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Coaching Deportivo

Haz de la excelencia tu hábito


Carles Herrero Bahamontes
A todas las personas que me han ayudado con
este libro, que son muchas.
A todas las personas que me han enseñado y
ayudado en la vida, que son muchísimas.
A mi hermana, de quien he aprendido que eso
de la suerte solo se encuentra con esfuerzo e
ilusión.
Indice
- Prólogo: “Fútbol: Paciencia y superación”, de Juan Mata
- Objetivos del libro
- Toma conciencia
- ¿Qué es el coaching?
- El coaching sirve y es para:
- La Rueda de la Vida
- Ten tus valores claros y muy presentes
- Saboteador
- Sal de tu zona de confort
- Perspectivas
- ¿Qué tal un poco de conciencia?
- Feedback: el desayuno de los campeones
- Tan importante es saber recibirlo como saber darlo
- Reconoce
- Creencias
- Márcate objetivos
- Propósito de vida
- Afina tu visión… (Y pasa a la acción)
- Visualiza
- ¿Cuáles son tus intenciones para hoy?
- …Y pasa a la acción
- ¿Qué puedo mejorar?
- Se responsable
- Celebra los éxitos… Y los fracasos
- Mira desde arriba a través de la metavisión
- Aprende de los grandes
- Yey
- Vive el presente
- Aprovecha tu geografía
- Controla tus emociones
- ¿Quién quieres ser en el equipo?
- Seguimos
- Epílogo: “Un sueño cumplido”, Carlos Sastre
- Epílogo II: “Una carrera para el recuerdo”, Iván Fernández
- Bibliografía

PRÓLOGO

Fútbol: paciencia y superación


Juan Mata
El fútbol, como la vida, es en muchos aspectos una cuestión de confianza.
Parece una reflexión sencilla, pero ¿cómo mantenerla o ganarla en
momentos de dudas? Llegué a Valencia siendo un niño, entré en un
vestuario repleto de estrellas, con jugadores cargados de prestigio y con una
afición exigente. Sabía adónde iba. Sabía que iba a ser difícil jugar, por lo
que no me sorprendió no contar para el entrenador. Cuando eres realista, las
adversidades se gestionan mejor.
Era muy joven y me tocaba esperar. No tenía prisa. No me volví loco,
porque el fútbol es una carrera de fondo. Y en aquel primer año tenía claro
que las cosas no iban a ser fáciles. A veces dudas y te planteas si acertaste o
no con la decisión de quedarte, de no salir cedido, de haber firmado tantos
años. Pero fueron momentos pasajeros. Al saboteador que aparece por tu
mente hay que eliminarlo cuanto antes porque puede hacer que pongas en
duda tus valores y convicciones.
¿Cuáles fueron las claves para no perder la confianza? La primera de ellas,
la constancia. Nunca dejé de trabajar, en ningún momento bajé los brazos.
Sudaba y me esforzaba como el que más para no tener que reprocharme
nada a mí mismo. Por otro lado, cada vez que me calzaba las botas para
salir a entrenar sentía que no era inferior a mis compañeros. No entrenaba
acomplejado, trabajaba libre para mejorar y disfrutar y sentía que cada día
aprendía cosas, que crecía técnica y tácticamente. Me reafirmaba
interiormente al ver que no desentonaba al lado de jugadores tan
importantes. Futbolistas de los que aprendías con el mero hecho de
observarlos.
Por eso estaba tranquilo. Aunque, en ocasiones, la inseguridad y las dudas
se apoderen de las personas a tu alrededor, un entorno que te quiere y que se
preocupa por ti, es importante no caer en el desánimo. Al contrario, se
sorprendieron de la seguridad y la firmeza que adopté ante la adversidad.
Había que estar tranquilo, relativizar y contagiar alegría.
El fútbol es una carrera relampagueante que se escurre entre las manos, por
eso se puede caer en la obsesión por conseguir resultados inmediatos. La
perspectiva es fundamental, y para poseerla es necesario manejar la
paciencia. Creo que se trata de una virtud capital, siempre y cuando estés
haciendo todo lo que está en tu mano para conseguir resultados. Si trabajas,
acaban llegando. Además, es fundamental saber adaptarse a las
circunstancias para poder convivir de la mejor manera posible con tu
entorno. Cuando abandoné Oviedo para incorporarme a las categorías
inferiores del Real Madrid estuve encantado en la residencia, con los
compañeros, con las clases y los entrenamientos. Buscaba siempre lo
positivo y puedo decir que disfruté de una vida tan feliz como plena. Ese
optimismo ante la vida y ante la realidad que vives supone un motor
imparable en los retos que te propones.
Rechazo buscar problemas, no me gusta quejarme. Me desgasta, me quema
energía. Intento enfocarla en no perder la competitividad que te permite
mantener el afán de superación. El problema, cuando consigues una serie de
objetivos importantes y obtienes éxitos que por sí solos ya valen una carrera
profesional, es caer en la autocomplacencia. Uno de los grandes peligros del
deportista cuando alcanza un cierto nivel es acomodarse. Crees que lo
tienes, que lo has conseguido todo, y a veces puede merodear por tu cabeza
ese saboteador al que hay que desterrar de manera inmediata porque
aparece para restar.
Después de subir un peldaño, lo importante es trabajar para no descender de
él. Parece obvio, pero a veces lo difícil es mantener el rendimiento, no bajar
el listón. Yo procuro plantear las temporadas desde un punto de vista global,
aunque es necesario marcar hitos más a corto plazo que tienen que ver con
los partidos en casa, fuera y las diferentes competiciones. El objetivo final
es mejorar tus números, ayudar al equipo, sentirte más importante dentro de
una organización jerarquizada.
Esta obra que vas a leer se trata de una guía sobresaliente de superación,
esfuerzo, conocimiento e inteligencia emocional. Una herramienta perfecta
para conocernos mejor y, en definitiva, para progresar en cualquier faceta
de nuestro crecimiento personal. Espero que la disfrutes.

Juan Mata García


Jugador del Chelsea y de la Selección Española de Fútbol
Campeón del Mundo, de Europa y de la Champions League
Objetivos del libro

Este libro tiene como objetivo fundamental proporcionarte las herramientas


y reflexiones necesarias para que alcances tu mejor versión. Y lo hemos
hecho pensando en el deportista de elite pero también en el que todavía está
en fase de formación, así como en las personas que giran alrededor del
deportista y que necesitan también conocer estas técnicas para su trabajo de
asesoramiento en el día a día.
Por tanto, vamos a intentar acercarte el coaching a través de una guía
práctica que te ayude a crecer como deportista y como persona, una guía a
la que puedas acudir siempre que quieras.
Este libro no pretende guiarte a conseguir un éxito superfluo sino un éxito
interior. Queremos que disfrutes del camino y no tanto del destino. Dicho
de otra manera: ganar es importante, pero más enriquecedor todavía es el
proceso que hay que seguir para lograr el triunfo. Consigas o no la victoria,
si eres capaz de saborear todas esas experiencias, acabarás disfrutando
mucho más y creciendo como deportista y persona.
Si estás o llegas a la élite, este libro te ofrece los mimbres para que
establezcas unos pilares personales sólidos que te permitan mantenerte en
un mundo profesional cada día más competitivo.
Si no llegas a esa excelencia deportiva, pretendemos haberte incitado a
actuar y a tomar tus propias decisiones, de manera que nunca puedas
reprocharte nada de lo que pudiste haber hecho en el pasado o decirte “si
hubiera hecho esto o aquello ahora estaría en la elite”.
El fin último de las siguientes líneas es servir de catalizador, de llamada a la
acción, pues el autoconocimiento y el autoanálisis son fundamentales para
seguir adelante sin echar las culpas sobre otros. Podemos seguir
quejándonos de lo que nos rodea o dar un paso al frente y tomar las riendas
de nuestras vidas para no caer en la autocomplaciencia.
¿Cómo utilizar este libro?
No lo leas de un tirón.
Trabájalo capítulo a capítulo haciendo las diferentes
prácticas que se te presentan.
Vuelve a él siempre que lo necesites.
No es un libro para dejarlo en la estantería. Es un
instrumento de desarrollo, un manual práctico destinado a
ayudarte siempre que lo necesites. Tenlo en la mesita de
noche o en un lugar cercano a ti para refrescar lo que
necesites en cada momento.
¿Me permites empujarte a tomar las riendas de tu vida y absoluta
responsabilidad personal por todo lo que haces?
Toma conciencia

Un error habitual de los deportistas –y también del entorno del deportista-


es querer ser Messi, Mata, Gasol, Nadal, Contador, Gemma Mengual o
Edurne Pasabán. Yo lo hice. Yo quería ser Miguel Induráin. Y como es
evidente no lo fui. Me perdí a mí mismo durante mucho tiempo. En esos
años en los que hay que pensar en mejorar y sobre todo, en cómo mejorar,
soñaba en ganar Tours de Francia sin darme cuenta de que eso me causaba
cada vez una ansiedad mayor por querer “parecerme a”.
Tal vez si hubiera querido ser Carles Herrero y me hubiera quedado con
algunas de las cosas que hacía Induráin, como entrenar duro, comer
estrictamente o cuidar cada detalle antes y después de la competición, mis
resultados podrían haber sido infinitamente mayores. Pero no lo hice. La
ansiedad me hacía comer, en muchas ocasiones nada sano, con lo que eso
repercutía en la calidad de mi entrenamiento. Y esto es sólo un pequeño
ejemplo para que tengas claro que no puedes cambiar tu identidad.
Tampoco puedes cambiar tu ADN y, por supuesto, nadie puede entrenar por
ti. Tienes nombre y apellidos y lo único que conseguirás queriendo ser
alguien que no eres o intentándote parecer a otra persona será bloquearte.
En lo que sí te voy a insistir es en que tomes conciencia. Ser tú mismo en
cada momento para conocer tu interior al milímetro. Saber cuáles son tus
virtudes y defectos para que puedas pulir los primeros y mejorar los
segundos y así sacar tu máximo potencial.
He visto u oído a algunos deportistas que, después de ver sus acciones
mientras están en competición, dicen no ser ellos o no reconocerse a sí
mismos. Están fuera de sí y no se conocen cuando las pulsaciones suben
más de la cuenta. Conociéndote, evitarás caer en la tentación o en el error
de realizar alguna acción de la que luego te arrepientas. No soy yo quien
juzga la acción como error, sino tú mismo en el momento en el que te
arrepientes.
¿Por qué no dedicarnos tiempo a nosotros mismos para saber cuándo nos
ponemos más nerviosos de lo normal, cuando nos puede la presión, cuando
sentimos miedo…?
En el momento en el que lo analizamos reconocemos que sensaciones o
sentimientos producen esa situación. Por ejemplo, donde nos hemos puesto
más nerviosos de la cuenta. La próxima vez que te alteres podrás darte
cuenta y serás totalmente consciente para decidir frenar una acción que te
puede llevar a perderte el partido o competición más importante de tu vida.
¿Qué es el coaching?

Durante mucho tiempo me costó definir el coaching con palabras. Me di


cuenta que lo mejor es explicarlo haciendo una sesión práctica, pero ante la
imposibilidad en este caso, lo dejo en cinco palabras: conversación,
reflexión, autoconocimiento, planificación y acción. Durante sesiones de
una hora, el coach pregunta al deportista para ayudarle a reflexionar y a
sacar respuestas que no había tenido en cuenta hasta el momento. Con
nuevas conclusiones, ideas o perspectivas, decidirá qué va a hacer para
plasmar en hechos lo que ha expresado en palabras.
Te ayudará a conocerte más para saber realmente hacia dónde quieres
dirigirte en tu vida. Y eso requiere el compromiso de decidir qué vas a
hacer: un plan de acción para llegar al objetivo que deseas.
Quiero compartir contigo alguna definición más:
- Una conversación sobre ti con el coach en la que éste te hará de
espejo para permitirte profundizar y reflexionar sobre tu vida. Con
mayor consciencia y responsabilidad sobre ti mismo es mucho más
fácil marcarte objetivos y elaborar un plan de acción que te ayude a
conseguirlo.
- Conjunto de habilidades que te permitirán conocerte y
redescubrirte para lograr objetivos y sueños personales y
profesionales, cambios de actitud y creencias limitantes, clarificar
objetivos y oportunidades a través de la responsabilidad y los valores
personales. El coaching no es solo sueños y visión. Implica
planificación y esfuerzo. El coaching es acción.
- Liberar el potencial del deportista para llevarlo a su mejor nivel
de resultados. Se trata de hacerle aprender por sí mismo. El deportista
profundiza en sus conocimientos, mejora sus resultados y valora más
su vida.
- El coaching es una serie de entrevistas individuales entre tú y tu
coach con el propósito de ayudarte a alcanzar tus objetivos y salir
adelante en tu vida personal y profesional con éxito.
- El arte de facilitar el desarrollo del potencial de las personas para
alcanzar objetivos importantes y significativos.
- El coaching es un proceso que apunta al desarrollo del potencial
de las personas y de los equipos para alcanzar objetivos coherentes y
cambios en profundidad.
- Según la International Coach Federation (lCF), la asociación que
regula el coaching de mayor prestigio a nivel internacional, el
coaching es “la relación profesional continua que ayuda a las
personas a producir resultados extraordinarios en sus vidas, carreras,
negocios y organizaciones. A través de un proceso de coaching, los
clientes profundizan en su aprendizaje, optimizan su desempeño y
mejoran su calidad de vida”.
En resumen, el coaching es confianza y acción, dos aspectos cruciales para
cualquier individuo, más si cabe cuando éste participa en el apasionante
mundo del deporte. Un deportista con confianza es aquel capaz de probar a
jugársela o hacer cosas diferentes que en ocasiones ni él mismo espera. Sin
embargo, quien no goza de confianza se esconde y sufre la ansiedad por
miedo a fallar. Trabajando tu desarrollo emocional, igual que lo haces a
nivel físico, técnico o táctico, tu rendimiento también aumentará.
De la misma manera que cuando llevas un esfuerzo prolongado el
rendimiento baja, cuando no tenemos confianza nuestras acciones no
acaban de ser las que querríamos. Lo que suele ser fácil, como un pase al
compañero, por momentos se nos hace un mundo y sólo pensamos en
asegurar o quitarnos la responsabilidad de encima.
Tienes dos lobos dentro de ti. El de la determinación y la excelencia y el del
miedo y la desconfianza. En función de cuál sea el lobo al que alimentes,
así serán tus resultados. Te aconsejo que alimentes al primero, el de la
determinación y la excelencia. Y esto pasa por conocerte bien a ti mismo.
Estas preguntas te ayudarán y a medida que vayas leyendo el libro podrás ir
contestándolas.
- ¿Quién soy?
- ¿Cuáles son mis valores?
- ¿Cuál es mi situación actual?
- ¿Cuál sería mi situación ideal? ¿Hacia dónde quiero dirigirme?
- ¿Qué me falta para llegar a ello?
- ¿Quién seré cuando lo consiga?
- ¿Qué valores habré honrado?
- ¿Qué será diferente para mí entonces?
- ¿Qué puedo hacer para dar un paso más hacia el logro de mi
objetivo?
- ¿De verdad quiero lograrlo?
- ¿Qué es importante para mí de esto?
- ¿Qué es lo mejor y lo peor que puede sucederme?
- ¿Qué me impide ponerme en marcha?
El coach te acompaña en tu conocimiento, la definición de tus objetivos y la
búsqueda de tus propios caminos para alcanzarlo. La reflexión te permitirá
generar ideas propias. Y no hay nada más potente para ir a la acción que
una idea personal. Lo que sale de ti es algo que sabes, te motivará mucho
más, te empujará a hacer cosas por lograrlo y te llevará a alcanzar tu mejor
nivel.
El coaching es una herramienta de autoconocimiento a través de la
reflexión, responsabilidad y conciencia que adquiere quien participa en el
proceso de sesiones. Coach y coachee trabajan sobre los valores, emociones
y sentimientos en la búsqueda de lograr metas, objetivos, habilidades, metas
y sueños.
El coaching no es magia. Requiere esfuerzo, movimiento y acción por parte
del deportista para lograr los objetivos que se marque tanto a nivel personal
como deportivo. Todo lo que tenemos que hacer cada día nos impide
conectar con nosotros mismos y ver qué es lo realmente importante en
nuestras vidas. El coach te ayuda a reflexionar para que lo tengas claro y
puedas tomar decisiones en tu vida con seguridad.
Ahora bien, el coaching no es fácil. Cuando hacemos un cambio en nuestras
vidas o tomamos una decisión, por pequeña que sea, solemos tener miedo a
lo que pasará o a las consecuencias. El coaching te ayuda a tomar la
decisión con la certeza de que es un paso en tu vida que has decidido dar y
lo haces con confianza. Un cambio de equipo, una reunión importante con
tu entrenador, hablar con tus padres sobre algo que te preocupa, pedir
perdón a un amigo, decidir qué estudiar o lo que supondrá dejar de estudiar
son algunas de las muchísimas ideas que se te pueden pasar por la cabeza
en algún momento.
El coaching sirve y es para:

- Saber lo que realmente quiero.


- Poder disfrutar al máximo de tu deporte.
- Confiar más en mis capacidades y posibilidades.
- Dejar mis preocupaciones de lado.
- Acabar con mis miedos.
- Profundizar en mi autoconocimiento.
- Asumir mi liderazgo.
- Pensar en positivo.
- Mejorar mis habilidades personales y sociales.
- No ponerme tanta presión en la competición.
- Dejar de buscar excusas y justificaciones.
- Hacerme responsable de lo que digo y hago.
- Llevar las riendas de mi vida.
- Fortalecer mi identidad.
- Gestionar mis emociones.
- Transformar mi creencias limitantes en potenciadoras.
- Vivir una vida plena aceptándome tal como soy.
- Para los mejores; los que quieren seguir mejorando siempre.
- Incrementar nuestra satisfacción personal.
- Eliminar interferencias que me impiden rendir al máximo.
- Lograr mayor plenitud y equilibrio.
- Abordar nuevos retos con confianza.
- Adquirir compromisos y responsabilidad.
- Asumir mi rol en el equipo.
- Convertirnos en motores de cambio y mejora del mundo.
- Descubrir habilidades y recursos.
- Desarrollar mi talento.
- Focalizar la energía de los objetivos.
- Aumentar la confianza en las propias capacidades.
- Trabajar una actitud responsable y positiva.
- No desalentarse ante contratiempos o falta de resultados a corto
plazo.
La Rueda de la vida

La vida no va por partes. Procura trabajarlas todas para tener


equilibrio en tu vida.
¿Cuáles son las áreas de mi vida?
¿Qué área quiero mejorar?
¿Qué mejora producirá cambios importantes en mi vida?
Piensa en todo aquello que sea importante para ti en estos momentos. Como

posibles áreas, puede que pienses en deporte, familia, amigos, ocio, dinero,

amor, sexo, estudios, desarrollo personal y cualquier otro que te interese o

te inquiete en este preciso instante de tu vida.

Cuando tengas los temas decididos, debes hacer un círculo y dividirlo a

partes iguales a los temas que tienes. Sean cinco, ocho o quince, la tarta o la

pizza debe tener pedazos iguales. No quiero que pienses que la vida va por

partes porque no es así. Si tienes un problema con algún amigo, puede ser

que te perjudique a la hora de rendir en el campo. O si las cosas no te están

saliendo como quieres en el campo, a lo mejor lo pagas con alguien de tu

familia.
El objetivo es que, por partes, puntúes del 1 al 10, siendo 1 lo mínimo y 10

lo máximo, como estás o sientes que estás en cada área de tu vida. Debes

ser lo más sincero posible contigo. Por ejemplo, si crees que el dinero es

algo importante en tu vida a día de hoy, no tienes nada pero no te hace falta

porque tus padres te dan paga, no tienes por qué poner mala nota. Evalúa el

momento presente, el hoy.

Cuando tengas la puntuación de cada área de tu vida, te darás cuenta de lo

que te va bien y de lo que puedes mejorar. Ya sabes cuál es tu estado actual

de cada área de tu vida y ahora puedes pensar en el estado deseado. Si has

puesto un 7 en tu deporte, ¿Qué hay en ese siete? Y si la nota hubiera sido

un 10, ¿Qué sería diferente? ¿Qué habría en tu vida que no hay ahora? ¿Qué

estarías haciendo que no estás haciendo? Piensa también cómo sería un 8 o

un 9 y puedes trabajar de manera progresiva hasta llegar a la máxima

puntuación.
Cuando trabajes y mejores un área a la que has puntuado baja, el resto de

áreas mejorarán y tendrás una vida mucho más feliz. Si no rindes en el

campo y empiezas a hacer cosas para cambiar ese momento, cuando lo

logres verás cómo eres más feliz en casa, rindes más en los estudios y

disfrutas mucho más. Igualmente, si ves que no vas como querrías en los

estudios y empiezas a trabajar esa área para sacar mayor rendimiento, una

buena dosis de estudio y buenas notas te ayudará a ser mucho mejor en el

campo. Como decíamos antes, la vida no va por trozos y todo está

relacionado.

Nadie lo explica tan bien como el futbolista del FC Barcelona, Andrés


Iniesta, en una entrevista al diario El País: “Siempre he pensado que como
estás fuera del campo lo transmites dentro. Tu vida es tu vida, en la
totalidad: así vives, así juegas. Por mi forma de ser y de pensar, las dos
cosas, los dos mundos, son uno. Dentro y fuera la relación es muy directa,
no hay diferencias. Si me divierto jugando es porque estoy en un muy buen
momento personal”.

Ejercicio: Haz tu rueda de la vida.


Piensa que además de hacer la rueda de tu vida puedes hacer también tu
rueda deportiva para valorar en qué áreas estás haciendo un buen trabajo y
en cuáles debes hacer un mayor esfuerzo. Aquí te dejo una serie de áreas
que reconocerás fácilmente y pueden ayudarte o inspirarte. Recuerda que no
tienen por qué ser estas. Solo tu puedes decidir las áreas que hay en tu vida.

1. Cualidades técnico tácticas: ¿Cuáles son mis puntos fuertes? ¿Y mis


puntos débiles? ¿Qué aspectos puedo mejorar?

Recuerda que nadie mejor que cada uno de los técnicos que se cruzan en el
camino para aprender, a medida que vamos superando categorías, todos los
conceptos técnicos y tácticos de tu deporte.

2. Capacidad análisis responsable y realista: ¿Sé cuándo haga algo mal?


¿Soy muy duro conmigo mismo? ¿Siempre le tiro la culpa a los demás?
Una persona debe saber cuándo ha hecho algo bien y cuándo ha hecho algo
mal, sus consecuencias o efectos y cómo deberá afrontar el asunto la
próxima ocasión. Lo mismo sucede con el deportista. En los
entrenamientos, en las competiciones, en las charlas con compañeros y
técnico, en el trato con los rivales, el árbitro… El deportista debe tener
tiempo para poder analizar sus actos de una manera responsable y realista.
Muchos jugadores dicen no saber cómo lo han hecho, si lo han hecho bien o
mal y por supuesto dicen no tener ni idea de cómo cambiar o mejorar. Te
garantizamos que sí que lo saben. Como también lo sabes tú. Y es el
momento de analizar todo aquello que haces en la competición. A partir de
ahora, cuando termines un partido, debes valorar todos los aspectos técnicos
y tácticos y anotar en aquello que hayas hecho bien y todo lo mejorable.
Igualmente, cuando en un entrenamiento o en el día a día veas que algo
falla bien porque lo notas tú o porque alguien de tu alrededor (entrenador,
compañeros, familia o amigos) te lo hacen saber, debes reflexionar de
manera tranquila para ver por qué se ha producido y cómo puedes
reconducir o solventar la situación. Los más grandes tienen un espacio
personal y tranquilo, bien en su casa, el campo, la playa, etc. donde cuando
sienten que algo no va como quieren o les gustaría acuden para reflexionar
y analizarlo. Es la única manera de aprender, mejorar, crecer y conocerse a
uno mismo. Si sabes cuáles son tus puntos fuertes y débiles trabajarás para
potenciar aquello que se te da bien y mejorar en lo que flaqueas.

Ahora bien, el análisis debe ser siempre responsable pero sobre todo
realista. No conviertas todo lo que haces en un problema o algo negativo.
Es bueno escuchar a los que tienes alrededor para poder tener feedback
(información de quienes te rodean) pero debes conocer a cada uno/una de
los que te da esa información y saber si son críticas constructivas o
excesivas. Las personas críticas con ellas mismas suelen ser críticas con
quienes tienen alrededor y eso no ayuda. Por eso es bueno escucharlas con
mucho respeto y saber interpretarlas. Es bueno que si notas que hay una
crítica excesiva sobre un tema o hacia ti directamente vayas a otras
personas para que te den su opinión. Evidentemente, si las opiniones van en
la misma dirección de la que parecía ser crítica, debes afrontarla y trabajar
para mejorarla.
Es fundamental que tus propias opiniones hacia ti sean siempre realistas y
no excesivamente críticas. Caerás en un pozo donde todo lo que hagas será
malo. El objetivo es justamente el contrario. Saber y valorar qué haces en
cada momento para ir en el camino correcto y si por alguna circunstancia te
desvías, puedas rápidamente enderezar el rumbo para mantener la buena
dirección. Es muy importante que tengas claro que sólo tú puedes pilotar tu
nave. Nadie la va a pilotar por ti. Las decisiones, buenas o malas, las tomas
tú en tu vida y debes ser hábil y rápido para mover el volante en la
dirección correcta.

