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CORRIENTES FILOSÓFICAS Y ANTROPOLÓGICAS CONTEMPORÁNEA

Lic. en Psicomotricidad

Unidad Nº 2: FILOSOFÍA ANTIGUA Y MEDIEVAL


Uno de los primeros en explicar la realidad y el origen de todo y dar esas respuestas a través de mitos
(relato a través de algo que no corresponde a la realidad, pero detrás hay una explicación de esa
realidad) por ejemplo los rayos son producto de la cólera de Zeus, la peste es un castigo de los
dioses, son:
 el gran Homero (nacido según algunos de sus biógrafos en el año 928 aC., y conocido en el siglo
VIII aC.) a través de las epopeyas La Ilíada y la Odisea y
 también Hesíodo de la segunda mitad del siglo VIII aC. en sus obras más renombradas como “El
trabajo y los días” y “La Teogonía”, que explica el origen del universo y la genealogía de los
dioses.

FILOSOFÍA ANTIGUA: Este periodo de la filosofía abarca desde el quiebre que se produce en las
respuestas a la pregunta sobre el origen de todo o la búsqueda de los primeros principios de todo
registrado en el tránsito de los primeros pensadores griegos que se conoce como el proceso del “el
paso del mito al logos”.
Un cambio abismal, en que se pone en juego la especulación filosófica, en vez de hallar respuestas
basadas en lo fantástico y prescindiendo de lo mítico, como medio para hallar contestaciones a los
interrogantes profundos del hombre sobre el origen de todo, es el que protagonizaron los primeros
pensadores que aparecen a partir del siglo VI aC. interesados en dar respuestas racionales a los
fenómenos de la naturales y al origen primero de todo.

Este riquísimo periodo se puede dividir en dos grandes etapas:

 Periodo de Pensadores Presocráticos: Con este nombre convencional dado a un grupo de


pensadores del primer período de la filosofía griega antigua (siglo VII aC. hasta principios del
IV aC.) es que se reconoce a los que trataron en encontrar el origen de todo ( ἀρχή - arjé) o
primer principio a través de la especulación racional y prescindiendo de la argumentación a
través del mito propio del pensamiento griego que explicaba el origen del cosmos, las cosas, y
los seres humanos que existieron en su mayoría antes de la aparición del gran Sócrates. Esta
denominación es convencional porque algunos de los presocráticos de más relieve actuaron
después de la vida de Sócrates o fueron contemporáneos a él, como el atomista Demócrito, el
naturalista ecléctico Diógenes de Apolonia y muchos sofistas. Lo único que en ella no es
convencional es que los presocráticos no planteaban todavía el problema concerniente al fin y
a la misión del individuo, a la relación entre el pensar y el ser, a la dialéctica inmanente del
pensar, y se limitaban, tan sólo, a echar las bases de la teoría de la naturaleza, acerca del
cosmos, de la realidad sensorialmente perceptible y objetiva. Todos estos problemas se
resolvían, precisamente; desde el punto de vista de ese cosmos sensible, formado por el
torbellino eterno de los elementos. Los elementos sensoriales estaban presididos por un
principio organizador pero puramente material (logos en Heráclito; amor y enemistad en
Empédocles; átomos eternamente movibles en los atomistas)

 Periodo en que aparece Sócrates en adelante o periodo clásico hasta mediados del siglo II
dC. en que el pensamiento filosófico cambia en su centralidad. Sócrates rompe definitivamente
con el pensamiento mítico y con la línea especulativa de buscar un origen o arjé al cosmos y
comienza con una especulación contundente enfocada a la centralidad profunda del ser de las
cosas.

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2.1 Los orígenes griegos del pensamiento occidental: Pre-Socráticos.

 Los Jonios:
Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes.

