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Educación Popular
A continuación, retomaremos los tres momentos que el ICI distingue en esta relación,
enriqueciendo sus aportes con los de Carlos Núñez.
Por su parte, Carlos Núñez indica una diferencia sustancial entre ‘partir de la realidad’ y ‘partir
de la práctica’.
1
Moreno M. del P. y otras/os, op. cit., p. 42 42 Núñez Carlos, op. cit., p. 57-71.
2
Núñez Carlos, op. cit., p. 57-71.
3
Idem.
VAN DE VELDE, H. (2008) Educación Popular. Centro de Investigación, capacitación y
acción pedagógica (CICAP)/Facultad Regional Multidisciplinaria (FAREM). Estelí:
CICAP/FAREM. Colección: Cuadernos del Desarrollo Comunitario; N°3. pp. 70-73.
Siguiendo con el aporte del ICI con respecto a la unidad práctica-teoría-práctica, subrayan la
importancia de la práctica como fuente de conocimiento.
Siguiendo el ejemplo anterior, los conocimientos que adquirimos sobre el analfabetismo en las
comunidades indígenas, deben ser aplicados en una nueva práctica que ayude a resolver el
problema.
La importancia de la teoría es pues la que sirve de guía para la práctica. Una teoría interesante,
que sólo se discute, se escribe y se archiva, por muy buena que sea, es letra muerta. Por otro
lado, la única forma de saber si nuestro conocimiento sobre algo es falso o verdadero, es
probándolo en la realidad concreta, en la realización de actividades prácticas que verifiquen su
validez.
Pero la práctica no habla por si misma. Ella debe ser analizada e interpretada, a través de la
reflexión, la crítica. Sin esta comprensión teórica, la práctica permanece oculta. De allí, la
importancia de la teoría, no sólo como una guía para la práctica, sino como un instrumento
para comprender la práctica realizada.
4
Carlos Torres Novoa, op. cit. p. 71.
5
Moreno M. del P. y otras/os, op.cit., p. 42-68.
VAN DE VELDE, H. (2008) Educación Popular. Centro de Investigación, capacitación y
acción pedagógica (CICAP)/Facultad Regional Multidisciplinaria (FAREM). Estelí:
CICAP/FAREM. Colección: Cuadernos del Desarrollo Comunitario; N°3. pp. 70-73.
concretos, volver a reflexionar sobre nuestro trabajo. Así, esta reflexión teórica nos ayuda a
una comprensión más profunda de nuestra práctica y vamos logrando que ésta se vuelva más
eficaz.
La práctica enriquece el conocimiento y éste enriquece una nueva práctica. Esta unidad
teórico-práctica dentro de la vida de la organización, forma una especie de espiral: practicar,
conocer, practicar de nuevo, conocer otra vez. Esta espiral es ascendente, es decir, que cada
vez nuestra práctica y nuestros conocimientos alcanzan un nivel más elevado y en esa medida
nuestra lucha por transformar la sociedad, también se hace más eficaz.
Sobrevalorar uno de los dos elementos de esta unidad indisoluble, tiene consecuencias
importantes: activismo o teoricismo. Si le damos más peso a la teoría en sí misma, y nos
quedamos en reflexionar y analizar el problema o la situación, en buscar muchos libros, pero
no proponemos alternativas o soluciones viables, caemos en el teoricismo. Pero también está
en el lado contrario, la tendencia a sobrevalorar la práctica y tener una actitud de desprecio
hacia el aporte de la teoría. Se actúa sin plan, sin reflexión ordenada, sin evaluar las acciones.
Nos dejamos absorber por las coyunturas, cometiendo siempre los mismos errores. La
reflexión y profundización teórica sobre la realidad es considerada ‘una pérdida de tiempo’ o
‘un lujo que no podemos darnos’. Esto impide el avance del trabajo y trae como consecuencia
el estancamiento de las organizaciones.