3. Mentalidad competitiva / Positividad: ¿Soy positivo o negativo?


¿Quiero que llegue el fin de semana para disputar el partido? ¿Disfruto de la
competición o siento una presión fuerte sobre mí?

Es prácticamente imposible llegar a la élite del mundo del deporte sin ser
competitivo. La competitividad consiste en tener una capacidad de
superación que te lleve a mejorar cada día y a buscar el objetivo con ahínco.
Ser competitivo no es ser arrogante, chulo o prepotente. Puedes pensar en
muchísimos grandes deportistas que son tremendamente competitivos y
muy humildes. Su objetivo de ganar y mejorar en su modalidad deportiva
no va reñida con valores como el de esfuerzo, trabajo, sacrificio, humildad
o trabajo en equipo.

4. Carácter / Personalidad: ¿Cómo es mi carácter? ¿Soy agradable con los


demás? ¿Tengo buen o mal genio? ¿Alguien ha destacado mi personalidad
de manera positiva o negativa? ¿Qué piensan los que me rodean sobre mi
personalidad?

Nuestra forma de ser es importante para saber en determinados momentos


cómo podemos reaccionar a diferentes hechos tanto en el deporte como en
la vida. Es fácil saber si una persona es extrovertida o introvertida, como lo
sabes de ti mismo. No por ser extrovertido debes permitirte la licencia de
ser el que lleva la voz cantante en el vestuario o por ser introvertido no
aportar emoción alguna. Tanto si somos abiertos o reservados, nuestra
personalidad se puede trabajar para llegar a un término medio que me va a
permitir saber estar en todas las circunstancias. Y aunque parezca
imposible, el carácter también se trabaja y se controla hasta moldearlo. No
sirve de nada que digas: “Es que yo soy así”. Perfecto. Serás lo que hayas
vivido y las circunstancias que hayas tenido a lo largo de tu vida, pero de la
misma manera que a medida que vamos creciendo maduramos y
evolucionamos sin darnos cuenta, lo podemos hacer también de una manera
consciente y desarrollar nuestro carácter para disfrutar toda nuestra
personalidad. Eres la persona introvertida pero también la extrovertida y
viceversa. Eres la persona seria, alegre, divertida o triste. Todos tenemos de
todo dentro de nosotros y aunque solo decidamos sacar una parte de nuestra
personalidad, tenemos en nuestras manos la llave para abrir el abanico.

5. Sociabilidad / Relaciones personales: La Familia: ¿Qué sientes cuando


estás con tus hermanos? ¿Y cuando sales de cena con la familia? ¿De qué
manera influyen en tu vida?
Los Amigos: ¿cómo te sientes cuando estás con ellos? ¿De qué manera
influyen en tu vida actual?

La sociabilidad es fundamental en el deporte porque si no es especialmente


difícil el compañerismo y trabajo en equipo. Nadie se imagina a un jugador
jugando por su cuenta porque rápidamente sería sustituido por el
entrenador. Las relaciones interpersonales con los compañeros, cuerpo
técnico, utilleros, fisios, grupo médico y resto de personas que compongan
el club son fundamentales para el éxito de un deportista. Siempre habrá
personas más afines a nosotros y con las que tengamos mayor “feeling” o
mejor relación. Pero eso no quita para tratar con el mayor respeto y
educación posible al resto de personas.

Esto se traduce a la vida diaria con la familia, amigos, compañeros,


profesores o cualquier persona que nos crucemos en la vida. Una relación
interpersonal educada te aportará más beneficio que perjuicio y el respeto es
una base fundamental en el deporte. Nadie pasará por alto una falta de
respeto. En el campo se penalizará con la expulsión, en el entrenamiento
con la no convocatoria y en la vida con otros castigos o reprimendas que
puedes cambiar tú con acciones que se resumen en una palabra: respeto.
6. Formación académica: ¿Me gusta lo que estudio? ¿Me gusta la gente
que me rodea? ¿Tengo claro lo que voy a hacer en el futuro?
Crecimiento Personal: ¿Me siento que he ido creciendo interiormente? ¿He
hecho aquello con lo que siempre he soñado? ¿Tengo alguna espinita
clavada? ¿Necesito algo para mejorar mi crecimiento personal?

Muchos deportistas profesionales han entendido la importancia de los


estudios y siempre dicen que les ha aportado mucho más de lo que les ha
quitado. Supieron ver más allá e hicieron una inversión de cara al futuro. Y
donde todos coinciden es en decir que a pesar de suponer un esfuerzo, el
resultado es mucho mayor.

Con organización, es sencillo superar asignaturas y cursos hasta que sin


darse cuenta tienen el título debajo del brazo. El deportista trabajador y
perseverante lo es dentro y fuera del campo.

La carrera de un deportista es corta y al terminar muchos se arrepienten de


no haber hecho nada antes para poder seguir disfrutando. Te invitamos a
que pienses muy bien lo que te gustaría hacer al terminar tu carrera y sobre
todo que vayas por delante. Puedes cansarte del deporte o sufrir una lesión
grave y si has mantenido unas pautas mínimas con los libros, podrás seguir
creciendo y evolucionando en otras ramas profesionales que te aportarán
una motivación y serán el motor para que sigas tu camino en la vida.

7. Alimentación: ¿Cómo bien? ¿Hay algún alimento que debería incluir en


mi dieta más a menudo?

No sé si has oído alguna vez que el descanso es igual de importante que el


entrenamiento. Y así es. Comer bien tras el entrenamiento, dormir las horas
que necesite tu cuerpo, saber que tras un duro entrenamiento lo mejor es
quedarse en casa tranquilo, ir al fisioterapeuta para descargar cuando lo
consideres oportuno es básico para rendir al máximo nivel. Si no asimilas la
carga de entrenamiento o no descansas lo suficiente, sabes perfectamente
que las lesiones musculares no tardarán en llegar. Y ahora que eres joven
tienes menos problemas musculares o de lesiones, pero el cuerpo tiene
memoria y de la misma manera que tomando el sol salen manchas o
comiendo en exceso engordas, no descansando lo que necesita tu cuerpo te
hará acusarlo en un futuro, bien a final de temporada o en las próximas
campañas.

8. Descanso: ¿Descanso lo suficiente? ¿Duermo las horas necesarias?


¿Estoy cansado de manera habitual? ¿Es satisfactorio tu tiempo de ocio?
¿Qué haces? ¿Te gustaría hacer algo diferente?

Una dieta sana y equilibrada, cinco comidas al día y un mínimo de 2 litros


de agua es fundamental para rendir al 100%. Igualmente, tienes que beber
entre medio y un litro de agua y un mínimo de dos frutas diarias nada más
termines de entrenar o competir. El cuerpo absorbe los nutrientes necesarios
en la primera media hora nada más terminar el esfuerzo físico. Es lo que se
llama la ventana metabólica. El organismo está muy activo nada más
terminar y se va desactivando en esa media hora. Así que olvídate de los
bocadillos, las empanadillas, los dulces o las chucherías antes y después del
entrenamiento.

¿Cómo está tú rueda?


¿Qué ha pasado?
¿Qué eje de tu vida falla?
¿Cuál necesita un "empujoncito" para dar un paso más?
¿Estás completamente seguro que no necesitas ni nada ni a nadie?

Todos sabemos que una rueda tiene que ser completamente redonda, con
sus ejes nivelados e infladas correctamente.... ¿Qué crees que pasaría si
cogieras una bicicleta con dos ejes rotos?

Ahora sabes qué aspecto de tu vida flaquea y debes coger el toro por los
cuernos para mejorar y conseguir el objetivo. Afronta la situación y
pregúntate cómo mejorarlo. Si no puedes por ti mismo, sabes que nos tienes
a tu disposición para mejorar juntos.

Y si quieres profundizar y crecer mucho más, puedes hacer ruedas de cada


área. Por ejemplo, rueda familiar, donde pongas a tus familiares y puntúes
tu relación con cada uno de ellos. Así sabrás cuáles debes mantener como
hasta ahora y con quienes tienes que hacer un esfuerzo para que tu rueda
familiar mejore y el quesito de la rueda de tu vida que hace referencia a la
familia también suba de puntuación.
Lo mismo con tu deporte. Puedes hacer ruedas con aspectos técnicos,
tácticos o físicos así como cualidades de liderazgo. Tú sabes perfectamente
cuáles son los aspectos físicos, técnicos o tácticos de tu deporte para hacer
tus diferentes ruedas y seguir creciendo. Para la rueda del liderazgo te dejo
una serie de cualidades para que puedas valorarte.
- Sinceridad
- Escucha
- Autocontrol
- Respeto por los demás
- Capacidad de expresarme
- Disciplina
- Confianza en mí
- Conciencia emocional de mí mismo
- Iniciativa
- Optimismo
Ten tus valores claros y muy presentes.

“El deporte no construye el carácter. Lo revela”. Heywood Hale

¿Eres fiel a tus valores?


¿Cómo es para ti vivir en plenitud?
¿Vives cada día alineado a ellos?

Los valores son nuestros pilares internos y personales. Cuando vivimos


apoyándonos en ellos sentimos plenitud en nuestro interior. Los valores no
son moralidad. No conlleva un sentido de lo que está bien o está mal.
Tampoco son principios, ya que éstos últimos van asociados a una
comunidad o grupo.
Los valores son intransferibles, emocionales y subjetivos. Son las
características personales que cada uno de nosotros tenemos y determinan
nuestra manera de actuar . Es importante que tengas claro cuáles son los
tuyos y qué significa cada uno de ellos para ti. Solo así podrás vivir cada
día con ellos en mente y tener una vida lo más auténtica posible respecto a
ti mismo.
Clarificar tus valores te ayudará a crear un mapa que permitirá tanto
motivarte como apoyarte en la toma de decisiones. Clarificando valores
sabrás lo que te motiva, lo que es importante para ti y lo que no. Vas a
descubrir lo que realmente es esencial en tu vida, lo que te llena.

EJERCICIO
Para que empieces a entenderlo de forma más sencilla:
¿Qué te aporta tu deporte? ¿Qué te inspira tu deporte?
¿Qué te transmite el FC Barcelona?
¿Qué te trasmite Iker Casillas? ¿Y Cristiano Ronaldo? No sé si lo que te
transmiten Casillas y Ronaldo son sus valores, pero seguro que salen
palabras diferentes para uno y otro.
Hay muchos deportistas y entrenadores a los que admiro pero quiero
destacar a uno: Miguel Indurain. Lo que más me fascinó de uno de los
deportistas más grandes de la historia era su humildad. El ex director de un
periódico de ciclismo, Jorge Quintana, dijo una frase que no olvidaré:
“Indurain ganó cinco Tours y siempre ha vivido como si no los hubiera
ganado”. Honrar sus valores de humildad y respeto por los rivales hizo que
se ganara la admiración de todo el mundo mundo y que yo me sintiera
especialmente identificado con él. A fin de cuentas son dos valores muy
importantes en mi vida.
Podría ser algo como “dime a quién admiras y te diré quién eres”. Piensa en
deportistas o equipos que tengas en la cabeza y comprueba si lo que te gusta
de ellos son valores tuyos.
“Lo de ganar está muy bien, pero no creo que baste con ello cuando tienes
una exposición pública como la nuestra…”. ¿Qué te transmite esta frase de
Iniesta? A mí responsabilidad, humildad y respeto. Y como le vemos actuar
dentro y fuera del terreno de juego, creo que son tres valores que él siente
muy suyos.
El mismo Iniesta en plena Eurocopa de 2012 dijo lo siguiente en una
entrevista respecto a si le afectaba o no la crisis: “Hombre claro, no soy
ajeno a los problemas que hay a mi alrededor… Ves que el de la panadería
del barrio ha de cerrar, que han despedido a un amigo… La sociedad está
perdiendo valores de una manera evidente. Tienes una hija y te da miedo
imaginar el mundo que les estamos dejando a los niños… Ya no es sólo el
problema económico. Detrás de eso hay dramas personales que no puedes
ignorar y que me preocupan, claro que me preocupan”. Una respuesta llena
de humildad y responsabilidad, que puede traducirse en dos valores del
futbolista del FC Barcelona.
Iván Fernández es un joven atleta de gran futuro que tuvo un gesto que
plasma a la perfección lo que significa vivir alineado y honrando nuestros
valores. En los últimos metros del Cross en Burlada (Navarra) en el
invierno de 2012, Abel Mutai, medallista de bronce en los 3.000 metros
obstáculos de los Juegos de Londres, se dirigía en solitario hacia la línea de
meta cuando se equivocó de pancarta y se paró metros antes de cruzar la
meta. Iván Fernández, segundo a una distancia insalvable, no se aprovechó
de esta circunstancia y avisó a su rival para que entrara el primero. “Él era
el justo vencedor. Me sacaba una distancia que ya no podía haber superado
si no se equivoca. Desde que vi que se paraba sabía que no iba a pasarle”.
Con esto no quiero transmitirte que todo debe de ser de color de rosa ni que
ganar es negativo. Ganar es extraordinario y todos tenemos unos valores
que muchas veces por miedo no sacamos a la luz. En el caso de Iván
Fernández, lo fácil hubiera sido seguir corriendo, sumar una nueva victoria
a su currículo deportivo y entrar a formar parte del palmarés de la prueba.
Pero él sabía que esa victoria le hubiese reconcomido por dentro y decidió
ser fiel a sí mismo y no traicionarse.
Ante una situación determinada, actuar en función de nuestros valores nos
ayudará a tomar la mejor decisión. Por ejemplo, si tengo el valor de
compañerismo, en momentos negativos procuraré hacer piña y levantar la
moral del equipo.
Sucede también que cuando no actuamos alineados a nuestros valores,
nuestras decisiones se ven afectadas por una lucha interna que no nos deja
estar a gusto con nosotros mismos. No honrando un valor, sientes tensión o
resistencia interior. ¿Cuántas veces has traicionado algún valor en tu vida?
¿Cómo te has sentido? Volviendo a la situación anterior, si el equipo no
pasa por el mejor momento y yo, en lugar de apoyar y respaldar para honrar
mi valor de compañerismo y vivir acorde a él, me dejo llevar por el mal
ambiente de ese momento y me digo algo así como “para que voy a hacer
algo si el resto no está haciendo nada por cambiar la situación”, no sólo
dejaré de vivir alineado a mis valores sino que además me habré dejado
llevar por la situación. Y a partir de este momento son las circunstancias, el
entorno o los valores de los demás quienes gobiernan tu vida en lugar de ser
tú quien lleve el timón. Te has dejado arrastrar por tus compañeros y el mal
ambiente –personal y global- no va a hacer más que aumentar.
Con unos valores claros, tienes unos pilares personales sólidos que permiten
guiarte en la toma de decisiones para vivir una vida plena, tanto en los
buenos como en los malos momentos.
Por ejemplo, ante momentos difíciles te harán dar un paso al frente y poder
apoyar al equipo, en lugar de querer hacer la guerra cada uno por su lado y
ser un rival fácil para nuestro rival, que jugará como equipo y no como
grupo, tal y como lo estamos haciendo nosotros.
Te pongo el ejemplo del FC Barcelona, donde la consigna en cualquiera de
sus equipos de fútbol, desde los más pequeños hasta el primer equipo, es
siempre la misma: la pelota al suelo desde la propia portería hasta la
contraria. Albert Benaigues, ex coordinador del fútbol base del Barça, lo
explicaba así en un reportaje en EL PAÍS sobre el estilo Barça tras ganar la
Liga en 2009: “El balón es nuestro medio y, por tanto, se necesita inculcar
la solidaridad, la disciplina, la colaboración para que todos puedan juntarse
a su alrededor”. Los valores se pueden inculcar desde el propio juego a
modo de estilo y al igual que una persona, una empresa o un club también
puede tenerlos y cuidarlos. Y en el caso del FC Barcelona, el futbolista que
no tiene esos valores, por mucha calidad que tenga, tiene difícil acoplarse al
estilo.
Te anticipo que no es nada fácil a corto plazo pero te encantará a medio
plazo cuando veas que el esfuerzo ha dado sus frutos. Si la honestidad es
un valor importante para ti, sentirás que hay momentos en los que tienes
que sentirte incómodo para vivir tu valor. Superado ese momento, tu
energía interior te hará sentir que el esfuerzo ha merecido la pena.
Muchas veces tomamos decisiones y nos sentimos mal por dentro. Parece
que las estamos tomando para vivir la vida de otros y no la nuestra propia.
Decir no en ocasiones cuesta y mucho. No te digo que hagas siempre lo que
te plazca. Eso sí es egoísmo. Cuando estás en un grupo, puede gustarte o no
una decisión. Si uno de tus valores es la sinceridad, expresando lo que
piensas te sentirás bien y no haciéndolo, por la causa que sea, te hará sentir
un pequeño retortijón en el estómago. Puede no gustarte la decisión tomada
por mil razones pero sólo habrá una que te impedirá realizarla rindiendo al
100%. Si esa razón viola uno de tus valores.
Trabajé con varios miembros de un equipo de baloncesto que sentían que la
directiva no estaba siendo justa con algunos compañeros. Dos jugadores en
concreto sentían que no estaban viviendo su valor de compañerismo porque
no estaban apoyando al 100% a sus compañeros apartados. Tras un par de
sesiones, decidieron tomar la iniciativa de hablar con el resto de
compañeros y de ahí ir a la directiva para expresarles que sentían una gran
injusticia con lo que estaban haciendo. El problema se solucionó con
algunos cambios y esos jugadores, además de rendir al 100%, sintieron que
habían honrado sus valores.
Si en el próximo entrenamiento consideras una injusticia tener que entrenar
duro, olvídate. Ya sabes que el deporte, como la vida, tiene unos valores y
el esfuerzo, la perseverancia o la dedicación son algunos de ellos.
Recuerda que cada persona tiene sus valores personales. Conozco
deportistas a los que su modalidad les hace honrar el valor de libertad, a
otros éxito, equipo, ilusión, movimiento, chispa, a tope, agresividad...
Algunos de los valores que acabo de escribir pueden estar muy alejados de
los tuyos. No puedo ocultar lo que me sorprendió cuando un judoka me
expresó su valor de agresividad en una sesión, sobre todo apreciando lo
tranquilo que era desde que lo conocí. Pensaba que las artes marciales eran
justo lo contrario. Cuando vimos que significaba para él la agresividad lo
comprendí. Entendía la agresividad como el estar al 100% metido en cada
minuto del entrenamiento. Cuando le vi entrenar lo entendí. Su cara de
concentración, esfuerzo y cansancio expresaba enfado.
¿Qué intento que entiendas? Que cuando hablamos de valores, la
interpretación o significado de la palabra que describe el valor puede ser
muy diferente para una persona y otra. Por ejemplo, amistad para alguien
puede significar tener pocos amigos pero muy buenos y para otra estar
siempre rodeada de personas. Ambas son perfectas si te esfuerzas por ser
fiel a tu propia definición.
Me sobra con que tengas claro lo que cada valor-palabra significa para ti.
Cuando sientas que no estás actuando acorde a tus valores, será fácil para ti
releerlos y recuperar tu propio rumbo.
Los valores no son ni materiales ni tangibles. El deporte no es un valor pero
puedes a través del deporte desarrollar y honrar tus valores: esfuerzo,
perseverancia, compañerismo, fuerza, poder, éxito, juego limpio,
sinceridad, confianza… Y lo mismo con un deporte en concreto. El
ciclismo no es un valor pero cuando lo practico estoy honrando algunos de
mis valores como libertad, esfuerzo en cada pedalada o amistad, ya que
aprovecho cada salida para reunirme con viejos amigos. Si aún no has
contestado a las preguntas del principio, creo que es buen momento de no
dejar pasar, por lo menos, la siguiente cuestión: ¿Qué te inspira o transmite
tu deporte?
Lo normal es que cuando expreses tus valores busques los catalogados
como “positivos”. Los valores no se compran ni se intercambian como los
cromos. Toma mucha conciencia y no te cortes si éxito, individualismo,
reconocimiento, poder personal o triunfar, entre muchos otros, forman parte
de tu lista. Porque si estas son las palabras que te motivan para levantarte
cada día y vivir tu vida al máximo te estarás engañando a ti mismo si no las
reconoces.
He trabajado con algunos deportistas que cuando me expresaban sus valores
sentía que lo hacían mientras pensaban “éste estaría bien tenerlo”, “si tengo
este me aceptarán” o “con este puedo caer mejor”… Lo sé porque me lo
terminaron confesando. Te ayudará más bien poco. No cites ni escojas uno
que no tengas ni descartes otro porque no sean socialmente aceptados. Son
tuyos y es lo que cuenta.
Ejercicio:
Quiero que te pongas cómodo, cierres los ojos y pienses en uno de los
mejores momentos de tu vida. Visualízalo bien. Ten en cuenta que puede
costarte un rato así que cuanto más relajado estés, más fácil te resultará
conectar con ese momento, recordarlo a la perfección y sentirlo como si
volvieras a estar en él. Una vez conectado con el momento, te invito a que
respondas a unas cuantas preguntas que te recomiendo que te haga alguna
persona cercana.
- ¿Qué pasaba?
- ¿Quién estaba contigo?
- ¿Qué sientes?
- ¿Qué es lo que más te llama la atención?
- ¿Recuerdas vistas, olores, sonidos?
Cuéntale todo esto a quien te haya hecho las preguntas y pídele que te diga,
en función de lo que has visualizado, cuáles son los valores que esa persona
ve en ti. Tranquilo, no hace falta que acierte. Esto es como cuando cueces
spaghettis y los lanzas a las baldosas de la pared de la cocina. Si se pegan es
que está cocido y si no hay que seguir invirtiendo tiempo en la cocción.
Dile a esa persona que no tenga miedo en decirte lo que ve. Es una
percepción personal suya que a ti te ayudará a valorarlo cuando oigas esos
valores. Si resuenan en tu interior son tuyos. Si dudas, dedícale unos
segundos a analizar si verdaderamente sientes ese valor como tuyo. No hay
ningún problema si por ejemplo piensas que el esfuerzo es un valor tuyo
personal pero hace dos años que no te esfuerzas. Luego analizaremos qué es
cada valor para ti y como lo están poniendo en práctica en tu vida. Así será
mucho más fácil darte cuenta si verdaderamente es un valor personal y cuál
es la importancia que le estás dando en estos momentos de tu vida.
Objetivo: Saber cuáles son tus valores y conectar con ellos a partir de este
mismo momento. No olvides que son tus cimientos. Si una casa no está bien
fija por sus cimientos, tarde o temprano caerá. En cambio, con buenos
cimientos será sólida y perdurará en el tiempo. Cuando tomamos decisiones
alineadas a nuestros valores, nos saldrán bien o mal, pero raramente nos
arrepentiremos.
Te dejo una lista de valores para que, cuando la persona que te ayude en el
ejercicio te haya nombrado esos valores que ve en ti y tú hayas añadido los
que consideras que tienes, puedas echarle un vistazo y añadirlos a los que
ya tienes.
LISTA DE VALORES:
Alegría Conexión Estabilidad Igualdad Progreso Amistad
Confianza Estética Amor
Independencia Realización Constancia Exactitud Integridad Respeto
Vitalidad
Apoyo Contribución Justicia Éxito Romance Aprendizaje
Cooperación Familia
Lealtad Sabiduría Armonía Creatividad Fidelidad Libertad
Seguridad Autenticidad
Crecimiento Flexibilidad Limpieza Sencillez Aventura Cuidado
Franqueza Madurez
Serenidad Cultivo Belleza Cumplimiento Fuerza Naturaleza
Servicio Bienestar
Desapego Generosidad Nobleza Sinceridad Bondad Desarrollo
Gentileza Paciencia
Solidaridad Claridad Disciplina Gratitud Participación Suavidad
Colaboración
Educación Honestidad Pasión Ternura Compañerismo Empatía
Humildad Paz
Tolerancia Comprensión Entrega Humor Paz interior Tranquilidad
Poder
Tradición Precisión Valentía Productividad Variedad Comprensión
Entusiasmo
Comunicación Equilibrio Comunidad Espiritualidad Integridad

Dales prioridad
¿Qué 10 valores son indispensables en tus entrenamientos y competiciones?
Escribe, por orden de prioridad del 1 al 10, los valores más importantes para
ti. Una vez hecha la lista y establecida la prioridad, que puedes cambiar
siempre que lo desees, debes puntuar del 1 al 10 (1 la puntuación más baja
y 10 la más alta) como está de presente este valor en tu vida.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10

Una vez tengas la lista completa de valores, debes hacerte las siguientes
preguntas con cada valor:
- ¿Qué significa cada uno de estos valores para mí?
- ¿Qué valores paso alguna vez por alto?
- ¿Cómo honro mis valores en el día a día de mi vida?
- ¿Cuáles son los valores que nunca dejaré de honrar?
- ¿Qué mejoraría si tuviera presente este valor en cada
entrenamiento? ¿Y en la competición? ¿Con mi familia? ¿Con
amigos? ¿En los estudios? ¿En mi día a día?
- ¿Cómo es para mí no estar honrando un valor que considero
importante?
- ¿Cuál es el precio que estoy pagando no honrando este valor?
- ¿Qué me está impidiendo honrarlo?

