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1. Introducción
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Una sociedad que está siendo muy fructífera es aquella que los neurocientíficos
establecieron ya hace tiempo con los informáticos. Se pretende construir cerebros
artificiales (redes neuronales construidas por ordenador), introducirles los códigos que
piensan que utilizan las neuronas y ver cómo se comportan y si, con todas las
limitaciones que se tienen, encontrar algo que recuerde a un cerebro real.
Otra posibilidad es dar un salto en el vacío, asumir que aunque no se entienda
totalmente hay pruebas que parecen indicar que lo importante es la actividad global
del encéfalo para intentar descifrar el todo. Olvidarse de los instrumentos por separado
y centrarse en la armonía que surge de la orquesta al completo. Técnicamente es
mucho más simple grabar una orquesta completa que grabar cada instrumento por
separado.
También en el caso de las neuronas, la tecnología para grabar la actividad del cerebro
en conjunto (electroencefalograma) existe desde hace décadas.
Consiste en registrar la actividad eléctrica de nuestro cerebro desde el exterior,
utilizando algo parecido a un casco sensible a la electricidad. De esta forma podemos
determinar, por qué hay una zona concreta de nuestro cerebro que se activa, si
estamos viendo algo o si estamos escuchándolo, pero no tenemos ni idea de qué
vemos u oímos. Curiosamente estas señales contienen una información mucho más
detallada, o nosotros somos capaces de encontrar muchos más detalles, cuando nos
fijamos en el sistema motor. Así, con esta técnica podemos identificar si estamos
realizando un movimiento, qué parte de nuestro cuerpo movemos, su dirección,
velocidad… y lo que es mucho más asombroso, podemos llegar a identificar qué parte
queremos mover con tan sólo pensar en ello. Esto activa muchas áreas de nuestro
cerebro imaginando la posibilidad de transmitir los movimientos que pensamos a un
robot por ejemplo.
Puede sonar a ciencia ficción pero es, ya, una línea de investigación en marcha en
varios laboratorios y los resultados son asombrosos aunque de momento no puedan
ser utilizados de manera rutinaria.
Muy recientemente se ha conseguido diseñar una interface cerebro-robot a través de
la cual un primate con electrodos implantados en las áreas motoras de su cerebro (se
obtiene una señal de mucha mayor calidad que la del electroencefalograma) envía
estas señales a un robot que al recibir las señales se mueve de manera similar al
primate. El truco consiste en que mientras el robot camine, el primate es
recompensado con zumo (algo muy utilizado en este tipo de experimentos). Una vez
que el animal comprende lo que tiene que hacer camina sobre una cinta rodante
mientras ve moverse al robot y bebe zumo. Lo mejor es que el primate se da cuenta
bastante rápido, quizás porque es incómodo andar y beber al mismo tiempo, que no
necesita caminar. Sólo con pensar en el movimiento su cerebro genera el mismo
patrón de actividad y el ordenador lo identifica y lo transmite al robot que sigue
caminando mientras el mono se toma su zumo mucho más relajado. Como curiosidad:
el robot estaba en Japón y el primate en EEUU durante el experimento.
Otro laboratorio decide abordar el estudio al revés, introduciendo un código tipo en
una o unas pocas neuronas y observando qué hace el animal. En uno de estos
estudios lo que hacen es entrenar a la rata para que cada vez que le tocan un pelo del
bigote haga algo que le supondrá una recompensa en forma de comida. Luego activan
eléctricamente una neurona de las que codifican el tacto y observan que la rata se
comporta como si se lo hubieran tocado realmente. El código que introducen en la
neurona no parece ser crítico. Ni qué neurona eligen, al azar, entre las miles de
candidatas. El resultado es que la excitación de una única neurona con un código
artificial es capaz de desencadenar todos los eventos necesarios para crear una
sensación concreta. Y si fuésemos capaces de controlar la actividad de un grupo
elevado de neuronas, ¿crearíamos sensaciones complejas? ¿Sería posible un mundo
como el de la película Matrix donde los humanos vivían en un mundo virtual en el que
las sensaciones no eran ni más ni menos que patrones de descargas eléctricas
enviados directamente a las neuronas? La respuesta es sí. De hecho, estudios
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experimentales en los que se introducen electrodos directamente en el cerebro, a
través de los cuales se envía el código a las neuronas, se utilizan en el tratamiento de
algunos tipos de ceguera, aunque los resultados están muy lejanos a los que se
observaban en la película. Pero por nuestro desconocimiento del código y por
limitaciones técnicas.
Continuemos con el código matemático. El saber matemático y el potencial de cálculo
de las civilizaciones forman parte de su historia. Los conocimientos matemáticos
forjados a través de siglos repercuten en avances científicos y tecnológicos de
apreciable impacto. Sin embargo, y a pesar del carácter universal inherente a las
matemáticas, no es extraño que se soslaye el papel de esta ciencia en la historia del
pensamiento humano. Carentes inexplicablemente de todo eco social, los logros
matemáticos persisten veladamente y no suelen contabilizarse en el haber de los
pueblos. A lo sumo, se adscriben a ciertas minorías que tomaron gusto a lo difícil.
Pero, bien pensado, conocer con precisión el movimiento de los astros, lanzar
proyectiles, diseñar sistemas de votación ponderados, elaborar modelos de virus son
actividades humanas que requieren el ineludible concurso de las matemáticas.
La llamada sociedad de la información conlleva asimismo el uso de herramientas
matemáticas específicas. En las últimas décadas, las nuevas tecnologías se han
afianzado en todos los ámbitos: comercio, administración, ciencias, medicina, ciencias
sociales. Continuamente, los medios de comunicación ponen a nuestro alcance
noticias relativas a telefonía digital, televisión digital, radio digital. Para bien o para mal,
las tecnologías digitales inciden apreciablemente en los mercados financieros, por lo
que pocos escapan a su influencia.
Dado que digitales un adjetivo derivado del sustantivo latino digitus (dedo) y que la
primera calculadora usada por el homo sapiens han sido los dedos de la mano, la
mera presencia de este término transluce un componente matemático.
Por regla general, elaboramos los cálculos de la vida cotidiana de acuerdo con el
denominado sistema de numeración decimal. Nuestro sistema de numeración consta
de diez dígitos: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 0, uno de los cuales es el 0. Es de posición,
puesto que el valor de cada cifra depende del lugar que ocupa. Y, en él, diez unidades
forman una decena, diez decenas forman una centena, etc.
La ausencia de unidades de un orden determinado se indica por medio del 0, con lo
cual números como 37, 370, 703 indican cantidades distintas. Aunque hoy nadie
cuestiona la naturalidad de esta manera de denotar los números, lo cierto es que su
derivación y evolución han sido lentas.
Con el sistema de numeración decimal representamos no sólo los números naturales,
sino también los números enteros, los números racionales, los números reales y los
números complejos. A pesar de la operatividad del sistema de numeración decimal, las
tecnologías digitales suelen basarse en el denominado sistema de numeración binario.
El sistema de numeración binario consta únicamente de dos dígitos: 0, 1. Es de
posición. Y, en él, cada dos unidades de un mismo orden constituyen una unidad del
orden superior.
Los dígitos binarios permiten representar todos los números.
Atendiendo a tonalidades de grises, colores, o a frecuencias de sonidos, toda
información de tipo gráfico o acústico es susceptible de ser digitalizada. Es decir,
convertida en una sucesión de números representables a su vez por medio de ceros y
de unos.
La implantación del sistema binario como instrumento idóneo para codificar la
información se debe a su simplicidad. El antiguo matemático indio Pingala presentó la
primera descripción que se conoce de un sistema de numeración binario en el siglo
tercero antes de nuestra era, lo cual coincidió con su descubrimiento del concepto del
número cero.
Una serie completa de 8 trigramas y 64 hexagramas (análogos a 3 bits) y números binarios
de 6 bits eran conocidos en la antigua China en el texto clásico del I Ching. Series
similares de combinaciones binarias también han sido utilizadas en sistemas de
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adivinación tradicionales africanos, como el Ifá, así como en la geomancia medieval
occidental.
Un arreglo binario ordenado de los hexagramas del I Ching, representando la secuencia
decimal de 1 a 64, y un método para generar el mismo fue desarrollado por el erudito y
filósofo Chino Shao Yong en el siglo XI.
En 1605 Francis Bacon habló de un sistema por el cual las letras del alfabeto podrían
reducirse a secuencias de dígitos binarios, las cuales podrían ser codificadas como
variaciones apenas visibles en la fuente de cualquier texto arbitrario.
La simulación física del sistema binario es particularmente sencilla, bastando un
soporte material susceptible de dos estados. Así, el 1 puede asimilarse a la presencia
de un impulso electromagnético y el 0, a su ausencia.
De esta forma, los dígitos binarios se convierten en la unidad de información básica.
Las tecnologías digitales codifican una conversación, una sinfonía, una película o un
partido de fútbol en una sucesión de ceros y unos, idónea para ser transmitida a la
velocidad de la luz y a largas distancias.
El origen de las cifras 0, 1 es muy desigual. En cierta forma, el 1 es la primera cifra
utilizada en todos los sistemas de numeración y el 0, la más tardía.
El hombre prehistórico se valía ya de trazos verticales para contar, como han puesto
de manifiesto astas de reno marcadas con muescas procedentes del Paleolítico
superior.
A su vez, unía varios trazos verticales para facilitar su recuento.
Notemos que ningún motivo obliga a unir tales trazos de diez en diez. Podemos, con
igual fortuna, utilizar cualquier cantidad de ellos: cinco, diez, doce, dos. La cantidad
acordada con este fin constituye la base del sistema de numeración.
El sistema de numeración egipcio usado en la escritura jeroglífica (hacia 3000 a. C.)
era un sistema de base 10, de siete cifras y carecía de 0. Para designar las primeras
potencias de diez, uno era representado por un palo vertical; diez, por un asa; cien,
por un caracol; mil, por una flor de loto; diez mil, por un dedo doblado; cien mil, por un
renacuajo; y un millón, por un hombre con los brazos en alto. Mediante la repetición
conveniente de estos símbolos, los egipcios escribían todos los números naturales.
El sistema de numeración egipcio no era de posición pues el orden de las cifras de un
número escrito resultaba irrelevante.
Para sumar dos cantidades, los egipcios reunían los guarismos correspondientes,
sustituyendo diez unidades de un determinado orden por la unidad del orden superior.
Así, diez asas equivalían a un caracol, diez renacuajos equivalían a un hombre con los
brazos en alto. El doblar una cantidad era igualmente sencillo: cinco asas y un palo
vertical multiplicados por dos equivalían a un caracol y dos palos verticales. Pero,
¿cómo proceder en la multiplicación y división de cantidades mayores?
Los egipcios resolvieron el problema de la multiplicación de una forma espléndida.
Puesto que la única multiplicación sencilla era la multiplicación por 2, redujeron
cualquier multiplicación de números naturales a una sucesión de sucesivas
multiplicaciones por 2. Para ello, escribían el multiplicando como suma de potencias
de 2 y doblaban el multiplicador tantas veces como fuera necesario, de acuerdo con la
descomposición del multiplicando.
A pesar de que carecían del 0, en la constatación de los egipcios de que todo número
natural es expresable como suma de potencias de dos se aprecia un precedente del
sistema de numeración binario.
La escritura jeroglífica egipcia evolucionó en las escrituras hierática y demótica. A la
hora de representar gráficamente los números, estas escrituras evitaban la repetición
de los símbolos a base de incrementar el número de sus guarismos y, por tanto, a
costa de incrementar la dificultad nemotécnica de su escritura.
La fuente más valiosa para el conocimiento de la matemática egipcia la constituyen las
inscripciones de sus monumentos y unos pocos papiros, algunos de los cuales poseen
más de 3000 años de antigüedad.
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En 1858, el egiptólogo Henry Rhind adquirió en un mercado de Luxor un papiro en
escritura demótica, de 6 metros de largo por 30 centímetros de ancho, todo él de
contenido matemático. Además de abundantes reglas de cálculo, el Papiro Rhind
contiene una colección de 84 problemas. En ellos, los egipcios se muestran
familiarizados con el cálculo de áreas, volúmenes y con el manejo de fracciones de
numerador uno -las denominadas fracciones egipcias-. Según consta en el
documento, el escriba Ahmes lo copió (hacia 1650 a.C.) de material más antiguo,
procedente del Imperio Medio (entre el 2000 y el 1800 a.C). Se ha especulado que la
fuente intelectual del Papiro Rhind podría muy bien ser Imhotep, legendario médico y
arquitecto del faraón Zoser que dirigió la construcción de la pirámide que lleva su
nombre.
En la actualidad, el Papiro Rhind se conserva en el Museo Británico.
Los tratados más antiguos de la matemática griega que han llegado a nuestros días
son las obras de Euclides (315 - 225 a.C). Euclides, formado probablemente en
Atenas, no hacía especial hincapié en los aspectos prácticos de las matemáticas.
Durante la dinastía de los Lágidas ocupó el cargo de profesor del Museo de Alejandría,
donde escribió su obra más famosa, los Elementos, concebida como un libro para el
aprendizaje de la geometría. La obra consta de trece libros. El material de los dos
primeros se supone que procede en parte de los pitagóricos. Los Libros III y IV podrían
estar tomados de Hipócrates (430 a.C), autor de unos Elementos de Geometría que se
han perdido.
