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La Explicación de La Genealogía de Jesús
La Explicación de La Genealogía de Jesús
Sin embargo, las líneas presentadas han dado lugar a muchas incógnitas y controversias, ya
que difieren notablemente en cuanto a los antepasados. La explicación de la genealogía de
Jesús se ha convertido en un puzzle difícil de resolver. Te invitamos a conocer algunas
teorías sobre estos pasajes de los evangelios.
Tabla de contenidos
Pes. 62b
En tiempos de Jesús, se consideraba pueblo verdadero de Israel al constituido por los
israelitas de origen puro. Por este motivo, muchos israelitas conocían perfectamente su
ascendencia y eran capaces de decir con certeza de qué tribu provenían. Las familias
guardaban de manera privada los registros de su ascendencia. Además, en el templo de
Jerusalén, se cree que existían rollos con los registros pertenecientes a sacerdotes, levitas,
israelitas y prosélitos.
Para un israelita, probar que los propios orígenes eran legítimos era fundamental para
acceder a derechos cívicos de importancia. El acceso a los puestos más altos de la sociedad
dependía de ello. Casarse con un miembro de la casa sacerdotal requería que las mujeres
justificaran la pureza de su linaje. Evitar el fraude con respecto a los ascendientes era una
preocupación central en la Palestina del siglo I. Si bien hay registros de algunas genealogías
dudosas, era prácticamente imposible mentir acerca de los propios orígenes.
En general, muchos habitantes estaban orgullosos y hacían alarde de las casas a las que
pertenecían, una actitud que podría resultar molesta, como deja ver San Pablo en la carta a
Timoteo cuando escribe “te rogué que permanecieras en Éfeso para que mandaras a algunos
que no enseñasen doctrinas extrañas, ni dedicasen su atención a fábulas y genealogías
interminables, que se prestan más para promover disputas que para realizar el plan de Dios,
fundado en la fe” (1 Tim 1: 3-4). Es probable que hayan existido numerosas disputas en
relación a las genealogías y la pureza israelita.
Había un motivo mayor por el cual el pueblo de Israel era meticuloso con las genealogías.
Sólo los israelitas puros podrían asegurarse, por su origen, de participar en la salvación
mesiánica que provendría de la tribu de Judá, específicamente, de la casa de David. En la
Palestina del siglo I, las familias de la casa de David eran numerosas. Eventualmente,
cualquiera de ellas podría haber reclamado el trono.
El monarca entendió que las palabras del oráculo se referían a su hijo Salomón, rey justo y
sabio bajo el cual el pueblo de Israel vivió un periodo de paz y prosperidad. Al reunir un
día a los jefes más importantes del pueblo, David habló sobre la profecía de Natán.
“Sin embargo, Yahvé, Dios de Israel, me ha elegido de entre toda la casa de mi padre, para
que fuese rey de Israel para siempre. Escogió a la tribu de Judá para ser caudillo; de las
familias de Judá a la casa de mi padre, y de entre los hijos de mi padre se ha complacido en
mí para establecer un rey sobre todo Israel. Y entre todos mis hijos -pues Yahvé me ha
dado muchos hijos- eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de
Yahvé sobre Israel. Él me dijo: ‘Tu hijo Salomón edificará mi Casa y mis atrios, porque le
he escogido a él por hijo mío, y yo seré para él un padre. Haré estable su reino para
siempre, si se mantiene firme en el cumplimiento de mis mandamientos y de mis normas
como lo hace hoy”.
Salomón fue elegido para edificar la Casa de Dios, es decir, el Primer Templo de Jerusalén.
David pensó que, por medio de su hijo, su casa reinaría sobre Israel para siempre. Sin
embargo, la cuestión de la eternidad podía esconder un anuncio de una intervención futura
de Yahvé.
David, que también era profeta, recibió varias revelaciones de Dios y escribió algunos
salmos relacionados con ellas. En el Salmo 110, hizo una posible referencia a la promesa de
Yahvé escuchada de la boca de Natán, aunque en otros términos. Habló de un rey y
sacerdote eterno al cual llamó«mi Señor». La tradición ha visto en sus palabras una alusión
al Mesías de Israel, que saldría de la casa de David.
La genealogía de Jesús
Existen dos genealogías de Jesús, la presentada por Mateo (Mt 1: 1-17) y la de Lucas (Lc 3:
23-38). En ambas se muestra que Jesús desciende de Abraham por la tribu de Judá a partir
de la casa de David y se busca mostrar que Jesús es el Mesías esperado.
Los dos evangelistas presentan la sucesión genealógica del rey David, que coincide con
aquella que figura en el Libro Primero de las Crónicas.
• Línea de ascendencia hasta David: Mateo hace descender a Jesús del rey
Salomón, mientras que Lucas lo presenta como descendiente de Natán, otro de los
hijos de David.
Este punto ha sido especialmente problemático y se han propuesto distintas
hipótesis. Algunas acuden a la ley del levirato, por la cual la mujer viuda sin hijos
debía casarse con su cuñado para tener un hijo con él y perpetuar así la
descendencia de su difunto marido. Otras plantean que existen confusiones en los
registros que toman los evangelistas para construir la ascendencia de Jesús.
También se sostiene que ambas genealogías pertenecen a José y María,
respectivamente.
• Padres distintos para Salatiel: Salatiel y su hijo Zorobabel están presentes en las
dos genealogías. Sin embargo, en la de Mateo se dice que su padre es Jeconías y, en
la de Lucas, que su padre es Nerí.
Este punto no se resuelve por la omisión de generaciones, ya que toda la línea de
ascendencia hasta el rey David es diferente en ambas genealogías.
Se ha propuesto que la repetición de nombres es solamente fruto de la casualidad y
que los Salatiel y Zorobabel mencionados no son los mismos en los dos casos.
También se ha propuesto que uno de los dos evangelistas pudo haber tomado una
línea equivocada para trazar la descendencia desde David a Salatiel. Algunos han
sugerido una aplicación de la ley del levirato.
Como la genealogía trazada por Mateo es abreviada, el Abiud al que hace referencia
podría ser cualquier descendiente de Zorobabel, no necesariamente un hijo. Si bien
para la genealogía de Lucas podría aplicarse lo mismo, es más probable que este
último evangelista esté considerando una línea completa. En el caso de que la
presencia de los nombres Salatiel y Zorobabel no sea una mera casualidad, habría
que explicar por qué aparece Resá como descendiente.
En 1853, A. Hervey señaló que resa es una palabra que en arameo significa jefe o
príncipe y era uno de los atributos aplicables a Zorobabel. Su hijo Joanán o
Jananías, era llamado “hijo de Zorobabel, el príncipe”. La explicación probable es
que, por un error de copia, el atributo resa haya adquirido la forma de un nombre
propio y quedado como un descendiente en la lista. La genealogía de Lucas estaría
indicando que Jesús desciende de Zorobabel a través de su hijo Joanás.
En cuanto a Yodá, el Libro Primero de las Crónicas no lo nombra como hijo de
Joanás. El único hijo que figura en el registro es Pelatías, con todos sus
descendientes hasta Secanías. Esto no significa necesariamente que Joanás haya
tenido un único hijo. El libro omite indicar si Pelatías tuvo hermanos. De modo que
Yodá podría haber sido tanto hijo de Joanás como descendiente en otro grado.
Árbol de Jesé. Representación de la genealogía de Jesús. Iglesia Santa María del Castillo.
Foto por José Luis Filpo Cabana – Own work, CC BY 3.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=44932624
Teniendo en cuenta estos puntos, hay distintas teorías que buscan dar una explicación de la
genealogía de Jesús.
Para esta teoría, los evangelistas se habrían visto en la necesidad de reconstruir el linaje
davídico de Jesús para asociar su persona con el Mesías esperado por Israel. El evangelio
de Mateo, destinado a lectores judíos, utilizaría la descendencia desde Salomón para
destacar el linaje real de Cristo y el evangelio de Lucas, preocupado por despegar a Jesús
de la idea de un Mesías militar, utilizaría una descendencia a través de Natán, hermano de
Salomón. La intención de Mateo sería proclamar el derecho de Jesús a reclamar el trono
terrenal de David, en tanto que la intención de Lucas sería proclamar que el trono eterno
prometido a David no es de este mundo. La genealogía de Lucas reflejaría esta idea al
iniciar con Dios, posiblemente para mostrar el origen divino del Mesías.
Esto supone que, por algún motivo, los apóstoles no tenían acceso a los registros
genealógicos de la familia de Jesús. Las listas habrían sido completadas a partir de
información conocida por todos o de otras listas fragmentarias. Por este motivo, Mateo
podría haber contado muchas menos generaciones de las que en realidad fueron y Lucas se
habría visto obligado a rellenar la descendencia de Natán con nombres que eran conocidos
para él, aunque inusuales en los tiempos pre-exílicos.
La ausencia de registros genealógicos en el tiempo de los apóstoles tiene como único apoyo
un relato del historiador Julio Africano. En su libro Jerusalén en tiempos de Jesús, Joachim
Jeremías cita un fragmento de la carta a Arístides de este historiador, transmitida por
Eusebio de Cesarea:
“Hasta entonces (la época de Herodes) se encontraban consignadas en los archivos (en
primer lugar) las familias hebreas y (en segundo lugar) las familias de aquellos cuyo origen
se remontaba a prosélitos, como Aquior el ammonita y Rut la moabita, o a mestizos salidos
de Egipto al mismo tiempo (que los judíos). Herodes, que no tenía sangre israelita en las
venas, movido por la conciencia de su origen oscuro, hizo quemar los documentos de estas
familias; así, pensaba, aparecería de origen noble, pues nadie tendría la posibilidad de
probar con documentos públicos si descendía de Patriarcas o (de prosélitos y) de aquellos a
quienes se llama geiōrai (los mestizos)”.
• La destrucción de los rollos del Templo está documentada únicamente por Julio
Africano y no aparece en los escritos de Flavio Josefo.
• No hay seguridad de que el Templo haya guardado la genealogía de todos los
israelitas.
• Para un israelita, llevar un registro de su pureza era extremadamente importante. Por
esto, cada familia guardaba registros de sus ascendientes.
• En el tiempo en que Pablo era ya apóstol, sabemos que los judíos se enredaban en
discusiones sobre listas genealógicas interminables. Esto indica que muchos
registros se conservaban.
• Los apóstoles estaban seguros de que Jesús era descendiente de David. En Romanos
1: 3, San Pablo escribe “La promesa era relativa a su Hijo, Jesucristo Señor nuestro,
descendiente de David según la carne”. Posiblemente, la lista genealógica de Jesús
era conocida.
Esta teoría explica la diferencia entre las genealogías por su modo de construcción. Una de
las genealogías sigue la descendencia según la carne y otra sigue la descendencia legal,
modificada por distintas intervenciones de la ley del levirato.
Según este planteo, Mateo presenta una genealogía de Jesús abreviada a partir de
engendramientos naturales hasta llegar a José, el esposo de María, de la que nació Jesús.
Con esta línea de ascendientes naturales, Mateo muestra que José proviene de una familia
de sangre real, la del rey David. Al ser José el único padre reconocido de Jesús, este último
puede ser considerado heredero del trono.
El linaje real presentado por Mateo no soluciona por sí mismo el problema de la maldición
de Jeconías, sino que asume que ésta podría haber sido levantada por Dios en cualquier
momento de la historia. También cabe interpretar la promesa del Germen justo como el
punto final de la maldición. En este sentido, ningún descendiente, hasta el Germen justo, se
sentaría jamás en el trono de David. Pero al llegar, éste reclamaría el trono eterno.
