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LAS CIVILIZACIONES SON ECONOMIAS: Toda sociedad, toda civilización está determinada por unos
datos económicos, técnicos, biológicos, demográficos. Las conficiones materiales y biológicas son siempre
un factor importante en el destino de las civilizaciones El aumento o disminución de la población, la salud,
el auge o decadencia económica repercuten tanto en lo social, como en lo cultural.
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1. La importancia del número: Durante mucho tiempo el hombre fue el único instrumento, el único
motor al servicio del hombre, por consiguiente, el único artesano de la civilización material. Ha
construido esta civilización con la fuerza de sus brazos y de sus manos.
En principio, toda expansión geográfica ha favorecido el auge de las civilizaciones, tal es el caso de
Europa en los siglos XIII, XVI, XVIII, XIX y XX.
Regularmente la excesiva abundancia de hombres, beneficiosa en un principio, un día se vuelve nociva,
cuando el aumento de la población excede al crecimiento económico. Esto fue probablemente, lo que
ocurrió en Europa antes de terminal el s XVI, y lo mismo que ocurre actualmente en la mayoría de los
pueblos subdesarrollados. Después de catástrofes o hambrunas de la Europa del sXIV pareciera que los
supervivientes, viven el momento con mas soltura y la expansión vuelve a reiniciar.
Parece que la industrialización, hacia fines del sXVIII y en el siglo XIX ha dotado al hombre su valor y
posibilidades de trabajo, a pesar de las superpoblaciones.
2. La incidencia de las fluctuaciones económicas: la vida económica esta continuamente oscilando en
fluctuaciones, las unas cortas las otras largas. Así se suceden, a lo largo de los años, los momentos de
buen tiempo y de mal tiempo económicos, en cada una de las sociedades y civilizaciones acusan las
consecuencias, sobre todo cuando se trata de movimientos prolongados. Por ejemplo, las expansiones
económicas de la segunda parte del siglo XVIII fueron objeto de retroceso precedido por la Revolución
Francesa, pero en su conjunto su benéfica aceleración sitúa el auge intelectual del “Siglo de las
Luces” en un contexto de bienestar, comercio activo, expansión industrial y aumento de la población.
3. La vida económica es casi siempre creadora de excedentes, sea cual sea el sentido de la
fluctuación: Ahora bien, el gasto el despilfarro de estos excedentes han sido indispensables para el
lujo de las civilizaciones, para ciertas formas del arte. Al admirar el día de hoy, esta arquitectura,
aquella escultura o aquel retrato contemplamos también sin ser siempre consciente de ello, el orgullo
de una ciudad o la locura de un príncipe. La civilización se encuentra así en función de una cierta
redistribución del dinero. Las civilizaciones se particularizan en su cumbre y mas tarde en su masa,
según el mecanismo de redistribución. En el siglo XVII, en los años económicos duros del reinado de
Luis XIV, en la corte no hay mas que mecenas. Toda la vida literaria y artística se centra en este
estrecho circulo. Con la riqueza y facilidades económicas del siglo XVIII, tanto en la aristocracia como
la burguesía, toman parte activa al lado de la monarquía, en la difusión de la cultura, la ciencia y
filosofía.
En esta época, el lujo continúa siendo un privilegio de una minoría social. La civilización subyacente, la
de la vida cotidiana y pobre no tiene participación alguna. Ahora bien, la capa mas baja de una
civilización es la que determina su grado de verdad. ¿qué es, entonces la libertad? ¿Qué es la cultura
del individuo, cuando un mínimo vital esta fuera de su alcance? Desde este punto de vista, el
denigrado siglo europeo de los nuevos ricos y del “empuje burgués”, es el que anuncia un nuevo
destino para las civilizaciones. Al tiempo que aumenta el numero de los hombres, estos empiezan cada
vez en un numero mayor a participar en una cierta “civilización colectiva”.