Ya has tomado conciencia y sabes cuáles son tus valores, lo que cada uno de
ellos significa para ti y la prioridad que para ti tiene cada uno. Así vivirás tu
vida, lucharás por lo que te motiva, sabrás lo que quieres y lo que no y si te
sientes perdido sabrás recuperar el rumbo. Como dice un viejo proverbio
escocés: “Sea feliz mientras esté vivo, porque luego vas a pasar mucho
tiempo muerto”.
Saboteador

Todos tenemos en nuestro interior un ser al que en coaching le llamamos


saboteador. Es esa voz que constantemente te está diciendo que no puedes,
no sabes, no lo vas a conseguir… ¿Te suena? La mayoría de personas me
dice que sí. El saboteador es parte de ti pero no eres tú. Es la voz que
impide que avances o cambies. Te recuerda tus limitaciones, tus miedos, el
no antes de empezar. Te separa de quien realmente eres, tu yo más
poderoso. Todos tenemos uno o más saboteadores. La fuerza o tamaño de
tus saboteadores depende de ti y también de la educación, trayectoria vital,
entorno…
El saboteador es el sentimiento de culpa, el no puedo, no lo merezco, el
miedo al éxito o al fracaso, el rechazo o incluso la propia aceptación, la
vergüenza, el qué dirán, el debería, me da pena, no valgo, no soy bueno, no
sirvo, soy poca cosa al lado de los demás… En conclusión, te limita a hacer
cosas y a sacar tu mejor versión.
Me gusta definirlo como “el espejo que refleja tu miedo a asumir la
responsabilidad de tu vida y tus objetivos”.
También conocido como nuestro crítico interno, intenta mantenernos en
nuestra zona de confort, lo que ya conocemos. Porque te ha ayudado a
llegar donde estás hoy. Es un experto en agarrarse al 1% de verdad para
convertirte en una razón de peso o para frenarte, hacer que hagas
interrupciones constantes o impedir que no empieces nunca.
¿Qué sería la vida sin ilusiones? Absolutamente nada. Te puedo garantizar
que lo único que diferencia a las personas de éxito de quienes no lo tienen
es su determinación. Creer en ellas mismas y no dejarse llevar ni paralizarse
por el miedo, que es lo que nos transmite nuestro saboteador.
No puedes ignorar a tu saboteador y esperar a que ocurran grandes cosas.
La conciencia es importante para desconectarlo y centrarte al 100% en lo
que quieres conseguir y no en lo que te preocupa. “No te preocupes,
ocúpate”.
Si utilizas la autoconciencia, serás capaz de separar la voz de tu saboteador
de la de tu yo más poderoso. Cuenta las veces que el saboteador controla las
conversaciones internas, el diálogo contigo mismo. Te sorprenderá la
cantidad de momentos en los que te dejas arrastrar por el saboteador y caes
en su juego. Es importante que te escuches a ti mismo y seas consciente de
cuando hablas tú y cuando lo hace tu saboteador. En ocasiones, nuestros
pensamientos son tan repetitivos que pensamos que son nuestros al 100%.
A medida que te escuchas más y más serás capaz de lo que te dice tu
saboteador.
Piensa en cuando estás en el vestuario antes de empezar un partido o en la
línea de salida de una prueba. ¿Qué te dices? ¿Cómo es el momento antes
de empezar la competición para ti? ¿Estás convencido al 100% de tus
posibilidades o tus pensamientos te descentran?
Cuando conectas con tu yo más poderoso fluyes y disfrutas. Y por supuesto,
¡cometes errores! Eres humano. Pero esos errores no pesan tanto.
Automáticamente te olvidas de cualquier tipo de juicio y recuperas tu
atención. Estás conectado contigo, con tu deporte y con tus compañeros.
¿Has tenido esta experiencia? ¿Cómo fue? ¿Te imaginas cómo sería para ti
competir metido al 100%?
He trabajado con deportistas que me decían que al cometer un pequeño
fallo “me rallo y le doy vueltas a la cabeza”. Tu saboteador toma el mando
y te recuerda que si has fallado una vez, las siguientes veces también lo
harás. Y tú, por supuesto, te olvidas de todas las veces que lo has hecho
bien con gran facilidad.
Cuando estás fluyendo, metido en lo que haces que no existe nada más para
ti, la sensación es muy diferente a cuando hay saboteadores: “no voy a
poder”, “es demasiado para mí”, “no eres lo suficientemente bueno”, “no lo
vas a conseguir”, “no tengo el nivel para estar en el equipo”…
Y cuando nuestros saboteadores más duros aparecen, hacemos cualquier
cosa para escondernos. Trabajé con un futbolista que tenía tanto miedo a la
presión que cada vez que salía al campo era como si llevara una losa
encima. Su saboteador le decía “no estás a la altura”. Entraba con las
piernas pesadas y durante buena parte de la temporada estuvo desconectado
en los partidos. ¿Te suena esto? ¿Te ha sucedido alguna vez?
¿Te das cuenta de cómo te limita prestar más atención a tu saboteador que a
ti? Es el momento de empezar a romper las cadenas que te impiden disfrutar
y sacar tu mejor versión. Vuelvo a incidir en la importancia de ser
responsables de nuestra vida enfrentándonos a estas circunstancias en lugar
de ser víctimas y estar constantemente quejándonos sin hacer nada por
cambiarlo o mejorar.
Ha llegado el momento de reconocerlo y diferenciar a nuestro saboteador de
nosotros mismos. Si piensas que no lo lograrás, dalo por hecho. Y si piensas
que lo vas a conseguir, las posibilidades de lograrlo son mucho mayores.
Con determinación nos encaminamos a la acción.
Tómate tu tiempo para pensar en lo que te dice tu saboteador y en qué
medida te está limitando. En cuanto lo reconozcas y etiquetes será mucho
más fácil saber que no eres tú. Es un ser interno que habita dentro de ti y
busca mantenerte en tu zona de confort.

Ejercicio: Claves para deshacerte de tu saboteador.


- Reconócelo: Etiqueta lo que te dice. Ten muy en cuenta si te
habla en primera persona: “no puedo conseguirlo” o en segunda: “no
eres lo suficientemente bueno”.
Tu saboteador puede aparecer en la competición, en el entrenamiento,
en el vestuario, en clase, con tu familia, ante una persona en concreto
etc.
- Descríbelo: Juega y diviértete. Hacer una exploración de tu
saboteador te ayudará a reconocerlo. ¿Tiene algún tono de voz?
¿Alguna forma física?
- Profundiza ¿En qué momentos suele aparecer? ¿A qué tiene
miedo tu saboteador? ¿Qué no quiere que muestres? ¿De qué te está
defendiendo? ¿Qué te está impidiendo enseñar al mundo? Recuerda
que, aun siendo un 1%, el saboteador intenta protegerte y mantenerte
en tu zona de confort. ¿Qué valores está secuestrando cuando
aparece? ¿Qué hay debajo de esas palabras y pensamientos? Nuestro
saboteador suele prevenirnos de algún miedo que tendemos a evadir a
través de la pereza (no tener nunca ganas de hacer algo), el “yo soy
así”, o cualquier otro argumento que sabes defender a la perfección y
que también sabes que es una excusa. Piensa por un momento: ¿En
qué aspecto de tu vida pones excusas siempre para no hacer o
afrontar algo? He trabajado con algún joven deportista que, en el caso
de los estudios, su pereza a seguir estudiando venía del miedo a
suspender. Y tu objetivo es ampliar al máximo, y no tiene límites, tu
zona de confort y seguir creciendo como deportista y como persona.
Completa
El nombre de mi saboteador es:
A mi saboteador le encanta o suele decir a menudo lo siguiente:
- B
- B
- B
- B
- B

Silenciando al saboteador darás un paso hacia delante para mirar de frente a


tus miedos. Y es de frente la única manera de superarlos.
Finalmente, un último consejo: no te obsesiones con el saboteador. Como te
he dicho antes, los miedos son parte de ti y nunca van a desaparecer. Pero sí
puedes trabajar duro para reconocerlos y silenciarlos. Así avanzarás y
ampliarás tu zona de confort. Teniendo claro que tu saboteador y tú no sois
lo mismo, decides conscientemente quién quieres ser realmente y quién
deseas que tome el mando de tu vida, bien tu parte más poderosa o la de tu
sabotaje. Disfruta de esa parte de ti que fluye en tu deporte y disfruta al
máximo de este camino que decidiste iniciar.
Sal de tu zona de confort y amplíala (con acción)

“He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el éxito”.
Michael Jordan

-¿Qué te cuesta hacer?


-¿Cuál es la acción que se te resiste?
-¿Qué te impide ampliar tu zona en otros aspectos o áreas de tu vida?
-¿Cómo te estás limitando?
Lo que se te da bien y haces cada día sin pensar y sin dificultad es tu zona
de confort. Desde esta zona cómoda no hay miedo. Hay más bien seguridad
dentro de la rutina. Y quiero más para ti. La zona de confort puede ser tan
grande como quieras y ampliarla depende de ti. Pasos que te saquen de tu
confianza y acciones que te resulten incómodas son tus deberes para que en
el futuro, lo que ahora te resulta complicado, sea sencillo para ti. Puede ser
mostrarte más en el terreno de juego, una conversación que te incomoda,
estudiar más para aprobar o una mínima cuestión técnico-táctica.
Si no te atreves a lanzar penaltis, practica más en los entrenamientos. Haz
cualquier acción que permita eliminar a ese saboteador. Cuando empezaste
a andar es difícil calcular las veces que te caíste hasta llegar a permanecer
de pie sin apenas pensarlo. Esa es la clave. No lo juzgabas ni lo pensabas.
Tenías claro que querías caminas y fallabas tantas veces como fuera
necesario hasta conseguir el objetivo. El caer te implicó aún más para
levantarte y seguir buscando tu objetivo. Cada vez que te levantabas y
dabas un paso más ampliabas tu zona cómoda de estar sentado en el suelo o
ir en el carro o a brazos hasta caminar.
También puedes ampliar tu zona en los estudios. En ocasiones, no estudiar
es estar en nuestra zona de confort. Estudiar puede resultar en muchas
ocasiones aburrido y poco motivador. Quizás sea un buen momento de salir
de tu zona de confort en este ámbito, coger un libro y hacer el esfuerzo de
estudiarte el tema. Ahora resulta infumable ponerse cara al libro pero con el
tiempo, no solo será más fácil estudiar sino que tendrás más posibilidades
en tu vida.
¿Qué quieres hacer desde hace tiempo pero nunca encuentras el momento?
¿En qué crees que puedes progresar? ¿Cuál es ese aspecto técnico que te
gustaría mejorar? ¿Qué te aportaría mejorarlo? ¿Qué nuevas posibilidades
tendrías? ¿Qué habría a tu alcance que ahora se te escapa? ¿Qué puedes
hacer para mejorarlo? ¿En qué quieres salir de tu zona de confort en tu
vida? ¿Cuál es esa pequeña acción que podrías hacer en menos de 24 horas
que te ayudará a salir de tu zona?
Responde a estas preguntas y ponte a la acción para arriesgar y sentir la
incomodidad. Estarás practicando salir de tu zona y, con el tiempo, además
de ayudarte e inspirarte para hacerlo en otras áreas de tu vida, habrás
mejorado este aspecto. Es un buen momento para dedicarle unos minutos al
día. Cuanto menos te lo esperes estarás mejorando a la carrera. Depende de
ti, solo lo puedes conseguir saliendo de tu zona y ahora mismo es ya un
buen momento.
No le des más vueltas. Simplemente, sal de tu zona.
Perspectivas

¿Cuál es la perspectiva que tienes sobre tu equipo?


¿Y tu punto de vista respecto al entrenador?
¿En qué perspectiva quieres vivir tu día a día?
Como las creencias, hay perspectivas que nos ayudan a seguir adelante y
otras que nos cortan el camino. Una perspectiva es el punto de vista que
tenemos sobre un tema. Al adoptar una perspectiva con respecto a algo,
llevamos con nosotros creencias, opiniones, suposiciones o expectativas.
Una perspectiva es como un embudo, el cual nos deja ver solo una pequeña
parte del tema. Cuando sólo somos capaces de ver un tema de una única
manera, nos estamos limitando en exceso y cerrándonos a oportunidades y
personas.
A través del coaching podrás reconocer tu perspectiva o punto de vista
sobre el tema y ahondar en ella para ver cómo te está limitando y qué
posibilidades te abre. Luego podrás explorar otras perspectivas y decidir
con conciencia si quieres permanecer en la perspectiva en la que te
encuentras o decides cambiarla y abrirte a nuevas opciones.
Hay algunas preguntas que pueden ayudarte a ser consciente de que hay
otras perspectivas a tu alcance. ¿Cuál sería otra manera de ver esta situación
que funcionaría para ti? ¿Cuál es la perspectiva que más me ayudará a
afrontar esto? O puedes también pensar en alguien a quien admiras y
preguntarte qué perspectiva podría asumir él o ella o simplemente darte
cuenta de cómo lo vería tu YO FUTURO (herramienta que conocerás en las
próximas páginas del libro).
Al terminar un proceso de coaching con un ciclista, éste me dijo, antes de
empezar la Vuelta a Portugal, que lo que más le había marcado del coaching
había sido el darse cuenta en qué perspectiva estaba y cómo pudo
cambiarla. Esto le permitió pasar de querer dejar el ciclismo profesional
porque no le encontraba sentido a volver a disfrutar de su deporte y hacer
un muy buen final de temporada.
Interpretar las situaciones a tu alrededor depende única y exclusivamente de
ti. El calor llegó a la vida de Marcos, ciclista que vio afectado su
rendimiento y con ello perdió las ganas de entrenar. Los 40ºC le hacían ver
que el ciclismo era una mierda y no merecía la pena. ¿Te has dejado llevar
alguna vez por el entorno? El hecho es el que es y no puedes cambiarlo. Lo
que sí puedes cambiar es tu perspectiva. ¿Cuántas veces suceden cosas que
no nos gustan o no se acoplan a tus objetivos? Supongo que más de una. La
clave no es el hecho, que simplemente es. Lo fundamental es que escojas
una perspectiva que te permita crecer, mejorar, dar el máximo, abrirte a una
nueva oportunidad y no a limitarte o cerrarte puertas. Marco vio como se
estaba dejando arrastrar por esa circunstancia y decidió que iba a hacer todo
por mejorar. Y no tardó en hacerlo. Pasó de entrenar poco y mal a hacerlo
con intensidad a pesar del calor. Y como puedes imaginar, su rendimiento
mejoró con facilidad.
También tus compañeros pueden arrastrarte a nuevas perspectivas. Joan es
un jugador de un equipo de balonmano que estuvo un tiempo sin cobrar por
parte de su club. No cobrar es muy desagradable pero Joan lo llevaba bien
hasta que el ambiente dentro del equipo lo arrastró. Pasó de estar centrado
en entrenar y competir a entrenar con desgana y mostrar negatividad por el
club.
Tras varias sesiones de coaching, Joan se dio cuenta que lo único que
conseguía con su nueva actitud fruto de su nueva perspectiva era jugar
menos. Con trabajo y siendo consciente de su cambio de pensamiento,
decidió invertirlo de nuevo y, a pesar de su preocupación y apoyo a sus
compañeros, dejó de contagiarse de los problemas de otros. A pesar de que
los impagos también le afectaban directamente, adoptó la perspectiva del
principio, la de abstraerse y seguir mejorando.
Su nueva perspectiva le permitió disfrutar de su deporte, entrenar el “doble”
que el resto de sus compañeros ya que la mayoría iban al 50% y él al 100%,
ser titular en su equipo la parte final de la temporada y, a pesar de no cobrar
una pequeña parte de la deuda, lo compensó fichando por un mejor equipo.
“¿Quiénes son los otros para ser menos que yo?” Esta era la perspectiva de
David, un ciclista con el que trabajé, cuando iniciamos el proceso de
coaching. De esta manera, se conformaba con llegar a meta el 70. Sólo tuvo
que cambiar su perspectiva a “¿Quiénes son los demás para ser más que
yo?” y empezar a mostrarse mucho más en las carreras. Puedes suponer que
detrás de este cambio hay un proceso donde David desarrolló su ser y dejó
de pretender pasar desapercibido a no tener ningún problema en mostrarse.
“Antes me conformaba con ser el 70 y ahora no. Y en el equipo lo han
notado”. Estas fueron sus palabras cuando nos despedimos. Llegue el
primero o el 150 a meta, David ahora se permite darlo todo porque siente
que lo merece y se valora como realmente es: ni superior ni inferior a nadie.
¡Qué gran lección me dio!
En cada área de tu vida y, por supuesto, también en el deporte, recuerda que
pueden venir momento difíciles pero lo más importante es la perspectiva
con la que vivas o afrontes ese hecho. Y depende exclusivamente de ti.
Valora cuáles son tus perspectivas actuales respecto a tu deporte, tu familia,
amigos, estudios y valora si te están permitiendo darlo todo en cada área de
tu vida.
Ejercicio.
¿Cuál es mi perspectiva actual sobre mi deporte? ¿Familia? ¿Amigos?
¿Estudios?
¿Qué me está permitiendo cada una de estas perspectivas?
¿Cómo me están influyendo en mi día a día?
¿Creo que puedo modificar alguna perspectiva actual de mi vida?
Espero que tengas las perspectivas más poderosas para ti en cada área y en
este momento de tu vida.
¿Qué tal un poco de conciencia?

¿Cómo estás?
¿Cuál es tu objetivo?
¿Qué quieres lograr?
¿Qué estás haciendo para conseguirlo?
¿Qué te falta?
¿Qué puedes mejorar?
¿Cuál es tu próximo paso?
¿A qué te comprometes a hacer desde ya?
El día a día te impedirá muchísimas veces frenarte y mirar hacia dentro de
ti. Por eso es bueno, igual que en el colegio hay evaluaciones trimestrales o
en tu deporte tests de evaluación en diferentes partes de la temporada, que
tú hagas tus propias evaluaciones personales. Te servirá para valorar si vas
por el camino que quieres, se está cumpliendo tu plan de acción para lograr
tus objetivos, reconocerte lo que estás haciendo bien y decidir cambiar
algún aspecto para seguir creciendo.
La conciencia es la mejor manera para darte cuenta de lo que haces y cómo
lo haces. Imagina que eres un observador de ti mismo que simplemente te
das cuenta de tus acciones y de tu forma de manejarte por la vida. No vale
juzgar ni fustigarte o ser tu peor juez. Simplemente date cuenta de lo que
estás haciendo, bien y mal, entiende tus fallos, qué hay detrás de ese
comportamiento o acción y decide si cambiar algo o no.
1. ¿Estoy haciendo lo que me había propuesto?
2. ¿Qué puedo hacer mejor?
3. ¿Qué más puedo hacer que no estoy haciendo ahora?
4. ¿Qué estoy haciendo y no me aporta nada? Al igual que unas
veces podemos hacer más, otras podemos dejar de hacer algunas
cosas que hacemos por pura rutina y no nos aportan nada. Ver la
tele puede ser un ejemplo.
Hay otras que pueden no gustarte, como entrenar con frío o calor o ir a
clase… Son parte de tu camino y básicas para lograr tus objetivos así que
lamento decirte que para estos temas las preguntas que debes contestarte
son las tres primeras.
En lo referente a lo deportivo: ¿Te has parado a pensar cuáles son tus
estadísticas? ¿Conoces tus porcentajes de acierto en tus pases,
lanzamientos, pérdidas o recuperaciones? Imagina dos jugadores de la
misma posición y que juegan los mismos minutos. Uno falla un pase de seis
por partido y el otro falla cinco de 30. ¿Quién tiene más efectividad? ¿Crees
que la efectividad se puede medir en ambos por igual? Mientras que el
primero deberá marcarse como objetivo buscar más la pelota y mostrarse en
el campo, el segundo deberá centrarse en la precisión viendo en qué
circunstancias falla para mejorar el porcentaje.
Valora cuáles son los aspectos técnico tácticos que puedes mejorar y los
aspectos de tu juego que puedes desarrollar. Quizás te ayude el desarrollar
diferentes ruedas: técnico-táctica, física y / o emocional. (Página 7)
Y, por supuesto, no te olvides de tu juego interior. El autocontrol, la
concentración, el no dejarte arrastrar por alguna emoción, el fluir en el
campo, cualquier miedo o limitación que te está impidiendo rendir al 100%.
Habrás oído o dicho más de una vez aquello de “yo soy así” o “es lo
normal”, pero sabes que en muchos casos no es así. Sólo tienes que fijarte
en los Nadal, Gasol, Contador, Xavi o Casillas y darte cuenta que o bien lo
llevan innato o lo trabajan más que nadie. El ejemplo más conocido es Rafa
Nadal. Su fuerza mental le ha llevado a ser un referente mundial de la
historia del tenis. Su talento es prodigioso pero lo que realmente marca la
diferencia sobre los demás es su constante entrenamiento emocional. Nadal
ha levantado encuentros importantes con dos bolas de partido en contra. Y
eso se consigue a base de entrenar todos los aspectos del juego, esfuerzo y
perseverancia.
Me fascina la historia de Víctor Valdés. No es el jugador más querido
porque detrás de esta gran persona hay una increíble coraza que le impide
mostrar quién realmente es. Valdés se quitó la coraza en uno de los informes
Robinson y regaló una gran dosis de conciencia al deporte. En él, sacó la
ansiedad y miedos que le acompañaron durante su etapa en la Masía, donde
estuvo desde los ocho hasta los 18 años y donde en dos ocasiones quiso
dejar el fútbol.
Un miedo a encajar goles, a ser batido y al fracaso que le llevaba a la
angustia cada fin de semana cuando debía afrontar un partido. “Desde
jovencito me he tenido que ir preparando para hacer algo que no era
cómodo ni positivo para mí. Ese sufrimiento a la hora del partido, de
competir. Por el miedo al fracaso, a no hacerlo bien…”, explicó Valdés al
suplemento EPS en marzo de 2011. Durante diez años, nunca dijo nada a
nadie. Vivió y creció con esta angustia hasta que en Informe Robinson contó
lo que llevaba dentro y muy pocos sabían. Así, pudo quitarse un gran peso
de encima.
Valdés supo reponerse cada fin de semana al gol encajado. A pesar de la
angustia, siguió hacia delante y trabajó como el que más en los
entrenamientos. Podía haber sucumbido en cada una de las dos ocasiones
que decidió dejarlo o cada fin de semana antes de un partido, pero persistió.
Detrás de cada campeón también hay dudas, miedos, inseguridades y
vulnerabilidades. La gran diferencia entre ellos y otros es que actúan a pesar
del miedo, a pesar del qué dirán, a pesar de las dudas o a pesar de sus
vulnerabilidades. Y en base a esfuerzo y perseverancia algunos acaban
venciendo esos miedos y otros simplemente son capaces de domarlo.
Feedback: el desayuno de los campeones

¿En qué crees que puedo mejorar?


¿Qué piensas que puedo hacer mejor?
Es difícil rascarse la espalda y ayuda que alguien cercano te eche una mano.
Por todos es sabido que siempre podrás llegar más lejos acompañado que
solo. El objetivo del feedback es recabar información sobre ti, bien a nivel
deportivo o personal, para que puedas tener referencias externas como
apoyo. Así, haciendo balance entre lo que ya conoces y lo que te aportan,
las posibilidades de mejora serán mucho mayores porque tienes la
oportunidad de ver más allá de ti.
Recuerda que el feedback es la opinión de una persona así que nunca te
guíes ni al 100% por él ni por una sola opinión. Para recibir buen feedback
es conveniente que lo pidas a varias personas –entre ocho y diez es una
buena cifra-. Si ocho o diez personas coinciden en algo, tanto que te
potencia como que te limita, puede ser un referente más que atractivo para
que lo cojas y lo utilices en tu beneficio.
Puedes pedir feedback de muchas maneras. Abajo te propongo algunas para
que escojas la que mejor se adecue a ti:
A. “Dime tres cualidades que reconoces en mí y tres aspectos de
mejora. Por favor, se concreto y ponme algún ejemplo para que
lo entienda mejor”.
B. “Dime qué es lo que más te atrae de mí y lo que más te aleja”.
C. “Dime tres fortalezas que ves en mí y las tres áreas de
oportunidad de mejora que consideras”.
D. “Dime algún hecho concreto en el que he actuado ejerciendo una
gran versión de mí y otro en el que he estado por debajo de mi
potencial. Explícame, por favor, qué hubieras hecho tú en esa
misma circunstancia”.
Puede que te sorprenda alguna respuesta. Habrás sido muy valiente de pedir
feedback y recibirlo como un regalo por parte de la otra persona. No tienes
que estar para nada de acuerdo ni utilizarlo. Da las gracias y digiérelo con el
tiempo, para decidir si quieres utilizarlo o no. Si no te sientes cómodo
recibiéndolo de tú a tú, pide que te lo envíen por mail.
Ten muy presente que solo estás mucho más limitado y no dudes de que tu
mejor rendimiento llegará a través del feedback. Si el de tu entrenador es
constante y mejoras cada día, imagínate si estás abierto a escuchar a las
personas que tienes a tu alrededor para luego escoger.
Tan importante es saber recibirlo como saber
darlo

En la vida es importante saber recibir y saber dar. Hay personas que solo
están preparadas para dar y otras para recibir. Como en la vida, en el
feedback es tan importante saber recibir como saber dar.
Al igual que cuando lo recibes, te decía que tengas en cuenta que es una
opinión y no un hecho cierto y es importante que lo filtres, debes hacerlo
también cuando lo das. Empezar con “para mí…” o “me parece…” te
ayudará a dejarle claro desde un principio que es tu observación.
Aportar feedback a algún miembro del equipo o al equipo en su conjunto te
permitirá no solo reducir interferencias sino también colaborar en la
construcción y mejora de la relación. Hazlo siempre con respeto. No olvides
que el hecho de como lo dices es tan o más importante incluso que lo que
dices.
Es primordial que hables de la acción o situación y no de la persona. Por
ejemplo, “para mí, no estás dando lo mejor de ti en estos momentos”, en
lugar de “eres un vago”. Por supuesto, recuerda que sale de ti y va a la otra
persona, por lo que deja las formulaciones impersonales o generalizaciones
de lado. Ni “se dice que…” ni “todos piensan que…”.
El lenguaje debe ser claro, sencillo, específico y aportando hechos
concretos. Y como en los ejemplos para pedir feedback ves que es
importante que te expliquen hechos concretos o lo respalden con ejemplos,
es bueno que también refuerces tu feedback apoyándote en casos concretos
o puntuales. Ayudarás a la persona a entenderlo mejor.
Recuerda que salvo casos excepcionales donde estás teniendo reunión de
equipo o con tu cuerpo técnico, el feedback a una persona concreta es
preferible darlo en privado. Hazlo siempre tranquilo y relajado y nunca
arrastrado por emociones o bajo tensión o presión.
Dar el feedback en presente continuo permitirá que la otra persona vea que
lo que le estás diciendo tiene un periodo de tiempo concreto: “no estás
respetando los valores del club” es mejor que “no respetas los valores del
club”.
Y ya sabes que quien reciba tu feedback no tiene por qué estar de acuerdo.
Habrás empezado con “para mí…” y lo habrás dado con respeto, pero si es
necesario reincide en que es tu opinión o percepción y lo haces porque crees
que puede ayudarle. Ni le juzgues, ni pretendas defender tu postura con las
uñas afiladas o atacarle.
Reconoce

“Dile a un hombre quien es y será. Dile en quien se puede convertir y se


convertirá”. (Goethe)

¿Recuerdas un momento de tu vida en el que alguien te inspiró?