Los filósofos jonios eran un grupo de pensadores que se ubicaron geográficamente en la región de la
Jonia, perteneciente actualmente a Turquía y en la antigüedad estaba asentada una importante
colonia griega. Había una ciudad portuaria llamada Mileto donde confluían para el comercio gentes
provenientes de todo el mundo conocido por la facilidad de acceso y la posición meridional que
favorecía la distancia de otros puntos del Mediterráneo, lo que provocaba un intercambio cultural muy
rico. Este primer grupo de pensadores habitantes de la mencionada ciudad de Mileto dieron origen a
lo que luego se llamó: La filosofía de la naturaleza. La observación de la Φύζις “fisis” o la
naturaleza y la búsqueda de su fundamento, sustento último, primer principio u origen que en griego
se conoce como ἀρχή “arjé” se constituye el primer motivo de la reflexión filosófica. Esta filosofía
física o de la naturaleza surgió en el siglo VI aC. De estos filósofos no quedan libros sino citas que
hacen otros filósofos de ellos y sus obras.

Observemos este mapa de las distintas colonias griegas donde surgieron los pensadores más
importantes de la antigüedad.

Mar Negro

Peloponeso Esparta
Mar Egeo

Mar
Mediterráneo

Entre los representantes de la escuela de Mileto se destacan:

 Tales (624-548 aC.), para quien el origen o principio de todo (ἀρχή - arjé) estaba en el agua.
Viajó a Egipto y realizó diversos descubrimientos astronómicos y geométricos.
 Anaximandro (610-547 aC.), que encontró el «principio y elemento de las cosas existentes»:
lo llamó ápeiron, es decir algo indeterminado, impreciso, que sólo se determina cuando se
concreta en las múltiples apariencias del mundo.
Simplicio nos dice en su libro: “De entre los que dicen que es uno, moviente e infinito ( ἀρχή -
arjé), Anaximandro, hijo de Praxiades, un milesio, sucesor y discípulo de Tales, dijo que el
principio y elemento de las cosas existentes era el ápeiron (indefinido o infinito), habiendo sido
el primero en introducir este nombre de principio material…
Dice que éste (ἀρχή - arjé) no es ni el agua ni ninguno de los llamados elementos, sino

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alguna otra naturaleza ápeiron de la que nacen los cielos y los mundos de entre ellos.
De él les viene el nacimiento a las cosas existentes y en ello se convierten, al perecer,
«según la necesidad»; «pues se pagan mutuamente pena y retribución por su injusticia según
la disposición del tiempo» describiéndolo así en términos bastante poéticos.

 Anaxímenes (h. 588-524 a.C.), vio en el aire el fundamento de las cosas o ἀρχή - arjé.
Estudioso de los astros y la naturaleza, entendió que las formas más o menos densas de ese
aire o vapor que configura el cosmos son la causa de los distintos fenómenos de la realidad.

Heráclito de Éfeso, norte de Mileto, en la Jonia.

 Heráclito es el más importante representante de esta escuela jonia ya que se despega de la


búsqueda del ἀρχή - arjé propio de la fisis y se interesa por el ser, que es inmaterial e implica un
vuelo más abstracto. Frente a la idea de la permanencia del ser, surge el pensamiento
de Heráclito, nacido en la segunda mitad del siglo VI aC. Para él el universo no tiene
permanencia, sino que se halla en un constante proceso de transformación o flujo. Heráclito
vio en el término griego λóγος “logos” (que significa: palabra, pensamiento o razón), el elemento
común que une a los hombres entre sí y con la naturaleza.
 "No es posible bañarse dos veces en el mismo río, porque nuevas aguas corren siempre sobre ti",
dice el autor en uno de sus más conocidos aforismos, indicando que todo fluye, cambia.
 Para comprender lo real hace falta entenderlo como una estructura contradictoria, pues el
dinamismo de lo real es engendrado por el conflicto, la lucha y la discordia. "La guerra es el padre
de todas las cosas". Esto no supone que el universo sea caótico, pues precisamente el resultado
de esta tensión cósmica es la armonía. Y esto ocurre porque el Logos rige al universo, o lo que es
lo mismo una Razón universal y armónica gobierna todas las cosas. Ella es la causa de la
armonía, pues para este autor "la armonía consiste en tensiones opuestas, similares a la tensión
del arco con las cuerdas de la lira para que suenen afinadas".

