e c W).

No hay nada que no forme parte del Mundo. El Mundo, W, no debe


confundirse con el Universo, U , la composición de todas las cosas en una
ontología basada en cosas como la dada por Bunge (1977) y Romero (2013) o en
el Cap. 3. El Universo puede cambiar, es decir, los eventos y procesos tienen lugar
en el Universo. El Mundo, la composición de todos los eventos, no puede cambiar
porque no es una cosa. En una ontología de los sucesos, la totalidad de los sucesos
es inmutable, de lo contrario habría un suceso no incluido en la totalidad, lo cual es
absurdo. Los acontecimientos no cambian, simplemente son. En el sentido utilizado
aquí, el Universo puede evolucionar, pero no el Mundo, que es fijo. El Mundo es el
proceso máximo; es el proceso del Universo (la cosa máxima admitida por una
ontología de la cosa).
La composición no es una relación de ordenación adecuada. Hasta ahora, el
conjunto E es un amasijo de elementos que representan sucesos y procesos
básicos. Algunos sucesos forman parte de algunos procesos, pero no hay orden.
Ahora introduzco algo de orden. Quiero dotar a E de una relación que permita
ordenar los sucesos básicos de una lista dada. No puedo adoptar una simple
relación de "antes que", como hicieron Reichenbach (1980), Carnap (1958),
Grünbaum (1973) y Martin (1978), porque no todos los sucesos pueden ordenarse
mediante tal relación sin más especificación: sabemos por la teoría de la
relatividad que tal orden puede invertirse eligiendo un sistema de referencia
apropiado en el caso de sucesos espaciales. El Mundo simplemente no es así. No
todos los acontecimientos pueden relacionarse entre sí mediante una relación de
precedencia. Necesito introducir una estructura más fuerte en el conjunto de todos
los sucesos E, si quiero representar con este conjunto el Mundo real. Para lograr
este objetivo, estipulo que E es un espacio métrico. 2
• D11 : E es un espacio métrico si para cualesquiera dos elementos e1 y e2 de E,
e x i s t e e l número d(e1 , e2 ), llamado intervalo entre e1 y e2 de acuerdo con
los postulados:
M1: d(e1 , e2 ) = 0 si e1 = e2 .
M2: d(e1 , e2 ) + d(e2 , e3 ) ≥ d(e1 , e3 ) con e3 e E.

2Si se
impone una estructura más débil, como una ordenación causal, entonces la ordenación será
sólo parcial, y no podríamos dar cabida en la teoría a sucesos similares al espacio. Así que
adopto una estructura fuerte para todo el Mundo, y luego mostraré cómo el tiempo local puede
surgir de una ordenación parcial de sucesos temporales.
Lindenbaum (1926) ha demostrado que de estos dos axiomas se deduce que3 :
▶ d(e 1 , e2 ) = d(e 2 , e1 ).
Sólo en el caso de que d2 (e1 , e 3 ) > 0, existe una relación de precedencia
entre e1 y
e3 . Postulo:
• P8 : E es un espacio
métrico. Entonces,
• D12 : El suceso representado por e1 precede (o es anterior) al suceso
representado por e3 si d2 (e1 , e3 ) > 0.
En resumen, e1 < e3 . Los sucesos tales que d2 > 0, d2 = 0 y d2 < 0 se
denominan sucesos temporales, nulos y espaciales, respectivamente. Obsérvese
que d2 puede ser negativo, ya que son posibles métricas no euclidianas. Por
ejemplo, para una métrica Minkowskiana
ds2 = c dt22 - dx 2 - dy2 - dz2 el intervalo es un número imaginario si la separación
espacial de los sucesos (es decir, la parte de la métrica con signatura (-, -, -) es
mayor que la temporal, de signatura +). Para sucesos y procesos con intervalos no
reales, la relación de precedencia puede invertirse simplemente eligiendo un
representación de coordenadas de un sistema de referencia diferente. Por lo tanto, la
precedencia es una relación de ordenación parcial y no absoluta en el contexto de
una geometría general. Dado cualquier suceso representado por e e E, el futuro de
e es el conjunto Fut = {er :
d (e, e ) > 0 ˆ e < e }. Análogamente, el pasado de e es el conjunto Pasado
2 r r
= {er : d2 (e, e r ) >
0 ˆ ¬(e < e )}. Cada evento tiene su propio pasado y futuro, que depende de la
r

métrica
d del espacio E.
Algunos teoremas relevantes:
▶ < E, <> es un conjunto parcialmente ordenado.
▶ (6e1 , e )2E [e1 < e2 ⇒ ¬(e2 < e1 )].
▶ ¬(Ee)E (e < e0 v e0 < e).
Todo esto puede generalizarse fácilmente a los procesos.
Quizás sea conveniente en este punto recordar que un conjunto está parcialmente
ordenado si se cumplen las siguientes condiciones:
• Reflexivo: Para todo x e E, x ? x.
• Antisimétrica: Para todo x, y e E, x ? y ? x implica x = y.
• Transitiva: Para todo x, y, z e E, x ? y ? z implica x ? z.
Aquí, ? ≡ (<v =).
Una vez dotado el conjunto E de una estructura métrica, puedo hacer la
supuesto semántico fundamental de la ontología de eventos: El Mundo está
representado por un espacio métrico. En símbolos:
• P9 : E = ˆ W.

3Para los espacios euclidianos también se da el caso de que d(e1 , e2 ) ≥ 0.


