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El hueso etmoides consta de cuatro partes principales: una lámina ósea sagital vertical y
media, una lámina horizontal que atraviesa la parte anterior de la lámina sagital cerca de su
extremo superior, y dos laberintos etmoidales que cuelgan de los extremos laterales de la
lámina horizontal.
1. Lámina vertical: Está dividida por la lámina horizontal en dos partes: la crista galli y la
lámina perpendicular. La crista galli sobresale en la cavidad craneal y se articula con el hueso
frontal. La lámina perpendicular forma parte del tabique nasal y se articula con varios huesos,
incluyendo el frontal, el nasal, el esfenoides y el vómer.
2. Lámina horizontal: También conocida como lámina cribosa debido a los numerosos
orificios que la atraviesan. Esta lámina se extiende de un borde a otro de la escotadura
etmoidal y contiene canales olfatorios por los que pasan los nervios olfatorios.
2. Laberintos etmoidales: Estos están suspendidos de los bordes laterales de la lámina
cribosa y se encuentran entre las cavidades orbitarias y las nasales. Cada laberinto
etmoidal tiene seis caras, incluyendo una superior, anterior, inferior, posterior, lateral y
medial. Estas caras están articuladas con varios huesos y contribuyen a la formación de
las cavidades nasales y orbitarias. Los laberintos etmoidales también contienen
estructuras como los cornetes nasales superior y medio, que son importantes para el
flujo de aire y la humidificación dentro de la cavidad nasal.
1. Cara superior: Extiende lateralmente desde la parte superior de la lámina cribosa y
se conecta con la superficie del hueso frontal. Esta área está perforada por celdillas
etmoidales que se complementan con las celdillas frontales. Además, contiene dos
canales que se convierten en los conductos etmoidales anterior y posterior a través de
los canales correspondientes en el hueso frontal. Estos conductos se abren lateralmente
en la órbita y medialmente en el borde lateral de la lámina cribosa, permitiendo el paso
de la arteria y nervio etmoidales.
2. Cara anterior: Es biselada y se orienta hacia adelante, hacia los lados y hacia abajo.
Se articula con la porción superior de la cara interna del hueso lagrimal y con la porción
superior de la cara interna de la apófisis frontal del maxilar. Esta superficie presenta
celdillas que se complementan con las del hueso lagrimal y el maxilar.
3. Cara inferior: Es estrecha, biselada y se orienta hacia abajo y hacia los lados. Se
articula de adelante hacia atrás con la parte superior de la cara interna del maxilar y con
la superficie del hueso palatino que forma la parte inferior del conducto nasal. Esta cara
también está perforada por celdillas que se complementan con las del maxilar y el hueso
palatino.
4. Cara posterior: Se une a la parte frontal del cuerpo del hueso esfenoides y presenta
celdillas que se complementan con las cavidades correspondientes del hueso
esfenoides.
5. Cara lateral: Es cuadrilátera, lisa y casi vertical. Forma parte de una lámina delgada
que limita lateralmente el laberinto etmoidal y se conoce como lámina orbitaria. Esta cara
contribuye a la pared medial de la órbita.