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Sotelo, gracias K.

Cross
HE’S ALL IN
Love is a Gamble

ALEXA RILEY

Sotelo, gracias K. Cross


Algunas veces Reddits hace brillar una historia…

Sotelo, gracias K. Cross


He’s All In

BY ALEXA RILEY

Cuando el falso compromiso de Kelly llega a su fin, se ve obligada a


buscar una salida para ella y su hermano Marco. Su padre es un
célebre jefe del crimen y no pueden irse así como así. Por mucho que
el apuesto detective privado intente convencerla de que es una
posibilidad. Él quiere esconderla y mantenerla a salvo, pero ella no
puede confiar en él. ¿Puede confiar en él?

Luke supo en cuanto vio a Kelly que tenía que tenerla. No importaba
que estuviera comprometida con el hijo de su cliente. Ella no estaba
destinada a estar en los brazos de nadie más que en los suyos, y él iba
a hacer lo que fuera necesario para conseguirlo. Nunca predijo en qué
problemas estaba metida y lo que tendría que hacer para liberarla.
Pero ya es demasiado tarde para Kelly, porque él ya está involucrado.

Advertencia: ¡La casa siempre gana en la serie Love is a Gamble!


¿Peligro, secuestro y felices para siempre? Nosotros apostamos por
ello.

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Capítulo 1
KELLY

¿Quién iba a pensar que un plano de asientos podría ser tan


tedioso? Cada vez que creo que lo tengo terminado, recibo un correo
electrónico o un mensaje de texto sobre alguien que no quiere estar
cerca de otra persona. Ya lo he cambiado cincuenta veces. Ojalá
pudiera tirarlo a la basura y decirle a la gente que se siente donde le
dé la gana.
—Hey. — Levanto la vista y veo a Chloe y a Sawyer entrando en
la cocina, donde tengo mi plano de asientos desplegado sobre la isla.
Chloe es mi futura cuñada y Sawyer es su esposo. Sawyer es el
estoico de siempre. Noto que no tiene un rasguño ni un moretón en la
cara, así que supongo que mi prometido no recibió ningún golpe
cuando los dos se pelearon a puñetazos hace unos días. A Paul no le
fue tan bien.
—Hola. — respondo.
Quiero preguntarle qué pasó la otra noche. Estoy segura de que
Paul me dio la versión suavizada de lo que fuera la verdad, pero
sinceramente no quería escucharlo. Estaba despotricando y
desvariando como un lunático por teléfono conmigo, y lo dejé de lado.
Sea lo que sea lo que pasó, lo más probable es que fuera culpa
de Paul. No puedo ver a Sawyer rompiéndole la cara sin una buena
causa. Y supongo que tiene algo que ver con Chloe. Eso es lo único

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que pone nervioso a Sawyer. Los dos tienen un amor de cuento de
hadas.
— ¿Está mi mamá por aquí?— Chloe pregunta.
—Está en la oficina de Bruce con Paul, creo. — Los tres
desaparecieron poco después de que llegáramos a casa de los padres
de Paul. Se suponía que íbamos a cenar y a repasar más detalles de
la boda.
— ¿Necesitas ayuda?— Ofrece Chloe.
—No. — Ya ha hecho bastante. Chloe organizó toda una
despedida de soltera para mí y siempre es tan dulce.
En otro mundo, tal vez podríamos haber sido amigas, pero cada
segundo que estoy con ella me siento culpable. Todas las mentiras me
están comiendo viva poco a poco. Con los demás fue fácil, pero con la
familia de Paul es más difícil. A diferencia de mi propia familia, la suya
es maravillosa.
—Vamos, gatita. Tú empiezas la cena y yo seré tu ayudante de
chef. — oigo que le dice Sawyer a su esposa, pero no levanto la vista
de la tabla de asientos que tengo delante. Los nombres empiezan a
confundirse, pero es una buena distracción de ellos dos.
—De acuerdo, pero no... — Chloe es interrumpida por un grito
en la otra habitación. Conozco demasiado bien esa voz.
—Quédate aquí. — ordena Sawyer antes de salir corriendo de la
cocina.
Chloe y yo compartimos una mirada antes de correr tras él.
— ¡Ustedes dos me han tendido una trampa! — grita Paul.
Cuando llegamos a la puerta del despacho, me doy cuenta de
que los planes de reconciliación de Paul se han ido a la mierda. Tiene
la cara enrojecida, los ojos desorbitados y suda a través de la camisa
de vestir. Ha perdido la cabeza. Después de que lo echaran del consejo
de administración de la empresa de su padre y de la pelea en el
restaurante, las cosas van mal. Realmente mal.
—Lo siento, intentaba mantener esto en privado. — dice Bruce y
nos mira a Chloe y a mí, que estamos en la puerta abierta.

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— ¿A qué vienen esos gritos? — Katherine, la madrastra de Paul,
se acerca a nosotros.
—Paul ha estado falsificando documentos de la empresa. — Mi
mirada se dirige a un hombre sentado en el largo sofá de cuero, y veo
cómo se levanta y se endereza la corbata. Nunca lo había visto antes
porque recordaría su cara. —Firmó con el nombre de su padre para
intermediar en los tratos y cobrar el pago.
— ¿Le estás robando a tu padre? — dice Chloe, y veo que Paul
gira sus ojos llenos de rabia hacia ella.
Sé que Paul tiene mal genio, pero nunca lo había visto así. No es
que hayamos pasado mucho tiempo juntos.
Sawyer se hace a un lado, impidiendo que Paul vea a Chloe. —
Deberías vigilar cómo le hablas a mi esposa.
—Tengo un coche esperándote afuera. — le dice Bruce a Paul
amablemente. —Todo lo que tienes que hacer es ingresarte y podremos
solucionar esto.
— ¿De qué está hablando?— pregunto mientras doy un paso
hacia Paul. Aquí está pasando más de lo que sé, pero supongo que
siempre es así cuando se trata de mi vida.
—Amenaza con encerrarme. — Paul levanta las manos y, cuanto
más maniático está, menos le creen. — ¡Les cree!
—Es un centro de rehabilitación. — dice Bruce, otra vez con ese
tono suave como si le hablara a un animal salvaje. —Necesitas ayuda,
hijo.
¿Quieren decir rehabilitación? Santa mierda. Esto es malo. Mi
mente empieza a acelerarse y ya sé que mi padre va a perder los
nervios.
— ¿Qué pasa con la boda?— Pregunto. Es terrible, pero Paul y
yo teníamos un trato.
Nadie me responde, y supongo que no puedo culparlos. Están
preocupados por su hijo, pero yo también tengo que preocuparme por
mí.

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—Paul, no quería que fuera así. Los documentos están ahí con
la firma falsificada y...
—Él lo hizo. — Paul interrumpe a su padre, agitando los brazos
salvajemente. —Falsificó los documentos para que me despidieran.
Todo esto no debería sorprenderme. Paul está en la cama con mi
padre, y sé que sus negocios no son de lo mejor. Diablos, soy uno de
sus tratos.
—Ya te han despedido. — dice el hombre misterioso, y lo miro de
reojo. Sus brillantes ojos azules me miran y contrastan con su pelo
color cuervo. Creo que está provocando a Paul, pero no sé por qué.
—Te tenemos delante de la cámara. — dice Bruce, y es como si
alguien le hubiera sacado el aire a Paul. Sabe que está acabado y toda
su bravuconería se desvanece. —También te tenemos grabado
consumiendo drogas en tu oficina y en el restaurante la noche de tu
fiesta.
—Oh mi Dios. — susurra Katherine.
—Es rehabilitación o cárcel. — dice Bruce con firmeza.
—No puedes hablar en serio. — Paul suelta una carcajada sin
gracia mientras mira alrededor de la habitación en busca de ayuda. —
Sawyer me está tendiendo una trampa. Intenta quitarme el trabajo.
—Ya tiene tu trabajo. — El hombre de la esquina se encoge de
hombros. Su comportamiento es tranquilo, pero sus ojos no lo son, y
siguen clavados en mí.
—Cállate. — le advierte Bruce.
—Todo esto es culpa tuya. — Paul aprieta los dientes y vuelve a
concentrarse en Chloe. —Y esa perra. El día que tu mamá avariciosa
apareció contigo fue el día que perdí a mi padre.
— ¿Qué demonios acabas de decir?— Bruce interrumpe, pero
Sawyer levanta la mano para detenerlo.
—Deja que se desahogue. Es como un niño pequeño que necesita
un buen llanto. — Ojos Azules resopla. —Eres una pequeña mierda
consentida que se ha alimentado de la teta familiar demasiado puto

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tiempo. Le has hecho esto a la única gente que se ha preocupado de
verdad por ti, y ni siquiera lo sientes.
—Hijo de...
— ¡Cállate de una puta vez!— Sawyer brama, haciendo que la
habitación se quede en silencio. —Tienes la oportunidad de arreglar
esto.
Paul parpadea y, por primera vez, me doy cuenta de lo grandes
que son sus pupilas.
—Tu padre te está dando la oportunidad de hacer lo correcto. —
le dice Sawyer. —Aprovéchala.
Chloe sale de detrás de su esposo, y él la rodea con un brazo
antes de atraerla a su lado. —Cuando me contaste lo de la apuesta,
salí corriendo con Sawyer. — le dice a Paul. —Siempre has sido tan
terrible conmigo.
No tengo ni idea de qué apuesta está hablando, pero supongo
que tiene que ver con la pelea a puñetazos entre Sawyer y Paul. ¿Fue
por Chloe? Es sorprendente cuando Paul realmente baja la cabeza
avergonzado. Nunca tiene nada bueno que decir sobre su
hermanastra. Pensaba que iba a ser horrible hasta que la conocí, pero
entonces me di cuenta de que Paul estaba celoso de ella.
—No te mereces mi perdón —dice Chloe suavemente— Pero
están pasando cosas grandes y maravillosas en nuestras vidas que
significan más para mí que guardar rencor. Espero que tomes este
regalo que Bruce te está dando para que no pierdas la oportunidad de
ser parte de ellas.
Dicho esto, Paul finalmente se quiebra y dice que irá a
rehabilitación. No le dan mucho tiempo después para que no pueda
cambiar de opinión. Lo sacan de la casa y lo meten en el vehículo que
lo espera mientras nos quedamos en silencio en la entrada.
—Supongo que la boda se cancela. — dice Ojos Azules,
rompiendo el incómodo silencio. Necesito todo lo que hay en mí para
no mirarlo, porque noto que me está mirando. Me mira fijamente.
—Luke. — le dice Chloe, y miro en su dirección.

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— ¿Qué? —Luke se encoge de hombros. —Probablemente sea lo
mejor.
¿Por qué suena casi alegre?
—Se pospone. — Katherine trata de aligerar el triste estado de
ánimo que ha caído a nuestro alrededor.
Necesito salir de aquí. —Yo... ah... — Me retuerzo los dedos. —
No lo sé, pero debería irme.
—No tienes que irte. — dice Chloe suavemente.
—De verdad que debería irme. Hay algunas cosas de las que
tengo que ocuparme. — Temo contárselo a mi padre y saber cuál será
su reacción. El miedo ya me recorre la espalda. No quería casarme con
Paul, pero era el mejor del grupo que mi padre barajaba.
—Oh, cariño. No te preocupes por la boda. Llamaré a todos y les
haré saber que se cancela por el momento.
—Sí. — Eso no era en lo que estaba pensando. —Bien, gracias.
— le digo a Katherine y doy un paso atrás. —Voy a buscar mi bolso y
me voy. — Cuando voy al salón a recoger mis cosas, Chloe me sigue.
—Hey. — Sigue siendo tan simpática y odio no poder darle más.
—Lo siento, pero es lo mejor. Puede curarse y entonces podrán estar
juntos.
—No vamos a estar juntos. — Lo que no le digo es que mi padre
ideará un nuevo plan antes de que Paul vuelva.
—De acuerdo, es tu elección, pero el amor puede...
—No es amor. — Una risa sardónica brota de mí. Lo que Paul y
yo teníamos estaba muy lejos del amor. —Lo siento. Es, ah, bueno. No
importa. — Sacudo la cabeza. —No importa. Gracias por todo lo que
hiciste. Realmente lamento haber hecho perder el tiempo a alguien.
—No me hiciste perder el tiempo. Disfruté de nuestro tiempo
juntas.
Yo también.
—Gracias. — vuelvo a decir antes de irme, pero Chloe me toma
la mano.

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—Siempre puedes llamarme.
Me invade un torrente de emociones y me saltan las lágrimas. Sé
que dice la verdad, porque Chloe es el tipo de persona que intentaría
ayudar a cualquiera. Pero este no es su problema. Ahora es mío, así
que me toca a mí solucionarlo. Intento sonreírle antes de soltarme y
volver a la entrada de la casa.
—Supongo que necesitas que te lleven. — Luke dice cuando veo
que todos siguen de pie en la entrada.
—Iba a pedir que me llevaran. — Paul me trajo hasta aquí, así
que no tengo coche. Cuando saco el teléfono del bolso, Luke me
detiene.
—Yo te llevo. — insiste antes de que su mano se dirija a mi
espalda y me haga avanzar.
—No, está bien. — intento protestar, pero él no lo acepta. —En
serio, puedo...
Mis palabras se cortan cuando esos gélidos ojos azules se cruzan
con los míos. En ese momento sé sin lugar a dudas que Luke me va a
llevar a casa, y es inútil discutir.
Es un hombre que siempre consigue lo que quiere. ¿Pero no lo
hacen todos?

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Capítulo 2
LUKE

Cuando me agacho para agarrar la manija de la puerta del


pasajero, Kelly lo hace al mismo tiempo. Nuestras manos se tocan
brevemente y ella las aparta rápidamente.
—Lo siento. — murmura, pero no me mira.
—Deja de disculparte. — Me quedo ahí, sin abrir la puerta
porque quiero que me mire. No, necesito que lo haga.
— ¿Qué? —parpadea en mi dirección mientras su expresión
cambia a preocupación.
—Creo que ya lo has hecho suficiente por hoy. — Espero un
instante y, por fin, gira esos suaves ojos marrones hacia los míos. Me
golpea como una liberación y, joder, es casi tan bueno como correrse.
No dice nada, abro la puerta y espero a que suba. El coche se
queda en silencio cuando entro y me alejo de la casa de Bruce. No me
habla hasta que le doy mi teléfono.
— ¿Para qué es esto?
—Pon tu dirección.
—Ah. — Duda y mira la pantalla. —Está bloqueado.
—Seis, seis, cuatro, cuatro, cero, cero.
—No deberías dar tu contraseña. — dice mientras la teclea.

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—No la doy. — Es verdad. Dirijo una de las mejores empresas de
seguridad de la ciudad y conozco los peligros de dar a la gente acceso
a mi información. Pero algo me dice que Kelly es alguien en quien
puedo confiar.
Siempre he confiado en mis instintos, y cuando la vi en el
despacho de Bruce, algo se disparó en mi interior. Luego preguntó por
la boda y tuve la sensación de que no estaba triste. De hecho, me
pareció que estaba preocupada. Cuanto más la observaba, más tenía
la sensación de que ya estaba haciendo planes. Para qué, no tengo ni
idea, pero es como si casi pudiera ver los engranajes de su mente
agitándose.
—Toma.
Cuando me da el teléfono y miro la dirección, tengo que hacer
una doble toma. — ¿Vives en Drayton? —La miro y asiente antes de
cruzar las manos sobre el regazo. —No es una zona segura de la
ciudad para que una mujer viva sola.
—No vivo sola. — Mira por la ventana, y apuesto a que si dejara
de hacerle preguntas no me diría ni una palabra más. Lástima para
ella, no tengo planes de parar ahora.
— ¿Con quién vives?—
—Con mi padre.
— ¿Estará decepcionado por la boda?
—Sí. — Lo dice como si fuera el final de una larga frase, y veo
que sus hombros se hunden un poco.
— ¿Y tú?
Me mira y veo que recupera parte de la determinación que tenía
antes. —Por supuesto.
—Mentirosa.
Sus ojos se entrecierran y veo un poco de fuego en ellos. Me
gusta.
—No estoy mintiendo.
—Hmmm.