De Hipócrates sabemos por Aristóteles que, siendo mercader, perdió todo su dinero en
Bizancio debido a un fraude; sin embargo, nunca consideró este hecho como una
desgracia, pues a consecuencia de él pudo dedicarse al cultivo de la geometría.
Hipócrates se habría dedicado al problema de cuadraturas de lúnulas, con la
esperanza de poder un día cuadrar el círculo.
Tres de los trece libros de los Elementos están dedicados al estudio de los números
naturales. En los Libros VII, VIII y IX, Euclides trata cuestiones básicas sobre
divisibilidad, máximo común divisor y mínimo común múltiplo; describe el algoritmo
para la determinación del máximo común divisor que aún usamos en nuestros días y
define los conceptos de número primo, número perfecto, números amigos, etc., ya
conocidos por los pitagóricos.
Recordemos que un número natural se denomina primo si carece de divisores distintos
de 1 y él mismo. Los primeros números primos son 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19.
Euclides demuestra que existen infinitos números primos: "existen más números
primos que en cualquier cantidad de números primos fijada de antemano".
Eratóstenes de Cirene (284 - 202 a. C), astrónomo, matemático y bibliotecario del
museo, es recordado por haber ideado un procedimiento que permite obtener todos
los números primos por debajo de una cantidad dada: la denominada Criba de
Eratóstenes. También realizó una medida del radio de la Tierra mucho más
aproximada que la de Posidonio.
En relación con el estudio de los números, la Escuela de Alejandría produjo en el
llamado segundo periodo (hacia el siglo III) una obra singular: la Aritmética de
Diofanto.
La Aritmética consta de una colección de 150 problemas relativos a propiedades de
los números. Los números son tratados por sus propiedades intrínsecas, sin referencia
alguna a medidas de grano, dimensiones de campos o unidades monetarias (salvo en
un problema de mezclas, relativo al precio de unos vinos). En general, Diofanto se
limitaba a ofrecer soluciones particulares exactas de los problemas, sin pretender
ningún método general.
Puesto que el contenido de la obra es eminentemente aritmético y en ella no se
emplean métodos geométricos, Diofanto está más próximo a la matemática
mesopotámica y a la matemática de los pitagóricos que a la matemática griega del
primer periodo de la Escuela de Alejandría.
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En honor de Diofanto de Alejandría, las ecuaciones polinómicas de coeficientes
enteros (o racionales) de las que se buscan sus soluciones enteras (o racionales)
reciben el nombre de ecuaciones diofánticas. La cuna del sistema de numeración
decimal y de las cifras que empleamos en la actualidad se halla en la civilización
india. Los matemáticos indios lograron reunir en un único sistema de numeración las
ventajas que hemos apreciado en distintos sistemas de numeración de la Antigüedad.
Su sistema de numeración es de posición, de base decimal y posee una cifra para
cada uno de los diez numerales básicos, incluido el 0.
El matemático y astrónomo indio Aryabhata (n. 476) escribió alrededor del año 499 el
Aryabhatiya, una obra descriptiva, versificada en 123 estrofas, en las que se
suministran abundantes reglas de cálculo. El autor procede al cálculo de raíces
cuadradas, raíces cúbicas, maneja progresiones aritméticas y proporciona fórmulas
para el cálculo de áreas y volúmenes, aunque no todas correctas. En el Aryabhatiya se
encuentra una tabla de senos de ángulos menores de 90° para 24 intervalos angulares
de 3 3/4° cada uno.
De su afirmación "de un lugar a otro, cada uno es diez veces el que le precede" se
desprende que Aryabhata estaba familiarizado con el uso del sistema de numeración
decimal de posición.
En cuanto a la procedencia de los guarismos que empleamos para la representación
de los números, se han formulado hipótesis diversas. Al parecer, nuestras cifras
derivan de las nueve primeras cifras brahmi, de los siglos III - II a.C, tras haber
experimentado múltiples transformaciones.
En la India se origina asimismo el guarismo del cual deriva nuestro 0: un huevo de
oca. El primer testimonio epigráfico indio del 0 es una inscripción del año 876. La
forma actual de las cifras no quedaría fijada en Occidente hasta el siglo XV, tras la
invención de la imprenta.
Un siglo posterior a Aryabhata encontramos al matemático Brahmagupta (598 - 665),
en cuya obra aparecen sistematizadas no sólo las reglas de cálculo del sistema
decimal con el 0, sino también el cálculo con números negativos. Brahmagupta
presenta muchas semejanzas con Diofanto de Alejandría. El álgebra de ambos es
sincopada; es decir, las operaciones y las incógnitas se representan abreviando las
palabras correspondientes.
El sistema de numeración decimal de posición y con el 0 fue usado por el matemático
y astrónomo Bhaskara (1114 - 1185), autor del Lilavati, obra que contiene una
recopilación de problemas cuya resolución conlleva el manejo de ecuaciones lineales,
cuadráticas, cálculo de áreas, progresiones aritméticas, progresiones geométricas,
cálculo de raíces y ternas pitagóricas. El nombre del tratado corresponde al de la hija
de Bhaskara.
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Cuenta una leyenda que el califa de Bagdad Al-Mamun (809 - 833), tras haber
dialogado en sueños con Aristóteles, decidió traducir al árabe todas las obras griegas
a su alcance. De esta forma, el Almagesto de Tolomeo y los Elementos de Euclides
fueron traducidos al árabe en el siglo IX.
La Casa de la Sabiduría, fundada por los califas Harun Al-Rasid y Al-Mamun se
convirtió en el siglo IX en la heredera del Museo de Alejandría. Muhammad
Al-Khwarizmi (muerto hacia 845) fue el matemático más destacado de aquella
institución. Su texto De numero Indorum, escrito alrededor del 820, sirvió para
consolidar las cifras indo-arábigas, el 0, el sistema de numeración de posición de base
10, así como sus reglas de cálculo. El original árabe de dicho texto se ha perdido;
tampoco queda clara la autoría de la traducción latina, habiéndose atribuido
ésta a Adelardo de Bath y a Juan de Sevilla. En cualquier caso, parece indudable que
la traducción latina se realizó en España, por lo cual tuvo un papel relevante en la
transmisión del cálculo a Occidente. La versión más antigua conservada del texto
mencionado de Al-Khwarizmi es del siglo XII y procede de la Escuela de Traductores
de Toledo.
Citemos asimismo que Abu - Welfa (940 - 998) tradujo del griego la Aritmética de
Diofanto, adelantándose a las traducciones latinas de la obra, que no verían la luz
hasta el siglo XVI.
El hecho de poseer un sistema de numeración operativo permitió incrementar la
precisión de los cálculos, así como conservar los resultados parciales, lo cual facilitaba
enormemente la comprobación de los resultados. La aproximación del número π =
3,14159265358979 calculada por Al-Kasi (1380 - 1429) da cuenta de las posibilidades
que el nuevo sistema de numeración ofrecía. Al-Kasi trabajó en el observatorio de
Samarcanda. Su récord en el cálculo de π no sería emulado hasta finales del siglo
XVI.
Leonardo de Pisa (1180 - 1250), más conocido por Fibonacci (hijo de Bonaccio), era
hijo de un mercader que poseía negocios en el norte de África. Su juventud transcurrió
en gran parte en el mundo árabe, en donde Fibonacci aprendió el cálculo con las cifras
indo-arábigas y estudió los Elementos de Euclides. En 1202, Fibonacci dio a conocer
su Líber abaci, verdadero compendio de las matemáticas medievales. En contra de lo
que su título sugiere, el Líber abaci no estaba dedicado al aprendizaje del ábaco, sino
al del cálculo con las cifras indias. Fibonacci explica el funcionamiento de las
operaciones, así como las pruebas del 7, 9, 11, 13. Estudia propiedades de
divisibilidad, reglas sobre compraventas, cambios con las monedas entonces en curso,
proporciones, y resuelve ecuaciones de primer y segundo grados. Con todo, en el
cálculo con fracciones, Fibonacci sigue haciendo uso de las fracciones egipcias. Se
necesitaría más de un siglo para que las ventajas del sistema de numeración de
posición se hicieran extensivas al cálculo con números racionales. El Líber abaci,
anterior a la invención de la imprenta, sirvió de base para la formación de maestros y
alumnos de la escuela toscana durante más de tres siglos, aunque no fue impreso
hasta el siglo XIX. En la edición de Boncompagni, el Líber abaci poseía más de
cuatrocientas páginas.
El texto de Luca Pacioli (1445 - 1514) Summa de Arithmetica, Geométrica, proportioni
et proportionalità sería el sucesor del Líber abaci. La Summa contenía una
recopilación de material perteneciente a aritmética, álgebra, geometría euclídea
elemental y contabilidad. A partir de la segunda mitad del siglo XV, se imprimió un
gran número de textos de aritmética, dirigidos principalmente a usos comerciales y
escritos ya en lenguas vernáculas.
El matemático francés Francois Viéte (1540 - 1603) hizo una extraordinaria defensa
del uso de las fracciones decimales en lugar de las sexagesimales. Su implantación
definitiva contribuyó enormemente al progreso de la trigonometría e hizo posible el
cálculo con logaritmos.
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Durante los reinados de Enrique III y de Enrique IV, Viéte tuvo un destacado papel
como criptoanalista. Tras caer políticamente en desgracia, dedicó los últimos años
de su vida al cultivo de la matemática, y realizó importantes contribuciones al estudio
de las ecuaciones algebraicas.
A principios del siglo XVII, el sistema de numeración indo-arábigo estaba totalmente
introducido en Europa occidental y con él se sabían representar tanto los números
enteros como los racionales. Las operaciones de multiplicar y dividir realizadas con
números altos, costosas en tiempo, se verían en gran parte aliviadas mediante la
invención de los logaritmos.
En sus reflexiones acerca de los términos de una progresión geométrica formada por
las potencias enteras de un número dado, el matemático escocés John Napier (1550 -
1617), barón de Merchiston, observó que si este número era muy próximo a uno,
entonces los términos de la progresión estaban muy próximos los unos de los otros.
Tras un trabajo de más de veinte años, en 1614 Napier publicó el tratado Miriftci
logarithmorum canonis descriptio, con sus consiguientes tablas. Esta obra popularizó
asimismo el uso de un punto para separar la parte entera de la parte decimal de los
números. Posteriormente, otros autores utilizarían las comas, con idéntica finalidad.
Henry Briggs, el primer Savilian Professoráe geometría de la Universidad de Oxford,
modificó ligeramente la definición de Napier de los logaritmos, dando lugar a los
logaritmos vulgares.
Las tablas de logaritmos permitieron reemplazar las complicadas operaciones de
multiplicación y división por las sencillas operaciones de suma y resta,
respectivamente.
El astrónomo Johannes Kepler (1571 - 1630) opinaba que la invención de los
logaritmos multiplicaba por dos la vida de los astrónomos, puesto que les permitía
doblar el número de cálculos que eran capaces de hacer. El deseo de disponer de
tablas de logaritmos extensas y fiables hizo necesario el trabajo de muchos
calculadores a lo largo de todo el siglo XVII.
Evangelista Torricelli (1608 - 1647), matemático y físico nacido en Florencia que ha
pasado a la historia por la invención del barómetro, era discípulo de Galileo Galilei
(1564 - 1642). Bajo la influencia de su maestro, Torricelli estudió las trayectorias
parabólicas que siguen los proyectiles disparados desde un punto fijo con velocidad
inicial constante pero con ángulo de tiro variable. Sus investigaciones prepararon el
advenimiento del cálculo diferencial.
Hasta entonces los logaritmos no habían sido considerados como una función, sino
solamente como un recurso de cálculo. La función logaritmo posee por función inversa
la función exponencial. Ambas funciones son crecientes, pero la función exponencial
crece mucho más aprisa que la función logaritmo. (Un crecimiento de los beneficios de
tipo exponencial es altamente preferible a un crecimiento de tipo logarítmico). Las
funciones polinómicas presentan un orden de crecimiento intermedio entre el
logarítmico y el exponencial (unas cuantas pruebas en una calculadora científica no
dejarán lugar a dudas).
Las tablas de logaritmos y de funciones trigonométricas (senos, cosenos, tangentes)
resultaron de gran valor para mejorar la seguridad de los viajes de ultramar al permitir
una aproximación mejor del cálculo de las coordenadas.
Cartas de navegar con indicaciones de longitudes y latitudes se popularizaron en el
mundo occidental a partir del siglo XVI y, a partir del XVII, los cálculos relativos a la
resolución de triángulos se beneficiaron enormemente de la invención de los
logaritmos.
Pierre de Fermat (1601 - 1665), abogado y miembro del consejo local del Parlamento
de Toulouse, cultivaba las matemáticas por afición. Estudió con ahínco la Aritmética
de Diofanto, gracias a la edición grecolatina que de ella hiciera Claude Gaspard de
Bachet (1591 - 1639), en el año 1621. Las reflexiones de Fermat sobre distintos
problemas de Diofanto, enviadas a sus coetáneos en forma de problemas,
promovieron el interés por la teoría de números en Occidente. Se trataba de
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investigaciones relativas a las propiedades de los números enteros, desprovistas de
toda utilidad aparente, y que se practicaban como entretenimiento intelectual.
Muchas de las afirmaciones de Fermat acerca del comportamiento de los números
fueron probadas (y algunas, desmentidas) por Leonhard Euler (1707 - 1783), Adrien
Marie Legendre (1752 - 1833) y Cari Friedrich Gauss (1777 - 1855).