Cada levirato se comenzaría a contar hacia atrás, desde José, del que se indica que es hijo
de Elí. Si Jacob fue padre según la carne de José, esto significaría que éste último fue
registrado como hijo de Elí según la ley del levirato. A causa de un temprano fallecimiento
de Elí y el posterior matrimonio entre su viuda y Jacob, la línea genealógica de Jesús y de
José debería cambiarse para convertirlos en descendientes de Elí. Ser hijos de Elí los
convierte también en descendientes de Zorobabel a partir de la línea de Joanán.
Otro levirato se habría aplicado con Salatiel. Salatiel es hijo de Jeconías en el exilio, pero
según la versión de Lucas sólo lo sería según la carne. En realidad, legalmente
correspondería decir que Salatiel era hijo de Nerí, posible difunto marido de su madre. Por
este motivo, la descendencia de José y de Jesús cambiaría una vez más para derivarse de
Natán, otro de los hijos de Salomón.
Las genealogías eran construidas a partir del criterio legal, por lo que el registro de una
línea según la carne resulta extraño. Sin embargo, era posible reconstruir una ascendencia
biológica si se conocía cada intervención de la ley del levirato, sobre todo en casos de
personas importantes. Zorobabel, nieto de Jeconías, fue un gran líder de los israelitas y la
historia del levirato en la genealogía de su padre puede haber sido ampliamente conocida
por el pueblo. Las personas allegadas a Jesús podrían haber conocido el levirato aplicado
sobre la paternidad de Jacob y Elí. Por este motivo, tanto la genealogía abreviada de Mateo
como la genealogía más completa de Lucas son verosímiles.
Una ventaja de la genealogía de Jesús trazada por Lucas es que no requiere de la anulación
de la maldición de Jeconías, ya que Jesús no sería descendiente legal de David por la línea
de Salomón. Con respecto a los hijos de Zorobabel, ya se ha explicado la confusión
originada en la palabra resa en la copia de los manuscritos originales.
Otra teoría, de gran aceptación entre los fieles cristianos, es la que postula que la línea
genealógica de Mateo se refiere a los ascendientes de José y la de Lucas se refiere a los
ascendientes de María.
Este planteo sostiene la construcción de un linaje natural por parte de Lucas, pero no
considera que sea el de José. El evangelista, al decir que se creía que José era padre de
Jesús, estaría indicando que sólo tiene lugar en su genealogía como esposo de María. En
ese sentido, los ascendientes presentados son los de la familia de María. El motivo de elegir
a los ascendientes de María es que los apóstoles conocen que Jesús es hijo de David según
la carne y, además, que José es padre putativo.
Esta teoría tiene una ventaja indudable para solucionar el problema de la maldición de
Jeconías. A través de su genealogía legal, Jesús arrastraría la maldición de no poder
reclamar nunca el trono de David. Este impedimento desaparece si se tiene en cuenta que
Jesús es descendiente de David también por linaje natural. Él es el Germen justo destinado
a reinar en el trono eterno.
Otro inconveniente de esta teoría es que no era usual entre los judíos considerar el origen
materno para justificar los ascendientes genealógicos. Habría que tomar como factor
explicativo que los apóstoles, al encontrarse con que Jesús tenía origen humano solamente
por María, hayan tenido que recurrir a una excepción. Después de todo, María podría haber
guardado su propio registro genealógico.
Existe una versión diferente de esta teoría que sostiene que Mateo es quien realiza la
genealogía de María y Lucas, la de José. En esta versión, Mateo utiliza las series de 14 para
brindar una clave interpretativa. Son 14 generaciones desde Abraham a David, 14
generaciones desde Salomón a Jeconías y 14 generaciones desde Salatiel a Jesús. Si la
genealogía perteneciera a José, nos encontraríamos con que la última serie sólo posee 13
generaciones. El hecho de que el evangelista indique explícitamente que las generaciones
de la tercera serie son 14 obliga a considerar que el José nombrado no es el esposo de
María, sino el padre. María sería la generación 13 según la carne y Jesús la 14. Además,
Lucas habría indicado en su evangelio, con la frase «José, de quien se creía que era padre
de Jesús», que estaba trazando la genealogía legal.
Esta última explicación implicaría considerar la aplicación de la ley del levirato únicamente
con respecto a Salatiel, ya que no haría falta suponerlo para José, el esposo de María.
Además, tiene la ventaja de despegar la descendencia legal de Jesús de la maldición de
Jeconías. Sin embargo, aún debería explicar la discrepancia entre los nombres del padre de
María.
Hijo de David
Entre la gente comenzaba a correr el rumor de que Jesús era el Cristo que Israel había
estado esperando durante siglos. Las dudas no se suscitaban en base a su origen davídico,
sino a su lugar de nacimiento. Algunos sostenían que nadie sabría de dónde iba a provenir
el Mesías, como deja ver el evangelio de Juan en 7:27. Otros pensaban que el Mesías habría
de provenir de Belén, el pueblo de David, y encontraban difícil aceptar que la patria de
Jesús fuera Galilea, como se indica en Juan 7:40-43.
Desacreditar la prédica de Jesús, incluso delante de sus apóstoles, habría sido tan sencillo
como presentar su línea genealógica. No habría hecho falta discutir sobre el lugar de su
nacimiento si no hubieran estado todos convencidos de su origen davídico. En Mateo
12:22-24, en ocasión de la curación de un ciego y mudo, todos se preguntan «¿No será éste
el hijo de David?». Pero los fariseos comentaban: «Este no expulsa los demonios más que
por Beelzebul, Príncipe de los demonios». Si Jesús no era descendiente de David, ¿por qué
no exponer sencillamente su línea genealógica a las multitudes?
En distintos pasajes de los evangelios se deja ver que los contemporáneos de Jesús no
tenían problemas en aceptar su descendencia de David.
Cuando Jesús se iba de allí, le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten compasión
Mt. 9:27
de nosotros, Hijo de David!»
En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba
Mt.
diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente
15:22
endemoniada».
Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David!
Mt. 21:9
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»
Mc.
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, 10:47-48
Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él y
gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Lc.
18:38-39
Y Africano, un compilador de genealogías, dice que Eli, el hijo de Matthat, y Jacob, el hijo
de Mathan, eran hermanos de parte de su madre, cuyo nombre era Estha, y Esther en otro
códice.
Cuando Eli murió sin hijos, su hermano Jacob tomó a su mujer, de acuerdo a la ley de
provisión de hijos, y engendró de ella a José. De aquí que José fuera hijo natural de Jacob,
como dice Mateo, y legal de Eli, como dice Lucas. […]
Africano dice que, de acuerdo a la tradición que él recibió de los genealogistas hebreos, Eli,
Matthat y Levi eran hermanos, hijos de Melchi y no, como Lucas dice – Eli hijo de Matthat
y Matthat hijo de Levi.
Lucas ubica su genealogía luego del episodio del bautismo de Jesús, en el que una voz del
cielo afirma que Jesús es el Hijo de Dios. Esto por sí mismo ya justificaría la ubicación de
Dios al principio de la lista. A su vez, este evangelista traza el linaje humano de Jesús a
partir de Adán. Esto puede deberse a que escribía para los gentiles que recibían la prédica
de San Pablo.
La enseñanza paulina hacía una comparación entre Jesús y Adán que podría haber
motivado a Lucas a remontar la construcción de su lista hasta el primer hombre. Además, el
pasaje siguiente de su evangelio se relación con la tentación de Jesús por parte de Satanás,
un tema que evoca la tentación en el jardín del Edén.
El mensaje de Lucas habla sobre la divinidad de Jesús, que es al mismo tiempo la divinidad
del Mesías de la Casa de David. Además, transmite la idea de un nuevo Adán. El Cristo, en
su naturaleza humana, no fallará donde Adán falló. Él ha venido para renovar a la
humanidad y anunciar un pacto de reconciliación entre Dios y el hombre.
Según la interpretación de Brown, Mateo habría accedido a una lista similar a la del Libro
Primero de las Crónicas que contaba 14 generaciones desde Abraham hasta David. En
cambio, se habría valido de otra lista para la descendencia de David hasta Jeconías, con la
diferencia de que sería una lista imprecisa basada en el recuerdo popular. Por casualidad,
esta lista habría tenido también 14 nombres.
Mateo, aficionado a los números, habría pensado naturalmente que estaba observando un
patrón divino en el plan de salvación. Por este motivo, completó la lista de los ascendientes
de Jesús a partir del conocimiento popular en un número de 14 generaciones, con el fin de
alcanzar la perfección de las tres series. Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazareth,
escribe que el hecho de que hayan transcurrido 14 generaciones indica la llegada del David
definitivo y la instauración del Reino de Dios.
Además de la idea de los tiempos perfectos de Dios, Mateo habría querido transmitir otro
mensaje. En su lista genealógica, agregó cinco mujeres, lo que era una práctica inusual en
la cultura judía. El motivo más probable de esta acción sería mostrar que el Mesías se
encontraba relacionado con los gentiles por sus antepasados, ya que las mujeres nombradas
eran extranjeras. Presumiblemente, Mateo escribió para una comunidad mixta de gentiles y
judíos.
La preocupación de llegar a los gentiles se vería reflejada en el hecho de que Mateo lleva su
lista genealógica hasta Abraham. En el plan divino, todos los pueblos de la tierra serían
bendecidos por el patriarca hebreo.
Hijo de Dios
Marcos refiere que, en ocasión de sus enseñanzas en el Templo, Jesús hablaba del Salmo
110 de David sobre el Sacerdocio del Mesías con estas palabras:
“¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? David mismo dijo, movido por el
Espíritu Santo:
Si el mismo David le llama Señor, ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?”.
Mc 12: 35-37
“Hermanos, permitidme que os diga con toda franqueza que el patriarca David murió y fue
sepultado, y su tumba se ha conservado entre nosotros hasta el presente. Pero como él era
profeta y sabía que Dios le había asegurado, bajo juramento, que se sentaría en su trono uno
de su linaje, vio el futuro y habló de la resurrección de Cristo, que ni fue abandonado en el
Hades ni su carne experimentó la corrupción. Dios resucitó a este Jesús; todos nosotros
somos testigos de ello. Así pues, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el
Espíritu Santo prometido y lo ha derramado; esto es lo que vosotros veis y oís en este
momento. Pues David no subió a los cielos, y sin embargo dice:
Sepa, pues, con certeza todo Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a ese Jesús a
quien vosotros habéis crucificado”.
Hch 2: 29-36
Por esta doble naturaleza, humana y divina, es que Juan presenta al Cristo en el principio de
todo, junto a Dios y siendo Dios. En el principio era el Logos… y el Logos se hizo carne y
habitó entre nosotros.
Sin embargo, podemos confiar en los contemporáneos de Jesús y en sus apóstoles que no
tenían dudas acerca su origen davídico. Es difícil pensar que hayan aceptado como Mesías
a un descendiente de otra Casa. De la misma forma, es difícil que una cultura preocupada
constantemente por las genealogías no haya presentado objeciones a un Rabí que pretendía
pertenecer a una casa distinta de la suya.
Los primeros cristianos aprendieron a dejar atrás la importancia de las interminables listas
genealógicas y asumieron sin dudar que Jesús pertenecía a la Casa de David. Mateo y
Lucas presentaron la genealogía de Jesús que creyeron más conveniente, pero
comprendieron que lo importante ya no era determinar el derecho de Jesús al trono terrenal.
El Mesías vino como Hijo de Dios a predicar la llegada del Reino de los Cielos y a dar la
promesa de una vida futura en la Gloria del Padre. El Logos se hizo carne y habitó entre
nosotros para luego volver al Padre y reinar por la eternidad.
Según los relatos de San Mateo y San Lucas, Jesús nació en Belén. Sin embargo, San
Marcos y San Juan no hacen referencia a su nacimiento y podría entenderse, a partir de sus
textos, que Jesús nació en Nazaret. Algunos académicos sostienen que el nacimiento en
Belén tiene únicamente un sentido teológico. Desde esta perspectiva, los relatos de Mateo y
Lucas sobre el nacimiento en Belén serían una forma más de indicar que Jesús cumplía las
profecías mesiánicas.
