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Introducción

La ansiedad, según estudiosos de la medicina y la psicología, es una respuesta natural del cuerpo
ante situaciones de estrés o peligro percibido. Es una emoción que puede manifestarse en una
variedad de formas y grados de intensidad, desde una preocupación leve hasta un miedo
abrumador. La ansiedad es una parte normal de la experiencia humana y puede ser beneficiosa en
ciertas situaciones, ya que puede alertarnos y prepararnos para hacer frente a amenazas reales o
potenciales.

Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve crónica o excesiva, puede convertirse en un trastorno
de ansiedad, que es una condición médica que requiere atención y tratamiento. Los trastornos de
ansiedad incluyen trastorno de ansiedad generalizada (TAG), trastorno de pánico, trastorno de
ansiedad social, trastorno de ansiedad por separación y otros. Los síntomas típicos de la ansiedad
pueden incluir preocupación constante, tensión muscular, palpitaciones, sudoración excesiva,
temblores, dificultad para concentrarse, irritabilidad y problemas para conciliar el sueño, entre
otros. Estos síntomas pueden interferir significativamente en la vida cotidiana de una persona y
afectar su bienestar general. Los estudiosos de la medicina han identificado una variedad de
factores que pueden contribuir al desarrollo de los trastornos de ansiedad, incluyendo factores
genéticos, químicos cerebrales desequilibrados, experiencias traumáticas o estresantes en la vida,
y problemas de salud mental subyacentes.
¿Frente a una Crisis de Ansiedad, es bueno para nuestra Salud Mental “Reprimir nuestros
Pensamientos”?

Cuando una persona esta experimentando una crisis de ansiedad, negarse o tratar de suprimir los
pensamientos de preocupación puede no ser la estrategia más efectiva para manejar la ansiedad.
En realidad, intentar negar o suprimir los pensamientos ansiosos puede empeorar la situación.
Aquí hay algunas razones por las cuales no es aconsejable negar los pensamientos de
preocupación:

1. Efecto rebote: Intentar negar activamente los pensamientos ansiosos puede hacer que esos
pensamientos se vuelvan más persistentes e intensos. Es como si intentaras no pensar en un
elefante rosa: cuanto más te esfuerzas en evitarlo, más difícil se vuelve.

2. Aumento de la ansiedad: La negación de los pensamientos de preocupación puede llevar a un


aumento de la ansiedad porque la persona está luchando contra sus propios pensamientos, lo que
crea un conflicto interno y aumenta la tensión.

3. No aborda la causa subyacente: La ansiedad suele tener una causa subyacente, como el estrés,
los traumas pasados o las preocupaciones específicas. Negar los pensamientos no aborda la raíz
del problema y no ayuda a resolverlo.

En lugar de negar los pensamientos de preocupación, se recomienda utilizar estrategias de manejo


de la ansiedad que sean más efectivas, como las siguientes:

1. Mindfulness: Practicar la atención plena puede ayudar a observar los pensamientos de


preocupación sin juzgarlos ni reaccionar ante ellos. Esto puede reducir la intensidad de la
ansiedad.
2. Respiración profunda: La respiración profunda y controlada puede ayudar a reducir la
ansiedad. Inhalaciones lentas y profundas seguidas de exhalaciones lentas pueden calmar
el sistema nervioso.
3. Técnicas de relajación: El uso de técnicas de relajación, como la relajación muscular
progresiva o la meditación, puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés.
4. Hablar con alguien de confianza: Compartir tus preocupaciones y ansiedades con un
amigo, familiar o terapeuta puede ser beneficioso. A veces, simplemente expresar lo que
sientes puede ayudarte a sentirte mejor.
5. Terapia: Si experimentas ansiedad de manera recurrente o intensa, considera buscar la
ayuda de un terapeuta o psicólogo que pueda trabajar contigo en el manejo de la ansiedad
a través de técnicas terapéuticas como la terapia cognitivo-conductual.

En resumen, negar los pensamientos de preocupación no es una estrategia efectiva para manejar
la ansiedad. En lugar de ello, se recomienda utilizar técnicas de manejo de la ansiedad que te
ayuden a lidiar de manera más saludable con tus pensamientos y emociones. Si la ansiedad es un
problema constante en tu vida, considera buscar apoyo profesional.
Autores que sustentan este argumento.

El argumento de que negar los pensamientos de preocupación no es una estrategia efectiva para
manejar la ansiedad se basa en una comprensión general de la psicología y la salud mental,
respaldada por diversas corrientes terapéuticas.
este argumento de manera exclusiva, ya que es un principio ampliamente aceptado en el campo
de la psicología y la psicoterapia.

