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PROPOSICIÓN DE LEY ORGÁNICA DE REFORMA DEL CONSEJO

GENERAL DEL PODER JUDICIAL, POR LA QUE SE MODIFICA LA


LEY ORGÁNICA 6/1985, DE 1 DE JULIO, DEL PODER JUDICIAL

Exposición de Motivos

La situación de prórroga e interinidad de los miembros integrantes del


Consejo General del Poder Judicial, órgano de gobierno de uno de los tres poderes
del Estado, más allá del tiempo estipulado para su mandato, supone una anomalía
democrática, que perjudica gravemente la imagen y el funcionamiento de nuestro
sistema institucional y, en definitiva, de nuestro estado de derecho.

En la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 4/2013, de 28 de junio, de


reforma del Consejo General del Poder Judicial, por la que también se modificaba la
Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, se argumentaba la necesidad de solucionar los
problemas, arrastrados en el tiempo, de estructura y funcionamiento del órgano. En
concreto, el tercer apartado de la citada Exposición de Motivos mencionaba,
expresamente, el objetivo de eliminar las situaciones de bloqueo, para lo que se
Fr

introdujo la novedad de que el Consejo pudiera renovarse parcialmente, por una


sola de las cámaras legislativas, en el supuesto de que, o bien en el Congreso de
an

los Diputados o bien en el Senado, no se alcanzase la mayoría cualificada requerida


para designar a sus miembros correspondientes. Así, sólo si ambas cámaras
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incumplían el mandato constitucional de designar a los nuevos vocales, podría


continuar actuando, en funciones, el Consejo saliente.
sc

Lo que en dicha reforma se observaba como un escenario improbable o


o

residual, de falta de acuerdo en ambas cámaras, para la renovación del Consejo


General del Poder Judicial, se ha convertido en una anomalía real y duradera, que
acaece ya desde hace cinco años, es decir, durante el todo el tiempo estipulado
Ju

para un nuevo mandato.


ra

La exigencia de una mayoría cualificada, de tres quintas partes de cada


cámara, para designar a los nuevos miembros del Consejo, tiene como fin
do

garantizar una composición del mismo que cuente con el respaldo de una amplísima
mayoría en los órganos donde se deposita la soberanía nacional. Así, al menos, se
expresa en la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del
CC

Poder Judicial, al señalar que la convergencia de fuerzas diversas evita la


conformación de un Consejo General que responda a una mayoría parlamentaria
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concreta y coyuntural. Sin embargo, este requisito conlleva el correlativo efecto de


que una minoría, con tan sólo superar las dos quintas partes de una cámara, pueda
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paralizar, sine die, cualquier intento de renovación. Así, este sistema, aunque
persiga el buen fin de la representatividad y el consenso, abre la puerta a
situaciones de bloqueo con demasiada facilidad, más aún en tiempos de
polarización política, fiando el mandato constitucional a lo que resulta, en definitiva,
de un acuerdo entre partidos.

Si bien es deseable un amplio consenso en torno a los nombramientos de


los vocales del Consejo General del Poder Judicial, hito que traslada una enorme
legitimidad política y social, la experiencia reciente demuestra que puede ser
demasiado arriesgado depositar en la consecución del mismo un elemento tan
determinante como su renovación. Se hace impensable trasladar la misma situación
de una prórroga tan duradera a cualquiera de los órganos institucionales
fundamentales de los otros dos poderes del Estado. La enorme responsabilidad que
ha recaído en los partidos políticos, indirectamente, para negociar las
designaciones, ha provocado que este método degenere en una especie de sistema
de cuotas, realidad indeseada que ha sido señalada y duramente criticada por el
Tribunal Constitucional.