Te invitamos a conocer las distintas hipótesis acerca del lugar de nacimiento de Jesús y las
posibles explicaciones de sus circunstancias históricas.
Tabla de contenidos
El Evangelio de Mateo afirma que Jesús nació en Belén de Judea, en tiempos del rey
Herodes, en el contexto del relato de la visita de unos magos de Oriente.
Los magos, luego de estudiar el cielo durante un periodo aproximado de dos años, llegan a
la conclusión de que ha ocurrido un nacimiento real en la casa de Judá. Luego de
emprender el viaje a Jerusalén, tienen una entrevista con el rey Herodes. El rey se da cuenta
de que ellos pueden estar prediciendo la llegada del Mesías y manda a consultar a los
sacerdotes jefes y a los escribas sobre la profecía que anuncia su nacimiento.
Ellos le respondieron:
Mt 2: 5-6
Entonces, Herodes envió a los magos a Belén a averiguar por el nacimiento del Mesías y
les solicitó que le informaran una vez que lo encontraran.
Lucas provee un relato acerca de las circunstancias que llevaron a que Jesús naciera en
Belén. En su evangelio menciona que César Augusto publicó un edicto por el cual se
obligaba a todo el mundo a empadronarse. Este censo romano, inédito hasta entonces,
probablemente fue la evaluación global de los bienes y habitantes del Imperio, decretada en
ocasión de las celebraciones por el reconocimiento de Augusto como Padre de la Patria.
Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo
primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el
albergue.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno
durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor; la gloria del Señor los
envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio
una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David,
un salvador, que es el Cristo Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto
en pañales y acostado en un pesebre». De pronto se juntó con el ángel una multitud del
ejército celestial que alababa a Dios diciendo:
«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace».
Cuando los ángeles los dejaron y se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
«Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido, eso que el Señor nos ha manifestado». Fueron a
toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos cuantos lo oían se
maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas
cosas y las meditaba en su interior. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a
Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había anunciado.
Lc 2: 6-15
Según este texto apócrifo, José era un hombre anciano a quien los sacerdotes del Templo le
encomendaron tomar a su cuidado a María. José ya tenía sus propios hijos y, al principio,
temió hacer el ridículo frente al pueblo de Israel al casarse con una doncella. Pero
finalmente aceptó a María y la alojó en su casa. Luego de ausentarse seis meses por
motivos laborales, José retornó y descubrió el embarazo. Por ese mismo tiempo, se había
decretado el censo de Augusto.
Y José dijo: «Voy a inscribir a mis hijos. Pero ¿qué haré con esta muchacha? ¿Cómo la
inscribiré? ¿Como mi esposa? Me avergonzaría de ello. ¿Como mi hija? Pero todos los
hijos de Israel saben que no lo es. El día del Señor será como quiera el Señor».
Y ensilló su burra, y puso sobre ella a María, y su hijo llevaba la bestia por el ronzal, y él
los seguía. Y, habiendo caminado tres millas, José se volvió hacia María, y la vio triste, y
dijo entre sí de esta manera: Sin duda el fruto que lleva en su vientre la hace sufrir. Y por
segunda vez se volvió hacia la joven, y vio que reía, y le preguntó: ¿Qué tienes, María, que
encuentro tu rostro tan pronto entristecido como sonriente? Y ella contestó: Es que mis ojos
contemplan dos pueblos, uno que llora y se aflige estrepitosamente, y otro que se regocija y
salta de júbilo.
Y, llegados a mitad de camino, María dijo a José: Bájame de la burra, porque lo que llevo
dentro me abruma, al avanzar. Y él la bajó de la burra, y le dijo: ¿Dónde podría llevarte, y
resguardar tu pudor? Porque este lugar está desierto.
Y encontró allí mismo una gruta, e hizo entrar en ella a María. Y, dejando a sus hijos cerca
de ésta, fue en busca de una partera al país de Bethlehem.
Por su parte, Juan nos presenta un escenario en que no todos los contemporáneos de Jesús
están de acuerdo con respecto al lugar de procedencia del Mesías. En el siguiente pasaje, se
puede observar que algunos judíos pensaban que nadie sabría de dónde vendría el Salvador.
Decían algunos de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla, con
toda libertad, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que éste es el
Cristo? Pero sabemos de dónde es éste, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá
de dónde es».
Jn 7: 25-27
En el mismo capítulo, un poco más adelante, encontramos testimonios de personas que
creían que, por ser de Nazaret, Jesús no podía ser el Mesías.
Muchos de los presentes, que habían oído estas palabras, comentaban: «Éste es
verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban:
«¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la
descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?». Se originó, pues, una
disensión entre la gente a cuenta de él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le
echó mano.
Jn 7: 40-44
Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale
ningún profeta.»
Jn 7: 52
Cuando el apóstol Felipe invitó a Natanael a conocer a Jesús, le dijo que habían encontrado
a aquel de quien habían escrito Moisés y los Profetas.
«…es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede
haber cosa buena?».
Jn 1: 45-46
La asociación de Nazaret con la patria de Jesús parece haber estado bastante extendida
entre quienes lo conocían. Este es el motivo por el cual Pilatos solicitó que fuera juzgado
bajo la jurisdicción de Herodes Antipas en los días de la Pasión. El propio Cristo reconocía
a Nazaret como su tierra.
Lc 4: 22-24
Algunos académicos, basándose en estos pasajes, han planteado que el único motivo por el
cual se escribieron los relatos del nacimiento en Belén fue para responder a las críticas de
quienes decían que el Mesías debía provenir de allí. Según su interpretación, Jesús habría
nacido en Nazaret.
El hecho de que Jesús considerara a Nazaret su patria, lejos de ser un argumento contra el
nacimiento en Belén, es parte integral del relato de Lucas. Si el evangelista, que vivió en el
primer siglo, no vio una contradicción entre afirmar que Jesús nació en Belén y que su
patria fue Nazaret, ¿por qué habría de significar una contradicción veinte siglos después?
Vino a Nazará, donde se había criado, y entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de
sábado.
Lc 4: 16
Aún en la actualidad, consideramos más nuestra patria al lugar donde nos criamos que al
lugar donde nacimos, en caso de que estos no coincidan. Con seguridad, Jesús se sintió más
enraizado en las tierras de Galilea que en la ciudad del rey David. En Belén sólo vivió unos
escasos días o meses luego de nacer.
Oíd ahora cómo otro profeta, llamado Miqueas, anunció dónde había de nacer. Así dijo, en
efecto: «Y tú, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la más pequeña entre las
principales de Judá, porque de ti ha de salir el jefe que fija a mi pueblo».
Hay, en efecto, en tierra de los judíos un pueblo que dista treinta y cinco estadios de
Jerusalén, allí nació Jesucristo, como podéis comprobarlo por las descripciones del censo
que se hicieron bajo Quirenio, vuestro primer procurador en la Judea.
El emperador Antonino fue el sucesor del emperador Adriano. Éste último había traído
alivio a los cristianos tras hacer cesar las persecuciones por motivos religiosos, pero
también había adoptado una política de reemplazar sus lugares de culto por templos
paganos. San Cirilo de Jerusalén afirmaba que la cueva de la natividad se había convertido
en un bosque dedicado a Adonis. San Jerónimo registró que fue durante un periodo de
ochenta años, hasta la llegada del emperador Constantino.
El mismo San Justino, en su Diálogo con Trifón, escrito poco después del 150 d.C., afirma
que Jesús nació en Belén en una cueva.
Pero antes, nacido que hubo el niño en Belén (Mt 2,1), como José no hallaba en aquella
aldea dónde alojarse (cf. Lc 2,7), se instaló en una gruta cercana al poblado (Protoevangelio
de Santiago 18,1), y mientras estaban allí los dos, María dio a luz al Cristo y lo puso sobre
un pesebre (cf. Lc 2,7), donde llegando los magos de Arabia, lo encontraron (Mt 2,11; Lc
2,16).
En el año 248 d.C., Orígenes de Alejandría escribió su obra apologética Contra Celso.
Allí hace referencia, al igual que Justino, al cumplimiento de la profecía de Miqueas.
Luego, agrega las siguientes palabras.
Mas si, aparte la profecía de Miqueas y la historia escrita por los discípulos de Jesús en los
evangelios, se quiere otra prueba de haber nacido Jesús en Belén, basta considerar que, en
armonía con lo que en los evangelios se cuenta, en Belén se muestra la cueva en que nació
y, dentro de la cueva, el pesebre en que fue reclinado envuelto en pañales. Y lo que en
aquellos lugares se muestra es famoso aun entre gentes ajenas a la fe; en esta cueva, se dice,
nació aquel Jesús a quien admiran y adoran los cristianos.
Quienes no creen que el edicto de Augusto haya existido tienden a negar el viaje de José y
María a Belén. Algunos autores han intentado encontrar motivos alternativos al aducido por
Lucas. Suele proponerse que la pareja habría viajado con motivo de la Fiesta de los
Tabernáculos o Sucot, una de las celebraciones centrales del judaísmo, que se realizaba en
Jerusalén.
Por otra parte, se discute acerca del periodo del año en que habría ocurrido el viaje. Los que
consideran que la Navidad católica parte de una fecha equivocada, suelen afirmar que el
nacimiento habría ocurrido en primavera o en otoño. A continuación, si bien no
examinaremos todas las interpretaciones sobre las palabras de Lucas, presentaremos las que
gozan de mayor aceptación.
Jesús nació en Belén durante el invierno
Está interpretación tiene como base la fecha tradicional del nacimiento de Cristo, en la
octava calenda de enero del año 42 de Augusto (25/12/-2 según el calendario juliano y
23/12/-2 según nuestro actual calendario gregoriano).
• El primero es que es difícil creer que una mujer en un estado avanzado de embarazo haya
decidido viajar durante tres días en el invierno.
• El segundo, que obligar a la población de un país a movilizarse durante la temporada de
frío por un censo no habría sido una decisión racional del Imperio romano.
• El tercer elemento es que los pastores no habrían sacado el rebaño de ovejas por la noche
en pleno invierno.
Estos elementos son usualmente invocados para determinar que la interpretación del
nacimiento invernal de Jesús no tiene sustento. Sin embargo, se ha mostrado que ninguno
de ellos es concluyente.
Los inviernos en Belén no son demasiados fríos. En diciembre, la temperatura oscila entre
los 9 ºC de mínima y los 16 ºC de máxima. El día más frío del año suele caer alrededor del
25 de Enero, un mes después del comienzo del invierno.
Sin embargo, aunque se tienen registros de algunos inviernos fríos, con temperaturas bajo
cero y algunas fuertes tormentas de nieve durante estos meses, la temporada de lluvia no
suele ser tan intensa.
Se ha dicho que los romanos no habrían molestado a la población de Israel con un censo en
la temporada invernal. Se sabe que los romanos tuvieron consideraciones con respecto a la
protección de las tradiciones del judaísmo y que Augusto mantuvo una relación amistosa
con Herodes, a quien siempre respetó.
Sobre las fechas de los censos, existen registros de que podían ocurrir en cualquier periodo
del año. El siguiente es un ejemplo de declaración de censo ocurrida en el mes egipcio de
Phamenoth (finales del invierno) en el año 20 de Tiberio César.
. . . Caesar . . . Augustus Imperator, hijo del divino Augustus, que de hecho he enviado
honestamente y verazmente el arriba (retorno?) de . . . mujer . . . quien vive conmigo . . . ,
cual de todos. . . es anexado, y que nadie más, ni romano ni liberto ni alejandrino ni
extranjero ni nadie más en absoluto, vive conmigo excepto por los arriba escritos. Si
observo el juramento, que el bien esté conmigo, pero si juro falsamente, lo opuesto.