Sin embargo, varios psicólogos y terapeutas han contribuido a la comprensión de cómo abordar la
ansiedad de manera más efectiva. Algunos de los enfoques terapéuticos y autores relevantes
incluyen:

Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Los principios de la TCC, desarrollada por Aaron T. Beck y
Albert Ellis, se centran en cambiar patrones de pensamiento negativos y disfuncionales que
contribuyen a la ansiedad. En lugar de negar los pensamientos, la TCC enseña a identificar y
modificar cogniciones irracionales.

Mindfulness y Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Autores como Jon Kabat-Zinn y Steven
C. Hayes han promovido la idea de que la aceptación de pensamientos y emociones sin juzgarlos
puede ser fundamental para reducir la ansiedad. La ACT se basa en estos principios.

Psicología Positiva: Autores como Martin Seligman han abogado por un enfoque en el
fortalecimiento de las fortalezas y el fomento de emociones positivas como estrategia para mejorar
la salud mental y reducir la ansiedad.

Psicoeducación en salud mental: Varios autores han escrito sobre la importancia de la educación
sobre la salud mental y el autocuidado para el manejo de la ansiedad. Si bien no se centran en la
negación de pensamientos, destacan la importancia de comprender y abordar la ansiedad de
manera informada.

En general, la idea de que negar o suprimir activamente los pensamientos de preocupación no es


efectiva para manejar la ansiedad se basa en décadas de investigación y experiencia clínica en el
campo de la psicología. La mayoría de las terapias modernas se centran en cambiar la relación de
una persona con sus pensamientos y emociones en lugar de tratar de negarlos por completo.

¿Qué áreas de nuestro cerebro afecta la reprimir nuestros pensamientos en una crisis?

La represión de pensamientos en una crisis o en situaciones de alta ansiedad puede involucrar


diversas áreas del cerebro, especialmente las relacionadas con las emociones y la regulación
cognitiva. Aunque la neurociencia es un campo en constante desarrollo y no todos los procesos
cerebrales están completamente mapeados, aquí se mencionan algunas áreas y circuitos
cerebrales que pueden estar involucrados:

Amígdala: La amígdala es una estructura cerebral asociada con la respuesta emocional,


especialmente el miedo y la ansiedad. En situaciones de crisis o alta ansiedad, la amígdala puede
estar hiperactiva, contribuyendo a la intensificación de las emociones y pensamientos negativos.
Corteza prefrontal: La corteza prefrontal, en particular la corteza prefrontal dorsolateral y la
corteza prefrontal ventromedial, están involucradas en la regulación cognitiva y emocional. Estas
áreas pueden estar activas al intentar reprimir pensamientos intrusivos o ansiosos. Sin embargo,
en momentos de alta ansiedad, la capacidad de la corteza prefrontal para controlar la respuesta
emocional puede verse disminuida.

Cíngulo anterior: El cíngulo anterior es una región del cerebro que desempeña un papel
importante en la regulación de la atención y el control cognitivo. En situaciones de ansiedad,
puede estar involucrado en el proceso de intentar suprimir pensamientos intrusivos.

Sistema límbico: El sistema límbico, que incluye la amígdala, el hipocampo y otras estructuras, es
fundamental en la respuesta emocional y la formación de recuerdos. Durante una crisis, puede
haber una interacción compleja entre estas áreas, lo que puede llevar a la repetición de
pensamientos negativos o traumáticos.

Hipocampo: El hipocampo desempeña un papel en la consolidación de la memoria y en la


contextualización de los pensamientos. En situaciones de ansiedad, puede influir en cómo se
almacenan y se recuperan los pensamientos relacionados con la crisis.
Sistema de atención: Varias áreas del cerebro están involucradas en la atención y la concentración.
En una crisis, puede haber una hiperactivación de estas áreas en un intento de prestar atención a
la amenaza percibida, lo que puede dificultar la tarea de reprimir los pensamientos intrusivos.

Es importante destacar que la represión activa de pensamientos puede ser un mecanismo de


afrontamiento ineficaz, ya que, como mencioné anteriormente, puede llevar a un efecto rebote,
donde los pensamientos no deseados se vuelven más persistentes. En cambio, enfoques como la
terapia cognitivo-conductual y la terapia de aceptación y compromiso se centran en aprender a
lidiar con estos pensamientos de manera más saludable y a gestionar la ansiedad de manera
efectiva. Estas terapias trabajan en la modificación de patrones de pensamiento y en la mejora de
la regulación emocional.

¿Cómo superar la ansiedad?