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— ¿Hmmm qué?— Ahora está a la defensiva, y no puedo evitar
que se me levante la comisura de los labios.
—Te lo diré de otro modo. ¿Estás decepcionada por no casarte
con Paul?
—Oh. — Parpadea un par de veces, pero se recupera
rápidamente. —Por supuesto.
Cuando me detengo en el semáforo en rojo, giro la cabeza y me
inclino más hacia ella. Sus ojos se abren de par en par al mirar mi
boca, y sonrío. —Mentirosa. — susurro, y aprieta los labios formando
una fina línea.
Al cabo de un segundo, endereza la columna y mira por la
ventana. —No me conoces.
—Sé leer a la gente. — Cuando cambia el semáforo, sigo
conduciendo, pero no tengo prisa por llevarla a casa. — ¿En qué
trabajas?
—Creía que sabías leer a la gente. — Responde con altanería y
vuelvo a sonreír.
—Puedo adivinarlo.
— ¿Ah, sí? Inténtalo.
Hay otro semáforo en rojo y, cuando me detengo, echo un largo
vistazo a su cuerpo. Lo hago despacio, y al cabo de un momento
empieza a inquietarse mientras sus mejillas se sonrojan.
— ¿Algo con la gente?— le pregunto.
— ¿Eso es todo lo que tienes? —resopla y sacude la cabeza. —
Creo que te gusta oírte hablar a ti mismo.
—Eres ama de casa. — digo, y mueve la cabeza en mi dirección
mientras sus ojos se abren de par en par.
— ¿Cómo lo has adivinado?
—Soy vidente.
Se gira en su asiento para mirarme y cruza los brazos sobre el
pecho. —En serio, quiero saberlo.

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— ¿Estás segura?— Cuando asiente, decido decirle la verdad. —
Tus uñas están limpias y cortas, lo que significa que lo más probable
es que trabajes con las manos y/o con agua. Tus zapatos son cómodos
y tus vaqueros tienen manchas de lejía.
—Eso podría significar muchas cosas.
—Cierto, pero el barrio en el que vives sugiere un estilo de vida
de dinero en efectivo y negocios de boca en boca. — Echo un vistazo y
ya no me mira. —Oye, me gano la vida con esto, es mi trabajo darme
cuenta de cosas así.
—Paul no lo sabía. Por favor, no le digas nada a nadie.
—Yo no...
—No es asunto tuyo. — Me interrumpe y veo cómo se agacha y
coge su bolso. —No es asunto tuyo.
—Kelly, lo siento... — Sale del coche y cierra la puerta tras de sí
antes de que pueda reaccionar. Estoy encerrado por los coches que
me rodean en el semáforo en rojo, y todo lo que puedo hacer es verla
correr por una calle lateral. —Joder.
Pasa una eternidad hasta que cambia el semáforo, pero cuando
lo hace, conduzco en dirección a su casa. Cuando llego a la calle, la
recorro dos veces antes de darme cuenta de lo que ha hecho. El
número que ha puesto corresponde a un negocio y no a una
residencia.
Miro fijamente el letrero amarillo que pone “Psíquico de guardia”
y suelto un suspiro de frustración. Supongo que debería haberlo visto
venir.

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Capítulo 3
KELLY

Doy gracias cuando entro en casa y no veo a mi padre por


ninguna parte. No había visto ninguno de sus coches afuera, pero eso
no siempre significa que no esté aquí. Me apoyo en la puerta cerrada,
odiando la vergüenza que siento por mi situación. Nunca la había
sentido hasta ahora, lo que solo me enoja más.
Supongo que es mejor que la familia de Luke y Paul asuma que
soy pobre porque es mejor que la realidad. Bueno, técnicamente soy
pobre, pero mi padre no. No en este barrio. Aquí él es el rey y tiene la
única cosa que muchos de ellos quieren. Drogas. Esta parte de la
ciudad prospera y muere con lo que mi padre vende. Es un círculo
vicioso del que nadie por aquí puede escapar.
Paul era un adicto, y debería haberlo sabido. Trabaja en
finanzas, así que supuse que el trato que hizo con mi padre era por
dinero. En el fondo de mi mente, pensé que tal vez lavado de dinero.
Mi padre no oculta lo que hace, y lleva sus negocios fuera de nuestra
casa. Pero tampoco lo tira todo por la borda. Intento mantener la
cabeza baja y al margen, y hago todo lo posible por no enterarme de
lo que trama. Solo me hace sentir más culpable porque no hay nada
que pueda hacer para detenerlo. No cuando no sé quién está en la
nómina de mi padre, que incluye a unos cuantos policías locales.
— ¿Marco?— Llamo a mi hermano y aprieto los dientes. Si no
está aquí, significa que mi padre se lo ha llevado, y eso no forma parte

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del trato. Aunque puede que nuestro trato no funcione, ¿cómo puede
saberlo ya mi padre?
Voy a mi habitación y rebusco en mi bolso para encontrar mi
teléfono. Espero que Marco se haya llevado el suyo. Lo compré hace
meses con mi propio dinero. Se suponía que debía mantenerlo oculto
de nuestro padre, pero siempre lo llevaba encima cuando salía de
casa.
—Dios, lo odio. — Me dejo caer en la cama, sabiendo que lo único
que puedo hacer es esperar. Probablemente lo tenga en uno de sus
almacenes.
Parece que ha pasado una eternidad cuando me despierto de un
tirón al oír la voz de Marco.
— ¿Kel?
No quería dormirme, pero a veces el cansancio me alcanza. —
Estás en casa. — Me incorporo y agarro la cara de mi hermano para
besarle las mejillas.
—Ah, vamos. — Arruga la nariz. —No soy un niño pequeño.
—Lo eres. — le digo porque para mí siempre será un niño.
Solo tiene doce años, pero supongo que con el tipo de vida que
llevamos, ha crecido más de lo que debería a estas alturas. Mi padre
siempre intenta atraer a mi hermano al negocio familiar. Ese era su
plan hasta que hicimos un trato por nuestra cuenta.
—Papá tiene hambre. — dice Marco, y asiento.
—De acuerdo. — Me bajo de la cama y me pongo los zapatos. —
¿Y tú?
—Yo siempre tengo hambre.
Sonrío porque no se equivoca. Come como un adulto y no tengo
ni idea de dónde lo pone el niño.
—Vamos, voy a hacer espaguetis.
Marco me sigue fuera de mi habitación, y las tablas del suelo
crujen bajo nuestros pasos. Vivimos en este viejo edificio desde que
tengo uso de razón, porque mi padre es el propietario. Ocupamos el

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último piso, lo que afortunadamente nos da algo de espacio para
separarnos de él.
Estoy segura de que podría permitirse mudarse de aquí a un
lugar más bonito, pero disfruta del poder que tiene en el barrio, y el
poder es algo que mi padre nunca dejará escapar. Lo quiere más que
el dinero.
—Papá está abajo. — me dice Marco cuando llegamos a la cocina.
No tiene que decirme con quién, porque sé que está con Barbra. Ella
está pendiente del alquiler de todos, y mi padre está pendiente de ella.
En más de un sentido.
— ¿Qué han hecho hoy?— Pregunto mientras empiezo a
preparar la cena.
—La verdad es que nada. — Marco saca su teléfono y empieza a
jugar en él. —Se ha reunido con unas personas. Yo me quedé en el
coche.
Entonces, ¿para qué lo ha llevado mi padre? Marco lleva
quedándose solo en casa desde que tenía unos diez años. No me
encantaba, pero mi padre siempre tiene la última palabra sobre todo.
— ¿Cuándo nos mudamos?— Marco no levanta la vista de su
teléfono cuando hace la pregunta.
—Ah... — Me lamo los labios resecos. —Pronto, espero.
—Genial. — Sonríe. —No puedo creer que vayamos a tener
piscina.
¿Por qué tuve que contarle todo sobre la casa de Paul? Su edificio
tiene piscina y ofrecía muchas cosas que serían buenas para mi
hermano. Los colegios de la zona estaban en lo más alto de la lista.
Marco no era fan de Paul, así que hicieron falta algunas ventajas
para que aceptara el matrimonio. Una vez que se enteró de todo lo
nuevo, estaba emocionado por salir de aquí. Yo estaba igual de
emocionada por alejarlo de todo esto. Ese fue el trato que hice con mi
padre. No opuse resistencia a casarme con Paul y así podría llevarme
a Marco conmigo.
Sabía que el hecho de que mi padre me dejara llevarme a Marco
no significaba gran cosa, porque aún podría ponerle las manos encima

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cuando quisiera. Está tratando de engatusar a mi hermano, pero yo
estaba dispuesta a cualquier cosa para poner distancia entre ellos.
También me habría facilitado encontrar una salida para los dos. Un
matrimonio con Paul me habría permitido ahorrar dinero y tener un
plan de escape. El objetivo era huir lo más lejos posible y nunca mirar
atrás.
La puerta principal se abre, y entonces oigo la voz de mi padre.
Junto con Jackson. Cojo los fideos del fogón y los cuelo mientras rezo
para que no entren en la cocina. Jackson me pone la piel de gallina.
La forma en que me mira y las cosas que me susurra cuando no hay
nadie cerca me aterrorizan.
—Kelly. — me llama mi padre antes de entrar en la cocina.
—Hola. — le digo sin darme la vuelta. —La cena está casi hecha.
Te traeré un plato. — Contengo la respiración, esperando que se retire
a su despacho.
— ¿Hay algo que quieras decirme? — dice, y me doy la vuelta
lentamente.
Mi padre me mira con los brazos cruzados sobre el pecho.
Jackson está de pie detrás de él con una expresión de suficiencia en
la cara.
Mi sangre se enfría.

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Capítulo 4
LUKE

Ha pasado una semana desde que Kelly se escapó de mi coche,


y no estoy seguro de cuánto tiempo más podré aguantar esto. Después
de que se fue, pensé en preguntarle a Bruce por su dirección, pero él
no la sabía. Tampoco Katherine, Chloe o Sawyer. La única persona
que podría saberlo está en un centro de rehabilitación y no se le
permiten llamadas telefónicas.
Cuando señalé que era raro que nadie supiera dónde vivía, todos
parecieron preguntarse cómo era posible. Supongo que todos daban
por sentado que iba y venía y daban por sentado que estaba bien.
Desde entonces, dedico unas horas al día a pasear por el barrio.
A estas alturas, lo único que puedo hacer es esperar tener suerte y
verla salir de un edificio o volver a casa andando. Katherine me dijo
que no contestaba a los mensajes de texto ni a las llamadas, así que
le dije que la encontraría.
Mi empresa es una de las mejores del sector en materia de
seguridad, así que el hecho de que no haya podido localizarla no solo
es frustrante, sino también muy sospechoso. Parece como si le hubiera
dado a Paul y a su familia un apellido falso, o como si alguien hubiera
hecho todo lo posible por mantener oculta su identidad.
He pedido a varios de mis contactos que investiguen, y todos han
dado con las manos vacías. Incluso he hecho algunas búsquedas no
tan legales con su número de teléfono, y es como si lo hubieran
bloqueado a propósito.

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— ¿Dónde estás?— le digo al interior de mi coche vacío mientras
doy otra vuelta y rodeo la manzana.
Es primera hora de la tarde, y he pensado que tal vez sea un
mejor momento del día para que ella salga a pasear. Por la noche no
hay más que delincuentes y drogadictos a pie y policías corruptos
patrullando las calles. Este no es un lugar seguro para que viva una
mujer, y necesito encontrarla para poder sacarla de aquí.
Al final de la manzana, veo un edificio alto de ladrillo con una
bandera americana colgada junto a la puerta. Tengo la ventanilla
bajada, así que el sonido de una campana me llama la atención y me
doy cuenta de que es un colegio. Hay unas cuantas personas
arremolinadas al lado y aminoro la marcha. No sé por qué lo hago,
pero cuando me acerco, me detengo y veo salir a los niños.
Los profesores están ahí para dirigir a los niños, pero todos
parecen estar en edad escolar. La mayoría vuelve a casa en parejas,
mientras que otros se reúnen con un adulto. Solo quedan un par de
niños cuando veo a un joven salir del edificio y mirar a su alrededor.
Busca solo un segundo antes de sonreír, y es entonces cuando
veo que Kelly lo saluda con la mano. Ella está al otro lado de la calle y
camina en su dirección mientras sostiene lo que parecen dos batidos.
Salgo del coche y corro para alcanzarlos cuando ella le da uno
de los batidos y doblan la esquina. Tengo el corazón en un puño
cuando me acerco por detrás y, antes de pensármelo, la tomo del brazo
para detenerla.
—Kelly. — digo exactamente al mismo tiempo que ella sisea de
dolor y se zafa de mi agarre.
—Mierda. — Se pega el brazo al cuerpo y el joven con el que
paseaba salta delante de ella para protegerla.
—No le pongas las putas manos encima a mi hermana. — dice
amenazador, y doy un paso atrás.
—Lo siento, solo quería saludar. — Levanto las palmas delante
de mí en señal de rendición, pero el joven no retrocede.
—Cuidado con lo que dices, Marco. — regaña Kelly, y el chico
parece reprendido.

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—Lo siento. — murmura, pero de nuevo no se mueve de delante
de ella hasta que ella lo empuja para apartarlo.
— ¿Qué haces aquí? — dice en voz baja, pero no me mira. En
lugar de eso, mira rápidamente hacia arriba y hacia abajo por la calle
como si estuviera esperando a que alguien más saltara.
—Tengo que hablar contigo. — le digo, y por fin gira los ojos en
mi dirección.
— ¿Quién es este tipo?— pregunta Marco y luego se bebe su
batido como si tuviera todo el tiempo del mundo.
—Aquí no. — dice, mirando a su alrededor y luego caminando
rápidamente hacia la parte trasera de la escuela. Hay un muelle de
carga cerca de la cafetería con un par de contenedores de basura para
bloquearnos la vista de la calle.
—Danos un segundo. — le dice a su hermano, pero él no se
mueve. —No pasa nada, te lo prometo. Es amigo de Paul.
Me extraña lo que dice, porque sabe muy bien que Paul y yo no
somos amigos. Su hermano sigue dudando y ella le pasa su batido.
—Toma, el mío también.
Y lo consigue, porque se lleva los dos al muelle de carga antes de
sacar el móvil e ignorarnos. Mira a su alrededor una vez más, pero no
hay forma de que nadie nos vea aquí atrás.
— ¿Qué haces aquí?— Cruza los brazos sobre el pecho y el
movimiento le levanta la manga. Es entonces cuando veo los
moretones.
Sé que no la toqué tan fuerte como para dejarle una marca, y
están más arriba de donde cayeron mis dedos. De pronto oigo la
sangre latir con fuerza en mis oídos al pensar en alguien que la ha
agarrado con tanta fuerza como para dejarle ese tipo de marcas.
— ¿Quién ha sido? —pregunto, y aprieto tanto la mandíbula que
me estalla.
— ¿Quién ha sido qué?— Inmediatamente descruza los brazos y
se lleva las manos a la espalda. Sus ojos se abren de par en par y veo
verdadero miedo en ellos. —No es nada, Luke. Tienes que irte.

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—Dime quién te ha hecho eso. —exijo, y niega.
—Solo vas a empeorar las cosas.
— ¿Empeorar? —Me acerco y, por el rabillo del ojo, veo a Marco
observándonos. — ¿Sabe quién lo hizo?
—Sí. — dice en voz baja y se mueve para bloquear mi vista de
Marco. —Por favor, Luke. No puedes estar aquí.
—No me iré hasta que me digas quién te hizo daño. Te seguiré a
casa. Me quedaré fuera de tu casa y montaré una escena hasta que
hables conmigo.
Menea la cabeza y veo que se le caen los hombros y le saltan las
lágrimas. De repente es como si cargara con el peso del mundo, y no
puedo soportarlo.
—Ven aquí. — le digo mientras se desinfla parte de mi ira y la
atraigo hacia mí. Vacila solo un segundo antes de derretirse contra mi
cuerpo y siento que sus brazos me rodean la cintura. —No pasa nada.
Estoy aquí.
Ahora está llorando y siento que su cuerpo tiembla. No sé qué
demonios está pasando, pero sé que no es nada bueno.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 5
KELLY

Luke me rodea con sus brazos y me estrecha. Respiro su aroma


rico y cálido y, por primera vez en una semana, me siento segura. Sé
que es solo temporal, porque no creo que vuelva a estar segura a
menos que mi padre esté entre las rejas. O muerto. Aunque huyera,
siempre estaría mirando por encima del hombro. Por no hablar de
cómo atormentaría mis sueños.
En mi mente, sé que debería alejar a Luke. Existe la posibilidad
de que alguien nos vea, y solo sería cuestión de tiempo antes de que
llegara a mi padre. Tiene ojos en todas partes en este vecindario, y
todavía estoy en hielo muy delgado con él.
—La has hecho llorar. — oigo que reprocha Marco mientras
resoplo e intento secarme los ojos. El agarre de Lucas sobre mí es
firme, y odio que ambos me hayan visto llorar.
—No lo hice, pero voy a averiguar quién lo hizo.
— ¿Por qué, vas a hacer algo al respecto? — No hay duda del
desafío en las palabras de Marco.
Me llega al corazón porque siempre quiere defenderme. Ya le han
hecho daño antes, y tuve que suplicarle que no volviera a interponerse
entre nuestro padre y yo.
—Sí. — Luke dice la palabra con tal firmeza que casi me lo creo.
—Está bien. — le digo y luego me contorsiono para intentar
zafarme de su agarre. — ¿Puedes soltarme?