‘Año 15 del Emperador Caesar Marcus Aurelius Antoninus Augustus Armeniacus Medicus
Parthicus Germanicus Maximus, Phamenoth.
Existen registros de censos tomados en otras épocas del año. Por ejemplo, el papiro de
Oxirrinco 74 4981 contiene una declaración censal ocurrida en el mes de Pachon
(aproximadamente mayo) del año 20 de Tiberio César. Los ejemplos que hemos citado aquí
tienen el fin de ilustrar que el Imperio romano podía organizar censos en invierno sin
preocuparse por las molestias ocasionadas a la población.
Otro punto a tener en cuenta es que, una vez emitido el edicto, es probable que los
empadronamientos duraran varios meses. Sin el edicto original de Augusto referido por
Lucas, es imposible determinar en que mes del año fueron notificados los judíos.
La tercera objeción contra el nacimiento invernal de Jesús sostiene que los pastores no
sacan afuera el rebaño en invierno, sino que lo guardan y atienden en establos.
Las ovejas Awassi tienen su temporada de parición en diciembre y enero. Por este motivo,
sería lógico pensar que los pastores organizaran turnos de guardia para vigilar el nacimiento
de las crías.
Durante la temporada de parición, los corderos nacen en el campo y, siendo aún débiles
para seguir a su madre, son transportados por los pastores hacia las tiendas o poblados
donde permanecen por unos días hasta que están lo suficientemente fuertes para unirse a
sus madres en la pastura.
«Justo a nuestro lado unos pocos rebaños de ovejas se recogen. Incluso no faltan
corderos… Por lo tanto, definitivamente, no es imposible que el Señor Jesús naciera en
diciembre».
Esta interpretación no se basa tanto en registros históricos como en el examen del texto
griego de los evangelios y en una interpretación particular de los turnos sacerdotales del
periodo del Segundo Templo.
Algunos autores, como Gérard Gertoux, defienden la idea de que Jesús nació durante el
otoño. La misma idea también se encuentra muy extendida en el actual judaísmo mesiánico.
Ciertos elementos de los textos griegos del Evangelio podrían dar verosimilitud a esta
interpretación que ubica el censo de Augusto en el otoño y la escena con los pastores en el
contexto de la Fiesta de los Tabernáculos o Sucot.
Jn 1:14
Según relata San Juan en la introducción de su evangelio, el Verbo divino encarnó y habitó
entre nosotros. La palabra utilizada por el evangelista es ἐσκήνωσεν, que significa «habitar
en tienda» o, lo que es equivalente, tabernaculizar. Algunos, especialmente dentro del
judaísmo mesiánico, ven la utilización de esta palabra como una alusión de Juan a la Fiesta
de los Tabernáculos.
Para apoyar la idea de que Jesús habría nacido durante Sucot, se invocan algunos pasajes de
la Biblia.
• Cuando Dios quiso habitar entre su pueblo en los tiempos de Moisés, mando construir un
Tabernáculo o Sucá. Tiene sentido pensar que el Verbo divino nacería también en una
morada temporal.
• El Príncipe de la Paz anunciado por el profeta Isaías está asociado con el nombre simbólico
Emmanuel, que significa «Dios con nosotros». Este nombre es utilizado para referirse a
Jesús, el Verbo encarnado.
• En el relato de Lucas, el ángel dice a los pastores que la señal para reconocer al niño Jesús
es que lo encontrarán acostado en un pesebre. La palabra utilizada por Lucas en griego,
φάτνῃ, no representaría exactamente el sentido original del mensaje. En su lugar, debería
entenderse que el niño estaba acostado en una sucá.
• El nacimiento en una Sucá sólo habría sido posible durante la Fiesta de los Tabernáculos.
Los cristianos del siglo II creían que Jesús había muerto en el mismo día de la Encarnación.
Esta fecha fue identificada por Julio Africano, el fundador de la cronología cristiana, como
el 25 de marzo.
Como evidencia para esta interpretación, se pueden aportar algunas fechas del nacimiento
de Cristo referidas por Clemente de Alejandría a finales del segundo siglo.
En las traducciones al español del Evangelio de Lucas está escrito: «Lo envolvió en pañales
y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue». El texto inglés presenta
una traducción similar: «And she gave birth to her firstborn son and wrapped him in
swaddling cloths and laid him in a manger, because there was no place for them in the inn»
(Y dio a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en mantas y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en la posada). En cambio, el texto original griego podría
tener otro sentido.
καὶ ἔτεκεν τὸν υἱὸν αὐτῆς τὸν πρωτότοκον, καὶ ἐσπαργάνωσεν αὐτὸν καὶ ἀνέκλινεν αὐτὸν
ἐν φάτνῃ, διότι οὐκ ἦν αὐτοῖς τόπος ἐν τῷ καταλύματι.
Lc 2:7
La palabra utilizada por Lucas para describir el espacio donde no había lugar para alojar a
José y María es καταλύμα. Una kataluma era una habitación que tenían algunas casas
judías de la antigüedad donde se acostumbraba a recibir a los huéspedes. Los dueños de la
casa solían dormir en otra habitación, bajo la cual era costumbre ubicar el comedero de los
animales para resguardarlos durante la noche. Cuando las casas eran excavadas en la roca,
se excavaba también a su lado la habitación para el comedero.
La kataluma, posiblemente a causa del censo, estaba ocupada. Tal vez toda la familia de
José había retornado a su pueblo natal y había poco lugar en la habitación. Al iniciar María
el trabajo de parto en la casa de la familia de José, se habría visto en la situación de tener
que resguardar su pudor frente al resto de los huéspedes y de resguardarlos, a su vez, de la
impureza ritual del parto. Por este motivo, sería lógico pensar que la familia de José hubiera
improvisado una habitación privada en el comedero, ubicado dentro de la misma casa, para
recibir a Jesús. Un pesebre estaría naturalmente ubicado allí y habría funcionado muy bien
como cuna.
Al octavo día del nacimiento, Jesús fue circuncidado según la Ley de Moisés y María debió
esperar a que se cumplieran cuarenta días para hacer su purificación ritual y presentar al
primogénito en el Templo. Durante todo ese tiempo, permanecieron en Belén. Y, según
algunas interpretaciones, volvieron a Nazaret, el pueblo de María, solamente por un tiempo
breve. Ambos podrían haber decidido que Belén era el mejor lugar para criar a Jesús, y allí
habrían de encontrarlos los visitantes de Oriente.
El nacimiento de Jesús
Para el cristianismo, el nacimiento de Jesús es la llegada a nuestro mundo del Hijo de Dios, la
segunda persona de la Santísima Trinidad.
Este misterio da cuenta de cómo Dios se vuelve como nosotros por nosotros. Es un signo del amor
de Dios y el inicio de su obra redentora. La segunda persona se encarna en nuestro mundo y
comienza su vida como hombre para la liberación de nuestros pecados.
En este artículo, veremos cómo se presenta el nacimiento de Jesús en los Evangelios de Lucas,
Mateo y Juan.
Tabla de contenidos
El nacimiento de Jesús en el Evangelio de Lucas
La ciudad de David
El pesebre
Palabras finales
El Evangelio de Lucas es el único de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento que relata el
nacimiento de Jesús. Podemos dividir este relato en dos partes: el contexto del nacimiento de
Jesús y la visita de los pastores.
La ciudad de David
En la primera parte, Lucas cuenta que María y José se trasladaron desde Nazareth, en Galilea, a
Belén, en ocasión del censo de César Augusto. Como José era de Belén, tuvo que volver a su ciudad
de origen para empadronarse. Este hecho histórico enmarca el nacimiento de Jesús en Belén.
La ciudad de Belén tiene un lugar especial en el Antiguo Testamento. Es el sitio de nacimiento del
rey David, su población pertenecía a la tribu de Judá y se esperaba que de allí surgiera el Mesías.
el gobernador de Israel
Miqueas 5 1
Aquí el profeta hace referencia a la ciudad de Belén como Belén Efratá. Efratá era el nombre
antiguo de la ciudad y significa fecunda. Se interpreta que se utiliza este nombre para indicar que
de allí surgirá el Salvador.
El evangelio menciona que José era de la casa y familia de David, por lo que pertenecía a la casa de
la cual, según la profecía, surgiría el Mesías de Israel. El cristianismo interpreta que esta profecía se
cumple en Jesús.
El pesebre
Además de la ubicación geográfica, Lucas nos da detalles sobre la circunstancias en las que ocurrió
el nacimiento de Jesús. Dice que como no había sitio en el albergue, María acostó al niño en un
pesebre. Este pasaje da cuenta del origen humilde que elige el Salvador para venir a nuestro
mundo.
Además, el simbolismo del pesebre se puede vincular con el aspecto eucarístico de la vida de
Jesús. El Papa Francisco señala: “El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los
animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se revelará como «el
pan bajado del cielo» (Jn 6,41)”.
En la segunda parte de la narración de Lucas, leemos que en la misma comarca, unos pastores
vigilaban su rebaño por turnos durante la noche. El ángel del Señor se les aparece, les anuncia la
llegada del Salvador y les indica cómo encontrarlo. Los pastores se dirigen rápidamente al
encuentro del niño y cuentan lo que el ángel les había dicho.
De este relato provienen la mayoría de las representaciones que tenemos hoy del nacimiento de
Jesús en Belén. El niño está ubicado en un pesebre, es de noche y está rodeado por la Sagrada
Familia, los pastores y los animales.
El simbolismo de la noche en esta escena a menudo se relaciona con la llegada de Cristo como una
luz en medio de la oscuridad.
no caminará en la oscuridad,
Jn 8 12
La presencia de los animales y el ámbito natural del nacimiento puede asociarse con la idea de que
“toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías” (Papa Francisco).
De esta fiesta también participan los ángeles. Dice el evangelio que una multitud de ángeles
alabaron a Dios y partieron al cielo en la visión de los pastores. Luego de ver al niño, también estos
últimos se vuelven alabando a Dios. Desde los pastores más humildes hasta los ángeles del cielo
contemplan el nacimiento del Salvador y glorifican a Dios.
Ante los pastores, el ángel del Señor anuncia el nacimiento de Jesús como el del Mesías que
esperaba el Pueblo de Israel.
Lc 2 11
En la época de Jesús, el pueblo de Israel esperaba la llegada de un salvador que los liberaría de la
opresión romana. El ángel se refiere al niño como salvador, pero también como Cristo Señor. Está
anunciando al Mesías, que no es solamente un hombre salvador, sino que es Dios.
En el contexto de las profecías mesiánicas, así como Miqueas, el cristianismo considera que Isaías
anticipa la llegada de Jesús. Una de sus profecías refiere directamente al nacimiento:
‘Maravilla de Consejero’,
‘Dios Fuerte’,
‘Siempre Padre’,
‘Príncipe de Paz’.
Isaías 9 5
En el Evangelio de Mateo, si bien no se narra el nacimiento de Jesús, leemos que nació en Belén en
tiempo del rey Herodes y conocemos la historia de los Reyes Magos y la matanza de los inocentes.
En este pasaje sobre los primeros momentos de la vida de Jesús, Mateo nos cuenta una historia de
peregrinación. El objetivo del viaje de estos sabios que provienen de otras tierras es adorar a Dios.
Al llegar, los magos se llenaron de alegría, vieron al niño con María, lo adoraron y le ofrecieron
regalos.
En el relato de Lucas, vimos que quienes van a visitar a Jesús son los pastores de la comarca. La
historia de los reyes magos nos presenta una figura contrapuesta a la de los pastores. En la imagen
de los sabios de oriente podemos ver la cercanía que tendrá la predica de Jesús con los pueblos
gentiles.
Mateo inscribe la visita de los magos de Oriente en un contexto histórico particular. Los magos
acuden al rey Herodes para conocer la ubicación del rey de los judíos. Herodes pregunta a los
sumos sacerdotes y escribas, quienes se ocupaban de interpretar las Escrituras. Estos responden
siguiendo la profecía de Miqueas y Herodes envía a los magos a buscar al niño a Belén.