Tanto en la actualidad como en el futuro, el problema esta en crear una civilización que sea al mismo
tiempo cualitativamente rica y civilización de masas, tremendamente cara, inconcebible, sino se pone
una cantidad importante de excedentes al servicio de la sociedad, inconcebible también sin los
momentos de ocio.
egoísta, que, a este imperativo no formulado, muchas veces informulable, que nace del inconsciente
colectivo.
Seguramente, lo mas incomunicable que tienen las civilizaciones entre si, lo que las aísla y las
distingue mejor, es este conjunto de valores fundamentales de estructuras psicológicas. Y estas
mentalidades son igualmente poco sensibles al paso del tiempo.
CAPITULO III
LAS CIVILIZACION EN SUS COYUNTURAS: Cualquier civilización, hoy es igual que ayer, se
presenta en primer lugar como una serie de manifestaciones fáciles de aprender; por ej una obra de
teatro, un libro etc. Estos hechos de civilización tienen siempre una existencia efímera, lo importante es
saber cómo pueden conducirnos hacia ellas y que son al mismo tiempo pasadas y actuales., pues
algunos hechos se suceden y otras ocasiones se destruyen en vez de continuarse.
1. Estos espectáculos son efecto, objeto de cambios obstinados. Un programa cambia porque
nadie tiene interés en que mantenga durante mucho tiempo en cartel: Esta variabilidad se traduce
a la sucesión misma de las épocas literarias, artísticas o filosóficas, que se reducen a una serie de
episodios cerrados en si mismo. Cabe decir, aplicando la terminología de los economistas, que hay
coyunturas culturales, lo mismo que hay coyunturas económicas, es decir fluctuaciones mas o
menos largas o precipitadas y que en la mayoría de los casos se suceden contraponiéndose
violentamente.
La imagen predominante es la de un continuo ir y venir, una civilización lo mismo que una economía
tiene un ritmo propio. Se presenta como historia que presenta la idea de continuidad, aunque se puede
presentar por pedazos sucesivos que se desconocen unos de otros, como por ej el siglo de Luis XIV
o del siglo de Las Luces.
fundadores de la civilización y tan importantes como los fundadores de la religión, tales como Buda,
Cristo o Mahoma.
LAS CIVILIZACIONES EN SUS ESTRUCTURAS: El lenguaje de las distintas épocas solo nos da a
conocer imágenes cambiantes: aparece sobre el escenario de las civilizaciones, para desaparecer
después.
1. Entre ellas están las realidades consideradas en el capitulo anterior: las sujeciones impuestas
sin termino aparente por el medio geográfico, por las jerarquías sociales, por las “psiques”
colectivas, por las necesidades económicas, todas ellas fuerzas profundas y, sin embargo,
difícilmente reconocibles a primera vista sobre todo para aquellos que viven al mismo tiempo,
para quienes aparecen como naturales y sin problemas. Estas realidades son conocidas, en la
actualidad con el término “estructuras”: El mismo historiador no las capta enseguida, en su habitual
relato cronológico, demasiado precipitado. Por lo mismo, solo es posible comprender y sobre todo
seguir el rastro de estas realidades en su lentísima evolución si se recorren y se contemplan espacios
de tiempos muy amplios. He aquí los fundamentos o mejor dicho las “estructuras” de las
civilizaciones: los sentimientos religiosos, por ejemplo, o bien el inmovilismo de las comunidades
campesinas o las diferentes actitudes ante la muerte, el trabajo o la vida familiar.
Estas realidades, estas estructuras son en general antiguas de larga duración, y siempre tienen
rasgos distintivos y originales. Son las que caracterizan y crean civilizaciones, y estas no las
cambian porque las consideran valores insustituibles. Es evidente que estas permanencias, estas
selecciones heredadas o denegaciones con respecto a otras civilizaciones son generalmente
inconscientes.