Sotelo, gracias K. Cross


—No está bien. —Luke niega, pero me deja retroceder.
Una de sus manos cae sobre mi cadera y sus dedos me agarran
por ahí. Cree que voy a salir corriendo, y probablemente lo haría, pero
no creo que llegara muy lejos. Ahora no sé cómo voy a quitármelo de
encima.
— ¿Sabes algo de Paul?— Intento cambiar de tema, y todo el
cuerpo de Luke se pone rígido.
—No necesitas hablar con Paul.
—Claro. — La culpa me asalta. Rezaba por una pizca de
esperanza de que hubiera abandonado la rehabilitación. Si hubiera
vuelto, podría casarme con él, pero sé que eso es egoísta. Además, su
padre dijo que presentaría cargos contra él.
—Sabía que era un imbécil. Ahora tienes que casarte con
Jackson. Es un imbécil.
— ¡Marco!— lo interrumpo. —Lenguaje. — Pone los ojos en
blanco y bebe un sorbo de su batido.
— ¿Te vas a casar con otro?— Luke me agarra con más fuerza.
—No lo entenderías. — Intento moverme, pero Luke me rodea
con todo el brazo y siento su mano contra mi estómago. Necesito todo
lo que hay en mí para no inclinarme hacia él.
—Hazme entender. —Luke se inclina y me obliga a mirarlo. —
¿Es él quien te ha hecho estos moretones?
—No. — Aunque tampoco lo había impedido.
Jackson se quedó mirando cómo mi padre me hacía daño. Me
dio una imagen cristalina de la vida que tendría con él si no se
inmutaba al ver cómo herían a una mujer.
—Es mi padre. — le digo finalmente a Luke porque sé que no va
a dejarme ir hasta que confiese.
— ¿Tu padre?— Luke aprieta los dientes y su respiración se
vuelve pesada. — ¿Vives con él? — Niego. —Creo que él y yo
deberíamos tener una pequeña charla.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¡No!— lo agarro por delante de la camisa abotonada. —No
entiendes quién es. — Claro, Luke podría darle una paliza a mi padre,
pero entonces solo me la daría al día siguiente. Y al día siguiente. No
vale la pena.
—Me importa una mierda quién es.
—Por favor. — le ruego. Se me llenan los ojos de lágrimas que
intento contener con todas mis fuerzas.
Luke suelta una maldición en voz baja. — ¿Casarte con Paul era
tu salida?
—Algo así. —Lo fue, pero es más que eso. Paul y mi padre tenían
algún tipo de trato, pero no voy a decírselo a Luke. Solo causaría más
problemas. Se lo contaría a la familia de Paul y entonces indagarían
en mi pasado. Dios sabe lo que encontrarían.
—Entonces te irás.
—No es tan fácil. —Miro a Marco, que nos observa atentamente,
y juro que veo una pequeña chispa de esperanza en sus ojos. Odio que
se desvanezca y que no pueda hacer nada para arreglarlo.
—Ya veo. —Luke se pasa la mano por el pelo corto y oscuro. —
Yo me encargo. Por ahora, los dos vendrán conmigo.
—No puedo. No lo entiendes. — le digo y clavo los talones.
—Ven aquí. — Me pone la mano suavemente en la espalda,
alejándonos de Marco. —No quiero tener que hacer esto, pero no me
estás dando muchas opciones.
—No puedes llamar a la policía. Mentiré. —sacude la cabeza y
veo que lo que digo lo está enojando.
—O vienes conmigo o me enfrentaré a tu padre. Lo haré todos
los días hasta que aceptes. En cualquier caso, tengo la sensación de
que no le va a gustar demasiado. Así que o vienes conmigo y te alejas
de él o me quedo aquí con ustedes. — Miro fijamente su intensa
mirada y sé que no está bromeando.
—Pero Marco... — le recuerdo. —Sería un secuestro.
—He dicho que yo me encargo. — Está tan seguro de sí mismo
que mi determinación empieza a desvanecerse.

Sotelo, gracias K. Cross


—Digamos que voy contigo. ¿Entonces qué?— Lo hace sonar tan
fácil, pero está lejos de serlo. La idea me hace morder mi labio inferior
entre los dientes.
—Te mantendré a salvo.
—Acabas de amenazarme. — señalo.
—Por tu maldito bien. — gruñe irritado. Luke intenta contener
su ira, pero veo que es porque está preocupado.
— ¿Por qué haces esto?
—No voy a enviarte de regreso a algún lugar donde vayas a salir
lastimada. O a casarte con algún imbécil que supongo que fue
segundo después de Paul. No quiero ni saber qué demonios es lo
segundo después de ese imbécil.
Se me escapa una carcajada, y sé que no tiene gracia, pero es
tan cierto. En este punto, es reír o llorar, y si puedo elegir, voy a reír.
— ¿Y qué? ¿Nos llevas lejos y salvas el día? — Vuelvo a reír y
niego.
—Sí. — Se inclina hacia mí con la expresión más seria que he
visto nunca. Se me cae la sonrisa y se me corta la respiración. —Eso
es exactamente lo que voy a hacer. Y nadie, ni siquiera tú, va a
impedírmelo.

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Capítulo 6
LUKE

—No puedes entrar con nosotros. — sisea Kelly en voz baja


cuando nos acercamos a su edificio.
—Te he dicho que no vas a entrar sola. — Estoy de acuerdo en
dejarla volver y coger algo de su casa, pero me niego a moverme de su
lado.
—Vámonos de aquí. — sugiere Marco, y Kelly lo mira fijamente.
—Necesito tomar algunas cosas.
—Sea lo que sea, puedo sustituirlo. — le digo, pero niega.
—Déjame entrar a recogerlo y luego vuelvo a salir. Si entramos
todos, es posible que las cosas se pongan feas. — Puedo ver el miedo
en sus ojos, por eso no la dejo entrar sola.
—Ni hablar. — le digo con firmeza. Mirando por el barrio, ya he
visto a unas cuantas personas observándonos. Tengo la sensación de
que si el padre de Kelly está en casa, ya sabe que estoy con ella. No
estoy dispuesto a dejarla entrar sin mí, y no estoy dispuesto a dejar a
Marco aquí solo si los dos entramos. —Somos los tres o ninguno. ¿Qué
va a ser?
Aprieta los labios con fuerza como si hubiera tomado una
decisión pero estuviera enojada por ello. —De acuerdo. Acabemos con
esto.
El edificio en el que vive no es muy bueno desde afuera, pero tan
pronto como cruzamos el umbral, puedo ver que se ha mantenido en

Sotelo, gracias K. Cross


pie. Hay unos cuantos chicos en la escalera que dejan de hablar al
verme y miran entre los tres.
—Hey, Marco. ¿Quién es el trajeado? — pregunta uno de los
tipos, pero Kelly empuja a Marco hacia el ascensor y los mira sin
responder.
Los tres nos quedamos en silencio mientras tomamos el ascensor
hasta el último piso y, una vez más, me sorprende lo bonito que es.
Desde el exterior del edificio, uno pensaría que se está cayendo, pero
tengo la sensación de que es por diseño. Parece que alguien no quiere
llamar la atención.
Kelly saca la llave y abre la puerta. Cuando entramos, no me
sorprende ver a un par de hombres sentados en el enorme sofá del
salón. El hombre mayor del sillón apenas mira a Kelly y Marco, pero
cuando sus ojos se posan en mí, se entrecierran.
— ¿Quién demonios es ese? — dice en voz lo suficientemente alta
como para llamar la atención de todos los presentes.
—Es un amigo mío. — La voz de Kelly es casi un susurro, y veo
que se pone delante de Marco para protegerlo.
Su padre se levanta y entonces me doy cuenta. Conozco a este
hombre. Mi mente trabaja rápidamente y entonces me toca a mí
ponerme delante de Marco y Kelly para protegerlos. Extiendo la mano
y pongo mi mejor sonrisa.
—Sr. Sledge, soy Luke Hannover, un buen amigo de Paul. —mira
mi mano con suspicacia mientras da un paso adelante, y después de
solo un segundo de vacilación la toma.
— ¿Conoces a Paul?— Mira a Kelly y, por el rabillo del ojo, la veo
mirar al suelo y asentir.
—Sí, trabajamos en lo mismo. — Me inclino más hacia él y hago
lo que puedo para tranquilizarlo. —Me dijo que podrías estar
interesado en hacer negocios.
Vince Sledge es uno de los mayores traficantes de drogas de la
ciudad, pero se las arregla para volar bajo el radar. Sobre todo porque
tiene un montón de policías corruptos en su bolsillo trasero. Mi
empresa ha tenido roces con algunos de sus clientes, y cuando estaba

Sotelo, gracias K. Cross


investigando a Paul, su nombre apareció. Nunca hice la conexión entre
Vince y Kelly porque no tienen el mismo apellido. Supuse que Paul se
había metido en problemas con él por dinero o drogas, pero no era por
eso por lo que lo estaba investigando. Fui contratado por el padre de
Paul para encontrar cualquier cosa delictiva dentro de la empresa. El
resto no parecía interesarle.
Juntar el compromiso de Kelly con Paul y su relación con Vince
Sledge tiene sentido ahora. Vince tenía algo que necesitaba de Paul y
estaba dispuesto a entregar a sus hijos para conseguirlo. Por lo que
sé, Paul falsificaba documentos para comprar propiedades y luego
ponía el dinero en una empresa fantasma en el extranjero. Estaba
blanqueando dinero, y estaría dispuesto a apostar que era para este
hijo de puta de aquí.
—Interesante. — Vince insinúa mientras suelta mi mano. —Oí
que Paul ya no estaba por aquí.
—Kelly, ¿puedes ayudarme con las tareas?— pregunta Marco, y
ella mira a su padre y espera.
—Anda. — le dice Vince. —Yo hablaré con tu amigo.
—Me gustaría. — le digo, y hace falta todo lo que hay en mí para
no darme la vuelta y ver cómo se marcha Kelly.
La oigo susurrar a Marco mientras salen de la habitación, pero
no capto lo que dice. Espero que consiga lo que necesite para que
podamos largarnos de aquí. No me gusta la mirada de los tres tipos
que siguen sentados en el sofá, pero que nos observan atentamente.
Una puerta se cierra detrás de mí e intento parecer relajado. —
Cómo iba diciendo, he hablado con Paul.
— ¿Cómo? — pregunta uno de los chicos del sofá, y cuando lo
miro, veo que tiene las pupilas tan dilatadas que sus ojos parecen
negros.
—Fui yo quien lo puso ahí.
—Sigue hablando. — me dice Vince mientras cruza los brazos
sobre el pecho. Veo el destello metálico en el interior de su chaqueta,
y soy consciente de que probablemente todos estén armados.

Sotelo, gracias K. Cross


—Dirijo la seguridad de la empresa financiera que Paul utilizaba
para ayudarte. — Si Vince está sorprendido por la información, no lo
demuestra. —No tuve ningún problema con lo que estaba haciendo.
De hecho, los dos hablamos de meterme en la acción.
Estoy trabajando sobre la marcha, pero tengo la sensación de
que Vince podría saber ya quién soy por Paul, y es mejor no mentir
sobre mis vínculos con él. También podría buscar mi nombre en
Internet y encontrar mi empresa. Está acostumbrado a tratar con
policías corruptos, así que ¿qué hay de malo en uno más?
— ¿Y quién demonios dijo que podías hacer eso? — El tipo del
sofá vuelve a preguntar, y me pregunto si es el nuevo tipo que se
supone que va a ocupar el lugar de Paul.
—Nadie. — De nuevo no me dirijo a él, sino que hablo
directamente a Vince. —Mi problema con Paul es que usaba la
mercancía consigo mismo. Tanto que se volvió descuidado.
Vince frunce los labios pero levanta la barbilla para que siga
hablando.
—Puedo conseguirte el mismo trato que él a mejor precio.
Conozco los entresijos de esa empresa y, mejor que Paul, sé cómo
cubrir mis huellas. Creo que tú y yo podríamos llegar a un acuerdo
beneficioso para ambas partes.
Vince ladea la cabeza, y no se me escapa su leve mirada hacia la
puerta por la que han entrado Kelly y Marco. —Entonces, ¿qué hay
para ti?
—Como he dicho, Paul y yo éramos amigos. — Hago un gesto
con la cabeza en la dirección detrás de mí. —Vi lo que obtuvo como
pago, y ahora que está fuera del camino, estoy buscando lo mismo.
—Ya está tomada. — dice el tipo del sofá, pero Vince lo ignora.
—Creo que podríamos llegar a algún tipo de acuerdo. — dice
Vince con frialdad. —Pero primero quiero ver el dinero.

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Capítulo 7
KELLY

— ¿Qué haces?— pregunta Marco cuando empujo mi pequeña


mesita de noche.
—Cogiendo papeles y dinero. — Con una lima de uñas metálica,
abro el zócalo y meto la mano en la pared. Empiezo a sacar bolsas
Ziplock con dinero, documentos importantes que podríamos necesitar
y algunas fotos.
Marco coge las bolsas y las inspecciona antes de meterlas en mi
bolso. He ahorrado todo lo que he podido limpiando casas desde que
mi padre nunca me dio dinero. Creo que me dejó trabajar para que me
mantuviera ocupada, pero no pensó que ganaría lo suficiente como
para hacer algo importante con ello. Puede que tenga razón porque no
estoy segura de hasta dónde nos llevará esto.
— ¿Debería hacer una maleta o algo?— Marco sigue mirando a
la puerta.
—No lo sé. — Vuelvo a colocar el zócalo y arreglo mi mesita de
noche para que todo esté en su lugar.
No estoy segura de lo que Luke le está diciendo ahí afuera a mi
padre, pero seguro que sabía quién era. Eso no puede ser bueno, y
ahora no sé qué pensar de Luke. En un segundo pienso que podría ser
un buen tipo, y al siguiente, le está dando la mano a mi padre...
— ¿Deberíamos salir corriendo?— Se acerca a la ventana.
—Esa escalera de incendios es una trampa mortal.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿De qué crees que están hablando? ¿Seguimos con él?— La
expresión de Marco está llena de esperanza.
—No lo sé. — vuelvo a decir y me siento en la cama. Marco se
sienta a mi lado y le agarro la mano.
—Odio esto. — resopla. —Lo odio.
—Yo también. — coincido, apretando su mano.
—Kelly. — Mi padre grita mi nombre desde el otro lado del piso
y se me revuelve el estómago. Odio cuando hace eso.
Me vuelvo a poner el bolso al hombro y le susurro a Marco: —
Quédate detrás de mí.
Salimos juntos y, cuando llegamos al salón, veo que todo el
mundo sigue ahí. Por suerte nadie sangra, así que eso es una ventaja.
Jackson parece enojado, y su cara redonda está enrojecida. Le sube
hasta las entradas y me recuerda a un dibujo animado.
—Ven conmigo —me ordena mi padre mientras se dirige a su
despacho. Miro a Luke, que me mira fijamente, pero su expresión es
ilegible. — ¡Ahora! — ladra mi padre, y salto, corriendo tras él.
— ¿Por qué no me hablaste de Luke?
—No sabía que debía hacerlo. — Para ser justos, solo lo había
visto una vez y, basándome en ese único encuentro, no creía que Paul
le importara.
—Le has caído bien. — Me agarra la barbilla con fuerza y me gira
la cara de un lado a otro. Es como si intentara ver por qué le intereso.
Necesito todo lo que hay en mí para no apartarle la mano de un
manotazo y mantener la calma. A veces creo que lo hace como un
desafío para ver si reacciono. Me agarra con más fuerza, pero no grito
de dolor. Después de un largo rato, por fin me suelta.
— ¿Puedo volver a mi habitación?
— ¿Te he despedido?
—No, padre. —Sonríe ante mi rápida respuesta y recuerdo
cuánto lo odio.