Aquí, E es una construcción matemática y W es la composición de todos los
sucesos, es decir, el máximo existente en una ontología de sucesos. De ello se
deduce que ▶ ¬(Ee)E (e < W v W < e).
No hay ningún acontecimiento anterior o posterior al Mundo, ya que simplemente
no hay
cualquier evento fuera de W. Esto implica, a su vez, que:
▶ E está cerrado.
No hay ningún acontecimiento anterior al Mundo. La creación, si se entiende
como causal
relación entre acontecimientos (por ejemplo, Bunge 1979), ni siquiera es una
opción para el Mundo en esta ontología.
Un último paso en la formulación de la ontología de sucesos es la construcción
formal de cosas a partir de sucesos y procesos. Esto puede hacerse definiendo las
cosas como clases de procesos que comparten algunas propiedades, P, Q, etc:
X = (P, Q, .. .) p.
Esta fórmula es válida para todos los procesos que satisfacen P, Q, . . . De este
modo, las cosas son conjuntos de acontecimientos definidos por propiedades
compartidas, que se abstraen de las condiciones impuestas a los acontecimientos.
La cosa "Sócrates", por ejemplo, es un conjunto de sucesos que comparten su
ocurrencia en Grecia, anterior a tales o cuales otros sucesos, incluyendo procesos
como "hablar con Platón", etcétera. Nótese la similitud con la visión cualitativa
propuesta por Russell (1914).
Concluyo esta sección con la observación de que existen dos relaciones en la
ontología de sucesos que presento: una relación de composición, que es básica y
permite que los sucesos formen procesos, y una relación de ordenación parcial
entre los elementos de E que es consecuencia de la estructura métrica que
atribuimos a este conjunto. En la medida en que se postula la estructura métrica,
estas relaciones deben considerarse independientes. Hay una tercera relación, la
causalidad, que puede introducirse en el nivel actual, y que es derivada de la forma
en que la composición actúa sobre los sucesos para producir algunos procesos. Me
referiré ahora a ella (véase también el capítulo 3).

A.3 Causalidad

La causalidad es un modo de generación de procesos basado en la composición


(Bunge 1979). No es la única forma de ge n e r a r procesos. Las desintegraciones
de partículas, como l a s d e l muón, y otros procesos cuánticos generan series de
sucesos sin origen causal: no es necesaria la existencia de ningún suceso previo
para que se produzca la desintegración. El acontecimiento de la desintegración es
legal (ocurre conforme a las leyes probabilísticas de la teoría cuántica electrodébil),
pero no causal. Adopto la siguiente definición de interacción causal entre sucesos:
dos sucesos representados por e1 y e2 son causalmente
relacionados si existe al menos un proceso p tal que ambos sucesos son
componentes de p, y nunca ocurre una instancia de p en la que e2 c p y ¬(e1 c
p). Entonces, digo que e1 es causa de e2 .

e1 D e2 .
En otras palabras, el proceso p en el que interviene e2 nunca puede ocurrir sin
la existencia de e1 . El Mundo es legal y determinado, pero no estrictamente
causal. Hay sucesos que no están relacionados causalmente y procesos que no se
originan causalmente. Son el resultado de sucesos espontáneos (aunque lícitos);
para más detalles, véase Bunge (1977, 1979) y Romero y Pérez (2012).
• D13 : e1 se denomina 'causa' y e2 , 'efecto'.
• P10 : (Ee )1E (Ee )2E (e1 D e2 ).
• P11 : ¬(Ee)E (e D e).
• P12 : Hay sucesos que pertenecen al mismo proceso pero no están relacionados
causalmente.
P10 afirma que algunos acontecimientos, pero no todos, están relacionados
causalmente. P11 postula que ningún suceso es causa de sí mismo (Ulfbeck y Bohr
2001). Obsérvese también que P12 permite que los sucesos espontáneos, como los
cuánticos, formen parte de un proceso y pertenezcan a lo que en la literatura física
se denomina el "pasado causal" de un suceso dado.

A.4 Espaciotiempo

Llamo espaciotiempo al sistema ontológico formado por todos los acontecimientos


y procesos. Es el Mundo, con todos sus acontecimientos y las restricciones en la
forma de ser de los acontecimientos. El espaciotiempo, entonces, al ser una
entidad emergente de un sistema de eventos estructurados, es substantival. No
apoyo un substantivalismo métrico puro o múltiple como el caracterizado por
Hoefer (1996), sino un substantivalismo constructivo que puede reducirse a un
relacionalismo puro de eventos (Romero 2017, Capítulo 10).
La representación matemática del Mundo a gran escala puede mejorarse
imponiendo algunas restricciones adicionales al conjunto E. A los postulados
métricos M1 y M2 añado ahora los siguientes postulados:
P13 : El conjunto E es una C∞ diferenciable, 4-dimensional, real pseudo-
Riemannian manifold.
P14 : La estructura métrica de E viene dada por un campo tensorial de rango 2,
gab , de tal forma que el intervalo diferencial ds entre dos eventos viene
dado por: ds2 = g dx dx ab ab .
Un colector real 4-D es un conjunto que puede ser cubierto completamente por
subconjuntos cuyos elementos están en correspondencia uno a uno con
subconjuntos de R4 . El colector es pseudo-riemanniano si el espacio tangente en
cada elemento es plano pero no euclidiano.
Cada elemento del múltiple representa un acontecimiento (y sólo uno).
Obsérvese que es incorrecto decir que el espaciotiempo es el colector (posición
conocida como sustantivismo del colector); el espaciotiempo está representado
por el colector y su estructura métrica. Adoptamos cuatro dimensiones porque
parece suficiente dar cuatro números reales para proporcionar la caracterización
mínima de un suceso. Siempre podemos proporcionar un conjunto de cuatro
números reales para cada suceso, y esto puede hacerse independientemente de la
geometría intrínseca de la variedad. Si hay más de una caracterización de un suceso,
siempre podemos encontrar una ley de transformación entre los distintos sistemas
de coordenadas. Se trata de una propiedad básica de las variedades.
He introducido el continuum mediante la adopción de una estructura múltiple.
Se trata de un paso importante y volveré sobre las implicaciones de adoptar la
hipótesis del continuo en la próxima sección.
Ahora estoy listo para introducir el Principio de Equivalencia y la
especificación de la métrica a través de dos postulados adicionales:
P15 : El espacio tangente de E en cualquier punto es Minkowskiano, es decir, su
métrica viene dada por un tensor simétrico ηab de rango 2 y signatura -2.
P16 : La métrica de E está determinada por un campo tensorial de rango 2 Tab a
través de la teoría de Einstein ecuaciones de campo:

Gab - gab Λ = κTab . (A.2)

En estas ecuaciones Gab es el tensor de Einstein, formado por derivadas de


segundo orden de la métrica. En el segundo término de la izquierda, Λ se
denomina constante cosmológica, cuyo valor -según las observaciones- se cree que
es pequeño pero no nulo. La constante κ del lado derecho es -8π en unidades de c
= G = 1. Por último, Tab representa
la energía y el momento de todos los campos distintos de la propia métrica, y
satisface
condiciones de conservación (∇ Tbab = Tab;b = 0) de las que se pueden derivar las
ecuaciones de movimiento de las cosas físicas (es decir, haces de sucesos). Las
soluciones de tales
Las ecuaciones son las historias de las cosas: subconjuntos cuatridimensionales de
E. Las soluciones pueden verse como series continuas de sucesos (procesos)
representados en la variedad E. Las ecuaciones de campo de Einstein son un
conjunto de diez ecuaciones diferenciales parciales no lineales para los
coeficientes métricos.
Los postulados P15 a P16 dados anteriormente, con un trasfondo formal
adecuado (Bunge 1967; Covarrubias 1993; Pérez Bergliaffa et al. 1998; Romero
2014) implican la teoría de la relatividad general. La representación conceptual del
espaciotiempo ST viene dada por una variedad de 4 dimensiones dotada de una
métrica. En notación relativista estándar:

W = ST =ˆ (E, gab ) .

La Relatividad General, por tanto, puede obtenerse a partir de nuestra ontología


sólo con algunas simples restricciones adicionales sobre el conjunto E que
representa la totalidad de los sucesos. Es una extensión natural de la ontología
propuesta que se aplica a procesos con gran número de sucesos, de tal forma que
pueden representarse mediante funciones continuas. Insisto en un punto
importante: el espaciotiempo no es un múltiple (es decir, una construcción
matemática) sino la "totalidad" (la composición en nuestra caracterización) de
todos los sucesos y procesos más alguna estructura métrica.
Dado que la base óntica del modelo ST es la totalidad de los acontecimientos,
el mundo está ontológicamente determinado. Esto no implica que el Mundo sea
necesariamente predecible a partir del modelo. De hecho, pueden aparecer
horizontes de Cauchy en la variedad E para muchas prescripciones del campo Tab
(por ejemplo, Hawking y Ellis 1973; Joshi 1993). Una cosa es el Mundo y otra
nuestras representaciones del mismo. No todos los modelos del
World admiten una predictibilidad completa, ya que en muchos de ellos el
problema de Cauchy no puede plantearse bien.
En el Mundo, los objetos son paquetes de sucesos de 4 dimensiones (Heller
1990). Principio y fin, son sólo límites de los objetos, del mismo modo que las
superficies y las capas fronterizas son límites de rebanadas tridimensionales de
dichos objetos. El niño que fui, hace mucho ti empo, es sólo una parte t em por al
de mí. El hecho de que estas partes no sean idénticas no es misterioso ni
especialmente desconcertante, ya que el espaciotiempo, aunque inmutable en sí
mismo, está compuesto de acontecimientos. Podemos entender los cambios
intrínsecos del Mundo como asimetrías en la geometría del espaciotiempo
(Romero 2013).
Aunque hasta ahora he presentado el espaciotiempo como un sistema
estructurado de sucesos y procesos, no he demostrado que su estructura emerja
naturalmente de relaciones básicas entre sucesos básicos. Para exhibir el
mecanismo que impone tal emergencia,
es decir, construir la estructura métrica a partir de una operación como la
composición de sucesos básicos, es un problema importante para cualquier
ontología del espaciotiempo, y podría decirse que el principal reto de la mayoría
de los enfoques de la gravedad cuántica. No obstante, creo que la teoría de sucesos
que he esbozado podría ayudar a formalizar algunas propuestas prometedoras de
teorías constructivas del espaciotiempo, como el llamado enfoque del conjunto
causal. En lo que sigue presentaré algunos pasos preliminares para proporcionar
un fundamento ontológico a dicha teoría, y algunas pistas sobre cómo proceder
hacia la transición de las representaciones discretas a las continuas.

A.5 Discreto Espaciotiempo

En la medida en que podamos descomponer un proceso dado en sucesos más


básicos, de forma que E pueda aproximarse mediante un espacio métrico compacto
no numerable, funcionará la representación del continuo para la totalidad de los
sucesos. Pero si hay sucesos atómicos4 , habrá un subespacio de E que sea contable
(o denumerable si es infinito) y ontológicamente básico. Existe, en tal caso, un
sustrato discreto subyacente a la multiplicidad del continuo, que es, en definitiva,
una aproximación de números grandes. Dado que el cuanto de acción viene dado
por la,constante de Planck, parece una hipótesis razonable suponer que los sucesos
atómicos ocurren a la escala de Planck,
lP = h¯ G/c3. Si hay sucesos atómicos, hay que introducir un nuevo postulado:
Pdiscreto. Card (E) < c.
Aquí c es la cardinalidad del continuo c = 2ℵ 0 . Si aceptamos la hipótesis
del continuo5 el conjunto de sucesos básicos es numerable. La representación del
continuo
sería sólo una aproximación adecuada para procesos complejos y un gran número
de sucesos básicos. El espaciotiempo continuo es entonces un emergente a gran
escala