Mateo no describe el momento exacto del nacimiento de Jesús como Lucas. Puede que la
adoración de los magos haya ocurrido cuando Jesús ya llevaba varias semanas de edad. Sin
embargo, la visita de los magos a Herodes da cuenta del contexto en el que llega Jesús a nuestro
mundo.
En el contexto social y religioso que rodea al nacimiento de Jesús presentado por Mateo, vemos a
unos sacerdotes que conocen las profecías del Mesías y a un rey tirano que teme perder su lugar
de poder. Herodes cree que el Mesías será un líder que podría disputarle el trono.
El rey les pide a los magos que vuelvan a avisarle sobre el niño, supuestamente con la intención de
ir a adorarlo. Pero sabemos por lo que Mateo cuenta en la huida a Egipto que lo que quería era
asesinarlo.
La postura de los magos es completamente opuesta a la del rey Herodes. En un viaje largo y
dejándose guiar por la estrella, los magos desean ir a adorar y realizar ofrendas al Mesías. En
cambio, Herodes los envía a ubicar al niño con el fin de obtener información y actuar en favor de sí
mismo.
Dice el Papa Francisco en la homilía sobre la Epifanía del Señor: “el hombre, cuando no adora a
Dios, está orientado a adorar su yo. E incluso la vida cristiana, sin adorar al Señor, puede
convertirse en una forma educada de alabarse a uno mismo y el talento que se tiene”.
Por su parte, la fe y entrega de los magos son a menudo presentadas como un modelo a seguir
para los cristianos.
Adorar es poner al Señor en el centro para no estar más centrados en nosotros mismos.
Papa Francisco
El evangelio de Mateo nos cuenta que los magos abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y
mirra a Jesús.
Con respecto a la ofrenda de los reyes, Francisco dice que la adoración “es traer oro al Señor, para
decirle que nada es más precioso que Él; es ofrecerle incienso, para decirle que sólo con Él puede
elevarse nuestra vida; es presentarle mirra, con la que se ungían los cuerpos heridos y destrozados,
para pedirle a Jesús que socorra a nuestro prójimo que está marginado y sufriendo, porque allí está
Él.”
“En el principio existía la Palabra” (Jn 1 1) nos habla de la segunda persona de la Santísima
Trinidad. Emulando la fórmula del Génesis, San Juan ubica el origen del Hijo de Dios en el principio
de los tiempos.
Más adelante, dice Juan: “Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros” (Jn 1 14).
Aquí, el evangelio describe la Encarnación del Hijo de Dios y señala que se hizo carne, es decir, que
adoptó nuestra humanidad. El término en griego utilizado para ‘Morada’ remite al tabernáculo, la
tienda que construyeron los israelitas en tiempos del Éxodo que manifiesta la presencia de Dios en
la tierra.
En los prefacios de Navidad del Misal Romano, podemos encontrar estas proclamaciones:
Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos
con nuevo resplandor para que conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.
Prefacio I de Navidad
Porque en el misterio santo que hoy celebramos, el que era invisible en su naturaleza se hace
visible al adoptar la nuestra; el Eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida
temporal para reconstruir todo el universo al asumir en sí todo lo caído, para llamar de nuevo al
reino de los cielos al hombre descarriado.
Prefacio II de Navidad
Por él, hoy resplandece el maravilloso intercambio de nuestra redención: porque al asumir tu
Verbo nuestra debilidad, no sólo asume dignidad eterna nuestra naturaleza humana, sino que esta
unión admirable nos hace a nosotros eternos.
En estos textos, se nos habla, en primer lugar, de la naturaleza eterna del Hijo de Dios, tal como la
describe Juan. Por otro lado, se hace referencia al acto redentor del Hijo, que se convierte en
hombre y asume nuestras debilidades con el fin de otorgarnos la salvación.
Además de las circunstancias concretas que rodean al nacimiento de Jesús presentes en Mateo y
Lucas, como la visita de los pastores y de los magos, al meditar la Navidad también podemos
contemplar el misterio del Dios eterno que se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Palabras finales
El nacimiento de Jesús como nos lo presenta Lucas, en un pesebre, rodeado de pastores y gente
humilde, anticipa el rol que tendrá Jesús durante su vida pública. En ella, lo vemos siempre ligado a
los pobres y a los excluidos de la sociedad. Él será para ellos el buen pastor que dará su vida por las
ovejas.
Jesús llega a nuestro mundo como un niño en un ambiente sencillo y es visitado por pastores. Pero
el misterio del Nacimiento también contiene un aspecto divino. El ángel de Dios lo proclama como
el Mesías y en él se cumple la profecía del nacimiento en Belén que anticiparon los profetas.
El nacimiento de Jesús contempla la dualidad que caracteriza al Hijo de Dios que es verdadero Dios
y verdadero hombre. El nacimiento que nos relatan los evangelios de Lucas y Mateo trata de la
Encarnación del Verbo, cuyo origen es el principio de los tiempos, según Juan.
Por otra parte, el hecho de que los pastores, tras recibir la revelación y visitar al niño, cuenten lo
que vieron y oyeron muestra la acción evangelizadora del nacimiento de Jesús. Una vez que
conocen al Señor, los pastores tienen la necesidad de ir a contar lo que vivieron, en una forma muy
temprana de proclamar la Buena Noticia.
Para la Iglesia Católica, el nacimiento de Jesús es una oportunidad para renovar cada año nuestra
fe y reencontrarnos con Cristo. Las distintas figuras de los evangelios pueden ayudarnos a meditar
cómo fueron los primeros momentos de Jesús en la tierra, así como a adoptar una postura de
adoración y esperanza, como la que tuvieron los pastores y los reyes.
Determinar cuándo nació Jesús es uno de los problemas cronológicos más difíciles de
resolver. Aunque la tradición siempre afirmó que nació en el año 2 a.C., las discrepancias
en el conteo de años y en la datación de algunos eventos históricos han llevado a muchos
académicos a dudar de su fiabilidad. ¿Qué es posible averiguar sobre el día del nacimiento
de Cristo?
Tabla de contenidos
Según el abad Félix de Gillitanus, Dionisio tomó como fecha de nacimiento del Señor el
año tercero de la Olimpíada 194. Desde allí, calculó el año del Señor correspondiente al año
248 de la Era diocleciana y comenzó el nuevo conteo a partir de la equivalencia año 248
diocleciano = año del Señor 532.
La equivalencia de Dionisio esconde un corrimiento de dos años con respecto a sus cálculos
originales. El monje se vio obligado a comenzar el conteo dos años más tarde para evitar
generar problemas en el cálculo de los días de la Pascua. De esta forma, nació una primera
confusión con respecto al nacimiento de Jesús: Cristo habría nacido dos años antes de su
nacimiento, en el 2 a.C.
Mateo y Lucas, si bien no indican expresamente cuándo nació Jesús, aportan varias
referencias que permiten acotar la línea temporal.
El evangelio de Mateo aporta tres referencias temporales para indicar cuándo nació Jesús.
• En tiempo del rey Herodes (Mt 2:1). Según la tradición cristiana, el tiempo del rey Herodes
terminó en el año 1 d.C. o en el año 1 a.C. Pero, en el siglo XVI, el monje Laurentius
Suslyga llamó la atención sobre un posible error en la datación tradicional de la muerte de
Herodes.
Suslyga propuso que el monarca habría muerto en el año 4 a.C. y, a partir del siglo XIX, este
año se convirtió en el más aceptado por los académicos. El teólogo protestante Emil
Schürer popularizó la idea de la muerte de Herodes en el 4 a.C. y generó un gran consenso
a su alrededor. Desde entonces, se asume que Jesús debió nacer al menos cuatro años
antes del inicio de la Era cristiana.
En las últimas décadas, varios académicos han demostrado que la datación de la muerte
de Herodes en el 4 a.C. es errónea. Entre las distintas propuestas, destacan los trabajos de
Gerard Gertoux y Andrew Steinmann. Según los cálculos de estos autores, Herodes murió
poco antes de la Pascua del año 1 a.C.
• La estrella de Belén (Mt 2:2). El evangelista cuenta la historia de unos misteriosos
visitantes de Oriente que viajaron a Judea para conocer al nuevo rey de los judíos. Si bien
hoy los conocemos como los reyes magos, eran astrónomos-astrólogos y, posiblemente,
sacerdotes zoroastrianos.
El hecho de que los magos fueran astrónomos llevó a muchas personas a intentar
descubrir los fenómenos celestes que podrían haber observado. Una propuesta que tuvo
mucha influencia fue la del astrónomo y matemático Johannes Kepler.
En diciembre de 1603, Kepler observó una conjunción de Júpiter y Saturno en la
constelación de Piscis y la relacionó con una supernova observada al año siguiente. El
astrónomo pensó que la estrella de Belén podía ser también una supernova y asumió
falazmente que habría ocurrido de la misma manera, luego de una conjunción de Júpiter y
Saturno.
Con hábil destreza física y matemática, Kepler descubrió una conjunción en el año 7 a.C. y
supuso que la estrella de Belén fue una supernova en el año 6 a.C. Como los magos de
Oriente visitaron a Jesús un tiempo después de haber visto la estrella, muchos cristianos
comenzaron a suponer que Jesús había nacido en el 7 a.C., en tiempos del segundo censo
de Augusto.
También se han propuesto interpretaciones astronómicas para los años 4 a.C. y 2 a.C. El
factor común de todos los intentos explicativos es su naturaleza especulativa.
Lamentablemente, no hay datos que permitan relacionar la estrella de Belén con un
fenómeno astronómico de manera segura. Cualquier intento de determinar cuándo nació
Jesús basado en esta historia debería descartarse.
• La matanza de los inocentes (Mt 2:16). Mateo cuenta que, un tiempo después de que se
fueron los magos de Oriente, Herodes mandó a matar a los niños menores de dos años. La
franja de edad estaba relacionada con el tiempo estimado por los magos a partir de su
interpretación astrológica. Algunos cristianos entendieron que esto significaba que Jesús
tenía dos años de edad al momento de la visita de los magos.
La historia de la masacre de los niños de Belén ha dado lugar a muchas especulaciones
sobre la edad de Jesús al huir a Egipto y al regresar a Israel. Se ha llegado a proponer que
Jesús tenía cuatro años cuando Herodes murió. Según la fecha que se tome para la muerte
del monarca, calcular cuándo nació Jesús podría llevar a una fecha tan temprana como el
año 8 a.C.
Al igual que con las especulaciones derivadas de la estrella de Belén, es necesario señalar
que no disponemos de fuentes históricas que aporten información confiable sobre la
matanza ordenada por Herodes. Sin embargo, existe una referencia en la obra Saturnalia
de Macrobio, autor romano del siglo IV no relacionado con el cristianismo, que indica que
el acontecimiento habría tenido lugar el día de la ejecución de Antípatro. Herodes ordenó
la ejecución de su hijo Antípatro cinco días antes de morir. La información que aporta la
matanza de los inocentes para determinar cuándo nació Jesús es la misma que ya
obtuvimos con respecto al tiempo del rey Herodes: cuando Jesús nació, Herodes aún vivía.
En su evangelio, Lucas aporta una mayor cantidad de referencias temporales que Mateo.
Algunas de ellas pueden darnos una idea aproximada sobre cuándo nació Jesús.
• El embarazo de María (Lc 1:26-38). Lucas dice que la Anunciación se produjo al sexto mes
del embarazo de Isabel. De esta manera, el evangelista liga el nacimiento de Jesús al de su
primo segundo, Juan el Bautista. Como desarrollaremos más adelante, esta referencia
relativa podría indicar que Jesús nació entre 4 y 7 meses después que Juan.