Sotelo, gracias K. Cross


—Vas a ir a entretener a este potencial nuevo prometido por la
noche.
Mierda, ¿se refiere a acostarse con Luke? Nunca dijo nada
parecido sobre Paul.
—Quiero que te acerques a él. Consigue toda la información que
puedas.
—De acuerdo. — acepto porque no tengo mucha elección. —
¿Puedo llevarme a Marco?
—No. — Niega.
Me resisto a volver a preguntar porque podría enojarlo y cambiar
de opinión sobre dejarme ir. No puedo dejar a Marco aquí con él, así
que intento ser sutil. —Ya conoces a Marco, es bueno siendo una
distracción. Es un niño; a la gente le gusta hablar con él. Podría
sacarle algo que yo no puedo.
Mi padre me mira durante un largo momento como si estuviera
sopesando su decisión. Sabe que si deja que Marco se vaya no podrá
controlarlo. Pero, por otro lado, si lo manda con él, puede que consiga
algo útil. No me sorprende cuando el dinero es lo que gana.
—Bien.
Llaman a la puerta del despacho y veo a Luke de pie.
— ¿Has terminado?— Los ojos de Luke permanecen en mi padre,
sin dedicarme una mirada. ¿Quién diablos es este hombre? ¿Sé
realmente qué podría estar buscando?
—Tráela antes de medianoche. — ordena mi padre mientras me
mira de arriba abajo como si fuera un preciado caballo con el que está
negociando.
Luke cruza los brazos sobre el pecho y suspira. — ¿Y si tengo el
dinero limpio transferido esta noche?
—Entonces puedes tenerla toda la noche. — Mi padre sonríe y
me dan ganas de vomitar. —Eso debería valer algo.
Luke no me mira mientras se aleja hacia la oficina y le tiende la
mano a mi padre. —Trato hecho.

Sotelo, gracias K. Cross


—Recuerda que si quieres más, mañana renegociaremos el
precio. — Le estrecha la mano y, una vez que han terminado, mi padre
me hace un gesto con la cabeza. —Ve con él.
— ¿Vamos?— Luke me conduce fuera del despacho sin esperar
mi respuesta.
En el salón, Marco está donde lo dejé, pero Jackson va de un
lado a otro. No me atrevo a mirarlo a los ojos y lo tomo de la mano.
—Vamos, Luke nos va a llevar fuera unas horas. — le digo, y la
decepción se dibuja en su cara.
Nadie dice una palabra cuando subimos al ascensor o cuando
salimos del edificio. Luke guarda silencio mientras nos lleva a su coche
calle abajo. Subimos y, en cuanto Luke se aleja del bordillo, Marco
habla.
— ¿Adónde vamos?
—A un lugar seguro.
Quiero creerle, pero era demasiado amigo de mi padre. Para mi
sorpresa, Luke toma la curva un poco bruscamente y luego acelera. El
sonido del motor es fuerte, y me agarro al pomo de la puerta.
— ¿Qué demonios?— Digo, y él vuelve a hacerlo antes de pasarse
un semáforo en amarillo justo cuando se pone en rojo.
—Asegurándome de que no nos siguen. — dice mientras mira
por el retrovisor. —Y no vas a volver esta noche.
— ¿Qué? ¿En serio?— Marco se levanta del asiento trasero.
—Ni mañana por la mañana. —Nuestros ojos se cruzan durante
un largo segundo antes de que los suyos vuelvan a la carretera.
—Sabe quién eres. — le recuerdo a Luke. Mi padre va a matarlo.
—Así es. — Luke se desliza entre varios coches antes de dar una
vuelta rápida y luego otra.
— ¡Esto es genial!— dice Marco emocionado. — ¿Cómo has
aprendido a conducir así? ¿Puedes enseñarme?
— ¡No!— espeto antes de que Luke pueda responder.

Sotelo, gracias K. Cross


—Es parte de mi trabajo.
— ¿Cómo ladrón?
—Nunca he robado nada en mi vida, dulzura. — Una sonrisa se
dibuja en sus labios. Quiero creerle, pero esto no es un cuento de
hadas. Los caballeros no vienen corriendo a salvar el día, y estoy
segura de que él tiene sus propios planes.
—Entonces, ¿qué vas a hacer con mi padre? No se lo tomará a
la ligera y no porque esté realmente preocupado por nosotros. Su ego
hará que te persiga.
—Yo hago la caza, Kelly. — Luke presiona un botón en el
salpicadero y teclea un código. Disminuye la velocidad al doblar otra
esquina y pierdo la noción de dónde estamos. Hay edificios por todas
partes y más adelante veo que se abre la puerta de un garaje. Luke
entra y la puerta ya se está cerrando detrás de nosotros. Estamos
encerrados al instante y todo se vuelve negro.
— ¿Dónde estamos?— pregunto, odiando la oscuridad.
Las luces se encienden y Luke abre la puerta. —En una de mis
casas de seguridad.
— ¿Eres como un espía o algo así?— pregunta Marco antes de
saltar. Voy tras él, pero la mano de Luke se posa en mi muslo y me
detiene.
—Mentí. — admite Luke.
Debería estar asustada, pero por alguna razón su tacto me
tranquiliza. — ¿Sobre qué mentiste?
—Que nunca he robado nada. — Se inclina hacia mí y veo cómo
se lame los labios. —Solo acabo de robarte.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 8
LUKE

El beso que le doy en los labios es rápido y, cuando me retiro,


parpadea sorprendida. No pensaba hacerlo, pero después de todo lo
que pasó con su padre, tuve que hacerlo. Estar ahí sin poder mirarla,
tocarla o consolarla era horrible, pero tenía que hacerlo. Tenía que
convencerlo de que podía dejarlos marchar a los dos sin montar una
escena.
Estaba dispuesto a luchar para salir de ahí, pero no estaba
dispuesto a poner a ninguno de los dos en el punto de mira. Ahora
que los tengo aquí, en un lugar seguro, puedo ponerme a trabajar para
desenredarlos a ambos de ese monstruo.
—Vamos, déjame mostrarte el lugar.
Marco ya ha entrado, pero le enseño a Kelly algunas cosas del
garaje antes de recorrer el resto. No dice mucho mientras le enseño la
cocina, el salón y los dormitorios. El piso es espacioso y
completamente privado, y aunque no es mi casa principal, he pasado
algún tiempo aquí.
—Hay un dormitorio y un baño privado con una zona de juegos
en el sótano, si crees que Marco estaría bien ahí abajo.
—Sí, de hecho creo que le encantaría. —me da una pequeña
sonrisa, y puedo ver que está dudando en tocar nada.
—La habitación principal está en este nivel y otra habitación más
pequeña arriba, pero es principalmente para almacenamiento.
Siéntete libre de mirar lo que haya ahí arriba y coger lo que necesites.

Sotelo, gracias K. Cross


—Gracias. —envuelve sus brazos alrededor de sí misma, y por
un segundo, creo que podría llorar.
—Hey. — Le tiendo las dos manos y me alegro cuando da un
paso hacia mí en lugar de alejarse. —Todo va a ir bien. ¿Lo entiendes?
Voy a mantenerlos a salvo a ti y a tu hermano.
—Parece una locura, pero es como si tuviera miedo de creerte.
—No suena loco en absoluto. Dale tiempo.
Apoya la cabeza en mi pecho y la beso mientras la aprieto contra
mí. Es muy asustadiza, pero en cuanto se derrite contra mí, noto cómo
se destensan sus músculos.
— ¿Tienes algo de comer por aquí? —pregunta Marco, y Kelly se
ríe.
Me tomo mi tiempo para soltarla antes de sonreírle. —Tengo
algunas cosas en el congelador. ¿Qué tal bocadillos de bagel?
—Ahora estamos hablando. — bromea Marco, y nos vamos todos
a la cocina.
Una vez caliento algunos bocadillos y busco bebidas en la
despensa. Hago una lista de lo que Kelly y Marco necesitan. Pienso ir
por comida y ropa mientras Kelly habla con el colegio de Marco. Dice
que puede entregar todo su trabajo por Internet y que no tendrá que
volver en persona de inmediato.
Marco y Kelly comparten algunas miradas cuando hablo de
planes a largo plazo, y odio que hayan pasado por tanto. Sé que con
el estilo de vida que han llevado, ver para creer. Tendrán que ver mis
acciones de protección antes de creer que están a salvo, y eso está
bien. Voy a hacer todo lo que pueda para asegurarme de que nunca
vuelvan a dudarlo.
—Tengo que hacer algunas llamadas mientras estoy fuera. — le
digo a Kelly mientras me preparo para salir. — ¿Recuerdas cómo poner
la alarma? — Cuando asiente, la tomo de la mano y tiro de ella hacia
el garaje conmigo. —Aquí estás a salvo. Todas las ventanas tienen
espejos para que no puedan vernos y las cerraduras están reforzadas.
Siéntanse como en casa y volveré pronto, ¿de acuerdo?
—No sé cómo agradecértelo.

Sotelo, gracias K. Cross


Mi cuerpo se acerca al suyo y ella tiene que inclinarse para
mirarme. —No tienes que hacer nada para agradecérmelo. — Le paso
la punta de los dedos por la barbilla y la mandíbula. —Lo único que
quiero es asegurarme de que no vuelvas a tener miedo.
—He tenido demasiado miedo para imaginarme cómo es eso. —
Sonríe y me inclino más hacia ella.
—Quizá sea hora de que empieces a imaginar algo más que no
tener miedo. — Mis labios rozan los suyos y noto su respiración
entrecortada. —Quizá sea hora de que empieces a imaginar lo que es
ser feliz.
Esta vez, cuando nuestros labios se rozan, no dudo en
profundizar el contacto. Llevo las manos a sus caderas y la aprieto
contra mí. Mi lengua se desliza contra la suya y gime en mi boca
mientras saboreo su dulzura. Sus labios son carnosos y suaves, y
gimo cuando sus dedos me agarran del pelo. Tira de mí para
acercarme y, antes de que me dé cuenta, le pongo las manos en el culo
y la levanto.
Sin pensarlo, la empujo contra la pared del garaje y abro más
sus piernas para que quepa mi bulto. Las palpitaciones de mis
pantalones se hacen sentir y me froto contra su suave calor para
aliviarme. Es inútil, porque por mucho que siga apretando, quiero
más. El beso, la necesidad, la pasión son tan intensos que no se
parecen a nada que haya sentido antes.
No sé cuánto tiempo estaremos así, pero cuando oigo a Marco
llamar a Kelly a lo lejos, vuelvo a la realidad.
Los dos respiramos con dificultad mientras ella me mira a través
de las pestañas. Tiene los labios hinchados y rosados, y las mejillas
un poco rojas por mi barba. Mis ojos recorren su cuerpo mientras la
bajo al suelo, y veo que sus pezones están duros y se clavan en su
camiseta. Joder, lo que daría por chupárselos hasta que se corriera.
— ¿Kelly?— Marco dice cuando se abre la puerta del garaje.
—Ya voy. Solo... despidiéndome de Luke. — Kelly parpadea un
par de veces y luego respira hondo.
—Oh, ¿puedes añadir Gatorade a la lista? — Marco dice, y
levanto la barbilla.

Sotelo, gracias K. Cross


—De acuerdo.
—Gracias, hombre. — Vuelve a entrar, y si sospechaba que
pasaba algo, está claro que no parece molestarle.
—Volveré pronto. — le digo y le acomodo un mechón de pelo
detrás de la oreja. Luego me agacho y le doy otro beso de despedida
no muy rápido. Claro que quiero más, pero si quiero conseguir algo,
tengo que controlarme.
—No tardes mucho. — me dice en voz baja, y veo la tímida
sonrisa en sus labios antes de volver corriendo al interior.
Maldita sea, tengo un problema. Debería estar totalmente
concentrado en lo que tengo que hacer a continuación, pero en lugar
de eso, solo puedo pensar en llevarla a la cama.
Quizá haya tiempo para las dos cosas.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 9
KELLY

¿Qué demonios ha sido eso? Me toco los labios y siento el beso


de Luke aún persistente ahí. No puedo creer lo que ha pasado.
— ¿Luke va a ser mi nuevo papi? — Una sonrisa malvada se
dibuja en la cara de Marco, y es algo adorable.
—Tú cállate. — Me aseguro de cerrar bien la puerta del garaje.
Después, compruebo también la alarma.
No sé qué nos depararán los próximos días. ¿Va a hacer Luke lo
que quiera mi padre o vamos a estar escondidos? Rezo para que no le
hagan daño por culpa del problema de mi familia.
—Me cae bien. — Marco se encoge de hombros. —Este lugar es
bastante rudo.
—Lenguaje. — lo regaño, y pone los ojos en blanco. No sé por
qué me molesto.
—Vamos a quedarnos aquí, ¿verdad? — Se mueve sobre sus
pies.
—Por ahora.
No quiero mentir. No estoy segura de lo que va a pasar, pero lo
que sí sé es que no pertenezco al mundo de Luke. Esto es diferente de
Paul. Él y yo estábamos fingiendo juntos, pero ese no es el caso ahora.
He metido a Luke en esto, y no puedo fingir lo que siento por él.
Pero ese beso... Tal vez él también sienta más.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Por qué tú cara se está poniendo rosa?
—No lo está.
Presiono mis mejillas con las palmas y noto lo calientes que
están. Maldita sea. No debería sorprenderme porque todo mi cuerpo
se iluminó como un árbol de Navidad cuando Luke me besó. He oído
a la gente decir que un beso puede dejarte sin aliento, pero nunca lo
había creído. Hasta ahora.
—No voy a llamarte la atención por el beso.
— ¡Ya lo has hecho! Dos veces. — señalo.
—Es mi deber de hermano.
— ¿Deber?— Le hago la misma mueca que él me hace siempre.
En realidad, probablemente lo aprendió de mí.
— ¿Mi derecho?
— ¿No tienes tareas?
—Por eso he venido a buscarte. Necesito ayuda.
—Muy bien. Vamos a ello. — Cuanto antes lo hagamos, antes
podré echar un vistazo a este lugar. Sigo a Marco escaleras abajo, y
cuando llego a la parte inferior de las escaleras del sótano, miro a mí
alrededor. —Wow. — Luke no bromeaba sobre la sala de juegos.
— ¿No es genial?— Marco coge una pelota de baloncesto y la
lanza al Pop-A-Shot.
—No rompas nada. — Me acerco y miro la máquina de pinball.
—La televisión es toda la pared. — Coge una tableta para
encenderla, pero se la quito.
—Primero las tareas y luego puedes jugar todo lo que quieras.
—De acuerdo. — suspira, cogiendo su mochila.
Durante la siguiente hora, le ayudo a repasar todo, y eso nos
mantiene ocupados a los dos. Por suerte, me olvido de mirar el reloj y
me pregunto cuándo volverá Luke.
— ¿Ya he terminado?— pregunta Marco, terminando el último
problema de matemáticas.

Sotelo, gracias K. Cross


—Sí. — Cierro el Chromebook por él y suspiro aliviada. ¿Por qué
demonios hay matemáticas nuevas? Las matemáticas antiguas
funcionaban bien. Incluso puedes ver las matemáticas antiguas en las
nuevas.
Marco coge la tableta para encender la pantalla gigante. Luego
se acomoda en uno de los sillones de cuero y lo veo jugar un rato.
Tiene que explicármelo todo y contarme la historia de cada juego. Es
adorable.
—Voy por un vaso de agua. — le digo antes de acariciarle la
cabeza y alisarle el pelo.
—Genial. —Bosteza y no me extrañaría que se desmayara en la
silla.
Vuelvo las escaleras y voy al dormitorio principal. Luke me dio
un recorrido rápido, pero no pude verlo realmente. Tal vez sea
entrometido, pero no debería dejarme sola con todas sus cosas si no
quiere que mire. No estoy segura de lo que espero encontrar, aparte
de algo que me diga más sobre Luke y sobre quién es. Mientras abro
armarios y armarios, no puedo evitar pensar que todo está
extremadamente bien organizado.
—No creo que esos te sirvan. — Me doy la vuelta y veo a Luke de
pie en la puerta del vestidor.
—Estaba... ah... — Me chupo los labios, recordando su sabor.
¿Se ha vuelto más sexy durante su ausencia? —Echando un vistazo.
— consigo decir. Vaya, Kelly, muy hábil. Luke inclina la cabeza hacia
un lado y juro que se resiste a sonreír.
—Te presto una camiseta si quieres algo para dormir. — recoge
una y sale del armario. Lo sigo al dormitorio y la tira sobre la enorme
cama. ¿Quién necesita una cama tan grande? —Puedes cambiarte
luego, pero ahora tengo que darte de comer. — Me agarra la muñeca
y siento su pulgar yendo y viniendo, acariciándome suavemente.
—No soy mala cocinera. Podría prepararte algo. Y se me da muy
bien limpiar. Puedo fregar un inodoro como nadie. — Bien hecho,
Kelly, deja que te imagine fregando retretes para enamorarlo. Seguro
que ahora se muere por besarme.
—No hace falta que limpies. — dice cuando llegamos a la cocina.