Pitágoras, de Samos, Jonia.

Pitágoras nació en torno al año 570 aC. en Samos, ciudad central de la Jonia, aunque estableció su
escuela en el actual sur de Italia.
Ideó la teoría de que los números son de gran importancia para comprender el mundo natural. El
pitagorismo cultivó el concepto de número, que llegó a ser para ellos el principio crucial de toda
proporción, orden y armonía en el universo. A través de estos estudios, establecieron una base
científica para las matemáticas.
Pitágoras creía que la armonía de las esferas celestes, determinada mediante relaciones entre
números, constituía el auténtico fundamento de la realidad. De hecho, está considerado como el
padre de las matemáticas, y a pesar del halo de misterio que los rodeaba, los trabajos matemáticos
de los pitagóricos, entre los que destaca el conocido teorema de Pitágoras, constituyen auténticas
aportaciones científicas.
La enseñanza más firme identificada con Pitágoras es la metempsicosis, o la «transmigración de las
almas». Influidos por los cultos mistéricos de Orfeo, los pitagóricos creían que el alma es inmortal y
transmigra de unas especies a otras, que lo que ha sucedido vuelve a repetirse periódicamente y que
todos los seres vivos están unidos por lazos de parentesco.
Sus seguidores, los pitagóricos, formaban una especie de secta en la que se mezclaban rituales y
prácticas secretas con la convivencia comunitaria, la investigación científica, la enseñanza (con
preceptos muy rigurosos) y la actividad política. Probablemente viajó a Egipto, Fenicia y Babilonia.
Volvió a Samos durante la dictadura de Polícrates (538-522 aC.). Hacia 529 aC. viajó al sur de Italia y
fundó en Crotona la fraternidad pitagórica.

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 Los Eleáticos: Parménides.
Los Eleáticos: La unidad del universo y el ser

En otra latitud del mundo antiguo la ciudad de Elea de la Magna Grecia siguiendo la búsqueda de ese
fundamento común del universo, es donde tuvo lugar esta escuela de pensamiento frente a la
concepción espontáneamente dialéctica (Teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir
la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios
entre sí) de la escuela de Mileto y de Heráclito sobre la primera base variable de las cosas, la escuela
eleática presentó la teoría acerca de la esencia invariable del ser verdadero y acerca del carácter
ilusorio de todas las transformaciones y diferencias visibles. Esta tesis hizo que se estimara
menos la experiencia sensorial como base del conocimiento y, constituyó, más tarde, una de las
fuentes del idealismo (considerar que las ideas constituyen la realidad única o más perfecta, al mismo
tiempo, solo la mente tiene acceso a esta realidad única y verdadera.) de Platón. Los argumentos de
los eleatas contra la dialéctica (del griego διαλεκηική, ηέχνη, literalmente: técnica de la conversación),
sobre todo las aporías de Zenón, a despecho de sus conclusiones metafísicas, desempeñaron un
papel positivo en el desarrollo subsiguiente de la dialéctica: plantearon de manera tajante el problema
de cómo expresar, en conceptos lógicos, el carácter contradictorio del movimiento.

El “eleatismo”, sin embargo, más que una realidad histórica y filosófica del período presocrático,
nombra una invención de Platón en su obra el Sofista para clasificar a un grupo de filósofos como
“monistas” (mono=uno), lo cual quiere decir que afirman la unidad del ser y niegan su
multiplicidad. En otras palabras, los “eleáticos” habrían pensado que todo lo que verdaderamente es
(el ser) se conforma sólo como Uno –una sola substancia– y que, en consecuencia, lo múltiple de las
cosas o de la realidad supone una mera ilusión.

 Jenófanes de Colofón, nacido hacia el año 570 aC., afirmó por vez primera la unidad de todas
las cosas y señaló como principios o ἀρχή - arjé la tierra y el agua. Fundador de la escuela de
Elea (en el sur de la actual Italia perteneciente a la antigua Región de la Magna Grecia),
separándose de Pitágoras. Fue un crítico de la sociedad y la religión, y su relativización de las
creencias constituyó un importante paso en el avance del pensamiento racional.