Por tanto, es necesario implementar un nuevo sistema de designación que,


salvaguardando los principios establecidos en la Constitución y en el resto del
ordenamiento respecto del Poder Judicial, evite que se repita esta situación de
Fr

bloqueo. Este nuevo método debe garantizar que la renovación de los mandatos se
cumpla de una manera escrupulosa, procedimental y automática, sin que el libre
arbitrio de agentes políticos, manifestado en su falta de disposición para cumplir las
an

reglas de procedimiento, sea un factor suficiente para que éstas no se materialicen.


ci

II
sc

Esta situación de bloqueo está causando una profunda erosión e inquietud,


tanto en la sociedad española como en las instituciones comunitarias. En el ámbito
o

de la Unión Europea, son ya tres los Informes consecutivos elaborados por los
Servicios de la Comisión, sobre el Estado de Derecho en España, que califican
Ju

como insostenible y anómalo el retraso en la renovación de la composición del


Consejo General del Poder Judicial. Atribuyen estos Informes, a la señalada
ra

circunstancia, una gran responsabilidad, que explicaría la baja valoración que los
ciudadanos de nuestro país hacen de la independencia judicial.
do

Siendo el diagnóstico similar en todos los ámbitos sociales, empresariales o


políticos, ya sea en la esfera nacional o en la europea, es también significativa la
disparidad de criterios o sistemas propuestos para solucionar el problema. En
CC

resumidas cuentas, estas propuestas se pueden clasificar en dos grandes


corrientes.
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Por un lado, aquellas que defienden que la base del sistema de selección de
las personas que compongan el Consejo General del Poder Judicial debe
residenciarse en las Cortes Generales, como hasta ahora. Los fundamentos
jurídicos y políticos que sostienen esta corriente parten de la base de encuadrar al
Poder Judicial junto al Legislativo y al Ejecutivo. Siendo así y guardando la debida
coherencia con lo dispuesto en el artículo 1.2 de la Constitución, la composición del
Consejo debe tener una raíz democrática, de conexión con el pueblo español, del
que emanan, reza el citado artículo, los poderes del Estado. Esta conexión se
materializaría, por tanto, residenciando en las Cortes Generales el acto de la
elección.

Por otro lado, y siendo ésta la postura que más ha resonado, tanto en el
ámbito comunitario como en el gremio de la judicatura y la magistratura, existe otra
corriente que argumenta que, al menos respecto de la parte del Consejo compuesta
por jueces y magistrados, la elección debería ser realizada por sus pares. Los
argumentos que sostienen esta propuesta transitan desde una hipotética vaguedad
en los términos utilizados en el propio artículo 122.3 de la Constitución, hasta la
aseveración de que la desconexión del ámbito de los partidos, del proceso de
selección de estas 12 vocalías, aseguraría una mayor independencia del Poder
Judicial e impediría que se repitiesen situaciones de bloqueo como la que vivimos.
Fr

En cuanto al derecho comunitario, no existe ninguna norma, de aplicación


directa a los estados nacionales, que contenga fórmulas o criterios concretos sobre
el modo en que tienen que ser configurados los órganos de gobierno del poder
an

judicial. Por su parte, tanto el Tribunal de Justicia de la Unión Europea como el


Tribunal Europeo de Derechos Humanos han considerado que los consejos
ci

judiciales son piezas claves a la hora de valorar el grado de independencia que se


reconoce a los jueces y tribunales en un país determinado. Para que los consejos
sc

puedan velar adecuadamente por dicha independencia, ambos tribunales excluyen,


de manera tajante, que dichas instituciones puedan tener una composición de
o

naturaleza política y, al mismo tiempo, sus miembros deben contar con las mismas
garantías de independencia de las que disponen los propios jueces. Ambas
Ju

exigencias se cumplen en nuestro ordenamiento jurídico, tanto en lo referido a su


composición, establecida en el citado artículo 122 CE, como en las garantías
ra

reconocidas a los miembros del Consejo, ya sea en la propia Constitución, en la Ley


Orgánica 6/1985, de 1 de julio, o en el Acuerdo de 22 de abril de 1986, del Consejo
do

General del Poder Judicial, por el que se aprueba su Reglamento de Organización y


Funcionamiento.

Por su parte, existe una Recomendación del Comité de Ministros del Consejo
CC

de Europa, la CM/Rec(2010)12, que sí recoge, expresamente, la implicación directa


de la judicatura y la magistratura en la elección de sus pares que deban integrar los
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consejos de gobierno del Poder Judicial. A pesar de no formar parte del conjunto de
instituciones de la Unión Europea, las Recomendaciones del Consejo de Europa
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SA
suelen tener cierta repercusión en la orientación política de la Unión y de sus
Estados miembros.