¿Recuerdas una persona que te hizo brillar?
¿Recuerdas a alguien en tu vida que confió en ti?
¿Recuerdas a una persona que te permitió descubrir algo que ni tú mismo
conocías sobre ti?
El reconocimiento es una de las cualidades más poderosas que tiene el ser
humano. Por desgracia, es una cualidad muy poco explotada en una
sociedad muy dada a corregir lo mejorable, lo que se hace mal o
directamente a criticar. Recuerdo perfectamente momentos en los que las
personas confiaron en mí, me inspiraron y me hicieron sacar y dar mucho
más. Probablemente tú también lo recuerdes porque aun siendo una frase,
suele quedar grabada en nuestra mente.
Tienes un poder increíble para animar, apoyar, respaldar, reforzar o,
directamente ayudar a las personas a tu alrededor a ver lo que realmente son
y no lo que ellas creen que son. Por desgracia y en buena parte por esa
facilidad que tenemos todos de corregir o criticar, tendemos a vernos
menos, mucho o poco, de lo que realmente somos.
Dile a la gente lo que ves de ellos que hacen bien y lo que te gusta de ellos.
Por ejemplo, su modo de actuar, pensar, el trato hacia los demás, la manera
de afrontar una situación concreta. El reconocimiento va al ser: “eres una
persona increíble, comprometida, auténtica, alegre...”. Y el halago va más a
algo material: “me gusta tu camiseta”, “me gusta como vistes” que puede ir
acompañado de “que buen gusto tienes para vestir”.
Hazlo siempre con sinceridad, que es lo más importante para que sea un
reconocimiento. Si lo haces por quedar bien sonará a cumplido y la otra
persona lo notará. Y lo que es peor, no le aportará nada que le permita
crecer, ni servirá para llamarle a la acción. Y si lo hace, al no tratarse de un
feedback honesto y constructivo, probablemente le trace un camino
equivocado.
Si lo haces con sinceridad, no te cortes en hacerlo en público porque
además de resaltar cualidades de una persona delante de otros, estarás
inspirando a todos a hacer reconocimiento.
Creencias

“Lo lograron porque no sabían que era


imposible”.
“Tanto si crees que puedes como si no,
tienes razón”.
(Henry Ford)
"Una creencia no es simplemente una idea que la mente posee, es una
idea que posee a la mente".
(Robert Bolt)

¿En qué crees?


¿Por qué crees lo que crees?
¿En qué piensas?
¿Por qué piensas lo que piensas?
Las creencias son el resultado de tus pensamientos continuos. Juicios
automáticos que comenzaron a formarse en tu infancia y que han ido
desarrollándose en base a quien eres ahora, lo que has vivido y tu entorno
más próximo. Ten muy claro que tus creencias acaban generando tu manera
de vivir y ver la vida.
El mundo del deporte está lleno de creencias. Debes saber que pueden ser
de dos formas: potenciadoras y limitantes. ¿Recuerdas algún partido en el
que un equipo ha remontado un resultado que parecía imposible? ¿Un
deportista que ha logrado un record o hazaña que se antojaba insuperable?
Hay cientos de ejemplos de deportistas que desafiaron las estadísticas y las
creencias. Una muy conocida es la de Roger Bannister, quien el 6 de mayo
de 1954 bajó de los cuatro minutos en la milla de atletismo. Rebajar la
marca de 4 minutos era considerada la barrera humana. Los fisiólogos
afirmaban que quien se centrara en lograrlo podría incluso fallecer en el
intento. Roger Bannister lo logró y gracias a su tiempo otros atletas
consiguieron también tirar ese muro abajo. Basta que alguien lo consiga
para que el resto nos sintamos capaces. Bannister fue el primero e inspiró a
otros a ver posible lo imposible. Otro atleta que me inspira en este sentido
es Kilian Jornet. El mejor atleta de montaña en la actualidad tiene el récord
de distancia recorrida sin parar por la montaña: 280 kilómetros y más de 38
horas… ¿Crees que lo hubiera hecho posible pensando que era imposible?
No.
Es buen momento para que tú reconozcas tus creencias, desarrolles las
potenciadoras y empieces a valorar el dejar a un lado las limitantes para
generar nuevas creencias que te ayuden a sacar tu mejor versión.
El principio del placebo es un buen ejemplo. Cuando tomarte una pastilla
neutra te ayuda a quitar tus dolores musculares simplemente porque estabas
convencido de sus propiedades.
¿Cómo las creamos? Anthony Robbins, empresario, conferenciante y autor
de libros como Poder sin límites, Mensaje a un amigo o Controle su destino
habla de cinco maneras de establecer creencias.
La primera es el ambiente que nos rodea. Con experiencias positivas,
éxitos, personas que nos inspiran y un buen ambiente predominan las
creencias potenciadoras.
La segunda son los acontecimientos significativos. ¿Qué eventos
deportivos te marcaron? Recuerdo perfectamente los Tours, Giros, Vuelta o
Campeonatos del Mundo que disputó Indurain. Tenía entre 8 y 12 años y
podría compartir dónde y con quién vi sus grandes momentos y también los
no tan grandes. Esas carreras me marcaron e hicieron brotar mi pasión por
el ciclismo. ¿Cuáles son tus recuerdos?
La tercera es el conocimiento. Si conoces las claves de los deportistas de
elite puedes inspirarte en ellos para lograr lo que quieres. Me inspiró
Indurain pero también Xavi, Iniesta o Puyol. ¿Sabes qué tienen en común?
Los tres tuvieron que esforzarse muchísimo para ser lo reconocidos que son
ahora. Y por momentos, dadas las comparaciones y su juventud, pensaron
en dejar el FC Barcelona. Nunca se rindieron y hoy son las caras visibles
del mejor Barça y la mejor Selección Española de la historia. Ya lo dijo
Carles Nadal, fisioterapeuta del primer equipo del FC Barcelona: “La
paciencia es amarga pero el fruto es dulce”. Busca y reconoce las claves de
tus ídolos para apoyarte en ellas.
La cuarta es a través de los resultados anteriores. Si durante toda tu vida
tuviste problemas para ganar una competición, el día que la consigues te ves
capaz de lograrla para siempre y la próxima vez que compitas en ella, tu
manera de afrontarla será muy diferente.
La quinta consiste en representarse mentalmente la experiencia futura
como si ya se hubiese realizado. Te ayudará a entrenar al máximo y a
incidir en lo que quieres de la mejor manera posible por tu parte.
Hablaremos de visualización más adelante. Es una buena manera de
prepararte para afrontar el entrenamiento, partido o competición en el
estado que deseas.
Ten presente que de la misma forma que las cinco maneras anteriores nos
ayudan a crear nuestras creencias, también podemos controlarlas y generar
creencias que deseamos.
Si todas las creencias que tienes son potenciadoras, perfecto. Toma
conciencia y mantenlas. Pero si tienes creencias limitantes es buen
momento para hacer este ejercicio.
Transforma tus creencias:
¿Qué piensas de ti y de tus posibilidades? Escribe las cinco creencias que
más te están limitando actualmente.
1.
2.
3.
4.
5.
Ahora escribe una relación de cinco creencias positivas, por lo menos, que
podrían servirte a alcanzar tus objetivos.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Recuerda que tus creencias no son una declaración de verdades universales,
las has creado tú y de la misma forma que las has ido generando y
desarrollando, puedes eliminarlas o transformarlas.
¿De dónde has sacado tus creencias relacionadas con el deporte?
¿Provienen de tus vivencias? ¿Te llegan a través de tus padres? ¿Las has
desarrollado de deportistas ganadores? ¿O tal vez de deportistas polémicos?
¿Te han marcado entrenadores y compañeros? Es importante que cuides tu
sistema de creencias por algo muy sencillo.
Si piensas que puedes aprender, progresar o lograr resultados deseados ten
por seguro que tus sentimientos te llevarán a un estado de positivismo y lo
que querrás es entrenar, esforzarte y trabajar al máximo. ¿Cuáles crees que
serán tus resultados? Sin duda, positivos.
Y sí, imagino lo que estás pensando. ¿Solo por pensar en positivo tengo el
resultado garantizado? Por supuesto que no. Pero un sistema de creencias
donde los resultados no deseados te lleven al aprendizaje de lo que has
hecho bien y lo que puedes mejorar en lugar de lo que siempre haces mal te
permitirá seguir creyendo en tus posibilidades.
El tenista escocés Andy Murray dijo tras ganar el US Open que “no volveré
a dudar de mí”. Es curioso. Ningún tenista británico gana Wimbledon desde
1936. Murray logró en Londres 2012 proclamarse campeón olímpico.
Mismo club, mismas pistas y misma superficie que cuando compite en el
prestigioso torneo de hierba artificial inglés. Su creencia de estar
encadenado a la historia, ¿cómo le está ayudando? En nada. No sé si ganará
o no la próxima edición de Wimbledon pero no dudando ni de él ni de sus
posibilidades parte con más opciones de victoria.
Cuando hablo de ganador no me refiero a quien siempre gana, si no a quien
lo da todo por ganar. Habrás oído alguna vez la expresión “es un ganador
nato”. Yo diría que más que un ganador nato es un trabajador nato que no
cesa en su esfuerzo y perseverancia o en dar siempre lo máximo para lograr
lo que desea. Hay muchos deportistas que no empezaron su carrera ganando
y a base de mejora lograron los frutos.
La realidad para ti es la que tú mismo creas. Tanto si tienes creencias
potenciadoras como limitantes, tú mismo las has creado. Y te recomiendo
que generes creencias que fomenten tu excelencia.
Las mentiras del éxito
Así define Robbins a siete creencias concretas que bajo ningún concepto
certifican éxito, pero sí te van a ayudar a encontrar la excelencia y a lograr
lo que para mí es el éxito: disfrutar de lo que haces, no arrepentirte de lo
que no hiciste y dar el máximo para conseguir tus objetivos mientras vives
tu vida y no la de otros. Ni que decir tiene que vas a honrar tus valores
mientras transcurres por este camino y vas a respetar los principios
universales. O dicho de otro modo: no vas a pisar a nadie para conseguir lo
que quieres.
Conociéndote, teniendo un objetivo en mente, haciendo y cambiando para
mejorar en función de los objetivos obtenidos sueles conseguir lo que te
propones. Haz lo mismo con tus creencias. Descubre cuáles son las tuyas y
si te están ayudando a lograr lo que tienes en mente.
De las “7 mentiras del éxito” de Robbins, quiero hacer hincapié en seis de
ellas.
1. Todo ocurre por su motivo o razón y todo puede servirnos. ¿Crees
que los deportistas profesionales se dejan llevar por las derrotas? A veces sí
pero la mayoría de ocasiones pasan página y no se quedan anclados en el
último resultado o prueba. Hay deportistas, incluso, que nada más terminar
ya están pensando en el próximo entrenamiento para corregir y mejorar.
Déjame que te hable de Teresa Perales. Esta zaragozana tiene las mismas
medallas que Michael Phelps en unos Juegos Olímpicos. Con 19 años, una
neuropatía la dejó inmóvil de cintura para abajo. No debió ser fácil aceptar
su nueva vida pero decidió que no se iba a quedar parada. Empezó nadando
cinco horas a la semana y ahora lo hace seis horas al día. Al principio no se
frenó y decidió dar un giro a su vida. El final ya lo conoces.
Me vienen a la mente la cantidad de deportistas que fueron descartados por
grandes clubes de fútbol. No debe ser nada agradable que el club de tus
sueños te descarte o te de la baja. Hay algunos que no levantan cabeza,
bajan su rendimiento o deciden dejar el fútbol. Lejos de eso, jugadores
como Silva, Jordi Alba, Modric o el mismísimo Messi dieron lo máximo en
sus nuevos clubes y también conoces el final.
¿Ves las posibilidades o los obstáculos? Recuerda que la autoconciencia te
permitirá darte cuenta de si eres de los primeros o de lo segundos. Crear en
los límites te impedirá dar el máximo…
2. No hay fracasos. Solo hay resultados. ¿Cuántas veces no has logrado lo
que querías? Resultados deportivos, exámenes, amores… Es importante que
te des cuenta cómo cambia si pasas a llamar desenlace, resultado o hecho a
lo que antes llamabas fracaso. Todos somos infalibles, y por eso quienes
llegan a la cima saben que, cuando no logran lo que deseaban, han realizado
una acción y pueden aprender de ella. Y con acciones diferentes llegarán
nuevos resultados. Tienes más experiencia que ayer y menos que mañana, si
practicas claro. De lo contrario siempre tendrás la misma. Cuanto más
practiques más experiencia tendrás para seguir haciendo lo mismo en caso
de obtener los resultados que quieres o buscar nuevas alternativas si deseas
algo diferente.
En la edición de la Vuelta 2012, Contador atacó cada vez que tuvo
oportunidad. Todos los ataques obtuvieron respuesta del líder de la carrera y
su máximo rival, Joaquín Rodríguez. ¿Qué hubiera pasado si Contador se lo
hubiera tomado como fracaso? Muy posiblemente no hubiera atacado el día
que consiguió dar un giro a la Vuelta y puso pie y medio en lo más alto del
podio de Madrid. Fue un ataque en una etapa no muy dura y cuando
muchos daban la victoria de Joaquín Rodríguez como segura. Un buen
ejemplo de valorar los ataques como resultados y analizar dónde podía
atacar de forma diferente para desbancar al líder en lugar de verlo como
fracaso. Contador lo hizo y decidió atacar muy lejos de meta y en un puerto
no muy exigente. Y su táctica le salió bien.
Cambia fracaso por aprendizaje y nunca dejes de aprender. Con esta
creencia, dejar de hacer por miedo es imposible. Reflexiona sobre un
acontecimiento en tu vida que consideras que fue un fracaso. ¿Qué
aprendiste? ¿Fue el aprendizaje una buena lección para tu vida? No esperes
a ser lo suficientemente bueno porque nunca lo serás. Solo haciendo,
practicando y aprendiendo podrás lograr tu mejor versión. Tacha la palabra
fracaso y comprométete con palabras que se adecuan a ti: aprendizaje,
crecimiento, mejora…
El error o el fallo es una joya que te permite mejorar. No te frenes ni te
pares cuando no aciertes en una acción o algo te salga mal. Asúmelo y
valora qué puedes aprender de ello y cómo vas a mejorar y seguir
creciendo.
3. Asumir la responsabilidad, pase lo que pase. Esta es una cualidad que,
por desgracia, solo vemos en los grandes líderes. He escuchado a
entrenadores y deportistas asumir su responsabilidad. Esta es una de las
razones por las que son grandes. Cuando eres responsable generas tus
experiencias en la vida. Y esto te permite asumir que tienes el poder para
lograr muchas más cosas y llevar las riendas de tu vida. Si no crees que eres
responsable de tu vida dejas que pase a ser gobernada por las
circunstancias… Lo más fácil es echarle la culpa a otros, a las
circunstancias, al entorno, a la vida o al mundo… Y esto no es lo que hacen
los más grandes. Volviendo a la Vuelta de 2012, el día que Joaquín
Rodríguez perdió el maillot de líder se limitó a decir que Contador era el
más fuerte de la carrera. Purito no le echó la culpa a nada ni nadie y asumió
la derrota. Otro grande, Iker Casillas, afirmó en la revista Don Balón
respecto a la temporada 2010-11 que “el Barça fue el mejor equipo del año
pasado. Al final se merecieron los tres títulos porque practicaron un fútbol
exquisito”.
Un buen ejemplo a la hora de asumir la responsabilidad es tu comunicación.
Cuando te comuniques con tus compañeros, entrenador, familia, amigos,
profesores, directivos, aficionados etc y la comunicación no vaya como
esperabas, asume tu responsabilidad. Tu tono de voz, tus palabras, tus
gestos… Es fácil echar la culpa porque la otra persona no ha entendido lo
que queríamos transmitirle y muy difícil asumir la responsabilidad de no
haber llegado como deseabas y repetirlo tantas veces como haga falta.
Recuerda la importancia de asumir responsabilidades. En ese sentido, ser
humilde no es un síntoma de debilidad, sino una muestra de grandeza,
fortaleza y conciencia.
4. Nuestros mayores recursos son los recursos humanos. Aprendí en un
curso una frase que quedó grabada en mi mente: “Yo soy porque nosotros
somos”. Aprender de cada persona, y sentir admiración, compasión y
respeto por ella permite hacer de los grupos, equipos de alto rendimiento.
Te darás cuenta que cuando acertáis tú o algún compañero, acierta el equipo
y cuando fallas o fallan sucede lo mismo. El potencial humano ha
demostrado que no tiene límites y cuando trabaja en equipo, el todo es
mucho más que la suma de las partes. Una persona puede rendir hasta diez,
pero dos pueden rendir mucho más allá de 20 y hacer cosas que por
separado es infinitamente más difícil o imposible. Ni qué decir tiene cuando
el equipo es de diez, 15, 20 o 25 deportistas.
Por cierto, considero también equipo a deportistas individuales que
compiten por libres y entrenan a diario con su preparador, fisioterapeuta,
coach etc. Si es tu caso, alíate al 100% con las personas que te acompañan
en tu día a día porque la complicidad hará que todos deis mucho más y
además de un mejor resultado, el camino será inolvidable.
Por mucho material y tecnología que tengas, de ti depende hacerlo
funcionar. Se pueden usar infinidad de recursos que mejoren los aspectos
tácticos pero si en el equipo no hay buena sintonía o no tienes feeling con
tus compañeros o entrenador, difícil será desarrollarlas.
Trata a los demás con respeto y, por supuesto, pide lo mismo. Los grandes
líderes suelen preguntarse y aportar respuestas poderosas a preguntas como
las siguientes: ¿cómo podríamos mejorar esto? ¿Cómo produciremos
resultados más positivos? ¿Qué podemos aportar? Pensar en plural te
ayudará a ser un líder natural y sólido. Serás capaz de respetar y promover
los valores del equipo e inspirar a tus compañeros para hacerles ver que el
todo es mucho más que la suma de las partes.
5. El trabajo es un juego. El deporte es pura vocación pero requiere de un
sacrificio enorme y renunciar en más de un caso a lo que hace la gente
corriente. Si te lo tomas como un sacrificio será muy duro para ti. En
cambio, si te lo tomas como un juego y eres consciente de que estás
disfrutando de lo que realmente te apasiona, cada esfuerzo que realices lo
verás como un verdadero placer.
6. No hay éxito duradero sin entrega personal. ¿Cómo crees que ha sido
el camino hacia la élite de cualquier deportista? Entrega, voluntad y mucha
perseverancia. ¿Cuál es el nivel de entrega, voluntad y perseverancia que
estás poniendo en el día a día de tu vida?
He trabajado con deportistas que se dieron cuenta que con el nivel de
esfuerzo que estaban poniendo difícilmente darían su mejor nivel. Es
importante que seas consciente porque para llegar a la elite se necesita
talento más lo que haga falta. Y lo que haga falta es darlo todo en cada
entrenamiento, descansar y comer bien, mantener relaciones saludables y
aprender tanto de cada partido como de los mejores. Ni que decir tiene que
ese lo que haga falta significa dar lo máximo de ti. Como decía antes, sin
pisar a otros. El deporte tiene unos valores y aunque vemos muchas veces
que se violan, no todo vale a mi juicio. Igual que para llegar a la élite, para
dar tu mejor versión hace falta tu nivel, sea el que sea, y un enorme
esfuerzo.
Ya sabes que no siempre llegaron los que más talento tenían si no quienes
más entrega y corazón le pusieron. Me hace gracia cuando escucho a
alguien quejarse de que un compañero o rival está en un mejor equipo o ha
llegado más lejos. La mayoría de veces, no siempre, solo hay que hablar
con alguien que conocía a los dos y te dice que quien se queja ya lo hacía en
el pasado. Y mientras tanto entrenaba la mitad que el que ha llegado más
lejos.
Antoni Girod, coach francés, habla también de “Las 7 creencias más
importantes de los campeones”.
1. Siempre hay un camino hacia la victoria.
2. Pase lo que pase, es una ventaja y un aprendizaje para mí.
3. El que quiere algo, con perseverancia y compromiso,
forzosamente lo consigue.
4. El fracaso no existe. No hay nada más que resultados sobre los
que apoyarse y progresar.
5. Lo posible se encuentra justo un poco por debajo de lo
imposible.
6. Nos convertimos en lo que creemos ser.
7. La victoria no es un fin en sí misma. Es una etapa más hacia el
camino de la excelencia.
Puedes comprobar que las de Robbins y las de Girod son muy similares. Es
posible que, consciente o inconscientemente, más de una te resulte familiar.
Adoptarlas y vivir en base a ellas depende de ti.
Creo que estas creencias pueden resultarte muy útiles para tomar el camino
de la excelencia. Y me gustaría añadir dos más que me resultan de gran
ayuda.
- Me centro en mi rendimiento y no en el resultado. Dando mi
máximo rendimiento los resultados llegarán
- “La paciencia es amarga pero el fruto es dulce”. (Carles Nadal,
fisioterapeuta del FC Barcelona)
Estas dos frases que he convertido en creencias me ayudan mucho. En
momentos en los que me gustaría que los resultados fueran otros, tomo
consciencia de lo que depende al 100% de mí, que es mi rendimiento. Hay
momentos también en que me gustaría que los resultados que obtengo
fueran otros, pero simplemente son y tengo que tener la paciencia suficiente
para seguir adelante sin venirme abajo. Si desfallezco o me rindo es más
que evidente que los resultados que aun no han llegado no lo hagan nunca.
En el deporte, los resultados son fundamentales pero mucho más lo es tu
rendimiento. Si encadenas varios partidos o competiciones seguidas sin los
resultados que buscabas y bajas el pistón, las que vengan serán mucho
peores. No te identifiques nunca con los resultados y básate en tu
rendimiento porque es lo único que depende de ti. Estás en disposición de
rendir al 100% ahora mismo.
Ejercicio: Deshazte de tus creencias limitantes
El entrenador me tiene manía, trabajar en equipo me perjudica, este
deporte es para listos, no voy a estar a la altura, me gustaría pero, no tengo
tiempo, es demasiado para mí…
Lo primero que debes hacer para cuestionar tus creencias es ser consciente
y saber cuáles son las tuyas. Cuando te propongas cuestionar o cambiar una
creencia a través de este ejercicio tómate tu tiempo para responder a todas
las preguntas con paciencia.
- Escribe la creencia sobre la que deseas profundizar
- Responde a las siguientes preguntas:
- ¿Cómo me limita esta creencia?
- ¿Qué me está impidiendo hacer?
- ¿Qué es lo que más me irrita de tener esta creencia?
Detrás de nuestras creencias puede haber miedo o respeto a algo aunque en
muchas ocasiones nos justificamos para taparlo. Profundiza y valora si hay
algún miedo en lo profundo de tu creencia. Recuerda, desconecta la mente y
tu vertiente racional y responde a las próximas preguntas desde tu lado más
emocional.
- ¿De qué tengo miedo al comportarme en base a esta creencia?
- ¿Qué es lo que este miedo me está impidiendo hacer?
- ¿Qué coste o costes he tenido, a lo largo del tiempo, debido a este
miedo?
- ¿Qué haría si no tuviera esta creencia y este miedo?
Es hora que te desafíes a ti mismo y, sabiendo cómo te está limitando en el
presente y cómo te ha limitado en el pasado, valorar si quieres que te limite
en el futuro.
- ¿Cómo me veo dentro de 5 años con esta creencia y sus miedos?
- Dentro de 10 años es posible que aun no la haya cambiado.
¿Cómo me imagino?
- ¿Cómo será el resto de mi vida con todo este peso encima?
- ¿Me voy a conformar con esto? ¿Quiero que esta creencia rija mi
vida y mi destino?
Si ya crees que la creencia te está aportando menos que nada, es momento
para iniciar el cambio.
- ¿Quiero modificar mi creencia?
- ¿Qué estoy dispuesto a hacer para conseguirlo?
- ¿En qué pasaré a creer? ¿Qué creencia nueva va a sustituir a la
que tengo ahora?
- ¿Cómo me siento con esta nueva creencia?
- ¿De qué soy capaz con ella? ¿Qué puedo hacer a partir de ahora?
¿Qué posibilidades se me abren?
- ¿Qué impacto tendré con las personas que me rodean?
- ¿Quién soy con mi nueva creencia?
Es momento de añadir tu geografía
- Nombra en voz alta tu antigua creencia
- ¿En qué consistía esa creencia?
- Elimina con un gesto esa creencia
- Repite en voz alta tu nueva creencia
- ¿Qué me va a aportar mi nueva creencia en mi vida?
Exteriorízalo con palabras, gestos y movimientos
- Tacha tu antigua creencia en el folio donde la habías anotado y
escribe la nueva. Siéntela dentro de ti.
- Recuerda que la vieja creencia ha podido estar dentro de ti mucho
tiempo por lo que no es difícil que vuelva a rondar pronto por tu
cabeza. Utiliza algún gesto o apoyo que te sirva para darte cuenta que
ha vuelto y volver a conectar con tu nueva creencia. Hay personas
que llevan una goma de borrar como recordatorio, una pulsera o un
gesto que simboliza “STOP” como forma de frenar el pensamiento.
No dejes de hacerlo y verás como a medida que vayas frenando tu
antigua creencia limitadora, tus nuevos pensamientos potenciadores
van ganando confianza y fuerza en tu vida.
Trabajé con un ciclista a quien le estaba costando llegar a su mejor nivel.
Me dijo en varias ocasiones que “cuando mejore la forma, mi motivación
aumentará”. Automáticamente detecté una creencia limitante. ¿Es la
motivación proporcional al nivel de forma? ¿Quién dice que cuanto más en
forma estás más motivado compites? ¿Puedo motivarme sin estar en forma?
Por supuesto. De hecho, la motivación es un factor importante para
levantarte cada día cuando no estás en forma y entrenar duro para lograr tu
mejor nivel. Lo que estaba consiguiendo este ciclista con su creencia era
entrenar desmotivado y no cumplir sus objetivos propuestos. La situación se
agravaba si tienes en cuenta que era alérgico al polen en plena primavera.
¿Cómo iba a superarlo sin motivación? Al darse cuenta de su creencia, pasó
a centrarse en lograr su forma sin esperar a que su motivación aumentara. Y,
por supuesto, ésta poco a poco fue a más.
No esperes a ser lo suficientemente bueno para lograr algo porque nunca lo
serás. Muchas veces esperamos cambiar cosas sin acción. Con la creencia
de “cuando mejore o cuando logre el nivel iré a por ello al 100%”. Y te
estés limitando porque dejas de hacer algunas cosas, por pequeñas que sean,
para seguir mejorando y creciendo. Puede ser un gran objetivo o una
pequeña meta, que si no empiezas a entrenarte desde hoy estás regalando un
tiempo muy preciado para coger experiencia, equivocarte, fallar, aprender y
mejorar. Detrás de cada creencia muchas veces hay miedo al fallo. Si estás
pensando ahora mismo en algo concreto de tu vida, tómate tu tiempo y
responde a estas dos preguntas:
- ¿Qué harías si supieras que no vas a fracasar?
- ¿Qué te hace desconfiar de ti? ¿En qué cosas de ti no confías?
Cambia fracaso por aprendizaje o experiencia y profundiza en aquello que
no confías. La práctica hace al maestro y la acción es un pequeño paso de
nuestro camino por la vida. Te llevará a lograr objetivos y a aprender para
seguir sintiéndote vivo en este camino.
Luis León Sánchez es uno de los mejores ciclistas en activo. En el Tour de
Francia de 2012, el murciano, que ya había ganado tres etapas en la ronda
gala, se metió en varias escapadas y en tres ocasiones se quedó con la miel
en los labios. En la línea de meta, el ciclista de Rabobank afirmaba que este
año parecía que la victoria no iba a llegar. Pero no se rindió y en su cuarto
intento, día que se escapó con ciclistas de gran calidad como el campeón
del mundo, Philippe Gilbert o Peter Sagan, atacó y se presentó en solitario
en la línea de meta para ganar su cuarta etapa en el Tour. Si se hubiera
dejado llevar por sus palabras pronunciadas fruto de la tristeza y la
impotencia, no hubiera habido un nuevo esfuerzo. A la cuarta llegó su
victoria y no dudo que se hubiera esforzado tantas veces hubiera podido y
tenido oportunidad para llevarse su objetivo.
Me viene a la mente un ejemplo significativo. El ganador de la Vuelta a
España 2011, Juanjo Cobo, pasó más de un año sin apenas entrenar. Desde
que subió a profesionales nunca creyó en sus posibilidades. Y no creyendo
en uno mismo los pensamientos que nos decimos a nosotros mismos son
continuamente negativos. Estos pensamientos nos llevan a tener un
potencial en el momento realmente bajo. Con ese bajo potencial las
acciones que realizamos día a día están muy por debajo de los resultados
que realmente podríamos obtener. Y los resultados no serán mucho
mejores…
En el caso de Juanjo Cobo, bastó una frase de su director, Josean Fernández
“Matxin”, para cambiar sus pensamientos cuando quería abandonar el
ciclismo: “Diviértete. Súbete a la bicicleta y disfruta. Al final de año
hablamos”. Sus pensamientos cambiaron y con ellos el potencial que tenía
sobre sí mismo, lo que le llevó a entrenar más y mejor y el resultado subirse
a lo más alto del podio de la Vuelta.
Cambiando de deporte, otro gran ejemplo es el de Feliciano López. El
tenista toledano fue pieza clave en la Copa Davis que ganó España a
Argentina en Mar de Plata. De esta manera explicaba a Olga Viza en Marca
por qué ese jugador que arrasó en Argentina era, solo, el 31º del mundo:
Olga Viza: “Si has jugado en situaciones de tanta presión y a ese nivel, ¿por
qué no juegas así ocho o diez semanas al año?”.
Feliciano López: “Necesito creer un poco más en mí. Mi problema es que
me meto mucha presión y por eso he tenido momentos de mala actitud en la
pista. Debo limitarme a pensar que voy a dar todo lo que hay dentro de mí y
que si me gana, le doy la mano y se acabó. Albert Costa (ex tenista y ex
capitán de España en Copa Davis) me ha ayudado un montón en estos dos
últimos años. Siempre me dice que salga a la pista y me olvide de todo lo
que dicen. Desde luego a mí no me gusta ser el 20º o el 30º. No me
conformo”. Para mí, es una respuesta muy inspiradora.
En esa final, Feliciano combatió la presión del público argentino cantando
para sí mismo letras que tenía preparadas. Una técnica que le enseñó su
entrenador, José Perlas, y con la que dio un giro a la presión que intentaban
meterle desde la grada. Así, lo que antes le afectaba y jugaba en su contra
pasó a ser de gran apoyo para él.
Extrapola esto a cualquier ámbito de tu vida. Puede ser tu deporte, tus
estudios, trabajo o tus relaciones con familia y amigos. Cambia tus
pensamientos, que depende exclusivamente de ti,
Márcate objetivos

