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REDUFLACION
REDUFLACION
Cuando los precios se mantienen altos mientras los productos se reducen, significa
esencialmente que se está pagando más dinero por menos producto. Esto se puede definir, a
su vez, como un comportamiento inflacionario disfrazado.
Esto implica una contracción de la economía y una disminución de dinero circulante. De esta
manera, la reduflación puede afectar la economía y a nuestras vidas de forma negativa. Como
consumidores y ciudadanos, es algo que no debemos ignorar. Más aun, debemos trabajar
todos juntos para garantizar que nuestra economía sea lo suficientemente fuerte como para
resistir esta peligrosa tendencia.
EJEMPLOS DE REDUFLACIÓN
las tabletas de chocolate que parecen cada vez más delgadas o los paquetes de galletas o de
patatas fritas que han reducido su peso. Aunque el envase mantiene el mismo tamaño su
interior viene mucho más vacío, con menos unidades. Y para el caso de que mantengan igual
número de unidades, puede que estas sean bastante más pequeñas. En cualquier caso,
ninguno de esos productos disminuye su precio. La menor cantidad no le afectará para nada.
Es decir, como consumidores seguimos pagando lo mismo y nos llevamos menos producto, e
incluso en ocasiones podemos pagar más.
CÓMO EVITAR
Para que la reduflación no termine dañando nuestra economía al hacer la compra familiar,
hemos de actuar como consumidores críticos y responsables de manera que conozcamos los
precios y podamos ahorrar en la cesta de la compra. En caso contrario, corremos el riesgo de
terminar gastando cientos de euros más al año por menores cantidades de producto sin
darnos cuenta.
Lo primero es realizar una lista de la compra y no salirte de ella cuando vayas al supermercado.
De ese modo, tampoco te dejarás tentar por todo lo expuesto en sus lineales y estanterías. Y
recuerda que si vamos a comprar productos de alimentación con hambre, siempre terminamos
gastando mucho más. Busca bien la ocasión para acudir al súper.
Acostúmbrate a mirar los precios y a revisar los tiques de compra para recordar cuál era el
precio de los productos que suponen un gasto fijo (huevos, leche, agua, lavavajillas,
detergente, etc.), y lo más importante de todo, cuando estés haciendo la compra, no te dejes
guiar simplemente por el número. Has de comprobar la cantidad de producto y consultar por
cuánto sale el litro o el kilo. Este dato suele estar marcado en la letra pequeña de las etiquetas
de los supermercados, debajo del precio que sí está marcado en números grandes. Es al
calcular el precio por unidad de medida, como litro o kilo, donde verás si ha cambiado a
consecuencia de la reduflación.
Tampoco te dejes seducir por ofertas falsas, que indican pack familiar o similares y, a la hora
de la verdad, no suponen ahorro alguno. Por último, no olvides comparar precios en otros
supermercados, tanto entre mismos productos como entre las marcas blancas de cada uno de
ellos. Puede que resulte más laborioso tener que recorrer varios supermercados para comprar,
seleccionando los productos más baratos en cada uno de ellos, pero el ahorro mensual es
considerable cuando se hace así en los tiempos que corren.
EJEMPLOS DE REDUFLACION
Las tabletas de chocolate que parecen cada vez más delgadas o los paquetes de galletas o de
patatas fritas que han reducido su peso. Aunque el envase mantiene el mismo tamaño su
interior viene mucho más vacío, con menos unidades. Y para el caso de que mantengan igual
número de unidades, puede que estas sean bastante más pequeñas. En cualquier caso,
ninguno de esos productos disminuye su precio. La menor cantidad no le afectará para nada.
Es decir, como consumidores seguimos pagando lo mismo y nos llevamos menos producto, e
incluso en ocasiones podemos pagar más.
La vemos en diferentes productos del mercado cuando vamos a hacer las compras.
Principalmente, en productos alimenticios como cereales, snacks, chocolates e incluso
productos de primera necesidad, etc., que, aunque mantienen el mismo precio, se encuentran
en presentaciones de menor tamaño y contenido.
Sin embargo, esta práctica no está supeditada solamente a este tipo de artículos, también es
de uso frecuente en otros como los de aseo personal. Entre estos, champús, pasta dental,
desodorantes, papel higiénico, etc.