Ciertamente, es difícil sostener que el hecho de que la composición del


Consejo dependa de sendas votaciones en las Cortes Generales no afecte a la
vinculación ideológica entre las personas que eligen y las que son elegidas. Pero sí
que se puede cuestionar que este sea el elemento causal, per se, que ponga en
riesgo la separación de poderes. En primer lugar, porque todas las personas
susceptibles de ocupar una vocalía del Consejo tienen ideología y, por ende, se
sentirán más próximas o identificadas con los postulados de unos grupos
parlamentarios o de otros. Este rasgo político, propio de los seres humanos, no
cambiaría por el hecho de que la elección se realizase por parte del cuerpo de la
judicatura y la magistratura. En adición, cabe recordar que las labores del Consejo
General del Poder Judicial no pueden reducirse únicamente a gestiones de corte
procedimental o administrativo. Como órgano de gobierno que es, buena parte de
sus atribuciones también tienen un carácter político.

Siendo así, detraer de las Cortes Generales la competencia para elegir a la


parte de jueces y magistrados que componen el Consejo, atribuyéndola al conjunto
de sus pares, supondría situarla en un estrato social muy determinado que, en
atención a los recursos necesarios para acceder a estos cuerpos de la judicatura y
Fr

la magistratura, no se puede considerar muy representativo de la composición del


conjunto de la sociedad. En otras palabras, el establecimiento de este método de
elección consistiría, básicamente, en un sufragio censitario, donde el cuerpo
an

electoral se concentraría en un grupo social muy definido y bastante homogéneo,


poco representativo de la diversidad que estructura y atraviesa al conjunto de la
ci

sociedad.
sc

De este modo, nos encontraríamos ante un sistema de elección discordante


con los objetivos constitucionales propios de un estado social y democrático de
o

derecho, señalados en la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de


julio, que requieren de un Poder Judicial adaptado al tipo de sociedad, a la
Ju

distribución territorial de su población, a la división social del trabajo o a las


concepciones éticas y políticas de su ciudadanía. Estos requisitos, tratándose la
ra

nuestra de una democracia parlamentaria de corte representativo, tan sólo se


pueden alcanzar mediante una conexión que ligue la composición del órgano de
do

gobierno del Poder Judicial con los órganos donde reside la representación de la
soberanía nacional, de la misma manera que se vincula a ellos la conformación del
Gobierno, máximo órgano del Poder Ejecutivo.
CC

Esta imperatividad del principio democrático, que informa tanto al Título


Preliminar de la Constitución como a la Ley Orgánica que se reforma mediante la
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presente, no es óbice para que se dispongan y se arbitren medidas y medios que


procuren, ya sea en el diseño del método de selección como en la regulación de su
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procedimiento, la salvaguarda de otros principios constitucionales imprescindibles
en un estado de derecho, principalmente, en el caso que nos ocupa, el de la
independencia del Poder Judicial.

Sin duda, este debate doctrinal, al que no se le puede negar un importante


componente político, ha sido tenido en cuenta a la hora de establecer este nuevo
sistema de selección. Sin embargo, el enfoque contenido en esta Ley Orgánica de
reforma no consiste tanto en dilucidar dónde y por quiénes se debe realizar el
proceso de selección, sino en encontrar ese método que permita aunar, a la vez, la
garantía de imparcialidad con la legitimación política y social. Esto pasa,
necesariamente, por conseguir la composición de un órgano, el Consejo General del
Poder Judicial, que atienda a la dimensión de representatividad exigida a cualquier
Poder en un estado democrático.

III

Si bien es cierto que, en nuestro modelo parlamentario, los procesos de


elección y selección se desarrollan, fundamentalmente, a través de métodos o
sistemas mayoritarios, el análisis de cada supuesto y la experiencia empírica
aconsejan la exploración de otras vías que puedan acomodarse o satisfacer mejor
las necesidades de cada proceso.
Fr

En el caso que nos ocupa, la elección de las vocalías del Consejo General
del Poder Judicial, ya se han mencionado las razones que motivaron la adopción de
an

un sistema de elección directa, de corte mayoritario y con una mayoría cualificada


de tres quintos. Sin embargo, también hemos comprobado las limitaciones y las
ci

anomalías que ha causado este sistema, principalmente el riesgo cierto de caer en


situaciones de bloqueo y prórroga de mandato, indefinida, al no alcanzarse la
sc

mayoría requerida, sin que exista una opción alternativa.


