Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Casualidad y Causalidad
Casualidad y Causalidad
Casualidad y causalidad son dos palabras distintas, aunque similares, y en muchas ocasiones se
confunden.
La primera se refiere a cuando las cosas suceden de forma inesperada y sin que las pudiéramos
prever. Casi sin darnos cuenta ocurren y sin que hubiéramos puesto los medios adecuados para
que sucedieran, pero, sin embargo, suceden. Tampoco es que no nos mereciéramos que
ocurrieran, pero surgen con un menor esfuerzo que cuando ponemos nuestro máximo empeño
en conseguir algo y, sin embargo, nos cuesta llegar a ello. Pero un día las cosas surgen sin más
con absoluta facilidad. Aunque igual pudiéramos pensar que es el resultado de actuaciones
anteriores. Pero, sea como fuere, lo cierto y verdad es que surgen «por casualidad».
Por ello, cuando se quiere minusvalorar el esfuerzo de alguien se suele decir: ¡Fíjate qué
casualidad lo que ha logrado tal o cual persona!, como queriendo significar que no ha sido fruto
del esfuerzo, sino de la suerte o la fortuna, o que las cosas y los logros surgen sin esforzarse
alguien. En otras ocasiones sí que hay personas que consiguen algo y lo es por casualidad, es
decir, porque o la fortuna les ha sonreído, o porque ha ocurrido el suceso de forma que no lo ha
sido por el esfuerzo, sino por otros factores. Y estas situaciones se dan con mucha frecuencia en
la vida, porque hay cosas que surgen por causalidad y son resultado de un esfuerzo y otras
ocurren por casualidad. Pero cuando estas últimas se tornan en acontecimientos negativos para
la sociedad o para los ciudadanos, quien ha puesto los medios para que éstas ocurran alegan que
algo ha ocurrido por casualidad, ocultando las acciones llevadas a cabo para conseguir algo.
Cuando ocurrió la crisis económica del año 2007 no fue por casualidad, sino que fue un desastre
organizado que se veía venir. Y cuando las sociedades se hunden en ideas y patrones de
conducta no es por casualidad. Es porque no hacemos las cosas bien. Por ello, pongamos las
causas positivas en funcionamiento para evitar que «por casualidad» las cosas en la sociedad no
salgan bien y los problemas sigan sin resolverse.