La obra de Carl Friedrich Gauss (1777 - 1855) es una de las más impresionantes de la
historia de las matemáticas.
Nacido en Brunswick en el seno de una familia muy humilde, Gauss fue llamado
Princeps Mathematicorum por sus coetáneos. Gauss reunía en su persona todas las
cualidades que son de desear para el cultivo de la matemática: intuición, profundidad
de pensamiento, rigor, facilidad de cálculo y constancia en el tratamiento de los
problemas. Su estilo era apto tanto para la matemática "fundamental" como para la
matemática "aplicada". Puede decirse que Gauss cultivó todas las ramas de la
matemática de su época, algunas de las cuales adquirieron una personalidad y
apariencia "modernas" a partir de sus planteamientos y metodología.
A los catorce años de edad, Gauss fue presentado al príncipe Cari Wilhelm Ferdinand
de Brunswick-Lüneberg, quien, impresionado por el talento del joven, le concedió una
beca que le permitió realizar sus estudios con holgura.
A los quince años, Gauss ingresó en el Collegium Carolinum, un centro estatal que
contaba escasamente diez años de antigüedad, y que poseía una biblioteca excelente.
En el Collegium, Gauss estudió latín y griego y se familiarizó con los Principia de
Newton, el Algebra de Euler y la Mécanique analytique de Lagrange.
A los dieciocho años de edad, Gauss ingresó en la Universidad de Góttingen.
Teniendo en cuenta que esta universidad se encontraba en el estado de Hannover,
este hecho equivalía a estudiar en el extranjero. La Universidad de Góttingen, fundada
por el rey Georg II de Inglaterra, seguía el modelo de las universidades inglesas de
Oxford y Cambridge. En Góttingen, Gauss gozó de "libertad académica", no estuvo
guiado por ningún tutor, no tuvo que someterse a ningún examen y sobre él no se
ejerció ningún tipo de control curricular. Gauss fue alumno de la Universidad de
Góttingen hasta los veintiún años. Durante esta estancia tuvo lugar la eclosión de su
talento matemático.
En sus años universitarios, Gauss dejó prácticamente terminada la redacción de un
libro memorable: Disquisitiones arithmeticae.
Las Disquistiones arithmeticae fueron editadas en 1801 en Leipzig, ciudad que poseía
una excelente tradición en la edición de libros. El libro contiene 700 páginas,
redactadas en un hermoso y culto latín, repletas de hallazgos matemáticos relativos al
comportamiento de los números.
En la obra, Gauss agradece a su protector, el príncipe, el haber sabido sortear todos
los obstáculos que retardaban la edición, dedicándole las palabras siguientes:
... nadie ignora que no son excluidas de Vuestro patrocinio aquellas ciencias que son
consideradas por la gente más abstrusas y más alejadas de la utilidad de la vida
diaria, porque Vos mismo os dais cuenta perfectamente de la vinculación íntima y
necesaria entre todas las ciencias, con una mentalidad muy sabia y muy conocedora
de todas las cosas que interesan para el aumento de la prosperidad de la sociedad
humana.
Las Disquisitiones arithmeticae de Gauss abandonaban el carácter utilitario de las
aritméticas renacentistas y se convertían en el primer libro moderno de teoría de
números.
En las Disquisitiones, Gauss retoma la tradición de la aritmética griega (Euclides,
Diofanto) y de los matemáticos indios (Brahmagupta, Bhaskara) para dar un paso de
gigante con respecto a las investigaciones efectuadas por Fermat, Euler y Lagrange.
Gauss decía de la matemática que era "la reina de las ciencias" y de la teoría de
números, que era "la reina de las matemáticas".
Una de las preguntas más difíciles que cabe formular a un matemático creativo es
"para qué sirve" lo que está haciendo.
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¿Cuál hubiera sido la respuesta de Gauss a tal pregunta?
Hoy, transcurridos más de 200 años, sabemos que un ejemplo de cálculo módulo 12 lo
ofrecen las horas de los relojes. Gauss dedica las secciones sexta y séptima de las
Disquisitiones a aplicaciones diversas de la teoría de las secciones precedentes. En la
sección sexta, de 50 páginas, Gauss trata el problema de la descomposición de
fracciones en fracciones simples y en fracciones decimales y estudia el problema de la
factorización de los números naturales en producto de factores primos. Gauss expresa
su convicción de que el problema de distinguir números primos de números
compuestos y de descomponer éstos en sus factores primos le parece "uno de los
más importantes y útiles de toda la aritmética".
La metodología empleada por Gauss constituye un precedente de la teoría de Galois y
prepara, al mismo tiempo, las investigaciones de Ernst Eduard Kummer (1810 - 1893)
sobre los cuerpos ciclotómicos, realizadas con vistas a la resolución del teorema de
Fermat. Las Disquisitiones concluyen con varias tablas numéricas.
La complejidad creciente de los cálculos con que debían enfrentarse los matemáticos
y los astrónomos provocó la paulatina incorporación de instrumentos adecuados para
su elaboración mecánica.
A la edad de dieciocho años, Blaise Pascal (1623 - 1662) ideó una máquina de
calcular mecánica con el fin de ayudar a su padre, que era recaudador de impuestos.
La denominada Pascalina constaba de una serie de ruedas dentadas mediante las
cuales se representaban los números en base 10, permitiendo su adición y su
sustracción. La suma de una unidad se simulaba mediante un paso de la rueda y la
sustracción, mediante un paso en el sentido contrario. En unos pocos años se
vendieron cincuenta de estas máquinas.
Poco después, Gottfried Wilhelm Leibniz (1646 - 1716) mejoraba la máquina de
cálculo de Pascal, al diseñar una máquina que, basada igualmente en el sistema
decimal y por medios enteramente mecánicos, era ya capaz de sumar, restar,
multiplicar y dividir. Sin embargo, de construcción mucho más compleja que la
Pascalina, la máquina de Leibniz no fue comercializada.
Leibniz se percató de que la representación binaria de los números era igualmente
apta para la realización mecánica del cálculo. La idea de representar todos los
números valiéndose únicamente de los guarismos 0, 1 resultó tan sorprendente y
desconcertante para el filósofo que llegó a asimilar el 0 a la Nada y el 1 a Dios, por
cuanto que "el uno basta para extraer el todo de la nada" ("Ómnibus
ex nihil ducendis sufficit unum"). En 1679, Leibniz redactó un manuscrito sobre el
sistema binario titulado De progressio dyadica e ideó un instrumento que por medio de
un sistema de bolas móviles permitía la simulación del cálculo binario. Pero, a pesar
del interés mostrado por Leibniz y por otros matemáticos de la época -como el inglés
Thomas Hariot, el francés Thomas Fantet y el propio Pascal-, el sistema binario quedó
relegado durante más de 300 años a la categoría de simple curiosidad o rareza
matemática.
11
Alrededor de 1820, el matemático británico Charles Babbage (1791 - 1871) pensó en
la necesidad de una máquina para la confección de tablas que redujera al mínimo la
intervención humana. Hijo de una acomodada familia de banqueros, Babbage estaba
exasperado por la tremenda cantidad de errores de las tablas matemáticas impresas.
En la mente de Babbage, estas máquinas debían ser capaces de efectuar
automáticamente secuencias de operaciones, erradicar los errores de transcripción y
evitar los errores de composición tipográfica.
Durante once años, Charles Babbage ocupó la cátedra Lucasian de Matemáticas en la
Universidad de Cambridge, la misma que desempeñara Newton en su día y que hoy
ocupa el físico Stephen W. Hawking. Babbage dedicó gran parte de su energía y
patrimonio al diseño de dos tipos de máquinas de calcular: la máquina de diferencias y
la máquina analítica.
La base matemática de la máquina de diferencias estaba constituida por el
denominado método de las diferencias finitas. El método permite determinar valores
de funciones polinómicas utilizando únicamente la operación de adición. La máquina
de diferencias hubiera calculado, e impreso, tablas de funciones trigonométricas,
interés compuesto, logaritmos, etc. Sin embargo, en 1833, y tras diez años de apoyo
financiero destinado a la manufacturación de sus componentes, el gobierno británico
se retiró del proyecto. Únicamente llegó a ensamblarse una parte de la máquina,
formada por 2000 de las piezas diseñadas por Babbage, que funcionó a la perfección.
Según el proyecto de Babbage, la máquina hubiera constado de 25000 piezas
metálicas y medido dos metros y medio de alto, por dos metros de ancho y por casi un
metro de fondo.
En 1801, el mecánico Joseph-Marie Jacquard había llevado a la práctica la idea de
utilizar unas tablillas de madera perforadas para la realización automática de
complicados dibujos en telas. Jacquard diseñó un telar que tejía los dibujos
automáticamente gracias a las órdenes guardadas en las tarjetas.
Babbage pensó en extrapolar la idea de Jacquard al diseño de una máquina de
calcular, distinta de la máquina de diferencias, cuyas órdenes serían ejecutadas
automáticamente gracias al uso de tarjetas perforadas. La denominó máquina analítica
y solicitó el correspondiente apoyo financiero para su construcción, que le fue
denegado.
El proyecto de Babbage sobre la máquina analítica fue presentado a la Academia de
Ciencias de París en 1884 por el ingeniero y general piamontés L. F. Menabrea, uno
de los primeros en comprender su alcance. Un informe sobre la máquina analítica,
publicado por Menabrea en el Journal de Geneve en 1842, fue traducido al inglés y
comentado con abundantes notas por Ada Augusta Byron, condesa de Lovelace
(1815 - 1852), ayudante de investigación de Babbage. Se dice que Ada había
heredado de su madre el talento por las matemáticas y de su padre, Lord Byron, la
facilidad por los idiomas. En su comentario al texto de Menabrea, Lovelace dice que
12
"la máquina analítica tejerá motivos algebraicos exactamente como los telares de
Jacquard tejen flores y hojas".
Sobre los planos, la máquina analítica contaba con un dispositivo de entrada y salida
(input- output), una serie de engranajes que formaban un "almacén" y un "molino", que
actuaban de forma independiente. El almacén y el molino constituyen un precedente
de la memoria y el procesador, respectivamente, de los ordenadores modernos.
La máquina también estaba dotada de un mecanismo que permitía imprimir los
resultados. Lovelace elaboró instrucciones codificadas en tarjetas perforadas con
vistas a su introducción un día en la máquina analítica. En la Exposición
Internacional de Londres de 1862 se exhibió una maqueta de la misma. Con toda
justicia se conoce a Babbage como el "abuelo" de los ordenadores actuales y a
Lovelace como la primera "programadora" de la historia.
A pesar de repetidos fracasos, Babbage mejoró el proyecto de la máquina de
diferencias diseñando una segunda. Por encargo del Museo de la Ciencia de Londres,
esta segunda máquina de diferencias fue construida entre 1985 y 1991, utilizando
veinte planos del propio Babbage. La máquina, de tres toneladas de peso, funcionó a
la perfección, aunque, con el fin de abaratar los costes la impresora no fue construida.
En la época de Babbage era prácticamente imposible encontrar la financiación
necesaria para la construcción de instrumentos de cálculo, de interés puramente
científico. Sin embargo, la situación cambió drásticamente en el siglo siguiente, en que
los gobiernos emplearían ingentes sumas de dinero en la construcción de imponentes
ingenios de cálculo.
El ingeniero y estadístico Hermann Hollerith retomó en 1888 la idea de la utilización de
tarjetas perforadas, pero con una finalidad distinta. Hollerith creó un sistema de
codificación alfanumérico que permitía identificar las letras del alfabeto y las cifras del
0 al 9 con una sucesión de perforaciones en doce líneas de una tarjeta. La Hollerith's
Tabulating Machine Company, fundada en 1896, se dedicó a la comercialización de
máquinas tabuladoras que tenían como base las tarjetas perforadas. Las máquinas
fueron empleadas en la elaboración del censo de los Estados Unidos en 1890 y en
1900. En 1911, la compañía se fusionó con otras dos y, a partir de 1924, la empresa
pasó a denominarse IBM (International Business Machines).
Las necesidades de cálculo experimentaron un crecimiento vertiginoso en el periodo
comprendido entre las dos guerras mundiales. Predecir la trayectoria de los torpedos
lanzados por los submarinos o de las bombas lanzadas por los aviones, a fin de
mejorar su puntería, son problemas cuya resolución conduce a la integración numérica
de ecuaciones diferenciales y, en consecuencia, a procesos de cálculo numérico
demasiado largos para ser realizados a mano. Descifrar las comunicaciones cifradas
interceptadas al enemigo, mediante métodos eficaces y fiables, sin conocer la clave,
conlleva la resolución de sistemas de ecuaciones algebraicas y de problemas de
combinatoria demasiado largos asimismo para su resolución con los instrumentos al
uso. La regla de cálculo y las calculadoras de sobremesa -primero mecánicas y más
tarde eléctricas- resultaron muy pronto insuficientes para tales cometidos y cedieron el
paso a los primeros ordenadores analógicos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, el ingeniero alemán Konrad Zuse (1910) había
diseñado una familia de computadoras que utilizaron desde el primer momento el
sistema de numeración binario. Sus modelos Zl y Z2 (denominados de acuerdo con la
inicial de su apellido) todavía eran mecánicos y tenían por finalidad la resolución de
sistemas de ecuaciones algebraicas. Entre 1941 y 1944, Zuse construyó dos
computadoras electromecánicas, los modelos Z3 y Z4, basadas en el uso de relés
electromagnéticos.
