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Una mirada a la intimidad de las pruebas PISA: cómo se evalúa

la educación del mundo


Kristina Reiss, que durante años fue la directora del programa PISA en
Alemania, explica las principales características de las pruebas estandarizadas
que evalúan a los sistemas educativos.

Por
Patricio Zunini
(Publicado en Infobae el 22 de Febrero de 2023; versión ADAPTADA)

Las pruebas PISA son evaluaciones internacionales estandarizadas que se realizan a


nivel mundial —y cuyos resultados suelen dar un dolor de cabeza a gobernantes y dirigentes
— para comprender cómo es la situación educativa de cada país. Kristina Reiss, que
actualmente es profesora emérita de la Universidad de Múnich, fue durante años la directora
del programa PISA en Alemania. Esto la convierte en una personalidad interesantísima para
comprender el estado de la educación a nivel mundial. En esta entrevista, además de señalar
qué país tiene mejores resultados educativos y cómo es la situación de América Latina,
explica la importancia de una evaluación que se convirtió en una de las claves para
comprender el presente y el desarrollo de la educación.

Las evaluaciones PISA se basan en el mismo examen para todos los países; de
acuerdo con Reiss esto es muy bueno, porque así todos los estados acuerdan en discutir el
tema, e intentan ver qué es más adecuado para su cultura. Existen reuniones por lo menos
cada año con los países involucrados, y se trabaja en grupo para asegurar la pertinencia de los
estados. Con respecto a la relación de las PISA con pruebas de carácter local, la experta
señala que esta posibilidad de interacción depende del país. En Alemania, su país de origen,
existe un diálogo, pero no en todos lados es posible, pues las pruebas locales son muy
diferentes, y apuntan a comprender mejor los problemas propios.

Consultada acerca del ranking de resultados de los diversos países que forman parte,
Reiss señala que el que presenta mejores resultados es Singapur. En Europa, añade, hay
varios países que dan bien; por ejemplo, Alemania presenta buenos resultados, pero no está
entre los primeros, y Estados Unidos tampoco. África, por su parte, no participa del
programa. La entrevistada señala que, si no recuerda mal, el que muestra peores resultados en
América Latina es Perú; tampoco Colombia y México presentan buenos lugares en el
ranking. “Es importante entender que PISA no evalúa estudiantes, sino que evalúa sistemas.
PISA es un espejo para un país. Es la mejor prueba empírica para el sistema educativo”,
añade Reiss.
Las pruebas PISA analizan el componente normativo. Esto quiere decir, de acuerdo
con la especialista, que si se desea un cambio de sistema se necesitan datos del mismo; es
decir, es necesario obtener y comparar datos de 2022, 2023, 2024. En la práctica es muy
difícil cambiar de sistema, señala Reiss, porque los sistemas educativos son muy consistentes:
“Si siempre hicimos lo mismo durante veinte, treinta, cuarenta años, por qué lo vamos a hacer
de otra manera. Y me temo que la política no se convence con otra prueba. Entonces,
necesitamos resultados empíricos para comprender y mejorar: qué asignaturas forman parte
de un aula, cuántos deportes están incluidos, qué cuestiones sobre el arte se incluyen. Son
decisiones normativas y es bueno que lo sean porque todos queremos educar a los niños,
queremos hacerlos un poco más inteligentes”, afirma.

Con respecto a la actitud de los gobiernos con respecto a los resultados en las pruebas
PISA, Reiss señala que esto depende del país. En Alemania, que es el caso que conoce mejor,
los resultados de la primera realización de las pruebas en el año 2000 resultaron inesperados,
y el gobierno actuó en consecuencia. A pesar de que Alemania tiene un gobierno federal y la
educación está a cargo de dieciséis gobiernos regionales, los responsables se unieron y
definieron estándares para la educación, tras debatir, discutir y definirse acciones a realizar.
Esto sucedió porque, siempre según Reiss, entendieron que los resultados no eran sobre los
niños, sino que les indicaban en qué dirección debían ir.

Por último, al preguntar acerca de la contingencia que significó la pandemia y sus


efectos en los estudiantes que la atravesaron, Reiss señala que no cree que habrá diferencias
masivas entre quienes aprendieron antes de la pandemia y los que la vivieron en su proceso
de escolarización, porque fueron dos años: “Es mucho, mucho, mucho tiempo para los niños.
Pero no me parece que sea así para la sociedad. Los niños van a la escuela durante doce años
y la pandemia solo estuvo dos años. Es un porcentaje significativo, pero no temería tener
consecuencias para el resto de la vida. ¡Ojalá!”

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