“Fallas todos los tiros que no intentas” (Michael Jordan)


“El ser humano necesita grandes retos”. Marc Coma

¿Qué objetivos, deportivos y personales, tienes en la cabeza?


¿Cuál es tu objetivo?
¿Qué estás haciendo para alcanzar tu objetivo?
¿Sueles plantearte objetivos, retos o metas personales? No tengas miedo en
contestar que no. De hecho, la mayoría de personas no se marcan objetivos.
No sabes lo importante que es tener una visión clara de lo que quieres
conseguir y pequeñas metas que te hagan esforzarte para ir llegando al
objetivo final.
Marcarte objetivos es prioritario para conseguirlos. Como te explicaba con
la visión, los resultados se crean dos veces, primero a nivel mental y luego
en tu vida. Y como también sabes, para llegar al resultado deseado se
necesita acción. Para ir de donde estás ahora a donde quieres llegar hace
falta caminar. Sean pequeñas o grandes, serán las acciones que haces
durante ese camino las que te permitirán llegar al destino que deseas.
Te pido que tu objetivo sea potente y te haga resonar por dentro. Cuando te
lo digas a ti mismo lo veas retador y al mismo tiempo difícil. Es lo único
que te motivará a lograrlo porque como debes saber ya, la vida no te regala
nada y si te planteas retos fáciles no tendrás la motivación necesaria y
directamente pasarás del tema. Que todo lo que te propongas sea retador y
al mismo tiempo alcanzable. El camino de la vida es el que es y está en tu
mano convertirlo en ilusionante, motivador, divertido… Y como pocas
veces nos regalan algo, planteándote retos fáciles no tendrás la motivación
necesaria.
Si el objetivo es llegar a la elite del fútbol, tal vez la meta de la temporada
sea meter 30 goles, y la meta de cada uno de los tres trimestres de la
temporada pueda ser mejorar la resistencia el primer trimestre, la relación
con algún compañero el segundo y el remate de cabeza el tercero.
Si me planteo mejorar el remate de cabeza o el golpeo con la pierna que no
es la mía, me obligaré a elaborar un plan de acción con acciones constantes
que me llevarán a la mejora continua y a mi objetivo final, que es ser
futbolista profesional.
Objetivos hay muchos, desde acabar jugando en el equipo inmediatamente
superior al mío, si estoy en el cadete A, pasar al juvenil B, o lograr la
titularidad en mi equipo porque de salida partí como suplente.
¿Y sin objetivos qué pasará? Que no controlarás tu destino. Te dejas llevar
por el día a día de los entrenamientos y partidos y no te permites reflexionar
y analizar cómo estás, qué puedes mejorar y qué vas a hacer para
conseguirlo.
No siempre las acciones que debas emprender serán agradables. Nunca me
gustó estudiar pero aprobar suponía hacer camino en mi objetivo de
disfrutar de mi trabajo. El acondicionamiento físico o la pretemporada no
suele ser divertida pero es el camino para lograr el mejor tono físico durante
la competición.
Sabes lo que quieres y ahora toca ponerse manos a la obra. Así que siéntate
y analiza tu situación actual y cuál es tu objetivo o propósito de aquí a final
de temporada. Recuerda que los buenos propósitos sin esfuerzo no van a
ningún sitio. Deberás preparar un plan de acción que te lleve a lograrlo.
Conocer qué hacer, cuándo, cómo y si es necesario, con quién, te ayudará a
establecer acciones concretas que te llevarán al objetivo.
Los objetivos SMART te ayudarán a entenderlo mucho mejor.
(e)Specífico: El objetivo debe estar definido con claridad y responder a las
siguientes preguntas: ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo?
-¿Qué es lo que alcanzaré realmente? ¿Cuándo sabré que estoy totalmente
satisfecho? ¿Quién está implicado en mi objetivo y quién no? ¿Dónde y
dónde no?
Medible: Es importante que conozcas cuando sabrás que has conseguido el
objetivo planteado.
-¿Qué me demuestra que hay un resultado? ¿Qué habrá cambiado cuando
logre el resultado? ¿Cómo puedo medirlo? ¿En resultados, márgenes, cifras,
grado de satisfacción conmigo mismo?
Alcanzable y realista: A pesar de ser un reto, estoy comprometido al 100%
para trabajar con determinación y lograrlo.
-¿Cuáles son mis posibilidades reales de éxito? ¿Cuáles son los pasos?
¿Qué etapas debo seguir? ¿Cuánto tiempo dedicaré como mínimo?
Resonante: Debes sentir un desafío interior que te haga ilusionarte con tu
objetivo.
-¿Qué es lo que me motiva y emociona para lograrlo? ¿En quién me estoy
convirtiendo a medida que avanzo en la consecución de mi objetivo?
Temporal: Decidir cuándo vas a hacer cada acción te ayudará a mantener
en mente el objetivo siempre, especialmente cuando lleguen momentos de
cansancio o desconexión. Marcarte plazos es una buena manera de
comprometerte en el tiempo.
-¿Cuál es la fecha de inicio? ¿Cuántas horas y días voy a invertir a la
semana por mi objetivo? ¿Cuál es la fecha límite?
Estos son algunos ejemplos:
- Estar en un equipo de superior nivel la próxima temporada.
- Ganar una carrera concreta.
- Estar presente en una competición determinada.
- Mejorar un aspecto técnico en el próximo mes y medio.
- Aumentar mi resistencia un 3%.
- Aprobar todas las asignaturas en cada trimestre del curso.
Como habrás comprobado, son resultados eSpecíficos, Medibles,
Alcanzables, Resonantes y Temporales.
Trabajé con un ciclista que iba a disputar la Vuelta a España. Cuando
hablamos de definir objetivos me dijo que su prioridad era ganar una etapa.
Le pregunté cuál y me dijo que había 10 que se adecuaban a sus
características.
- ¿Crees que las 10 son igual?
- ¿En qué momento de forma llegas?
- ¿Cómo estarás de fuerzas al principio y / o al final de la carrera?
- ¿Cómo vas a preparar las diez etapas?
- ¿En qué te beneficiaría preparar las 10?
- ¿En qué te perjudicaría?
Es bueno tener ganas de competir siempre pero cuando el objetivo es ganar
una etapa, focalizarte en las que más posibilidades crees que tienes te
permite ver la carrera desde otro prisma. Te esfuerzas en conocer el trazado
de esa o esas (si es más de una) al dedillo, guardar fuerzas para ese día
concreto, entrenar muy duro antes si la etapa es al principio de la Vuelta
para llegar al 100% o utilizar el recorrido de la carrera para coger la forma y
llegar entero si el día señalado es en la parte final. 21 días seguidos de
competición al máximo nivel son muy exigente y debes conocerte muy bien
si quieres hacer los movimientos que te lleven a la victoria.
Después de medir los gramos de fuerza física y emocional al milímetro, un
ciclista sabe que la fuerza del pelotón es mucho mayor que la de uno o
varios ciclistas. Así que si hay intereses de los que luchan por la general,
puedes encontrarte con que será difícil que la escapada llegue a meta. Eso
es a lo que yo le llamo suerte. Pero no es menos cierto que la suerte se
busca y en última instancia tú sí puedes dar lo máximo: estudiar el
recorrido, reflexionar sobre tus objetivos y prepararlos a conciencia. Dando
el 100% estás más preparado que ningún otro rival para ser el favorito.
¿Qué sucede cuando no tienes objetivos? No controlarás al 100% tu nivel
de influencia. Recuerda que hay una parte de ti en la que puedes incidir y
marcarte objetivos te ayudará. Si, en cambio, te dejas llevar por el día a día
de entrenamientos y competiciones y no te permites reflexionar sobre quién
eres, cómo estás, qué estás haciendo bien y qué puedes mejorar, difícil que
saques tu mejor nivel.
Así que analiza tu situación actual y cuál es tu objetivo o propósito de aquí
a final de temporada. Si estás en pretemporada harás bien en decidir qué
quieres del curso deportivo. Recuerda que los buenos propósitos no suelen
llevar a ningún puerto. Debes preparar un plan de acción que te lleve a
lograrlo.
Ejercicio
Mis objetivos son:
1.
2.
3.
Para lograrlos, mi plan de acción es:
Acciones diarias:
1.
2.
3.
4.
5.
Acciones a medio plazo (3-6 meses):
1.
2.
3.
4.
5.
Acciones a largo plazo (1 año, 2 años, 5 años):
1.
2.
3.
4.
5.
Desde que planifico mis objetivos, mis acciones mes a mes desde ahora
a medio año son:
Mes 1:
1.
2.
3.
Mes 2:
1.
2.
3.
Mes 3:
1.
2.
3.
Mes 4:
1.
2.
3.
Mes 5:
1.
2.
3.
Mes 6:
1.
2.
3.
Propósito de vida

“Emocionar a la gente es lo más bonito de estar ahí delante”. Miguel


Indurain

¿Cuál es tu misión en la vida?


¿Qué deseas aportar?
¿Cuál es el legado que quieres dejar?
¿Cuál es el conocimiento que quiero compartir? ¿Qué deseo construir?
Todos tenemos algo que aportar. El propósito de vida es una declaración
para incrementar el valor de tu vida y la de quienes te rodean. En EEUU se
refieren a ella como misión, la diferencia que quieres aportar al mundo
respecto a los demás. Quiero decirte que cuando te marcas objetivos de cara
a la galería pocos van a hacerte sentir pleno. Los que llenan de verdad son
los que haces por ti y para los demás. Si estás en el deporte por el éxito,
recuerda que es efímero y hay muchos deportistas que una vez suben a la
cima caen en picado. El deporte implica valores de trabajo en equipo, sea
con tus compañeros de equipo o con tu entrenador, preparador, coach o
fisio, esfuerzo, perseverancia, respeto, competitividad etc. Valores que van
más allá de la victoria y permanecen en el tiempo.
Quiero que entiendas la diferencia entre la visión y la misión. La primera
son los objetivos que quieres lograr mientras que la segunda es cómo
quieres lograr esos objetivos o qué hay detrás de los objetivos. Déjame que
comparta las mías. Creo que es una buena manera de que entiendas mejor
estos conceptos. Por un lado, mi misión es ayudar a las personas a ser
auténticas venciendo sus miedos y vulnerabilidades, y mi visión es ser un
coach de referencia en el mundo del deporte y ayudar a miles de personas a
aprender a hablar en público. Quiero incidir en el deporte para que los
deportistas sean más auténticos y humanos a la vez que disfrutan de su
carrera deportiva y dan el máximo para no arrepentirse de lo que pudieron
hacer y no hicieron. Y en la sociedad en general quiero ayudar a eliminar el
miedo a hablar en público, que para mí es un miedo generalizado y una
metáfora de otros miedos que tenemos en nuestras vidas y nos llevan a
limitarnos y actuar con caretas.
La misión es algo mucho más profundo mientras que la visión es el
resultado, lo concreto para llevar a cabo la misión. Así como tu visión es
uno o un cúmulo de objetivos, tu misión es un camino que se irá afianzando
a medida que cumplas con tu visión. Y por eso, al igual que con los
objetivos que te marques en tu vida, escucharás saboteadores y opiniones
que te incitarán a sacarte de tu propósito de vida. Un “dedícate a otra cosa”
o “es muy difícil”, especialmente si te sientes inseguro, te hará dudar
mucho más.
Tener un propósito de vida te aportará un poderoso rumbo. A mí me ha
ayudado, por ejemplo, a trabajar duro para escribir este libro. Hay
deportistas que afirman que lo que más les llama de su profesión es ver a la
gente feliz por sus acciones. Recuerdo una frase de Miguel Indurain:
“Emocionar a la gente es lo más bonito de estar ahí delante”. Eso es ya
tener misión.
Pep Guardiola es otro buen ejemplo. El mismo día que se presentó ante su
afición dijo: “No sé si ganaremos títulos pero apretaros el cinturón. Nos lo
pasaremos bien”. Durante los cuatro años como técnico del FC Barcelona
insistió en que el estilo era mucho más importante que ganar o perder. Un
estilo reconocido en cada rincón del mundo por los valores que transmite la
marca FCB.
Definirlo lleva su tiempo. Puedes empezar preguntándote:
¿Qué es lo que te mueve cada día?
¿Qué te apasiona?
¿Qué le da sentido a tu vida?
¿Qué te gusta transmitir a las personas a tu alrededor?
Así pondrás tu talento y aprendizaje a tu disposición y a disposición de los
demás. Una vida plena es aquella que se vive con intención y no por
casualidad. En el coaching es importante definir el propósito de vida porque
permite al coachee centrar la atención en una vida plena, viva, completa.
Trabajando en tu misión clarificarás tus valores y asumirás el reto de
utilizar todo tu talento. Te ayudará a tomar decisiones difíciles y a conseguir
un logro extraordinario, que no es otro que vivir una vida con propósito y
basada en tus valores.
Afina tu visión (y pasa a la acción)

“Visión sin acción es un sueño


Acción sin visión es pasar el tiempo
Acción con visión es hacer una diferencia positiva”

Marcarse un objetivo grande y trabajar duro por él cada día es el mayor de


los regalos que nos ofrece el deporte y podemos aplicarlo en todas las áreas
de nuestras vidas.
¿Cuál es el objetivo que tienes en mente?
¿Cómo es ese objetivo que te quita la respiración?
¿Qué quieres conseguir en 3, 6 y 9 meses?
¿Qué te propones para dentro de un año?
¿Dónde quieres estar dentro de 5 años?
¿Dónde quieres verte en 10 años?
¿Cuál es el fin que tienes en mente?
Charles Garfield, presidente del Centro de Ejecución Plena de Berkeley,
(California), demostró en una de sus investigaciones que los deportistas de
alto rendimiento son visualizadores. Lo ven, lo sienten y lo experimentan
antes de hacerlo realmente. Empiezan con un fin en mente y focalizan su
atención y esfuerzo en ese objetivo.
Hoy puedes empezar con la imagen que deseas para ti en un futuro. Tal
como piensas ahora, muy posiblemente estés dentro de un tiempo. Saber
hacia dónde quieres ir te ayudará a tomar las riendas y a realizar acciones
diarias que te lleven donde realmente quieres. Habrás creado tu propio
camino hacia tu destino y esto sí que es un acto de responsabilidad porque
harás todo lo que esté en tus manos y no le echarás la culpa a las
circunstancias.
Si llevas esto a la práctica cada día tu conducta cambiará a través de tus
acciones y vivirás tu vida siguiendo el guión que tú mismo has escrito y
deseas. No es fácil de asimilar porque la vida no viene como nos gustaría en
muchas ocasiones. Lo que sí está en nuestras manos es asimilar cada hecho
que nos sucede y verlo de la forma que más nos favorezca para vivirlo lo
mejor posible. El hecho es el que es y no lo puedes cambiar. Ahora bien, lo
que sí puedes decidir es cómo hacerle frente.
Todas las cosas se crean dos veces. Una primera creación mental y la
segunda con la manifestación exterior de la misma a través de nuestras
acciones. Piensa en una casa. Antes de construirse primero se piensa cómo
se desea que sea y luego se hacen los planos. Igualmente, los fotógrafos
buscan la foto que anhelan antes de darle al botón y los pintores visualizan
su cuadro antes de empezar.
Para conseguir grandes objetivos se necesitan grandes visiones. La visión
debe ser impactante, sólida, atractiva, inspiradora, precisa, motivadora,
ilusionante.
Me viene a la mente, aunque no es el único, Alberto Contador, quien en una
entrevista dijo que siempre había sabido desde pequeño que tenía un Tour a
su alcance. No todos tenemos esa suerte. En los últimos 20 años, sólo diez
personas se han impuesto en el Tour.
Ten presente que ganar un Tour o cualquier competición deportiva no
depende al ciento por ciento de ti. Pero con una gran visión y acción estarás
en predisposición de dar el máximo de tus posibilidades para llegar lo más
lejos posible. Por eso Contador ha ganado ya más de un Tour y otros con su
mismo o mayor nivel no lo lograron.
Ya sabes que ganar o perder a veces lo marcan pequeños detalles o
circunstancias ajenas a ti. Pero tu actitud sí que depende al 100% de ti. No
irte del partido, no reaccionar frente a un rival o la decisión de un árbitro,
no descuidarte en tu posicionamiento está solo a tu alcance y muchas veces
dejamos de lado nuestra zona de influencia porque implica esforzarse más.
Todos los detalles, pequeños o grandes, son parte de nuestra visión.
Otro ejemplo que tengo muy presente siempre es el de Rubén De la Red. El
ex futbolista del Real Madrid y campeón de Europa en 2008 con la
Selección sufrió el 30 de octubre del mismo año un auténtico varapalo en su
carrera deportiva. En pleno partido ante el Real Unión de Irún cayó
desplomado al suelo. Con 23 años y un gran futuro jugó sus últimos
minutos como profesional. Lejos de hundirse, superó con mucho esfuerzo
su nueva situación y decidió seguir su carrera en el fútbol como entrenador.
Hoy es el técnico del cadete B del Real Madrid. Su visión de vivir del
fútbol, a pesar de los contratiempos, permanece intacta aunque ahora lo
haga desde una nueva condición.
No hay nadie como Xesco Espar para hablarnos de visión. El ex entrenador
del FC Barcelona de balonmano que ganó la Champions en 2005 lo explica
en su libro “Jugar con el corazón” a las mil maravillas.
“La visión es la descripción más detallada de nuestros sueños más
profundos. Una descripción con todo lujo de detalles para dibujar un futuro
atractivo. Es importante que seas consciente de quién puedes llegar a ser.
No quiero que suene a gran dosis de optimismo porque la realidad hay que
valorarla tal y como es, pero podemos decidir trabajar por cambiarla y
mejorarla o quedarnos tal y como estamos… Trabaja por no ser víctima ni
“realista” porque un realista es un pesimista disfrazado y créeme que con
toda seguridad no vas a dar lo mejor de ti. Pon pasión por lo que haces y
por lo que quieras llegar a conseguir. La pasión mueve a las personas y
transforma el mundo. Pensar está bien pero se queda en eso. Cuando le
pones pasión haces y a través de la acción construyes tu visión”.
Hay personas que la escriben y otras que la pintan. Tú decides. Ahora bien,
haz una descripción detallada de lo que quieres conseguir. Plasma todos los
detalles, grandes y pequeños. Cuando la interiorices y la sientas dentro de ti
la habrás hecho tuya. Habrá un gran compromiso por tu parte y mucha
determinación. Sea una medalla olímpica, un campeonato nacional, una
prueba popular, estudiar una carrera, un trabajo que te apasiona, trabajar
con un grupo determinado de personas o formar parte de una gran familia o
equipo, sentirás dentro de ti un sentimiento fuerte que te ayuda a trabajar
duro por ello.
He trabajado con muchos jóvenes deportistas que simplemente me dicen
“estudiar, trabajar y tener casa y coche” o “trabajar y tener una familia”. Y
cuando incido con algo más me he llevado varias respuestas del tipo:
“Carles, yo paso”. Es lo que tiene la mayoría de las personas y lo que te
acabará llegando tarde o temprano… Y te pido algo más grande. Que te
motive, te inspire y te quite el aliento. Y te repito, puede ser llegar a la elite,
trabajar de lo que te apasione o simplemente invertir tu tiempo en una
ONG. Lo que sea pero que te permita disfrutar cada día de tu vida.
¿Piensas en pequeño porque te ves pequeño? ¿Cuántas veces has creído en
tus posibilidades tras ver a otro lograrlo? La palabra imposible nos limita y
basta que alguien lo logre para que el resto nos sintamos capaces. Recuerda
la historia de Roger Banister (Página 24) en páginas anteriores. Me
encantaría que fueras tú quien inspiraras a los demás en lugar de dejarte
llevar por otros para terminar no haciendo lo que pretendes.
Deja de pensar en pequeño. Si quieres algo grande, empieza pensando en
grande. Crea una visión potente en todas las áreas de tu vida. Cada vez que
la leas conectarás con ella y te servirá de brújula para seguir en el camino
que deseas. S. Covey, uno de los autores que más admiro, cuenta en su libro
“El octavo hábito de la gente altamente efectiva” que la mayoría de los
aviones vuela gran parte del recorrido fuera de la ruta prevista. Es gracias al
automático lo que permite al piloto encauzar el rumbo y llegar a su destino
de acuerdo a lo previsto.
La visión tiene el mismo objetivo. Ayudarte a ver cuál es el fin que tienes
en mente y volver a él cuando sientas que has perdido ligeramente el
rumbo. Tanto si es llegar a la elite como disfrutar plenamente de tu deporte
sabes perfectamente que entrenando a medio gas es difícil cumplir
cualquiera de estos objetivos. Hay circunstancias o momentos en los que
perdemos las ganas. La visión te permitirá reflexionar si es lo que realmente
quieres y en caso de ser así volver a la senda de la exigencia. A través de la
visión, cualquier problema que nos depare la vida podrá ser visto como un
escollo que hay que superar y siempre sabemos la dirección que realmente
queremos tomar.
Raras veces nuestros objetivos sobrepasan la capacidad que vemos en
nosotros mismos. Si te ves capaz de llegar a la élite del deporte lo darás
todo para lograr tu mejor versión. Si no te ves capaz rendirás muy por
debajo de tus posibilidades y procurarás echar la responsabilidad a otros
para justificarte.
Como muy bien explica Xesco Espar, si es importante definir una visión
personal y potente, mucho más importante es definir nuestra identidad,
quienes somos y quienes queremos llegar a ser. Por supuesto, en términos
positivos y sin limitaciones. En palabras del coach y ex técnico del FC
Barcelona de balónmano: “La visión indica en quién queremos convertirnos
y la identidad refleja en quién nos estamos convirtiendo. Por eso hay que
estar muy atentos a nuestra identidad, a la imagen que nos formamos de
nosotros mismos”.
Visualiza