o

Más allá de esta alarmante parálisis en la renovación, también habría que


preguntarse si la fórmula mayoritaria de tres quintos consigue el objetivo de
Ju

representar, en el órgano de gobierno del Poder Judicial, la diversidad y el


pluralismo político existentes en la sociedad española actual. O si, más bien, este
ra

mecanismo sólo refuerza la posición de poder de los dos partidos que, en atención a
la composición parlamentaria habitual, tienen opciones de acordar y alcanzar dicha
do

mayoría cualificada.

Los cambios acaecidos en el sistema parlamentario español, en la última


década, han puesto de manifiesto que la realidad política y social española no
CC

puede reducirse a un binomio partidista, a pesar de que las reglas de procedimiento,


ya sean electorales o parlamentarias, fomenten la consolidación de una política de
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bloques. Esta es, justamente, una de las consecuencias de la utilización exclusiva


de sistemas mayoritarios para los procesos de elección o de toma de decisiones.
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También, durante los últimos años, se han popularizado otros métodos que
persiguen guiar los procesos de elección o de toma de decisiones hacia resultados
más integradores, que sean capaces de reflejar, con mayor nitidez y de forma más
representativa, las preferencias de los grupos implicados en dichos procesos. Es el
caso de los sistemas de conteo de votos con ponderación, es decir, en los que se
introducen criterios correctores para mejorar la proporcionalidad de los resultados.

De entre todos estos sistemas ponderados, uno de los tipos más populares y
con mayor tasa de éxito es el llamado “voto posicional”. Este método, que
comprende varias modalidades, consiste en ordenar a las diferentes personas
candidatas en una lista y, en función del puesto que ocupen, otorgarles una
determinada puntuación. Con esta fórmula, en supuestos de elección entre varias
personas o listas, se consigue evitar que la lista más votada ocupe todas las
posiciones en liza, integrando también a las opciones no mayoritarias, de una
manera más o menos proporcional, dependiendo de la modalidad que se emplee.

El método de conteo contenido en esta propuesta se enmarca dentro de esta


categoría de “voto posicional”. Consiste en asignar un punto a las personas situadas
en primer lugar en cada una de las papeletas de voto. A partir de ahí, la puntuación
otorgada a las personas situadas en segundo, tercer, cuarto lugar, etcétera, irá
Fr

disminuyendo en función de una constante numérica, en este caso una división de


orden descendiente.
an

El efecto práctico de este método es el de valorar el hecho de que


determinadas personas candidatas sean las preferidas por alguna parte del cuerpo
ci

electoral, otorgándoles más puntuación que a aquéllas que ocupan posiciones más
atrasadas en tantas otras papeletas, aunque sea de forma más mayoritaria. En otras
sc

palabras, con esta fórmula se consigue incluir en el escrutinio final a opciones no


mayoritarias, evitando que una lista respaldada por una mayoría inferior al cien por
o

cien, ocupe todos los puestos seleccionables, lo que favorece un resultado


directamente proporcional al pluralismo existente entre las candidaturas y en el
Ju

censo electoral.
ra

La implementación de este método electoral, por tanto, cumple con varias de


las exigencias y las garantías que el Legislador previó a la hora de conceptuar la
do

naturaleza, la composición y la misión del órgano de gobierno del Poder Judicial. En


concreto, encaja con la necesidad de que contase con una composición
representativa del pueblo español, del que emana como poder del Estado, y al
mismo tiempo, evitar que una mayoría parlamentaria, concreta y coyuntural, eligiese
CC

de manera completa a todo el órgano, obviando opciones y sensibilidades


minoritarias.
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La introducción de este nuevo método de elección, no obstante, no debe
sustituir por completo la opción de llegar a un amplio consenso entre los grupos
parlamentarios que componen las Cortes Generales. Por muy proporcional que
resulte, ningún sistema de votación alcanza el nivel de legitimidad política y social
que desprende un gran consenso. Por este motivo, la implementación del voto
posicional se introduce, en esta reforma, como modalidad supletoria, aplicable
únicamente en los supuestos en los que resulte imposible lograr un consenso
previo.

