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¿Qué es el aprendizaje?
Tratar de responder al primero de los interrogantes acerca de "qué es el aprendizaje"
implica contactarse con un sinnúmero de nociones en tanto que aprender puede significar o
requerir cosas distintas según las demandas culturales y contextuales, o en función del enfoque
teórico que adoptemos.
No existe, por tanto, una única definición, sino que, a partir de los aportes de las distintas
concepciones, el concepto de aprendizaje irá tomando distintas acepciones.
Según José Ignacio Pozo “el concepto de aprendizaje es más una categoría natural que un
concepto bien definido.” (Pozo, 1999: 74) Esto quiere decir que, lejos de ser un concepto preciso y
certero, es más bien una estructura probabilística, cuyos límites con otras categorías afines
(desarrollo, enseñanza, memoria, etc.) son más bien borrosos. En tanto categoría natural, el
concepto de aprendizaje está construido en base a los rasgos más característicos.
Una característica común es el hecho que el aprendizaje siempre está vinculado con
la necesidad del sujeto de modificar su conducta para adaptarse al medio y sobrevivir,
no sólo físicamente, sino también para la supervivencia del yo.
De esta característica común podríamos arriesgar una definición operativa (de trabajo), que
pueda constituirse en el punto de partida para la comprensión de los distintos enfoques que lo
explican: “el aprendizaje implica un proceso de cambio duradero y transferible a nuevas situaciones
como consecuencia directa de la práctica realizada”. (Romero, 1995. Cit. por Pozo, 1996: 75)
Por su parte, Juan Mayor (1985) lo definía como el “proceso subyacente a cambios
relativamente estables en la conducta del sujeto, como resultado de su interacción con el medio.
Expliquemos los términos de estas definiciones.
a. Un aprendizaje debe producir cambios duraderos
Una idea común a todas las teorías del aprendizaje humano sean asociativas o
constructivas, es que aprender implica cambiar los conocimientos y las conductas 1 anteriores. En
este sentido, podríamos decir que aprender significa siempre -de algún modo- desaprender y esta
no es una tarea fácil. Por ejemplo, no es difícil que los alumnos aprendan las leyes de Newton, el
problema estriba en que reestructuren sus conocimientos para poder asimilarlas.
Pero si bien es cierto que todo aprendizaje implica cambios, no todos los cambios son de la
misma naturaleza y duración. Existe una gran diversidad de aprendizajes, hay aprendizajes simples
para adaptarse a situaciones muy concretas y que pueden durar sólo el tiempo que lo requiera esa
situación, y hay otros de naturaleza más compleja que producen en el sujeto cambios más estables
y duraderos en el tiempo (no es lo mismo aprender a controlar esfínteres, que aprender a resolver
ecuaciones, o aprender a controlar la ansiedad en los ambientes de trabajo o en las situaciones de
evaluación). Y en este sentido podemos decir que no todos los aprendizajes son de la misma
calidad ni adquieren el mismo interés para el sujeto.
1
Podemos entender la conducta como el "conjunto de operaciones materiales y simbólicas por las que un
organismo en situación tiende a realizar sus posibilidades y a reducir las tensiones que amenazan su unidad interna y su
adaptación al medio"(Lagache). En este sentido, la conducta incluye todas las acciones externas y observables (lo que
hacemos) tanto como las internas y no observables (lo que pensamos y sentimos)
Estos cambios en el sujeto nos permiten afirmar que el aprendizaje se produce cuando éste
logra una mejor adaptación al medio, una capacidad creciente para tratar con problemas de mayor
complejidad (si se produce una desadaptación, sería un indicador de que no hay aprendizaje).
Hay aprendizajes que son más simples (aprender el nombre de una calle) y otros que son
más complejos (aprender a resolver polinomios; aprender a ser tolerante con las opiniones
diferentes, etc.). Por ello, la organización de las actividades de aprendizaje debe estar supeditada al
tipo de aprendizaje que se pretende lograr y este, a su vez, debe responder a las demandas o
necesidades de aprendizaje que se le plantean al alumno.
En este punto es fundamental desatacar la diferencia entre abordar las cuestiones relativas
a los contextos de aprendizaje desde una perspectiva de “variables intervinientes” o desde una
perspectiva contextualista. La perspectiva contextualista, planteada por la tradición vigotskiana,
plantea que el contexto es una actividad, situación y acontecimiento inherente a los procesos de
desarrollo y aprendizaje.
Hecha esta aclaración y tomando los planteos de Gvirtz y Palamidessi (2004,122-126)
veremos que la escuela es una institución social que tiene como finalidad principal la transmisión
sistemática de la cultura elaborada que la sociedad selecciona para su reproducción y conservación.
