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El Procedimiento Administrativo
El Procedimiento Administrativo
Ley N° 19.880
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INDICE
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e) La resolución tardía.......................................................................................................... 26
12. Las partes en el procedimiento administrativo ................................................................. 27
a) La Administración ............................................................................................................ 27
b) El interesado .................................................................................................................... 27
1. Concepto....................................................................................................................... 27
2. Momentos en que interviene el interesado ................................................................. 28
a) Interesado como solicitante ...................................................................................... 28
b) Interesado como tercero en un procedimiento cualquiera ...................................... 30
c) El interesado en el procedimiento impugnatorio ...................................................... 30
13. Los recursos administrativos ............................................................................................. 31
a) Concepto. ......................................................................................................................... 31
b) Actos en contra de los que procede. ............................................................................... 31
b) Tramitación ...................................................................................................................... 32
c) Tipos de recursos administrativos.................................................................................... 32
d) Características de los recursos administrativos ............................................................... 34
d) Relación entre las vías administrativa y jurisdiccional ..................................................... 35
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1. Antecedentes generales.
La actividad de los órganos públicos se caracteriza por ser marcadamente formal, lo cual
se aprecia en los actos del poder legislativo y judicial, en donde la ley y la sentencia son
fruto de un proceso regulado en todos sus extremos, como es el proceso legislativo y
judicial.
La Administración no es ajena a esta realidad, de forma que sus actuaciones y
maneras de expresar su voluntad reconocen una regulación de cada una de sus fases o
etapas.
Por lo demás, la propia Constitución establece en su artículo 7° inc. 1° que la
validez de los actos que emiten los órganos del Estado está sujeto a la forma prescrita por
la ley. Incluso, siendo más precisos, el artículo 63 N° 18 dispone que es materia de ley “las
que fijen las bases de los procedimientos que rigen los actos de la administración pública”.
Si bien durante largo tiempo se conocieron algunos proyectos destinados a regular
las bases de los procedimientos administrativos, como los elaborado por CONARA en 1975
o por el ex Presidente de la República Patricio Aylwin, en 1992, no fue sino en mayo de
2003 que entró en vigencia la Ley N° 19.880, que establece los procedimientos
administrativos que rigen los actos de los órganos de la Administración del Estado (en
adelante LBPA).
Es bueno destacar los siguientes aspectos que presenta este texto legal:
a) Establece un procedimiento administrativo común, llenando un vacío en nuestro
ordenamiento jurídico. De esta forma, y a pesar de lo discutible que pueda ser su carácter
supletorio, todo acto administrativo reconoce un procedimiento administrativo previo, ya
sea que este regulado de forma particular o de manera supletoria, en virtud de lo
dispuesto por esta ley.
b) Regula expresamente los plazos que se deben respetar dentro de un
procedimiento administrativo, dando efectos al no pronunciamiento de la Administración,
es decir, el silencio administrativo.
c) Se ocupa de regular en detalle aspectos fundamentales como son los recursos
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administrativos, la revocación e invalidación de los actos administrativos, los efectos y
ejecución de los mismos, etc.
d) Da cuenta detallada de los derechos y prerrogativas que tienen los interesados
dentro del procedimiento.
Por tal razón, se ha sostenido que este cuerpo legal viene a llenar un gran vacío en
nuestra legislación, constituyendo un aporte en el proceso de modernización del Estado.
Sin embargo, y sin que exista el ánimo de restarle mérito, producto de la premura
legislativa, esta ley reconoce algunas falencias en la redacción y alcances de sus
disposiciones, muchas de las cuales carecen de originalidad y aparecen en varios aspectos
descontextualizados, junto a una discutible calidad técnica de las mismas.
No obstante lo anterior, lo importante es que esta ley comporta un cambio
sustantivo para la forma de actuación interna de la Administración Pública, pues a partir
de su entrada en vigencia, la informalidad, la aplicación de unas reglas procedimentales
más bien consuetudinarias, y en fin, la inestabilidad y escaso desarrollo que presentaban
un sin número de instituciones, están lentamente siendo superadas por la aplicación
sistemática de este corpus dedicado a la ordenación del medio dentro del cual la
formación de la actuación administrativa tiene lugar.
Haremos, por lo tanto, un análisis sinóptico de esta ley.
2. Objeto de la ley
Tal como lo dispone su artículo 1°, la LBPA establece y regula las bases del procedimiento
administrativo de los actos de la Administración del Estado.
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3. El ámbito subjetivo de aplicación: los órganos sometidos a sus
disposiciones.
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4. El ámbito material de aplicación: su carácter supletorio.
El artículo 1° LBPA luego de señalar que establece y regula las bases del procedimiento
administrativo de los actos de la Administración del Estado, dispone que “en caso de que
la ley establezca procedimientos administrativos especiales, la presente ley se aplicará con
carácter de supletoria”.1
Esto plantea uno de los aspectos centrales de esta ley: estamos frente a una Ley de bases
y, al mismo tiempo, supletoria.