 Parménides, nacido hacia el 540 aC. en Elea, se aparta del espíritu de observación de los
filósofos de Mileto y busca en el orden ideal la permanencia del ser. De este modo, al rechazar
las apariencias captadas por los sentidos y afirmar el carácter completo, inmóvil e infinito del ser
como única realidad, identificada con el pensamiento, Parménides, inicia la
corriente metafísica de la filosofía. Sostenía que los fenómenos de la naturaleza son solo
aparentes. Mantenía también que la realidad, Ser verdadero, no es conocida por los sentidos, sino
que solo se puede encontrar en la razón. Su teoría de que el ser no puede originarse del no ser, y
que el ser ni surge ni desaparece, fue aplicada a la materia por sus sucesores Empédocles y
Demócrito, que a su vez la convirtieron en el fundamento de su explicación materialista del
universo.

Con Parménides esta escuela adquiere un carácter netamente idealista y sirve de sostén
ideológico a la aristocracia reaccionaria esclavista después de las guerras médicas. Contra la
doctrina dialéctica espontánea de la Escuela de Mileto y de Heráclito sobre la variabilidad de la
substancia original, la escuela eleática hace valer la teoría de la esencia inmutable del ser
verdadero, según la cual, todos los cambios perceptibles no serían más que ilusorios. Esta
concepción metafísica culmina en la negación de la importancia de la experiencia sensorial en el
conocimiento y fue, más tarde, una de las fuentes del idealismo de Platón.

 Zenón de Elea (aprox. 500 años aC.) discípulo de Parménides juzgó que no existe ni la
multiplicidad ni la unidad del ser, además de otras nociones canónicas de la filosofía. En otros