En cuanto a lo que este dato nos permite saber sobre la fecha aproximada del nacimiento,
varios estudiosos del tema han propuesto que sería posible determinar cuándo nació Jesús
si se averigua cuándo quedó embarazada Isabel. Según el evangelio, esto sucedió cuando
el padre de Juan el Bautista volvió de prestar servicio en el Templo junto a su sección
sacerdotal, la de Abías.
Actualmente, se conoce qué sección sacerdotal prestaba servicio al momento de la
destrucción del Segundo Templo de Jerusalén en el año 70, el día 9 del mes hebreo de Av.
Sin embargo, reconstruir los turnos sacerdotales hasta el tiempo del nacimiento de Juan el
Bautista no es una tarea sencilla, ya que se desconoce el mecanismo de la asignación de
los turnos. Se han propuesto varias soluciones para el cálculo de los turnos sacerdotales,
que examinaremos más adelante.
• El edicto de César Augusto (Lc 2: 1-7). En el relato del nacimiento de Jesús, Lucas cuenta
que María y José viajaron a Belén con motivo de un censo romano. Este censo, ordenado
por Augusto, habría sido la causa por la cual Jesús nació en Belén.
El evangelista indica que el censo fue realizado antes o durante el gobierno de Quirino en
Siria, según la traducción que se tome. Quirino realizó un censo en el año 6 d.C. en Judea,
en ocasión de la deposición del etnarca Arquelao, hijo de Herodes. Por este motivo,
muchas académicos sostienen que se trata de una equivocación de Lucas.
Para resolver el problema del censo de Quirino, muchos autores se inclinaron por la
hipótesis de que Lucas quiso hacer referencia al segundo censo de Augusto, que habría
llegado a Judea en el año 7 a.C. Esta hipótesis es recibida con entusiasmo por quienes
adhieren a la creencia de Kepler sobre la estrella de Belén.
El académico Gerard Gertoux ha presentado argumentos convincentes sobre la existencia
de un censo de todos los bienes del Imperio romano ordenado por César Augusto que
habría contado con la activa colaboración de Herodes. Al hacerse bajo el mandato de
Herodes, se habría respetado la costumbre judía de que cada persona se censara en el
lugar de origen. Esta parece ser la mejor explicación para el pasaje de Lucas y para el viaje
de José.
El censo referido por Gertoux, llamado por Claude Nicolet «inventario del mundo», tuvo
lugar en ocasión del nombramiento de César Augusto como Pater Patriae el 5 de febrero
del año 2 a.C. (calendario juliano), aunque se desconoce si antes o después de las
celebraciones del título.
Para el fin de averiguar cuándo nació Jesús según Lucas, el mejor enfoque es adoptar un
periodo amplio para la fecha de este censo, entre el inicio del segundo censo de Augusto y
un año después de las celebraciones del Pater Patriae, es decir, entre el 8 a.C. y el 1 a.C.
• El inicio del ministerio de Jesús (Lc 3:23). Lucas dice que Jesús tenía unos 30 años al
comenzar su ministerio. Tradicionalmente, se ha interpretado que Jesús estaba por cumplir
los 30 años al momento de su bautismo, pero también es posible que haya tenido 31 o 32.
Algunos llegan a proponer que «unos 30 años» puede significar hasta 35 años. La correcta
interpretación de esta frase puede aportar información importante para determinar
cuándo nació Jesús.
El evangelio indica que el ministerio de Jesús inició a partir del bautismo con Juan. Como
Juan y Jesús tenían una diferencia de edad de algunos meses, sería posible obtener
información relevante en caso de conocer la edad en que Juan comenzó su prédica.
• El inicio del ministerio de Juan el Bautista (Lc 3: 1-2). Con respecto al inicio de la prédica
de Juan el Bautista, Lucas brinda una gran cantidad de referencias temporales. Juan recibió
la palabra de Dios y comenzó a recorrer el Jordán en el año quince del gobierno de Tiberio,
mientras Poncio Pilato era procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, Filipo tetrarca
de Iturea y Traconítide, Lisanias tetrarca de Abilene y durante el pontificado de Anás y
Caifás. Las referencias que da Lucas abarcan varios años. Sólo la referencia al año quince
del gobierno de Tiberio indica un periodo acotado de tiempo en el cual situar el inicio del
ministerio de Juan.
Una vez más, los problemas de datación son numerosos. Lucas no indica la edad de Juan al
momento de comenzar su ministerio, por lo que es necesario encontrar medios
alternativos para averiguarla. Además, existen varias formas posibles de interpretar «el
año quince del gobierno de Tiberio» que examinaremos más adelante.
Primera conclusión
Según se desprende de los datos del Evangelio de Mateo, Jesús nació un tiempo antes de la
muerte de Herodes. Lucas, en cambio, sitúa el nacimiento de Juan el Bautista durante el
tiempo de Herodes, pero no indica si Jesús nació antes o después de la muerte del monarca.
Por otra parte, podemos fijar un límite inferior para el nacimiento basándonos en las
discusiones académicas sobre la correcta interpretación del censo de Augusto. Para adoptar
un enfoque amplio, se puede decir que Jesús no nació antes del año 8 a.C.
Del primer examen realizado sobre los evangelios, podemos extraer una primera conclusión
provisoria: Jesús nació entre los años 8 a.C. y 1 a.C.
Para reducir la línea temporal presentada, es necesario examinar con mayor detenimiento
los datos presentados por Lucas en su evangelio. Los examinaremos a la luz de otros datos
disponibles en el Evangelio de Juan y de la fecha de la crucifixión.
La intersección de las referencias presentadas tiene como límite inferior el año 26 d.C.,
cuando inició la procuración de Poncio Pilato en Judea, y como límite superior el año 34
d.C., cuando murió Herodes Filipo II. El periodo de la tetrarquía de Lisanias se
desconoce, aunque se sospecha que podría haberse extendido entre los años 14 o 19 d.C. y
37 d.C.
Con respecto al año quince del gobierno de Tiberio, existen varias dudas sobre la correcta
interpretación de la fecha. Hay ocho formas posibles de interpretar la datación.
Antes de pasar a considerar los años de inicio de los ministerios de Juan y Jesús,
analizaremos qué podría significar para Lucas la expresión «unos 30 años». Mostraremos
que 30 años es la edad más probable de inicio tanto para Juan como para Jesús. Luego,
examinaremos la duración del ministerio de Jesús hasta la fecha de su crucifixión, ya que
será importante para determinar cuál fue el año quince del gobierno de Tiberio.
Unos 30 años
Lucas dice que Jesús inició su ministerio cuando tenía unos 30 años de edad. La expresión
que utiliza el evangelista es ὡσεὶ ἐτῶν τριάκοντα. El adverbio ὡσεὶ (hōsei) tiene un
significado de comparación (como si) o aproximación (unos, cerca, casi). Lucas podría
estar indicando que Jesús tenía entre 28 y 32 años al momento de su bautismo. Por este
motivo, es importante clarificar cómo utiliza Lucas el término ὡσεὶ.
Veamos algunos fragmentos en que Lucas utiliza el término ὡσεὶ para indicar
aproximación:
A) Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos
(ὡσεὶ) cincuenta». (Lc 9: 14)
B) Unos (ὡσεὶ) ocho días después de estos sucesos, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago
y subió al monte a orar. (Lc 9:28)
C) Pasada como (ὡσεὶ) una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él,
pues además es galileo». (Lc 22:59)
D) Era ya cerca (ὡσεὶ) de la hora sexta, cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en
tinieblas hasta la hora nona. (Lc 23:44)
La cita C, que describe a Pedro escondido entre la gente durante el juicio nocturno de Jesús,
dice que había pasado como una hora. Se entiende que Lucas no quiere decir dos o tres
horas o quince minutos. Una interpretación adecuada es que había pasado un tiempo muy
cercano a una hora.
La cita D, que habla del oscurecimiento de la tierra luego de la muerte de Jesús, indica que
el fenómeno ocurrió llegando la hora sexta. El término ὡσεὶ se utiliza para dar una idea de
cercanía.
Como puede inferirse de estos ejemplos, Lucas usa ὡσεὶ para indicar una aproximación
muy cercana. Cuando dice que Jesús tenía unos 30 años, es probable que signifique que
tenía una edad muy cercana a los 30 o que estaba por llegar a los 30. Así fue entendido, por
ejemplo, por Epifanio de Salamis, quien afirmó que Cristo tenía 29 años y 10 meses al
momento de ser bautizado.
En cuanto al inicio del ministerio de Juan el Bautista, es importante recordar que su padre
era sacerdote y su madre procedía de la línea sacerdotal de Aarón. La ley de Moisés
establece que un sacerdote puede comenzar a prestar su servicio recién a los 30 años de
edad (Num 4: 1-3) y admite un periodo de preparación a partir de los 25 años (Num 8: 23-
26).
Juan no podría haber empezado su ministerio antes de los 30 años sin faltar a la ley
mosaica. Podría haber mantenido desacuerdos y críticas con respecto al Templo, pero no
con la ley de Yahvé. Tampoco podría haber comenzado su ministerio más tarde que Jesús,
ya que se encargó de bautizarlo.
La situación más probable es que Jesús y Juan hayan comenzado sus respectivos
ministerios a los 30 años.
Jesús fue crucificado un día viernes 14 de Nisán según los evangelios (Mc 16: 1-2; Lc 23:
54-56 y 24:1). Según las reconstrucciones del calendario hebreo propuestas por distintos
académicos, 14 de Nisán pudo caer en viernes en cuatro fechas del calendario juliano.
• 11 de abril del año 27. Esta fecha es descartada por considerarse que Jesús debería haber
comenzado su ministerio demasiado temprano, incluso antes de la llegada de Pilato a
Judea.
• 7 de abril del año 30. Esta fecha fue defendida por una tradición antigua de la Iglesia que
rechazaba la cronología del Evangelio de Juan y sostenía que el ministerio de Jesús tuvo
una duración de un año.
• 3 de abril del año 33. Esta fecha es la más aceptada en la tradición de la Iglesia y coincide
con un eclipse lunar en que la luna podría haberse visto roja, un fenómeno relatado en una
carta apócrifa atribuida a Pilato.
• 23 de abril del año 34. Esta fecha se descarta porque genera dificultades con la cronología
de los hechos de San Pablo, quien se habría convertido al cristianismo a finales del año 33
o principios del 34.
Generalmente, el año 27 se descarta por ser muy temprano y el año 34 por ser ya tardío.
Otro motivo para descartar esos años es que, según la cuidada reconstrucción de José
Marcel Cámpora del calendario hebreo, solamente las fechas de los años 30 y 33
corresponden a un día viernes. Tendremos en cuenta estas dos fechas para calcular el inicio
del ministerio de Jesús. De aquí en más, utilizaremos este calendario para hacer las
equivalencias entre fechas de los calendarios juliano y hebreo.
A favor del año 33, Humphreys y Waddington publicaron un artículo científico que
examina una tradición sobre una luna de sangre ocurrida la noche de la crucifixión. En los
evangelios no se indica expresamente que haya ocurrido un eclipse lunar, pero Pedro parece
sugerirlo en su discurso del día de Pentecostés (Hch 2: 20). Los autores, mediante cálculos
astronómicos, encontraron que un eclipse parcial de luna habría sido visible desde Jerusalén
durante la tarde del 3 de abril del año 33. Al momento de iniciar el shabat, la luna se habría
visto de color sangre.
Algunos textos apócrifos (Carta de Poncio Pilatos a Tiberio, Evangelio de Nicodemo),
además de hacer referencia a la luna de sangre, ubican el terremoto del que hablan los
evangelios en el año cuarto de la Olimpíada 202 (33 d.C.). Dos obras antiguas de Thallus y
Flegón de Trales, citadas por Eusebio de Cesarea y Jorge Sincelo, también habrían
hablado de los extraños fenómenos naturales ocurridos en el año 33.