Esta ley es de bases, en la medida establece los principios y normas fundamentales que
rigen a todo procedimiento administrativo. Por su parte, es supletoria en la medida que se
aplica en el caso que no exista una regulación o norma en un procedimiento
administrativo especial. En buenas cuentas, sería una ley general.
La cuestión no seria relevante, salvo por la particular forma que tiene el reparto de
competencias normativas en nuestro ordenamiento jurídico. Lo cierto es que a la ley le
corresponde sólo regular los aspectos básicos del procedimiento, mientras que al
denominado reglamento autónomo le corresponde disciplinar los aspectos de
complementarios o de detalle que le dan fisonomía a los diversos procedimientos.
Sin embargo, esta no ha sido la solución, pues el legislador ha preferido regular en todos
1
El mismo artículo se encarga de establecer una excepción: la toma de razón de los actos de la
Administración del Estado se regirán por lo dispuesto en la Constitución y en la Ley Orgánica
Constitucional de la Contraloría General de la República.
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Por todos, véase dictamen N° 38028 de 13 de agosto de 2008.
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sus extremos el procedimiento administrativo, transformando una ley básica en una ley
general, común o supletoria, pisando los espacios normativos del reglamento autónomo.
No obstante lo cual, el autor de tamaña inconstitucionalidad ha sido el propio afectado: el
Presidente de la República, quien ha sido el autor del mensaje y de la posterior indicación
sustitutiva que ha dado cuerpo a la actual LBPA.3
3
Para futuro sólo quedará decirle: Nemo auditor propiam turpitudinem alegans, al haber legalizado materias
que eran propias de reglamento.
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es el que ha estado aplicando la Contraloría General de la República.4
4
Véase dictamen N° 7453 de 15 de febrero de 2008, entre otros.
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En efecto, la aplicación contra ley especial sería una derogación, propia de criterio cronológico para la
resolución de antinomia. Sin embargo, bajo esta visión, esta conclusión es controvertida por las siguientes
razones: - En primer lugar se trataría de un efecto no previsto expresamente por la LBPA, la cual señala
expresamente su carácter supletorio, más no el derogatorio. - En segundo lugar, rompería la regla
precisamente inversa, relativa a la vigencia de las leyes, en la cual prevalece la ley especial por sobre la
general. - En tercer lugar, el efecto derogatorio, que es respecto de leyes anteriores a la LBPA, produciría la
paradoja del efecto derogatorio para el futuro, es decir, la ley posterior que cuenta con un estándar inferior a
la LBPA, tampoco sería aplicable atendido el efecto derogatorio de la LBPA.
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5. Concepto de Procedimiento Administrativo
Este es un concepto con marcado carácter formal y clásico, el cual se construye sobre dos
categorías básicas: los actos administrativos de trámite y el acto administrativo terminal.
En tal sentido, sólo constituye procedimiento administrativo aquél que tiene por objeto la
producción de un acto administrativo. A su vez, el acto administrativo se caracteriza por
ser un acto autoritario, con todas las consecuencias que derivan de ello (imperio,
presunción de legalidad, exigibilidad y ejecutividad del mismo). No se debe entender que
este carácter restringe su alcance, ya que la voluntad de la Administración necesariamente
se expresará a través de estos actos, ya sea para realizar conductas regidas por el derecho
privado (resolución que autoriza la celebración de una compraventa o arrendamiento)6, o
de derecho público (la adjudicación de un contrato administrativo).
Por su parte, el concepto entiende que son sujetos en el procedimiento la
Administración o los particulares interesados, aunque de forma errónea da a entender
que estos últimos tienen la capacidad de dictar actos administrativos de trámite.
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estos principios aplicables a las diversas disciplinas dogmáticas y, en su caso, a parcelas de
la misma, como sería en este caso: los principios que rigen el procedimiento
administrativo.
Ha querido el legislador solucionarnos este problema, y alzándose como jurista nos
ha entregado, en una suerte de lex mosaica, un listado pródigo de principios. Ahora bien,
muchas veces debemos valorar esta obra en base a la buena intención de su autor, pero
no creo que sea suficiente con decir que la intención es lo que vale, cuando nos
encontramos con una sarta de principios con denominaciones impropias, contradictorios
no sólo entre sí, sino con las disposiciones que están en el propio cuerpo de la ley, y que
plantean serias dudas respecto de su naturaleza y forma de ser aplicado. Sea pues esto un
llamado a nuestro legislador para haga lo que le corresponde, esto es, legislar, pues ya la
doctrina y la jurisprudencia se ocuparán y tendrán el tiempo de ordenar sus ideas y
rescatar, en lo profundo de las mismas, sus buenas intenciones.
1° Principio de escrituración.
Dispone el artículo 5° que el procedimiento administrativo y los actos administrativos a los
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cuales da origen, se expresarán por escrito o por medios electrónicos, a menos que su
naturaleza exija o permita otra forma más adecuada de expresión y constancia.
No merece mayor comentario la disposición, salvo que todo expediente debe constar por
escrito, ya sea en soporte de papel o electrónico (la disposición da a entender que en un
medio electrónico no va a constar por escrito).