“La visualización es similar a nuestras experiencias sensoriales diarias


de oír, sentir y ver, con la única diferencia de que ésta se produce en la
mente en ausencia de estímulos externos. Imaginar una situación
determinada y los sentimientos asociados a ella puede traer un efecto
casi idéntico en el sistema nervioso central que experimentar la
experiencia real”. (Miquel Pallarés Querol)

¿Ves, sientes y experimentas tu objetivo antes de ir a por él?


¿Cómo es estar frente a él?
¿Cuáles son las sensaciones físicas que sientes?
No sé si has visualizado alguna vez pero sí debes saber que esta es una
técnica que se utiliza en el mundo del deporte desde hace mucho tiempo. Si
en estos momentos piensas en alguna acción del partido, cierras los ojos y
la visualizas, las sensaciones en el cuerpo serán muy parecidas. El cerebro
no distingue entre realidad y ficción.
¿Has soñado alguna vez que te caías por unas escaleras o desde un cuarto
piso? Raro si no te despertaste… La sensación es idéntica tanto si es real
como un sueño. Y no es magia. Las sinapsis neuronales de nuestro cerebro
funcionan de la misma manera y se traduce igual en nuestra sensación
corporal. Visualizar es algo que los deportistas de elite desarrollan a las mil
maravillas. Cuando un saltador de altura está haciendo movimientos en el
momento previo a su salto, está visualizando el salto que va a realizar. Y lo
ha hecho cientos de veces antes en la pista de entrenamiento, en la camilla
de masaje, en la cama o en la ducha…
Durante los cuatro años de preparación hacia los Juegos ha entrenado miles
de horas y al mismo tiempo se ha preparado emocional y mentalmente para
estar listo al 100% cuando llega el momento. Ha visualizado el estadio, el
sonido, el ambiente, el estado de ánimo que desea para estar preparado y
dar el máximo en el momento justo… Y si en cada una de las
visualizaciones has logrado el objetivo, la posibilidad de lograrlo en el
campo es prácticamente total. No dudes a la hora de visualizar. Tienes que
ver la acción clara tal y como lo harías. Si es el lanzamiento de penalti,
siente el golpeo de balón y como llega hasta el fondo de la red. Si es un
corte de balón en el centro del campo, siente los movimientos del cuerpo
desde que se desliza por el césped hasta que contacta con el esférico.
Con esto quiero que te des cuenta de que si piensas en algo, lo vives igual
que si estuviera pasando. Si piensas en meter gol, tu cuerpo notará un
subidón, si piensas en una expulsión sentirás la rabia, si te acuerdas de una
tangana fuerte en el campo o en el entrenamiento, la violencia se apoderará
de ti. Por eso ¡VIGILA LO QUE PIENSAS! Si piensas en aspectos
positivos y beneficiosos para ti, trabajarás para lograrlo y… ¡tus
posibilidades de éxito aumentarán!
Hemos hablado de una visión a medio y largo plazo. Y me gustaría que
empezaras a practicar la visualización en pequeñas acciones de tu día a día.
Te invito a que visualices todos los aspectos de tu vida que dependan de ti.
El autocontrol, la presión, la reacción frente a algo que te molesta o
cualquier acción técnica que pasa por ti. Si visualizas un momento en el que
tu rival te haya provocado e irritado, las sensaciones serán muy parecidas a
las que sientes en el campo. Visualiza ese mismo hecho y esta vez hazlo
controlando la situación como si sus palabras no te importaran en lugar de
dejarte llevar por ellas.
Lo mismo puedes hacer ante el lanzamiento de un penalti o un tiro libre.
¿Cuántas veces has visto a un futbolista frente al punto de penalti o a un
jugador de baloncesto ante la línea de tiros libres y en su cara percibes que
va a fallar?
En el caso del lanzador de penalti no mira al portero, está tenso y no acaba
de meterse en la acción. Si es también tu caso, entrena el visualizarte
lanzando el balón al fondo de las mallas sintiendo cada movimiento que
haces y todas las sensaciones corporales que palpas. Y mejor aún,
visualízate en el último minuto jugándote un gran objetivo. Hazlo tantas
veces como necesites hasta dominar tu estado y la situación. El día que
tengas la opción de lanzar un penalti importante serás capaz de controlar a
cualquier saboteador que aparezca… Como tu cerebro habrá metido tantos
goles como hayas practicado, tus posibilidades de gol serán altísimas y no
titubearás delante del portero. Al igual que delante del aro con la pelota de
baloncesto en la mano. Y no te pido que me creas. Te pido que empieces a
entrenar cada día desde los 11 metros, desde la línea de tiros libres o
cualquier acción que dependa de ti ya sea waterpolo, balonmano, fútbol sala
o cualquier otro deporte. Y además de entrenar duro, visualiza tantas veces
como puedas.
¿Cuántos ciclistas se ven frente a la rampa de salida de una crono y los
nervios le están paralizando? Trabajé con un ciclista cada segundo desde
que empezaba a calentar hasta que el juez le daba la salida y también lo
hizo él por su cuenta. Sentir la tensión en el cuerpo, verbalizarla y
reconocerla permite familiarizarte con ella. En su siguiente crono se subió a
la rampa antes de salir y la tensión que antes le paralizaba en ese momento
le ayudó a activarse para dar lo mejor que llevaba dentro.
Y si tienes la oportunidad de ir al lugar donde vas a tener que realizar tu
actividad, horas previas al evento o dos meses antes, hazlo. Es lo que hizo
el Real Unión de Irún cuando eliminaron al Real Madrid de la Copa del Rey
la temporada 2008-09. La mañana del encuentro y tras haber entrenado
suavemente en la Ciudad Deportiva madridista, toda la expedición visitó el
Bernabeu, estadio que esa misma noche albergaría el partido de vuelta de la
eliminatoria. Plantilla y cuerpo técnico pasaron por el museo, los vestuarios
y finalmente pisaron el césped del coliseo blanco. Por entonces en 2ª B,
sólo dos futbolistas del equipo habían jugado anteriormente en el Santiago
Bernabeu.
“Conocer un escenario desconocido ayuda, pero no sólo en el fútbol o en el
deporte, también al conferenciante que debe impartir una charla.” “El
futbolista se adapta a la situación futura, se conciencia de que va a volver a
estar ahí en unas horas, y cuando regresa lo hace a un entorno que le resulta
familiar, que le inspira mayor confianza”. Así explicaba Joshe Abando,
psicólogo del club, el por qué de la visita. Y no les fue nada mal. El gol que
les dio el pase a la siguiente ronda lo marcaron en los minutos finales, es
decir, supieron mantener la tensión hasta el final y no se dejaron llevar por
el entorno.
Ejercicio: MI YO FUTURO
¿Quién quiero ser? o ¿Cuál es mi sueño? son preguntas que no nos hacemos
porque cuando pasan por la cabeza pensamos que son demasiado grandes
para responderlas. Tal vez deberíamos sentarnos y reflexionar al respecto.
Sólo así nos daremos cuenta de lo que queremos en nuestra vida y
podremos vencer rápidamente a nuestros saboteadores.
Traer el futuro al presente ayuda a la mente a visualizar el objetivo deseado.
Te invito a que ahora mismo te visualices en lo alto del podio recibiendo la
copa o la medalla que te acredita como campeón.
¿Cómo te sientes? (Imagino que con una gran satisfacción. Siéntela en todo
tu cuerpo)
¿Quién está contigo?
¿Cómo te sienta ese premio a tu gran esfuerzo?
¿Qué has tenido que hacer para lograrlo?
Visualizando estás ideando los planes de tu vida y de tus objetivos. Y una
vez sabes lo que quieres tienes que saber que te queda lo mejor. Un
tremendo esfuerzo para lograrlo. Y para ello idear un plan de acción y
cumplir los plazos te ayudarán a no desviarte del objetivo.
En mi etapa como deportista subí alguna vez al podio. Lo hice en varios
triatlones y duatlones y en una media maratón. Sólo en dos me sentí pleno.
Fue cuando realicé un gran esfuerzo y crucé la línea de meta con la
sensación de haberlo dado todo. Con el tiempo he aprendido que no hace
falta sentirse pleno para subir al podio o que me he sentido en lo más alto
del podio metafóricamente hablando en algunos momentos de mi vida. Lo
hago cada vez que realizo algo de lo que me siento pleno y me anima a
seguir creciendo. Por cierto, subir al podio en un triatlón o duatlón a
principios de este siglo como en mi caso, a mi juicio, tenía poco mérito
porque corríamos muy pocos.
¿Qué te apasiona?
¿Qué te emociona?
¿Qué es lo que te quita el aliento?
¿Cómo lo describirías?
¿Qué quieres que haya en tu futuro? (Recuerda que todo suma, proyectos
personales y profesionales, familia, amigos)
Redacta o pinta tu visión de una manera nítida y clara. Siéntela cada vez
que la leas y cuando lo hagas, respira. Lo que quieres para ti en el futuro es
un camino en el que puedes haber empezado a caminar. Si no es el que
esperas, de ti depende cambiar el trazado y empezar a escribirlo.
¿Cuáles son tus intenciones para hoy?

Con palabras e imágenes generas intenciones y acciones para acabar


haciéndolas realidad. El nivel de tus palabras e imágenes depende de ti.
Te propongo que cada mañana escribas unas frases para plasmar tus
intenciones para el día. Como quieres comportarte, qué actitud pretendes
tener con la gente que te rodea, qué vas a hacer… El lenguaje es mucho
más importante de lo que pensamos. Escribe en presente y en primera
persona porque estás hablando de ti. Y cuando creas que no tienes nada que
escribir, plásmalo también. Verás la fuerza de la escritura y a buen seguro te
salen más palabras de las que esperabas. Descubrí este ejercicio en un curso
de liderazgo a los 27 años. Siempre había querido escribir en un diario y
siempre me excusaba diciéndome que era una lástima no haber empezado
desde pequeño y no merecía la pena empezar ahora. No te puedes imaginar
lo feliz que estoy de haber iniciado esta pequeña acción de dos minutos al
día. La sensación que tengo es que al escribir estoy escribiendo el guión de
mi día a día. Y aunque muchas veces no sale como espero, he verbalizado
mediante la escritura mi actitud para el día, que ya sabes que solo depende
de nosotros. Pruébalo.
… Y pasa a la acción

“No puedes medir tu éxito si nunca has fallado”. Steffi Graff

¿Estás haciendo todo lo que puedes?


¿Puedes hacer algo más?
¿Qué más puedes hacer?
¿Qué te está impidiendo hacerlo?
¿Cómo sería este mismo hecho desde una perspectiva responsable?
¿Qué depende de ti ahora mismo?
¿Qué puedes hacer ya?
Tienes tu visión y depende de ti darle vida. Debes saber que sin acción será
imposible. Y no esperes a ser lo suficientemente bueno porque nunca lo
serás. Da lo máximo. Sin esfuerzo, ganas de trabajo, pasión, fallos,
aprendizaje, más fallos, más aprendizaje y continua acción será difícil que
logres lo que te propones. Malcolm Gladwell, autor de “Fueras de serie”,
explica a la perfección en su libro que para lograr el éxito hacen falta
10.000 horas de entrenamiento en la disciplina. Calcula las horas que hacen
los deportistas desde que empiezan en su deporte y te saldrán las cuentas. El
talento innato sin horas de esfuerzo se queda en nada. Por eso ves
deportistas de gran talento perdidos por el camino y otros con mucho menos
que adquieren un gran nivel a base de entrenamiento, esfuerzo y horas de
calidad.
No todos valemos para alcanzar una medalla olímpica. Nuestra mejor
versión sí que aparecerá si escogemos un deporte que se nos adapta a
nuestras cualidades, nos apasiona y le dedicamos tiempo y esfuerzo. Será
así como podremos enfrentarnos de la mejor manera a las competiciones
que nos depare cada temporada y la vida.
Queremos todo para ya y la vida nos demuestra día sí día también que el
esfuerzo, la voluntad, la constancia, la perseverancia o la paciencia son
cualidades que se desarrollan y dependen de ti. Teniendo 10.000 horas de
calidad por delante hay que armarse de paciencia…
¿Cómo entrenas? He trabajado con equipos donde más de un jugador se
pasa casi una hora de la hora y media del entrenamiento haciendo broncas,
escaqueándose en cuanto pueden de las órdenes del preparador físico y más
parados o a baja intensidad que al ritmo que se les exigía. Ya lo dice el
dicho: “como entrenas, juegas”. No hay más que llegar al partido y plasmar
lo que has hecho de lunes a viernes.
Así entrena Marcelo Bielsa con sus futbolistas. Les hace repetir diferentes
ejercicios muchas veces y a alta intensidad para que se parezca lo máximo
posible a un partido. Así, cuando el jugador haga eso mismo en
competición, le resultará mucho más fácil y no tendrá que realizar ningún
esfuerzo mental superior o extra. Ya lo ha realizado antes bien y lo puede
hacer igual de bien durante el partido.
Si practicas un deporte individual depende de ti dar el máximo en cada
sesión. Sea en el gimnasio, haciendo series, técnica o estiramientos, cada
esfuerzo que realizas es un punto más de mejora que tu cuerpo va
asimilando. Si nadas cada día 4,500 metros, bien sabes que sin series de
velocidad te estancarás en tus marcas. He visto ciclistas que a mitad de
entrenamiento se paran a almorzar o a tomar una coca cola. ¿Has competido
alguna vez con parón para la coca cola? En algunas carreras la intensidad es
tan alta que no hay tiempo para pensar. Y si no la has entrenado, tu cuerpo
pronto te pedirá descolgarte…
No tienes excusa. Es el momento de dar el 100% cada día y apoyar, animar
o arengar a tus compañeros para que hagan lo mismo. ¿Tienes miedo a que
te rechacen? Trabájatelo porque te está impidiendo dar el máximo. Es tu
responsabilidad dar lo mejor por el equipo y por ti. Tienes dos opciones: ser
responsable y hacerlo o hacerte la víctima y echarle la responsabilidad a tus
compañeros por no hacerlo o al entrenador por no exigirte…
Dalo todo. Serás titular, rendirás más en los partidos, no te arrepentirás de
lo que pudiste haber hecho y no hiciste y, aunque ahora no me creas, a
medio plazo contagiarás a tus compañeros y sacarás lo mejor de ti.
Quiero incidir en una cosa: trabajar al 100% no significa ir al 100% de
intensidad en todo momento. Es estar concentrado, metido en cada
ejercicio, conectado con uno mismo, estar presente e ir al ritmo que exige el
momento. Los días previos y posteriores a la competición la intensidad
suele ser baja pero eso no implica que me lo tome a broma.
Trabajé con Eric, jugador de balonmano que se quejaba de la falta de
compromiso de sus compañeros de equipo.
Coach: “Oigo muchas quejas sobre tus compañeros. ¿Qué hay sobre ti?”
Eric: “No tengo ganas de entrenar. Me las quitan cada vez que llego al
pabellón y veo la poca implicación y motivación. Quiero que se acabe la
temporada y cambiar de equipo”.
Coach: “¿Cuál es tu compromiso con el equipo?”.
Eric: “No puedo tener ningún compromiso porque ellos no lo tienen. Uno
solo no puede tirar del carro”.
Coach: “¿Lo has probado?”
Eric: “No”.
Coach: “y con este nivel de compromiso tuyo, ¿cuáles son las posibilidades
de fichar por un equipo motivado y que te motive?”
Eric: “No lo sé”.
Coach: “¿Quién quieres ser en este equipo?”
Eric: “Una persona que marque las diferencias ayudando a mis
compañeros”.
Coach: “¿Qué te aportaría?”
Eric: “Mucha alegría, bienestar y sentir que estoy haciendo las cosas como
quiero”.
Coach: “Te reto a que seas un líder y de aquí a final de temporada des todo
por el equipo y tus compañeros…”.
Eric se comprometió a darlo absolutamente todo. Y cuando digo todo es a
hacer cosas que nunca había hecho como estiramientos a conciencia, apoyo
a sus compañeros y en algún momento les llamó la atención. La actitud del
equipo fue otra y decidió quedarse.
Es curioso ver como muchas personas tienen sueños y objetivos que solo se
traducen en palabras. Me incluyo en este grupo en algún momento de mi
vida. Las palabras se las lleva el viento. La visión sin acción se difumina.
Tanto en el deporte como en cualquier otro aspecto de tu vida, es el
momento de tomártelo en serio. Dar más si es realmente lo que deseas.
Aumenta tu listón cada día. Sabes perfectamente qué hacer para mejorar en
esa área en la que quieres subir el nivel o crees que flojeas. Haz cada
estiramiento, cada serie, cada minuto en el gimnasio, cada pequeño y gran
esfuerzo como si te fuera la vida en ello. Solo así subirás el listón y estarás
realmente pleno contigo mismo.
Vivirás alineado a tu visión, misión y valores, por lo que no habrá espacio
para lamentaciones. Prueba, falla, vuelve a intentar, mejora, crece, falla…
Pero haz. La vida es acción y nunca se para. La tierra avanza como
avanzamos nosotros. Y hasta cuando decides pararte, bien sea para asimilar
el entrenamiento recuperarte estás realizando una gran acción en beneficio
de tu crecimiento.
De nada sirve no hacer más que para lamentarte. Xesco Espar me enseñó en
su libro “Jugar con el corazón” una metáfora espectacular. “A veces
buscamos en el exterior una mejora que parece enorme y de un trabajo
ingente cuando, en realidad, todo lo que tenemos que hacer es cambiar tan
solo un poco, pero dentro de nosotros”. Él lo explica a través del golf.
”Unos milímetros de diferencia a la hora de golpear la pelota suponen una
diferencia de diez grados en su ángulo de salida y se transforman en 100
metros una vez cae… A veces, la excelencia está más cerca de lo que
creemos y tan solo es necesario cambiar algunos de nuestros hábitos por
otros”.
¿Cómo estás de comprometido con lo que haces?
¿Cuáles son los pequeños cambios que puedes hacer para lograr la
excelencia?
¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar por lograr la excelencia?
En los peores momentos y circunstancias y ante las peores personas, saca lo
mejor de ti. Decía Séneca que “cuando el mar está en calma, todo el mundo
es piloto, pero cuando el viento sopla fuerte, es cuando se ve a los
verdadero capitanes”.
Dar lo mejor de ti en los mejores y en los peores momentos te llevará
irremediablemente a la excelencia. Si un entrenador no te convoca o no
cuenta contigo en la medida que esperas, sube tu nivel de exigencia y
entrena el doble, sin decaer. Si los resultados no llegan como esperabas
sigue entrenando al máximo y cuidando los pequeños detalles. Si sufres una
lesión, sigue las recomendaciones de tus preparadores y recuperadores.
No olvidaré un proceso de coaching con una judoka que tenía un problema
en el hombro que llevaba arrastrando desde hacía seis meses. La
motivación, como es normal, iba en descenso hasta que explotó a nivel
emocional. Toda su tristeza y frustración salieron por su boca y tras sentir y
expresar el dolor emocional que llevaba dentro, empezó a centrarse en los
ejercicios que sí podía realizar.
“Haz siempre lo máximo que puedas” es uno de “Los cuatro acuerdos”,
libro escrito por Miguel Ruiz. Te invito a que reflexiones sobre este
acuerdo. Según Mariano García-Verdugo, responsable técnico de la RFEA,
el 98,14% y el 75,90% de los mejores atletas cadetes y júnior,
respectivamente, del Ranking Español de Atletismo desaparecen en la
categoría sénior.
Probablemente, de un porcentaje tan alto, unos se pierden porque llegan al
tope de su nivel y otros porque no saben gestionar su propio talento o
porque dejan de dar el máximo como hacían en las categorías de formación.
Ser el mejor te ayuda si sigues trabajando como el primer día. En cuanto te
lo crees y bajas el listón, la competencia es tan grande que gente, en teoría
con menos talento, llega a cotas más altas. No bajes la guardia. Mantén el
listón y haz siempre lo máximo que puedas. Nunca te arrepentirás de lo que
dejaste por hacer y sabrás donde está tu máximo nivel.
¿Qué puedo mejorar?

Hazte esta pregunta siempre. Una acción táctica, un aspecto técnico, cambio
de mentalidad o actitud, la relación con un compañero, tu entrenador,
familiares o amigos. Cada día puedes aprender y mejorar algo. Te invito a
que al final del día escribas aquello que has practicado, mejorado o
aprendido. Si por la mañana dedicas los dos minutos a las intenciones del
día, te sorprenderá constatar tu aprendizaje y crecimiento o reflexionar
sobre aquello que pretendías y no has hecho. Y si te sobra un minuto más
por la noche, dedica 60 segundos a dar las gracias por todo tu esfuerzo y
por aquello que haces y tienes. Te ayudará a apreciar cada aspecto de tu
vida, disfrutar de lo que tienes en lugar de pensar en aquello que te falta y
ser mucho más consciente de quién eres en el día a día, tanto como
deportista como persona.
Empieza ahora y échale un vistazo dentro de seis meses. Te sorprenderán
tus avances y progresos y tendrás hambre de más.
Lewis Hamilton, campeón del mundo más joven de la F1, explicaba en una
entrevista a Oriol Puigdemont, de EL PAÍS, que cuando tiene un accidente
analiza lo que ha hecho mal y solo corrige eso. Una manera interesante de
mejorar y no juzgarse constantemente por los fallos.
Hamilton lo explicaba en la entrevista al hilo del consejo que le dio a su
hermano Nicholas (quien sufre una parálisis cerebral) el día que debutó en
una carrera de turismos. El piloto inglés explicaba el consejo que le dio:
“Tuvo un accidente y, cuando te ocurre eso, la primera vez te entra una
inseguridad enorme en el momento que tienes que volver a pasar por ahí.
Intenté apoyarle para que recuperase el ánimo. Al día siguiente, en la
cronometrada, le dije: ”Toma la curva igual que la última vez, cambia solo
esto y lo otro, pero no hagas una trazada distinta ni vayas más despacio.
Tienes que enfrentarte a tus miedos y, al hacerlo, te harás más fuerte”. Y lo
hizo”.
Se responsable

“No preguntes qué pueden hacer tus compañeros por ti. Pregunta qué
puedes hacer tú por tus compañeros”. Magic Johnson

¿Qué parte de responsabilidad tienes tú aquí?