El Z3 era un ordenador ya controlado por un programa, que fue usado por el Instituto
Alemán de Aeronáutica. Zuse fundó su propia compañía que llegó a construir veintiún
ordenadores.
En 1937, G. Stibitz (1904 - 1995), ingeniero de los Bell Telephone Laboratories,
utilizando algunos relés de desperdicio y un par de bombillas construyó una máquina
13
capaz de sumar en binario. Los relés estaban cableados de manera que las bombillas
se encendían cuando la suma era 1 y quedaban apagadas cuando la suma era 0.
Posteriormente, Stibitz construyó los primeros circuitos binarios que permitían la
realización de las operaciones aritméticas elementales y la conversión de números
decimales a números binarios y viceversa.
Stibitz supo interesar a su compañía, que construyó, en 1939, el Complex Calculator,
basado enteramente en el uso de la aritmética binaria. Los datos se introducían por
medio de un teletipo, con lo cual la máquina no sólo era capaz de calcular, sino que
los datos podían ser introducidos a distancia. En 1942, Stibitz ideó también la técnica
de la aritmética flotante, que permite a la máquina trabajar con números muy grandes.
El Complex Calculator, fabricado en los Bell Telephone Laboratories, fue la primera
calculadora binaria mundialmente conocida. En un congreso de la American
Mathematical Society celebrado en 1940 en Hannover (New Hampshire), Stibitz
conectó un teletipo a la máquina, que se encontraba en Nueva York, de manera que
los asistentes podían encargarle una tarea y obtener la respuesta en menos de un
minuto.
En 1943, IBM construyó la máquina ASCC (Automatic Sequence Controlled
Calculator), más conocida como Harvard Mark I, una calculadora multifunción que
realizaba en gran parte el sueño de Babbage. Su construcción pudo coronarse con
éxito gracias a un proyecto pionero en I + D (como diríamos hoy) entre la Universidad
de Harvard y la empresa IBM. El físico H. Aiken, que conocía los trabajos de Babbage,
se puso en contacto con IBM, que financió el proyecto y aportó su experiencia.
La máquina, aunque era esencialmente mecánica, utilizaba relés y embragues
accionados por electroimanes. Pesaba cinco toneladas y medía 16 metros de largo,
2.60 metros de alto y 60 centímetros de fondo. Podía calcular tablas de funciones
trigonométricas, de logaritmos, de funciones exponenciales, etc. Las órdenes eran
introducidas mediante tarjetas perforadas. En un principio, la máquina estuvo
destinada a cubrir las necesidades de cálculo de la marina de los Estados Unidos. Más
adelante se crearon otras calculadoras de la misma serie: Mark II, Mark III y Mark IV.
Es importante destacar que estas máquinas eran más fiables que el ENIAC (del que
hablaremos a continuación) aunque más lentas. Las máquinas utilizaban el código
BCD (Binary Coded Decimal), que codificaba cada cifra dígito decimal de forma
binaria, a fin de introducir los datos en la calculadora. AI no codificarse los números,
sino sólo cada una de sus cifras, la máquina efectuaba las operaciones como si
trabajara en base 10.
A partir de 1940, el gobierno de los Estados Unidos inició una preparación de personal
científico específicamente orientada a una posible entrada del país en la Segunda
Guerra Mundial. Parte de la comunidad matemática fue entrenada en la resolución de
problemas de balística, aeronáutica, criptografía, cálculo de probabilidades y
estadística que surgían constantemente a raíz de la situación bélica. La dirección de
estos programas fue confiada a los matemáticos John von Neumann (1903 -1957), del
Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, y a Norbert Wiener (1894 -1964), del
Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
Para contrarrestar la superioridad de la artillería alemana puesta de manifiesta en el
transcurso de la Primera Guerra Mundial, el ejército de los Estados Unidos fundó el
Laboratorio de Investigación Balística (BRL). A fin de que la ingente cantidad de armas
fabricada pudiera ser usada en los frentes de batalla se hizo necesaria la elaboración
de tablas de balística. Cada cañón y cada tipo de proyectil susceptible de ser
empleado requerían una tabla con los datos numéricos de las posibles trayectorias.
Cada una de estas tablas contenía entre 2000 y 4000 trayectorias.
Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, el cálculo de una trayectoria realizado con una
calculadora de sobremesa requería unas veinte horas. Las personas calculadoras
(computen) procedían de la Escuela Moore de Ingeniería Eléctrica, adscrita a la
Universidad de Pensilvania. A medida que avanzaba la guerra, las calculadoras
humanas no eran suficientes.
14
En 1943 se firmó un contrato por el cual la Escuela Moore se comprometía a la
realización del ENIAC (Electronic Numerical lntegrator and Computer), una máquina
electrónica, precursora de los primeros ordenadores.
La máquina estuvo terminada en 1945 y al principio su principal usuario fue el personal
del Laboratorio de Investigación Balística.
La técnica empleada en el ENIAC se basaba en el paso de electrones por tubos de
vacío (las válvulas de las antiguas radios). La máquina incluía 18000 tubos de vacío,
así como 1500 relés telefónicos. El tiempo que requería para hacer una operación
elemental era de 24 milisegundos.
Pesaba 30 toneladas y estaba constituido por cuarenta paneles de 3 metros de alto,
60 centímetros de ancho y 30 centímetros de fondo. Puesto que la vida media de cada
válvula era de unas 3000 horas, era de esperar que cada diez minutos se fundiera
una, por lo que debía ser reparado constantemente. La máquina utilizaba el sistema
de numeración decimal. Poseía un lector de tarjetas perforadas capaz de leer 120
tarjetas por minuto. El ENIAC fue la primera calculadora analítica multifunción
enteramente electrónica. Una vez finaliza la guerra, el ENIAC pudo emplearse para la
computación científica y fue utilizado en muchos cálculos relativos a física nuclear y en
los primeros cálculos de meteorología numérica. Como hecho curioso, citemos que el
ENIAC fue capaz de calcular más de 2000 dígitos de la expresión decimal de π.
Se estima que en sus diez años de funcionamiento esta máquina realizó más cálculos
que el resto de la humanidad hasta entonces.
Al finalizar su proyecto con la Armada de los Estados Unidos, los principales artífices
del ENIAC, los físicos J. Presper Eckert (1919) y John William Mauchly (1907 - 1980)
fundaron en 1947 la primera compañía informática de la historia: Eckert-Mauchly
Computer Corporation (EMCC), cuyo principal producto comercializado fue el UNIVAC
(Universal Automatic Computer). El UNIVAC incluía programas para almacenamiento
de datos, siguiendo una idea de Von Neumann. Poseía una memoria principal de mil
palabras, una memoria secundaria sobre una cinta magnética y dispositivos de input-
output: máquinas de escribir, tarjetas, impresora. El UNIVAC fue el primer ordenador
comercializado.
En el año 1948, la máquina IBM SSEC fue utilizada para calcular tablas de posición
de la Luna, de importancia para los posteriores viajes espaciales. La calculadora
SAGE 1950, diseñada en el MIT, sería utilizada en la "guerra fría".
Los elevados costos de las investigaciones encaminadas a la mejora de los
ordenadores ocasionaron la fusión de diversas empresas en grandes compañías. El
camino recorrido desde el aparatoso ENIAC hasta los rápidos ordenadores que
pueblan nuestras mesas es realmente espectacular.
Durante más de cincuenta años, la informática ha experimentado revoluciones casi
ininterrumpidamente.
En 1947, los Bell Telephone Laboratories, adscritos en la época a la compañía AT&T,
fabricaron los primeros transistores, con lo que tenía lugar el nacimiento de la
microelectrónica. Los transistores reemplazaron con ventajas a los tubos de vacío, ya
que ofrecían un menor consumo de corriente, una menor producción de calor, un
tamaño mucho más reducido y una vida media casi ilimitada.
Sus inventores, W. B. Shockley, J. Bardeen y W. H. Brattain, recibieron por tal motivo
el premio Nobel de Física en 1956.
A finales de los años cincuenta, J. Kilby, de Texas Instruments, y R. N. Noyce, de
Fairchild Semiconductors, encontraron la manera de integrar todos los constituyentes
de un circuito electrónico (transistores, resistencias, condensadores, etc.) y sus
correspondientes interconexiones en la superficie de un chip, lo que supuso la
aparición de los primeros circuitos integrados. En 1970, Intel fabricaba el primer
microprocesador. El constante perfeccionamiento experimentado en el proceso de
fabricación de los chips ha determinado la extraordinaria evolución de la
microelectrónica en los últimos años. Desde la finalización de la Segunda Guerra
15
Mundial, las gentes de Silicon Valley han puesto de manifiesto que la paz también
puede ser rentable.
En el año 2000, J. Kilby recibía el premio Nobel de Física por su invención del chip,
compartido con Z. Alferov y H. Kroemer. Estos últimos lo recibían por sus trabajos en
optoelectrónica (la tecnología que hace posible la transmisión de señales por cable de
fibra óptica).
Siguiendo un esquema bien conocido por los lingüistas, en toda transmisión de
información cabe distinguir una fuente emisora, un canal de transmisión y una fuente
receptora.
El nacimiento de la teoría matemática de la información se sitúa en los años 1940 y,
desde entonces, esta nueva rama de la matemática no ha dejado de progresar.
La teoría de los códigos correctores de errores y la criptología numérica son partes
integrantes de la misma. El objetivo de la teoría de los códigos correctores de errores
es la fidelidad de las transmisiones y el objetivo de la criptología es su privacidad.
Capítulos clásicos de la matemática encuentran una aplicabilidad que hubiera sido
impensable hace unos años.
Tal es el caso de la teoría de números, que a su carácter de disciplina básica ha
añadido en la actualidad importantes aplicaciones en teoría de códigos y en
criptología.
En los años cuarenta del siglo XX, los Bell Telephone Laboratories decidieron crear un
centro de investigación matemática cuya finalidad principal era la corrección de errores
producidos en la transmisión de señales digitales.
Entre los primeros matemáticos contratados por los laboratorios Bell se encontraban
R. W. Hamming (1915 - 1998) y C. Shannon (1916 - 2001).
Al digitalizar la información en forma de ceros y unos, los cambios en alguno de estos
dígitos eran harto frecuentes, llegando incluso a producir una parada de las máquinas.
Ello era especialmente lamentable durante los fines de semana, puesto que las
máquinas podían quedar detenidas durante muchas horas. El propio Hamming relata
la perplejidad de unos matemáticos colocados al frente de unas máquinas que no
acababan de funcionar. Tenían la impresión, nos cuenta, de que "debían hacer algo
no convencional en un medio no convencional".
La idea de Hamming consistió en completar bloques de bits, antes de proceder a su
transmisión, con bits adicionales, de tal forma que los posibles errores de transmisión
pudieran ser detectados y/o corregidos por la fuente receptora.
El bit de paridad proporciona un ejemplo de código detector de errores. Imaginemos
que codificamos determinada información por medio de palabras de siete bits. A
continuación, completamos cada palabra con un octavo bit, igual a 0 si la suma de los
siete bits anteriores es par, e igual a 1, si es impar. Si en la transmisión de la palabra
de ocho bits se produce un error, éste será detectado por la máquina, puesto que la
palabra recibida no va a satisfacer el criterio de paridad. El denominado bit de paridad
es un código detector de un error. No obstante, es incapaz de indicarnos cuál es el bit
equivocado, por lo que no es un código corrector de errores. Si se hace uso de este
código, cada siete bits de información se verán completados con un bit de control.
Los códigos de repetición proporcionan ejemplos de códigos correctores de errores.
Acordemos, por ejemplo, en triplicar cada bit antes de su transmisión. Si se recibe una
secuencia de la forma 111, la máquina la interpretará como correcta. Pero si se recibe
una secuencia de la forma 001, es seguro que se habrá producido algún error.
Puesto que es más probable que la secuencia correcta sea 000 que 111, podremos
programar la máquina para que corrija el bit equivocado; en este caso, la máquina
cambiará la palabra 001 por la palabra 000. Si usamos este código, cada bit de
información se completará con dos bits de control. El código de repetición triple es
capaz de corregir un error en cada bloque de tres bits, pero, obviamente, triplica el
coste de las transmisiones.
En general, tanto los códigos detectores de errores como los códigos correctores de
errores obedecen al mismo principio: alargan palabras de longitud k en palabras de
16
longitud n mediante la adición de bits de control. La razón k/n se denomina la tasa de
transmisión del código.
A igualdad de errores corregidos por bloque, los códigos más económicos serán
aquellos cuya tasa de transmisión sea más alta; es decir, esté más cercana a la
unidad.
En 1948, Shannon demostró que en todo canal de transmisión (expuesto a ruidos y sin
memoria) existe un esquema de codificación cuya probabilidad de error es tan
pequeña como se quiera, siempre que la información se transmita con tasa de
rendimiento inferior a la capacidad del canal y los mensajes a transmitir sean
suficientemente largos. (Todos los conceptos que aparecen en el teorema de Shannon
se pueden modelizar matemáticamente). A pesar de la influencia enorme del teorema
de Shannon en teoría de códigos, debemos advertir que este teorema no es
constructivo. Dado un caso particular, el teorema de Shannon nada nos dice acerca de
cómo diseñar un código adecuado; únicamente garantiza su existencia. Con el tiempo
se ha visto que el diseño de códigos cuyas constantes fueran próximas a las que
predice la teoría de Shannon no es nada fácil.
El conjunto de palabras de longitud cuatro que podemos formar con dos bits posee 16
elementos; éste es asimismo el número de palabras codificadas, cuyo conjunto
constituye el código.