Los académicos suelen coincidir en que la crucifixión de Jesús ocurrió el 3 de abril del año
33. Sin embargo, varios estudiosos del tema se inclinan por el año 30. Si contamos tres
años hacia atrás desde cada fecha posible de crucifixión, obtenemos que la primera Pascua
del ministerio público de Jesús fue en Nisán del año 30 o en Nisán del año 27. A esas
fechas, debemos restar la duración de los acontecimientos previos a la Pascua para llegar al
momento del bautismo.
• Luego del bautismo, Jesús se retira al desierto por un periodo de 40 días después del
bautismo (Mt 4: 1-11; Mc 1: 12-13; Lc 4: 1-13).
• Jesús conoce a dos discípulos de Juan, uno de los cuales es Andrés, hermano de Simón
Pedro. Al día siguiente, Andrés llevó a Simón ante Jesús. Un día después, se suman Felipe y
Natanael (Jn 1: 35-51).
• Tres días después, Jesús, Simón, Andrés, Felipe y Natanael llegan a Caná para celebrar una
boda (Jn 2: 1-11).
• Según la costumbre judía, los festejos habrían durado una semana. Jesús se encuentra allí
con su madre y sus parientes.
• Al terminar la boda, viajan todos juntos a Cafarnaún, donde Jesús y su familia se quedan
no muchos días (Jn 2:12). Pedro y Andrés permanecen en el lugar. Seguramente el motivo
por el cual Pedro y Andrés se quedan es que deben comenzar a trabajar en la cooperativa
con la familia Zebedeo por estar iniciando la temporada de pesca (principio del invierno).
• Juan es encarcelado. Jesús vuelve a Galilea con su familia y hace sus primeras prédicas (Mt
4: 12-17; Mc 1: 14-15; Lc 4: 14-15).
• Jesús se muda a Cafarnaún (Mt 4:13; Lc 4:31) y se encuentra con Simón y Andrés que aún
estaban trabajando en la pesca. Allí conoce a Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo.
• La pesca es escasa, posiblemente porque se encuentran a finales de la temporada y Nisán
está llegando. Jesús les pide echar las redes y Andrés, Simón, Santiago y Juan dejan todo
para seguirlo (Mt 4: 18-22; Mc 1: 16-20; Lc 5: 1-11). Todos se reúnen en la casa de la
suegra de Simón Pedro (Mt 8: 14-15; Mc 1: 29-31; Lc 4: 38-39).
• Jesús se dirige a Jerusalén para su primera Pascua (Jn 2:13).
Lamentablemente, los evangelios no dan indicaciones precisas sobre cuánto tiempo había
pasado entre el bautismo y el inicio de la temporada de pesca, aunque podemos realizar una
estimación. Si sumamos los días de la tentación en el desierto (40 días), el tiempo en que
Jesús conoce a los que serían sus primeros apóstoles (3 días), el viaje a Caná (3 días), los
festejos de la boda (7 días) y unos pocos días en que Jesús y su familia permanecieron en
Cafarnaún, llegamos a un tiempo de dos meses.
La tradición ha transmitido que el ministerio de Jesús duró tres años y medio. Nuestro
cálculo estimativo indica un resultado similar: dos meses hasta el inicio de la temporada de
pesca, 3 meses del invierno, medio mes de primavera hasta la Pascua y tres años sugeridos
por la lectura del Evangelio de Juan, hacen un total de 3 años, 5 meses y medio mes.
Averiguar la fecha del bautismo puede aportar información relevante para determinar
cuándo nació Jesús. Por el examen de la duración de su ministerio, podemos afirmar que el
hecho ocurrió unos 5 meses y medio o 6 meses antes de la primera Pascua de su ministerio,
entre los meses de Tishri y Jeshván.
Lucas refiere que Juan el Bautista comenzó su ministerio en el año quince del gobierno
(ἡγεμονίας) de Tiberio. El término ἡγεμονίας puede ser entendido como gobierno o
liderazgo, pero no indica un cargo concreto. La interpretación tradicional comienza a contar
los años de Tiberio desde el año 14 d.C., cuando éste fue nombrado César. Sin embargo,
algunos autores han propuesto que la cuenta de los años debe comenzar en el año 12 d.C.,
después de que Tiberio fuera nombrado co-príncipe de Augusto.
En la siguiente tabla se presentan todas las posibles interpretaciones del «año quince del
gobierno de Tiberio» según los distintos métodos.
La siguiente tabla muestra los posibles años de inicio del ministerio de Juan y el año que le
corresponde para el bautismo de Jesús. Además, se muestra la edad que tendría Jesús si
asumimos que Juan tenía 30 años al comenzar a predicar.
Al hacer el conteo de los años del gobierno de Tiberio desde su co-regencia con Augusto, el
año más compatible para el inicio del ministerio de Jesús parece ser el 26. Podría
considerarse la posibilidad de un comienzo temprano de Juan el Bautista en el año 26 y uno
tardío de Jesús en el 29, contando ya con 33 o 34 años de edad, pero no parece coincidir
con la idea de proximidad que Lucas intenta transmitir con la frase «unos 30 años».
Un señalamiento importante que realiza Hoehner sobre la teoría de la datación a partir del
co-principado de Tiberio y Augusto es su carácter especulativo. En realidad, no existe la
más mínima evidencia de que en alguna región del Imperio romano se haya utilizado la co-
regencia como punto de referencia para una datación, ni en monedas ni en documentos. En
cambio, todas las evidencias parecen apuntar a que siempre se contaron los años de Tiberio
a partir de su nombramiento como César el 17 de septiembre del año 14.
La forma romana de contar los años de gobierno, con y sin método de acceso al trono, era
ampliamente conocida en todos los rincones del Imperio. Lucas, que era un hombre de
estudios, no habría podido desconocerla. Tampoco habría tenido sentido traducir el conteo
de los años de gobierno romano a sistemas diferentes. Por esto, lo más prudente es partir de
la forma romana para intentar determinar cuándo nació Juan el Bautista, cuándo inició su
ministerio y cuándo nació Jesús.
Segunda conclusión
Según el examen de los datos ofrecidos por Lucas sobre el inicio de los ministerios de Juan
y Jesús, es posible pensar que ambos iniciaron su actividad a los 30 años de edad.
La frase «unos 30 años» puede interpretarse como una indicación de cercanía, significando
que Jesús estaba por llegar a esa edad. Juan el Bautista habría también comenzado a esa
edad, unos meses antes que Jesús, a causa de su ascendencia sacerdotal.
Como ya hemos señalado, la alta probabilidad de que la crucifixión haya ocurrido en el año
33 implica que el ministerio de Jesús comenzó en la segunda mitad del año 29. Por esto, es
preferible comenzar a contar el año quince de Tiberio a partir de septiembre del año 28,
según el modo romano. Cuando examinemos la tradición de la Iglesia, veremos que los
años de Tiberio siempre se han contado según las costumbres de Roma.
Entre los dos métodos romanos, tomaremos el que abarca el periodo más temprano
(septiembre 28 – septiembre 29), ya que el método de acceso al trono nos llevaría a
considerar los meses posteriores a septiembre del 29. La posibilidad de que Juan el Bautista
haya iniciado su prédica más allá de septiembre del 29, en el mismo momento que Jesús, es
prácticamente nula.
Dado que Juan el Bautista cumplía años según el calendario hebreo, podemos establecer
una segunda conclusión provisoria: la fecha límite inferior para su nacimiento es el 9 de
Elul del año 3758 hebreo (18/9/-3 calendario juliano o 20/9/-3 calendario gregoriano) y la
fecha límite superior es el 19 de Elul del año 3759 hebreo (17/9/-2 calendario juliano o
19/9/-2 calendario gregoriano).
La línea de tiempo muestra de
forma más acotada el periodo en que puede haber nacido Jesús.
En The Year of Christ’s Birth Corrected, Filmer revisó los años dados por los diferentes
autores cristianos y llegó a la conclusión de que todos hacen referencia al 2 a.C.
A continuación, presentamos los años que los autores relevados por Filmer dan para el
nacimiento de Cristo y la traducción al año correspondiente de la Era cristiana. Además,
indicamos la bibliografía que el lector puede consultar para corroborar los datos.
• Ireneo de Lyon (180 d.C.). “Nuestro Señor nació alrededor del año 41 del gobierno de
Augusto” (Contra las herejías, III, xxi, 3).
Los años de Augusto usualmente eran contados a partir de la fecha de su acceso oficial al
poder, en el 43 a.C., aunque también fueron contados a partir de la muerte de Julio César.
Si el conteo de Ireneo comienza en el año 43 a.C., entonces indica que Jesús nació en el
año 2 a.C.
• Origen (185 – 253 d.C.). En una homilía sobre Lucas, Origen refiere, al igual que Tertuliano,
que Cristo nació en el año 41 del reinado de Augusto. También aclara que Augusto reinó
durante 55 años y murió 15 años después del nacimiento de Cristo. El año 41 equivale,
también aquí, al 2 a.C.
Si bien no hemos podido acceder al texto de la homilía, aparece citado en varias
publicaciones como Homilies on Luke, fragment 82: 260 Rauer.
• Clemente de Alejandría (194 d.C.). «Nuestro Señor nació en el año vigésimo octavo del
reinado de Augusto, cuando se mandó hacer el primer empadronamiento (cf. Lc 2,1)»
(Stromata, Cap. XXII, 145.1). Al vivir en Alejandría, Clemente contaba los años de Augusto
desde la muerte de Cleopatra y Marco Antonio en agosto del 30 a.C. El año vigésimo
octavo corresponde al periodo 3 a.C. – 2 a.C.
• Tertuliano (198 d.C.). «Veamos, además, cómo en el año cuarenta y uno del imperio de
Augusto, cuando llevaba reinando 28 años después de la muerte de Cleopatra, el Cristo
nació –y el mismo Augusto sobrevivió 15 años, después de que Cristo hubo nacido…»
(Tertuliano. La respuesta a los judíos, Cap VIII). Para Tertuliano, el año 41 de Augusto
corresponde al 2 a.C., ya que tuvo lugar 28 años después de la muerte de Cleopatra.
• Referencias antiguas en la Cronografía de Sincelo. Jorge Sincelo, en su Cronografía, recoge
las fechas de la encarnación de Cristo dada por Julio Africano (en los años 170-240 d.C.):
Anno mundi 5500 = Olimpiada 194.2 (3 a.C. – 2 a.C.).
En el libro de Sincelo, se presenta un resumen de datos de distintas fuentes antiguas
(Hipólito de Roma; Aniano de Alejandría; Máximo el Confesor) que incluye las siguientes
fechas:
10 de Tishri de AM 5500 (septiembre de 3 a.C.): Zacarías quema incienso en el santuario y
recibe la anunciación sobre el nacimiento de Juan el Bautista.
28 de Phamenoth (25 de marzo de 2 a.C.) de AM 5500: María recibe la Anunciación del
nacimiento de Jesús.
Octava calenda de Enero (25 de diciembre de 2 a.C.): Nace Jesús.
(William Adler, Paul Tuffin, traductores (2002). The chronography of George Synkellos: a
Byzantine chronicle of universal history from the creation, pp. 453-454, Oxford University
Press)
• Eusebio de Cesarea (260 – 340 d.C.). «Así pues, nuestro Señor y Salvador Jesucristo nació,
de acuerdo con las profecías, en Belén de Judá, en el año 42 del reinado de Augusto, y en
el año 28 del sometimiento de Egipto y muerte de Antonio y Cleopatra (con ello se
extinguía la dinastía egipcia de los Ptolomeos), en el primer censo, siendo Cirenio
gobernador de Siria» (Historia eclesiástica V, 2).