¿Cuál es el 1% del que te sientes responsable?
¿Cómo sería asumir la responsabilidad en cada ámbito de tu vida?
¿Qué puedes y quieres aportar aquí?
¿En qué puedes responsabilizarte para llegar a la mejor solución?
Nos pasamos la vida tirando balones fuera y haciendo responsables a otros
de nuestros actos o de parte de ellos. Me encanta escuchar a deportistas y
entrenadores asumir su responsabilidad con frases tan sencillas como “el
rival ha sido mejor y ha merecido la victoria”.
No siempre es así. El árbitro, el entrenador, compañeros, lo rivales o el
entorno suelen pagar los platos rotos cuando el resultado no es el esperado.
Déjame que comparta algo contigo. Siempre hay una pequeña porción de
responsabilidad que puedes asumir. No es fácil. Hay que tener la suficiente
humildad y coraje para estar preparado por si llegan las críticas. Tú
respondes de tu vida, de tus acciones y también debes hacerlo de tu
aprendizaje. Tanto si sale bien como mal siempre podrás aprender.
¿Cuál ha sido el resultado?
¿Qué ha funcionado y qué no?
¿Qué haré de otra manera en la próxima ocasión?
Respondiendo a estas preguntas podrás siempre rendirte cuentas a ti mismo
y mejorar.
Trabajé con un futbolista que quería mejorar aspectos técnicos. El 90% de
sus goles los hacía con su pierna derecha. Curiosamente, el 90% de sus
remates los hacía con esa misma pierna. Tanto él como yo sabíamos que
podía rematar mucho más tanto con la pierna izquierda como de cabeza,
pero sentía un gran miedo cada vez que salía de su zona de confort. En el
coaching lo importante es lo que hace la persona entre sesión y sesión. Ya
sabes lo importante que es la acción y de hecho, sin acción no hay
coaching. Así que le pedí como deberes que invirtiera 30 minutos al final de
cada entrenamiento para rematar de cabeza o con la izquierda tal como le
llegara el balón. Aceptó asumiendo su responsabilidad por mejorar y se
comprometió a enviarme un mail al final de cada jornada de entrenamiento
para decirme si lo había hecho y cómo se había sentido. La primera semana
no falló ninguno de los tres días y sus palabras cuando hablamos en la
siguiente sesión mostraban optimismo. A la semana siguiente solo recibí un
mail.
Cuando nos vimos en la sesión le pregunté qué había pasado:
“En el partido me sentí igual de incómodo que siempre y me sentí muy
desanimado”.
“¿Cuántos remates has hecho a lo largo de tu vida con la pierna derecha?”
No hizo falta hablar mucho más sobre el tema. Entendió la pregunta y se
dio cuenta de que las cosas cuestan un gran esfuerzo, como el que había
hecho él desde pequeño aprendiendo a rematar con la pierna diestra. Si de
verdad quería mejorar y ser un delantero con mucha más capacidad de
remate, sorpresa y gol, así como aportar más alternativas en ataque para su
equipo, necesitaba responsabilizarse mucho más y esforzarse todo lo
necesario.
Otro futbolista, mediocentro creativo con gran técnica, vino a la sesión de
coaching realmente enfadado. El entrenador había cambiado el sistema y él
había perdido fuerza en el equipo. Sentía especial ira. Su ego estaba herido
y su padre había reforzado su idea repitiéndole varias veces que tenía razón.
Coach: “¿Juegas para el equipo o para tu padre?”
Futbolista: “Para el equipo. Pero esa pregunta también se la podías hacer al
entrenador que es quien ha cambiado el sistema”.
Coach: “Te la hago a ti porque eres con quien estoy trabajando. ¿Cuál es la
responsabilidad que no quieres asumir?”
No fue difícil ver que el nuevo sistema le requería mayor esfuerzo físico
para presionar más al rival y táctico para entender un sistema que
desconocía.
Coach: “Puedes asumir la responsabilidad nueva que te pide el entrenador o
rebelarte como hiciste en el último partido. ¿Qué es lo que crees que pasará
si mantienes esta actitud?”
Futbolista: “Iré al banquillo”.
Coach: “¿Y qué es lo que realmente quieres?”
Futbolista: “Jugar al 100%”
Coach: “¿Hasta dónde puedes llegar con tu actitud ahora?
Futbolista: “No muy lejos”
Coach: “¿Qué es posible cuando juegas al 100%?”
Futbolista: “Todo”.
Coach: “¿Qué es todo?”
Futbolista: “Ser el motor del equipo y hacer que funcione a la perfección”.
Coach: “Y para ser el motor y que el equipo funcione a la perfección, ¿a
qué te responsabilizas?
Futbolista: “Puedo empezar por cabrearme menos y correr más”.
Y así lo hizo. No solo consiguió amoldarse a dos sistemas de juego
diferentes sino que fue uno de los jugadores determinantes del equipo hasta
final de temporada.
Cuando nos responsabilizamos de nuestro destino somos capaces de dar lo
mejor de nosotros y ver las soluciones que podemos aportar en lugar de
invertir toda nuestra energía en el problema. Eres parte del problema y parte
de la solución en función de donde decidas enfocarte. Y mientras piensas en
la solución estarás dando el primer paso para llegar a buen puerto.
No siempre la responsabilidad tiene por qué llevarte a dar el máximo en el
deporte. Trabajé con un futbolista juvenil de gran calidad técnica a quien el
entrenador deseaba tener en el equipo al 100%. Solo hizo falta una sesión
de coaching para que él y el cuerpo técnico supieran que el equipo estaba
muy lejos de ser su prioridad y asumía las consecuencias. La primera de
ellas es que estaba en un equipo de menor nivel al que podía aspirar. Y la
segunda es que si bien no estaba dando el máximo de sus posibilidades, el
entrenador sabía en qué podía contar con él y en qué no. Por supuesto, el
jugador era responsable de su decisión y muy consciente de que pasaría por
el banquillo más de lo que desearía. Es importante conocer y dar a conocer
nuestro nivel de compromiso desde la responsabilidad. Elimina
interferencias, suposiciones y permite que haya una mayor transparencia.
Permite también saber dónde está cada jugador y qué está dispuesto a dar
por el equipo, lo que permite al entrenador saber perfectamente con qué
cuenta. Muchas veces pensamos que si lo decimos nos van a tirar. No hace
falta decirlo o no decirlo. En poco tiempo se ve claramente quién tiene
compromiso y quién no…
En un proceso de coaching con un piloto de motociclismo, fue interesante
ver cómo empleó los primeros cinco minutos de nuestra conversación para
echarle la culpa de sus resultados a los mecánicos.
Coach: “¿Y qué puedes hacer tú frente a esto?”
Piloto: “Resignarme”
Coach: “¿Para qué?”
Piloto: “Para nada”
Coach: “¿De qué te sirven estas quejas y resignación?”
Se dio cuenta de que quejarse le servía para más bien poco. Está bien
ventilar y desahogarse porque nos ayuda a desinflarnos. Pero ayuda mucho
más desahogarse sobre el hecho en sí (tiempos obtenidos) que echándole la
responsabilidad a una o varias personas. Siguiendo en la sesión, me interesé
por las quejas del piloto.
Coach: “¿Qué tienen que ver los mecánicos con los resultados que
obtienes?”
Piloto: “Hacen cosas con las que no estoy de acuerdo”
Coach: “¿Con qué no estás de acuerdo?”
Piloto: “Con que no me informen de cada paso y no ser yo quien decide”
Coach: “¿Qué te impide decírselo?”
Piloto: “Pueden cogerme manía y trabajar aún peor para mí”.
El miedo al rechazo impedía al piloto hablar con los mecánicos y tener una
conversación fluida, algo básico en el mundo del motor. El deportista debe
comunicarse continuamente con ingenieros y mecánicos para evolucionar la
máquina. Solo con los gestos, la relación entre el piloto y los mecánicos era
más que tensa. Y hay una paradoja porque mientras él no se acercaba para
comunicarse con ellos, más sentía que los mecánicos actuaban a sus
espaldas y menos se responsabilizada de sus resultados. ¿Cómo va a tomar
decisiones si no se comunica?
Y ya te puedes imaginar, si quieres resultados diferentes haz cosas
distintas… Y le reté. Debía hablar con sus mecánicos para expresarles
cómo se sentía, lo que no le gustaba de cómo se estaba llevando el trabajo
hasta el momento y cómo les gustaría trabajar. Aceptó a regañadientes y su
valentía supuso el comienzo de una nueva relación, mucho más fluida y
profesional entre todos los miembros del equipo.
Asumir la responsabilidad no es fácil. Pero cuando lo haces estás dando un
paso hacia la excelencia. Requiere de mucha humildad y valor. Aunque está
disponible para todos, solo los más grandes asumen el reto con coraje. Tú
deberías ser uno de estos.
Celebra los éxitos y… los fracasos

Cada vez que consigas algo por lo que has trabajado duro no dudes en
celebrarlo. La celebración puede ser de mil maneras y eso es cosa tuya.
Suele suceder que cuando tenemos lo que queremos, tanto lo material como
lo inmaterial pierde valor. Y no nos damos cuenta de que hemos trabajado
duro para conseguirlo. Hay gente que no lo hace por vergüenza o porque
piensa que es más una obligación. No le falta razón. A lo mejor es una
obligación hacerlo pero eso no quita mérito al esfuerzo.
Celebrar es una buena manera de frenar, conectar con uno mismo y coger
aire de cara a los próximos acontecimientos. Igual que físicamente hacen
falta los días de descanso para recuperar, regenerar y coger la mejor forma,
a nivel emocional te vendrá muy bien parar y recobrar fuerzas para seguir
haciendo camino.
Y si te pido que celebres tus logros, voy a ser más pesado con que celebres
tus fracasos. El miedo a fracasar es lo que más nos aleja de nuestros
objetivos porque la mayoría de veces nos lleva a no iniciar la acción
necesaria. Puede ir, entre otros factores, disfrazado de la pereza, el “no
tengo tiempo” o “no es el momento”.
Ya sabes que nos solemos centrar en las actividades en las que nos sentimos
más cómodos, tenemos más facilidad o nos vemos más capaces. Si has
interiorizado que el fracaso “es malo” o “vergonzoso” recuerda que es una
creencia que debes soltar.
Como ya has leído en el capítulo de creencias, es hora de cambiar fracaso
por aprendizaje. Porque de hecho es una de las vías más rápidas para
aprender y lograr lo que te propongas. ¿Recuerdas cuando empezaste a
andar o a ir en bicicleta? ¿Sabes cómo aprendiste, verdad? A base de caídas,
desequilibrios y movimientos raros hasta que finalmente lo hacías como si
nada. Lo interiorizaste y hoy no te acuerdas de aquellos momentos. Ni
siquiera piensas en ello cuando andas o corres y aunque haga mucho tiempo
que no montas en bicicleta, en cuanto te subas a ella pedalearás de forma
innata.
Fallar y aprender es la clave. Acción es aprendizaje y aprendizaje es
experiencia. Igual que no tienes que identificarte con el éxito porque es
efímero, fracasar no es ser un fracasado. A lo mejor sí que te sientes un
fracasado si no haces todo lo que está en tu mano.
Cuanta más experiencia tengo en un tema más cómodo me siento. No
siempre fue así. Fue a base de práctica cuando uno va adquiriendo
experiencia. Y para lograrla es innegable hacer y en muchos casos fallar.
Solo así lograrás un nivel infinitamente superior al que tenías cuando
empezaste.
¿Recuerdas tus inicios en el deporte? Hay movimientos y técnicas que has
aprendido casi sin querer. ¿Recuerdas si te ofuscaste en algo concreto?
Seguro que esa parte te costó mucho más y encima pensabas que era
imposible. Pero como era obligatorio hacerlo, aunque te costara más lo
lograste y ahora lo dominas. ¿Imaginas cómo hubiera sido tu aprendizaje si
en lugar de ofuscarte lo hubieras celebrado? Quizás te hubiera costado lo
mismo pero no le tendrías tanta tirria. O quizás nunca lo llegaste a aprender
porque no te esforzaste lo suficiente y te diste cuenta que podías vivir sin
ello.
Celebra cada vez que falles o no te salgan las cosas como esperabas. Te
ayudará a mantenerte en marcha y focalizado en el objetivo en lugar de tirar
la toalla a las primeras de cambio.
Mira desde arriba a través de la metavisión

Si te planteas objetivos, piensas en ellos y estás inmerso en conseguirlos, la


metavisión puede resultarte muy útil. En una ocasión estaba hablando con
una amiga sobre el momento de mi vida en el que me encontraba y cuáles
eran mis objetivos y ella me preguntó:
- “¿Qué has conseguido en los últimos siete años de tu vida?”.
Recuerdo el momento en el que retrocedí hacia tras y al recordarlo todo
resoplé y me di cuenta que había conseguido algunas cosas que me propuse
y otras que ni imaginaba. Ese es el poder de la metavisión. Te permite ver
con mayor perspectiva tu vida, cómo estás y qué has logrado.
Es como estar en el monte entre árboles o arbustos o estar en lo alto de la
montaña observando ese monte. La perspectiva es muy diferente. Verás el
panorama general de tu vida con una perspectiva más amplia y nítida. Tanto
el presente como el pasado para darte cuenta de lo que está a tu alcance en
el futuro.
Desde lo alto de la grada tienes una visión más amplia que te permite ver
todo el campo y cada uno de los movimientos tanto individuales como
colectivos. Cuando estás en el campo, en muchas ocasiones, ya tienes
suficiente con estar centrado en ti.
Súbete a lo alto de la grada y visualiza tu vida.
¿De qué has sido capaz en los últimos 3 años?
¿Qué has aprendido en los últimos 2 años?
¿Qué es diferente para ti desde hace un año?
¿Qué has conseguido hasta ahora en tu vida?
Las respuestas te van a ayudar a darte cuenta que has logrado más de lo que
creías. Valora lo que has conseguido y no precisamente para vivir del
recuerdo sino para apoyarte de cara a nuevos objetivos y logros.
Aprende de los grandes

¿Cómo llegaron los grandes de tu deporte?


¿Qué hicieron?
¿Cuáles son sus secretos?
¿Qué adversidades superaron?
¿Cómo actuaron frente a los problemas?
¿Qué les ayudó a motivarse cada día?
¿Qué cambiarían?
¿Qué no hicieron?
¿Qué podían haber hecho mejor?
¿Cómo entrenaban?
En tu deporte hay y ha habido grandes campeones. ¿Te has planteado cuál
es el camino que tomaron hacia la elite? Aprender de los mejores te ayudará
a abrir nuevas perspectivas y explorar caminos diferentes, prevenirte ante
determinadas adversidades o, simplemente, aprender algo que ellos
supieron ver, valorar, superar o tener en cuenta y tú hasta el momento no.
Anthony Robbins habla de modelar al tiempo que explica que “la diferencia
entre quienes triunfan y quienes fracasan no está en lo que tienen, si no en
lo que han elegido ver y emprender a partir de sus experiencias en la vida”.
No es más que lo que hace un niño a medida que va creciendo y modelando
el mundo a su alrededor.
Los deportistas que llegan a la elite, además de tener un gran talento,
cuentan con una tremenda capacidad de trabajo. Si alguna vez le preguntas
a un profesional posiblemente te diga que por su cabeza no pasaba otra cosa
que llegar. No sólo pensando se llega pero si les preguntas a quienes rinden
a medio gas en contadas ocasiones te responderán que por su cabeza sólo
pasa llegar.
Si no crees realmente en tus posibilidades pregúntate si no estás dando lo
máximo. Porque podrás no llegar pero sí dar lo mejor de ti, todo un regalo
para tu vida y para quienes te rodean. Piensa como los más grandes, que lo
hacen en grande, y actúa como ellos, dentro y fuera de la pista.
Tu espíritu de trabajo aumentará y si no logras llegar a la élite habrás
logrado tu propia excelencia y esto te permitirá rendir más que la mayoría
en cualquier otro ámbito de la vida.
Lee biografías de deportistas. Te permitirá conocer cómo piensan, valorar
sus circunstancias y conocer la parte más humana. Nos quedamos siempre
en el personaje, en las máscaras… Y no hay nada como entrar en la
profundidad de su ser y aprender.
Por cierto, preguntar al entrenador también vale. A buen seguro habrá
entrenado a cientos de deportistas antes que a ti y conocerá perfectamente
los patrones de conducta y de pensamiento de quienes llegaron más lejos,
qué se te puede pasar por la cabeza en algún momento o qué necesitas en
otro.
Si piensas que esto es pedir ayuda estás en lo cierto. Y pedir ayuda es una
de las mayores cualidades de cualquier líder. No dejes de aprender y
mejorar por no preguntar. Siempre que tengas la posibilidad, pregunta todo
lo que puedas.
Porque Messi, Contador, Xavi, Phelps o cualquier deportista de elite pueden
tener para ti un regalo del que aprender. No todos tienen biografías. Te
animo a que busques la de aquellos deportistas por quienes muestras interés
y conozcas algunos aspectos de sus vidas.
Y te invito también a que leas la de deportistas por los que no tienes ningún
interés o a lo mejor una mínima animadversión. Puede ser un ejercicio muy
enriquecedor conocerles algo más y entender por qué actúa de una
determinada manera.
Es buen momento para aprender de los mejores.
Yey

¿Quién quieres ser en tu vida?


¿Cuál es tu visión?
¿En quién te estás convirtiendo mientras lo logras?
¿Qué está presente en tu vida cuando te sientes completamente vivo?
Estas preguntas van directamente a tu ser, a ti como persona. Además de tus
objetivos, circunstancias o problemas del día a día hay un ser único y
completo y ese eres tú. Muchas acciones que realices en tu vida estarán
encaminadas a tu crecimiento como persona y la Y te ayudará a recordarlo.
Uno de los deportistas con los que trabajé me dijo que su gran limitación en
el baloncesto eran los tiros libres: “soy muy malo y en ocasiones me siento
un inútil”. Puedes imaginarte que viéndose un inútil no sólo los tiros libres
no mejoraron sino que su rendimiento global había descendido.
Cuando entendió que sus fallos desde la línea de tiros libres era una
cualidad que debía trabajar más en lugar de juzgarse constantemente a él
mismo, no solo entrenó mucho más su puntería en los tiros libres después
de cada entrenamiento sino que el resto de áreas de su vida, tanto del juego
como personales, mejoraron.
Igualmente, trabajé con un nadador de gran éxito que se sentía un
triunfador. Victorias deportivas gracias a su gran esfuerzo diario y
triunfador con las mujeres, pensando como lo hacía, se dio cuenta que el día
que dejara de ganar pasaría de ser un triunfador a un fracasado. Es el
resultado de identificarse con los triunfos y de clasificar o medir lo que nos
sucede en términos de victoria o fracaso.
En las siguientes sesiones de coaching trabajamos aspectos de su ser y se
dio cuenta que las victorias eran fruto de un gran esfuerzo. Cuando deje la
natación, seguirá esforzándose por nuevos objetivos sin ningún tipo de
necesidad de sentirse un triunfador.
Recuerda: Eres mucho más que tus éxitos o fracasos en el deporte y en
la vida. Identificarte con ellos no ayuda demasiado.
Piensa en la Y como YO, el ser. Piensa en la y como cada acción que te
lleva a mejorar tu ser. Pero date cuenta que ninguna acción, pequeña o
grande de tu vida, puede compararse con todo tu ser. Cada acción, cada
movimiento, cada paso que emprendas en tu vida será mucho más
productivo si te lleva a ser la persona que deseas, alineado a tus valores y
siguiendo tanto tu visión como tu misión, que es mucho más grande y
poderoso que simplemente lograr objetivos por puro ego. Lo que haces por
ti y para las personas tendrá un significado especial en tu vida. Lo que
hagas por ti y de cara a la galería tendrá un efecto de alegría momentánea,
un globo que se hincha y al poco tiempo se desinfla. En ningún caso te
sentirás pleno por ello.
Disfruta de cada cosa que hagas bien, aprende de tus errores y ten siempre
presente que los objetivos, sean grandes o pequeños, te ayudan a establecer
unos planes y a asumir una responsabilidad. Y todo ello encaminado a una
mejora personal constante.
Vive el presente

“Lo importante no es llegar al éxito, es disfrutar del camino”. Andrés


Iniesta

“Hay demasiado énfasis en el éxito y en el fracaso y muy poco en cómo la


persona progresa a través del esfuerzo. Disfruta del viaje, disfruta cada
momento y deja de preocuparte por la victoria y la derrota”. Matt Biondi

Nos pasamos la vida pensando en cómo será nuestro futuro o recordando


nuestro pasado, bien porque nos arrepentimos de algo que hicimos o porque
seguimos el dicho de que “todo pasado fue mejor”. Pues bien, sólo hay una
manera de que nuestro futuro sea lo más parecido a como lo deseamos y de
dejar de pensar en lo que pudo ser y no fue o hacer de nuestra vida algo
mejor cada día. Viviendo el presente.
Parece fácil y obvio pero desgraciadamente nos perdemos en el tiempo y
nos olvidamos de él constantemente. Piensa en la de veces que sueñas con
llegar a la elite del deporte y en el siguiente entrenamiento no das el 100%.
Es importante recordar nuestro pasado pero no utilizarlo como obstáculo,
sino aprender de él y que nos motive y empuje a la acción.
Muchas personas viven ancladas y determinadas por su pasado
constantemente. Si fallan dos penaltis piensan que no son buenos para
lanzarlos y se limitan constantemente. De igual manera, el futuro nos
condiciona mucho más de lo que debería.
Hay deportistas que lo han ganado todo y parece que han vivido siempre en
un camino fácil. Pero no es así. Volviendo a Iniesta, que lleva 12 años en la
elite, lo ha ganado prácticamente todo en el fútbol y sabe que hay mucho
más por encima de la victoria: “En el éxito te vuelves loco y es maravilloso,
pero al final lo que saboreas es cómo lo has conseguido, cómo has llegado.
Lo valioso es el camino que recorres, no la meta a la que llegas. Eso es lo
que te deja poso en la vida, antes que el éxito. Lo importante es el camino.
Es como cuando el partido acaba y lo que te llena es la sensación de haber
sido feliz jugando, lo que has intentado y el empeño que has puesto”.
Es imprescindible tener una visión de futuro, inquietudes, objetivos e
ilusiones. Pero debes ser consciente de que en función de lo que hagamos
hoy, escribiremos nuestro futuro de una forma u otra. Si yo tengo un
propósito de vida potente pero me quedo constantemente pensando en él sin
llevar a cabo acciones diarias que me permitan llegar hasta ese propósito,
siento decirte que no lo lograrás. La visión te permite pensar en grande, en
quien serás. Pero el presente es el momento en el cual debes llevar a cabo
acciones para lograr ese objetivo.
Llegar a la elite del deporte no es fácil. Quienes llegaron creyeron en ellos y
sus posibilidades, pero eso no bastó. Dejaron de lado muchas cosas, se
esforzaron y le pusieron pasión. Y una vez en la elite, siguieron trabajando
para poder ser titulares en sus equipos. Podríamos citar muchos futbolistas
que cuando firmaron su primer contrato dejaron de esforzarse y pronto
vieron el partido desde el banquillo. Algunos se espabilaron y volvieron al
césped. Otros fueron a la grada y de ahí a equipos de categorías inferiores.
Viviendo el presente se puede disfrutar y mucho. Y si no, que se lo
pregunten a Xavi, quien entrevistado en 2009 tras ganar la Liga con el
Barça decía lo siguiente: “Hemos jugado muy bien porque hemos trabajado
mucho. Pero me lo he pasado de narices. Ir a entrenar era una pasada. He
visto juegos de posición en los entrenamientos… ¡un nivel, da gusto!
Hemos rozado la perfección sin público: ¡unas conservaciones de la pelota,
un espectáculo! A mí me gusta más un rondo de conservación que meter un
gol por la escuadra. Tú piensas antes de recibir, pero al que se la das, ha
pensado antes de que se la dieras. Pim, pam… He disfrutado como un
niño”. Si él destaca cada entrenamiento del año que logró la Champions, la
Liga y la Copa, creo que todos podemos disfrutar un poco más de cada
momento de nuestras vidas. ¡Y tú también!
Un objetivo personal potente y que resuene en tu interior va unido a un plan
de acción. Y éste, indudablemente, no es otro que entrenar como el que más
en las sesiones. Dar el 120% para cultivarte física, técnica y tácticamente. Y
fuera del campo, trabajar a nivel mental y emocional. Porque quienes más
trabajan tienen la mente más abierta y tienen a su alcance más
perspectivas para entender, no sólo su deporte, sino también la vida.
Aprovecha tu geografía

¿Cómo es tu postura cuando celebras una victoria?