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diálogos, el mismo Platón (que escribe sobre este pensador) relativiza lo que dice en
el Parménides y el Sofista, y considera a Zenón más bien un experto en erística (de la palabra
griega Ἔρις - eris: “disputa”, “disputa”), un polemista, una especie de sofista. Según Diógenes
Laercio, en “Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres”, fue el inventor de la
dialéctica (Teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la
exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí), en el sentido
que creó una técnica argumentativa para refutar a otros discursos mostrando sus contradicciones e
inconsistencias lógicas. Entre otros, por este motivo, Aristóteles se interesó por los razonamientos
zenonianos. Al parecer, Zenón escribió un libro compuesto de hipótesis y demostraciones que se
ha perdido, pero Simplicio (490-560), en su Comentario a la Física de Aristóteles, lo cita
textualmente. Hoy se conservan varios argumentos paradójicos de Zenón que cuestionan nociones
como la multiplicidad, la unidad, el movimiento, el espacio, la percepción. La paradoja de Zenón
contra la existencia de lo múltiple dice que no es posible que exista, porque si el ser se compone
de una sola sustancia no es divisible, y si lo fuera, lo sería infinitamente, de manera que no habría
realidad. Además, tampoco la multiplicidad puede existir como un conjunto de unidades, ya que
como estas son indivisibles, la totalidad también lo sería y, por lo tanto, no habría nada múltiple.
Por otra parte, Zenón también propone una paradoja contra la unidad. Argumenta que si el ser es
uno, no admite la división y, por consiguiente, carece de dimensiones, de modo que si se agrega a
algo no lo aumenta y si se lo sustrae no lo disminuye, pero aquello que agregado a un conjunto no
lo aumenta ni sustraído lo disminuye no existe. La única manera de evitar esta disolución de la
unidad del ser consiste en aceptar que tiene dimensiones. Sin embargo, al poseerlas, se torna
divisible hasta llegar a cero, y lo que alcanza la ausencia de dimensión evidentemente no existe.
En todo caso, estas refutaciones de Zenón de la realidad de lo Uno y lo múltiple, fundamentales
para la metafísica, no son tan célebres como sus paradojas contra la existencia del movimiento y
del espacio. Todas ellas han llamado la atención de muchos filósofos y matemáticos con el fin de
impugnarlas o explicarlas. La más famosa es la paradoja de Aquiles y la tortuga, que supone una
división al infinito. Hay varias maneras de formularla. En ella el corredor más rápido, Aquiles, jamás
alcanza a la tortuga, el corredor más lento. Digamos, Aquiles corre diez veces más que ella y le da,
por ello, diez metros de ventaja. Aquiles corre esos diez metros, la tortuga corre uno, Aquiles corre
ese metro, la tortuga un decímetro, Aquiles corre ese decímetro, la tortuga corre un centímetro,
Aquiles ese centímetro, la tortuga un milímetro, Aquiles el milímetro, la tortuga un décimo de
milímetro, y así infinitamente. En conclusión, Aquiles, “el de los pies ligeros”, jamás logrará darle
alcance a la tortuga. Los argumentos de Zenón implican que la realidad, en este caso del
movimiento y del espacio (en otros, de la percepción o el tiempo), no es accesible racionalmente
sin caer en paradojas y antinomias. Si esto se admite, no sólo fundó la dialéctica, como propone
Diógenes Laercio, sino también el escepticismo, cuya creación la historia de la filosofía adjudica a
Pirrón de Elis (360-270 aC.), precursor de Descartes y de algunos otros. Como los grandes
escépticos, Zenón dudaría radicalmente acerca de la relación (si la hay) entre lo inteligible y lo
sensible y sus paradojas, por lo tanto, se dedicarían a mostrar una desavenencia entre ambos, una
falta de armonía, aunque se limitó simplemente a eso, sin desarrollar una doctrina. En definitiva, un
maestro de la incredulidad y la sospecha, quizá uno de los pocos filósofos que no pactó con
ninguna creencia.
 Meliso de Samos (V siglo aC.) Nació en la isla griega de Samos hacia el siglo V a.C. No hay
muchos registros históricos sobre su vida, pero se sabe que era un marino experimentado,
llegando a comandar la escuadra de Samos que derrotó a los atenienses en el año 440 a.C.
Además, Meliso era también un político. La principal obra de Meliso de Samos se titula Sobre la
naturaleza, también conocida como Sobre el ser. Defendía la doctrina filosófica de la escuela
eleática, cuyo principal representante era Parménides, y cuya tesis principal era que el ser es
inmóvil y Uno.
En uno de los fragmentos de su obra, Meliso afirma:
[El ser] siempre fue lo que fue y siempre será, porque si hubiera sido generado, antes de ser
generado no sería nada. Pero si nada fuera, nada podría generarse a partir de la nada.
Por lo tanto, para él, sería absurdo afirmar que el ser tiene un origen en el tiempo. El ser es
eterno y uno, siempre fue y siempre será, sin principio ni fin. El ser es ilimitado.

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Ante todo esto, se deduce que nuestros sentidos no son fiables, porque parecen mostrarnos que
en el mundo hay cambios, generación y corrupción de seres, así como la multiplicidad de los
mismos. Todos los datos de los sentidos, por tanto, son ilusorios.
Sin embargo, Meliso trató de mejorar y corregir algunos puntos de la teoría parmenídea del ser.
Parménides sostenía que el ser es finito y limitado. Meliso, por el contrario, afirmaba que el ser es
infinito porque no tiene límites espaciales ni temporales.
Meliso afirma que el ser es Uno, porque si hubiera dos no podría ser infinito, ya que uno estaría
limitado por el otro.
También afirma que el ser uno-infinito es incorpóreo, pero no en el sentido de ser inmaterial, sino
en el sentido de que el ser no posee ninguna figura que limite o determine los cuerpos. Dice en
uno de los fragmentos:
Si el ser es, debe ser uno. Si es uno, no debe tener cuerpo. Si tiene espesor, el ser tendría partes
y dejaría de serlo.
El ser no sufre dolor, dice Meliso, porque si sufriera dolor no estaría siempre y no poseería la
fuerza de lo sano. Meliso sostiene que el ser es: eterno; uno; sin límites; no generada, sin
principio ni fin, indestructible; homogéneo inamovible: no cambia no sufre dolor.

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