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Pensadores Presocráticos
Pensadores Presocráticos
Lic. en Psicomotricidad
FILOSOFÍA ANTIGUA: Este periodo de la filosofía abarca desde el quiebre que se produce en las
respuestas a la pregunta sobre el origen de todo o la búsqueda de los primeros principios de todo
registrado en el tránsito de los primeros pensadores griegos que se conoce como el proceso del “el
paso del mito al logos”.
Un cambio abismal, en que se pone en juego la especulación filosófica, en vez de hallar respuestas
basadas en lo fantástico y prescindiendo de lo mítico, como medio para hallar contestaciones a los
interrogantes profundos del hombre sobre el origen de todo, es el que protagonizaron los primeros
pensadores que aparecen a partir del siglo VI aC. interesados en dar respuestas racionales a los
fenómenos de la naturales y al origen primero de todo.
Periodo en que aparece Sócrates en adelante o periodo clásico hasta mediados del siglo II
dC. en que el pensamiento filosófico cambia en su centralidad. Sócrates rompe definitivamente
con el pensamiento mítico y con la línea especulativa de buscar un origen o arjé al cosmos y
comienza con una especulación contundente enfocada a la centralidad profunda del ser de las
cosas.
Los Jonios:
Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes.
Los filósofos jonios eran un grupo de pensadores que se ubicaron geográficamente en la región de la
Jonia, perteneciente actualmente a Turquía y en la antigüedad estaba asentada una importante
colonia griega. Había una ciudad portuaria llamada Mileto donde confluían para el comercio gentes
provenientes de todo el mundo conocido por la facilidad de acceso y la posición meridional que
favorecía la distancia de otros puntos del Mediterráneo, lo que provocaba un intercambio cultural muy
rico. Este primer grupo de pensadores habitantes de la mencionada ciudad de Mileto dieron origen a
lo que luego se llamó: La filosofía de la naturaleza. La observación de la Φύζις “fisis” o la
naturaleza y la búsqueda de su fundamento, sustento último, primer principio u origen que en griego
se conoce como ἀρχή “arjé” se constituye el primer motivo de la reflexión filosófica. Esta filosofía
física o de la naturaleza surgió en el siglo VI aC. De estos filósofos no quedan libros sino citas que
hacen otros filósofos de ellos y sus obras.
Observemos este mapa de las distintas colonias griegas donde surgieron los pensadores más
importantes de la antigüedad.
Mar Negro
Peloponeso Esparta
Mar Egeo
Mar
Mediterráneo
Tales (624-548 aC.), para quien el origen o principio de todo (ἀρχή - arjé) estaba en el agua.
Viajó a Egipto y realizó diversos descubrimientos astronómicos y geométricos.
Anaximandro (610-547 aC.), que encontró el «principio y elemento de las cosas existentes»:
lo llamó ápeiron, es decir algo indeterminado, impreciso, que sólo se determina cuando se
concreta en las múltiples apariencias del mundo.
Simplicio nos dice en su libro: “De entre los que dicen que es uno, moviente e infinito ( ἀρχή -
arjé), Anaximandro, hijo de Praxiades, un milesio, sucesor y discípulo de Tales, dijo que el
principio y elemento de las cosas existentes era el ápeiron (indefinido o infinito), habiendo sido
el primero en introducir este nombre de principio material…
Dice que éste (ἀρχή - arjé) no es ni el agua ni ninguno de los llamados elementos, sino
Anaxímenes (h. 588-524 a.C.), vio en el aire el fundamento de las cosas o ἀρχή - arjé.
Estudioso de los astros y la naturaleza, entendió que las formas más o menos densas de ese
aire o vapor que configura el cosmos son la causa de los distintos fenómenos de la realidad.
Pitágoras nació en torno al año 570 aC. en Samos, ciudad central de la Jonia, aunque estableció su
escuela en el actual sur de Italia.
Ideó la teoría de que los números son de gran importancia para comprender el mundo natural. El
pitagorismo cultivó el concepto de número, que llegó a ser para ellos el principio crucial de toda
proporción, orden y armonía en el universo. A través de estos estudios, establecieron una base
científica para las matemáticas.
Pitágoras creía que la armonía de las esferas celestes, determinada mediante relaciones entre
números, constituía el auténtico fundamento de la realidad. De hecho, está considerado como el
padre de las matemáticas, y a pesar del halo de misterio que los rodeaba, los trabajos matemáticos
de los pitagóricos, entre los que destaca el conocido teorema de Pitágoras, constituyen auténticas
aportaciones científicas.