Sotelo, gracias K. Cross


—Este lugar está bastante impecable. — Miro a mi alrededor. —
Pero me gustaría ayudar. No quiero ser una inútil y tiene que haber
algo que pueda hacer.
—Ayudarás manteniendo tu dulce trasero dentro de este lugar
donde estás a salvo.
—Gracias. — vuelvo a decir. —Llevo tanto tiempo intentando
encontrar una salida para Marco. No podía quedarme de brazos
cruzados y ver cómo mi padre lo arrastraba a ese mundo.
— ¿Y qué hay de ti?
— ¿Qué quieres decir?
Sacude la cabeza. —No puedo creer que Paul casi te tuviera para
él solo.
Me muerdo el interior de la mejilla porque no estoy segura de
cómo responder a eso. Luke me suelta y saca envases de una bolsa
marrón. También veo una pila de comestibles en la encimera de la
cocina.
—Deja que te ayude. — Intento coger una de las bolsas, pero
Luke me toma de la mano y saca un taburete.
—Siéntate. — ordena y luego espera a que tome asiento.
—Eres un mandón.
Saca un plato para poner la comida y se encoge de hombros. —
Cuando tengo que serlo.
— ¿Cómo fueron tus llamadas?— pregunto, buscando
información.
—No nos preocupemos de eso esta noche. — Me pone el plato
adelante y hay un filete gigante con una papa asada y macarrones.
—Esto es mucha comida. — le digo, y entonces veo que me está
untando un panecillo con mantequilla. Cuando lo añade al plato, me
río. —No puedo comer todo esto.
—Entonces nada de postre. — Me guiña un ojo.
—Hey. — Finjo hacer un puchero y se encoge de hombros.

Sotelo, gracias K. Cross


—Sé buena y come. — Señala mi plato y el resto de los
recipientes. —Tengo más para Marco cuando esté listo.
Cojo el tenedor y pico mientras Luke guarda el resto de la
comida. Para ser tan corpulento, se mueve con rapidez y precisión.
Entonces recuerdo con qué facilidad me leyó en el coche el primer día
que lo conocí.
Puede que aún no sepa quién es realmente Luke, pero está claro
que sabe lo que hace y que probablemente va tres pasos por delante
de todos nosotros.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 10
LUKE

Después de que Kelly cenara, le dije que fuera a ducharse


mientras yo le llevaba la comida a Marco. Acabamos jugando un rato
y me hizo algunas preguntas sobre mi trabajo. Es un chico inteligente
y me di cuenta de que entiende mucho más de lo que se cree. Bueno,
tal vez no Kelly. Está claro que ella piensa que es el mejor chico del
mundo, y hasta ahora no puedo estar en desacuerdo.
Después de comer y hablar, apenas puede mantener los ojos
abiertos. Me da las buenas noches mientras subo las escaleras de
regreso a la planta principal y pongo la alarma de nuevo. Hay un
sistema extra que me gusta poner por la noche y que se activa por
movimiento en toda la casa.
En la planta superior hay habitaciones libres, pero ninguna de
ellas tiene cama. Esta no es mi residencia a tiempo completo, así que
no la tengo preparada para que se quede más de una o dos personas.
Eso significa que esta noche me toca el sofá, pero antes quiero ver
cómo está Kelly.
Cuando abro la puerta del dormitorio, me sorprende verla aún
despierta. La lámpara de la mesita está encendida y está sentada
leyendo un libro.
— ¿Qué tienes ahí? —pregunto, y ella levanta la vista.
—Oh, lo siento. — Lo cierra, pero la detengo.
—No lo sientas. Puedes tener lo que quieras. — No me pierdo la
forma en que sus ojos recorren mi cuerpo antes de levantar el libro.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿De quién es?
Ladeo la cabeza para leer el título y sonrío. —Es mío.
— ¿Te gusta Harry Potter? —Me mira escéptica mientras me
acerco a la cómoda y tomo unos pantalones de pijama.
— ¿A quién no? —Cuando vuelvo a mirarla, me doy cuenta de
que lleva puesta la camiseta que le he sacado antes.
—Supongo que yo. —Se encoge de hombros. —Nunca lo he leído.
No teníamos muchos libros en casa. Aunque estoy segura de que no
es una gran sorpresa.
Me acerco al armario y me quito la camiseta. Siento sus ojos
clavados en mí mientras la tiro al cesto y me desabrocho los
pantalones. Cuando miro por encima del hombro, veo que se aparta
rápidamente antes de que me los quite y me ponga el pijama.
—Fue una de las primeras cosas que recuerdo haber leído en mi
casa de acogida. — digo mientras vuelvo a acercarme a la cama.
— ¿Estuviste en una casa de acogida? — Asiento y pone una
mirada triste. —Lo siento.
—No lo sientas. Me fue muy bien en los lugares donde estuve. El
primer hogar tenía un montón de libros y recuerdo que me dijeron que
podía tener todos los que quisiera. No leía mucho, así que cogía el
primero que veía. No tenían televisión, así que no había mucho más
que hacer.
— ¿Qué pasó con tus padres?— Kelly pregunta en voz baja, y
decido tirar la cautela al viento y estirarme en la cama a su lado.
Ella sigue metida bajo las mantas mientras yo estoy tumbado
encima, así que eso hace que esto no tenga nada de sexual. Al menos,
eso es lo que me digo a mí mismo.
—Mi mamá biológica murió justo después de que yo naciera, y
entré en el sistema. Mi padre biológico estuvo entrando y saliendo de
la cárcel hasta que murió hace unos años. Nada especial.
—Me suena. — Se pone de lado para mirarme y nos quedamos
mirándonos durante un largo rato. — ¿Me dirás a quién tuviste que
llamar antes?

Sotelo, gracias K. Cross


—A mi hermano adoptivo Maxim. Hizo algunos trabajos de datos
para mí en el pasado, y le pedí ayuda. Hizo que pareciera que la
transacción había tenido lugar. No iba a darle el dinero a tu padre,
pero él hizo que pareciera que sí. Te da un respiro.
Como si fuera una señal, deja escapar un profundo suspiro. —
Gracias. Por todo esto.
—También llamé a Bruce y Katherine. Les conté la verdad sobre
Paul y tú.
—Oh no, Luke, tú...
—Tenía que pasar. — le digo y extiendo la mano para cogerla.
Veo la preocupación en sus ojos, pero le rozo la muñeca con el pulgar
y se relaja. —Tienen que poder protegerse de lo que Paul te ha metido.
—Sé que tienes razón, pero odio que piensen mal de mí. Fueron
tan amables y lo único que hice fue mentirles. — Se muerde el labio
inferior antes de que sus ojos se encuentren con los míos. — ¿Eso me
convierte en una persona terrible?
—No. —La acerco más a mí y le acaricio la mejilla. —Estabas
haciendo lo que necesitabas para sobrevivir. Protegías a Marco y a ti
misma, y eso nunca está mal.
—Estás siendo demasiado amable conmigo.
Sacudo la cabeza mientras rozo la suave piel de su mandíbula.
—Tengo la sensación de que ha pasado tanto tiempo desde que alguien
se preocupó por ti que has olvidado lo que se siente.
—Tal vez. —Me mira a los ojos y algo pasa entre nosotros. Algo
estremecedor.
—Si me dejas, te lo recordaré.
—Luke. — susurra antes de que coloque mis labios sobre los
suyos.
Esta vez cuando nos besamos es tan tierno que parece que estoy
sellando mis palabras entre nosotros. Es un voto que deposito en su
alma y que cumpliré todos los días de mi vida. No sé cómo ha sido tan
rápido, pero en cuanto la vi, supe que era la elegida. Nadie antes que
ella me había hecho sentir así, y ya sé que pasaré el resto de mi vida

Sotelo, gracias K. Cross


amándola solo a ella. Es demasiado pronto para decirlo en voz alta,
pero puedo demostrárselo.
—Déjame besarte. — digo contra sus labios, y sonríe.
— ¿No es eso lo que estás haciendo?
Mis labios recorren su cuello mientras mi mano se desliza hasta
su muslo desnudo. —Déjame besarte por todas partes.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 11
KELLY

—Luke. — Susurro su nombre mientras engancha sus dedos en


mis bragas. Hay un zumbido bajo desde lo más profundo de mí que
empieza a convertirse en un latido. Las bragas se me pegan al sexo
descaradamente y quiero apretar los muslos. No sé si es para ocultarlo
o para aliviar un poco el dolor que no deja de crecer.
—Necesito las palabras, dulzura. — Los dedos que tiene dentro
de mis bragas me acarician lentamente de un lado a otro, esperando
a que me entregue a él. —Dámelas.
¿Puedo? Lo deseo con todas mis fuerzas. Vuelve a besarme el
cuello, pero esta vez abre la boca y chupa. Su lengua me acaricia al
mismo tiempo, y estoy lista.
— ¡Sí!— Sonríe contra mi cuello. —Por favor, Luke.
—Buena chica. — Luke besa el lugar donde se aferró, y me
pregunto si dejó una marca. ¿Qué significa si espero que lo haya
hecho? No tengo mucho tiempo para preguntármelo cuando su
enorme cuerpo se desliza por el mío.
Me quita las bragas y luego me quita la camiseta. No me doy
cuenta de sus intenciones hasta que me deja completamente desnuda
en su cama en cuestión de segundos.
Hundo los dientes en el labio inferior cuando Luke se arrodilla
entre mis muslos. Nunca he estado desnuda delante de otra persona,
y la forma en que sus ojos me recorren es como un contacto físico. La
forma en que me mira con tanto deseo hace que me relaje.

Sotelo, gracias K. Cross


Entonces sus ojos se desvían y su expresión cambia. Luke frunce
el ceño y se tensa. Está enojado, pero cuando intento cubrirme, sus
movimientos son más rápidos y me detiene.
—No lo hagas. — Me retira suavemente las manos y, al hacerlo,
gira la cabeza para besarme el moretón del antebrazo.
Es entonces cuando me doy cuenta de que me había olvidado de
ellos. Él ha hecho que sea fácil olvidarse de muchas cosas.
—Nunca volverá a tocarte. — me promete Luke, y tengo tantas
ganas de creerle.
Me besa el moretón del costado que me sube por las costillas y
siento que me lo besa suavemente. Cierro los ojos, luchando contra
las lágrimas. ¿Quién demonios es este hombre?
—Ábrelos, dulzura. — Quiero hacerlo, pero por alguna razón no
puedo. Acerca su boca a mis labios en un suave beso y susurra contra
ellos. —Ábrelos, dulzura. — vuelve a decir. —Quiero que veas cómo te
cuido. — Otro beso se encuentra con mis labios. —Amarte. — Al oír la
palabra “amor” abro los ojos y veo que una sonrisa lenta y sexy se
dibuja en los labios de Luke. —Ahí lo tienes.
Veo cómo Luke desciende por mi cuerpo y sus grandes manos
me acarician los pechos. Me quedo sin aliento cuando su boca rodea
uno de mis pezones y lo succiona. Su lengua lo acaricia y me resisto
a gemir. Mis pezones se endurecen bajo su atención, y no tenía ni idea
de que pudiera sentirme tan bien. Mueve la boca hacia el otro pezón y
le dedica la misma atención.
—Cada parte de ti es dulce. Apuesto a que eres dulce en todas
partes. — Nos miramos fijamente mientras baja. —Pero tendré que
comprobarlo por mí mismo.
Me agarro con fuerza a las sábanas y lucho con mi cuerpo. Una
parte de mí quiere cerrar las piernas por timidez, pero las partes más
exigentes quieren que abra más los muslos y deje que él se encargue
de la palpitación necesitada. Quiero esto. No, lo necesito. Lo necesito.
Luke se toma su tiempo para besarme el estómago y las caderas.
Es un hombre de palabra y no deja lugar sin tocar. Me veo obligada a
separar las rodillas para dejar espacio a sus anchos hombros. Llena
todo el espacio y es lo único que puedo ver.

Sotelo, gracias K. Cross


Cuando llega a la parte superior de mi sexo, casi cierro los ojos,
pero entonces sus ojos parpadean para encontrarse con los míos. Es
como si supiera lo que estoy a punto de hacer.
—Quédate conmigo. — dice, con voz grave y áspera.

Para siempre, grita mi mente.


Sus manos se deslizan hasta la parte exterior de mis muslos y
los sujetan con firmeza. Me dedica otra de sus sonrisas, esta vez
maliciosa, antes de que su boca descienda sobre mí.
— ¡Luke!— Jadeo mientras mis caderas intentan agitarse. El
agarre de Luke me mantiene sujeta a la cama y no puedo moverme ni
un milímetro.
Su boca cubre mi clítoris, y cuando lo chupa, no puedo respirar.
Un orgasmo surge de la nada y grito su nombre. No se detiene, sino
que empieza a explorarme lentamente mientras yo lucho por respirar.
El orgasmo sigue cosquilleándome el cuerpo y mi necesidad no ha
disminuido.
—Tu coño es tan dulce como el resto de ti, pero tu orgasmo es lo
mejor que he probado nunca. — Me da una larga lamida en el coño.
Estoy segura de que verlo devorarme podría hacer que me corriera otra
vez. —Quiero otro.
Las manos de Luke se deslizan bajo mi culo y me levanta de la
cama. Me lame más abajo, metiendo su lengua dentro de mí, y quiero
gritar.
—Oh Dios. — Me mete y saca la lengua y estoy al borde de la
locura. —Luke, por favor.
El placer crece, pero el dolor es peor esta vez. Gime contra mi
sexo y saca la lengua de mala gana antes de aplastarla y deslizarla
sobre mi clítoris. No hace falta más. Una y otra vez me catapulta al
borde del orgasmo. Canto su nombre como una plegaria mientras el
placer me consume.
— ¿Estás conmigo, dulzura?— Luke me susurra al oído, y giro
la cabeza para encontrarlo a mi lado.

Sotelo, gracias K. Cross


No me había dado cuenta de que se había movido. Debía de estar
tan abrumada por el placer que me olvidé de todo lo que me rodeaba.
Creo que nunca me había dejado llevar tanto.
—Estoy contigo. — Una sonrisa me roza los labios. — ¿Por qué
me llamas dulzura? — En lugar de decir nada, me besa. Cuando su
lengua se desliza en mi boca, puedo saborearme en él. —Eso no es
una respuesta.
—Lo ha sido. —Estoy segura de que mi cara se pone roja, pero
vuelve a besarme. —Ahora duerme un poco.
Luke me estrecha en sus brazos y me derrito contra él.
—Mmm bien. — es todo lo que consigo decir mientras el
cansancio se apodera de mí.
Los demás acontecimientos de hoy están completamente
olvidados por ahora, y creo que ese podría haber sido el plan de Luke
desde el principio.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 12
LUKE

—No estoy tan segura de que debas irte. — dice Kelly después de
que coja su plato del desayuno y lo cargue en el lavavajillas.
—No hay nada de qué preocuparse. — Intento tranquilizarla,
pero por la mirada de sus ojos no funciona. —Escucha, esto tiene que
pasar. ¿Qué sentido tenía sacarte de ahí si solo es para encerrarte en
otra prisión?
—Quizá me guste esta prisión. —se encoge de hombros y veo
cómo mi camiseta se desliza hacia abajo para dejar al descubierto una
piel tersa y suave. Ve mi reacción y se sonroja.
Sé que está pensando en anoche y esta mañana. La desperté con
mi cara entre sus piernas y los dos nos corrimos a la vez. Lástima que
me haya corrido en ropa interior en vez de en su coño caliente.
—Me gusta que estés conmigo. — Cuando me acerco al taburete
en el que está sentada, la hago separar las rodillas para que pueda
moverme entre ellas. —Pero quiero que Marco y tú puedan vivir la vida
que sueñan. No una en la que siempre estén mirando por encima del
hombro.
— ¿Y qué hay de ti?— Sus dedos suben por mi camisa y juega
con los botones.
—Lo siento, dulzura, pero no te librarás de mí tan fácilmente. —
Le agarro la mano y me llevo los dedos a la boca, mordiendo la punta
y lamiendo el mismo punto. Sus labios se separan y me inclino para
darle un beso.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Lo dices en serio? —Hay tanta esperanza en sus ojos, y
recuerdo por milésima vez que nunca ha tenido a nadie que la proteja.
—Lo digo en serio. —La beso una vez más y me obligo a dar un
paso atrás. —Volveré antes de que te des cuenta.
— ¿Me dirás al menos qué estás haciendo?
Cojo las llaves del coche y me doy la vuelta por última vez. —
Cuanto menos sepas, mejor. Pero tengo gente preparada por si algo
sale mal. Volveré en cuanto pueda. Hasta entonces, Marco y tú pueden
pasar el rato.
Se baja del taburete y se apresura a darme un abrazo. —Vuelve
sano y salvo, ¿de acuerdo?
—Siempre volveré contigo. — le digo y le beso la cabeza.
Me suelta y tengo un momento de duda en el que quiero
echármela al hombro y volver a la cama, pero no puedo. Después de
hablar con Maxim ayer, sabía que no tenía mucho tiempo antes de
que descubrieran que la transferencia era falsa. Nos dio tiempo
suficiente para que Kelly y Marco pudieran estar en cualquier parte
del mundo aunque no estén demasiado lejos. Es arriesgado para mí
salir y reunirme con su padre, pero es importante encerrarlo.
Maxim trabaja en la clandestinidad y tiene contactos con los
federales. A veces lo contratan para obtener información o para
ayudarles a resolver un caso, pero la mayoría de las veces permanece
en la clandestinidad. Aceptó reunirse conmigo y visitar a Vince Sledge.
Teóricamente tenemos suficientes pruebas contra él para conseguir
una orden de registro. Pero Sledge es un cabrón escurridizo, y tiene
suficientes policías que podrían manipular mal las pruebas.
Necesitamos algo concreto, y creo que conseguir una confesión
grabada es nuestra mejor apuesta.
Una vez que salgo de casa, tomo el camino largo para salir de la
ciudad y luego vuelvo por otra ruta. Soy cauteloso porque no estoy
dispuesto a arriesgar la seguridad de Kelly y Marco.
Maxim me espera en la esquina cuando me detengo. Se sube y
repasamos el plan mientras me pone un micrófono oculto en la
chaqueta. Luego cruzamos la ciudad y llamamos a Vince. Contesta al
primer timbrazo, pero no habla enseguida.