Por otra parte, el conjunto de palabras de longitud siete que podemos formar con dos
bits posee 128 elementos.
Cualquiera de estas palabras de siete bits difiere a lo sumo en un bit de una palabra
del código. Con ello, el código de Hamming es capaz de corregir un error en cada
bloque de siete bits. Por ejemplo, si se recibe la palabra 1011110, el código la dará por
equivocada y la corregirá por la palabra 1001110.
Los ejemplos anteriores pertenecen a la amplia familia de los códigos lineales. En los
códigos lineales, las palabras se interpretan como vectores de un espacio vectorial
sobre un cuerpo finito y el alargamiento de las mismas con bits de control se realiza
mediante el concurso de una aplicación lineal cuya matriz se denomina la matriz
generadora del código. La detección de los errores se efectúa asimismo por otra
matriz, denominada matriz de control. Otro aspecto muy importante a tener en cuenta
en el diseño de los códigos es que el algoritmo de corrección de errores debe
efectuarse sin que sea demasiado costoso en tiempo. En el diseño de buenos códigos
correctores de errores interviene un gran número de recursos algebraicos.
Los códigos correctores de errores diseñados por I. S. Reed y D. E. Muller, en 1954,
fueron utilizados por la nave espacial Mariner 9, en 1972, para la transmisión de
fotografías en blanco y negro de Marte. Los códigos diseñados por M. Golay, en 1948
(basados en teoría de grupos), fueron utilizados por el Voyager, en los años 1979 -
1981, para la transmisión de fotografías en color de Júpiter y Saturno.
R. C. Bose, D. K. Ray-Chaudhuri y A. Hocquenghem diseñaron los códigos (BCH)
usados por la NASA. Redd Solomon creó los códigos (RS) usados por Philips en los
discos compactos (CD).
El diseño de los discos en formato DVD representa un gran avance con respecto al de
los CD. El método de codificación de los discos compactos transforma ocho bits de
usuario en 17 bits de código modulador. En el DVD, ocho bits de usuario se completan
en tan sólo 16 bits de código modulador. Tal característica hace que su eficacia sea
alrededor de un 6 % mayor.
El matemático ruso V. D. Goppa puso de relieve en 1977 que la teoría subyacente a
los códigos lineales quedaba mejor explicada a la luz de teoremas clásicos de
geometría algebraica, siempre que éstos fueran trasladados al marco de la geometría
algebraica sobre cuerpos finitos.
La geometría algebraica sobre cuerpos finitos es una rama de la matemática
desarrollada en los últimos cincuenta años y que ha proporcionado resultados teóricos
muy profundos.
17
La idea básica de Goppa consiste en la utilización del clásico teorema de Riemann-
Roch para el cómputo de las principales constantes asociadas al código.
La construcción efectiva de códigos de Goppa requiere, a su vez, la construcción
efectiva de curvas algebraicas sobre cuerpos finitos con un gran número de puntos
sobre su cuerpo de definición, que deben asimismo conocerse efectivamente. Tal
hecho ha conllevado un aumento del interés por la resolución efectiva de problemas
diofánticos, constituyendo una de las ramas más activas y atractivas de la teoría de
números computacional.
Se ha visto que las fibras de modelos enteros de las llamadas curvas de Shimura
proporcionan curvas definidas sobre cuerpos finitos con buenas propiedades para su
utilización en el diseño de códigos. Las curvas de Shimura, cuyo desarrollo teórico se
inició en la década de 1950, son una de las herramientas básicas en la célebre
demostración de A. Wiles del teorema de Fermat. En su tratamiento confluyen técnicas
de geometría hiperbólica, análisis complejo, análisis p-ádico, álgebra no conmutativa y
aritmética no conmutativa.
En todas las épocas, los seres humanos han sentido la necesidad de enviar mensajes
a determinados destinatarios que estuvieran protegidos del acecho de terceros. Los
orígenes de la criptología, o arte que se encarga del cifrado y descifrado de mensajes,
se pierden en el tiempo.
Las modernas tecnologías parece que no hacen sino incrementar las necesidades de
cifrado en la transmisión de información. Multitud de datos circulan hoy por la red
requiriendo tratamientos criptográficos seguros. Desde el punto de vista matemático,
ello constituye un reto, puesto que se trata de lograr criptosistemas que sean a la vez
económicos y fiables.
Los métodos de cifrado clásicos y los modernos difieren en un punto esencial. En los
métodos clásicos, emisor y receptor acuerdan la clave de cifrado y la clave de
descifrado, antes de la transmisión del mensaje. El conocimiento de la clave de cifrado
es equivalente al de la clave de descifrado, pues basta invertir la primera. Estos
sistemas de cifrado se denominan de clave privada.
Mediante procedimientos combinatorios, por ejemplo, pueden crearse claves privadas
que ofrezcan un buen grado de seguridad. Sin embargo, todos los sistemas de clave
privada adolecen de un defecto: el momento del intercambio de claves suele ser
altamente inseguro. Ello es bien sabido por los criptoanalistas, o espías, que harán
todo lo posible para hacerse con las claves, mediante procedimientos que suelen tener
poco de científicos.
La criptología dio un giro espectacular en 1976, gracias a una idea de W. Diffie y M. E.
Hellman, quienes propusieron hacer pública la clave de cifrado. En los denominados
criptosistemas de clave pública, cualquier emisor puede mandar información cifrada a
un receptor mediante el uso de la clave pública de éste. El receptor puede ser un
banco, un hospital, un particular, o una entidad comercial cualquiera. Sin embargo,
sólo el receptor debe estar en condiciones de leer la información cifrada que le
mandan los emisores. La pregunta es: ¿cómo puede conseguirse esto?
Diffie y Hellman propusieron utilizar en la clave de cifrado funciones de un solo sentido
-en el supuesto que tales funciones existan-. Se trata de utilizar una función en el
cifrado del mensaje que sea poco costosa en tiempo de computación, pero cuya
función inversa sea muy costosa en tiempo de computación mediante los ordenadores
de que se dispone en la actualidad. Sin embargo, la función de descifrado ha de ser
poco costosa de calcular si se dispone de información suplementaria. Esta información
suplementaria está en manos del receptor de los mensajes, pues es quien ha
elaborado la clave pública de cifrado.
La idea de Diffie y Hellman se ha implementado de maneras diversas. En 1977,
Rivest-Shamir-Adleman creaban el criptosistema de clave pública RSA, uno de los
más populares. En 1978, McEliece daba a conocer una familia de criptosistemas
basados en la teoría de los códigos correctores de errores. En 1985, T. El Gamal
ideaba el criptosistema del logaritmo discreto. Y, en 1993, A. J. Menezes y S. A.
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Vanstone implementaban criptosistemas basados en la aritmética de las curvas
elípticas.
Puede decirse que la seguridad de los actuales métodos criptográficos se apoya en la
ignorancia: por una parte, no se conocen en los medios académicos métodos de
factorización suficientemente eficaces y, por la otra, no se saben construir
ordenadores suficientemente rápidos, capaces de convertir tiempos de ejecución
exponenciales o subexponenciales en tiempos polinómicos.
Desde el punto de vista teórico, tampoco se ha podido probar que existan funciones de
un solo sentido, que son las que preconiza el método de Diffie y Hellman. La
experiencia indica, sin embargo, que hay funciones que se comportan como tales.
El éxito de los sistemas criptográficos de clave pública no implica, ni mucho menos,
que se hayan relegado al olvido los sistemas criptográficos de clave privada. De
hecho, se utilizan ambos a la vez. Los sistemas criptográficos de clave pública son
utilizados para transmitir de forma segura las claves de los sistemas criptográficos de
clave privada. La razón de obrar así es que, en general, los cálculos en los sistemas
criptográficos de clave pública son mucho más laboriosos.
En 1997, la criptología experimentó otro cambio digno de tenerse en cuenta. Peter
Shor sorprendió a la comunidad científica con el diseño de un algoritmo para la
factorización de enteros en producto de números primos en tiempo polinómico, caso
de que su implementación pudiera realizarse en un ordenador cuántico. El mismo Shor
dio la solución al problema de logaritmo discreto, también en tiempo polinómico,
haciendo uso asimismo de la computación cuántica.
Dicho brevemente: un criptoanalista que estuviera en posesión de un ordenador
cuántico podría romper todas las claves públicas de cifrado empleadas en la
actualidad.
19
2. Leibniz
Wilhelm Pacidius (pues es necesario comenzar con este nombre ya que a menudo de
lo más pequeño procede lo más grande), era alemán, de Leipzig. Después de la
muerte demasiado prematura del padre, ese guía de la vida, se dedicó a cultivar las
letras con la misma libertad con que se entregaba a su estudio, hacia el cual lo
impulsaba una especie de ardor espiritual.
En efecto, a los ocho años, contando con la facilidad que significaba la biblioteca
familiar, solía recluirse días enteros en ella.
Y aunque apenas balbuceaba el latín, tan pronto tomaba los libros que tenía a mano
como los volvía a dejar, y entonces abriéndolos y cerrándolos al azar, extraía algo de
ellos o bien pasaba a otros, si la claridad de la expresión o la amenidad del argumento
atraían su interés. Hubiérase creído que adoptaba al azar como preceptor y que
consideraba que aquel dicho de tolle, lepe (toma, lee) había sido pensado para él.
20
utilizar las experiencias que estaban a su disposición por no poseer el arte
combinatorio de los medios y de los fines.
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Leibniz decía: "A mi entender, no hay que aceptar ninguna proposición sin prueba y
ninguna palabra sin explicación pero naturalmente, supeditándolo a la demora que
admita el tema a investigar.
La explicación de una palabra es su definición.
La explicación de la proposición es igual a su demostración".
3. En la naturaleza todo es lleno y en todas partes hay substancias simples que están
efectivamente separadas unas de otras por acciones propias que cambian
continuamente sus relaciones y cada substancia simple o mónada distinta, que
constituye el centro de una substancia compuesta (por ejemplo de un animal) y el
principio de su unicidad, está rodeada por una masa compuesta de una infinidad de
otras mónadas. Estas constituyen el cuerpo propio de esta mónada central que
representa, según las afecciones de ese cuerpo, como en una especie de centro, las
cosas que están fuera de ella. Y cuando ese cuerpo es orgánico forma una especie de
autómata o máquina de la naturaleza, que no sólo es máquina en su totalidad sino
incluso en sus más pequeñas partes, las que pueden ser objeto de observación. Y
como todo está ligado debido a la plenitud del mundo y como cada cuerpo actúa más
o menos sobre cada uno de los demás cuerpos según la distancia y está a su vez
afectado por el otro por reacción, se sigue que cada mónada es como un espejo
viviente o dotado de acción interna, representativo del universo, según su punto de
vista y ten regulado como el universo mismo. En la mónada las percepciones nacen
unas de otras según las leyes de los apetitos o de las causas finales del bien y del mal
que consisten en las percepciones notables, reguladas o sin regla: así como los
cambios de los cuerpos y los fenómenos externos nacen unos de otros conforme a las
leyes de las causas eficientes, es decir, de los movimientos. Así pues existe una
armonía perfecta entre las percepciones de la mónada y los movimientos de los
cuerpos, que ha sido preestablecida de antemano entre el sistema de las causas
eficientes y el de las causas finales, y en esto consiste el acuerdo y la unión física del
alma y del cuerpo, sin que uno pueda cambiar las leyes del otro.
4. Cada mónada, con un cuerpo particular, constituye una substancia viva. De ese
modo no sólo por todas partes hay vida, presente en miembros u órganos, sino que
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incluso se da una infinidad de grados entre las mónadas y unas dominan más o menos
sobre las otras. Pero cuando la mónada tiene órganos tan adaptados que merced a
ellos las impresiones que recibe poseen relieve y distinción y por consiguiente hay
relieve y distinción en las percepciones que las representan (como por ejemplo cuando
mediante la configuración de los humores de los ojos se concentran los rayos de la luz
y actúan con mayor fuerza), entonces puede llegarse hasta el sentimiento, es decir
hasta una percepción acompañada de memoria.
Esto es, una percepción cuyo eco perdura mucho tiempo para hacerse oír en el
momento preciso. A ese viviente se lo llama animal y a su mónada se la llama alma. Y
cuando esta alma se eleva hasta la razón es algo más sublime y se la incluye entre los
espíritus como pronto se explicará. Es verdad que los animales se encuentran a veces
en el estado de simples vivientes y sus almas en el estado de simples mónadas, a
saber, cuando sus percepciones no son suficientemente distintas para que se las
pueda recordar, como ocurre en un profundo sueño sin ensueños o en un
desvanecimiento. Pero las percepciones que han llegado a ser enteramente confusas
deben volver a desarrollarse en los animales por razones que diré en el apartado 12.
Así es bueno distinguir entre la percepción, que es el estado interior de la mónada que
representa las cosas externas y la apercepción, que es la conciencia o conocimiento
reflexivo de ese estado interior, que no puede darse en todas las almas ni siempre en
la misma alma. Por no haber hecho esta distinción los cartesianos han errado al
considerar que las percepciones de que no nos apercibimos no existen; así como el
pueblo considera que los cuerpos insensibles no existen. También es esto lo que ha
inducido a creer a los propios cartesianos que sólo los espíritus son mónadas, que no
existen las almas de los animales y menos aún otros principios de vida.