4Uso la palabra 'atómico' en el sentido griego original de α' τoμoς, "sin cortar", "individual", "no
descomponible". Debe considerarse sinónimo de 'básico', introducido en D 2 .
5La hipótesis del continuo afirma que no existen conjuntos cuya cardinalidad esté estrictamente
comprendida entre ℵ0 y c; implica que c = ℵ1 .
propiedad, ausente en el nivel ontológico más básico. Esto es similar a, por
ejemplo, considerar la mente como una colección de procesos complejos del
cerebro, que emergen de conjuntos de neuronas "sin mente". La palabra
"emergencia", en el presente contexto, significa aparición de novedad cualitativa
(Bunge 2003). El postulado Pdiscreto dice que la cardinalidad del conjunto de sucesos
básicos no es la de los números reales.
Si este punto de vista es correcto, el espaciotiempo discreto debería estar
representado por una teoría sobre las relaciones entre sucesos básicos que diera
lugar a la emergencia ontológica del espaciotiempo y sus propiedades geométricas
(lo que llamamos gravitación clásica) para un gran número de sucesos. El sustrato
básico del Mundo sería puramente ontológico en lugar de físico; el reino físico
emerge a escalas en las que la dinámica tiene sentido.
Los sucesos atómicos y sus relaciones pueden representarse mediante un
conjunto parcialmente ordenado (un poset, véase Bombelli et al. 1987). Puede
demostrarse, bajo algunos supuestos, que la dimensión, topología, estructura
diferencial y métrica de la variedad en la que se inserta un poset viene determinada
por la estructura del poset (Malament 1977). Si la relación de orden se interpreta
como una relación causal, los posets se denominan conjuntos causales (o causets).
Ya hemos visto que esta relación se obtiene en términos de la relación básica de
composición en nuestra ontología.
Un posonjunto dado puede incrustarse en una variedad lorentziana. Una
incrustación es un mapa que lleva elementos del conjunto de posturas a puntos
de la pluralidad de forma que la relación de orden del conjunto de posturas
coincide con el orden causal de la pluralidad. Sin embargo, se necesita un criterio
adicional para que la incrustación sea adecuada. Si, en promedio, el número de
elementos del poset mapeados en una región del múltiple es proporcional al
volumen de la región, se dice que la incrustación es fiel (Sorkin 1990; Walden
2010). En ese caso, el poset se denomina "manifold-like".
Se suele conjeturar que un mismo poset no puede incrustarse fielmente en dos
espaciotiempos diferentes que sean distintos a gran escala. Alter- nativamente, un
poset puede generarse espolvoreando puntos (sucesos) de una variedad
lorentziana. Al esparcir los puntos en proporción al volumen de las regiones del
espaciotiempo y utilizar las relaciones de orden causal en el colector para inducir
relaciones de orden entre los puntos esparcidos, se puede producir un poset que
(por construcción) s e p u e d e i n c r u s t a r fielmente en el colector.
Para mantener la invariancia de Lorentz6 esta dispersión de puntos debe
seleccionarse aleatoriamente mediante un proceso de Poisson. Así, la probabilidad
de esparcir n puntos (sucesos) en una región de volumen V es:

¡(ρV ) en—
P(n) = ρV
n! , (A.3)
donde ρ es la densidad de la salpicadura.

6La invariancia de Lorentz es incompatible con la mayoría de los enfoques de la gravedad cuántica y
con las ontologías basadas en las cosas, ya que en un mundo lorentziano es imposible tener una
longitud mínima absoluta.
Un enlace en un poset es un par de elementos e1 , e2 e E tales que e1 < e2
pero sin e3 e E tales que e1 < e3 < e2 . En otras palabras, e1 y e2 representan
eventos directamente enlazados.
Una cadena es una secuencia de elementos e0 , e1 , . . . , en tal que ei <
ei+1 para i = 0, . . . . n- 1. La longitud de una cadena es n, el número de eslabones
utilizados. Una cadena representa un tipo específico de proceso.
Una geodésica entre dos elementos del poset puede introducirse como sigue:
una geodésica entre dos elementos ei , ef e E es una cadena formada únicamente
por enlaces tales que e0 = ei y en = ef . La longitud de la cadena, n, es
máxima sobre todas las cadenas
de ei a ef . En general, habrá más de una geodésica entre dos elementos.
La longitud de una geodésica debería ser directamente proporcional al tiempo
propio a lo largo de una geodésica similar al tiempo que una los dos puntos del
espaciotiempo si la incrustación es fiel.
Un reto importante es recuperar una estructura realista del espaciotiempo
partiendo de un poset numerable. Un paso en la dirección de resolver el problema
es un modelo clásico en el que los elementos se añaden según probabilidades. Este
modelo se conoce como dinámica de crecimiento secuencial clásico (CSG)
(Rideout y Sorkin 2000). El modelo de crecimiento secuencial clásico es una
forma de generar posets añadiendo nuevos elementos uno tras otro. Se especifican
las reglas de adición de nuevos elementos y, en función de los parámetros del
modelo, se obtienen distintos posets. La dirección del crecimiento da lugar a un
tiempo global, que no existe en el nivel de sucesos del poset fundamental. En el
límite de los grandes números, el poset se convierte en un manifold. El tiempo
local que "sentimos" viene dado por la ordenación causal local de los sucesos y no
por el tiempo "cósmico" global.
Otro reto es dar cuenta de los restantes referentes de la Relatividad General, a
saber, los objetos gravitatorios. Más arriba he propuesto que los objetos físicos
pueden entenderse como agrupaciones de procesos y, por tanto, pueden surgir
como inhomogeneidades en el patrón creciente de sucesos. Esta conjetura se apoya
en la observación de que todo lo que existe parece tener energía, y la energía no es
más que la capacidad de cambiar.7 Cuanto más poblado es el haz de sucesos,
mayor es la energía asociada resultante. Desde este punto de vista, la curvatura del
espaciotiempo surge también, sólo como una medida del número de sucesos básicos.
Los objetos, las cosas físicas, no serían otra cosa que conjuntos de sucesos.
Cualquier objeto tiene energía y cualquier objeto puede definirse como el
resultado de una miríada de sucesos. Los objetos, pues, aparecen como una
aproximación numérica grande a los cúmulos de sucesos.
Heredan la energía de los acontecimientos que las forman. En tal contexto, puedo
definir la energía como una cantidad aditiva asociada a la composición. Postulo:
P17 : (6e)E (EW)(W es una función real W : E → R).
P18 : Si Comp(e) = {e1 , e2 , . . . , en } entonces W(e) = W(e1 ) + W(e2 ) + . . .
+ W(en ), donde todos los ei son sucesos básicos.