Sotelo, gracias K. Cross


—Nos vemos en el Daily Diner de Lennox. — le digo y oigo a
alguien murmurar al otro lado como si hubiera tapado el teléfono.
—Si no tienes a mis hijos contigo, entonces sabes lo que eso
significa para ti, ¿verdad? — La voz fría de Vince no deja lugar a malas
interpretaciones.
—Me adelantaré y te ahorraré el suspense. No están conmigo y
no se unirán a nosotros. — Maxim me lanza una mirada desde el
asiento del copiloto, pero lo ignoro. —Nos vemos en diez. — Sin esperar
respuesta, cuelgo.
—No hay necesidad de enojar al león antes de entrar en la jaula
con él. — dice Maxim.
—Si está enojado, no está prestando atención a lo que pasa a su
alrededor. El enojo es bueno.
—En mi línea de trabajo, enojado te disparan.
—Es un riesgo que estoy dispuesto a correr. — admito.
—Ella debe ser algo especial. — Maxim me mira con ojos nuevos,
y yo le sonrío y asiento. —Joder, nunca pensé que llegaría el día.
— ¿Qué? Tenía que sentar cabeza en algún momento. — Maxim
ya sacude la cabeza.
—Yo no, hermano. Esta vida no está hecha para dos.
—Hmmm. — digo mientras giro a Lennox. Pienso en la diferencia
entre Maxim y yo, y no estamos tan lejos. Solo el trabajo de seguridad
que hago es todo legal y abierto. Lo que él hace es en secreto y con lo
peor de lo peor. Puedo ver por qué no querría meter a alguien en eso.
Pero al mismo tiempo, pienso en todas las formas en que cuidar de
Kelly y Marco es mucho mejor. Puedo mantenerlos más seguros que
nadie, y podrán vivir sus mejores vidas. Abro la boca para decirle todo
eso a Maxim, pero me detiene mientras señala la cafetería.
—Parece que están aquí.
—Mierda. —Esperaba llegar antes que ellos, pero cuando me
acerco a la acera, veo a Vince y a su mano derecha matón Jackson.
Esto es lo que pasa con el estilo de crimen organizado de Vince.
Lo mantiene local, pero no hay lealtad como en las grandes mafias de

Sotelo, gracias K. Cross


otras ciudades. Vince tiene una persona en línea detrás de él para
tomar el relevo, así que si cortas la cabeza de la serpiente, solo queda
una araña de la que deshacerse. Si los dos fueran eliminados, toda la
operación se disolvería. La única razón por la que ha durado tanto es
porque Vince es un hombre sin escrúpulos. Haría cualquier cosa,
incluso vender a su propia hija, para salir adelante. La gente teme ese
nivel de avaricia y se mantiene lejos. Por eso tiene que caer, y rápido.
— ¿En qué demonios me has metido?— Maxim dice en voz baja
cuando entramos en la cafetería.
—Solo unos pancakes con un poco de engaño. ¿Tienes hambre?

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 13
KELLY

Me quedo mirando la puerta, odiando que Luke tenga que


ponerse en peligro por nosotros. Ojalá pudiera hacer algo, pero mi
único plan siempre ha sido huir. No hay forma de que pueda
enfrentarme a mi padre. También soy consciente de que cuanto mayor
se haga Marco, más podría contraatacar en mi nombre. Eso sería tan
malo como que nuestro padre lo tomara bajo su protección. La idea
me revuelve el estómago.
Puede que sea egoísta, pero quiero tanto a Luke que ahora no
quiero huir. No estoy segura de lo que esto significa para él y de si está
siendo un buen hombre y ayudándonos. Cuando anoche lo vi jugando
a videojuegos con Marco, se me derritió el corazón. Luego, esta
mañana, he sido testigo de las bromas y la facilidad con la que todos
estábamos juntos en la cocina. Me ha hecho añorar una vida normal.
Por no hablar de anoche, cuando estaba en la cama con Luke.
El calor y el deseo se agitaron en mi interior de una forma que nunca
creí posible. Pensar en ello incluso ahora me pone caliente. Luke abrió
puertas dentro de mí que no sabía que estaban ahí, pero en el fondo
de mi mente, me preguntaba por qué no hacía más. Sé que en el fondo
de mi alma lo habría dejado. Esta mañana se levantó antes de que
pudiera intentar devolverle el favor. No es que sepa cómo, pero podría
imaginármelo. He leído libros sucios, así que sé algunas cosas. Quizá
debería contarle mi falta de experiencia.
—Tu cara está haciendo esa cosa rara otra vez. — La voz de
Marco desvía mi atención de la puerta y de mis sucios pensamientos.

Sotelo, gracias K. Cross


Pongo los ojos en blanco. Cuando vino de desayunar, dijo que
parecía que tenía corazones en los ojos. Lo fulmino con la mirada, pero
Luke sonríe y me guiña un ojo.
— ¿Has empezado las tareas?— Cambio de tema, no quiero que
me pregunte qué pasa con Luke. También porque tampoco estoy del
todo segura.
—Voy por algo de beber. — toma un Gatorade de la nevera. —
Sabes que te estoy tomando el pelo, ¿verdad?— Marco se apoya en la
encimera a mi lado. —Hacía tiempo que no te veía sonreír tanto.
No me había dado cuenta de que lo había hecho ni de que Marco
era lo bastante mayor para darse cuenta de cosas así.
Me inclino y le beso la mejilla. —Disfruto con tus bromas. Ahora
ve a hacer tus tareas para que tengas el día libre.
—De acuerdo. — resopla, pero lo sorprendo sonriendo al pasar
junto a mí.
—Te quiero. — le digo.
—Te quiero... — La voz de Marco se corta y oigo un fuerte golpe.
Salto del taburete y corro hacia él.
— ¡Marco!— Lo primero que pienso es que se ha caído por las
escaleras.
— ¡Mierda! — grita, y corro hacia la esquina para verlo tumbado
en el suelo y con la esquina de la alfombra levantada.
— ¿Estás bien?— Me agacho a su lado y él se da la vuelta,
sujetándose la muñeca izquierda junto al pecho.
—Creo que está rota. — Sus ojos se llenan de lágrimas mientras
su cara se contrae de dolor. Intento mirarla lo mejor que puedo, pero
ya está hinchada. —Duele jodidamente.
— ¿Ves? Ahora es cuando maldices. — le digo, intentando que
deje de pensar en el dolor. Marco me dedica una media sonrisa y luego
sisea con los dientes apretados.
Lo ayudo a ponerse en pie y lo llevo a la cocina para que se ponga
algo frío encima. Busco ibuprofeno para aliviar la hinchazón y el dolor,
y me pregunto qué hacer. La hinchazón empeora por momentos y

Sotelo, gracias K. Cross


tengo que admitir que podría estar roto. No tengo forma de contactar
con Luke, y no me ha dicho cuándo volverá.
Si nadie sabe que estamos aquí, ¿estaría bien ir a un centro de
urgencias? Si vamos directamente y volvemos, entonces tenemos una
oportunidad de hacer esto sin ser detectados. Mirando el brazo de
Marco y viendo cuánto le duele, no tengo elección. Tengo que hacerlo.
Le dejo una nota a Luke con mi número de móvil antes de salir
corriendo y pedir un taxi. Por suerte, hay un centro de urgencias cerca
y el taxi nos lleva rápidamente.
—Vamos. — Ayudo a Marco a salir del coche y me detengo en
seco al girarme y toparme con una mujer pequeña.
—Oopsie-daisy. — canta y me dedica una sonrisa radiante con
dos hoyuelos.
—Lo siento mucho. —Tiene suerte de que no la haya golpeado
en el culo.
—No te preocupes. —Se hace a un lado para que Marco y yo
podamos pasar por la acera para entrar en urgencias.
Apenas hay nadie en el vestíbulo, así que no tenemos que
esperar mucho antes de que nos lleven de regreso y le hagan una
radiografía. Cuando termina nos dicen que solo es un esguince, pero
lo vendan para que no se tuerza.
— ¿Esto me libra de las tareas? — bromea Marco.
—Quizá. — respondo distraídamente, intentando encontrar mi
bolsa de plástico con dinero dentro del bolso para poder pagar la
factura. No estoy segura de querer saber cuánto va a costar esto. —
Mierda.
— ¿Qué?— pregunta Marco.
Antes de que pueda responder, se abre la puerta de la consulta
y levanto la vista pensando que será la enfermera. Para mi horror son
dos de los hombres de mi padre, Stoker y Grant. Se me encoge el
corazón. A Marco se le va la sangre de la cara y parece ceniciento.
—Silencio. — ordena Stoker y señala la puerta con la cabeza. —
Vamos.

Sotelo, gracias K. Cross


Sabiendo que no tenemos elección, hacemos lo que nos dicen.
Grant nos señala la parte trasera de la clínica y, cuando llegamos a la
salida, la empuja para abrir el callejón trasero.
Apenas hemos cruzado el umbral cuando Grant suelta un fuerte
gruñido y casi me cae encima. Mi instinto me lleva a proteger a Marco,
así que lo agarro de la camisa y tiro de él. Grant cae al suelo mientras
Stoker saca su pistola y apunta a la mujer que está junto a la puerta.
Era la mujer con la que casi choco al salir del taxi. Levanta las manos
y me doy cuenta de que sus uñas de color rosa brillante contrastan
con el tubo de metal que lleva en la mano. Deja caer el tubo de la mano
y Grant gime.
— ¿Qué demonios?
—Pensé que lo noquearía. — resopla ella con un puchero.
—Levántate, no tenemos tiempo para esto. — le dice Stoker a
Grant, que se pone en pie drogado. La sangre le gotea de la ceja
mientras da unos pasos tambaleantes e intenta agarrar a la mujer que
lo golpeó.
Ella no se aleja de él lo bastante rápido y Grant consigue agarrar
su larga trenza. La tira hacia atrás, y su enorme bolso, que podría
pesar más que ella, cae al suelo. Mi bolsa de plástico con dinero se
escurre y pienso en el momento en que me encontré con ella. ¿Me la
habrá robado? Todo ha sido muy rápido, pero podría haberlo cogido
fácilmente mientras yo me disculpaba.
—Pequeña perra. — Grant la sostiene más cerca, y ella deja
escapar un gemido. —Vas a pagar por eso.
—Más tarde. — ladra Stoker. —Todos al puto coche. El jefe está
esperando.
Marco y yo entramos, y Grant empuja a la mujer con nosotros.
—Me robaste el dinero. — le digo en voz baja mientras se vuelve
a trenzar el pelo.
Sus ojos se abren de par en par y me recuerdan a una cierva en
los faros. Su expresión es inocente y, si no hubiera visto el bolso,
podría pensar que lo es.
¿Quién demonios es ella?

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 14
LUKE

— ¿Crees que traerme a un restaurante lleno de gente impedirá


que te mate? — Vince me mira con sus ojos fríos mientras me siento
frente a él. Tiene a Jackson sentado a su derecha, y Maxim está
sentado justo enfrente de él.
Mirando hacia el fondo de la sala, veo a algunos de sus hombres
apostados junto a la salida, y no me sorprendería que hubiera un par
más delante ahora que hemos entrado.
—No creo que te detenga. — digo con firmeza. —Pero creo que
sería todo un desastre limpiarlo. — Señalo con la cabeza el edificio de
enfrente. —Sobre todo porque es martes.
Mientras estamos aquí sentados, el juzgado del otro lado de la
calle se abre y hay gente formando cola. Es el día más concurrido de
la semana porque los martes es cuando la gente viene a pagar sus
multas de estacionamiento. Por mucho que Vince Sledge piense que
es el dueño de esta ciudad, hay demasiados ojos para que haga un
movimiento. Tiene policías corruptos y drogadictos en su bolsillo
trasero. Tiene armas de alquiler de su lado. Lo que no tiene son cientos
de personas normales que tienen multas de estacionamiento por toda
la ciudad. No es gente de su barrio, y veo cómo se da cuenta.
Su cara se afloja y luego se endurece de nuevo mientras me mira
fijamente. —Pues ve al puto grano.
Ahora mismo, necesito que admita sus crímenes. Necesito
pruebas contundentes que lo relacionen con las drogas que trafica, el

Sotelo, gracias K. Cross


dinero que blanquea y la gente con la que trafica. Si no puedo
conseguir que se grabe incriminándose, entonces toda esta reunión y
yo mostrando mi mano no ha servido para nada.
—Creo que aún hay forma de que hagamos un trato.
Suelta una carcajada y sacude la cabeza. —Tuviste tu
oportunidad.
—Demostré que puedo descifrar tus finanzas. — le digo, y él
vacila. —Vi los libros y lo que Paul hizo por ti.
— ¿Y?
—Así que tal vez si guardo silencio sobre eso, dejas a Kelly y
Marco en paz.
—De ninguna manera. — Es arrogante al pensar que es
intocable.
— ¿Por qué? Podría tan fácilmente blanquear tu dinero como
hizo Paul. ¿O era la adquisición de propiedades lo que te interesaba
más?— Paul falsificaba documentos a nombre de su padre para poder
comprar propiedades con el dinero de Vince. Luego vendía las
propiedades y ponía el dinero en cuentas en el extranjero. —Tengo el
capital para mantener esa línea de negocio para ti. Solo necesito que
me digas lo que quieres.
Vince se queda callado por un largo momento antes de mirar a
Maxim. — ¿Y por qué está aquí?
—Mi alegre disposición. — responde fríamente Maxim, y me dan
ganas de reír.
—Maxim también es inversor. — Técnicamente no es mentira.
En su día invirtió en mi empresa de seguridad.
— ¿Por qué debería confiar en ti? Ya me has traicionado y te has
llevado a mis hijos. — Vince me devuelve la mirada.
—Porque tú más que nadie deberías saber que no hay honor
entre ladrones. — Si no me equivoco, veo que se le tuerce la comisura
de los labios. —Y necesitaba ver hasta qué punto estabas conectado.
Tener a Kelly y Marco como garantía te mantiene honesto.

Sotelo, gracias K. Cross


—Estoy harto de este ir y venir. — Vince nos hace a un lado como
si fuéramos mosquitos molestos. —Ve al grano.
—Estoy dispuesto a reemplazar a Paul y usar sus conexiones
para continuar su trabajo para ti. — Lentamente meto la mano en mi
chaqueta y saco los documentos que le hice crear a Maxim. —Esta es
una lista de propiedades que puedo tener liquidadas para el final del
día.
Vince no puede disimular su emoción mientras se inclina más
cerca y los mira por encima. — ¿Y podrías limpiar mi dinero sin que
se vea?
—Sí. — Internamente aprieto el puño porque eso es una
admisión de culpa. —También está este lugar de aquí. — Señalo el
mapa en el segundo documento. —Su ubicación es aislada y podría
ser utilizado para la privacidad.
Esta parte fue idea de Maxim. En realidad es un mapa del
bosque nacional, y la cabaña en él es la casa del guardabosques.
Vince y Jackson comparten una mirada antes de que él se dirija
a mí de nuevo. — ¿Han hablado Paul y tú?— Está tanteando el terreno
para ver cuánto sé.
—Me ha dicho que has estado buscando un centro de detención.
Esto es definitivamente una mentira porque no he hablado con
Paul desde que fue a rehabilitación. Pero por lo que pude ver, estaba
investigando residencias privadas que estuvieran aisladas. Vince
quiere almacenar drogas o personas, y nuestra información dice que
se dedica a ambas cosas.
—Esto podría funcionar. — dice sin compromiso, pero puedo ver
que está muy interesado.
—Podría adaptarse a tus necesidades. — le ofrezco, con la
esperanza de que muerda el anzuelo.
Jackson se inclina hacia el mapa y habla por primera vez. —
Podríamos ampliar el negocio como hemos estado hablando.
Se dirige a Vince, que está revisando el primer documento con
todas las propiedades. Vince asiente mientras señala la hoja de cálculo
de las ganancias. —Solo con esto podríamos duplicar el inventario.