2° Principio de gratuidad.
El artículo 6° nos señala una regla conocida: en el procedimiento administrativo, las
actuaciones que deban practicar los órganos de la Administración del Estado serán
gratuitas para los interesados, salvo disposición legal en contrario.
Por tanto, en la medida que el cobro constituye una carga o tasa, necesariamente debe
ser la ley la que establezca los casos en que se hace excepción al principio de gratuidad.
3° Principio de celeridad.
Acogiendo la terminología utilizada por la doctrina española, el artículo 7° consagra el
principio de celeridad, no obstante confundirlo con el principio de oficialidad, ya previsto
en nuestro ordenamiento (artículo 8° LBGAE). En efecto, en doctrina la oficialidad se
traduce en el deber de impulsar de oficio el procedimiento en todos sus trámites,
mientras que la celeridad se vincula con el principio de economía, en el sentido que
pretende asegurar que la instrucción de los expedientes se lleve a cabo sin trámites
innecesarios y de forma ágil.
Sin embargo, el mentado artículo 7° establece que el procedimiento, sometido al
criterio de celeridad, se impulsará de oficio en todos sus trámites. Por tanto, las
autoridades y funcionarios de los órganos de la Administración del Estado deberán actuar
por propia iniciativa en la iniciación del procedimiento de que se trate y en su
prosecución, haciendo expeditos los trámites que debe cumplir el expediente y
removiendo todo obstáculo que pudiere afectar a su pronta y debida decisión.
4° Principio conclusivo.
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Nuestro legislador entiende por principio conclusivo la circunstancia que todo el
procedimiento administrativo está destinado a que la Administración dicte un acto
decisorio que se pronuncie sobre la cuestión de fondo y en el cual exprese su voluntad
(artículo 8° LBPA). Esto constituye lo que se conoce como el deber de resolver. Sin
embargo, este deber no necesariamente ha de cumplirse en la práctica, puesto que el
procedimiento administrativo no termina necesariamente con un acto decisorio final,
pues existen las denominadas causa anormales por las cuales se pone término al
procedimiento (v gr. abandono del procedimiento, desistimiento, causas sobrevinientes,
etc.).
Esta idea se repite posteriormente en el artículo 14° bajo la denominación de
principio de inexcusabilidad, cuya diferencia sustantiva no se deja ver y sólo cabe señalar
que se trata de una mera repetición o redundancia con la norma que estamos analizando.
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fundada, determine lo contrario.
6° Principio de contradictoriedad.
Este principio se expresa bajo la denominación de contradictoriedad o contradicción
(Artículo 10, inc. 1° y final). Ambas expresiones se entienden sinónimas y esto puede dar
razón de la utilización indistinta que hace el legislador de las mismas.
Bajo este principio se entiende que los interesados podrán, en cualquier momento
del procedimiento, aducir alegaciones y aportar documentos u otros elementos de juicio,
todo vinculado a las garantías de un justo y racional procedimiento (art. 19 N° 3 de la
Constitución, y que el Tribunal Constitucional a extendido al ámbito administrativo).
Por tal razón, se establece que los interesados podrán, en todo momento, alegar
defectos de tramitación, especialmente los que supongan paralización, infracción de los
plazos señalados o la omisión de trámites que pueden ser subsanados antes de la
resolución definitiva del asunto. Dichas alegaciones podrán dar lugar, si hubiere razones
para ello, a la exigencia de la correspondiente responsabilidad disciplinaria. Más aún, los
interesados podrán, en todo caso, actuar asistidos de asesor cuando lo consideren
conveniente en defensa de sus intereses.
En el entendido que este principio no sólo es un derecho, sino que constituye un
deber para la Administración, se establece que en cualquier caso, el órgano instructor
adoptará las medidas necesarias para lograr el pleno respeto a los principios de
contradicción y de igualdad de los interesados en el procedimiento.
7° Principio de imparcialidad.
Es en esta etapa (artículo 11 LBPA) cuando comienzan a flaquear las fuerzas de nuestro
legislador y da denominaciones impropias a los principios, junto a reglas que no se
corresponden con la regulación posterior (incoherencia).
En efecto, identifica el principio de imparcialidad con el principio de probidad, cuya
asimilación no es plena7. Al efecto, dispone que la Administración debe actuar con
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Vale la mención que el principio de probidad no aparece regulado como principio autónoma, cuestión que
sería del todo innecesaria, dado que ya se encuentra a nivel constitucional (artículo 8° Const.) y en la
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objetividad y respetar el principio de probidad consagrado en la legislación, tanto en la
substanciación del procedimiento como en las decisiones que adopte. Sin embargo, la
expresión de una regla concreta que de cuenta de la aplicación de este principio no es del
todo afortunada, pues señala que “los hechos y fundamentos de derecho deberán
siempre expresarse en aquellos actos que afectaren los derechos de los particulares, sea
que los limiten, restrinjan, priven de ellos, perturben o amenacen su legítimo ejercicio, así
como aquéllos que resuelvan recursos administrativos”, siendo que todo acto
administrativo debe ser fundado (artículo 41 inc. 4°), ya que se afecte o no derechos de
los particulares.