¿Cuáles son tus gestos cuando te sientes derrotado?
¿Qué movimientos realiza cuando prestas atención?
La geografía en coaching se refiere a todo lo que compone tu postura
corporal, movimientos y emociones. Puedes explorar nuevos territorios
sobre ti mismo a medida que adoptas diferentes posturas en mil y un
movimientos. Por ejemplo, no es lo mismo la geografía de un jugador que
ha marcado un gol que la de un portero que lo ha encajado. Ni los gestos ni
los movimientos son los mismos para el ciclista que ha ganado una carrera
que para quien ha quedado segundo.
He oído muchas veces que los resultados generan nuestro estado de ánimo.
Para mí es una creencia limitante que hace que en muchas ocasiones de la
vida, tanto a nivel deportivo como personal bajemos los brazos antes de
hora. Por eso la geografía o postura corporal es mucho más erguida y
relajada que quien se siente mal o tenso. En función de nuestro estado
generamos una geografía diferente. Y cuando la modifiques, tu campo
emocional también cambia.
Ya sabes que los resultados no dependen de ti al 100% pero tu geografía sí.
¿Qué tal si reformulas la creencia y empiezas a trabajar tu geografía para
generar el estado que deseas? Recuerda cuál es la postura que tienes en cada
momento. Si estás abierto, cerrado, con gestos que te dan poder o pequeños
gestos que te limitan.
¿Te has fijado en los gestos de Rafa Nadal? Son más grandes en función del
momento del partido y son gestos que se hace a él mismo para seguir
adelante. Le sirven de motivación personal. Otros deportistas ni gesticulan
pero tienen pequeños gestos que apenas se perciben para mantenerse en el
estado que les permite dar el máximo.
Sé consciente de tu geografía en momentos puntuales. Mira qué gestos
haces cuando estás dando tu mejor nivel o cuando estás motivado y
animado y cuáles haces cuando tienes el día torcido. Quizás haciendo más
de los primeros y empezando a suprimir los segundos puedes generar el
estado de ánimo que buscas y desarrollar tu mayor potencial durante más
tiempo.
Al igual que la música o escenas de películas te motivan, también lo harán
tus movimientos. Y lo bueno de esto es que no necesitas tecnología y en
cualquier momento, cuando tu estado de ánimo esté neutro o no como
desearías, puedes hacer alguna postura o gesto que te ayude a conectar con
un nuevo estado de ánimo.
No he visto a nadie triste celebrando un gol cuando salta del asiento y
levanta los brazos y tampoco he visto a nadie alegre cuando tiene una
postura cerrada y cabizbaja.
Decide cuál es la geografía que más te ayuda para generar el estado de
ánimo que deseas en lugar de dejarte arrastrar por aquellos que te limitan y
estarás en mayor disposición de dar el máximo en tus entrenamientos y en
las competiciones.
Ejercicio:
¿Cuál es la postura corporal que más te incita a dar lo mejor de ti?
¿Cómo es la posición en la que más poderoso te sientes para lograr aquello
que deseas?
Recuerda que puede ser dar lo mejor en una competición, atreverte a
enfrentarte a un miedo o prepararte para una conversación importante.
Siente en esa postura o movimientos dónde está toda tu energía y conecta
con ella.
¿Cómo te sientes ahora?
¿De qué eres capaz desde aquí?
Somos seres visuales, auditivos y también cenestésicos. O lo que es lo
mismo, aprendemos a través de lo visual, lo auditivo y el movimiento. Y tú,
si has hecho el ejercicio, has aprendido que con tu movimiento corporal
puedes generar tu propio estado de ánimo deseado y cuando tengas que
afrontar la situación, además de haberte entrenado física y emocionalmente,
estarás preparado para dar lo mejor de ti.
Controla tus emociones

¿Qué te saca de la competición?


¿Qué pensamientos te impiden rendir al máximo?
¿Cuáles son las emociones que mayor bienestar te aportan?
Al igual que tu geografía o postura corporal, controlar tus pensamientos
también depende exclusivamente de ti. No te puedo decir que es sencillo
pero sí te puedo decir que tus pensamientos alimentan tus emociones. Y si
bien los expertos dicen que la mayoría de ocasiones, la emoción siempre
llega antes que el pensamiento, pensar y pensar provocará que la emoción
se amplifique y no siempre te va a beneficiar.
Cuando un rival te saca del partido es porque en lugar de pensar en lo que
tienes que hacer empiezas a pensar en sus palabras. En un principio te han
provocado rabia o ira, pero si eres capaz de hacer caso omiso de sus
palabras, la emoción se diluirá poco a poco. En cambio, lo que solemos
hacer es pensar y pensar y volver a pensar sobre las palabras que tanto nos
han ofendido del rival y sobre el rival mismo.
Has caído en su trampa y te ha sacado del partido. En las próximas acciones
o bien fallarás y no estarás a tu nivel o bien, fruto de la ira, cometerás una
acción de la que te arrepentirás nada más hacerla y puede que acabes
expulsado. Hay muchos ejemplos de deportistas que se han dejado llevar
por su emoción. Uno muy claro es el de Zidane en la final del Mundial
2006. El futbolista, considerado uno de los mejores de la historia por su
exquisito juego y amplio palmarés, no controló su emoción y fue expulsado
al responder a las provocaciones del defensa con un cabezazo. Como éste,
podríamos citar ejemplos en todos los deportes.
Recuerda que tienes el control mental sobre ti mismo y no vale lo de “soy
así, una persona muy caliente que no me puedo controlar”. Por supuesto
que te puedes controlar. Reitero que no es fácil y es el momento de
empezar.
En el momento en que te pican mediante palabras o acciones puedes utilizar
un pensamiento que hayas preparado antes del partido o una postura que te
ayude a conectar con esa versión de ti mismo que no se deja arrastrar por
las palabras o actitudes de otros y va a dar lo mejor en el campo, por ti
mismo y por el equipo.
Y si no te ves capaz, hay una solución sencilla: entrénalo. Pídele a un
compañero o a tu entrenador que te diga durante los entrenamientos las
palabras que más te sacan de tus casillas durante la competición. Cuantas
más veces te lo diga más te sacará y mayores opciones de entrenarlo
tendrás.
Hay deportistas que ni miran a sus rivales cuando les dicen algo y otros que
simplemente sonríen y pasan. Están metidos en la competición y no
permiten que nadie les saque del partido y les impida sacar su mejor
versión. Cualquier opción es buena. Depende de con cuál te sientas más
seguro. Y eso también debes entrenarlo.
En cambio, otros entran al juego rápidamente, caen en la trampa y en
muchas ocasiones quedan eliminados, bien a través de la expulsión o
yéndose del partido.
¿Quién quieres ser en el equipo?

“No pienses siempre en lo que te puede dar el equipo. Piensa también


qué puedes aportar tú por el equipo”. Magic Johnson
“Cada uno tiene que luchar por ser el mejor y por hacerlo bien, pero
que sepan que solos, sin el resto del equipo, es imposible”. Pep
Guardiola

¿Qué vas a aportar?


¿Cómo te vas a comportar en cada momento?
¿Cómo actuarás cuando las cosas no salgan como esperas?
¿Cuál es tu rol en el equipo?
Al principio del libro hablaba de la importancia de un coach para ayudarte a
llegar hasta donde tú, en el momento de tu vida en el que te encuentras, no
llegas. Ahora te hablo de la importancia del trabajo en equipo para pasar de
ser un grupo a ser un equipo de alto rendimiento.
La diferencia es sutil en palabras. Pero en el campo, en la carretera, en la
cancha, piscina o parqué, marcará la diferencia. Si tenéis un objetivo común
y todos camináis en la misma dirección, comprobaréis con facilidad que el
todo es mucho más que la suma de las partes. Ahora bien, si hay objetivos
diferentes o aun habiendo una meta conjunta, cada uno decide ir por su
cuenta, los resultados no serán ni parecidos.
Ladrillos amontonados hacen más bien poco, bien puestos forman edificios
majestuosos. Lo mismo sucede en el deporte. Hay equipos que juntos
aumentan su rendimiento de una manera increíble y logran resultados
extraordinarios. No creas que es casualidad… Su compromiso es enorme y
aun teniendo objetivos personales, primero piensan en lo que pueden
aportarle al equipo.
Ubuntu es una palabra africana que significa “Yo soy porque nosotros
somos”. Cuando alguien en el equipo acierta todos crecen y cuando alguien
falla, todos retroceden. Ayudando a tus compañeros estás ayudando al
equipo y te estás ayudando a ti.
Ten muy presente lo que quieres aportar, cuál es tu deseo y tu compromiso
para el equipo y haz las acciones necesarias para fortalecer a tus
compañeros y, sin querer, a ti mismo. Deja de mirar hacia otro lado cuando
puedas aportar ni esperes a que otro haga una acción para tú empezar a
sumar.
Piensa en lo que puedes aportar en cada momento con honestidad. Unas
veces será algo que marque las diferencias y otras veces serán pequeñas
acciones que ayude a otros a marcar las diferencias. Pero da siempre lo
máximo. No te arrepentirás de lo que pudiste haber hecho y no hiciste y
serás una inspiración para tus compañeros. Algunos ganan las carreras o
marcan los goles. Pero sin equipo esto resultaría prácticamente imposible.
El ciclismo es un buen ejemplo puesto detrás de la victoria de un ciclista
suele haber ocho compañeros que hacen un esfuerzo por mantenerle
protegido y bien colocado en el pelotón, por ir al coche a por agua, esperar
si hay pinchazo o caída para devolverlo al grupo, tirar del pelotón para
reducir diferencias o para endurecer la carrera y eliminar adversarios.
Algunas pasan desapercibidas y parecen fáciles. Otras no lo son tanto. Los
compañeros del líder de una carrera bajan puertos de montaña a casi 100
kilómetros por hora y la sola protección de su cuerpo. Los lanzadores de los
sprinters ponen sus bicicletas a más de 70 por hora para que su compañero
tome ventaja y haga un último esfuerzo lo más corto e intenso posible para
cruzar la meta el primero…
Marcar un gol, ser la estrella o llevarte los reconocimientos no sería posible
sin tus compañeros. La victoria de tu equipo no será posible si tú no aportas
lo necesario cuando tengas la oportunidad o no sumas a la hora de apoyar y
respaldar a los compañeros.
En el deporte español hay un buen número de ejemplos de cómo y por qué
unir el talento al servicio del equipo para lograr los mejores resultados. El
FC Barcelona que pulió Pep Guardiola y que ha mantenido Tito Vilanova,
La “Roja” en fútbol, la “ÑBA” de baloncesto, la “Armada” en tenis, los
“hispanos” en balónmano masculino y las “guerreras” en balonmano
femenino, las “Chiquitas Team” de vela, las “Sirenas” de la natación
sincronizada son buenos ejemplos.
La Selección Española de fútbol y la Selección Española de baloncesto son
dos buenos ejemplos de cómo y por qué unir el talento al servicio del
equipo para lograr los mejores resultados. Si te das cuenta, todos ejercen su
rol y su liderazgo a la perfección. Tan importante es rendir dentro del
campo como hacer piña y apoyar a los compañeros cuando no se tienen los
minutos que un deportista desea. Con dos Eurocopas y un Mundial, vemos
jugadores que marcaron goles decisivos, jugadas increíbles o paradas
“milagrosas”. Las paradas las hizo siempre el mismo, Casillas. Reina jugó
partidos testimoniales y Palop en la primera Eurocopa y Víctor Valdés en
Eurocopa y Mundial no jugaron. Pero hicieron piña y sumaron para que
reinara un gran ambiente en un periodo en el que los deportistas conviven
24 horas al día durante más de un mes. Casillas, Xavi, Xabi Alonso, Sergio
Ramos, Puyol, Piqué, Torres, Villa, Mata, Reina… Diferentes liderazgos
difícilmente sustituibles que hacen que el grupo se entienda a las mil
maravillas dentro y fuera del campo.
Sin olvidarme de los dos seleccionadores: Luis Aragonés y Vicente Del
Bosque. Luis, entre otras muchas cosas, dotó a la selección del carácter
ganador que todo equipo necesita, asumió responsabilidad para quitar
presión a sus jugadores e imprimió a jugadores como Xavi, Torres o Sergio
Ramos el punto de carácter para brillar por encima del resto. Torres marcó
el gol de la final de la Eurocopa 2008, Sergio Ramos sacó el liderazgo
innato que llevaba dentro y Xavi fue sin duda el líder del equipo a la hora
de crear juego y gestionar los ritmos.
Vicente Del Bosque supo recoger la herencia de Luis a las mil maravillas,
dar protagonismo al elenco de estrellas de las que dispone y dar entrada a
jugadores como Busquets, Piqué, Mata, Valdés o Cazorla sin que el equipo
lo note. Nadie cuestiona su liderazgo integrador y tampoco cada una de sus
convocatorias.
O Villa y Puyol, lesionados en la Eurocopa 2012, quienes vieron la final
desde la grada y evitaron cualquier protagonismo. Pequeños y al mismo
tiempo grandes detalles que permiten limar asperezas o eliminar
interferencias para que una vez en el campo, el rendimiento sea el mejor. Y
esto no siempre es fácil, pero si te das cuenta no es más que poner sentido
común y humanidad al servicio de un equipo y de un objetivo común.
Mención especial para Carles Puyol, capitán del FC Barcelona. El central
ha sido un ejemplo de fair play durante toda su carrera y una inspiración a
la hora de demostrar al mundo lo que supone llevar el brazalete de capitán.
El ejemplo más reciente fue cuando en el partido de ida de Copa del Rey
entre el Real Madrid y el FC Barcelona, Piqué recibió un “mecherazo” en el
brazo antes de que se sacara un córner. El 3 del Barça fue a mostrárselo al
árbitro y automáticamente Puyol se lo cogió y lo tiró fuera del campo, al
tiempo que le pedía a su compañero que estuviese metido en el partido y no
se saliera por la presión de la grada. Y no es solo un caso. En su dilatada
carrera como profesional, ha reprendido a algún compañero por celebrar un
gol de manera provocativa, ha pedido a los aficionados que aplaudan a un
compañero o ha evitado entrar a provocaciones del rival. Su último gesto,
permitir a Abidal y a Tito Vilanova que fueran ellos quienes levantaran la
Copa de la Liga 2013, como ya hiciera con Abidal en 2011 cuando recogió
la copa que acreditaba al FC Barcelona como campeón de la Champions.
En lo deportivo va al límite pero sabe lo que representa, se gestiona a las
mil maravillas y evita traspasar la frontera de la violencia. Todo esto le ha
llevado a ganarse el respeto de compañeros y rivales.
La Selección Española de fútbol o la de baloncesto, y me atrevería a incluir
al FC Barcelona que creó Pep Guardiola y que ha mantenido Tito Vilanova,
nos han enseñado a ver como fácil algo muy complejo y que en algunos
casos no somos capaces de hacer posible por momentos en nuestras familias
o grupos de amigos. Por eso tiene tanto mérito para mí.
Permíteme que haga mención especial a los “hispanos” del balonmano, que
se proclamaron campeones del mundo ante Dinamarca en el Palau Sant
Jordi de Barcelona a principios de 2013. El conjunto dirigido por Valero
Rivera dio un auténtico recital en una final histórica. No voy a hacer
mención en el resultado o en el gran mundial que realizó ese equipo.
Durante la celebración al final del partido me fijé en dos detalles que
explican mucho del rendimiento del equipo en el parquet.
Hubo tres jugadores, José Javier Hombrados, Cristian Ugalde y Raúl
Entrerríos, que no pudieron estar en la cita mundialista por diferentes
lesiones. Al finalizar, los jugadores y miembros del cuerpo técnico se
acordaron de ellos y fueron a saludarlos, como a Raúl Entrerríos y Cristian
Ugalde, que estaban en la grada. “Jota” Hombrados, comentarista de TVE
durante el Mundial, fue requerido por un miembro del equipo para que
fuera al vestuario a abrazar a sus compañeros antes de volver a salir a
recibir las medallas y los trofeos.
Y una vez de nuevo en el parqué, el seleccionador, Valero Rivera, buscó a
los tres para que estuvieran presentes en la entrega de medallas. Y aun hay
más. A medida que el Príncipe se acercaba a sus posiciones (estaban entre
los campeones y cuerpo técnico), Valero se fijó en si iba a sobrar alguna
medalla cuando todos hubieran recibido la suya para que ellos tres también
tuvieran su metal. El capitán Hombrados se dio cuenta de que solo sobraban
dos y se las cedió a sus dos compañeros.
Si el liderazgo es vocación de servicio e inspirar a los demás a dar lo mejor,
seleccionador y capitán dieron un gran ejemplo y lección no solo a los
miembros de la “tribu de los hispanos” sino a todos los telespectadores que
pudimos disfrutar de ese momento.
Recuerda que son esas pequeñas acciones las que van tejiendo una invisible
tela que puede ir ganando fuerza para que en los momentos difíciles o de
mayor compromiso, todos los miembros se sientan inspirados,
comprometidos y con la fuerza que sea necesaria para dar lo mejor por el
beneficio del equipo.
Los equipos citados anteriormente nos han enseñado a ver como fácil algo
muy complejo y que en algunos casos no somos capaces de hacer posible
por momentos en nuestras familias o grupos de amigos. Por eso tiene tanto
mérito para mí.
Fernando Llorente afirmó en noviembre de 2011 en una entrevista a
Eduardo Rodrigálvarez, de EL PAÍS, que Bielsa le dejó claro algo
importante desde que llegó al banquillo: “Me dijo: “Quizás no te vayas a
lucir más individualmente, pero vas a hacer un trabajo más importante para
el equipo”. Ahora me doy cuenta de que he conseguido hacer un trabajo
para el equipo y, al tiempo, seguir brillando de forma individual. Creo que
para eso hay que estar muy bien físicamente. Esa es una de las claves”.
Suelo diferenciar tres tipos de personas dentro de un equipo: los que llevan
la iniciativa y quieren sumar, los que se dejan llevar por los más proactivos
y los pesos muertos. Para crear un equipo de alto rendimiento empezar con
muchos que sumen. Pero para destruir un equipo puede bastar con un solo
peso muerto.
Está en tu mano decidir quién quieres ser en tu equipo. Es una actitud que te
llevará a la excelencia personal y a las cotas más altas en el deporte. Porque
estarás desarrollando tu trabajo o hobby con pasión y alineado a los valores
que siempre han marcado la diferencia en el deporte.
Seguimos

Espero que este libro te haya servido para reflexionar y darte cuenta que
sacar tu mejor versión depende exclusivamente de ti. Espero que contribuya
en mi misión de ayudarte a sacar tu máximo rendimiento y a que nunca te
arrepientas de lo que pudiste hacer y por cualquier circunstancia dejaste
pasar.
El deporte es un mundo apasionante y estás en él porque así lo decidiste.
Asumir tu responsabilidad marcará una gran diferencia. Al principio no será
fácil pero a medida que pienses en grande, pases a la acción, mejores y
crezcas interiormente le cogerás el gusto y serás capaz de pedalear, correr o
transitar por cada uno de los pequeños momentos que tu camino te depare.
La excelencia se logra con pequeños hábitos diarios y espero que tú hayas
empezado a ello. Me encantará saber de ti y de tu experiencia.
Escríbeme a carles@carlesherrero.
@carlescoach
Todo fue perfecto. Sólo faltaba rematar la faena y dejarla a falta de la
estocada, ésa que sólo el maestro sabe cómo ejecutarla y en la que el resto
duda de la probabilidad.
No había mucho que pensar: ya estaba toda la carne en la parrilla y a mí me
gusta más bien cruda. Sabía que mi momento estaba allí y que debía
intentarlo desde abajo. Estaba muy cansado, pero mi cabeza decía en voz
alta: “Este es el momento, este es el momento, ya, ya, ya”. No lo pensé más
y ataqué desde el inicio. El primer ataque fue duro y todos vieron mis
intenciones. Por un momento pensé que me había vuelto a equivocar, pero
tras un ligero descanso y varias respiraciones, mi cabeza me seguía
invitando a atacar: “Ya, ya, ya, ya, ya…”. Parecía que no había conexión
entre el dolor y mi cabeza, y lo volví a intentar quedándome sólo delante.
Los primeros kilómetros pasaban despacio y parecía que no avanzaba, pero
vaya que sí lo hacía. Sin darme cuenta iban pasando los kilómetros y
aumentando el tiempo. El dolor formaba parte de mí y me ayudaba a seguir
hacia delante. Cada kilómetro que pasaba eran 15 ó 20 segundos más y ese
sufrimiento se convertía en motivación para pisar más fuerte y no dejar ni
un solo gramo de fuerzas dentro de mí. Era mi momento y lo estaba
aprovechando. Era una sensación única en un entorno privilegiado. Estaba
haciendo realidad mi sueño de niño: ganar en Alpe d´Huez. Y encima iba a
conseguir uno de los maillots amarillos del Tour. Era más de lo que nunca
había soñado. Rabia, dolor, alegría… fueron algunas de las emociones que
podría utilizar para describir el momento en el que llegué a la línea de meta.
De regalo, la foto en el podio con Michael Douglas y Parker, dos grandes
del cine y de la NBA. En París, en el podio final estuve con mis hijos, las
dos personas que junto a mi mujer y mis padres me han enseñado el sentido
y la importancia de la vida.

Carlos Sastre Candil


Vencedor del Tour de Francia 2008
EPÍLOGO II

Una carrera para el recuerdo


Iván Fernández

El 2 de diciembre de 2012 posiblemente es de uno de los días más


importantes de toda mi todavía corta trayectoria deportiva, puesto que
cuando escribo estas líneas tengo 24 años.
La historia ha sido muchas veces repetida. Pero creo que nunca viene mal
que al menos recuerde algunos datos. Era una carrera de cross, yo iba en
segunda posición y a sólo 150 metros de la línea de meta mi rival, Abel
Mutai, se disponía a vencer con todo merecimiento. Sin embargo, Mutai
confundió la meta con otra pancarta y frenó en seco. Como ya sabréis, yo
venía detrás a la velocidad suficiente para adelantarle y ganar esa prueba
con facilidad... pero sin justicia. Yo sabía que no me merecía la victoria y
que él era el justo vencedor. Mutai había sido superior en la carrera y un
fallo no podía privarle de la victoria, así que decidí frenar también e
indicarle a Mutai que se había equivocado y que siguiera corriendo hasta la
verdadera línea de meta. Y así fue. Él ganó y yo fui segundo.
Y, sin embargo, fue un día muy especial para mí, uno de esos días que
marcan tu vida. Minutos después de terminar la carrera las personas allí
presente me felicitaban y no por estar cerca de ganar a un atleta que tres
meses antes había logrado una medalla olímpica en los Juegos de Londres
sino por mi honestidad y mi buen hacer de ayudar y dirigir a mi rival a la
meta.
En esos instantes yo lo vi como algo normal pero al ser felicitado por las
personas pensé que igual un gesto como el mío en el deporte de hoy en día
no era muy normal. Creo que mi vida cambió a partir de ese 2 de diciembre
y siempre a mejor. Me siento muy querido por todo el mundo.
Tengo infinidad de grandes amigos a través de facebook, twitter ect. La
noticia corrió como la pólvora en las redes sociales y personas famosas
como Melendi, Jorge Lorenzo, Maverick Viñales, Paula Vazquez…
elogiaron y compartieron mi noticia entre sus seguidores. Incluso el
presentador Piers Morgan me apodó como la antítesis de ciclista Lance
Amstrong. También me ha permitido recibir premios a nivel internacional,
conocer gente importante del deporte y estar en diferentes programas de
televisión como el Hormiguero.
Pero pasados esos fastos, es bueno hacer algo de reflexión personal. Cuando
lo que debería ser normal se convierte en extraordinario, es porque algo está
fallando en la escala de valores de la sociedad y evidentemente del deporte.
Y ese es mi mensaje: hay que pelear por mantener los valores del deporte
dentro y fuera.
Sinceramente, creo que el deporte ayuda a crear unos grandes valores para
tu vida fuera del ámbito deportivo. Creo que ser deportista –de elite o no- te
enseña a vivir de otra forma, a saber que hay que sufrir por una meta. En
resumidas cuentas, te hace ser mucho más responsable.
Yo siempre digo que todos los deportistas trabajamos día a día muy duro
para intentar ser los mejores, pero también hay que insistir en otra idea
básica: no todo vale para llegar a ello. Hay que ser honesto y no intentar
beneficiarnos del fallo de nuestros rivales porque lo que no queramos que
nos hagan a nosotros no tenemos que hacerlo. La gran mayoría de los
deportistas son grandes personas con unos grandes valores, pero
lamentablemente siempre salen las noticias negativas. Los valores te los va
dando la vida, el entorno, la familia, el colegio… Yo he tenido la suerte de
poder tener una familia (padre, madre, hermana) que siempre han estado
encima de mí y se han preocupado en mi educación y creo que les debo
mucho a ellos. También a los educadores del Colegio San Prudencio de
Vitoria donde con tan solo 3 años y hasta los 18 años me han educado día a
día. Pero en ocasiones es bueno recibir la ayuda de un profesional que te
enseñe a disfrutar de tu condición de deportista y a orientar tu vida hacia el
éxito, pero no entendido como medalla sino como crecimiento interior.
Una frase que me encanta del deporte y que me gustaría que no olvidarais
nunca me sirve de colofón final: “El deporte me ha enseñado que mi gran
rival en la pista podía ser mi mejor amigo fuera de ella”

Iván Fernández
Atleta

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Coaching Deportivo
Haz de la excelencia tu hábito
Carles Herrero Bahamontes
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