Sotelo, gracias K. Cross


—Podría traer el doble de chicas y venderlas a la vista. — dice
Jackson, y Vince asiente.
—Sí, y hay espacio suficiente para ampliar. Podríamos sacar la
producción de mi edificio y hacerla aquí.
Es como si se hubieran olvidado de que estamos aquí sentados,
y yo intento no cruzar la mesa y sacarles los ojos a puñaladas. La
forma en que hablan de vender mujeres y drogas como si nada es
repugnante. Todo lo que puedo hacer es recordarme a mí mismo que
debo mantener la calma y sacar las pruebas de aquí. Maxim conoce a
los buenos a los que se les puede confiar esta información. Si podemos
mantener la calma el tiempo suficiente para salir de aquí, entonces
podremos poner a Vince y Jackson tras las rejas.
—Entonces, ¿tenemos un trato?— Pregunto, y los dos levantan
la vista como si estuvieran sorprendidos de que siga aquí.
Vince respira hondo y asiente. —Creo que podemos llegar a un
acuerdo…
Antes de que Vince pueda terminar lo que iba a decir, uno de los
tipos que estaba vigilando la puerta de salida se acerca y le susurra
algo al oído.
— ¿Es eso cierto?— Vince le pregunta al tipo y luego me dedica
una sonrisa malvada. —Siento tener que interrumpir esta reunión,
pero parece que mis hijos están en casa.
Se me cae el estómago y un sudor frío me recorre la nuca.
¿Cómo? ¿Cómo demonios los han encontrado? Vince se levanta antes
de que tenga oportunidad de reaccionar, y entonces siento que la
mano de Maxim me agarra del brazo para impedir que me levante de
la silla. Su agarre es fuerte y quiero sacudírmelo de encima, pero tengo
que mantener la calma.
—Me gusta tu oferta. Me lo pensaré de camino a casa. — Jackson
se levanta de la mesa y los dos se van. Pero antes de salir por la puerta,
Vince se gira para sonreírme de nuevo. —Estaré en contacto.
En cuanto la puerta se cierra tras ellos, salto de la silla tan
rápido que se cae.

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— ¡Joder!— Grito a través del comedor vacío y pateo mi silla
caída.
Maxim me agarra de los hombros y me centro en él. —Creo que
sé cómo podemos recuperarla.

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Capítulo 15
KELLY

Marco se acerca y me toma la mano. Me pide perdón y niego. No


es culpa suya y es lo último que me gustaría que pensara. Mi trabajo
es cuidar de él, y hasta ahora no lo estoy haciendo muy bien. Este fue
mi error. Nunca debí dejar a Luke.

Vendrá por nosotros, le vocalizo a Marco y le aprieto la mano para


tranquilizarlo.
Asiente, ya que confía mucho en Luke. Vendrá, pero me pregunto
dónde quedarán las cosas. Rompí su confianza justo cuando podría
haber sido el principio de algo entre nosotros. Esto arruinará
cualquier oportunidad que pudiéramos haber tenido. Eso si no
consigo que lo maten en el proceso. Me resisto a llorar, no quiero
disgustar más a Marco.
Marco aprieta los labios con fuerza y me doy cuenta de que sigue
preocupado. Soy la que siempre recibe la ira de nuestro padre, así que
sabe que el castigo caerá sobre mí. No sé si es porque soy mujer o
porque me parezco a mi mamá. En cualquier caso, nunca fui la niñita
de papá.
—El jefe quiere que vayamos a la casa. — le dice Grant a Stoker
mientras teclea en su teléfono. Me pregunto si estará viendo doble.
Echo un vistazo a la mujer menuda que juguetea con el extremo de su
trenza. Cualquiera diría que estamos de paseo.
—No me jodas. — murmura Stoker, claramente enojado.

Sotelo, gracias K. Cross


Grant baja la visera para inspeccionar el corte en su cabeza. Veo
bien su herida en el espejo, y no me molesta que gotee sangre y se
forme un nudo.
—La pequeña perra lo conseguirá. — Cierra la visera de un golpe
y trago con fuerza.
Tengo miedo de lo que le van a hacer, pero ella no parece
inmutarse. O eso, o lo disimula muy bien. ¿Qué clase de vida hay que
llevar para tener ese nivel de calma?
—Es una lección, imbécil. Ella nunca debería haberte dejado
caer. — Stoker se acerca y golpea a Grant en la nuca. —Podrías
habernos matado a los dos.
— ¿Crees que podría haberlos matado a los dos?— Ella se anima,
sonando alegre por el cumplido.
Stoker le devuelve la mirada pero no responde.
—Eres rara. — dice Marco, y me doy cuenta de que no le quita
ojo de encima. ¿Quién sabe lo que puede hacer ahora?
—Gracias. —le dedica una gran sonrisa, dejando ver esos
hoyuelos, y luego le guiña un ojo.
— ¿Cómo te llamas? — le susurra.
Ella se acerca para decírselo. —Rue.
—Cierren el pico ahí detrás. — ladra Stoker, y Rue pone los ojos
en blanco.
El todoterreno se queda en silencio y, a cada kilómetro que nos
acerca a casa de mi padre, aumenta el miedo en mi estómago. Me
recuerdo a mí misma que, pase lo que pase, los moretones de mi padre
desaparecerán, pero mi noche con Luke durará toda la vida.
— ¿Y quién es ese jefe?— pregunta Rue. Supongo que no es de
por aquí.
—Te voy a amordazar. — ladra Stoker, y nadie tiene tiempo de
responderle antes de que estemos llegando al edificio de mi padre.
—Kel. — susurra Marco, señalando el coche de mi padre.

Sotelo, gracias K. Cross


Grant y Stoker nos abren las puertas y yo salgo primero. Mis
ojos se cruzan con los de mi padre y veo que Jackson está justo detrás
de él. Encantador. Cuando mi padre sonríe, me toma por sorpresa.
—Bienvenidos a casa. — dice, y nos hace un gesto para que
entremos en el edificio.
¿Por qué está de buen humor? Se me encoge el corazón porque
esto no puede ser bueno. ¿Le ha hecho algo a Luke?
—Cuidado con las manos. — grita Rue mientras Grant tira de
ella hacia la acera. Mi padre deja de caminar, lo que nos hace
detenernos a todos.
— ¿Y qué tenemos aquí? — Sus ojos recorren el cuerpo de Rue
de arriba abajo. No conozco el tipo de mi padre, pero Rue es pequeña
y muy femenina. Barbra, en el primer piso, es todo lo contrario.
—Ella nos vio llevando a Kelly y Marco. No tuvimos elección. —
dice Stoker. Lo disimula bien, pero sé que le preocupa que los
castiguen por el desliz.
—También lo hice. — Rue señala con su uña rosa la cara de
Grant, sin molestarse en ocultar su sonrisa.
— ¿Ah, sí? — se ríe mi padre.
—Yo me encargo de ella, jefe. — Grant aprieta el brazo de Rue.
—Me salen moretones con facilidad, gnomo. — le dice ella
resoplando.
—Veremos cuánto te lastimas...
—Llévala adentro. — ordena mi padre, interrumpiendo a Grant.
Grant lo disimula, pero sé que está enojado. Ahora no tiene más
remedio que acatar las órdenes. Entramos todos juntos en el edificio,
supongo que ninguno de nosotros tiene elección.
—Este lugar es mucho mejor por dentro. — chilla Rue, echando
un vistazo a su alrededor y observando lo que le rodea.
— ¿Puedo amordazarla, señor? —Stoker pregunta mientras
subimos al ascensor.

Sotelo, gracias K. Cross


—Puede que lo haga yo más tarde. — Mi padre chasquea la
lengua, y por el rabillo del ojo capto la primera reacción apropiada de
Rue. Es rápida, pero tuerce los labios con disgusto antes de volver a
relajarlos.
Quizá esté poniendo cara de valiente. O tiene mucha
bravuconería. Ese tipo de charla va a conseguir que la maten. Ella me
robó, pero creo que podría haber intentado salvarnos. ¿Quién puede
decir que Rue no es una ladrona con conciencia? Supongo que algunos
criminales tienen líneas que no cruzan. Lástima que Vince Sledge no
sea uno de ellos.
Me tenso cuando una mano se acerca a mis caderas y aprieta
con fuerza. Me muerdo el interior de la mejilla y me obligo a no
moverme cuando lo que quiero es apartar a Jackson de mí con el codo.
Vuelvo a estar a su alcance y se me aprieta el estómago.
Cuando se abren las puertas del ascensor, suelto el aliento que
estaba conteniendo. Todo el mundo empieza a bajar, pero Jackson no
me suelta ni un segundo.
Su boca se acerca a mi oreja y siento un escalofrío. —Esta vez
no te vas a escapar.
Tan rápido como puedo, me separo de él y entro corriendo en el
apartamento.
La puerta se cierra detrás de nosotros y me doy cuenta de que
no estamos en casa.
Hemos vuelto al infierno.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 16
LUKE

Estoy enloqueciendo mientras Maxim prácticamente me arrastra


desde la cafetería hasta mi coche.
—Mantén la calma. — me dice y espera a que lo mire. Cuando lo
hago, veo que sus ojos están concentrados, y eso es lo que necesito
ahora. Siento que me estoy desmoronando por dentro, pero tiene
razón, no puedo perderlo.
— ¿Cuál es tu gran idea de cómo recuperarla entonces?— No es
culpa suya, pero tengo que descargar mi rabia con alguien, y él es lo
más cercano a mí.
—Tu casa de seguridad está cerca de aquí, ¿verdad? — Cuando
asiento, rodea el coche y se sienta en el asiento del copiloto. —
Empecemos por ahí. Tenemos que vestirnos y averiguar cómo han
llegado hasta ellos.
Seguir un plan me hace sentir que de algún modo tengo el
control, y es mejor que entrar en una espiral. Cuando llegamos a la
casa de seguridad donde Kelly y Marco deberían estar protegidos, no
veo nada fuera de lo normal.
No hay ninguna alerta de que se haya disparado la alarma, así
que cuando entramos, compruebo las cámaras. Tengo una instalada
en todas las entradas y salidas, y cuando vuelvo a pasar el vídeo, veo
que Kelly está ayudando a Marco a salir de la casa y le sujeta el brazo.
Al mirar a mi alrededor, veo que la alfombra del pasillo está levantada

Sotelo, gracias K. Cross


por un lado y que la mesa de al lado ha sido movida. Parece como si
alguien se hubiera caído en ella y tal vez por eso tuvieron que salir.
—Supongo que fue una emergencia. — le digo a Maxim, que
asiente y vuelve a ver el vídeo. —Realmente no creo que se hubiera
arriesgado a salir de otra manera.
—Probablemente los cogieron en el hospital entonces.
—Joder. — Pensé en todos los escenarios de alguien tratando de
encontrarlos aquí, pero ¿de qué servía eso si tenían que irse? Es un
descuido que no planeo dejar que vuelva a suceder.
— ¿Dónde está tu armería?— Maxim pregunta, irrumpiendo en
mis pensamientos.
—Arriba. — le digo y le indico el camino.
En el segundo piso hay una habitación libre que uso como
almacén. O eso parece. Me acerco a un colchón apoyado en la pared,
lo deslizo y descubro un panel oculto. Después de introducir el código,
la puerta se abre y entramos. En mi trabajo, nunca se tiene demasiada
protección, y he utilizado esta casa para varios clientes. Es un buen
lugar para pasar desapercibido cuando tengo VIPs que necesitan
desaparecer por un tiempo. Eso puede significar que necesiten
refuerzos adicionales para su propia seguridad personal.
—Esto debería servir. — dice Maxim sarcásticamente mientras
pasamos y tomamos lo que necesitamos.
— ¿Y ahora qué?— Le pregunto cuando estamos de regreso abajo
y armados hasta los dientes.
—Conozco a alguien de adentro. — me dice mientras comprueba
sus armas. —Me está costando muchos favores, pero te haré entrar.
Sacarlos corre de tu cuenta.
— ¿Qué esperamos?
Esta vez cogemos otro coche y estacionamos a unas manzanas.
Cuando estamos lo suficientemente cerca, Maxim envía un mensaje
de texto y luego esperamos. Es lo suficientemente largo como para que
esté a punto de decirle que envíe un mensaje de texto de nuevo cuando
veo que la puerta de servicio en la parte trasera del edificio se abre
ligeramente.

Sotelo, gracias K. Cross


Maxim toma la delantera y lo sigo. Tan silenciosamente como
podemos, entramos y la puerta se cierra silenciosamente tras
nosotros. Cuando me doy la vuelta, veo a una mujer de pie y, aunque
me resulta familiar, no la conozco.
—Luke, ella es Barbra. — dice Maxim, y la mujer mayor levanta
la barbilla hacia mí antes de volver su mirada hacia él.
—Llevo casi diez años trabajando en este caso, y que Dios me
ayude, si la cagas te romperé las pelotas.
—Estamos en el mismo equipo. — le asegura Maxim, pero ella
no parece convencida.
—Les advierto, chicos. No me he pasado casi una década de
espaldas para que ustedes dos manden este caso a la mierda. —
Señala a Maxim y luego a mí. —Si esto se va al garete, será mejor que
le pongan fin. — Sus ojos se clavan en los míos, y solo puedo imaginar
el infierno por el que ha pasado para acercarse a Vince Sledge y sus
operaciones. — ¿Me tienes?
—Te tengo. — acepto.
Nos conduce por un estrecho pasillo que casi no es lo bastante
ancho para que quepa una persona. —Esta salida se añadió hace unos
años por si Sledge necesitaba escapar rápidamente. — susurra Barbra
cuando llegamos al final del pasillo. —Estas escaleras te llevarán al
piso de arriba. — Señala hacia arriba, y no puedo ver dónde terminan.
—Cuando llegues arriba hay una puerta. Da al armario del dormitorio
de Sledge. — Da un paso atrás y nos deja deslizarnos a su alrededor.
—Esto es lo más lejos que puedo llevarte.
—Gracias, Barbra. Sabes que te debo una.
—Más vale que merezca la pena. — es todo lo que dice antes de
desaparecer por el estrecho pasillo.
Cuando se va, recuerdo que la vi la primera vez que vine aquí.
Vive abajo, pero ve a todos los que entran y salen de este edificio.
—Ella nos ha dado todo sobre Sledge. — dice Maxim mientras
subimos la delgada escalera de caracol.
—Entonces, ¿por qué sigue caminando por las calles?

Sotelo, gracias K. Cross


—Porque todo son pruebas de actividad criminal, no que él lo
haya confesado. No puede llevar exactamente un micrófono mientras
mantiene su tapadera.
Pienso en ella diciendo que ha estado trabajando en su espalda
durante una década, y no puedo imaginarme dispuesto a llegar tan
lejos. Como si Maxim estuviera leyendo mis pensamientos, responde
a mi pregunta no formulada.
—Vince hizo asesinar a su hermana. Ella ha estado detrás de él
desde entonces. — dice. —Con todo lo que tiene y lo que hemos
grabado hoy debería ser suficiente para cerrar todo y acabar con el
reinado de Sledge permanentemente.
Mis pensamientos se dirigen a Kelly y Marco. No sé de lo que es
realmente capaz su padre. Me arden las piernas mientras subo más
rápido, necesito llegar hasta ellos.
Cuando llegamos al final de la escalera, pongo la oreja en la
puerta y escucho cualquier sonido o movimiento. No hay nada, y
Maxim y yo compartimos una mirada antes de abrirla lentamente.
La habitación está a oscuras, pero oigo hablar a la gente a lo
lejos. Una vez fuera del armario, nos dirigimos a la puerta del
dormitorio y nos asomamos. Más adelante, veo a Vince hablando con
alguien sentado en el sofá, pero no veo quién es. Entonces oigo reír a
Jackson y abro un poco más la puerta para poder verlo. Está al otro
lado del salón, inclinado sobre alguien, y el odio me quema por dentro
cuando lo veo abalanzarse sobre Kelly. Ella se estremece ante algo que
él dice, y yo agarro mi arma con más fuerza.
—Mierda. — sisea Maxim, y es entonces cuando también lo veo.
Marco se levanta del sofá y se abalanza sobre Jackson. Lo golpea
con un brazo vendado y luego grita justo cuando Kelly se interpone
entre los dos. Ella protege a Marco mientras Jackson tropieza, pero es
demasiado tarde, y el imbécil se recupera rápidamente.
— ¡No!— Grita Kelly cuando Jackson levanta la mano para
golpear a Marco, pero ella está en medio y él va a golpearla.
Mientras tanto Vince no se ha movido de su posición sentada en
el sofá mientras se agacha y habla con una mujer sentada a su lado.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Estás listo?— pregunta Maxim, pero yo ya estoy en
movimiento.
Maxim y yo salimos del dormitorio, con las armas apuntando a
los dos hombres, y tenemos el elemento sorpresa.
— ¡Alto!— Grito, pero Jackson ya está cogiendo su arma. Antes
de que consiga sacarla de la funda, le he metido una bala entre ceja y
ceja.
Kelly me mira y veo el alivio que siente al aferrarse a Marco. Me
precipito hacia donde ella está agachada en el suelo y los rodeo con
mis brazos.
—Has venido. — solloza. —Sabía que nos salvarías.
—Siempre, dulzura. — le digo y le beso la coronilla.
Maxim está cubriendo a Vince, así que no entiendo qué está
pasando cuando oigo gritos detrás de nosotros.
— ¡No!— El terror de Kelly es escalofriante, y es entonces cuando
siento el dolor estallar en mi espalda.