7Observo que una ontología basada en cosas, como la de Bunge, es una ontología emergente del
sistema aquí presentado, válida para cualquier nivel muy por encima de la escala de Planck.
Definamos:
D14 : Eff(e) = {ei , tal que ei es un efecto de e}
D15 : W(e) ≡ Card [ Eff(e) ]: 'energía' de e,
Entonces,
▶ W(e1 ) > W(e2 ) → Card [ Eff(e1 ) ] > Card [ Eff(e2 ) ].
En otras palabras, si la energía de un acontecimiento es mayor que la energía de
otro, entonces
el primer acontecimiento produce más acontecimientos que el segundo (su efecto
es más fuerte). Es concebible, pero no necesariamente cierto, que todos los
sucesos se hayan originado en un único suceso muy energético. Nótese que los
efectos de un suceso pueden ser infinitos en número, pero esto no implica una
energía infinita para la cadena, ya que la conservación de la energía exige que si
hay más de un único efecto, la energía se reparta entre los sucesivos sucesos, de
forma similar a como ocurre en una cascada de partículas. En la medida en que
hay más de un suceso básico, pueden diferenciarse por su única propiedad
intrínseca (la energía) y por sus propiedades relacionales. En cambio, los sucesos
compuestos (procesos) tienen propiedades emergentes.
Ilustro las consideraciones anteriores en la Fig. A.1, que muestra un diagrama
tipo Hasse (véase Dowker 2013). Este diagrama es una representación grafo-
teórica de un conjunto finito parcialmente ordenado. Los puntos representan
eventos y las flechas indican el vínculo asimétrico entre eventos. Los sucesos
conectados por flechas sucesivas son procesos. He añadido círculos centrados en
cada suceso. El área de estos círculos representa la energía del suceso. Como la
energía se conserva, en cada nivel8 de generación, Li , el área total en los círculos
enlazados es constante. Se admiten sucesos básicos espontáneos: éstos aparecen en
el gráfico sin haber sido generados por sucesos anteriores. El tiempo global emerge
en el gráfico como dirección del crecimiento. Para la emergencia de dimensiones
espaciales véase Perez Bergliaffa et al. (1998). Después de un gran número de
niveles, un colector continuo es una buena representación. La agrupación de
acontecimientos que da lugar a la curvatura se indica pictóricamente en la parte
superior de la figura.
La transición de la agrupación a la curvatura está mediada por la energía. Si Er c E
tiene
n elementos, entonces

W(Er ) = Σn W(ei ), ei e Er , (A.4)


i=1
y podemos introducir una densidad de energía ρ = W(Er )/V , donde V es el
volumen de Er en el espacio métrico E. Esta densidad de energía forma un
componente de un campo tensorial en E que está relacionado con la curvatura
de E por las ecuaciones de campo de Einstein. La implementa-
Habría que elaborar en detalle la mentación de esta propuesta, pero la implicación
final es clara; sólo hay una entidad inmutable: el espaciotiempo. Supongo que
Parménides aprobaría estas especulaciones.
El Mundo, bajo la perspectiva aquí presentada, sería una vorágine de
acontecimientos; las cosas, las personas, las galaxias del uni ver s o, surgirían
como un patrón en esa tormenta.

8Los niveles se definen por clases espaciales de sucesos.


L0

L1

L2

L3

L4

Fig. A.1 Representación gráfica de la generación de sucesos discretos y la transición al


espaciotiempo. Los círculos alrededor de cada suceso representan la energía, definida como la
capacidad de generar nuevos sucesos. Véase el texto principal para más detalles

Referencias

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1969 Ziloli, U. (2013). Los cirenaicos. Durham: Acumen Pub Ltd.
Apéndice B
Álgebra booleana

Un álgebra booleana es una séxtuple formada por un conjunto A, dotado de dos


operaciones binarias ˆ (llamadas "meet" o "and"), v (llamada "join" u "or"), una
operación unaria
¬ (llamado "complemento" o "no") y dos elementos 0 y 1 (llamados "fondo" y
"superior", o elemento "menor" y "mayor", también denotados por los símbolos ⊥ y
T, respectivamente), tal que para todos los elementos a, b y c de A, se cumplen los
siguientes axiomas
aguanta:
• a v (b v c) = (a v b) v c; a ˆ(b ˆc) = (a ˆ b) ˆ c (Asociatividad).
• a v b = b v a; a ˆb = b ˆ a (Conmutatividad).
• a v (a ˆ b) = a; a ˆ(a v b) = a (Absorción).
• a v 0 = a; a ˆ 1 = a (Identidad).
• a v(b ˆc) = (a vb) ˆ(a vc); a ˆ(b vc) = (a ˆb) v(a ˆc)
(Distributividad).
• a v ¬a = 1; a ˆ¬a = 0 (Complementos).

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G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0
Probabilidades

Axiomas

Un espacio de probabilidad consiste en un triplete (Ω, F, P), donde:


1. Ω es un espacio de puntos ω, llamado espacio muestral y puntos muestrales.
2. F es un σ -campo de subconjuntos de Ω.1 Estos subconjuntos se denominan
"sucesos".
3. P es una medida de probabilidad sobre F. En adelante nos referiremos a P
simplemente como probabilidad.
• Primer axioma. La probabilidad de un suceso es un número real no negativo:

P(E) e R,P(E) ≥ 0 6E e F, (C.1)

donde F es el espacio de sucesos. En particular, P(E) es siempre finita, en


contraste con la teoría de medidas más general. Las teorías que asignan
probabilidad negativa relajan el primer axioma.
• Segundo axioma. La probabilidad de que ocurra algún suceso elemental en
todo el espacio muestral es 1. Más concretamente, no hay sucesos
elementales fuera del espacio muestral.

P(Ω) = 1. (C.2)

Si no se define con precisión todo el espacio muestral, tampoco se puede


definir la probabilidad de ningún subconjunto.