Eusebio ubica el nacimiento de Jesús durante el año 42 del reinado de Augusto, al que
identifica con el año 28 de la muerte de Cleopatra. Esto significa que la cuenta de Eusebio
de los años de Augusto comienza desde la muerte de Julio César. El año 42 corresponde al
2 a.C. Eusebio escribió también una cronología, publicada como Chronicon, traducida y
ampliada por San Jerónimo. Allí se indica que Jesús nació en el año tercero de la Olimpíada
194 (Julio 2 a.C. – Junio 1 a.C.).
• Epifanio de Salamis (315 – 403 d.C.). «En el trigésimo tercer año [del reinado] de Herodes,
en el cuadragésimo segundo del emperador Augusto, nació el Salvador en Belén de
Judea». (Panarion, I, La residencia de Cristo, 2. Versión digital) Epifanio, siguiendo a
Eusebio, habla del año 42 de Augusto, que equivale al 2 a.C.
La compatibilidad de la fecha tradicional con los datos examinados nos lleva a plantear una
nueva conclusión: El año más probable para el nacimiento de Jesús es el 2 a.C.
El año señalado por la tradición, además, limita las interpretaciones que se pueden realizar
sobre el año quince del gobierno de Tiberio.
Aún queda por determinar el momento del año en qué Jesús nació. Antes de abordar la
cuestión, estableceremos las fechas mínimas y máximas según las relaciones temporales
entre los embarazos de Isabel y María.
En una primera aproximación, podemos pensar que tanto Juan como Jesús nacieron en el
octavo o noveno mes de embarazo. A partir de ahí, podemos plantear distintos escenarios
para sus nacimientos y estimar cuántos meses se llevarían entre sí en cada uno.
• A) Si Juan nació a los 8 meses y Jesús a los 8 meses, ambos se llevaron 5 meses de
diferencia.
• B) Si Juan nació a los 8 meses y Jesús a los 9 meses, ambos se llevaron 6 meses de
diferencia.
• C) Si Juan nació a los 9 meses y Jesús a los 8 meses, ambos se llevaron 4 meses de
diferencia.
• D) Si Juan nació a los 9 meses y Jesús a los 9 meses, ambos se llevaron 5 meses de
diferencia.
Cuarta conclusión
Tomando el conjunto de todos los escenarios presentados, podemos plantear que Jesús y
Juan se llevaron entre 4 y 7 meses de diferencia. Si agregamos este dato a las fechas de
nacimiento ya estimadas para Juan el Bautista (entre el 9 de Elul del año 3758 hebreo y el
19 de Elul del año 3759 hebreo) obtenemos una fecha límite inferior y una superior para el
nacimiento de Jesús.
Llegamos, de esta forma, a una nueva conclusión: Jesús nació entre 4 meses después de la
fecha límite inferior de Juan y 7 meses después de la fecha límite superior. Es decir, entre el
13 de Tevet del año 3758 hebreo (18/1/-2 calendario juliano o 16/1/-2 calendario
gregoriano) y el 25 de Nisán del año 3760 hebreo (13/3/-1 calendario juliano o 17/4/-1
calendario gregoriano).
Las fechas límites son aproximadas y pueden variar según la longitud de los meses que se
considere.
A pesar de haber determinado fechas límites para los nacimientos de Juan y Jesús, aún es
necesario encontrar una forma de determinar los meses o partes del año en que habrían
ocurrido. Sobre este punto, encontramos algunas fechas de nacimiento en la tradición
temprana de la Iglesia, aunque su confiabilidad ha sido muchas veces discutida.
Para evitar recurrir a la tradición, algunos académicos han intentado calcular el momento
aproximado de los nacimientos de Juan y Jesús a partir de la sección sacerdotal de Abías.
Teniendo en cuenta que Zacarías, el padre de Juan el Bautista, cumplió sus turnos de
servicio en el Templo en esta sección, y que un embarazo normal dura entre 37 y 42
semanas, se ha planteado que conocer la fecha de servicio puede servir para estimar un
periodo concreto del año con bastante precisión. Repasaremos ambas cuestiones.
• T1A (Tishri 1 Annual). Según este sistema, cada sección sirve dos veces al año en semanas
fijas que comienzan a contarse en el mes de Tishri. En total se cubren 48 semanas de las
52/53 que tiene un año, por lo que se debe designar a dos secciones para que cumplan los
turnos faltantes. En los años de 13 meses, se seleccionarían varias secciones para servir
por tercera vez.
• N1A (Nisan1 Annual). Siguiendo este sistema, cada sección sirve dos veces al año en
semanas fijas que comienzan a contarse en el mes de Nisán. En total se cubren 48 semanas
de las 52/53 que tiene un año, por lo que se deben designar a dos secciones para que
cumplan los turnos faltantes. En los años de 13 meses, se seleccionarían varias secciones
para servir por tercera vez.
• N1AS (Nisan 1 Annual Skipping Festivities). El problema de los sistemas anteriores es la
distribución desigual de los turnos sacerdotales, de los que se dice que debían prestar
servicio en forma equitativa. Por este motivo, se propuso, siguiendo una mención en el
Talmud, que los turnos eran suspendidos en ocasión de las fiestas de peregrinaje (Pesaj,
Sucot, Shabuot). Al contar las fiestas de peregrinaje, en las que prestaban servicios todos
los turnos, se completaban todas las semanas del año de manera equitativa.
El principal inconveniente de este sistema es que no plantea un método convincente para
la distribución de los turnos en los años de 13 meses.
• CRT (Continuous Rotations up to the Temple Destruction). Este sistema se considera el
más adecuado para las prescripciones del judaísmo. Los turnos se suceden de forma
continua, de shabat a shabat, sin reiniciar cada año. De esta manera, el reparto es siempre
equitativo y, conociendo la fecha concreta en que prestó servicio un turno sacerdotal, se
puede reconstruir toda la cadena de servicio.
• CRTS (Continuous Rotations up to the Temple Destruction Skipping Festivities). Este
sistema es igual al anterior, sólo que da crédito a las palabras del Talmud según las cuales
los turnos se suspendían en las fiestas de peregrinaje.
Como T1A, N1A y N1AS parecen ir en contra del requisito de reparto equitativo de los
turnos, son los sistemas con menor probabilidad de haber existido. La tradición judía, así
como la lista de turnos sacerdotales encontrada en Qumran, indican que los turnos habrían
rotado de forma continua.
Los sistemas con más posibilidad de haber existido son de rotación continua (CRT), similar
al hallado en Qumran, y de rotación continua con suspensión en las festividades de
peregrinación (CRTS), que incorpora la tradición del Talmud. Los examinaremos a
continuación.
Para un mejor seguimiento de la lectura, compartimos una plantilla de turnos que abarca
todos los días desde el 3/1/-3 hasta el 19/4/-1 armada en base a los datos del calendario de
Cámpora.
Descarga
Sistema CRT
Como mencionamos al presentarlo, el sistema CRT supone que los turnos sacerdotales
estaban ligados al shabat y se sucedían unos a otros desde el inicio del funcionamiento del
Templo. Si se conoce la fecha en que una sección sacerdotal prestó su servicio, es posible
reconstruir la sucesión completa de los turnos hacia al pasado, siempre que no hayan
existido interrupciones.
Por la tradición del Talmud, y por cálculos realizados tomando como punto de partida la
inauguración del Segundo Templo, se sabe que la sección sacerdotal que debía ingresar a
prestar servicio en día de la destrucción del Segundo Templo, el 9 de Av del 70 d.C., era la
de Jehoiarib. Esta sección era la primera en la lista de turnos, según indica el libro primero
de las Crónicas.
Desde la fecha de destrucción del Segundo Templo, hemos contado los turnos semana a
semana siguiendo el calendario juliano hasta el tiempo del nacimiento de Juan el Bautista.
Hemos contado también los embarazos de María e Isabel y les hemos asignado una
duración de entre 37 y 42 semanas para obtener rangos de fechas amplios. Además,
contemplamos la posibilidad de que María haya quedado embarazada al inicio o al final del
sexto mes para ampliar el rango de las fechas posibles de nacimiento de Jesús.
Resultados obtenidos
Respetando las fechas límites inferior y superior para el nacimiento de Juan el Bautista, se
obtienen 3 servicios de la sección de Abías con el método CRT.
A partir del cálculo de los embarazos de Isabel y María, según los criterios ya
especificados, se obtienen 3 rangos de fechas para los nacimientos de Juan y Jesús.
Sistema CRTS
En el Talmud, el tratado Sucá explica que el servicio sacerdotal era cumplido por todos los
turnos durante las fiestas de peregrinación. Esto habría significado, en la práctica,
suspender el turno de la sección sacerdotal en servicio al inicio de la fiesta, para
completarlo una vez finalizada la misma.
Las fiestas de peregrinaje son tres: Pesaj, Shabuot y Sucot. Pero solamente es posible
suspender los turnos en dos de ellas. Las celebraciones de Pesaj y Sucot se extienden por
una semana, lo que requiere que el turno iniciado en el shabat anterior culmine un shabat
más tarde. Shabuot, en cambio, es una festividad que dura un día y no habría requerido
postergar la finalización del turno.
Resultados obtenidos
Respetando las fechas límites inferior y superior para el nacimiento de Juan el Bautista, se
obtienen 2 servicios de la sección de Abías con el método CRTS.
Semanas de servicio de la sección
de Abías
A partir del cálculo de los embarazos de Isabel y María, según los criterios ya
especificados, se obtienen 2 rangos de fechas para los nacimientos de Juan y Jesús.
Quinta conclusión
Los sistemas utilizados para el cálculo de los turnos sacerdotales dan como resultado dos
conjuntos de periodos mutuamente excluyentes.
En el primero de ellos, Jesús podría haber nacido entre el 6 de marzo y el 9 de mayo del
año 2 a.C., entre el 23 de agosto y el 28 de octubre del año 2 a.C. o entre el 5 de febrero y el
11 de abril del año 1 a.C.
En el segundo conjunto, Jesús podría haber nacido entre el 21 de junio y el 8 de Agosto del
año 2 a.C. o entre el 13 de diciembre del año 2 a.C. y el 15 de febrero del año 1 a.C.
Como los datos analizados anteriormente sugieren que Jesús fue bautizado cerca de su
cumpleaños y en la segunda parte del año, debemos descartar los periodos que caigan en el
primer semestre.
De esta forma llegamos a una nueva conclusión: Jesús nació entre el 23 de agosto y el 28 de
octubre del año 2 a.C. o entre el 13 de diciembre del año 2 a.C. y el 15 de febrero del año 1
a.C.
Existen otras propuestas de reconstrucción de los turnos sacerdotales que no hemos tomado
aquí por considerarlas poco probables. Entre ellas, encontramos interesante la presentada
por Kurt Simmons, que consiste en un sistema con base en Tishri que inicia todos los años
con un turno diferente de la lista de secciones sacerdotales. Este sistema tiene un ciclo de
24 años y es compatible con un nacimiento de Jesús en diciembre.
Stökl Ben Ezra nombra, al menos, cuatro referencias tempranas a la concepción de Juan el
Bautista en el mes de Tishri: Un tratado anónimo del tercer o cuarto siglo llamado de
solstitiis et aequinoctiis conceptionis et nativitatis Domini nostri Iesu Christi et Iohannis
Baptistae; el Comentario sobre Lucas 1:22, de Ambrosio; el Comentario sobre Éxodo
12:2-3, de Efrén; la Homilía de Navidad, de Juan Crisóstomo, del año 386. El autor aclara
que esta tradición se encuentra también en muchos otros textos.
Si el sistema CRTS es correcto, entonces en el año 3 a.C. Zacarías ingreso a su turno el día
anterior a Yom Kippur y permaneció allí hasta el 23 de Tishri a causa de la Fiesta de los
Tabernáculos. Ese podría ser el origen de esta tradición, ampliamente transmitida desde el
siglo IV, y de la tradición más temprana, que data del siglo II, sobre el sumo sacerdocio del
padre de Juan el Bautista.