Por último, también se podrá apreciar de inmediato que la regla de aplicación más
concreta aparece como principio autónomo bajo la peculiar denominación de principio de
abstención, siendo que se trata de garantizar la imparcialidad.
8° Principio de abstención.
Tal como se ha señalado, el principio de abstención constituye en realidad una regla o
norma que garantiza la imparcialidad de las autoridades o funcionarios de la
Administración, al establecer las circunstancias que obligan a estar personas a abstenerse
de intervenir en el procedimiento:
1. Tener interés personal en el asunto de que se trate o en otro en
cuya resolución pudiera influir la de aquél; ser administrador de sociedad o entidad
interesada, o tener cuestión litigiosa pendiente con algún interesado.
2. Tener parentesco de consanguinidad dentro del cuarto grado o de
afinidad dentro del segundo, con cualquiera de los interesados, con los administradores
de entidades o sociedades interesadas y también con los asesores, representantes legales
o mandatarios que intervengan en el procedimiento, así como compartir despacho
profesional o estar asociado con éstos para el asesoramiento, la representación o el
mandato.
3. Tener amistad íntima o enemistad manifiesta con alguna de las
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personas mencionadas anteriormente.
4. Haber tenido intervención como perito o como testigo en el
procedimiento de que se trate.
5. Tener relación de servicio con persona natural o jurídica
interesada directamente en el asunto, o haberle prestado en los dos últimos años
servicios profesionales de cualquier tipo y en cualquier circunstancia o lugar.
En lo que dice relación con la sanción que se aplicará en caso de incumplimiento,
se establece expresamente que la actuación de autoridades y los funcionarios de la
Administración en los que concurran motivos enumerados no implicará, necesariamente,
la invalidez de los actos en que hayan intervenido, lo cual es sin perjuicio de la
responsabilidad que fuere procedente (administrativa o penal).
A su vez, los particulares interesados pueden hacer valer dicha inhabilidad.
9° Principio de la no formalización.
El principio de no formalización contenido en el artículo 13 LBPA entrega reglas
interesantes en relación con los vicios de procedimiento o forma que pueda tener el
procedimiento. En efecto, la citada disposición señala que el procedimiento debe
desarrollarse con sencillez y eficacia, de modo que las formalidades que se exijan sean
aquéllas indispensables para dejar constancia indubitada de lo actuado y evitar perjuicios
a los particulares.
Ahora bien, la existencia de un vicio de procedimiento o de forma no conlleva
necesariamente la nulidad del acto administrativo. En efecto, para que se vea afectada su
validez se aplica el principio de transcendencia, es decir, requiere que el vicio recaiga
sobre algún requisito esencial del mismo, sea por su naturaleza o por mandato del
ordenamiento jurídico y, se exige, además que genere un perjuicio al interesado. Este
punto es muy relevante al momento de analizar los elementos formales del acto
administrativo y las causales de nulidad.
A su vez, la misma disposición permite la convalidación o saneamiento de los vicios
de forma, al disponer que la Administración podrá subsanar los vicios de que adolezcan
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los actos que emita, siempre que con ello no se afectaren intereses de terceros.
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Cierra este repertorio el principio de transparencia y publicidad, consagrado desde el año
1999 en el actual artículo 13 LBGAE, y desde el 2005 en el artículo 8° Const. Esta
disposición sólo hace aplicación de dichas disposiciones, habiendo sido reformulada al
tenor de la Ley N° 20.285, de 20 de agosto de 2008, sobre acceso a la información pública.
actualizado
Para la dictación de todo acto administrativo deberá llevarse un expediente que podrá
constar por escrito o electrónico. En el expediente se incorporaran las presentaciones de
los interesados, así como los documentos que acompañen. Estos antecedentes deben ser
incorporados según su orden de ingreso. En él deben constar las actuaciones, documentos
y resoluciones que se dicten por el órgano administrativo (actos trámite, por ejemplo) y
las notificaciones de los mismos a los interesados, o sus comunicaciones a otros órganos
de la Administración del Estado (art. 18 inc. 3°).
A ello se debe agregar la obligación de llevar un registro actualizado, escrito o
electrónico, de acceso al interesado, en que consten las actuaciones señaladas con
indicación de su fecha y hora (art. 18 inc. 4°). A este registro tienen acceso todas las
personas interesadas, ya que constituye un derecho “conocer, en cualquier momento, el
estado de la tramitación de los procedimientos en los que tengan la condición de
interesados, y obtener copia autorizada de los documentos que rolan en el expediente y la
devolución de los originales, salvo que por mandato legal o reglamentario éstos deban ser
acompañados a los autos, a su costa” (art. 17 letra a).