2. Una civilización se resiste, por lo general a la incorporación de una aportación cultural que
ponga en tela de juicio una de sus estructuras profundas. Esta resistencia a nuevas
incorporaciones, estas hostilidades secretas, son relativamente escasas, pero llevan
generalmente al corazón de una civilización: Las civilizaciones están incorporando continuamente
bienes culturales de las civilizaciones vecinas, aunque luego los sometan a un “reajuste” a fin de
asimilarlos. A primera vista toda civilización puede ser comparada con una estación de mercancías,
que no deja de recibir y expedir. Sin embargo, puede darse que una civilización rechace
obstinadamente aportes al exterior.
3. Esta labor de aceptación o de rechazo practicada por una civilización frente a otras exteriores,
se realiza también lentamente en su interior. Casi siempre la selección es poco consciente o
prácticamente inconsciente. Pero poco a poco y gracias a esa selección, una civilización va
transformándose, “separándose” de una parte de su propio pasado: De entre la masa de bienes y
actitudes que su pasado y desarrollo le ofrecen va entresacando poco a poco, apartando y
favoreciendo a unos si y a otros no, hasta el momento que adopta por la selección hecha, un aspecto
nunca enteramente nuevo, pero tampoco absolutamente igual.
Estas repulsas internas pueden ser francas, mitigadas, duraderas o pasajeras. Los rechazos duraderos
resultan esenciales en este terreno, progresivamente aclarado por los estudios de historia psicológica,
cuando alcanzan las dimensiones de un país o una civilización. Una civilización solo alcanza su verdad
personal al rechazar lo que le molesta en la obscuridad de la tierras limítrofes y ya extranjeras.
4. Los contactos violentos entre diferentes civilizaciones: hasta ahora hemos supuesto siempre a
las civilizaciones en relaciones pacificas las unas con las otras y con la libertad de elección.
Pero por lo general sus relaciones han sido casi siempre violentas, trágicas y a la larga inútiles:
Éxitos como la romanización de las Galias y de una gran parte del Occidente europeo conquistado solo
se pueden explicar por la larga duración de esta y también porque a pesar de todo lo que se ha dicho,
los pueblos romanizados tenían en su momento un bajo nivel de vida, una gran admiración por el
vencedor, que fueron cómplices de la romanización. Estos éxitos son raros, pero excepciones que
confirman la regla.
En los casos de contacto violentos, los fracasos han sido más frecuentes que los éxitos. El
colonialismo ayer victorioso, hoy es un fracaso. Los vencidos ceden siempre ante el más fuerte, pero
su sumisión desde el momento en que hay conflicto entre civilizaciones, solo es previsional. Aunque
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estos largos periodos de coexistencia forzosa dan lugar a ciertas concesiones, acuerdos, empréstitos
culturales importantes y a veces fructíferos nunca sobrepasas ciertos límites.
2) Una civilización no es pues, ni una determinada economía ni sociedad, sino lo que persiste a
través de una serie de economías y sociedades y lo que se deja desviar a duras penas: Por lo
tanto, una civilización solo puede ser alcanzada en el tiempo largo en la duración larga; de hecho, una
civilización está constituida por que, en el curso de una historia tumultuosa muchas veces
tempestuosa, un grupo de hombres ha conservado y transmitido de generación en generación como su
bien más preciado. En estas condiciones, no debe aceptarse de manera apresurada, que la historia de
las civilizaciones sea “toda la historia”. Es sin duda, toda la historia, pero vista desde una cierta
perspectiva, considerada en el máximo de espacio cronológico posible, compatible con una cierta
cohesión histórica y humana.
Seguramente los historiadores tienen razón en desconfiar de los viajeros demasiado entusiastas, la
historia que se permite explicaciones generales tiene que volver constantemente a la realidad concreta,
a los números a los mapas y cronologías precisas. Por consiguiente conviene dedicarse al estudio de
los casos mas concretos , que a la gramática de las civilizaciones para comprender una civilización.