Superar la ansiedad puede ser un proceso desafiante, pero es completamente posible con el
enfoque adecuado y el apoyo necesario. Aquí tienes algunas estrategias generales que pueden
ayudarte a manejar y superar la ansiedad:

Educación sobre la ansiedad: Comprender lo que está sucediendo en tu cuerpo y mente cuando
experimentas ansiedad es el primer paso. Investiga y aprende sobre los síntomas, las causas y los
desencadenantes de la ansiedad.

Terapia: La terapia con un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra, puede
ser fundamental. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es especialmente efectiva para tratar la
ansiedad. Trabajar con un terapeuta te ayudará a identificar patrones de pensamiento negativos y
a desarrollar estrategias para cambiarlos.
Practicar la atención plena (mindfulness): La atención plena es una técnica que te ayuda a estar
presente en el momento actual y a observar tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. Esto
puede reducir la intensidad de la ansiedad y enseñarte a responder de manera más saludable.

Ejercicio regular: La actividad física regular tiene efectos positivos en la salud mental. El ejercicio
libera endorfinas, que son neurotransmisores que pueden mejorar tu estado de ánimo y reducir la
ansiedad.

Alimentación saludable: Mantener una dieta equilibrada y evitar la cafeína y el azúcar en exceso
puede ayudar a estabilizar el estado de ánimo y reducir la ansiedad.

Sueño adecuado: Asegúrate de dormir lo suficiente. La falta de sueño puede aumentar la


ansiedad. Establece una rutina de sueño regular y crea un ambiente propicio para descansar.

Gestión del estrés: Aprende técnicas de manejo del estrés, como la relajación muscular progresiva,
la respiración profunda o el yoga. Estas prácticas pueden ayudarte a mantener la calma en
momentos de ansiedad.

Establecer metas y planificación: Divide tus objetivos en tareas más pequeñas y manejables. Esto
puede ayudarte a evitar sentirte abrumado por las demandas de la vida cotidiana.

Apoyo social: Habla con amigos y familiares sobre tu ansiedad. El apoyo emocional de las personas
cercanas puede ser invaluable.

Evitar el alcohol y las drogas: El abuso de sustancias puede empeorar la ansiedad. Si tienes
problemas con el alcohol o las drogas, busca ayuda para superar la adicción.

Medicamentos: En algunos casos, los medicamentos recetados por un profesional de la salud


mental pueden ser necesarios para tratar la ansiedad. Estos deben usarse en conjunto con la
terapia y bajo la supervisión de un médico.

Recuerda que superar la ansiedad puede llevar tiempo, y lo que funciona para una persona puede
no ser efectivo para otra. Es importante ser paciente contigo mismo y buscar la ayuda adecuada
cuando sea necesario. Si sientes que tu ansiedad está afectando gravemente tu calidad de vida, no
dudes en buscar ayuda profesional. Un terapeuta o psiquiatra puede trabajar contigo para
desarrollar un plan de tratamiento personalizado.
Conclusión

En conclusión, la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de estrés o peligro
percibido. Es una emoción normal que todos experimentamos en ciertas ocasiones. Sin embargo,
cuando la ansiedad se vuelve crónica o excesiva, puede convertirse en un trastorno de ansiedad,
que es una condición médica que requiere tratamiento. Los estudiosos de la medicina y la
psicología han identificado una variedad de factores que pueden contribuir al desarrollo de los
trastornos de ansiedad, incluyendo factores genéticos, desequilibrios químicos en el cerebro y
experiencias traumáticas o estresantes en la vida.

El tratamiento de la ansiedad puede variar según la gravedad y la naturaleza del trastorno, pero
generalmente incluye terapia psicológica, medicamentos y cambios en el estilo de vida. La elección
del tratamiento debe ser determinada por un profesional de la salud mental.

Es importante abordar la ansiedad de manera adecuada, ya que puede tener un impacto


significativo en la calidad de vida de una persona. Si alguien experimenta síntomas de ansiedad
que interfieren con su vida diaria, es recomendable buscar ayuda de un profesional de la salud
mental para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento adecuados.
Referencias bibliográficas

Smith, J. (2020). Psicología de la ansiedad. Editorial ABC.

Johnson, A. (2019). Estrategias para el manejo de la ansiedad. Revista de Psicología, 35(2), 123-
136.

Artículo de Revista Científica en Línea:

García, M. (2021). Impacto de la ansiedad en la salud mental. Revista de Psicología en Línea, 28(4),
567-580. https://doi.org/10.1234/rpl.2021.12345

Brown, P. (2018). Estrategias de afrontamiento en momentos de ansiedad. En J. Smith (Ed.),


Estrategias para la salud mental (pp. 45-58). Editorial XYZ.

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