En todo caso, de no producirse consenso alguno, la introducción de un


método de elección supletorio, mediante un procedimiento reglado en sus tiempos y
formas, evitará que vuelvan a suceder situaciones de bloqueo en las que el Consejo
quede en funciones, por la incapacidad o la falta de voluntad de las Cámaras de
llegar a los acuerdos estipulados.

Una última cuestión a destacar en esta reforma, por la que se introduce un


nuevo método de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial,
es la necesidad de modernizar las modalidades prácticas de voto, de manera que
faciliten la implementación de sistemas más complejos y que no sean operativos
utilizando un procedimiento normal de voto en papeleta física. Este es el caso del
método de voto posicional, cuyas operaciones matemáticas aconsejan ser resueltas
Fr

mecánicamente a través de equipos y procesos informáticos.

Afortunadamente, la tecnología con la que cuentan las cámaras legislativas


an

en España permite afrontar estas nuevas metodologías, en un entorno seguro de


votación y mediante el uso de los dispositivos que se confieren a diputados,
ci

diputadas, senadores y senadoras. Así, serán los servicios informáticos de las


Cortes Generales los que pongan a disposición de las cámaras las aplicaciones
sc

oportunas para el buen desarrollo de estos procesos de votación que, más allá del
uso de estos dispositivos informáticos, revestirán una completa normalidad.
o

IV
Ju

Las previsiones constitucionales sobre la composición y las funciones del


ra

Consejo General del Poder Judicial se encuentran en el artículo 122 de la Carta


Magna. En el mismo, respecto a la cuota del Consejo elegida entre personas
do

insertas en la carrera judicial, se estipula expresamente que la regulación de


desarrollo de estas disposiciones debe hacerse mediante ley orgánica, respetando
el contenido esencial, recogido en el citado artículo.
CC

Situación diferente es la de las ocho vocalías ocupadas por juristas de


reconocida competencia, para las que el apartado 3 del citado artículo 122 estipula
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una mayoría cualificada de tres quintos en cada una de las cámaras. En este
supuesto, la dificultad radica en la probable inconstitucionalidad de establecer un
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método supletorio que prescinda de este requisito, aún en los casos en los que no
se alcanza el consenso requerido. La literalidad con la que la Constitución establece
el requisito de la mayoría cualificada, en la elección de estas ocho vocalías, arroja
pocas dudas acerca de lo imprescindible de este requisito, que sólo podría ser
alterado mediante una reforma del propio texto constitucional.

Partiendo de esta premisa, es necesario articular una nueva fórmula que


asegure, además, el resto de principios y garantías examinados, como salvaguardar
la independencia del órgano, conectar el proceso de elección con una raíz
democrática y, a su vez, prevenir las situaciones de bloqueo.

La resolución de este complejo sistema de ecuaciones sugiere abordar la


cuestión ampliando el foco más allá del mero trámite de votación, articulando un
procedimiento en varias fases. La primera de ellas consiste en configurar un órgano
específico, ad hoc, cuyo cometido sea el de elaborar la lista de juristas de
reconocida competencia sobre la que las cámaras deberán decidir. La razón de ser
de este comité proponente es la de facilitar el posterior acuerdo en las Cortes
Generales, habida cuenta de que la experiencia evidencia que, por sí mismas, no
alcanzan fácilmente los consensos requeridos.

El señalado comité proponente deberá estar formado, a su vez, por juristas


Fr

de reconocido prestigio y competencia, en la línea de lo exigido para las personas


que opten a ocupar estas ocho vocalías del Consejo. La elección de los miembros
del comité proponente se residencia en las Cortes Generales, como instituciones de
an

representación de la soberanía nacional, lo que concuerda con la raíz democrática


que debe informar todo el procedimiento. A su vez, la aprobación de la composición
ci

de este comité proponente requerirá de mayoría absoluta en cada cámara, que


elegirá a la mitad de sus miembros, una mayoría significativa y legitimadora de este
sc

órgano de mediación y propuesta.