• Tercer axioma. Es el supuesto de σ -aditividad: Cualquier secuencia


contable de conjuntos disjuntos (sinónimo de "mutuamente excluyentes") de
sucesos E1 ,E2 , . .. satisface:

Σ
P (E1 ∪ E2 ∪ .. .) = P(E ).i i=1
(C.3)

1 Un σ -álgebra o σ -campo sobre un conjunto X es una colección Σ de subconjuntos de X que


incluye el subconjunto vacío, es cerrada bajo complemento, y es cerrada bajo uniones contables e
intersecciones contables. El par (X, Σ) se denomina espacio medible.

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G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0
Lecturas recomendadas

En este apéndice ofrezco al lector algunas sugerencias sobre libros que considero
útiles para profundizar en los temas de este libro. La lista no es exhaustiva. He
incluido sólo algunos libros que me han gustado y considero muy útiles. La
bibliografía sobre los temas tratados en este libro es enorme, y cualquier selección
de unos pocos volúmenes es personal.
Para un tratamiento exhaustivo de la mayoría de los temas tratados en este
libro, recomiendo encarecidamente el Tratado de Bunge. Para una breve
introducción general, Philosophical Inquiries, de Rescher:
• Bunge, M. 1974-1989, Tratado de filosofía básica, 8 volúmenes, Dordrecht:
Kluwer.
• Rescher, N. 2010, Investigaciones filosóficas: An Introduction to Problems of
Philosophy, Pittsburgh: University of Pittsburgh Press.

Libros de lógica y semántica

• Tarski, A. 1983, Lógica, Semántica, Metamatemática, 2ª Ed. Indianápolis:


Hackett. Recopilación de las principales contribuciones de Tarski.
• Martin, R.M. 1958, Truth and Denotation, Londres: Routledge y Kegan Paul.
Una presentación extremadamente clara de la mayoría de los temas principales
de la semántica. Libro muy lúcido.
• Boolos, G.S., Burgess, J.P., y Jeffrey, R.C. 2007, Computability and Logic,
Cambridge: Cambridge University Press; 5 edición. Una buena y popular
introducción a la lógica moderna.
• Carnap, R. 1948, Introducción a la semántica, Cambridge: HUP. El libro
clásico de Carnap sobre semántica. Una contribución difícil pero importante.
• Carnap, R. 1958, Introduction to Symbolic Logic and its Applications, Nueva
York: Dover. Un tratamiento excepcional tanto de la lógica como de la
semántica, con numerosas aplicaciones.

© Springer Nature Switzerland AG 2018 181


G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0
• Geach, P. y Black, M. (eds. y trans.), 1980. Translations from the Philo-
sophical Writings of Gottlob Frege, 3ª ed., Oxford: Blackwell (1ª ed. 1952).
Traducción de los principales trabajos de Frege, entre ellos "Sense and
reference".
• Tarski, A. 1995, Introducción a la lógica: y a la metodología de las ciencias
deductivas, Nueva York: Dover (1ª ed. 1941). Magnífico. Sigue siendo una de
las mejores introducciones a la lógica y sus aplicaciones.
• Kirkham, R.L. 1995, Teorías de la verdad. Cambridge, Massachusetts: MIT
Press. Uno de los mejores estudios sobre teorías de la verdad.
• Quine, W.V. 1960, Word and Object, Cambridge: MIT Press. Una obra
fundamental sobre la relación entre el lenguaje y el mundo.
• Niiniluoto, I. 1987, Truthlikeness, Dordrecht: Kluwer. Sobre el concepto de
verdad en la ciencia. Una obra importante.
• Keefe, R. 2000, Teorías de la vaguedad. Cambridge University Press: Cambridge.
Todos los aspectos de la vaguedad.

Libros sobre ontología

• Bunge, M. 2003, Emergence and Convergence, Toronto: University of Toronto


Press. Un lúcido tratamiento de los dos procesos ontológicos más importantes.
• Lowe, E.J. 2002, A Survey of Metaphysics, Oxford: Oxford University Press.
Un buen resumen y punto de partida.
• Simons, P. 1987, Parts, Oxford: Oxford University Press. Probablemente la
mejor introducción moderna a la mereología.
• Küng, G. 1967, Ontology and the Logistic Analysis of Language, Dordrecht:
Reidel. Claro y conciso.
• Edwards, D. 2014, Propiedades, Cambridge: Polity Press. Buen resumen de las
ideas actuales sobre las propiedades.
• Ladyman, J. y Ross, D. 2007, Everything Must Go, Oxford: Oxford University
Press. Una vigorosa crítica de la metafísica contemporánea y una defensa del
estructuralismo óntico.

Libros sobre epistemología

• Bunge, M. 1998, Philosophy of Science: From Problem to Theory, Nueva


York: Transaction Publishers.
• Bunge, M. 1998, Philosophy of Science: From Explanation to Justification,
Nueva York: Transaction Publishers. Junto con la entrada anterior, tratamiento
exhaustivo a cargo de un filósofo-científico que conoce el asunto.
• Rescher, N. 2003, Epistemología, Nueva York: State University of New York
Press. Un buen resumen del pragmatista más importante de Estados Unidos.
D Lecturas recomendadas 183

• Rescher, N. 2000, Naturaleza y entendimiento. Oxford: Oxford University


Press. Otro excelente volumen de Rescher, fundamentado en la ciencia y con
muchas ideas originales.
• Psillos, S. 1999, Scientific Realism: How Science Tracks Truth, Londres: Rout-
ledge. Una magnífica defensa del realismo en la ciencia.

Libros sobre ética

• Schlick, M. 1962, Problems of Ethics, Nueva York: Dover. El libro clásico de


Schlick sigue siendo una lectura muy estimulante.
• Kraft, V. 1981, Fundamentos para un análisis científico del valor. Dordrecht:
Reidel. Uno de los primeros libros que abordan la ética y la axiología desde un
punto de vista científico. Excelente.
• Mackie, J.L. 1977, Ética: Inventing Right and Wrong. Harmondsworth: Pen-
guin. Clásico pero no exento de problemas. No obstante, una lectura
interesante.
• Rescher, N. 2014, A System of Pragmatic Idealism, Volume II: The Validity of
Values, A Normative Theory of Evaluative Rationality, Princeton: Princeton
University Press.
• Harris, S. 2010, El paisaje moral. Nueva York: Free Press. Polémico y bien
argumentado.