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ello, ajustándose al procedimiento regulado por las leyes. Ello está de acuerdo con la
forma en que el acto administrativo puede ser expedido, esto es por escrito o a través de
medios electrónicos. En la práctica ocurre y seguirá ocurriendo que el procedimiento
constará a través de ambos formatos.
a) Aspectos generales.
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b) Cómputo del plazo
Los plazos de días de la LBPA son de días hábiles, para lo cual se excluyen sábados,
domingos y festivos (art. 25). La cuestión que se ha planteado es si la regla para computar
tales plazos se refiere a toda actuación administrativa o sólo a aquellas regidas por la
LBPA, toda vez que la norma se refiere a los plazos de esta ley. Sin embargo, el ámbito de
la LBPA está dado por el propio art. 1 de la misma, disposición que le otorga carácter
supletorio.
c) Ampliación de plazos
Se concede de oficio o a petición del interesado una ampliación de los plazos que no
exceda de la mitad de los mismos. Si las circunstancias lo aconsejan y con ello no se
perjudican derechos de tercero. Tanto la solicitud de ampliación y como la decisión de
ampliarlo deben producirse antes de que expire el plazo, en ningún caso podrá ampliarse
un plazo vencido (art. 26).
a) Etapa de Inicio
Los procedimientos podrán iniciarse de oficio o a solicitud de persona interesada (art. 28).
Respecto del inicio de oficio, el art. 29 ha dispuesto cuatro formas en que se materializa
esta forma de iniciación:
- por propia iniciativa;
- como consecuencia de una orden superior;
- a petición de otros órganos o;
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- por denuncia.
Por su parte, el art. 30 dispone que “en caso que el procedimiento se inicie a petición de
parte interesada, la solicitud que se formule deberá contener:
a) Nombre y apellidos del interesado y, en su caso, de su apoderado, así como la
identificación del medio preferente o del lugar que se señale, para los efectos de las
notificaciones.
b) Hechos, razones y peticiones en que consiste la solicitud.
c) Lugar y fecha.
d) Firma del solicitante o acreditación de la autenticidad de su voluntad expresada por
cualquier medio habilitado.
e) Órgano administrativo al que se dirige”.
Con anterioridad a la iniciación el órgano competente podrá abrir un período de
información previa con el fin de conocer las circunstancias del caso concreto y la
conveniencia o no de iniciar el procedimiento. Asimismo podrá “antes de la iniciación del
procedimiento administrativo, el órgano competente, de oficio o a petición de parte, en
los casos de urgencia y para la protección provisional de los intereses implicados, podrá
adoptar las medidas correspondientes. Estas medidas provisionales deberán ser
confirmadas, modificadas o levantadas en la iniciación del procedimiento, que deberá
efectuarse dentro de los quince días siguientes a su adopción, el cual podrá ser objeto del
recurso que proceda” (art. 32 inc. 2).
b) Etapa de Instrucción
1. Concepto.
Durante este periodo se llevan a cabo aquellas actuaciones destinadas a la adopción de
una decisión válida por parte de la Administración del Estado. El art. 34 dispone que “los
actos de instrucción son aquéllos necesarios para la determinación, conocimiento y
comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse el acto”.
Estos actos se realizarán de oficio por el órgano que tramite el procedimiento, sin
perjuicio del derecho de los interesados a proponer aquellas actuaciones que requieran su
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intervención, o constituyan trámites legal o reglamentariamente establecidos.
Se debe destacar que de acuerdo con la definición de actos de instrucción
transcrita, ellos sólo emanan de la Administración del Estado que lleva el procedimiento
administrativo, se realizan de oficio por ella y el interesado sólo podrá proponer o requerir
la realización de un acto de instrucción.
2.1. La prueba.
De acuerdo con el art. 35 “los hechos relevantes para la decisión de un procedimiento,
podrán acreditarse por cualquier medio de prueba admisible en derecho, apreciándose en
conciencia.
Cuando a la Administración no le consten los hechos alegados por los interesados o
la naturaleza del procedimiento lo exija, el instructor del mismo ordenará la apertura de
un período de prueba, por un plazo no superior a treinta días ni inferior a diez, a fin de
que puedan practicarse cuantas juzgue pertinentes.
El instructor del procedimiento sólo podrá rechazar las pruebas propuestas por los
interesados cuando sean manifiestamente improcedentes o innecesarias, mediante
resolución motivada”.
En relación con la oportunidad de la prueba el art. 36 dispone: “Momento de la
prueba. La Administración comunicará a los interesados, con la suficiente antelación, el
inicio de las actuaciones necesarias para la realización de las pruebas que hayan sido
admitidas.
En la notificación se consignará el lugar, fecha y hora en que se practicará la
prueba, con la advertencia, en su caso, de que el interesado puede nombrar peritos para
que le asistan”.