Y así como han chocado demasiado contra la opinión común de los hombres al
rehusarles el sentimiento a los animales, se han conformado demasiado, por el
contrario, a los prejuicios del vulgo, confundiendo un largo aturdimiento, que proviene
de una gran confusión de las percepciones, con una muerte rigurosa, en que cesaría
toda percepción. Esto ha confirmado la opinión mal fundada de la destrucción de
algunas almas y el pernicioso sentir de algunos pretendidos espíritus fuertes que han
combatido la inmortalidad de la nuestra.
5. Existe un enlace en las percepciones de los animales que tiene cierto parecido con
la razón, pero sólo está fundado en la memoria de los hechos o efectos y de ningún
modo en el conocimiento de las causas. Así un perro huye del bastón con que fue
golpeado porque la memoria le representa el dolor que ese bastón le causó. Y en la
medida en que los hombres son empíricos, es decir en las tres cuartas partes de sus
acciones, sólo actúan como animales. Por ejemplo, esperamos que mañana salga el
sol porque siempre lo hemos experimentado así: sólo un astrónomo lo prevé según la
razón; y aun esta predicción fallará, finalmente, cuando la causa del día, que no es
eterna, cese. Pero el razonamiento verdadero depende de las verdades necesarias o
eternas, como son las de la lógica, los números, la geometría, que llevan a cabo la
conexión indudable de las ideas y las consecuencias infalibles. Los animales en que
no se notan esas consecuencias se llaman brutos; pero los que conocen esas
verdades necesarias son en sentido propio los que llamamos animales razonables y
cuyas almas se conocen con el nombre de espíritus. Esas almas son capaces de
realizar actos reflexivos y de considerar lo que llamamos yo, substancia, alma, espíritu,
en una palabra, las cosas y las verdades inmateriales; y por eso podemos poseer
ciencias o conocimientos demostrativos.
6. Las investigaciones de los modernos nos han enseñado, y la razón lo aprueba, que
aquellos seres vivientes cuyos órganos conocemos, es decir, las plantas y los
animales, no provienen en absoluto de una putrefacción o de un caos, como han
creído los antiguos, sino de simientes preformadas y, por consiguiente, de la
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transformación de los seres vivientes preexistentes . En las simientes de los
animales grandes hay pequeños animales que mediante la concepción adoptan una
nueva envoltura de la que se adueñan, que les permite alimentarse y crecer para
pasar a un teatro más grande y realizar la propagación del animal grande. Es cierto
que las almas de los animales espermáticos humanos no son razonables y sólo llegan
a serlo cuando la concepción destina a estos animales a la naturaleza humana. Y
como por lo general los animales no nacen enteramente en la concepción o
generación, tampoco perecen completamente en eso que llamamos muerte. Porque es
razonable que lo que no comienza naturalmente, tampoco termine según el orden de
la naturaleza. Así abandonando su máscara o sus despojos vuelven a un teatro más
delicado en el que sin embargo pueden ser tan sensibles y estar tan bien regulados
como en el más grande. Y lo que se acaba de decir de los grandes animales tiene
lugar incluso en la generación y la muerte de los animales espermáticos; es decir,
éstos constituyen incrementos de otros animales espermáticos más pequeños,
comparados con los cuales pueden ser considerados grandes: pues en la naturaleza
todo tiende al infinito.
Así pues no sólo las almas sino también los animales son ingenerables e
imperecederos: sólo llegan a desarrollarse, envolverse, revestirse, despojarse,
transformarse. Las almas nunca abandonan todo su cuerpo y no pasan de un cuerpo a
otro que les resulte enteramente nuevo. No hay metempsicosis sino metamorfosis. Los
animales cambian, toman y abandonan sólo partes. Esto ocurre poco a poco y según
pequeñas porciones insensibles, pero en forma continua, en la nutrición; y de golpe,
de manera notable, aunque raramente, en la concepción y en la muerte, cuando
adquieren o pierden todo a la vez.
7. Hasta aquí sólo hemos hablado como simples físicos: ahora debemos elevarnos a
la metafísica valiéndonos del gran principio habitualmente poco empleado, que
sostiene que nada se hace sin razón suficiente, es decir, que nada ocurre sin que le
sea posible al que conozca suficientemente las cosas dar una razón que baste para
determinar por qué es así y no de otro modo. Asentado este principio, la primera
pregunta que tenemos derecho a formular será por qué hay algo más bien que nada.
Pues la nada es más simple y más fácil que algo. Además, supuesto que deben existir
cosas es preciso que se pueda dar razón de por qué deben existir así y no de otro
modo.
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también una justicia soberana en Dios. La razón, que ha hecho que las cosas existan
por El, ha hecho incluso que dependan de El cuándo existen y operan; y las cosas
reciben continuamente de El aquello que poseen de perfección. Pero lo que les queda
de imperfección proviene de la limitación esencial y original de la criatura.
11. La suprema sabiduría de Dios lo ha hecho elegir sobre todo las leyes del
movimiento mejor ajustadas y que mejor convienen a las razones abstractas o
metafísicas. En ellas se conserva la misma cantidad de la fuerza total y absoluta o de
la acción; la misma cantidad de la fuerza respectiva o de la reacción; la misma
cantidad, por fin, de la fuerza directiva. Además la acción es siempre igual a la
reacción y el efecto íntegro siempre equivale a su causa plena. Es sorprendente que
mediante la sola consideración de las causas eficientes o de la materia, no podamos
dar razón de esas leyes del movimiento descubiertas en nuestro tiempo y parte de las
cuales he descubierto yo. Pues encontré que había que recurrir a las causas finales y
que estas leyes no dependen en absoluto del principio de la necesidad, como las
verdades lógicas, aritméticas y geométricas, sino del principio de la conveniencia, es
decir, de la elección de la sabiduría. Y esta es una de las pruebas más eficaces y
concretas de la existencia de Dios para los que quieren profundizar estas cuestiones.
12. Incluso de la perfección del autor supremo se sigue que no sólo el orden total del
universo es el más perfecto que pueda darse, sino también que cada espejo viviente
que representa al universo según su punto de vista, es decir, cada mónada, cada
centro substancial, debe tener sus percepciones y sus apetitos regulados del modo
más compatible con todo el resto. De donde se sigue incluso que las almas, es decir,
las mónadas más dominantes, o mejor aún, los animales mismos, no pueden dejar de
despertarse del estado de adormecimiento en que pueda sumirlos la muerte o algún
otro accidente.
13. Pues en las cosas todo está regulado de una vez para siempre con tanto orden y
correspondencia cómo es posible, pues la suprema sabiduría y bondad no puede
actuar sino con una perfecta armonía: el presente está grávido del porvenir, el futuro
se podría leer en el pasado, lo alejado se expresa en lo próximo. Podríamos conocer
la belleza del universo en cada alma si se pudieran desarrollar todos sus pliegues que
sólo se desenvuelven sensiblemente en el tiempo. Pero como cada percepción distinta
del alma comprende una infinidad de percepciones confusas que envuelven todo el
universo, el alma misma sólo conoce las cosas que puede percibir en tanto posee
percepciones distintas y destacadas y tiene perfección en la medida en que posee
percepciones distintas. Cada alma conoce el infinito, conoce todo, pero confusamente:
como al pasearme a orillas del mar y oír el estruendo que produce, oigo los ruidos
particulares de cada ola de que está compuesto el ruido total, pero sin discernirlos.
Nuestras percepciones confusas son el resultado de las impresiones que produce en
nosotros todo el universo; lo mismo ocurre con cada mónada. Sólo Dios tiene un
conocimiento distinto de todo; pues Él es su fuente. Se ha dicho muy atinadamente
que como centro está en todas partes pero que su circunferencia no está en ninguna,
pues todo le es inmediatamente presente sin ningún alejamiento de ese centro.
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14. Respecto del alma razonable o espíritu hay en él algo más que en las mónadas o
en las simples almas. No es sólo un espejo del universo de las criaturas sino incluso
una imagen de la divinidad. El espíritu no tiene sólo una percepción de las obras de
Dios sino que incluso es capaz de producir algo que se le parece aunque en pequeño.
Pues, para no decir nada de las maravillas de los sueños en que inventamos sin
esfuerzo (pero también sin quererlo) cosas en las que tendríamos que pensar mucho
para encontrarlas en vigilia, nuestra alma es arquitectónica incluso en las acciones
voluntarias; y cuando descubre las ciencias según las cuales Dios ha regulado las
cosas. Nuestra alma imita en su ámbito y en su pequeño mundo, en el que puede
obrar lo que Dios hace en el grande.
15. Por esto todos los espíritus, sea de los hombres, sea de los genios, al entrar en
una especie de sociedad con Dios en virtud de la razón y de las verdades eternas, son
miembros de la ciudad de Dios, es decir del estado más perfecto, formado y
gobernado por el mayor y el mejor de los monarcas, en el que no hay crimen sin
castigo, ni buenas acciones sin recompensa proporcionada y, finalmente, tanta virtud y
felicidad como sea posible. Y esto no mediante una alteración de la naturaleza, como
si lo que Dios prepara para las almas perturbara las leyes de los cuerpos, sino por el
orden mismo de las cosas naturales, en virtud de la armonía preestablecida desde
todo tiempo, entre los reinos de la naturaleza y de la gracia, entre Dios como
arquitecto y Dios como monarca: de manera que la naturaleza misma conduce a la
gracia y la gracia perfecciona la naturaleza valiéndose de ella.
16. Así, aunque la razón no nos pueda enseñar el detalle del vasto porvenir, reservado
a la revelación, esta misma razón nos asegura que las cosas están hechas de manera
tal que excede nuestros deseos. Puesto que Dios es también la más perfecta y la más
feliz, y por tanto la más amable de las substancias, y puesto que el amor puro y
verdadero consiste en el estado que nos hace gustar el placer en las perfecciones y en
la felicidad de lo que se ama, ese amor nos debe proporcionar el mayor placer de que
seamos capaces cuando Dios es su objeto.
17. Y es fácil amarlo como se debe si lo conocemos como acabo de decir. Pues
aunque Dios no sea sensible a nuestros sentidos externos, no deja de ser muy amable
y de procurar un placer muy grande. Vemos cuánto placer producen los honores a los
hombres aunque no consisten en cualidades de los sentidos exteriores. Mártires y
fanáticos muestran lo que puede el placer del espíritu por más que la afección de
estos últimos esté mal regulada. Y lo que es más, los placeres mismos de los sentidos
se reducen a placeres intelectuales confusamente conocidos. La música nos encanta,
aunque su belleza sólo consiste en el concierto de los números y en la cuenta de los
latidos o vibraciones de los cuerpos sonoros que se siguen a intervalos determinados,
cuenta de la que no nos apercibimos y que el alma no deja de realizar. El placer que la
visión encuentra en las proporciones es de la misma naturaleza y los que causan los
demás sentidos vienen a ser algo semejante, aunque no lo podamos explicar con tanta
distinción.
18. Incluso se puede decir que desde ahora el amor de Dios nos hace saborear un
pregusto de la felicidad futura y aunque sea desinteresado, constituye por sí mismo
nuestro bien mayor y nuestro más grande interés, incluso aunque no lo buscáramos y
sólo consideráramos el placer que nos proporciona, y no la utilidad que produce. Pues
infunde en nosotros una perfecta confianza en la bondad de nuestro autor y señor, la
que produce una auténtica tranquilidad de espíritu, no como los estoicos, resueltos a
ser pacientes por la fuerza, sino por un contento presente que nos asegura incluso una
felicidad futura. Y además del placer presente, nada podría ser más útil para el
porvenir. Pues el amor de Dios colma incluso nuestras esperanzas y nos conduce por
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el camino de la suprema felicidad ya que en virtud del orden perfecto establecido en el
universo todo está hecho del mejor modo posible, tanto para el bien general como
también para el mayor bien particular de aquellos que están convencidos y contentos
del divino gobierno, lo cual no podría faltar en quienes saben amar la fuente de todo
bien. Es verdad que la suprema felicidad (cualquiera sea la visión beatífica o
conocimiento de Dios de que esté acompañada) jamás podría ser plena, porque como
Dios es infinito no puede ser conocido totalmente. Así nuestra felicidad nunca ha de
consistir, y no debe consistir en un goce pleno en el que no haya nada que desear y
que vuelva estúpido a nuestro espíritu, sino en un progreso perpetuo hacia nuevos
placeres y nuevas perfecciones.
Nació en Leipzig en 1646, dos años antes de que se firmara la Paz de Westfalia que
puso fin a la Guerra de los Treinta Años y murió el 14 de noviembre en Hannover a los
70 años olvidado de todos.
Huérfano a muy temprana edad (6 años), fue un niño prodigio cuyo talento universal
persistió durante toda su vida. Aprendió latín y griego a los 12 años para poder leer los
libros de la biblioteca de su padre.
Cuando abandonó París en 1676 ya había descubierto por sí mismo los principios
fundamentales del cálculo. Sus cuatro años en París le habían convertido en un
gigante de la matemática.
Como diplomático permaneció diez años y aunque no consiguió grandes logros como
político, sí en cuánto los contactos con hombres de ciencia
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Por sus méritos fue elegido en 1673 miembro de Royal Society de Londres, en 1691
de la Academia de Ciencias de París y en 1700 como presidente perpetuo de la
Academia de Berlín que el mismo había fundado
Los últimos años de su vida fueron amargos por la polémica con Newton sobre la
prioridad en el descubrimiento del cálculo infinitesimal. A pesar de sus valiosísimos
aportes a las matemáticas murió olvidado de todos, y se dice que su entierro sólo lo
presenció su secretario.