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Capítulo 17
KELLY

Cuando veo la pistola de mi padre, lo único que soy capaz de


hacer es gritar. En ese momento ya es demasiado tarde, y todo sucede
a cámara lenta. Luke suelta un fuerte gruñido cuando la bala le
alcanza en la espalda. Cuando me acerco a él, veo cómo Rue golpea
con el puño la cara de mi padre. Entonces veo con horror cómo tres
disparos alcanzan a mi padre en el centro del pecho y se desploma en
el suelo.
— ¡Luke!— grito, pero estoy inmovilizada debajo de él y no puedo
ver lo mal que está. — ¡Luke!— No, no puede dejarme.
—Eso siempre jodidamente duele. — gruñe y luego levanta la
cabeza.
— ¿Estás sangrando?— Intento quitármelo de encima para
mirarle la espalda, pero no se mueve.
—No, llevo un chaleco.
Cierro los ojos mientras el alivio me inunda.
—No llores. — Aprieta su boca contra la mía en un suave beso,
pero solo me hace llorar más.
—Siento haber salido de casa. — sollozo. —Qué desastre he
hecho.
—No pasa nada, dulzura. Todo el mundo está bien, y eso es lo
único que importa. — me tranquiliza.

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Luke se aparta de mí y, cuando se levanta, me arrastra con él.
Sé que ha dicho que lleva chaleco, pero aun así le levanto la camisa
para verlo con mis propios ojos. Paso los dedos por donde la bala está
alojada en el grueso chaleco y rezo una oración silenciosa de
agradecimiento por haberlo protegido.
—Está muerto. — murmura Marco a mi lado.
Está mirando el cadáver de nuestro padre mientras Rue le da un
empujón con el pie.
—Sí. — chilla, confirmando que Vince Sledge está realmente
muerto.
— ¿Quién demonios eres tú? — le pregunta el hombre que entró
con Luke.
—Ella es Rue. — responde Marco por ella.
— ¿Estás bien?— Apoyo las manos en el hombro de Marco. Sé
que odiamos a nuestro padre, pero esto es mucho que asimilar.
—Está muerto. — repite Marco, y es como si todo su cuerpo se
desencajara de alivio. — ¿Tenemos que enterrarlos o algo así?
— ¿Por qué no vas a tu habitación y coges todo lo que quieras
llevarte con nosotros? — le dice Luke. Marco no tiene que pedírselo
dos veces antes de salir corriendo.
—Yo limpiaré esto si quieres sacarlos de aquí. — dice el otro
hombre y luego se mete la pistola en la funda que lleva bajo el brazo.
—Estupendo. Me voy a dar un chapuzón. Ha sido un placer
conocerlos a todos. — Rue se acerca sigilosamente a la puerta, pero la
voz del hombre la detiene.
—No irás a ninguna parte.
— ¿Quién es?— Le susurro a Luke.
—Mi hermano de acogida Maxim.
— ¿Eres policía o algo así?— Rue le responde a Maxim, poniendo
las manos en las caderas.
—O algo así. —asiente hacia el sofá. —Sienta tu bonito culo. —
Esa expresión alegre cae de la cara de Rue, y prácticamente puedo ver

Sotelo, gracias K. Cross


cómo se desvanece su fachada cuidadosamente elaborada. Lo mira
con desprecio y me pregunto por enésima vez de dónde demonios ha
salido.
—Nos ayudó un poco. — les digo porque no quiero que se vea
envuelta en lo que sea esta limpieza.
—Ella no se mueve. — responde Maxim, sacando su teléfono.
— ¿Estás bien?— Luke vuelve a llamar mi atención.
—Tú eres al que dispararon. ¿Estás bien?
—Lo estoy ahora que los tengo a ti y a Marco de regreso.
Esas palabras hacen que me derrita dentro de él. Estaba igual
de preocupado por los dos.
—Te amo. — suelto, y sus cejas se levantan. —Sé que es pronto
y que no nos conocemos lo suficiente, pero con todo...
Corta mi divagación con un beso que casi me hace caer de culo.
Cuando se separa, me quedo sin aliento mientras me mira a los ojos.
—También te amo. —Pega su frente a la mía. —Ahora vamos a
casa.
La idea me llena de esperanza y calidez. —Me encantaría.
Después de recoger nuestras cosas y de que Maxim nos asegure
que se ocuparán de todo, no volvemos a la casa de seguridad. En lugar
de eso, Luke nos recoge y nos lleva a su casa. Cuando llegamos, ya es
tarde y Marco está inconsciente. Lo llevamos adentro y lo instalamos
en una de las habitaciones de invitados sin que diga ni pío. Sé que en
algún momento tendremos que hablar de lo que ha pasado hoy, pero
de momento voy a dejarlo descansar.
Después de cerrar la puerta de la habitación de Marco, Luke se
gira hacia mí con expresión seria. —Puede hacer lo que quiera en la
habitación para que parezca suya o podemos buscar un lugar más
grande. Lo que tú...
Esta vez soy yo la que le quita las palabras de un beso mientras
deslizo mi lengua sobre la suya y él gime en mi boca. Aprieta su cuerpo
contra el mío y mis curvas se encuentran con cada borde duro.

Sotelo, gracias K. Cross


—Hazme el amor. — consigo decir entre besos desesperados.
Luke me agarra por el culo y me levanta. Lo rodeo con las piernas
y no deja de besarme hasta que mi espalda choca contra la mullida
cama.
—Quítate la ropa, dulzura. — me ordena, y me arrodillo para
despojarme de toda ella. Mis ojos no se apartan de él mientras lo veo
hacer lo mismo, y no tenía ni idea de lo excitante que podía llegar a
ser.
Verlo desnudarse es muy erótico, pero no es solo eso. También
es todo el equipo que se puso cuando fue a salvarnos. Su chaleco cae
al suelo con un ruido sordo y Luke se agacha para quitarse una pistola
y unos cuchillos de los tobillos. Coloca todas sus armas en la mesita
de noche antes de que el resto de su ropa caiga al suelo.
Cuando está completamente desnudo, me relamo al ver el
tamaño de su polla. La rodea con la mano, acariciándose, y no puedo
apartar los ojos de él.
—Encajará. — dice como si leyera mis pensamientos.
—Lo sé. Confío en ti. — Me arrastro hasta el lado de la cama y
me doy cuenta de lo ciertas que son esas palabras. Nunca he confiado
más en nadie en mi vida, y confío más en él que en mí misma.
Una gota de semen se forma en la punta de su polla y me inclino
hacia delante para lamerla. Cuando le robo el sabor, Luke suelta un
profundo gemido antes de que sus dedos se deslicen por mi pelo.
—Necesito estar dentro de ti.
Abro la boca para chupar más, pero él niega. Me empuja hacia
la cama y me separa las piernas. Antes de que pueda decir nada, Luke
mete la cabeza entre mis muslos y entierra la cara en mi coño.
—Luke. — gimo y me balanceo contra su cara. Es increíble, pero
los dos queremos algo más. Quiero esa conexión y la necesito ahora
mismo. —Dentro de mí.
Me da un último lametón en el clítoris antes de darme lo que
quiero y trepar por mi cuerpo. Cuando su cuerpo cubre el mío, agarra
la base de su polla y la guía hasta mi entrada.

Sotelo, gracias K. Cross


—Te amo. — me dice antes de penetrarme hasta el fondo.
Jadeo y pierdo el aliento por un segundo al sentir un agudo
pinchazo de dolor. No quiero que pare, así que lo rodeo con las piernas
para evitar que retroceda.
—Dime que estás bien.
—Estoy más que bien. — susurro contra sus labios mientras mis
manos suben por su pecho. —Hazme el amor.
Luke se retira y vuelve a penetrarme, y todo el dolor que sentía
antes se ha disuelto en nada más que placer.
—Joder, qué apretado estás. — grita. —No va a durar.
—No te contengas. Tenemos para siempre. — Sé que voy a
pasarme la vida haciendo el amor con este hombre, así que tenemos
todo el tiempo del mundo.
—Joder, sí que lo tenemos. — Su mano se desliza entre nosotros
y siento cómo acaricia suavemente mi clítoris. —Pero antes te vas a
correr en mi polla.
Gimo ante sus sucias palabras y levanto las caderas para que
me penetre más. Estoy tan cerca, y lo siento como el paraíso entre mis
piernas.
—Serás mi esposa. — Lo dice como una orden y asiento.
—Sí.
—Serás la madre de mis hijos. — vuelve a ordenar.
— ¡Dios, sí!— Gimo mientras el placer crece y crece.
—Entonces córrete en mi polla y demuéstrame cuánto me amas.
La plenitud de su polla combinada con el golpeteo constante
contra mi clítoris me hace caer rendida. Mi clímax es como una estrella
brillante que estalla en un millón de lucecitas, y estoy cegada por lo
bien que me siento. Se me llenan los ojos de lágrimas de placer, y
entonces siento su cálida liberación. Grito su nombre mientras él
hunde su cara en mi cuello. Su respiración agitada es lo único que
oigo mientras nuestros corazones se aceleran y nos falta el aire.

Sotelo, gracias K. Cross


—Mañana nos casamos. — dice Luke rompiendo el silencio, y a
mí se me escapa una carcajada.
—De acuerdo. — acepto. Accedería a cualquier cosa por este
hombre, pero especialmente ahora, mientras soy un charco de amor y
lujuria.
—No hay vuelta atrás. — Levanta la cabeza para mostrarme lo
serio que es. Lo lleva escrito en su atractivo rostro, y puedo ver mi
propio amor reflejado en él.
—No quiero volver atrás. — le digo. —Por fin he encontrado mi
lugar. Estoy adentro.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo
LUKE

Seis años después...


—Joder, más despacio. — Aprieto los ojos pero luego me doy
cuenta de que no quiero perderme nada. Cuando los abro, lo único
que veo es a mi esposa desnuda encima de mí, cabalgándome la polla.
Sus pezones están duros y maduros como pequeñas bayas esperando
a que los chupe. Me incorporo un poco, llevándome uno a la boca, y
ella gime de placer.
—Luke. — Sisea y aprieta mi polla. Siento cómo frota su clítoris
contra mí mientras aprieta con fuerza.
Empujo hacia arriba desde debajo de ella, la necesidad de
controlar esto para que no se tuerza demasiado rápido. Clavo los
dedos en sus caderas y la balanceo hacia delante y hacia atrás. —
Maldita sea, podría correrme solo de verte cabalgar sobre mí.
Separa más las rodillas y miro fijamente donde estamos
conectados. Mi polla desaparece en su precioso coño y se me hace
agua la boca. Decido alargarlo un poco más, la saco de mi polla y la
arrastro hasta mi boca.
— ¿Qué...?
Su pregunta se interrumpe con un gemido mientras me asfixio
con su coño y lamo cada dulce centímetro de él. Está tan mojada que
me gotea por la barbilla, y lo único que consigue es que la desee más.
Introduzco la lengua donde hace un momento estaba mi polla y luego

Sotelo, gracias K. Cross


la deslizo hasta su clítoris. Cuando se estremece y grita, vuelvo a
hacerlo, una y otra vez.
— ¡Me corro! — grita, pero ya soy consciente de ello.
Le agarro el culo con fuerza mientras chilla contra mi boca y le
chupo el coño hasta que me pide a gritos que pare.
En un movimiento rápido, nos doy la vuelta y la pongo de rodillas
para poder penetrarla por detrás. Mi polla se desliza a través de su
dulce y pegajosa secreción, y no voy despacio. Mi polla se desboca
hacia delante y empujo con fuerza, con la necesidad de conquistarla.
—Eres mía. — le digo al oído mientras me cobijo sobre su espalda
y me enjaulo en ella. —Dilo, dulzura.
—Soy tuya. — gime e inclina las caderas para que pueda
penetrarla más profundamente.
—Así me gusta. — Mi mano se desliza alrededor de su cadera y
luego entre sus piernas. Gime cuando toco su clítoris, pero no se
mueve para detenerme. En lugar de eso, se inclina hacia mí y me deja
llevar la iniciativa.
—Por favor, Luke.
—Dime lo que quiero oír. —Le rozo el lóbulo de la oreja con los
dientes y su coño se contrae.
—Te amo.
—Eso es. — Beso su cuello y acaricio su clítoris como a ella le
gusta. —Necesito oírlo cada vez que estoy dentro de ti.
Mi polla se hincha cuando ella llega al clímax, y la empujo
profundamente por última vez. La sensación de su coño apretándome
y suplicándome que me corra me pone demasiado ansioso por hacer
lo que ella quiere.
—Te amo. — le digo mientras mi polla palpita y se libera dentro
de ella. Olas de placer nos inundan a los dos y me acurruco contra
ella mientras nos desplomamos en la cama. Sigo pegado a su calor
húmedo mientras nos tumbamos y recuperamos el aliento, pero es mi
lugar favorito y no estoy dispuesto a marcharme.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Te he dicho lo mucho que me gustan los domingos por la
mañana?
La rodeo con mis brazos, le beso el hombro y sonrío. —Sea lo que
sea lo que le pagamos a Marco, deberíamos doblarlo.
Kelly me da una palmada en el brazo y yo me acurruco en su
cuello. —No le pagamos. Le encanta pasar tiempo con sus sobrinas.
Los domingos por la mañana, Marco lleva a nuestras dos hijas a
desayunar y luego hacen algo divertido juntos, como ir al parque o al
zoológico. Ahora está de vacaciones de verano en la universidad y está
aprovechando al máximo el tiempo antes de tener que volver.
Después de todo lo que pasó con Vince, a Kelly y a mí nos
preocupaba que pudiera estropearse o al menos descarrilar su
educación durante un tiempo. Pero Kelly es una hermana increíble y
una segunda mamá para Marco y lo llevó a terapia enseguida. Les llevó
tiempo superar lo que les pasó de niños y luego perder a su padre, por
muy terrible que fuera. Pero desde entonces, Marco ha dado un giro y
está viviendo su mejor vida.
Se graduó en el instituto con matrícula de honor y consiguió una
beca completa para la universidad de la Ivy League de sus sueños.
Incluso nos presentó a su nueva novia en la cena de anoche, y parece
realmente feliz.
A Kelly le gusta decir que él hizo el trabajo por su cuenta, pero
Marco y yo estamos de acuerdo en que es gracias a ella que él tuvo la
oportunidad de vivir esta vida para empezar. Ella lo salvó poco a poco
hasta que pude sacarlos a los dos de ahí.

—Todavía no puedo creer que te llamara papá. — dice Kelly, y la


abrazo un poco más fuerte.
—No estoy seguro de que vaya a superar nunca oír eso. —
Anoche en la cena, cuando nos estaba presentando a su nueva novia,
me llamó papá y casi se me doblan las rodillas.
No es que no lo haya pensado antes, sobre todo después de tener
a nuestras hijas, pero oírselo decir a otra persona es un momento que
nunca olvidaré. He hecho todo lo posible por ser un buen modelo para
Marco y ayudarlo en los momentos difíciles. Se ha convertido en un

Sotelo, gracias K. Cross


joven increíble, y si cree que yo he tenido algo que ver, es un honor
que me llame así.
—Pero tiene razón. Has sido más padre para él de lo que lo fue
el suyo. Tiene suerte de tenerte. — Se gira un poco y vuelve a mirarme.
—Todos la tenemos.
Sacudo la cabeza. —Soy el afortunado. Tú lo trajiste a mi vida y
luego me diste las chicas más increíbles que podría haber pedido. No
sería nada sin ti.
—Sabes qué, tienes razón. — se burla y me sonríe.
—Me alegro de que estemos de acuerdo. — digo, y nuestros
labios se unen.
Un beso se convierte en otro y nuestro amor sigue creciendo.

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross

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