2.2. Informes.
Según dispone el art. 37, “para los efectos de la resolución del procedimiento, se
solicitarán aquellos informes que señalen las disposiciones legales, y los que se juzguen
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necesarios para resolver, citándose el precepto que los exija o fundamentando, en su
caso, la conveniencia de requerirlos”. Estos informes pueden provenir de un órgano
dentro de la propia Administración que debe adoptar el procedimiento administrativo,
como de un órgano externo a la misma. En cuanto al valor de los mismos, el art. 38
dispone que “salvo disposición expresa en contrario, los informes serán facultativos y no
vinculantes. Si el informe debiera ser emitido por un órgano de la Administración distinto
del que tramita el procedimiento en orden a expresar el punto de vista correspondiente a
sus competencias respectivas, y transcurriera el plazo sin que aquél se hubiera evacuado,
se podrán proseguir las actuaciones”. El plazo para emitir el informe es de 10 días (art. 24
inc. 3º).
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término al procedimiento la resolución final, el desistimiento, la declaración de abandono
y la renuncia al derecho en que se funde la solicitud, cuando tal renuncia no esté
prohibida por el ordenamiento jurídico.
También producirá la terminación del procedimiento la imposibilidad material de
continuarlo por causas sobrevinientes. La resolución que se dicte deberá ser fundada en
todo caso.
Es decir, el procedimiento administrativo finaliza por:
- Resolución final: que podrá ser expresa o tácita, en aquellos casos en que hubiera
operado el silencio administrativo.
- Desistimiento: consistente en la declaración del interesado en orden a no
perseverar en su solicitud. Esta forma de finalización del procedimiento
administrativo operará sólo en los casos en que aquél se hubiere iniciado a
solicitud de parte interesada.
- Declaración de abandono: El art. 43 dispone: “Abandono. Cuando por la inactividad
de un interesado se produzca por más de treinta días la paralización del
procedimiento iniciado por él, la Administración le advertirá que si no efectúa las
diligencias de su cargo en el plazo de siete días, declarará el abandono de ese
procedimiento.
Transcurrido el plazo señalado precedentemente, sin que el particular
requerido realice las actividades necesarias para reanudar la tramitación, la
Administración declarará abandonado el procedimiento y ordenará su archivo,
notificándoselo al interesado.
El abandono no producirá por sí solo la prescripción de las acciones del particular o
de la Administración. En todo caso, los procedimientos abandonados no
interrumpirán el plazo de prescripción”. No obstante lo anterior, la Administración
del Estado puede discrecionalmente excepcionar la aplicación de la regla del
abandono y no declararlo “cuando la cuestión suscitada afecte al interés general o
fuera conveniente continuarla para su definición y esclarecimiento”.
- Renuncia: la única limitación a la renuncia dice relación con los casos en que ella
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esté expresamente prohibida en el ordenamiento jurídico (arts. 40 y 42).
- Decaimiento, que es la imposibilidad material sobreviniente.
a) Concepto.
b) El Silencio positivo
Art. 64 “Transcurrido el plazo legal para resolver acerca de una solicitud que haya
originado un procedimiento, sin que la Administración se pronuncie sobre ella, el
interesado podrá denunciar el incumplimiento de dicho plazo ante la autoridad que debía
resolver el asunto, requiriéndole una decisión acerca de su solicitud. Dicha autoridad
deberá otorgar recibo de la denuncia, con expresión de su fecha, y elevar copia de ella a su
superior jerárquico dentro del plazo de 24 horas.
Si la autoridad que debía resolver el asunto no se pronuncia en el plazo de cinco días
contados desde la recepción de la denuncia, la solicitud del interesado se entenderá
aceptada.
En los casos del inciso precedente, el interesado podrá pedir que se certifique que su
solicitud no ha sido resuelta dentro del plazo legal. Dicho certificado será expedido sin más
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trámite.”
c) El Silencio negativo
Art. 65. Silencio Negativo. Se entenderá rechazada una solicitud que no sea resuelta
dentro del plazo legal cuando ella afecte el patrimonio fiscal. Lo mismo se aplicará en los
casos en que la Administración actúe de oficio, cuando deba pronunciarse sobre
impugnaciones o revisiones de actos administrativos o cuando se ejercite por parte de
alguna persona el derecho de petición consagrado en el numeral 14 del artículo 19 de la
Constitución Política.
En los casos del inciso precedente, el interesado podrá pedir que se certifique que su
solicitud no ha sido resuelta dentro de plazo legal. El certificado se otorgará sin más
trámite, entendiéndose que desde la fecha en que ha sido expedido empiezan a correr los
plazos para interponer los recursos que procedan.
Art. 66: “Los actos administrativos que concluyan por aplicación de las disposiciones de
los artículos precedentes, tendrán los mismos efectos que aquéllos que culminaren con
una resolución expresa de la Administración, desde la fecha de la certificación respectiva”.
e) La resolución tardía
La LBPA no resuelva la situación en que queda la Administración del Estado en los casos en
que opera el silencio administrativo, toda vez que no dice si el órgano que omitió la
resolución expresa puede o no dictar el acto administrativo.
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12. Las partes en el procedimiento administrativo
a) La Administración
b) El interesado
1. Concepto.
La LBPA no habla de partes del procedimiento administrativo, sino que regula la figura de
los interesados que intervienen en él.