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3. Números Binarios
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(ARCHIVO DE SONIDO)
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4. Aschero
Nuestra vista, conjuntamente con el oído, es la relación más importante con nuestro
mundo exterior.
¿Cómo puede ser, por ejemplo, que en el mismo instante en que llega a nuestros
oídos algún suceso sonoro, ya sabemos que: es un coche – por ahí pasan personas –
llama la madre – una puerta se cierra de golpe – suena el teléfono – un perro ladra?
Es posible, porque nosotros hemos aprendido a reconocer e interpretar todos esos
sonidos desde la más temprana edad, en relación muy estrecha con sus propias
imágenes.
La memoria retiene con mayor facilidad lo que ve, que lo que oye o lee. Nuestra
memoria, a una misma capacidad de atención y concentración, es capaz de retener un
83% de lo que ve, y sólo un 11% de lo que oye.
La posibilidad para conectar todo ello, nos la proporciona en primer lugar nuestra
experiencia. En una situación determinada, ante cualquier acontecimiento sonoro,
sabemos de qué fuente proviene y cuál es la causa del sonido percibido. La
experiencia es fundamental para la acción conjunta de la vista, el oído, el tacto, el
movimiento y los otros sentidos. Si más tarde se nos aparece el mismo acontecimiento
únicamente por la vía auditiva, lo podremos identificar gracias a nuestra experiencia.
El sonido así, se convierte en un signo. Descifrar los signos, comprender lo oído y lo
visto, lo olido, lo tocado y lo gustado; adquirir experiencia y transformarla: a todo ésto
lo llamamos aprender.
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1.- Sonido percibido (escuchar) – identificar sonidos.
2.- Sonido analizado (reconocer) – determinar sonidos.
3.- Sonido producido (experimentar) – materializar sonidos.
4.- Sonido ordenado (clasificar) – aparear sonidos.
5.- Sonido expresado (jugar) – recrear sonidos.
6.- Sonido registrado (fijar) – grabar sonidos.
7.- Sonido escrito (graficar) – simbolizar sonidos.
8.- Sonido imaginado (crear) – componer sonidos.
9.- Sonido descifrado (transmitir) – ejecutar sonidos.
10.- Sonido compartido (integrar) – relacionar sonidos.
11.- Sonido motivado (sensibilizar) – sentir sonidos.
12.- Sonido transformado (cambiar) – convertir sonidos.
Con respecto a mi aventura que tiene que ver con la búsqueda de la mejor imagen
para representar los sonidos (campo Nº 7 de la lista anterior) puede resumirse así:
Mi aventura se inicia en 1.965, por la dificultad generada en la representación gráfica
de la música de una comunidad aborigen (los chahuancos), ya que por su atípico
comportamiento sonoro, fueron vanos todos mis intentos de una escritura exacta, lo
que significó para mi supuesta erudición un duro golpe.
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No sólo era necesaria la transformación exterior de los elementos, sino
fundamentalmente, debía construir una nueva realidad coherente con mi ansiedad,
que necesitaba satisfacer para poder expresarme.
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Cada página es una microforma totalmente relacionada con el conjunto, pero con un
carácter gráfico - musical distinto.
Todas las conclusiones de Plektrón me fueron muy útiles.
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Pero al fin, la angustia se transformó en un extraordinario descubrimiento: el color
podía ser un medio para representar la altura del sonido. Por qué no unirlo a la medida
y tratar de trabajar con los dos elementos conjuntamente. Así nació la idea central de
mi propuesta. El Hombre (Buenos Aires, 1.967), obra concebida para un grupo
instrumental y vocal, fue el inicio del cambio.
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Comencé a trabajar sobre una hoja de cinco metros de largo por un metro de ancho.
La impresión causada por este espacio vacío, llenó mi mente de las más fantásticas
ideas sonoras: la aventura comenzaba.
También Mi Piel (Buenos Aires, 1.967), dentro de un concepto camarístico, amplió el
camino.
Desarrollé una escala geométrica partiendo de una forma ovoidal, hasta arribar al
punto.
Comencé una composición para un cuarteto de instrumentos de cuerda, combinando
los bloques de modo que cada página de la obra fuera visual y musicalmente
diferente.
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Dejando de lado todos los preconceptos sobre la utilización de las formas, ordené
varios grupos de figuras, tratando siempre de llegar a una identidad lógica, algo muy
difícil en ese mundo tan diversificado y complejo. Luego de varias experiencias pude
sintetizar siete matrices que se correspondían con un principio de cierta organicidad
bien construida. No sólo la tentación de una llegada ficticia, sino también la sensación
de hastío provocada por el agotador trabajo de tantos años y la incomprensión
reiterada de mis supuestos colegas, hacían que las caídas fueran cada vez más
dolorosas. Sin embargo continué.
Sensibilidad (Madrid, 1.972) fue el paso siguiente; doce instrumentos se dividían la
escala cromática con un sonido tímbrica y dinámicamente contrastado para cada uno.
Era una paleta de colores variados y de gran riqueza estructural, que no pretendía otra
cosa que jugar libremente con el sonido.
La temporalidad sufría transformaciones constantes otorgando un carácter discontinuo
a las relaciones instrumentales.
Me preocupaba determinar los grados relacionales y de jerarquía entre el color y la
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forma.
El color como representación de la altura era una conquista inobjetable, y lo mismo
ocurría con la forma, pero, ¿era ésta la mejor manera de simbolizar el tiempo?
Aquí residía el verdadero centro del problema y el enigma no era fácil de resolver; más
aún, la representación de la forma significaba un tácito reconocimiento de su valor
como elemento temporal según la disposición acordada, pero ésta imposibilitaba una
relación espacial más categórica. Como primer paso decidí que era necesario probar
el cambio de los signos de altura y duración.
Con esta finalidad compuse una obra extremadamente simple, Estaciones (Madrid,
1.973), para cuatro instrumentos.
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En esta etapa cada obra era un paso hacia adelante, cumplía la función de enriquecer
parcialmente el nuevo lenguaje, convirtiéndose generalmente en material de archivo.
Renuncié a la forma perimetrada, y esta renuncia me obligó a un rigor extremo en la
elección del elemento temporal.
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Otro proceso de síntesis sonográfica se resolvió con la búsqueda de nuevos
signos: Así (París, 1.976), o con la introducción de otros lenguajes tratando de definir
límites comunes: Musilenguaje (Madrid, 1.977), o también a través del
juego: Ludífono (Madrid, 1.978).
Otro paso imprescindible tenía que ver con la aplicación de los códigos en la
educación musical.
Las formas, los colores y las dimensiones nos rodean: son las fonoimágenes de la vida
que están esperando ser descubiertas.
Otros compositores fueron atraídos por esta nueva escritura: Mikrokosmos (Bartók,
Madrid, 1.979), y yo con Rondas (Madrid, 1.979) un ciclo de treinta obras.
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Y es en el año 1.980, en Buenos Aires, luego de 15 años de investigación
ininterrumpida, donde descubro uno de los errores más importantes de mi propuesta:
el mejor signo para representar la duración es el número.
Todos los valores temporales son números una vez convertidos en su mínima
expresión simbólica. La matemática lo sabe. La física también. El número se explica
por sí mismo y no tiene necesidad de ser comparado con ningún otro signo más
importante.
Pero lo esencial como casi siempre se percibe tardíamente.
Comencé por pintar una obra de Mussorgsky: Cuadros de una Exposición (Buenos
Aires, 1.981), inspirada en los cuadros de un amigo, pasando a través de un ciclo de
monografías de varios compositores como La Primavera (Vivaldi, 1.981).
Con estos antecedentes y la experiencia acumulada, sentí la necesidad de desarrollar
una nueva teoría (1.981-1.991) de exitosa aplicación en España: el Sistema Musical
Aschero.
Este código posee muchas de las contradicciones del lenguaje musical tradicional y no
tiene la cientificidad suficiente para suplantarlo.
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Un teclado blanco y negro se relaciona con una escritura blanca y negra
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5. Números Binadecimales
Suma
La operación suma consiste en obtener el número total de elementos a partir dos o
más cantidades.
a+b=c
Los términos de la suma, a y b, se llaman sumandos y el resultado, c, suma.
Resta
La resta o sustracción es la operación inversa a la suma.
a-b=c
Los términos que intervienen en una resta se llaman: a, minuendo y b, sustraendo. Al
resultado, c, lo llamamos diferencia.
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Multiplicación
Multiplicar dos números consiste en sumar uno de los factores consigo mismo tantas
veces como indica el otro factor.
axb=c
Los términos a y b se llaman factores y el resultado, c, producto.
División
La división o cociente es una operación aritmética que consiste en averiguar cuántas
veces un número está contenido en otro número.
a:b=c
Los términos que intervienen en un cociente se llaman, a, dividendo y b, divisor. Al
resultado, c, lo llamamos cociente.
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El resultado de todas estas operaciones es un número perteneciente al sistema
decimal de numeración.
0 0 (cero cero)
1 1 (uno uno)
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10101 21 (uno cero uno cero uno veintiuno)
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101100 44 (uno cero uno uno cero cero cuarenta y cuatro)
1000000 64 (uno cero cero cero cero cero cero sesenta y cuatro)
1000001 65 (uno cero cero cero cero cero uno sesenta y cinco)
1000010 66 (uno cero cero cero cero uno cero sesenta y seis)
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1000011 67 (uno cero cero cero cero uno uno sesenta y siete)
1000100 68 (uno cero cero cero uno cero cero sesenta y ocho)
1000101 69 (uno cero cero cero uno cero uno sesenta y nueve)
1000111 71 (uno cero cero cero uno uno uno setenta y uno)
1001000 72 (uno cero cero uno cero cero cero setenta y dos)
1001001 73 (uno cero cero uno cero cero uno setenta y tres)
1001010 74 (uno cero cero uno cero uno cero setenta y cuatro)
1001011 75 (uno cero cero uno cero uno uno setenta y cinco)
1001100 76 (uno cero cero uno uno cero cero setenta y seis)
1001101 77 (uno cero cero uno uno cero uno setenta y siete)
1001110 78 (uno cero cero uno uno uno cero setenta y ocho)
1001111 79 (uno cero cero uno uno uno uno setenta y nueve)
1010001 81 (uno cero uno cero cero cero uno ochenta y uno)
1010010 82 (uno cero uno cero cero uno cero ochenta y dos)
1010011 83 (uno cero uno cero cero uno uno ochenta y tres)
1010100 84 (uno cero uno cero uno cero cero ochenta y cuatro)
1010101 85 (uno cero uno cero uno cero uno ochenta y cinco)
1010110 86 (uno cero uno cero uno uno cero ochenta y seis)
1010111 87 (uno cero uno cero uno uno uno ochenta y siete)
1011000 88 (uno cero uno uno cero cero cero ochenta y ocho)
1011001 89 (uno cero uno uno cero cero uno ochenta y nueve)
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1011010 90 (uno cero uno uno cero uno cero noventa)
1011011 91 (uno cero uno uno cero uno uno noventa y uno)
1011100 92 (uno cero uno uno uno cero cero noventa y dos)
1011101 93 (uno cero uno uno uno cero uno noventa y tres)
1011110 94 (uno cero uno uno uno uno cero noventa y cuatro)
1011111 95 (uno cero uno uno uno uno uno noventa y cinco)
1100000 96 (uno uno cero cero cero cero cero noventa y seis)
1100001 97 (uno uno cero cero cero cero uno noventa y siete)
1100010 98 (uno uno cero cero cero uno cero noventa y ocho)
1100011 99 (uno uno cero cero cero uno uno noventa y nueve)
1100100 100 (uno uno cero cero uno cero cero cien)
Suma binadecimal
0+0 = 0
1+1 = 2
10+2 = 12
11+3 = 14
100+4 = 104
101+5 = 106