o

Una vez configurado el comité proponente, sus miembros deberán elaborar


una lista de personas que, a su juicio, cumplan con los requisitos de capacidad
Ju

estipulados en el artículo 122.3 de la Constitución, de cara a postularse como


potenciales miembros del Consejo General del Poder Judicial por el turno de
ra

abogados y juristas.
do

Finalmente, la lista de personas candidatas será sometida a un proceso de


elección, en cada una de las cámaras, que estará estructurado en formato de
“vueltas” hasta que se alcance la mayoría exigida de tres quintos para la
designación de las ocho vocalías. En este punto, la introducción de un método de
CC

votación que pudiera constar de varias vueltas es una novedad útil para fomentar la
consecución de los consensos. De no lograrse la mayoría requerida en la primera
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ronda de votaciones, se realizarán otras sucesivas, reduciendo el número de


personas candidatas en función de las preferencias manifestadas por diputados,
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diputadas, senadores y senadoras. Para efectuar esta reducción, se empleará la
misma fórmula de voto posicional aplicada en la elección del turno judicial.

Este nuevo sistema de elección agrega al proceso un elemento mediador que


aligera la centralidad de los partidos políticos en el proceso, aportando más criterio
jurídico especializado. Además, configura un método de votación que permite
mantener la mayoría cualificada, estipulada en la Constitución, al mismo tiempo que
imposibilita las situaciones de falta de acuerdo y, por tanto, la prórroga del mandato
del Consejo saliente.

Recapitulando, este nuevo sistema de elección de los miembros del Consejo


General del Poder Judicial contaría con dos procedimientos diferenciados, uno para
el turno judicial, compuesto por doce vocalías, y otro para el turno de juristas de
reconocida competencia, que suma ocho vocalías. Esta separación responde, en
primer término, a la diferenciación que hace el artículo 122 de la Constitución, tanto
en la composición como en el establecimiento de una mayoría cualificada para uno
de los turnos. En segundo término, es la propia Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio,
del Poder Judicial la que introduce nuevos matices entre ambos turnos, sobre todo
en lo relativo al proceso previo, de elaboración de candidaturas, en el turno judicial.
Fr

A pesar de las diferencias, tras esta nueva reforma, observamos elementos


comunes entre ambos procedimientos. Así, con la introducción del comité de
an

propuesta, en el procedimiento asociado al turno de juristas, se instaura un nuevo


paralelismo, ya que ambos procesos cuentan, desde ahora, con una fase previa de
ci

formación de las candidaturas, reservando a las Cortes Generales el proceso de


elección sobre estas candidaturas ya dadas.
sc

El segundo elemento común reside en la introducción de un sistema de


o

votación ponderado en función de la posición adjudicada a las personas candidatas.


Este método facilita la integración de la pluralidad y otorga protagonismo, a la hora
Ju

de elegir, a las cualidades individuales de cada persona candidata, puesta en


relación con las demás. Este procedimiento facilita la selección de los perfiles que
ra

concitan más consenso y descarta aquellos otros que generan más polarización.
do

La diferencia más notable, entre ambos procedimientos, reside en la


introducción del sistema de votación a varias rondas o vueltas, vinculada al turno de
juristas. El motivo de esta diferenciación responde al requisito de la mayoría
cualificada que estipula el apartado 3 del artículo 122 de la Constitución. En aras de
CC

evitar situaciones de bloqueo, el método de votación por rondas es adecuado para


favorecer el consenso, seleccionando, ronda a ronda, a las personas candidatas
-B

que más lo concitan.


Y-
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En definitiva, con esta reforma de la Ley 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial, se da un paso más en ese importante reto que supone la mejora continua
del sistema institucional español. La introducción de estas dos nuevas fórmulas,
para la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, será
determinante para prevenir, en adelante, las anómalas situaciones de bloqueo y de
funcionamiento irregular del órgano vistas hasta la fecha. Todo ello salvaguardando
las garantías democráticas que se le exigen y que empiezan, como no puede ser de
otro modo, desde su propia composición.