“Art. 21: Interesados. Se consideran interesados en el procedimiento
administrativo:
1. Quienes lo promuevan como titulares de derechos o intereses individuales o
colectivos.
2. Los que, sin haber iniciado el procedimiento, tengan derechos que puedan
resultar afectados por la decisión que en el mismo se adopte.
3. Aquellos cuyos intereses, individuales o colectivos, puedan resultar afectados
por la resolución y se apersonen en el procedimiento en tanto no haya recaído
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resolución definitiva”.
Lejos de constituir un concepto de interesado, lo que ha hecho el legislador es
establecer un listado de situaciones en que se estima que determinadas personas tengan
el carácter de tales. De todos ellos, el elemento que define a esta parte del procedimiento
es el interés. Evidentemente se considerará interesado el titular de un derecho subjetivo.
En tal sentido la enumeración no presenta novedad alguna. Sin embargo, agrega además
la situación de aquellos que tienen un interés. Es en esta parte donde la definición plantea
el problema de tener que determinar qué se entenderá por interés (sea individual o
colectivo), especialmente por la amplitud del concepto de interesado y de interés que
establece la LBPA
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iniciación del procedimiento, existe la limitación para su adopción en los casos en que las
medidas provisionales “puedan causar perjuicio de difícil o imposible reparación a los
interesados, o que impliquen violación de derechos amparados por las leyes” (art. 32 inc.
4°).
El interesado puede solicitar la realización de actos de instrucción. “proponer
aquellas actuaciones que requieran su intervención, o constituyan trámites legal o
reglamentariamente establecidos” (art. 34 inc. 2°).
El interesado podrá solicitar la realización de diligencias probatorias, las que
podrán ser rechazadas por el instructor sólo cuando ellas sean manifiestamente
improcedentes o innecesarias (art. 35 inc. 3°).
Asimismo, el interesado tiene el derecho a participar en la actuación en que se
lleve a efecto la diligencia probatoria, debiendo ser notificado al efecto (art. 36).
El interesado tiene el derecho a participar o no en el periodo de información
pública, que puede decretarse antes de que se resuelva el procedimiento, sin que ello
suponga impedimento alguno para la interposición de los recursos procedentes en contra
de la resolución definitiva (art. 39 inc. 4°).
En la resolución final se contendrá la decisión sobre las peticiones de los
interesados (art. 41 inc. 1°).
El interesado tiene el derecho a conocer en cualquier momento el estado de la
tramitación de los procedimientos en los que tenga el carácter de tal y a obtener copia
autorizada de los documentos que rolan en el expediente y obtener devolución de los
originales (art. 17 ). El interesado tiene derecho a que los actos de instrucción que
requieran de su participación se realicen en la forma en que resulten más cómoda para
ellos y que sea compatible, en la medida de lo posible con sus obligaciones laborales y
profesionales (art. 17 e). Debe concluirse además, que el interesado tiene todos los demás
derechos que corresponden a cualquier persona y que se enumeran en el art. 17.
Los actos deben serle notificados in integrum, cuando estos son de carácter
individual (art. 45 inc. 1°).
Puede desistirse de su petición o renunciar a su derecho, siempre que la ley no lo
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prohíba (art. 42).
Sobre él pesa la carga procesal de realizar aquellas diligencias que le correspondan,
de lo contrario, y habiendo transcurrido más de 30 días de inactividad que produzcan la
paralización del procedimiento iniciado por él, la Administración le advertirá que debe
efectuar la diligencia en el plazo de 7 días o procederá el abandono del procedimiento
(art. 43).
El interesado puede siempre solicitar la aclaración del acto (art. 62).
Puede denunciar el transcurso del plazo legal para la tramitación, para efectos de
que opere el silencio administrativo (art. 64).
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13. Los recursos administrativos
a) Concepto.
En principio, los recursos administrativos proceden sólo en contra de los actos terminales
o resolutivos, por excepción proceden en contra de actos trámites (aquellos que se dictan
dentro de un procedimiento administrativo y que dan curso progresivo al mismo), cuando
estos determinen la imposibilidad de continuar un procedimiento o produzcan indefensión
(art. 15 inc. 2º LBPA).
Consagración positiva: El art. 10 de la LBGAE dispone:
“Los actos administrativos serán impugnables mediante los recursos que establezca
la ley. Se podrá siempre interponer el de reposición ante el mismo órgano del que
hubiere emanado el acto respectivo y, cuando proceda, el recurso jerárquico ante el
superior correspondiente, sin perjuicio de las acciones jurisdiccionales a que haya
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lugar”.
De acuerdo con la jurisprudencia administrativa recaída sobre esta norma, en ella
se contiene sólo un mínimo de garantía, debiendo preferirse aquellos recursos
administrativos especiales, los que desplazarán a los del art. 10. En consecuencia,
procederá alguno de los recursos administrativos del citado artículo siempre que no exista
una disposición que cree especialmente un recurso administrativo contra el acto que se
intenta impugnar.
b) Tramitación
Si bien la LBGAE establece dos clases de recursos, estos pueden complementarse con
otras categorías contenidas tanto en la propia LBPA como en leyes especiales. Los
recursos administrativos son:
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excluye la procedencia de esta clase de recurso contra los actos del Presidente de la
República, de los Ministros de Estado, de los alcaldes y los jefes superiores de los servicios
públicos descentralizados. En estos casos, el recurso de reposición agota la vía
administrativa.