Esto hace que el aprendizaje que se realiza en instituciones escolares presente, entre otras, las
siguientes características.
a. El aprendizaje escolar es una aprendizaje regulado
El aprendizaje de los contenidos del currículum es el fin primordial específico de la vida de
las relaciones entre los individuos que conforman el grupo. En este sentido es un
aprendizaje guiado, monitoreado y controlado.
acciones del alumno para obtener buenas calificaciones del profesor y para poder
sobrevivir en la escuela. Esto hace que muchas veces el alumno esté más interesado en
estas negociaciones (de temas, de tareas, de fecha de evaluación) que en el contenido y el
proceso de aprendizaje mismo. Este es uno de los aspectos vinculados a la problemática de
la motivación que trabajaremos más adelante.
Por su parte, Ricardo Baquero (2000) señala otra serie de condiciones vinculadas con las
anteriores:
1. Mientras que en la escuela, la actividad es predominantemente mental, fuera de
ella suele ser manipulativa, es decir requiere del uso de gran número de
instrumentos técnicos y tecnológicos, principalmente.
2. Mientras que la escuela pretende enseñar destrezas de carácter general y
principios teóricos, generalizables a situaciones diversas, en la vida cotidiana las
personas deben adquirir formas específicas de competencia.
Estas características distintivas que hemos descripto para el aprendizaje que se desarrolla en
las aulas nos llevan a plantear algunas consideraciones en relación a la utilidad de las distintas
teorías sobre el apendizaje para el trabajo en los contextos institucionalizados.
Tal como lo plantean Gvirtz y Palamidessi, las teorías del aprendizaje brindan explicaciones
necesarias pero no suficientes para el desarrollo del proceso de aprendizaje en el aula, porque si
bien es cierto que en las últimas décadas se ha generalizado en la educación la pretensión de
establecer una dependencia directa de la enseñanza respecto de los principios y los conceptos que
se derivan de las teorías del aprendizaje, no es posible plantear tan livianamente la existencia de
“una enseñanza constructivista” basada en la psicología piagetiana del aprendizaje o “metodologías
educativas” basadas en el procesamiento de la información, por mencionar sólo algunos casos.
Esto es así en tanto reconocemos que no es posible obtener indicaciones precisas sobre
qué y cómo enseñar a partir de una teoría del aprendizaje. Esta imposibilidad se deriva de una serie
de razones:
a) Las teorías del aprendizaje dan una información básica acerca del modo en que las
personas aprenden; pero este saber no es suficiente ni conclusivo respecto de qué,
cómo y cuando enseñar.
b) Las teorías del aprendizaje pretenden explicar y comprender los hechos. La enseñanza
por su parte, se propone provocar cambios, lo que trae cuestiones de tipo ético y
práctico. El modo en que aprenden los alumnos no es el único determinante respecto
de la enseñanza, hay muchas otras influencias que moldean el qué y el cómo aprenden
los alumnos.
c) La mayor parte de las teorías psicológicas del aprendizaje son modelos explicativos que
han sido creados en situaciones experimentales y sólo en forma parcial pueden explicar
el funcionamiento real de los procesos de aprendizaje en el aula o en la vida cotidiana.
d) La mayor parte de las veces se ha centrado la atención en el individuo particular
olvidando que el aprendizaje se produce con y en grupo. En el aprendizaje escolar
intervienen factores sociales que no pueden entenderse desde la explicación psicológica
de los procesos que realiza el estudiante. (Gvirtz y Palamidessi:2004:121)
Por las razones anteriormente expuestas no puede existir una enseñanza que sea
“piagetiana”, “vigotskyana” o “gestáltica”. Estas teorías no nos dan ninguna “verdad”,
sino que nos aportan formas de ver y cada forma de ver permite destacar diferentes
aspectos del aprendizaje.
Hecha esta salvedad, abordaremos las principales teorías del desarrollo cognitivo y del
aprendizaje que -en mayor o menor medida- gravitaron en la prácticas áulicas.
Pero para comprender cabalmente el planteo de las diferentes teorías del aprendizaje, se
hace necesario identificar y reconocer dos de las más importantes tradiciones científicas sobre el
aprendizaje que, a partir de principios del siglo XX se mantienen y predominan: el
ASOCIACIONISMO y el COGNITIVISMO.2
2Es necesario aclarar que algunos autores plantean una clasificación de las teorías en Asociacionistas y
Mediacionales ubicando a los representes de estas últimas de la siguiente manera: a)teorías que destacan el
aperndizaje social que se realiza por imitación (Bandura y Lorenz); b)teorías cognitivas (Gestalt, Piaget, Bruner,
Ausubel, Vigotsky) y c)Teorías del procesamiento del información (Gagné y Simon)
diferencia de los asociacionistas, postulan que las condiciones externas no provocan directamente
el cambio en el alumno, sino que la influencia exterior es mediatizada por los esquemas internos
del sujetos.
Los estudios efectuados por Wertheimer, Kohler y Kofka sobre la percepción, en las
primeras décadas del siglo XX, dieron origen a la psicología de la Gestalt y son fundamentales para
el desarrollo de las teorías cognitivas del aprendizaje. Gestalt significa estructura, forma,
configuración.
Mientras que la psicología clásica sostenía que la percepción era una suma de sensaciones,
los teóricos de la Gestalt establecieron que la realidad se percibe como un todo significativo, que
sólo se puede dividir artificialmente.
