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Bourdieu, Pierre - Las Reglas Del Arte. Génesis y Estructura Del Campo Literario
Bourdieu, Pierre - Las Reglas Del Arte. Génesis y Estructura Del Campo Literario
H acer épo ca
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cidos, Hartung, Deyrolle, Dewasne, Schneider, Marie Raymond, vi
nieron a enseñarme sus lienzos. En un abrir y cerrar de ojos, ante
aquellas obras estrictas, austeras, mi camino parecía trazado. Había
allí bastante dinam ita como para suscitar pasiones y volver a pon er
en tela de ju icio los problemas artísticos. Organicé entonces la expo
sición “Pintura abstracta joven” (enero de 1946). Para mí, empezaba
entonces la época de lucha. Primero, hasta 1950, p a ra im poner la
abstracción en su conjunto, trastocar las posiciones tradicionales de
la pintura figurativa, de la que se tiende a olvidar hoy en día que en
aquel entonces era ampliamente mayoritaria. Después, se produjo,
en 1954, el maremoto informal: contemplamos la generación espon
tánea de una cantidad de artistas que se em patanaban com placiente
m ente en la materia. La galería que, desde 1948, luchaba p o r la abs
tracción, rechazó el entusiasmo general y se atuvo a una selección
estricta. Esta selección fue el abstracto constructivo, que es hijo de
las grandes revoluciones plásticas de principios de siglo, y que nue
vos investigadores están desarrollando hoy en día. Un arte noble,
austero, que afirma continuamente su vitalidad. ¿Por qué poco a
poco he ido llegando a d efen der exclusivam ente el arte construido?
Si busco las razones dentro de mí misma, es, me parece, porque nin
guno expresa mejor el triunfo del artista sobre un mundo en peligro
de descomposición, un mundo en perpetua gestación. En una obra de
Herbin, de Vasaraly, no hay sitio para las fu erz a s oscuras, el em pan-
tanam iento, lo mórbido. Este arte plasma de forma evidente el do
minio total del creador. Una hélice, un rascacielos, una escultura de
Schoffer, un Mortensen, un Mondrian: he aquí unas obras que me
sosiegan; se puede leer en ellas, cegadora, la dominación de la razón
humana, el triunfo del hombre sobre el caos. Ése es para mí el papel
del arte. La emoción sale ganando con creces.»1
1. Denise René, Presentación del Catalogue du V' salon intern ation al des g a le
ries pilotes, Lausana, Musée cantonal des Beaux-Arts, 1963, pág. 150. El subrayado es
mío.
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lo informe y el caos toda la obra fruto de la ruptura con los es
quemas de producción y de percepción antiguos; cóm o, por úl
timo, la referencia nostálgica a las luchas sostenidas para impo
ner unos cánones otrora heréticos contribuye a legitimar la falta
de disposición para admitir la contestación herética de lo que se
ha convertido en una nueva ortodoxia.
No basta con decir que la historia del campo es la historia de
la lucha por el monopolio de la imposición de las categorías de
percepción y de valoración legítimas; la propia lucha es lo que
hace la historia del campo; a través de la lucha se temporaliza. El
envejecimiento de los autores, de las obras o de las escuelas es
algo muy distinto del producto de un deslizamiento mecánico
hacia el pasado: se engendra en el combate entre aquellos que
hicieron época y que luchan por seguir durando, y aquellos que a
su vez no pueden hacer época sin remitir al pasado a aquellos a
quienes interesa detener el tiempo, eternizar el estado presente;
entre los dominantes conformes con la continuidad, la identidad,
la reproducción, y los dominados, los nuevos que están entrando
y que tienen todas las de ganar con la discontinuidad, la ruptura,
la diferencia, la revolución. H a cer época significa indisoluble
mente h acer existir un a n u eva posición más allá de las posiciones
establecidas, por d ela n te de estas posiciones, en van g u ard ia, e,
introduciendo la diferencia, producir el tiempo.
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tas o sus críticos titulares en la lucha p or el reconocimiento y cum
plen la función de signos de reconocimiento que distinguen a las ga
lerías, a los grupos y a los pintores y, también, los productos que fa
brican o que proponen.1
A los recién llegados no les queda otro recurso que rem itir
con tin u am en te a l p a sa d o —aprovechando el movimiento mismo a
través del cual acceden a la existencia, es decir a la diferencia le
gítima o incluso, durante un tiempo más o menos largo, a la legi
timidad exclusiva— a los productores consagrados a los que se en
frentan y, consecuentemente, también sus obras y la afición de
los que permanecen fieles a ellas. Debido a ello, las galerías o las
editoriales, com o los pintores o los escritores, se reparten en
todo momento en función de su edad artística, es decir según la
antigüedad de su modo de producción artística y según el grado
de canonización y de divulgación de este esquema generador que
al mismo tiempo también es esquema de percepción y de valora
ción. E l campo de las galerías reproduce en la sincron ía la histo
ria de los movimientos artísticos desde finales del siglo X IX : cada
una de las galerías importantes ha sido una galería de vanguardia
en un época más o menos remota y está tanto más consagrada,
como las obras que consagra (y que puede por lo tanto vender
más caras), cuanto que su apogeo es más remoto en el tiempo y
que su «seña» (el «abstracto geométrico» o el «pop americano»)
goza de un conocimiento y de un reconocimiento más amplio,
pero permanece encerrada en esa «seña» («Durand-Ruel, el mar
chante de los impresionistas»), que es también un destino.
E n cada momento del tiempo, en el campo de luchas que sea
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La temporalidad del campo
de producción artística
ti t2 t3
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unos agentes y unas instituciones separados por un tiempo y en
la relación con el tiempo: unos, que se sitúan más allá del pre
sente, sólo tienen contemporáneos a los que reconocen y que les
reconocen a ellos entre los demás productores de vanguardia, y
sólo tienen un público en el futuro; los otros, tradicionalistas o
conservadores, sólo reconocen a sus contemporáneos en el pa
sado (las líneas punteadas horizontales del esquema ponen de
manifiesto estas contemporaneidades ocultas).
El movimiento temporal que produce la aparición de un
grupo capaz de hacer época imponiendo una posición avanzada
se traduce por una traslación de la estructura del campo del pre
sente, es decir de las posiciones temporalmente jerarquizadas que
se oponen en un campo dado, al así encontrarse cada una de las
posiciones retrasada en un rango en la jerarquía temporal que
también es al mismo tiempo una jerarquía social (las diagonales
punteadas unen las posiciones estructuralmente equivalentes
—por ejemplo la vanguardia— en campos de épocas diferentes).
La vanguardia se encuentra en todo momento separada por una
g en eración artística (entendida como la separación entre dos m o
dos de producción artística) de la vanguardia consagrada, a su
vez también separada por otra generación artística de la vanguar
dia ya consagrada en el momento en el que a su vez ella entró en
el campo. De lo que resulta que, tanto en el espacio del campo
artístico com o en el campo del espacio social, como mejor se mi
den las distancias entre los estilos o los estilos de vida es en tér
minos de tiempo.
L a l ó g ic a d e l c a m b io
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