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Sería interesante establecer en qué momento del procedimiento administrativo existe emplazamiento,
entendida desde la perspectiva procesal como la notificación valida de la demanda y el término o plazo para
contestarla. Si es así, esta causal nunca será aplicada, salvo que se considere un atentado al principio de
contradicción (artículo 10), lo cual seria en el supuesto de una “interpretación libre” del concepto de
emplazamiento en el ámbito de procedimiento administrativo.
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También es muy interesante en la búsqueda de las “rarezas jurídicas” tratar de determinar cuando una
autoridad administrativa puede cometer el delito de prevaricación.
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plazo para interponer el recurso será de un año que se computará desde el día
siguiente a aquél en que se dictó la resolución en los casos de las letras a) y b).
Respecto de las letras c) y d), dicho plazo se contará desde que la sentencia quede
ejecutoriada, salvo que ella preceda a la resolución cuya revisión se solicita, caso en
el cual el plazo se computará desde el día siguiente al de la notificación de ésta”.
- Recursos administrativos especiales: existe una gran cantidad de recursos
administrativos especiales contenidos en la legislación sectorial. En ocasiones se trata de
reglas que simplemente modifican la regulación general de la LBPA, como, por ejemplo,
aumentando el plazo para el recurso de reposición, o por el contrario, configurando un
recurso administrativo distinto al de reposición o el jerárquico. Tal es el caso de recursos
administrativos susceptibles de ser interpuestos ante una autoridad que no es
jerárquicamente superior a aquella que dictó el acto administrativo impugnado, pero que
si se relaciona con ella a través de algún mecanismo de tutela. Por ej. el recurso que se
puede interponer ante el SEREMI de Vivienda en contra de los actos de los Directores de
Obras Municipales, conforme a la Ley General de Urbanismo y Construcción. En el
Derecho comparado, este recurso se plantea como un recurso extraordinario.
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de la vía administrativa para dicho efecto. En consecuencia, constituyen un mecanismo de
protección real para el administrado, y no un privilegio para la Administración Pública, la
que ganaría tiempo, de exigirse dicho agotamiento, y se erigiría en una carga para el
administrado.
Si se acogen, la Administración Pública invalidará o revocará el acto administrativo.
Una norma fundamental que garantiza la eficacia de las vías de impugnación del acto
administrativo es la contenida en el art. 54 LBPA, el que dispone:
“Interpuesta por un interesado una reclamación ante la Administración, no podrá el mismo
reclamante deducir igual pretensión ante los Tribunales de Justicia, mientras aquélla no
haya sido resuelta o no haya transcurrido el plazo para que deba entenderse desestimada.
Planteada la reclamación se interrumpirá el plazo para ejercer la acción jurisdiccional. Este
volverá a contarse desde la fecha en que se notifique el acto que la resuelve o, en su caso,
desde que la reclamación se entienda desestimada por el transcurso del plazo. Si respecto
de un acto administrativo se deduce acción jurisdiccional por el interesado, la
Administración deberá inhibirse de conocer cualquier reclamación que éste interponga
sobre la misma pretensión.
En relación con la disposición transcrita es posible deducir tres reglas de ordenación de las
vías administrativa y judicial.
- En primer lugar se establece una regla de procedibilidad de la acción jurisdiccional
en contra del acto administrativo cuando éste ha sido previamente impugnado por la vía
administrativa. Debe tenerse en cuenta que la norma del inc. 1º habla de reclamación
ante la Administración, por lo que cabe la duda si se refiere a cualquier tipo de
reclamación administrativa o sólo a los recursos administrativos. Esta duda surge si se
tiene en cuenta que la invalidación y la revocación pueden ser solicitadas a petición de
parte.
- En segundo lugar se dispone una regla de garantía de la impugnación judicial, al
interrumpir el plazo de prescripción de la respectiva acción. Debe tenerse en cuenta que
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la jurisprudencia judicial ha resuelto unánimemente que esta regla no es aplicable a la
impugnación por vía del recurso de protección, toda vez que se trata de una acción
urgente y de naturaleza cautelar.
- Finalmente, se dispone una regla de inhibición administrativa, una vez interpuesta
la acción jurisdiccional, la Administración Pública no puede conocer un de un recurso
administrativo en contra del mismo acto.
Finalmente debe tenerse en cuenta, que el art. 54 no dispone una regla de agotamiento
previo de la vía administrativa, es decir no obliga al particular a impugnar ante la propia
Administración Pública el acto administrativo antes de dirigirse a la vía jurisdiccional. Lo
que sí hace la disposición en comento es ordenar la relación entre las dos vías de
impugnación.
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