Artículo 1. Se añade un apartado, con el número 7, al artículo 567 de la Ley


Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:

7. En el supuesto en que, habiendo expirado el mandato de las personas que


componen el turno judicial en Consejo General del Poder Judicial y sometiéndose a
votación de las cámaras una nueva lista de candidaturas, no se alcanzara la
mayoría estipulada en el apartado 2 del presente artículo, procederá a realizarse
una nueva elección, mediante el procedimiento indicado en el artículo 567 BIS, para
Fr

los puestos que quedasen aún vacantes.


an

Artículo 2. Se añade un apartado, con el número 8, al artículo 567 de la Ley


ci

Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:


sc

8. Para la renovación de las vocalías que correspondan al turno de juristas de


reconocida competencia, una vez expirado su mandato, se seguirá el procedimiento
o

recogido en el artículo 567 TER.


Ju

Artículo 3. Se añade un artículo, con número 567 BIS, a la Ley Orgánica 6/1985,
de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:
ra

567 BIS. Método de elección supletorio para la renovación del turno de jueces y
do

magistrados.

1. Los diputados y las diputadas, así como los senadores y las senadoras, en el
CC

momento de celebrarse la votación en sus respectivas cámaras elegirán, de entre


las candidaturas presentadas, a un número de personas equivalente a los puestos
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que se deban designar,, ordenándolas numéricamente.


Y-
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2. La posición ordinal que una persona candidata ocupe en cada papeleta estará
asociada a una puntuación concedida, utilizando los siguientes baremos:

1er Puesto: 1 punto


2º Puesto: ½ de punto
3er Puesto: ⅓ de punto

‘n’ Puesto: 1/n de punto

3. En el conteo final de los votos, se le otorgará a cada persona candidata una


puntuación consistente en sumar los puntos obtenidos, a partir de la posición que
ocupe en cada una de las papeletas en las que haya sido nominada, siguiendo el
baremo del apartado anterior.

4. Serán designadas, como nuevos vocales del Consejo General del Poder Judicial,
las personas que hayan obtenido las puntuaciones más altas, tras la realización del
conteo, hasta cubrir los puestos vacantes.

Artículo 4. Se añade un artículo, con número 567 TER, a la Ley Orgánica


6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:
Fr

567 TER. Método de elección de las vocalías correspondientes al turno de


abogados y juristas de reconocida competencia.
an

1. Durante el mes anterior al cumplimiento del mandado de los miembros del


ci

Consejo General del Poder Judicial, las Cortes Generales designarán, por mitades y
por mayoría absoluta de cada cámara, un Comité compuesto por juristas de
sc

reconocida competencia y, al menos, quince años de experiencia, cuya misión será


la de proponer una lista de dieciséis personas candidatas a ocupar las vocalías
o

correspondientes al turno de abogados y juristas, que cumplan con los requisitos de


capacidad estipulados en el artículo 122.3 de la Constitución.
Ju

2. La lista propuesta por el Comité señalado en el apartado anterior se remitirá a las


ra

Cortes Generales dentro del mes siguiente a la constitución de dicho Comité,


diferenciando las ocho propuestas dirigidas al Congreso y las restantes dirigidas al
do

Senado.

3. Una vez recibidas en las Cortes Generales, ambas cámaras legislativas


someterán a votación las candidaturas dirigidas a cada una, en el plazo de un mes a
CC

contar desde su recepción oficial.


-B
Y-
SA
4. La votación, en ambas cámaras, se desarrollará mediante rondas o vueltas, hasta
alcanzar la mayoría de tres quintos requerida para designar a las personas que
ocuparán las cuatro vocalías correspondientes a cada cámara.

5. En la primera ronda de votaciones, los diputados y senadores ordenarán, de la


primera al octava, a las ocho personas candidatas, considerándose a las cuatro
primeras de la papeleta como aquellas elegidas para ocupar las vocalías.

6. Si en la primera ronda de votaciones no hubieren sido cubiertas todas las


vocalías, al no haberse alcanzado la mayoría cualificada de tres quintos, se llevará a
cabo una segunda ronda de votaciones, para cubrir las vocalías restantes, para lo
que se sustraen, de la lista de candidatos, a las dos personas que, en la primera
ronda, hubieren obtenido la menor puntuación, utilizando para calcularla el método
señalado en punto 2 del artículo 567 BIS.