110+6 = 116
111+7 = 118
1000+8 = 1008
1001+9 = 1010
61
1010+10 = 1020
1011+11 = 1022
1100+12 = 1112
1101+13 = 1114
1110+14 = 1124
1111+15 = 1126
10000+16 = 10016
10001+17 = 10018
10010+18 = 10028
10011+19 = 10030
10100+20 = 10120
10101+21 = 10122
10110+22 = 10132
10111+23 = 10134
11000+24 = 11024
11001+25 = 11026
11010+26 = 11036
11011+27 = 11038
11100+28 = 11128
11101+29 = 11130
11110+30 = 11140
11111+31 = 11142
100000+32 = 100032
62
100001+33 = 100034
100010+34 = 100044
100011+35 = 100046
100100+36 = 100136
100101+37 = 100138
100110+38 = 100148
100111+39 = 100150
101000+40 = 101040
101001+41 = 101042
101010+42 = 101052
101011+43 = 101054
101100+44 = 101144
101101+45 = 101146
101110+46 = 101156
101111+47 = 101158
110000+48 = 110048
110001+49 = 110050
110010+50 = 110060
110011+51 = 110062
110100+52 = 110152
110101+53 = 110154
110110+54 = 110164
110111+55 = 110166
63
111000+56 = 111056
111001+57 = 111058
111010+58 = 111068
111011+59 = 111070
111100+60 = 111160
111101+61 = 111162
111110+62 = 111172
111111+63 = 111174
1000000+64 = 1000064
1000001+65 = 1000066
1000010+66 = 1000076
1000011+67 = 1000078
1000100+68 = 1000168
1000101+69 = 1000170
1000110+70 = 1000180
1000111+71 = 1000182
1001000+72 = 1001072
1001001+73 = 1001074
1001010+74 = 1001084
1001011+75 = 1001086
1001100+76 = 1001176
1001101+77 = 1001178
1001110+78 = 1001188
64
1001111+79 = 1001190
1010000+80 = 1010080
1010001+81 = 1010082
1010010+82 = 1010092
1010011+83 = 1010094
1010100+84 = 1010184
1010101+85 = 1010186
1010110+86 = 1010196
1010111+87 = 1010198
1011000+88 = 1011088
1011001+89 = 1011090
1011010+90 = 1011100
1011011+91 = 1011102
1011100+92 = 1011192
1011101+93 = 1011194
1011110+94 = 1011204
1011111+95 = 1011206
1100000+96 = 1100096
1100001+97 = 1100098
1100010+98 = 1100108
1100011+99 = 1100110
1100100+100 = 1100200
65
Resta binadecimal
0-0 = 0
1-1 = 0
10-2 = 8
11-3 = 8
100-4 = 96
101-5 = 96
110-6 = 104
111-7 = 104
1000-8 = 992
1001-9 = 992
1010-10 = 1000
1011-11 = 1000
1100-12 = 1088
1101-13 = 1088
1110-14 = 1096
1111-15 = 1096
10000-16 = 9984
10001-17 = 9984
10010-18 = 9992
10011-19 = 9992
10100-20 = 10080
66
10101-21 = 10080
10110-22 = 10088
10111-23 = 10088
11000-24 = 10976
11001-25 = 10976
11010-26 = 10984
11011-27 = 10984
11100-28 = 11072
11101-29 = 11072
11110-30 = 11080
11111-31 = 11080
100000-32 = 99968
100001-33 = 99968
100010-34 = 99976
100011-35 = 99976
100100-36 = 100064
100101-37 = 100064
100110-38 = 100072
100111-39 = 100072
101000-40 = 100960
101001-41 = 100960
101010-42 = 100968
101011-43 = 100968
67
101100-44 = 101056
101101-45 = 101056
101110-46 = 101064
101111-47 = 101064
110000-48 = 109952
110001-49 = 109952
110010-50 = 109960
110011-51 = 109960
110100-52 = 110048
110101-53 = 110048
110110-54 = 110056
110111-55 = 110056
111000-56 = 110944
111001-57 = 110944
111010-58 = 110952
111011-59 = 110952
111100-60 = 111040
111101-61 = 111040
111110-62 = 111048
111111-63 = 111048
1000000-64 = 999936
1000001-65 = 999936
1000010-66 = 999944
68
1000011-67 = 999944
1000100-68 = 1000032
1000101-69 = 1000032
1000110-70 = 1000040
1000111-71 = 1000040
1001000-72 = 1000928
1001001-73 = 1000928
1001010-74 = 1000936
1001011-75 = 1000936
1001100-76 = 1001024
1001101-77 = 1001024
1001110-78 = 1001032
1001111-79 = 1001032
1010000-80 = 1009920
1010001-81 = 1009920
1010010-82 = 1009928
1010011-83 = 1009928
1010100-84 = 1010016
1010101-85 = 1010016
1010110-86 = 1010024
1010111-87 = 1010024
1011000-88 = 1010912
1011001-89 = 1010912
69
1011010-90 = 1010920
1011011-91 = 1010920
1011100-92 = 1011008
1011101-93 = 1011008
1011110-94 = 1011016
1011111-95 = 1011016
1100000-96 = 1099904
1100001-97 = 1099904
1100010-98 = 1099912
1100011-99 = 1099912
1100100-100 = 1100100
Multiplicación binadecimal
0x0 = 0
1x1 = 1
10x2 = 20
11x3 = 33
100x4 = 400
101x5 = 505
110x6 = 660
111x7 = 777
1000x8 = 8000
70
1001x9 = 9009
1010x10 = 10100
1011x11 = 11121
1100x12 = 13200
1101x13 = 14313
1110x14 = 15540
1111x15 = 16665
10000x16 = 160000
10001x17 = 170017
10010x18 = 180180
10011x19 = 190209
10100x20 = 202000
10101x21 = 212121
10110x22 = 222420
10111x23 = 232553
11000x24 = 264000
11001x25 = 275025
11010x26 = 286260
11011x27 = 297297
11100x28 = 310800
11101x29 = 321929
11110x30 = 333300
11111x31 = 344441
71
100000x32 = 3200000
100001x33 = 3300033
100010x34 = 3400340
100011x35 = 3500385
100100x36 = 3603600
100101x37 = 3703737
100110x38 = 3804180
100111x39 = 3904329
101000x40 = 4040000
101001x41 = 4141041
101010x42 = 4242420
101011x43 = 4343473
101100x44 = 4448400
101101x45 = 4549545
101110x46 = 4651060
101111x47 = 4752217
110000x48 = 5280000
110001x49 = 5390049
110010x50 = 5500500
110011x51 = 5610561
110100x52 = 5725200
110101x53 = 5835353
110110x54 = 5945940
72
110111x55 = 6056105
111000x56 = 6216000
111001x57 = 6327057
111010x58 = 6438580
111011x59 = 6549649
111100x60 = 6666000
111101x61 = 6777161
111110x62 = 6888820
111111x63 = 6999993
1000000x64 = 64000000
1000001x65 = 65000065
1000010x66 = 66000660
1000011x67 = 67000737
1000100x68 = 68006800
1000101x69 = 69006969
1000110x70 = 70007700
1000111x71 = 71007881
1001000x72 = 72072000
1001001x73 = 73073073
1001010x74 = 74074740
1001011x75 = 75075825
1001100x76 = 76083600
1001101x77 = 77084777
73
1001110x78 = 78086580
1001111x79 = 79087769
1010000x80 = 80800000
1010001x81 = 81810081
1010010x82 = 82820820
1010011x83 = 83830913
1010100x84 = 84848400
1010101x85 = 85858585
1010110x86 = 86869460
1010111x87 = 87879657
1011000x88 = 88968000
1011001x89 = 89979089
1011010x90 = 90990900
1011011x91 = 92002001
1011100x92 = 93021200
1011101x93 = 94032393
1011110x94 = 95044340
1011111x95 = 96055545
1100000x96 = 105600000
1100001x97 = 106700097
1100010x98 = 107800980
1100011x99 = 108901089
1100100x100 = 110010000
74
División binadecimal
Se llama indivisible a aquello que no se puede dividir. En tanto, por dividir se entiende
la acción de partir o de separar en partes, o distribuir, repartir entre varios algo que
puede ser separado en porciones.
Aquello que es indivisible no podrá ser dividido sin que se altere su esencia, por
ejemplo, una silla resulta ser indivisible, porque si la cortamos por la mitad ya no nos
servirá como tal y perderá por completo la función que ostentaba. O sea, físicamente
es absolutamente posible dividir a la silla, sin embargo, luego de hacerlo la misma ya
no será lo que era, una silla, sino que se convertirá en pedazos de madera o de
cualquier otro material del que se encuentre hecha.
0:0 = error
1:1 = 1
10:2 = 5
11:3 = (decimales)
100:4 = 25
101:5 = (decimales)
110:6 = (decimales)
111:7 = (decimales)
1000:8 = 125
1001:9 = (decimales)
1010:10 = 101
1011:11 = (decimales)
75
1100:12 = (decimales)
1101:13 = (decimales)
1110:14 = (decimales)
1111:15 = (decimales)
10000:16 = 625
10001:17 = (decimales)
10010:18 = (decimales)
10011:19 = (decimales)
10100:20 = 505
10101:21 = 481
10110:22 = (decimales)
10111:23 = (decimales)
11000:24 = (decimales)
11001:25 = (decimales)
11010:26 = (decimales)
11011:27 = (decimales)
11100:28 = (decimales)
11101:29 = (decimales)
11110:30 = (decimales)
11111:31 = (decimales)
100000:32 = 3125
100001:33 = (decimales)
100010:34 = (decimales)
76
100011:35 = (decimales)
100100:36 = (decimales)
100101:37 = (decimales)
100110:38 = (decimales)
100111:39 = (decimales)
101000:40 = 2525
101001:41 = (decimales)
101010:42 = 2405
101011:43 = (decimales)
101100:44 = (decimales)
101101:45 = (decimales)
101110:46 = (decimales)
101111:47 = (decimales)
110000:48 = (decimales)
110001:49 = (decimales)
110010:50 = (decimales)
110011:51 = (decimales)
110100:52 = (decimales)
110101:53 = (decimales)
110110:54 = (decimales)
110111:55 = (decimales)
111000:56 = (decimales)
111001:57 = (decimales)
77
111010:58 = (decimales)
111011:59 = (decimales)
111100:60 = (decimales)
111101:61 = (decimales)
111110:62 = (decimales)
111111:63 = (decimales)
1000000:64 = 15625
1000001:65 = (decimales)
1000010:66 = (decimales)
1000011:67 = (decimales)
1000100:68 = (decimales)
1000101:69 = (decimales)
1000110:70 = (decimales)
1000111:71 = (decimales)
1001000:72 = (decimales)
1001001:73 = (decimales)
1001010:74 = (decimales)
1001011:75 = (decimales)
1001100:76 = (decimales)
1001101:77 = (decimales)
1001110:78 = (decimales)
1001111:79 = (decimales)
1010000:80 = (decimales)
78
1010001:81 = (decimales)
1010010:82 = (decimales)
1010011:83 = (decimales)
1010100:84 = 12025
1010101:85 = (decimales)
1010110:86 = (decimales)
1010111:87 = (decimales)
1011000:88 = (decimales)
1011001:89 = (decimales)
1011010:90 = (decimales)
1011011:91 = (decimales)
1011100:92 = (decimales)
1011101:93 = (decimales)
1011110:94 = (decimales)
1011111:95 = (decimales)
1100000:96 = (decimales)
1100001:97 = (decimales)
1100010:98 = (decimales)
1100011:99 = (decimales)
1100100:100 = 11001
79
Listado de Números Binadecimales
00
11
2 10
3 11
4 100
5 101
6 110
7 111
8 1000
9 1001
10 1010
11 1011
12 1100
13 1101
14 1110
15 1111
16 10000
17 10001
18 10010
19 10011
20 10100
21 10101
22 10110
23 10111
24 11000
25 11001
26 11010
27 11011
28 11100
29 11101
30 11110
31 11111
32 100000
33 100001
34 100010
80
35 100011
36 100100
37 100101
38 100110
39 100111
40 101000
41 101001
42 101010
43 101011
44 101100
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6. Conclusión
Esta es la dimensión más próxima al investigador y, como toda forma pura de arte,
tiene una fascinación que explica porque los amantes de este extraordinario lenguaje
consagramos una parte enorme y bastante exclusiva de nuestras vidas a ella. Resulta
natural que los matemáticos profesionales tiendan a ver su ciencia desde este punto
de vista del arte en sí mismo, con sus conceptos, conjeturas, resultados y métodos de
prueba, con sus aéreas venerables: la aritmética, el álgebra, la geometría y el análisis,
y los nuevos retoños: la estadística, el cálculo de probabilidades, la lógica matemática,
la computación,... Y sobre todo sus perfectas deducciones lógicas. Grandes sabios
han profundizado en esta dirección: Pitágoras ve en los números la clave de la
realidad y Platón ve en el mundo de las ideas un mundo de orden más perfecto que el
mundo físico cotidiano. De hecho, pocos matemáticos profesionales han sido
totalmente ajenos al sentimiento de que la verdadera Matemática habita más allá, en
un mundo ideal, esperando a ser descubierta por el artista. En sus fabulosos 13 libros
de Los Elementos, Euclides de Alejandría (325-265 a.C.) estableció a la vez la teoría y
las reglas de un juego que sigue sus pautas hoy como hace 22 siglos.
La matemática es pues un arte autónomo que halla la verdad dentro de sí misma.
112
químicos, biólogos, informáticos, economistas y profesionales de otras varias
disciplinas.
Sin embargo, creemos que tal aprecio no hace justicia al papel que las matemáticas
juegan en la sociedad. Sostenemos que el papel de la Matemática que es aplicada en
diversos contextos sociales va más allá de esta descripción, es más esencial. De
hecho:
Las matemáticas que se pueden aplicar hoy día abarcan todos los campos de la
ciencia matemática y no sólo ciertos temas especiales; se trata de matemáticas de
todos los niveles de dificultad y no sólo de resultados y argumentos sencillos.
Las ciencias exigen hoy como ayer nuevos resultados de la investigación y plantean
nuevas direcciones de estudio a los investigadores. Pero el ritmo de la sociedad
contemporánea hace los plazos sustancialmente más cortos y la exigencia más
urgente.
Las capacidades del cálculo científico han hecho de la simulación numérica una
herramienta indispensable en la comprensión, diseño y control de los procesos
industriales.
113
cargado de promesas y peligros, como todo lo humano. Espero que los matemáticos
de hoy día realicen su parte en el esfuerzo de comprender y mejorar la sociedad de la
información que nos ha tocado ver nacer y crecer.
En la era de los ordenadores y la información, la Realidad está en el Número, como le
habría gustado a Pitágoras. O por lo menos un enorme pedazo de ella la explican y la
reproducen los números, con la ayuda de nuestros amigos científicos y tecnólogos, y
por supuesto de los ordenadores.
7. Índice
1. Introducción (página 2)
sergioaschero@gmail.com
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