Los teóricos de la Gestalt pueden considerarse cognitivos por la importancia que asignan a
los procesos internos en la percepción y el aprendizaje.
Estos desarrollos teóricos propician las investigaciones de Piaget y Vigotsky , entre otros,
que intentan dar una respuesta al fracaso del asociacionismo conductista planteando la psicología
cognitiva desde supuestos constructivistas.
La diferencia entre las teorías cognitivas europeas y las de EE.UU. radica principalmente, en
los supuestos en que se basan; mientras en EE.UU. responden a una tradición empirista y a un
modelo asociacionista del aprendizaje; en Europa responden más a una tradición estructuralista y a
un modelo constructivista del aprendizaje y del conocimiento.
Los orígenes filosóficos del constructivismo suelen buscarse en la teoría del conocimiento
elaborada por Kant en el siglo XVIII, y más especialmente en sus conceptos “a priori” que
constituirían categorías (tiempo, espacio, causalidad, etc) que imponemos a la realidad en lugar de
extraerlas de ella. El propio Piaget se considera a sí mismo un neokantiano.
El constructivismo sostiene que el sujeto posee una organización propia (estructura) por la
cual otorga significado a la información y al conocimiento. El significado puede entenderse como un
contenido de conciencia claro, diferenciado y articulado en las estructuras mentales. El aprendizaje
constructivo se da en la dialéctica por la cual los nuevos conocimientos y experiencia son asimilados
a los conocimientos anteriores (previos) al tiempo que ambos se reorganizan en nuevas estructuras
de conocimiento. Es decir que, el aprendizaje se produce por procesos de reestructuración.
El constructivismo “rescata” al sujeto como un constructor activo de sus estructuras de
conocimiento.
A toda posición constructivista le corresponde un determinado concepto de desarrollo. Esto
porque se hace un tratamiento explícito de la evolución de un estado cognitivo a otro, es decir
tratando de explicar la “construcción” de ciertas estructuras a partir de otras que son diferentes.
Además, es necesario destacar que toda posición constructivista tiene un marcado interés
por asuntos epistemológicos por lo que se hace preguntas tales como: ¿quién conoce? ¿cómo
conoce? ¿qué es conocer?
Es necesario aclarar que, si bien Vigotsky puede ser reconocido como un representante del
constructivismo, sus planteos difieren del resto de los investigadores de esta línea en tanto centra
su interés en estudiar y comprender el desarrollo cognitivo en el contexto sociocultural. Para él, la
construcción del conocimiento se produce en escenarios culturales determinados.
Un investigador que también ubicamos en esta línea del cognitivismo es David Ausubel, que
aunque siendo americano y por ende nacido en el seno cultural del enfoque asociacionista, basa su
teoría del aprendizaje significativo, en los supuestos del constructivismo piagetiano. Asímismo
incluimos aquí la teoría del aprendizaje constructivista de Carl Rogers basada en los supuestos de la
psicología Humanista Americana.
Ahora bien, ¿es posible establecer una dicotormía tan radical entre ambos enfoques? La
respuesta a este interrogante varía según la postura de los distintos autores.
Desde nuestra perspectiva, compartimos el planteo de Pozo, quien sostiene que la
integración o reconciliación de ambos enfoques es posible en tanto y en cuanto, partiendo de la
concepción organicista del sujeto que aprende, reconozcamos que, en algún sentido, ese sujeto
funciona también como un mecanismo, por lo que no es posible negar la importancia del
aprendizaje asociativo. (Pozo, 1994: 168). De hecho, en la mayor parte de las situaciones de
aprendizaje ambos procesos (asociación y reestructuración) actúan en forma complementaria, en
tanto el aprendizaje asociativo, facilita la construcción y viceversa. Por ejemplo, aunque jugar al
ajedrez supone un gran esfuerzo constructivo, este se ve muy facilitado si memorizamos series
completas de movimientos. (Pozo, 1996, 67)
Sin la acumulación de información no podría haber reestructuración, que a su vez hará
posible la adquisición de nueva información. En términos generales, cuanto más abiertas o variables
sean las condiciones en que deban aplicarse los conocimientos y habilidades adquiridos, más
relevante será el aprendizaje constructivo. O a la inversa, cuanto más repetitivas sean esas
condiciones, más eficaz se mostrará un aprendizaje asociativo o constructivo. (Pozo, 1996: 68)
Con respecto a la naturaleza del cambio en los sistemas complejos, el aprendizaje humano
dispone de dos tipos de procesos: procesos cíclicos, reversibles, acumulativos, basados en la
repetición y ligados al mantenimiento de la estabilidad (aprendizaje por asociación) y procesos
evolutivos, irreversibles, que producen una reorganización y un incremento de la complejidad
(aprendizaje por reestructuración)
GVIRTZ y Palamidessi.
2004 El ABC de la tarea docente. Bs.As, Grupo Aique
MAYOR, Juan
1985 Psicología de la Educación. Madrid, Editorial Anaya.