La enseñanza más firme identificada con Pitágoras es la metempsicosis, o la «transmigración de las
almas». Influidos por los cultos mistéricos de Orfeo, los pitagóricos creían que el alma es inmortal y
transmigra de unas especies a otras, que lo que ha sucedido vuelve a repetirse periódicamente y que
todos los seres vivos están unidos por lazos de parentesco.
Sus seguidores, los pitagóricos, formaban una especie de secta en la que se mezclaban rituales y
prácticas secretas con la convivencia comunitaria, la investigación científica, la enseñanza (con
preceptos muy rigurosos) y la actividad política. Probablemente viajó a Egipto, Fenicia y Babilonia.
Volvió a Samos durante la dictadura de Polícrates (538-522 aC.). Hacia 529 aC. viajó al sur de Italia y
fundó en Crotona la fraternidad pitagórica.
En otra latitud del mundo antiguo la ciudad de Elea de la Magna Grecia siguiendo la búsqueda de ese
fundamento común del universo, es donde tuvo lugar esta escuela de pensamiento frente a la
concepción espontáneamente dialéctica (Teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir
la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios
entre sí) de la escuela de Mileto y de Heráclito sobre la primera base variable de las cosas, la escuela
eleática presentó la teoría acerca de la esencia invariable del ser verdadero y acerca del carácter
ilusorio de todas las transformaciones y diferencias visibles. Esta tesis hizo que se estimara
menos la experiencia sensorial como base del conocimiento y, constituyó, más tarde, una de las
fuentes del idealismo (considerar que las ideas constituyen la realidad única o más perfecta, al mismo
tiempo, solo la mente tiene acceso a esta realidad única y verdadera.) de Platón. Los argumentos de
los eleatas contra la dialéctica (del griego διαλεκηική, ηέχνη, literalmente: técnica de la conversación),
sobre todo las aporías de Zenón, a despecho de sus conclusiones metafísicas, desempeñaron un
papel positivo en el desarrollo subsiguiente de la dialéctica: plantearon de manera tajante el problema
de cómo expresar, en conceptos lógicos, el carácter contradictorio del movimiento.
El “eleatismo”, sin embargo, más que una realidad histórica y filosófica del período presocrático,
nombra una invención de Platón en su obra el Sofista para clasificar a un grupo de filósofos como
“monistas” (mono=uno), lo cual quiere decir que afirman la unidad del ser y niegan su
multiplicidad. En otras palabras, los “eleáticos” habrían pensado que todo lo que verdaderamente es
(el ser) se conforma sólo como Uno –una sola substancia– y que, en consecuencia, lo múltiple de las
cosas o de la realidad supone una mera ilusión.
Jenófanes de Colofón, nacido hacia el año 570 aC., afirmó por vez primera la unidad de todas
las cosas y señaló como principios o ἀρχή - arjé la tierra y el agua. Fundador de la escuela de
Elea (en el sur de la actual Italia perteneciente a la antigua Región de la Magna Grecia),
separándose de Pitágoras. Fue un crítico de la sociedad y la religión, y su relativización de las
creencias constituyó un importante paso en el avance del pensamiento racional.
Parménides, nacido hacia el 540 aC. en Elea, se aparta del espíritu de observación de los
filósofos de Mileto y busca en el orden ideal la permanencia del ser. De este modo, al rechazar
las apariencias captadas por los sentidos y afirmar el carácter completo, inmóvil e infinito del ser
como única realidad, identificada con el pensamiento, Parménides, inicia la
corriente metafísica de la filosofía. Sostenía que los fenómenos de la naturaleza son solo
aparentes. Mantenía también que la realidad, Ser verdadero, no es conocida por los sentidos, sino
que solo se puede encontrar en la razón. Su teoría de que el ser no puede originarse del no ser, y
que el ser ni surge ni desaparece, fue aplicada a la materia por sus sucesores Empédocles y
Demócrito, que a su vez la convirtieron en el fundamento de su explicación materialista del
universo.
Con Parménides esta escuela adquiere un carácter netamente idealista y sirve de sostén
ideológico a la aristocracia reaccionaria esclavista después de las guerras médicas. Contra la
doctrina dialéctica espontánea de la Escuela de Mileto y de Heráclito sobre la variabilidad de la
substancia original, la escuela eleática hace valer la teoría de la esencia inmutable del ser
verdadero, según la cual, todos los cambios perceptibles no serían más que ilusorios. Esta
concepción metafísica culmina en la negación de la importancia de la experiencia sensorial en el
conocimiento y fue, más tarde, una de las fuentes del idealismo de Platón.
Zenón de Elea (aprox. 500 años aC.) discípulo de Parménides juzgó que no existe ni la
multiplicidad ni la unidad del ser, además de otras nociones canónicas de la filosofía. En otros