Libros de estética

• Graham, G. 1997, Filosofía de las artes. London: Routledge. Una buena


introducción.
• Agassi, J. y Jarvie, I. 2008, A Critical Rationalist Aesthetics. Amsterdam:
Rodopi.
• Saw, R.L. 1972, Estética: An Introduction. London: The Macmillan Press. Otra
introducción útil.
• Kivy, P. (ed.) 2003, The Blackwell Guide to Aesthetics. Oxford: Blackwell
Publishing Ltd. Buen estudio. El capítulo sobre la ontología del arte es
especialmente bueno.
• Thomasson, A., 1999, Fiction and Metaphysics, Cambridge: Cambridge
University. Una fuente importante sobre el ficcionalismo.

Libros sobre filosofía de las matemáticas

• Beth, E.W. 1964, The Foundations of Mathematics, Nueva York: Harper and
Row. Sobresaliente, claro, exhaustivo. Un libro esencial.
• Curry, H.B. 1951, Outlines of a Formalist Philosophy of Mathematics, Amster-
dam: North Holland Publishing Company.
• Bostock, D. 2009, Filosofía de las matemáticas. West Sussex: Wiley-
Blackwell. Una de las mejores introducciones.
• Mayberry, J.P. 2000, Los fundamentos de las matemáticas en la teoría de
conjuntos. Cambridge: Cambridge University Press.
• Benacerraf, P. y Putnam, H. (eds.) 1983, Philosophy of Mathematics: Selected
Readings (2ª edición). Cambridge: Cambridge University Press. Una antología
clásica con muchos artículos destacados.

Libros sobre filosofía de la mecánica cuántica

• Jammer, M. 1974, La filosofía de la mecánica cuántica: Las interpretaciones de


la MQ en perspectiva histórica. New York: John Wiley and Sons. Excelente
resumen.
• Mauldin, T. 2011, Quantum Non-Locality and Relativity, West Sussex: Wiley-
Blackwell. Una introducción clara a EPR y los efectos no locales en la
mecánica cuántica.
• Jammer, M. 1966, El desarrollo conceptual de la mecánica cuántica. New York:
McGraw Hill. Indispensable para comprender la evolución de la mecánica
cuántica.
• Lewis, P.J. 2016, Ontología cuántica: Una guía para la metafísica de la
mecánica cuántica. Oxford: Oxford University Press. Una introducción bien
informada.
• Bunge, M. 1967, Foundations of Physics. New York: Springer. Este libro
contiene una axiomatización rigurosa de la mecánica cuántica elemental y
muchas observaciones perspicaces de la teoría.

Libros sobre la filosofía del espacio-tiempo

• Price, H. 1997, La flecha del tiempo y el punto de Arquímedes. Oxford: Oxford


University Press. Quizá el mejor libro sobre la dirección del tiempo.
• Earman, J. 1989, Mundo suficiente y espacio-tiempo. Cambridge (Ma): The
MIT Press. Teorías absolutas y relacionales en perspectiva.
• Nerlich, G. 1994, ¿Qué explica el espaciotiempo? Cambridge: Cambridge
University Press. Contiene muchos argumentos a favor del sustantivalismo.
• Friedman, M. 1983, Foundations of Space-Time Theories. Princeton: Princeton
University Press. Un clásico de lectura muy recomendable.
• Oaklander, L.N. 2004, La ontología del tiempo. Amherst: Prometheus Books.
Argumentos contra el presentismo.
Índice

A C
Acciones, 75, 78 horizontes de Cauchy, 138, 145, 169
Estética, 81 Causalidad, 5, 41, 119
experiencias, 81 Propensión causal, 42
Agregación, 31 Conjuntos causales, 171
Analítica, 27 Causalidad, 41, 167
Aritmética, 96 Chance, 5, 42
Arte, 81, 83, 86 Teoría de la coherencia, 20-21
movimiento, 86 Teoría de la coherencia de la
Artefactos, 66, 85 verdad, 20, 21 Colapso de la
Obras de arte, 84, 87 función de onda, 114 Sucesos
Atributo, 15 compuestos, 173
Axiología, 73 Composición, 30, 40, 41, 134
Formulación axiomática, 102 Artefactos conceptuales, 92-95
Conciencia, 44
Teoría del consenso, 21-22 Teoría
B del consenso de la verdad, 20
Malo, Consistencia, 10
73 Construcciones, 11
Básico Contradicciones, 10, 27
acontecimientos, 170, Interpretación de Copenhague, 99
171 Teoría de la correspondencia de la
necesidad, 72 verdad, 20 Tiempo cósmico, 138
cosas, 31 Objetos culturales, 87
valor, 73
Hermoso, 81
Belleza, 83 D
Creencias, 26 teoría de Broglie-Bohm, 99
Desigualdades de Bell, 117, Deducción, 9
118 Teoría deflacionista de la
Agujero negro, 139, 143, verdad, 20 Deflación, 22
151 Teoría deflacionista, 22
Universo de bloques, 135, Denotación, 10
136 Descripción, 54
Teoría de Bohm, 5
Álgebra booleana, 177
Cerebro, 44, 52, 53, 140,
142
Teóricos del haz, 35