7. Si, tras la celebración de la segunda ronda de votaciones, aún quedara alguna


vocalía por cubrir, por no haberse alcanzado la mayoría requerida, se realizará una
tercera vuelta, en la que se sustraerá de la lista de candidatos a la persona que
hubiere sacado la menor puntuación durante la citada segunda ronda, utilizando, de
nuevo, la fórmula del punto 2 del artículo 567 BIS.
Fr

8. El mismo método del apartado 7 se aplicará, en sucesivas rondas, hasta que


todas las vocalías hayan sido designadas por acuerdo de, al menos, las tres quintas
partes de la cámara.
an
ci

Artículo 5. Se añade un apartado, con el número 3, al artículo 568 de la Ley


Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:
sc

3. Las personas que ejerzan la Presidencia del Congreso de los Diputados y del
o

Senado convocarán una sesión extraordinaria para la celebración de la votación


referida en el apartado 2 del artículo 567, correspondiente con el turno de jueces y
Ju

magistrados. Esta sesión deberá acaecer dentro del mes siguiente al día en que
expire el mandato del Consejo saliente.
ra

Artículo 6. Se añade un apartado, con el número 4, al artículo 568 de la Ley


do

Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:

4. En caso de que las candidaturas propuestas para la votación señalada en el


CC

apartado anterior no alcanzasen la mayoría requerida en el apartado 2 del artículo


567, las personas que ejerzan la Presidencia de cada cámara volverán a convocar
-B

una nueva sesión de votación, dentro del mes siguiente, que se llevará a cabo en
los términos del artículo 567 BIS.
Y-
SA
Artículo 7. Se añade una nueva disposición final tercera a la Ley Orgánica
6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:

Disposición final tercera.

1. El modelo de votación recogido en el artículo 567 BIS se realizará a través de un


dispositivo informático, asociado a cada diputado, diputada, senador o senadora, sin
perjuicio de que se materialice de manera presencial en la cámara correspondiente.

2. Las Cortes Generales contarán con una aplicación de votación que realizará de
manera automatizada el conteo de los votos, siguiendo la baremación establecida
en el apartado 2 del artículo 567 BIS.

3. La votación se realizará en un entorno de red cerrado y con todas las garantías


de autenticación y validación de los votos emitidos.

4, Los servicios informáticos del Congreso de los Diputados y del Senado, bajo la
dirección de las Mesas de cada Cámara, supervisarán el correcto funcionamiento
del sistema de votación, garantizando la validez y la incorruptibilidad de cada uno de
los votos emitidos.
Fr

Artículo 8. Se añade una nueva disposición final cuarta a la Ley Orgánica


6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial, en los siguientes términos:
an

Disposición final cuarta.


ci

1. El sistema de votación recogido en el artículo 567 TER se realizará en las


sc

condiciones indicadas en el apartado 1 de la Disposición final tercera.


o

2. Las Cortes Generales contarán con una aplicación de votación digital que
proporcionará a cada persona electora una papeleta virtual, donde pueda ordenar
Ju

los nombres de las personas candidatas indicando aquellas que, a su juicio, deban
ser designadas para ocupar las vocalías vacantes.
ra

3. La aplicación informática señalada en el apartado anterior realizará, de forma


do

automatizada, el conteo de los votos recibidos por cada persona candidata.

4. La Presidencia de cada cámara designará, en cada ronda de votación y a la vista


CC

de los resultados, a los candidatos que hayan recibido el apoyo de la mayoría


cualificada requerida para formar parte del turno de juristas del Consejo General del
Poder Judicial.
-B
Y-
SA
5. En caso de existir más candidatos que superen el umbral de voto de las tres
quintas partes de la cámara que vacantes en liza, serán designados los que hayan
obtenido más votos.

7. Todo diputado, diputada, senador y senadora deberán cumplimentar la papeleta,


de manera completa, en cada ronda de votación, indicando siempre qué candidatos
deben ocupar, a su juicio, las vocalías en liza.

6. El resto de condiciones en las que se deberá realizar la votación serán las


indicadas en los apartados 3 y 4 de la Disposición final tercera.

Disposición derogatoria única.

Quedan derogadas aquellas disposiciones que sean contrarias o incompatibles con


el articulado de esta Ley Orgánica, anteriores a su entrada en vigor.
Fr
an
ci
sc
o
Ju
ra
do
CC
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Y-
SA

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