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G. E. Romero, Filosofía científica, https://doi.org/10.1007/978-3-319-97631-0
Designación, 10 G
Determinismo, 145 Relatividad general, 5, 27, 134, 135, 137-139,
Diferencia de significado, 143, 146, 147, 150, 151, 155, 156,
17 Diferencia de sentido, 17 169, 172
Disposición, 42 Geometría, 96
Funciones, 71 Bien, 73
Campo gravitatorio, 137
Ondas gravitacionales, 143
E
Ecuaciones de campo de
Einstein, 137 Ecuaciones de H
Einstein, 144 Ecuación de Heisenberg, 101, 112
Tensor de Einstein, 137 desigualdades de Heisenberg, 112
Emergencia, 5, 171 Heteronimia, 28
Emergente, 46 Espacio de Hilbert, 100
Dato empírico, 62 Historia, 32
Endostructura, 40 Argumento del agujero, 145
Energía, 5, 32, 38, 44, 151, 172, 173 Hiper-superficie, 138, 143
Enredo, 118, 120
Entropía, 150
Medio ambiente, 40 I
Epistemología, 5, 51 Identidad de los indiscernibles, 123
Paradoja EPR, 117 Importación, 14
Eternalismo, 134, 135, 148 Indicadores, 7
Teoría ética, 78 Indiscernibilidad, 124
Ética, 5, 71, 75, 76 Individualidad, 129
Eventos, 13, 41, 42, 136, 140, 142, 146-148, Marcos inerciales, 136
153-155, 161-163, 165-168, 173, Información, 46, 118
179 Insolubilia, 65
Pruebas, 23 Intensión, 14
Existencia, 32, 37-39, 151 Intencionado, 78
Operador de existencia, 37, 38 Interacción, 134
Exoestructura, 40 Propiedades intrínsecas, 34
Explicación, 5, 54, 55

J
F Yuxtaposición, 30
Hechos, 11
modelo, 60
verdad, 23-24 K
Fatalismo, 148 Conocimiento, 5, 51, 52, 64
Ficción, 94
Ficcionalismo, 95
Campos de investigación científica, L
63 Formal, 11 Idiomas, 7
ficcionalismo, 92 Derecho, 5, 13, 32
idiomas, 7 Espacio de estado legal,
verdad, 22-23 32 Declaraciones de ley,
Fórmulas, 8 13, 32
Libre albedrío, 75 Deber jurídico, 74
Funciones, 55 Nivel, 40
Futuro, 166 Lógica, 7
Índice 187

Sistema logístico, 8, 93 Poset, 171, 172


Invariancia de Lorentz, 136 Teoría pragmática de la verdad, 20
Pragmatismo, 21
Presente, 136, 139, 140, 148
M Presentismo, 5, 135-136, 140, 143, 144
Colector, 137, 143, 147, 151, 154, 168, 169, Necesidad primaria, 72
171 Términos primitivos, 7
Material, 32 Principio de razón suficiente (PRS), 36, 56
Materialismo, 45 Probabilidad, 42, 179
Materialidad, 32, 44 Proceso, 163, 170, 173
Objetos matemáticos, 95 Propensión, 42, 149
Sistema matemático, 93 Propiedades, 5, 13, 31, 33-36, 39
Matemáticas, 7, 92 Proposición, 26
Materia, 5, 44 Pseudociencia, 67-68
Significado, 4, 15, 16 Pseudotecnología, 67-68
Mecanismo, 40, 55 Purport, 14
Metaética, 78
Metalenguaje, 8
Mente, 44 Q
Modelo, 5, 32, 63 Cuantificador, 9
Modos de existencia, 38, 39 Campo cuántico, 131, 150
Mónadas, 161 Teoría cuántica de campos, 125, 147
Moral, 74 Lógica cuántica, 99
código, 74, 78 Mecánica cuántica, 5, 99, 149
hechos, 78 Estados cuánticos, 100
Moralmente responsable, 74 Sistemas cuánticos, 100

N R
Lenguas naturales, 7 Racional, 58
Derecho natural, 32 Realidad, 44, 58
Neuroplasticidad, 52, 53 Razón, 57
Nominalismo, 91 Referencia, 11
Normas, 74 Clase de referencia, 11, 12
Ahora, 140-142 Propiedades relacionales, 34
Significado nuclear, 17 Relacionismo, 43, 134, 135
Cosa nula, 30 Relativismo, 22
Relatividad, 118
Pertinencia, 24-25
O Representación, 13
Observadores, 114 Derechos, 71
La navaja de Occam, 35 Normas, 7
Estructuralismo óntico, 130 Paradoja de Russell, 8
Vaguedad óntica, 128
Ontología, 5, 29
Operadores, 100 S
Organismo, 47 Ecuación de Schrödinger, 101, 111
Ciencia, 63
Filosofía científica, 4, 68
P Investigación científica, 64
Pasado, 166 Teorías científicas, 63
Leyes físicas, 142 Necesidad secundaria, 72
Presencia física, 143 Autoconciencia, 45
Platonismo, 91 Semántica, 3, 4
Señales, 46 Plazo, 9
Importancia, 16 Teorema, 23
Sociedad, 47 Teoremas, 9, 61
Espacio, 43 Teoría, 5, 12, 13, 18, 27, 60
Espaciotiempo, 130, 131, 133, 134, 137-140, Teoría de la verdad, 19
146, Cosa, 5, 13, 29-31, 33
147, 153, 154, 162, 168, 169, 171 Tiempo, 43, 136, 140, 146
Relatividad especial, 27, 136 Potencia total, 34
Puntos de rociado, 171 Verdad, 4, 12, 18
Estado, 32 portadores, 25-27
Declaración, 26 criterio, 19
Propensión estocástica, 42
Estructura, 5, 40
Sustancia, 36, 37 U
Sustancialismo, 150 Comprensión, 5, 54
Sustantivalismo, 5, 43, 134, 135, 145-147, 168 No intencionado, 78
Subsunción, 54, 55 Universo, 31, 40, 58, 165, 173
Subsistema, 40
Subteoría, 61
Superposición, 30
Principio de superposición, 101 V
Símbolo, 7 Estado de vacío, 126
Diferencia simétrica, 17 Vaguedad, 7, 16-18, 129
Sincategoremático, 16 Objetos vagos, 128
Sinónimo, 16 Función de valoración, 19
Sintético, 27 Valores, 71
Sistema, 5 Volición, 75

T W
Tautologías, 27 Función de onda, 100
Tautonimia, 28 Mundo, 42, 58, 165-170, 173
Tecnología, 66

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